Índice Presentación 3 Colección MARCO 4 Mujeres y arte 7 Ejes temáticos 9 Anexos 15 2 Presentación Desde que inició la conformación de la Colección del Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey, en el año 1994 con la celebración del Premio MARCO, se ha procurando presentar las obras de manera periódica, puesto que es primordial que el público logre un acercamiento a las distintas técnicas, expresiones y corrientes artísticas. Más de doscientas piezas integran hoy la Colección, y cada obra es y engloba un universo distinto: una visión, expresión y manifestación surgida en determinado lugar y en cierto tiempo, bajo un contexto y motivos particulares. Mujeres artistas en la colección MARCO es una selección de obras realizadas por mujeres presentes en el acervo, diecisiete productoras que representan a la generación americana de creadores dominante de la escena artística de finales del siglo XX. La mayoría de las obras exhibidas fueron creadas a finales del siglo XX, frente a los perjuicios todavía existentes para que las mujeres se desempeñaran en las labores artísticas y adquirieran el reconocimiento por su actividad creadora en equidad con sus contrapartes masculinas. Lo anterior no significa, sin embargo, la creación de un arte con contenido feminista. La exhibición ofrece el esquema de «mujeres artistas» como una manera de apreciar con singularidad lo multifacético que ha sido el arte en las últimas décadas. Nombre de la exposición: Mujeres artistas en la colección MARCO Organizador: Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey, MARCO Localización: Sala 5, planta baja Duración: Del 11 de abril al 27 de mayo, 2012 Técnicas: Pintura, técnica mixta, escultura Número de obras: 20 piezas Sin título, 1994, Rocío Maldonado, técnica mixta 3 Colección MARCO Los museos y el coleccionismo Al igual que muchas otras instituciones culturales, los museos han sufrido cambios a lo largo de la historia, lo cual es observable en las distintas funciones cumplidas según la época. En la antigüedad clásica, el museo sirvió como espacio consagrado a las musas, un lugar para estudiar y fomentar las bellas artes. A la llegada de la Edad Media hizo su aparición el fenómeno del coleccionismo, con la creación de grandes acervos de obras, manuscritos y objetos de la más diversa índole. En el Renacimiento, punto de partida de la Edad Moderna, las grandes colecciones que se habían formado hasta ese entonces comenzaron a ser catalogadas y estudiadas de manera sistemática. Las colecciones no fueron abiertas al público sino hasta el siglo XVIII con la intención de que se pudieran observar los distintos objetos que las componían. Este proceso de apertura al público en general tiene como principal ejemplo la Galería Uffizzi de Florencia, fundada en el siglo XV por la familia Medici, abierta al público en el siglo XVIII. Ya en el siglo XIX nacieron los grandes museos nacionales como el Musée du Louvre, Museo del Prado, y el British Museum, cuyo principal antecedente se encuentra en el Ashmolean Museum, dependiente de la Universidad de Oxford en Inglaterra, fundado en 1683 a partir de diversas colecciones privadas y con una función doble: preservar las piezas que ahí se encuentran y servir como instrumento educativo.1 Esta doble función marca de manera determinante la visión que se tiene del museo hasta el día de hoy. El museo comenzó a especializarse en el siglo XX. Dejó de ser el espacio que englobaba tanto a las ciencias como a las artes para empezar a enfocarse en temas particulares, entre los cuales se encuentra el arte en sus distintas manifestaciones. La relación entre los museos de arte y el arte mismo se volvió más importante cuando las formas artísticas rompieron con los esquemas tradicionales para poder poner dicho arte al alcance del público Tal fue el caso del Museum of Modern Art, MoMA, de Nueva York fundado en 1929, así como el de otros museos que sirvieran de espacio de exhibición para los formatos más innovadores del arte, como el performance, la instalación y el happening, que por su naturaleza requieren de espacios no convencionales en términos museísticos para su presentación, dando así una visión radicalmente distinta de un recorrido por un museo, ya que no son piezas que se puedan conservar. En México, el arte moderno y contemporáneo encontró uno de sus principales espacios de difusión en el Museo de Arte Moderno de la ciudad de México, inaugurado en 1964 como parte de un 1 Francisca Hernández Hernández. Evolución del concepto de museo. 