Medicina del deporte y ortopedia ambulatoria Anthony Luke, MD, MPH, C. Benjamin, Ma, MD e5 VALORACIÓN GENERAL DE LAS LESIONES MUSCULOESQUELÉTICAS Bases para el diagnóstico • El interrogatorio es la base para el diagnóstico de problemas musculoesqueléticos. • El mecanismo de lesión puede explicar la patología y los síntomas. • Debe determinarse si la lesión es traumática o no, aguda o crónica, de alta o baja velocidad (la mayor velocidad sugiere daño estructural más grave) o si algún movimiento agrava o alivia el dolor relacionado con la lesión. Generalidades Los problemas musculoesqueléticos originan alrededor del 10 a 20% de las consultas ambulatorias del médico familiar. Los problemas ortopédicos pueden clasificarse como traumáticos (relacionados con una lesión) o no traumáticos (degenerativos o síndromes por uso excesivo), agudos o crónicos. Por lo general, el mecanismo de lesión es la parte más útil del interrogatorio para establecer el diagnóstico. Debe investigarse el inicio de los síntomas. En caso de lesiones traumáticas, los pacientes casi siempre buscan atención médica una a seis semanas después del inicio de las manifestaciones. El individuo debe describir la localización exacta de los síntomas, lo que ayuda a identificar las estructuras anatómicas que pudieran estar dañadas. Si el paciente proporciona información vaga, el médico puede pedirle que señale con un solo dedo el punto de máximo dolor. Manifestaciones clínicas SIGNOS Y SÍNTOMAS Por lo general, la persona refiere dolor, inestabilidad o disfunción alrededor de las articulaciones. Es probable que describan síntomas de “atrancamiento” o “atoro”, lo que sugiere una alteración en el interior de las articulaciones. Los síntomas de “debilidad” o “inestabilidad” sugieren lesión ligamentaria. Sin embargo, estos síntomas también podrían deberse al dolor que causa inhibición muscular. Los síntomas generales, como fiebre, pérdida de peso, inflamación sin lesión o manifestaciones sistémicas sugieren procesos patológicos (como infección, cáncer o enfermedad reumatológica). La valoración inicial debe seguir los lineamientos traumatológicos usuales para descartar una lesión articular grave. No obstante, las valoraciones típicas en la clínica siguen los elementos habituales de la exploración física y deben incluir inspección, palpación, arcos de movimiento y estado neurovascular. La inspección incluye búsqueda de inflamación, eritema, atrofia, deformidad y cicatrices quirúrgicas. Debe pedirse al paciente que mueva las articulaciones en cuestión (cuadro e5-1). Si el movimiento es asimétrico, el médico debe valorar los arcos de movimiento pasivo para detectar cualquier limitación física. Existen maniobras especiales para valorar cada articulación. Por lo general, las pruebas inductoras recrean el mecanismo de lesión con la finalidad de reproducir el dolor del paciente. Las pruebas con carga aplican peso a los ligamentos en cuestión, por lo general se aplican 4.5 a 6.8 kg de fuerza. Las pruebas funcionales, incluidas las tareas sencillas que se realizan durante las actividades cotidianas, ayudan a valorar la gravedad de la lesión. Cuadro e5-1. Exploración del hombro (Continuación) Maniobra Descripción Inspección Revisar la postura del paciente, y si existen inflamación, eritema, atrofia, deformidad y cicatrices quirúrgicas. Palpación Incluye referencias importantes: articulación acromioclavicular (AC), porción larga del tendón del bíceps, coracoides y tuberosidad mayor (inserción de supraespinoso). Prueba de arco de movimiento Revisar el arco de movimiento activo (realizado por el sujeto) y pasivo (realizado por el médico) Flexión Mover el brazo hacia adelante, lo más alto posible en el plano sagital. Demostración 180° 150% Cuadro e5-1. Exploración del hombro (Continuación) Rotación externa Revisar el codo del paciente haciendo contacto con el cuerpo para que haya rotación externa, sobre todo en la articulación glenohumeral. 50° 70° Rotación interna Se pide al sujeto que lleve los pulgares lo más alto posible sobre la columna vertebral con ambos brazos. El médico puede registrar la apófisis espinosa más alta que el sujeto alcance en cada lado (cresta iliaca = L4, ángulo inferior del omóplato = T8). T8 Prueba de fuerza del manguito de rotadores Prueba para el supraespinoso (abrir una lata) Realizar abducción del hombro contra resistencia a 90°, con ligera flexión anterior a 45° para valorar la fuerza del tendón del supraespinoso (prueba de “abrir una lata”), o con abducción del hombro a 30° y flexión a 30° (prueba de “vaciar una lata”). Cuadro e5-1. Exploración del hombro (Continuación) Rotación externa El paciente resiste mediante rotación externa de los brazos con los codos a ambos lados del cuerpo. Rotación interna (prueba de despegue) Una prueba “despegue” positiva es la incapacidad del paciente para separar su mano del cuerpo cuando la coloca en la región lumbar. El médico empuja la mano del paciente hacia la espalda, mientras éste opone resistencia. Una prueba de levantamiento positiva indica insuficiencia del tendón subescapular. Rotación interna (prueba de compresión del abdomen) Una prueba positiva de compresión abdominal es la incapacidad para mantener el codo frente al tronco mientras se presiona el abdomen con la mano. El resultado positivo indica insuficiencia del tendón subescapular. Cuadro e5-1. Exploración del hombro (Continuación) Pruebas de compresión Signo de compresión de Neer El médico flexiona el hombro al máximo con el brazo sobre la cabeza. La prueba es positiva cuando se reproduce el dolor con la flexión pasiva completa del hombro. Tiene sensibilidad del 79%, especificidad del 53%. Signo de compresión de Hawkins Se realiza con el hombro en flexión anterior a 90° y el codo flexionado a 90°. Luego, se realiza rotación interna máxima del hombro para aumentar el contacto de la tuberosidad mayor con la superficie inferior del acromion. La prueba se considera positiva cuando el dolor del paciente se reproduce con esta maniobra. La sensibilidad es de 79%, la especificidad de 59%. IMAGENOLOGÍA Las alteraciones óseas pueden valorarse con radiografías simples, aunque también puede haber datos característicos en tejidos blandos; la tomografía computarizada (CT) es el método más eficaz para visualizar cualquier alteración ósea, incluida la morfología de las fracturas. Ahora se usan con menor frecuencia los gammagramas óseos, pero todavía son útiles para identificar infección, neoplasias malignas o anomalías que Cuadro e5-1. Exploración del hombro (Continuación) Pruebas de estabilidad Prueba de ansiedad En caso de inestabilidad anterior persistente o luxación reciente, el paciente siente dolor o se resiste al movimiento de abducción y rotación externa a 90° del hombro. En la inestabilidad posterior, existe ansiedad con la flexión anterior y rotación interna a 90° del hombro con una fuerza dirigida hacia atrás. Prueba de carga y desplazamiento Se realiza para identificar inestabilidad del hombro mediante la traslación manual de la cabeza humeral en sentido anterior y posterior con respecto a la región glenoidea. Sin embargo, esta prueba puede ser difícil de realizar cuando el paciente no está relajado. afectan varios sitios. La tomografía por emisión de positrones (PET) permite identificar lesiones metastásicas malignas. La resonancia magnética nuclear (MRI) proporciona imágenes excelentes de ligamentos, cartílago y tejidos blandos. Puede inyectarse gadolinio como medio de contraste para realizar un aortograma por MRI y aumentar la sensibilidad en la detección de ciertos trastornos intraarticulares, como las lesiones del reborde glenoideo. Cuando es accesible, la ecografía musculoesquelética permite identificar los problemas de tejidos superficiales, como problemas tendinosos y sinoviales. PRUEBAS ESPECIALES Los estudios electrodiagnósticos, como la electromiografía y los estudios de conducción nerviosa son útiles en trastornos neurológicos; también ayudan a establecer el pronóstico de afecciones crónicas. La artrocentesis debe practicarse temprano cuando se busca descartar una infección en presencia de dolor, derrame e inflamación en una rodilla, y si el paciente es incapaz de flexionar la articulación por sí mismo. El líquido articular debe enviarse para recuento celular, análisis de cristales y cultivo. La demostración de cristales en la artrocentesis y análisis del líquido articular conduce al diagnóstico de gota (cristales aciculares con birrefringencia negativa) o seudogota (cristales rectangulares con refringencia positiva). En los derrames blandos de la rodilla, la extracción del exceso de líquido mejora del arco de movimiento (flexión) y la comodidad del paciente. Para no infectar la articulación, la artrocentesis no debe realizarse si hay celulitis Cuadro e5-1. Exploración del hombro (Continuación) Prueba de O’Brien Se realiza para descartar desgarros en el cartílago del reborde glenoideo que ocurren a menudo después de una subluxación o luxación del hombro. Se flexiona el brazo del paciente a 90° con rotación interna completa del brazo para que el pulgar se dirija hacia abajo (palma abajo) y se aduce el brazo a 10°. Una vez en posición, el médico aplica fuerza hacia abajo y pide al sujeto que oponga resistencia. Luego se repite la prueba en la misma posición, salvo que el brazo está en supinación completa (palma arriba). La prueba de O’Brien es positiva para desgarro del reborde glenoideo si hay dolor profundo en el hombro con la palma hacia abajo más que hacia arriba. La prueba puede usarse para identificar alteraciones de la articulación AC. Por lo general, el sujeto se queja de dolor justo sobre la articulación AC, con la palma hacia abajo y hacia arriba. Palma hacia abajo Palma hacia arriba Copyright © McGraw-Hill Companies. Derechos reservados. Aviso de privacidad: cualquier uso está sujeto a los Términos de Uso y Aviso. activa o un absceso sobre la articulación. También está contraindicada en caso de coagulopatía significativa (índice internacional normalizado >3.0). Los marcadores de la inflamación, como la biometría hemática completa, velocidad de eritrosedimentación y proteína C reactiva, así como las pruebas reumatológicas, permiten la búsqueda de procesos infecciosos, oncológicos y reumatológicos. Tratamiento Aunque el mejor tratamiento para la mayor parte de los problemas musculoesqueléticos ambulatorios es el conservador, la primera consideración es si existe necesidad de una intervención quirúrgica inmediata. El tratamiento quirúrgico se elige cuando se prevé una mejoría en la salud, restauración funcional y una mejor calidad de vida. Durante la intervención quirúrgica, por lo general el problema musculoesquelético se repara, elimina, realinea, reconstruye o sustituye (p. ej., remplazo articular). Si no hay una indicación inmediata para la intervención quirúrgica, el tratamiento conservador para el paciente ambulatorio casi siempre incluye modificación de actividades, compresión, hielo y elevación (nemotecnia “MACHE”). Para la mayoría de los pacientes, el control del dolor es la preocupación inicial. Los fármacos de uso más frecuente son los analgésicos (antiinflamatorios no esteroideos [AINE], paracetamol u opioides). Otros medicamentos que se prescriben, aunque con menor frecuencia, son relajantes musculares o auxiliares para los analgésicos en caso de dolor neuropático (que incluyen anticonvulsivos como gabapentina, o antidepresivos tricíclicos). Los fármacos tópicos, como la capsaicina en crema o parche, los parches con lidocaína y los parches con AINE, son útiles para el alivio del dolor local superficial. La inmovilización mediante aparatos de yeso, cabestrillos y aparatos ortopédicos permite proteger una extremidad lesionada. Las muletas permiten reducir la carga del peso. A menudo son necesarias la rehabilitación y terapia física. Otras modalidades a las que los pacientes recurren con frecuencia son manipulaciones quiroprácticas, masaje terapéutico, acupuntura y osteopatía. Cuándo referir Indicaciones para la referencia como urgencia absoluta (inmediata): • Lesión neurovascular. • Fracturas (expuestas, inestables). • Luxación articular no reducida. • Artritis séptica. Indicaciones para referencia como urgencia relativa (antes de 7 días): • Fracturas (cerradas, estables). • Luxación articular reducida. • Articulación “trabada” (incapacidad para extender una articulación por una alteración mecánica, casi siempre un objeto suelto o cartílago desgarrado). • Tumor Indicaciones para valoración ortopédica temprana (2-4 semanas) • Debilidad motora (neurológica). • Síntomas generales (p. ej., fiebre no causada por artritis séptica, pérdida de peso). • Afectación de múltiples articulaciones. Indicaciones para valoración ortopédica programada (para tratamiento adicional) • Falla del tratamiento conservador (síntomas persistentes por >3 meses) • Parestesias u hormigueo persistentes en una extremidad. Ma L et al. Acute monoarthritis: what is the cause of my patient’s painful swollen joint? CMAJ. 2009 Jan 6;180(1):59–65. [PMID: 19124791] Margaretten ME et al. Does this adult patient have septic arthritis? JAMA. 2007 Apr 4;297(13):1478-88. [PMID: 17405973] HOMBRO Síndrome de compresión subacromial Bases para el diagnóstico • Dolor en el hombro con el movimiento del brazo por arriba de la cabeza. • Dolor nocturno al dormir sobre el hombro. • Dolor con la rotación interna. • Las parestesias e irradiación del dolor por debajo del codo casi siempre son causados por afectación de la columna cervical. Generalidades Los principales síntomas cuando hay problemas en el hombro son dolor, inestabilidad, debilidad o pérdida de los arcos de movimiento. Ante cualquier trastorno del hombro es importante conocer cuál es la mano dominante del paciente, su ocupación y actividades recreativas, ya que las lesiones de hombro tienen una presentación muy distinta según las demandas que se impongan a la articulación. Por ejemplo, los lanzadores de béisbol con síndrome de compresión se quejan de dolor durante los lanzamientos; por otra parte, es posible que las personas de edad avanzada con desgarro completo del manguito de rotadores no refiera dolor porque las exigencias funcionales de la articulación son bajas. El síndrome de compresión subacromial describe un conjunto de diagnósticos que producen inflamación en el espacio subacromial. Las causas pueden ser desequilibrios en la fuerza muscular, control deficiente del omóplato, desgarros en el manguito de rotadores y espolones óseos subacromiales. Manifestaciones clínicas SIGNOS Y SÍNTOMAS Por lo general, los problemas de hombro se manifiestan por uno o más de los siguientes síntomas: dolor con las actividades por arriba de la cabeza, dolor nocturno por dormir sobre el hombro o dolor con la rotación interna (p. ej., al ponerse una chaqueta o sostén). A la inspección puede haber atrofia apreciable en la fosa supraespinosa o en la infraespinosa. El paciente con síndrome por compresión a veces presenta omóplato alado o “discinético”. A menudo, el individuo tiene una postura con los hombros o la cabeza hacia adelante. A la palpación, es probable encontrar dolor sobre la parte anterolateral del hombro, en el borde de la tuberosidad mayor. El movimiento no alcanza la amplitud normal (cuadro e5-1), pero debe estar conservada la movilidad pasiva. Los síntomas de la compresión se inducen con las maniobras para buscar los signos de Neer y de Hawkins (cuadro e5-1). IMAGENOLOGÍA Deben solicitarse cuatro proyecciones radiográficas para valorar el síndrome de compresión subacromial: anteroposterior de omóplato, anteroposterior de la articulación acromioclavicular, lateral de omóplato (Y del omóplato) y lateral axilar. La proyección anteroposterior del omóplato permite descartar artritis de la articulación glenohumeral. En la proyección anteroposterior acromioclavicular se valora esta articulación en busca de espolones inferiores. La proyección de la Y del omóplato valora la forma del acromion, y la proyección axilar lateral permite visualizar la articulación glenohumeral, así como la presencia de orificio acromial. La ecografía permite demostrar engrosamiento de los tendones del manguito de rotadores y tendinosis sin desgarro completo. En la MRI del hombro se muestran los desgarros completos o parciales y la tendinosis. Tratamiento CONSERVADOR El tratamiento de primera línea usual para el síndrome de compresión es una estrategia conservadora que incluye educación, modificación de la actividad y ejercicios de fisioterapia. Este síndrome puede ser resultado de la debilidad o desgarro muscular. El fortalecimiento de los músculos del manguito de rotadores alivia la debilidad o el dolor, a menos que haya afectación grave de los tendones, lo cual podría causar más síntomas. La fisioterapia se enfoca en el fortalecimiento muscular del manguito de rotadores, estabilización del omóplato y ejercicios posturales. No hay evidencia sólida que apoye la efectividad del hielo y el uso de AINE. En una revisión Cochrane de 2004, se encontró que las inyecciones de corticoesteroides producen un alivio un poco mayor en el