6 COl)cepto~Jurídicos del doctor ANTONIO JOSE CADA \?JO y deI doctor ALBERTO SUAREZ ~URILLO acerca del pleito deI Departamento de Culldinamarca contra Ia Naci6n y contra The Colombian Northern Railway Company Linútedt sobre el Ferrocarril deI Norte BOGOTA IMPRENTA DE ti 1917 LA LUZ» COl)Cepto5 Jurídicos del dodor ANTONIO JOSE CADA \?ID y dei doctor ALBERTO SUAREZ f1URILLO acerca del pleito deI Departamento de Cundinamarca contra la Naci6n y contra The Colombian Northern Railway Company Limited, sobre eI Ferrocarril del Norte BOGOTA UIPRENTA nE "LA 1917 LUZ )) Advertencia La Compañía inglesa del Ferrocanlt de! Norte (Tllc Lolombiall NOl-tllern Raz'huay Company LimitClO se llalla demandada, conjuntamente COIZla iVaCÙíll,ante la Corte Suprema de lusticia, por el Departamellto de C1t1ldinallla1ca. Antes de elltrar ella cn cI pleito ¡lizo estudiar el anmto POl su abogado en esta ciudad y po"" los que la asisten en Lond1'Cs. Unánime .fue el concepto de ellos de que la demanda del Departame;¿to 110 tielle j1l1ldillllellto legal ni justo. Las piezas imp0l'tantes del Pleito han sido conocidas del pÚblico, pues se I¡allan impresas: la demanda, J' la respuesta de la Compañfa,' el alegato del sel/or apoderado del Depa1"tamellto J' el del seríor abogado de la Compm7ia. Hoy da a la estam}a la Compaftía dos oPiniones sup1'emamente azd01-izadas, por la ciencia y rectitud de quielles las suscriben-, que están en un todo de acztertÍo COll las conclusiones a que !taMan lle/[ado los abogados de la Compañia. y lo hace ésta para Justificar ante los hombl'es de bz'enla acN/ud quc ha asumido en el p'eito de ne,t;Il'Y 'Yespetltosamente-no los derechos del DepaJ'tamt:nto en el FCr1'omrril del iVorte, que- llO e:âsten- sino las pretemiolles de antig7tOSupresentantes del Departamento. El Pleito Ita causado a la Compañía en Londres gràves pe1juicíos, y los tenedores de sus bonos hiPotecarios se han alarmado ..pero Ùf, Compai'íta tiene C01lfianza en que la Corte Suprema le ha,l[a cumPlida just£cia: Dios lo quiera para honor de Colombia. BogoM, marzo de I9I7. "l' I Ro,r;otâ, agosto 26 de SCílOJ' dOll Gamtc I}I6 Cm los A. JJávila, de 'l'Ize Colombian NoY!henz Railway c. 0 Ltd. Presente . Estimado señor y amigo: Desea usted que yo emita mi opinión sobre las cuestiones que se están discutiendo en juicio entre la Compañía que usted representa y el Departamento de Cundinamarca. Voy él. emitirIa con mucho gusto. Entiendo que es mi deber hablar con absoluta imparcialidad, con la misma con que procediera si estuviera obrando como juzgador. N o otra cosa es lo que usted desea y lo que me ha pedido, ni nada distinto es lo que debe ser. Mi exposici6n muy breve, será, pues, rigurosamente, dentro de los límites de mi Ical saber y entender. El juicio a que me he referido se está siguiendo, en una sola instancia, ante la Corte Suprema de Justicia. Es demandante el Departamento de Cun- -6-:-- dinamarca, a quien representa un apoderado especial. Son demandados la Nación, representada por el señor ProcuracIor General, y la Compañía de que usted es Gerente, quien tiene su personero en el pleito. Usted ha puesto a mi disposición todos los documentos que, en concepto suyo, era necesario estudiar hasta formar juicio sohrè las cuestiones controvertidas. Los he estudiado atentamente. Los considero suficientes para formar mis opiniones. Expondré éstas del modo más sintético que me sea posible, ~on la mayor 'sobriedad que me fuere dable alcanzar. Así debe ser; lo contrario, sería inútil de tocIo punto. He podido observar, haciendo el estudio que usted me encomendó, que la defensa Je la Compañía se ha hecho superabundantemente, con celo, con laboriosidad y con inteligencia que raras veces se emplean semejantes. Desde la contestación de la demanda, en que se hace un estudio muy erudito y muy cuidadoso, hasta el alegato final, en que se pusieron los mayores esfuerzos y se dieron señales muy claras de mucho estudio, mucha capacidad y gramle acopio de ciencia jurídica, la defensa de la Compañía se ha hecho, a mi parecer, de modo muy competente. Le digo esto pa~a explicarle por qué estimaría yo impertinente hacer a usted una larga exposición, en que, por fuerza, repetiría muchas cosas que se han dicho bien. -7Hay cinco peticiones solicita Pri1JlCJ'a-Se contratos en la demanda: la dcclaraciélll de 26 de febrero, 6 de marzo y 16 de di- ciembre de 1889, celebrados :\1. Fonnegra, 20 de octubre