05 Conquista 2016

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INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO /// Lic. Claudia MENDOZA
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-5LA ETAPA
LLAMADA “DE LA CONQUISTA”
Canaán
a fines del siglo XIII a.C.
Cuando el grupo del éxodo llegó a la ansiada tierra bajo la guía de Josué, el país estaba sumido
en un proceso de profundas transformaciones sociales, culturales y políticas. Hacia fines de la
Edad del Bronce (siglos XV-XIII), Palestina era un conjunto de ciudades-estado de régimen
monárquico, bajo la soberanía de Egipto.
Egipto fue perdiendo poco a poco su protectorado en suelo sirio-palestino, sobre todo a causa
de la disputa egipcio-hitita por el corredor Mediterráneo del país de Canaán, en transcurso del
siglo XIII a. C. Además, Egipto tuvo que enfrentar a otras potencias extranjeras: los libios y los
llamados “pueblos del mar”1, quienes acabarán en la región con la civilización del así llamado
“Bronce Reciente” (1550-1200).
Los Pueblos del mar
¿Cuál es el origen de estos “pueblos del mar”, de dónde venían?
Se trata de una agrupación variable de pueblos que, en oleadas sucesivas, asolaron la cuenca
oriental del Mediterráneo. Sus nombres pueden ser localizados en diferentes áreas o coinciden
con pueblos que después estarán localizados por casi todo el Mediterráneo, desde los Peléset de
Palestina hasta los Sículos de Sicilia.
No se sabe las causas o qué presiones estuvieron en la raíz de estos desplazamientos. Los
“Pueblos del Mar” siguen siendo un enigma en este período oscuro. Algunos investigadores
opinan que el movimiento de estos pueblos –pueblos que, tal vez, procedían de las regiones de
los Balcanes– tuvo su origen en las islas del Egeo central y sur.
Uno de los grupos de la oleada más importante que invadió Egipto bajo Ramsés III se los
conoce como “tiekker”;2 se instalarán luego en la región de “Dor”, en la llanura costera al sur
de Carmelo.
1
Llamados así porque muchos de ellos llegaban en barcos desde el Mediterráneo y asolaban las costas de
norte a sur. Los textos egipcios los llaman «los extranjeros que venían de su país y de las islas del Gran
Verde» o «los extranjeros del norte que estaban en sus islas». Cf. S. CROATTO, “Los Pueblos del Mar y el
fin del BR”, en: Id., Las Culturas del Antiguo Próximo Oriente (desde los orígenes hasta la conquista de
Jerusalén 63 a.C.), Buenos Aires (ISEDET 1994), 142-145.
Los primeros de estos pueblos que aparecen en la historia –según sabemos por los “Textos de Amarna”–
son los Šardanos (¿relacionados con Cerdeña?), que prestan sus servicios como mercenarios en Biblos
bajo Amenofis IV. Ramsés II tenía Šardanos en la batalla de Cadés: eran piratas del mar hechos cautivos.
Pero los datos más claros proceden de la época del reinado del faraón Mereneptah. Hacia el 1231, el año
quinto de su reinado los “pueblos del mar”, llegados desde el norte por vía marítima, se alían con los
“libios” –que invaden Egipto desde el oeste– con la intención de establecerse, pues traían a sus mujeres y
sus pertenencias. Tras derrotarlos, el acontecimiento es celebrado con una larga inscripción en una estela
en Karnak y sobre todo en la así llamada “estela de Israel” (o de Mereneptah) descubierta en el Templo
funerario de Mereneptah en Tebas. Si bien Mereneptah logró contener esta amenaza, los “pueblos del
Mar” reaparecen en escena en los primeros años de Ramsés III (1184-1153), invadiendo en grandes
oleadas provenientes del norte, tanto por mar como por tierra.
Entre los pueblos del mar que invaden en esta segunda gran oleada se mencionan “los peléset” (filisteos).
2
Éstos podrían ser identificados con los “teucroi” (los teucrianos) que vivían, según la tradición griega, en
Troya y fundaron Salamina en Chipre. Su eventual huida de TROYA, ¿tiene que ver con la Guerra de
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Muchos imperios e importantes ciudades fueron destruidos en esta época:
 Grecia comandaba un imperio comercial marítimo desde el 1600 aproximadamente –la
“civilización micénica”, época de los grandes palacios cretenses– que irradió su
influencia por las islas del Egeo, las costas del Asia Menor y Siria y Sicilia y el sur de
Italia. Todo es destruido en torno al 1200.
 El gran imperio hitita termina en una catástrofe en torno al 1200.
 El sud-oeste de la Anatolia también sufre el impacto de una invasión generalizada que se
mueve en dirección sur por mar (destrucción de Chipre).
También las ciudades-estado cananeas, además de los ataques de los “habiru”, debieron padecer
durante este mismo período histórico las invasiones de los “Pueblos del Mar” –hasta este
momento desconocidos en Canaán–. Penetrando por tierra, los invasores destruyeron las
ciudades del litoral y algunas más del interior del país, como Karkemiš, Tarso, Ugarit, Biblos y
Megguido.
Los que tendrán mayor injerencia en Canaán serán los llamados “filisteos”.
Los Filisteos
(Peléset)
Formaron parte del movimiento de “los pueblos del mar”, que no son mencionados en los textos
egipcios sino hasta RAMSÉS III, quién los expulsó de Egipto hacia el 1190.
¿De dónde provenían concretamente estos Filisteos?
¿Cuál fue su lugar de origen?
La Biblia dice que vinieron de “Kaftor” (Deuteronomio 2,23; cf. Amos 9,7; Jeremías 47,4),
identificado por los especialistas como la Isla de CRETA. Por su parte, Deuteronomio 2, 23,
habla de los “Kaftorim”, que vinieron de “Kaftor” y expulsaron a los antiguos habitantes de la
región de Gaza.
También se los ha vinculado a la Isla de CHIPRE: la arqueología revela contactos entre los
filisteos y esta otra isla del Egeo, sobre todo, por la cerámica. Probablemente los Filisteos
pasaron tanto por Creta como por Chipre. Pero tratar determinar cuál fue en concreto su lugar
de origen es muy difícil. La hipótesis que parece más seria es la que los vincula –sobre la base
de la comparación de ciertos nombres propios– con Iliria, pero no es plenamente satisfactoria.3
Tras ser rechazados de Egipto por Ramsés III ocuparon toda la llanura costera hasta Gaza,
formando allí una confederación de cinco ciudades: Gaza, Ascalón y Asdod –en la costa,
mencionadas en la documentación egipcia– y Gat y Eqrón –menos importantes, cuya
Troya que menciona la tradición griega (según la cual, una coalición del continente invadió y saqueó esta
ciudad)? Aunque se ha sugerido, la base histórica de esta tradición es muy cuestionada por los
investigadores.
3
Algunos quieren ver detrás del nombre de “Filisteos” a los “Pelasgos”, mencionados en la Ilíada XIX,
176-177. Los “Pelasgos” eran una antigua población pre-griega de Tesalia y Epiro (no lejos de Iliria) que
se extendió después por las Islas (Lemnos), Asia Menor (Tróade) y llegó hasta Creta. Pero los “Pelasgos”
son, desde comienzos de la tradición griega, un dato difuso al que es imposible dar una determinación
histórica, étnica o lingüística (cf. R. de VAUX, “Los filisteos”, en: Id., Historia Antigua de Israel II,
Madrid (Cristiandad 19741971), 47-48).
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localización aún plantea problemas, y que son consideradas con frecuencia más bien como
ciudades vasallas–. Luego, poco a poco, se fueron extendiendo hacia el interior del país.4
Esta expansión a partir de la costa y remontando los valles hacia el interior, los va a enfrentar a
otros Pueblos del Mar al norte y al noreste, y con “Israel” al este. Tratando de alcanzar el valle
de Jordán, intentaron dividir y rodear Israel. Después de la victoria sobre Saúl en el monte
Gelboé (1 Samuel 31), la maniobra casi alcanza éxito: Israel central es separado del Israel
norte, con la amenaza de ser asfixiado. El retroceso filisteo da credibilidad a la monarquía
davídica en 2 Samuel 19,10.
La lengua filistea es conocida muy fragmentariamente, apenas algunas palabras legibles sobre
cascotes de arcilla. Los dioses que se les conocen son todos cananeos, lo que indicaría una
asimilación.
La cultura filistea era mucho más avanzada que la de los pueblos circundantes: mostraron
habilidad superior en el manejo de los metales –parecen dominar el hierro– y especialmente se
destacaron en el arte y estilo en el trabajo de la cerámica: figuras esbeltas y armoniosas,
adornadas con espirales, con dibujos de aves y cisnes, que nada tienen que ver con lo que se
encuentra en la Palestina de esa época, darían la impresión más bien de una cultura griega
(cerámica micénica).
El nombre “Palestina” –puesto por los romanos muchos siglos después– proviene de
“PeLeSeT” y significa algo así como “tierra de los Pilistim”.
Hacia finales del siglo XIII la situación del país de Canaán era dramática:
La desaparición del mundo “micénico” los privó de sus más importantes socios comerciales, la
invasión de los “pueblos del mar” debilitó la soberanía egipcia sobre Palestina y, en
consecuencia, el poderío de las ciudades cananeas, sometidas al faraón. En el curso de este
proceso de desestabilización política y económica, un buen número de ciudades palestinenses
de fines de la Edad del Bronce fueron sistemáticamente destruidas alrededor del año 1200 a.C.
En este clima de inestabilidad estallaron frecuentes insurrecciones contra la dominación
egipcia, en las que, según testimonio de la famosa “estela de Mernepta” (1220), junto con las
ciudades cananeas de Ascalón, Guézer y Jeno’an, participó también un grupo de gente
designado como “Israel”.
Mernepta logró dominar las insurrecciones, de modo que su sucesor Ramsés III pudo mantener
por algún tiempo el control de Palestina. Pero hacia el 1150 la soberanía egipcia sobre Canaán
se eclipsó definitivamente. En consecuencia, las ciudades cananeas, con toda su floreciente
cultura de finales de la Edad del Bronce, se vieron tremendamente debilitadas y no tuvieron
más remedio que tratar de mantener una precaria subsistencia en las llanuras de la costa (la
“Sefelá”) y en la llanura de “Yizreel”, bajo la influencia de los nuevos invasores, los filisteos.
Mientras tanto se iban creando nuevos asentamientos rurales, al margen de los viejos núcleos
urbanos, principalmente en las montañas de Galilea y de Trans y Cisjordania y al norte del
4
La arqueología permite pensar en una expansión filistea en los siglos XII-XI a.C.. D. NOËL –”Filistea”,
en: Id., Los orígenes de Israel, Navarra (Verbo Divino, CB 99 1999), 24– afirma que son sensibles los
rastros al este de Gaza y en la Sefelá. En Tell-Qasilé, sobre el río Yarqón (al norte de Tell-Aviv), ciudad
fundada por los filisteos en un emplazamiento virgen, se encuentran los restos de un templo filisteo. Las
excavaciones de Afeq, en las fuentes del río Yarqón, permiten pensar que los filisteos destruyeron la
ciudad antes de volverla a ocupar. Al norte, Meguiddo y Beth-Shean estaban ocupadas por otros Pueblos
del Mar, distintos de los filisteos.
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desierto del Négev, y, a pesar de sus escasos recursos técnicos hicieron posible una cultura
agrícola en la montaña (por ejemplo, abrieron terrazas y cavaron cisternas).5
Dice R. ALBERTZ6
“...el paso de la Edad del Bronce a la del Hierro se puede definir, en Palestina, como fenómeno
de «desurbanización». Junto a los reducidos y debilitados núcleos urbanos cananeos que
sobrevivían en la región costera, se creó en la montaña y en determinadas regiones desérticas
una floreciente cultura rural que, más tarde, iba a producir una enorme transformación en las
estructuras sociales y políticas de la región”.
Tradiciones bíblicas acerca de
la conquista cotejadas con los datos arqueológicos
La tradición bíblica es unánime al afirmar que Israel no es indígena de la tierra de Canaán sino
que llegó desde el exterior y conquistó que habría de ocupar. Conforme aparece en el
Pentateuco y en el libro de Josué, “todo Israel” con sus doce tribus salió de Egipto y entró en
Canaán. La “versión oficial” de la “conquista” aparece sobre todo en los relatos de Josué 1-12,7
donde se describe el acontecimiento como una empresa unitaria y exitosa.
Pero, la empresa ¿fue tan unitaria y exitosa? Además, ¿todas las tribus que formarán “Israel”
vinieron “de fuera”, de Egipto? Los textos de los que disponemos no son unánimes al dar esa
imagen –sobre todo, el libro de los Jueces–. Tampoco la arqueología ayuda a resolver la
cuestión de manera sencilla.
Los datos arqueológicos revelan
en Canaán en este período una característica frecuente:
1.
En el nivel correspondiente al siglo XIII a.C. en algunos lugares se hallaron numerosos
vestigios de destrucción de ciudades.8 Esto resulta un interesante indicio de
5
Para una interesante descripción de esta nueva cultura de asentamientos ver: J. CALLAWAY, “A Visit
with Ahilud”, BAR 9 (1983) 42-53.
6
R. ALBERTZ, Historia de la religión de Israel en tiempos del Antiguo Testamento 1, Madrid (Trotta
1999), 132.
7
A esto hay que sumar –prescindiendo por el momento de Jueces 1,1-2,5– otros pasajes esparcidos por
otros lugares de la Biblia que pueden relacionarse con “la conquista” de manera más o menos segura:

