Documento descargado de http://www.elsevier.es el 24/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. EDITORIAL Valor pronóstico de la presión arterial en el paciente diabético 185.671 Alejandro de la Sierraa y Juan Antonio Divisónb a Unidad de Hipertensión. Servicio de Medicina Interna. Hospital Clínic. Universidad de Barcelona. Barcelona. Centro de Salud Casas Ibáñez. Albacete. España. b Es un hecho reconocido que la prevalencia de la hipertensión arterial (HTA) en los pacientes diabéticos prácticamente duplica a la de la población no diabética. Así, se estima que entre un 50 y un 60% de los diabéticos son hipertensos y que este porcentaje aumenta con la edad y con la presencia de nefropatía. En el estudio DIAPA1, realizado en pacientes diabéticos de diferentes centros de salud de toda la geografía española, se observó una prevalencia de HTA conocida del 66,7%. Además, del total de diabéticos sin HTA conocida, un 52% tenía cifras de presión arterial (PA) por encima de 130/85 mmHg. En el paciente diabético la HTA tiene unas connotaciones especiales debido a la rigidez arterial como factor determinante, de forma que predomina la elevación del componente sistólico, de más difícil tratamiento y control, así como el patrón circadiano no dipper, de peor pronóstico y que se halla en relación con la disfunción autonómica. Así, en el estudio DIAPA1 sólo el 13,5% de los diabéticos tenían la PA por debajo de 130/85 mmHg, porcentaje similar al obtenido en el estudio CLUE2 (13,2%), que se llevó a cabo en consultas de hipertensión hospitalarias. De la dificultad del control de la PA en el paciente diabético nos da una idea clara el número de fármacos utilizados en los diferentes estudios para alcanzar los objetivos terapéuticos deseados. Así, en 2 revisiones de diferentes ensayos se puso de manifiesto que aproximadamente un 60-75% de los pacientes hipertensos diabéticos requirieron 2 o más fármacos antihipertensivos para el control de la PA3,4. Igualmente, en el estudio PREVENCAT5 una de las variables asociadas al mal control de la PA en pacientes hipertensos fue la diabetes tipo 2. En cualquier circunstancia, la presencia de HTA en los pacientes diabéticos aumenta el riesgo de complicaciones, tanto macro como microvasculares, y así se ha documentado una mayor incidencia de enfermedad coronaria, cerebrovascular y vascular periférica, de insuficiencia renal y de aceleración de la retinopatía diabética, mientras que el riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular en los diabéticos se duplica cuando se asocia la hipertensión6,7. Se estima que un 35-75% de las complicaciones vasculares que presenta el paciente diabético son consecuencia de la hipertensión y que la normotensión es un factor predictivo de mayor supervivencia. Así, en el estudio MRFIT (Multiple Risk Factor Intervention Trial)8, se compararon las relaciones de la PA sistólica (PAS) con la mortalidad cardiovascular en varones con y sin diabetes. La PAS presentó una relación positiva con el riesgo de muerte cardiovascular, tanto en diabéticos como en no diabéticos, aunque para todos los valores de PA la mortalidad cardiovascular fue mayor en los Correspondencia: Dr. A. de la Sierra. Unidad de Hipertensión. Servicio de Medicina Interna. Hospital Clínic. Villarroel, 170. 