Homilia – 21 de Agosto, 2016 El muro de la ciudad tenía doce

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Homilia – 21 de Agosto, 2016
El muro de la ciudad tenía doce cimientos y sobre ellos los doce nombres de los apóstoles del
Cordero.
Dadas las festividades que estamos celebrando este fin de semana, la fiesta de los ciento
setenta y cinco años de fundación, empecé a pensar en el legado.
Empecé a pensar en los primeros miembros de esta parroquia... las caras sin nombre de
nuestras familias fundadoras que vinieron de otros lugares, otros estados y otras tierras.
Me pregunto si alguna vez pensaron que íbamos a continuar su trabajo en el año 2016 (dos mil
dieciséis) ... espero lo hayan hecho.
Me pregunto si pudieron haber imaginado en aquel entonces lo que iba acontecer ahora.
Me imagino que en los últimos ciento setenta y cinco años ocurrieron algún par de cosas.
actos terribles del pecado y de la violencia y la injusticia se han cometido contra infinidades de
personas, pero también hubo momentos de virtud y caridad, y que perdurará por siempre
porque el legado que he estado contemplando es un legado que va más allá de 175 (ciento
setenta y cinco) años.
El muro de la ciudad tenía doce cimientos,
en la que estaban inscritos los nombres de doce
de los doce apóstoles del Cordero.
Este es el legado del que estoy hablando.
El legado de Cristo.
El legado que nos han dejado los Apóstoles.
El legado que estamos encargados de llevar a cabo.
El legado de la Iglesia, cuya única misión es la salvación de las almas.
Y al igual que el resto de la humanidad, la Iglesia no siempre ha estado a la altura de lo que
podría y debería ser.
Porque al igual que el resto de la humanidad, la Iglesia está formada por los seres humanos y
los seres humanos tenemos nuestros problemas de vez en cuando y por lo tanto a la obra de
salvación no se le ha dado la atención necesaria.
La obra de la construcción del Reino de Dios se ha retrasado de vez en cuando.
Y muy a menudo creemos que esta falta de progreso, esta falta de discipulado vigorosa es la
culpa de otros.
Y como resultado se ha dicho que los Papas, obispos, sacerdotes no están haciendo lo que
deberían estar haciendo.
Es culpa de los padres, maestros y catequistas quienes no inculcaron la verdadera fe en los
corazones de sus hijos y los estudiantes.
La culpa debe caer en el mundo y su falta de un ejemplo moral que ha llevado a muchos de
nuestros miembros por mal camino.
Creo que podemos decir que hasta cierto punto ... esto es cierto.
Pero esto es sólo parte de la historia. No es la historia completa.
La Iglesia es una hermosa y majestuosa manifestación del amor de Dios por nosotros.
Hasta que lleguemos a casa en el cielo en la otra vida, la Iglesia es nuestro morada lejos del
hogar en esta vida.
Es el lugar donde los pecadores se convierten en santos.
Es el lugar donde los marginados y excluidos llegan a saber que son importantes.
Es el único lugar en el mundo que puede hacer sentido del mundo, ya que es aquí donde nos
encontramos con el Dios vivo.
Aquí nos encontramos con la Palabra hecha carne, el esplendor del Padre, derramado por
nosotros.
Aquí nos encontramos con las palabras resonantes del Credo, como los hombres y las mujeres
han estado dispuestos a dar su vida por ello.
Aquí nos encontramos con el legado de Cristo que nos han dejado los apóstoles.
Un grupo de hombres a los que muchos, si no la mayoría habría considerado no aptos para ser
los cimientos de la Iglesia.
Pedro era un negador,
Santiago y Juan en su arrogancia discutían sobre quién era el mayor.
Simón era un fanático,
Mateo era un recaudador de impuestos,
Andrés...mira que te lo digo yo... sí que era bastante bueno,
Tomas era un escéptico,
Felipe juicioso,
Matías fue un relevo,
Y Bartolomé, nuestro gran patrón, se mostró escéptico ... "¿Puede salir algo bueno de
Nazaret?"
Pero a pesar de todo esto, a pesar de sus debilidades y defectos, a pesar de lo que pensaran los
demás, Jesús los escogió ... el inicio de su gran legado... y ahora el cuidado de ese legado ha
caído en nosotros.
Nosotros, quienes como los doce, tenemos nuestros fallas, nuestras debilidades y nuestros
defectos, pero somos miembros del gran cuerpo de Cristo ni más ni menos.
¿Cuál será nuestro legado?
¿Cuál será tu legado?
Cuando la gente habla de ti que dirán?
Que... eras una persona de oración ... una persona de compasión, incluso cuando eras
intolerante. Esa persona era una persona de humildad y contrición. Que uno era persona de
misericordia.
No un mal legado.
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