comentario de una diapositiva

Anuncio
COMENTARIO DE
DIAPOSITIVAS -1
CÓMO COMENTAR UNA DIAPOSITIVA DE
PINTURA O ESCULTURA
1- Observa detenidamente la obra.
2- Describe la obra:
-Género: mitológico, religioso….
-Tema: de qué trata la obra, aspectos que capta el autor, el valor del tema dentro
de la obra.
-Técnica pictórica o escultórica (bulto redondo, relieve…).
-Soporte/factura.
- Composición.
-Formas, volúmenes.
-La luz.
-Colorido. En escultura la existencia o no de policromía.
-Perspectiva.
-Composición y movimiento (reposado, hierático, dinámico, tensión, contrapposto…..)
-Formas y elementos de expresión (abstracto o figurativo, ropajes, pliegues…)
3- Estilo y movimiento al que pertenece:
-Localización en el tiempo y en el espacio.
-Caracteres del estilo en la obra en concreto.
-Identificación del autor y de la obra.
4-Relación de la obra con la época histórica y cómo se refleja esta en el cuadro o escultura
TEN EN CUENTA QUE…..
- Para comprender una obra hay que “saber ver” y “saber leer”, por ello hay
que conocer el lenguaje artístico en el que el autor se expresa (pintura
escultura….)
- Debes acudir a la obra de arte sin prejuicios de ninguna clase, las formas de
belleza son distintas.
- Evita comentarios o exclamaciones admirativas o peyorativas ya que en el
análisis del comentario se manifestarán implícitamente los gustos
personales.
- Analizar una obra se trata de reconocer elementos, estilos, épocas etc.
expresados en la obra propuesta…….Así que evita adivinar qué es la obra
para analizarla.
Rapto de Europa
Pintura pompeyana Siglo I d. C. Museo
Arqueológico Nacional (Nápoles)
Estamos ante una pintura al fresco de tema mitológico, el soporte empleado es
el muro, la pincelada es larga y acabada.
El volumen lo dan las gradaciones de color utilizadas, la gama de colores es
cálida (ocres y granate).
La perspectiva la da el bucólico paisaje de fondo propio de la tradición
helenística, donde destaca la noble figura del toro.
La distribución de las figuras es sencilla y clara cuya estructura es triangular
(toro – Europa), aunque también hay algunas diagonales y verticales.
El centro es la cabeza del toro que divide la composición en dos: el grupo de
mujeres y Europa a su grupa.
Es una composición dinámica, el movimiento lo dan las figuras, la luz y el color.
La escena queda cerrada por la derecha al darnos la espalda una de las
acompañantes de Europa haciendo que nuestras miradas se dirijan al toro.
Europa levanta un brazo y lo pone tras su cabeza confiriendo a la obra mayor
movimiento.
Una de las acompañante de Europa se acacha y acaricia al toro pretendiendo
que este se tumbe y no saga corriendo con Europa en su grupa.
La forma de expresión de la obra es figurativa y naturalista y los elementos que
utiliza el autor de expresión son los ropajes y sus pliegues que nos dejan intuir
la anatomía de los personajes.
Rapto de Europa de Botero
1992-Plaza de Europa, Aeropuerto de Barajas (Madrid)
Estamos ante una escultura en bronce de tema mitológico.
Es de bulto redondo , es decir que se puede ver por todas partes.
La técnica utilizada por el autor es el fundido en bronce con pátina marrón.
Es independiente de la arquitectura ya que está pensada para una plaza.
Su superficie es pulida y da la sensación de dureza.
El volumen anatómico exagerado, típico en la obra de Botero, se lo da los
diferentes puntos de vista que ofrece, es una composición que busca la
voluptuosidad y la monumentalidad.
La incidencia de la luz sobre la escultura es contrastada.
Su expresión es figurativa y de gran simbolismo.
La anatomía es de inmensas proporciones estamos ante una Europa muy
sensual que mira hacia tras llevando el brazo tras su cabeza, de mirada
perdida, despreocupada del momento que está a punto de vivir.
Al girar la cabeza e intentar cruzar las piernas añade movimiento y expresión
a la obra.
Rapto de Ganímedes. Escultura Romana
Siglo II d. C. Museo del Prado (Madrid)
Estamos ante una escultura en mármol de tema mitológico, El Rapto de
Ganimedes.
