MÍSTICA DEL ANIMADOR DE LA PASTORAL INFANTIL DIOCESANA INTRODUCCIÓN

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MÍSTICA DEL ANIMADOR DE LA PASTORAL INFANTIL DIOCESANA
INTRODUCCIÓN
En su acepción gramatical más básica, la mística es la unión profunda e íntima con
Dios. No es propósito de esta disertación la de redundar en los elementos
teológicos de la mística; de lo que se trata es de delinear los elementos
fundamentales de cómo el ministerio de la animación de la pastoral infantil, podría
llegar a ser, más que una tarea específica, toda una experiencia mística, espiritual.
Aunque la mística tiene consigo íntimamente unido el tema de la espiritualidad,
una mística cristiana, está referida a ciertos patrones evangélicos, que la aleja de
manera categórica de las tendencias espiritualistas de otras religiones e iglesias.
Sabiendo de entrada que la mística, entendida en clave evangélica, no es un asunto
esotérico ni de ultratumba, sino la posibilidad de redención de lo humano y lo
terrestre, conviene precisar que la mística del animador de la Pastoral Infantil, está
fuertemente marcada ori tres elementos:
La posesión de sí mismo – Las relaciones que entablo con los otros – y la imagen de
Dios que condiciona mi manera de comprender y vivir mi espiritualidad.
NADIE DA DE LO QUE NO TIENE
La labor de un animador de pastoral infantil, así como la de cualquier persona que
quiera llevar a cabo cualquier tarea de manera responsable y profesional, es una
labor que implica dar algo, ofrecer algo. Pero en el caso de labores como las de
animador de niños y niñas, el asunto va mucho más allá; se trata no de hacer algo o
dar algo, sino de darse a sí mismo, darse por entero. Y como nadie da de lo que no
tiene, es difícil que alguien que no se posea, que no sea dueño de sí mismo, pueda
darse a otros.
Pero ¿qué significa poseerse o ser dueño de sí mismo? Básicamente, sólo somos
dueños de lo que conocemos; por lo tanto, conocerse a sí mismo, para luego
reconocerse, es decir comprender y aceptarse, es la tarea inicial fundamental de
toda persona y por supuesto si esa persona es animadora pastoral.
Sólo el que se conoce, y luego se reconoce, puede ser dueño de sí mismo y entonces
ya podrá darse a los otros.
En esta tarea es fundamental construir con claridad tres elementos:
El concepto que se tiene de sí mismo: AUTOCONCEPTO.
La imagen que proyecto a los demás: AUTOIMAGEN.
Y el cariño, comprensión y amor que tenga por sí mismo: AUTOESTIMA.
Fruto del conocimiento y reconocimiento de sí mismo, una persona que se posee,
es una persona con una profunda capacidad de introspección; esto es, una
persona que permanentemente tiene conciencia de sí misma, de sus acciones y
reacciones, y es capaz de revisarse sabia y meditativamente.
CAPAZ DE RELACIONES SANAS Y MADURAS
Mientras se va adelantando el proceso de conocerse, reconocerse y poseerse a sí
mismo, el animador ha de revisar continuamente, a partir de ese proceso y
haciendo uso de esa capacidad de introspección, el animador revisa
permanentemente el nivel y las cualidades de sus relaciones interpersonales.
De manera especial, qué implica y cuáles son los indicadores que establecen que
hay unas sanas relaciones en los siguientes niveles:
Las relaciones con sus pares. Es decir la manera con interactúa con aquellas
personas que están en su mismo nivel: compañeros de trabajo, personas de su
misma edad, etc. También es fundamental la revisión de los conflictos.
Las relaciones con las personas que tiene a su cargo: revisar su manejo de la
autoridad y del poder; la forma en que trata con quienes están en un grado menor
por subordinación o por edad.
Las relaciones con los jefes o superiores: El manejo de la obediencia, el acatar
normas y reglas. Manejo de las frustraciones y complejos.
¿DÓNDE ESTÁ TU DIOS?
Pero en lo referente a la mística del Animador de la Pastoral Infantil Diocesana, lo
que nos ocupa en esta disertación es lo referente a la relación que establecemos
con Dios. Y así como en relación con uno mismo, revisamos el concepto, la imagen
y la estima, en relación con Dios, revisamos estos mismos elementos.
Para saber qué imágenes tenemos de Dios, cuáles son los conceptos que
condicionan nuestra relación con él y qué sentimientos y afectos nos impulsan a
entrar en contacto con nuestro Padre, es preciso tomar conciencia de que somos
fruto de procesos teológicos sociales y culturales que en buena medida nos
corresponde revisaren introspección y en algunos casos desaprender y hasta
deconstruir, para poder encontrarnos cara a cara con Él y descubrir su verdadero
rostro.
Imagen de Dios: Distorsiones
Un asunto inicial para abordar lo atinente a la imagen de Dios, es revisar si caemos
en algunas de las distorsiones más comunes:
1.
hombre
2.
Antropomorfización: Dios es como un hombre – Vs – Dios es EL
Eterización: Imagen descarnada de Dios – Vs – Dios con nosotros
3.
Mercantilismo: Dios me da yo respondo – Vs – Amor gratuito y
justificación por la fe.
4.
Esoterismo: Dios mágico y milagroso – Vs – Milagros como acción
proactiva de salvación.
5.
Infantilismo: También conocida como el providencialismo. Dios
proveerá, él nos dará lo que necesitamos – Vs – Dios nos llama, envía, sostiene y
salva.
6.
Apocalíptica: Convertirnos a Dios por miedo a la condenación – Vs –
Seguir a Dios como una respuesta a su amor.
Dios que llama: Proyecto de Dios – Reinado de Dios
Alertados ya sobre las imágenes distorsionadas de Dios que heredamos por la
tradición y la cultura, conviene adentrarnos en la revisión de la imagen de Dios que
brota de un estudio exegético de las escrituras, desde la perspectiva de una
antropología teológica.
Para ello apelaremos a una revisión de las interpretaciones tradicionales de los
textos del génesis para confrontaros con una lectura exegético–hermenéutica de
los mismos. Dicho modelo de lectura nos remite al siguiente esquema
interpretativo:
CITA
BÍBLICA
DATO
ANTROPOLÓGICO–
SOCIOLÓGICO
QUIEBRE
DEL
PROYECTO
ANUNCIO DEL
PROYECTO
HUMANIDAD
FRATERNIDAD
IGUALDAD
LIBERTAD
IMÁGENES
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