4 LA PRENSA THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY DOMINGO 6 DE JULIO DE 2014 EL MUNDO Descubrimientos sobre depresión post-parto Con­­tinúa de la página 1 A veces los casos son leves y se resuelven sin tratamiento. Pero un análisis extenso de 30 estudios calculó que alrededor del 20 por ciento las mujeres tuvo un episodio de depresión en el transcurso de un año tras dar a luz, aproximadamente la mitad de ellas con síntomas serios. Jeanne Marie Johnson, de 35 años, de Portland, Oregón, tuvo un embarazo feliz, pero empezó a tener visiones inmediatamente después de que nació su hija, Pearl. Dijo que se imaginaba asfixiarla mientras la amamantaba, lanzarla frente a un autobús o “golpearla contra una pared”. Aseguró que quedó horrorizada ante la idea de lastimar a su bebé, y no llevó a cabo los actos que imaginaba. Pero mientras miraba desde arriba una pista de patinaje en un centro comercial, “me visualizaba inclinándome sobre el puente y dejándola caer y estallar como una sandía”, expresó. La mayoría de las mujeres que experimentan tales “pensamientos intrusos”, como los califican los expertos, nunca lastiman a sus hijos. Según científicos, una compleja interacción de genes, estrés y hormonas causa la enfermedad mental materna. “Las hormonas se multiplican por 100”, explicó Margaret Spinelli, directora del Programa de Mujeres en la Universidad de Columbia, en Nueva York. Después del nacimiento, las hormonas caen abrutamente, una montaña rusa que puede “trastocar la química cerebral”, dijo. Algunas mujeres son genéticamente predispuestas a reaccionar intensamente a los cambios hormonales. Y algunas son más sensibles a presiones como las dificultades Estrés y genes subyacen trastorno mental materno. con familiares, las finanzas, el parto o la crianza infantil. La enfermedad mental materna no es nueva. Fue reconocida ya en el siglo V antes de Cristo, cuando Hipócrates postuló que líquido del útero podría fluir a la cabeza después del parto y causar delirio. En la Edad Media, las madres con tales síntomas eran consideradas como brujas o víctimas de la brujería. En los años 20, una teoría de ins- piración freudiana atribuyó estos trastornos del estado de ánimo a la frigidez, el lesbianismo reprimido o impulsos incestuosos. La edición más reciente del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales, el texto de referencia establecido para las enfermedades psiquiátricas, señala que los síntomas frecuentemente incluyen “ansiedad severa e incluso ataques de pánico”, y estima que la mitad de lo que se considera como depresión post-parto severa comienza durante el embarazo. En un estudio de 2013, Katherine L. Wisner de la Universidad North­ western, en Illinois, y sus colegas descubrieron que el 14 por ciento de 10 mil mujeres sintió depresión entre cuatro y seis semanas después del parto, pero que un tercio de ellas había empezado durante el embarazo. Emily Guillermo, de 23 años, de Texas, tuvo una experiencia sin contratiempos con su primero hijo, aunque su esposo servía en el ejército en Iraq y vio el nacimiento de Christopher por medio de Skype. Luego, a pesar de usar un método anticonceptivo, volvió a quedar embarazada. Dijo que ella y su marido acordaron abortar al bebé, pero lo reconsideraron después de enterarse de que tenía 20 semanas La Gran Guerra que transformó al mundo Continúa de la página 1 ansiedades, impulsado por preocupaciones por la creciente debilidad de los Imperios Austro-Húngaro y Otomano y la creciente fortaleza de Alemania y Rusia. Para Francia, la guerra fue una respuesta necesaria a la invasión. Ésta fue la “guerra buena” de Francia, mientras que la Segunda Guerra Mundial fue un colapso vergonzoso. Para Alemania, la Primera Guerra Mundial fue una derrota casi incomprensible, que sentó las bases para la revolución, el revanchismo, el fascismo y el genocidio. Max Hastings, un historiador de guerra, dijo que Alemania pudo haber dominado económicamente a Europa en 20 años si no hubiera ido a la guerra. “La ironía suprema de 1914 es cuántos de los gobernantes de Europa sobreestimaron gravemente el poder militar y subestimaron gravemente el poder económico”, dijo Hastings. Continúa el debate sobre si los británicos debieron haber combatido. Pero sí lucharon, con millones de