contradicción de tesis 17/2006-ps - Suprema Corte de Justicia de la

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CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS,
ENTRE LAS SUSTENTADAS POR LOS
TRIBUNALES COLEGIADOS PRIMERO Y
QUINTO, AMBOS EN MATERIA CIVIL DEL
TERCER CIRCUITO
MINISTRO PONENTE: JOSÉ RAMÓN COSSÍO DÍAZ
SECRETARIO: FERNANDO A. CASASOLA MENDOZA
México, Distrito Federal.
Acuerdo
de la Primera Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, correspondiente al día
dieciocho de abril de dos mil siete.
V I S T O S para su resolución los autos del expediente relativo a
la denuncia de contradicción de tesis 169/2006-PS, y
R E S U L T A N D O:
PRIMERO. Denuncia de la contradicción. Mediante el oficio
469/2006, recibido el dieciséis de noviembre de dos mil seis en la
Dirección
General
de
la
Coordinación
de
Compilación
y
Sistematización de Tesis de esta Suprema Corte de Justicia de la
Nación, Alicia Guadalupe Cabral Parra, Magistrada Presidenta del
Quinto Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito,
denunció la existencia de una posible contradicción entre, por un lado,
el criterio sustentado por el Colegiado por ella presidido al resolver el
amparo en revisión 441/2006 y, por el otro, el emitido por el Primer
Tribunal Colegiado de la misma materia y circuito al resolver el amparo
en revisión 446/2004.
CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
SEGUNDO. Trámite de la denuncia. Por acuerdo de veintisiete
de noviembre de dos mil seis, el Presidente de la Primera Sala de esta
Suprema Corte admitió a trámite la denuncia y ordenó registrarla bajo
el número 169/2006-PS. Asimismo, solicitó al Presidente del Primer
Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito que remitiera
los autos de los asuntos en que se hubieran sostenido los criterios
materia de la contradicción, o en su defecto, las copias certificadas de
las ejecutorias relativas y los disquetes con la información respectiva.
Por acuerdo de veinticuatro de enero de dos mil siete, recibida la
información solicitada, se tuvo por integrado el presente asunto y se
dio vista al Procurador General de la República para que, en el término
de treinta días y en caso de estimarlo necesario, presentara su opinión
sobre el tema. En el mismo acuerdo se ordenó que se turnaran los
autos a la ponencia del Ministro José Ramón Cossío Díaz; y
TERCERO. Posición del Procurador General de la República.
Por escrito presentado el trece de marzo de dos mil siete ante la
Oficina de Certificación Judicial y Correspondencia de esta Suprema
Corte de Justicia, el Agente del Ministerio Público de la Federación
designado para intervenir en la presente contradicción de tesis
manifestó su opinión.
En primer lugar, el Agente del Ministerio Público Federal afirma
que la presente contradicción de tesis es procedente y existente.
Afirma que los dos Tribunales Colegiados contendientes analizaron la
misma cuestión jurídica, consistente en determinar si en el Estado de
Jalisco los hijos mayores de edad que se encuentran realizando
estudios acordes a su edad conservan el derecho de recibir alimentos,
la cual resolvieron de forma contradictoria.
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
Luego de analizar las disposiciones conducentes del Código Civil
del Estado de Jalisco, el Ministerio Público Federal expresa su opinión
en el sentido de que la obligación de los padres de proporcionar
alimentos a los hijos continúa, a pesar de que hayan alcanzado la
mayoría de edad, siempre y cuando tengan la condición de
estudiantes.
Sostiene que esta afirmación es la que debe prevalecer dado
que los derechos alimenticios tienen el propósito de otorgar a las
personas los elementos de subsistencia material y educativa para
satisfacer sus necesidades mínimas con decoro y honorabilidad. En
su opinión, es claro que el artículo 438 del Código Civil del Estado de
Jalisco al incluir como parte de los derechos alimenticios la educación,
desde el nivel básico hasta la obtención de un oficio o profesión,
demuestra la intención del legislador de no considerar la mayoría de
edad como una causa de extinción de dichos derechos, pues, subraya,
el límite superior de este derecho educativo —un oficio o profesión—
se adquiere comúnmente después de haber adquirido los dieciocho
años. Para el Ministerio Público, pues, la mayoría de edad no debe
considerarse como una causal de extinción de los derechos
alimenticios de los hijos, los cuales, afirma, conservan bajo las reglas
generales que regulan la institución de los alimentos.
C O N S I D E R A N D O:
PRIMERO. Competencia. Esta Primera Sala de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación es competente para conocer y resolver
sobre la presente denuncia de contradicción de tesis, de conformidad
con lo dispuesto por los artículos 107, fracción XIII, párrafo primero de
la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; 197-A de la
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
Ley de Amparo; y 21, fracción VIII de la Ley Orgánica del Poder
Judicial de la Federación en relación con los Puntos Segundo y Cuarto
del Acuerdo General 5/2001, y el Punto Segundo del diverso Acuerdo
4/2002 del Tribunal Pleno de esta Suprema Corte de Justicia de la
Nación, en virtud de que se trata de una denuncia de contradicción
suscitada entre criterios de Tribunales Colegiados de Circuito, en un
tema que corresponde a la materia de la especialidad de esta Primera
Sala.
SEGUNDO. Legitimación de los denunciantes. La denuncia
de contradicción de tesis proviene de parte legítima, de conformidad
con lo previsto por los artículos 107, fracción XIII, segundo párrafo
constitucional y 197-A, párrafo primero de la Ley de Amparo, pues la
presente contradicción de tesis fue denunciada por la Magistrada
presidenta del Quinto Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer
Circuito en representación de uno los órganos emisores de los criterios
en contienda.
TERCERO. Posturas contendientes.
1. Quinto Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer
Circuito. Al resolver el diecinueve de octubre de dos mil seis el
amparo en revisión 441/2006, el Quinto Tribunal Colegiado en Materia
Civil del Tercer Circuito sostuvo, en lo que interesa, lo siguiente:
En otro aspecto, como después se explicará, es inexacto
que el juez de Distrito resolviera erróneamente que el acto
reclamado no viola garantías al estimar que la hija mayor
de edad tiene derecho a alimentos mientras curse una
carrera universitaria para obtener una profesión honesta,
acorde a su edad, talento, potencialidades y circunstancias
personales, a cargo del disidente y en proporción a sus
posibilidades.
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
Es decir, no tiene razón el revisionista cuando afirma
que porque el artículo 434 del Código Civil de Jalisco de
manera clara y tajante establece que llegada la mayoría de
edad cesa la obligación de los padres para alimentar a los
hijos, sin que quepa interpretación alguna al respecto,
cuando señala que: “Los padres están obligados a dar
alimentos a sus hijos, hasta que alcancen la mayoría de
edad o llegando a ella sean capaces. A falta o por
imposibilidad de los padres, la obligación recae en los
demás ascendientes por ambas líneas, que estuvieren
más próximos en grado.”, por lo que se razona enseguida.
En efecto, la obligación alimentaria responde a un deber
ético que ha sido incorporado al sistema jurídico con la
categoría de orden público e interés social, a fin de activar
las redes de justicia y solidaridad humanas mediante las
que las generaciones maduras y estables hacen posible
que las que no lo son tengan acceso a estándares de
bienestar
deseables
y
posibles.
Consiste
fundamentalmente en que los familiares cercanos
favorecidos brinden la asistencia debida a otros menos
afortunados, para asegurar su subsistencia material y
educativa. En el caso de los hijos menores ese deber no
sólo incluye que los deudores den de comer y de vestir a
los acreedores, sino también que les procuren dónde vivir,
ayuden en la enfermedad y otorguen atención psíquica y
afectiva, propicien su sana diversión y, en su caso, cubran
los costos de defunción. De manera especial, ese débito
se extiende a cubrir los gastos de la educación preescolar
y obligatoria (primaria y secundaria) y para proporcionar
algún oficio, arte o profesión honestos, acordes a su
talento, fortaleza y ambiente personal, en línea con lo que
establece el artículo 439 del Código Civil de Jalisco, que
dispone: “Los alimentos comprenden el recibir los elementos
de subsistencia material y educativa, como son: la comida,
el vestido, la habitación y la asistencia en casos de
enfermedad. Respecto de los menores, los alimentos
comprenden, además, los gastos para la educación de
jardín de niños, primaria y secundaria del acreedor
alimentario y para proporcionarle algún oficio, arte o
profesión honestos y adecuados a sus capacidades,
potencialidades y circunstancias personales. También
comprenden las atenciones a las necesidades psíquica,
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
afectiva y de sano esparcimiento y en su caso, los gastos de
funerales.”