86 4 conjunto de museos creados en esa década, pertenecientes todos ellos a un proyecto de modernización de la vida cultural del país. 2 En Monterrey, la vida cultural cobró un peculiar dinamismo en la década de 1950 con el surgimiento de las primeras asociaciones e instituciones dedicadas y enfocadas a la promoción de la cultura, misma dinámica que alcanzó nuevos niveles en la década de 1970 con el nacimiento del Centro de Arte Vitro en 1974, el Museo de Monterrey en 1977, la Colección ALFA en 1975, Promoción de las Artes en 1975 y el Centro Cultural ALFA en 1978, 3 todos ellos bajo el auspicio de corporaciones industriales originarias de la ciudad. En 1991, el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey, MARCO, abrió sus puertas para presentar lo más significativo del arte contemporáneo, especialmente el latinoamericano y mexicano, en lo que es una continuación de la consolidación de la oferta cultural en la ciudad. En consonancia con esta misión, y haciendo al mismo tiempo eco de la función del museo como espacio de conservación y difusión, en 1994 comenzó la formación de la Colección MARCO. El Premio MARCO Para la formación la Colección MARCO se llevó a cabo en 1994 la primera edición del Premio MARCO, cuya dinámica permitió la adquisición de poco más de cien obras, base del acervo que desde entonces y hasta la fecha se ha incrementado gracias a las donaciones de diversos artistas. Si la misión del Museo fue desde un comienzo exhibir lo mejor del arte contemporáneo, especialmente el latinoamericano y mexicano, la Colección MARCO que se buscaba formar era una que se compusiera de lo mejor del arte actual producido Archivo MARCO en Latinoamérica y México. Tal misión fue clara al Museo, en su momento Edward J. Sullivan dijo sobre esta tarea: «el Museo intenta adquirir una amplia colección de pintura, escultura, instalaciones y 2 Museo de Arte Moderno, en http://www.mam.org.mx/museo (revisado el 30 de marzo de 2012). Eduardo Ramírez. El triunfo de la cultura. Fondo Editorial Nuevo León, Universidad Autónoma de Nuevo León, Monterrey: 2009. 41-42. 3 5 obras sobre papel de algunos de los artistas más originales que trabajan hoy en día en América Latina».4 La dinámica del Premio MARCO fue innovadora. El Consejo de Directores del Museo invitó a un selecto grupo de artistas a donar una obra a la Colección, las cuales fueron evaluadas por el jurado encargado de elegir una obra para otorgarle un premio de 250 mil dólares. De entre casi cien piezas participantes, la ganadora fue Sácate una muela (1994) del artista Julio Galán. Desde la primera edición del Premio MARCO se logró conjuntar diversos estilos pictóricos, diferentes miradas al mundo y a la misma producción artística creando un fascinante mosaico del multifacético mundo del arte. De acuerdo con Sullivan, «la diferencia entre las tres obas ganadoras es una muestra significativa de tal variedad tanto temática como técnica, evidente en la carga emocional y autobiográfica de Julio Galán, lejana de la ácida crítica sociopolítica que realizada por Immendorff, ganador del Premio MARCO de 1996. Las tendencias artísticas que se pueden observar en el acervo MARCO van desde el minimalismo hasta la pintura neo-expresionista, pasando por el abstraccionismo y el realismo, encontrándose también con un arte con compromiso social y otro de connotación personalista». 5 La Colección MARCO es un crisol del arte contemporáneo que muestra diversas corrientes y múltiples posibilidades. Se formó como una importante muestra de la situación del arte latinoamericano dentro de un panorama global, e involucra un aprovechamiento de los diversos recursos dejados por los estilos pictóricos del siglo XX mediante la experimentación en el planteamiento de los intereses de cada artista. Las donaciones a la Colección MARCO, que van de 1994 hasta la fecha, muestran una continuación de la tendencia general que se dibujó en las tres ediciones del Premio MARCO. En su segunda edición, el crítico de arte Luis Carlos Emerich