72 días en MALVINAS 1 INTRODUCCIÓN Pasaron varios años del conflicto de Malvinas, pero lo vivido todavía se mantiene fresco, lúcido en mi memoria. Aquí en estos escritos narro lo que me sucedido en Malvinas, lo vivido por mí en aquellos días en que la Argentina, de forma soberana, se levantó contra Gran Bretaña y la enfrentó. Mi interés e inquietud como ex Combatiente de Malvinas, es que la gente conozca la verdad de lo sucedido, aunque más no sea una pequeña verdad, mi verdad, ya que la verdad de todo es la suma de esas pequeñas verdades de cada uno de quienes estuvimos allí. Estoy orgulloso de haber pertenecido - y pertenecer al ser parte de su historia- al Regimiento de Infantería Mecanizado 25, único regimiento que cuidó desde el primer momento hasta el último la seguridad de las islas, que estuvo presente en todos los lugares importantes de la isla: Puerto Argentino, Darwin, Goose Green, San Carlos, Estrecho de San Carlos (Altura 234) , y en todos los hitos del conflicto: 2 de abril, en la recuperación, 21 de mayo, en el desembarco, 29 de mayo, en el combate de Goose Green y en la batalla de Puerto Argentino. El regimiento ha dejado una imagen de valor y coraje, tanto los soldados como los 2 suboficiales y los señores oficiales, como nuestro jefe, el Tcnl Seineldín, haciéndose respetar por el enemigo británico, dejando una marca imborrable de lo que es el Ejército Argentino. Los ingleses nunca pensaron encontrar un ejército predispuesto a combatir y defender nuestras islas Malvinas. El 2 de abril es un día muy nuestro y se tiñe rojo el almanaque, porque, con la sangre de esos hombres que con honor defendieron el suelo de nuestra tierra allá en esas islas; pido a Dios todo poderoso que cuide a los que murieron y allá quedaron, y grito ¡VIVA LA PATRIA! en homenaje a ellos. 3 LLAMADO A FILAS Me llamo Diego Enrique Pesaresi nací en la localidad de San Marcos Sud, Córdoba, el 16 de abril de 1963. Tenía 18 años cuando recibí la cédula de notificación en la que se me comunicaba en forma oficial la incorporación al Ejército Argentino para cumplir con el Servicio Militar Obligatorio, como la ley determinaba. Todavía recuerdo a mi madre cuando me despedía en la terminal del colectivo, con muchas lágrimas en sus ojos. Estaba yo sentado en el primer asiento y viendo a mi madre que no dejaba de llorar, me bajé y le dije que se calmara, que de todas maneras tenía que marcharme y que a lo sumo serían sólo seis meses no más y luego estaría nuevamente con ellos, que no era para tanto; con un tono un tanto enojado le dije “no llores tanto, parece que me fuese a la guerra”. Creo que mi madre presentía algo de lo que iba a suceder. Me incorporé en Río Cuarto, y desde allí sería destinado al lugar en donde cumpliría mi tiempo de servicio. Nos enviaron al aeropuerto de la ciudad de Córdoba en donde abordamos un avión. Realmente en ese momento empezaba a vivir una etapa muy difícil; luego de volar un tiempo largo, el avión aterrizó 4 en Comodoro Rivadavia en donde estaba esperándonos el Subteniente Roberto Reyes. Éste tomó asistencia y luego nos ordenó dirigirnos a un colectivo que estaba esperándonos y desde allí partimos rumbo a la ciudad de Sarmiento en donde se encontraba el Regimiento de Infantería 25 al mando del Teniente Coronel Mohamed Seineldin. Ya incorporados nos cortaron el pelo y nos separaron de acuerdo a las habilidades de cada uno: panaderos, cocineros, mecánicos, choferes, etc. Yo no me anoté en ningún lado porque pensé: “al final ellos tendrán que trabajar para mí haciéndome el pan, la comida, etc mientras yo descanso”. Así pensaba. Tres días después nos reunieron e hicieron la división del personal por compañía, es decir a donde pasaríamos nuestro servicio militar obligatorio dentro de la organización del regimiento. Yo fui destinado a la Compañía Comando y dentro de ésta a la Sección Exploración. En realidad no sabía de qué me estaban hablando cuando nos separaron, y tampoco en un principio no sabía quién era quién, pero poco a poco fui conociendo a mis superiores y compañeros. Al llegar a la cuadra de la compañía nos ubicaron, nos dieron ropa de fajina y nos trasladamos al campo de instrucción en donde pasamos 5 la noche en una carpita que compartí con el soldado González. En total estuvimos cerca de 20 días, durante los cuales aprendimos a utilizar el fusil FAL, realizamos prácticas de tiro y fuimos dando nuestros primeros pasos como reclutas. Una vez finalizada esta primera etapa regresamos a la Guarnición y comenzamos con las tareas “normales” de la vida de un soldado. Los días iban sucediéndose sin comentario sobre conflicto alguno, sí se rumoreaba que una alto oficial del Ejército llegaría en los próximos días. Así continuamos con nuestra rutina que incluía instrucción y actividad física, esta consistía en correr hasta el río Senguer y sumergirnos en sus aguas heladas. Recuerdo emocionado todavía la primera carta que recibí. Nos hicieron formar en plaza de armas y nos fueron llamando a aquellos que teníamos correspondencia. Yo recibí la de Alicia, mi actual esposa, con quien nos