La incursión de Simeón y Leví contra Siquem (Génesis 34).

La expedición contra el altiplano meridional presentada en la Biblia como una exploración al
mando de Caleb (Números 13-14 y Deuteronomio 1,22-23).

La expedición contra Arad y otras localidades del Neguev nororiental (Números 21,1-3; cf. Jueces
1,17), finalizada con la derrota de los cananeos en Jormá.

La conquista del propio territorio por parte de Dan (Jueces 17-18; cf. Josué 19,47s).

Una serie de localidades y regiones que no lograron someter durante este período sino en un
segundo momento, “cuando se hicieron más fuertes” (Jueces 1,28 en Jueces 1,27-35, cf.
fragmentos en Josué 15,63).

Josué 1,21s; Josué 16,9s; 17,11-18).

La conquista de Jerusalén (2 Samuel 5,6-9).

Todo lo que se refiere a la instalación de Israel en la Trasjordania (Números 32-34).
8
Las excavaciones arqueológicas dan prueba de la destrucción de, al menos, trece ciudades. Cf. H.
WEIPPERT, “Palästina in vorhellenistischer Zeit”, en: Handbuch der Archäeologie, Vorderasien II/1,
1988. 341ss. V. FRITZ, “Conquest or Settlement. The Early Iron Age Palestine”, BA 50 (1987), 86-92. Cf.
D. NOËL, “Los datos arqueológicos”, en: Id., Los orígenes de Israel, 12-14. Amihai MAZAR, Archaeology
of the Land of the Bible, New York & oth. (Doubleday 1992). H. D. LANCE, Archéologie et Ancien
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circunstancias favorables para la instalación y posterior toma de poder por parte de
poblaciones que venían de otros lugares.
En el Libro de Josué se mencionan varias ciudades que –según confirma la arqueología–
fueron destruidas en esta época:
SIQUEM
Ocupación ininterrumpida desde 1550 al 1150.
¿Destrucción en el s. XIII?9 Nuevas construcciones más pobres que las
antiguas. Violento incendio hacia mediados del s. XII a.C. (¿tendrá que ver
con lo narrado en Jueces 9,42-49?).
DEBIR
Ciudad completamente destrozada y sobre sus ruinas, un estrato de
construcción totalmente nuevo (Josué 10,38-39).10
LAKIš
La arqueología demuestra efectivamente que por el 1230-1220 la fortaleza
de Laquiš fue saqueada e incendiada (Josué 10,31-32).11
BETEL
= “Casa (del dios) El” (Jueces 1,22-26).
Las excavaciones arqueológicas atestiguan que la ciudad fue destruida hacia
1240-1235 a. C.12 Se detecta luego una ocupación continua a comienzos del
1200.
XAZOR
Cf. Josué 11,10-14. La toma de Xazor está arqueológicamente bien
atestiguada.
Se menciona Xazor desde el siglo XVIII en los documentos Egipcios y en las
cartas de Mari. Situada en el norte de la Palestina, era el núcleo central del
comercio de estaño. También conocemos Xazor por las “cartas de Amarna”;
apoyándose en los “habiru”, el rey de Xazor se comporta como un príncipe
independiente y amenaza a sus vecinos, que se ven obligados a recurrir al
faraón. Seguramente en el siglo XIV se edificó en la ciudad baja un Templo,
cuya forma será la misma que adoptará Salomón para construir el Templo de
Jerusalén. Por el año 1250 se constata una destrucción de la ciudad.13
Es decir que la arqueología, al encontrar rastros de la destrucción de algunas ciudades
palestinenses que se pueden identificar con las que nombra el libro de Josué y que volvieron a
ser ocupadas poco tiempo después, parece dar fe al relato bíblico de Josué 1-12, que presenta el
Testament, Genéve (Labor et Fides 19901981). R. DE VAUX, Historia Antigua de Israel II, Madrid
(Cristiandad 19741971).
9
Cf. D. NOËL, “Cisjordania septentrional (Manasés)”, Id., Los orígenes de Israel, 12. R. DE VAUX,
Historia Antigua II, 301-306 afirma que la arqueología no demuestra destrucción alguna sino hasta la del
s. XII.
10
Cabe señalar, sin embargo, que A. SOGGIN manifiesta serios reparos en relación con la identificación
de Debir –cf. A. SOGGIN, A., Nueva historia de Israel. De los orígenes a Bar Kochba, Bilbao (Desclée de
Brouwer 1997), 222–. Con relación a Betel y Laquis, A. SOGGIN estima que los textos bíblicos no hablan
de una destrucción.
11
Cf. R. DE VAUX, Historia Antigua II, 299s. Cf. W. F. ALBRIGHT, De la edad de piedra al cristianismo.
El marco histórico y cultural de la Biblia, Santander (1959), 219. M. KOCHAVI, sin embargo, afirma que
Laquiš fue destruida un siglo después, hacia 1160 a.C. (citado por J. L. SICRE, “Los orígenes de Israel.
Cinco respuestas a un enigma histórico”, EstBibl 46, 1988, 432).
12
Cf. R. DE VAUX, Historia Antigua II, 130s. D. NOËL, “Cisjordania central (Benjamín, Efraim)”, Id., Los
orígenes de Israel, 3.
13
Cf. R. DE VAUX, Historia Antigua II, 177.
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asentamiento como una “conquista”, efectuada en un tiempo bastante corto por los grupos que
venían de Egipto bajo la guía de Josué.14
2.
Pero si bien en estos ejemplos, los datos arqueológicos parecerían dar respaldo a las
narraciones bíblicas, existen otros casos en que no sólo no lo favorecen sino que, por el
contrario, parecen indicar otra realidad:

Por ejemplo, Josué 7,2-8 menciona la destrucción de la ciudad de AY.
¿Qué revela la arqueología?
Ay fue una ciudad fortificada en el Bronce Antiguo (3300-2200). Después se
abandonó el emplazamiento desde el 2400 al 1200. Se vuelve a ocupar en el Hierro
(1200, es decir, por la época de la entrada de los “israelitas” en Palestina), como
una pobre aldea no fortificada, sobre una parte de las ruinas. Esta aldea subsistió,
como máximo, hasta comienzos del siglo X a.C.; después, el lugar quedó
definitivamente abandonado.15

Otro caso de contradicción entre el relato bíblico y los datos arqueológicos lo
encontramos con relación a la ciudad de Jericó.
Relato bíblico: Josué 6,1-5
“Jericó estaba cerrada a cal y canto por miedo a los israelitas: nadie salía ni
entraba. v.2 Yahveh dijo a Josué: «Mira, yo pongo en tus manos a Jericó y a su
rey. Vosotros, valientes guerreros, v.3 todos los hombres de guerra, rodearéis la
ciudad, (dando una vuelta alrededor. Así harás durante seis días. v.4 Siete
sacerdotes llevarán las siete trompetas de cuerno de carnero delante del arca. El
séptimo día daréis la vuelta a la ciudad siete veces y los sacerdotes tocarán las
trompetas). v5 Cuando el cuerno de carnero suene (cuando oigáis la voz de la
trompeta), todo el pueblo prorrumpirá en un gran clamoreo y el muro de la ciudad
se vendrá abajo. Y el pueblo se lanzará al asalto cada uno por frente a sí”.
14
Hipótesis defendida a partir de los años 30 del siglo XX por W. F. ALBRIGHT y sus discípulos, y
últimamente con vehemencia por el general y ministro de defensa israelí Yigael YADIN, que dirigió las
excavaciones de XAZOR entre finales de 1950 y comienzos de los años 60.

YADIN utiliza Xazor como “el” paradigma del modelo de la “conquista” e interpreta la destrucción
ocurrida a fines del Bronce Tardío (s. XIII a.C.) y la construcción de un asentamiento mucho
menor en el s. XII a.C. en términos de un antagonismo cultural entre cananeos e israelitas.
Esta es la aproximación tradicional, que consiste en admitir el argumento bíblico en sus grandes
líneas: presencia de “todo Israel” en Egipto - Éxodo - Conquista o establecimiento.

ALBRIGHT y sus discípulos, aunque no comparten la postura simplista de quienes interpretan a la
letra el libro de Josué, piensan que hubo realmente una “conquista”, cuya fase principal se
desarrolló en la segunda mitad del s. XIII a.C.
Para una crítica de esta hipótesis, cf. A. SOGGIN, Nueva historia de Israel, 223-224; según el exégeta
italiano no sólo son endebles las bases arqueológicas sobre las que se sustenta la hipótesis sino que, en el
mejor de los casos, no se tiene en cuenta que los graves disturbios y destrucciones de este período –que se
verificaron no sólo en esta zona sino también en SIRIA– pueden atribuirse tanto a los “pueblos del mar”
(filisteos) como a las campañas del faraón MERNEPTA. Además, las nuevas colonias surgen generalmente
en lugares alejados de los antiguos centros políticos, y, además, casi todas carecen de fortificaciones. Cf.
D. NOËL, “Éxodo panisraelita e invasión”, en: Id., Los orígenes de Israel, 41. L. SICRE, “Los orígenes de
Israel. Cinco respuestas... II El modelo moderno de la «Conquista»“, EstBibl 46 (1988) 430-432. R.
ALBERTZ, Historia de la Religión de Israel I, 132-133. G. NAPOLE, “Los orígenes del Israel bíblico. Una
cuestión abierta”, RevBíb 62 (2000) 55-59.
15
R. DE VAUX, Historia Antigua II, “139. D. NOËL, “Et-Tell (=Ay)”, en: Id., Los orígenes de Israel, 13.
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La arqueología no encuentra rastros de fortificaciones del Bronce Tardío (15501200). Sí se detecta allí un asentamiento en el período mencionado (aunque la
mayor parte de los restos están erosionados o removidos). Tal vez, como ocurrió
en otros lugares, la fortificación del Bronce Medio (2200-1550) –destruida hacia el
1550 e inmediatamente abandonada– habría sido reutilizada en el Bronce Tardío.
A comienzos del s. XIV está de nuevo ocupada, pero pobremente; la ocupación va
decayendo. Hacia el 1275, el emplazamiento es abandonado sin destrucción (no
hay signos de ocupación a fines del Bronce Tardío o comienzos del Hierro), y es
vuelto a ocupar en s. XI o a fines del s. X.16
Éstos datos, sumados a lo que surge de la crítica literaria y de las tradiciones de los textos bíblicos,
parecen apoyar la opinión de quienes entienden que no hubo una “conquista” en el sentido estricto del
término, sino que tribus seminómades se habrían ido “infiltrando pacíficamente” (“Landnahme”) en los
territorios deshabitados o poco poblados y en las lagunas que quedaron entre las ciudades cananeas, una
vez que Egipto perdió el control del país.17
A este “asentamiento pacífico” (“Landnahme”) sucedió un período de consolidación y ampliación del
territorio (“Landesbau”), en que las tribus entraron en conflictos locales con los cananeos. La ocupación,
pues, se habría prolongado durante un largo período y consistió en movimientos variados y
geográficamente distintos.
¿Qué decir de todo esto?18

