Roj: SAP CO 1386/2002 - ECLI:ES:APCO:2002:1386 Id Cendoj: 14021370022002100021 Órgano: Audiencia Provincial Sede: Córdoba Sección: 2 Nº de Recurso: 230/2002 Nº de Resolución: 254/2002 Procedimiento: CIVIL Ponente: JUAN RAMON BERDUGO GOMEZ DE LA TORRE Tipo de Resolución: Sentencia SENTENCIA Nº254/02 AUDIENCIA PROVINCIAL CÓRDOBA SECCIÓN SEGUNDA PRESIDENTE D. ANTONIO PUEBLA POVEDANO MAGISTRADOS D. JUAN RAMÓN BERDUGO GÓMEZ DE LA TORRE D. ANTONIO JIMÉNEZ VELASCO APELACIÓN CIVIL ROLLO 230/02 AUTOS 126/01 JUICIO ORDINARIO JUZGADO DE 1ª INSTANCIA Nº1 DE PEÑARROYA En Córdoba a cuatro de octubre de dos mil dos. Vistos por esta Sala los autos de juicio Ordinario nº 230/02 seguidos ante el Juzgado de 1ª Instancia nº 1 de Peñarroya-Pueblonuevo, entre D. Manuel , representado por el procurador Sr./a. D. José J. Rodríguez Puelles y asistido del letrado Sr./a D. Victoriano Vera Castillejo, contra D. Hugo , representado por el Procurador/a Sr./a. D. Jesús Balsera Palacios y asistido del letrado Sr./a. D. Antonio Serrano Romaguera pendientes ante esta sala en virtud del recurso de apelación interpuesto contra sentencia dictada en estos autos. Siendo Ponente el Ilmo. Sr. D. JUAN RAMÓN BERDUGO GÓMEZ DE LA TORRE. ANTECEDENTES DE HECHO Se aceptan los de la sentencia apelada. Primero.- Seguido el juicio en todos sus trámites se dictó sentencia por el Magistrado-Juez, cuya parte dispositiva dice: ,QUE DESESTIMANDO LA DEMANDA INTERPUESTA POR D. Manuel , DEBO ABSOLVER Y ABSUELVO A D. Hugo DE TODAS LAS PRETENSIONES EN SU CONTRA. En cuanto a las costas procede su imposición a la parte actora, de acuerdo con lo establecido en el art. 394 de la LEC." Segundo.- Contra dicha resolución, se interpuso, en tiempo y forma, recurso de apelación por Don Manuel , siendo parte D. Hugo y, recibidos los autos en esta Audiencia, se les dio el trámite establecido en la ley, estándose en el caso de dictar sentencia. Tercero.- En la tramitación de ambas instancias, se han observado las prescripciones legales. FUNDAMENTOS DE DERECHO 1 PRIMERO.- El recurso interpuesto por el actor D. Manuel combate la indebida apreciación de la excepción de falta de legitimación pasiva del demandado D. Hugo que hizo la sentencia recurrida, entiende el recurriente que con independencia de que el Sr. Hugo interviniera como administrador de las entidades DIRECCION000 y DIRECCION001 . en los contratos de cesión de aprovechamientos pecuarios de la FINCA000 ", propiedad de dicho recurrente, lo cierto es que fue dicho señor, como tal persona física y no como administrador de ninguna empresa, quien introdujo en la referida finca unas 300 cabras causantes de los daños en los olivos, razón por lo cual fue demandado, primero, en el acto de conciliación y posteriormente en el presente juicio, de ahí que se alegue como base del recurso: infracción de ley, por cuanto la demanda se apoya en los arts. 1902 y 1905 cc. relativos a la reclamación de daños extracontractuales ocasionados por una persona física, el demandado D. Hugo , mientras que la sentencia entiende que deberían haberse reclamado daños contractuales derivados del contrato de arrendamiento existente entre el Sr. Manuel y las entidades DIRECCION000 y DIRECCION001 . Es decir, que una cosa es el contrato de arrendamiento por las dos entidades colectivas, referido a vacas y ovejas y otra distinta que el aquí demandado, poseedor de las cabras ( art. 1905 cc) las introduce en la finca, incurriendo en la responsabilidad extracontractual por los daños que ocasionaron. El desarrollo argumental del motivo obliga a recordar que, ciertamente, la responsabilidad por los daños causados por animalesanimales, tal como está regulada en el art. 1905, es de naturaleza objetiva, siendo suficiente la causación del daño por el animalanimal para imponer la responsabilidad a su poseedor o usuario. Así ha sido considerada tanto por la doctrina como por la jurisprudencia ( ss. TS. 26-1-72, 15-3-82, 28-4-83, 30-4-84, 28-1-86) dado que aquella responsabilidad no consiente otra interpretación que la que clara y evidentemente se deriva de sus términos literales, bastando que el animalanimal cause un perjuicio para que nazca la responsabilidad del dueño ,aún no imputándose a este ninguna clase de culpa o