ISSN 0719-5419 REVISTA BÚSQUEDAS POLÍTICAS · Volumen 1, Nº1 (2012) · Universidad Alberto Hurtado Relación entre religión y relaciones internacionales. El caso de la República Islámica de Irán 19792009 Alejandra Machado Grajales Pp. 205-230 RELACIÓN ENTRE RELIGIÓN Y RELACIONES INTERNACIONALES. EL CASO DE LA REPÚBLICA ISLÁMICA DE IRÁN 1979-2009* Alejandra Machado Grajales ** Resumen: Este artículo se inscribe en el proyecto Fondecyt N° 1120401. El objetivo de esta investigación es ahondar en la relación existente entre relaciones internacionales y religión, mediante un estudio de caso de la República Islámica de Irán, a partir de los diferentes liderazgos que se han sucedido en el Estado desde la Revolución en 1979 hasta el año 2009. Palabras Clave: Religión, Relaciones Internacionales, Irán, Estudio de Caso. * Memoria de Grado, para optar al grado de Licenciado en Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Alberto Hurtado ** Alejandra Machado Grajales, Estudiante de Quinto Año y Memorista de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Alberto Hurtado, Santiago de Chile. Revista Búsquedas Políticas Vol. I Nº1-2012 | 205 Alejandra Machado Grajales Introducción1 La religión en las relaciones internacionales ha sido objeto de poco estudio, es más, su relevancia empezó a ser notoria especialmente a partir del 11 de septiembre del 2011, pues evidenció que el problema religioso no era un tema lejano a Occidente. Así, aunque existen aproximaciones importantes a la relevancia de la religión en relaciones internacionales, como la propuesta por Samuel Huntington en el Choque de civilizaciones (Huntington, 1996), no existe aún un cuerpo teórico lo suficientemente completo que permita evidenciar la verdadera importancia que tiene para la disciplina, configurándose un vacío que se hace especialmente evidente en América Latina, pues las pocas fuentes que existen sobre el tema no se encuentran en español. Siendo esto así, es necesaria la elaboración progresiva de un nuevo paradigma centrado en la religión que pueda dar cuenta de la nueva realidad posguerra fría, donde los factores económicos, militares entre otros profundamente estudiados, han ido dando paso a nuevos conflictos de tipo étnico, nacionalista y religioso, lo que ha implicado una reivindicación de nuevas demandas sociales y el advenimiento de un mundo más conflictivo, haciendo necesaria una teorización que permita entender estas nuevas realidades y presentar posibles soluciones. La teoría de las relaciones internacionales ha ido evolucionando a partir de las nuevas realidades, de ahí que posteriormente a las dos guerras mundiales, predominó la corriente realista reivindicando la importancia del poder y los intereses nacionales en las políticas internacionales, teniendo como principal actor al Estado, dejando poco o nada de espacio para actores distintos a éste y a temáticas como la religión. Posteriormente, esta teoría fue decayendo con el surgimiento de la teoría “world politics”, permitiendo la inclusión de nuevas temáticas en la agenda internacional a parte de la seguridad, los intereses nacionales y el poder, así como abriendo paso a la idea de que existe una interdependencia entre los Estados y sus sociedades, consintiendo la visibilidad de actores transnacionales a parte de los Estados (Nye & Keohane, 2000). Pero hay que aclarar que si bien significó un avance hacia la introducción de nuevas temáticas, no responde al tema religioso y sus particularidades. 1 Un especial agradecimiento a mi profesor guía Isaac Caro, por su dedicación y ayuda en este proceso y a mi padre Juan Carlos Machado por ser mi ejemplo y mi motor de vida 206 | Universidad Alberto Hurtado Relación entre religión y relaciones internacionales… Pp. 205-230 Posteriormente, el constructivismo rescata la identidad como uno de los elementos que tienen influencia sobre los distintos actores en el sistema internacional, lo que supone un avance pues permite tratar la religión como un componente importante de la identidad, pero esto no es suficiente, pues la misma teoría defiende la idea de que la realidad es una construcción humana y que el papel de Dios ha disminuido, pues todo está en la mente y bajo el control del hombre, siendo el Estado el encargado de la supervisión de las políticas internacionales (Fox & Sandler, 2004). Por lo tanto, ante los vacíos teóricos que no incluyen la religión como elemento central del sistema internacional actual, es necesario desarrollar investigaciones que permitan vislumbrar las relaciones existentes, permitiendo a su vez un mayor poder explicativo ante los nuevos fenómenos posguerra fría. En este trabajo el análisis se hará a partir de un estudio de caso del Estado Islámico de Irán, al ser un buen referente, ya que permite analizar el tipo de relación que se puede dar entre Estado, religión y relaciones internacionales. Así mismo, es un tema de relevancia para el mundo contemporáneo, pues actualmente este Estado aparece en el escenario internacional defendiendo ideas controvertidas, especialmente, en temas relacionados con el conflicto palestino-israelí, su posición antiestadounidense y su programa nuclear con fines aparentemente militares, según informes de la OIEA donde se declara que “la Agencia se haya crecientemente preocupada por la posible existencia en Irán de actividades nucleares no reveladas y con fines militares” (Yukiya, 2011: 7). Es necesario aclarar que se hará un seguimiento de este caso a través de su evolución en el tiempo, con la finalidad de contrastar las diferentes etapas de la República, para lo cual se hará una periodización que inicia en 1979 pues, si bien es plena guerra fría, es necesaria para una comprensión cabal de todo el proceso que ha ido atravesando el Estado. De acuerdo a lo anterior, se tendrán cuatro etapas marcadas por los líderes iraníes. Una primera etapa, como se había mencionado, a partir de 1979 con Ruhollah Khomeini y Ali Khamenei, una segunda con Akbar Hashemi Rafsanjani en 1989, una tercera etapa desde 1997 con el presidente reformista Mohammad Khatami y por último, a partir del año 2005 hasta su segunda reelección en el 2009, el presidente Mahmud Ahmadineyad. El 2009 será el hito que se tomará como cierre de la última etapa, en virtud de que este año se presenta como importante para el Estado al conmemorarse 30 años desde la Revolución de 1979, 20 años desde que se dio por terminada la guerra contra Irak y 20 años desde la muerte del líder Ayatollah Revista Búsquedas Políticas Vol. I Nº1-2012 | 207 Alejandra Machado Grajales Khomeini. Así mismo, se celebraron unas controvertidas elecciones presidenciales que dieron como ganador a Ahmadinejad entre numerosas protestas populares y acusaciones de fraude electoral y, por último en el ámbito internacional, fue un año de importantes avances como lo deja en evidencia el discurso de inauguración de Barack Obama, pues además de “varias propuestas retóricas a la República Islámica de Irán- siendo el primer presidente en reconocer el nombre posrevolucionario- envió dos cartas privadas a Khamenei reiterando el deseo de Washington de superar la desconfianza pasada y construir una confianza con Teherán” (Karim, 2009, P.VI) El presente estudio guarda especial importancia al hacer una descripción y un análisis de la República Islámica de Irán, en la medida en que este caso representa un desafío sustancial a la teoría de las relaciones internacionales, ya que permite vislumbrar la creciente importancia de la religión como un elemento central que debe ser considerado por la disciplina en la investigación y análisis de los diferentes fenómenos, al mismo tiempo, se presenta como un intento por suplir la falta de fuentes en español sobre la relación religión y relaciones internacionales, así como del caso específico elegido. Nuevo