Los investigadores que siguen reconociendo en el texto bíblico una fuente importante de
información para intentar reconstruir el período de asentamiento de las tribus que
conformarán el futuro Israel en la tierra de Canáan, teniendo en cuenta el complejo
conjunto de evidencias que surge de la investigación arqueológica, sugieren que “la
entrada” a la Tierra Prometida se habría producido, no de la manera simple, sólida y
unificada que propone el libro de Josué, sino de manera más lenta, compleja y desde
varias direcciones.
Los primeros documentos escritos –fundamentalmente por razones teológicas19– habrían
“nacionalizado” y “sistematizado” –y muchas veces, “magnificado” (cf. la “toma de
16
A. MAZAR, “The Israelite Conquest of Canaán in the Light of Archaeological Evidence”, en: Id.,
Archeaology of the Land, 329. D. NOËL, “Jericó”, en: Id., Los orígenes de Israel, 13. R. DE VAUX,
Historia Antigua II, 136.
17
Tesis de A. ALT (Die Landnahme der Israeliten in Palästina, Leipzig 1925 y luego, Erwägungen über
die Landnahme der Israeliten in Palästina, PJB 35 [1939], 8-63). La hipótesis fue seguida por su
discípulo M NOTH.
Cf. A. SOGGIN, Nueva historia, 210-211: de hecho, en las zonas escasamente habitadas (los altiplanos y las
estepas) se han encontrado considerables huellas de asentamientos de nuevas poblaciones. El fenómeno
puede estar relacionado –según SOGGIN (208 y 223)– con el descubrimiento de la técnica para
impermeabilizar cisternas, que hizo posible la conservación del agua y, por tanto, la instalación de grupos
humanos en esas zonas.
R. ALBERTZ –Historia de la Religión de Israel I, 133– apunta en favor de esta hipótesis (aunque también
formula reparos) que la mayor parte de las aldeas de la Edad del Hierro se encuentran en pequeños
reductos de montañas o de zonas semidesérticas que, durante la edad del Bronce carecían prácticamente
de estructura política.
Cf. D. NOËL, “Migraciones independientes, penetración progresiva y establecimientos tribales separados”,
en: Id., Los orígenes de Israel, 41-42. J. L. SICRE, “Los orígenes de Israel. Cinco respuestas.... I. Modelo
del «asentamiento pacífico»“, EstBibl 46 (1988) 424-430.
18
Ver Gabriel NÁPOLE, “Los orígenes del Israel Bíblico”, RevBíbl 62 (2000) 33-65 y “La historia del
Israel Bíblico”, RevBíbl 64 (2002) 69-87.
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Jericó”)– las tradiciones relativas al asentamiento en Canaán, atribuyendo a “todo Israel”
los hechos que habrían ocurrido independientemente unos de otros involucrando grupos
heterogéneos que habrían de conformar más tarde a la nación.
De allí que las propuestas de estos investigadores tienden a no unificar los sucesos, como
la obra de un único grupo guiado por Josué, sino a distinguir zonas, grupos y tiempos.20
El proceso de la constitución de “Israel” en Canaán habría sido mucho más largo y
complejo de lo que dan a entender los relatos bíblicos. Pudo haber comenzado ya en el
siglo XIV a.C. –si no antes21– y pudo haberse prolongado hasta bien avanzado el período
llamado del Hierro I.
19
Es YAHWEH y no la fuerza y la inteligencia humana quien decide el triunfo: es el modo de pensar de la
escuela “deuteronomista” que redacta esta epopeya: cf. Josué 1,5s.; 6,2.16; 8,1; 10,18 y, especialmente,
24,8-13; cf. Salmo 44,2-6.
20
Así, por ejemplo, la clásica hipótesis de R. de VAUX (Historia Antigua II, especialmente, 189-195. Una
aproximación semejante, aunque con importantes variantes en D. NOËL,”La conquista, el
establecimiento”, en: Id., Los orígenes de Israel, 45-51). de VAUX proponía distinguir cuatro zonas: el
sur, la transjordania, el centro y el norte:
ASENTAMIENTO EN EL SUR
Habría habido una penetración del territorio por el Sur. El papel más importante habría
correspondido a ciertos grupos que sólo más tarde, absorbidos por Judá, se integraron a Israel
(“calebitas”, “grupo de Otniel”, “quenizitas”, “quenitas”...). También grupos vinculados a las tribus
de Simeón, Leví y Judá, que, si bien es probable que hubieran estado en Egipto como el “grupo de
Moisés”, habrían salido de allí en otro momento y por otro camino y habrían profesado la misma fe
que el “grupo de Moisés” (¿habrían estado, de algún modo, en contacto?). El asentamiento en el
sur se habría realizado mediante una “infiltración pacífica”, hasta el momento en que alcanzaron la
montaña de Judá, ocupada por cananeos sedentarios. A partir de entonces, se habrían efectuado
operaciones militares (“Xorma”, “Debir”, “Eglón”, “Hebrón”).
ASENTAMIENTO EN TRANSJORDANIA
Tiene que ver con el itinerario del “grupo de Moisés” desde Cadés a Moab. El “grupo de Rubén”
se habría establecido en la Transjordania, y habría entrado en contacto con los “gaditas”, que
ocupaban el primitivo Galaad desde la época patriarcal (cf. tratado entre Jacob y Labán). Los
“gaditas” no habrían bajado a Egipto, y habrían adoptado el “yavismo” al llegar el “grupo de
Moisés”. Ni Rubén ni Gad habrían participado en la conquista de Canaán al oeste del Jordán.
ASENTAMIENTO EN EL CENTRO
Cf. Josué 2-9. Relatos con una importante carga cultual. Josué habría sido el jefe de los “grupos
benjaminitas-efraimitas” que pasaron el Jordán. El asentamiento en la montaña de Efraim, que
estaba entonces cubierta de monte y poco poblada, se habría llevado a cabo sin combate. El
asentamiento en la región de Siquem se habría efectuado en virtud de un acuerdo con los
habitantes, similar al efectuado con los gabaonitas. Aquí se estableció Manasés, quien, según la
tradición, era hermano de Efraím e hijo de José. El grupo “Israel-Raquel” (distinto al grupo
“Jacob-Lía”) habría sido el que se estableció en la Palestina central. El predominio de Efraín sobre
Manasés y Benjamín sólo se habría consolidado en el transcurso del período de los jueces,
quedando consagrado con la fundación del Santuario de Silo. Muchos investigadores creen que fue
en torno a Siquem donde se habría ido generando el grupo “israelita” (según Génesis 33,18s., se
habría ido dando ya una instalación pacífica en la región desde el tiempo de los patriarcas, dado
que se supone la identificación entre “Jacob” e “Israel”). Los “hijos de Israel” pudieron ser, pues,
un pequeño clan de las cercanías de Siquem que sólo más tarde, por su proximidad con Silo y
Siquem, habría llegado a representar a todas las tribus, incluido al “grupo de Moisés”.
ASENTAMIENTO EN EL NORTE
Se trata de una historia aparte. Las tribus en cuestión son Zabulón e Isacar, hijos de Lía, y Aser y
Neftalí, hijos de las concubinas de Jacob. Estos grupos se habrían instalado en fecha incierta, y
nunca habrían estado en Egipto. Se relacionaría también con la conquista de “Xasor”.
21
Génesis 34 refleja un intento temprano de establecerse en Siquem, en la Palestina central. En Números
13-14 se alude a otro ataque en la zona sur, correspondiente a la tribu de Judá.
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INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO /// Lic. Claudia MENDOZA