corto plazo que el placebo. La mayoría de los pacientes mejora con el tratamiento conservador. QUIRÚRGICO Los procedimientos incluyen acromioplastia artroscópica con liberación del ligamento coracoacromial, bursectomía, o desbridamiento o reparación de los desgarros en el manguito de rotadores. Cuándo referir • Fracaso del tratamiento conservador por tres meses. • Pacientes jóvenes y activos con compresión por desgarros completos en el manguito de rotadores. Hegedus EJ et al. Physical examination tests of the shoulder: a systematic review with meta-analysis of individual tests. Br J Sports Med. 2008 Feb;42(2):80–92. [PMID: 17720798] Kuhn JE. Exercise in the treatment of rotator cuff impingement: a systematic review and a synthesized evidence-based rehabilitation protocol. J Shoulder Elbow Surg. 2009 Jan–Feb;18(1):138–60. [PMID: 18835532] Desgarros del manguito de rotadores Bases para el diagnóstico • Causa frecuente de síndrome de compresión del hombro después de los 40 años de edad. • Dificultad para elevar el brazo con limitación en los arcos de movimiento. • La debilidad en la prueba de fuerza con resistencia sugiere desgarros completos. Generalidades Los desgarros en el manguito de rotadores se producen por lesiones agudas secundarias a caídas sobre el brazo extendido o por la tracción sobre el hombro. También pueden ser consecuencia de lesiones repetitivas crónicas con movimiento sobre la cabeza y levantamiento de objetos. Los desgarros parciales del manguito de rotadores son una de las principales causas del síndrome de compresión; los desgarros completos por lo general son sintomáticos y requieren tratamiento quirúrgico. Manifestaciones clínicas SIGNOS Y SÍNTOMAS La mayoría de los pacientes se queja de debilidad o dolor con el movimiento sobre la cabeza; también es frecuente el dolor nocturno. Las manifestaciones clínicas de los desgarros del manguito de rotadores incluyen datos de síndrome de compresión, salvo por los desgarros completos, en los que puede haber debilidad más evidente en la prueba con resistencia ligera para el manguito de rotadores. La prueba del tendón supraespinoso se valora con la abducción contra resistencia del hombro a 90° con ligera flexión anterior a 45° (prueba de “abrir una lata”) (cuadro e5-1). La fuerza del infraespinoso y redondo menor se valora con la rotación externa del hombro contra resistencia, con el hombro a 0° de abducción, el codo hacia el lado (cuadro e5-1). La fuerza del subescapular se valora con las pruebas de “levantamiento” o “compresión del abdomen” (cuadro e5-1). Por lo general, el paciente afectado tiene resultado positivo en las pruebas de compresión de Neer y Hawkins. IMAGENOLOGÍA Las radiografías recomendadas son muy parecidas a las del síndrome de compresión: proyecciones anteroposterior de omóplato (glenohumeral), axilar lateral, de la salida del supraespinoso y anteroposterior de la articulación acromioclavicular. La proyección anteroposterior del omóplato permite visualizar los desgarros del manguito de rotadores porque puede haber cambios degenerativos entre el acromion y la tuberosidad mayor del hombro. La proyección lateral de la axila muestra la situación superior de la cabeza humeral en relación con el centro de la superficie glenoidea. Las proyecciones de la salida del supraespinoso permiten valorar la forma del acromion. Los espolones acromiales de magnitud considerable se acompañan de una mayor incidencia de desgarros del manguito de rotadores. La proyección anteroposterior de la articulación acromioclavicular permite buscar la presencia de artritis en la misma, la cual se parece a los desgarros del manguito de rotadores, además de espolones que pudieran causar lesiones en éste. La MRI es el mejor método para visualizar los desgarros del manguito de rotadores; la artrografía por resonancia magnética muestra los desgarros parciales o pequeños (<1 cm). Para pacientes en los que no puede realizarse la MRI o cuando los artefactos posoperatorios limitan la valoración por MRI, la ecografía puede ser de utilidad. Tratamiento Los desgarros parciales del manguito de rotadores pueden curar sin dejar cicatriz. La mayor parte de los desgarros puede tratarse con terapia física y fortalecimiento muscular escapular y del manguito de rotadores. La terapia física fortalece los músculos restantes para compensar la pérdida de fuerza; también es una alternativa para los pacientes sedentarios de edad avanzada. Por el contrario, los desgarros completos no se curan y tienden a agravarse con el tiempo. La mayoría de los jóvenes activos con desgarros completos deben tratarse con fijación quirúrgica. PACIENTES CON DESGARROS COMPLETOS Las lesiones del tendón subescapular ameritan un tratamiento distinto. Los desgarros completos del tendón subescapular deben someterse a reparación quirúrgica, ya que casi siempre causan artrosis prematura del hombro. Cuándo referir • Pacientes jóvenes y activos con desgarros completos del manguito de rotadores. • Desgarros parciales con afectación >50% y dolor considerable. • Pacientes de edad avanzada y sedentarios con desgarros completos del manguito de rotadores que no responden al tratamiento conservador. • Desgarro subescapular completo. Kim HM et al. Shoulder strength in asymptomatic individuals with intact compared with torn rotator cuffs. J Bone Joint Surg Am. 2009 Feb;91(2):289–96. [PMID: 19181972] Yadav H et al. Rotator cuff tears: pathology and repair. Knee Surg Sports Traumatol Arthrosc. 2009 Apr;17(4):409–21. [PMID: 19104772] Yamaguchi K et al. The demographic and morphological features of rotator cuff disease. A comparison of asymptomatic and symptomatic shoulders. J Bone Joint Surg Am. 2006 Aug;88(8):1699–704. [PMID: 16882890] Luxación e inestabilidad del hombro Bases para el diagnóstico • La mayor parte de las luxaciones (95%) ocurren en dirección anterior. • Las luxaciones agudas del hombro deben reducirse lo más pronto posible, con técnicas de reducción manual si es necesario. • Dolor y ansiedad acompañados de inestabilidad de un hombro que se encuentra en abducción y rotación externa. Generalidades El hombro es una articulación esferoidea, similar a la cadera. Sin embargo, los bordes óseos del hombro son muy diferentes a los de la cadera. En general, la articulación tiene mucha menor estabilidad que la cadera, permite mayor movimiento y acción. La estabilidad de la articulación del hombro depende mucho de la fuerza muscular del manguito de rotadores y del control escapular. Casi 95% de las luxaciones/inestabilidad del hombro se producen en sentido anterior. Por lo general, las luxaciones se producen por una caída sobre el brazo extendido y en abducción. Los pacientes se quejan de dolor y sensación de inestabilidad cuando el brazo está en abducción y rotación externa. Las luxaciones posteriores casi siempre se deben a caídas desde alguna altura, convulsiones epilépticas o choques eléctricos. La luxación traumática del hombro puede causar inestabilidad. La tasa de luxación repetida tiene una relación directa con la edad del paciente: las personas de 21 años de edad o menos tienen un riesgo de 70 a 90% de luxación recurrente, mientras que las de 40 años o más tienen una tasa mucho menor (20 a 30%). El 90% de los individuos jóvenes activos que sufrieron una luxación traumática del hombro tienen lesiones en el reborde óseo (lesión de Bankart), que pueden ocasionar inestabilidad continua. Los pacientes mayores (más de 55 años) tienen mayor probabilidad de desgarros del manguito de rotadores o fracturas después de una luxación. Por lo general, las luxaciones no traumáticas del hombro se deben a laxitud intrínseca de los ligamentos o microtraumatismos repetidos que causan inestabilidad articular. Esto se observa a menudo en nadadores, gimnastas y lanzadores, así como otros deportistas que realizan movimientos sobre la cabeza y lanzamientos. Manifestaciones clínicas SIGNOS Y SÍNTOMAS En las luxaciones traumáticas agudas, casi siempre existe una deformidad evidente, con desplazamiento anterior de la cabeza humeral. El individuo sostiene el hombro y el brazo en rotación externa; se queja de dolor agudo y deformidad que mejoran con la reducción manual del hombro. Por lo general, las reducciones se realizan en la sala de urgencias. Incluso después de la reducción, persiste la limitación en los arcos de movimiento y el dolor, sobre todo después de una primera luxación de hombro. Es probable que haya menos dolor con luxaciones recurrentes. Es fácil que las luxaciones posteriores pasen inadvertidas, ya que el paciente casi siempre mantiene el hombro y el brazo en rotación interna, lo que hace menos evidente la deformidad del hombro. El sujeto se queja de dificultad para abrir una puerta que se empuja. La inestabilidad no traumática del hombro casi siempre es tolerable para las actividades cotidianas. El paciente casi siempre se queja de una sensación de “deslizamiento” durante ejercicios o actividades extenuantes, como el remo. Por lo general, estas luxaciones generan menos síntomas, con frecuencia se reducen en forma espontánea y el dolor se resuelve días después de su aparición. La exploración física para la inestabilidad del hombro incluye la prueba de Jobe (prueba de temor) (cuadro e5-1), la prueba de carga y desplazamiento (cuadro e5-1) y la prueba de O’Brien (cuadro e5-1). La mayoría de los pacientes con inestabilidad persistente del hombro conservan los arcos de movimiento. IMAGENOLOGÍA Las radiografías para las luxaciones agudas deben incluir una serie estándar para traumatismos con proyecciones anteroposterior y axilar lateral del omóplato (glenohumeral) para explorar la relación del húmero con la superficie glenoidea y descartar fracturas. Las proyecciones ortogonales se usan para identificar la luxación posterior del hombro, la cual a menudo pasa inadvertida en la proyección anteroposterior del hombro. Una proyección axilar lateral puede obtenerse en forma segura, incluso en el sujeto con luxación dolorosa del hombro. Para lesiones crónicas e inestabilidad sintomática, estas proyecciones radiográficas permiten identificar lesiones óseas y lesiones de Hill-Sachs (compresión con muesca por compresión de la parte posterosuperior de la cabeza humeral, relacionada con luxación anterior del hombro). La MRI se usa con frecuencia para buscar lesiones en tejidos blandos en el reborde glenoideo y para visualizar los desgarros relacionados del manguito de rotadores. Las artrografías por MRI permiten identificar mejor los desgarros del reborde glenoideo y las estructuras ligamentarias. Tratamiento En caso de luxaciones agudas, el hombro se reduce lo más pronto posible. El procedimiento de Stimson es el método menos traumático y es bastante efectivo. El paciente se acuesta con el brazo afectado colgado sobre el borde de la mesa de exploración y se aplica peso a la muñeca para ejercer tracción durante 20 a 30 minutos. Después puede realizarse la movilización interna suave en forma manual para favorecer la reducción. El hombro también puede reducirse con “tracción” axil sobre el brazo mientras se ejerce “contratracción” en el tronco. El paciente debe estar sedado y relajado. El hombro puede moverse con suavidad en rotación interna y externa para guiarlo de nuevo a su sitio. El tratamiento inicial para la luxación aguda del hombro debe incluir inmovilización con cabestrillo durante dos a cuatro semanas, junto con ejercicios de péndulo. Puede usarse la fisioterapia temprana para conservar los arcos de movimiento y fortalecer los músculos del manguito de rotadores. Además, se indica al paciente que modifique sus actividades para evitar los deportes activos y peligrosos. En los casos con un traumatismo y luxación de hombro, a menudo existe también la lesión de Bankart, por lo que en muchas ocasiones es necesario el tratamiento quirúrgico. El tratamiento de la inestabilidad no traumática del hombro es distinto al de lesiones traumáticas. Los individuos con luxaciones crónicas y recurrentes del hombro se tratan con fisioterapia y un programa regular de mantenimiento consistente en estabilización escapular, además de ejercicios para fortalecimiento postural y del manguito de rotadores. Es necesario modificar las actividades. En personas con inestabilidad de ambos hombros, no traumática y multidireccional, la rehabilitación es la base del tratamiento; pocas veces se requiere la cirugía para desplazamiento capsular. Cuándo referir • Pacientes con riesgo de una segunda luxación, como las personas jóvenes, personas con ciertos empleos (policías, bomberos, alpinistas) para evitar la recurrencia o la luxación durante las actividades laborales. • Pacientes que no responden al tratamiento conservador o que padecen inestabilidad crónica. Hovelius L et al. Nonoperative treatment of primary anterior shoulder dislocation in patients forty years of age and younger. a prospective twenty-five-year follow-up. J Bone Joint Surg Am. 2008 May;90(5):945–52. [PMID: 18451384] Voos JE et al. Prospective evaluation of arthroscopic bankart repairs for anterior instability. Am J Sports Med. 2010 Feb;38(2):302–7. [PMID: 20028847] Capsulitis adhesiva (“hombro rígido”) Bases para el diagnóstico • Dolor intenso en el hombro, desencadenado por un traumatismo mínimo o inexistente. • Dolor desproporcionado con lo encontrado en la exploración física durante la fase inflamatoria. • Rigidez durante la fase “de congelamiento” y resolución durante la fase de “descongelamiento”. Generalidades La capsulitis adhesiva (“hombro rígido”) se observa a menudo en pacientes de 40 a 65 años de edad. Es más frecuente en mujeres que en varones, sobre todo en mujeres perimenopáusicas y en personas con trastornos endocrinos, como diabetes mellitus o enfermedad tiroidea. La capsulitis adhesiva es una enfermedad que por lo común cede en forma espontánea, pero es muy debilitante. Manifestaciones clínicas SIGNOS Y SÍNTOMAS Por lo general, los pacientes con hombro doloroso tienen limitación en el arco de movimiento, tanto en los movimientos pasivos como en los activos. Un signo clínico útil es la limitación de la rotación externa con el codo al lado del tronco (cuadro e5-1). La fuerza casi siempre es normal, aunque puede disminuir en presencia de dolor. Este problema pasa por tres fases: la fase inflamatoria, la fase de rigidez y la de “descongelamiento”. Durante la fase inflamatoria, que casi siempre dura cuatro a seis meses, las personas se quejan de dolor intenso en el hombro sin manifestaciones clínicas sugestivas de traumatismo, fractura o desgarro del manguito de rotadores. Durante la fase de “rigidez”, que también dura entre cuatro y seis meses, el hombro se vuelve más rígido cada vez, aunque el dolor mejora. La fase de “descongelamiento” puede tardar hasta un año, mientras el hombro recupera su movimiento con lentitud. La duración habitual del cuadro del hombro rígido idiopático es de 24 meses; puede ser mucho más prolongado en pacientes que sufrieron un traumatismo o endocrinopatía. IMAGENOLOGÍA Las radiografías estándar anteroposterior, axilar y lateral de la región glenohumeral ayudan a descartar artritis glenohumeral, que también puede presentarse con limitación del movimiento activo y pasivo. Sin embargo, por lo general la capsulitis adhesiva es un diagnóstico clínico, no necesita un estudio diagnóstico extenso. Tratamiento La capsulitis adhesiva se debe a la inflamación aguda de la cápsula, seguida de cicatrización y remodelación. Durante la fase aguda de rigidez, se recomiendan AINE y fisioterapia para conservar el arco de movimiento. También hay evidencia de beneficio de corto plazo con la inyección intraarticular de corticoesteroides o el uso de prednisona oral. Un estudio demostró mejoría a las seis semanas, pero no a las 12 semanas, después de la administración de 30 mg de prednisona al día por tres semanas. Durante la fase de rigidez, el hombro es menos doloroso, pero permanece rígido. Los fármacos antiinflamatorios no son tan útiles durante la fase de “descongelamiento” como en la de rigidez, los síntomas del hombro casi siempre se resuelven con el tiempo. Los tratamientos quirúrgicos incluyen manipulación bajo anestesia y liberación artroscópica. Cuándo referir • Cuando el paciente no responde luego de seis meses o más con tratamiento conservador. • Cuando no hay mejoría o hay disminución del arco de movimiento durante tres meses. Neviaser AS et al. Adhesive Capsulitis: A Review of Current Treatment. Am J Sports Med. 2010 Jan 28. [Epub ahead of print] [PMID: 20110457] TRASTORNOS VERTEBRALES Dolor lumbar Bases para el diagnóstico • Las causas del dolor de espalda pueden clasificarse por dolor con la flexión o dolor para la extensión. • Se sospecha compresión de nervios radiculares cuando el dolor predomina en la pierna, en lugar de la espalda. • Los signos de “alarma” respecto a la enfermedad espinal grave incluyen pérdida de peso inexplicable, falta de mejoría con el tratamiento, dolor intenso por más de seis semanas y dolor nocturno o en reposo. • El síndrome de la cola de caballo a menudo se presenta con síntomas intestinales o vesicales (o ambos) y es una