planteó con claridad el rompimiento con cualquier idea de progreso lineal del arte característico de las primeras vanguardias del siglo XX, el uso y re uso del material, y acervo heredado de las vanguardias y de los estilos pictóricos tradicionales tanto de occidente como de otras latitudes con el consiguiente desarrollo de propuestas que muchas veces rompen y critican la tradición artística al tiempo que la continúan. Con las donaciones que se han hecho desde aquel entonces, el acervo ha alcanzando su dimensión actual de más de doscientas obras. La Colección es representativa de la situación contemporánea del arte se refleja en el valor que cada pieza tiene; la obra concentra trazos, pinceladas, ideas y emociones del artista, así como un sentido socio-histórico, como hija de su tiempo, reflejos de la situación del arte y el artista en la sociedad y 4 Edward J. Sullivan. MARCO en la encrucijada: el inicio de la colección permanente. Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey, Monterrey: 1995. 16. 5 Sullivan. MARCO en la encrucijada: el inicio de la colección permanente. 17. 6 su relación con otras esferas de la vida humana. También confluyen las preocupaciones meramente artísticas de sus creadores, con su visión personal de aquello que el arte es y aquello que cada obra representa. El acervo de MARCO se convierte en algo más que un conjunto de obras y se presenta como una pequeña muestra del universo humano a partir de la visión de cada artista y, aún más importante, a partir del acercamiento personal del espectador a cada obra y a estas en su agrupación, en un movimiento en el que continuamente se revelan y reconfiguran las intenciones del artista. Mujeres y arte Durante la mayor parte de la historia las mujeres no han gozado de los mismos derechos que los hombres y en muchas ocasiones se les ha negado la participación en diversas actividades debido a las ideas de género de la sociedad, que se convierten en limitantes del desarrollo personal. Ante esta situación de inequidad es que surgieron los primeros movimientos feministas con la intención de reivindicar a la mujer y el papel que juega en la sociedad frente a los diversos prejuicios y estereotipos que mermaban su desarrollo. En el mundo del arte el papel de la mujer fue sujeto de los mismos prejuicios, el que las labores propias de las mujeres fueran las faenas del hogar. No se consideraba que las mujeres tuvieran capacidades artísticas, lo que era una gran barrera para que accedieran a las instituciones de educación artística. 6 En Latinoamérica la situación no era ajena. Fuera de su papel como modelo para las múltiples pinturas y esculturas, las mujeres gozaron de pocos espacios, y muchas veces carecieron de ellos para llevar a cabo la práctica artística. En México, hacia La procesión de las fiestas de San Basilio, 1994, Ana Mercedes Hoyos, finales del siglo XIX e inicios del óleo sobre tela 6 Luisa Barrios. “Las mujeres en la plástica mexicana de la primera mitad del siglo XX” en Imágenes y representación de las mujeres en la plástica mexicana. Universidad Autónoma del Estado de México, Toluca: 2005. 65. 7 siglo XX, las mujeres no podían tomar clases en la Escuela de San Carlos, y si aprendían a pintar nunca era con miras hacia una profesionalización, sino que se le miraba como amateur, cuando no como un mero pasatiempo, y cuando alguna mujer exponía en algún espacio artístico la crítica era realizada no en términos estéticos y del mérito de la obra sino teniendo en cuenta que se trataba con condescendencia.7 A inicios del siglo XX las mujeres que jugaban un papel en el arte, más que como creadoras, lo hacían como musas, como fue el caso de Antonieta Rivas, Dolores Olmedo, Guadalupe Marín, Carmen Mondragón y María Asúnsolo, mujeres que promovieron las artes o sirvieron de inspiración 8 para la creación de diversas obras. La introducción de la mujer como creadora artística se fue dando paulatinamente al mismo tiempo que las obras de artistas empezaban a ser consideradas según parámetros estéticos y no según su género, siendo las primeras en lograr reconocimiento por su obra María Izquierdo, Frida Kahlo, Isabel Villaseñor, Angelina Beloff, Olga Costa, Rosario Cabrera y Rosa Castilla, siendo está última de las pocas que se desenvolvió en la escultura. 