paradigma pos guerra fría El debate en torno al nuevo panorama posguerra fría, en torno a lo que nos interesa, fue abierto por Samuel Huntington que si bien no se refirió específicamente al tema religioso, en su libro “El choque de las civilizaciones”, trató de englobar una serie de elementos bajo la categoría de civilización y de reivindicar el papel de nuevos temas en la agenda internacional, así como en el orden internacional, dejando en evidencia el surgimiento de nuevas fuentes de conflicto que trascienden las fronteras nacionales, dando un vuelco a la forma en que se habían estado trabajando los diferentes temas en la disciplina. Para él, el mundo Posguerra Fría está marcado por conflictos en torno a temas étnicos, culturales y en general identitarios, dentro de los que podemos resaltar la religión como uno de los factores más comunes que generan identidad entre los individuos de cierta comunidad, país, grupo o civilización (Huntington, 1996). Frente a la propuesta de Huntington, podríamos situar a Francis Fukuyama, pues su obra “El fin de la historia y el último hombre” alimentó el debate en torno a lo que sería el panorama internacional luego de la guerra ideológica. La gran diferencia respecto del autor mencionado, radica en que Fukuyama defiende la teoría de que la historia entendida como una lucha entre 208 | Universidad Alberto Hurtado Relación entre religión y relaciones internacionales… Pp. 205-230 diversas ideologías ha culminado, permitiendo el surgimiento de un nuevo orden basado en un liberalismo político y una economía capitalista, luego de que ésta se impusiera en el mundo, permitiendo una total imposición de las ideas occidentales y de la democracia, argumentando que peligros como la religión, no lo son realmente, pues la pertenencia religiosa no es un elemento que pueda ser considerado en general, sino que se haya limitado sólo a los países musulmanes (Fukuyama, 1992). Un tercer acercamiento estará marcado por Fox y Sandler, en su libro “Bringing Religion Into International Relations”, quienes aseveran que el exitoso ataque en el corazón de Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001 por una organización religiosa, denota una nueva era en las políticas globales, evidenciando la necesidad de incluir en nuestra comprensión e investigación de las relaciones internacionales, las diferentes manifestaciones de la religión y su influencia en los fenómenos que la disciplina busca explicar, pues no es posible tener una conocimiento completo de las relaciones internacionales, sin traer la religión a la disciplina (Fox & Sandler, 2004). Estos tres libros permiten formar una base que refleja las diferentes visiones sobre el tema de la inclusión de la religión en las relaciones internacionales, a su vez, facilitan el uso de bibliografía adicional que aporta elementos teóricos y empíricos al debate, especialmente para el caso elegido en esta investigación. En este artículo, se plantea la hipótesis de que existe una relación entre religión y relaciones internacionales que se manifiesta, especialmente a partir de la Revolución Islámica en Irán, pues contrario a lo que se pensaba, a partir de esta revolución la religión experimenta un fortalecimiento que conlleva a la necesidad de incluirla en el análisis e investigaciones para avanzar hacia un nuevo paradigma que permita explicar y predecir los nuevos acontecimientos y conflictos que se registran desde 1979. El objetivo es analizar el impacto que la Revolución Islámica ha tenido en la inclusión del factor religioso como elemento importante en las relaciones internacionales, mediante un análisis del impacto que tiene la religión y el clero chiíta en la República Islámica de Irán y la descripción de cómo ha ido cambiando la relación entre religión y política exterior a partir de las cuatro etapas marcadas por los líderes iraníes. Para ello, se ha elegido hacer uso de un estudio de caso de tipo descriptivo de la República Islámica de Irán. De este modo, se realiza un análisis detallado y contextualizado de las características que definen este caso y lo hacen particularmente interesante al servir de apoyo en la Revista Búsquedas Políticas Vol. I Nº1-2012 | 209 Alejandra Machado Grajales comprensión de la relación existente entre relaciones internacionales y religión. Debate en torno a la inclusión de la religión como categoría central de análisis A lo largo de la historia, la religión como una categoría de análisis en las relaciones internacionales, ha sido poco tratada o incluida como parte de un fenómeno o tema superior, lo que ha llevado al surgimiento de un vacío teórico basado en las pocas discusiones y explicaciones en torno a esta categoría. Esto, debido en parte, a que esta disciplina ha sido marcadamente occidental, lo que implica una relación con teorías de modernización fuertemente arraigadas que reivindican el papel de la razón y el progreso, en contraste con el declive de la religión en la explicación de los diferentes fenómenos naturales y sociales (Fox & Sandler, 2004). Además de lo anterior, existe en Occidente y especialmente en Estados Unidos, una creencia en el liberalismo clásico y la democracia que defienden la separación entre iglesia y Estado, siendo el secularismo una manera de evitar la violencia basada en la religión y el fanatismo del pasado (Keane, 2000: 10 citado por Fox & Sandler, 2004). Así, fue solo después de la guerra fría que el debate en torno a la inclusión o no de la religión como una categoría de análisis comenzó a darse en las diferentes esferas, pues con anterioridad predominó la corriente realista reivindicando la importancia del poder y los intereses nacionales en las políticas internacionales, teniendo como principal actor al Estado, dejando poco o nada de espacio para actores distintos a éste y a temáticas como la religión. Fue Huntington quien con su libro “El choque de las civilizaciones” abrió las puertas para este debate, pues argumentó que terminada la guerra fría, los conflictos estarían marcados ya no por las ideologías tradicionales representadas en dos polos, sino por conflictos entre civilizaciones que se basan principalmente en distintas entidades culturales, donde las personas se definen a partir de la genealogía, la religión, los valores, la historia etc. Por lo tanto, en el plano universal, el mundo se dividiría entre Occidente y el resto del mundo, generándose “los choques más peligrosos producto de la petulancia occidental, la intransigencia islámica y la autoafirmación sínica” (Huntington, 1996: 243). Un ejemplo claro de los posibles choques entre civilizaciones, está dado por las relaciones conflictivas entre la Civilización islámica y Occidente, producto de que la primera ha experimentado un incremento en un sentimiento antioccidental, han surgido gobiernos más antioccidentales en los países musulmanes y los vínculos de seguridad de la guerra fría entre algunos Estados musulmanes y 210 | Universidad Alberto Hurtado Relación entre religión y relaciones internacionales… Pp. 205-230 Estados Unidos, han ido perdiendo fuerza (Fox & Sandler, 2004). En contraste a la visión de Huntington, se encuentra Francis Fukuyama que en su libro “El fin de la historia y el último hombre”, aporta al debate la teoría de que una vez terminada la guerra fría, ha surgido un nuevo orden estructurado sobre la base del liberalismo político y una economía capitalista triunfante, lo que se traduciría en la plena imposición de las ideas occidentales y de la democracia, pues para “gran parte del mundo, no hay actualmente ninguna ideología con pretensiones de universalidad que esté en condiciones de desafiar a la democracia liberal” (Fukuyama, 1992: 82). Por lo tanto, los peligros como el nacionalismo o la religión, no lo son realmente, pues la humanidad ha empezado