Mód.II-2.2

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Diplomado UCLA en
Liderazgo Humano, Ético, Social y Político
Mod. II: Ideologías del siglo XX
2ª. Parte - Mód.II-2.2
EL FASCISMO
Expositores: Angel Lombardi y Juan José Ostériz
A- Causas que hicieron posible el surgimiento del fascismo.
El fascismo es el resultado de varios procesos fundamentales:
1- La guerra que expulsó de la vida burguesa a grandes masas.
2- La crisis económica del 1929 que causó miseria en grandes masas.
3- Una disminución de los beneficios de la clase capitalista.
4- Debilitación de las clases (de la burguesía y de la clase obrera).
B.- ¿Cómo se podría definir la “ideología” del fascismo?
Es un sistema político, económico y social de carácter nacionalista que proclaman al Estado
como la unidad suprema. Su ideología se trata de un pensamiento militarista sobretodo, exige la
disciplina de las masas frente a la autoridad de mano de sus jefes; es enemiga de la democracia;
desprecia el afán de paz, de bienestar y comodidad. Las bases doctrinales del fascismo fueron la
oposición a la democracia y el parlamentarismo, el odio al socialismo y al internacionalismo, el
rechazo a la creencia de progreso y a la virtualidad del pacifismo, el desprecio por los derechos
individuales y la exaltación de estado como suprema entidad histórica. Frente al pluralismo
democrático, el fascismo erigió un totalitarismo político que rechazaba toda posibilidad de
convivencia con la oposición, aniquilando toda posibilidad de disidencia. Frente a los valores
sociales sustentados por los derechos del hombre, el fascismo esgrimió los derechos del estado,
crisol de los valores de la unidad moral de la nación. La ausencia de oposición y la omnipotencia
del estado, sentaron las bases de un totalitarismo intelectual sustentador y a la vez potenciador de
la creencia en la posesión de la verdad; para dictarla en cada ocasión, se conformó una gran
infraestructura de propaganda, que comenzaba en el sistema educativo, pasaba por la
movilización de la juventud y alcanzaba el monopolio de los medio de comunicación. La
suprema consideración de la entidad del estado se plasmó efectivamente en un nacionalismo
agresivo y victimita; su materialización se produjo en la autosuficiente aspiración a una economía
autárquica y en el desarrollo de un imperialismo colonialista que pretendía resucitar la gloria del
imperio romano.
C.- Diferencias que existen entre el fascismo Italiano y el Alemán.
Italia
En Italia se palpa en todas partes el espíritu revolucionario. En esta situación el gran capital
recurre a los fascios de Benito Mussollini para atemorizar a los obreros y reventar las huelgas de
forma violenta. En Italia las bandas de fascistas nacen entre 1914 y 1918. En 1922 están
perfectamente organizados por Mussollini y marchan sobre Roma para conquistar el poder, que
les es entregado por Víctor Manuel III. En cuanto a su filosofía, puede decirse que el fascismo
alemán tenía una manifiesta afinidad con su congénere italiano. Ambos movimientos eran
esencialmente colectivistas, autoritarios, nacionalistas, militaristas y románticos por definición
(en el sentido de su anti-intelectualismo). Pero mediaban, no obstante, algunas diferencias
manifiestas. El fascismo italiano nunca tuvo una base racial. Si bien es cierto que después de la
formación del eje Roma–Berlín, Mussolini promulgó algunos decretos antisemitas, la mayoría de
ellos parecen no haber sido cumplidos al pie de la letra. Por el contrario, el nacionalismo hizo del
factor racial el pilar central de su teoría, argumentando que la raza aria tenía en los nórdicos sus
más perfectos exponentes, era la única en todo el género humano que había hecho contribuciones
realmente significativas al progreso de la humanidad.