Fonnegra entonces Estado mismo derechos Estado I U rdaneta, Soberano año de que lo aprobase un contrato había -eso con Soberano no tendría por el Secred(~ Cundi- ningún valor sin la Asam hlca, La Ley 30 del mismo año lo pero con modificaciones. sen aceptadas Departa- los señores el Cuerpo Legislativo, a la cual se someti6. aprobó, ho) estÚn vigentes». del Estado Ese contrato 'lIas el extinguido que en 1884 celebraron tario de Fomento Ley 30 Y que, por tanto. para y el por la por la de Cundinamarca, y Funnegra parte, de Cunùinamarca, 1884; mento del mismo nombre, Es exacto legal- ele fecha por una esa ley produjo Soberano namarca. elel contrato con modificaciones, que Urdaneta ni afectado R84, Cf~lehrado entre el mismo y Alberto otra, aprobado, dd y eficacia de y J LIan entre la Nación no han extinguido mente la vigencia de que los Sin qnc éstas fue- los llamados es c1aro- contrato rOJlCCSiolla¡-ioj', no perfecto: no hahía más <lue un proyecto. En el año de I 8X5 hubo todo el país. ción En 1886 hubo del régimen Nación. o central. guerra una completa y constitucional Se cambió el régimen l'or la Constitución unitario político una federal civil en mutade la establecido de 1863 y se fundó el régimen Queùó extinguido el l:;:stado So- -8- berano de Cundinamarca. Después, es verdad, se creó una entidad política, persona" de derecho público, llamada Departamento de Cundinamarca. En su nombre se ha demandado. Eran dos personas-los señores- Fonnegra y Urdaneta-Ias que intervinieron en el proyecto de contrato referido. Mientras las dos no aceptasen las modificaciones introducidas por la Asamblea, no había contrato perfecto, faltaba el consentimiento, había un mero proyecto. No he hallado en ninguna parte, quiero decir en los documentos que tengo a la vista, que el dicho proyecto se perfeccionase, que hubiese habido el necesario acuerdo de voluntades, que, en una palabra, hubiese contrato sobre construcción y ~xplotaciónùe un ferrocarril entre Bogotá y Zipaquirá, que era el objeto propuesto. Es cierto <lue el señor Fonnegra manifestó alguna vez a la GobernaciÔn de Cundinarnarca que aceptaba las modificaciones señaladas por la Asamblea, y aun habló en nombre del señor U rdaneta. Pero sea 10 que fuerc del mandato que invocó el señor Fonnegra-sobre 10 cual se alegan graves razones,-·es lo cierto que el propio señor Urùaneta manifestó directamente, de modo expreso, que él no quería adelantar en la celebración del contrato. Y de más fuerza que todo esto, a mi juicio, es que el señor Gobernador de Cundinamarca, con razón o sin ella, y fundándose en teorías (sobre que juzgo innecesario discutir) que él encontraba armónicas -1)- con el derecho constitucional no tenía la facultad adelantar tenerse el Gobierno y perfeccionar de conceder ñor Fonnegra vigente, estimó quc ùepartamental de el contrato, y resolvió abs- una prórroga y que que pedía el se- el negocio era bencia exclusiva del Gobierno ùe la incum- Nacional. Este juzgó la cosa del mismo modo. Si el Gobierno nía potestad cuestión de Cundinamarca para celebrar discutible; mente el contrato, acaso sería pero que esa potestad nía el Gobierno remitirse tenía o no te- Nacional, es cosa a duda, lle igual establecido suerte que que no puclle está que el Departamento namarca no llegó a hacer perfecto se había autorizado por dida por la Asamblea sí la teclara- de Cundi- el contrato que la Ley 30 de 1884, expe- del Estado Soberano de Cun- dinamarca. ~n 1889-cl trato 26 de febrero-se <'para la construcción esta capital y la ciudad entre el :\Iinistro señor Juan de un ferrocarril (le Zipaquirá»; de Fomento ¡VI. Fonnegra. con trato para el contrato extinguido del de del equipo Zipaquirá, por la Ley 30 de Estado Soberano esa convención «Concesionario la construcciém, Ferrocarril aprobado se celebró A éste se le llama en el en cahezam ¡cn to del .y explotación ent:e de la Rep{¡blica y el privilegio, concedido celebró un con- según 1884, del de Cundinctmarca». se hacen estipulaciones diversas algunas signado en el que, ycgún mi parecer, En nuevas, muy de ellas de las que se habían conpuede consi- - 10 -- derarse como un mero proyecto, que nQ llegó a tener los caracteres de contrato perfecto, firme y definitivo. Posteriormente se celebraron contratos adicionales, todos entre el Gobierno Nacional y la persona llamada Concesio1lario. Llama la atenciÓn que en estos contratos se haga referencia al proyecto de 1884, Y que