urgencia. Generalidades El dolor lumbar es la causa más frecuente de discapacidad en pacientes menores de 45 años y es la segunda causa más frecuente de consultas en el primer nivel de atención. La prevalencia anual de dolor lumbar es de 15 a 45% y el costo anual en Estados Unidos rebasa los 50 000 millones de dólares. Cerca del 80% de los episodios de dolor lumbar se resuelve en dos semanas y 90% de los casos se resuelve en seis semanas. Muchas veces es difícil identificar la causa exacta del dolor lumbar; a menudo es multifactorial, aunque casi siempre hay cambios degenerativos en la columna lumbar. Los síntomas de “alarma” para el dolor de espalda ocasionados por cáncer incluyen pérdida de peso inexplicable, falta de mejoría con el tratamiento, dolor por más de seis semanas y dolor nocturno o en reposo. El antecedente de cáncer y la edad mayor de 50 años también son factores de riesgo para malignidad. Los síntomas de “alarma” para infección incluyen fiebre, dolor en reposo, infección reciente (infección urinaria, celulitis, neumonía), antecedente de inmunodepresión o de uso de drogas inyectables. El síndrome de la cola de caballo se sospecha por retención o incontinencia urinaria, anestesia con distribución en silla de montar, disminución del tono del esfínter anal o incontinencia fecal, debilidad bilateral en extremidades inferiores y déficit neurológico progresivo. Los factores de riesgo para dolor de espalda por fractura vertebral incluyen dolor focal intenso. El dolor de espalda también puede ser el síntoma de presentación de otras enfermedades graves, como aneurisma aórtico abdominal, úlcera péptica, cálculos renales y pancreatitis. Manifestaciones clínicas SIGNOS Y SÍNTOMAS La mejor forma de hacer la exploración física es con el paciente de pie, sentado, en decúbito dorsal y luego en decúbito ventral para evitar los cambios de posición más frecuentes de lo necesario. Mientras permanece de pie, se observa la postura del paciente. Las asimetrías vertebrales frecuentes incluyen escoliosis, cifosis torácica e hiperlordosis lumbar; pueden valorarse los arcos de movimiento de la columna vertebral lumbar. Las direcciones para el movimiento son flexión, rotación y extensión. La prueba de extensión de una pierna con el sujeto de pie valora si hay dolor con la extensión de la columna vertebral en esta posición; un resultado positivo sugiere fracturas de la parte interarticular (espondilolisis o espondilolistesis) o artritis de las articulaciones facetarias, aunque la sensibilidad y especificidad de esta prueba es limitada. Con el paciente sentado se valoran los músculos mayores de las extremidades inferiores para detectar debilidad mediante la inducción de la contracción isométrica con resistencia durante cerca de cinco segundos. Es importante comparar la fuerza de ambos lados para identificar debilidad muscular sutil; en esta prueba se incluyen los flexores de la cadera (nervios radiculares L1-L2), extensores de la rodilla o cuadríceps (L3), dorsiflexores del tobillo (L4-L5), extensor del primer dedo (L5), flexores de la rodilla o músculos de la corva (S1), flexores del tobillo y del pie o músculos de la pantorrilla (S1) y extensores de la cadera (S1). A continuación se realiza la prueba de sensibilidad al tacto suave en las regiones siguientes: ingle (nervio radicular (L1), muslo (L2), rodilla (L3), cara externa de la pierna e interna del tobillo (L4), primer espacio interdigital dorsal (L5), parte externa del pie (S1), cara posterior del muslo (S2) y región perianal (S3, S4, S5). Con el paciente sentado pueden verificarse los reflejos rotuliano (nervio crural, L2-L4), del tobillo (nervio peroneo profundo, L4-L5) y de Babinski (nervio ciático L5-S1). En decúbito dorsal se valora el arco de movimiento de la cadera, con atención especial en la rotación interna. La prueba de elevación de la pierna extendida aplica fuerzas de tracción y compresión en los nervios radiculares lumbares inferiores (cuadro e5-2). Por último, en decúbito ventral el médico puede palpar con cuidado cada nivel vertebral y de las articulaciones sacroiliacas en busca de dolor a la palpación. Si se sospecha síndrome de la cola de caballo, es necesario un tacto rectal. La sensibilidad superficial de la piel al contacto suave sobre la columna lumbar, la reacción excesiva a las maniobras en la exploración habitual de la espalda, el dolor lumbar con la carga axil de la columna al ponerse de pie, la inconsistencia en la prueba de elevación de la pierna extendida o anomalías en la exploración neurológica sugieren causas no ortopédicas para el dolor o que se trata de un paciente simulador. IMAGENOLOGÍA Si no hay síntomas de alarma, no se recomienda obtener imágenes diagnósticas en las primeras seis semanas. Si se solicitan, las radiografías de la columna lumbar deben incluir proyecciones anteroposterior y lateral. Las proyecciones oblicuas son útiles cuando es preciso visualizar los orificios intervertebrales o buscar lesiones. La MRI es el método preferido para la valoración de síntomas que no responden al tratamiento conservador o en presencia de signos de alarma sugestivos de trastornos graves. PRUEBAS ESPECIALES La electromiografía y los estudios de conducción nerviosa son útiles en la valoración de pacientes con posibles síntomas radiculares que duran más de seis semanas; puede o no haber dolor en la espalda. Estas pruebas casi nunca son necesarias si está claro el diagnóstico de radiculopatía. Tratamiento CONSERVADOR Los tratamientos no farmacológicos son fundamentales en el tratamiento del dolor lumbar. La mera educación mejora la satisfacción del paciente con respecto a la recuperación y recurrencias. Los pacientes necesitan información y confianza cuando los procedimientos diagnósticos son innecesarios. La revisión con el paciente debe incluir el análisis de métodos seguros y eficaces para controlar los síntomas, además de informarle la manera de disminuir el riesgo de recurrencia con técnicas adecuadas para levantar objetos, pérdida de peso Cuadro e5-2. Columna vertebral: exploración de la espalda Maniobra Descripción Inspección Observar la postura del paciente en bipedestación. Valorar en busca de hiperlordosis, cifosis y escoliosis. Palpación Incluye referencias importantes: apófisis espinosas, articulaciones facetarias, músculos paravertebrales, articulaciones sacroiliacas, sacro. Prueba de arco de movimiento Revisar los arcos de movimiento activo (realizado por el sujeto) y pasivo (realizado por el médico), sobre todo para flexión y extensión de la columna. La rotación y la flexión lateral también permiten valorar el movimiento simétrico o alguna restricción. Examen neurológico Revisar la fuerza motora, reflejos y sensibilidad por dermatomas en las extremidades inferiores. Prueba de elevación con la pierna extendida Por lo general, el resultado positivo con dolor ciático se describe como dolor “parecido a un choque eléctrico” que se irradia por la cara posterior de la pierna desde la región inferior de la espalda. Esto puede ocurrir por hernia de un disco o por trastornos degenerativos que producen estenosis de los agujeros intervertebrales. El dolor contralateral, cuando los síntomas de ciática se presentan en la pierna contraria durante la prueba de elevación de la pierna extendida, casi siempre indica herniación marcada del disco. Prueba indirecta de elevación recta de la pierna El paciente se sienta con las piernas colgantes a un lado de la mesa de exploración. El médico extiende la rodilla por completo. Un resultado positivo para dolor ciático casi siempre se describe como dolor “parecido a choque eléctrico” que se irradia por la cara posterior de la pierna desde la región inferior de la espalda. El dolor cruzado, en el que los síntomas de ciática aparecen en la pierna contraria a la que se extiende, por lo general indica una hernia discal grande. Copyright © McGraw-Hill Companies. Derechos reservados. Aviso de privacidad: cualquier uso está sujeto a los Términos de Uso y Aviso. y terminación del tabaquismo. El fortalecimiento y la estabilización reducen mejor el dolor y la limitación funcional en comparación con la atención usual. Los programas de ejercicio para terapia física pueden ajustarse a los síntomas y trastornos del paciente. La manipulación espinal tiene beneficios de corto plazo, si la terapia se inicia en las seis semanas siguientes al inicio del dolor lumbar sin radiculopatía. La terapéutica con calor y frío no muestra beneficios de largo plazo, pero puede usarse como medida sintomática. No se ha demostrado la eficacia de la estimulación nerviosa eléctrica transcutánea (TENS), aparatos ortopédicos para la espalda, agentes físicos y acupuntura. Las mejorías en la postura, fortalecimiento de la estabilidad central, acondicionamiento físico y modificaciones de las actividades para disminuir la tensión física son clave para el tratamiento continuo. Los AINE son eficaces en el tratamiento temprano del dolor lumbar (cap. 20, Trastornos musculoesqueléticos e inmunitarios). Hay poca evidencia de que los relajantes musculares produzcan alivio de corto plazo; como estos fármacos tienen potencial adictivo, deben usarse con cuidado. Es mejor usar los relajantes musculares si existe un espasmo muscular real que sea doloroso y no sólo una respuesta protectora. En ocasiones son necesarios los opioides para aliviar el dolor de inmediato. Puede ser útil el tratamiento del dolor neuropático crónico con gabapentina y antidepresivos tricíclicos. QUIRÚRGICO Las indicaciones para la cirugía de la columna vertebral incluyen síndrome de la cola de caballo, morbilidad continua sin respuesta al tratamiento conservador por más de seis meses, cáncer, infección o deformidad grave de la columna vertebral. El pronóstico mejora cuando existe una lesión anatómica que puede corregirse y los síntomas son neurológicos. La cirugía de la columna vertebral tiene limitaciones. Es muy importante la selección del paciente; la operación elegida debe tener indicaciones muy claras. Los pacientes deben comprender que la intervención puede mejorar el dolor, pero es improbable que lo cure. Por lo general, la cirugía no está indicada para meras anormalidades radiográficas cuando no hay síntomas. Según el procedimiento que se realice, las complicaciones posibles incluyen dolor persistente; dolor en el sitio quirúrgico, sobre todo si se requiere injerto óseo; infección; daño neurológico; seudoartrosis; daño a los nervios cutáneos; fracaso del implante; trombosis venosa profunda y muerte. Cuándo referir • Pacientes con síndrome de la cola de caballo. • Personas con cáncer, infección o deformidad grave de la columna vertebral. • Pacientes que no respondieron al tratamiento conservador. Chou R et al. Will this patient develop persistent disabling low back pain? JAMA. 2010 Apr 7;303(13):1295– 302. [PMID: 20371789] Chou R et al. Surgery for low back pain: a review of the evidence for an American Pain Society Clinical Practice Guideline. Spine (Phila Pa 1976). 2009 May 1;34(10):1094–109. [PMID: 19363455] Estenosis del conducto medular Bases para el diagnóstico • El dolor casi siempre se agrava con la extensión de la espalda, se alivia al sentarse. • Se presenta en personas de edad avanzada. • Puede manifestarse por claudicación neurógena durante la marcha. Generalidades La artrosis de la columna lumbar puede causar estrechamiento del conducto medular. Una hernia grande de disco también produce estenosis y compresión de estructuras neurales o de la arteria espinal, lo que produce síntomas de “claudicación” durante la marcha. Por lo general, este trastorno afecta a pacientes de 50 años de edad o más. Manifestaciones clínicas Los individuos refieren que el dolor se agrava con la extensión. Describen síntomas en una o ambas piernas que son reproducibles y se intensifican después de caminar varios minutos; se alivian al sentarse (denominada “claudicación neurógena”). En la exploración, a menudo hay limitación de la extensión de la columna lumbar, lo cual puede reproducir los síntomas que se irradian a las piernas. Se recomienda realizar una exploración neurovascular minuciosa. Tratamiento Los síntomas mejoran con ejercicios enfocados en la flexión demostrados por un fisioterapeuta. Las inyecciones de corticoesteroides espinales o en la articulación facetaria también disminuyen el dolor. No se ha demostrado que la descompresión del conducto medular (ampliación del conducto medular o laminectomía), descompresión de nervios radiculares (liberación de un solo nervio) y la fusión espinal (unión de vértebras para eliminar el movimiento y disminuir el dolor por articulaciones artríticas) sean mejores que la evolución natural, el uso de placebo o el tratamiento conservador de la enfermedad discal lumbar (espondilosis). Cierta evidencia sugiere que la instrumentación (adición de material quirúrgico a una fusión espinal) aumenta la tasa de fusión, pero no hay evidencia de que esto induzca alguna diferencia en el resultado clínico. Cuándo referir • Si un paciente presenta síntomas radiculares o claudicación por más de 12 semanas. • Confirmación en MRI o CT de estenosis significativa del conducto medular. Atlas SJ et al. Spinal stenosis: surgical versus nonsurgical treatment. Clin Orthop Relat Res. 2006 Feb;443:198–207. [PMID: 16462443] Genevay S et al. Lumbar spinal stenosis. Best Pract Res Clin Rheumatol. 2010 Apr;24(2):253–65. [PMID: 20227646] Weinstein JN et al. Surgical versus nonsurgical treatment for lumbar degenerative spondylolisthesis. N Engl J Med. 2007 May 31;356(22):2257–70. [PMID: 17538085] Hernia de disco lumbar Bases para el diagnóstico • Dolor con la flexión de la espalda o al permanecer mucho tiempo sentado. • Dolor radicular con compresión de estructuras neurales. • Parestesias. • Debilidad. Generalidades La hernia de un disco lumbar casi siempre se debe a la flexión o carga de objetos pesados (p. ej., levantamiento) con la espalda flexionada, lo que causa herniación y extrusión del contenido discal (núcleo pulposo) hacia la región medular. Sin embargo, es posible que no haya un incidente desencadenante. Por lo general, las hernias de disco se producen por enfermedad discal degenerativa (desecación del anillo fibroso) en personas de 30 a 50 años de edad. En 90% de los casos, el disco afectado es el L5-S1. La compresión de estructuras neurales, como el nervio ciático, causa dolor radicular. La compresión grave de la médula espinal puede producir síndrome de cola de caballo, una urgencia quirúrgica (véase antes). Manifestaciones clínicas SIGNOS Y SÍNTOMAS El dolor típico de origen discal se localiza en la región lumbar, al nivel del disco afectado, y se intensifica con la actividad. La “ciática” produce dolor parecido a un choque eléctrico que se irradia por la cara posterior de la pierna, a menudo hasta abajo de la rodilla. Por lo general, los síntomas se agravan con la flexión de la espalda, como al inclinarse o permanecer sentado por periodos prolongados (p. ej., al conducir). Una hernia discal significativa puede causar parestesias y debilidad, incluida la debilidad para la flexión plantar del pie (L5/S1) o la dorsiflexión de los dedos del pie (L4/L5). Es preciso descartar el síndrome de cola de caballo si el paciente se queja de parestesias en la región perianal, o de incontinencia intestinal o vesical. IMAGENOLOGÍA Las radiografías estándar permiten valorar la alineación de la columna vertebral (escoliosis, lordosis), estrechamiento del espacio discal y cambios osteoartríticos. La MRI es el mejor método para valorar el nivel y la morfología de la herniación. Tratamiento Para la exacerbación aguda del dolor, es adecuado el reposo en cama hasta por 48 h. De lo contrario, los tratamientos de primera línea incluyen modificación de actividades, AINE y otros analgésicos y terapia física, incluidos estabilización central y ejercicios de McKenzie. Las inyecciones de corticoesteroides epidurales y a través de los orificios intervertebrales pueden ser beneficiosas, sobre todo para aliviar el dolor radicular, aunque el beneficio tiende a durar sólo tres meses. Estas inyecciones ayudan a retrasar la intervención quirúrgica en casos de dolor lumbar crónico. La prednisona oral disminuye la inflamación y ayuda a reducir los síntomas agudos de ciática; la dosis inicial es de 1 mg/kg una vez al día, con reducción gradual durante 10 días. A veces son útiles los fármacos adjuntos a los analgésicos, como los anticonvulsivos (gabapentina, pregabalina) o antidepresivos tricíclicos (cap. 5, Atención paliativa y tratamiento del dolor). Un estudio extenso, que aún no ha concluido, demostró que los pacientes que se someten a intervención quirúrgica por hernia de disco lumbar obtuvieron más mejoría que los tratados en forma conservadora con respecto a todos los resultados primarios y secundarios, salvo por el estado del regreso al trabajo. Cuándo referir • Síndrome de cola de caballo. • Agravación progresiva de síntomas neurológicos. • Pérdida de función motora (los trastornos sensoriales pueden vigilarse en forma ambulatoria). Gibson JN et al. Surgery for degenerative lumbar spondylosis. Cochrane Database Syst Rev. 2005 Oct 19;(4):CD001352. [PMID: 16235281] Hadjipavlou AG et al. The pathophysiology of disc degeneration: a critical review. J Bone Joint Surg Br. 2008 Oct;90(10):1261–70. [PMID: 18827232] Weinstein JN et al. Surgical versus nonoperative treatment for lumbar disc herniation: four-year results for the Spine Patient Outcomes Research Trial (SPORT). Spine (Phila Pa 1976). 