Movimiento indígena y relación con otros sectores sociales

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CONGRESO DE LA ORGANIZACIÓN NACIONAL INDÍGENA-ONIC
MOVIMIENTO INDÍGENA Y RELACIÓN CON OTROS SECTORES SOCIALES
Ibagué, diciembre 9-14 de 2007
Introducción
Los pueblos indígenas han establecido relaciones sociales de diversas formas y en circunstancias y
tiempos diferentes.
Antes de la colonia española habíamos establecido una red de relaciones entre nosotros mismos,
de tal manera que, por ejemplo, indígenas del altiplano intercambiaban sal y otros productos con
los indígenas de los valles que aportaban pescado y otras especies. En otros momentos también
se dieron relaciones de poder dominante de unos grupos sobre otros, llegando a configurarse los
grandes imperios de los Andes, o de Centro América.
En nuestra memoria permanece fijada la época de guerras y confrontaciones entre diversos
pueblos indígenas en el proceso de configuración del dominio sobre el territorio, como se sabe en
el caso de los Kunas o Tule y los Embera y los Wounaan.
Con la llegada de los conquistadores y colonizadores europeos muchas de esas relaciones de
poder fueron utilizadas por los españoles para profundizar divisiones, nuevos conflictos y así nos
dominaron, constituyéndose a partir de entonces una nueva forma de relacionamiento. Los
pueblos indígenas pasamos a tener un fondo común de dominación bajo el genérico de “indios”, y
comenzamos a tener una colonización que se ha expresado de múltiples formas y que aún no
termina.
En los últimos años nos hemos agrupado más allá de nuestras formas tradicionales de asociación
étnica y pasamos a conformar organizaciones de nivel zonal, regional y nacional. Hemos llegado a
una nueva época del mundo occidental, donde el principio de soberanía de los estados nacionales
dejó de tener existencia y dio paso a la globalización de la economía, del ordenamiento jurídico y
con ello se consolidó el proyecto imperialista de la economía de mercado capitalista.
Nuestra organización nacional indígena de Colombia –ONIC no puede dejar de plantearse la
pregunta por la forma de relacionamiento apropiada con ese mundo exterior a los indígenas, en
otras palabras, ¿Cómo debemos relacionarnos con los otros sectores sociales que nos rodean?
Intentar resolver este interrogante es el propósito de esta mesa de trabajo. Algunos líneas nos
pueden servir como punto de partida para que todos los compañeros y compañeras demos
nuestros aportes.
1. Los pueblos indígenas somos sujeto de Derechos
Desde la época colonial el poder político-dominante se propuso arrebatarnos los derechos,
empezando por el derecho a existir como personas, se puso en duda nuestra identidad de seres
humanos, ¿teníamos o no teníamos alma? , eso fue lo que se atrevieron a plantearse los
conquistadores, pero entre ellos mismos surgió la razón y se llegó a afirmar que sí teníamos alma y
por lo tanto humanos, nos podían cristianizar. Muy avanzado el siglo XX hubo quienes todavía
dijeran en juicio público que “no sabían que matar indios fuera un delito”.
Con el paso del tiempo hemos ido afirmando no sólo este derecho fundamental a ser reconocidos
como personas, sino que hoy hemos obtenido un conjunto de derechos sobre nuestra existencia
en tanto PUEBLOS, lo cual se ve reflejado en acuerdos internacionales, principios constitucionales,
leyes, decretos y normas, hasta la reciente declaración universal de los derechos de los pueblos
indígenas, la cual el gobierno colombiano no ha querido suscribir.
Todo este trabajo en el reconocimiento de derechos colectivos y Derechos de los Pueblos nos
llevan a afirmar con toda certeza que nuestras relaciones con los otros sectores sociales deben
basarse en estos derechos, de tal forma que no podemos seguir soportando ni aceptando
relaciones de colonialismo, sino que se deben hacer desde el respeto a la diferencia, a nuestras
entidades territoriales, a nuestras autoridades propias y a nuestras formas de pensamiento.
2. Alianzas en el logro de nuestros objetivos
Los pueblos indígenas al habernos trazado el objetivo de hacer cumplir el derecho a la
AUTODETERMINACIÓN, en la defensa de nuestros TERRITORIOS y el respeto a la IDENTIDAD
CULTURAL, hemos de identificar con quiénes podemos hacer alianzas, esto quiere decir con
quienes podemos contar para trabajar juntos en el cumplimiento de dichos propósitos.