se diga en ellos, de modo muy explícito, que el señor Fonnegra es Concesionario de un privilegio para la construcciÓn y explotación de la obra. Y más todavía: cuando el Gobierno quiso elevar a escritura pública los mencionados contratos (escritura nÚmero 400 de la de marzo de 1890, Notaría 2.a) empezó por el mencionado de 1884. Con esto explica, en mi concepto, que el Departamento de Cundinamarca haya creído, de muy buena fe, p;;ro incurriendo en un error, que él es, no la Nación, la entidad con quien se contrató la obra del Ferrocarril y a quien pertenecen los respectivos derechos y obligaciones. Para mí, sin embargo, no hay duda, en vlsta de la manera como los hechos se cumplieron de que las verdaderas partes contratantes fueron el señor Fonnegra y la Nación. Juzgo que se incurri6 en algún error, no muy sustancial por fortuna, y que no hubo un extremo de rigor jurídico en la denominación que se daba a las cosas al redactar los contratos que celebró el l\linisterio de Fomento. Se olvidó que, en el orden de ideas en que se había se - colocado la cuestión, del contrato iniciado to que, con buenas 11- no había por qué tener con el Estaùo o malas Soberano, razones, des la Nación y el Departamento, sino a aquélla pertenecía cuenta pues- estaban acor- en que no la facultad LI, éste de contratar el Ferrocarril. y siendo así, no se ve la necesidad que en las convenciones y el señor vención Fonnegra I K84 Jesde i\ mi entender, Soberano. terpretación racional la Nación, parte mismas del i\Iinisterio se hiciese proyectalla de las partes, fueron modo hechas que vas obligaciones. sobre Porque que fuese el ánimo Departamento la una cr.tidad de tucional tamento en el proyecto contrarias bs que il y fir- Y entiendo de en favor de la Nación, del {sta cargaron las respecti- no me parecería la Nación sostenible estipular en su nombre, fuese representante molde las en la intención y prometer para el como si legal Je la otra. teoría de nuestro pudiese acomo- Derecho consti- y administrativo. De toJo lo cual lidad estipular esos sí definitivos N o vería yo cómo semejante darse en ningún otra in- sino la Je que quiso tam bién que esas estipulacio,nes, propio darse en adelante. 1889 de la con- con el dicho Estado hecho, no fuesen en los pactos, mes celebrados mérito ya consignadas de 188,1, en cuanto se estipularon a aquel de de Fomento no puede contratante, condiciones jurídica ningún deduzco contrato de Cundinamarca, que no existe en rea- en (lue sea p{lrte el Deparreferente al Ferrocarril - 12- de Zipaquirá. La Compañía que hoy explota esa obra deriva sus derechos del señor Fonnegra, los que éste adquiri6 por· virtud de los pactos que se celebraron con el Gobierno nacional. Con razón, pues, en mi sentir, cree ella que no está ligada con ningún vínculo con el Departamento, que sus obligaciones son en favor de la Nación y que de ésta misma puede exigir el respeto de sus derechos, derivados de los respectivos pactos. En consecuencia, opino que no sería jurídico acceder a la primera de las peticiones ele la demanda del Departamento de Cundinamarca contra la Compañía que usted representa. Segullda petició1t-« Que The Colombian }llort¡tern Railway c. Ltd., en su calidad de tenedor de la Empresa del Ferrocarril de! Norte y subrogataria y adquirente de todos los derechos y privilegios de la concesión, está obligada para con el Departamento de Cundinamarca al cumplimiento del contrato aprobado por la Ley 30 de 1884 del extinguido Estado Soberano del mismo nombre, en los términos de dicha ley y sin que a ello puedan oponerse, por parte de la Kación y de la Compañía, las. estipulaciones contenidas en los tres contratos indicados en el punto anterior, ni ele los demás aCtos y convenciones derivados de éstos;> . Esta cuestión está íntimamente ligada a la anterior. Si la una, como se ha visto, debe resolverse en sentido negativo, de igual modo ha de ser la solución de la otra. Y la verdad jurídica es que en 0 , - 13 ~ realidad no llegó a perfeccionarse el contrato que se inici6 con el extinguido Estado Soberano, y que fue la Nación quien, con plena potestad, contrató al fin y al cabo la obra del Ferrocarril de Zipaquirá, forzoso es concluír que no es posible condenar a la Compañía demandada a cumplir ningunas obligaciones en favor del Departamento de Cundinamarca. El General Juan Manuel Dávila se hizo conccsionario de los derechos que adquirió del señor Fonnegra por