El derecho que tiene una hija menor de edad a que
se le proporcione una profesión debe examinarse
partiendo de que puede cursar la educación primaria entre
los seis y los catorce años, conforme establece el artículo
31 de la Ley de Educación del Estado de Jalisco, que
señala: “La educación primaria es obligatoria para todos
los habitantes del Estado. Tiene como objetivo primordial
dotar al educando de los conocimientos, habilidades y
formación de hábitos que fundamenten el aprendizaje
posterior, así como los conocimientos elementales para
integrarse a la sociedad y acceder a su formación cultural
posterior. En el sistema educativo estatal se impartirá
educación primaria a los niños cuya edad fluctué entre los
6 y 14 años.”. Si dicha menor ha ingresado a la escuela
primaria a los seis años, es fácil colegir que podrá
concluirla a los doce, etapa que sería el antecedente
necesario para continuar los tres años de que consta la
instrucción secundaria para completarla a los quince.
Siguiendo las fases educativas indispensables para cursar
una carrera profesional, sería imprescindible acreditar los
seis semestres de bachillerato que podría finalizar
cumplidos los dieciocho años.
Como se ve, el derecho a que se proporcione una
profesión a la hija menor se fragua en una cadena
sucesiva de ciclos educacionales durante doce años, sin la
que obviamente no es posible acceder a una educación
profesional.
Sostener lo que argumenta el disidente, en cuanto a
que sólo le era obligatorio proporcionar una profesión a su
hija mientras ésta era menor, significa interpretar de
manera letrística y aislada el aludido artículo 434 del
Código Civil de Jalisco, desnaturalizando la finalidad de los
deberes alimentarios de los padres hacia los hijos, pues
carecería de todo sentido el esfuerzo gradual previo para
conseguir una profesión, pues éste se vería frustrado
abruptamente con sólo traspasar el umbral de la mayoría
de edad, lo que choca con el más elemental principio de
justicia orientado a reconocer el correcto equilibrio en la
asignación de los derechos de los descendientes y los
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
deberes de los progenitores, en función de la efectiva
distribución de los bienes y las ventajas derivadas de los
lazos de fraternidad y solidaridad que caracterizan a la
comunidad familiar, pues ningún caso tendría establecer
en la ley el derecho de los hijos menores a una profesión,
a sabiendas de que tal objetivo solamente puede
consumarse hasta después de alcanzada la mayoría de
edad.
En corroboración del principio de justicia está el de
utilidad que aconseja enseñar a los hijos a vivir sin dejar
inconclusas las tareas que se han emprendido, aprovechar
el tiempo y los recursos invertidos en la educación,
reconocer la dignidad de las personas, dar el ejemplo y ser
recíprocos al devolver los beneficios obtenidos en la vida,
pues no cabe duda que el disidente, siendo profesionista,
no puede ignorar que él mismo significa una pauta a seguir
para su hija que tiene la legítima aspiración de lograr una
profesión que podría no lograr si le escatima su ayuda.
A mayor abundamiento debe decirse que tratándose
de hijos mayores de edad, a efecto de establecer la
subsistencia de la obligación de que se trata, es menester
que el acreedor alimentista curse un grado de escolaridad
acorde, pero no solamente con su edad, sino con todas
sus condiciones particulares, es decir como ya se dijo, no
basta un mero parámetro numérico a fin de poder estimar
que alguien estudia o no en un nivel adecuado, puesto que
para ello es necesario conocer el entorno en el cual se ha
desarrollado, realizando los estudios pertinentes de los que
se pueda deducir que de acuerdo al desenvolvimiento
familiar, emocional, académico y social, entre otros, el
descendiente no ha tenido la aplicación suficiente en la
escuela, ya que no sería justo que por condiciones ajenas
a él no fuera merecedor a seguir percibiendo los alimentos
de su padre.
Piénsese, por ejemplo, en los hijos cuyos
progenitores no los inscribieron a una edad que se podría
considerar la normal para comenzar los estudios de
escolaridad primaria, aquellos que por alguna enfermedad
tuvieron que abandonarlos temporalmente o en otros que
no han podido realizarlos en forma correcta pero no por
pereza o falta de aplicación, sino por factores emocionales
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
que han influido en ellos, como los problemas derivados de
los conflictos familiares que incidan en la postergación o
interrupción de la escolaridad, sin perder de vista sus
capacidades, potencialidades y circunstancias personales.
Por tanto, la correcta intelección del ya reproducido
artículo 439, lleva a considerar que el derecho a recibir
alimentos no se pierde por el sólo hecho jurídico de que la
hija alcance la mayoría de edad, a condición de que ésta
demuestre que los necesita mientras cursa estudios
acordes a su edad y peculiaridades.
En ese contexto, lejos de lo que afirma el
revisionista, el precitado numeral 439 armoniza
cabalmente con lo que preceptúan el ya copiado arábigo
434 y el diverso 451, fracción II, del ordenamiento
sustantivo civil en cita, que dice: “Cesa la obligación de dar
alimentos: … II. Cuando el acreedor alimentario deja de
necesitar los alimentos;…”, preceptos que no deben
aplicarse de manera aislada, sino concatenada para
concluir que si llegada la mayoría de edad la hija sigue
teniendo necesidad de recibir alimentos porque cursa una
educación universitaria que la conduzca a abrazar una
profesión, lo que es inalcanzable durante la minoría de
edad por las razones expuestas, entonces el inconforme
tiene obligación de proporcionarle alimentos por ese
motivo.
Ante la pregunta lógica de ¿qué sentido tiene
establecer en el aludido numeral 439 el derecho de los
hijos menores a obtener una profesión, si el diverso
numeral 434 lo cancela precisamente por dejar de serlo?,
en lugar de excluir uno de esos preceptos aparentemente
contradictorios, debe salvarse la antinomia aplicando la
regla de hermenéutica que integre la efectividad de ambos
dispositivos dentro del sistema que todo cuerpo de leyes
unificado tiene en su base, dado que la obligación de dar
una profesión a los hijos menores se paga cuando son
mayores de edad, tomando en cuenta sus capacidades,
potencialidades y circunstancias particulares.
Al respecto es aplicable la tesis emanada de la
Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, editada en el tomo CX, quinta época del
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
Semanario Judicial de la Federación, página 443, de
epígrafe y redacción siguientes: “INTERPRETACION DE
LA LEY.- Es regla de hermenéutica que ante dos textos de
un mismo ordenamiento, aparentemente contradictorio, no
debe concluirse en la exclusión de uno de ellos, sino en la
coordinación de ambos preceptos, dentro del sistema que
todo cuerpo de leyes unificado tiene en su base.”.
Una vez establecido que la calidad de acreedor
alimentista no se pierde porque la hija haya alcanzado la
mayoría de edad, siempre que estudie una carrera
profesional o lo que sea acorde a su edad y condiciones
particulares, la obligación alimentaria debe proseguir en
tanto que por ello subsista la necesidad de recibirlos, en
concordancia con lo que establece el reproducido artículo
451, fracción II, del Código Civil local.
La explicación de lo anterior se encuentra en que el
indicado arábigo 439 contiene una norma especial cuya
observancia es preferente a la general inserta en el diverso
precepto 434, al tenor de lo que dispone el artículo 14 de la
mencionada codificación sustantiva civil, que dice: “Las
leyes que establecen excepción a las reglas generales, no
son aplicables a caso alguno que no esté expresamente
especificado en las mismas leyes.”.
2. Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer
Circuito. Por su parte, el Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil
del Tercer Circuito, al resolver el veinticinco de noviembre de dos mil
cuatro el amparo en revisión 446/2004, determinó lo siguiente:
Substancialmente aduce la autorizada de los recurrentes,
directos quejosos, que ilegalmente el juez de Distrito negó
el amparo solicitado contra la interlocutoria del juez
responsable mediante la cual resolvió el incidente de
cancelación o cese de la pensión alimenticia, promovido
por el aquí tercero perjudicado Roberto Rojas Morales y
determinó concluida la obligación legal de dicho tercero de
proporcionar alimentos a los solicitantes de amparo, ya
que según la consideración del juez federal, el acreedor
alimentista que es un hijo mayor de edad del deudor y que
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
afirmó estar estudiando, debió justificar tal hecho y además
que el grado escolar que cursa es acorde a su edad; sin
embargo, dice la revisionista que contra lo considerado por
el a quo federal, era al citado deudor alimentario a quien
en todo supuesto correspondió acreditar que su hijo mayor
de edad realmente no necesita de dicha pensión, al tenor
de la tesis y la jurisprudencia que transcribió bajo los
rubros: “ALIMENTOS. CORRESPONDE AL DEUDOR
ALIMENTARIO ACREDITAR QUE SUS ACREEDORES
NO LOS NECESITAN (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE
CHIAPAS)” y “ALIMENTOS. CORRESPONDE AL
DEUDOR ALIMENTARIO LA CARGA DE PROBAR QUE
LOS HIJOS MAYORES ACREDITEN SE ENCUENTRAN
ESTUDIANDO UN GRADO ESCOLAR ADECUADO, NO
LOS NECESITAN”; además, arguye que si bien es verdad
que al sumario natural la quejosa Baudelia Rodríguez
Hernández no aportó medios de prueba para acreditar la
necesidad de la pensión alimenticia que ha venido
recibiendo de su ex-esposo Roberto Rojas Morales, no lo
es menos, afirma, que tampoco este último aportó prueba
alguna para demostrar que ella no necesitara dicha
pensión para su manutención como condición para que
fuese procedente la cancelación de la misma.
En principio, es preponderante dejar sentado que el aquí
tercero perjudicado Roberto Rojas Morales, promovió
incidente de cancelación o cese de la pensión alimentaria
respecto de sus tres hijos Luis Roberto, Hugo César y Saúl
Fernando de apellidos Rojas Rodríguez, bajo el argumento
toral de que habían alcanzado la mayoría de edad, lo cual
aconteció, por parte del primero en mil novecientos
noventa y tres, del segundo en mil novecientos noventa y
cinco y respecto del tercero, solicitante de garantías y aquí
revisionista, en dos mil uno; de lo que resulta evidente que
el quejoso en cuestión cumplió la mayoría de edad con
posterioridad a que entró en vigor el actual Código Civil del
Estado de Jalisco, razón por la cual dicha ley es la
aplicable en el caso para dilucidar lo concerniente a la
obligación del tercero perjudicado de proporcionarle
alimentos, en atención a que el hecho que se invoca como
motivo o causa de cesación de la obligación de
suministrarlos (la mayoría de edad), aconteció durante la
vigencia de esa legislación; lo anterior, en términos de lo
dispuesto en el artículo octavo transitorio del decreto
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
15776, publicado el veinticinco de febrero de mil
novecientos noventa y cinco, y conforme al cual se derogó
el Código Civil del Estado de Jalisco contenido en el
decreto 3830, de seis de junio de mil novecientos treinta y
tres.
Es así, toda vez que si bien es cierto que el origen de la
obligación de dar alimentos por parte del actor incidentista
Roberto Rojas Morales al quejoso, aquí recurrente, Saúl
Fernando Rojas Rodríguez se suscitó en la fecha en que
este nació, no menos lo es, que el hecho o acontecimiento
que genera la conclusión de la obligación de proveerlos,
solicitada en el juicio natural, sucedió con posterioridad al
catorce de septiembre de mil novecientos noventa y cinco,
en que entró en vigor el nuevo Código Civil del Estado.
Ahora bien, el artículo 434 de la citada legislación
sustantiva civil establece: “Los padres están obligados a
dar alimentos a sus hijos, hasta que alcancen la
mayoría de edad o llegando a ella sean incapaces.”.
Esto es, el legislador estableció en forma clara que la
obligación de los padres de dar alimentos a sus hijos
concluye cuando éstos adquieren la mayoría de edad, lo
cual ocurre cuando cumplen dieciocho años, de acuerdo
con el artículo 48 del mismo ordenamiento, salvo que sean
incapaces; incapacidad que debe entenderse en términos
del numeral 49, que reza: “Son incapaces: I. El menor de
edad; II. El mayor de edad que padezca enajenación
psíquica aunque tenga intervalos lúcidos; y III. Los
sordomudos que no sepan darse a entender por escrito,
mediante intérprete, o por el lenguaje mímico de sistemas
educativos y de comunicación universalmente aceptados”.
Dicho de otra forma, la obligación de los padres de
proporcionar alimentos a sus hijos está sujeta, por regla
general, a cierta temporalidad, la cual concluye en el
momento en que los hijos adquieren la mayoría de edad,
regla que admite como única excepción la del caso en que
el acreedor alimentario sigue siendo incapaz, entiéndase
por alguna de las causas ya precisadas previstas en la
propia codificación. De lo cual se sigue que al establecer
dicha norma una temporalidad determinada, implícitamente
contiene una causal de cesación, pues resulta obvio que al
concluir esa temporalidad y no estarse en el caso de
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
excepción ahí consignado, se configura la causa por la que
cesa la obligación en examen.
Luego, si el texto de la norma que se acaba de invocar es
suficientemente claro y no está en oposición, ni es
excluyente respecto de lo previsto en el numeral 451 o
algún otro precepto relativo a la institución de alimentos,
antes bien la norma se reitera en el artículo 418, que
establece la obligación de los padres divorciados de
alimentar a sus hijos “hasta que lleguen a la mayoría de
edad o contraigan matrimonio”; todo ello permite concluir
que al ser mayor de edad el aquí recurrente Saúl Fernando
Rojas Rodríguez, es inconcuso que contrariamente a lo
que se aduce en los agravios que nos ocupa y tal como lo
determinó el juez responsable en la resolución reclamada,
cesó la obligación del tercero perjudicado de
proporcionarle alimentos.
Por las razones antes mencionadas, es dable concluir que
en la especie no resulta aplicable la jurisprudencia por
contradicción de tesis que aparece publicada en la página
30 del Tomo IV-Civil, del más reciente Apéndice al
Semanario Judicial de la Federación, bajo el rubro:
“ALIMENTOS.
CORRESPONDE
AL
DEUDOR
ALIMENTARIO LA CARGA DE PROBAR QUE LOS HIJOS
MAYORES QUE ACREDITEN SE ENCUENTRAN
ESTUDIANDO UN GRADO ESCOLAR ADECUADO, NO
LOS NECESITAN”, ni la diversa tesis aislada relativa a la
legislación del Estado de Chiapas, citadas como
fundamento de los agravios que se examinan.
Posteriormente, al resolver el amparo en revisión 274/2005, el
dieciocho de agosto de dos mil cinco, este Tribunal Colegiado realizó
las siguientes consideraciones:
En efecto, la tercera perjudicada recurrente Karla Daniela
Quezada Aldaz afirma en esencia, por conducto de su
autorizado, que es ilegal la sentencia en la que el juez de
Distrito concedió el amparo a Laura Margarita Aldaz Silva
contra la interlocutoria en la que el juez responsable la
condenó a pagar alimentos provisionales a favor de su hija
Karla, porque desde su particular punto de vista, la
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
obligación de la deudora alimentista de proporcionar
alimentos continúa a pesar de que el acreedor haya
adquirido la mayoría de edad porque en el caso, según
afirma, justificó tener la calidad de estudiante, y por ende,
no puede aplicarse la regla general que establece el
artículo 434 del Código Civil actual, en tanto que por otro
lado, sostiene que el precepto 451 de dicho ordenamiento
legal no establece como causa de cesación de la
obligación de proporcionar alimentos, el que el acreedor
hubiese alcanzado la mayoría de edad.