negligencia": Como señala la s. TS. 28-1-86, con cita de otras anteriores, el art. 1905 cc. contempla una responsabilidad de carácter no culpabilista o por riesgo, inherente a la utilización del animalanimal, que procede en principio por la merca causación del daño y con exoneración en los singulares casos de fuerza mayor, lo que significa exclusión del caso fortuito, y culpa del perjudicado, en el bien entendido que, según se desprende del texto legal y así lo destaca la doctrina, a responsabilidad viene anudada a la posesión del semoviente y no por modo necesario a su propiedad, de donde se sigue que basta la explotación en el propio beneficio para que surja esa obligación de resarcir. En términos semejantes se pronuncia la S. TS. 10-7-95; afirmándose en la de 8-2-2000, que la carga de la prueba de la existencia del resultado dañoso producido y de la relación de causalidad entre la conducta activa o pasiva del sujeto agente y tales daños, le incumbe a quien afirma la concurrencia de culpa extracontractual y pretende la indemnización pecuniaria; criterio éste recogido en otras sentencias como la de 13-2 y 3-11-93, 14-2- y 9-7-94, 3-5-95, 19-2-98 y 15-2-99 que establece como es rechazable alegar una teórica responsabilidad objetiva o cuasi-objetiva o una presunción de culpa o una inversión de la carga de la prueba para liberarse de probar la relación fáctica entre una acción o omisión y el daño, siendo ello condición imprescindible para llevar a cabo el juicio de imputación de responsabilidad. Se viene exigiendo, pues, por parte de la jurisprudencia una prueba terminante relativa al nexo entre la conducta del agente y la producción del daño, y siendo uno de los presupuestos para que nazca la obligación de resarcimiento por culpa extracontractual incumbirá su probanza a la parte actora, conforme a las reglas que en materia probatoria se establecían en el art. 1214 cc. (actual art. 217 LEC); siendo también constante la jurisprudencia que proclama que no caben en sede de nexo causal meras declaraciones, conjeturas o probabilidades, sino que se precisa la certeza probatoria ( por todas Sentencias TS. 8-2-2000) SEGUNDO.- A tenor de cuanto antecede la resultaría exigible al que reclama, esto es el actor, la prueba de la causación del daño, del nexo causal y que los animalesanimales los posee o son propiedad del demandado, encumbiéndole a éste la prueba de las correspondientes excepciones fuerza mayor o culpa del perjudicado. Por tanto en el caso presente, para que la demanda pudiera prosperar, sería preciso que el demandante hubiera logrado probar no solo los daños producidos en los olivos por las cabras y la acreditación de los perjuicios que por dicho concepto reclama, sino que dichas cabras eran propiedad del demandado, o al menos, que se servía de las mismas y fue quien las tenía a su cargo. En efecto la responsabilidad objetiva por el hecho de los animalesanimales viene recogida en el código de forma disyuntiva , al poseedor del animalanimal" o el que se sirve de él". La doctrina está de acuerdo en considerar que nos hallamos ante una responsabilidad alternativa, no acumulativa. La conjunción empleada por el legislador es indicativa de que éste quiere que responde el poseedor, salvo que el animalanimal se encuentra al servicio de otra persona, que será, en tal caso, el responsable. Ahora bien el concepto de poseedor debe interpretarse, en el espíritu del precepto, como propietario o, al menos, como poseedor en concepto de dueño, él vinculo jurídico que determina la responsabilidad ha de ser, por tanto, más intenso que la mera tenencia ocasional. 