virtud de los contratos de 1889, celebrados con la Nación, y, por causa de traspaso que hizo el General Dávila, es dueña hoy de la Empresa la Compañía demandada. Las partes-las que verdaderamente 10 fueron en el que llegó a ser definitivo contrato-han enten(lido siempre, o a.la menos eso encuentro comprobado, que todas las obligaciones del concesionario, sobre cuyo cumplimiento no hay discusión, se contrajeron en favor de la Nación. Como 10 he observado al estudiar la primera y principal petición de la demanda, es mi parecer que el contrato de 1884 no se celebró; que ese proyecto, como me he permitido calificarlo, no llegó a la sazón de tener virtud para crear vínculos de derecho público; que el Estado Soberano de Cundinamarca no adquirió ningunos derechos que, a virtud del cambio de régimen político y de 10 dispuesto en algún texto de la Constitución, se hubiesen transpasado al Departamento del mismo nombre; y, por último, que -14si en los con tratos de 1889, nacionales, se hicieron referencias, innecesarias y erróneas, a aquel proyecto, designándolo con el nombre del contrato, no tuvo eso otro alcance, en la intención de las partes, sino el de reproducir ciertas estipulaciones más generales, para hacerlas, como se hacían ciertamente, en favor de la Nación. Acaso pudi(>ra estudiarse si en los. contratoslos que deveras son tales-referentes al ferrocarril de Zipaquirá hay estipulaciones hechas por la entidad Nación en favor de la entidad Departamento. Porque es cosa bien sabida que una persona puede estipular por otra o para otra, aunque no sea su r~presentante legal o su mandatario. Pero no sería pertinente hacer semejante estudio. No se ha demandado a la Compañía invocando como título estipulaciones. que se digan hechas por la Nación para el Departamento. Se demanda colocándose el demandante en la posición de contratante directo y personáJ. Todo el caballo de batalla está en el contrato de 1884, que se supone nacido, viable y subsistente. La sentencia tendría que ser armónica con la demanda. Nose podría otorgar lo que no se .hubiese pedido ..Concluyo, por tanto, no sería jurídico, en mi c~nçepto, acceder a la segunda petición de la demanda. Tercera petiàóll-Se pide que S~ sentencie así: c.Queconsecuencialmente la misma Compañía está en la obl;ga.çt6n deren<lir cuentas al Departamento de Cundinamarca de los 'produetosde la Empresa, - 15para los efectos del artículo g.o del contrato ya citado, y a pagarle la cantidad que represente el respectivo tanto por ciento estipulado en tal artículo. Esta obligación deberá cumplirla dentro del plazo que la sentencia señale» . Por el solo motivo de que se consideren desechables las dos anteriores peticiones, deberá desecharse también esta tercera, la más importante en el punto de vista pecuniario. Si el contrato supue::;tode 1884 no tiene en realidad vida jurídica, claro está que no se puede pedir que se cumpla ninguna obligación que él impusiera. Y si admitimos como una verda<.l que el Departamento de Cundinamarca no fue contratante de la Empresa del Ferrocarril, ni es sucesor de quien sí lo fuera, mal podría admitirse que aquella persona moral pudiera exigir <.lerechos <.le los que sí existen realmente. Pero puede darse todo esto de barato, y puede admitirse, para. las discusión, colocándose Úno en el propio terreno de la parte demandante, que sí vivió y vive jurídicamente el contrato de 1884 Y que los respectivos derechos son de Cundinamarca. Pues, así todo, sería preciso reconocer que 10 del artículo g.o de aquello:, pactos no subsiste de ninguna manera, porque eso se modificó sustancialmente, se cambió de todo a todo en los contratos que se celebraron, sobre el mismo objeto, con la Nación, cuya validez y firmeza no ha desconocido la propia parte demandante, ni sería posible que desconociese. Y de este modo se impone la con- - J6- c1usión de que quedaron cambiadas por otras las obligaciones señ.aladas en d artículo 9.", así como también se. cambi6, sin la menor. duqa, ~a persona dd acreedor. Esos hechos producen fenómeno jurídico conocido en todas partes con el nombre de llovació1l, que es medio de extinguir obligaciones. Y, por otra parte, aunque se hiciera toda concesión, no estaría el Departamento de Cundinamarca en situación jurídica de alegar, como fundamento de su petición, el artículo 9." del contrato de 1884. Este, como lo reformó la Ley 30 de aquel año, quedó así: «El Gobierno del