4. EL LENGUAJE POÉTICO DE MH: SÍMBOLOS Y FIGURAS MÁS

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4. EL LENGUAJE POÉTICO DE MH:
SÍMBOLOS Y FIGURAS MÁS DESTACADAS.
El lenguaje poético de MH experimenta una serie de
cambios a lo largo de la trayectoria de poeta, estrechamente relacionados con las
etapas de su trayectoria poética y con sus libros. Destacamos a continuación esas
etapas y sus características formales y métricas:
a) Una primera etapa dominada por la poesía pura de Perito en lunas, con un
lenguaje próximo al gongorismo, marcada por la dificultad de las metáforas que
metamorfosean una realidad creada a partir del mundo de la naturaleza. La
estrofa predominante es la octava real (8 versos endecasílabos con rima
consonante ABABABCC)
b) Una segunda etapa que se corresponde con la poesía amorosa- existencial que
comprende la época de los silbos y de su libro El rayo que no cesa. Los resabios
gongorinos se abren a una metáfora más cercana al renacimiento para expresar el
dolor del sentimiento amoroso. El soneto (14 verso endecasílabos de rima
consonante ABBA, ABBA, CDC, CDC o variando los tercetos CDE, CDE) será la
estrofa esencial junto a la silva y el terceto encadenado.
c) Una tercera etapa motivada por la situación política y social, que desemboca en
una poesía de urgencia donde lo personal, lo popular y la guerra generan dos
libros Viento del pueblo y El hombre acecha. El lenguaje se hace más directo para
llegar al pueblo y defender la libertad y a los trabajadores. La silva y el romance
serán las estrofas primordiales junto al soneto en alejandrinos (verso de 14
sílabas) y los tercetos encadenados.
d) La última etapa está condicionada por el encarcelamiento, la soledad y la derrota y
desemboca en una poesía arraigada de sentimientos intimistas. El lenguaje retorna
a la lírica tradicional y se hace sencillo y profundo para expresar con autenticidad
emociones de dolor, soledad, amor y esperanza. El verso corto predominante es el
octosílabo de romances y canciones, aunque se mantienen estrofas anteriores
como el soneto o el cuarteto en endecasílabos o alejandrinos.
Los símbolos
Una característica esencial del lenguaje poético de MH es la utilización de una serie de
símbolos que pueblan sus etapas creativas y cuyo significado va cambiando al igual
que sucede con el lenguaje y la métrica. Estos símbolos adquieren matices y
connotaciones ligadas a la evolución temática de su poesía. Dos son las fuentes
esenciales que, procedentes de la naturaleza, nutren la imaginería y la simbología
hernandiana: una lo conecta con lo telúrico, la otra lo sume en lo cósmico. Lo telúrico
hace referencia a la tierra y en MH se vincula al mundo del trabajo campesino y al
ámbito rural y a su vez a la fuerza de la tierra como germen de vida y como lugar de
descanso de la existencia. Lo cósmico alude a lo periférico, a lo celeste como
complemento de lo terrestre, al universo que encierra las fuerzas de la naturaleza
(luna, viento, rayo). Esta veta simbólica le hace conectarse con las poéticas más
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modernas de su tiempo: desde Jorge Guillén hasta
sus amigos P. Neruda y V. Aleixandre.
Entre los símbolos más utilizados, destacamos los
siguientes: huesos, lluvia, luna, rayo, toro, viento,
tierra, luz/ sombra.
Reseñamos, de forma esquemática los significados que adquieren estos símbolos en
las diferentes etapas de su obra:
Símbolo
primera etapa
Huesos
muerte
Lluvia
fenómeno
necesario para el
campo
ciclo de la vida
Luna
Rayo
Toro
muerte
Viento
fenómeno
atmosférico
trabajo/
campo/naturaleza
Tierra
periodo
amoroso
impulso erótico
pena
dolor
muerte
pena amorosa
virilidad
fatalidad
mujer amada
amor
Luz/ Sombra
periodo bélico
fuerza de
soldados
sudor
ánimo
fuerza
hombre
explotado
fuerza del
pueblo
trabajo/ vida
amor/ muerte
periodo
carcelario
los ausencia
amorosa
dolor
recuerdo
odio
rencor
recuerdo del hijo
perdido
vida /
cárcel, muerte
1.- Huesos.
