DIARIO EDITADO POR R E D A C C I Ó N , PRENSA ADMINISTR.A.CIO.N ESPAÑOLA, Y S O C I E D A D ANÓNIMA M D R SERRANO, I FUNDADO P TALLERES: >ARECE ser que más de un centenar de clérigos tarraconenses han solicitado, en moción colectiva, que si ha de nombrarse un obispo auxiliar para la archidiócesis, se escoja éste entre el clero nativo. Yo me libraré mucho de criticar la petición. Todo es poco para lograr en tiempos tan difíciles una adecuación de los instrumentos de mando y apostolado a las necesidades del pueblo fiel. Yo recuerdo que a poco de llegar «I obispo Herrera a la diócesis de Málaga, al hacer su visita pastoral a un pueblecito mínimo y serrano, que carecía de párroco, le salió al encuentro una manifestación popular que, como quien pide una traida de aguas, levantaba un cartelón o pancarta con e s t a entrañable solicitud: "Queremos un cura santo." Habían acertado plenamente en el adjetivo;- no se contentaban con menos. En Tarragona lo que piden es un obispo catalán. Pero yo estoy seguro que es porque lo de santo lo dan por supuesto, y se preocupan de los mecanismos más humanos de la prelacia. EN 1806 POR DON TORCUATO 6 1 LUCA DE TENA nal Spínola. Este entró una tarde a rezar el jubileo en una iglesia en la que se estaban celebrando unos cultos cofradieros. Por no molestar, se quedó, de incógnito, a ios pies de la iglesia. El cura que estaba predicando lo hacía de un modo colorista y folklórico, tratando mejor la retórica que la teología. En Sevilla hay como una tradición de predicación plástica y humanizada que tiene su raíz en los "Sermones del loco Amaro", un chiflado que predicaba por las esquinas y cuyos panegíricos se conservan en un librito que reeditaron hace años los bibliófilos andaluces. Todo lo convertía en cuestiones fa-_ miliares. Así, en Pentecostés suponía que el Verbo regresaba fracasado y crucificado al Padre. Entonces Este quería que volviera a la Tierra, pero el Verbo opinaba que ahora le tocaba ir a la Tercera Persona. El Espíritu Santo accedía, ñero precautoriamente se disfrazaba de paloma. Esta contextura candorosa y familiar era la^ del sermón que el arzobispo Spínola oyó al cura desde los pies de la iglesia. Salió turbado y encargó a su familiar que para el miércoles siguiente, día en que solía recibir a los sacerdotes, citase a aquel cura al que pensaba amonestar. Pero en el intermedio, antes del miércoles, se le presentó al arzobispo un hombre modesto que le entregó una fuerte suma producto de_ una restitución de conciencia. El arzobispo preguntó al penitente qué le había movido a ese arrepentimiento. Y resultó que lo que le había movido era el haber escuchado, por casualidad, el sermón popular y deficientemente técnico de aquel cura. Cuando, en la audiencia del miércoles apareció éste, el arzobispo Spínola le abrazó y le dijo que le había llamado para felicitarle. ADECUACIÓN APOSTÓLICA Estoy seguro de que los curas tarraco» nenses apoyan su deseo en impulsos que ellos sentirán como apostólicos y conciliares. La Iglesia no desperdicia medio para hacerse, al modo paulino, todo con todos y colocarse al nivel de los fieles. Toda disminución de lo selecto le parece poco para hacerse entender de los sencillos. Ya he contado que en el Perú me dijeron los misioneros que no podían usar en el culto más custodias que las que tienen forma de sol, porque el indio, que adoró al Sol antiguamente, pasa más fácilmente del sol metálico, dorado y metafórico, al sol de la Divinidad. Nadie desconoce tampoco los esfuerzos que está haciendo la Iglesia para adaptar la música religiosa a los ritmos y las instrumentaciones de vanguardia. En R o m a , con polémico resultado, se ha ensayado una misa sincopada y con instrumentos de "jazz", cosa que arrebató tanto las sensibilidades juveniles, que algunos acabaron