Estado facilitará a los concesionarios el terreno necesario para la construcción de la vía, sus estaciones, apartaderos, almacenes, casas de guardas, etc., yen cambio de esta concesión y del privilegio el Estado adquiere el derecho de percibir en los primeros 20 años qe la explotaciÓn el S por 100 del producto netod~ la Empresa; el 10 por 100 en los 20 años siguientes; y el IS por 100 durante el resto de la explotación, A la espirac;i6n de ésta, el ferrocarril, con todas su.s anexidades, pasará a ser propiedad del Estado, sin ninguna indemni,zación por parte de éste». Si esto se hallara en vigençia, estaríamos en presenda de un pacto bilateral, que impuso obligaciones a ambas partes. A C~dinamarèa-eso está dicho con claridad, ya que no ser~a posible, seriamente, hallar ambigüedades en la forma ve~bal facilita1'á~la de dar el terreno necesario para 71 ferrocarril. Y como esa obligación no se h~ cumplido, ni un -J7se alegó siquiera su cumplimiento, tampoco habría lugar a reclamar el derecho correlativo, por aquello muy elemental de <[ueson condicionales las obligaciones que resulten de pactos bilaterales, y que, tratándose de ellas, no hay mora en el contratante que no las cumple, si el otro no hubiere cumplido o se allanarc a cum plir las suyas. Opino, por todo esto, que no se podrá conccder lo que se demanda en la tercera ele las peticiones del señor demandante. Cuarta petición-Es subsidiaria, dice así: «Para el caso de que dejen ele hacerse todas o algunas de las declaraciones anteriores, pido subsidiariamente que se declare: que han caducado la concesi6n, el privilegio y los derechos de explotación ~e la obra del ferrocarril del N arte para con la Compañía demandada, todo 10 cual debe pasar al poder del Departamento de Cundinamarca». Como usted habrá podido notarlo, he entendido todo este negocio del ferrocarril del N arte o de Zipaquirá, así: la Compañía que lo explota ha contratado con la Naci6n, con ella está ligada, de ella deriva sus derechos y para con ella tiene sus obligaciones. En realidad no está ligada al Departamento de Cundinamarca, por más que-de donde han resultado inconvenientes apariencias-se mencionara y se incorporara en los contratos celebrados con la Naci6n, incurriendo así en un error que no es raro en nuestras oficinas administrativas, el proyecto de contrato iniciado en 1884 con la entidad Conceptos Jar/dicos 2 - 18- política, que se extinguiÓ, denominada Estado Soberano de Cundinamarca. Y, siendo de este modo las cosas} no se ve cómo el Departamento pueda hoy obtener la caducidad que desea, que valdría como obtener la restihlción de lo que no dio nunca, porque no podía darlo, o porque-eso me parece a mí-lo dio realmente quien, sin la menor duda, tenía plena potestad para concederia. No puede, por tanto, a juicio mío, prosperar la acción subsidiaria, la cual, de otro lado, considero íntimamente ligada a las principales, de modo tal que las unas podrían considerarse como causas de la otra, y de suerte que la última no podría tener otra vida sino la que por las primeras le fuere comunicada. Quinta petición-Se demanda la'condenación en costas de la parte demandada. Esa condenación no se justificaría sino con que fuese temeraria la defensa de la parte demandada. Es innecesario decir nada sobre este punto. Y con esto dejo terminada mi exposici6n, que, como lo anuncié al comenzar, he hecho con imparcialidad y convencido de lo qlledigo. Esa convicción la he adquirido con el estudio de los documentos que usted me suministró} que son los sustanciales del juicio. Desearía mucho haber dado con la verdad j' la justicia. ° Y soy su atento servidor y amigo, ANTONIO JOSE CADAVID ~=--=::: ... ==:::==:::::=:::==~=::::===:::-===-=-====::::====:::=:::~ II 5'eílor don José Domi71/}"o /Jávlla. Prescnte. Muy estimado señor y amigo: Me ha pedido usted un concepto lianes que se debaten ticia con motivo apoderado tra Tite Colombian nuevo será exposición que y la sociedad ¡'\lOlt/tent la materia, consulto No obstante de'que ese vaya fallar por el Poco a la extensa e inteligente abogado ha hecho concepto con- c.", Ltd. añadir decirse J us- denominada que ante la ha agotado del ilustrado juris- piezas que con la demanme ha suministrado usted. ello, y el tener <¡ue incurrir en algunas punto de desea. que puede Cadavid, da elel Departamento blemente inglesa RaiIM7)' tengo y al jurídico doctor promovida a la Compañía y en la cual de ele