un proceso de homogeneización como resultado del desarrollo económico acabando con la idea del relativismo cultural y la pertenencia religiosa. Además, en el caso de la religión, no es un elemento que pueda ser considerado en general, porque no “ejerce ningún atractivo fuera de las zonas que ya eran culturalmente islámicas… [Además] puede recobrar la adhesión de fieles perdidos, pero no despierta ningún eco entre los jóvenes de Berlín, Tokio o Moscú” (Fukuyama, 1992: 83). Por último, en torno al debate están Fox y Shmuel con el libro “Bringing religion into international relations”, quienes defienden la idea de que si bien no es necesario un nuevo paradigma, deben ampliarse las fronteras de la teoria de las relaciones internacionales por medio de la inclusión de la religión como una categoría en la investigación de política internacional. De ahí, que propugnan la inclusión de las manifestaciones e influencia de la religion en los fenómenos sociales y poíticos que la displina busca explicar, todo esto porque la religión afecta a importantes aspectos de las relaciones internacionales de distintas maneras; en primer lugar, al servir como fuente de legitimación, ya que los valores normativos, incluyendo los valores religiosos, están jugando un papel cada vez más importante en las relaciones internacionales; en segundo lugar, cuando los problemas religiosos domésticos traspasan las fronteras y se convierten en problemas internacionales y la tercera forma en que la religión afecta a las relaciones internacionnales, se vislumbra en los fenómenos religiosos transnacionales, por ejemplo, el terrorismo religioso es una preocupación creciente en el sistema internacional contemporáneo, ya que ha ido superando las barreras del Estado nacional (Fox & Sandler, 2004). Además de lo anterior, Fox y Shmuel realizan una crítica a Huntington arguyendo que este ha realizado un solapamiento de la categoría religión acudiendo al término “civilización”, lo que queda en evidencia al examinar la forma en que dividió las civilizaciones del mundo, pues todas, salvo la africana que no es Revista Búsquedas Políticas Vol. I Nº1-2012 | 211 Alejandra Machado Grajales religiosamente homogénea, incluyen algún elemento en su definición o están definidas por su religión, así por ejemplo, la civilización islámica e hindú están definidas por su religión y la confuciana incluye como un elemento clave el confucianismo. Así mismo, el argumento del solapamiento se basa en las diferentes aclaraciones que hace a lo largo de su libro, como la idea de que el proceso social y político de modernización ha ido debilitando las identidades locales y el Estado nación, trayendo como resultado que la religión se convierta en la base de la identidad o la idea de que frente a los vacíos ideológicos, la religión es una fuente cada vez más importante de legitimación (Fox & Sandler, 2004). En conclusión, el debate se ha centrado en torno a si es necesario incluir en el análisis e investigación de las relaciones internacionales la religión como una categoria autónoma o como parte de otros fenómenos o, si por el contrario, nos encontramos en un momento donde la religión ha ido dando paso atrás y lo que cabe esperar es una calma en la mayor parte del mundo, producto de la preeminencia de la democracia liberal y el capitalismo triunfante luego de la guerra fría. Estudio de caso: república islámica de irán Se ha elegido Irán como caso de estudio, en virtud de la relevancia a nivel internacional al tratarse de la primera revolución moderna dominada por la religión, desde su inspiración hasta su forma de organización, mediante la instauración de principios derivados del Corán y la jerarquía chiita. Desde 1941 Mohammad Reza Pahlavi se encontraba reinando la nación iraní, luego de que su padre abdicara tras fuertes presiones por parte del Reino Unido, representando un liderazgo marcadamente pro-occidental, ya que Irán cumplía un rol de aliado en Medio Oriente para Estados Unidos y había implementado una serie de medidas occidentales con el objetivo de buscar la modernización (Megan, 2007). En la década de 1970, se inició un creciente sentimiento de descontento popular en virtud de su gobierno corrupto y represivo, a pesar de que el país experimentó un crecimiento económico producto del aumento en los ingresos del petróleo. Así hacia 1977, el deterioro económico y la continua represión, aumentaron el descontento popular y la oposición al régimen del Shah (emperador), generalizándose los paros y las demostraciones antigubernamentales, permitiendo la unión de un heterogéneo grupo islamista, liderado por el Ayatollah Ruhollah Khomenei, que se convirtió 212 | Universidad Alberto Hurtado Relación entre religión y relaciones internacionales… Pp. 205-230 en el grupo más efectivo y organizado de oposición al gobierno (Bolton, Grahame, Jones, & Taylor, 1992). Primera etapa. La Revolución Islámica y los liderazgos del Ayatollah Ruhollah Khomeini y Ali Khamenei La Revolución Islámica y su estructura clerical Debido a la gran agitación en enero de 1979, el Shah debió abandonar Irán, estableciéndose un gobierno provisional junto con 15 miembros del Consejo Revolucionario Islámico que declaró el 1 de abril la República Islámica de Irán, “El único régimen en el mundo musulmán que está directamente reglado por el clero. [Donde] La justificación para un gobierno clerical deriva del estatus clerical como intérpretes de la ley divina y guías de la comunidad religiosa durante el ocultamiento del duodécimo Imám del Chiismo… [Por lo tanto], el nuevo régimen se basó en la teoría de Khomeinei del velayet-e faqih, donde el máximo poder recae en el faqih que tiene el poder de veto en todos los aspectos del sistema político, creándose un sistema en el que toda la legislación y el gobierno en general, deben estar en plena concordancia con el Islam y son sujetos al veto del Consejo Guardian… [y donde] para los gobernantes de la República Islámica, la obediencia política es un deber religioso” (Azadarmaki & Günes, 2008: 212). Luego de la consagración del nuevo Estado, el 2 de diciembre mediante un referéndum, el pueblo aprobó la Constitución de la República Islámica de Irán donde en su artículo 4 estipula que los principios islámicos son la base de todas las estructuras sociales, legales, políticas y económicas (Agencia de Noticias de la República Islámica de Irán, 2007). Por lo tanto, la religión está presente en las diferentes instituciones del Estado, como queda en evidencia al revisar la composición y las funciones de las principales agencias. En primer lugar, la Asamblea Consultativa Islámica (Majles) como la encargada de legislar en todos los temas pero respetando los principios islámicos y la Constitución. en segundo lugar el Consejo Guardián, conformado por seis teológos islámicos y seis juristas, que busca garantizar la adhesión de la legislación aprobada por el Majles a los principios islámicos y constitucionales, así como la supervisión de las elecciones y la capacidad de los candidatos para postularse al parlamento, la Asamblea de expertos y la presidencia, siendo una institución de gran relevancia al representar diferentes roles mediante la acumulación de poderes de corte constitucional, autoridad electoral y, en Revista Búsquedas Políticas Vol. I Nº1-2012 | 213 Alejandra Machado Grajales algunos casos, como cámara alta del parlamento. En tercer lugar, el Consejo de Conveniencia, conformado por seis miembros del clero, seis oficiales públicos y un miembro del Majles, siendo el responsable de mediar en los desacuerdos legislativos entre los Majles y el Consejo Guardián, así como de actuar como un cuerpo consultivo del Líder Supremo. En cuarto lugar, la Asamblea de Expertos que constituye un consejo clerical responsable de la elección del Líder Supremo. En