2 Así se deduce: a)De los antecedentes históricos del art. 1905. En primer término, porque la naturaleza noxal de esta responsabilidad, tanto en el Derecho romano (,actio de pauperia") como en el fuero Real (Libro IV, título IV, ley XX) y en las Partidas (ley 22, titulo 15, Partida 7ª) al permitir al responsable optar entre la indemnización y el abandono del animalanimal, exigía que aquel ostentará la más pelan titularidad; en segundo término, porque los antecedentes legislativos del art. 1905 ( art. 1902 del Proyecto de 1851 y art. 1385 CC. francés) mencionan expresamente al propietario en el lugar que en el art. 1905 ocupa la expresión ,poseedor"); b)Lo superflua que resultaría la mención alternativa , al que se sirve del animalanimal," se asumiera un concepto lato de posesión, que fácilmente podría abarcar todas los impuestos de utilización del animalanimal; y c) El T.S. se ha pronunciado a favor de la responsabilidad del propietario. ,Tal concepto de dueño es suficiente para que arrastre las consecuencias favorables o adversas de esta clase de propiedad , ( s. 19-10-09); , bastando, según el mismo, que un animalanimal cause un perjuicio para que nazca la responsabilidad del dueño ( s. 25-12-52); ,aunque la ley, no se refiera al dueño habrá que entender que es responsable salvo que exista algún estado de posesión o servicio del animalanimal" ( s. 26-1-72); , el art. 1905 cc. bien claramente proclama la responsabilidad, con carácter objetivo, del dueño de los animalesanimales" ( s. 15-3-82). La expresión ,el que se sirve de él" resulta más conflictiva. El problema resulta especialmente relevante si, como se sostiene, la responsabilidad del poseedor o propietario y la del que se sirve del animalanimal se excluyen mutuamente, de manera que puede decirse que el propietario responde si, en el momento de producirse el daño, no estaba el animalanimal al servicio de otra persona. La utilización de la expresión , servirse de , en vez de ,tener", parece aludir a una utilización del animalanimal en provecho propio, con exclusión, por tanto, de aquellos casos en que el animalanimal es empleado por cuenta ajena. Sin embargo este criterio, fundado en un cuius commoda eius incommoda respecto de cada animalanimal, como unidad de riesgos, puede ser sustituido por otro, basado en el riesgo de la empresa, que tendería a hacer responsable del daño a aquella empresa o profesional que emplea animalesanimales en un negocio, con independencia de que su contacto con cada animalanimal sea reducido y no necesaria o exclusivamente en su propio servicio. Conforme a al primera tesis, son responsables todos los que utilicen el animalanimal para la obtención en su propio provecho de un servicio o prestación por parte de aquel. Lo serían, por tanto, el comodatario, el arrendatario y el usufructuario; no lo serían, por el contrario, el depositario, el que tiene en su poder el animalanimal para prestarle cierta atención (veterinario, pastor...), sea asalariado o contratante independiente. Conforme a la teoría del riesgo de la empresa, serían responsable todos aquellos que, de una forma o de otra, emplean en su negocio animalesanimales, sean propios o ajenos. Ello permitiría incluir al depositario o guardador profesional (veterinario, pastor no vinculado laboralmente) y excluir, un cambio, el comodatario o arrendatario ocasional (por ejemplo, quien alquila un caballo en un picadero para dar un paseo) y el particular que tiene bajo su guarda un animalanimal ajeno (persona que se ocupa del perro del vecino durante su ausencia). La jurisprudencia al respecto es escasa. La s. 28-4-83, al absolver a los pastores de un rebaño de vacas de toda responsabilidad con base en que el evento dañoso se produjo cuando el rebaño se había disuelto y cada vez volvía libremente a un establo, parece admitir que dichos cuidadores - de los que no constan si eran independientes o asalariados - habrían respondido si los daños se hubieran causado mientras guardaban el ganado. El s. 28-1-86 condena al propietario de la finca en la que se encontraba la vaca causante del accidente, sin que, al parecer, hubiera prueba de que fuera de su propiedad, argumentando que , la responsabilidad viene anudada a la posesión del semoviente y no por modo necesario a su propiedad, de donde se sigue que basta la explotación en el propio beneficio para que surja esa obligación de resarcir". TERCERO.