Pues bien, como se anticipó, son jurídicamente ineficaces
tales motivos de queja, dado que el artículo 434 de la
legislación sustantiva civil local en vigor establece como
límite en cuanto a la temporalidad de la obligación de los
padres a proporcionar alimentos a sus hijos la mayoría de
edad, con una salvedad, pues el texto de dicho numeral
dice: “Los padres están obligados a dar alimentos a sus
hijos, hasta que alcancen la mayoría de edad o llegando a
ella sean incapaces.” Como se ve, el legislador estableció
en forma clara que la obligación de las partes de velar por
los alimentos de los hijos concluye cuando éstos adquieren
la mayoría de edad, lo cual ocurre cuando cumplen
dieciocho años, de acuerdo con el artículo 48 del mismo
ordenamiento, salvo que sean incapaces, en términos que
dispone el numeral 49, que, a la letra, dice: “Son
incapaces:= I. El menor de edad;= II. El mayor de edad
que padezca enajenación psíquica aunque tenga intervalos
lúcidos; y= III. Los sordomudos que no sepan darse a
entender por escrito, mediante intérprete, o por el lenguaje
mímico de sistemas educativos y de comunicación
universalmente aceptados.”.
De acuerdo con lo hasta aquí expuesto es dable establecer
que de acuerdo con la legislación civil vigente en Jalisco, la
obligación de los padres de proporcionar alimentos a sus
hijos está sujeta, por regla general, a una cierta
temporalidad, y que esta temporalidad concluye a partir del
momento en que los hijos adquieren la mayoría de edad,
regla que admite como única excepción la del caso en que
el acreedor alimentario sigue siendo incapaz, se entiende
por alguna de las causas previstas en la propia
codificación, ya precisadas, no obstante haber cumplido
dieciocho años.
13
CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
Ahora bien, aun cuando es cierto que en el artículo 451 del
código invocado no se consigna la mayoría de edad de los
hijos como una causa de cesación de la obligación de
darles alimentos, ello no significa, como erróneamente lo
sostiene la recurrente, que para determinar sobre la
pertinencia de los alimentos provisionales deba analizarse
a la luz de las causales previstas en esa norma así como
la posibilidad del deudor y a la necesidad de quien debe
recibirlos, pues ello implicaría desatender la prevención
expresa contenida en el numeral 434, en cuanto a la
duración de la obligación de proporcionar alimentos por
parte de los padres a los hijos, norma que al establecer
una temporalidad determinada, implícitamente contiene
una causa de cesación, pues resulta obvio que al concluir
esa temporalidad y no estarse en el caso de excepción ahí
consignado, se configura una causa por la que concluye la
obligación en examen, de modo que, por técnica
legislativa, ya no era necesario que en el artículo 451 se
reiterara esa causa de cesación.
Amén de lo anterior, no debe perderse de vista que las
causas a que se refiere el citado numeral 451 atañen en su
mayoría a hechos que bien pueden ocurrir durante la
minoría de edad de los hijos, pues la fracción I de tal
precepto se refiere a los casos en que el obligado carece
de los medios para dar alimentos; la fracción II, a los casos
en que el acreedor alimentario deja de necesitar alimentos;
la fracción III, a los casos en que éste incurre en injuria,
falta o daños graves en contra del deudor alimentista; la
fracción IV se refiere a cuando la necesidad de los
alimentos depende de la conducta viciosa o de la falta de
aplicación al trabajo por parte del alimentario; y la fracción
V cuando el acreedor alimentario abandona la casa del
alimentista sin consentimiento de éste y sin causa
justificada; conductas que, se repite, no necesariamente
pueden ocurrir cuando el acreedor alimentario llega a la
mayoría de edad, por lo que es obvio que esas causales
de cesación son de naturaleza distinta a la de orden
natural expresamente consignada en el artículo 434.
Luego, si conforme la norma que se acaba de invocar es
suficientemente claro y no está en oposición, ni es
excluyente respecto de lo previsto en el numeral 451 o
algún otro precepto relativo a la institución de alimentos,
antes bien la norma se reitera en el artículo 418, que
14
CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
establece la obligación de los padres divorciados de
alimentar a sus hijos “hasta que lleguen a la mayoría de
edad o contraigan matrimonio.”; y si, además, la norma
relativa a la obligación de los padres de dar alimentos a
sus hijos fue reformada precisamente para delimitar la
temporalidad a que se encuentra sujeta tal obligación,
salvo en el caso de que los hijos sean incapaces en
términos de la propia legislación civil, todo ello permite
considerar jurídicamente ineficaces los agravios en los que
controvierte las consideraciones del juez de Distrito en el
sentido de determinar ilegal la interlocutoria reclamada que
condenó a la quejosa al pago de alimentos provisionales a
favor de la recurrente pese a ser mayor de edad, pues tal
circunstancia conlleva a la cesación de la obligación de la
ahora quejosa de dar los alimentos provisionales, no
obstante que la hija tenga la condición de estudiante, pues
dicha condición obviamente no constituye la salvedad a
que se refiere el pluricitado artículo 434. De ahí lo
inaplicable de los criterios que invoca la recurrente en el
escrito de agravios cuyo estudio nos ocupa por existir
disposición expresa en el Código Civil de esta entidad en
el sentido de que los padres están obligados a
proporcionar alimentos a sus hijos hasta que alcancen la
mayoría de edad.
En similares términos este tribunal resolvió en sesión de
catorce de agosto de dos mil tres, el amparo directo
número 378/2003.
Finalmente, es jurídicamente ineficaz el agravio en el
que aduce que resulta aplicable por analogía el artículo
2988, fracción III, inciso “a” de dicho ordenamiento
legal, relativo a las cargas alimentarias en tratándose
de disposiciones testamentarias e intestamentarias,
que establece: “Art.2988.- El derecho de alimentos a que
se refiere este capítulo, se rige por las siguientes bases:
…III.- La pensión alimenticia se fijará y asegurará en los
siguientes términos: a) Los alimentos comprenden la
comida, el vestido, la habitación y la asistencia en casos
de enfermedad.- Respecto de los menores, los alimentos
comprenden, además los gastos necesarios para la
educación primaria y secundaria del alimentista. Pero si al
haber concluido la educación secundaria y antes de
alcanzar la mayoría de edad están estudiando una carrera
15
CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
a nivel licenciatura, tiene el derecho a recibir alimentos
hasta que obtengan el título correspondiente, si realizan
sus estudios normalmente y sin interrupción.”; pues
independientemente de que la recurrente no sustentó
los hechos de su reclamo de alimentos en la
disposición legal antes transcrita según se puede
evidenciar de la lectura de la demanda natural; tal
precepto no es aplicable al caso porque el juicio del
que deriva el acto reclamado no se trata de cuestiones
testamentarias o intestamentarias en las que se tuviera
que dilucidar sobre el derecho a recibir alimentos de
los menores de edad a que se refiere dicho precepto, si
éstos antes de haber alcanzado la mayoría de edad
estuviesen estudiando una carrera a nivel licenciatura
bajo las condiciones impuestas en dicho numeral.
En similares términos, el Primer Tribunal Colegiado en Materia
Civil del Tercer Circuito resolvió los amparos directos 378/2003 y
495/2003, también remitidos a esta Suprema Corte de Justicia.
CUARTO. Procedencia. En primer lugar, debe precisarse, como
lo ha sostenido en reiteradas ocasiones esta Suprema Corte, que no
es obstáculo para la procedencia de entrar al estudio de la presente
denuncia de contradicción de tesis el hecho de que los criterios en
disputa no constituyan jurisprudencia 1 .
QUINTO. Existencia o inexistencia de la contradicción.
Sentado lo anterior, entraremos a examinar si existe o no la
contradicción de tesis denunciada.
1
Véase la tesis plenaria de esta Suprema Corte L/94, publicada en la Gaceta del Semanario
Judicial de la Federación, tomo 83, página 35, de noviembre de 1994 (Octava Época), cuyo rubro
establece: “CONTRADICCIÓN DE TESIS. PARA SU INTEGRACIÓN NO ES NECESARIO QUE
SE TRATE DE JURISPRUDENCIAS”. Contradicción de tesis 8/93. Entre las sustentadas por el
Primer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Tercer Circuito y el Segundo Tribunal
Colegiado del Séptimo Circuito (en la actualidad Tribunal Colegiado en Materia Penal). 13 de abril
de 1994. Unanimidad de veinte votos. Ponente: Fausta Moreno Flores. Secretario: Juan Carlos
Cruz Razo.