08036 Barcelona. España. Correo electrónico: [email protected] Recibido el 23-11-2006; aceptado para su publicación el 29-11-2006. diabéticos con respecto a los no diabéticos. Cuanto más alta era la PAS, tanto mayor era el exceso de riesgo en los pacientes diabéticos y, por tanto, igualmente mayor el potencial de prevención de la mortalidad de origen cardiovascular cuando se consigue el control de la PA. Por su parte, uno de los análisis del estudio UKPDS (United Kingdom Prospective Diabetes Study)9 también puso de manifiesto que un descenso de 10 mmHg en la PAS de los pacientes diabéticos hipertensos se acompañaba de una reducción importante de las complicaciones tanto macrovasculares como microvasculares y de la mortalidad cardiovascular. En algunos ensayos clínicos realizados en pacientes hipertensos también se ha puesto de manifiesto el mayor riesgo de los diabéticos con respecto a los no diabéticos. En el estudio SHEP (Systolic Hypertension in the Elderly Program)10, realizado en pacientes con HTA sistólica aislada (PAS > 160 mmHg), se observó que tanto en el grupo de tratamiento activo como en el grupo placebo, al cabo de 5 años de seguimiento, los riesgos relativos de enfermedad coronaria, infarto de miocardio fatal y no fatal, y enfermedad cerebrovascular mortal y no mortal fueron mayores en los diabéticos con respecto a los no diabéticos y, asimismo, la reducción de episodios con el tratamiento activo fue más favorable en los diabéticos (56%) respecto a los no diabéticos (19%). En un subestudio reciente del SHEP11 se observó, al cabo de 14,3 años de seguimiento, que la diabetes ya presente al principio del estudio se asoció a un mayor riesgo de mortalidad cardiovascular (riesgo relativo = 1,69) y que en el grupo placebo los pacientes que desarrollaron diabetes durante el estudio también tuvieron un mayor riesgo de mortalidad cardiovascular (riesgo relativo = 1,56). Por lo que respecta al tratamiento de la HTA en la diabetes, la mayoría de guías clínicas aconsejan la consecución de objetivos de PA inferiores en los diabéticos respecto al resto de población hipertensa12-14. Ello implica no sólo un descenso de presión más intenso en los diabéticos hipertensos, sino el inicio del tratamiento antihipertensivo en aquellos que presentan cifras de presión en la categoría llamada «normal-alta». No obstante, aunque estos objetivos terapéuticos más estrictos están basados en evidencias originadas en estudios de intervención, en la mayoría de casos las cifras de presión alcanzadas en estos estudios se han quedado claramente por encima de los valores que fijan como objetivos todas las guías clínicas15. En los pacientes con diabetes tipo 2, se han desarrollado 2 estudios con el objetivo específico de evaluar el efecto de un descenso mayor de la PA sobre las complicaciones macro y microvasculares de estos pacientes. El ya mencionado estudio UKPDS16 demostró un claro beneficio de un mayor descenso de la PA con tratamiento antihipertensivo. No obstante, ni las cifras planteadas como objetivo en el estudio (150/85 mmHg) ni las alcanzadas en la cohorte que recibió un tratamiento más intenso (144/82 mmHg) se acercaron a la cifra de 130/80 mmHg recomendada por las guías clínicas. Med Clin (Barc). 2007;128(13):495-7 495 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 24/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. DE LA SIERRA A ET AL. VALOR PRONÓSTICO DE LA PRESIÓN ARTERIAL EN EL PACIENTE DIABÉTICO El estudio ABCD (Appropriate Blood pressure Control in Diabetes)17-19 puede considerarse la réplica en EE.UU. al estudio UKPDS, con la particularidad de que los pacientes diabéticos se dividieron en 2 grupos según se consideraran hipertensos (PA > 140/90 mmHg) o normotensos (PA < 140/90 mmHg). El estudio realizado en individuos hipertensos comparaba además 2 grupos de tratamiento con inhibidores de la enzima conversiva de la angiotensina (IECA) o antagonistas del calcio. En esta rama, el comité de seguridad aconsejó su interrupción prematura al observarse un exceso de infartos de miocardio en el