84
Diversos investigadores actuales, especialmente aquellos que no aceptan los textos
bíblicos como fuente de conocimiento histórico (al menos secundaria), han lanzado otra
hipótesis, completamente diferente, que no piensa en un “Israel” conformado por grupos
diversos que ingresaron en forma más o menos masiva desde fuera del territorio, sino que
explican “el origen de Israel” como un fenómeno interno de Canaán. Se basan
principalmente en descubrimientos arqueológicos pero además tienen en cuenta nuevos
datos sobre el modo de vida de los antiguos nómades (que permitiría sostener una
integración mucho más sólida de los mismos a la antigua sociedad palestinense de lo que
se solía pensar22).
1.
Modelo llamado de “revolución”
E. MENDENHALL –seguido por su discípulo N. K. GOTTWALD23– han sugerido que
la así llamada “conquista de Canaán” habría sido más bien un movimiento de
rebelión interna de las poblaciones rurales explotadas contra los príncipes locales
de las ciudades-estado cananeas hacia finales de la edad del Bronce.
Apoyados por otros grupos de Transjordania, los rebeldes –marginados sociales
(“habiru”), campesinos y pastores asalariados– se habrían levantado contra la
aristocracia dominante en las ciudades y habrían creado por su cuenta una
sociedad tribal igualitaria, al margen de la estructura feudal. Estos rebeldes habrían
intentado unirse mediante vínculos religiosos, tomando a YAHWEH –el dios del
grupo de Moisés– como Dios único de la “confederación”. MENDENHALL
interpreta el texto de Josué 24 como la toma de conciencia de poblaciones diversas
que se descubren capaces de someter el territorio en nombre de su Dios Yahweh.
Israel habría surgido de una ruptura fundamental dentro de la sociedad cananea, no
de una invasión o inmigración desde el exterior.
Sería lógico es pensar que los israelitas eran también “cananeos”, en el sentido de
que eran habitantes del país que tomaron parte de un amplio movimiento de los
sectores inferiores de la sociedad con vistas a crear una sociedad nueva y otra
forma de organización.24
22
Cf. J. L. SICRE, “Los orígenes de Israel. Cinco respuestas”, EstBibl 46 (1988) 421-456.
R. ALBERTZ, Historia de la Religión de Israel I, 134-135 destaca sobre todo que la arqueología parece
probar la plena continuidad entre la cultura material de las colonias de principios de la Edad de Hierro y
la tradición palestinense de finales de la Edad de Bronce, dato que excluiría prácticamente cualquier
suposición de que los “infiltrados” fueran advenedizos; más bien parece obligar a suponer que los
“nómades israelitas” llevaban mucho tiempo en estrecho contacto con la cultura urbana de la población
cananea antes de pasar a la vida sedentaria. V FRITZ –”Conquest or Settlement? The Early Iron Age in
Palestine”, BA (1987) 98– denomina a este modelo mixto “hipótesis de una simbiosis”. Esto llevaría a no
poder hablar ya más de una nueva inmigración puesto que los mismos “pastores israelitas” formaban parte
ya desde muchísimo tiempo –si no desde siempre– de la población cananea de Palestina (cf. una
presentación de esta hipótesis en J. L. SICRE, “Los orígenes de Israel. Cinco respuestas... IV. El modelo de
«simbiosis»“, EstBibl 46 [1988] 442-445).
23
G. E. MENDENHALL, “The Hebrew Conquest of Palestine”, BA 25 (1962) 66-87; Id., The Tenth
Generation. The Origins of Biblical Tradition, Baltimore (1973). N. K. GOTTWALD, The Tribes of
Yahweh. A Sociology of the Religion of Liberated Israel, 1250-1050 B.C.E., London (SCM Press 1979).
24
Para una presentación de la hipótesis –con crítica– cf. A. SOGGIN, Nueva historia de Israel, 213-218.
Cf. J. L. SICRE, “Los orígenes de Israel. Cinco respuestas... III El modelo de la «Revolución campesina»“,
EstBibl 46 (1988) 433-442 (una síntesis de la dura crítica a esta hipótesis formulada por A. J. HAUSER
Ibid. n. 24 435-436) y D. NOËL, “Revuelta de la población rural contra las ciudades”, en: Id., Los orígenes
de Israel, 42-43.
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2.
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Modelo de “evolución” o de “desviación”
(o de “israelización” progresiva de los cananeos)
Una variante de esta hipótesis de un origen “aborigen” de Israel resulta de una
propuesta de N. P. LEMCHE,25 que planteó la cuestión no en términos de
“revolución” sino de “evolución”.

Este investigador comienza descartando el hecho de que unos israelitas
seminómades entraran en el país.
Estima que esa teoría carecería de fundamento:

Por las fuentes bíblicas ...
Porque las tradiciones bíblicas proceden de mediados del primer
milenio y no sirven de fundamento para reconstruir la historia de
Israel anterior al año 1000 a. C. (por tanto, en su reconstrucción
utiliza exclusivamente los datos sociales, económicos, culturales y
políticos de la Palestina de fines del II milenio).

Y por los datos arqueológicos…
…que “nos obligan a concluir que no hay razón para creer que un
pueblo nuevo y extranjero entró en el país en número significativo en
el período alrededor del 1200, a excepción de los pueblos del mar”.26
Entonces Israel ¿surgió desde dentro o llegó de fuera (y conquistó el territorio o se
fue infiltrando pacíficamente)?
La primera hipótesis carece de fundamento en el relato bíblico, pero tiene la
ventaja de que su idea básica puede conciliarse con los datos arqueológicos.

LEMCHE propone como hipótesis de trabajo que, ya en la primera mitad del
siglo XIV a. C., las zonas montañosas comenzaron a ser habitadas por un
elemento parasocial, los “‘apirû”, antiguos campesinos o empleados de las
pequeñas ciudades situadas en los valles y llanuras de Palestina. Las
ciudades-estado cananeas no fueron destruidas, sino que se debilitaron al
irse despoblando.
R. ALBERTZ –Historia de la Religión de Israel I, 135– señala entre otras dificultades que encuentra en
este modelo:
1.
La convicción con que las posteriores generaciones israelitas afirman que no son autóctonos de
Canaán (Génesis 12,1s; Josué 24; Amos 9,7, etc.).
2.
La ausencia de documentación inequívoca, tanto en las cartas de TELL-EL-AMARNA como en el
mismo Antiguo Testamento sobre una revuelta de campesinos para conseguir sus libertades; el
testimonio de la arqueología, basado en la excavación de asentamientos no fortificados, más bien
parece contradecir la tesis de una revolución social violenta.
Cf. la conferencia presentada por GOTTWALD en el «II Congreso Brasileño de Investigación Bíblica»,
septiembre del 2006: N. GOTTWALD, Revisión de «Las tribus de Yavé», en:
http://www.servicioskoinonia.org/relat/374.htm#_ftn1.
25
N. P. LEMCHE, Early Israel. Anthropological and Historical Studies on the Israelite Society Before the
Monarchy, (SVT XXXVII 1985). Cf. L. SICRE, “Los orígenes de Israel. Cinco respuestas... V. Modelo de
la «Revolución Progresiva»“, EstBibl 46 (1988) 445-451 y D. NOËL, “Israelización progresiva de los
cananeos”, en: Id., Los orígenes de Israel, 43-44. R. ALBERTZ, Historia de la Religión de Israel I, 136.
26
N. P. LEMCHE, Early Israel, 412.
5. LA ETAPA LLAMADA DE LA “CONQUISTA” /// 08/08/2016
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¿Cómo se fueron integrando políticamente estos grupos refugiados en las
montañas a la antigua población cananea?
Sólo se conoce el resultado de este proceso en la aparición de las tribus
israelitas o, más bien, de un número de tribus israelitas cuyas poblaciones
quedaron unificadas después de la formación del estado. De hecho, la estela
de Merneptá habla de “Israel”, y parece que debe interpretarse este término
como la coalición de algunas de las tribus localizadas en la parte norte de la
cordillera central de Palestina. Los miembros de esta sociedad no pueden ser
considerados ya como ‘apirû, aunque el Antiguo Testamento da testimonio
de que hasta el año 1000 a. C. se los seguía llamando así en forma
despectiva.

Luego N. P. LEMCHE desarrolla las perspectivas futuras sobre la religión de
Israel.
En primer lugar, sostiene que es un a priori suponer que la religión de Israel
era única desde sus comienzos, aunque ella pretenda serlo. Hay que
demostrar que esa religión no era cananea, entendiendo este término en
sentido amplio, con todos sus aspectos positivos (preocupación por la
justicia y el derecho), no sólo con los negativos (cultos de fertilidad, ritos de
sangre, prostitución sagrada).
Como hipótesis de trabajo sugiere asumir que el fenómeno que se convirtió
en la típica religión de Israel fue básicamente lo que podría llamarse el
aislamiento de un aspecto particular de la cultura cananea, a saber, el ético.27
J. Luis SICRE28 puntualiza que cualquier juicio sobre la obra de N. P. LEMCHE debe tener en
cuenta dos presupuestos claves de su posición.

En primer lugar, la desconfianza radical con respecto a las tradiciones bíblicas.