Cundinamarca que el distinguido representa Corte, de b demanda lo que las cues- en la Corte Suprema del Departamento la Kación sobre repeticiones, el pleito vista le daré proba- me hago cargo en cuestión, el concepto y desde que' usted - 20- . Son cinco las peticiones que contiene la demanda, y me detendré sobre cada una de ellas para decidir sobre su exequibilidad en vista de las comprobaciones que se han traído a los autos para esta· blecer los derechos que se alegan. La primera de ellas está concebida así: « Que los contratos de fechas 26 de febrero, 6 de marzo y 16 de diciembre del año de 188g, celebrados entre la Nación por medio del Ministerio de Fomento, y el concesionario de la Empresa del Ferrocarril del Norte, señor Juan María Fonnegra, sin que mediara el' cons~ntimiento del Departamento de Cundinamarca, contratos que se elevaron a escritura pública en la Notaría 2." de este Círculo, bajo el número 400, y con fecha I de marzo de 1890, no han extinguido ni afectado legalmente la vigencia y eficacia del contrato de fecha 20 de octubre de I 884, celebrado entre el Secretario de Fomento del Estado Soberano de Cundinamarca y los señores Juan María Fonnegra y Alberto Urdaneta, aprobado con modificaciones en la Asamblea del mismo Estado por la Ley 30 del propio año, y que, por lo tanto, los derechos que esa ley produjo para el extinguido Estado Soberano de Cllndinamarca, hoy Departamento del mismo nombre, están vigentes.:.' Se pide por el actor en este capítulo, en primer lugar, que la Corte declare la vigencia y eficacia del contrato de 20 de octubre de 18·84, por cuanto él no ha sido afectado legalmente por los contratos ° - 21- que se elevaron a escritura pública mediante el instrumento de Iode marzo de 1890, m'arcado con el número 400; Y como consecuencia de esa declaración, se resuelva que los derechos que la Ley cundinamarquesa número 30 ùe 1884 produjo para el Estado Soberano de Cundinamarca, están en su fuerza y vigor. N o me detengo a considerar la cuestión desde el primer punto de vista en que Ia sit(¡a el distinguido abogado de la Empresa ferroviaria del Norte, es decir, si la segunda declaración depende de la primer3-; pero sí examinaré cuál era la situación juridica en que se hallaban las partes contratantes que intervinieron en la convención de 20 de octubre de 1884, al celebrarse los nuevos contratos de 188g entre el señor Ministro de Fomento de la. República y el señor Juan l\Iaría F onnegra; pues ello decide, en mi sentir, la cuestión planteada. El 20 ele octubre de 18R4 se celebró entre ci Secretario de Fomento del Estado Soberano de Cunùinama.rca, debiùamente autorizado por el Gobierno del Estado, y los señores Juan lVlaría Fonnegra y Alberto U rdaneta, un convenio sobre construcción, equipo y explotación de una vía férrea CJuepusiese en comunicación las ciudades (le Bogo. tá y Zipaquirá, y sobre r:oncesión de un privilegio para explotar dicha vía por el término de 4.1 años. Esta convención, según su artículo 20, necesitaba, para llevarse a efecto, de la aprobación del Poder Ejecutivo y de la Asamhlea Le:gislativa del Estado. ·22 La primera la obtuvo el día 20 de octubre de se le dio mediante la Ley 30 de 12 de diciembre del mismo' año, expedida por la Asamblea Legislativa, la cualltJtrodl~o al pacto de que he hablado varias modificaciones consignadas en siete artículos .. 1884; Y la segunda Reformado el contrato por los legisladores cundinamarqueses, era indispensable, para su eficacia, la aceptación, por parte de los señores Fonncgra y U rdancta, de esas' nuevas estipulaciones para que ocurriera el concurso de voluntades necesarias para que se generasen derechos y obligaciones; en otros términos, para que se estableciera el vínculo jurídico entre los concesionarios y el Estado Soberano de Cundinamarca. Ahora bien, no aparece de una . manera inequívoca la aceptación por parte de los concesionarios de las modificaciones dichas; pues si bien es cierto que el señor Fonnegra ocurrió ante el Gobierno del Estado Soberano de Cundinamarca, manifestando su aquiescencia, no consta que lo hiciera dehida y legalmente autorizado por el señor Urdaneta, .Yantes bien, éste hizo saber al mismo Gobierno que no quería intervenir más en el asunto y se retiraba del negocio. Como los concesionarios formaban una sola parte en el expresado convenio, y fue con ambos con quienes contrató el Estado Soberano <le Cundinamarca, me inclino a creer que el contrato no llegó a perfeccionarse y quedó en estado de mero proyecto, como muy bien lo dice el señor ùoctor Cada vid. -. 