La utilización de este símbolo es una constante en la poesía de MH. En su primera etapa
creativa, se citan los huesos cuando el poeta trata el tema de la muerte:
“…Fue traidora y cruel la Parca
al llevarse entre sus huesos a su lóbrega comarca”
En el período amoroso, pasa a designar el impulso erótico, en relación con la amada y
con el deseo sexual no satisfecho:
“Tengo estos huesos hechos a las penas
y a las cavilaciones estas sienes:”
(El rayo que no cesa)
“Silencio de metal triste y sonoro
espadas congregando con amores
en el final de huesos destructores
de la región volcánica del toro.”
En el período bélico, este símbolo pasa a identificarse con la fuerza de las tropas, a las
que el autor trata de alentar:
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“Aunque te falten las armas,
pueblo de cien mil poderes
no desfallezcan tus huesos.”
(Viento del pueblo)
En su última etapa, este símbolo expresa la ausencia de la amada.
“Todo está lleno de ti,
traspasado de tu pelo:
de algo que no he conseguido
y que busco entre tus huesos.”
(Cancionero y romancero de ausencias)
2.- Lluvia.
Es otro de los símbolos constantes en su poesía. En su primera etapa se identifica con
el fenómeno de la naturaleza esencial para la vida, elemento del que depende el
agricultor y que nutre el campo. Su ausencia tiene efectos devastadores sobre el
paisaje y la supervivencia del pastor:
“Después de un golpe de agua necesario
al pan que valoró la barbechera,
en una principiante primavera
el mundo vuelve al día originario.”
“No llueve y son los montes calaveras
por donde va mi hatajo cada día
arruinándose más en la porfía
de pacer ya pacidas hinojeras.”
(Ciclo de Perito en lunas)
En el período amoroso hace referencia a la pena y al dolor que provoca el amor:
“Lluviosos ojos que lluviosamente
me hacéis penar: lluviosas soledades,
balcones de las rudas tempestades
que hay en mi corazón adolescente.” (El rayo que no cesa)
Además la lluvia se relaciona con el dolor por la muerte de un una persona querida y
así aparece en las elegías que dedica a Ramón Sijé y a F. García Lorca:
“Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento
a las desalentadas amapolas
daré tu corazón por alimento.” (R. Sijé)
“El dolor y su manto
vienen una vez más a nuestro encuentro.
Y una vez más al callejón del llanto
lluviosamente entro.” (G. Lorca)
En la etapa bélica, se asocia con el esfuerzo del trabajador y se identifica con el sudor,
pero, en otros poemas de esta misma etapa, se transforma en símbolo de fuerza
apropiado para avivar los ánimos de los soldados:
“Trabaja y mientras trabaja
masculinamente serio,
se unge de lluvia y se alhaja
de carne de cementerio”
(Viento del pueblo)
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“Bajo una zarpa de lluvia,
y un racimo de relente,
y un ejército de sol,
campan los cuerpos rebeldes…”
En la etapa carcelaria, vuelve a ser imagen del dolor
por verse alejado de todo y de todos, con el inevitable
recuerdo de las personas amadas. Sin embargo, en
este mismo ciclo, también es la esperanza que
proporciona el recuerdo de todo lo vivido y el deseo
del reencuentro con sus seres queridos.
“Llueve. Los ojos se ahondan
“Pero cuando llueve, siento
buscando tus ojos, esos
que las paredes se ahondan
dos ojos que se alejaron
y reverdecen los muebles,
a la sombra, cuenca adentro.”
rememorando las hojas.”
(Cancionero y romancero de ausencias)
3.- Luna.
