Descargar Tercera José María Pemán

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DIARIO EDITADO POR
R E D A C C I Ó N ,
PRENSA
ADMINISTR.A.CIO.N
ESPAÑOLA,
Y
S O C I E D A D ANÓNIMA
M
D
R
SERRANO,
I
FUNDADO
P
TALLERES:
>ARECE ser que
más de un centenar de clérigos tarraconenses
han solicitado, en moción colectiva, que
si ha de nombrarse un obispo auxiliar
para la archidiócesis, se escoja éste entre
el clero nativo. Yo me libraré mucho de
criticar la petición. Todo es poco para
lograr en tiempos tan difíciles una adecuación de los instrumentos de mando y
apostolado a las necesidades del pueblo
fiel. Yo recuerdo que a poco de llegar «I
obispo Herrera a la diócesis de Málaga,
al hacer su visita pastoral a un pueblecito mínimo y serrano, que carecía de párroco, le salió al encuentro una manifestación popular que, como quien pide una
traida de aguas, levantaba un cartelón o
pancarta con e s t a entrañable solicitud:
"Queremos un cura santo." Habían acertado plenamente en el adjetivo;- no se
contentaban con menos. En Tarragona lo
que piden es un obispo catalán. Pero yo
estoy seguro que es porque lo de santo
lo dan por supuesto, y se preocupan de
los mecanismos más humanos de la prelacia.
EN 1806 POR
DON
TORCUATO
6 1
LUCA DE TENA
nal Spínola. Este entró una tarde a rezar el jubileo en una
iglesia en la que se
estaban celebrando unos cultos cofradieros. Por no molestar, se quedó, de incógnito, a ios pies de la iglesia. El cura que
estaba predicando lo hacía de un modo
colorista y folklórico, tratando mejor la
retórica que la teología. En Sevilla hay
como una tradición de predicación plástica y humanizada que tiene su raíz en los
"Sermones del loco Amaro", un chiflado
que predicaba por las esquinas y cuyos
panegíricos se conservan en un librito que
reeditaron hace años los bibliófilos andaluces. Todo lo convertía en cuestiones fa-_
miliares. Así, en Pentecostés suponía que
el Verbo regresaba fracasado y crucificado al Padre. Entonces Este quería que
volviera a la Tierra, pero el Verbo opinaba que ahora le tocaba ir a la Tercera
Persona. El Espíritu Santo accedía, ñero
precautoriamente se disfrazaba de paloma. Esta contextura candorosa y familiar
era la^ del sermón que el arzobispo Spínola oyó al cura desde los pies de la iglesia.
Salió turbado y encargó a su familiar que
para el miércoles siguiente, día en que solía recibir a los sacerdotes, citase a aquel
cura al que pensaba amonestar. Pero en el
intermedio, antes del miércoles, se le presentó al arzobispo un hombre modesto
que le entregó una fuerte suma producto
de_ una restitución de conciencia. El arzobispo preguntó al penitente qué le había movido a ese arrepentimiento. Y resultó que lo que le había movido era el
haber escuchado, por casualidad, el sermón popular y deficientemente técnico de
aquel cura. Cuando, en la audiencia del
miércoles apareció éste, el arzobispo Spínola le abrazó y le dijo que le había llamado para felicitarle.
ADECUACIÓN APOSTÓLICA
Estoy seguro de que los curas tarraco»
nenses apoyan su deseo en impulsos que
ellos sentirán como apostólicos y conciliares. La Iglesia no desperdicia medio
para hacerse, al modo paulino, todo con
todos y colocarse al nivel de los fieles.
Toda disminución de lo selecto le parece
poco para hacerse entender de los sencillos. Ya he contado que en el Perú me dijeron los misioneros que no podían usar
en el culto más custodias que las que
tienen forma de sol, porque el indio, que
adoró al Sol antiguamente, pasa más fácilmente del sol metálico, dorado y metafórico, al sol de la Divinidad. Nadie desconoce tampoco los esfuerzos que está
haciendo la Iglesia para adaptar la música religiosa a los ritmos y las instrumentaciones de vanguardia. En R o m a ,
con polémico resultado, se ha ensayado
una misa sincopada y con instrumentos
de "jazz", cosa que arrebató tanto las
sensibilidades juveniles, que algunos acabaron bailando el "Gloria in excelsis".