En primer lugar, nuestros aliados deben ser las otras organizaciones indígenas que si bien no
están afiliadas a la ONIC comparten la misma problemática nuestra y se esfuerzan porque el
Estado colombiano cumpla con sus obligaciones con los pueblos indígenas. Esto significa que
debemos fortalecer todas las iniciativas que apunten a un trabajo unitario del conjunto del
movimiento indígena en Colombia.
Pero no podemos quedarnos con las alianzas entre organizaciones indígenas de Colombia,
debemos pasar las fronteras políticas de los Estados para hacer alianzas con los pueblos indígenas
de América, de Abya yala, pues los hermanos de Ecuador y Bolvia, por ejemplo, nos han hecho ver
que se puede avanzar en el logro de objetivos mayores. Pero no sólo debemos aliarnos para
obtener su ayuda, sino que lo hemos de hacer también para solidarizarnos con sus luchas, nuestra
experiencia puede ser puesta en la mesa de los debates de reivindicación de derechos.
En segundo lugar, compartimos una historia de colonización con las comunidades
afrodescendientes, o comunidades negras, sí, ellos fueron arrancados de sus territorios
ancestrales, arrancados y traídos a la fuerza, el secuestro colectivo más grande de toda la historia
de la humanidad, y hoy, al igual que nosotros, siguen padeciendo ese flagelo del destierro, se les
está sacando de sus territorios por una segunda vez, a sangre y fuego se les quita lo que fuera en
un comienzo sus áreas de refugio y luego sus espacios territoriales.
Hemos de establecer alianzas con los procesos étnico-territoriales de las comunidades negras que
quieran unir esfuerzos en el respeto de los derechos colectivos. En estas alianzas debemos definir
objetivos y tareas muy concretas para que puedan ser evaluadas de forma permanente para
corregir de forma oportuna las dificultades que podamos tener.
En tercer lugar, están los campesinos pobres, vecinos muchas veces de nuestros territorios, que
sufren, como nosotros, el impacto de la globalización de la economía neoliberal, que sólo quiere
ver en el campo colombiano sembrados de Palma aceitera, maíz, caña de azúcar, yuca y remolacha
pero no para alimentarnos, sino para producir los llamados combustibles ecológicos, mal llamados
biocombustibles, sino que son agro-combustibles, con lo cual quieren obligarnos a que el campo
deje de producir alimentos para los humanos y se ponga a producir comida para las máquinas.
Con el campesinado pobre hemos de hacer alianzas para que el Estado colombiano respete las
leyes y normas de protección del medio ambiente, de favorecimiento de la agricultura campesina,
y para que el campo cumpla su vocación fundamental de producir vida y no que siga siendo un
campo de batalla, de guerra, de muerte.
En cuarto lugar, está el movimiento social que lucha contra las políticas del neoliberalismo, que
tanto a nivel interno en Colombia, como en el continente americano y en todo el mundo, buscan
transformar las relaciones que establece la Organización Mundial del Comerciio-OMC, allí están
los obreros, estudiantes, los movimientos de defensa de los derechos de las mujeres, pobladores
de los sectores populares, que no se quieren dejar doblegar ante las leyes del mercado. Ellos
comparten con nosotros el proyecto de “OTRO MUNDO POSIBLE”
3. Apoyo en nuestras luchas
Junto a nuestro movimiento indígena han venido caminando un sinnúmero de personas,
organizaciones e instituciones que se han sumado de forma solidaria a nuestra causa. Ellos y ellas
son como una gran red de apoyo, la cual se ha tejido dentro y fuera de Colombia. A estos
compañeros de camino queremos hacerles las siguientes recomendaciones:
•
A las Organizaciones No Gubernamentales-ONG Colombianas
Ustedes nos han servido en muchos momentos, de manera particular en la defensa de los
derechos humanos, en medio del conflicto armado ustedes han sabido ponerse de nuestro lado, y
conjuntamente hemos podido emprender acciones importantes en defensa de nuestros derechos.
Queremos que nuestra relación con ustedes sea de mutuo respeto, no queremos que nadie nos
represente sin nuestra autorización, cada uno tiene un rol específico, y los invitamos a que seamos
autocríticos para que no pongamos nuestras manos sobre las suyas, o viceversa, más bien a
estrechar nuestras manos en relaciones de equidad.
