247 El reino visigodo hispano conoci6 s6lo tempora1menteel equivoco politico-religioso que contribuy6 a1fracaso de Teodorico en 1a !talia ostrogoda y cost6 la vida a Boecio. La animadversion entre 10s barbaros arrianos y 10s romanos «cat6licos», a 10s que aquellos acusaban de pactar con e1Imperio de Oriente, acab6 prcicticamente con 1aconversion de Recaredo en el ano 587, dando paso a una nueva situaci6n. La relativa estabilidad politica y religiosa conocida en Espana a partir de entonces permiti6 alcanzar una unidad mas estab1e, favorecida por la situad6n geografica, rechazarel intento de conquista bizantina y organizar la convivencia segun las pautas de un nuevo reino. Esta situaci6n hizo posible tambien un relativo florecimiento inte1ectual durante 10s reinados de Recaredo y Sisebuto yes precisamente en Espana donde mejor se conservan los restos de la cultura clasica, ya seriamente descompuesta en e1resto de Europa. Entre las figuras mas relevantes de estos alios destaca Isidoro de Sevilla (c. 560-636), cuya amplisima obra constituye ellegado mas importante que nos ha llegado de 10sprimeros siglos medievales. Su biografia, sin embargo, sigue siendo en gran parte un enigma. Nacido probablemente en Cartagena, habria emigrado durante los mos de ocupaci6n bizantina a la ciudad de Sevilla. Alli, bajo la tutela de su hermano Leandro, futuro obispo de la ciudad, recibi6 una formaci6n eclesiastica, con el amplio componente clasico y patristico que reflejan sus escritos. Tuvo ocasion tambien de vivir de cerca 10s acontecimientos politicos mas violentos de la epoca, especialmente ellevantamiento de Hermenegildo, en el que participo activamente Leandro, y e1asedio de Sevilla, donde aquel se habia refugiado. Sus alios de madurez nos son mas conocidos por su propia actividad liter aria y su participaci6n en la vida publica, eclesiastica y civil, desde 1a sede episcopal sevillana en la que sucedi6 a su hermano. Isidoro e~ toda:Ia un hombre de la Antiguedad clasica, ~ero anunCla meJor que sus contemporaneos los nuevos tlempo~. Su fidelidad a los reyes to1edanos es a1go mas que una amls:ad personal y se basa en la condencia de la grandeza que estos han dado a Espana con la independencia y la unidad. Su Historia de los go dos 12es una obra optimista, casi de propaganda, en la que algunos historiadores han visto e1 esbozo de un verdadero sentimiento nacional. La «Alabanza d: Espana» que Ie sirve de pr610go muestra que Isidoro no Vlve en 1anostalgia de 1aperdida grandeza romana que anida todavia en algunos de sus contemporaneos sin~ q ' ue para e'IIa Espana visigo da es el futuro. En alg.unos pasajes de las Etimologfas y las Sentencias es ~onde ISI~~ro nos ha dejado los textos mas exp1icitos de sus Ideas pohtlcas. ~nte todo r~~eja en ellos una concepcion m~ral y peyora~lva de la actlvldad publica: «EI var6n justo -dlce- se despoJa de toda potestad secular 0, si asume alguna, no se inclina 'ante ella para vo1verse mas soberbio»' «c~anto mas se encumbra uno a los honores del siglo, tant~ mas es abrumado por el peso de los cuidados» y «cuanto mas se ocupa de los cuidados del mundo, tanto mas facilmente es dominado por los vicios». Pese a esta advertencia la existenci~ de una aut?~i~ad publica es necesaria y pued~ ser be~eficIOsa, a condlclOn de que ejerza bien su poder y este se «ejerce bien cuando aprovecha alos subditos»13 La idea ~:l pode: e:cpresada .en estos terminos respo~de a la concepCIOn patnstlca del ongen pecaminoso de la sociedad y de la autoridad civil. Segun Isidoro, las agrupaciones humanas nacieron de la necesidad de protegerse de los elementos naturales y de la agresion de otros hombres. Inicialmente no habria sido asi, pues todo el cosmos reposaba so12. Historia de regibus Gothorum, Wandalorum et Suevorum (PL 83 1057). 