grupo tratado con antagonistas del calcio17. Aunque las cifras medias alcanzadas en el grupo de tratamiento intensivo (132/78 mmHg) se acercan a las que hoy se contemplan como objetivo terapéutico, la prematura interrupción del estudio por las diferencias entre fármacos dificultó el análisis entre objetivos de control de la PA. Así, el objetivo principal (evolución de la función renal) no mostró diferencias entre los pacientes aleatorizados a un objetivo más o menos intenso de PA. Aunque la mortalidad global fue inferior en el grupo con tratamiento más intenso (el 5,5 frente al 10,7%; p = 0,037), no pudieron detectarse diferencias en el número de episodios cardiovasculares ni en la mortalidad cardiovascular18. De mayor interés resulta el estudio de la cohorte de normotensos (diabéticos con cifras inferiores a 140/90 mmHg). En este grupo la reducción intensiva de la PA (cifras medias alcanzadas de 128/75 mmHg) redujo de forma significativa la incidencia de ictus frente al grupo de tratamiento moderado, en el que las cifras alcanzadas fueron de 137/81 mmHg. El resto de episodios cardiovasculares no mostró diferencias entre grupos19. Estos 2 estudios se complementan con otros no especialmente diseñados para evaluar a pacientes diabéticos, pero en los que se incluyó a un número suficiente para realizar un análisis de subgrupo relativamente consistente. Por ejemplo, el estudio HOT (Hypertension Optimal Treatment)20, que incluyó a 1.500 hipertensos diabéticos (algo menos del 10% del global), observó un mejor pronóstico (reducción del total de episodios cardiovasculares y de mortalidad cardiovascular) de aquéllos aleatorizados a un objetivo terapéutico más intenso (reducción de la PA diastólica por debajo de 80 mmHg), frente a los aleatorizados a un objetivo estándar (PA diastólica < 90 mmHg). No obstante, las cifras reales alcanzadas en la cohorte que recibió un tratamiento más intensivo (144/81 mmHg) se situaron claramente por encima de los valores objetivo, especialmente por lo que respecta a la PAS. Por su parte, el estudio HOPE (Heart Outcomes Prospective Evaluation)21 incluyó a un porcentaje importante de individuos con diabetes (todos ellos con microalbuminuria) y muchos con enfermedad cardiovascular previa. El tratamiento con un IECA mostró claros beneficios en la prevención cardiovascular y renal. A la modesta diferencia de presión alcanzada (2,4/1,0 mmHg), debe añadirse aquí un más que probable efecto específico del IECA en la mejoría del pronóstico de los pacientes con enfermedad coronaria previa –tal como se ha demostrado claramente22–, que se encontraban ampliamente representados en este estudio. En fechas más recientes, 2 estudios diseñados para evaluar la protección renal del tratamiento con antagonistas de los receptores de la angiotensina en pacientes con nefropatía diabética23,24 señalan igualmente una mayor protección del descenso más acusado de la PA en estos pacientes, especialmente por lo que hace referencia a las cifras de PAS. En efecto, la reducción de la PA hasta cifras de 120/85 mmHg en el estudio IDNT (Irbesartan Diabetes Nephropathy Trial)23 se asociaba a una mayor reducción de la morbimortalidad 496 Med Clin (Barc). 