Encuestas y opiniones económicas

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Encuestas y opiniones económicas
Publicado por entregas en Orientación, en sus ediciones del 19 y 26 de septiembre, 3
y 10 de octubre de 1999.
1. Estamos en crisis
Con ocasión de los cien días del nuevo gobierno se han realizado una serie de
encuestas de opinión pública junto con entrevistas a representantes de gremiales y
personas particulares. Estos últimos suelen venir acompañados de su respectiva
fotografía, mientras que las encuestas departamentales tratan de fotografiar el parecer
de muchos ciudadanos no tan conocidos. Fotografiados y encuestados coinciden en
afirmar que estamos en una serie crisis económica y social. La palabra “crisis” tiene
dos significados; significa, en primer lugar, que estamos mal en muchos aspectos y no
sólo económicamente. Significa, en segundo lugar, que tenemos que analizar las
causas y que —entre todos— tenemos que buscar soluciones.
El primer análisis y evaluación nos lleva a deducir que una crisis tan profunda
no se ha generado en los cien primeros días del actual gobierno; en otras palabras
que el actual gobierno ha recibido una herencia difícil. El cuestionamiento sube a los
gobiernos y a las economías privadas de la presente década, y en forma más general
al modelo de economía de mercado propiciado y adoptado como norma de conducción
económica. Esta conclusión no es una escapatoria o una simple explicación ideológica
o populista, dado que el mismo gobierno la expone con otras palabras como una
causa de nuestra crisis interna.
El señor Presidente ha dicho, en algunas de sus fugaces apariciones, que las
causas de nuestra situación económica encuentran una explicación en la difícil
situación de nuestros más cercanos socios comerciales del istmo, en la recesión de
todo el continente latinoamericano, y avanzando un poco más en la crisis económicofinanciera mundial. Y de esta crisis económica mundial no podemos echar la culpa a
los modelos socialistas-soviéticos, desintegrados y descompuestos desde 1989-1991.
De entonces para acá, en vez de ir a mejor hemos ido a peor a nivel mundial, como se
acaba de reconocer hace seis meses en el foro de Davos. Allá se dijo que la
globalización es irresponsable, por cuanto no puede explicar las causas ni controlar los
efectos sociales de este modelo económico. Incluso se ha dicho que, a final de siglo,
hemos entrado en una fase posneoliberal. En Europa occidental varios gobiernos
hablan de una tercera vía (ECA, 1999; pp. 459 y ss.).
Como todos los fotografiados y todos los encuestados dicen que estamos en
crisis, la tentación y la salida más fácil es clamar al gobierno para que nos saque de
esta crisis empantanada. Aquí cometen un error los defensores de la economía de
mercado, que ponen su confianza en el mismo juego del mercado, de la propiedad
privada y de la competencia como los mejores resultados de los recursos económicos;
en este modelo el Estado tiene sólo un papel subsidiario, y el mejor gobierno es el que
menos gobierna, el menos interventor. En consecuencia, como se hizo en el foro de
Davos, tenemos que someter a crisis o evaluación el propio sistema de economía de
mercado, responsable (o irresponsable) de nuestra actual crisis.
Desigualdades por donde se mire
La brecha del ingreso en números
35
30
25
América Latina (actual)
20
Si la distribución fuera
como la de
15
10
5
0
América
Latina
(actual)
África
OCDE
Europa
Oriental
S.E. Asia
Peor de lo que debería ser
Este gráfico ilustra por qué se considera “excesiva” la desigualdad en América Latina. Casi 33 por ciento de su
población es pobre, con ingresos per cápita de dos dólares o menos al día. La comparación con Europa Oriental es
particularmente reveladora porque el ingreso per cápita en esa región es comparable al de América Latina. (Fuente:
Londoño y Szèkely, 1997).
2. Estamos en crisis interna…
Decíamos que los personeros del actual gobierno quieren explicar nuestra
actual crisis como un derivado de la difícil situación de nuestros más próximos socios
comerciales y de la recesión económica del continente latinoamericano. El actual
gobierno se halla en una situación contradictoria. Por una parte, desciende del mismo
partido, cuyo modelo y estilo de gobierno nos ha gestado la actual crisis generalizada.
Por otra parte, tenemos la impresión de que el actual gobierno se ha encontrado con
problemas estructurales mucho mayores que los previstos en la fase preelectoral.
Esta ambigua situación ha dado lugar a que se hable del Presidente ausente-etéreo,
filósofo1, entre gruesas cortinas, sin poner los pies sobre la tierra. La gran crítica es
que no dispone o no expone un plan de acción para todo este abanico de problemas.
En pasados comentarios hemos hablado de una economía dolarizada.
