Tema 4. Reforma agraria liberal

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Apuntes de Historia de España
tema 4. La Desamortización
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TEMA 4. PROCESO DE DESAMORTIZACIÓN Y CAMBIOS AGRARIOS.
1. Introducción: la tierra en el Antiguo Régimen
Según el Censo de Godoy (1797) el 80 % de la población activa trabajaba en la agricultura. En el
s. XIX, la agricultura siguió siendo la base de la economía (2/3 de la población activa).
La propiedad de la tierra en el Antiguo Régimen estaba monopolizada por el Estado (tierras de
realengo), la Iglesia («manos muertas» de los conventos, cabildos catedralicios y parroquias), la
nobleza (señoríos y mayorazgos) y los municipios (bienes de propios y comunales). Estas
tierras no se podían vender: eran «manos muertas». Como resultado, la cantidad de tierra
disponible en el mercado había ido disminuyendo y encareciéndose. Los ilustrados consideraron
que esta forma de propiedad era poco racional e impedía una explotación y unos rendimientos
más intensivos, por ello defenderían su liberalización y el aumento del número de propietarios..
El paso del Antiguo al Nuevo Régimen se caracteriza por el cambio de régimen jurídico de la
propiedad de la tierra para consagrar los principios de la propiedad privada y de libre
disponibilidad de la propiedad: las desamortizaciones de los siglos XVIII y XIX consistieron
en la liberalización y venta de las tierras llamadas "de manos muertas".
La iglesia –que poseía a finales de la Edad Moderna multitud de fincas rústicas y urbanas–, fue
la institución más afectada por las desamortizaciones. Buena parte de su patrimonio fue
enajenado, nacionalizado y posteriormente vendido en pública subasta por el Estado.
2. Ámbitos de la reforma agraria liberal
La transformación del régimen jurídico de la tierra del Antiguo Régimen se dirige a:
a) Abolición del régimen señorial: iniciada en Cádiz, se culmina por ley de 1837: los señores
pierden sus atribuciones jurisdiccionales, pero conservan la propiedad plena y libre de las
tierras que los campesinos no pudieran acreditar como propias; éstos pierden sus derechos
y pasan a ser jornaleros o arrendatarios.
b) Desvinculación: supresión de mayorazgos, que habían sido la fórmula utilizada por las
casas nobiliarias para mantener intacta una gran parte de sus propiedades; el primogénito
de la casa recibía por herencia la mayor parte de los bienes de los que no era propietario,
sino usufructuario, y que podía aumentar con compras, pero nunca vender, debiendo
transmitirlo íntegramente a su heredero. La abolición del mayorazgo suponía que estos
bienes eran declarados libres y que podían ser vendidos por sus titulares. Iniciada en las
Cortes de Cádiz, las tierras vinculadas se liberan definitivamente en 1837 y pueden ser
vendidas libremente.
c) Desamortización: Paso de la propiedad institucional a la individual. En toda
desamortización hay dos pasos: primero la incautación por parte del Estado de esos bienes,
por lo que dejaban de ser de “manos muertas” para convertirse en “bienes nacionales”; en
un segundo momento esos bienes se venden, mediante pública subasta, a propietarios
privados. El producto de lo obtenido lo aplicaría el Estado a sus necesidades.
La liberalización de la economía se completa, en el sector agrario, con la abolición de los
privilegios de la Mesta (1836), el derecho a cercar y a la libre explotación de montes y viñedos
(1833-34), la libertad de arrendamientos agrarios, la de precios y almacenamiento y la de
comercio interior (1836)
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3. Proceso de la desamortización
a) Objetivos de las medidas desamortizadoras
Los objetivos de la desvinculación y desamortización son de distinto carácter:
 Fiscal. Todas las medidas desamortizadoras del siglo XIX persiguen recaudar fondos para
solucionar los problemas de la Hacienda Pública, bien para disminuir la deuda pública, para
hacer frente a los gastos ocasionados por las guerras (Godoy -guerra contra la Francia de la
Convención- y Mendizábal -guerra carlista-) o para hacer inversiones públicas (Madoz y el
ferrocarril).
 Político. Se trataba de crear una masa de propietarios que uniera sus intereses al nuevo
régimen liberal. De esta forma se atraería a la causa liberal a la incipiente burguesía con
dinero. Ello se va a conseguir, pero a cambio se enturbiaron las relaciones con la Iglesia
católica
 Económico. Se pensaba que modernizando la estructura de la propiedad se facilitaría el
desarrollo económico y la revolución industrial. Este objetivo no se consiguió porque la
propiedad se concentró.