En arte a Ganímedes se le suele representar en el instante en que es raptado
por Júpiter, que se presenta bajo la forma de águila. La escultura romana de
este periodo tiende a un progresivo barroquismo. El pelo se esculpe más
largo y separado de la cabeza, con rizos muy abultados con mayor efecto del
claroscuro con la ayuda del trépano. Todo ello hace expresar un gran
movimiento.
Nos encontramos con todos los elementos propios de la iconografía de este
personaje. Escultura de forma piramidal, la luz la recorre produciendo
claroscuros que ayudan a dar movimiento, este movimiento se acentúa al
mirar Ganímedes al águila y al doblar su pierna quedando esta apoyada en un
muro, dando también profundidad a la escena.
Todas las fuerzas van hacia arriba, todo se dispone en vertical , la mano que
se alza con la copa, el perro que apoya sus patas sobre el muro, el palo que
coge el joven, todos estos elementos hacen que la mirada se centre en Júpiter
transformado en águila.
Hay dos interpretaciones del momento que refleja la obra
(quizás refleje las dos):
-El joven se representa desnudo, con gorro frigio y abundante
melena rizada, el cayado que sostiene con su mano izquierda
y el perro situado a sus pies pueden llevar a pensar que nos
encontramos en el momento previo al rapto, cuando el joven
pastor está todavía cuidando de su rebaño.
-Sin embargo, su rostro girado hacia la enorme águila situada
a sus espaldas, ofreciéndole bebida en una copa, nos sitúan
en un momento posterior, cuando ya en el Olimpo ha sido
nombrado escanciador de los dioses.
Tener en cuenta que los romanos reproducían esquemas
compositivos y formales de las obras griegas.
El Nacimiento de Venus de Boticelli
Entre 1482 y 1484. Galería de los Ufizzi (Florencia)
Nos encontramos ante una obra en tempera sobre lienzo.
Los colores son suaves y delicados, con un claro contraste entre las figuras
femeninas (como Venus, blanquísima) y masculina (tez oscura) , los fríos verdes y
azules se resaltan por las cálidas zonas rosáceas con toques dorados que
iluminan el cuadro. Es una paleta de colores claros que va desde el rojo a tonos
azules, marrones claros...
El color amarillento del cuerpo de Venus nos recuerda las esculturas clásicas.
El fondo solo está claramente iluminado alrededor de Venus, ya que de ella
emana la luz, que es lo que ayuda a destacar la figura central de la composición.
En el centro, encerrada en un triángulo, la figura de Venus, ligeramente curvada,
representando en su silueta la curva praxiteliana (contraposto), acompañada a
su izquierda por Céfiros y Cloris, que dibujan una diagonal, y a la derecha,
también en diagonal, la ninfa Hora que traza con el manto con el que se va a
recubrir a Venus, otra línea curva, cerrando así la composición por el lado
derecho. La figura central, Venus, está directamente inspirada en la Afrodita de
Cnido de Praxíteles.
El efecto expresivo entre el dinamismo de las figuras secundarias y la inmovilidad
de Venus, navegando majestuosamente hacia tierra.
El cabello dorado y ondulante de Venus acaricia su cuerpo dando movimiento a
la obra.
El dibujo es preciso, de trazo limpio, sinuoso, ondulante.
Los personajes son ligeros, esbeltos, sinuosos y sensuales y nos da una
sensación de ingravidez.
Venus de mirada perdida y gesto melancólico, su concepción anatómica nos
revela un alto grado de idealización (cuello demasiado largo y hombros
demasiados estrechos).Su posición de equilibrio es el contraposto. Todo la
escena se ve enmarcada sobre un paisaje de naturaleza solitaria. Boticelli
ignora la perspectiva, no le interesa, lo resuelve con unas pequeñas olas en
forma de V y difuminando el color.
Destaca además la delicadeza del retrato y el preciosismo de los detalles, el
cinturón de rosas, el collar de mirto, y una anémona azul en los pies, el
vestido de Hora o el manto bordado de flores con que va a cubrir a la diosa,
relacionado con la minuciosidad de la pintura flamenca de Van Eyck.
El tema principal es la belleza como un ideal inalcanzable, algo que pertenece
al mundo de las ideas pero no en el mundo real.