Personalmente creo que el Señor Presidente tiene en parte la buena solución si
cumple dos consignas que anunció en su proceso preelectoral: “yo diré la verdad
aunque sea dura; yo no prometeré lo que no pueda realizar”. Al actual Presidente y
gobierno les cuesta decir la verdad, les cuesta decir que sus antecesores nos legaron
1
Alusión al presidente Francisco Flores (1999-2004). Flores hizo estudios de filosofía oriental en los
Estados Unidos. La alusión del autor puede entenderse si se le suma el hecho de que Flores fue criticado,
entre otras cosas, por haber sido esquivo ante la prensa. (N. del E.)
una economía que no es sana, ni sólida, ni sustentable, y que el gran problema no es
dolarizar la moneda, sino reestructurar todo el sector real de la producción, integrando
el mismo sistema bancario.
Una de las razones por las que al actual gobierno le va a costar más resolver
los problemas heredados es precisamente el que los hereda de su propio partido y
esto le frena para decir la verdad, para contradecir la euforia de su propio partido. La
solución hubiera sido más fácil si hubiera ganado las elecciones otro partido
competente; pero tampoco esta es solución porque, hoy por hoy, no existe otro partido
competente. Con toda la razón las encuestas muestran que se ha perdido la
credibilidad en el gobierno de partidos políticos. La crítica asciende hasta la Asamblea
Legislativa.
Sobra repetir lo que todos los días leemos en los titulares de nuestros diarios.
El BCR había anunciado a inicio del año una tasa de crecimiento del PIB de 3.5% a
4.0%; ahora contentos de alcanzar un 2.4%-2.0%, inferior al crecimiento de la
población. La tasa de inflación de mayo bajo al cero por ciento: razón, que un elevado
porcentaje de la población no tiene poder de compra. Misterio económico: la inflación
es baja y el costo de vida es elevado para la población asalariada. Si la población no
compra, las empresas no venden y no pueden cancelar sus créditos al sistema
bancario, que ha entrado en una peligrosa moratoria superior al 6%, cuando el 3% ya
es motivo de alarma. No se utiliza la palabra salvamento, sino salvataje de las
empresas, y los diarios preguntan: ¿salvataje de las empresas o de los bancos? Esto
sin hablar del salvataje de CREDISA, de FEDEFÚTBOL, de APROAS,2 de la carretera
de Las Chinamas, del puente del Lempa3 y el más difícil salvataje del déficit fiscal de
1999. Funcionamos a base de salvatajes, cuando el único y verdadero salvataje son
los $1,400 millones de remesas familiares. Otro misterio económico: los pobres
emigrantes hacen el salvataje de una economía nacional que no mucho atiende a los
pobres internos.
3. Las encuestas
Lo primero es que había que hacer una pregunta a la pregunta de estas
encuestas: ¿qué opina usted de los cien primeros días del actual gobierno?
Personalmente yo no quise ceñirme a responder a los cien primeros días del gobierno,
y le dije a la periodista que prefería hablar de “los mil últimos días del gobierno”, dando
a entender que los más serios problemas venían desde el río arriba. Esto no significa
que no podamos evaluar los inicios del actual gobierno. El problema fundamental es
que nos tenemos que evaluar todos, porque todos somos parte de la crisis actual, o
como indiqué en la primera entrega, lo que tenemos que evaluar es nuestro modelo
económico.
2
Ibisate enuncia acá algunos de los “salvatajes” con fondos estatales a beneficio de particulares,
conformando algunos de los casos de corrupción en aquel tiempo. El banco CREDISA, declarado en
quiebra por sus propios accionistas, recibió una inyección millonaria de fondos por parte del Banco
Central de Reserva; El directivo de la Federación Salvadoreña de Fútbol, el empresario Juan Torres, fue
culpable de desfalcar a la entidad deportiva, pero fue exonerado en los tribunales, con lo cual el Estado
asumió las pérdidas que dejó. La Asociación de Productores Agropecuarios Salvadoreños (APROAS),
que aglutinaba a desmovilizados de las paramilitares patrullas cantonales fue beneficiada por el gobierno
de ARENA con el desvío millonario de fondos de ayuda internacional destinados originalmente a los
damnificados por el huracán Mitch. APROAS recibió este dinero a cambio de apoyar la candidatura de
Francisco Flores. (N. del E.)
3
Las obras en Las Chinamas y en el puente del Lempa fueron resultado de licitaciones poco
transparentes. Los ganadores de las licitaciones inflaron los costos de las obras sin que ninguna autoridad
investigara sobre el particular. (N. del E.)
Nuestro modelo económico ha sido evaluado en dos formas complementarias:
primero, toda la secuencias de encuestas de opinión pública que venían ubicando en
la cúspide de problemas del deterioro económico (pobreza, desempleo, costo de la
vida) junto con la inseguridad ciudadana, violencia, delincuencia creciente. Los
resultados de estas encuestas fueron recogidos en el documento Bases para un Plan
de Nación, fundamentado en entrevistas departamentales; el nudo gordiano era “la
pobreza estructural, asentada en la marginación sociocultural, derivada a su vez de la
configuración y el funcionamiento tradicional del poder político” (p. 5). Esto era un
certero análisis de nuestro modelo económico.