2008 Dec 1;33(25):2789–800. [PMID: 19018250] Dolor cervical Bases para el diagnóstico • La postura deficiente a menudo es un factor para el dolor cervical persistente. • La enfermedad discal degenerativa es una causa típica subyacente del dolor cervical. • Los síntomas de radiculopatía cervical pueden referirse al hombro, brazo o parte superior de la espalda. • El dolor casi siempre es más intenso con la extensión de la espalda y se alivia al sentarse. Generalidades La mayor parte de los casos de dolor cervical, sobre todo en personas de edad avanzada, se debe a la degeneración mecánica que afecta los discos cervicales, articulaciones facetarias y ligamentos; también puede aparecer en presencia de cambios degenerativos en otros sitios. Otra posibilidad es que el dolor se origine en la musculatura que sostiene el cuerpo, que a menudo actúa para proteger las estructuras cervicales subyacentes. La postura es un factor muy importante, sobre todo en pacientes jóvenes. Muchos síntomas cervicales relacionados con el trabajo se deben a la postura defectuosa y movimientos repetitivos durante mucho tiempo. Otras lesiones son secundarias a traumatismo. Por ejemplo, en 15 a 40% de los accidentes automovilísticos se produce latigazo del cuello, con aparición de dolor crónico en 5 a 7%. Las fracturas cervicales son lesiones traumáticas graves en la situación aguda, con el tiempo pueden causar artrosis. Por último, muchos trastornos degenerativos del cuello causan estenosis del conducto medular o de los agujeros intervertebrales, lo que a veces afecta estructuras neurales subyacentes. La radiculopatía cervical puede ocasionar síntomas neurológicos en las extremidades superiores, casi siempre por afectación de los discos de C5 a C7. Es probable que los pacientes con dolor cervical refieran cefaleas y dolor del hombro relacionados. En el diagnóstico diferencial del dolor cervical, debe considerarse el síndrome de estrecho torácico superior, en el que hay compresión mecánica del plexo braquial y estructuras neurológicas con la posición del brazo por arriba de la cabeza. Manifestaciones clínicas SIGNOS Y SÍNTOMAS Es preciso valorar la postura del paciente; se revisa si el hombro o la cabeza están desviados hacia adelante, también se busca si existe escoliosis toracolumbar. Las personas con dolor cervical de origen discal a menudo se quejan de dolor con la flexión, lo que hace que los discos cervicales se hernien hacia atrás. Por lo general, la extensión del cuello afecta las articulaciones de los orificios intervertebrales y facetarias cervicales. Debe medirse la rotación y flexión lateral del cuello hacia ambos lados. También se realiza una exploración neurovascular detallada de las extremidades superiores que incluya función sensitiva al contacto ligero y la temperatura; prueba de fuerza motora, sobre todo de los músculos intrínsecos de la mano (fuerza de extensión del pulgar [C6], fuerza de oposición del pulgar al meñique [C7] y fuerza de los abductores y aductores de los dedos [C8-T1]); y reflejos de la extremidad superior (bíceps, tríceps, supinador largo). Los síntomas verdaderos de radiculopatía cervical deben concordar con la distribución anticipada en dermatomas y miotomas. En la prueba de Spurling se pide al paciente que gire y extienda el cuello hacia un lado (cuadro e5-3). El médico puede aplicar una carga axil suave al cuello. La reproducción de los síntomas de radiculopatía cervical constituye un signo positivo de compresión de nervios radiculares. Es mejor realizar la palpación cervical con el individuo en decúbito dorsal, así el médico puede palpar cada nivel de la columna cervical con los músculos cervicales relajados. IMAGENOLOGÍA Las radiografías de la columna cervical ayudan a identificar el área con cambios degenerativos. Las proyecciones útiles incluyen la anteroposterior y lateral de la columna cervical. Casi siempre se agrega una proyección para el odontoides a fin de descartar fracturas traumáticas y anomalías congénitas. Las proyecciones oblicuas de la columna cervical aportan más información sobre cambios artríticos, además de poder valorar los agujeros intervertebrales en busca de estrechamiento. La CT es el método más útil si se sospechan alteraciones óseas, como fracturas. La MRI es el mejor método para valorar la columna cervical, ya que permite valorar los tejidos blandos (como los discos, médula espinal y nervios radiculares). Si el paciente tiene signos de radiculopatía cervical con debilidad motora, deben solicitarse estas imágenes con carácter de urgente. Cuadro e5-3. Columna vertebral: exploración cervical Maniobra Descripción Inspección Revisión de la postura del paciente en bipedestación. Valorar si existe hiperlordosis cervical, postura de la cabeza hacia el frente, cifosis, escoliosis, tortícolis. Palpación Incluye referencias importantes: apófisis espinosas, articulaciones facetarias, músculos paracervicales (músculos esternocleidomastoideo, escaleno). Prueba de arco de movimiento Revisar los arcos de movimiento de la columna cervical, sobre todo para la flexión y extensión. La rotación y la flexión lateral también permiten valorar el movimiento asimétrico o alguna restricción. El dolor y los síntomas radiculares pueden intensificarse con la prueba. Examen neurológico Revisar la fuerza motora, reflejos y sensibilidad por dermatomas en las extremidades superiores (y si es necesario, las inferiores). Prueba de Spurling Se pide al paciente que rote y extienda el cuello a un lado. El médico puede aplicar una carga axil ligera al cuello. La reproducción de los síntomas de radiculopatía indica un resultado positivo para compresión de nervios radiculares. Copyright © McGraw-Hill Companies. Derechos reservados. Aviso de privacidad: cualquier uso está sujeto a los Términos de Uso y Aviso. Tratamiento Se obtiene un alivio demostrado de los síntomas con un curso de estiramiento cervical, fortalecimiento y ejercicios posturales como parte de la fisioterapia. La manipulación manual quiropráctica y la movilización brindan un beneficio de corto plazo para el dolor cervical de origen mecánico. Aunque la tasa de complicaciones es baja (5 a 10 por cada millón de manipulaciones), debe tenerse cuidado siempre que haya síntomas neurológicos. Un collarín cervical blando puede ser útil como medida de corto plazo (hasta 1 a 2 semanas) en lesiones cervicales agudas. Los AINE se usan con frecuencia y en casos con dolor cervical intenso podrían ser necesarios los opioides. Los relajantes musculares (p. ej., ciclobenzaprina, 5 a 10 mg por vía oral 3 veces al día) pueden usarse por periodos cortos, si existe espasmo muscular, o como sedante para favorecer el sueño. Los síntomas radiculares agudos pueden tratarse con fármacos para neuropatía (p. ej., gabapentina 300 a 1 200 mg por vía oral 3 veces al día) y en ocasiones se considera un ciclo corto de prednisona oral (5 a 10 días) (se inicia con 1 mg/kg). Las inyecciones en los orificios intervertebrales o articulaciones facetarias cervicales también alivian los síntomas. La intervención quirúrgica es eficaz para disminuir los síntomas neurológicos en 80 a 90% de los casos, pero todavía se considera el último recurso terapéutico. Cuándo referir • Pacientes con síntomas intensos y debilidad motora. • Cirugía para descompresión, si los síntomas son intensos y existe una alteración identificable y corregible. Carette S et al. Clinical practice. Cervical radiculopathy. N Engl J Med. 2005 Jul 28;353(4):392–9. [PMID: 16049211] Eubanks JD. Cervical radiculopathy: nonoperative management of neck pain and radicular symptoms. Am Fam Physician. 2010 Jan 1;81(1):33–40. [PMID: 20052961] EXTREMIDAD SUPERIOR Epicondilosis externa e interna Bases para el diagnóstico • Sensibilidad sobre el epicóndilo lateral o interno. • El diagnóstico de tendinopatía se confirma con el dolor en la prueba de fuerza con resistencia y en el estiramiento pasivo del tendón y unidad muscular afectados. • La terapia física y la modificación de actividad son más exitosas que los tratamientos antiinflamatorios. Generalidades La tendinopatía que afecta los extensores, flexores y pronadores de la muñeca es un problema muy frecuente. El mecanismo subyacente es el uso excesivo crónico que causa microtraumatismo en la inserción del tendón, aunque también puede haber lesiones agudas si el tendón se afecta por una carga excesiva. El término usual “epicondilitis” es erróneo porque en el examen histológico se observa tendinosis o degeneración del tendón, no inflamación aguda. Por lo tanto, estas afecciones deben referirse como “tendinopatía” o “tendinosis”. La epicondilosis externa afecta a los extensores de la muñeca, sobre todo al segundo radial externo. Por lo general, esto se debe a levantamiento con la muñeca y el codo extendidos. La epicondilosis interna afecta a los flexores de la muñeca y casi siempre al tendón del pronador redondo. El diagnóstico diferencial debe incluir neuropatía cubital y radiculopatía cervical. Manifestaciones clínicas SIGNOS Y SÍNTOMAS En la epicondilosis externa, el sujeto refiere dolor con el brazo y la muñeca extendidos; por ejemplo, al estrechar la mano de alguien, levantar objetos, usar el ratón de la computadora o dar un golpe de revés en el tenis (“codo de tenista”). La epicondilosis interna se manifiesta con dolor durante los movimientos repetidos con pronación del brazo o flexión de la muñeca; también se conoce como “codo de golfista”, debido al movimiento rotatorio de las manos durante el golpe en el golf (swing). En la exploración se encuentra sensibilidad justo sobre el epicóndilo, sobre todo en la cara posterior, donde se inserta el tendón; además puede haber dolor sobre la parte proximal del tendón y la unión musculotendinosa. Para confirmar que el dolor se debe a la tendinopatía, puede reproducirse sobre el epicóndilo con la extensión de la muñeca contra resistencia y extensión del dedo medio en la epicondilosis externa, y con pronación de la muñeca contra resistencia y flexión de la muñeca para la epicondilosis interna. A menudo también se reproduce el dolor con el estiramiento pasivo de los grupos musculares afectados, lo cual puede hacerse con el brazo en extensión. Es conveniente buscar dolor a la palpación sobre el nervio cubital (situado en una hendidura en la parte posteromedial del codo), además de realizar la prueba de Spurling para descartar radiculopatía cervical. IMAGENOLOGÍA Con frecuencia las radiografías no muestran alteraciones, aunque puede haber un pequeño espolón por tracción en casos crónicos (entesopatía). Los pacientes con discapacidad considerable por el dolor deben valorarse con MRI o ecografía. Las imágenes obtenidas con estas técnicas permiten visualizar el tendón y confirmar la tendinosis o desgarros. Casi nunca se requieren pruebas diagnósticas, a menos que no haya mejoría después de tres meses con tratamiento conservador. Tratamiento El tratamiento por lo común es conservador, incluye educación del paciente respecto a la modificación de la actividad y alivio sintomático. El hielo y los AINE mejoran el dolor. Las medidas más importantes incluyen iniciar un buen programa de estiramiento, seguido de ejercicios para fortalecimiento. Los aparatos ortopédicos en el codo para ejercer contratracción brindan cierto alivio sintomático, aunque no hay evidencia publicada que respalde su uso. Si los síntomas son intensos o prolongados, debe iniciarse un curso de fisioterapia. La inyección de corticoesteroides produce mejoría de corto plazo. Sin embargo, la fisioterapia y los ejercicios de rehabilitación todavía son la base del tratamiento. Las medidas como la terapia por onda de choque extracorpórea y los fármacos inyectables no corticoesteroides no tienen beneficio prolongado demostrado. Cuándo referir • Los pacientes que no responden al tratamiento conservador por seis meses deben referirse para desbridamiento quirúrgico o reparación del tendón. Bisset L et al. Mobilisation with movement and exercise, corticosteroid injection, or wait and see for tennis elbow: randomized trial. BMJ. 2006 Nov 4;333(7575):939. [PMID: 17012266] Calfee RP et al. Management of lateral epicondylitis: current concepts. J Am Acad Orthop Surg. 2008 Jan;16(1):19–29. [PMID: 18180389] Síndrome del túnel del carpo Bases para el diagnóstico • Dolor, ardor y parestesias en la distribución del nervio mediano. • AL principio, es más molesto durante el sueño. • Debilidad o atrofia tardías, sobre todo de la eminencia tenar. • Puede producirse por actividades repetidas que implican la muñeca. • A menudo se observa durante el embarazo y en personas con diabetes mellitus o artritis reumatoide. Generalidades El síndrome del túnel del carpo es una neuropatía por compresión, un trastorno doloroso causado por la compresión del nervio mediano entre el ligamento del carpo y otras estructuras dentro del túnel del carpo. El contenido del túnel se comprime por sinovitis de las vainas tendinosas o articulaciones del carpo, fracturas recientes o mal consolidadas, tumores, infiltración de tejido y, a veces, síndromes congénitos (p. ej., mucopolisacaridosis). Aunque no hay una lesión anatómica evidente, puede observarse el aplanamiento, incluso la constricción circunferencial del nervio mediano durante la sección quirúrgica del ligamento del carpo sobre éste. El problema puede presentarse en el embarazo por retención de líquidos, en personas con uso repetitivo de las manos o después de lesiones en la muñeca. Existe un tipo familiar del síndrome en el que no es posible identificar factores causales. El síndrome del túnel del carpo también puede ser manifestación de muchas enfermedades sistémicas, como la artritis reumatoide y otros trastornos reumáticos (tenosinovitis inflamatoria), mixedema, amiloidosis, sarcoidosis, leucemia, acromegalia e hiperparatiroidismo. Manifestaciones clínicas SIGNOS Y SÍNTOMAS Los síntomas iniciales son dolor, ardor y parestesias en la distribución del nervio mediano (superficies palmares de los dedos pulgar, índice y medio, y mitad radial del dedo anular). El dolor sordo puede irradiarse en sentido proximal hacia el antebrazo y, en ocasiones, hasta el hombro, cuello y pecho. El dolor se intensifica con la actividad manual, sobre todo por los extremos para la flexión palmar o dorsiflexión de la muñeca. Es más molesto por la noche. Puede o no haber afectación sensorial en la distribución del nervio mediano. La ligera disparidad entre el lado afectado y el opuesto puede demostrarse con la prueba de discriminación entre dos puntos o al pedir al paciente que identifique distintas texturas de telas mediante la frotación entre las yemas del pulgar y el índice. Puede haber signo de Tinel o Phalen positivos. El signo de Tinel consiste en la aparición de parestesias o dolor parecido a un choque eléctrico con la percusión sobre la muñeca (cuadro e5-4). El signo de Phalen es el dolor o parestesia inducidos en la distribución del nervio mediano cuando el paciente flexiona ambas muñecas a 90° durante 60 s (cuadro e5-4). La prueba de compresión del carpo, en la que se inducen parestesias y hormigueo con la aplicación directa de presión Cuadro e5-4. Exploración de la muñeca Maniobra Descripción Inspección Examinar la alineación de la muñeca y los dedos, además de inflamación, eritema, atrofia, deformidad y cicatrices quirúrgicas. Palpación Incluir referencias importantes: “tabaquera anatómica” del escafoides, parte distal del radio, ligamento escafosemilunar, gancho del hueso ganchoso, línea de articulación cubital, articulación radiocubital distal. Prueba de arco de movimiento Revisar los arcos de movimiento activo (realizado por el paciente) y pasivo (realizado por el médico), sobre todo para la flexión y extensión de la muñeca. También pueden revisarse las desviaciones cubital y radial, así como la circunducción de la muñeca. Signo de Tinel Parestesias o dolor parecido a choque eléctrico con la percusión de la región palmar de la muñeca. La prueba de compresión del carpo, en la que se inducen parestesias con la aplicación directa de presión sobre el túnel del carpo, puede ser más sensible y específica que las pruebas de Tinel y Phalen. Signo de Phalen Presencia de dolor o parestesias en la distribución del nervio mediano cuando el paciente flexiona ambas muñecas a 90° durante 60 s. Prueba de compresión del carpo Se realiza con la aplicación directa de presión sobre el túnel del carpo. Copyright © McGraw-Hill Companies. Derechos reservados. Aviso de privacidad: cualquier uso está sujeto a los Términos de Uso y Aviso. sobre el túnel del carpo, puede ser más sensible y específica que las pruebas de Tinel y Phalen (cuadro e5-4). La debilidad o atrofia musculares, sobre