13. Sententiae, III, 48 (PL 83, 719). ' , bre un plan divino y una jerarquizaci6n de los seres en la que reinaba el orden y la armonia. Los hombres, iguales par naturaleza y duefios de todo 10 creado, no eran agredidos par sus semejantes; ni la esclavitud ni la rapina eran elemer:t~s can 10s que habia que contar. Sin embargo, el peca~~ ongInal de Adan introduj a e1des orden en el proyecto dIVlllOy e1 hombre, cediendo a sus pasiones, se dejollevar par la avaricia yel afan de dominio. Como remedio a esta situacion surgieron la religion, para restaurar una naturaleza caida, y la «politica» para poner freno a 10s abusos de los hombres. La tarea primordial de la autoridad civil consistini, par tanto, en reprimir a los malvados, «pues el poder es buena cuando es dado par Dios para contener el mal can el ternan>; «para eso son elegidos reyes y principes entre 1asgentes, para que su temor frene alas malvadas y los obligue con leyes a bien vivin>. La pers?na encargada par Dios para regir la sociedad y hacer posIble en ella la convivencia es el rey. Pero 1arealeza no es s610 una preeminenda, un honor y una dignidad, sino ante todo una funcion. Isidoro la define can una formula que sera muy usada en la Edad Media: rey viene de regir (reges a regendo); co.mo sacerd~te viene de santificar, as! rey viene de regir y no rige qUlen no corr~ge; 105 reyes, pues, conservan su nombre obrando rectamente y 10 plerden pecando; de ahi aquel proverbio entre los antiguos: senis re~ si o?ras rect.amente, si no obras as! no 10 seds (rex eris si recte JaClas; Sl non faclas non eris)I4. Esto no quiere dedr, sin embargo, que e1mal rey pierda su autoridad y pueda ser depuesto. Pese alas frecuentes usu~paciones, conspiraciones y derrocamientos, la edad de ISIdoro esta marcada por 1aidea de la sumision del subdito ala 14. Los principales pasajes pueden verse enellib ..III de las Sent. yen las Etimologias, voces rey-reinos, pueblo, ley-leyes, tlranos, etc. CA,"ADM,"~ l~~ ~'" autoridad civil, heredada de San Pablo. El gober':~:y:d}te-tira- /J nieo, si no querido por Dios directamente, es a1i'J1.e.nQ,s per'::>;:!" mitido par el como un castigo merecido y los subctrt~de;.:>'ben igua1mente admitirlo y soportarlo por su bien: «cuando 10s reyes son buenos son un don de Dios; cuando son ma10s son para castigo del pueblo, porque segun los meritos del pueblo se dispone 1avida de los gobernantes. Enojado Dios, reciben 10s pueblos los reyes que se merecen por sus pecados». Isidoro no tiene la idea del tirano por el origen ilegitimo del poder, sino solamente por el ejercicio viciado del mismo, por su «dominio cruel sobre 10s pueblos». Pero aunque gobierne mal, tambien el tiene un poder recibido de Dios, como toda autoridad en el mundo. El poder regio, pot otro lado, no es abso1uto, sino que esta Iimitado por 1aley y por la religion. En la concepci6.n isidoriana se considera al derecho como algo fundamental para la existencia de la sociedad civil ya que, al igual que Ciceron y San Agustin, concibe esta como una comunidad juridica. Isidoro distingue entre un derecho 'natural que es comun a todas las naciones y no esta fundado en un acuerdo de 10s hombres, sino en una inclinaci6n de 1anaturaleza; un derecho de gentes que regula las relaciones entre los pueblos; y un derecho civil que, mezclando ideas de Gayo y la patristica, considera establecido por Dios 0 por 10s hombres yes propio de cada pueblo. Dado que la realeza no es una prerrogativa personal, sino una fundon, el rey debe estar tambien sometido alas leyes, y particularmente a 1as que el promulga para regir rectamente en beneficio de todos. Recogiendo la famosa sentencia imperial de la digna vox, afirma Isidoro que «es justo que el principe observe sus 1eyesporque sus ordenes seran guardadas POt todos si el mismo 1as respeta»; asi, «obligan a los principes sus leyes y no pueden ellos quebrantar las disposiciones que imponen a sus subditos». Pero 10s poderes publicos estan tambien limitados por