Esta obra expresa simbólicamente el nacimiento de la Venus Humanitas, el
nacimiento de la armonía y la unidad, que se enmarcan dentro de los
elementos tierra, mar y aire representados claramente sobre el lienzo.
El bosque de naranjos en flor corresponde en la mitología griega al jardín
sagrado de las Hespérides, al mismo tiempo, éste árbol también pueden
entenderse como alusión a la familia Médicis.
Júpiter e Ío de Corregio
Entre 1531-1532. Kunsthistorisches Museum (Viena)
Estamos ante una pintura al óleo sobre lienzo de tema mitológico.
Las pinceladas son largas y acabadas.
La luz recorre todo la figura (Io) dando volumen a las formas con sus claroscuros y
llenándolas de gran plasticidad, destaca el paño blanco donde se asienta Io en
contraposición a los tonos grises de la nube (Júpiter). El color es el gran protagonista de
esta obra ,la gama de colores empleada por Corregio son los fríos.
Destacar el efecto cromático que producen las densas nubes grises oscuras y la blanca
figura de Io.
El pintor se vale de la luz y del color para equilibrar el peso de las formas.
Utiliza el escorzo, el color, la luz y los planos diagonales para crear la perspectiva.
En la composición de la obra es muy dinámica, hay que destacar que el cuerpo de Io es
como una serpentinata, en forma de “S”, típico del manierismo.
Es un estilo poético, cuidado, rico en contrastes lumínicos, vibrante colorido y
delicadeza.
Nos encontramos ante la representación del momento de la unión carnal entre Júpiter e
Io, que la envuelve en forma de nube abrazándola. El artista resuelve este complicado
encuentro dejando entrever un rostro y una mano de hombre en la nube.
Destacar el contraste entre la figura que se desvanece de Júpiter en la nube y el cuerpo
de Io que se encuentra perdido en un rapto de gran equilibrio entre el erotismo y el
abandono que anticipa las obras de Bernini (éxtasis de Sta. Teresa) y Rubens. Influirá en
el Barroco y Rococó.
Corregio tiene influencia de Leonardo da Vinci, Miguel Ángel, Rafael y Magtena. Nos
encontramos ante un pintor del alto Renacimiento S. XVI.
Dánae Recibiendo la Lluvia de Oro de Tiziano
Entre 1545-1546. Museo del Prado (Madrid)
Nos encontramos ante una pintura al oleo sobre lienzo de tema mitológico.
Esplendido juego de luces y colores que adquieren mayor viveza con el toque rápido de
la pincelada de Tiziano, esta se ve en las sábanas donde se recuesta la joven, en sus
arrugas y pliegues, también se ve en la lluvia dorada.
El gran dominio que el pintor tiene del claro oscuro es el que organiza la composición en
dos partes, quien marca esta división es la tormenta de oro, foco de luz que ilumina el
cuerpo de Dánae.
Juega con los efectos cromáticos creando una vaporosidad ambiental que suaviza los
contornos y deja que la luz sea el eje unificador del cuadro. Crea un intencionado juego
de colores al enmarcar el cuerpo nacarado de Dánae con cortinajes rojizos que la sitúan
en un primer plano, así como oscureciendo el espacio ocupado por la sirvienta junto a un
muro de piedra.
Este cromatismo da a la escena una atmósfera irreal, la luz dorada, los cortinajes rojizos y
las veladuras sobre la piel de Dánae le confieren una luminosidad muy seductora.
Hay fuerza que tienden a la derecha: cabeza, pechos, brazo y vientre de Dánae. Otras
fuerzas tienden hacia la izquierda: pierna de Dánae, brazo, espalda y cabeza de la
sirvienta, dando profundidad.
El cuerpo de la joven traza una diagonal desde su cabeza al pié, otra diagonal la forman el
perrito, la pierna de la joven y el delantal de la sirvienta. Otra forma que encontramos es
la piramidal que va desde el foco dorado de la lluvia hacia las dos cabezas de las mujeres.
La composición del cuadro y la forma de disponer los personajes, sus rostros y
expresiones es de una cuidada escenografía que envuelve el cuadro de gran
sensualidad.