•
A las ONG internacionales y Agencias de Cooperación
El trabajo de la solidaridad internacional ha sido decisivo en el desarrollo de nuestro movimiento
indígena. Contar con el apoyo decidido de la cooperación en sus múltiples facetas, esto es,
económica, política, intelectual, es algo que debe continuar.
Desde el ejercicio de nuestra autonomía queremos que la relación con ustedes sea en el respeto a
nuestros intereses, necesidades y aspiraciones. No queremos que los proyectos de cooperación
sean el desarrollo de políticas que definen las grandes agencias de cooperación gubernamental o
intergubernamental, sino que partan de forma real y efectiva desde los planes de vida de nuestros
pueblos.
•
A sectores de Iglesias comprometidos con el movimiento indígena
Las iglesias cargan en sus hombros la historia de haber sido el soporte ideológico de la invasión de
nuestros territorios, papel éste que todavía muchos sectores de estas instituciones quieren
prolongar. Sin embargo, también nos hemos encontrado con hombre y mujeres de las iglesias
(católica y no católicas) que han sabido reinterpretar su rol, y han emprendido un camino de
comprensión del mundo indígena y se han dedicado a apoyar nuestras luchas, llegando no pocos
de ustedes a ofrendar la vida en la defensa de nuestros derechos.
El apoyo de las iglesias no puede seguir siendo de unos pocos de sus integrantes, debe ser el
conjunto de sus instituciones la que se ponga al servicio de la causa de la justicia, y así contribuyan
a nuestro trabajo de construcción de la autonomía.
Queremos traer en este momento el espíritu de la Declaración Universal de los Derechos
Indígenas que exige el respeto a nuestras identidades espirituales y religiosas, para que ustedes
contribuyan al logro del ejercicio de este derecho.
•
A los académicos
Nuestro movimiento indígena también ha bebido del apoyo que sectores de académicos e
intelectuales nos han ofrecido. Sin embargo, hoy, vemos con preocupación que desde algunas
academias se siga llegando a nuestros territorios para hacer investigaciones sin las debidas
consultas con las autoridades indígenas.
El aporte académico en nuestras luchas es muy importante, pero exigimos que se rijan por los
parámetros del respeto, que inclusive las mismas pautas de la ética intelectual y profesional lo
incluyen. Recuerden que nosotros no somos “objeto” de conocimiento sino SUJETOS en la
producción del saber.
4. Exigencias de Derechos
Todo nuestro trabajo como movimiento indígena no es otra cosa que la EXIGENCIA DE
CUMPLIMIENTO DE DERECHOS. Esto determina la forma como hemos de relacionarnos con el
Estado Colombiano.
El Estado Colombiano no ha podido demostrar históricamente que sea un arbitro de las relaciones
sociales, pues siempre ha representado al sector dominante de la sociedad, esto es, ha estado
defendiendo los intereses de los grupos económicos poderosos, a los ganaderos, terratenientes,
industriales y al sector financiero, y, en las últimas décadas con mayor preferencia, por la
implantación de los intereses de las compañías trasnacionales que buscan por el mundo la
extracción de recursos naturales que afectan de manera especial nuestros territorios indígenas.
Por este motivo no puede haber alianza con el Estado, sino una firme y continua decisión de
exigirle que cumpla sus obligaciones con los ciudadanos, dentro de los cuales estamos los pueblos
indígenas con unos derechos colectivos reconocidos.
En esta misma línea creemos que las entidades intergubernamentales, como es el sistema de
Naciones Unidas, y el Sistema Interamericano, tienen unas tareas y responsabilidades muy
concretas en la vigilancia del cumplimiento del Estado de sus responsabilidades suscritas con tales
sistemas.
Por eso la relación con tales entidades debe ser de exigencia para que también cumplan con dicho
papel, y no le hagan el juego al Estado y los gobiernos de turno, su eventual silencio ante las
injusticias y violaciones de Derechos puede llevarnos a una pérdida de confianza en lo que ustedes
representan.
Para reflexionar sobre la manera como nos estamos relacionando con los demás, hemos de tener
claro que el punto de partida es el fortalecimiento de nuestra autonomía territorial y política,
desde allí establecemos alianzas, creamos redes de apoyo y hacemos la exigencia al Estado para el
cumplimiento de nuestros derechos.
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