quinto lugar, la institución judicial que es la encargada de mantener el imperio de la ley y el refuerzo del orden en la República. En sexto lugar el presidente, quien es el encargado de actuar como jefe del gobierno y nombrar los nominados para su gabinete, así como de establecer las políticas económicas del país y dirigir la política exterior y de seguridad, además debe contar con ciertas características entre las que se encuentran ser de origen y nacionalidad iraní, ser piadoso e íntegro y creer en los principios de la República Islámica, así como en el Islam, siendo el Consejo Guardián el encargado de velar por el cumplimiento de esas características por parte de los candidatos. Por último, el Líder Supremo o Vali e-Faqih, quien es la autoridad más importante del Estado, al detentar la máxima autoridad religiosa y política, basada en una autoridad divina e infalible que explica la necesidad de que ninguna ley, política o acción del Estado contravenga sus reglamentaciones o su opinión religiosa (Bolton, Grahame, Jones, & Taylor, 1992). Entre sus funciones se encuentran la de ser responsable por las políticas internas e internacionales de la República, la de ser el encargado de las fuerzas armadas y de sus operaciones, ser la cabeza visible del órgano judicial, la radio y la televisión, además de elegir seis de los miembros del Consejo Guardián y de tener la facultad de remover al presidente, entre otras (Bolton, Grahame, Jones, & Taylor, 1992). En conclusión, el Estado es una combinación de república clásica con una teocracia, pues cuenta con instituciones electivas y separación de poderes, pero al mismo tiempo, se otorga a “los clérigos shiíes una autoridad superior sobre el resto del sistema y la población” (Zaccara, 2011: 2). Además, el Islam, atraviesa toda la estructura del Estado, desde el establecimiento de los principios que lo rigen, hasta la composición de las diferentes instituciones, llevando a que la unión entre las principales instituciones religiosas y políticas se traduzca en un discurso que no puede ser separado, donde la religión oficial basada en un entendemiento ideológico del Islam, reclama la incuestionable obediencia y conformidad con el clero (Haynes, 2011). El Ayatollah Ruhollah Khomeini y el presidente Ali Khamenei (1979-1989) En la primera década después de la Revolución Islámica, la política exterior estaba fuertemente influenciada por la ideología de la Revolución, 214 | Universidad Alberto Hurtado Relación entre religión y relaciones internacionales… Pp. 205-230 Khomeini se convirtió en el eje que articulaba las diferentes facciones que aportaron en el derrocamiento del Shah, estableciéndose una República con un gobierno descentralizado que buscaba minar la posibilidad de prevalencia de algún grupo sobre el resto, incluyendo al mismo Partido Revolucionario Islámico, mediante el aumento del número de centros en los que se tomaban decisiones. El gran hito que marcó la política externa de la República durante este período, fue el ataque a la embajada de Estados Unidos en noviembre de 1979 por una de las facciones y ante el silencio de Khomeini, provocando el derrocamiento del gobierno provisional de Mehdi Bazarghan quien se opuso al ataque, convirtiéndose este hecho en una línea imaginaria que marca un antes y un después en las relaciones con Estados Unidos, además de ayudar en la alineación ideológica a lo largo de los primeros 25 años de la República Islámica de Irán. Por lo tanto, a partir de este hecho se hicieron visibles una serie de lineamientos en materia de política exterior que han sido conservados por todos los gobiernos más allá de la forma en que se llevó a cabo la diplomacia o se ejecutó esa política y que pueden resumirse en el nombramiento de Estados Unidos como el primordial enemigo iraní, la independencia frente al Este y Oeste, la necesidad de una lucha contra el poder de las superpotencias y de Israel, sustento a los pueblos subordinados, la liberación de Jerusalén, el anti imperialismo y el apoyo a las multitudes subyugadas (Zaccara, 2005). Muy influenciado por todo lo anterior, aparecen dos principios básicos que van a regir los primeros gobiernos de la República. En primer lugar “exportar la Revolución”, haciendo referencia a la visión que tenía Khomeinei de llevar la Revolución afuera de las fronteras, en un intento de imponer el islamismo en el mundo arabe,en la medida en que era un tema que no solo le incumbía a Irán, sino a toda la región. Se trataba de un modelo para acabar con todas las monarquías corruptas y moralmente dañadas que servían de bastiones en la región para salvaguardar los intereses de occidente. Por esta razón, en este período se dio apoyo financiero y retórico a los países vecinos, mayoritariamente a organizaciones chiitas, generando el fortalecimiento de su influencia en diferentes países, como por ejemplo, en el Líbano a través del apoyo a Hezbollah. Aunque hay que aclarar que estos apoyos no eran meramente ideológicos, pues durante esta época la República se hallaba en guerra con Irak. De ahí el apoyo a grupos chiitas que ejercían oposición a Sadam Hussein, demostrando que la política exterior iraní no estaba basada solo en objetivos ideológicos de expandir la Revolución, sino en intereses nacionales marcados por un contexto de guerra que “representaba una contienda de ideologías y una competencia por poder. La guerra fue vista como un gran argumento preparado por Estados Unidos y los líderes árabes reaccionarios para Revista Búsquedas Políticas Vol. I Nº1-2012 | 215 Alejandra Machado Grajales aplastar la revolución iraní. A lo largo del conflicto, el régimen teocrático retrataba la guerra como una lucha entre las fuerzas de la pureza islámica y los agentes del mal” (Bolton, Grahame, Jones, & Taylor, 1992:101). Así, bajo este principio Khomeini consideraba de mayor relevancia exportar su revolución que buscar el desarrollo econonómico y la estabilidad política interna, apreciandose así mismo, no solo como el líder del Estado, sino como un representante de la comunidad islámica en su conjunto. En segundo lugar, el principio “neither East, nor West, but the Islamic Republic”, hacía referencia a la no alineación por parte de la República Islámica de Irán a ninguno de los dos bloques durante la guerra fría, aunque indudablemente las relaciones fueron menos hostiles con la Unión Soviética que con Estados Unidos (Rakel, 2007). Así mismo, dejaba en evidencia que Khomeini “rechazaba el status quo regional e internacional”, propugnando por un orden ideal en torno a los valores islámicos (Bolton, Grahame, Jones, & Taylor, 1992). A pesar de todo lo anterior, es decir, de los intentos de Khomeini por exportar su revolución y la búsqueda de una posición no alineada, hacia finales de la década de 1980, como Líder Supremo, se encontró “en una posición donde debió dejar de prestar apoyo a grupos radicales y empezar a apoyar a figuras y grupos conservadores y pragmáticos, en orden de salvar la revolución del fuerte aislamiento político y de las sanciones económicas impuestas al país y de reconstruir la economía que sufrió la larga guerra con Irak” (Mahmoud, 2007: 88). En el año 1981 asumió Ali Khamenei -después de que el Partido Republicano Islámico obtuvo una estrepitosa victoria con más de 16 millones de 16.8 millones de votos (Bolton, Grahame, Jones, & Taylor, 1992) -, como el primer clérigo presidente hasta 1989 cuando habría de ser nombrado Líder Supremo. Su presidencia buscaba continuar la línea trazada por Khomeini usando la ideología islámica como recurso de poder y defendiendo la idea de una sociedad islámica donde los individuos eran tratados igualitariamente, sin ningún tipo de discriminación, en contraposición al liberalismo occidental que fue incapaz de entregar justicia a grandes porciones de la población, producto del capitalismo y de los intereses personales. Es por esta razón, que durante su gobierno se usó el método de subsidios con la finalidad de “buscar un desarrollo económico y justicia social mediante un fuerte subsidio estatal para bienes básicos y necesidades diarias, como petróleo o aceite para cocinar” (Karim, 2009: 9) pues para él, “mientras el Islam provee la base para la justicia… la religiosidad puede promoverse mejor, correlacionándose con la justicia (Karim, 2009: 10). 