9 Si bien las mujeres fueron ganándose un lugar dentro del mundo del arte, esto se dio a través de un proceso en el que no únicamente se tuvo que hacer frente al veto que había respecto a la mujer como artista, sino que también frente a la idea de un arte feminista, en el sentido de un arte que al ser hecho por mujeres tuviera que tener una referencia directa a una condición femenina. Es ante este segundo prejuicio al cual han tenido que enfrentarse las artistas de finales del siglo XX, en donde se considera que las mujeres generan una arte femenino preponderante y propio de ciertas formas, técnicas y temas, cuando en realidad «lo ‘femenino’ no deriva del sexo del pintor».10 Es este panorama más reciente dentro del cual hay que colocar a las artistas cuyas obras pertenecen a la Colección MARCO. Las piezas exhibidas en Mujeres artistas en la colección MARCO tienen en común el haber sido elaboradas por mujeres pertenecientes al continente Americano, principalmente de México, y sirve como indicador del reconocimiento social que tienen dentro de la actividad artística, no en cuanto a un «arte de mujeres» sino al mérito de su planteamiento y desarrollo estético. Así la labor artística de Ana Mercedes Hoyos y Liliana Porter, que se extiende mucho más allá de los últimos años del siglo XX e inicios del XXI, hace eco de preocupaciones y temas que escapan de la lógica de un arte feminista hecho por mujeres acercándose a diversos temas. Ana Mercedes Hoyos pasó del abstraccionismo a la pintura figurativa en la década de 1980, cuando comenzó a pintar temas relativos a la identidad cultural de la población del norte de Colombia, descendientes de los esclavos africanos traídos al continente. Liliana Porter ha expresado a lo largo de su carrera una 7 Ibid. 66-67. Ibid. 71. 9 Ibid. 81-102. 10 Brandon Taylor. Arte hoy. Akal, Madrid: 2000. 68. 8 8 continua fijación por el tema del tiempo, la memoria y la no linealidad de estos elementos, cuestión que manifiesta en los distintos estratos temporales en que desarrolla su obra. El trabajo de Ana Mercedes Hoyos y Liliana Porter —la pintura y la escultura de la primera; el grabado, los objetos y la fotografía de la segunda— expresa inquietudes intelectuales y sociales. Pero este arte no lleva inmersa connotación política alguna que trate de despertar conciencia sobre la inequidad y la injusticia hacia las mujeres, ni busca ser un reflejo de los valores de lo femenino. En cambio, demuestra la calidad artística y consagra a estas mujeres, quienes en contra de los prejuicios sociales destacan por su excelencia. Ejes temáticos El crisol del arte contemporáneo Portrait, 1994, Janet Logan, técnica mixta El arte de la primera mitad del siglo XX se caracterizó por una consolidación de las vanguardias dentro de las distintas formas artísticas —literatura, música, pintura, cine, teatro y escultura—, las cuales encontraron nuevos derroteros en un proceso en el que se proclamaba el fin de las formas tradicionales, así como la necesidad y el nacimiento de nuevas formas expresivas. Este impulso artístico dio como resultado la diversidad de corrientes artísticas, como el expresionismo, el cubismo, el futurismo, el constructivismo y el suprematismo . La recepción de las nuevas corrientes pictóricas al igual que sus contrapartes en otras formas artísticas implicó un rompimiento con el realismo, el que había caracterizado una buena parte del arte desde el inicio de su configuración moderna en el Renacimiento. Este «proceso de 9 extrañamiento de la realidad», como lo llamara José Ortega y Gasset en la década de 1920, requiere de un acercamiento distinto al realizado hasta ese momento al mundo de la pintura. Ortega y Gasset dividió al público aristocráticamente entre aquellos que entienden el arte moderno y aquellos que no.11 Sin embargo la mayor parte de lo dejado por las vanguardias de inicios del siglo ha pasado a formar parte de la tradición pictórica, y el espectador se puede acercar desde distintos puntos a estas obras que salen del esquema del arte como representación de la realidad. El arte de finales del siglo XX e inicios del siglo XXI es heredero directo de esta posición artística. Si bien en la mayor parte de los casos al menos se ha abandonado la