una interpretación hermenéutica feminista

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La construcción de la feminidad en las revistas masculinas heterosexistas en México: una
interpretación hermenéutica feminista
Nelly Lucero Lara Chávez
Maestrante en comunicación
Universidad Nacional Autónoma de México
[email protected]

INTRODUCCIÓN
Las revistas masculinas heterosexistas en México ejercen violencia de género que atenta contra
la vida, la libertad y los derechos humanos de las mujeres. Pese a lo anterior, se trata de
publicaciones que son ampliamente consumidas por hombres de diversas edades, quienes las
emplean como parte de su “entretenimiento” cotidiano y su conformación masculina. Ya que a
través de dichas publicaciones obtienen un acercamiento a su ser genérico como varones
heterosexuales.
La forma en que las mujeres son presentadas en estas revistas da cuenta de la degradación y
opresión genérica de la que son objeto con el fin de “satisfacer” la mirada masculina. Opresión
que está legitimada desde el Estado-nación patriarcal al permitir la libre circulación y producción
de esos materiales. Hecho que sólo puede ser comprendido desde la alianza perversa entablada
por el patriarcado y el capitalismo en las sociedades contemporáneas.
La presente investigación se desarrolla en este contexto. Por eso, nuestro objetivo es
comprender la forma en que se construye la feminidad en las revistas masculinas heterosexistas
en México. Buscando responder las siguientes preguntas ¿qué formas de violencia genérica
ejercen?, ¿qué estereotipos reproducen? Y ¿quiénes son los principales actores que llevan a cabo
esa violencia?,
Las publicaciones elegidas para esta investigación incluyen el análisis de las tres revistas
masculinas heterosexistas de mayor circulación en México: Playboy, Piensa Maxim y H para
Hombres. La intención de comprender este fenómeno hace evidente el empleo de una
metodología cualitativa innovadora para el feminismo y la comunicación: la hermenéutica
feminista.
Los resultados nos muestran que las revistas masculinas heterosexistas presentan el desnudo
de las mujeres como un “trabajo” femenino, minimizando así la violencia que se comente en
contra de ellas. Con esto, se pone en evidencia que la incursión de las mujeres al espacio público
representado por los medios de comunicación está determinada por la cosificación y la
expropiación de sus cuerpos. Nuestro objetivo final es contribuir a la comprensión científica del
papel de los medios de comunicación cuando son productores y reproductores de la violencia de
género.
1
Por consiguiente, en el presente artículo se abordará, en primera instancia, lo referente a la
feminidad como una construcción patriarcal elaborada en torno a las mujeres, originando así un
espacio de opresión para ellas. Posteriormente se ingresará a la presentación de las
particularidades que tienen las revistas masculinas heterosexistas en México, así como las formas
de opresión que desde estas publicaciones se ejerce en contra de las mujeres. Después se
ampliará en torno a la estrategia metodológica aquí empleada, es decir, la hermenéutica
feminista. Y finalmente arribaré a la comprensión de la forma en que es construida la feminidad
en cada una de las revistas aquí tratadas. Así que ingresemos en cada uno de estos puntos.

LA FEMINIDAD
Para la teoría feminista el concepto de feminidad es una construcción patriarcal (Amorós, 1991,
p. 159). Porque se origina en el marco de un orden genérico que establece como paradigma la
superioridad de los hombres frente a las mujeres, y de algunos hombres frente a otros de su
mismo género (Lagarde, 2001, p. 52). Precisamente por ello, el concepto de feminidad ha venido a
ocupar un lugar clave en el saber feminista, porque advierte sobre el deber ser impuesto a las
mujeres como forma de promover su inferioridad genérica frente a los hombres. Ante tal
situación, es conveniente definir, en primera instancia, qué significa para la teoría feminista el
género.
En palabras de la antropóloga mexicana Marcela Lagarde, el género es un desconocimiento que
se propicia entre las mujeres y los hombres porque “la sociedad les impone modos de vida
diferentes sustentados en la especialización excluyente” (2005, p. 61). De ahí que sea una práctica
social y reduccionista en torno a los cuerpos sexuados:
El género es una práctica social que constantemente se refiere a los cuerpos y a lo
que los cuerpos hacen, pero no es una práctica social reducida al cuerpo. Sin duda
el reduccionismo representa el reverso exacto de la situación real. El género existe
precisamente en la medida que la biología no determina lo social. Marca uno de
esos puntos de transición donde el proceso histórico reemplaza la evolución
biológica como la forma de cambio. El género es un escándalo, un ultraje, desde el
punto de vista del esencialismo (Connell, 1997, p. 35).
Por lo tanto, se aclara que la feminidad sólo puede ser comprendida dentro del marco de las
relaciones genéricas y que éstas son construcciones histórico-culturales que engendran vínculos
jerarquizados entre las mujeres y los hombres. Reconocer a la feminidad como categoría histórica,
no es sugerir que su impacto en el hacer cultural sea débil y trivial (Connell, 1997, p. 43). Por el
contrario, se está ante una configuración que opera incluso desde mucho antes que los sujetos
lleguen a este mundo, y una vez en él, actúa sobre la subjetividad y la personalidad para
estructurarla y definirla. Así, la asignación de roles, de características y de nombres comúnmente
persiguen intencionalidades y expectativas entre las cuales se encuentra la condición genérica. Por
lo tanto, hablar de feminidad es referir a la posición que ocupan las mujeres dentro de esa relación
–culturalmente establecida- con respecto a lo masculino.