Alemania
En Alemania se produce una auténtica revolución obrera tras la derrota en la guerra. Para
conjurar el peligro de otra revolución el gran capital acude a los cuerpos francos y las ligas de
combate, que actúan violentamente contra los obreros. Adolfo Hitler organiza estos grupos en un
sólo partido, el Partido Nacionalsocialista. Su programa político está definido: habla de los
agravios de la guerra, de no pagar, del proteccionismo económico, de la docilidad del Estado, y
de que el partido debe controlar el Estado. Tras el armisticio florecen en Alemania los grupos
antisocialitas. Adolfo Hitler es quien controla estos grupos. En 1922 intenta dar un golpe de
Estado. En 1933 gana las elecciones y se asienta en el poder.
El fascismo está al servicio de la clase dirigente, que tiene la posibilidad de crear un gobierno
fuerte que sirva a sus intereses, por eso los fascismos son lanzados al poder.
Una vez en el poder el proceso es el mismo en todas partes. Se suspenden las libertades y los
partidos, pero intentan mantener una apariencia legal cambiando la constitución. La burguesía
capitalista comienza a retirar la confianza a los fascistas cuando empiezan a gobernar, porque ven
que sus excesos generan violencia social y existe la posibilidad de una guerra. El Estado fascista
purga al partido y se transforma en una dictadura militar y policíaca.
D.- CARACTERISTICAS DEL FASCISMO
Es una ideología basada en un proyecto de centralización monolítica. Por ello:
1ª.- Exalta la idea de nación, frente al individuo.
2ª.- Suprime la discrepancia política, en beneficio de un partido único.
3ª.- Asfixia los poderes locales de los Estados o Provincias regionales en beneficio del
centralismo personalista de una nomenklatura, que le da el V°B° total al Presidente.
4ª.- Propone, como ideal, la superación de todos los vicios del pasado, para construir una utópica
sociedad perfecta.
5ª.- Inculca y exige la obediencia de las masas o del pueblo, idealizado como protagonista.
6ª.- Usa y abusa de los medios de comunicación, que se convierten en medios propagandísticos
para aupar y elevar la figura del caudillo.
7ª.- Aprovecha, demagógicamente, los sentimientos de miedo y frustración colectiva para
exacerbarlos mediante: la violencia, la represión, la propaganda mentirosa, los desplazamientos
contra un enemigo común, real o imaginario, interior o exterior, que si no existe hay que
inventarlo, y que se transforma en el chivo expiatorio frente al que volcar toda la agresividad de
manera irreflexiva.
8ª.- Mediante la desinformación, manipulación y utilización del sistema educativo, se apropian de
los medios de comunicación, que todos informan lo mismo: lo que quiere el gobierno.
9ª.- Es expansionista y militarista.
10ª.- Se trata de un nacionalismo exasperado, que identifica tierra, pueblo y Estado con el partido
y con el jefe único.
11ª.- Cultiva un gran culto a la tradición, a los héroes padres fundadores y trata de presentarse
como continuación de su epopeya inconclusa que, ahora sí, alcanzará su culminación gloriosa.
12ª.- Rechaza el pensamiento crítico, y considera el desacuerdo como traición.
13ª.- Le tiene terror a la diversidad y por ello, trata de unificar el pensamiento las costumbres y
hasta la forma de vestir, de consumir, etc…
14ª.- Hace un llamado a las masas frustradas y marginales a la lucha de clases pues busca
presentarse como un movimiento de redención y liberación contra los ricos y la riqueza.
15ª.- Apela al sentimiento y a la fidelidad irracional.
16ª.- Necesita vivir en un ambiente de guerra permanente.
17ª.- Cultiva el heroísmo, el culto a la muerte y abusa del lenguaje épico.
18.- Promueve y alimenta el populismo.
19ª.- Busca juntar en la figura del jefe todos los poderes, por eso necesita instituciones y seres
humanos sumisos, pues no permite la diversidad ni la divergencia.