estábamos conociendo. Fue tan grande mi alegría que ese día ni comí, me la pasé leyendo una y otra vez la carta. Un día, no recuerdo bien la fecha,1 no hicieron vestir con la mejor ropa verde que teníamos, el mejor uniforme porque nos 1 En el Libro Histórico de la unidad figura que día 17 de marzo de 1982 se recibió la vista del Cte del Vto Cpo Ej, Grl García, acompañado por su 2do 6 visitaba un alto oficial del Ejército, el General Osvaldo García, que venía a controlar en el estado en que se encontraba el Regimiento de Infantería 25. Al menos así nos dijeron. Fue una tarde de mucho movimiento, el Grl García revistó junto a nuestro Jefe, Tcnl Seneildin, la Guarnición y cada Compañía. Al tiempo recibimos otra visita, esta en carácter sumamente secreto, la del General Cristino Nicolaides. Un día nos hicieron formar a la mañana y por la tarde frente a la Compañía Comando y el Subt Reyes nos iba separando. Nosotros no sabíamos el porqué. Nuestro Jefe, el Tcnl Seneildín, le había dado la orden al Tte Estévez de impartir un cursillo al personal. Esta capacitación especial que recibimos, incrementó la fuerza y el espíritu de combate. Al finalizar estos cursillos aquellos que lo habíamos aprobado nos hicimos acreedores al uso de la boina verde con el emblema del regimiento. Esta entrega de la boina se realizó en una ceremonia en donde además nos dieron un diploma en el Cte, Grl Ruiz y el Cte IX Br I, Grl Daher. En la segunda mitad de enero de 1982, el Grl ya había visitado la unidad y le había ordenado al Tcnl Seineldín que quería hablar con él el 1° de febrero en Bahía Blanca; en esa oportunidad le comunicó que la unidad había sido seleccionada para recuperar Malvinas. 7 cual se nos asignaba la categoría de combatiente especial. Realmente lo éramos. 2 DE ABRIL El 26 de marzo nos entregaron los elementos que nos faltaban para completar el bolsón, para luego hacer un ejercicio en el terreno; me llamó la atención que estuviéramos formados con el armamento y con munición de guerra, con lo cual sentí un escalofrío en mi cuerpo ya que la munición era verdadera y por lo tanto me parecía peligroso hacer un ejercicio de esta manera. Además de entregarnos todo el material, nos dieron más municiones y raciones de combate. Esa noche la orden era la de acostarse vestido. Aproximadamente entre las 0000hs y la 0100hs, nos despertaron y nos hicieron formar al pie de la cama, al tiempo que el Sargento Martín Colque nos informaba con lágrimas en los ojos, que iríamos a un ejercicio de combate. Una vez entregada la ropa de cama y equipados con nuestro correaje, casco, fusil y nuestro bolsón porta equipo, enfilamos hacia la puerta de la subunidad. Afuera nos 8 esperaban camiones colocados de culata y en marcha a las cuales nos subimos rápidamente. La pregunta que nos hacíamos era adónde nos llevaban, pero nadie tenía la respuesta; más allá de las dudas, la idea de salir del regimiento nos alegraba, ya que nos distraeríamos. Los camiones enfilaron hacia Comodoro Rivadavia, y luego de un tiempo arribamos al Regimiento de Infantería 8 en donde desayunamos un jarro de mate cocido con un sándwich de dulce de membrillo. Observamos que había un gran movimiento de tropas, pero no nos preocupamos para nada y nuevamente nos subieron al camión y de allí fuimos al aeropuerto. Mis ojos nunca podrán olvidar todo lo que vieron. El avión que abordamos era un avión de transporte de pasajeros, con la butaca o asiento correspondiente a cada uno; para mí todo era nuevo, nunca había vivido algo así. A mi lado se sentaron el Subteniente Roberto Reyes de un lado y el Cabo Hugo Godoy del otro, por la tanto hube de quedarme “quietito”, no podía moverme, pero estaba alegre, era esta la segunda vez que viajaba en avión, por lo tanto disfruté hasta el último momento. Recuerdo que cuando se elevó el avión la sensación que sentí fue muy emocionante y maravillosa para mis ojos al ver lo bonita que era la ciudad desde la altura. 9 Cerca de las 0800 hs de la mañana y cerca ya de Bahía Blanca pude observar el hermoso paisaje con el sol saliendo y el verde de los campos; todo me parecía muy agradable. Finalmente el avión aterrizó en la Base Almirante Espora, en donde nos aguardaban unos camiones del Ejército para embarcarnos. Era tanto el apuro que había que no pude tomar mi bolsón porta equipo y tuve que conformarme con otro que para disgusto mío no tenía las cosas bien acomodadas como yo lo había hecho. Los camiones nos llevaron al puerto en donde se encontraban el BDT2 Cabo San Antonio, el rompehielos Almirante Irizar y el destructor Santísima Trinidad. Estos buques servirían para llevarnos a Malvinas, aunque nosotros nada sabíamos sobre eso entonces. Antes de subir al barco nos demoramos un poco, y las dudas e incertidumbre crecían durante la espera. El 28 de marzo era un día apacible, no podía contener la alegría de embarcarme en la flota que me llevaría al cumplimiento de la misión, cualquiera que fuese ésta; nuestros jefes nerviosos se movían de un lado para otro, entre ellos se encontraba el Tcnl Seineldín. 2 Buque de desembarco de Tropas (NA) 10