bailando el "Gloria in excelsis". También ha habido "Misas" con maracas y ritmos negroides. Y por aquí, en una audición juvenil de ensayo, se escuchó, en discos, una misa flamenca. Al terminar el "Agnus" me preguntaba el Séneca si había que decir "amén" o bastaría con decir "olí". No se crea, sin embargo, que esas vanguardias son demasiado insólitas y sin precedentes. Los polifonistas escribieron ya mucha música litúrgica sobre los ritmos de las canciones galantes más de moda en los salones, de modo que el nombre de la canción pasaba a distinguir y clasificar 3a Misa. Así Palestrina tiene una Misa que se llama "la misa "baisez moi", porque está escrita sobre la melodía "bésame" de esa canción famosa en su tiempo. En realidad el simple hecho de poner en música las oraciones litúrgicas revela ya un deseo de más fácil acceso al pueblo. Palestrina y Vitoria solían lucirse en el Credo. Y bien mirado el Credo, que más que una oración es una exposición de afirmaciones de fe, no lleva implícito en sí una propensión musical. Los Credos barrocos de Eslava o de Perossi son un poco incongruentes de letra y melodía, porque, en definitiva, la empresa viene a ser como poner en música la Constitución de los Estados Unidos. En p u n t o a tolerancia, concesiones y aperturas, la Iglesia ha llegado a todo, y en Río de Janeiro vi un rótulo sobre una puerta que anunciaba: "Centro espiritista de Santa Teresita del Niño Jesús". Sin embargo no creo yo que estas concesiones a la elementalidad humana sean precisas, en pueblos ya tan cultos y romanizados como Tarragona, como para exigir la comprensión de un prelado nativo. En Andalucía entendemos poco estas necesidades indígenas. Por aquí—basta leer el episcopologio—hemos t e n i d o prelados vascos, castellanos y catalanes. No se nos ocurría p e d i r con excesiva vehemencia un obispo bético. Cuando ha fallado la comprensión forastera del mucho folklorismo devoto—así las Cofradías de Semana Santa—p r o n t o se ha llegado a una componenda y equilibrio. Un arzobispo de Sevilla, creyendo reglamentarla mejor así, usó su derecho y nombró para hermano mayor de una popular Cofradía a un amigo suyo de Bilbao. Cuando fue a tomar posesión le pincharon las ruedas del coche y le mancharon la cara y el traje de pintura azul, con cuyo maquillaje de circo tuvo que volver a pie a su casa. Pero todo fue un motín, pronto pacificado, y a nadie se le ocurrió pedir un obispo nativo que, como aquel Padre Miguelito de Pepe Carlos Luna, cantara el prefacio por "seguiriyas". El único arzobispo que estuvo a pique de dar un resbalón de comprensión nativa fue precisamente un sevillano: el santo, en proceso de beatificación, carde- * * * * * * * * * * * * * ***** *****#***;***#:, Cuida y modela sus codos con el masaje por fricción Cuento todo esto para decir que por aquí, ppr Andalucía, la acomodación de la jerarquía a las espontaneidades nativas ha funcionado bien, stn intervenir para nada en el "pedigree" de los obispos. Ya sé que se habla mucho ahora de clero indígena, como «na conveniencia apostólica y de mejor Convivencia. Sin embargo, todos los carteles y propagandas que se han hecho de estas ideas, pintan a los negros del Congo o los amarillos de Malasia como destinatarios de esta preocupación racial apostólica. No parece que cuando se tiene una arqueología tan romana e imperialista c o m o Tarragona, se necesiten soluciones tan castizas y localistas. Puede que sea así porque en materia de "adecuación al medio" todo parece poco a la moderna técnica apostólica. Pero la verdad es que cuando rezamos todos los cristianos, hace pocos domingos, por las necesidades del "clero indígena", no se nos ocurrió incluir entre nuestras oetíciones y ruegos al posible obispo de Tarragona. José María PEMAN Be la Real Academia Ksuaíwla