carta de despedida

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CARTA DE DESPEDIDA
Querida mamá:
Gracias por todo lo que has hecho por mí, por quien soy y por todas las cosas
que no soy, te sacrificaste por mí, me diste todo sin pedir nada a cambio y no lo supe
valorar. Perdóname por las cosas que no te dije y los momentos que olvidé, sé que eres
la única que podrías perdonarme.
Hace tiempo que no os escribo, ¿Qué tal están las hermanas? Y ¿papá? Os echo
mucho de menos y no hay día en que no me acuerde de vosotros. Papá ha sido la
persona que me ha enseñado todo lo que sé, mi hermanas, me enseñaron a vivir sin
dejarme caer, protegiéndome durante todo el tiempo y tú, tú me diste la vida y todo tu
amor, un regalo que nunca podré agradecerte. Aún conservo el anillo que me regalaste,
una alianza que siempre llevo conmigo, antes de cada concierto lo beso y rezo, es una
manera de deciros que os quiero y teneros presente allá donde vaya y no olvidaros
jamás.
Durante todos estos años, me han pasado grandes cosas mamá, déjame contarte
mi historia.
Nos compramos una batería, yo tocaba mi guitarra como si nada importase, nos
creíamos perfectos, tocábamos frente a miles de personas sin esperar resultados, si
ganábamos o perdíamos. Éramos ambiciosos, nunca teníamos bastante, siempre
queríamos más, queríamos mejorar. Nos pasábamos noches en vela para perfeccionar
cada letra, cada sonido, para servir a un solo propósito, la música. Nos subíamos al
escenario dándolo todo como si fuese la última vez que nos pudiésemos juntar los
cuatro allá arriba. Sinceramente, creo que hemos nacido para triunfar, aquello era un
escándalo, como bien sabes, pero el verdadero escándalo aún está por llegar.
1
He tenido una vida muy intensa, llena de conciertos, viajes, fiestas, amantes... he vivido
al límite cada minuto, cada segundo de vida y sé que si volviese a nacer, volvería a
elegir esta vida.
Ahora todo eso queda atrás. Mamá, tengo que confesarte el porqué de mi
ausencia, estos últimos años.
Mamá, he matado a un hombre, cuando creía que la vida era perfecta, puse una
pistola en su cabeza y ahora él está muerto. Apreté el gatillo de la imprudencia dejando
la inconsciencia en un cajón. Adiós a todos, ahora me tengo que ir, dejaros atrás y
enfrentarme a la verdad, tan solo soy la víctima de mi error, apuntarme a mí mismo y
decirle, sí al SIDA.
Mamá, tengo que admitir que estoy enfermo, nadie sabe qué me pasa, solamente
mis amigos más íntimos y ahora vosotros, tendré que hacer un comunicado a la prensa,
pero tengo miedo a lo que puedan decir los periódicos, no hablan de otra cosa más que
de mi ausencia y de las letras de mis últimas canciones. Hablan de la ambición por
conseguir lo que te propones, los milagros de la vida, sobre mis estados de ánimos, mi
dejar pasar la vida e incluso la aceptación y la afrontación de mi enfermedad.
Mamá, no quiero morir, es más, a veces desearía no haber nacido nunca, otras
pienso que voy a volver a mi juventud, momentos en los que era un niño. Pienso que
estoy regresando a esos días que era lo suficientemente joven como para saber de la
verdad, las cosas parecían tan perfectas y los días no tenían fin. Ahora ya no hay juegos
para pasar el tiempo, libros para colorear o fiestas de Navidad. Siento que juego a
escondidas con mis miedos, me siento en mi sillón esperando a que la vida pase, creo
que he encontrado un lugar para ver pasar los años. Quisiera retroceder en el tiempo, de
verdad, ¿no es una pena no poder hacerlo? Necesito un lugar donde esconderme, por
favor mamá, déjame volver dentro de ti y sentir de nuevo tu amor de madre.
2
Mamá, solo soy los restos del hombre que solía ser, estoy lejos de casa y me
estoy enfrentando a esto solo, siento que nadie me ha dicho nunca la verdad, me quería
tan solo por mi fama y mi dinero. No tengo salida, esto no tiene sentido, estoy destinado
a perder. Mi estado de ánimo está confuso y creo que me estoy volviendo un poco loco,
veo cientos de narcisos amarillos que empiezan a bailar enfrente de mí. Estoy cautivo en
un sueño y sueño que se vuelve realidad. Es tan difícil de creer que me este pasando a
mí. Un fuerte sentimiento me atraviesa el cuerpo, me siento vacío, mis problemas
parecen montañas y siento la necesidad de encontrar algunas respuestas pero estoy
cansado, no puedo esforzarme tanto, tengo que dejarlo para otro día. No debo
esforzarme tanto, yo no he hecho las reglas, solo unos tontos las hacen.
Mamá, tendrías que ver mi particular cuento de invierno, miro por la ventana y
veo la caída del invierno mientras que los cielos resoplan rojos, las gaviotas vuelan y los
cisnes se mantienen a flote en el lago. Las noches se hacen cada vez más largas y los
días más cortos, el Sol sale cada día radiante y la Luna sedosa, es una escena
impresionante, parece un sueño tranquilo y apacible, lástima que este cuento llegue a su
fin.
Ahora la fiesta debe de terminar. Nunca entenderé el porqué de mi marcha, ¿de
verdad estaba esto planeado? Cualquier cosa que pase la dejaré al destino, pronto
torceré la esquina y espero estar en paz antes de morir.
Mamá, ahora sabes la verdad, espero que estés contenta con mi vida, con las
decisiones que tomé y como he cambiado a lo largo del camino. Espero que esto te haga
sonreír y no llorar, no quiero que llores, eres la mujer a la que más quiero y no
soportaría verte sufrir. Llegará el día en que toque llorar, no llores porque tu hijo se va,
si no porque volveremos a vernos y nada nos podrá separar.
3
Mi cuerpo está enfermo, en mi interior, mi corazón se está rompiendo, mi
maquillaje puede estar desconchándose pero mi sonrisa perdurará, tengo que ser fuerte y
aguantar hasta el final, nunca me rendiré y lo afrontaré, como ya he dicho, con una
sonrisa.
Después de todo esto, mamá, ¿crees que valió la pena entregar mi alma y
corazón, todos estos años en una vida alejada de la mano de Dios? ¿Valió la pena vivir
respirando el rock and roll?
Yo creo que sí, fue una experiencia provechosa.
Atentamente. Tu hijo que te quiere.
4
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