2
Al respecto, la teórica feminista Marcela Lagarde señala que “la feminidad es la distinción
cultural históricamente determinada que caracteriza a la mujer a partir de su condición genérica y
la define de manera contrastada, excluyente y antagónica frente a la masculinidad del hombre”
(Lagarde, 2005, p. 783). Para las mujeres, esta distinción genérica posee concepciones despóticas
que se presentan como atributos “naturales” para justificar su opresión.
La feminidad es un conjunto de atributos de las mujeres adquirido y modificable;
cada minuto de sus vidas ellas deben realizar actividades, tener comportamientos,
actitudes, sentimientos, creencias, formas de pensamiento, mentalidades,
lenguajes y relaciones específicas, a través de las cuales tienen el deber de realizar
su ser humanas, su ser mujer (Lagarde, 2005, p. 783).
Como parte de estos atributos considerados femeninos podemos encontrar una serie de
distinciones, socialmente insalvables, entre las mujeres y los hombres. De esta manera, las
características estereotipadas que sobre los géneros se producen y se reproducen culturalmente
son, para lo femenino: lo subjetivo, lo emocional, lo particular, lo concreto y la dependencia.
Mientras que para lo masculino se reserva lo objetivo, lo universal, lo racional, lo abstracto y los
actos violentos. Al respecto, cabe señalar que lo considerado femenino posee una desvalorización
social frente a las características supuestamente masculinas.
En el contexto de la sociedad mexicana, el tema de los atributos femeninos ha sido
ampliamente analizado por la doctora Marcela Lagarde, para quien los estereotipos de feminidad
se concentran en cinco modelos básicos: la madresposa, la monja, la puta, la presa y la loca (2005).
Todos ellos representan cautiverios porque determinan un modelo de ser mujer que se ajusta, de
una u otra manera, a las exigencias patriarcales de sometimiento y dependencia femenina. Ya que
colocan en el centro la idea de mujeres cuyo ser es para los otros.
Estos modelos de feminidad no discrepan con aquéllos que a partir de la segunda mitad del
siglo XX expusieron los medios de difusión, particularmente a través de expresiones sexistas y
misóginas de la representación femenina (Cascajosa, 2008, p. 179). En este tenor, la feminista
Marcela Lagarde identifica como mecanismo recurrente el empleo del estereotipo de la mujer
como objeto erótico (2005, p. 600). Dicho estereotipo está determinado por un modelo de belleza:
son mujeres delgadas, altas, estilizadas y con largas cabelleras brillantes las que aparecen regularmente desnudas o semidesnudas- en los contenidos televisivos y en las portadas de
infinidad de revistas. Asimismo, este modelo de mujer es constante en los anuncios publicitarios
destinados a vender toda clase de objetos, principalmente a los varones. Si bien este modelo de
belleza no se ajusta- en la mayoría de los casos- a las características fenotípicas de las mujeres
mexicanas, el estereotipo se impone como norma a implantar en los cuerpos, lo que provoca, por
ejemplo, que miles de mujeres vivan en la compulsiva observación de sí mismas1. Y que los
modelos de sensualidad femenina se impongan como norma.
1
Cabe recordar que los estudios feministas de los años setenta señalaron los dos niveles en que las mujeres
son miradas. Uno, la mirada de los hombres y dos, la mirada de sí mismas para agradar a los demás.
3
Directamente ligado al estereotipo de la mujer erótica, en los medios de difusión se han
empleado el estereotipo de la llamada Lolita. La Lolita es una niña o joven que juega a ser mujer y
se hipersexualiza (Cascajosa, 2008, p. 179). Es la imagen –simplificada y patriarcal- de las mujeres
que derrochan erotismo y que desde muy corta edad realizan distintas acciones apara “atraer” a
los hombres. En la figura de la Lolita el patriarcado justifica las relaciones de pedofilia suscitadas
entre hombres adultos y niñas pequeñas, argumentando sobre la “naturalización” de la sexualidad
(erótica) de todas las mujeres sin importar la edad.
Otro estereotipo explotado por los medios de difusión es el de la madre: la madre abnegada, la
madre superada, la seductora, la buena esposa, la fatal, la profesional (Cascajosa, 2008, p. 195). En
cualquiera de sus versiones las mujeres siguen siendo madres en las representaciones que de ellas
se hace en los medios de difusión, entre los cuales sobresalen las revistas masculinas
heterosexistas en México.

LAS REVISTAS MASCULINAS HETEROSEXISTAS EN MÉXICO
La presencia de las revistas masculinas heterosexistas en México cuenta ya con una larga
historia. Al menos se remonta a los inicios del siglo XX en los albores del periodo revolucionario.
Así lo relata María Consolación Salas Castro, autora de la tesis Vanidades masculinas: las revistas
masculinas mexicanas 1900-1989, quien identifica la publicación denominada El Burro como la
primera en México en hacer de los varones su público cautivo (1992). Ello no significa que anterior
a la aparición de las revistas masculinas no hubiera intentos de generar un mercado de
publicaciones para hombres, y mucho menos que la imagen de mujeres desnudas o semidesnudas
fuera una novedad, pues dichas imágenes circulaban en México a través de litografías desde el
siglo XIX.
¿A qué nos referimos cuando hablamos de revistas masculinas heterosexistas en México? Éstas
son todas aquellas publicaciones periodísticas editadas en nuestro país, que están dirigidas a un
público de varones y orientadas a su entretenimiento y que contemplan temáticas consideradas
de interés para los hombres (Salas, 1992, p. 10). En este sentido, las revistas masculinas se
caracterizan por hacer una férrea distinción genérica que valora como “positivos” los temas que
para el patriarcado son catalogados como propios de los hombres, es decir, aquellos relacionados
con la política partidista, los deportes, los negocios y el sexo2.