Símbolo primordial en la poesía de MH; la luna adquiere dos significados
claramente diferenciados: En su primera etapa, la luna, como astro y sus fases, se
relaciona con el paso del tiempo, con el ciclo de la vida. En Perito en lunas se
convierte en el centro de su universo. El poeta se declara “experto” (perito) en lunas
en dos sentidos: una por su contemplación como pastor; la otra, artística, todos los
objetos pueden quedar reducidos o pintados poéticamente como formas lunares:
(Gitanas)
(Horno y Luna)
“¡Lunas! Como gobiernas, como bronces,
siempre en mudanza, siempre dando vueltas.
Cuando me voy a la vereda, entonces
las veo desfilar, libres, esbeltas,
domesticando van mimbres, con ronces,
mas con las bridas de los ojos sueltas,
estas lunas que esgrimen, siempre a oscuras,
las armas blancas de las dentaduras”
“Hay un constante estío de ceniza
para curtir la luna de la era,
más que aquella caliente que aquel irá,
y más, si menos, oro, duradera.
Una imposible y la otra alcanzadiza,
¿hacia cuál de las dos haré carrera?
Oh tú, perito en lunas, que yo sepa
que luna es de mejor sabor y cepa.”
Después de esta etapa, cuando aparece la luna es siempre signo de fatalidad, de
muerte, opuesta, en ocasiones a la claridad y al sol.
“Yo nací en mala luna.
Tengo la pena de una sola pena
que vale más que toda la alegría”
(Ciclo de el rayo que no cesa)
“Besarse a la luna,
mujer, es besarnos
en toda la muerte.”
(C. y romancero de ausencias)
4.- Rayo.
El símbolo del rayo surge en la poesía de MH en la etapa amorosa y en El rayo que
no cesa da el título al libro. El rayo es siempre el dolor, la pena amorosa, la fatalidad
amorosa ligada a la existencia. Suele asociarse con otros símbolos punzantes como
el cuchillo, la navaja o la espada.
“Un carnívoro cuchillo
(…)Rayo de metal crispado
“¿No cesará este rayo que me habita
de ala dulce y homicida
fulgentemente caído,
el corazón de exasperadas fieras
sostiene un vuelo y un brillo picotea mi costado
y de fraguas coléricas y herreras
alrededor de mi vida (…)
y hace en él un triste nido.” donde el metal más fresco se marchita?”
(El rayo que no cesa)
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En los poemas de la etapa bélica el rayo pasa a
expresar fuerza, garra y se convierte en un símbolo
social.
“Siempre serán famosas
estas sangres cubiertas de abriles y de mayos
que hacen vibrar las dilatadas fosas
con su vigor que se decide en rayos.”
(Viento del pueblo)
En la última etapa es símbolo un símbolo positivo cuando se relaciona con el amor
y con la amada como recuerdo feliz o doloroso pues lo único que tiene de ella.
“Cada vez más presente
“Besarse, mujer,
como si un rayo raudo
al sol es besarnos
te trajera a mi pecho.
en toda la vida
Como un lento rayo
ascienden los labios
lento
eléctricamente
Cada vez más ausente.”
Vibrantes de rayos”
(C. y romancero de ausencias)
5.- Toro.
Es una de las constantes simbólicas hernandianas desde sus inicios poéticos. Lo
toma de su propio entorno, de la tradición de la fiesta taurina y por haber trabajado
en la enciclopedia Los toros que JM de Cossío preparaba para la editorial Espasa
Calpe.
En su primera etapa el toro se identifica con la muerte o con el toreo y el riesgo que
entraña esa lucha, como sucede en el poema Citación fatal que dedica a la muerte
del torero Ignacio Sánchez Mejías. Además en Perito en lunas dedica una octava a
toro y torero.
“Se citaron los dos para en la plaza…
…Salió la muerte astada,
…Vino la muerte del chiquero: vino”
(Citación fatal)
En la etapa amorosa, el toro adquiere una doble connotación: en libertad es símbolo
de virilidad y de la masculinidad de los instintos naturales, pero en la plaza se
relaciona con la fatalidad amorosa, con el dolor existencial y la muerte.