2007;128(13):495-7 cardiovascular. No obstante, nuevamente las cifras medias alcanzadas en los grupos tratados con irbesartán (141/78 mmHg) o amlodipino (142/77 mmHg) se hallaban muy por encima del objetivo fijado de 135 mmHg para la PAS25. En resumen, aunque todo parece indicar que los pacientes diabéticos pueden beneficiarse de un mayor descenso de la PA, no es menos evidente que en prácticamente ninguno de los ensayos clínicos mencionados se ha conseguido alcanzar los objetivos terapéuticos que se ven fijados en la mayoría de guías clínicas12-14, y que algunos de los estudios mencionados presentaban algunas limitaciones metodológicas, motivo por el cual no hay un acuerdo uniforme en las guías de práctica clínica ni en las opiniones de los expertos26. Por todo ello, parece lógico pensar que sigue existiendo una clara necesidad de la obtención de evidencias en el tratamiento de la HTA en el paciente diabético. Ello es especialmente importante de cara a evaluar de forma inequívoca el beneficio que se obtiene con el descenso de las cifras de PA por debajo de los límites especificados en la mayoría de las guías clínicas27. En este sentido, es de destacar la puesta en marcha de un nuevo estudio en pacientes con HTA y diabetes tipo 2. El ADVANCE (Action in Diabetes and Vascular disease: preterAx and diamicroN-MR Controlled Evaluation)28 pretende evaluar en un diseño factorial 2 × 2 el efecto que sobre la incidencia de episodios cardiovasculares en pacientes con diabetes tipo 2 tienen, por un lado, la adición de una combinación fija de 2 antihipertensivos (el IECA perindopril y el diurético indapamida) y, por otro, la mejora del control glucémico mediante la consecución de cifras de hemoglobina glucosilada inferiores al 6,5%. Los resultados de este estudio con más de 10.000 pacientes incluidos, que se esperan para el otoño de 2007, pueden ayudar a crear mayores niveles de evidencia que refuercen la necesidad de un control más estricto de la PA en la población hipertensa diabética. Agradecimiento Al Dr. Luis Miguel Ruilope, por la revisión crítica del manuscrito. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. García Vallejo O, Lozano JV, Vegazo O, Jiménez Jiménez FJ, Llisterri Caro JL, Redón J. Control de la presión arterial en pacientes diabéticos en Atención Primaria. Estudio DIAPA. Med Clin (Barc). 2003;120:529-34. 2. Banegas JR, Segura J, Ruilope LM, Luque M, García-Robles R, Campo C, et al. Blood pressure control and physician management of hypertension in hospital hypertension units in Spain. Hypertension. 2004;43:1338-44. 3. Sowers JR, Reed J. Clinical advisory treatment of hypertension in diabetes. J Clin Hypertens. 2000;2:132-3. 4. Grossman E, Messerli FH, Goldbourt H. High blood pressure and diabetes mellitus. Are all antihypertensive drugs created equal? Arch Intern Med. 2000;160:2447-52. 5. Coca A, Dalfó A, Esmatjes E, Llisterri JL, Ordóñez JI, Gomis R, et al, en representación del grupo PREVENCAT. Tratamiento y control del riesgo cardiovascular en atención primaria en España. Estudio PREVENCAT. Med Clin (Barc). 2006;126:201-5. 6. Grossman E, Messereli FH. Diabetic and hypertensive heart disease. Ann Intern Med. 1996;125:304-10. 7. Epstein M, Sowers JR. Diabetes mellitus and hypertension. Hypertension. 1992;19:403-18. 8. Stamler J, Vaccaro O, Neaton JD, Wentworth D. Diabetes, other risk factors, and 12-yr cardiovascular mortality for men screened in the Multiple Risk Factor Intervention trial. Diabetes Care. 1993;16:434-44. 9. UK Prospective Diabetes Study Group. Association of systolic blood pressure with macrovascular and microvascular complications of type 2 diabetes: UKPDS 36. BMJ. 2000;321:412-9. 10. Curb JD, Pressel MS, Cutler JA, Savage PJ, Applegate WB, Black H, et al. Effect of diuretic based antihypertensive treatment on cardiovascular disease risk in older diabetic patients with isolated hypertension. JAMA. 1996;276:1886-92. Documento descargado de http://www.elsevier.es el 24/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. DE LA SIERRA A ET AL. VALOR PRONÓSTICO DE LA PRESIÓN ARTERIAL EN EL PACIENTE DIABÉTICO 11. Kostis JB, Wilson AC, Freudenberger RS, Cosgrove NM, Pressel SL, Davis BR, et al. Long-term effect of diuretic based therapy on fatal outcomes in subjets with isolated systolic hypertension with and without diabetes. Am J Cardiol. 