También ha habido "Misas" con maracas
y ritmos negroides. Y por aquí, en una
audición juvenil de ensayo, se escuchó,
en discos, una misa flamenca. Al terminar
el "Agnus" me preguntaba el Séneca si
había que decir "amén" o bastaría con decir "olí".
No se crea, sin embargo, que esas vanguardias son demasiado insólitas y sin precedentes. Los polifonistas escribieron ya
mucha música litúrgica sobre los ritmos
de las canciones galantes más de moda
en los salones, de modo que el nombre de
la canción pasaba a distinguir y clasificar
3a Misa. Así Palestrina tiene una Misa
que se llama "la misa "baisez moi", porque está escrita sobre la melodía "bésame" de esa canción famosa en su tiempo.
En realidad el simple hecho de poner en
música las oraciones litúrgicas revela ya
un deseo de más fácil acceso al pueblo.
Palestrina y Vitoria solían lucirse en el
Credo. Y bien mirado el Credo, que más
que una oración es una exposición de
afirmaciones de fe, no lleva implícito en
sí una propensión musical. Los Credos
barrocos de Eslava o de Perossi son un
poco incongruentes de letra y melodía,
porque, en definitiva, la empresa viene a
ser como poner en música la Constitución
de los Estados Unidos.
En p u n t o a tolerancia, concesiones y
aperturas, la Iglesia ha llegado a todo, y
en Río de Janeiro vi un rótulo sobre una
puerta que anunciaba: "Centro espiritista de Santa Teresita del Niño Jesús". Sin
embargo no creo yo que estas concesiones a la elementalidad humana sean precisas, en pueblos ya tan cultos y romanizados como Tarragona, como para exigir
la comprensión de un prelado nativo. En
Andalucía entendemos poco estas necesidades indígenas. Por aquí—basta leer el
episcopologio—hemos t e n i d o prelados
vascos, castellanos y catalanes. No se nos
ocurría p e d i r con excesiva vehemencia
un obispo bético. Cuando ha fallado la
comprensión forastera del mucho folklorismo devoto—así las Cofradías de Semana Santa—p r o n t o se ha llegado a una
componenda y equilibrio. Un arzobispo de
Sevilla, creyendo reglamentarla mejor así,
usó su derecho y nombró para hermano
mayor de una popular Cofradía a un amigo suyo de Bilbao. Cuando fue a tomar
posesión le pincharon las ruedas del coche
y le mancharon la cara y el traje de pintura azul, con cuyo maquillaje de circo
tuvo que volver a pie a su casa. Pero todo
fue un motín, pronto pacificado, y a nadie
se le ocurrió pedir un obispo nativo que,
como aquel Padre Miguelito de Pepe Carlos Luna, cantara el prefacio por "seguiriyas".
El único arzobispo que estuvo a pique
de dar un resbalón de comprensión nativa fue precisamente un sevillano: el
santo, en proceso de beatificación, carde-
* * * * * * * * * * * * * ***** *****#***;***#:,
Cuida
y modela sus codos
con el
masaje por fricción
Cuento todo esto para decir que por
aquí, ppr Andalucía, la acomodación de
la jerarquía a las espontaneidades nativas
ha funcionado bien, stn intervenir para
nada en el "pedigree" de los obispos. Ya
sé que se habla mucho ahora de clero
indígena, como «na conveniencia apostólica y de mejor Convivencia. Sin embargo,
todos los carteles y propagandas que se
han hecho de estas ideas, pintan a los negros del Congo o los amarillos de Malasia
como destinatarios de esta preocupación
racial apostólica. No parece que cuando se
tiene una arqueología tan romana e imperialista c o m o Tarragona, se necesiten
soluciones tan castizas y localistas. Puede
que sea así porque en materia de "adecuación al medio" todo parece poco a la
moderna técnica apostólica. Pero la verdad es que cuando rezamos todos los cristianos, hace pocos domingos, por las necesidades del "clero indígena", no se nos
ocurrió incluir entre nuestras oetíciones y
ruegos al posible obispo de Tarragona.
José María PEMAN
Be la Real Academia Ksuaíwla
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