216 | Universidad Alberto Hurtado Relación entre religión y relaciones internacionales… Pp. 205-230 La Revolución de 1979 se presentó para Khamenei como una forma de eliminar definitivamente la influencia occidental y de buscar ampliar la justicia islámica, ya que en su visión para el cumplimiento de la segunda era necesario asegurar la primera, trayendo como resultado una economía cerrada que buscaba la autosuficiencia que abriría las puertas de la independencia económica y política, pero que trajo como consecuencia una fase de crisis, mientras las economías abiertas de sus vecinos prosperaban debido a la aplicación de diferentes medidas occidentales (Karim, 2009). Así mismo, su gobierno estuvo atravesado por la “guerra impuesta” contra Irak, iniciada el 22 de septiembre de 1980, luego de que este país invadiera Irán con la intención de controlar Arvand Rud y abrir las puertas para el acceso a las zonas petrolíferas de Khuzestán, así como, de establecer un gobierno títere. Esto no se materializó debido a que las fuerzas iraníes lograron repeler estos ataques, desmantelando la posición pro iraquí de Estados Unidos que con la Revolución islámica perdió su principal aliado en la zona y buscaba una mayor presencia en la región, mediante ataques a las instalaciones iraníes en el Golfo Pérsico así como apoyo en materia de inteligencia, de manera oficial y encubierta a Irak (Embajada de la República Islámica de Irán, 1996). Durante esta guerra, el elemento ideológico islámico jugó un gran papel al permitir la movilización militar, bajo la idea de que se encontraban defendiendo el Islam contra el tirano Saddam Hussein, así mismo, el gobierno iraní impuso como requisito el retiro de las tropas iraquíes para la paz invocando preceptos coránicos, aunque finalmente los intereses de Estado se sobrepusieron a la ideología de exportar la Revolución al firmar la Resolución 589 del Consejo de Seguridad de la ONU, en un intento de salvar al Estado frente a las graves pérdidas económicas y humanas (Zaccara, 2005). Por lo tanto, hacia 1984 comienza a emerger una política exterior más pragmática entre la elite iraní, llevando a que se empezara a reconsiderar la no alineación con ninguno de los bloques y la viabilidad de exportar la revolución en medio de una guerra con Irak y los problemas económicos que azotaban la zona. El ministro del exterior, Ali Akbar Velayati y Rafsanjani, son las figuras más representativas de la nueva corriente, aunque no sin la reticencia en diferentes sectores de la élite política iraní, lo que quedó en evidencia en los ataques perpetrados por ciertos miembros del Majles que se oponían a su interpretación (Rakel, 2007). Pese a esta nueva tendencia, en 1985 Ali Khamenei fue reelegido presidente con un 85.7% de los votos, después de que 50 candidatos fueran rechazados por el Consejo Guardián que redujo los candidatos presidenciales a dos (Bolton, Grahame, Jones, & Taylor, 1992). Hacia 1989, con la asunción de Khamenei como Líder Supremo tras la Revista Búsquedas Políticas Vol. I Nº1-2012 | 217 Alejandra Machado Grajales muerte de Khomeini y finalizada la guerra con Irak, la República Islámica de Irán, se encontró aislada, a pesar de contar con Siria como el único aliado y algunos países amistosos como Libia y el Sur de Yemen, llevando a un mayor pragmatismo en la toma decisiones de la élite teocrática y debilitando la meta de exportar la revolución (Bolton, Grahame, Jones, & Taylor, 1992). Esto implicó una búsqueda de un balance entre los intereses nacionales y prácticos y los mandatos revolucionarios defendidos por el Estado (Takeyh Ray citado en Bolton, Grahame, Jones, & Taylor, 1992). En conclusión, esta primera fase se caracteriza “en primer lugar [por] el establecimiento y consolidación de la institución de Velayat-e faqih, elaborado por Khomeini y consagrado en la constitución. En segundo lugar, por el constante debate entre revolución permanente y construcción del Estado, en otras palabras, la discusión entre la permanente ideologización de la política iraní y la razón de Estado. Y en tercer lugar, las continuidades y discontinuidades estructurales con el régimen del Shah, entre las que se encuentra la política exterior” (Zaccara, 2005: 3). Así mismo, esta etapa está marcada por un enfoque fuertemente ideológico en el que se consideraba que la polítca exterior debía regirse por los princpios islámicos, de ahí que se trató de ignorar el escenario internacional y de sustituir aquello que dominaba en el sistema internacional, por las normas islámicas de Irán, basandose en la idea de exportar la Revolución y sus principios mediante la intervención en otros Estados de la región, generando hostilidad entre Irán y otros Estados, especialmente pertenencientes al Golfo Pérsico (Soltani, 2010). Segunda etapa: el presidente Ali Akbar Hashemi Rafsanjani 1989-1997. En el año 1989, Rafsanjani, de acuerdo con los datos oficiales, ganó con un 96% de los votos, basado en una plataforma que prometía cambios en materia económica y una política exterior más conciliatoria hacia Occidente (Bolton, Grahame, Jones, & Taylor, 1992). Su gobierno estuvo marcado por un gran pragmatismo y por el fin de la guerra contra Irak, de ahí que sus principales focos de atención fueran la recuperación económica y la reconstrucción nacional después de la guerra, así como, la lucha por mitigar el aislamiento internacional en que se hallaba el país, mediante una regulación de las relaciones internacionales que permitiera una política exterior menos confrontacional y alejada de los intentos anteriores de exportar la revolución. En virtud del nuevo contexto de guerra fría, con Estados Unidos como uno de los súper poderes, Rafsanjani junto con el Líder Supremo, potenciaron sus 218 | Universidad Alberto Hurtado Relación entre religión y relaciones internacionales… Pp. 205-230 relaciones con Rusia y China, en un intento de forjar un contrapeso al creciente poder estadounidense, generando buenos resultados. Cabe resaltar que esto no ocurrió en sus relaciones con Europa y los países del Golfo Pérsico, producto de enfrentamientos ideológicos con gobernantes del Golfo y porque el Estado iraní se vio relacionado con apoyo al terrorismo lo que produjo la desconfianza de Europa (Bolton, Grahame, Jones, & Taylor, 1992). Su gobierno enarboló la idea del cambio político y económico, mediante promesas de ataque a la corrupción en la burocracia, medidas para reducir la intervención estatal en la economía, la preeminencia del Estado de derecho y un conjunto de reformas que buscaban una recuperación económica, un aumento en los índices de empleo y una política exterior más amigable. Así, cuando Rafsanjani llegó a la presidencia, los principales problemas que abordó fueron, en primer lugar, responder a la grave crisis económica por la que atravesó el Estado en la década posterior a la revolución, con la intención de satisfacer las crecientes demandas ciudadanas. En segundo lugar, tratar de remediar el aislamiento político y económico internacional que sufría el Estado y restaurar las relaciones con Estados Unidos. En tercer lugar, atender a las demandas ciudadanas por una mayor participación política y, por último, buscar la reforma del sistema político con miras a balancear el poder de los diferentes actores, es