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DERECHO CIVIL
Medidas de protección del
crédito: el nuevo párrafo final
del artículo 813 de la LEC
Javier J. Izquierdo y Marta Pérez Carrascosa. Abogados.
Dto. Procesal y Arbitraje de Gómez-Acebo & Pombo Abogados.
Con la entrada en vigor de la Ley 4/2011, de modificación de la Ley 1/2000, de 7 de enero, de Enjuiciamiento Civil, el legislador, en su intento de facilitar la aplicación en España de los procesos monitorio
europeo y de escasa cuantía, termina por dar carta de naturaleza al deudor volátil, que ve ahora como sus
cambios de domicilio pueden resultar extraordinariamente eficaces, a fin de sustraerse a la acción de su
acreedor. El nuevo párrafo final del artículo 813, poco o nada favorece la pretensión legítima de cualquier
acreedor orientada al cobro de los créditos.
Los párrafos primero y segundo del
artículo 813 de la Ley 1/2000, de 7
de enero, de Enjuiciamiento Civil (en
adelante, la LEC), segundo de los
que nuestra ley rituaria dedica a la regulación del proceso monitorio, con el
que comienza el Título III de su Libro
IV, dicen literalmente, bajo la expresiva rúbrica “Competencia”, que:
conocidos, el del lugar en que el deudor
pudiera ser hallado a efectos del requerimiento de pago por el tribunal, salvo
que se trate de la reclamación de deuda
a que se refiere el número 2 del apartado 2 del artículo 812, en cuyo caso
será también competente el tribunal del
lugar en donde se halle la finca, a elección del solicitante.
“Será exclusivamente competente
para el proceso monitorio el Juzgado
de Primera Instancia del domicilio o
residencia del deudor o, si no fueren
En todo caso, no serán de aplicación
las normas sobre sumisión expresa o
tácita contenidas en la Sección 2ª del
Capítulo II del Título II del Libro I”.
“El propósito de la reforma, ya en vigor, no
es otro que el de incidir en la protección
del crédito”
28 Economist & Jurist
Y esta norma general de atribución de competencia se completa
ahora, tras la reforma operada en la
LEC, mediante la entrada en vigor
de la Ley 4/2011, de modificación
de la Ley 1/2000, de 7 de enero, de
Enjuiciamiento Civil, para facilitar la
aplicación en España de los procesos
europeos monitorio y de escasa cuantía, (en adelante, la Ley 4/2011) con
un nuevo párrafo, con arreglo al cual:
“Si, tras las realización de las correspondientes averiguaciones por el
Secretario Judicial sobre el domicilio
o residencia, éstas son infructuosas o
el deudor es localizado en otro partido
judicial, el Juez dictará auto dando
por terminado el proceso, haciendo
constar tal circunstancia y reservando
al acreedor el derecho a instar de nuevo
el proceso ante el Juzgado competente”.
El propósito de la reforma, ya en
vigor, tal y como expresamente señala
la Exposición de Motivos de la Ley
4/2011, no es otro que el de incidir en la protección del crédito,
cuestión especialmente relevante en
nuestros días, como ya lo hiciera, casi
dos años antes, la Ley 13/2009, de 3
de noviembre, de reforma de la legislación procesal para la implantación de
la nueva oficina judicial (en adelante,
la Ley 13/2009) que, entre otras, aumentó la cuantía máxima reclamable a través del proceso monitorio,
que pasó de 30.000 a 250.000 €.
Y conseguir aproximar, en la medida de
lo posible, –junto al objetivo general de
simplificar la tramitación de esta clase
de procedimientos encaminados a lograr tal protección y agilizar, con ello, la
administración de justicia,– los instrumentos que el Ordenamiento Jurídico
español y, en particular, nuestra LEC,
ponen al servicio de esos objetivos, con
los que, en los últimos años, se han
ido implantando en la Unión Europea,
dando lugar al ya conocido como derecho procesal europeo.