Segundo, la reducción de la formación de Israel a un mero proceso social en el que la
religión no desempeña papel alguno.
Y esto dicho no desde una posición creyente sino estrictamente histórica: ¿se atrevería
alguien a negar la enorme importancia de la religión en la formación del Islam? ¿Por qué
negarla en el caso de los israelitas, cuando todas sus tradiciones apoyan esta idea? No se
trata de ser ingenuos y atribuir a tiempos antiguos lo que surge siglos más tarde, pero
tampoco la hipercrítica representa un valor en sí misma.
27
Para LEMCHE, es esencial intentar saber si esta religión ética de Israel era una religión urbana o una
religión rural. “Aunque no puedo probarlo, me parece plausible que la religión ética derivó de los círculos
urbanos, y concretamente de los estratos superiores, ya que eran estos círculos los que estaban en
situación de permitirse el lujo de despreciar las fuerzas de la naturaleza, rechazando de este modo la
asociación entre rito y fertilidad. Estos grupos estarían libres para perseguir otras normas” (N. P. LEMCHE,
Early Israel, 434). Con esta hipótesis de trabajo no es preciso negar que existieron tradiciones de una
revelación divina en el Sinaí, pero entiende que conviene evitar nociones preconcebidas sobre los
contenidos de esa revelación. No habría razón para negar que su Dios, Yahweh, procediera de fuera de
Palestina (aunque este dato nada diga acerca de su naturaleza). Tampoco hay motivo para relegar a
Moisés a figura legendaria. Pero afirma que las especiales características de la religión de Israel fueron el
resultado de un largo desarrollo histórico más bien que su punto de partida” (Ibid., 435 –esto en claro
enfrentamiento con la “ideología” de las hipótesis que defienden el modelo de “revolución” para las que la
religión es el punto de partida clave para todo el proceso revolucionario–).
28
Cf. J. L. SICRE, “Los orígenes de Israel. Cinco respuestas a un enigma histórico”, EstBib 46 (1988)
450-451.
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
87
Tercero, resulta difícil admitir que la religión de Israel sea un simple desarrollo de un
aspecto de la cultura cananea.
Si los cananeos consiguieron aunar durante siglos el sentido ético con los cultos de
fertilidad, ¿Por qué un determinado grupo cananeo había de considerarlos incompatibles
en determinado momento e imponer sus ideas a sus conciudadanos? ¿Y por qué sólo “El”
se salvó de la quema? ¿No es compatible el politeísmo con la ética? ¿Cómo fueron
descubriendo esos cananeos que Baal, Astarté, Dagan, y tantos otros eran “dioses malos”,
que debían eliminar? ¿Y qué necesidad tenían esos cananeos de aceptar un nuevo dios,
YHWH, que termina convirtiéndose en el único?
En definitiva, la religión israelita plantea problemas muy serios que no encuentran
respuesta en posturas tan simplistas.
Lemche continuó estos planteos en varias e importantes obras posteriores.29
Entonces:
El período llamado de la “conquista”
(o el del surgimiento de Israel) fue largo y complejo.

Los que mantienen el esquema bíblico de un ingreso de las tribus “desde fuera” hablan
de asentamientos por “infiltración pacífica” en regiones poco habitadas o por
“convenios” con los habitantes, sin descartar posibles acciones militares de “conquista”
en alguna de las regiones. Los asentamientos se habrían realizado en forma
independiente, conforme a las regiones y a los grupos.