16
CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
1. Para determinar que existe una contradicción de tesis, es
necesario verificar en primer lugar que las posiciones comparadas se
sitúen en un mismo plano de análisis, esto es, que en la resolución de
cada uno de los asuntos se hayan examinado cuestiones jurídicas
esencialmente iguales. Lo anterior significa que no basta atender a la
conclusión de los razonamientos, sino que es necesario tener en
cuenta las circunstancias fácticas y jurídicas que llevaron a los
respectivos tribunales a asumir su criterio.
En segundo lugar, es necesario comprobar que el tipo de
contradicción existente entre los criterios evidencie que lo que uno de
ellos afirma acerca de un problema, el otro lo niega, ya que según el
principio lógico de no contradicción dos enunciados referidos al mismo
problema no pueden afirmar y negar el mismo contenido.
En tercer lugar, al estudiar las circunstancias aludidas, se debe
distinguir entre las que sirven de fundamento a los criterios emitidos y
aquellas que, aun cuando lo parecen, no constituyen un presupuesto
lógico del razonamiento.
En otros términos, se actualiza la contradicción de tesis cuando
concurren los siguientes supuestos 2 :
a) Las cuestiones jurídicas planteadas son esencialmente
iguales, es decir, provienen del examen de los mismos elementos.
2
Véase la tesis jurisprudencial del Pleno 26/2001, consultable en el Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, tomo XIII, página 76 (Novena Época, abril de 2001), de rubro
“CONTRADICCIÓN DE TESIS DE TRIBUNALES COLEGIADOS DE CIRCUITO. REQUISITOS
PARA SU EXISTENCIA”.
17
CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
b) Los criterios son, en términos lógicos, efectivamente
contradictorios, es decir, se constata que lo que uno de ellos afirma
acerca de un mismo problema, el otro lo niega.
c) La diferencia de criterios se presenta en las consideraciones,
razonamientos
o
interpretaciones
jurídicas
de
las
sentencias
respectivas.
2. A fin de determinar si en el presente asunto se acreditan los
extremos referidos, es imprescindible sintetizar lo sostenido por los
diferentes Tribunales Colegiados en liza, en términos de lo que se
desprende de las ejecutorias que han sido parcialmente transcritas en
el apartado anterior.
A) El Quinto Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer
Circuito,
denunciante
de
la
presente
contradicción,
sostiene
esencialmente que los padres conservan la obligación de proporcionar
alimentos a sus hijos mayores de edad mientras estos cursen una
carrera universitaria, a pesar de que el artículo 434 del Código Civil del
Estado de Jalisco establezca que “[l]os padres están obligados a dar
alimentos a sus hijos, hasta que alcancen la mayoría de edad o
llegando a ella sean incapaces”.
Este Tribunal Colegiado argumenta que la obligación alimentaria
tiene su origen en un deber ético que ha sido incorporado en el
sistema jurídico con el valor de orden público e interés social. Su
propósito, afirma, es activar las redes de justicia y solidaridad
humanas por las cuales las generaciones maduras y estables permiten
a las generaciones vulnerables acceder a determinados estándares de
bienestar.
18
CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
El Colegiado afirma que este deber se concreta en la obligación
que tienen los familiares favorecidos más cercanos de asegurar a los
menos favorecidos su subsistencia material y educativa. Según el
artículo 439 del Código Civil del Estado de Jalisco, dicha obligación
comprende la comida, el vestido, la habitación y la asistencia en casos
de enfermedad. Y en el caso de que los acreedores sean menores de
edad, esta obligación comprende además los gastos para la
educación, para ingresar al jardín de niños, a la primaria y a la
secundaria, así como la educación necesaria para proporcionarles un
oficio, arte o profesión, adecuados a sus capacidades, potencialidades
y circunstancias personales.
Según este Tribunal Colegiado, para determinar el alcance del
derecho de los hijos menores a recibir una profesión deben analizarse
las siguientes circunstancias. Los menores deben cursar la educación
primaria entre los seis y los catorce años, según el artículo 31 de la
Ley de Educación del Estado de Jalisco. Suponiendo que un menor
inicie la primaria a los seis años, muy probablemente la terminará
cuando tenga doce años, etapa que es el antecedente necesario para
cursar los tres años que implica la enseñanza secundaria, al término
de la cual tendrá unos quince años. Para superar las etapas que
requiere una educación profesional, es además indispensable el
acreditamiento de seis semestres de bachillerato, período que el
menor podría finalizar cumplidos ya los dieciocho años.
En este contexto, subraya el Tribunal, es claro que el derecho de
un hijo a recibir una profesión sólo es exigible una vez finalizada la
cadena sucesiva de ciclos educacionales, que dura doce años. Por
tanto, afirma, no puede interpretarse el artículo 434 del Código Civil
local de forma letrista y concluir que el derecho de un menor a recibir
19
CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
lo necesario para desempeñar una profesión termina cuando llega a la
mayoría de edad. Ello, argumenta, desnaturalizaría la finalidad de los
deberes alimentarios que tienen los padres respecto de sus hijos, pues
todo el esfuerzo previo encaminado a la consecución de una profesión
se vería frustrado con sólo traspasar el umbral de la mayoría de edad.
Esta interpretación, en términos generales, chocaría con el principio
de justicia orientado a reconocer el correcto equilibrio en la asignación
de los derechos de los descendientes y los deberes de los
progenitores.
Este Tribunal Colegiado afirma, pues, que no tiene ningún efecto
práctico establecer en la ley el derecho a obtener una profesión en
favor de los hijos menores si el presupuesto de su efectividad es que
la misma se obtenga antes de alcanzar la mayoría de edad.
Por otra parte, el Quinto Tribunal Colegiado en Materia Civil del
Tercer Circuito considera necesario traer a colación el principio de
utilidad, según el cual se debe enseñar a los hijos a no dejar
inconclusas las tareas que han emprendido, a aprovechar el tiempo y
los recursos invertidos en la educación, a reconocer la dignidad de las
personas, a dar ejemplo y a ser recíprocos al devolver los beneficios
obtenidos en la vida.
Este Tribunal Colegiado puntualiza que, aunque un hijo mayor de
edad tiene el derecho de recibir una profesión por parte de sus padres
en los términos apuntados, la existencia de dicho derecho está
condicionada por el hecho de que el acreedor alimentista debe cursar
un grado de escolaridad acorde no solo con su edad, sino con todas
sus condiciones particulares —ajustada al entorno familiar, emocional,
académico y social en el cual se ha desarrollado—. El Colegiado
20
CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
afirma que el hecho de que dicho derecho se conceda en cada caso
considerando las particularidades del acreedor, impide que alguien se
vea privado del mismo por cuestiones ajenas a su voluntad —el
Tribunal Colegiado cita el ejemplo de menores que inician tardíamente
sus estudios por causas ajenas a su voluntad, o que los interrumpen
por alguna enfermedad, a quienes no se les puede negar este derecho
solamente en razón de su edad—.
El Colegiado concluye, pues, que la correcta interpretación del
artículo 439 del Código Civil del Estado de Jalisco lleva a considerar
que el derecho de un hijo a recibir alimentos no se pierde por el sólo
hecho de que alcance la mayoría de edad si demuestra que los
necesita
mientras
cursa
estudios
acordes
con
su
edad
y
particularidades.
El Colegiado opina que esta interpretación armoniza el contenido
de los distintos artículos aplicables: el artículo 439 —que establece,
entre otras cosas, que los hijos menores tienen derecho a una
profesión—; el 434 —según el cual la obligación de los padres de dar
alimentos a sus hijos termina cuando éstos llegan a la mayoría de
edad—, y el 451, fracción II —que prevé la finalización de la obligación
de dar los alimentos cuando el acreedor alimentario deja de
necesitarlos—. A su juicio, esta interpretación evita una pregunta
lógica que sigue a la detección de la antinomia que existe entre dichas
normas: ¿qué sentido tiene el derecho a una profesión que el artículo
439 otorga a los hijos menores si el artículo 434 lo cancela al prever la
finalización de la obligación alimentaria cuando llegan a la mayoría de
edad?