decir, del Líder Supremo, el presidente, el Majles y el poder judicial (Rakel, 2007). En el ejercicio del poder y la toma de decisiones en materia exterior, Rafsanjani debió enfrentarse a la oposición de sectores más conservadores de gran poder que limitaron su capacidad de acción. Por ejemplo, el Líder Supremo con una postura fuertemente conservadora, el Consejo Guardián controlado por esta fuerza política y la Asamblea de Expertos que se opuso especialmente a su visión menos confrontacional hacia Estados Unidos. Así mismo, debió enfrentar la oposición proveniente desde el Majles que se encontraba dominado por fuerzas más radicales apegadas a la ideología de Khomeini (Mahmoud, 2007). En conclusión, Rafsanjani no pudo aplicar completamente su programa en materia de política exterior, debido a razones tanto internas como externas; en el primer caso por la fuerte oposición de las diferentes facciones, así como la crisis económica que azotaba al país después de la guerra contra Irak y, en el segundo caso, debido al aislamiento internacional producto de la agresiva política adelantada por los gobernantes previos. Para algunos autores, Rafsanjani se incluye en la facción pragmática producto de que durante su presidencia buscó restablecer las relaciones con occidente, especialmente en cuanto al tema del programa nuclear de Irán, y Revista Búsquedas Políticas Vol. I Nº1-2012 | 219 Alejandra Machado Grajales buscó implementar una economía de mercado libre (Gheissari, 2009). Además, su gobierno pareció aceptar la idea de que Irán debía adaptarse a la realidad de las políticas internacionales implicando acatar el ordenamiento internacional y respetar las organizaciones internacionales, lo que ha sido entendido como un enfoque que atiende más a los intereses nacionales que a la ideología. Así mismo, adelantó políticas que permitieron el retorno de los expatriados y su participación en la reconstrucción de la economía luego de la guerra contra Irak y reunió en su gabinete a un conjunto de tecnócratas graduados en universidades occidentales (Mahmoud, 2007). Si bien es válido todo lo anterior, hay que afirmar que el gobierno de Rafsanjani no puede considerarse verdaderamente pragmático pues al revisar el atentado contra la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina) en Argentina en 1994, queda en evidencia que si bien su gobierno buscaba mejores relaciones con otros Estados, el elemento ideológico seguía teniendo un rol central en su gobierno y la política exterior del Estado, particularmente en su posición anti israelí. En esta, existen elementos históricos; producto de la relación estrecha entre el shah e Israel, culturales; en virtud de la contraposición entre la cultura islámica y occidental y, de tipo religioso; pues Khomeini se proclamó líder de los chiítas alrededor del mundo y enarboló la bandera de la islamización y lucha contra los infieles, lo que implica que el “otro”, en este caso Israel, debe ser combatido y/o convertido (Caro, 2002). De acuerdo con las investigaciones de las autoridades argentinas, el ataque a AMIA fue decidido y perpretado por los altos mandos de la República Islámica de Irán de la época, -entre los que se incluye el presidente Rafsanjani y el embajador iraní en Buenos Aires Hadi Soleimanpour- y por el grupo libanés Hezbollah, que ha tenido una relación estrecha con Teherán de larga data. Si bien las autoridades consideran que la razón iraní para el atentado fue la suspensión de la cooperación nuclear por parte de Argentina, en algunos sectores ha quedado presente la idea de que existe un elemento religioso importante. El atentado no fue contra alguna de las dependencias oficiales del gobierno argentino, sino contra la sede de la comunidad judía más grande del país y de Suramérica. De ahí que algunos hayan llegado a expresar hasta que, para el régimen de la República Islámica de Irán, Argentina es un país seguro para adelantar operaciones e introducir la semilla para un Estado Islámico (Schnitman, 2004) o que el ataque "es un eslabón más en la cadena de dolor y persecución, que el pueblo elegido de Dios ha sufrido en la historia" (Downes, 2010). 220 | Universidad Alberto Hurtado Relación entre religión y relaciones internacionales… Pp. 205-230 Tercera etapa: el presidente Mohammad Khatami 1997-2005. En 1997, Khatami obtuvo la presidencia con un 69% de los votos, demostrando lo extendido que se hallaba el sentimiento de cambio en la población (Bolton, Grahame, Jones, & Taylor, 1992); de hecho, una gran cantidad de los votos fueron de sectores jóvenes que esperaban un gobierno que implicara un verdadero cambio y adelantara un conjunto de reformas de tipo político y social en el Estado, que se encontraba gobernado por un autoritarismo clerical (Rahimi, 2007). Contó con una agenda reformista que permitió mayores libertades a nivel interno, aunque ahondó las diferencias económicas, producto del enriquecimiento descomunal de un sector de la elite que se encontraba en el poder (Mansilla, 2007). Así mismo, es importante recalcar que durante este gobierno hubo un significativo aumento de las ONG que reivindican nuevas temáticas asociadas al género, al ambiente, a la infancia, etc. (Espinosa, 2009) En materia de política exterior, se dio un giro importante, pues si bien el gobierno de Rafsanjani buscó mejorar las relaciones con otros Estados, se mantuvo entrampado en un conflicto con Estados Unidos y aislado de Europa. De ahí que, uno de los temas más relevantes para el nuevo presidente, fuera mejorar la imagen internacional del Estado, para lo que recurrió a potenciar el respeto por la opinión internacional, a generar múltiples reformas políticas y a una importante moderación del discurso oficial (Bolton, Grahame, Jones, & Taylor, 1992). El éxito más importante en los primeros años de gobierno de Khatami radicó en el mejor posicionamiento del Estado a nivel internacional, especialmente frente a la Unión Europea. Esta mejor posición fue respaldada por el presidente mediante lo que llamó “el diálogo de las civilizaciones”, en el que se materializó una nueva idea de reintegrar a Irán en el sistema internacional, a través del respeto y el reconocimiento de las diferencias, lo que presentó una nueva actitud frente a occidente que distó mucho de la postura tradicional de los primeros liderazgos iraníes. La promoción de este diálogo implicó reconocer la necesidad de incluir el país en la economía mundo, además de ofrecer una vía a los retos culturales que acompañan la mundialización económica y de reafirmar el papel del islam como una identidad política (Merinero, 2002). Así mismo, el discurso del presidente Khatami se manterializó en una resolución aprobada por más de 180 representantes de los países miembros, designando el año 2001 como el año del díalogo de civilizaciones y se publicó el libro El Diálogo entre Revista Búsquedas Políticas Vol. I Nº1-2012 | 221 Alejandra Machado Grajales Civilizaciones y el Mundo del Islam con los objetivos y los fundamentos de ese diálogo (Organización Islámica Argentina). Como logros importantes adicionales durante su gobierno, vale resaltar la cumbre de la OIC (Organization of Islamic Cooperation) en la que Irán pudo presentarse de manera amistosa frente a los demás países del Golfo. Los avances en las relaciones con Arabia Saudita mediante la creación de una comisión mixta de cooperación y la intención de promover actividades del sector privado en ambos países. Así mismo, se dieron importantes mejoras en las relaciones con Rusia y China, en temas económicos, políticos, militares y de seguridad, convirtiéndose a su vez, en el segundo exportador de petróleo a China (Rakel, 2007). Si bien es cierto todo lo anterior, Khatami no pudo materializar completamente sus ideas, pues sus esfuerzos por posicionar a Irán en el