con la aseguradora tuvo un quiebre abrupto: tras fallar con unos pagos, fue acusado de giro doloso de cheques. Quedó debiendo casi 200 millones de pesos. Valdivia, contra la pared, falto de efectivo, comenzó a desesperarse. En octubre de 1997, la cuarta fiscalía militar de Santiago tenía ocupado su patio con cuatro autos, lavadoras, televisores y minicomponentes, resultado de un antiguo decomiso al Frente Patriótico Manuel Rodríguez. Él vio la oportunidad: se presentó ante el fiscal, dijo ser esposo de una carabinera, mostró credenciales falsas de martillero —solo tiempo después estaría enlistado ante el Ministerio de Hacienda— y soltó un cúmulo de referencias que nadie se molestó en chequear. Los escritos de la justicia militar muestran lo que pasó después: 30 octubre de 1997 Tasación de especies. Martillero público debe proceder a fijar el monto mínimo de las especies. la sección de investigaciones policiales con el objeto de ubicar el paradero del martillero. 29 de diciembre de 1998 A las 16:30 no encontraron moradores en la vivienda. Vecina comenta: “Residió hasta junio de 1998 con su mujer de nombre Carmen y dos menores de edad, de 12 y 14 años”. Efectivamente, en ese entonces su matrimonio había colapsado. Valdivia había disfrutado de la bohemia en dictadura. Era habitual del bar Romeo y del Confeti, del esposo de Patricia Maldonado. Ambos lugares eran frecuentados por los servicios de inteligencia del gobierno. Un productor musical que iba con Valdivia recuerda: “Siempre andaba preguntando ‘¿alguien necesita algo? Lo que necesite, me avisa’. E invitaba a todo el mundo. Andaba siempre rodeado de amigas, muy del perfil galán”. Uno de los regalos a sus conquistas eran autos. Mucha de la información que manejaba venía de mujeres del ambiente. Le decían el “Tío George”. detectives le hicieron un control por su “andar sospechoso”, mientras salía a “comprar pan”. Al revisarlo, le encontraron en un bolsillo de la chaqueta una granada de uso militar en perfectas condiciones. Inicialmente Valdivia acusó un complot, orquestado por una arrendataria con la que mantenía una disputa. Ella lo negó mandando una carta al juez de la causa: Creo que personas que tienen la mala suerte de llegar a su lado ya sea por negocios o de otra índole, ha sido el de un tipo abusador y falta de escrúpulos tratando de sacar el máximo provecho de toda situación no importándole el daño que puede ocasionar si con eso obtiene algún beneficio. La explicación a los policías de Valdivia por el armamento fue insólita. Dijo que se lo había regalado el año 87 el ex CNI Francisco Zúñiga, uno de los responsables de la Operación Albania, ya fallecido, y que justo esa mañana estaba empezando una etapa nueva de su vida, abriendo una bodega de remates. Y había sacado la granada de su casa para que un tornero del barrio Franklin Declaración de Luis Díaz Reyes: “Conozco a don Jorge Valdivia desde hace 11 años, atendido que mantiene relaciones comerciales con la compañía de seguros Las Américas, en la que yo trabajo. La compañía exige a quienes tienen tratos comerciales con la empresa una conducta intachable, tanto comercial como con sus antecedentes penales. Durante el tiempo que lo conozco, nunca lo he visto metido en nada ilegal. Siempre ha sido muy solidario con todas las personas”. Declaración de Francisco Astorga Silva: “Conozco desde el año 1988 a Valdivia por relaciones de trabajo. Conocí a su señora cuando era capitán de Carabineros y a sus hijos, y también conocí por su intermedio al general de Carabineros Osvaldo Muñoz, que lo visitaba, y a mucha gente que llegaba a su domicilio de trabajo. Durante el tiempo que lo conocí nunca tuve “CUANDO ESTUVO SEGURO DE QUE MORIRÍA, DIJO QUE IBA A CONTAR TODO”, asegura Jaime, su hijo mayor. 12 enero de 1998 Se hace entrega material de las especies que retira del tribunal el martillero público don Jorge Valdivia Rodríguez. Retira personalmente las especies luego de haberlas revisado minuciosamente y se declara conforme comprometiéndose a entregar al tribunal un acto de recepción, detallando el estado en que se encuentran las especies recibidas. 23 de marzo de 1998 Ofíciese al martillero Jorge Valdivia pidiendo cuenta del resultado de la subasta pública. Junio de 1998 Ofíciese en calidad de urgente al martillero público Jorge Valdivia a fin de dar cuenta del remate que le fue encomendado. 21 de julio de 1998 Reitérese citación bajo apercibimiento de arresto del martillero público don Jorge Valdivia Rodríguez. 23 de diciembre de 1998 Orden de investigar por el OS-9 y por 10 W En 1991 abrió, junto con un socio, el bar Black Cat, en Portugal con Rancagua. El negocio duró 11 meses: los dueños no soportaron el ritmo de vida. El consumo de cocaína entre fue un asunto difícil de controlar, dice un ex empleado del local. Pero fueron sus problemas judiciales los que cansaron a su mujer. Ella, en 1999, declaró en una causa: “Durante el tiempo que duró el matrimonio, Valdivia trabajaba como comerciante. Los negocios estaban mal y eso dañaba mi carrera como funcionaria. El año 1996 decidí pasar a retiro. Tras eso al seguir mal la situación conyugal, él decidió marcharse de la casa”. En realidad, lo echaron. En 1999, el martillero vivía en un departamento en Pedro de Valdivia con Irarrázaval. Se había vuelto a emparejar, en una relación que duró seis años. La mañana del 19 de julio, dos se la transformara en llavero. “Debo hacer presente que en ningún momento he pensado cometer algún atentado o delito y que desconocía el daño que me pudiese haber ocasionado”, declaró. Quienes lo visitaron en la cárcel recuerdan que su estado psiquiátrico era delicado y que lo veían capaz de hacer cualquier cosa. Su pareja de esos años concuerda: “Él se juntaba con todo tipo de gente. En una salida tuvo una pelea con un gallo que era más choro que él y Jorge le dijo de vuelta: ‘Qué tanto, yo saco la granada y vuelo tu población y soy más choro que voh’. En las poblaciones le decían Papi”. La justicia militar no soltó fácil el caso y el proceso ventiló buena parte de la vida familiar del martillero. La defensa de Valdivia, a pedido de él, citó, en 1999, a un puñado de testigos que certificaron que era un ciudadano ejemplar. problemas con él, ni supe de algo cuestionable. Y como amigos en los momentos que lo he necesitado, ha estado conmigo para solucionar mis apremios personales”. Ambos trabajaban en la Aseguradora Consorcio. Hoy son, respectivamente, auxiliar de administración y subgerente de administración en empresa Penta. Cuatro meses alcanzó a estar preso Jorge Valdivia por el tema de la granada, su más extenso período en reclusión. Del remate de la fiscalía militar había sido sobreseído, luego de pagar lo que debía casi cuatro años más tarde. Su propio abogado defensor se sorprendió cuando supo que le dieron la libertad provisional al poco tiempo de ser sorprendido en la calle con armamento de guerra.