JUEGA RECICLANDO, RECICLA JUGANDO - ¡Qué mala costumbre tienen estos humanos! ¿Es que nunca van a parar? – comentó el viejo roble que contemplaba impotente como de nuevo otro leñador talaba a uno de los suyos… - Necesitan la madera para construir cosas – respondió el tetrabrik que había quedado abandonado en ese bosque semanas antes después de un picnic. La verdad es que el ambiente que reinaba en aquel precioso lugar no era precisamente el más alegre ni todo lo armonioso que debía ser. Los árboles estaban cansados de ver cómo día a día iban desapareciendo años y años de vida, de aire puro, y donde montones de tetrabriks estaban tumbados, medio rotos, sucios de manera que y aquel supuesto maravilloso lugar se había convertido en un triste y aburrido vertedero. Una vieja grúa apilaba cada día montones de basura y entre ellos había demasiados envases de plástico, demasiados tetrabriks que en ocasiones quedaban desperdigados por el bosque, y que sin duda, podrían haberse utilizado para miles de cosas. ¿Es que nadie se había planteado nunca esa idea? ¿Tan difícil era? No comprendían qué estaba pasando. ¿Por qué no construían las cosas con otros materiales? Seguro que había alguna manera de hacerlo. Confiaban en que algún día alguien pasase por allí y… Y ese día llegó. La casualidad quiso que Marta y Rodri decidiesen ir al campo con su padre a buscar un pequeño árbol que adornase su casa en Navidad. Hacía mucho frío, si hubiese habido nubes en el cielo probablemente acabaría nevando, pero finalmente no fue así. -¡Buscad uno bien frondoso pero recordad que ha de caber en el coche!.- Les dijo su padre. - Vale papá…-dijeron los dos niños mientras corrían jugando entre los árboles. Pasó el tiempo pero los dos hermanos no acababan de decidirse. De alguna manera les daba pena elegir uno de los árboles, ya que en el fondo, sabían que algo no era correcto. Así que decidieron decir a su papá que habían pensado que lo mejor era adornar ese año la planta gigante que tenían en el pasillo, a la que se le habían caído las flores y qué mejor manera de decorarla por Navidad hasta que llegase la primavera de nuevo. El papá al oírlo no acabó de verlo claro, pero finalmente aceptó ya que mientras paseaba observo con bastante pena el estado lamentable de los troncos cortados por los leñadores. Después de merendar los niños se aburrían bastante. No habían llevado sus juguetes. -¿Qué podemos hacer? ¿A qué podemos jugar?- se quejaban mientras caminaban por el bosque. Entonces fue cuando Marta vio al pequeño tetrabrik. No sabía la razón pero lo cogió del suelo ( y eso que tenían terminantemente prohibido coger basura del suelo). El pequeño tetrbrik le miró…o eso creyó ella). -¿Y si…, y si…? -¿Qué? ¿Qué? – preguntó Rodri impaciente. - ¿Y si recogemos todos los tetrabrik que podamos y los llevamos al cole? ¿Y si les decimos a nuestros amigos que hagan lo mismo y construimos algo? Algo que se haga normalmente con madera y con plásticos y así evitamos la tala indiscriminada de árboles? - Ya…¿Pero… qué? - No sé….algo divertido, algo para jugar. Fíjate, si conseguimos muchos como este podemos hacer por ejemplo…¡un dominó!. -¡Genial!. Y si los pegamos podemos hacer bloques de construcción, o un parchís o un tablero de damas!. Sólo necesitamos pinturas y algo de papel. - Digámoselo a la profe. Ella nos ayudará, y así podrán jugar todos los niños del cole. Así, los dos niños llevaron su idea al colegio. Pidieron la colaboración de todos los alumnos y padres y en una semana tenían un montón de tetrabrik para trabajar. Se pusieron manos a la obra: unos pegaban, otros pintaban, otros dibujaban…el resultado fue espectacular: una “Ludoteca ecológica” a la que no le faltaba detalle. Parchís gigante, dominó, bloques de construcción, puzle, piezas de letras para escribir, hasta una papelera y jardineras para darle más vida. Además hicieron una valla imitando una hecha de madera. Se acordaron de los árboles que habían dejado aquel día en el bosque… Se sentían muy orgullosos. Entre todos habían conseguido algo increíble. La colaboración había logrado una zona de juegos ecológica, protegiendo la naturaleza y reutilizando envases que se daban por perdidos. Y cada vez que jugaban allí, recordaban lo importante que había sido la colaboración, implicación concienciación en el cuidado y respeto por nuestro planeta…