todo en la eminencia tenar, puede aparecer más tarde que los trastornos sensitivos, conforme se agrava la compresión del nervio. IMAGENOLOGÍA La ecografía permite demostrar el aplanamiento del nervio mediano bajo el retináculo flexor. La sensibilidad de la ecografía en el síndrome del túnel del carpo es variable, pero se calcula entre 54 y 98%. PRUEBAS ESPECIALES La electromiografía y las pruebas de conducción nerviosa muestran evidencia de retraso en la conducción sensitiva antes del retraso motor, el cual ocurre en los casos graves. Este síndrome debe diferenciarse de otros síndromes de dolor cervicobraquial, de los síndromes por compresión del nervio mediano en el antebrazo o brazo y de la mononeuritis múltiple. Cuando la afección es del lado izquierdo, puede confundirse con angina de pecho. Tratamiento El tratamiento se enfoca en aliviar la presión en el nervio mediano. Cuando se descubre una lesión causal, debe tratarse en forma apropiada. De lo contrario, los pacientes en los que se sospecha síndrome del túnel del carpo deben modificar sus actividades manuales, con inmovilización de la muñeca en posición neutral hasta por tres meses. También pueden intentarse los corticoesteroides o AINE orales. Cuándo referir • Si los síntomas persisten más de tres meses a pesar del tratamiento conservador, incluido el uso de una férula en la muñeca. • En presencia de debilidad o atrofia del músculo tenar (abductor corto del pulgar). Bickel KD. Carpal tunnel syndrome. J Hand Surg Am. 2010 Jan;35(1):147–52. [PMID: 20117319] Keith MW et al. Treatment of carpal tunnel syndrome. J Am Acad Orthop Surg. 2009 Jun;17(6):397–405. [PMID: 19474449] CADERA Fracturas de cadera Bases para el diagnóstico • La rotación interna de la cadera es la mejor maniobra diagnóstica. • Las fracturas de cadera deben someterse a reparación quirúrgica lo más pronto posible (antes de 24 h). • El tratamiento tardío de las fracturas de cadera en personas de edad avanzada incrementan las complicaciones y la mortalidad. Generalidades Cerca del 4% de los 7.9 millones de fracturas que ocurren cada año en Estados Unidos son de cadera. Entre las personas de edad avanzada que sufrieron fractura de cadera, la mortalidad es elevada, 8 a 9% muere en los 30 días siguientes y cerca del 25 a 30% antes de un año. La osteoporosis, el sexo femenino, talla >170 cm y edad mayor de 50 años son factores de riesgo para esta lesión, que por lo general se presenta después de una caída. En pacientes más jóvenes se requiere un traumatismo de alta velocidad. Es posible que haya fracturas por sobrecarga en deportistas o personas con densidad mineral ósea reducida después de actividades repetitivas con carga. Manifestaciones clínicas SIGNOS Y SÍNTOMAS Por lo general, los pacientes refieren dolor en la ingle, aunque también es frecuente que el dolor se irradie a la parte externa de la cadera, nalga o rodilla. En caso de fractura desplazada, el paciente no tolera la carga de peso y es posible que haya rotación externa de la pierna. El rodamiento suave en bloque de la pierna con el paciente en decúbito dorsal ayuda a descartar una fractura. La exploración de la cadera demuestra dolor a la palpación profunda en el área del triángulo femoral (similar a la palpación de la arteria femoral). Si el paciente lo tolera, el médico puede flexionar la cadera 90° con la rodilla flexionada 90°, luego se intenta la rotación interna y externa para valorar el arco de movimiento en ambos sentidos. El dolor con la rotación interna de la cadera es la prueba más sensible para identificar afección intraarticular en la cadera; puede valorarse la fuerza para la flexión, extensión, abducción y aducción. Los pacientes con fracturas por sobrecarga tienen menos dolor en la exploración física de lo que se describió hasta ahora, pero hay dolor con la aplicación de peso. Puede realizarse la prueba de Trendelenburg para buscar debilidad o inestabilidad de los abductores de la cadera, en especial del músculo glúteo medio (cuadro e5-5). Otra prueba funcional es pedir al paciente que salte en uno o ambos pies durante la exploración. Si los antecedentes de dolor son compatibles y el individuo es incapaz o se niega a saltar, debe descartarse una fractura por sobrecarga. Hay que explorar la espalda con cuidado en personas con síntomas en la cadera, incluida la búsqueda de signos de ciática. Cuadro e5-5. Exploración de la cadera Maniobra Descripción Inspección Revisar la alineación de la extremidad inferior, considerando el examen de la columna lumbar. Palpación Incluir referencias importantes: espinas iliacas anterosuperior y anteroinferior (inserciones proximales de músculos cuadríceps), trocánter mayor (inserciones y bolsa del tendón del glúteo), triángulo femoral anterior (articulación de la cadera e inserción para la flexión de la cadera), tuberosidad isquiática (inserción de tendones de la corva), articulaciones sacroiliacas. Prueba de arco de movimiento Revisar los arcos de movimiento pasivo (realizado por el médico), sobre todo la rotación interna y externa de la cadera. Prueba de fuerza de la cadera Fuerza para la flexión, extensión, abducción y aducción de la cadera con resistencia manual. Prueba de Trendelenburg El paciente se equilibra primero en una pierna, eleva la rodilla contraria hacia el pecho. El médico puede colocarse detrás del paciente y observar si hay caída de la pelvis y la nalga del lado que no se apoya. Copyright © McGraw-Hill Companies. Derechos reservados. Aviso de privacidad: cualquier uso está sujeto a los Términos de Uso y Aviso. Después de una fractura desplazada de cadera, siguen una valoración médica y tratamiento minuciosos para optimizar las condiciones del paciente para una intervención quirúrgica. Es posible que las personas incapaces de ponerse de pie por sí solas hayan permanecido inmóviles por horas o días después de la caída. Por tanto, los médicos deben descartar la rabdomiólisis, hipotermia, trombosis venosa profunda, embolia pulmonar y otros trastornos que acompañan a la inmovilización prolongada. El retraso de la intervención quirúrgica aumenta el riesgo de morbilidad y mortalidad perioperatorias. IMAGENOLOGÍA Las proyecciones radiográficas útiles de la cadera incluyen las anteroposterior y de pelvis y ambas caderas, además de proyecciones laterales en posición de rana del lado doloroso. A veces es necesaria la CT o la MRI para identificar el patrón de fractura o para valorar fracturas no desplazadas. Por lo general, las fracturas de cadera se clasifican según su localización en cuello femoral, intertrocantérica o subtrocantérica. Tratamiento Casi todos los pacientes con fractura de cadera requieren tratamiento quirúrgico y deben hospitalizarse para controlar el dolor en espera de la operación. Se recomienda la intervención quirúrgica en las primeras 24 h porque los estudios muestran que un retraso de 48 h conlleva una tasa dos veces más alta de complicaciones médicas mayores y menores, que incluyen neumonía, úlceras por presión y trombosis venosa profunda. Las fracturas por sobrecarga en pacientes activos requieren un periodo con carga de peso protegida y regreso gradual a las actividades, aunque pueden necesitarse cuatro a seis meses para reincorporarse a las actividades normales. Las fracturas en el cuello femoral a menudo se corrigen con hemiartroplastia o remplazo total de cadera. Esto permite que el paciente soporte peso en el periodo posoperatorio inmediato. Las fracturas peritrocantéricas se tratan con reducción externa y fijación interna, se recurre a una construcción con placa y tornillos o con dispositivos intramedulares. La elección del implante depende del patrón de fractura. Como la fijación de la fractura requiere que la fractura se continúe con la consolidación ósea, tal vez sea necesario que el paciente soporte el peso con protección durante el periodo posoperatorio inmediato. La luxación, fractura periprostética y necrosis avascular de la cadera son complicaciones frecuentes después de la operación. Los pacientes deben movilizarse en cuanto sea posible después de la intervención para evitar complicaciones pulmonares y úlceras por presión. La terapia física supervisada y la rehabilitación son importantes para que la persona recupere la mayor función posible. Por desgracia, después de una fractura de cadera, la mayoría de los pacientes pierde cierto grado de independencia. Prevención La detección de la densidad ósea permite identificar a los individuos con riesgo de osteopenia u osteoporosis, lo que permite planear el tratamiento en consecuencia. Es necesario revisar la nutrición (consumo de calcio y vitamina D) y salud ósea (densitometría ósea, concentraciones séricas de calcio y 25-OH vitamina D) con el paciente. Para personas con movilidad disminuida debe considerarse la anticoagulación sistémica con warfarina para evitar la trombosis venosa profunda. Existen programas de ejercicio para prevención de caídas dirigidos a personas de edad avanzada con riesgo de caídas y de fracturas de cadera. Los protectores de cadera son incómodos y tienen menor aplicación en la profilaxis de fracturas. Cuándo referir • Todos los pacientes en los que se sospeche fractura de cadera. Forte ML et al. Ninety-day mortality after intertrochanteric hip fracture: does provider volume matter? J Bone Joint Surg Am. 2010 Apr;92(4):799–806. [PMID: 20360501] Lowe JA et al. Optimal treatment of femoral neck fractures according to patient’s physiologic age: an evidence-based review. Orthop Clin North Am. 2010 Apr;41(2):157–66. [PMID: 20399355] Santaguida PL et al. Patient characteristics affecting the prognosis of total hip and knee joint arthroplasty: a systematic review. Can J Surg. 2008 Dec;51(6):428–36. [PMID: 19057730] Artrosis Bases para el diagnóstico • Dolor profundo en la ingle del lado afectado. • Inflamación. • Degeneración del cartílago articular. • Pérdida del arco de movimiento activo y pasivo en la artrosis grave. Generalidades En Estados Unidos, la prevalencia de artrosis aumentará conforme el número de habitantes mayores de 65 años se duplique a más de 70 millones para el año 2030. La pérdida de cartílago y los síntomas de artrosis van precedidos por el daño en la matriz de colágena-proteoglucano. La causa de la artrosis a menudo es multifactorial, incluye traumatismo previo, actividades con alto impacto, factores genéticos, obesidad y enfermedades reumatológicas y metabólicas. Manifestaciones clínicas SIGNOS Y SÍNTOMAS La artrosis casi siempre causa dolor de la articulación afectada con la carga de peso o en los extremos del arco de movimiento. Los síntomas mecánicos, como inflamación, chirridos, atascamiento y bloqueo, sugieren un trastorno interno, indicado por el cartílago dañado o los fragmentos óseos que afectan el movimiento suave esperado en una articulación móvil. El dolor también puede causar la sensación de “traba” o “vencimiento” por la inhibición muscular. Conforme la degeneración articular avanza, el individuo pierde arco de movimiento activo, es factible que también del pasivo. Los pacientes refieren dolor profundo en la ingle del lado afectado y quizá tengan problemas para actividades con soporte de peso, como caminar, subir escaleras y levantarse de una silla. Es probable que cojeen y se tambaleen de la marcha y se inclinen al lado afectado cuando caminan para reducir la presión sobre la cadera. IMAGENOLOGÍA Se prefieren las radiografías con carga de peso de la cadera afectada para valorar la artrosis de la cadera. A fin de disminuir la exposición a la radiación, se obtiene una radiografía anteroposterior de la pelvis con carga de peso, con una proyección lateral de la cadera que causa los síntomas. El estrechamiento del espacio articular y la esclerosis sugieren artrosis temprana, mientras que los osteofitos cerca de la cabeza femoral o el acetábulo y los quistes en el hueso subcondral son signos de la enfermedad más avanzada. Tratamiento CONSERVADOR Los cambios en el cartílago articular son irreversibles. Por lo tanto, no es posible curar la articulación enferma, aunque los síntomas o problemas estructurales pueden tratarse para mantener el nivel de actividad. Las medidas conservadoras para la artrosis incluyen modificación de la actividad, ejercicios terapéuticos, pérdida de peso y uso de dispositivos de asistencia (como un bastón). Las modificaciones en el estilo de vida también incluyen calzado adecuado y omisión de las actividades de alto impacto. Los analgésicos son eficaces en algunos casos. Las inyecciones de corticoesteroides pueden considerarse para el alivio del dolor de corto plazo, pero es mejor realizarlas con guía fluoroscópica, ecográfica o de CT para asegurar la inyección exacta en la articulación. El uso de viscocomplementación de la cadera se ha estudiado con poca mejoría, pero no está incluida en las indicaciones autorizadas. QUIRÚRGICO Dos estudios con asignación al azar, publicados, demostraron que la artroscopia no mejora los resultados a un año en comparación con el tratamiento conservador habitual. La cirugía artroscópica está indicada en pacientes con artrosis si en lugar de dolor tienen síntomas mecánicos y trastornos internos como molestia principal que pueden eliminarse. Estas intervenciones quirúrgicas son útiles para restaurar el movimiento mediante la eliminación de osteofitos, fragmentos de cartílago o cuerpos sueltos. Las operaciones de remplazo articular son efectivas y redituables para pacientes con síntomas significativos y limitaciones funcionales, mejoran el dolor, la función y la calidad de vida. Las intervenciones quirúrgicas de mínima invasión y la intervención quirúrgica asistida con ordenador están en proceso de investigación como formas para mejorar las técnicas (p. ej., colocación precisa del implante prostético) y para disminuir las tasas de complicaciones. La cirugía para renovación de la superficie articular es una técnica nueva de remplazo. En lugar de usar el implante articular artificial del cuello y cabeza femorales completos, sólo se extirpa y sustituye la cabeza. Las preocupaciones después de los procedimientos de renovación de superficie incluyen el riesgo de fractura del cuello femoral y colapso de la cabeza. La tasa de supervivencia acumulada de este implante a 10 años según estudios recientes se calcula en 94%. Hasta ahora, la evidencia sugiere que la renovación de la superficie de la cadera es comparable al remplazo total y es una alternativa viable para pacientes más jóvenes. Cuándo referir Los pacientes con discapacidad suficiente, beneficio limitado con el tratamiento conservador y evidencia de artrosis grave pueden referirse para operación de remplazo articular. Lee YH et al. Effect of glucosamine or chondroitin sulfate on the osteoarthritis progression: a meta-analysis. Rheumatol Int. 2010 Jan;30(3):357–63. [PMID: 19544061] Zhang W et al. OARSI recommendations for the management of hip and knee osteoarthritis, Part II: OARSI evidence-based, expert consensus guidelines. Osteoarthritis Cartilage. 