La denominación de revistas heterosexistas deriva de un afán por delimitar un tipo de
publicación dirigida a hombres heterosexuales. Es decir, hombres con una orientación sexual y
atracción hacia personas del sexo opuesto. Bajo esta lógica, los hombres “tendrían” -como
mandato cultural- el deber de entablar una inclinación erótica y sexual con las mujeres. De ahí
que estas revistas incluyan en sus páginas material gráfico de desnudos y semidesnudos
Al respecto la teórica Dorothy Hobson ha señalado cómo los llamados “valores masculinos” se imponen en
los contenidos mediáticos para establecer una distinción genérica entre los sujetos. (1980).
2
4
femeninos, así como textos alusivos a cuestiones sexuales (Salas, 1992, p. 11) en los que la figura
de la mujer es preponderante. Para la investigadora María Consolación Salas Castro, las revistas
masculinas heterosexistas3 pueden clasificarse en cuatro tipos: 1) las de corte humorístico, 2) las
de espectáculos, 3) las de la corriente erótico-intelectual y 4) las revistas de desnudos.
A partir de la clasificación antes señalada conviene precisar lo siguiente: las revistas a las que se
hace referencia en este escrito son –particularmente- las revistas de corte erótico-intelectual y las
revistas de desnudos, por ser las que más emplean la estrategia patriarcal de expropiar el cuerpo
de las mujeres. Y también, porque dentro de esta clasificación podemos ubicar a las revistas que
son objeto del estudio; es decir: Playboy, Piensa Maxim y H para Hombres.
Para mostrar cómo las revistas masculinas heterosexistas –anteriormente mencionadas- son
parte de una industria impulsada desde el patriarcado, es conveniente recurrir a un dato tan
elemental como lo es el tiraje mensual emitido por estas publicaciones. Este dato cobra relevancia
porque nos permite articular –por una parte- la cantidad de revistas que salen a la venta
mensualmente –y por la otra- el costo que cada una de ellas tiene. Ambos datos, nos brindan una
panorámica en torno a las ganancias económicas que estas publicaciones obtienen en México.
Al respecto, conviene decir que Playboy México tiene un costo de cincuenta pesos por unidad y
saca a la venta un tiraje mensual de 120 mil revistas, cantidad que puede incrementarse con 50 u
80 mil revistas más dependiendo de las ventas registradas a lo largo de un mes4. Por su parte, la
revista Piensa Maxim, que tiene un costo al público de 35 pesos, edita 38 mil 841 ejemplares
mensuales5, y de igual manera, dependiendo sus ventas, puede sacar de uno a dos tirajes extras
de 40 mil revistas cada uno6. Por último, la revista H para Hombres –la más vendida en México y
con un precio de 35 pesos- edita cada mes 367 mil ejemplares, que pueden estar acompañados de
un tiraje extra de 100 mil revistas7. Por tal motivo, y sin contar los tirajes extras, en México -sólo
estas tres revistas- estarían editando mensualmente la cantidad de 525 mil 841 ejemplares; es
decir, poco más de medio millón de números; los cuales generarían como industria un total de 20
millones 126 mil 753 pesos.
Bien vale la pena decir que las ganancias producidas por estas empresas no se agotan ahí, ya
que para la mayoría de los medios de difusión en México la principal fuente de recursos es la que
arroja el pago por publicidad que contratan diversas industrias, y en algunos casos, por la
publicidad gubernamental. A todo esto, hay que sumar las empresas alternas que acompañan a las
Y si bien no todas las revistas masculinas muestran imágenes de mujeres –portando poca o nada de ropason mayoritarias las que sí lo hacen. En ellas centramos este estudio.
4
Información obtenida mediante entrevista telefónica a Karina Gallegos, Asistente de Publicidad de la
Revista Playboy México. Entrevista realizada con fecha 27 de julio de 2012.
5
Esta cantidad está disponible a todo público en el Padrón Nacional de Medios Impresos, de la Dirección
General
de
Medios
Impresos,
de
la
Secretaría
de
Gobernación.
http://pnmi.segob.gob.mx/PNMP_templetami.php?idr=718&medio=3
6
Los tirajes extras fueron obtenidos a través de entrevista telefónica con José Luis Herrera, Coordinador
Comercial de la revista Piensa Maxim. (Entrevista realizada el 27 de julio de 2012)
7
Información obtenida en entrevista telefónica con Yolanda Sadalla, Directora Comercial de la revista H para
Hombres..
3
5
publicaciones. Como sucede en el caso específico de la revista Playboy, la cual, ha hecho de su
logotipo una marca que licencia diversos productos que van desde bolsos, zapatos y mochilas,
hasta ropa para bebé, así como marcas de juguetes y ropa interior. De tal forma que la industria
de las revistas masculinas heterosexistas en México –como sucede en gran parte del mundo- está
inmersa en un mercado que arroja innumerables ganancias.
¿Qué sucede con las mujeres? La teórica española Beatriz Preciado ha reflexionado en torno a
las supuestas ganancias que reciben las mujeres que posan para estas publicaciones. Y reconoce el
nivel de explotación al cual son sometidas. Así por ejemplo, esta autora menciona cómo la
ganancia de una “modelo” de Playboy en los años cincuenta representaba sólo el 0.05 por ciento
del total de rentabilidad obtenido por Hugh Hefner (2010, p. 140), el dueño de la revista.
En México el fenómeno antes relatado no es una excepción. Por ejemplo, en las páginas de
internet trascendió que la aparición de Julia Orayen en Playboy, conocida como “la modelo del
debate”8, le significó una “retribución” de 170 mil dólares9; es decir, poco más de dos millones de
pesos; lo cual, cotejado con las ganancias que recibió esta publicación –que se fue a un doble
tiraje- viene a representar una nimiedad. En el caso de las mujeres “poco conocidas” que no “se
llevan la portada” pero que hacen desnudos en interiores de este tipo de revistas, pueden recibir
por sesión fotográfica cantidades mucho menores, dependiendo lo “conocidas” que ellas sean10.