perspectiva progresista del arte en donde cada obra tiene la misión de superar de manera lineal a sus predecesoras, a la postre estas corrientes innovadoras se han convertido en tradiciones artísticas cuyo desarrollo —aunque en ocasiones se haya calificado como lenguaje caduco— ha mostrado una continua apertura hacia nuevas posibilidades. Cada obra invita a relacionarse de manera particular, permitiendo al espectador —a través de texturas, colores y formas— experimentar si la obra es puramente sensual o con una fuerte carga intelectiva y, así, descubrir qué es el arte. La libertad del arte contemporáneo posibilita que a partir de elementos provenientes de las más diversas procedencias se continúe la creación artística dentro de los campos tradicionales, como lo es la pintura y escultura, situación que también se ve influenciada por ideas provenientes de innovadoras formas, como es el caso del arte objeto. En la pintura Portrait (1994) de Janet Logan, las palabras y los objetos se integran. La capacidad de desarrollar en el arte la totalidad en diversos niveles se hace patente en la pintura The light (1994) de Liliana Porter: su minimalismo característico encuentra sentido en la conjunción con un objeto, una lámpara, que siendo un objeto extra pictórico es parte de la obra. El arte americano de las mujeres, tanto del sur como del norte del continente, no es ajeno a estos movimientos artísticos del pasado, se nutre de ellos. Sin asumir una postura progresista no deja de experimentar con los distintos materiales que sirvieron de sustento a las corrientes artísticas. Aunada a la libertad de experimentación con los materiales se abre las más amplia gama de temas a tratar dentro del arte de las últimas décadas, tópicos que en conjunto forman la experiencia contemporánea del arte imposible de abarcar en una sola definición. Continuación y renovación de la tradición El paisajismo y los bodegones son temas comunes en la pintura occidental. El primero fue característico de la pintura holandesa posterior a Rembrandt en el siglo XVII, cuando el paisajismo y las pinturas de los interiores domésticos se volvieron populares. En México el paisajismo fue 11 José Ortega y Gasset. La deshumanización del arte. Editorial Porrúa, Ciudad de México: 1986. 10 desarrollado principalmente en el siglo XIX, y alcanzó uno de sus puntos más altos en las pinturas de José María Velasco y Gerardo Murillo ‘Dr. Atl’. La naturaleza muerta o bodegones tienen también su origen moderno en la pintura holandesa, lugar donde se origina el término en la segunda mitad del siglo XVII en el sentido de modelo inmóvil.12 La naturaleza muerta es una presencia constante a lo largo de la historia del arte que permeó en muchas de las vanguardias como fue el cubismo de Picasso que durante un período realizó análisis geométricos de temas tradicionales como este.13 Dentro de la primera tradición es fácil colocar la pintura de María Sada, cuyo principal tema es el paisaje tropical con la exuberancia vegetal, que si bien continúa con la tradición paisajista abre por otro lado, como menciona Luis Carlos Emerich, «insospechadas posibilidades de percepción visual de las cosas, pero también de sus contenidos simbólicos, y no solamente de sus imágenes específicas, sino del devenir de la pintura que nada renuncia al pasado ni al presente para enriquecerse».14 La pintura de Sylvia Ordóñez se relaciona directamente con la segunda tradición mencionada dada su recurrencia en la naturaleza Vista desde las torres de Edward James en la Huasteca Potosina, 1994, María Sada, óleo sobre tela muerta, misma que es retratada de una manera figurativa pero no sin pasar primero por cierta experimentación formal. Las frutas que componen sus bodegones, a pesar de ser fácilmente reconocibles, han pasado por un proceso: atribuible a su formación en un abstraccionismo principalmente geométrico, a partir de lo cual menciona Emerich, «del mero apetito pictórico, de la 15 forma por la forma, el color por el color, abrirá paso hacia la infinidad connotativa». Así, de las distintas figuras que componen el lenguaje más puramente geométrico Ordóñez pasa a un arte figurativo en el cual se sintetiza el formalismo con el realismo de tal manera que no se tiene ni uno ni otro, ofreciendo con ello una experiencia que se ancla tanto en un arte puro como en la realidad. Nuevas tradiciones pictóricas e innovación 12 Norbert Schneider. Naturaleza Muerta. Benedikt Taschen Verlag, Koeln: 1999. 