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PORQUE ES POSIBLE, NADIE SIN HOGAR
Nadie sin hogar. Me suena esta frase. Si. Ya la he oído antes. Me dicen en Cáritas que llevamos
5 años con ella aunque ya van más de 20 de campaña. Y esto me hace pensar en cuántos lemas,
cuántos manifiestos, cuántas cosas se han dicho… Pero en mi cabeza queda el eco de lo que
más deseo: Nadie sin hogar.
Un hogar. Casa, comida, cama, calor, salud, amigos, trabajo… Una simple palabra y tanto
significado. Todo lo que a mí me falta se recoge en esta palabra. Pero, ¿de verdad esto
importa? Tantas campañas… Nadie sin hogar… y ya van 5 años.
Son 5 años en los que se ha hablado de dormir en la calle porque no hay alternativa. Dormir en
la calle no es digno, ni seguro, ni sano, pero no todas las ciudades o pueblos cumplen con la
normativa de tener albergues y los albergues no son lugares donde poder plantearse dejar la
vida de la calle. Solo puedes quedarte unos días y en unos días no puedes arreglar toda una
vida.
Son 5 años en los que se ha hablado de papeles. Tantas normas, tantas leyes. ¿Cómo arreglo yo
mi documentación sin una dirección? Me pierdo, no sé qué tengo que hacer.
Son 5 años hablando de salud. Pero cuando llego a un hospital no me atienden porque no tengo
mis papeles arreglados, o me dejan en un rincón, o me entregan una factura que saben que no
puedo pagar. A alguno de nosotros le han operado de urgencias y luego le han dado el alta para
que siga con su recuperación. ¿Dónde? Nadie lo sabe. Y también conozco personas sin hogar
con problemas de salud mental que no saben ni dónde ir, ni dónde están, ni quiénes son...
Nadie sin hogar.
Son 5 años hablando de artículos de constituciones que recogen derechos, los tuyos y también
los míos. El derecho al trabajo, a la vivienda… pero sigue habiendo desahucios.
¿Para qué sirven las campañas entonces? Nosotros pensamos que no sirven si sólo nos
movemos una vez al año y luego nos olvidamos. Nos da la sensación de que no nos conocen, de
que somos la parte fea de la ciudad, lo que hay que esconder para que no se vea y parezca que
no existe. ¿Y si no existimos, cómo nos vais a ayudar? Por eso estas campañas son un momento
de dar la lata, pero también lo es el día a día. Acércate. Conóceme. No tengas miedo. Mi
problema no es el de la crisis del ladrillo. Mi problema es el de una sociedad en la que la
persona importa menos que el dinero. Yo sueño con un mundo en el que todas las personas
podamos tener dignidad, en el que podamos ser escuchadas, en el que no se nos vea como algo
negativo, en el que se gaste menos dinero en armas y más en educación para que se puedan
prever estas situaciones, en el que el acceso a los derechos sea una realidad. Sueño con un
modelo social en el que cuente el trabajo, la sanidad, el hogar. Una sociedad solidaria que me
ayude a salir de esto. No quiero que me regalen una casa, ni una pensión. Lo que quiero es
poder ganármela y por eso lucho, para arreglar mi vida. Esta es mi meta, que la utopía sea una
posibilidad, que no haya nadie sin hogar.
PERSONAS PARTICIPANTES EN CASA DE ABRAHAM
(Centro de Inserción para personas sin hogar de Cáritas Diocesana de Ciudad Real)
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