31 LATERCERA Domingo 27 de marzo de 2016 Mundo La noche en que los Rolling Stones abrieron una nueva etapa para Cuba R El multitudinario show gratuito en La Habana coronó una semana sin precedentes en la isla. R El concierto se transformó en un punto de encuentro entre los propios cubanos y miles de extranjeros. Alejandro Tapia Enviado especial a La Habana Jonathan tiene 12 años, vive en el barrio habanero de La Víbora y dice que le pidió permiso a su mamá para ir al concierto que The Rolling Stones dio la noche del viernes en La Habana. “Vine para ver al cantante”, cuenta. Jonathan está en primera fila y su cabeza apenas se asoma por la valla de seguridad. No se sabe ninguna canción de los Stones, pero está fascinado y su rostro moreno conmueve a un miembro del staff de la banda británica, que le regala una uñeta de Keith Richards. Jonathan la recibe, pero no tiene la menor idea de qué es. Entonces un costarricense le explica que la uñeta sirve para tocar guitarra. Jonathan sonríe. En la misma primera fila, donde miles de personas se apiñan para ver de cerca al grupo liderado por Mick Jagger –en Viernes Santo- corre un vaso de ron, compartido por una pareja de entusiastas cubanos que llegaron de Centro Habana y que pasa de boca en boca por estadounidenses, brasileños, mexicanos y personas de las latitudes más diversas, especialmente de Centroamérica. Porque el recital de los Stones en la Ciudad Deportiva de La Habana fue mucho más que música. De hecho el show se transformó en una suerte de catarsis, en un punto de encuentro entre los propios cubanos en una conmovedora comunión junto a miles de extranjeros. Se estima que tuvo 500.000 asistentes. Un momento revelador fue cuando un estadounidense oriundo de Los Angeles levantó una pancarta que tenía a las banderas de Estados Unidos y Cuba unidas por la lengua stone, lo que sacó aplausos de la multitud. El concierto de los Rolling Stones, alguna vez símbolos de rebeldía y libertad, fue el primero de una megabanda en la isla de Fidel y Raúl Castro y tuvo lugar en la misma semana en que Barack Obama realizó su visita histórica a Cuba. Las cosas están cambiando de manera gradual en el país y los cubanos lo saben y valoran, aunque otros observan con distancia. “Nunca pensé que vería a los Rolling Stones 50 años después”, dice RR Keith Richards, Mick Jagger y Ronnie Wood, de The Rolling Stones en Ciudad Deportiva, el viernes en La Habana, Cuba . FOTO: REUTERS RR Los asistentes esperan en Ciudad Deportiva a que comience el show. FOTO: REUTERS Angel, un cubano que sobrepasa los 65 años y que sí conoce la discografía del conjunto, que consiguió de manera clandestina en los años en que el rock fue prohibido por el gobierno cubano en medio de la “lucha ideológica”. Por eso es que la noche del viernes sirvió también para que los cubanos se pusieran al día con décadas de silencio de rock & roll y ausencia de shows como el de los Stones. El propio Jagger hizo referen- cia a ese hecho. “Por fin estamos aquí. Hace muchos años nuestra música era difícil que se escuchara acá. Pero los tiempos están cambiando. Viva Cuba”, dijo, en medio de una ovación. “Ay Dios mío. Oye ¿Oíste lo que dijo el cantante?”, comentó Mercedes, una empaquetadora de 46 años, una de las pocas cubanas que lucía una polera original de los Stones. Porque aunque el concierto gratuito contó con siete pantallas gigantes, ocho torres repetidoras de sonido, no hubo “merchandising capitalista” como se quejaba en broma uno de los cientos de argentinos que viajó especialmente para el show. Sí hubo cubanos que construyeron de manera artesanal cintillos blancos con restos de camisas y con la palabra “Rolling Stones” escrita con un plumón, mientras que unos pocos se paseaban con una polera roja con la imagen de Jagger transformado en el Che Guevara, que “una gente repartió en la madrugada” mientras un grupo de cubanos hacía vigilia afuera de la Ciudad Deportiva. La “inventiva” del cubano también se patentó cuando el staff de los Stones repartió poleras alusivas al show, que luego revendieron en hasta 50 Pesos Convertible Cubano (CUC), algo así como US$ 50. También los extranjeros andaban desesperados en busca de poleras. Algunos encontraron unos pocos stickers y chapitas en la Plaza de Armas de La Habana Vieja el día anterior, pero no se vendió más. Hubo también imágenes conmovedoras, como el caso de Regino Rodríguez, un cubano al borde de los 70 años que casi como una peregrinación religiosa dio vueltas por la Ciudad Deportiva durante los siete días de la semana previa al concierto de los Rolling Stones. “Vine aquí todos los días, para ver cómo armaban el escenario, simplemente para sentirme parte de esto”, contó conmovido. Al show llegaron cubanos de todas las edades, especialmente jóvenes, muchos de los cuales conocieron a los Stones recién hace un par de semanas, cuando vieron el anuncio del recital por televisión. “Yo llegué en una guagua a las tres de la madrugada. Soy de Pinar del Río”, afirmó Yasmín, una joven con pinta punky. “Yo viajé de Santa Clara”, acotó otro adolescente. La única canción que se sabían era Satisfaction, aunque bailaron y se entusiasmaron especialmente con Gimme Shelter y Simpathy for the devil. Al día siguiente, los Stones aparecieron en la primera plana de los periódicos Granma y Juventud Rebelde, algo impensado años atrás. “Las cosas aquí en Cuba están cambiando. Lo de Obama fue muy importante, pero este concierto también. Ahora esperamos que vengan muchos más artistas”, señaló Mercedes, la empaquetadora, con una conclusión no menor: “Nosotros los cubanos debemos ahora aprender a adaptarnos a lo de afuera, pero lo de afuera también tiene que adaptarse a nosotros”.b