UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA Y A DISTANCIA – UNAD Escuela de Ciencias Sociales, Artes y Humanidades Revisión de presaberes Preseminario-­‐401213 Lectura 1 “Voy a definir rápidamente el concepto de racionalidad, apoyándome en uno de los más grandes racionalistas que haya tenido la historia humana: Immanuel Kant. Él definió la racionalidad diciendo que consistía esencialmente en tres principios: 1. Pensar por sí mismo. 2. Pensar en el lugar del otro. 3. Ser consecuente. Pensar por sí mismo no quiere decir –no nos equivoquemos en esto- ningún prurito de originalidad. Uno piensa por sí mismo cuando lo que piensa, uno mismo lo puede argumentar y, si le va muy bien, demostrar (…). El segundo principio kantiano es “pensar en el lugar del otro”. El movimiento que se dirige hacia allá, a pensar en el lugar del otro, a reconocer que el otro puede tener la razón, a hacer el esfuerzo de ver hasta qué punto se puede aprender de él, es un movimiento que va contra toda discriminación (…). El tercero es muy difícil de llevar a cabo: ser consecuente. No se trata de ser terco. Quiere decir que si nosotros tenemos una tesis cualquiera, y las consecuencias necesarias de esas tesis resultan ser contradictorias o absurdas, debemos abandonarlas si queremos ser consecuentes con la lógica. Y esto es muy distinto a ser terco Estanislao Zuleta. Pensador colombiano (Ospina, L., 2007, Módulo curso Preseminario, p. 5).” Lectura 2 “En filosofía, una pregunta genera una respuesta y ésta abre otras preguntas a tal punto de que hasta se llega a cuestionar la pregunta original. Por este sendero se llega a la idea central de Piaget, quien concibe a la filosofía como aquella actividad que genera sabiduría. El saber de la filosofía se basa en una comprensión de la vida humana como problema fundamental en su relación con el hombre, el conocimiento, el lenguaje, la realidad, la ciencia, la política, la sociedad, etcétera. Por lo tanto, se puede decir que la filosofía no tiene un objeto de estudio definido o delimitado, o de consenso frente a su método de estudio. Todo lo contrario; se constituye en una reflexión que se desarrolla y se relaciona con otros saberes y actividades humanas llegado el momento de plantearse un determinado problema. Es en este sentido que la filosofía requiere del trabajo realizado por los filósofos, no para memorizar sus ideas, sus fuentes, sino para repensar la problemática UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA Y A DISTANCIA – UNAD Escuela de Ciencias Sociales, Artes y Humanidades Revisión de presaberes Preseminario-­‐401213 explicitada por ellos, de tal manera que en esta perspectiva el lector del texto se introduzca en la piel del autor. El estudio no podrá ser otra cosa que la reconstrucción personal de ese pensamiento, el cual se hace pensando filosóficamente. Kant, al resaltar la presencia en el hombre de una disposición natural, como el filosofar, expresa que ése es un talento de la razón que no podrá desarrollarse sino a través de los ensayos existentes sobre filosofía. Esto explica que para filosofar se haga necesario el acercamiento al pensamiento y a las ideas de los filósofos más sobresalientes en la historia, a manera de mediación, para establecer el diálogo con el pensador mismo y así aprender a filosofar con cada pensador y, con esos elementos, lograr generar nuevos modelos de pensamiento. ¿Cómo lograr este diálogo? ¿De qué modo? Del modo más sencillo, más profundo y más usual: preguntando. El mejor ejemplo de este ejercicio filosófico lo presenta el método mayéutico de Sócrates, expuesto por Platón, pues es con el pensamiento de Sócrates que, haciendo uso del lenguaje oral, se otorga una característica particular a los planteamientos en torno a la verdad y a la sociedad griega del momento. La problematización de sí mismo va más allá del simple diálogo mayéutico concebido como la formulación de preguntas y respuestas inteligentes. Está en estrecha relación con la preocupación fundamental por la verdad. Tal problematización de sí mismo, como búsqueda de la verdad, permite que su reflexión no posea un carácter sólo epistemológico sino también antropológico y ético. En el famoso diálogo con el esclavo, en el libro VII de "La República", Platón manifiesta: (…) la educación no es tal como proclaman algunos que es. En efecto, dicen, según creo, que ellos proporcionan ciencia al alma que no la tiene del mismo modo que si infundieran vista a unos ojos ciegos (…) Ahora bien, la discusión de ahora, dije, muestra que esta facultad existente en el alma de cada uno y el órgano con que cada cual aprende, deben volverse apartándose de lo que nace con el alma entera (…) hasta que se halle en condiciones de afrontar la contemplación del ser (…). Además del famoso diálogo con el esclavo, en donde realmente quien habla es Platón, existen