2008 Feb;16(2):137–62. [PMID: 18279766] RODILLA Dolor en la rodilla Bases para el diagnóstico • Puede haber derrame con alteración intraarticular, como artrosis, y en desgarros de meniscos o ligamento cruzado. • La inflamación aguda de la rodilla (hemartrosis) antes de dos horas sugiere lesiones de ligamentos, luxación de la rótula o fractura. Generalidades La rodilla es la articulación más grande del cuerpo y es susceptible a lesión por traumatismo, inflamación, infección y cambios degenerativos. La rodilla es una articulación en bisagra. La línea articular se sitúa entre los cóndilos femorales y las mesetas tibiales. Como separación y amortiguación de estas superficies óseas están los meniscos externo e interno, cartílagos que actúan como absorbente de impacto durante la carga de peso y protege el cartílago articular. La rótula es un hueso sesamoideo grande anterior a la articulación. El desplazamiento deficiente de la rótula en la hendidura troclear es causa frecuente de dolor en la rodilla, sobre todo cuando la causa no es traumática. La rodilla se estabiliza por los ligamentos laterales contra la tensión en varo (ligamento lateral externo) y valgo (ligamento lateral interno). La tibia está limitada en su movimiento anterior por el ligamento cruzado anterior y el movimiento posterior, por el ligamento cruzado posterior. Las bolsas de la rodilla están situadas entre la piel y las prominencias óseas. Son estructuras parecidas a sacos, con un recubrimiento sinovial. Su función es disminuir la fricción de los tendones y músculos cuando se mueven sobre las estructuras óseas adyacentes. La presión externa o fricción excesivas pueden causar inflamación y dolor de estas bolsas. La bolsa prerrotuliana (situada entre la piel y la rótula) y la bolsa de la pata de ganso (interna e inferior a la rótula, justo debajo de la meseta tibial) son las afectadas con mayor frecuencia. Cuando el líquido sinovial es excesivo por sinovitis o traumatismo, puede desplazarse en sentido posterior por un espacio potencial, lo que causa un quiste poplíteo (también llamado quiste de Baker). Otras estructuras susceptibles a la lesión por uso excesivo y que pueden causar dolor en la rodilla después de actividad repetitiva incluyen la articulación femororrotuliana y la banda iliotibial. La osteoartritis de la rodilla es frecuente después de los 50 años de edad y puede ser secundaria a traumatismos previos, envejecimiento, actividades, alteraciones en la alineación y predisposición genética. Manifestaciones clínicas SIGNOS Y SÍNTOMAS Para establecer el diagnóstico, a menudo es suficiente realizar un interrogatorio cuidadoso, junto con una exploración física que incluya inspección, palpación y valoración del arco de movimiento, además de pruebas específicas para estructuras anatómicas específicas. Cuando existe derrame articular causado por incremento en el líquido del espacio intraarticular, la exploración física revela aumento de volumen en el hueco u hoyuelo alrededor de la rótula y distensión del espacio suprarrotuliano. El cuadro e5-6 presenta el diagnóstico diferencial del dolor en la rodilla, el cuadro e5-7 enumera los posibles diagnósticos con base en la localización del dolor. Cuadro e5-6. Diagnóstico diferencial del dolor de rodilla Disfunción o alteración mecánica Trastorno interno de la rodilla: lesión de meniscos o ligamentos Cambios degenerativos causados por artrosis Disfunción dinámica o alineación anormal de la rótula Fractura como resultado de traumatismo Aumento de la presión o inflamación intraarticular Trastorno interno de la rodilla: lesión de meniscos o ligamentos Inflamación o infección de la articulación de la rodilla Quiste poplíteo (de Baker) roto Inflamación periarticular Trastorno interno de la rodilla: lesión de meniscos o ligamentos Bursitis prerrotuliana o anserina Esguince de ligamentos Copyright © McGraw-Hill Companies. Derechos reservados. Aviso de privacidad: cualquier uso está sujeto a los Términos de Uso y Aviso. Cuadro e5-7. Localización de las causas frecuentes de dolor en la rodilla Dolor interno Artrosis del compartimiento interno Esguince del ligamento lateral interno Lesión del menisco interno Bursitis anserina (dolor sobre la meseta tibial interna) Dolor anterior Síndrome femororrotuliano (a menudo bilateral) Artrosis Bursitis prerrotuliana (acompañada de inflamación anterior a la rótula) “Rodilla de saltador” (dolor en el extremo inferior de la rótula) Artritis séptica Gota u otros trastornos inflamatorios Dolor en la cara externa Lesión del menisco externo Síndrome de la banda iliotibial (dolor superficial sobre la parte distal de la banda iliotibial, cerca del cóndilo femoral o la inserción tibial externa) Esguince del ligamento lateral externo Dolor posterior Quiste poplíteo (de Baker) Osteoartritis Desgarros de meniscos Tendinopatía de la corva o pantorrilla Copyright © McGraw-Hill Companies. Derechos reservados. Aviso de privacidad: cualquier uso está sujeto a los Términos de Uso y Aviso. Manifestaciones clínicas Cuando están indicadas, las pruebas de laboratorio del líquido articular aspirado pueden conducir al diagnóstico definitivo en la mayor parte de los casos. IMAGENOLOGÍA El dolor de la rodilla se valora con radiografías simples (con carga de peso) y MRI, casi siempre, aunque a veces son útiles la CT y la ecografía. La hemartrosis aguda es la acumulación de líquido sanguinolento que casi siempre se produce en las primeras una o dos horas después de un traumatismo. En situaciones en las que el traumatismo podría estar vinculado con la actividad y no ser resultado de una caída o colisión, el diagnóstico diferencial por lo general incluye desgarro del ligamento cruzado anterior (causante de casi 50% de los casos de hemartrosis en niños y >70% en adultos), fractura (rótula, meseta tibial, femoral supracondílea, cartílago de crecimiento) y luxación rotuliana. Es improbable que los desgarros de los meniscos causen hemartrosis considerables. Silvis ML et al. Clinical inquiries. What is the best way to evaluate an acute traumatic knee injury? J Fam Pract. 2008 Feb;57(2):116–8. [PMID: 18248732] Lesión del ligamento cruzado anterior Bases para el diagnóstico • Una lesión acompañada de un chasquido audible cuando la rodilla se traba. • Inflamación aguda inmediata (antes de 4 h). • Inestabilidad durante las actividades con movimiento lateral y al bajar escaleras. Generalidades El ligamento cruzado anterior une la cara posterior del cóndilo femoral externo con la cara anterior de la tibia. Su función principal es controlar el desplazamiento anterior de la tibia sobre el fémur. Los desgarros del ligamento cruzado anterior son frecuentes en lesiones deportivas. Pueden ser resultado de actividades con contacto (golpe en valgo sobre la rodilla) o sin contacto (salto, pivote y desaceleración). Por lo general, el paciente se cae después de la lesión, presenta inflamación aguda, dificultad para soportar peso y se queja de inestabilidad. Las lesiones de este ligamento son frecuentes en el esquí, futbol soccer, futbol americano y basquetbol entre adolescentes y pacientes en edad madura. Los prepúberes y personas mayores casi siempre sufren fracturas en lugar de lesiones en ligamentos. Manifestaciones clínicas SIGNOS Y SÍNTOMAS Por lo general, las lesiones del ligamento cruzado anterior causan inflamación aguda de la rodilla, con dificultad para el movimiento. Cuando se resuelve la inflamación, el paciente puede caminar con la “rodilla rígida” o marcha con evitación del movimiento del cuadríceps por la inestabilidad. Lo que es más importante, el individuo describe síntomas de inestabilidad mientras realiza maniobras laterales o al bajar escaleras. Las pruebas de estabilidad valoran la magnitud de la laxitud de la rodilla durante maniobras laterales o al bajar escaleras. La prueba de Lachman (sensibilidad de 84 a 87% y especificidad de 93%) se realiza con el paciente en decúbito dorsal y la rodilla flexionada a 20 o 30° (cuadro e5-8). El médico sujeta la parte distal del fémur desde la cara externa y la parte proximal de la tibia por el lado interno con la otra mano. Con la rodilla en posición neutral, se estabiliza el fémur y se tira de la tibia con una fuerza similar a la necesaria para levantar un peso de 4.5 a 6.8 kg. El desplazamiento anterior excesivo de la tibia en comparación con el lado contrario indica lesión del ligamento cruzado anterior. La prueba del cajón anterior (sensibilidad de 48% y especificidad de 87%) se realiza con el paciente en decúbito dorsal y la rodilla flexionada a 90° (cuadro e5-8). El médico estabiliza el pie del sujeto al sentarse sobre él y sujeta la parte proximal de la tibia con ambas manos alrededor de la pantorrilla para tirar en sentido anterior del paciente. El resultado positivo indica laxitud del ligamento cruzado anterior, en comparación con la otra pierna. La prueba de desplazamiento del pivote se usa para establecer la magnitud de la laxitud rotatoria de la rodilla (cuadro e5-8). El paciente se explora en decúbito dorsal con la rodilla en extensión. Luego se flexiona despacio mientras se aplica rotación interna y fuerza en valgo. El médico percibe la subluxación a una flexión de 20 a 40° de la rodilla. El paciente debe permanecer muy relajado para obtener un resultado positivo en esta prueba. IMAGENOLOGÍA Por lo general, las radiografías simples no muestran un desgarro del ligamento cruzado anterior, pero permiten descartar fracturas. En ocasiones puede verse una pequeña lesión por arrancamiento sobre el compartimiento externo de la rodilla. Esto se llama fractura por avulsión y es patognomónica de una lesión en el ligamento cruzado anterior. La MRI es el mejor método para diagnosticar el desgarro de este ligamento. Tiene sensibilidad y especificidad mayores de 95%, también permite valorar otras estructuras relacionadas, como los meniscos y cartílagos. Tratamiento La mayoría de los pacientes jóvenes y activos requieren reconstrucción quirúrgica del ligamento. Las técnicas quirúrgicas usuales utilizan los propios tejidos del sujeto, casi siempre tendones rotuliano o de la corva (autoinjerto), o un injerto cadavérico (aloinjerto) para reconstruir por vía artroscópica el ligamento desgarrado. Por lo general, la recuperación de la intervención tarda seis meses. Los tratamientos no quirúrgicos casi siempre se reservan para pacientes mayores o los que tienen un estilo de vida muy sedentario. La fisioterapia puede enfocarse en el fortalecimiento de los músculos de la corva y la estabilidad central. Un aparato ortopédico para ligamento cruzado anterior mejora la estabilidad. Los estudios longitudinales demostraron que el tratamiento no quirúrgico del desgarro de este ligamento conduce a una mayor incidencia de desgarros de los meniscos. Cuadro e5-8. Exploración de la rodilla (Continuación) Maniobra Descripción Inspección Observar la alineación de las extremidades inferiores (varo, valgo, genu recurvatum), eversión del tobillo y pronación del pie, marcha; así como inflamación, eritema, atrofia, deformidad y cicatrices quirúrgicas. Palpación Incluir referencias importantes: articulación femororrotuliana, líneas articulares interna y externa (sobre todo la cara posterior), bolsa anserina, banda iliotibial distal y tubérculo de Gerdy (inserción de la banda iliotibial). Prueba de arco de movimiento Revisar el arco de movimiento activo (realizado por el sujeto) y pasivo (realizado por el médico), sobre todo en flexión y extensión de la rodilla; lo normal es 0 a 10° de extensión y 120 a 150° de flexión Demostración 0° 150° Fuerza de la rodilla Prueba de extensión y flexión de la rodilla contra resistencia manual. 90° Cuadro e5-8. Exploración de la rodilla (Continuación) Pruebas de tensión de ligamentos Prueba de Lachman Prueba del cajón anterior Se realiza con el paciente en decúbito dorsal y la rodilla flexionada a 20 a 30°. El médico sujeta la parte distal del fémur por la parte externa y la tibia proximal con la otra mano sobre la parte interna. Con la rodilla en posición neutral, se estabiliza el fémur y se tira de la tibia hacia adelante con la fuerza necesaria para levantar un peso de 4.5 a 6.8 kg. El movimiento anterior excesivo de la tibia con respecto a la otra pierna indica lesión del ligamento cruzado anterior. El paciente se coloca en decúbito dorsal y la rodilla flexionada a 90°. Para estabilizar el pie del paciente, el médico se sienta sobre él y sujeta la parte proximal de la tibia con ambas manos alrededor de la pantorrilla; luego tira hacia adelante. La prueba positiva indica laxitud del ligamento cruzado anterior con respecto al lado sano. Fijar fémur Fijar fémur Cuadro e5-8. Exploración de la rodilla (Continuación) Deslizamiento en pivote Se usa para conocer el grado de laxitud rotatoria de la rodilla. El paciente se coloca en decúbito dorsal con la rodilla extendida; luego se flexiona despacio mientras se aplica tensión en rotación interna y valgo. El médico percibe una subluxación entre los 20 y 40° de flexión. El sujeto debe permanecer muy relajado para obtener un resultado positivo Tensión en valgo Se realiza con el paciente en decúbito dorsal. El médico debe colocarse al lado externo de la rodilla a explorar. Con una mano sujeta el tobillo mientras con la otra sostiene la pierna a la altura de la rodilla. Se aplica tensión en valgo sobre el tobillo para identificar dolor y laxitud del ligamento lateral interno. La prueba debe hacerse con la rodilla a 30 y a 0° de flexión. Fijar tobillo Cuadro e5-8. Exploración de la rodilla (Continuación) Tensión en varo El paciente se coloca en decúbito dorsal. Para la rodilla derecha, el médico se coloca de pie a la derecha del sujeto. Su mano izquierda sujeta el tobillo mientras la derecha sostiene la parte externa del muslo. Se aplica tensión en varo sobre el tobillo para identificar dolor y laxitud del ligamento lateral externo. La prueba debe realizarse con la rodilla a 30 y 0° de flexión. El signo de hundimiento El paciente se coloca en decúbito dorsal con las caderas y rodillas flexionadas a 90°. Por la gravedad, la rodilla con el ligamento cruzado posterior lesionado presenta un desnivel evidente en la parte anterior de la tibia, que “se hunde” hacia atrás. Prueba del cajón posterior El paciente se coloca en decúbito dorsal con la rodilla flexionada a 90° (véase la figura de la prueba del cajón anterior). En una rodilla normal, la parte anterior de la tibia debe colocarse a unos 10 mm por delante del cóndilo femoral. El médico puede sujetar la parte proximal de la tibia con ambas manos y empujar hacia atrás. El movimiento indica laxitud y posible desgarro del ligamento cruzado posterior y se compara con la rodilla sana. Cuadro e5-8. Exploración de la rodilla (Continuación) Signos de los meniscos Prueba de McMurray El paciente se coloca en decúbito dorsal. El médico flexiona la rodilla hasta que el paciente indique dolor. Para que la prueba sea válida, la rodilla debe flexionarse sin dolor a más de 90°. El médico produce rotación externa del pie del sujeto y luego extiende la rodilla mientras palpa la parte interna de la rodilla para percibir un chasquido en el compartimiento interno de la misma o el dolor que reproduce el de una lesión de menisco. Para valorar el menisco externo, se repite la maniobra con rotación interna del pie (sensibilidad de 53%, especificidad de 59 a 97%). Prueba de McMurray modificada Se realiza con la cadera flexionada a 90°. Luego, la rodilla se flexiona al máximo con rotación interna o externa de la pierna. Después, la rodilla puede rotarse mientras la pierna se mantiene en rotación interna o externa para capturar el menisco desgarrado bajo los cóndilos. En la prueba positiva hay dolor sobre la línea articular mientras la rodilla se flexiona y se rota en sentido interno o externo. Cuadro e5-8. Exploración de la rodilla (Continuación) Prueba de Thessaly El paciente se para sobre una sola pierna, con la rodilla un poco flexionada. Se le pide que gire mientras permanece en esa posición. El movimiento de torsión puede inducir dolor. Prueba para articulación femororrotuliana Signo de ansiedad Sugiere inestabilidad de la articulación femororrotuliana y es positiva cuando el paciente experimenta ansiedad si se produce desviación lateral de la rodilla. Copyright © McGraw-Hill Companies. Derechos reservados. Aviso de privacidad: cualquier uso está sujeto a los Términos de Uso y Aviso. Cuándo referir • Casi todos los casos con desgarro del ligamento cruzado anterior deben referirse al cirujano ortopedista para su valoración. • Las personas con inestabilidad por desgarro crónico del ligamento cruzado anterior (>6 meses) deben considerarse para reconstrucción quirúrgica. • Los pacientes con desgarro del ligamento cruzado anterior y lesiones del menisco o la articulación podrían beneficiarse con la intervención quirúrgica para corregir las otras lesiones. Giaconi JC et al. Anterior cruciate ligament graft reconstruction: clinical, technical, and imaging overview. Top Magn Reson Imaging. 