21
CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
El Colegiado considera que la interpretación según la cual la
obligación de los padres de dar una profesión a sus hijos menores
debe satisfacerse aunque hayan alcanzado la mayoría de edad, en
función de sus capacidades, potencialidades y sus circunstancias
particulares, deriva de la regla de la hermenéutica según la cual las
normas deben interpretarse evitando las antinomias entre ellas,
procurando dar la mayor efectividad a todas ellas.
Finalmente, este Colegiado afirma que el citado derecho de los
hijos, siempre que se den las condiciones apuntadas, subsiste
mientras subsista la necesidad de recibirlos, según establece el
artículo 451, fracción II, del Código Civil del Estado de Jalisco. A su
juicio ello se debe a que el artículo 439 contiene una regla especial
cuya observancia es preferente a la regla general establecida en el
artículo 434, según la regla contenida en el artículo 14 de dicho
Código: Las leyes que establecen excepciones a las reglas generales,
no son aplicables a caso alguno que no esté expresamente
especificado en las mismas leyes.
B) El Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer
Circuito, por su parte, sostiene que el legislador estableció de forma
clara en el artículo 434 del Código Civil del Estado de Jalisco que la
obligación de los padres de dar alimentos a sus hijos concluye cuando
éstos adquieren la mayoría de edad —esto es: cuando cumplen
dieciocho años, según el artículo 48 del mismo cuerpo legal—. Este
Tribunal sostiene que la única excepción a esta regla se da en el
supuesto de que los hijos sean incapaces, entendiendo por éstos
quienes encuadren en los supuestos que enumera el artículo 49 de
dicho Código —los menores de edad, los mayores de edad que
22
CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
padezcan enajenación psíquica aun cuando tengan intervalos de
lucidez, y los sordomudos que no sepan darse a entender—.
Este Tribunal Colegiado considera que la obligación paterna de
dar alimentos a sus hijos está delimitada en el tiempo por un plazo
específico, cuyo término se ubica en el momento en que éstos
adquieren la mayoría de edad e insiste que este plazo admite una
única excepción, que se da cuando los hijos sean incapaces.
Finalmente, argumenta que el artículo que establece el ámbito
temporal de dicha obligación es suficientemente claro. El mismo no se
opone ni excluye lo previsto en el artículo 451 o algún otro regulador
de la institución de los alimentos. Por el contrario, observa, el
contenido normativo de dicho artículo se reitera en el 418, que
establece que la obligación de los padres divorciados de otorgar
alimentos a sus hijos subsiste hasta que lleguen a la mayoría de edad
o hasta que contraigan matrimonio. Por tanto, concluye este
Colegiado, es suficiente que el hijo de un deudor alimentario llegue a
la mayoría de edad para que cese su derecho a recibir alimentos.
3. Sentado lo anterior y a la luz de las síntesis anteriores, esta
Primera Sala estima que la contradicción de tesis existe.
En
primer
lugar,
hay
que
señalar
que
los
Tribunales
contendientes analizan la misma cuestión jurídica: determinar si,
conforme al Código Civil del Estado de Jalisco, el hecho de que una
hija o un hijo alcance la mayoría de edad hace cesar o no
automáticamente el derecho a recibir de sus padres (o quienes sean
los deudores alimentarios en el caso) los recursos necesarios para
23
CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
allegarse de una profesión, como parte de la obligación general que
tienen estos últimos de otorgarles alimentos.
En segundo lugar, ambos Tribunales Colegiados sostienen sobre
la cuestión analizada posiciones contradictorias entre sí: mientras que
el Quinto Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito
sostiene que es irrelevante que un hijo llegue a la mayoría de
edad para reconocerle el derecho a seguir recibiendo lo necesario
—particularmente el pago de los estudios— para desempeñar una
profesión, derivado de las prestaciones alimentarias que la ley le
reconoce, siempre y cuando se satisfagan una serie de condiciones, el
Primer Tribunal Colegiado de la misma materia y circuito sostiene que
la mayoría de edad de los hijos hace cesar la obligación alimentaria de
los padres, por lo que después de este punto éstos no tienen la
obligación de seguir proveyendo a los primeros lo necesario para
permitirles el desempeño de una profesión.
Finalmente, las posiciones contradictorias se encuentran en las
interpretaciones jurídicas de ambos Colegiados: la interpretación que
los mismos realizan de los artículos del Código Civil del Estado de
Jalisco que regulan la institución alimentaria. Los Colegiados
concentran particularmente su esfuerzo interpretativo sobre los
artículos 434 y 439 de dicho cuerpo legal.
SEXTO. Estudio de fondo. Las consideraciones jurídicas que
fundamentan el fallo serán divididas en tres apartados. En el primero
de ellos, enunciaremos cuál es la cuestión jurídica que los términos de
la contradicción nos instan a resolver en la presente instancia. En el
segundo, justificaremos por qué la presente contradicción conserva su
materia a pesar de la aparente existencia de criterios previos de esta
24
CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
Suprema Corte sobre la cuestión jurídica relevante. Finalmente,
desarrollaremos las consideraciones que sustentan la tesis que debe
prevalecer, en los términos expresados al final de este considerando.
1. Delimitación de la cuestión jurídica a resolver. Como
destacamos en el apartado anterior, el Quinto Tribunal Colegiado en
Materia Civil del Tercer Circuito considera que el artículo 434 del
Código Civil del Estado de Jalisco, según el cual los padres están
obligados a dar alimentos a sus hijos sólo hasta que alcancen la
mayoría de edad, a menos que se encuentren en estado de
incapacidad, no impide reconocer a los hijos llegados a la mayoría de
edad el derecho que les otorga el artículo 439 del mismo Código. Este
último precepto establece que los alimentos comprenden el derecho a
recibir los elementos de subsistencia material y educativa, entre los
que enumera textualmente los gastos para la educación de jardín de
niños, primaria y secundaria del acreedor alimentario y para
proporcionarle algún oficio, arte o profesión honestos y adecuados a
sus capacidades, potencialidades y circunstancias personales.
Según la argumentación del Quinto Tribunal, sólo esta
interpretación otorga eficacia real al derecho que tienen los menores
de edad de recibir una profesión como parte de su derecho general a
alimentos, pues —argumenta— hoy en día se accede a los estudios
que aseguran una profesión una vez alcanzada la mayoría de edad.
En su opinión, reconocer la obligación paterna sólo mientras los hijos
conservan la minoría de edad convierte en letra muerta las previsiones
del artículo citado, y convierte la obligación de proporcionar una arte,
profesión u oficio en algo que los hijos no tendrán la posibilidad de
exigir.
25
CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
El Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito,
por el contrario, estima que la regla contenida en el artículo 434 del
Código Civil de Jalisco no deja lugar a dudas: los hijos mayores de
edad ya no tienen derecho a recibir alimentos de sus familiares, siendo
la única excepción a ello que los hijos se encuentran en un estado de
incapacidad.
Por
ello
considera
exenta
de
todo
posible
cuestionamiento la afirmación de que los hijos mayores de edad no
tienen derecho a recibir alimentos —tampoco el derecho alimentario
que tienen los hijos menores a una profesión—.
Así las cosas, la cuestión que esta Sala debe resolver es la
siguiente: el artículo 434 del Código Civil del Estado de Jalisco, que
establece que los padres no están obligados a proporcionar alimentos
a sus hijos cuando lleguen a la mayoría de edad, a menos que éstos
se encuentren en estado de incapacidad ¿impide que los hijos
llegados a la mayoría de edad exijan a sus padres lo necesario para
atender a su derecho a recibir una profesión, como parte integrante del
derecho general a alimentos que el artículo 439 del citado cuerpo legal
reconoce a los menores? En el contexto normativo aplicable en el
Estado de Jalisco, el derecho a recibir cualquiera de los rubros que la
ley señala como integrantes de la obligación alimentaria ¿finaliza
cuando los menores alcanzan la edad de 18 años o, por lo que se
refiere al derecho a recibir lo necesario para desempeñar una
profesión u oficio, subsiste más allá de la misma?