 Social. Se creía que un proceso desamortizador era la ocasión ideal para reformar la
estructura de la propiedad, fomentando la aparición de pequeños propietarios.
b) Precedentes:
 Godoy (1798). La caótica situación de la hacienda durante el reinado de Carlos IV (1788–
1808) obligó a la emisión continua de vales reales para hacer frente a los crecientes gastos
(guerra contra la convención francesa, desastre de Trafalgar, etc.). La necesidad de hacer
frente a esa deuda llevó a Godoy a realizar la llamada 1ª Desamortización o
Desamortización de Godoy (1798):
 El Estado expropió tierras pertenecientes a bienes eclesiásticos: capellanías, bienes de
los jesuitas expulsados y tierras de hospitales, hospicios y casas de expósitos. Estas
tierras fueron vendidas en pública subasta y podían ser pagadas, al menor en parte, con
vales reales. Entre 1798 y 1808 se pusieron en venta 1/6 de las propiedades eclesiásticas
de la Corona de Castilla. Las tierras fueron compradas por ricos comerciantes y
terratenientes y no por los labradores, al carecer éstos del dinero necesario para la
subasta.
 Cortes de Cádiz (1811-1813) promulgaron una serie de leyes que pretendían desvincular los
bienes de la nobleza y desamortizar los bienes eclesiásticos y municipales:
 La Ley de Señoríos de 6 de agosto de 1811, que suprimió los señoríos y los privilegios
de los señores, como sus tribunales especiales, el nombramiento de las autoridades
municipales o el cobro de rentas señoriales. Incluso se prohíbe el uso de los términos
señor y vasallo. Pero dominará la interpretación según la cual todos los señoríos eran
territoriales. Los señores conservaron pues sus propiedades y las antiguas rentas fueron
sustituidas por simples alquileres o arrendamientos.
 El Decreto de 4 de enero de 1813 expropió las tierras de los conventos con menos de 12
frailes, además de la venta de baldíos y comunales. La mitad de estas tierras debían ser
vendidas y la otra mitad se daría en reparto gratuito a los soldados de la Guerra de
Independencia, pero este reparto no se llevó a cabo por la oposición de la nobleza.
Sin embargo, durante el sexenio absolutista (1814–1820), Fernando VII invalidó todas las
leyes de las Cortes de Cádiz: devolvió a los conventos la totalidad de los bienes confiscados
y restableció el Régimen señorial.
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 Trienio Liberal (1820-1823).
 La «Ley de reforma de comunidades religiosas» (1820), suprime los conventos y
colegios de las órdenes militares (Santiago, Calatrava, Montesa y Alcántara) y prohíbe
fundar nuevas casas religiosas o aceptar nuevos miembros. Fue el inicio de la
desamortización eclesiástica del siglo XIX .
 Esta ley se completa con la venta de las tierras de los conventos de menos de 24 frailes.
En un año, los 2000 conventos españoles se reducen al 50%.
Pero de nuevo, durante la Década Absolutista o Década Ominosa (1823–1833), Fernando
VII anuló toda la legislación del Trienio Liberal
c) Desamortización de Mendizábal (1836).
Durante el gobierno progresista de Mendizábal (sep.1835–mayo 1836), la principal medida fue
la desamortización de los bienes eclesiásticos. Lo que preocupaba a Mendizábal era garantizar
la continuidad en el trono de Isabel II, y, con ella, la del nuevo Estado liberal. Para ello era
necesario ganar la guerra carlista; pero este objetivo no podría realizarse sin dinero o sin crédito.
A su vez, para fortalecer la credibilidad del Estado ante futuras peticiones de crédito a
instituciones extranjeras, era preciso disminuir la deuda pública hasta entonces contraída. Ante la
mala situación de Hacienda, Mendizábal juzgó que había que recurrir a nuevas fuentes de
financiación, y estas no eran otras que los bienes eclesiásticos. Las medidas dictas fueron:
 Supresión de las órdenes religiosas (conventos de frailes y monjas) en octubre de 1835,
excepto los dedicadas a la enseñanza, la beneficencia y las misiones en Filipinas.
 La ley de 19 de febrero de 1836 que nacionaliza estos bienes, es decir dejaban de ser
«manos muertas» y pasan a propiedad del estado para su posterior venta en subasta
pública. No solo se subastaron tierras, sino también casas, monasterios y conventos con
todos sus enseres (incluidas las obras de arte y los libros).