Los que prefieren pensar que “Israel” es indígena se abocan a tratar de explicar cómo
habría surgido Israel de entre la población nativa de Canaán.
Más allá de las distintas hipótesis –MENDENHALL, GOTTWALD, LEMCHE, STAGER, THOMPSON,
DAVIES– se destaca con fuerza el papel que habría jugado el “grupo del éxodo” y su peculiar
experiencia religiosa en este proceso de diferenciación.
Dice R. ALBERTZ:30
“La desestabilización de la soberanía egipcia en Palestina, unida al consiguiente debilitamiento
político económico de las ciudades cananeas impulsó a grandes contingentes de las clases
sociales más deprimidas y a los grupos que vivían en la marginación social a abandonar los
centros urbanos para establecer sus propias bases económicas y una organización política
independiente en regiones montañosas y desérticas, apartadas del control político de la ciudad.
Precisamente esa población de campesinos y pastores, que había logrado liberarse de la
sumisión a la aristocracia ciudadana fue la que constituyó el núcleo del sistema de las doce
tribus de “Israel”. Pues bien, en ese proceso social de alternativa y de liberación es donde
irrumpió con toda fuerza el grupo del éxodo. Con sus tradiciones religiosas de liberación
colaboró substancialmente a estimular e incluso a canalizar ese proceso y a instaurar un nuevo
29
Algunas obras posteriores de N. P. LEMCHE:
1991: The Canaanites and their Land, Sheffield.
1994: “Is it Still Possible to Write a History of Israel?”, SJOT 8 (1994), 105-90.
1996: Die Vorgeschichte Israels: Von den Anfängen bis zum Ausgang des 13. Jahrhunderts v. Chr.,
Stuttgart et al.
1998: The Israelites in History and Tradition, London-Loisville (Kentuky); Prelude to Israel’s Past,
Peabody, MA.
2000: “Ideology and the History of Ancient Israel”, SJOT 14 (2000) 165-93
30
R. ALBERTZ, Historia de la Religión de Israel I, 136. Cf. Id., “«El» y «Yahvé» como símbolos
antijerárquicos”, Ibid., 145-149.
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orden social, que aseguró a los pobladores de la montaña una vida plenamente libre durante
más de un siglo”.
De lo dicho se deduce también que la unidad de origen de los “hebreos” es relativa, incierta al
menos, aunque todos sean “semitas del grupo noroccidental”.
Desde el punto de vista del relato bíblico, la continuidad de los episodios, desde Jacob
(migración a Egipto) hasta Moisés (salida de Egipto, travesía por el desierto) y Josué (fijación
en Canaán) subraya el concepto teológico de una historia progresiva dirigida por el mismo
Dios. Puestos en serie sucesos que pudieron suceder paralelamente, marcan mejor la presencia
constante de un Dios que ya se perfila como único.
Josué
y el Libro de Josué
Josué
El Deuteronomio termina con la delegación del mando de Moisés a Josué (cf. Deuteronomio
31,1-8.14s), quien asume la conducción del pueblo israelita tras la muerte del gran líder hebreo.
Con Moisés el pueblo se encuentra siempre en el desierto. Si bien hay algún primer intento de
conquista de la tierra de Canaán,31 Moisés se destaca como legislador, como juez, como
mediador, como formador de la conciencia del pueblo. Rara vez se lo ve envuelto en guerras, y
jamás aparece como guerrero. Cuando llega el momento de la conquista, Moisés muere y lo
sucede Josué, hombre de características distintas (cf. Deuteronomio 3,25), con preparación
militar (cf. por ejemplo, Éxodo 17,8-16). Bajo el mando de Josué el pueblo dejará de vagar por
el desierto y comenzará a organizarse para la conquista de la Tierra Prometida. En torno a él se
han reunido la mayor parte de las tradiciones de la conquista.
Según se lee en Josué 19,49, pertenecía a la “Casa de José”, al “clan de Efraím”. Fue enterrado
en Efraím (Josué 24, 29).
El Libro de Josué
Bajo el liderazgo único de Josué las doce tribus de Israel operan conjuntamente, desde el paso
del Jordán hasta la Alianza de Siquem.
En este libro se destacan tres partes bien diferenciadas:
Josué 1-11
Las doce tribus procedentes de Transjordania atraviesan el Jordán bajo el
mando de Josué, se apoderan rápidamente de Jericó y Ay y someten las zonas
vecinas mediante un pacto con los “gabaonitas”. Este pacto provocará el
enfrentamiento con los reyes cananeos del sur, que terminará con la conquista
de toda esta zona. Como consecuencia de ello se formará una coalición de reyes
cananeos del norte, que también serán derrotados. De este modo, en una rápida
campaña, en una especie de “guerra relámpago”, las tribus se hacen con el
dominio de todo el territorio de Canaán, salvo algunas excepciones, actuando
cruelmente con los pueblos vencidos, a los que aplican la ley del anatema. “Y el
país vivió en paz tras la guerra” (Josué 11,23).
Josué 12-21.22
El relato de la conquista concluye con una lista de reyes vencidos (Josué 12). A
partir del capítulo 13 hasta el 21, se encuentra una descripción geográfica de la
31
Por ejemplo, cf. Números 13, “los primeros exploradores”, entre ellos, Josué: cf. vv. 8 y 16.
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tierra que Dios da a los israelitas. Se determinan los límites y las ciudades de
cada una de las doce tribus.
Josué 13,6-7 «Yo arrojaré de la presencia de los israelitas a todos los habitantes
de la montaña, desde el Líbano hasta Misrefot al occidente: a todos los
sidonios. Tú solamente reparte por suertes la tierra como heredad entre los
israelitas, según te he ordenado. v.7 Reparte ya esta tierra como heredad entre
las nueve tribus y la media tribu de Manasés: se la darás desde el Jordán hasta
el mar Grande de occidente; el mar Grande será su límite».
Josué 23-24
El libro concluye con un solemne texto de carácter litúrgico, el “Alianza de
Siquem”, dónde JOSUÉ propuso la fe yavista (cf. Josué 24,14s) a diversos
grupos: algunos tenían un origen y una historia común, otros no.
La Alianza de Siquem pudo haber sido un pacto religioso entre las tribus del
norte y el grupo de sur que acababa de establecerse en la Palestina central.32
Siquem será para la tradición un lugar principal del “encuentro” de las tribus
que formarán Israel. “Israel” por entonces habría sido una unidad federal de
diversas tribus.33 Yahweh es el único Dios de la confederación. En Siquem,
ambas realidades reciben una expresión pública, que va conformando una
conciencia nacional en forma de “credo”.
Los Jueces
y el Libro de los Jueces
El período llamado de los jueces
El retorno a Baal
El período de los “Jueces” es el que media entre la “Conquista” de Canaán y la instauración de
la “Monarquía”. Históricamente, abarcaría algo menos de dos siglos: desde el comienzo del
siglo XII hasta aproximadamente el año 1020 a.C.34
32
La lista de ciudades ocupadas por Josué (Josué 12) ignora Siquem: esto, para algunos investigadores,
es señal de que en esa región hubo una simbiosis de grupos anteriores (sea autóctonos, sea posteriormente
afincados) con otros recién llegados.
33
Para un breve panorama acerca de la hipótesis tan difundida de Martin NOTH, que, basándose en los
modelos de la civilización etrusca y del mundo griego, propuso presentar al Israel de los orígenes como
una “anfictionía” entre las “12 tribus” –esto es, una mancomunidad de carácter sacro, una unión de grupos
autónomos en torno al culto de un santuario común– cf. A. SOGGIN, Nueva historia de Israel, 227-230 y
R. ALBERTZ, “Organización antijerárquica del Israel de las doce tribus”, en: Id., Historia de la Religión de