Tiziano para destacar la belleza de Dánae juega con las dos mujeres que aparecen en
escena:
-Dánae: joven, bella, de piel nacarada, la cara hacia tras complacida por tan graciosa
visita, rodeada de tonos blancos y encima la lluvia dorada.
-Sirvienta: vieja, fea, masculina, oscura, avara, alcahueta que cobra por interceder en
el encuentro de ahí que recoja las monedas de oro en su delantal, encima de ella una
nube negra.
Estamos ante un pintor barroco veneciano esto hace que dote a sus obras el lujo que
en esos momentos respira su ciudad, esto se ve en los dorados y telas.
Esta obra de Tiziano tiene influencia de Giorgione en cuanto al desnudo.
Es una variante más del desnudo recostado.
Se podría hablar de una escena cortesana: el perrito, la sirvienta, el anillo que lleva en
el dedo….
Tiziano juega en esta pintura con el espacio interior y exterior.
Júpiter y Sémele de Rubens
1639- Museo de Bellas Artes (Bruselas)
Nos encontramos ante una pintura al oleo sobre lienzo de tema mitológico.
Nos encontramos ante la pincelada rápida y contundente de Rubens con su gran
dominio del claroscuro, juega con los efectos cromáticos dando un ambiente
vaporoso, irreal. Los colores son cálidos rojos marrones claros…
Séleme destaca tumbada sobre un diván de color ocre con el color blanco de su
vestido lleno de pliegues y arrugas que se ciñe al cuerpo dejando entrever su
anatomía. Su postura es casi de teatro levantando sus brazos a modo de exclamación
ante el dolor que está sufriendo.
El foco de luz que ilumina toda la obra proviene de Júpiter que se manifiesta en todo
su esplendor llevando sus símbolos y con un manto rojo sobre los hombros que lo
enmarcan y hace que la mirada del espectador se dirija hacia el.
La obra es recorrida por diagonales y verticales que dotan al cuadro de movimiento.
Las fuerzas tienden hacia la derecha.
La perspectiva es inexistente a excepción de una arquitectura en la parte izquierda y
unas cortinas que la enmarcan por la derecha, dando la sensación de que nos
encontramos en un interior, con tonalidades marrones y ocres de pincelada suelta
que da volumen a las figuras que se recortan sobre el fondo.
El Juicio de Paris de Rubens
1640 . Museo del Prado (Madrid)
Estamos ante una pintura al oleo sobre lienzo de tema mitológico.
Las figuras de las diosas están definidas mediante la luz, más que por el claroscuro.
El contorno de sus cuerpos son muy claros, en contraste con el fondo más oscuro de
la vegetación y de los hombres que aparecen en la composición.
Rubens utiliza la luz y la sombra y la técnica transparente para resaltar las figuras
de las diosas, en contraste con los cuerpos masculinos, más oscuros.
Marca las zonas por medio de masas de luz y sombras: a la derecha más claro, a la
izquierda más oscuro, acompañados por árboles que hacen de marco a los lados de
cada grupo.
El fondo es muy luminoso, diurno, natural, a diferencia del primer plano, que parece
iluminado por una luz que viene de la izquierda menos natural. Ese fondo de
colores más claros da profundidad espacial, en el se encuentran las ovejas de Paris.
Los tonos predominantes son los cálidos (rojos, marrones…)
Rubens se interesa por marcar el volumen en sus figuras con formas muy
contundentes. Señala las partes anatómicas mediante un sombreado suave.
Todas las figuras se disponen como en un friso clásico, hay dos grupos las 3 diosas
desnudas a la derecha y las figuras masculinas a la izquierda ataviadas con unas
magníficos mantos, en el primer plano, las figuras acompañantes, el dios enseña la
manzana extendiendo su brazo y dando movimiento a la obra mientras Paris
sentado medita su elección cerrando la composición junto con Juno que está de pié
al otro lado de la composición, ambas figuras enfrentadas consiguen el equilibrio.
La figura de Venus, en el centro, funciona como un eje de simetría, enmarcada
con un manto rojo, con lo cual los grupos quedan claramente separados a los
lados de ella.
Esta figura central está en posición casi vertical, mientras que a derecha e
izquierda, las figuras poseen movimientos orientados hacia el centro, sobre todo
la figura de Paris (con la manzana de oro) y la figura femenina más externa. Los
movimientos diagonales u oblicuos que existen, tienden hacia el centro, con lo
que el equilibrio se restablece.