*Nota*: Realmente, Ud. verá que, estas características adosadas por Humberto Eco al
fascismo. El autor de este texto los adosa al Comunismo, ya que cumplen ambos el dicho
popular: “Los extremos se juntan.”
E.- Características fundamentales del partido fascista.
Estos destruyen todos los derechos de libertad individual, anula la libertad de las elecciones y
destruyen las organizaciones proletarias; con ello, la clase proletaria es privada totalmente de sus
derechos y poderes; la desaparición del estado de derecho y la concepción totalitaria del estado,
el desarrollo de un nacionalismo imperialista, la sustitución del sistema sindical por el
corporativismo, la libre actuación del partido nacional fascista, único legalizado y utilizado como
arma persuasiva sobre la población civil, y la concepción jerárquica del poder del estado, en la
que la reducida cúspide dirigente detenta todos los poderes.
F.- Rol de la juventud en los regímenes fascistas.
El fascismo prometió a la juventud trabajadora abrirle un camino ancho hacia un porvenir
esplendoroso. En realidad, trajo a la juventud despidos en masa de las empresas, campamentos de
trabajo y ejercicios militares incesantes con vistas a una guerra de conquista. La técnica moderna,
sobretodo la de las radiocomunicaciones y el cine, monopoliza en manos del Estado eficaces
medios para influenciar ideológicamente a las masas populares.
G.- Papel que jugó la propaganda en el fascismo.
Joseph Goebbels -quien paradójicamente había sido criado en una casa de tradición judía al igual
que su mujer, Magda- fue quizás el único verdadero intelectual de los altos mandos nazis. A
cargo del Ministerio de Propaganda, se convirtió en el principal aliado de Adolfo Hitler en su
tarea de obnubilar a las masas mediante tácticas maquiavélicas de manipulación de información y
control absoluto sobre prensa gráfica, radio, cine, arte, literatura e incluso teatro. Un elemento
manejado con maestría por parte de Goebbels era la llamada “propaganda negra”. Se
denominaba así a aquel material cuya fuente quedaba oculta para la audiencia. Se presumía que el
hecho de desperdigar rumores para que actuaran por sí solos como propaganda tendría más
posibilidades de ser creído si las autoridades alemanas no estaban relacionadas con él. También
se utilizaban medidas negras para combatir rumores indeseables dentro del Reich, ya que una
desmentida oficial, según Goebbels, no haría más que reforzarlos.
H.- Rol de la mujer en el fascismo (cómo era vista y para qué era utilizada).
Son innumerables las mujeres que muestran su predilección por la corriente fascista. El fascismo
buscó desde el principio, obtener de las mujeres, una adhesión que se califica como masoquista.
Las mujeres fascistas proclamaban su espíritu de devoción y sacrificio. Se operó una
transformación que dominaba todas las relaciones entre las mujeres y el poder, bajo la cual el
“Duce”, padre del fascismo, se convertía en el macho por excelencia.
I.- Causas que hicieron posible la crisis y caída del fascismo.
La desaparición de Mussolini no acabó con el fascismo; su influencia durante los años veinte a
cuarenta fue extensa por toda Europa y América Latina. Aun desde posiciones
extraparlamentarias y clandestinas, el fascismo permaneció latente tras su derrota en la II
Guerra Mundial. En los años setenta numerosos grupos filo-fascistas operaron generalmente
desde actuaciones terroristas mientras que en los años ochenta el fascismo ha resurgido bajo
una serie de denominaciones variada, las más moderadas de las cuales, como el Movimiento
Social Italiano, no excluye su participación parlamentaria.
J.- ¿En qué consiste el neofascismo, cómo se manifiesta?