Por consiguiente, podemos decir que la explotación de estas mujeres también está mediada por
factores como el nivel de “reconocimiento” de sus trabajos anteriores e incluso, por si hacen un
desnudo completo o topless. Con base en lo anterior, podemos observar cómo la industria de las
revistas masculinas en México está determinada desde el patriarcado, porque hace del cuerpo de
las mujeres un espacio de venta a pesar de que son ellas las que reciben los menores beneficios.
Con esto, no desdeñamos las formas concretas de violencia que atraviesan los contenidos de
estas publicaciones, en los que las mujeres además de ser explotadas son oprimidas de diversas
formas. En este sentido, las manifestaciones patriarcales que más se acentúan en las revistas
masculinas heterosexistas son: 1) la cosificación del cuerpo de las mujeres, 2) la feminización de la
pornografía, 3) la violencia del ser bellas, 4) la negación de la diversidad genérica, 5) la violencia de
volver al lugar o de retorno a papeles tradicionales, 6) el fenómeno de la infantilización de las
mujeres, y 7) los usos que el Estado patriarcal hace de estas publicaciones.
Ahora bien, para ingresar a la comprensión de la forma en que es construida la feminidad en las
revistas masculinas heterosexistas en México es conveniente aclarar la estrategia metodológica
empleada en esta investigación: la hermenéutica feminista. Se trata de una metodología de
carácter cualitativo que nos ayuda a comprender los mecanismos que impulsan una feminidad
opresora en esas publicaciones.
8
Es la forma en que los medios calificaron a Julia Orayen producto de su participación como edecán en el
primer debate presidencial de 2012, que se llevó a cabo el domingo 6 de mayo del este año a las 20:00 horas.
9
http://teleshow.infobae.com/notas/656028-El-desnudo-total-de-la-argentina-que-revoluciono-Mexico.html
10
Las negociaciones que se hacen con las mujeres que posan para estas revistas valoran sobre todo el nivel de
“popularidad” con la que ellas cuentan.
6

LA HERMENÉUTICA FEMINISTA COMO METODOLOGÍA EN LOS ESTUDIOS DE
COMUNICACIÓN
La hermenéutica tiene sus orígenes en la Grecia Antigua. De ahí que no sea una novedad sus
usos recientes en la filosofía, en el discurso y en los análisis de lo simbólico. Si bien la
hermenéutica cuenta ya con un largo trayecto recorrido como arte interpretativa, conviene aclarar
que sus expresiones han ido variando, lo cual revela la existencia de distintas hermenéuticas.
Actualmente esto ha ocasionado un fuerte debate, en ocasiones irreconciliable, entre las tres
posturas de la hermenéutica que convergen: la filosófica, la crítica y la metodológica.
El doctor y filósofo mexicano Ambrosio Velasco Gómez, en un texto titulado Hermenéutica y
Ciencias Sociales (2012, p. 199), ingresa al debate entre estas tres hermenéuticas. Para este autor,
si bien la hermenéutica filosófica, la crítica y la metodológica tienen sus particularidades, todas
ellas van a concordar en mantener una postura crítica frente al positivismo, y en general, frente a
la hegemonía del monismo naturalista que se extendió durante todo el siglo XX entre las ciencias
sociales. De esta manera, la hermenéutica marcará una distinción entre el método de las ciencias
sociales –o de las ciencias de la cultura- y el de las ciencias naturales; distinción que se expresará
en la disputa entre comprender y explicar. En lo que esas hermenéuticas ya no van a concordar
será en las distintas posiciones que desde su interior se generan: posiciones que van desde la
hermenéutica ontológica hasta el naturalismo metodológico. Producto de estas distinciones se
generan diversas hermenéuticas: la filosófica, la crítica y la metodológica.
La hermenéutica filosófica “surge a partir de las contribuciones y propuestas hermenéuticas de
las ciencias del espíritu, especialmente de Herder y Dilthey; pero, al mismo tiempo, cuestiona de
raíz las pretensiones de objetividad y rigor de la hermenéutica metodológica” (Velasco, 2012, p.
204). En la hermenéutica filosófica es posible encontrar dos vertientes, una centrada en el estudio
de la lógica, y otra, de raigambre fenomenológica. Esta segunda será la que cuente con mayor
importancia dentro de las ciencias sociales por las relaciones que mantendrá con el lenguaje, la
sociedad y la historia. Su principal promotor será Heidegger, quien entiende la comprensión como
un modo primordial de la existencia humana (Velasco, 2012, p. 204). A este autor le precederán
una serie de teóricos quienes interesados por la idea de la comprensión harán formulaciones
desde diversas posturas; como es el caso de Hans Georg Gadamer, quien ensancha la
hermenéutica hasta llevarla al terreno de la estética y la ética, al tiempo que cuestiona una
excesiva preocupación por los aspectos metodológicos en las investigaciones de su tiempo
(Velasco, 2012, p. 204).
Por otra parte, la hermenéutica metodológica se enfocará en la interpretación de los textos. El
primero en formular una teoría hermenéutica con dicho fin fue el filósofo Friedrich
Schleiermacher. Más adelante otros teóricos como Wilhelm Humboldt aportaron a esta
hermenéutica la comprensión del mundo histórico. En este sentido, cuando se dice que la
7
interpretación es poner un texto en contexto, se está recurriendo a la hermenéutica metodológica
la cual constituye un vínculo entre la filosofía y las disciplinas históricas como fundamento de las
ciencias humanas. Entre los hermeneutas metodológicos podemos encontrar nombres como son:
Dilthey, Alfred Schütz, Max Weber, Popper y Winch.