la moral y 1areligion. El poder civil se instituyo para regir can 251 leyes justas y hacerlas cumplir. Las leyes eclesiasticas no son una excepci6n y el poder civil debe respetarlas e imponerlas. El poder regio tiene tambien como funci6n velar por la Iglesia, pues los gobernantes estan igualmente bajo la disciplina de la religi6n y, aunque ocupen la cumbre del poder, siguen ligados por el vinculo de la fe. Los pdncipes seculares -dice Isidoro- conservan a veces dentro de la Iglesia las prerrogativas del poder recibido para proteger con ella disciplina eclesiastica; pero no sedan necesarios en la Iglesia estos poderes sino para imponer, por miedo ala disciplina, 10 que 105 sacerdotes no pueden lograr porla predicaci6n de la doctrina. La legis1aci6n de 1aepoca muestra que los reyes visigodos usaron con frecuencia ese poder; por su parte, la Iglesia se reserv6 un papel de orientaci6n y control en los asuntos del reino, que tiene su mejor expresi6n religioso-politica en el IV Concilio de Toledo, presidido por el mismo Isidoro. Sin embargo, las ideas, todavia someras, no reflejan ni la teocracia ni la hierocracia conocidas en la Edad Media. La concepci6n isidoriana del soberano tuvo su influjo en la monarquia visigoda y nos ha lIegado en las actas conciliares y las leyes de la epoca. En Isidoro esta especia1mente vincu1ada a a1gunas ideas biblicas y a 1aherencia fragmentaria de 1atradici6n romana,que el recoge de modo enciclopedico y disperso. La realeza to1edana aparece como una instituci6n con cierta originalidad, distinta igua1mente de la teocracia bizantina y del despotismo de otros reinos barbaros, especia1mente e1de los merovingios. De ahi la ausencia de una idea de la realeza como participaci6n divina y mediaci6n entre Dios y los hombres y 1ainsistencia en que el rey, pese a su aha dignidad, esta a1servicio del pueblo. La definici6n que Isidoro da de este ha sido tomada directamente de Ciceron: «el pueblo (populus) es la reuni6n de una multitud humana asociada por consentimiento del derecho y por comun acuerdo»; comprende a todos 10s ciudadanos (cives), incluidoslos mas prominentes (seniores), formando un todo juridico y ordenado, distinto ala masa invertebrada del vulgo; este no constituye la sociedad civil, pues carece de cohesi6n y guia, formando s610 «una multitud que habita sin orden ni concierto, siguiendo cada uno sus deseos». La socie~ad civil puede, por 10demas, adoptar diversas formas: 1a ~aclon (gens) es t~mbien una multitud ordenada, pero refenda a una comumdad concreta y diferenciada de las demas' 1aciudad (civitas), cuya definici6n se aparta de la tradici6~ romana, es 1a comunidad agrupada en un mismo recinto amuralIado. Isidoro tiene finalmente una idea ciceronian a de raiz estoica, de una comunidad internacional: como l~ casa 10 es de la familia y la ciudad 10es de un pueblo el orbe es la mansion de toda la humanidad, idea vincu1ad: al mito de una edad de oro, al dogma cristiano de la descendencia comun adamica y ala existencia de un derecho uriiversal propio de todos los hombres. ' Los escritores de 10s primeros siglos medievales no son original~s en ~us ideas politicas. Pese a una perdida progresiva de la Identldad romana, perviven en elIos algunos restos de 10 que habfa pensado el antiguo mundo, transform ado en parte por la situaci6n de los reinos nacientes y, a veces s6lo ~n detal1e, ?or e1pensamiento de los Padres de la Iglesia. Los mtentos eflmeros de rest aurar el Imperio de Occidente dan paso pronto a una mayor concienda de las nuevas monarqufas, en las que no existe una clara idea del Estado, pero sf la de un poder politico, exigido como remedio a una condici6n humana dafiada por el pecado y limitado en su ejercicio por 1a busqueda del bien general y por unas pautas de conducta ~ristianas. Dos ideas especialmente adquieren un nuevo relIeve: el caracter sagrado de todo gobierno en el