Como desarrollaremos con posterioridad, esta Sala coincide
esencialmente con el criterio sustentado por el Tribunal Colegiado
denunciante de la contradicción y estima que debe prevalecer el
criterio según el cual, en las condiciones que señalaremos, los
mayores de edad pueden conservar el carácter de acreedores legales
26
CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
del derecho alimentario hasta completar la formación que debe
permitirles desempeñar una profesión u oficio.
Esta conclusión converge con los razonamientos acogidos por
esta Suprema Corte en asuntos semejantes al presente, en los cuales
se analizaron las previsiones de los Códigos Civiles de otras entidades
federativas. Sin embargo, como justificamos inmediatamente, ello no
deja sin materia la presente contradicción.
2. Necesidad de resolver la cuestión jurídica planteada. En
las contradicciones de tesis 73/96 y 125/2003-PS, falladas el once de
junio de mil novecientos noventa y seis y el veinticinco de febrero de
dos mil cuatro, respectivamente, esta Primera Sala no emitió una
resolución de fondo, al considerar que las cuestiones a dilucidar
habían sido ya resueltas por la extinta Tercera Sala de esta Corte
cuando resolvió la contradicción de tesis 16/90, el cinco de octubre de
mil novecientos noventa.
Sin embargo, en el presente caso no podemos llegar a una
conclusión análoga porque las premisas normativas que deben ser
objeto de análisis presentan una diferencia fundamental que nos
obliga a pronunciarnos sobre un punto que en tales ocasiones
quedaba
fuera
del
ámbito
de
la
controversia.
En
las
dos
contradicciones citadas no se discutía que los hijos llegados a la
mayoría de edad tuvieran derecho a recibir alimentos de sus padres:
ello constituía una de las premisas, no discutidas, de la cuestión
jurídica que debía resolverse. Y la cuestión a resolver se relacionaba
con la carga de la prueba: ¿eran los padres o los hijos, los que tenían
la carga procesal de probar o desvirtuar la necesidad de recibir
recursos por ese concepto?
27
CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
Esta Primera Sala consideró en las dos contradicciones citadas
que esta cuestión quedaba resuelta por lo sentado por la extinta
Tercera Sala al resolver la contradicción tesis 16/90, cuyos
razonamientos torales condensa la siguiente tesis de jurisprudencia:
ALIMENTOS.
CORRESPONDE
AL
DEUDOR
ALIMENTARIO LA CARGA DE PROBAR QUE LOS HIJOS
MAYORES QUE ACREDITEN SE ENCUENTRAN
ESTUDIANDO UN GRADO ESCOLAR ADECUADO, NO
LOS NECESITAN. Esta Tercer Sala de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación, en la jurisprudencia publicada con
el número 141, en la página 236, de la Segunda Parte del
Apéndice al Semanario Judicial de la Federación de mil
novecientos diecisiete a mil novecientos ochenta y ocho,
sostuvo el criterio de que la obligación de proporcionar
alimentos a los hijos mayores de edad no desaparece por
el solo hecho de que lleguen a esa edad, en virtud de que
su necesidad no se satisface automáticamente por la
realización de esa circunstancia, toda vez que al igual que
los hijos menores de edad, tienen la presunción de
necesitar los alimentos, salvo prueba en contrario,
correspondiendo tal carga en esos casos al deudor, quien
debe justificar que el actor no los necesita, ya sea porque
tiene bienes propios o porque desempeña algún trabajo o
alguna profesión, oficio o comercio; sin embargo, tal
criterio debe quedar limitado, para que prospere la acción
de alimentos intentada por el hijo mayor de edad que
afirma estar estudiando, al hecho de que justifique además
de su calidad de hijo y de que el deudor tiene posibilidad
económica para sufragarlos, el de demostrar que
efectivamente se encuentra estudiando y que el grado de
escolaridad que cursa es adecuado a su edad, pues
atendiendo a que los alimentos deben ser proporcionados
en razón a la necesidad del que debe percibirlos, no sería
jurídico ni equitativo condenar al padre o deudor a
proporcionar alimentos al hijo que cuenta con edad
avanzada y estuviera realizando estudios que no
corresponden a su edad y situación 3 .
3
Tesis de jurisprudencia 3a./J. 41/90, visible en la página 187 del tomo VI (Primera Parte, julio a
diciembre de 1990) del Semanario Judicial de la Federación (Octava Época).
28
CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
Como puede observarse, la Tercera Sala de esta Suprema Corte
de Justicia de la Nación resolvió, bajo la premisa ya dada de que los
hijos mayores de edad conservan el derecho a recibir alimentos de sus
padres, una serie de reglas referentes a las cargas probatorias que
deben satisfacerse para la obtención de una resolución que condene a
un progenitor a pagar alimentos a una hijo mayor de edad que curse
los estudios necesarios para obtener una profesión.
Del texto también se desprende que la Tercera Sala no siempre
tuvo como dada esa premisa, sino que la fue formulando y afianzando
en diversas resoluciones. Sin embargo, en todas las ocasiones en las
que la Tercera Sala tocó el tema, se partía de normas legales que no
incluían una disposición expresa según la cual el derecho de alimentos
se extingue a la mayoría de edad —como sí establece, en nuestro
caso, el artículo 434 del Código Civil del Estado de Jalisco—. Como
muestra la lectura de las tesis que transcribiremos a continuación, la
extinta Tercera Sala basó sobre dos argumentos principales el criterio
de que los hijos mayores conservan el derecho de exigirles a sus
progenitores deberes alimentarios. El primero señalaba que ninguno
de los códigos analizados incluía una norma expresa estableciendo
que el deber alimentario de los padres se extinguiese cuando los hijos
alcanzasen la mayoría de edad, lo cual le permitió inferir a contrario
sensu que dicha circunstancia no podía contarse entre las causales de
cesación de esta obligación. El segundo argumento descansaba en
una apreciación global de la institución de los alimentos: si el sentido
de la obligación alimentaria, estimó la Tercera Sala, debía ser
encontrado en el imperativo que tienen los progenitores de satisfacer
las necesidades vitales de sus hijos, entonces la misma no debe
desaparecer sólo por el hecho de que los hijos lleguen a la mayoría de
edad, porque es obvio que sus necesidades vitales no se satisfacen
29
CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
automáticamente al llegar a este punto; ello obliga a los jueces, se
concluyó, a analizar las características del caso concreto para
determinar la existencia de esta necesidad y sus alcances concretos,
mas no a negar a los hijos mayores su derecho a recibir alimentos. Las
tesis que recogen estos criterios son las siguientes:
ALIMENTOS. HIJOS MAYORES DE EDAD. OBLIGACIÓN
DE PROPORCIONARLOS. (LEGISLACIÓN DEL ESTADO
DE PUEBLA). Es incontrovertible que los hijos tienen a su
favor la presunción de necesitar alimentos, salvo prueba
en contrario, siendo a cargo del deudor alimentista el
probar la cesación o inexistencia de esa necesidad. Si el
hijo ha alcanzado la mayoría de edad, ese hecho no
desvirtúa o extingue la presunción que existe a su favor de
necesitar alimentos, dado que la mayoría de edad de los
hijos acreedores alimentarios de sus padres no está
comprendida dentro de las causas de cesación de esa
obligación señaladas por el artículo 281 del Código Civil
del Estado de Puebla, más aún si se toma en cuenta que
el artículo 201 del propio ordenamiento no establece
limitación alguna a esa obligación, el que, relacionado con
el 204 en el cual se dispone que los hermanos sólo tienen
obligación de dar alimentos a sus hermanos menores
mientras no lleguen a la edad de dieciocho años,
interpretado a contrario sensu, lleva a concluir que los
padres deben continuar dando alimentos a sus hijos en
tanto éstos los necesiten, independientemente de la edad
que tuvieren. Lo expresado está acorde con el sentido de
la tesis jurisprudencial número 39, visible a fijas 131 de la
última compilación del Semanario Judicial de la
Federación, tomo correspondiente a la Tercera Sala, que
se transcribe: ALIMENTOS, NECESIDAD DEL PAGO DE.