Israel I, 142 (quien prefiere emplear el modelo de “sociedad segmentada”, esto es, una sociedad tribal
caracterizada por la ausencia de estamentos políticos centrales –”acéfala”– y que dispone de un ingente
arsenal de mecanismos sociales para evitar cualquier posible acumulación de poder político y económico
–“igualitaria”–).
Sintéticamente la hipótesis de NOTH decía lo siguiente:
La “Casa de José” –último núcleo llegado a Palestina– habría inducido a las otras tribus a aceptar el culto
a Yahweh, dando origen a la liga tribal y haciendo de Siquem su santuario central (Josué 24). El objeto
más importante del culto era el “Arca de la Alianza”. Cuando la “liga” demostró su insuficiencia para
enfrentar sobre todo a los filisteos, cedió el paso a la monarquía.
Hoy día se ha abandonado por completo este modelo, entre otras cosas porque, hasta ahora, no se ha
podido probar la existencia de un santuario que constituyese el centro de culto para las “12 tribus” de
Israel (cf. R. ALBERTZ, “Institución del culto comunitario”, en: Id., Historia de la Religión de Israel I.
155-169.
34
Así lo entiende la tradición bíblica, que lo sitúa entre la despedida de Josué (Josué 23) con la que
finaliza la historia de la “Conquista” y la despedida de Samuel (1 Samuel 12), que cierra el período de los
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90
Los “jueces” en Israel prácticamente nada tienen que ver con funciones “jurídicas” –sólo de
Débora se dice que actuaba en esta línea (Jueces 4,4s), pero eso tiene lugar antes de su llamada
a la “judicatura”–. Aparecen más bien ligados a funciones de gobierno, sobre todo, a
movimientos de liberación del pueblo oprimido. Son los que “re-establecen”, los que “hacen”
justicia, principalmente mediante campañas militares. Se trata pues de guías tribales con plenos
poderes que se elegían en momentos de grave peligro; ellos debían afrontar el peligro
coordinando los esfuerzos comunes.
El Libro de los Jueces
No se refiere sólo a la etapa de los “jueces”, sino que continúa con el período de la conquista,
recogiendo –en Jueces 1,1-2,5– tradiciones independientes de las compiladas en el Libro de
Josué. Tratando esta unidad, junto con la de Josué 24, como un paréntesis, Jueces 2,6 empalma
directamente con el discurso de despedida de Josué (cf. Josué 23,16).
El Libro de los Jueces va a presentar un cuadro que contrasta notablemente con las campañas
magnificas descriptas en el Libro de Josué:
1.
Las tribus aún no se encontraban del todo unidas, en contraposición con lo que se
pretende mostrar con la renovación de la Alianza, en Siquem.
Varios textos contradicen la unidad de acción, relatando las iniciativas de grupos
particulares (por ejemplo, Números 32,39-40; 13,2-6; 15,13-19; 17,14-18; 19,47; Jueces
1). Sobre todo el libro de Jueces muestra que las operaciones militares estaban guiadas
por cada una de las tribus, que actuaban independientemente entre sí.
2.
Los israelitas no dominaban sobre un territorio extenso, sino que sólo poseían una zona
montañosa y estéril, pues las llanuras fértiles se hallaban habitadas por los cananeos.
Se habla de territorios que no pudieron ser dominados o conquistados: las ciudades de la
Filistea, la Šefelâ y de las montañas del Líbano (Jueces 13,2-7.13), así como las ciudades
de Jerusalén, Bet-šan, Dor, Meguido, Guezer y Aco (Jueces 1,21.27.28.29.34-25).
Jueces muestra una conquista inacabada y un continuo hostigamiento por parte de los cananeos,
que contrasta con el cuadro idealizado y simplificado, casi litúrgico, del libro de Josué, que
muestra a un Dios que interviene poderosamente en favor de su pueblo, con todos los episodios
polarizados en torno a la gran figura de Josué, que conquista definitivamente todo el territorio y
lo reparte entre el pueblo de Israel.
Entonces:35
JOSUÉ
La conquista es una empresa masiva, exitosa, por momentos más parecida a una
“procesión” que a una “acción militar”, fruto de una acción conjunta de todas las
tribus –aun las que habían obtenido un territorio en la Trasjordania ayudaron a sus
hermanos y luego regresaron a sus territorios (Josué 22,1s)– que actuaron, unidas,
bajo la dirección de Josué (cf. Josué 10,4236).
“Jueces”: a renglón seguido –1 Samuel 13,1– empieza la historia de los “Reyes”, con una fórmula análoga
a la que introducirá los reinados de todos los reyes de Israel y de Judá, hasta la ruina de Jerusalén.
35
Se comprenderá mejor las dos presentaciones de este período al profundizar en el hecho que se trata de
dos obras redactadas por la “escuela deuteronomista”, tras el exilio a Babilonia. Los pensadores de esta
escuela teológica pretenden mostrar a un pueblo que vive trágicamente la deportación –esto es, la pérdida
de la tierra– que Dios puede volver a llevar a cabo la obra que realizó entonces, la “conquista” que les
devolverá la posesión de la tierra, que perdieron por su infidelidad, si viven fieles a su voz. Pero si
desoyen su voz (como en el Libro de los Jueces), corren peligro de no poseer la tierra jamás.
36
Desde el punto de vista estrictamente histórico, sabemos que no ocurrió así: sabemos, por ejemplo, que
Jerusalén y otras muchas ciudades cananeas no fueron conquistadas hasta la época de David. También que
los enemigos, por ejemplo, los filisteos, estaban muy lejos de haber sido derrotados. Pero el libro pretende
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90
INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO /// Lic. Claudia MENDOZA
91
JUECES Cada tribu pelea por su territorio y es a menudo derrotada. Las tribus se ven
envueltas, con frecuencia, en luchas entre sí (por ejemplo, Galaad y Efraím en la
historia de Jefté). Como una generación que está alejada de los sucesos salvíficos de
la “conquista”: cf. Jueces 2,7.10 (no “conocían” a Yahweh, no experimentaron su
poder salvador, por lo tanto, lo “ignoraron” y se inclinaron a los dioses de la tierra).
Esta imagen de una conquista desperdigada e incompleta –cf. especialmente Jueces
1,1-2,5– estaría más cerca de la realidad histórica, que sólo de una manera conjetural
es posible restituir.37
Un esquema
literario (-teológico) que se repite
Jueces 2,6-3,6 ofrece una introducción a las historias de los jueces que propone una
interpretación religiosa del período, que representa el reverso de la temática del Libro de Josué.
Se esboza también allí un esquema literario cíclico, que se irá repitiendo a lo largo del libro:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
Los israelitas hacen lo que le desagrada a Yahweh.
YAHWEH se enfurece contra ellos.
Los deja a merced de un opresor.
El pueblo clama a su Dios la liberación.
YAHWEH les manda al “juez” para liberarlos.
Retorna la tranquilidad por cierto período, hasta que muere el juez.
Y los israelitas vuelven a desagradar a Yahweh.
Por ejemplo, cf. Jueces 2,11-19
3,7-11 8,33
El cuerpo del libro –3,7-16,31: “historias de los liberadores”38– está integrado por diversas
narraciones, que suelen reproducir este esquema de presentación, construido literariamente
basándose en esa tesis teológica: “infidelidad = pérdida de la tierra” (pero, si claman a Dios,
éste los liberará y les devolverá la tierra).
Jueces 17-21 –historia de los levitas39– contiene dos relatos independientes entre sí, no
vinculados a historias de jueces propiamente dichas:

Jueces 17-18 narra la migración de la tribu de Dan y la fundación de su Santuario.

Jueces 19-21 refiere el llamado “crimen de Guibeá” y la guerra de la “liga tribal” contra
Benjamín.
El relato refleja un estado de inestabilidad. La necesidad de que aparezca un salvador en
momentos críticos, muestra una situación compleja y frágil. Las tribus vivían independientes
unas de otras, no se socorrían mutuamente para enfrentar al enemigo, que aparecía poderoso,
ser no un relato histórico en el sentido estricto del término, sino una alabanza al Dios que le ha dado la
tierra de Canaán a su pueblo.
37
La perspectiva “panisraelita” es muy clara en el conjunto del libro y cada grupo es comprendido como
un elemento regional de “Israel”, que, a su vez, es comprendido como “12 tribus”, narrando
esquemáticamente un ciclo de 12 libertadores (“jueces”). D. NOËL sostiene que la composición de
conjunto indica que el ciclo de los libertadores se construye sobre la base del número doce, siendo la
intención, sin duda, la de mostrar como cada tribu ha contribuido por turno al mantenimiento del conjunto
(Id., “El libro de los jueces”, en: Id., Los orígenes de Israel, 27).
38
Cf. D. NOËL, “Historias de libertadores (Jue 3-16)”, en: Id., Los orígenes de Israel, 29-34.
39
Cf. D. NOËL, “Historia de los levitas (Jue 17-21)”, en: Id., Los orígenes de Israel, 34.
5. LA ETAPA LLAMADA DE LA “CONQUISTA” /// 08/08/2016
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fuertemente armado.40 Tampoco se observa una unidad de santuario bajo un único Dios.41 El
relato bíblico muestra una falta de comunicación muy grande entre todas las tribus, aisladas
unas de otras, separadas por un territorio hostil, plagado de enemigos.
Constantemente caían en apostasías, rindiendo culto a dioses paganos. Adoraban a los dioses
del lugar y seguían las costumbres de los pueblos del territorio.42
Los jueces
El libro de los jueces relata el surgimiento en cada tribu de diversos caudillos que tomaban las
armas para liberarlas de la opresión de los cananeos o sacarlas de situaciones injustas.
Eran personajes especialmente elegidos por Yahweh para realizar una misión salvífica, dotados
del “Espíritu de Yahweh” (cf. Jueces 3,10; 6,34; 11,29; 13,25; 14,6.19; 15,14), aparecían
siempre en épocas de desorden e infidelidad, apaciguando, liberando, coordinando los esfuerzos
comunes, restableciendo el orden, pero sin pretender perpetuarse en el poder.43
Los investigadores suelen distinguir entre dos tipos de figuras:
 Seis jueces llamados “menores”
Es decir, “jueces” en cuanto “jefes” de ciudades o tribus, que gobernaban y
administraban justicia en los clanes de los que eran jefes o en las ciudades que
gobernaban. De ellos sólo se dan breves noticias.
SAMGAR
4,31
TOLÁ
10,1-2
YAÍR
10,3-5
IBSÁN
12,8-10
ELÓN
12,11-12
ABDÓN
12,13-15
 Seis jueces llamados “mayores”
Los “liberadores”, que se destacan más bien por sus acciones bélicas.
Son los que salvan a Israel, o que, al menos, como en el caso peculiar de Sansón,
lucharon contra sus enemigos. Surgían frente a las amenazas de los cananeos, de pueblos
vecinos (Moab, Ammón), de los nómades del desierto (Madián, Amalec), de los filisteos,
dirigiendo invenciblemente las “Guerras de YAHWEH”.
A ellos se les dedican relatos pormenorizados.
OTONIEL
3, 7-11
EHUD
3, 12-30
DÉBORA Y BARAQ
4-5
GEDEÓN
6-8
40
Cf. R. ALBERTZ, “Guerras religiosas de liberación”, en: Id., Historia de la Religión de Israel I, 149154.
41
Sólo a finales de la época pre-monárquica parece que el santuario de Silo alcanzó una cierta relevancia
suprarregional (1 Samuel 1-3). El “Arca” tuvo –en esta época– menos centralidad de lo que se le suele
atribuir. Estuvo ligada a los santuarios de Guilgal (Josué 4,18s y 7,6) y de Silo antes de ser transportada a
Jerusalén (2 Samuel 6 y 1 Reyes 8). Cf. R. ALBERTZ, “Institución del culto comunitario”, en: Id., Historia
de la Religión de Israel I, 165.
42
Es que en ese momento histórico no es espontáneo el adorar a un dios único, y constantemente caen en
la tentación de adoptar otros dioses, lo que provocaba la ira del Señor.
43
Cf. R. ALBERTZ, “Guerras religiosas de liberación”, Ibid., 149-154.
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JEFTÉ
10, 6-12
SANSÓN
13 - 16
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El problema
de la cronología del relato bíblico
La narración bíblica presenta a los jueces como personajes que se suceden cronológicamente
unos a otros y que ejercen su autoridad sobre todo Israel.
Ateniéndonos a ello, el período de los jueces abarcaría 410 años,44 lo que es una
desproporción.45
Además, ni las opresiones ni las liberaciones, conforme relata el libro, tuvieron un alcance tan
“universal”. Probablemente se habría tratado de relatos independientes que el autor de Jueces
habría recogido para elaborar su obra. El autor conocía distintas tradiciones, distintas anécdotas
que provenían de los diversos clanes, cada una de las cuales habría poseído cierto nivel
“histórico”.46.
Estas tradiciones diversas pasaron a convertirse en patrimonio común de todo Israel.
Fueron recopiladas en una narración continua, cuyo objetivo será mostrar el sentido religioso
que estos relatos entrañaban para todo el pueblo. Reflejarían también la angustiosa situación
vivida por el pueblo israelita en esos momentos en los que debían ganarse penosamente el
territorio.
El libro concluye sin que los miembros del pueblo elegido hayan conquistado aún
completamente el territorio.
44
Cf. R. de VAUX, Historia Antigua II, 207.
Tomando como fecha tope del Éxodo, el año 1220, si le agregamos los 410 años mencionados en el
Libro de los Jueces, más lo que llevó la estancia en el desierto y la conquista de Josué (¿unos 50 años?),
nos encontraríamos que la conquista estaría finalizando recién en el siglo VIII. Para esa época Israel ya
estaba constituido como pueblo (de hecho, en el siglo X ya se ubica el imperio de David).
46
Algunos conservan gran parte de recuerdos históricos, otros tienen un tono más “epopéyico” y algunos
tienen una fuerte impronta “folklórica”, como por ejemplo, el de Sansón.
45
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