Mientras tanto, la hermenéutica crítica se presenta como un distanciamiento frente a la
hermenéutica filosófica y la hermenéutica metodológica. Su postura central “gira en torno a la
capacidad de la hermenéutica para criticar la ideología presente en las tradiciones o en las
concepciones del mundo que la hermenéutica busca comprender reflexivamente” (Velasco, 2012,
p. 220). En este tenor, la hermenéutica crítica indaga sobre los referentes de sentido desde los
cuáles se da una interpretación, y critica que estos referentes –al no ser siempre innovadores- den
continuidad a los ejercicios de poder que imperan en la sociedad .
Después de haber realizado este recorrido por las tres hermenéuticas, podemos concluir que
ésta no es única ni homogénea. Ya que dentro de ella las discusiones y tensiones suelen ser
diversas. Pese a tales pugnas, la hermenéutica expresa puntos de acuerdo que pocos autores han
logrado formular; como es el caso de Paul Ricoeur, quien en su propuesta narratológica logra
conjuntar a la hermenéutica filosófica, la crítica y la metodológica de forma armoniosa (Velasco,
2012, p. 225). Salvo esta excepción, parece ser que la hermenéutica sigue manteniendo las
mismas discusiones en los tres ámbitos anteriormente mencionados, lo cual, hace que persistan
los debates y las distancias.
Hasta aquí hemos recorrido de forma sintética el desarrollo histórico de la hermenéutica
durante la segunda mitad del siglo XX. Y al centrarnos sólo en este periodo, para no ir tan lejos,
surge la siguiente pregunta, ¿qué pasa con la hermenéutica feminista? Ésta parece estar
completamente borrada de entre la gama de autores que inauguran las distintas corrientes
interpretativas.
La relación entre el feminismo y la hermenéutica no es una novedad pese a los intentos
patriarcales por ocultar la existencia de una hermenéutica feminista. Ya que la hermenéutica
feminista existe y en ella es posible encontrar caramente dos corrientes. Una, refiere a la
hermenéutica que se encuentra estrechamente ligada a un posicionamiento crítico frente al
patriarcado, y que acompaña al feminismo desde su nacimiento. La autora Celia Amorós en su
libro Tiempo de feminismo, recupera ésta noción de hermenéutica con la finalidad de alimentar la
investigación que busca beneficiar a las mujeres. Lo que delata la hermenéutica feminista
develada por Amorós, es cómo se conjunta la corriente filosófica y la corriente crítica de la
hermenéutica tradicional, con el fin de impulsar el libre desarrollo de las mujeres. Ya que dicha
hermenéutica se encamina a develar los referentes de sentido patriarcal.
Estos referentes de sentido que identifica Celia Amorós como anacrónicos, por ser hallados a lo
largo del devenir histórico, dan cuenta de que el patriarcado, aunque no sea siempre misógino,
ejecuta actos a través de los cuales degrada a las mujeres. Estos referentes de sentido son: la
defensa del débil, la lectura directa de la naturaleza, la feminización, la opinión de los sabios, la
universalización, las guardianas, el referente polémico, la misoginia romántica y el referente
8
socio-histórico perdido, la excepción femenina, el esencialismo ontológico normativo, la mujer
libertina, el simulacro de posición, el producto incontaminado de la alienación, la ciencia y la
moral versus la belleza, así como las abstracciones. Todos éstos nos permitirán ir situando las
palabras y las acciones opresoras que emplea el patriarcado frente a las mujeres que posan para
una revista masculina heterosexista en México.
La otra corriente de la hermenéutica feminista está instalada en el terreno metodológico, que
se ha desarrollado en el seno de la teología feminista. La cual en el contexto latinoamericano se ha
autodenominado como hermenéutica feminista de la liberación, ya que plantea como objetivo
hacer interpretaciones liberadoras de las mujeres en la Biblia, y también en otros textos. La
particularidad de esta hermenéutica feminista, que es metodológica, es que no desdeña las
dimensiones filosófica y crítica que para la hermenéutica tradicional están segregadas. Por tal
motivo, lo que hallamos en la hermenéutica feminista impulsada por el movimiento teológico
feminista, es que logra conjuntar las tres dimensiones que para la hermenéutica tradicional son
conflictivas: la filosófica, la crítica y la metodológica. Por eso, aquí cobra relevancia.
La hermenéutica feminista metodológica consta de pasos generales para realizar la
interpretación. Por tal motivo, para hacer una lectura seria al respecto se comienza por una
pregunta al texto (en este caso: cómo se construye la feminidad en las revistas masculinas
heterosexistas). Esta pregunta por sí sola tiende a darnos una panorámica superficial, por eso, hay
que ir detrás del texto, ¿qué hay en el trasfondo del texto?, ¿en qué marcos categoriales estamos
leyendo el texto?, ¿quiénes son los actores del texto?, ¿de qué habla ese texto? En un tercer
momento hay que arribar al texto en sí: ¿Qué palabras se escogen en el texto?, ¿de qué forma
está expresado ese texto? En síntesis, estos tres pasos son los que conforman la base de una
interpretación desde hermenéutica feminista.
Para ingresar a esta comprensión es conveniente aclarar que los observables de esta
investigación los conforman las entrevistas realizadas a las mujeres que aparecieron en las
portadas de las revistas: Playboy, Piensa Maxim y H para Hombres, durante el periodo de enerodiciembre del año 201211. En total se trataron de 36 entrevistas de las cuales se recuperaron las
temáticas generales referentes a la feminidad y que fueron transversales durante todo el año, así
como los puntos que delataban elementos contextuales de la violencia ejercida en contra de las
mujeres que posaron para esas publicaciones.
