Genios sin visos de genialidad

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LATERCERA Sábado 30 de mayo de 2015
Sociedad
Cultura
CRITICA DE LIBROS
Genios sin visos
de genialidad
Juan Manuel Vial
Crítico literario
Contigo en la distancia, que gira en torno a una famosa y
elusiva escritora, es la novela más ambiciosa que ha publicado
Carla Guelfenbein. Pero esta constatación también implica un
riesgo.
A
a Contigo en la
distancia, la
novela
con título
de buen
bolero que recibió el
Premio Alfaguara 2015,
permite suponer que
Carla Guelfenbein ha alcanzado cierta complacencia con su escritura,
cierta seguridad en el
uso de los recursos narrativos que le son familiares y una indudable
convicción en la validez
de su propuesta literaria. El libro, además,
deja entrever algo que
ya he dicho aquí mismo:
Guelfenbein es una escritora ambiciosa y esforzada, y ello, a su vez,
enfatiza que está empeñada en una búsqueda
que la distingue de
aquellos autores de
bestsellers que se contentan con el éxito que
consiguen entre lectores
mediocres. Teniendo lo
anterior en cuenta, surge la pregunta insoslayable: ¿por qué Carla
Guelfenbein no ha escrito hasta la fecha una
buena novela?
El personaje central de
Contigo a la distancia,
Vera Sigall, es una escritora de origen judío que
alcanzó fama universal
con sus cuentos y novelas.
Al inicio del libro, Sigall
sufre un accidente doméstico que la deja internada e inconsciente en
una clínica de Santiago.
Así, en ese estado, permanecerá casi hasta el final
de la obra. Alrededor de
Sigall figuran tres voces,
que a lo largo de la novela
se turnan para dar a conocer diversos aspectos
de su vida: Daniel Estévez,
un arquitecto más o me-
nos joven que trabó amistad con ella en calidad de
vecino y confidente; Emilia
Husson, una muchacha
francesa, hija de chilena,
que llega al país a estudiar
cierto archivo bibliotecario
que contiene papeles de Sigall, y Horacio Infante, un
poeta célebre y mundano
que en la década de los 50
fue amante de Vera.
Daniel, Emilia y Horacio
hablan en primera persona
y están claramente diferenciados por sus circunstancias personales. Pero, y
aquí viene lo grave, no se
distinguen entre sí por sus
voces. Dicho de otro modo:
resulta demasiado evidente
que hay una sola mano detrás de ellos, aunque el
ejercicio de la buena literatura consiste precisamente
en ocultar, trastocar y subvertir las huellas propias,
algo que aquí no ocurre jamás. Los tres personajes
son capaces de expresar
frases cursilonas, los tres
carecen de talento para discurrir metáforas, los tres se
empecinan en recalcar lo
básico y lo obvio. Además,
Vera Sigall y Horacio Infante no dan una sola prueba, a lo largo de 351 páginas, de que efectivamente
son escritores talentosos.
Aunque buena parte de la
trama es predecible, hacia
el final de la novela hay un
giro que resulta sorprendente. Sin embargo, a esa
altura, el lector ya está
abrumado: Guelfenbein se
empecina en aportar detalles excesivos sobre cualquier nimiedad, pero ello
nunca ocurre en las escenas más complejas, como
por ejemplo en las de índole sexual; Guelfenbein intenta obtener brillos de
trascendentalismo de cualquier perogrullada; Guelfenbein rellena y rellena
páginas sin enterarse de
que la falta de continencia
no sería insoportable si es
que, a cambio, se le entregara a quien lee algún
placer estético en la forma
de una prosa cautivante,
lo que ciertamente no es
el caso.
Contigo en la distancia
es la obra más ambiciosa
que hasta ahora ha publicado Guelfenbein. Y si se
le compara con sus cuatro
novelas anteriores, resulta notorio el avance, el
crecimiento. Pero esta
constatación también implica un riesgo: el de la
complacencia y la excesiva seguridad en los métodos propios, las que podrían conducir al estancamiento en una
cómoda mediocridad
celebrada por un premio que, dicho sea de
paso, perdió definitivamente el poco brillo que
le iba quedando.
Los tres personajes
expresan frases
cursilonas y carecen
de talento para la
metáfora.
Guelfenbein intenta
obtener brillos de
trascendentalismo
de cualquier
perogrullada.
CONTIGO EN LA DISTANCIA
Carla Gulefenbein. Alfaguara,
2015. 358 págs.
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