Locriminaleraquenonos decíandequésetrataba

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DOPAJE x REVELACIONES SOBRE LOS RÉCORDS DE LABORATORIO EN LA ANTIGUA RDA
"Locriminaleraquenonos
decíandequésetrataba"
MARC BASSETS Berlín. Corresponsal
os casos más recientes de
dopaje en el ciclismo,
que han salpicado al
campeón alemán Jan
Ullrich y a decenas de
deportistas, han reabierto
un debate antiguo. ¿Hasta qué
punto el deporte de alta
competición está pervertido por el
uso de sustancias dopantes? ¿En
qué medida pueden causar daños
físicos irreparables en los
deportistas? Ines Geipel, nacida en
1960 en Dresde, sabe algo de ello.
Geipel fue una de las velocistas
estrella de la República
Democrática Alemana (RDA). En
1984, con el equipo de relevos del
SV Motor Jena, batió el récord
mundial de 4x100 en el nivel de
clubs, aún vigente.
La RDA era un país de 17
millones de habitantes que gracias
al dopaje masivo y obligatorio
logró más victorias internacionales
que países que triplicaban su
población, como la República
Federal Alemana o Francia. En los
Juegos Olímpicos de Seúl, en
1998, los germano-orientales se
colgaron más medallas que
Estados Unidos. Sólo la Unión
Soviética les superó.
A mediados de los años ochenta
Ines Geipel abandonó el deporte,
rompió con el régimen comunista
y después se marchó a la Alemania
Occidental. Ahora es una de las
principales activistas contra el
dopaje, promotora de diversas
demandas para obtener
reparaciones para los
damnificados por el dopaje.
También es una escritora
reconocida, autora de novelas y
ensayos literarios, y profesora en la
escuela de teatro Ernst Busch, en
Berlín. En el 2001 publicó
Verlorene Spiele (juegos perdidos),
un diario del proceso contra los
máximos responsables del dopaje
en el deporte de elite de RDA.
El pasado verano, Ines Geipel
consiguió, después de años de
litigios, que la Federación
Alemana de Atletismo suprimiese
su nombre de la lista de récords
mundiales. En esta entrevista con
La Vanguardia, Geipel relata su
experiencia con el dopaje y su
opinión sobre los casos más
recientes.
L
¿Por qué pidió que se suprimiese su
nombre de la lista de récords
mundiales de atletismo?
Yo fui una de las demandantes en
el proceso por el dopaje en la RDA
en 2000 y el resultado de este
proceso fue la condena de ambos
acusados, Manfred Ewald (el
presidente del comité olímpico de
la RDA) y Manfred Höppner (el
principal responsable médico en el
deporte germano-oriental). El
Tribunal Federal habló de
“criminalidad en grado medio”.
Sería absurdo que, siendo yo una
de las demandantes, hubiese
mantenido este récord. Tenía que
ser consecuente, porque si no
siempre hubiese sido cómplice.
Otro motivo es que los jóvenes
que empiezan ahora ¡nunca
podrán batir un récord! Los
récords que nosotros conseguimos
estarán grabados en piedra
durante cien años. Pero la
Federación no se atrevió a hacer
una nueva lista de récords. Lo
repercusión que la EPO u otras
formas de dopaje. Hay tres fases:
la de los esteroides, la de la EPO y
ahora la del dopaje genético.
Ahora se mezcla todo.
¿Cuándo fue usted dopada por
primera vez?
No soy un caso clásico en el
deporte de elite. No empecé hasta
los 17 años. Yo era muy ingenua.
Estaba en un internado. En la
RDA el deporte ofrecía una
perspectiva, una motivación.
Gracias al deporte podías ver
mundo. Ahora sé, tras consultar
archivos, que empecé en seguida
con el programa médico. Era
difícil darte cuenta. Había una
paleta de pastillas amplia: rosas,
azules, blancas... Pastillas de
hierro, de calcio, vitaminas... En
Ines Geipel en su época dorada como relevista de la RDA
único que se hizo fue quitar mi
nombre, pero sólo porque dije que
si no tomaría medidas judiciales.
