«Para que España salga de la crisis también debe hacerlo la Comunidad Valenciana» Por Pere Rostoll. Diario Información. Domingo, 6 de octubre de 2013 Alfredo Pérez Rubalcaba (Cantabria, 1951) visitó hace unos días la ciudad de Alicante. Lo hizo para protagonizar un acto en defensa de la construcción del Corredor Mediterráneo. Al líder del PSOE le preocupa, en estos momentos, el impacto de unos presupuestos del Estado para 2014 que califica de «malísimos» y los problemas que afectan a los que más sufren. Reconoce el papel de la actividad económica de las tres provincias valencianas y lanza una advertencia: España no podrá salir de la crisis sin que también lo haga la Comunidad. A Alfredo Pérez Rubalcaba se le nota metido por completo en la tarea de intentar mantener a flote el PSOE. Y, desde luego, no lo hace desde la autocomplacencia. El dirigente socialista reconoce que a su organización aún le queda un camino por recorrer y que apadrinó políticas, especialmente durante su última etapa de gobierno con Zapatero, que le han sumido en una crisis de credibilidad. Asegura que se va a volcar en la Comunidad y cree que un cambio de gobierno en la Generalitat en 2015, aunque sea pactando a varias bandas, puede ser la llave para mejorar sus resultados electorales en las generales. Eso sí, continúa hermético sobre su aspiración de volver a encabezar las listas del PSOE: «Ya lo veremos. Cuando llegue el momento». Con recortes de servicios básicos, una corrupción sistémica con el escándalo Bárcenas o lo que ocurre en esta Comunidad, descrédito creciente de la política... ¿Tiene Rajoy alguna salida? Es una buena pregunta para Rajoy. Sí digo una cosa: la mayoría parlamentaria la tiene el PP. Sin duda. Pero la mayoría social la han perdido. Hace mucho. Todo el mundo se ha dado cuenta que están utilizando la crisis como coartada. Esa es la madre del cordero. ¿Coartada para qué? Para tocar la Sanidad, la Educación, las pensiones y las relaciones laborales. Cuatro elementos básicos de nuestro sistema social. Pero el PSOE tampoco tiene a día de hoy esa hegemonía social... No. Desde luego que no. Es verdad que nos queda aún un camino por recorrer. Pero creo que lo estamos intentando cubrir de forma honesta. Con un trabajo de fondo que pasa por poner en marcha un nuevo proyecto político. No nos hemos liado a lanzar eslógans ni a hacer demagogia. Lo que hemos hecho es reflexionar durante dos años sobre las cosas que hemos hecho mal, lo que está cambiando en España, aquello que debemos modificar en nuestras propias propuestas políticas... Es el camino más largo pero, desde luego, es el más honesto para recuperar la confianza de los ciudadanos. ¿Y sólo con eso el PSOE va a recuperar la confianza ciudadana? El PSOE tiene que seguir haciendo una oposición útil. Y eso no significa hacer pactos con el gobierno. Estoy hablando de utilidad para los ciudadanos. Por ejemplo, lo que hemos hecho con la Ley Wert. Lo digo ya: no va a entrar en vigor. Tenemos un pacto con el resto de fuerzas parlamentarias para que durante la próxima legislatura, en la que el PP no tendrá mayoría absoluta, esa norma cambie. Eso es hacer oposición útil. Hay que hacer oposición, tenemos que elaborar un nuevo proyecto y hay que cambiar el partido, que también lo estamos haciendo. Tres elementos para buscar una empatía y recuperar la confianza con los ciudadanos que es lo que hemos perdido. Al final de la anterior legislatura, la gente no se reconocía en lo que hacíamos en el Gobierno. Usted ha sido ministro del Interior. ¿Qué medidas habría que tomar para intentar acabar con los escándalos de corrupción? Una buena parte de las cosas que se están conociendo y juzgando ahora proceden de mi época en Interior. He sido un ministro muy duro. Creamos unos grupos en la Policía y en la Guardia Civil porque yo me di cuenta de que había mucha corrupción, especialmente, ligada al crecimiento desordenado del urbanismo. Operaciones desarrolladas por la Policía y los jueces como Gürtel o Brugal son de mis años. Creo que he sido implacable con la corrupción, algo que me costó en su día muchos disgustos. Hay que castigar la corrupción y acelerar los procedimientos judiciales. Es una vergüenza que tardemos cinco, seis o siete años en acabar un proceso. Los ciudadanos piensan que los