otros diálogos, particularmente el Menón, donde Sócrates reflexiona sobre la prudencia, la mesura, el alma y, por supuesto, sobre la verdad. El sentido de la pregunta en la filosofía de Sócrates tiene la particularidad de involucrar completamente la vida del interlocutor hasta el punto que conduce a la UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA Y A DISTANCIA – UNAD Escuela de Ciencias Sociales, Artes y Humanidades Revisión de presaberes Preseminario-­‐401213 destrucción de sus cimientos y de sus valores, de la forma que hasta ahora tenía de concebir el mundo. La interrogación y la refutación propias del diálogo socrático no se dan como un listado de buenas preguntas sino como verdaderas reflexiones que surgen de escuchar lo que dice el otro. Sin embargo, no se debe desconocer que el poder de la palabra en Sócrates está también asociado a la elocuencia, al manejo del lenguaje que encanta y hechiza. Se diría que el hechizo que procura el uso de la pregunta en Sócrates tiene que ver con la pertinencia y profundidad de sus reflexiones, de su manera de interrogar y de refutar. En este sentido, lo que se pretende subrayar es la importancia del diálogo como búsqueda y adquisición de la verdad. Es en el diálogo, auspiciado por el aguijón de la interrogación y por ello alejado al máximo de prejuicios, como se puede llegar a la verdadera sabiduría, al cuidado de sí como un pensar por sí mismo para que otros no piensen por los demás. Este enfoque, como se ha dicho antes, no trata de memorizaciones, sino de reconstrucciones personales de pensamiento; destaca, además, lo impropio de la reproducción de pensamientos. En filosofía, la pretensión fundamental es la de generar pensamiento propio en el lector como se expresó anteriormente. La mejor manera para lograrlo es mediante el diálogo o la confrontación. Como dice Cristóbal Aguilar Jiménez: ni amigable ni violento con los pensadores ni con los demás. Es entonces en el diálogo con los textos que el aprendizaje de la filosofía se desarrollará, repensando los problemas filosóficos, motivándose a responderlos y atreviéndose a ensayar el filosofar. Es éste el camino filosófico (Ospina, L., 2007, Módulo curso Preseminario, p. 6).” Lectura 3 “El mismo modelo de la UNAD reconoce en el estudiante conocimientos que ha adquirido fruto de sus experiencias y vivencias de ser, de hombre, de ciudadano, de persona. Es por ello que al discurso filosófico se llega con conocimientos adquiridos, con información recopilada y con mentalidad abierta, plural, libre a tendencias, sin dogmatismos ni opiniones prejuiciados por intermediaciones. Estas ideas sirven de prólogo para presentar una propuesta didáctica, que se desarrolle teniendo en cuenta en primer lugar la lectura y luego el comentario de texto filosófico, como órganon (instrumento) para la iniciación y comprensión del escrito. En la lectura, el comentario de texto, además de ser un instrumento, se torna herramienta que permite el contacto, pero ante todo el diálogo con el autor. UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA Y A DISTANCIA – UNAD Escuela de Ciencias Sociales, Artes y Humanidades Revisión de presaberes Preseminario-­‐401213 Esta acción dialógica –reconocimiento del otro y lo otro en alteridad– muy seguramente permitirá un resultado nuevo y adicional a lo presentado ya por el autor, pues la aportación personal permite la creación de un texto que presente el pensamiento del lector con sus argumentos. No se trata tan solo de leer; se trata de leer dignamente, es decir, de sacar provecho del texto y el autor del mismo. ¿Cómo? Comentando lo leído, escribiendo la interpretación de lo leído. Por ello la importancia de aprender a expresarse filosóficamente por escrito. Se suele decir que la didáctica de la filosofía es crítica y creativa. Por ello, la lectura y el comentario de texto filosófico deberán ejercitar la formación activa, crítica y creativa que permita la conversión del lector en autor de texto con apertura de conocimiento democrático. Esta idea conlleva un aprendizaje que reconozca no una sino varias miradas de mundo y de la realidad. Es decir, comprender la realidad y sus problemas con la complejidad y diversidad que los conforman. De allí la importancia de una visión plural, libre y abierta para alimentar una capacidad de conceptualización y análisis crítico, que consienta un análisis, una comprensión, un razonar, un valorar y asumir diversas posturas y soluciones a los problemas referidos por los autores. El saber escribir se aprende escribiendo, y tanto la UNAD como este curso propenden por resaltar de manera particular la gran virtud de escribir. Es éste, entonces, el énfasis metodológico del presente preseminario. ¿Cómo elaborar un tema? ¿Cómo escribir una disertación? ¿Cómo argumentar? (Ospina, L., 2007, Módulo curso Preseminario, p. 8).”