¿Tan grande es la diferencia que
supone el dopaje como para que los
récords sean insuperables?
Sí. Hay que tener en cuenta que
hay diferentes fases en el dopaje.
El dopaje forzoso en la RDA era la
fase de los esteroides.
Naturalmente existían en todo el
mundo. Pero la diferencia es la
perfección con la que se organizó
en la RDA, en forma de programa
estatal. Estas sustancias, en lo que
respecta a los cambios que
provocan en el cuerpo, como el
refuerzo muscular o el proceso de
masculinización, tienen otra
realidad, existía una base de
confianza, porque queríamos ser
buenos. No nos decían: “Tómate
esto que tendrás un buen cáncer”.
Esto es lo criminal, que no nos
decían de qué se trataba.
¿Era usted consciente de que podía
tratarse de productos dopantes?
La palabra dopaje no existía. La
expresión era “medidas de apoyo”.
En algún momento te planteas si
esto es bueno, se lo preguntas al
médico, y te responde que claro,
que hace lo mejor para ti.
¿Cuándo notó los primeros efectos?
Eran inmediatos. Me destrozó los
músculos. Pensé que era porque
hacía mucho entrenamiento de
ENTREVISTA
alta intensidad. Pensé que mi
musculatura no era
suficientemente buena. No lo
relacioné con las pastillas. Pero
años más tarde, durante el proceso
de Berlín, los médicos judiciales
explicaron claramente de qué se
trataba. Explicaron lo que los
esteroides andrógenos podían
provocar en los cuerpos de las
mujeres: cáncer, cambios de voz,
efectos en las articulaciones, en la
musculatura. Era la primera vez
que lo oíamos. Muchas de las
demandantes en el proceso tienen
hijos con deformaciones, daños en
la segunda generación.
¿Qué efectos tuvo para usted?
Mi problema fue, aunque no lo
relacioné con estas sustancias, que
tuve una bulimia fuerte, pero yo
no conocía la palabra bulimia ni
sabía que era una enfermedad. En
el proceso de Berlín se habló por
primera vez de estos cambios.
Hubo daños neuronales. Ahora
muchos afectados están internados
en psiquiátricos. Al abandonar el
deporte, como sucede con las
drogas, hay un problema de
desintoxicación. Nuestro combate
durante el proceso fue, por
ejemplo, que estos niños con pies
deformes recibiesen zapatos
ortopédicos. A muchos de los
afectados les falta lo más
elemental: buenas terapias, buenas
operaciones. Es normal, cuando a
uno le ha sucedido algo así: estás
traumatizado, no tienes la fuerza
de mirar los archivos sobre la
propia trayectoria, ni de
valorarlos, y es muy posible que
las cosas aún vayan peor.
Veinte, treinta años después, los
efectos siguen.
Sí. Es sorprendente. Podría
pensarse que después de tanto
tiempo... Pero los cuerpos están
envenenados. Hay que ver en cada
caso durante cuánto tiempo se
tomó la sustancia, y en qué dosis.
Es decisiva la edad en que se
recibió por primera vez. Hay
informes de niños de nueve años y
niñas de once.
Y usted, ¿cuánto tiempo lo tomó?
Empecé a los 17 años. O sea que
ocho años.
¿Lo sigue notando?
Nada más terminar la actividad
deportiva, tuve problemas de
riñones. También me di cuenta de
que mi cuerpo estaba envenenado.
Fue especialmente grave después
de abandonar el deporte. Ya no
Más peligroso
"El dopaje se ha
vuelto increíblemente
más radical, más
individualizado, más
peligroso"
Libre elección
"Ahora puedes decidir
si quieres o no. Hay
una gran diferencia
entre el dopaje en una
dictadura y en un
sistema libre"
El desencanto
"No tengo tiempo
para ver deporte. Pero
si por casualidad veo
una carrera de cien
metros por televisión,
me emociono”
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