Cabe destacar que dichas entrevistas (o textos según nuestros fines) ocupan la parte central de
las publicaciones y por sus estructuras es posible encontrar claras coincidencias que nos permiten
pensar que estas revistas reproducen un modelo en el esquema, en el orden y en el tipo de
preguntas que realizan. Este orden consiste en: 1) una frase de “presentación” que inaugura a
forma de balazo periodístico la reseña de la mujer de portada. 2) El nombre de la mujer, siempre
con tipografía mayor y con letras sobresalientes en los colores. 3) Los créditos en los que se
muestra el nombre del fotógrafo encargado de la realización del folder, el nombre del agente de
moda, el encargado de maquillaje, peinado y producción. 4) Las marcas, es decir, el nombre de las
11
Este periodo de tiempo se ha elegido con la finalidad de dar un panorama de actualidad al presente estudio
y porque la hermenéutica feminista, al tener visos de ser una herramienta histórica, pide contemplar un
periodo determinado ya que tiende a buscar planteamientos transversales, es decir, temas que son constante es
el tiempo y que nos ayudan a comprender su presencia y sentido en contextos determinados.
9
empresas generalmente de lencería, ropa y accesorios que porta la mujer fotografiada y
entrevistada. 5) Sumario, en el que el reportero –siempre hombre- encargado de realizar la
entrevista hace un breve resumen sobre el contenido del texto. 6) Entrevista, preguntas breves
que el reportero hace a las mujeres. 7) Respuestas de las mujeres a las preguntas del
entrevistador. 8) Recuadros con frases “sobresalientes” de la entrevista o con datos de las mujeres
como son “medidas” del cuerpo, lugar de origen, trabajos que ha realizado y gustos personales.
Todos estos elementos en conjunto representan el texto que se interpretó.
Las unidades de análisis han sido producto de una elección que permite identificar un tema
constante en los textos (entrevistas), el cual, relacionado con un estereotipo de feminidad daba
como resultado un espacio de opresión de las mujeres. Espacio de opresión que cobraba
relevancia al ser empatado con un referente de sentido patriarcal. De esta manera, en cada
revista se rescataron cuatro unidades de análisis concretas que enumero a continuación.
REVISTA PLAYBOY
No.
UNIDADES DE ANÁLISIS
REFERENTE DE SENTIDO PATRIARCAL
1
La concepción del amor
Esencialismo ontológico normativo
2
La maternidad
Lectura directa de la naturaleza
3
Las mujeres como sujeto erótico
La mujer libertina
4
El sexismo
El sexismo
REVISTA PIENSA MAXIM
No.
1
UNIDADES DE ANÁLISIS
REFERENTE DE SENTIDO PATRIARCAL
2
Las Lolitas, el patrón de las niñas
hipersexualizadas.
Las mujeres extranjeras
Feminidad infantil
3
La primera vez en la revista
Referente sociohistórico
romántica)
Feminización
4
La sensualidad de las mujeres
Esencialismo ontológico notmativo
perdido
(misoginia
REVISTA H PARA HOMBRES
No.
UNIDADES DE ANÁLISIS
REFERENTE DE SENTIDO PATRIARCAL
1
Las mujeres como sujeto erótico
La mujer libertina
2
La experiencia de salir en una revista
masculina heterosexista
Descalificación de la profesión
Feminización
Las mujeres con una moralidad superior a
los hombres
Las guardianas
3
4
La ciencia y la moral versus la belleza
Los hallazgos en torno a la forma en que es construida la feminidad en las revistas masculinas
heterosexistas en México han sido retomados por revista. Así, en las siguientes líneas se presenta
dicho tratamiento en Playboy, en Maxim y en H para Hombres, que es el orden de presentación.
10

¿CÓMO SE CONSTRUYE LA FEMINIDAD EN LAS REVISTAS MASCULINAS HETEROSEXISTAS
EN MÉXICO?
La construcción de feminidad en la revista Playboy
Conviene decir que la construcción de la feminidad en la revista Playboy es la de una mujer
cuyo cuerpo erótico está destinado a la satisfacción de los hombres, acción encubierta bajo el velo
de que las mujeres pueden emplear libremente su cuerpo y presentarlo desnudo con el afán de
ingresar a este medio de difusión, bajo el discurso de estar realizando un “trabajo”, como
cualquier otro. Esta acción tiene particularidades que a continuación retomaré.
La soltería de las mujeres es un elemento clave para su aparición en esta revista. Están alejadas
de la figura del esposo, pero al mismo tiempo ellas se ven en la necesidad de trabajar, lo cual las
acerca a la figura del patrón. Es decir, tienen que encargarse de solventar sus gastos personales y
en la mayoría de los casos ninguna cuenta con una profesión u oficio. Por eso hablan de la
posibilidad de conseguir recursos económicos posando desnudas.
Este acto no las exenta de sufrir formas particulares de violencia derivadas de su contacto con
hombres de poder político y económico quienes las buscan y las acosan. Y tampoco están exentan
de enfrentar maternidades solitarias, infidelidades y desamor por quienes fueron o son sus
compañeros. Asimismo muchas de ellas se ven obligadas a realizar transformaciones corporales
como una posibilidad de conseguir el “trabajo” que en esas revistas se les ofrece.
Las pocas mujeres que posan para esta publicación y no argumentan hacerlo por “trabajo” o
por conseguir dinero tienen motivaciones específicas. Y las caracteriza el contar con una profesión
u oficio alterno. Estas mujeres argumentan la necesidad de mostrarse “bonitas” o “femeninas”
como la causa principal por la que aceptan posar en estas revistas. Lo cual pone en evidencia la
fuerza que posee la carga genérica entre ellas.