La derrota de Alemania e Italia en la II Guerra Mundial desacreditó al fascismo en Europa en el
periodo de posguerra. Países como España y Portugal, cuyos gobiernos fascistas se mantuvieron
en el poder después de la contienda, pasaron del totalitarismo al autoritarismo, y difuminaron sus
rasgos fascistas. La ulterior recuperación económica suprimió el descontento social que había
contribuido a la expansión del fascismo de preguerra y en la mayoría de los países democráticos
el fascismo pareció destinado a un exilio permanente en una franja política residual. No obstante,
durante las décadas de 1980 y 1990 el fascismo reapareció en algunos estados democráticos
occidentales. Sus manifestaciones más evidentes, englobadas de forma genérica bajo la
denominación "neofascismo", se materializaron en actitudes de tipo racista y xenófobo frente a
inmigrantes del Tercer Mundo y en la desilusión respecto a los partidos políticos que
representaban la legalidad democrática.
K.- ¿Cómo se manifestó el fascismo en América Latina y Venezuela?
Por: José Rafael López Padrino
El debate sobre el tema del fascismo en América Latina se remonta a los años treinta. La
aparición de movimientos políticos de tipo fascista en diversos países (Brasil, Argentina, Chile,
Bolivia y México), en la época en que el fascismo se encontraba en plena ascensión en Europa,
engendró grandes debates. Sin embargo, el fascismo como concepto se incorpora a la historia de
América Latina después del nacimiento del APRA de Haya de la Torre en Perú, y sobre todo con
los gobiernos de Getulio Vargas en Brasil, y Juan Domingo Perón en Argentina.
El fascismo vuelve al orden del día en los años sesenta-setenta con los golpes de Estado
en Brasil (1964), Argentina (1962, 1966, 1976), Uruguay (1973), y Chile (1973). Todos ellos
respondieron al agotamiento de la democracia burguesa, a la necesidad de la profundización del
modelo capitalista y del control de los trabajadores, así como de los sectores populares en sus
justas luchas sociales. Obviamente, el fascismo no había desaparecido, ni había sido derrotado, y
mucho menos vencido.
En Venezuela, bajo la mascarada del socialismo del siglo XXI, ha resucitado esta
perversión política ante el fracaso de la partidocracia como forma de gobierno, y la necesidad del
proyecto hegemónico por domesticar a los trabajadores y a los movimientos sociales. A pesar de
su amalgama de contradicciones ideológicas, su asqueante demagogia, su nauseabundo
chauvinismo, su grotesco culto a la personalidad, su belicismo desenfrenado, y su concepción
totalitaria del Estado, ha logrado oxigenar el bloque en el poder en sus pretensiones hegemónicas.
El proceso de fascistización ha ocurrido a través del desmantelamiento progresivo del
Estado democrático-burgués y su sustitución por un Estado de carácter fascista, pero con
modalidades económicas y políticas distintas al modelo europeo. Por nuestra condición de país
subdesarrollado nos topamos con un neofascismo dependiente, diferente a la fase de la
acumulación de capitales propia de los países desarrollados. En lo político, la incorporación de
una retórica socialista, reivindicadora de los excluidos sociales, lo transforma en un neofascismo
atípico.
El socialismo del siglo XXI (socialfascismo) promueve un pensamiento único, una
reorientación del sistema educativo, una intolerancia a la disidencia, la imposición de leyes
arbitrarias, una universalización de la intimidación y la represión, así como la creación de un
Estado militar, cuyos nuevos paradigmas son "el golpeteo marcial de los talones, y el ordene mi
comandante". A nivel socio-económico, se puede concebir como un proyecto que fomenta un
Estado corporativista, que impulsa un capitalismo de Estado depredador de las conquistas
laborales, lo cual le asegura al capital transnacional su predominio y le garantiza su hegemonía
sobre las fracciones de la burguesía nacional. El socialfascismo se ha instalado y pretende
perpetuarse para siempre, ante la complicidad de muchos y la indiferencia de otros.
L.- ¿Qué importancia tiene este tema hoy día en Venezuela?