“Como el toro he nacido para el luto
“Bajo su frente trágica y tremenda
y el dolor, como el toro estoy marcado
un toro solo en la ribera llora
por un hierro infernal en el costado
olvidando que es toro y masculino.”
y por varón en la ingle con un fruto.” (El rayo que no cesa)
En la etapa bélica, el toro como símbolo de la arrogancia, del valor y de la libertad,
se opone al buey manso, dócil, que simboliza al pueblo explotado que debe luchar
para conseguir sus derechos. Esta oposición “desesperación de toros castigados”
frente a “bueyes de labor” aparece ya en “Sonreídme” con un valor social y anticipatorio al del período bélico.
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“No soy de un pueblo de bueyes,
que soy de un pueblo que embargan
yacimientos de leones,
desfiladeros de águilas,
y cordilleras de toros
con el orgullo en el asta.
Nunca medraron los bueyes
en los páramos de España.”
(Viento del pueblo)
6.- Viento.
Es otro de los símbolos que podemos apreciar en todas las etapas y cuyo
significado varía en el tiempo.
En la primera etapa, el viento es un fenómeno atmosférico relacionado con la
naturaleza que rodea la poeta.
“Me da el viento, Señor, me da una gana
el viento de volar, de hacerme ave
de lo más viva, de lo más lejana.” (Ciclo de Perito en lunas)
En la etapa amorosa, el viento simboliza a la mujer amada y su ausencia.
“Una querencia tengo por tu acento,
una apetencia por tu compañía
y una dolencia de melancolía
por la ausencia del aire de tu viento.”
“Los olores persigo de tu viento
y la olvidada imagen de tu huella,
que en ti principia, amor, y en mí termina.”
(El rayo que no cesa)
En la etapa bélica se convierte en la fuerza del pueblo y la voz del poeta se une y
se identifica con el viento como vehículo de transmisión de sus ideales. El propio
título de su tercer libro nos anuncia esa unión.
“Vientos del pueblo me llevan,
“Recoged ese viento,
vientos del pueblo me arrastran,
naciones, hombres, mundos,
me esparcen el corazón
que parte de las bocas de conmovido aliento
y me aventan la garganta.”
y de los hospitales moribundos.”
(Viento del pueblo)
En la etapa carcelaria, el viento se asocia al odio y la rencor:
“¿Qué quiere el viento de encono
que baja por el barranco
y violenta las ventanas
mientras te visto de abrazos?”
“Cámara solitaria
con el herido son
del ceniciento viento
clamante alrededor.”
(C. y romancero de ausencias)
7.- Tierra.
Es otro de los símbolos constantes ligado a la naturaleza. Generalmente se concibe
como madre, que da vida, pero que también la recibe tras la muerte.
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En su primera etapa se asocia con la naturaleza y el
mundo del campo y el trabajo.
“Sube la tierra al cielo paso a paso,
baja el cielo a la tierra de repente
(un azul de llover cielo cencido
bueno para marido):
cereal y vinícola en el raso”
(ciclo de Perito en lunas)
En la etapa amorosa, se relaciona con la vitalidad del amor.
“en mis terrestres manos el deseo
“¡Y qué buena es la tierra de mi huerto!
sus rosas pone al fuego de costumbre”
hace un olor a madre que enamora,”
(El rayo que no cesa)
En la etapa bélica la tierra remite al trabajo y a la pobreza.
“Nace, como la herramienta,
“no los levantó la nada,
a los golpes destinado,
ni el dinero ni el señor,
de una tierra descontenta
sino la tierra callada,
y un insatisfecho arado.”
el trabajo y el sudor.”
(Viento del pueblo)
En su etapa final la tierra se asocia con la pérdida fatídica de su hijo, pero también
como símbolo de germinación (sepultura y cuna) para una vida nueva. Este
significado aparecía ya en la “Elegía a Ramón Sijé”
“Corazón que en el tamaño
de un día se abre y se cierra.
La flor nunca cumple un año,
y lo cumple bajo tierra.”
“En la casa falta un cuerpo
que en la tierra se desborda.”
(C. y romancero de ausencias)
“Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas. (Elegía a R.S)
8.- Luz y Sombra.
Estos dos elementos se aprecian en su poética en el giro intimista que se inicia con
El hombre acecha.