políticos nos estamos beneficiando de esa lentitud. Es, desgraciadamente, la lentitud de la justicia pero tiene una repercusión política. Pero también digo que lo más importante es prevenir. Una vez que un político ha metido la mano en la caja, el mal ya está hecho. Ya le puedes juzgar rápidamente y meter una condena severísima pero el mal, desde luego, ya está hecho. Lo que hay que hacer es impedirlo. Hay que mandar un mensaje muy claro: ellos son muy pocos pero hacen mucho daño y vienen al servicio público a beneficiarse y nuestra respuesta sólo puede ser que lo pueden intentar pero que hay muchísimas posibilidades de que los pillen y de que lo impidamos. ¿Habla también de la falta de control del escándalo de los ERE en Andalucía, principal feudo en estos momentos del PSOE? Ese es un caso típico de falta de prevención. Si los mecanismos de control del gasto se afinan y son más estrictos, estas cosas no pasarían. Durante muchos años, con el argumento entonces razonable de agilizar la administración, un paquidermo lento y que perjudicaba a los ciudadanos, fuimos quitando controles previos. Lo han hecho todas las administraciones. Era verdad: se tardaba muchísimo tiempo en resolver problemas y afectaba directamente a los ciudadanos. Pero ahora ya no lo es. La informática te arregla eso y el trámite dura cinco minutos. Ya no van los expedientes de mesa en mesa. No hay razón, por tanto, para quitar controles previos. Ahora lo que hay que hacer es ponerlos. ¿Quiere decir, por tanto, que en el caso de los ERE, ese control de la caja del gasto no ha funcionado? Es evidente que hubo un problema de control. Y lo ha reconocido la propia Junta de Andalucía que, de hecho, fue a los tribunales para denunciarlo. Tenemos que evitar que las personas que llegan a la política para beneficiarse, lo hagan. La otra pata de la desafección política es, sin duda, la crisis económica. ¿Tiene discurso el PSOE para salir de esta larga recesión? No voy a negar nunca que este verano han aparecido datos económicos que no han sido malos. Yo me alegro. No voy a hacer lo mismo que Montoro: decir que a ver si se caía España para entrar él. Me pareció horroroso. ¿La prima de riesgo está más baja? Magnífico. ¿Le ha ido bien al turismo? Fantástico. ¿Van por buen camino las exportaciones? Mejor todavía. Ahora es verdad, por ejemplo, que los padres que han comprado este mes libros de texto o material escolar siguen pagando un 13% más de IVA. Hay estudiantes que han perdido la beca. A los pensionistas les viene lo peor por delante. Y esto es lo que, al final, le debe importar al Gobierno. Si es verdad que la economía respira, hay que permitir que los ciudadanos puedan también respirar. ¿Está pagando el PSOE con una crisis de credibilidad de sus siglas la parte final del mandato de Zapatero? Los recortes empezaron en mayo de 2010 con su gobierno... Es evidente. Estamos pagando una política europea que cambió. Tuvimos que recortar. Europa abordó inicialmente la crisis con una política de apoyo público. Y a raíz de la crisis griega, pasamos al otro lado. Fue un «pendulazo». De gastar para suplir la inversión privada, pasamos a la austeridad más absoluta. Los americanos, sin embargo, han demostrado que ni lo uno ni lo otro. Que se puede ser austero y combatir el déficit sin olvidarse del crecimiento. Por eso, una crisis que era americana en su inicio, ha pasado a ser únicamente europea. Europa tiene que reconocer que nos hemos equivocado de la mano de Ángela Merkel. Hay que cambiar de política. Aplicar dosis de crecimiento donde sólo hay austeridad. De lo contrario, la economía no saldrá adelante. Pues si los socialdemócratas alemanes acaban pactando el gobierno con Ángela Merkel, se van a quedar ustedes sin discurso... No me quiero meter. No quisiera que a los problemas del SPD se sumara más presión exterior. Aquí sería impensable. Pero es una cultura política completamente diferente. ¿Y con la que está cayendo en esta Comunidad corrupción, quiebra económica, crisis... cómo se puede explicar que los socialistas valencianos lleven dos décadas de sequía electoral? Algo habremos hecho mal. Es evidente que cuando la situación es la que es y los socialistas no hemos conseguido sustituir al PP, es que habremos hecho cosas mal. Ahora, sin embargo, hay una