- Pues bien el actor frente al dato reflejado en el contrato de aprovechamientos rústicos de que el demandado interviene en el mismo como administrador y apoderado de las sociedades " DIRECCION000 ." y , DIRECCION001 .", a los que representaba en dicho acto, y que la primera sociedad era propietaria del ganado vacuno (50 vacas y 20 becerros) y la segunda del ganado ovino (300 ovejas), para acreditar que fue el Sr. Hugo como persona física quien introdujo unos 300cabras (ganado caprino no contemplado en el contrato) que causaron los daños en los olivos, objeto de reclamación en la presente 3 litis, se ha limitado a presentar con la demanda, un informe pericial de los daños, - sin que se solicitará su ratificación -, la certificación del acto de conciliación y el atestado de la Guardia Civil de fecha 12-7- 01, en el que solo constan las propias manifestaciones del demandante responsabilizando de los hechos al Sr. Hugo como la persona que tiene el rebaño de cabras, atestado en el que por diligencia, la propia Guardia Civil hace constar que la persona que citan como administrador y apoderado de las citadas empresas y ,propietarios de las cabras" se trata de Hugo . Es cierto que esta diligencia, por si sola, carece de valor probatorio, pero obviamente, ocurre lo mismo con aquellas manifestaciones del actor en la denuncia, por lo que no deja de sorprender a la Sala que por el hoy recurrente en el acto de la audiencia previa se limitara en el trámite del art. 429, a proponer como prueba la documental preconstituida. CUARTO.- En consecuencia no está acreditado no ya que el demandado sea el propietario de las cabras, sino ni siquiera que fuere él quien como persona física y en su propio beneficio las introdujera en la finca del actor, debiendo, por ello, confirmarse el pronunciamiento absolutorio de la sentencia de instancia, por cuanto que el acto de conciliación celebrado el 30-10-01 compareciera el Sr. Hugo , y al ser requerido para el ahorro de los daños, culpando a otros animalesanimales salvajes, ello no implica la aplicación del principio de vinculación a los actos propios. En efecto, el acto propio es la declaración de voluntad expresa o tácita, manifestada en términos concluyentes e inequívocos y verdadera de la actitud del sujeto frente a determinada situación jurídica ( s. TS. 31-10-89). La doctrina de los actos propios requiere, entre otros extremos, actos concluyentes para crear, modificar o extinguir una relación jurídica. La esencia vinculante del acto propio en cuanto significativo de la expresión del consentimiento, es que se realice con el fin de crear, modificar o extinguir algún derecho, con exigencia de que origine un nexo causal eficiente entre el acto realizado y su incompatibilidad con la conducta posterior y fundamentos en un comportamiento voluntario, concluyendo e indubitable, de tal modo, que define de modo inalterable la situación del que lo realiza ( ss. TS. 12-7-90, 5-3-91, 4-6-92, 12-4-93 y 30-5-95). . Es decir que la conocida doctrina de que nadie puede ir contra sus propios actos , contra actum propium veuire quis nom potes ,califica y tilda de inadmisible el ejercicio de un derecho y acción que se halla en contradicción con una conducta y forma de comportarse anterior, contradictoria e incompatible con dicho ejercicio. Ahora bien, las declaraciones realizadas en actos de conciliación celebrados sin avenencia son meramente provisionales y carecen del carácter de confesión, siendo lo mismo predicable de las reclamaciones, al menos como la presente y por su propia naturaleza, en los mismos formalidades y que pueden obedecer a distintos fines como, por ejemplo, el de intentar llegar a un acuerdo ( ss. TS. 26-4-95, 16-10-90, 15-6-8910-10-88, 16-10-87). QUINTO.- En base a lo expuesto el recurso debe ser desestimada con imposición de costas, art. 398 y 394 LEC. Vistos los preceptos legales citados, sus concordantes y demás de procedente aplicación FALLAMOS Que desestimando el recurso de apelación interpuesto por el procurador/a Sr./a D. José Joaquín Rodríguez Puelles en el nombre y representación que ostentan contra la sentencia dictada en los autos de juicio Ordinario núm. 230/02 por el Sr. Juez de 1ª Instancia núm. 1 de Córdoba debemos confirmar y confirmamos la aludida resolución, con expresa condena en las costas de esta alzada a dicha parte apelante. Notifíquese la presente resolución a las partes y a su debido tiempo remítanse, junto con los autos originales, certificación de esta Sentencia, al Juzgado referido, para su conocimiento y cumplimiento, interesándole acuse recibo. Así por esta nuestra sentencia de la que se unirá certificación al rollo, la pronunciamos, mandamos y firmamos. 4