Aclarado el objeto de nuestro análisis, no hace falta que digamos que ha
“La Ley 13/2009 aumentó la cuantía
máxima reclamable a través del proceso
monitorio, que pasó de 30.000 a
250.000 €”
sido, precisamente, la ejecución de los
objetivos descritos, la que ha obligado
a nuestro legislador a intentar poner
remedio a las carencias que, como resultado de su aplicación por nuestros
tribunales, ha ido mostrando la LEC,
desde su entrada en vigor el ya lejano 8
de enero de 2001. Carencias que, en el
caso particular del proceso monitorio,
venían representadas, en un número
importante de casos, por las dificultades que, o bien la escasa regulación
de la relación contractual entablada,
origen de la deuda, muchas veces ni
siquiera plasmada por escrito, o bien,
la propia actividad del demandado,
orientada a sustraerse de la acción de
la justicia, –el caso del “deudor volátil”–, ponían a la acción del propio interesado, que veía así, como su derecho
y su reclamación quedaban claramente
perjudicados, convirtiendo el proceso
“Con la voluntad de dotar de mayor
eficacia al proceso monitorio se introdujo
en el artículo 813 su nuevo párrafo
tercero”
monitorio en un “mal remedio” o cuanto menos, en un procedimiento poco
recomendable.
En el escenario descrito, con la
voluntad, precisamente, de dotar
de mayor eficacia al proceso monitorio y fomentar su uso por los
acreedores, se incrementó, en primer
lugar, como hemos adelantado, la
cuantía máxima reclamable a través
del mismo. Y poco después, se introdujo en el artículo 813 su nuevo
párrafo tercero, destinado a resolver los problemas derivados de la
falta de localización del deudor,
una vez presentada la petición inicial
de procedimiento monitorio (artículo
814 de la LEC) y que hasta entonces,
cuando el deudor era localizado en un
partido judicial diferente de aquél en
el que había sido demandado, habían
dado lugar a resoluciones contradictorias dictadas por nuestros tribunales,
pudiendo distinguir:
• Por un lado, los que entendían
que el Juzgado que, tras el examen de su competencia territorial,
debía declararse incompetente, tenía que inhibirse a favor del
que considerara competente y re-
Economist & Jurist 29
DERECHO CIVIL
La Ley 4/2011, siguiendo la línea
ya trazada por la Ley 13/20091, optó
y así resulta del tenor literal del nuevo
párrafo tercero del artículo 813 de la
LEC, por la segunda de las soluciones mencionadas. De manera
que, examinada la competencia territorial, si el juzgado entiende que carece de la misma, deberá decretar, por
medio de auto, el archivo de las actuaciones, devolviendo al demandante su petición inicial y salvaguardando
el derecho éste a iniciar nuevamente
el procedimiento ante el Juzgado que
resulte competente.
mitirle, en consecuencia, las actuaciones; y
• Por otro, los que entendían que,
en tal caso, debía procederse al
archivo de las actuaciones, con
devolución de los autos al peticionario, que debía presentar nuevamente su petición inicial, pero esta
vez, ante el Juzgado competente.
“Si el Juzgado entiende que carece de
competencia territorial deberá decretar el
archivo de las actuaciones”
legislación
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•
Ley 1/2000, de 7 de enero, de Enjuiciamiento Civil. (Normas Básicas. Marginal: 12615). Arts.: 545, 812, 813, 814.
•
Ley 4/2011, de 24 de marzo, de modificación de la Ley 1/2000,
de 7 de enero, de Enjuiciamiento Civil, para facilitar la aplicación
en España de los procesos europeos monitorio y de escasa cuantía.
(Legislación General. Marginal: 128766).
•
Ley 13/2009, de 3 de noviembre, de reforma de la legislación procesal para la implantación de la nueva oficina judicial. (Legislación
General. Marginal: 98059).
A nuestro entender, la solución
del legislador resulta, sin duda, poco
coherente con la finalidad expresada
en la Exposición de Motivos, antes
citada, de la Ley 4/2011. Y es que no
parece muy razonable querer dotar
de mayor agilidad al procedimiento
monitorio y sin embargo permitir que
sea el deudor, lo que cada vez es más
frecuente, el que pueda, a su antojo,
retrasar el inicio del proceso por no
encontrarse ya en su domicilio y haber
“saltado” a otro partido judicial.
Así las cosas, la reforma introducida en la LEC sirve sólo para evitar eventuales alegaciones postreras en torno a una inexistente cosa
juzgada. Cosa juzgada que tampoco
podía apreciarse con la regulación anterior. En el bien entendido a nadie
se le escapa que no puede decaer el
derecho del acreedor sólo por no ser
capaz de encontrar al deudor.