cosa que ha cambiado. Pienso que los valencianos se han empezado a dar cuenta de que el Gobierno de Fabra está definitivamente agotado. Ha sido nefasto. También se viene abajo esa cosa que cuando el PP gobierna en Madrid a esta Comunidad le va bien. Tampoco es verdad: está siendo olvidada por el Estado. Y tercero: los socialistas están mucho mejor, tienen un liderazgo reconocido y reconocible, que yo respaldo. Vengo todos los meses a la Comunidad: es mi compromiso. Y en el congreso del PSPV ya lo dije: el PSOE se ha equivocado y, es verdad, que la dirección federal se había olvidado de que esta es una autonomía muy importante para el conjunto de España y también lo debería ser para los socialistas. Mi intención es corregir esa situación. Ximo Puig está intentando volver a hablar con todo el mundo y recuperar lazos sociales que habíamos perdido. Ese trabajo de «hormiguita» está bien hecho y dará resultado. Ximo Puig, sin embargo, reconoce que el PSPV no tiene, en estos momentos, una mayoría social entre los valencianos... Creo que la Comunidad Valenciana va a cambiar de liderazgo político en 2015. Estoy convencido. ¿Piensa usted que el PSPV se ha dedicado más a las cosas internas que a atender a los ciudadanos? El PSPV ha vivido durante muchos años una larga crisis interna. Eso ha pasado. Pero mi impresión es que que ya la ha superado. Y también pienso que tiene un liderazgo consolidado. Pero, sobre todo, entiendo que el PSPV se está dando cuenta de hasta qué punto los ciudadanos le necesitan. Y le necesitan fuerte, viviendo para el conjunto de la sociedad. Los socialistas valencianos han padecido divisiones internas. Las han tenido. Pero ahora se han dado cuenta de que la gente lo está pasando realmente mal. Los presupuestos del Estado se han presentado esta semana y vuelven a dar un importante hachazo a los servicios públicos... Son unos presupuestos malísimos. Y, sobre todo, son injustos. Con los pensionistas, con los desempleados, con las personas que necesitan dependencia... Son injustos, por tanto, con la gente que más lo necesita y con la que peor lo está pasando como consecuencia de la crisis. Además, desde el punto de vista económico, en mi opinión, son unos presupuestos ineficaces. Se han olvidado del crecimiento y continúan por la vía de la austeridad, la austeridad y más austeridad... El Gobierno pretende hacernos creer que con 70 millones de I+D recuperan los casi dos mil que han quitado. Eso no es una apuesta, es una tirita. Se olvidan por completo de la Educación con 250 millones para becas con los que intentan que nos olvidemos de los miles de millones que han recortado y que, eso no lo dicen, en una parte muy importante se dedicarán a pagar a las Universidades las tasas que ellos mismos han subido. Una cosa que no han explicado: los del Gobierno son bastante listos. Y una tercera cuestión es el empleo. El resultado de esa falta de políticas de crecimiento es que no se van a crear puestos de trabajo, algo que se reconoce en los propios presupuestos. En resumen, acabaremos el año 2014 con mucho más desempleo: cientos de miles de parados más que los que el PP se encontró hace ahora casi dos años cuando llegaron al Gobierno. Y es ya el tercer presupuesto que llevan al Congreso. Y hablando del reparto de las inversiones del Estado para 2014, la Comunidad Valenciana ha vuelto a sufrir un nuevo «tijeretazo» de fondos. Llueve sobre mojado. ¿Está dispuesto a apoyar que se acabe con esa discriminación? Esta Comunidad padece una crisis económica enorme. Una crisis de modelo. Como dice Ximo Puig y con toda la razón, el proyecto del PP está agotado. Y no sólo eso: ha fracasado de forma estrepitosa. Después de unos años de burbuja y oropeles, hemos descubierto que debajo del telón no había absolutamente nada. Lo está pasando muy mal. Segundo razonamiento y es una cuestión clave: España no saldrá de la crisis si no lo hace la Comunidad Valenciana. Cuando tienes tres o cuatro motores y uno se te gripa, tienes un problema. Por tanto, pensar en la Comunidad es pensar en España. Lo tengo clarísimo. Y a partir de ahí, nosotros estamos dispuestos a apoyar las inversiones en esta Comunidad, a cambiar el modelo de financiación... y lo hacemos porque es bueno para los valencianos pero también para el conjunto de España.