 Otra Ley de 1837 saca a la venta bienes del clero secular, aunque el gobierno moderado
suspende su ejecución y hubo de esperar hasta 1841.
El procedimiento seguido fue que en cada provincia, una subasta pública asignaba cada
propiedad al mejor postor. Éste podía pagar al estado en metálico, pagando inmediatamente 20%
parte del total y el resto en 16 años con un interés del 5 %, o bien entregando títulos de la Deuda,
un 20 % inicial y el resto en 8 años con un interés del 10 %. Este último sistema resultó más
beneficioso para los compradores ya que los títulos estaban muy devaluados.
Fue la más importante de todas, no sólo por su volumen y la rapidez con que se llevó a cabo,
sino también porque a partir de ese momento la desamortización fue un proceso irreversible.
d) Desamortización de Madoz (1855).
En mayo de 1855, el ministro de Hacienda, Pascual Madoz, también progresista y amigo de
Mendizábal, publicó su Ley de Desamortización General de 1 de mayo de 1855. Se llamaba
"general" porque se ponían a la venta todos los bienes de propiedad colectiva:
 Los de los eclesiásticos que no habían sido vendidos en la etapa anterior.
 Los de los pueblos, entre los que cabía distinguir entre:
 Bienes de propios, que al estar arrendados proporcionaban una renta al
municipio.
 Bienes comunales, no proporcionaban renta y eran utilizados por los vecinos del
lugar.
Consistió en la venta forzosa, aunque con indemnización, de la totalidad de los bienes
pertenecientes a los municipios, estado y otras instituciones (desamortización civil).
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El procedimiento utilizado para las ventas fue una copia del de Mendizábal. Sin embargo, había
dos diferencias claras:
 Una se refería al objetivo principal que seguía siendo sanear la Hacienda, pero ahora
destinado dirigido a hacer inversiones públicas (ferrocarriles).
 La otra diferencia estaba en la propiedad del dinero obtenido: el Estado no era el
propietario, sino los ayuntamientos, pero aquél percibiría el importe de las ventas en
nombre de estos y lo transformaría en bonos del Estado.
La desamortización de Madoz duplicó en volumen y valor a la de Mendizábal. Pero de nuevo las
tierras fueron adquiridas por ricos propietarios.
Provocó la quiebra de las haciendas municipales. Hasta entonces los ayuntamientos se nutrían
del alquiler de los bienes de «propios», con lo que pagaban las obras, salarios municipales, o
escuelas. Ello supuso el cierre de las escuelas municipales y el despido de los médicos.
4. Resultados de la desamortización
 Efectos económicos. La desamortización produjo una radical transformación del régimen
jurídico de la tierra, consolidando la propiedad privada e individual en España; afecta
también a la estructura de la propiedad, contribuyen a que aumentara la concentración de la
propiedad, ya que compraron tierras quienes tenían dinero (nobleza y burguesía); en este
sentido no sólo no se fomentó la mediana propiedad sino que aumentaron los latifundios.
Fue una de oportunidad perdida para solucionar el problema de la estructura de la propiedad.
Aunque sus objetivos eran más fiscales que de transformación técnica, la nueva situación
(se vende el 50 % de la tierra cultivable) contribuyó a aumentar la producción agrícola, al
trabajar los nuevos propietarios tierras que no habían sido labradas.

Efectos sociales. Se conforma una burguesía terrateniente, continuadora de la vieja
aristocracia, ya que los principales beneficiarios fueron la nobleza, que adquirió tierras y
que pasó las suyas de carácter institucional a propiedad individual, y la burguesía
comercial y agraria que adquirió gran parte de las tierras en venta.
Los perjudicados fueron la Iglesia, que perdió su principal base económica (aunque fue
compensada), los ayuntamientos y los pequeños campesinos (pérdida de los derechos
sobre la tierra que trabajaban y privado del uso y disfrute de los antiguos bienes del
ayuntamiento), lo que supondrá la aparición de un proletariado agrícola: dos millones de
jornaleros sin tierra, sometidos a duras condiciones de vida y trabajo estacional. Ello, a su
vez, tendría dos consecuencias: por un lado, el escaso poder adquisitivo de estos jornaleros
ralentizó el proceso de industrialización español, y, por otro, sus malas condiciones de vida
dan lugar al inicio de sublevaciones y levantamientos en el campo español: los motines
agrarios de El Arahal en 1857 y Loja en 1861, que muestran el descontento de los
campesinos. Estas insurrecciones campesinas, más violentas y menos organizadas que las
industriales, van a caracterizar buena parte de nuestra historia contemporánea hasta llegar a
su punto álgido en la segunda república (1931-1936).