voluntarios, hasta que la cifra de muertos fue tan grande que finalmente se impuso el servicio militar obligatorio en 1916. La Batalla del Somme —en cuyo primer día murieron 20 mil soldados británicos, 40 mil resultaron heridos y el 60 por ciento de los oficiales perdieron sus vidas— se ha convertido en sinónimo de masacre sin sentido. El fin de la Guerra Fría fue, en cierto sentido, un regreso al fin de la Primera Guerra Mundial, al restaurar la soberanía a los países de Europa Oriental, una razón por la Emily Guillermo, con su hijo de dos años, Christopher, sufrió de depresión. de embarazo. Dijo que se hundió en la depresión, al sentir “como si mi cuerpo hubiera sido invadido”. Cuando nació Benjamin, Guillermo recuerda haber pensado: “No deberías existir”. Varias veces al bañarlo, “mantenía el agua sobre su cara hasta que empezaba a agitar sus piernas y brazos, y no podía respirar”, dijo. “Oía una voz que decía: ‘Hazlo y dejará de llorar. No va a despertar a Christopher de su siesta’”. Pero alguno hacía que se detuviera. Luego, durante algunos segundos, no podía recordar “si lo había matado, o si se había ahogado, o qué había hecho”, contó. Una vez Guillermo trató de saltar de un auto mientras su esposo conducía, pero él la detuvo, al decirle: “Amarás a Benjamin. Simplemente necesitamos conseguirte el medicamento correcto”. IVAN PIERRE AGUIRRE PARA THE NEW YORK TIMES Finalmente, una combinación de fármacos, además de la ayuda de Postpartum Support International, funcionó cuando Benjamin tenía nueve meses de edad. En el caso de Johnson, dijo que tuvo pensamientos suicidas y escapaba emocionalmente tomando alcohol. Finalmente aceptó tomar medicina. Eso, combinado con un grupo de apoyo, ayudó. Ahora, su relación con Pearl, de dos años, es cariñosa y tranquila, dijo Johnson. “Aún hay veces al final del día cuando ya no tengo energía. Pero incluso en momentos verdaderamente estresantes, no he tenido sensaciones de pánico o pensamientos intrusos. Es simplemente todo un mundo de diferencia”, dijo. LOS CAÍDOS La Primera Guerra Mundial acabó con reyes, kaisers, zares y sultanes; demolió imperios; introdujo armas químicas; llevó a millones de mujeres a la fuerza laboral. Un soldado británico en la tumba de un camarada durante la Tercera Batalla de Ypres, en 1917. TENIENTE ERNEST BROOKS, FOTÓGRAFO DEL EJÉRCITO BRITÁNICO, VÍA MUSEO IMPERIAL DE LA GUERRA Y GETTY IMAGES que ahora están tan ansiosos por defenderla. Analistas se preguntan si el periodo de supremacía estadounidense y europea llega a su fin, debido al ascenso de China y el regreso del nacionalismo tradicional. Inevitablemente se trazan analogías. Algunos analistas comparan a la Alemania de post-guerra con la Rusia actual, al argumentar que así como Alemania rechazó la “paz cartaginesa” al final de la Primera Guerra Mundial, Rusia ahora rechaza el “acuerdo” de la Guerra Fría, que considera injusto, está disconforme con su derrota y provoca una nueva agresividad rusa. Algunos cuestionan si las lecciones de 1914 o de 1939 son más válidas hoy. ¿Le estamos poniendo atención a las lecciones de 1939, cuando la moderación resultó costosa, y haciendo caso omiso e ignorando las lecciones de 1914, cuando la moderación pudo haber evitado la guerra? Algunos ven una lucha continuada entre Alemania y Rusia por el dominio de Europa, una batalla que marcó a ambas guerras mundiales y persiste hoy, y no sólo en Ucrania, donde hace un siglo su pueblo luchó en ambos lados. Otros mencionan al Medio Oriente, donde la guerra civil siria y el avance de milicianos islámicos hacia Bagdad hace pedazos las fronteras coloniales trazadas en el Acuerdo Sykes-Picot por los franceses y británicos, en conformidad con Rusia, en 1916, a la mitad de la guerra, cuando el Imperio Otomano se fracturaba. Incluso la Declaración de Balfour, que dio el apoyo británico al establecimiento de un estado judío en Palestina, se firmó durante la guerra, en noviembre de 1917. Con el nuevo interés en el centenario, dolientes y turistas, escolares y familiares recorren los campos de batalla vivientes de Ypres, donde siguen apareciendo restos humanos y municiones sin estallar. Y caminan por el césped entre las lápidas grises de Tyne Cot, colocando sobre la tierra amapolas rojas, uno de los emblemas de la Gran Guerra.