7. Catherine Emslie Ed. World Art. London Flame Tree Publishing, Londres: 2006. 37. 14 Luis Carlos Emerich. Premio MARCO: un final como un principio. Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey, Monterrey: 1996. 21. 15 Ibid. 13 11 En la segunda mitad del siglo XX han existido corrientes pictóricas que se han convertido en nuevas tradiciones del mundo del arte lo cual —al igual que sus antecesoras— no implica que todo esté hecho y dicho. El desarrollo del neoexpresionismo puede ser calificado como uno de los más importantes de los setenta y ochenta; en México es característico de las pinturas de artistas que pasaron a formar parte del mundo del arte en los ochenta, como Dulce María Núñez, Marisa Lara, Rocío Maldonado y Georgina Quintana. El neoexpresionismo de estas artistas mexicanas es parte de la tendencia que surgió en Alemania, Las puertas del cielo, 1994, Marisa Lara, óleo sobre tela Italia, Estados Unidos y Gran Bretaña a finales de los ochenta, siendo sus principales representantes los nuevos salvajes de Alemania y la transvanguardia de Italia. La pintura dejó de ser vista como arte que se desarrolla en una superficie totalmente plana, al tiempo que retoma en cierta medida el arte figurativo. Mientras algunos artistas localizados dentro de esta corriente, como Lucian Freud y Francis Bacon, retrataron el cuerpo humano desde ángulos poco comunes o con cierta desproporción, los alemanes expresaron una preocupación por el pasado reciente de la nación germana así como su situación política. El neoexpresionismo en México encontró un desarrollo bastante fecundo alrededor del tema de la identidad abordado desde distintos niveles. La obra de Dulce María Núñez tiene fuerte carga autobiográfica; recorre perspectivas de lo personal a partir de diversos elementos que entran en juego para la constitución de la identidad, como son el entorno cultural, la imagen que se tiene de uno mismo y el rol social que se juega. 12 La obra de Marisa Lara, Las puertas del cielo (1994) hace eco a la dimensión religiosa mexicana, la relación y nueva significación que para varios artistas adquirieron algunos elementos del cristianismo, como también es el caso de la pintura Génesis (1994) de Georgina Quintana, en lo que a la postre se convirtió en una transición a ciertas preocupaciones por lo místico, ya fuese dentro del mismo marco del cristianismo o abrevando de fuentes orientales. Las obras de estas artistas exploran diferentes temas a partir de un estilo parecido. Otra de las nuevas tradiciones artísticas que cabe mencionar es el abstraccionismo que se ve reflejado en las obras de Rosario Guajardo e Irma Palacios Flores. El origen de esta corriente puede rastrearse a la década de 1940 en Estados Unidos, al mismo tiempo que empezó a tomar el lugar de París como centro cultural del mundo occidental debido, entre otras cosas, a la Segunda Guerra Mundial.16 El abstraccionismo buscó romper tajantemente no únicamente con la figuración, sino también con el formalismo de varias vanguardias en lo que era una búsqueda de lo espontáneo y la expresión personal17 por encima de algún otro valor estético. Con ello se perdió la referencia a cualquier figura geométrica pura. El resultado son obras que aunque carecen de elementos reconocibles e identificables con objetos reales son capaces de despertar en el espectador pensamientos, sensaciones y sentimientos. Si bien la falta de figuración dentro de la obra de estas dos artistas mexicanas rompe totalmente con la percepción que tenemos corrientemente de la realidad, a partir de los colores y las texturas del óleo abre un vínculo con los estados subjetivos, con lo que el arte va encontrando cada vez un mayor espacio para albergar múltiples significados a partir del encuentro que tiene con el espectador. Las posibilidades del acero Las esculturas de Miriam Medrez, Teresa Serrano e Yvonne Domege tienen como común denominador el uso del acero para desarrollar sus distintos planteamientos estéticos. El recorrido por las obras de estas tres escultoras muestra la diversidad de posibilidades que tiene un mismo material en distintas manos ya sea por sí mismo o en conjunción con otros materiales; con la cerámica en el caso de Miriam Medrez, con el cuero en el caso de Teresa Serrano, y como único material en el trabajo de Yvonne Domenge. 