23 - Pero hay más: cI artículo primitiva establecía a escritura qne el contrato p(¡blica dentro tes a sn apmbación tudios, planos Esta partes (artículo la Compañía encargarse 1602 habiendo esta solemnidad, No aparece, vención nacional o extrande la del C<$digo Civil). debía se considerase aquéllas mientras las Ct'.m- pcrfeccio- estimado ner:esaria ella no se llenara. cI con- nacido a la vidajurídic:a, no era capa;;: de producir sus efectos. segÚn los datos qlle he tenido a la vista, que la formalidad siguiente, del ferro- que era una ley para trato no había propiamente y por lo tanto, los es- de la construcción estipulación, pues elevarse para la ejecución plirsc para que el contrato nado; debía y dcspu{;s de practicados carril y organizada obra. la convención de los doce mesessiguip.n- y dibujos jera que debía 5.° de expresada debe deducirse se colmara que y, por con- el proyecto no llegÓ a asnmir los caracteres de con- de contrato perfecto. Pero aun admitiendo el contrato dicho mar suficiente pacto nuevos estuviese 20 Legislativa no }Jucde concluírse del contrato ùe octubre 17 ya por 'lue de las modificacio- en el aí10 de nida en el artículo este privilegio esti- vig<:n te cuanùo contratos de a perfeccional'se, por la Asamblea Fonncgra, las estipulaciones vilegio <lue la aceptación nes introducidas el señor llegó en gracia de discusión, hizo que aquel se celebraron 1889, porque de concesil)n los entre de pri- de 1884 se halla la contecitado, qne dice: «Caducará en caso de que los concesionarios no llenen los compromisos 5. y 6.° del presente contraídos contrato, 0 d'lá declarareI 24- Poder en los artículos cuya Ejecutivo artículos 5.° y 6.° se refedan ses para practicar del Estado.» planos los que me- y dibujos, y a la iniciaciÓn bajos de construcciÓn, Los al plazo de doce los estudios, de que ya he hablado po- caducidad de los tra- deberían principiar firmado la escritura dos meses después de haberse pública respectiva. Contenía, pues, cho una condición resolutiva, a cuyo cumplimiento, <lquél quedaba 15,')6 caducado Y concordantes perderse por ministerio del Código la c<tclucidad que de ella hiciera llel Estado, la que era para tiva, dados los términos estipulación. La condición el representante dinamarca en el hecho por consiguiente, para contenidas contrato, tenporÚnea el Poder en que marcado cumplimiento y el Gobierno rada expresamente concebida la en su de C:un- con el ordinal 4."; Y no se prórroga del a las obligaciones S.a y ô.a del primitivo esta solicitud, tuvo de concederIa. potesta- se produjo. solicitaron en las cláusulas porque Ejecuti\'o como 10 expresa la caducidad dar está era y no la del Departamento diga que los concesionarios término ele la condición éste meramente se cumplió demanda del artículo del contrato declaración di- Y no debe Civil. de vista que el evento 10 que producía el convenio en mi sentir, de Cundinan1arca Además, la caclucidad por el1\linisterio resoluci<'lI1 de 28 de noviembre fue exse abs- fue decla. de Fomento de 1888. en Dados estas que los contratos 25- antecedentes, creo celebrados caducado esta por que con tiene febrero de de octubre 20 dado Clue dicho contrato y no era eficaz por consiguiente. raz6n, afirmar con la Naci6n en 188<) no podían afectar el contrato 1884 ni extinguiria, poder lo que el artículo creo que de h,tbía Y e.3por la declaraci6n 28 del con trato de 26 cIe de 188g, no es suficiente a revivir el com"e- nia primitivo, ella aparece tanto más si se tiene en cuenta en un nuevo contrato NZlci6n, en el que la entidad celebrado que por la cundinamarquesa no era parte. Al efectuarse la transformaci6n tUlI de la cual la República blica nnitaria, artículo política, federal pas6 a ser Repllen 11386, en su Ia Carta fundamental 188, dijo que los bienes y derechos cualquier título pertenecieran tades Soberanos en vir- que por a Ins extinguidos se adjudicaban Es- a los respectivos Departamentos; por consiguiente, los bienes y derechos qne eran del Estado Soberano de Cnndinamarca, se asignaron al Departamento nombre. l\Jas, como los derechos cuestiÓn pudiera derivar con los señores Fonnegra a la categoría de una condición entidad celebrarse y Urdaneta, o ya porque resolutoria, con relación derechos en celebrado no alcanzaron ese contrato no caduc6 en virtud