De cara al muro Carteles publicitarios hechos de ladrillo. La

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De cara al muro Carteles publicitarios hechos de ladrillo. La elección parece actualizar la historia de la relación entre muros, pinturas y mensajes en su versión más contemporánea: la de un paisaje invadido por imágenes publicitarias. Ante estos muros anónimos en el desierto peruano, Sergio Fernández toma una actitud frontal. Se enfrenta a ellos. Las fotografías análogas ampliadas a gran formato han sido intervenidas con pintura para transformar la realidad que registran. El muro como soporte cultural ha sido actualizado e invertidos sus mensajes. Ocurre así una transformación en su función original. Esta alteración del contenido mediante el color responde a una necesidad por reinterpretar el paisaje circunscrito. Sucede así una inversión en la función y el mensaje, silenciándolo y revelando una estética y una poética inéditas. Una especie de arqueología de las palabras en donde decir es un acto de edición. Vilém Flusser hablaba del muro como una estructura contra-­‐cultural y contra-­‐natural. Esta resistencia estructural (a la cultura, a la naturaleza) es la que nos permite una distancia, una puesta en relación. En Inversiones, los distintos puntos de vista, los distanciamientos, las miradas laterales, cercanías o lejanías extremas, funcionan como una mirada analítica que disecciona el muro en el paisaje y nos permite reconstruir una geometría como forma de relación. Una geometría contenida en superficies de color, desplegada en líneas en el territorio y resonante con las palabras que sobrevivieron. Paulo Dam -­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐ “En el fondo, la cultura es en gran parte un revestimiento mural destinado a embellecer aquello que frustra y a disimular las eventuales fisuras. Y aun si la cultura insiste de manera funcional y anti–romántica sobre la estructura del muro y si el romanticismo no es, a pesar de todas las afirmaciones contrarias, un retorno al muro, a su “naturaleza”, sino un embellecimiento de muros – entonces semejante insistencia sobre la estructura del muro no es más que un truco destinado a hacerlo desaparecer dialécticamente, es decir, a esconderse atrás de los muros como uno se esconde detrás de los pretextos. Curiosamente, la neutralidad de los muros se ve acentuada por su geometría, que en nuestra cultura toma normalmente forma de rectángulo. Porque, si por si un lado, la geometría se caracteriza por su no-­‐
neutralidad, por otro lado su aspecto “estructural” es hostil a toda cultura, por más formal que esta sea. Entonces es esto lo que son en el fondo los muros: estructuras contra-­‐naturales y contra-­‐culturales. El hombre crea la mayor parte de sus obras combatiendo contra ellos y teniéndolos como fondo. Y por mucho que tumbemos uno de los cuatro muros y transformemos así una habitación en una escena, la mayor parte de las obras humanas devienen en elementos de un teatro absurdo. Así quizás la crisis que afecta actualmente la obra de arte no sea otra cosa que una crisis de muros.” Vilém Flusser 
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