2005;95:29-35. 12. Marín R, De la Sierra A, Armario P, Campo C, Banegas JR, Gorostidi M. Guía sobre el diagnóstico y el tratamiento de la hipertensión arterial en España 2005. Med Clin (Barc). 2005;125:24-34. 13. Guidelines Committee. 2003 European Society of Hypertension-European Society of Cardiology guidelines for the management of arterial hypertension. J Hypertens. 2003;21:1011-53. 14. Chobanian AV, Bakris GL, Black HR, Cushman WC, Green LA, Izzo JL, et al. The Seventh Report of the Joint national Committee on Prevention, Detection, Evaluation, and Treatment of High Blood Pressure. The JNC 7 Report. JAMA. 2003;289:2560-72. 15. Mancia G, Grassi G. Systolic and diastolic blood pressure control in antihypertensive drug trials. J Hypertens. 2002;20:1461-4. 16. UK Prospective Diabetes Study Group. Tight blood pressure control and risk of macrovascular and microvascular complications in type 2 diabetes: UKPDS 38. BMJ. 1998;317:703-13. 17. Estacio RO, Jeffers BW, Hiatt WR, Biggerstaff SL, Gifford N, Schrier RW. The effect of nisoldipine as compared with enalapril on cardiovascular outcomes in patients with non-insulin-dependent diabetes and hypertension. N Engl J Med. 1998;338:645-52. 18. Estacio RO, Jeffers BW, Gifford N, Schrier RW. Effect of blood pressure control on diabetic microvascular complications in patients with hypertension and type 2 diabetes. Diabetes Care. 2000;23 Suppl 2:54-64. 19. Schrier RW, Estacio RO, Esler A, Mehler P. Effects of aggressive blood pressure control in normotensive type 2 diabetic patients on albuminuria, retinopathy and strokes. Kidney Int. 2002;61:1086-97. 20. Hansson L, Zanchetti A, Carruthers SG, Dahlöf B, Elmfeldt D, Julius S, et al. Effects of intensive blood-pressure lowering and low-dose aspirin in patients with hypertension: principal results of the Hypertension Optimal Treatment (HOT) randomised trial. Lancet. 1998;351:1755-62. 21. Heart Outcomes Prevention Evaluation Study Investigators. Effects of ramipril on cardiovascular and microvascular outcomes in people with diabetes mellitus: results of the HOPE study and MICRO-HOPE substudy. Lancet. 2000;355:253-9. 22. Dagenais GR, Poque J, Fox K, Simoons ML, Yusuf S. Angiotensin-converting-enzyme inhibitors in stable vascular disease without left ventricular systolic dysfunction or heart failure: a combined analysis of three trials. Lancet. 2006;368:555-6. 23. Lewis EJ, Hunsicker LG, Clarke WR, Berl T, Pohl MA, Lewis JB, et al. Renoprotective effect of the angiotensin-receptor antagonist irbesartan in patients with nephropathy due to type diabetes. N Engl J Med. 2001; 345:851-60. 24. Brenner BM, Cooper ME, De Zeeuw D, Keane WF, Mitch WE, Parving HH, et al. Effects of losartan on renal and cardiovascular outcomes in patients with type 2 diabetes and nephropathy. N Engl J Med. 2001;345:861-9. 25. Berl T, Hunsicker LG, Lewis JB, Pfeffer MA, Porush JG, Rouleau JL, et al. Impact of achieved blood pressure on cardiovascular outcomes in the Irbesartan Diabetic Nephropathy Trial. J Am Soc Nephrol. 2005;16:2170-9. 26. García FM, García Ortiz A, Montero Alonso MJ. Objetivos del tratamiento antihipertensivo en la población diabética. Una revisión crítica. Med Clin (Barc). 2004;122:584-91. 27. De la Sierra A, Ruilope LM. Treatment of hypertension in diabetes. Curr Hypertens Rep. 2000;2:335-42. 28. Chalmers J, Perkovic V, Joshi R, Patel A. ADVANCE: breaking new grounds in type 2 diabetes. J Hypertens. 2006;24 Suppl 5:22-8. Med Clin (Barc). 2007;128(13):495-7 497