16 17 World Art. 47. Ibid. 13 Un mismo material puede responder a numerosos cuestionamientos estéticos, más allá de su maleabilidad para generar formas que permiten jugar múltiples papeles, desde ser el principal elemento de la pieza hasta servir únicamente de base estructural a otros materiales. Sin título, 1994, Teresa Serrano, hierro, cuero y colchoneta bordada Las piezas de Miriam Medrez son un desarrollo de los materiales usados para desenvolverlos como partes del cuerpo, principalmente como la piel, o en todo caso en la evocación de alguna parte del cuerpo 18 humano cuando del cuerpo completo, principalmente el femenino. De esta manera los materiales rígidos pasan a evocar lo orgánico del cuerpo por medio de la actividad creativa. Cada obra se desarrolla en un terreno particular. La obra de Yvonne Domenge con sus figuras esféricas se nutre de la filosofía de Leibniz19 en donde la partícula más básica tanto espiritual como material es la mónada, circular y perfecta, contenedora de toda su historia, así como de todas sus posibilidades. La obra de Teresa Serrano, Sin título (1994), parte de una serie llamada Volcanes, guarda una relación directa con el aspecto natural del mundo entrando en juego con materiales artificiales y contemporáneos estableciendo un símil entre ambos aspectos, cuando no, una síntesis entre ambos. 18 Esther A. Leal Farías. Miriam Medres: cuerpo y superficie en http://www.arteactualmexicano.com/artistas/28-Miriam_Medrez/textos (revisado el 3 de abril de 2012). 19 Lily Kasner. Yvonne Domenge or the vicissitudes of the creation en http://www.domenge.com/ingles/critica.php (revisado el 3 de abril de 2012). 14 Anexos Lista de artistas participantes Ana Mercedes Hoyos. (Colombia 1942) estudió en la Facultad de Bellas Artes, Universidad Nacional y la Universidad de los Andes en Bogotá, Colombia. Desde 1966 ha expuesto su obra. En un primer momento exploró variedades de abstracción lírica, particularmente en sus obras de 1970. A partir de 1980 combina elementos clásicos con gráficos en ilustrativos con influencias del pop art teniendo como principal tema la cultura del norte de Colombia heredera de los esclavos. Claudia Fernández. (México 1965) aprendió pintura de su papá, el pintor Francisco Fernández Orozco. Estudió en la Escuela Nacional de Artes Plásticas ‘Academia San Carlos’ en la ciudad de México. Su trabajo ha sido exhibido en México, Estados Unidos, Cuba, Brasil y Chile, así como en algunas ciudades de Europa. Se dedica a realizar pinturas e instalaciones. Dulce María Núñez. (México 1950) estudió en la Escuela de Pintura Escultura y Grabado ‘La Esmeralda’ en la ciudad de México. Ha exhibido su trabajo desde 1979. Después de un periodo abstracto de pintura, desarrolló su obra alrededor de la representación popular del lenguaje para proponer una lectura genealógica del espíritu mexicano a través de una iconografía tradicional que muestra una historia ecléctica. Georgina Quintana. (México en 1956) estudió letras hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, aunque su interés era principalmente la pintura. Ha exhibido su trabajo desde 1980. Su búsqueda es acorde a uno de los grandes mitos creacionistas de Occidente: la idea de que el mundo fue escrito por su creador para darlo a leer a los hombres. La oración ‘En el principio fue el verbo’ adquiere así concreción de cifra en la Biblia, que es por antonomasia el libro donde el mundo está escrito. Irma Palacios Flores. (México 1943) estudió en la Escuela de Pintura, Escultura y Grabado ‘La Esmeralda’ en la ciudad de México. Ha expuesto su obra desde 1980. Utiliza el informalismo como lenguaje para explorar nuevos ámbitos cromáticos y espaciales, los cuales han adquirido la apariencia de formas orgánicas propias del mundo mineral. Janet Logan. (Canadá 1944) estudió en Montreal en la Ecoled`Art et Dessin du Musee des MeauxArts, L`EcoleNationale de Theatre du Canada, Universite Concordia y la Universitede Québec a Montreal. Ha expuesto su trabajo desde finales de la década de los setenta. En sus obras de gran formato incorpora elementos que ha tomado del pasado clásico, al tiempo que conjuga la pintura con objetos en sus superficies. 