2009 Jun;20(3):129–50. [PMID: 20410802] Peeler J et al. Accuracy and reliability of anterior cruciate ligament clinical examination in a multidisciplinary sports medicine setting. Clin J Sport Med. 2010 Mar;20(2):80–5. [PMID: 20215888] Lesión del ligamento lateral Bases para el diagnóstico • Causada por un golpe en valgo o varo, o tensión sobre la rodilla. • Dolor e inestabilidad en la región afectada. • Limitación del arco de movimiento. Generalidades El ligamento lateral interno es el ligamento de la rodilla que se lesiona con mayor frecuencia. Casi siempre se lesiona por una fuerza en valgo sobre la rodilla en flexión parcial. También puede ocurrir con un golpe en la cara externa de la pierna; es frecuente que se afecte también en las lesiones del ligamento cruzado anterior. El ligamento lateral externo sufre lesiones con menor frecuencia, aunque esto puede suceder por golpes en la cara interna de la rodilla. Como ambos ligamentos laterales son extraarticulares, es posible que su afección no cause derrame intraarticular. Los pacientes afectados tienen dificultad para caminar en un principio, pero mejoran cuando cede la inflamación. Manifestaciones clínicas SIGNOS Y SÍNTOMAS La manifestación clínica principal de las lesiones del ligamento lateral es dolor en toda la extensión del ligamento. Es probable que haya limitación del movimiento por el dolor, sobre todo durante las dos semanas siguientes al incidente. Las mejores pruebas para explorar los ligamentos laterales son las de tensión en varo y en valgo. La sensibilidad de las pruebas es de hasta 86 a 95%. La prueba de tensión en valgo se realiza con el paciente en decúbito dorsal (cuadro e5-8). El médico se coloca a un costado del paciente, del lado de la pierna a explorar. El médico sujeta el tobillo del paciente con una mano, mientras con la otra sostiene la pierna al nivel de la articulación de la rodilla. Se aplica fuerza en valgo sobre el tobillo para establecer si hay dolor y laxitud del ligamento lateral interno. Esta prueba debe realizarse con la rodilla a 30 y a 0°. Para la prueba de tensión en varo, el paciente también permanece en decúbito dorsal (cuadro e5-8). Para la rodilla derecha, el médico se coloca de pie al lado derecho de la persona. La mano izquierda del médico sujeta el tobillo mientras la derecha sostiene la cara externa del muslo. Se aplica fuerza en varo en el tobillo en busca de dolor y laxitud del ligamento lateral externo. La prueba debe realizarse con la rodilla a 30 y a 0°. Los resultados de estas pruebas pueden calificarse de 1 a 3. El grado 1 es cuando el paciente tiene dolor en la prueba en varo/valgo, pero no inestabilidad. En las lesiones grado 2, existe dolor y la rodilla muestra inestabilidad a 30° de flexión. En las lesiones grado 3 hay inestabilidad marcada, pero no dolor intenso; a menudo la rodilla es inestable tanto a 30 como a 0° de flexión. IMAGENOLOGÍA Por lo general, las radiografías no son diagnósticas, salvo en lesiones por avulsión. Sin embargo, deben solicitarse para descartar fracturas que pueden producirse con lesiones de ligamentos laterales. La lesión aislada del ligamento lateral interno casi nunca amerita valoración con MRI, pero ésta debe usarse para valorar la posible afectación del ligamento cruzado. Las lesiones del ligamento lateral externo o de la esquina posterolateral se valoran por MRI para descartar lesiones relacionadas y conocer su importancia. Tratamiento La mayor parte de las lesiones del ligamento lateral interno pueden tratarse con carga de peso protegida y fisioterapia. Para las lesiones grados 1 y 2, el individuo casi siempre puede indicarse carga de peso a tolerancia sobre todo el arco de movimiento. Puede indicarse una rodillera con bisagra a las personas con desgarros grado 2 del ligamento lateral interno para brindar estabilidad. Se recomienda la fisioterapia temprana para proteger el arco de movimiento y la fuerza muscular. Las lesiones grado 3 del ligamento lateral interno requieren aparatos ortopédicos largos para la extremidad a fin de brindar estabilidad. El paciente puede soportar peso, pero sólo con la rodilla fija en extensión mediante la rodillera. Luego se incrementa el movimiento con el aparato ortopédico no bloqueado. Las lesiones grado 3 pueden tardar hasta seis a ocho semanas para curar. La afectación del ligamento lateral interno rara vez necesita tratamiento quirúrgico. Las lesiones del ligamento lateral externo casi siempre ameritan reparación o reconstrucción quirúrgica. Cuándo referir • Inestabilidad sintomática con desgarros crónicos del ligamento lateral interno y otras lesiones ligamentarias. • Las lesiones del ligamento lateral externo o de la esquina posteroexterna requieren reparación o reconstrucción urgente (antes de una semana). Phisitkul P et al. MCL injuries of the knee: current concepts review. Iowa Orthop J. 2006;26:77–90. [PMID: 16789454] Ricchetti ET et al. Acute and chronic management of posterolateral corner injuries of the knee. Orthopedics. 2008 May;31(5):479. [PMID: 19292312] Lesión del ligamento cruzado posterior Bases para el diagnóstico • Por lo general es consecuencia de un traumatismo en la tibia, como un golpe con el tablero en un accidente automovilístico. • Es probable que haya luxación y reducción libres de la rodilla. • Un tercio de las lesiones en ligamentos múltiples que afectan al ligamento cruzado posterior incluyen daño neurovascular. Generalidades El ligamento cruzado posterior es el más fuerte de la rodilla. Por lo general, las lesiones de esta estructura indican un traumatismo considerable, con mucha frecuencia se relacionan con lesiones en múltiples ligamentos y luxación de rodilla. Más del 70 a 90% de las lesiones del ligamento cruzado posterior se acompañan de daño en la esquina posterolateral, ligamento lateral interno y ligamento cruzado anterior. Debe mantenerse un alto índice de sospecha de afectaciones neurovasculares, por lo que debe hacerse una exploración neurovascular de la extremidad. Manifestaciones clínicas SIGNOS Y SÍNTOMAS La mayoría de los pacientes con lesiones agudas tiene dificultad para la ambulación. Las personas con lesiones crónicas del ligamento cruzado posterior pueden caminar sin inestabilidad marcada, pero es probable que se quejen de “inestabilidad” subjetiva y a menudo refieren dolor y disfunción, sobre todo con la flexión. La exploración clínica para lesiones de este ligamento incluye el “signo de hundimiento” (cuadro e5-8). El paciente se coloca en decúbito dorsal con las caderas y las rodillas flexionadas a 90°. Debido a la gravedad, la rodilla con lesión del ligamento cruzado posterior presenta un desnivel evidente en la parte anterior de la tibia, que se “hunde” hacia atrás. Otra forma de explorar este ligamento es con la prueba del cajón posterior (sensibilidad del 90% y especificidad del 99%) (cuadro e5-8). El paciente se coloca en decúbito dorsal con la rodilla flexionada a 90°. En una rodilla normal, la parte anterior de la tibia debe situarse a unos 10 mm por delante del cóndilo femoral. El médico puede sujetar la tibia con ambas manos y empujarla hacia atrás. El desplazamiento indica laxitud y posible desgarro del ligamento cruzado posterior, y se compara con la rodilla sana. A veces, la lesión de este ligamento se confunde con la del ligamento cruzado anterior en la prueba del cajón anterior, ya que hay subluxación posterior de la tibia en la posición hundida y puede producirse un desplazamiento anormal hacia adelante, lo que produce un resultado falso positivo de lesión en el ligamento cruzado anterior. IMAGENOLOGÍA Muchas veces, las radiografías no son diagnósticas, pero son necesarias para descartar cualquier fractura. La MRI se usa para diagnosticar lesiones del ligamento cruzado posterior y otras alteraciones relacionadas. Tratamiento Las lesiones aisladas del ligamento cruzado posterior pueden tratarse en forma conservadora. Por lo general, en la situación aguda se inmoviliza la articulación con una rodillera en extensión, la persona debe usar muletas para la ambulación. La fisioterapia ayuda a mejorar el arco de movimiento y la ambulación. Muchas lesiones del ligamento cruzado posterior se acompañan de otras alteraciones y a veces es precisa la reparación quirúrgica. Hasta un tercio de todas las luxaciones de rodilla o lesiones del ligamento cruzado posterior se acompañan de daño neurovascular. Cuándo referir • El paciente debe atenderse en forma urgente, antes de una o dos semanas. • Si también hay inestabilidad externa de la rodilla en la prueba de tensión en varo, es preciso valorar si existe lesión de la esquina posteroexterna, lo cual ameritaría reconstrucción quirúrgica urgente. • Los desgarros aislados del ligamento cruzado posterior a veces ameritan intervención quirúrgica, si el desgarro es completo (grado 3) y el paciente tiene síntomas. McAllister DR et al. Diagnosis and treatment of posterior cruciate ligament injuries. Curr Sports Med Rep. 2007 Oct;6(5):293–9. [PMID: 17883964] Lesiones de meniscos Bases para el diagnóstico • El paciente puede o no referir alguna lesión. • Los signos más sensibles son el dolor en la línea articular y el dolor al colocarse en cuclillas. • La dificultad para la extensión de la rodilla sugiere un trastorno interno que debe valorarse de manera urgente con resonancia magnética nuclear. Generalidades Los meniscos actúan como absorbentes de impacto dentro de la rodilla. Las lesiones en los meniscos pueden causar dolor, chasquidos y sensación de trabamiento. La mayor parte de las lesiones en los meniscos se producen por traumatismos (casi siempre en pacientes jóvenes) o por microtraumatismo repetido, como el colocarse en cuclillas o por giros (por lo general en personas mayores). Manifestaciones clínicas SIGNOS Y SÍNTOMAS Es posible que la marcha sea antiálgica, con dificultad para colocarse en cuclillas. Los hallazgos físicos a veces incluyen derrame o dolor a la palpación en la línea articular. Por lo general, la persona puede señalar el área más dolorosa sobre la línea articular. Casi siempre hay inflamación en las 24 h siguientes a la lesión o más tardía. Los desgarros de meniscos rara vez producen la inflamación inmediata que se ve en fracturas y desgarros de ligamentos. Son frecuentes los desgarros de meniscos en rodillas con artritis. Sin embargo, en muchas ocasiones no queda claro si el dolor se debe al daño en el menisco o a la artritis. Pueden practicarse las pruebas inductoras, incluida la prueba de McMurray, la prueba modificada de McMurray y la prueba de Thessaly para confirmar el diagnóstico (cuadro e5-8). La mayor parte de los desgarros sintomáticos de los meniscos causan dolor con la posición en cuclillas y al caminar “como pato”. IMAGENOLOGÍA Por lo general, las radiografías son normales, aunque pueden mostrar estrechamiento del espacio articular, cambios osteoartríticos tempranos o cuerpos libres. La MRI de la rodilla es la mejor herramienta diagnóstica para estas lesiones (sensibilidad del 93% y especificidad del 95%). Una señal alta a través del menisco (brillante en las imágenes T2) indica un desgarro. Tratamiento Puede recurrirse a medidas conservadoras para los desgarros degenerativos en pacientes de edad avanzada. El tratamiento es similar al de personas con artrosis leve de la rodilla, incluye analgésicos y fisioterapia para fortalecimiento y aumentar la estabilidad central. Los desgarros agudos en pacientes jóvenes y activos pueden tratarse por artroscopia con reparación o desbridamiento del menisco. Estudios recientes con asignación al azar y grupo testigo no mostraron beneficio con la meniscectomía artroscópica en personas con artrosis avanzada. Cuándo referir • Si el paciente tiene síntomas de trastorno interno con sospecha de lesión del menisco. Debe practicarse MRI para confirmar el diagnóstico. • Si el paciente no puede extender la rodilla por bloqueo mecánico, debe valorarse lo antes posible. Ciertas configuraciones de desgarros en la MRI, como el desgarro en asa de cubo, son susceptibles al procedimiento quirúrgico para reparación. Konan S et al. Do physical diagnostic tests accurately detect meniscal tears? Knee Surg Sports Traumatol Arthrosc. 2009 Jul;17(7):806–11. [PMID: 19399477] Sohn DH et al. Meniscal debridement: current concepts. J Knee Surg. 2008 Apr;21(2):145–53. [PMID: 18500068] Dolor femororrotuliano Bases para el diagnóstico • Dolor durante las actividades con flexión (colocarse de rodillas o en cuclillas, subir escaleras). • Desviación externa o inclinación de la rótula con respecto a la hendidura femoral. Generalidades El dolor femororrotuliano, también conocido como dolor anterior de rodilla, o “rodilla de corredor”, describe cualquier dolor que afecte la articulación femororrotuliana. El dolor afecta cualquiera o todas las estructuras anteriores de la rodilla, incluidas las caras interna y externa de la rótula, además del cuadríceps e inserciones del tendón rotuliano. La rótula corre por la hendidura troclear con una inclinación aproximada de 30° durante la flexión de la rodilla. Las fuerzas en la articulación femororrotuliana aumentan hasta tres veces el peso corporal cuando la rodilla se flexiona a 90° (p. ej., subir escaleras) y cinco veces el peso corporal cuando la flexión de la rodilla es completa (p. ej., posición en cuclillas). El desplazamiento anormal de la rótula durante la flexión causa desgaste anormal del cartílago articular y dolor. Cuando existe aumento en la laxitud ligamentaria, hay subluxación de la rótula fuera de la hendidura, casi siempre en sentido externo. El dolor femororrotuliano también se relaciona con desequilibrio en la fuerza muscular y la flexibilidad, además de alteraciones en la biomecánica de la cadera y el tobillo. Manifestaciones clínicas SIGNOS Y SÍNTOMAS Por lo general, los pacientes se quejan de dolor en la parte anterior de la rodilla con la flexión y menos a menudo con la extensión completa. A veces, el dolor se refiere a la parte posterior de la rodilla, o a la región inferior interna o externa de la rótula. Los síntomas pueden comenzar después de un traumatismo o luego de la actividad física repetida, como correr o saltar. Cuando el trayecto de la rótula es anormal, a veces puede haber crepitación palpable, incluso audible. El signo de ansiedad sugiere inestabilidad de la articulación femororrotuliana y es positivo si el paciente se siente ansioso durante la desviación externa de la rodilla (cuadro e5-8). Para valorar la fuerza del cuadríceps y los estabilizadores de la cadera se pide al paciente que realice una sentadilla con una pierna sin apoyo. Los individuos débiles tienen poco equilibrio, con caída de la pelvis (similar a un signo positivo de Trendelenburg para la cadera) o rotación interna excesiva de la rodilla en sentido interno. En condiciones normales, en la sentadilla con una pierna, la rodilla debe alinearse con el eje del segundo metatarsiano. El dolor por este trastorno se localiza bajo la rótula. Casi nunca hay inflamación intraarticular, a menos que haya defectos en el cartílago articular o cambios por artrosis. En la exploración física, es importante palpar las superficies articulares de la rótula. Por ejemplo, el médico puede usar una mano para mover la rótula a un lado y los dedos de la otra mano para palpar la superficie inferior de la rótula. La movilidad rotuliana se valora con la desviación interna y externa de la misma (se considera normal el desplazamiento de un cuarto del diámetro de la rótula, el desplazamiento mayor de medio diámetro indica movilidad excesiva). Existen dos formas frecuentes de presentación: 1) pacientes con ligamentos laxos y rótula demasiado floja (hipermovilidad), y 2) pacientes con tejidos blandos demasiado ajustados, lo que causa presión excesiva sobre la articulación. IMAGENOLOGÍA Las imágenes diagnósticas tienen poca utilidad en pacientes jóvenes, es más útil en personas mayores para valorar si hay artrosis, o para valorar a los individuos que no responden al tratamiento conservador. Las radiografías muestran desviación externa o inclinación de la rótula con respecto a la hendidura femoral. La MRI muestra adelgazamiento del cartílago articular, pero no es necesaria, salvo antes de una intervención quirúrgica y para descartar otras alteraciones. Tratamiento CONSERVADOR Para el alivio sintomático son útiles las medidas locales, como el hielo y los antiinflamatorios. Si hay signos de movilidad exagerada de la rótula, los ejercicios de fisioterapia fortalecen el cuadríceps (sobre todo el músculo vasto medial oblicuo) para estabilizar la rótula y mejorar el movimiento articular. Puede brindarse apoyo a la articulación femororrotuliana con un aparato ortopédico estabilizador de la rótula o técnicas de vendaje especial con cinta (vendaje con cinta de McConnell). La corrección de la alineación de la extremidad inferior (con calzado adecuado u ortesis disponibles en mostrador) brinda alivio sintomático, sobre todo si existe pronación o arco del pie elevado. Si se establece que los tejidos blandos perirrotulianos están tensos, debe prestarse mucha atención al estiramiento de los tendones de la corva, banda iliotibial, cuadríceps, flexores de la pantorrilla y la cadera. Los ejercicios de fortalecimiento deben incluir al cuadríceps y los abductores de la cadera. QUIRÚRGICO Rara vez es necesaria la cirugía, que se considera el último recurso para el dolor femororrotuliano. Los procedimientos incluyen liberación externa o realineación de la rótula. Cuándo referir Pacientes con síntomas persistentes. Dixit S et al. Management of patellofemoral pain syndrome. Am Fam Physician. 