la situación jurídica a los concesionarios los nuevos contratos, haber no existían que el Estado contrato de tales, ya porque lIegc) a perfeccionarse, dicha del del mismo de al era la de que en su ningunos emanados de - 26- la convenci6n dicha, ni de la Ley del Estado IIue la aprob6 con modificaciones; por consiguiente, no podían estar vigentes para el Departamento. Estimo, pues, que la Corte no puede reconocer la vigencia de tales derechos. La segunda petición de la demanda está concebida así: «Que The LolombÙm NOl'tltern Railway c.", Ltd., en su calidad de tenedora de la Empresa del Ferrocarril del Norte y suhrogataria y adquirente ' de todos los derechos y privilegios de la concesión, está obligada para con el Departamento de Cundinamarca al cumplimiento del contrato aprobado por la Ley 30 de 18R4 del extinguido Estado Soberano del mismo nombre, en los términos de dicha ley, y sin que a ello puedan oponerse, por parte de la Naci6n o de la Compañía, las estipulaciones contenidas en los tres contratos indicados en el punto anterior, ni actos o convenciones derivaclos de éstos.» P,lra que esta petición fuera acogida por la Corte, habría necesidad de demostrar que el contrato celebrado por el Estado Soberano de Cundinamarca en 1884 con los señores Fonnegra y U rdaneta está vigente, y que la Compañía actual es subrogataria y adquirente de todo~_ los derechos provenientes de este contrato de concesi6n, para que pueda considerársele obligada en los términos de aquel pacto. Ya se ha visto que el primer contrato, o sea el de 1884, no está vigente, y el Departamento no - 27- puede alegar derechos que de él emanen; y no hay necesidad de repetir los argumentos hechos al respecto. Tampoco puede admitirse que la Empresa actual sea subrogataria del privilegio de que esc contrato habla y que las obligaciones contraídas por los primeros concesionarios pesen sobre ella, porque si con el Estado Soberano no existió legalmente un vínculo de derecho, mal pueden trasmitirse otros clcl"œhos y obligaciones que no nacieron a la vida jurídica. Aùemás, asumida la construcción de la vía por la Nación, después de la transformación política de que he hablado y cclcbrádosc por ésta contratos incompatibles con el primero, éste, dado que hubicra llegado a su perfección, dejó (le existir jurídicamente, y los derechos y obligaciones de la Compañía actual tienen como fuente los contratos pactados con la cnti(lad nacional. Por lo tanto, a mI ver no es exequible la segunda petición de la dcmanda. La tercera petición de la demanda dice : «Que consccuencialmente la misma Compañía está en la obligación de rendir cuentas al Departamento de Cundinamarca de los productos de la Empresa para los efectos del artículo 9.° del contrato ya citado, y a pagarle la cantidad que represente el respectivo tanto por ciento estipulado en tal artículo. Esta obligaci6n debcrá cumplirla dentro del plazo que la sentencia señale.» - 28- La obligaci6n que pretenùe hacerse efectiva Je la Compañía del Ferrocarril del Norte y de que trata la petici6n anterior, se hace dimanar, del artículo 9'° del contrato de I 884. Ya se ha visto que dicho convenio 110 alcanz6 a asumir los caracteres de un contrato perfecto, luego él no puede producir obligaciones. Tampoco podría hoy originarIas, aun en el supuesto de que el contrato se hubiera perfeccionado, pues él caducó por el evento de una condici6n resolutoria, pues extinguida la fuente de las obligaciones ellas no pueden subsistir. Mas en la hipótesis de que dicho pacto hubiera tenido eftcacia y producido sus efectos, no 'podría tomarse pie en una de sus estipulaciones para deducir deberes en la actual Compañía, porque uno de los contratos posteriores celebrados con la Nación, no sólo contiene cláusulas incompatibles cun la que he citado, sino que en 61 se dijo, en el de 1892, celebrado con el general Dávila, que se establecía una llOz'aÚÓll, la que es uno de los modos de extinguir las oblgaciones según nuestro Dcrecho Civil. Juzgo, pues, que no puede condenarse a la Compañía demandada a rendir las cuentas que se le piden. - 29- Por las razones que he expuesto, y principalmente por no existir un vínculo jurídico entre la actual Compañía y el Departamento de Cunclinamarca, soy de opinión- fJue tampoco puede accedcrse a la cuarta petición de la demanda. Soy de usted amIgo, muy atento, seguro servidor y ALBERTO SUAREZ MURILLO Bogotá, abril 25 de 1917. --+-