Para la revista Playboy el erotismo de las mujeres está expresado en el estereotipo de la puta.
Lo interesante es la forma en que ellas arremeten contra esa imposición. Algunas de ellas
expresan abiertamente que su erotismo sólo tiene sentido cuando posan en esta publicación,
porque en su vida diaria son muy conservadoras o precavidas, sin parejas sexuales y sin “amores”
que las lastimen. Su defensa es colocarse en el lugar de las mujeres “buenas”, cuando el otro las
coloca en el lugar de las mujeres “malas”.
Por otro lado, cabe decir que entre los referentes de sentido patriarcales que delinean la
construcción de la feminidad en la revista Playboy podemos encontrar: el esencialismo ontológico
de las mujeres amorosas; la lectura directa de la naturaleza de las mujeres maternales, las
mujeres libertinas instaladas en las mujeres cuyo erotismo está destinado a los otros y el
sexismo. Ante estos referentes de sentido las mujeres encuentran como espacios liberadores la
renuncia al amor patriarcal y en algunos casos la renuncia a la maternidad biológica impuesta.
Como elementos de su feminidad opresora podemos encontrar la justificación de que su desnudo
es “un trabajo” o que lo hacen por razones “emancipadoras”. En conclusión, podemos decir que la
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forma en que se construye la feminidad en la revista Playboy es la de las mujeres putas que se
desnudan bajo el discurso de “trabajo”, pero que tienen cierto “soporte” bajo la idea de que son
mujeres buenas.
Cómo se construye la femindad en las revista masculina heterosexista Piensa Maxim
Se concluye que la construcción de la feminidad realizada por la revista Piensa Maxim es la de
las mujeres jóvenes hipersexualizadas que reproducen el estereotipo de la Lolita. Ya que la
infantilización de estas mujeres es una constante. Pero conviene preguntarnos, ¿qué mecanismos
se emplean para construir esa feminidad?
En su mayoría se trata de mujeres modelos. Ellas no hablan de haber estudiado una carrera.
Son las chicas que terminaron la preparatoria y entraron inmediatamente al negocio de mostrar su
imagen corporal. No tienen la posibilidad de movilidad como sucede con otras mujeres. No tienen
elementos para renunciar a esa vida. Para ellas no hay un futuro más que seguir haciendo esto.
Seguir mostrando sus cuerpos jóvenes y desnudos, porque además, eso es “agradable”.
Para estas mujeres a diferencia de las que posan para Playboy, el dinero no parece ser un
elemento determinante en sus vidas. Pero la dimensión del trabajo sí es una constante. Aparecer
en estas revistas es parte de una carrera que están emprendiendo y que buscan continuar. Ellas no
hablan de su familia. Son las “niñas solas” –que vienen de otro país- y que se abren camino en un
mundo que les exige estar solteras.
Por otra parte, los referentes de sentido patriarcales que más se reproducen en esta revista
son: 1) la infantilización de las mujeres, pues todas ellas son colocadas en el lugar de las niñas. 2)
El referente sociohistórico perdido, pues son mujeres extranjeras en su mayoría. 3) La
feminización, ya que se explota un gusto y satisfacción por aparecer en estas publicaciones como
parte de una decisión automática y despolitizada, y 5) el esencialismo ontológico normativo, ya
que todas son y deben ser sexys. Ahora pasemos con la tercera y última revista: H para Hombres.
Cómo se construye la feminidad en la revista H para Hombres
La construcción de la feminidad que se hace en la revista masculina H para Hombres es
recreada en un mundo donde no hay ningún conflicto para las mujeres, ya que el contexto
sociohistórico está completamente borrado, todo es un mundo de telenovela en el que las
mujeres representan a prostitutas o a Lolitas.
De las tres revistas aquí retomadas, en H para Hombres la construcción de la feminidad tiende
a ser más conservadora, son mujeres eróticas, pero son mujeres “buenas” y moralmente
superiores a los hombres. Así, se presentan mujeres solteras y casadas, algunas son sólo modelos y
otras cuentan con un trabajo externo y profesión, aunque devaluado frente al hecho de mostrar
sus cuerpos. Aquí la exigencia del desnudo está minimizada porque se piensa que para las mujeres
modelos eso es parte de su “trabajo”. En síntesis, esta publicación sigue empleando el mecanismo
de naturalización de la desnudez de las mujeres en los medios de difusión.
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Finamente, los referentes de sentido patriarcales que más emplea H para Hombres son: la
referencia a la mujer libertina, la feminización, la ciencia y la moral versus la belleza, y el lugar
de las guardianas.
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Los hallazgos
La industria de los medios de comunicación en México y particularmente la de las revistas
masculinas heterosexistas, condicionan el ingreso de las mujeres al espacio público bajo la
exigencia del desnudo, es decir, la explotación y expropiación de sus cuerpos motivada a través del
discurso patriarcal de que dicho acto representa un “trabajo”. Al respecto no podemos olvidar
que desde la teoría feminista las particularidades en torno a la opresión genérica femenina
invariablemente atraviesan por los cuerpos de las mujeres. En este caso, cuerpos que para
ingresar a los medios de difusión tienen que ser transformados a través de cirugías cosméticas o
mediante la intervención tecnológica de la fotografía publicada, es decir, cuerpos que delatan una
belleza ficción.