sistema internacional mediante un mejoramiento de las relaciones con otros Estados, fueron entorpecidos por el ayatollah Khamenei, quien ejerció su poder para frenar estos avances, al advertir un peligro en la normalización de las relaciones con Estados Unidos. Khatami se vio forzado a abandonar la idea de restablecer relaciones diplomáticas con ese país, evidenciando la primacía del Líder Supremo sobre el resto de las autoridades del Estado (Vatanka, 2008). Es importante ahondar frente a este último tema, pues durante el gobierno de Khatami queda en evidencia la falta de coherencia y la lucha de poderes a nivel de política externa en Irán, pues mientras el presidente electo abogaba por mejores relaciones entre los Estados basadas en el diálogo y el respetuo mutuo, prometía no subsidiar movimientos de oposición islamista en Arabia Saudita y buscaba normalizar relaciones con los emiratos del Golfo Pérsico, enfatizando la confianza para garantizar la seguridad regional por las propias potencias regionales (Bolton, Grahame, Jones, & Taylor, 1992), el Líder Supremo brindaba apoyo a grupos islamistas radicales como Hezbollah en el Líbano y Hamas en Gaza (Timmerman citado en Rakel, 2007), evidenciando un aspecto adicional en el que se aprecia la influencia del elemento religioso en materia de política exterior. Cuarta etapa: el presidente Mahmud Ahmadineyad (2005-2009. Las elecciones de 2005 estuvieron marcadas por la prohibición impuesta a más de 1000 candidatos a presidente, incluyendo al popular reformista Moustafa Moin, y por el sorpresivo éxito de Ahmadineyad con un 61.7% de los votos (Bolton, Grahame, Jones, & Taylor, 1992). 222 | Universidad Alberto Hurtado Relación entre religión y relaciones internacionales… Pp. 205-230 Durante su campaña presidencial acusó a los dos anteriores presidentes de no haber hecho lo necesario para instaurar un verdadero Estados islámico y prometió mejorar las condiciones económicas de la población, de ahí que los principales votantes fueran conservadores y algunos de los sectores más marginados económicamente del país. Los primeros votaron aplicando un voto castigo, en la medida que se oponían a las grandes brechas económicas dejadas por los dos gobiernos anteriores, mientras que los segundos votaron en parte porque estaban descontentos con la serie de reformas liberales en el país, como por ejemplo, mayor libertad en los códigos de vestimenta para las mujeres o la autorización a actos románticos en público (Rakel E. , 2009). En términos de política exterior, Ahmadineyad supone un cambio de gran trascendencia, pasando de Khatami y su política más pragmática y basada en el diálogo, a una política de tipo confrontacional y marcadamente ideológica, lo que quedó en evidencia desde el principio, pues en su primera aparición como primer mandatario, expresó que defendería el derecho de Irán para desarrollar el proyecto nuclear iraní (Mahmoud, 2007). Durante su presidencia ha ido dejando al país en un aislamiento, producto de la tensión que ha ido desatando en el sistema internacional a través de su agresiva política. Un ejemplo claro de esto, fue su discurso intensamente antioccidental en septiembre de 2011, en la Asamblea General de la ONU. Culpó a Estados Unidos por las guerras mundiales, por incitar a Saddam Hussein en una guerra contra Irán, por imponer la presencia del sionismo a los palestinos e incluso por usar como pretexto el atentado a las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001, para atacar Afganistán e Irak con la intención de dominar Oriente y sus grandes reservas de petróleo (Ahmadinejad, 2010). Esto desató una retirada masiva de la sala, encabezada por Estados Unidos y los representantes de los 27 países de la Unión Europea (La nación mundo, 2011). Es conveniente analizar este discurso porque refleja algunos elementos de la política exterior de Ahmadinejad. En primer lugar, está presente el tema antioccidental que proviene directamente de los lineamientos de Khomeini, al expresar que “los parlamentos, los derechos humanos y la democracia crearon esperanzas… [pero] estos sueños no solo no han sido realizados, sino que han registrado recuerdos incluso a veces peores que antes”. A su vez, hay una posición clara frente a Estados Unidos al cuestionar el ataque a las Torres Gemelas y al aseverar que esto fue un intento de un sector del gobierno estadounidense para “revertir el declive de la economía norteamericana y… resguardar el régimen sionista”, haciendo un llamamiento para que las Naciones Revista Búsquedas Políticas Vol. I Nº1-2012 | 223 Alejandra Machado Grajales Unidas creara un grupo de investigación independiente. Pero al mismo tiempo, mostrando el compromiso de su gobierno contra el terrorismo, al invitar a una conferencia en Irán para estudiar este tema y los medios para enfrentarlo. En segundo lugar, está presente el elemento anti sionista, también proveniente desde los inicios de la República. Frente a este tema, se usa un lenguaje en términos de “oprimidos” para referirse a los palestinos, muy acorde con los principios de la Revolución Islámica en Khomeini, que proclamó a Irán como el líder de los oprimidos e hizo un llamado a derrocar los regímenes dictatoriales para alcanzar la justicia. Así, en su discurso, Ahmadinejad recalca la idea de que “los sionistas han cometido los más horribles crímenes contra el pueblo indefenso en la guerra contra el Líbano y Gaza” y son una amenaza para los países de la región. Aunque su posición se ve suavizada al proponer que sea el pueblo de Palestina quien ejerza su soberanía y decida el tipo de gobierno. En tercer lugar, se encuentra la temática nuclear. En cuanto a este punto, en el discurso del presidente iraní se deja en evidencia una contradicción, producto de que el Tratado de No Proliferación prohíbe el desarrollo de armas nucleares y llama al desarme nuclear, “mientras que algunos de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad…han equiparado la energía nuclear con la bomba nuclear… y han seguido manteniendo, ampliando y actualizando sus propios arsenales nucleares”. En virtud de esto, propone que el año 2011 se proclame el Año del “Desarme Nuclear” y “Energía Nuclear para todos, las Armas Nucleares para Nadie”. Es importante subrayar el fuerte contenido de tipo religioso presente en ese discurso -y que se presenta como una constante en las intervenciones del mandatario (Ahmadinejad, 2011)-. Esto quedó en evidencia pronto, al momento en que Ahmadinejad inició rezando por el pronto regreso del imam oculto AlMahdi, un mesías para el pueblo chiita. Así mismo, cuando reivindicó el papel del Corán y empleó un lenguaje religioso en términos de la existencia del mal y la necesidad de evitar “caer en manos de satanás”, aunque con la manifestación expresa de respeto a los demás libros sagrados y sus seguidores. Por último, en su llamamiento para cambiar la gestión discriminatoria del mundo, reivindicó la participación de todos con la gestión divina y humana, así como la libertad como un derecho divino que sirve a la paz; en otras palabras, “el pueblo libre de egoísmo se ocupará de la gestión del mundo” y eliminará la discriminación, la pobreza y la inseguridad, siguiendo la vía que Dios ha deseado. En términos generales, su política exterior fue de tipo confrontacional hacia occidente y de acercamiento hacia los países del Golfo Pérsico, con la finalidad de disminuir la influencia y presencia de Estados Unidos en la región. 