Sus bellos cuerpos desnudos nos ponen de manifiesto el canon de belleza
femenina durante el Barroco mientras que en los cuerpos masculinos
observamos una clara referencia a Miguel Ángel.
El amorcillo sobre Venus coronándola anticipa su elección.
Rubens dota a sus diosas de gran sensualidad.
El Nacimiento de la Vía Láctea de Rubens
Entre 1636-1637. Museo del Prado (Madrid)
Estamos ante una pintura al oleo sobre lienzo de tema mitológico.
Cierto tenebrismo al incidir la luz en el cuerpo de Juno y Hércules mientras que el
resto es mucho mas oscuro produciendo un mayor efecto volumétrico al
recortarse las figuras sobre este fondo.
La luz y el color son los protagonistas de la obra, la pincelada es rápida y
contundente. El foco de luz procede del mismo cuerpo de Juno.
Rubens establece todas las líneas del cuadro en diagonal logrando movimiento
en el cuadro, característica del barroco.
las expresiones de los rostros son fundamentales, como podemos contemplar
aquí en el gesto amable, de cierta sorpresa, de la diosa al encontrarse con el
pequeño en su pecho.
El paño rojo que cubre el pubis de Juno sirve para contrastar con la blancura de
su cuerpo y el de Hércules haciendo que la mirada del espectador se dirija hacia
ella. Tras ella aparece un carro dorado tirado por pavos reales, animal que la
representa, mientras Júpiter sentado contempla la escena con gesto tranquilo,
porta sus símbolos, el águila y el rayo.
Marte de Velázquez
1640. Museo del Prado (Madrid)
Estamos ante una pintura al oleo de tema mitológico.
De suave soltura y contraste entre el azul y el rojo (cálido/frio).
En el cuadro, la pasta de color se va desentendiendo del anterior sentido
escultórico, ahora es el color mismo vivificado por la luz y el efecto que visto a
distancia produce en nuestra retina el que da forma a la figura.
La sensación atmosférica es gracias a la luz, dando el efecto de la existencia de
aire en la estancia.
Aquí las composiciones resultan mucho más serenas que las de Rubens.
Velázquez establece un sistema compositivo en el cual prevalece la estructura
geométrica, y además la actitud o la postura del personaje, cuya acción es de
reposo, se basa en principios de simetría.
Hay un orden iconográfico de izquierda a derecha, igual que cuando se escribe o
se lee. El pintor añade un elemento, la luz, que coincide en el punto de vista del
espectador, y si la lectura empieza por la izquierda, la derecha es como una
pared reflectante para que a partir de ahí se vuelva la vista a la izquierda. Se
trata de una mirada pendular para captar la composición.
Por lo demás, la obra presenta una línea horizontal en primer plano, marcada
por el escudo, más otras líneas escorzadas de profundidad.
El desarrollo en vertical arranca en diagonal desde la parte inferior izquierda de
la composición, culminando en línea recta: por ello nuestra mirada sigue la
dirección abajo-arriba.
Un aspecto velazqueño importante lo constituye la factura de las manos, la cual
es típica del artista sevillano, ya que nunca las termina del todo. Es como si las
esbozara en vez de dibujarlas.
El cuadro representa a un hombre con bigote, cansado, pensativo, que mira al
espectador con grotesca melancolía, desnudo salvo un paño azul que rodea sus
caderas, un manto rojo sobre el que está sentado y el casco bien encajado en la
cabeza, se apoya en la mano izquierda.
Sobre el desnudo hay ciertos recuerdos de Rubens en la carne rojiza y brillante y
en la musculatura que le añaden humanidad. La mano derecha, oculta bajo el
manto. A los pies, un aparatoso escudo, una espada, y un trozo de armadura.
sorprende esta representación de Marte tan poco convencional porque
artísticamente suele ser representado vigoroso, en actitud bélica, con una coraza
en la que estaban grabadas las efigies de monstruos horrorosos como Medusa.
Velázquez no nos hace la menor confidencia, ha pintado el cuadro, se ha ido y
nos ha dejado solos ante el lienzo…ahora es nuestro momento.
Descargar