Una solución más eficaz habría
pasado, qué duda cabe, por ampliar
la norma de atribución de competencia contenida en el artículo 813
de la LEC, en el sentido previsto en
1 La Ley 13/2009 modificó, entre otros, el apartado 1 del artículo 815 de la LEC, aclarando que la intervención del Juez en el proceso monitorio sólo
debía producirse, una vez que el deudor fuera encontrado en el lugar señalado por el acreedor: “1. Si los documentos aportados con la petición
fueran de los previstos en el apartado 2 del artículo 812 o constituyeren un principio de prueba del derecho del peticionario, confirmado por lo que
se exponga en aquélla, el Secretario Judicial requerirá al deudor para que, en el plazo de veinte días, pague al peticionario, acreditándolo ante el Tribunal, o comparezca ante éste y alegue sucintamente, en escrito de oposición, las razones por las que, a su entender, no debe, en todo o en parte, la
cantidad reclamada. En caso contrario, dará cuenta al Juez para que resuelva lo que corresponda sobre la admisión a trámite de la petición inicial”.
30 Economist & Jurist
el artículo 545 del mismo texto legal,
cuando señala entre otras cuestiones
que la ejecución podrá instarse también, a elección del ejecutante, ante
el Juzgado de Primera Instancia del
lugar de cumplimiento de la obligación o alternativamente, ante el de
cualquier lugar en que se encuentren
bienes del ejecutado susceptibles de
embargo. Como también, siguiendo la
línea que defendían algunos de nuestros tribunales, optar en lugar de por
el archivo, por la inhibición con envío
de los autos al Juzgado competente,
evitando así el retraso inherente a la
presentación, por segunda o tercera
vez, de la petición inicial de procedimiento monitorio. O finalmente, por
atribuir al domicilio señalado como tal
por el deudor al tiempo de entablar la
relación con el acreedor, el carácter
de fuero procesal, sin excepciones,
salvo en caso de notificación expresa
de un cambio de domicilio.
Muy al contrario, la Ley 4/2011,
en su intento de proteger los intereses de los acreedores termina concediendo carta de naturaleza al antes
mencionado “deudor volátil”, que ve
ahora cómo sus cambios de domicilio
pueden llegar a resultar extraordinariamente eficaces. Lo que unido a la
exigencia, también impuesta por la
Ley 4/2011, de abonar la llamada tasa
judicial, también, al tiempo de iniciar
el procedimiento monitorio, así como
a la regulación propia de este procedimiento que, en caso de oposición
del deudor obliga a tramitar el correspondiente juicio verbal u ordinario,
en función de la cuantía, nos llevan
a concluir que a pesar de los intentos de mejora el proceso monitorio
sigue siendo un “mal remedio” o
cuanto menos, una solución poco
recomendable. 
Jurisprudencia
www.bdifusion.es
•
Auto de la Audiencia Provincial de Madrid de 19 de julio de 2011,
núm. 157/2011. Nº Rec. 611/2010. Marginal: 2315745.
•
Auto del Tribunal Supremo de 5 de julio de 2011. Nº Rec. 84/2011.
Marginal: 2315743.
•
Auto de la Audiencia Provincial de Madrid de 21 de junio de 2011,
núm. 127/2011. Nº Rec. 153/2011. Marginal: 2315746.
•
Auto del Tribunal Supremo de 14 de junio de 2011. Nº Rec 480/2010.
Marginal: 2315747.
•
Auto de la Audiencia Provincial de Valencia de 27 de mayo de 2011,
núm. 78/2011. Nº Rec. 947/2010. Marginal: 2315744.
•
Auto de la Audiencia Provincial de Bilbao de 13 de abril de 2011,
núm. 29/2011. Nº Rec. 60/2011. Marginal: 2315748.
Bibliografía
www.bdifusion.es
Biblioteca:
•
MARTÍNEZ BELTRÁN DE HEREDIA, FRANCISCO. El Proceso Monitorio. Teoría y Práctica. Madrid. Ed. Difusión
Jurídica. 2007.
•
PICÓ I JUNOY, JOAN; ADAN DOMÉNECH, FEDERIC. La tutela judicial del crédito. Estudio práctico de los procesos monitorio y cambiario. Barcelona. Ed. J.M. Bosch. 2005.
Artículos Jurídicos:
•
SÁNCHEZ-JÁUREGUI LÁZARO, MIGUEL ÁNGEL. El proceso monitorio. Nuevas soluciones, nuevos problemas.
Economist & Jurist. Nº 152. Julio-Agosto 2011.
•
SALAS CARCELLER, ANTONIO. Monitorio: competencia territorial y pluralidad de deudores. El TS acaba con las
dilaciones. Economist & Jurist. Nº 138. Marzo 2010.
Economist & Jurist 31
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