224 | Universidad Alberto Hurtado Relación entre religión y relaciones internacionales… Pp. 205-230 Además, durante su primer mandato, su política nuclear contó con el apoyo del Líder Supremo y del sector conservador (Mahmoud, 2007). En esta línea de oposición a occidente, ha habido un vuelco en cuanto al respeto por las organizaciones internacionales que se dio durante los dos gobiernos anteriores. Ahmadinejad ha dejado en claro que considera estas instituciones como herramientas de occidente, particularmente de Estados Unidos, para defender sus intereses, arremetiendo primordialmente contra la estructura del Consejo de Seguridad y el derecho a veto que sólo tienen algunos Estados, pues generaría una segregación en favor de los más poderosos. Así mismo, critica los Derechos Humanos en virtud de su aplicación selectiva e instrumental que se usa para limitar a los países que actúan contrariamente a los intereses de Estados Unidos. Para él, se generaría un uso conveniente por parte de los súper poderes que no sólo no respetan la dignidad humana, sino que deciden sobre el futuro de otros Estados de acuerdo con sus propios intereses (Soltani, 2010). En resumen, “los objetivos de la política exterior durante la presidencia de Ahmadinejad son la demolición de Israel, el cumplimiento de los programas nucleares con fines pacíficos, la unidad del Islam mundial y la unidad contra el imperialismo” (Soltani, 2010: 205). Esto, deja en evidencia un retorno a la fase más ideológica de la República, dejando atrás el pragmatismo que caracterizó a los dos gobiernos anteriores. Es necesario aclarar que a pesar de la posición confrontacional con occidente y especialmente con Estados Unidos. En muchas ocasiones, son los medios de comunicación los que parecieran haber iniciado una campaña para mostrar una visión negativa del mandatario, al usar las afirmaciones de Ahmadinejad de una manera descontextualizada, lo que ha ido generando una visión equivocada e incluso prejuiciosa en la opinión pública. Un ejemplo de esto, es que las afirmaciones del presidente sobre la necesidad de eliminar a Israel o de “borrarlo del mapa”, en sus propias palabras, han sido descontextualizadas y han hecho que se presenten como un indicio claro que confirma que Irán está desarrollando armamento nuclear para fines como éste, cuando en el discurso analizado y en una serie de entrevistas, Ahmadinejad y el Ayatolá, han defendido este interés pero no por la via militar, sino a través de “la remisión al voto del pueblo de Palestina para ejercer su soberanía y decidir sobre el tipo de gobierno”. En otras palabras, del hecho de que la República Islámica de Irán y sus principios consideren injusta la ocupación y necesaria la culminación de ésta, no se sigue necesariamente que el Estado o sus líderes busquen hacerlo por la vía militar. Revista Búsquedas Políticas Vol. I Nº1-2012 | 225 Alejandra Machado Grajales Conclusiones Al llegar al final del estudio de caso, queda en evidencia que contrario a lo planteado por Fukuyama (1992), la categoría religiosa no ha desaparecido a pesar del nuevo orden estructurado sobre la base del liberalismo político y una economía capitalista triunfante, pues la imposición de las ideas occidentales y de la democracia no han llevado a una homogeneización. Por el contrario, han ido generando un reavivamiento de las diferencias y del nacionalismo, como reacción a ese orden imperante que no representa sino una porción del mundo. Así, aunque la República Islámica de Irán tiene sus inicios antes de la guerra fría, podemos ver cómo una vez terminada esta, no ha surgido un nuevo orden alejado de la categoría religiosa, sino que por el contrario, esta se ha mantenido firme y visible a pesar de las diferencias de cada uno de los gobiernos iraníes desde la constitución del Estado. En materia de política exterior, la República Islámica de Irán tuvo durante los gobiernos de Khatami y- con limitantes- de Rafsanjani, un acercamiento con los demás Estados a partir de la búsqueda de un “diálogo de civilizaciones”, basado en el respetuo mutuo y en el reconocimiento de las diferencias, como una forma de cultivar relaciones sobre la base de la retroalimentación. Se produce un avance para el Estado, ya que experimenta una mayor inserción internacional y una mejor acogida por parte de las potencias occidentales. Así mismo, se evidencia una visión más pragmática que pareciera restar importancia al papel de la religión en el ámbito público, dando paso a decisiones más acordes con los intereses nacionales que con la ideología, aunque es necesario matizar esto, pues como quedó expresado, durante el gobierno de Rafsanjani se dio el ataque a la AMIA con fuertes tintes ideológicos, evidenciando que la religión es un componente que en mayor o menor medida se mantiene a lo largo de la historia de éste Estado. En contraposición a lo anterior, durante los gobiernos de Khomeini, Ali Khamenei y Ahmadinejad, se vislumbra una política exterior más acorde con lo expuesto por Huntington. Es decir, que a partir de las diferencias que genera el pertenecer a una civilización (religión, valores, historia etc.), se forjan conflictos crecientes que crean tensiones en el sistema internacional (Huntington, 1996). Así, las visiones de estos presidentes están marcadas por la religión, la defensa de su tradición y la oposición al statu quo mantenido por las potencias como una forma de explotación de los Estados más débiles. En términos generales, cabe esperarse un ambiente hostil y de confrontación importante como lo predijo Huntington, pues durante la primera etapa de la República, la hostilidad generó 226 | Universidad Alberto Hurtado Relación entre religión y relaciones internacionales… Pp. 205-230 aislamiento internacional del Estado, radicalización de las ideas antioccidentales y financiamiento de grupos extremistas por parte del Estado, mientras que con el actual presidente, temas como el desarrollo nuclear y el discurso confrontacional, son un cultivo para conflictos en el futuro, dado el grado de reticencia que esto ha generado en occidente, especialmente entre los países poderosos, que han ido relacionando en muchos casos, religión e islam con terrorismo. Es por todo lo anterior, además del contexto internacional posguerra fría crecientemente conflictivo por razones ideológicas, que los análisis deben incluir la religión, pues ésta afecta importantes aspectos de las relaciones internacionales de distintas maneras –como puede verse en la política, tanto interior como exterior de Irán en sus diferentes etapas-. Así mismo, los conflictos civilizacionales que han ido surgiendo tienen una base religiosa importante, en virtud de que la misma construcción de las civilizaciones tiene como base las diferencias religiosas (Fox & Sandler, 2004). Siendo esto así, es hora de que los análisis y las investigaciones en materia de relaciones internacionales dejen de ignorar esta categoría y empiecen a profundizar su impacto y las conexiones que tiene con las formas de gobierno, la ciudadanía y la forma en que ciertos Estados se relacionan con otros. Lo que implica que si ningún paradigma puede recoger de manera satisfactoria esta categoría, es necesaria la creación de un nuevo paradigma que permita dar cuenta de las nuevas realidades asociadas a la religión y que afectan los diferentes fenómenos de los que se encarga de estudiar ésta disciplina. Referencias Bibliográficas Agencia de Noticias de la República Islámica de Irán. (2007). Constitución de la República Islámica de Irán. De http://irna.ir/es/iran86/index.htm#* Principio 1º Ahmadinejad, M. (2010). Discurso Dr. Ahmadinejad en la ONU. Discurso presentado en la Asamblea General de la ONU. New York. Ahmadinejad, M. (2011). Entrevista a NBC. Teherán. Azadarmaki, T., & Günes, M. (2008). Religiosity and Islamic Rule in Iran: Loyola University Chicago. Tomado del sitio web de Loyola University Chicago: Revista Búsquedas Políticas Vol. I Nº1-2012 | 227 Alejandra Machado Grajales http://www.luc.edu/faculty/gtezcur/files/TezcurJSSR.pdf Bolton, P., Grahame, A., Jones, S., & Taylor, C. 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