Al respecto, se encuentra que la construcción de la feminidad en estas revistas es la de la mujer
cuyo cuerpo erótico está destinado para la satisfacción de la mirada masculina. Tanto en Playboy
como en H para Hombres se explota el estereotipo de la puta. Son mujeres adultas que se
desnudan “por dinero” según el principio patriarcal con la finalidad de aparecer en una medio de
difusión. En el caso de Piensa Maxim el estereotipo que cobra fuerza es el de la Lolita. Ya que se
trata de mujeres jóvenes infantilizadas en cuanto a la vestimenta, a los accesorios y al discurso que
se impone en las entrevistas. Ya que dicha construcción de feminidad cuenta con especificidades,
haré mención de ellas en las siguientes líneas.
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La mayoría de las mujeres que posan para una revista masculina heterosexista son solteras
y autosuficientes. Es una generalidad que en la construcción de las mujeres erótica
realizadas por estos medios de difusión, ya sea en su dimensión de la puta o de la Lolita,
se tenga un soporte en la soltería de quienes posan en sus páginas. Este hecho en realidad
viene a reforzar la idea de que la mujer erótica –en la cultura patriarcal- no le pertenecen
a un hombre sino a “todos” los hombres. Es la lectura simplificada de la “mujer pública”.
Explotar el mecanismo de que estas mujeres son eternamente solteras viene a reforzar la
idea de que cualquiera puede acceder a ellas. La disponibilidad de las mujeres se convierte
en exigencia de estos medios de difusión para mantener en el imaginario la disponibilidad
femenina.
Mientras que en el discurso de las mujeres encontramos algunas claves que nos ayudan a
comprender por qué ellas se mantienen solteras. Claves que sobre todo están
relacionadas con la experiencia de haber sufrido el “amor patriarcal”: engaño, infidelidad,
desamor, etc. Los medios de difusión sacan provecho de esta condición femenina para
decir que son mujeres “disponibles”, sin embargo, acallan las formas de opresión y
violencia que ellas han experimentado. De esta manera, es claro cómo el patriarcado
puede revertir un acto de resistencia o de subversión de las mujeres –como lo es el
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mantenerse solteras- en un discurso de alienación que las señala como mujeres “para
todos”.
No son mujeres politizadas que posean conciencia de género para transformar su
situación de opresión. En general, se trata de mujeres que luchan de forma aislada para la
sobrevivencia, lo que pone en evidencia el efecto de escisión de género potenciado desde
el patriarcado. Asimismo, la búsqueda de mejores condiciones “laborales” se convierte en
el pretexto de sus desnudos, lo cual, también pone en escena la filosofía capitalista de que
cualquier cosa puede ser justificada si se antepone la necesidad económica de las
personas en el orden social vigente.
La belleza es una exigencia para poder “crecer" en el ámbito en el que ellas se desarrollan.
La imposición de un modelo estereotipado de belleza nos hace pensar en lo que Celia
Amorós identifica bajo el título de las idénticas. Así, basta con abrir una revista masculina
heterosexista para encontrar un modelo homogéneo que aplasta la diversidad fenotípica
de las mujeres al valorar únicamente la blancura de los cuerpos, la delgadez y la apariencia
de provenir de cierta clase social. La belleza también se impone como exigencia patriarcal,
las dietas, la transformación corporal y todos los cambios que realizan las mujeres y que
curiosamente son nombrados como parte de un “cuidado”. Por ello, es común que estas
mujeres digan que han logrado ser bellas porque se “cuidan”, aunque ello implique el
sometimiento de sus cuerpos a diversas transformaciones que incluso ponen en riesgo sus
vidas.
Son mujeres que generalmente aparecen en los “rituales políticos” masculinos como
mecanismo para desempoderar a las mujeres en general. La presencia corporal de las
mujeres en los escenarios donde se ponen en juego los pactos patriarcales -en torno al
poder político de los estados- viene a confirmar cómo la incorporación de las mujeres al
espacio público sigue estando marcada por condiciones de fuerza que intentan
desvalorizar su presencia. De tal forma que muchas de las mujeres que posan para una
revista masculina heterosexista invariablemente en algún en algún momento se
convertirán en acompañantes o edecanes en algún evento de corte político.
También fue posible encontrar algunas resistencias por parte de estas mujeres. La principal de
estas resistencias tiene que ver precisamente con el hecho de aparecer en una revista masculina.
Situación que no es mecánica ya que la mayoría de ellas revela haber enfrentado conflictos
internos antes de tomar la decisión de desnudarse e incluso una vez realizada la sesión fotográfica.
En algunos casos, la propia familia se convierte en un factor que viene a incrementar esta
sensación de estar realizando un acto que no es favorable para ellas. Así, estas mujeres no están
exentas de culpas, ansiedades, miedos. Incluso, de la descalificación que reciben por parte de la
sociedad por ser mujeres eróticas.
Para enfrentar ese conflicto de posar en una revista masculina heterosexista se halló que
algunas mujeres recurren a diversos tipos de justificaciones. Las más usuales son: decir que el
cuerpo es “natural” y que desnudarlo en las páginas de las revistas no tiene “nada de malo”.
Algunas intentan ver su desnudo como un hecho que no es nuevo y que posee referente en el
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“ícono” de la “belleza” de Marilyn Monroe. Otras más dicen que lo hacen sólo por dinero pero que
ellas se siguen perteneciendo. En otros casos, las que son madres, hablan de la ilusión que les
provoca mostrar las fotografías a sus hijas, e incluso, de ciertos procesos de “negociación y
“aprobación” con respecto a sus hijos. Lo cual nos habla de lo difícil que es para estas mujeres
aparecer en una revista masculina heterosexista. Algunas se arrepientes o se sienten mal después
de haber posado. Quizás las mujeres que menos conflicto enfrentan son las que dicen dedicarse al
modelaje, quienes ven el desnudo como un acto más entre los muchos que ellas realizan.
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