En el presente año este análisis se ha traducido en tres importantes
documentos, citados en orden cronológico de su edición: Temas claves para un Plan
de Nación; Crecimiento con participación y Estado de la Nación en Desarrollo
Humano. Estos trabajos son fruto conjunto de muchos profesionales nacionales, que
junto con los análisis detallados proponen medidas concretas para el corto, mediano y
largo plazo. El análisis y las propuestas están hechos y la ciudadanía ha aportado su
parte de “responsabilidad compartida”.
Un error y un desplante que ha cometido el actual Presidente y gobierno ha
sido el prescindir, en cuanto conocemos, de todos estos valiosos aportes, bajo el
pretexto de que ya tenía su plan de acción, las llamadas cuatro alianzas. El error lo
está pagando caro porque la mayoría de entrevistados le preguntan al gobierno dónde
está su plan de acción global.
La crítica o queja mayor es que el Presidente ausente, invisible…, en sus
escasas apariciones ha ido anunciando unas escasas y no muy atinadas medidas, que
los titulares de La Prensa Gráfica anuncian como: “Flores admite que sus medidas no
tocan fondo” (18 de agosto de 1999). El gobierno no da muestras de tener un plan de
nación y lo que es más grave, no da muestras de querer consultar y utilizar toda esta
serie de aportes que emanan de las clases laborales y de los grupos profesionales.
Pocos gobiernos han tenido la oportunidad de contar con toda esta serie de aportes
nacionales, para gestar un plan de acción, sobre la verdadera realidad, y en
consecuencia el señor Presidente y su gobierno tienen que aceptar o aguantar que la
ciudadanía se vea forzada a realizar una severa crítica, reflejada en las recientes
encuestas. ¿Qué dicen las encuestas?
4. ¿Qué dicen las encuestas y entrevistas?
El déficit fiscal también ha crecido en ¢1,883.19 millones, desde 1994, a 1999.
Hace cinco años el déficit fue de ¢1,587.76 millones. La cantidad correspondiente a
1999 es de ¢3,470.95 millones.
Forzosamente las respuestas son distintas y encontradas. El BCR tiene que
decir: “La administración económica ha sido buena”. No dice que el mismo BCR
disminuyó a la mitad la posible tasa de crecimiento del PIB. Sí dice que cayó la
recaudación fiscal, lo cual no es una prueba de la buena administración económica.
Dice que Guatemala y otros países del istmo y continente están mal y que
comparativamente podemos hablar de nuestra estabilidad económica. Dice que “se
sinceró la banca”, porque reconoce que su tasa de beneficios han bajado y su mora
bancaria ha crecido; lo cual tampoco es signo de buena administración económica.
Dice que “hay optimismo” por el monto de reservas internacionales netas, pero no dice
que el déficit de la balanza comercial, según el mismo BCR, puede alcanzar los $1,700
millones, y que este déficit y la disponibilidad de reservas se saldan en parte y se
deben a los $1,400 millones de remesas familiares. Tampoco dice quiénes son los
“optimistas”. Con estos optimismos no solucionamos la crisis…
En contrapartida, el 93.2% de encuestados por el IUDOP-UCA (agosto de
1999) juzgan que el país vive una crisis económica en la actualidad, mientras que más
de la mitad señala al gobierno actual como el responsable principal de la crisis.
Podríamos agregar que el actual gobierno ya había heredado esta gran crisis, pero no
nos encuestaron. Sin embargo, estamos de acuerdo con el 5.76 de calificación dada
al actual gobierno, por lo comentado líneas arriba: por no escuchar y utilizar los
aportes de toda la ciudadanía. Aunque duela y moleste, a la pregunta: ¿Cómo cree
que hubiera hecho un gobierno del FMLN?, las respuestas no le dejan nada bien a
este partido opositor, porque un 27% opina que lo hubiera hecho peor y el 39.5% no
opina. Esto es muy triste, porque los dos principales contendientes salen de mal a
peor evaluados. Esto sí es crisis. Dejando otras respuestas concretas sobre los casi
nulos logros y la poca credibilidad en las escasas medidas económicas anunciadas
por el gobierno (respuestas resumidas en los diarios del 7 y 8 de septiembre), “la
impresión general de los ciudadanos es que el país no está bien y que las esferas
políticas no están respondiendo adecuadamente a las exigencias. A ojos de la
población, los conflictos sociales tienen su raíz en las condiciones de vida de la
mayoría de los ciudadanos; sin embargo, no parecen aprobar de lleno las acciones
tomadas por algunos sectores laborales y sociales para reivindicar mejoras en la
situación”. Los encuestados no se sienten optimistas respecto al futuro del país.
Los académicos entrevistados lamentan la ausencia de comunicación
presidencial, o yendo más al fondo lamentan que el Presidente no tiene nada que
comunicar y a ello se debe su ausentismo. Un antiguo ministro titula su entrevista:
“Cien días de soledad”. Otros académicos se ciñen a esperar el plan de acción que
dicen está preparando el nuevo gobierno. También ANEP solicitó al señor Presidente
un Plan de Nación. Dato curioso: los defensores del mercado solicitan un Plan de
Nación. Parece que estamos entrando en la fase del pos-neoliberalismo, con una
integración de Plan y mercado. Quo vadis? ¿Hacia dónde va El Salvador?
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