 Efectos políticos. Se creó una masa de propietarios adictos al régimen liberal. La separación
de la Iglesia-Estado se acentuó y desde octubre de 1836 se produjo una ruptura entre el
Estado y la Iglesia hasta que se firmó el Concordato con la Santa Sede en 1851, por el que el
estado sufragaba los gastos de la Iglesia. El liberalismo español, sobre todo en sus versiones
más radicales adquirió un tono anticlerical.
 Efectos culturales. La desaparición de instituciones eclesiásticas supuso la destrucción o el
deterioro de edificios históricos y la pérdida o dispersión su patrimonio artístico, aunque
parte se recuperó después en archivos y museos. Muchos conventos se convirtieron en
cuarteles o edificios públicos o fueron derribados para construir grandes plazas. También
desaparecen las escuelas parroquiales y conventuales. El resultado fue una tasa de
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analfabetismo del 70%. Por contra, el Estado sólo potenció Universidades y Academias para
los hijos de la burguesía, pero abandonó las escuelas primarias y la educación secundaria.
Además,
En definitiva, la desamortización tuvo como consecuencia principal la consolidación del régimen
liberal. Pero sus sombras fueron muy importantes: no se produjo un aumento significativo de la
producción agraria, ni de la mediana propiedad, por lo que el escaso desarrollo agrario impidió
una profunda revolución industrial. Por otro lado, se recaudó menos dinero del previsto, pues la
mayor parte de las compras se hicieron con vales de Deuda Pública y ésta se devaluó pronto.
También hubo bastante corrupción.
5. Cambios agrarios en el s. XIX
La economía de principios del XIX mantiene muchos lastres heredados del s. XVIII:
 Mediocres rendimientos por hectárea.
 Técnicas rudimentarias. Sigue predominando el arado romano. Las mulas sustituyen a los
bueyes, que araban más rápido pero menos profundo. El abono seguía siendo de origen
animal, y por ello continúa el barbecho.
 Los cultivos siguen siendo la trilogía mediterránea (trigo, vid, olivo), a los que se unen, el
maíz y la patata, introducidos a finales del XVII en Galicia y las tierras del Norte.
 Estructura de la propiedad desfavorable para la mejora técnica: Los latifundios,
dominantes en Castilla–La Mancha, Extremadura y Andalucía, tienen una baja productividad,
pues sus dueños no estaban interesados en invertir, sino solo en mantener sus rentas. Por
contra, los minifundios, dominantes en Galicia y la Submeseta norte, resultaban insuficientes
para alimentar a una familia, sin posibilidad de innovar ni de producir para el mercado.
Pese a lo dicho, se aprecia un aumento de la producción agraria gracias al incremento de la
superficie cultivada: entre 1800 y 1860 crece en un 60% debido al aumento de población.
 El principal cultivo es el cereal (80 % del suelo agrícola español en 1860): en la 1ª mitad del
XIX, España era autosuficiente en la producción de trigo, aunque en la 2ª mitad hubo que
importar trigo, a razón de unas 300.000 Tm. anuales.
 El viñedo experimentó un gran desarrollo, pasando de 400.000 a 1.200.000 ha. El vino y
sus derivados se convirtieron en los principales productos de exportación, destacando los
vinos de Jerez. Este desarrollo fue espectacular en la década de 1870, debido a la epidemia de
filoxera de los viñedos franceses (1867) que multiplicaron por 10 las exportaciones de vino
español. Pero en la década de 1880 la filoxera llega a España –se prolongará hasta 1920– y se
arruinan los viñedos de Málaga y de Cataluña, que hubieron de ser replantados.
 Desarrollo del olivar en dos centros básicos: Andalucía y el Sistema Ibérico.
 Desarrollo ganadero en Galicia que comienza a exportar cabezas de ganado a Gran Bretaña.
Distintos autores han considerado que la escasa transformación agraria de España, en buena
parte debida al modo en que se desarrolló la reforma agraria liberal -proceso de desamortizaciónfue responsable del retraso y debilidad de la industrialización española del s. XIX.
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