El régimen fascista es totalitario, caudillista y rigurosamente subordinado. Su principio es "el
jefe siempre tiene razón" y el deber de cada uno es obedecerle completamente. Es un régimen
arbitrario, que niega la democracia y establece el monopolio del partido fascista, juntando en
sus manos la plenitud del poder económico, político e ideológico.
El sistema fascista es militarista por excelencia y convierte a todos los habitantes de un país en
soldados que cumplen la voluntad del caudillo. Para el fascismo, el Estado nacional está por
encima de todo. Se trata de un régimen represivo que no admite ninguna oposición ni
disidencia.
Anexo de última hora
El historiador e hispanista Stanley Payne dice que el “debate sobre el fascismo” ha sido
especialmente intenso durante el último tercio del siglo XX. Hace también sólo un par de
semanas The New York Times se hacía eco de la aparición del libro de Jonah Goldberg “Liberal
Fascism” que en lenguaje político americano su título sería “fascismo de izquierda”en el que,
seguramente para sorpresa de muchos izquierdistas de por aquí, se estudia la "historia secreta de
la izquierda” y sus conexiones con el movimiento fundado por Mussolini.
Este autor critica la práctica, tan extendida en la izquierda americana como también en la nuestra,
de motejar de "fascistas" a las posiciones de la derecha, como fácil recurso dialéctico para
desacreditarlas. Se ve que en todas partes cuecen habas. Pero lo más notable y curioso es la
conclusión a la que llega: El fascismo no es en absoluto una idea conservadora y de la derecha,
sino que -según él- ha sido siempre y aún lo es hoy una concepción de izquierda, "aunque los
mismos izquierdistas no se hayan enterado".
La tesis de Goldberg no es tan descabellada si atendemos a los orígenes del fascismo. Mussolini
procedía del socialismo; el partido de Hitler se llamaba "nacional-socialista"; ambos jugaron
cuanto pudieron con “lo social”; ambos se manifestaban contrarios a la "plutocracia capitalista" y
ambos aprendieron de Lenin esa suprema técnica de todos los totalitarismos que es el partido
único.
Goldberg añade, por su parte, como rasgos fascistas, la tendencia de la izquierda en esa
concepción del fascismo: “Descalificar al contrario, haciendo de él no ya un adversario sino un
enemigo”, como mostró en su tiempo Carl Schmitt, tan utilizada su teoría por el nazismo. El
corolario de ese planteamiento es evidente: “al enemigo ni se le da cuartel ni se le considera
como un igual, sólo cabe destruirlo”.
En este largo estudio del profesor Ferrán Gallego recuerda cómo Palmiro Togliatti, secretario
general comunista italisno, en 1936, dirigía un manifiesto a los jóvenes fascistas ofreciéndoles un
acuerdo, para luchar contra las "desviaciones" del régimen fascista, sobre la base del programa
inicial mussoliniano de 1919 que él aceptaba.
De hecho es evidente que no hay más fascistas, (o de derechas), que los que pretenden
descalificar a los demás con la gastada palabreja. A falta de argumentos, el insulto como razón
suprema. Fascismo en acción. Fascistas con la boca llena... de fascismo.
Narra en el libro un incidente que se produjo en un ámbito universitario que, al menos en teoría,
debería ser el templo de la libertad de expresión, de la tolerancia, la crítica y el razonamiento es
todo un síntoma de adónde hemos llegado…. en el que un asistente le interrumpía continuamente
al expositor pidiéndole debate. Cuando le dieron el derecho de palabra al inquieto dirigente
estudiantil, escuetamente, le soltó: "Hijo de...". Supremo argumento como los que utilizan por
aquí tantos fascistas bien encaramados que no quieren enterarse de que lo son.
Ortega y Gasset, en “La Rebelión de las Masas” (pags.26-30) sentenció: “Ser de la izquierda es,
como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el ser humano puede elegir para
ser imbécil: ambas, en efecto son formas de la hemiplejia mental”.
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