Aparecen como elementos antitéticos, pero a la vez complementarios en el juego de
la vida, como la luna y el sol, como la vida y la muerte. En la “Canción del esposo
soldado”, la mujer es “morena de altas torres, alta luz y altos ojos”, pero el poeta se
acercará a ella “Un día iré a la sombra de tu pelo lejano”, sin que se perciba una
connotación negativa. En el poema “Llamo al toro de España” aparece esa
dualidad como algo inevitable:
“Despiértate de todo, toro de negra espuma
que respiras la luz y rezumas la sombra.”
“Hijo de la luz y de la sombra” es el poema en que estos símbolos adquieren un
protagonismo esencial en la propia estructura del poema, al tiempo que adquieren
una referencia cósmica (potencia lunar- solar impulso).
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En la etapa de la cárcel la sombra irá invadiendo los
espacios, “sombra sin salida”, como la oscuridad, pero en
“Eterna sombra” el poeta cierra su peripecia vital y
poética con una victoria de la luz sobre la sombra y un
triunfo de la esperanza en la lucha.
“Soy una abierta ventana que escucha,
por donde va tenebrosa la vida.
Pero hay un rayo de sol en la lucha
que siempre deja la sombra vencida.”
Las Figuras Retóricas:
Son otra característica constante en la poética hernandiana, al igual que los símbolos.
Podría afirmarse, sin exageración alguna, que la poesía de MH encierra un manual de
retórica en sí misma y, sin embargo, no es una poesía artificiosa ni carente de
autenticidad, como subrayó Juan Ramón Jiménez, si exceptuamos los juegos
poliédricos de Perito en lunas. Si en la primera etapa el hipérbaton y la metáfora saltan
a la vista, en la etapa amorosa serán la metáfora hiperbólica y la comparación las que
transmitan las ansias y las penas del deseo. A partir del ciclo bélico el paralelismo, la
repetición y la anáfora marcarán la intensidad de los sentimientos unidas a otras.
Veamos algunos ejemplos:
Metáfora:
-Puras: Danzarinas en vértices cristianos – veletas(Perito en lunas)
Dirigible, al partir llevado en vuelo - huevo-
-Impuras: Soy un triste instrumento del camino (El rayo que no cesa)
Es tu risa la espada
más victoriosa (C. y r. de ausencias)
Comparación:
“Como el mar de la playa a las arenas
voy en este naufragio de vaivenes.”
“y dejas mi deseo en una espada,
Como el toro burlado, como el toro.”
(El rayo que no cesa)
Hipérbole:
“Mis ojos, sin tus ojos, no son ojos,
Que son dos hormigueros solitarios,”
(El rayo que no cesa)
“Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.”
Sinestesia:
“Y hasta el amor me sabe a cementerio:”
(EL rayo que no cesa)
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“Se pondrá el tiempo amarillo
sobre mi fotografía”
Hipérbaton:
“Negros, hacen los vientos gestos planos
índices, si no agallas, de sus dudas,”
(Perito en lunas)
“Por el arco, contra los picadores,
del cuerno, flecha, a dispararme parto.”
Personificación:
“Y el olivo alzó una mano
poderosa de cimiento”
(Viento del pueblo)
“¿QUÉ QUIERE el viento de encono
que baja por el barranco”
(C. y r. de ausencias)
Interrogación retórica:
“¿Quién salvará a este chiquillo
“pregunta mi alma:¿de quién
menor que un grano de avena?”
de quién son estos olivos?”
(Viento del pueblo)
Paralelismo:
“catalanes de firmeza,
aragoneses de casta,
murcianos de dinamita”
“que os sepultó en la pobreza,
que os pisoteó la frente,
que os redujo al cabeza.”
(Viento del pueblo)
Anáfora:
“Como la higuera eres.
“Después del amor, la tierra,
Como la higuera vieja.”
Después de la tierra, nadie.”
(C. y r. de ausencias)
Repetición:
“TRISTES guerras
si no es amor la empresa.
“Ausencia en todo siento.
Ausencia, ausencia, ausencia.”
Tristes. Tristes.”
(C. y r. de ausencias)
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