15 Liliana Porter. (Argentina 1941) estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires y en la Universidad Iberoamericana en la ciudad de México. Ha expuesto su trabajo desde 1959. Comenzó estudiando el grabado y a lo largo de su trayectoria ha usado diversos medios como son la fotografía y el video. Sus obras sensuales y placenteras articulan un diálogo vivo con fuentes literarias que van de Lewis Carroll a Jorge Luis Borges. María Sada. (México 1954) estudió diseño en Monterrey. Ha expuesto su trabajo desde mediados de la década de los ochenta. Su estilo se aproxima al foto realismo soft-edged; sus telas grises y silenciosas proyectan misteriosamente una sombra en el tiempo, la luz se encuentra entre el día y la noche, entre lo opaco y lo brillante: un estado fantasmal entre la vida y la muerte. Marisa Lara. (México 1960) estudió en la Escuela Nacional de Artes Plásticas ‘Academia de San Carlos’ y en la Escuela de Pintura, Escultura y Grabado ’La Esmeralda’ en la ciudad de México. Desde 1984 ha expuesto su obra al lado de su compañero Arturo Guerrero. Ambos retratan, con una intención gozosa y crítica, temas de la cultura popular mexicana mediante un lenguaje figurativo que tiene sus raíces en el arte popular. Martha Pacheco. (México 1957) estudió en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la Universidad de Guadalajara. Ha expuesto su obra desde 1982. Interiores fríos con desnudos que a veces se suspenden en el espacio sugieren la preocupación de Pacheco por el tema de la muerte y lo mágico. Rocío Maldonado. (México 1951) inició sus estudios en la Escuela Nacional de Pintura y Escultura de ciudad de México. Permaneció dos años y medio en la Escuela de Pintura, Escultura y Grabado ‘La Esmeralda’. Ha expuesto su trabajo en distintas ciudades de Estados Unidos, principalmente. Su interés es el cuerpo humano; un fragmento de torso, una oreja, un pie, son su forma de acercarse a la realidad. Rosario Guajardo. (México 1948) estudió diseño de interiores en Arte AC en Monterrey. Ha expuesto su trabajo desde 1976, fecha en que comenzó a realizar grabados explorando el color, la textura y la luz, con el geometrismo como herramienta básica. En su pintura abandonó el uso de las formas para apelar a un proceso de síntesis y formación hasta alcanzar el vacío de sus representaciones. Sylvia Ordóñez. (México 1956) estudió en Galería Arte y Libros, Monterrey, N.L. Desde 1980 ha expuesto su trabajo, su impulsor fue el galerista regiomontano Guillermo Sepúlveda. En 1993 tuvo una exposición individual en MARCO, muestra con la cual se le abrieron las puertas a otros artistas locales que hasta ese momento no habían tenido cabida en el espacio. Laura Anderson Barbata. (México 1958) estudió a los pueblos yanomami en las selvas de Venezuela. Las obras más recientes de Anderson incorporan ciertas referencias derivadas de su 16 contacto con esa cultura. Ha expuesto sus pinturas, dibujos y esculturas desde 1986. Su trabajo adopta una cualidad expresiva similar al lirismo abstracto de los cincuenta. Miriam Medrez. (México 1958) estudió en la Universite Concordia en Montreal y en la Escuela Nacional de Artes Plásticas ‘Academia San Carlos’ en la ciudad de México. Ha expuesto su obra desde 1981. Sus esculturas de arcilla reflejan de manera típica figuras que interactúan con otras como conos, cucharas o pelotas. Su imaginaría es con frecuencia sensual respecto al tono. Teresa Serrano. (México 1936) estudió pintura con László Fehér y Javier Arévalo. Ha expuesto su obra desde 1976. En su trabajo transmite diversos significados por medio de la yuxtaposición de materiales y objetos cotidianos: espejos, alambres, tejidos, conchas. Sus obras articulan afirmaciones visuales e inmediatas. YvonneDomenge. (México 1946) estudió artes plásticas en México, Montreal y en Washington D.C. También cursó la carrera de desarrollo humano en la Universidad Iberoamericana. Ha participado en exposiciones tanto a nivel nacional —como el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey— como a nivel internacional —entre ellos el Musée du Louvre—. 17