2007 Jan 15;75(2):194– 202. [PMID: 17263214] van Linschoten R et al. Supervised exercise therapy versus usual care for patellofemoral pain syndrome: an open label randomized controlled trial. BMJ. 2009 Oct 20;339:b4074. [PMID: 19843565] Artrosis Bases para el diagnóstico • Degeneración del cartílago articular. • Dolor durante actividades con flexión o giro. • Inflamación. • Pérdida de amplitud del movimiento activo y pasivo en la artrosis grave. Generalidades En Estados Unidos, la prevalencia de artrosis aumentará conforme el número de personas mayores de 65 años se duplica a más de 70 millones para el año 2030. La incidencia de artrosis de rodilla en ese país es de 240 por cada 100 000 años-persona. La pérdida de cartílago y los síntomas de artrosis van precedidos por daño a la matriz de colágena y proteoglucano. Con frecuencia, la causa de la artrosis es multifactorial, incluye traumatismos previos, antecedente de actividades de alto impacto, factores genéticos, obesidad y trastornos reumatológicos o metabólicos. Manifestaciones clínicas SIGNOS Y SÍNTOMAS Por lo general, la artrosis produce dolor en la articulación afectada durante la carga o en los extremos de movimiento. Los síntomas mecánicos, como inflamación, chirridos, trabamiento y bloqueo, sugieren un trastorno interno, el cual está indicado por el cartílago dañado o fragmentos óseos que afectan el movimiento suave esperado en una articulación de bisagra. El dolor también puede causar la sensación de “trabamiento” o “inestabilidad” por inhibición muscular. Conforme avanza la degeneración articular, se pierde arco de movimiento activo, a veces también pasivo. Con la progresión de la enfermedad, las personas con artrosis de la rodilla tienen cada vez más dificultad para caminar. Los síntomas incluyen dolor con la flexión y la rotación, así como el ascenso y descenso de escaleras. Las molestias frecuentes en la artrosis son inflamación, claudicación y dolor durante el sueño, sobre todo en etapas avanzadas. IMAGENOLOGÍA Las radiografías recomendadas con mayor frecuencia incluyen las proyecciones posteroanterior, lateral y femororrotuliana (proyección de Merchant) con flexión a 45° y con carga de peso. Los datos radiográficos incluyen disminución del grosor del cartílago articular que produce estrechamiento del espacio articular, esclerosis subcondral, presencia de osteofitos y cambios quísticos en el hueso subcondral. Tratamiento CONSERVADOR Los cambios en el cartílago articular son irreversibles. Por lo tanto, no hay una cura para la articulación afectada, aunque pueden tratarse los síntomas y problemas estructurales en un intento por mantener el nivel de actividad. Las medidas conservadoras para todos los pacientes con artrosis incluyen modificación de la actividad, ejercicios terapéuticos y pérdida de peso. Las modificaciones en el estilo de vida también incluyen uso de calzado apropiado y omisión de actividades con alto impacto. El uso de un bastón en la mano contraria a la pierna afectada brinda ventajas mecánicas. Las rodilleras o aparatos ortopédicos producen cierta mejoría en el dolor, tal vez porque optimizan la función neuromuscular. Si los pacientes tienen artrosis de un solo compartimiento, ya sea interna o externa, existen aparatos ortopédicos para descarga articular a fin de reducir la carga para el compartimiento afectado. El calzado acojinado y las ortesis o los ajustes en el calzado ayudan a reducir el impacto en las extremidades inferiores. Los fármacos de elección iniciales para el tratamiento del dolor en la artrosis de rodilla son paracetamol oral y capsaicina tópica. Si está indicado un AINE usual, la elección debe basarse en el costo. El inhibidor de la ciclooxigenasa (COX) 2, celecoxib, no es más efectivo que los AINE habituales; ofrece una ventaja de corto plazo para prevenir complicaciones gastrointestinales, pero es probable que no la tenga en el largo plazo. Debido a su costo y riesgo cardiovascular potencial, el celecoxib debe reservarse para pacientes bien seleccionados. Los opioides pueden usarse en forma adecuada cuando la artrosis es grave (cap. 5, Atención paliativa y tratamiento del dolor). La glucosamina y el sulfato de condroitina son complementos que se comercializan y usan con frecuencia para la artrosis. La evidencia sobre su eficacia para disminuir la velocidad de avance o para la regresión de la pérdida del cartílago es limitada; parece que cualquier efecto es pequeño (cap. 41, Medicina complementaria y alternativa). A pesar de parecer alentadores al principio, los estudios bien diseñados, con grupo testigo, indican que estos complementos son ineficaces como analgésicos en la artrosis. Sin embargo, tienen efectos colaterales mínimos y pueden ser adecuados si el paciente percibe un beneficio subjetivo. El papel de la acupuntura se revisa en el capítulo 41, Medicina complementaria y alternativa. Las inyecciones de corticoesteroides en la articulación de la rodilla son opciones para mejorar el dolor y la inflamación; alivian el dolor por corto tiempo, su efecto casi siempre dura seis a 12 semanas. La viscocomplementación mediante inyecciones de productos basados en ácido hialurónico mejora la viscosidad del líquido sinovial porque aumenta el peso molecular y la cantidad de ácido hialurónico con respecto al que sintetiza en forma natural la membrana sinovial. Los estudios de laboratorio también demuestran que las inyecciones de ácido hialurónico disminuyen las citocinas inflamatorias y los radicales libres. Una revisión de cinco metaanálisis sobre este tratamiento demuestra un beneficio modesto. Los estudios también demuestran un efecto más prolongado de los productos para complementación de viscosidad que con las inyecciones de corticoesteroides, con mejoría sintomática por más de seis meses en algunos pacientes con artrosis leve de la rodilla. QUIRÚRGICO Dos estudios con asignación al azar publicados demostraron que la artroscopia no mejora los resultados a un año con respecto al placebo o el tratamiento conservador habitual para la artrosis. La cirugía artroscópica está indicada en personas con artrosis si en lugar de dolor tienen síntomas mecánicos y manifestaciones de trastorno interno. Estas alternativas quirúrgicas son útiles para restaurar el arco de movimiento mediante la extracción de osteofitos, fragmentos de cartílago o cuerpos libres. Las operaciones de remplazo articular son eficaces y rentables para pacientes con síntomas significativos o limitaciones funcionales; mejoran el dolor, función y calidad de vida. Las intervenciones quirúrgicas de mínima invasión y la intervención quirúrgica asistida con ordenador se investigan como métodos para mejorar las técnicas (p. ej., colocación exacta del material de implante) y reducir las tasas de complicación. Las operaciones para realineación de la rodilla, como la osteotomía tibial alta o la cirugía de remplazo parcial de la rodilla, están indicadas en pacientes menores de 60 años de edad con artrosis en un solo compartimiento, que se benefician con el retraso del remplazo total de la rodilla. La cirugía de remplazo articular ha tenido mucho éxito para mejorar los resultados en pacientes con artrosis muy avanzada. Una serie de largo plazo reciente describe una tasa de supervivencia del implante mayor al 95% a 15 años. Cuándo referir Los pacientes con discapacidad suficiente, beneficio limitado con el tratamiento conservador y evidencia de artrosis grave pueden referirse para cirugía de remplazo articular. Lee YH et al. Effect of glucosamine or chondroitin sulfate on the osteoarthritis progression: a meta-analysis. Rheumatol Int. 2010 Jan;30(3):357–63. [PMID: 19544061] Santaguida PL et al. Patient characteristics affecting the prognosis of total hip and knee joint arthroplasty: a systematic review. Can J Surg. 2008 Dec;51(6):428–36. [PMID: 19057730] Zhang W et al. OARSI recommendations for the management of hip and knee osteoarthritis, Part II: OARSI evidence-based, expert consensus guidelines. Osteoarthritis Cartilage. 2008 Feb;16(2):137–62. [PMID: 18279766] LESIONES DEL TOBILLO Esguinces del tobillo por inversión Bases para el diagnóstico • Dolor e inflamación localizados. • La mayor parte de las lesiones del tobillo implican inversión y afectan los ligamentos laterales. • Considérese la inestabilidad crónica del tobillo o lesiones relacionadas si el dolor persiste más de tres meses después del esguince de tobillo. Generalidades Los esguinces de tobillo son las lesiones deportivas más frecuentes en las clínicas ambulatorias. Por lo general, los pacientes refieren “torsión del tobillo” durante una caída o después de aterrizar en una superficie irregular, como un agujero o el pie de un oponente. El mecanismo de lesión más frecuente es el esguince por inversión y flexión plantar, lo que daña el ligamento taloperoneo anterior, no el calcaneoperoneo. Otras lesiones posibles en la inversión del tobillo se indican en el cuadro e5-9. Cuadro e5-9. Lesiones relacionadas con esguince de tobillo Ligamentos ● Esguince de la articulación subtalar ● Síndrome del seno del tarso ● Esguince sindesmótico ● Esguince deltoideo ● Lesión de Lisfranc Tendones ● Esguince del tendón tibial posterior ● Subluxación del tendón peroneo Huesos ● Lesión osteocondral del astrágalo ● Fractura de la apófisis talar lateral ● Compresión posterior (os trigonum) ● Fractura de la base del 5o. metatarsiano ● Fractura de Jones ● Fractura de Salter (peroné) ● Fracturas del tobillo Copyright © McGraw-Hill Companies. Derechos reservados. Aviso de privacidad: cualquier uso está sujeto a los Términos de Uso y Aviso. Manifestaciones clínicas SIGNOS Y SÍNTOMAS Los síntomas usuales después de un esguince incluyen dolor localizado e inflamación sobre la cara externa del tobillo, dificultad para soportar peso y claudicación. Es probable que el tobillo se sienta inestable. En la exploración a menudo se observa equimosis sobre la cara externa del tobillo. El punto de sensibilidad mayor más frecuente, consistente con lesiones de los ligamentos taloperoneo anterior y calcaneoperoneo está en la cara anteroinferior, debajo del maléolo externo. La inflamación limita el movimiento del tobillo. Las pruebas de tensión especiales para el tobillo incluyen la prueba del cajón anterior (cuadro e5-10) y la prueba de inclinación subtalar (cuadro e5-10). Para gradar la gravedad de los esguinces de tobillo, la ausencia de laxitud en las pruebas de tensión se considera una lesión grado 1; la laxitud del ligamento taloperoneo anterior en la prueba del cajón anterior, pero con prueba negativa de inclinación indica lesión grado 2; y el resultado positivo en las pruebas del cajón y de inclinación indica lesión grado 3. Cuadro e5-10. Exploración del tobillo Maniobra Descripción Inspección Examinar la alineación del tobillo y los dedos, además de buscar inflamación, eritema, atrofia, deformidad y cicatrices quirúrgicas. Palpación Incluir referencias importantes: Reglas de Ottawa para el Tobillo (maléolo interno y externo, base del quinto metatarsiano y área navicular), ligamento tibioperoneo anterior, astrágalo posterior; tendones (de Aquiles, peroneos, tibial posterior, flexor largo del primer dedo). Prueba de arco de movimiento Revisar los arcos de movimiento activo (realizado por el paciente) y pasivo (realizado por el médico), sobre todo con la flexión y extensión de la columna. La rotación y la flexión lateral permiten valorar el movimiento simétrico o alguna restricción. Prueba de fuerza del tobillo Fuerza para la dorsiflexión, flexión plantar, inversión y eversión contra resistencia manual. Cajón anterior del tobillo El médico mantiene el pie y el tobillo en posición neutral con el paciente sentado; luego usa una mano para fijar la tibia y la otra para sujetar el talón y empujar el tobillo hacia el frente. Lo normal es que se desplace cerca de 3 mm hasta topar con el límite. Una prueba positiva implica aumento del desplazamiento de un pie con respecto al otro, con pérdida del límite impuesto por el ligamento taloperoneo anterior. Prueba de inclinación subtalar Se realiza con el pie en posición neutra y el paciente sentado. El médico usa una mano para fijar la tibia y la otra para sostener e invertir el calcáneo. La inversión normal en la articulación subtalar es de unos 30°. Un resultado positivo consiste en aumento de la inversión de la articulación subtalar a más de 10° en el lado afectado, con pérdida del límite para el ligamento calcaneoperoneo. Prueba de rotación externa El médico fija la tibia con una mano y sujeta el pie con la otra, con el tobillo en posición neutral; luego produce dorsiflexión y rotación externa del tobillo, lo que reproduce el dolor. Copyright © McGraw-Hill Companies. Derechos reservados. Aviso de privacidad: cualquier uso está sujeto a los Términos de Uso y Aviso. IMAGENOLOGÍA Las proyecciones radiográficas habituales para tobillo incluyen la anteroposterior, lateral y oblicua (mortaja). Las proyecciones solicitadas con menor frecuencia incluyen la del calcáneo y la subtalar. Las Reglas del Tobillo de Ottawa son directrices de predicción clínica para guiar la necesidad de radiografías, tienen sensibilidad del 97% y valor predictivo del 99%. Si un paciente es incapaz de soportar el peso inmediato en el consultorio o la sala de urgencias para dar cuatro pasos, el médico debe buscar: 1) dolor óseo a la palpación en el borde posterior del maléolo interno o externo, y 2) dolor óseo a la palpación sobre el hueso navicular (cara interna del mediopié) o en la base del quinto metatarsiano. Si alguno de los maléolos presenta dolor o deformidad, deben obtenerse radiografías del tobillo. Si existe sensibilidad ósea en el pie, se obtienen radiografías de pie. Es útil la MRI cuando se consideran lesiones adicionales. Tratamiento El tratamiento inmediato del esguince de tobillo sigue la mnemotecnia MACHE: modificación de actividades, compresión, hielo y elevación. El tratamiento ulterior incluye carga de peso con protección mediante muletas y un aparato ortopédico estabilizador para el tobillo, sobre todo para lesiones grados 2 y 3. El movimiento temprano es esencial y debe alentarse a los pacientes para que realicen ejercicios en casa o fisioterapia. Los ejercicios de propiocepción y equilibrio (p. ej., “tabla de equilibrio”) ayudan a restaurar la función del tobillo y previenen esguinces futuros. El uso regular de soporte en el tobillo durante las actividades reduce el riesgo de esguinces laterales del tobillo. Cuándo referir • Fracturas de tobillo. • Esguinces recurrentes del tobillo o signos de inestabilidad crónica de los ligamentos del tobillo. • Falta de respuesta después de más de tres meses con tratamiento conservador. • Sospecha de lesiones relacionadas. Jones MH et al. Acute treatment of inversion ankle sprains: immobilization versus functional treatment. Clin Orthop Relat Res. 2007 Feb;455:169–72. [PMID: 17279044] Lamb SE et al. Mechanical supports for acute, severe ankle sprain: a pragmatic, multicentre, randomized controlled trial. Lancet. 2009 Feb 14;373(9663):575–81. [PMID: 19217992] van Rijn RM et al. What is the clinical course of acute ankle sprains? A systematic literature review. Am J Med. 2008 Apr;121(4):324–331.e6. [PMID: 18374692] Esguinces del tobillo en eversión (“esguince alto”) Bases para el diagnóstico • Dolor intenso y prolongado. • Limitación de los arcos de movimiento. • Inflamación leve. • Dificultad para soportar peso. Generalidades Una lesión sindesmótica o esguince “alto del tobillo” afecta al ligamento tibioperoneo en la cara anterolateral del tobillo, superior al ligamento taloperoneo anterior. El mecanismo de lesión frecuente es la desviación hacia afuera del pie o rotación externa y eversión (p. ej., al ser derribado). Esta lesión a menudo pasa inadvertida o mal diagnosticada como esguince del ligamento taloperoneo anterior en la primera consulta. Manifestaciones clínicas SIGNOS Y SÍNTOMAS Los síntomas de un esguince alto de tobillo incluyen dolor intenso y prolongado sobre la parte anterior del tobillo en el ligamento tibioperoneo anterior, se intensifica con el soporte del peso. Muchas veces es más doloroso que el esguince típico del tobillo. El punto de dolor máximo es el ligamento tibioperoneo, que es más alto que el taloperoneo anterior. También es importante palpar la parte proximal del peroné para descartar cualquier lesión ligamentaria sindesmótica proximal y una fractura relacionada conocida como “fractura de Maisonneuve”. A menudo existe cierta inflamación ligera en la región y puede o no haber derrame en la articulación del tobillo. Por lo general, el arco de movimiento está limitado en todas direcciones. La prueba de tensión en rotación externa reproduce el mecanismo de lesión (cuadro e5-10). (Nota: debe confirmarse el estado neurovascular intacto del paciente antes de realizar esta prueba.) IMAGENOLOGÍA Las radiografías del tobillo deben incluir proyecciones anteroposterior, de mortaja y lateral. La proyección de mortaja permite demostrar la pérdida de la superposición normal entre la tibia y el peroné, que debe ser de al menos 1 a 2 mm. La asimetría en el espacio articular alrededor de la articulación tibioperonea sugiere interrupción de los ligamentos sindesmóticos. Si existe dolor a la palpación proximal en la parte inferior de la pierna, sobre todo alrededor del peroné, deben obtenerse una proyección anteroposterior y lateral de la tibia y el peroné para descartar una fractura en la parte proximal de la tibia. La MRI es el mejor método para visualizar una lesión en el ligamento tibioperoneo, además de valorar el estado de otros ligamentos y del cartílago articular. Tratamiento Aunque la mayor parte de los esguinces se trata con movimiento temprano y carga de peso, el tratamiento para un esguince alto del tobillo debe ser conservador, con escayola o bota para caminar durante cuatro a seis semanas. Después se recomienda el soporte de peso protegido con muletas hasta que el paciente pueda caminar sin dolor. La fisioterapia puede iniciarse pronto para recuperar el arco de movimiento y mantener la fuerza, con carga ligera de peso en un principio. Cuándo referir Si hay ensanchamiento del espacio articular y asimetría de la articulación tibioperonea, el paciente debe referirse en forma urgente con el cirujano especialista. Los casos graves o persistentes que no curan a veces requieren fijación interna para evitar la inestabilidad crónica de la articulación tibioperonea. Lin CF et al. Ankle syndesmosis injuries: anatomy, biomechanics, mechanism of injury, and clinical guidelines for diagnosis and intervention. J Orthop Sports Phys Ther. 2006 Jun;36(6):372–84. [PMID: 16776487] Molinari A et al. High ankle sprains (syndesmotic) in athletes: diagnostic challenges and review of the literature. Iowa Orthop J. 2009;29:130–8. [PMID: 19742102]