CARGA DE LA PRUEBA.—El marido tiene la obligación de
alimentar a la mujer y a los hijos, quienes tienen a su favor
la presunción de necesitar los alimentos, salvo prueba en
contrario. La obligación cesa cuando los acreedores ya no
tienen necesidad de ellos, pero la carga de la prueba
corresponde en estos casos al deudor. 4
4
Tesis aislada 18, visible en la página 56 del informe de 1977, parte II (Séptima Época).
30
CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
ALIMENTOS. HIJOS MAYORES DE EDAD. OBLIGACIÓN
DE PROPORCIONARLOS (LEGISLACIÓN DEL ESTADO
DE VERACRUZ). De acuerdo con el texto del artículo 234
del Código Civil del Estado de Veracruz, el derecho de los
hijos para percibir alimentos a cargo de los padres, no se
encuentra limitado en forma alguna respecto a la edad, en
tanto que cuando son a cargo de los hermanos y demás
parientes, colaterales a que se refiere el artículo 236, ese
derecho cesa al cumplir los acreedores alimentarios
dieciocho años, si son menores de edad, es decir, cuando
alcanzan la mayoría de edad, por lo que, por disposición
expresa de la ley e interpretando a contrario sensu el
artículo 237 citado y transcrito, los padres deben continuar
dando alimentos a sus hijos en tanto éstos los necesiten
independientemente de la edad que tuvieren, tanto más
cuanto que, la mayor edad de los hijos como acreedores
alimentarios de los padres, no se contempla como causal
que motive la cesación de la obligación relativa, según se
desprende de la enumeración limitativa que de dichas
causales hace el artículo 251. Este Alto Tribunal considera,
acorde con las consideraciones legales anteriores, que
ésta es la interpretación que conforme a derecho debe
darse a la jurisprudencia número 39, visible en la página
131, Cuarta Parte, del nuevo Apéndice de Jurisprudencia
de 1917-1975, que dice: ALIMENTOS, NECESIDAD DEL
PAGO DE. CARGA DE LA PRUEBA. El marido tiene
obligación de alimentar a la mujer y a los hijos, quienes
tienen a su favor la presunción de necesitar los alimentos,
salvo prueba en contrario. La obligación cesa cuando los
acreedores ya no tienen necesidad de ellos, pero la carga
de la prueba corresponde en estos casos al deudor. 5
ALIMENTOS. HIJOS MAYORES DE EDAD. OBLIGACIÓN
DE PROPORCIONARLOS. La obligación de proporcionar
alimentos a los hijos mayores de edad no desaparece por
el sólo hecho de que éstos lleguen a esa edad, en virtud
de que su necesidad no se satisface automáticamente por
la sola realización de esa circunstancia. 6
5
Tesis aislada visible en la página 13 del volumen 103-104, cuarta parte del Semanario Judicial de
la Federación (Séptima Época).
6
Tesis de jurisprudencia, visible en la página 203 del volumen 103-108, Cuarta Parte, del
Semanario Judicial de la Federación (Séptima Época).
31
CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
ALIMENTOS. HIJOS MAYORES DE EDAD. OBLIGACIÓN
DE PROPORCIONARLOS (LEGISLACIÓN DEL ESTADO
DE GUANAJUATO). Dentro de las causales para la
suspensión de la obligación de dar alimentos a que se
refiere el artículo 374 del Código Civil del Estado de
Guanajuato, no se encuentra expresamente la consistente
en que el hijo haya llegado a la mayoría de edad; y aun
cuando pudiera interpretarse la fracción II de dicho artículo
374 en relación con el artículo 496, fracción III, del mismo
código, que la patria potestad se acaba por la mayor edad
del hijo y con ello concluye la obligación de darle
alimentos, en virtud de que al llegar a la mayoría de edad
se supone que goza de absoluta independencia para
disponer tanto de sus bienes como de su persona por
disposición expresa de la ley civil, y esta independencia
también supone su capacidad física, económica y jurídica
para ser autosuficiente a efecto de allegarse los alimentos
que necesite para subsistencia, sin embargo, por ser los
alimentos a los hijos un problema de orden público ya que
la sociedad se encuentra interesada en toda cuestión
familiar, debe considerarse que por el solo hecho de llegar
a la mayoría de edad no debe suspenderse la obligación
de suministrar aquéllos, sino que en cada caso, deben
examinarse las circunstancias en que se encuentren los
hijos al llegar a esa edad, para saber si siguen necesitando
alimentos; por tanto, cabe concluir que el padre tiene la
obligación de dar alimentos a sus hijos, sin límite de edad,
y éstos tienen la presunción de necesitarlos, salvo prueba
en contrario, y la obligación cesa cuando el juzgador tiene
el pleno convencimiento de que deben suspenderse, por
llenarse los extremos expresados que señalan las distintas
fracciones del artículo 374 citado, y no por el solo hecho de
haber cumplido los dieciocho años de edad. 7
No existe, por tanto, un pronunciamiento anterior de esta
Suprema Corte sobre un conjunto de normas comparable al que
suscita los pronunciamientos de los Colegiados contendientes en la
presente instancia, lo cual impide declararla sin materia y nos insta a
entrar al estudio de las cuestiones jurídicas correspondientes.
7
Tesis aislada visible en la página 13 del volumen 97-102, Cuarta Parte, del Semanario Judicial de
la Federación (Séptima Época).
32
CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
3. Fundamentos jurídicos. Procedamos a continuación a
transcribir los artículos del Código Civil del Estado de Jalisco que
resultan relevantes para el análisis de la cuestión jurídica planteada:
Capítulo II
De los alimentos
Artículo 432. El deber y la obligación de proporcionar los
alimentos son recíprocos; el que los da, tiene a su vez el
derecho de recibirlos. Este deber y esta obligación
alimentaria son personales e intransmisibles.
Artículo 433. Los cónyuges deben darse alimentos.
Artículo 434. Los padres están obligados a dar alimentos a
sus hijos, hasta que alcancen la mayoría de edad o
llegando a ella sean incapaces. A falta o por imposibilidad
de los padres, la obligación recae en los demás
ascendientes por ambas líneas, que estuvieren más
próximos en grado.
Artículo 435. Los hijos están obligados a dar alimentos a
los padres cuando estos han alcanzado una edad senil o
por imposibilidad de trabajo o ingreso. A falta o por
imposibilidad de los ascendientes o descendientes, la
obligación recae en los hermanos.
Artículo 436. Cuando no exista otro apoyo, los hermanos
mayores tienen la obligación de dar alimentos a los
menores, o a los mayores incapaces.
Artículo 439. Los alimentos comprenden el recibir los
elementos de subsistencia material y educativa, como son:
la comida, el vestido, la habitación y la asistencia en casos
de enfermedad. Respecto de los menores, los alimentos
comprenden, además, los gastos para la educación de
jardín de niños, primaria y secundaria del acreedor
alimentario y para proporcionarle algún oficio, arte o
profesión honestos y adecuados a sus capacidades,
potencialidades y circunstancias personales.
33
CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
También comprenden las atenciones a las necesidades
psíquica, afectiva y de sano esparcimiento y en su caso,
los gastos de funerales.
Artículo 440. El obligado a dar alimentos cumple la
obligación asignando una pensión adecuada al acreedor
alimentario o incorporándolo a la familia. Si el acreedor se
opone a ser incorporado, compete al juez, según las
circunstancias, fijar la manera de ministrar los alimentos.
Artículo 442. Los alimentos han de ser proporcionales a la
posibilidad del que debe darlos y a la necesidad del que
debe recibirlos.
Artículo 445. La obligación de dar alimentos no comprende
la de proveer de capital a los acreedores alimentarios para
ejercer el oficio, arte o profesión a que se hubieren
dedicado.
Artículo 451. Cesa la obligación de dar alimentos:
I. Cuando el que la tiene carece de medios para cumplirla;
II. Cuando el acreedor alimentario deja de necesitar los
alimentos;
III. En casos de injuria, falta o daños graves inferidos por el
alimentario contra el que debe prestarlos;
IV. Cuando la necesidad de los alimentos depende de la
conducta viciosa o de la falta de aplicación al trabajo del
alimentario, mientras subsistan estas causas; y
V. Si el acreedor alimentario, sin consentimiento del que
debe dar los alimentos, abandona la casa de éste por
causas injustificables.
Artículo 452. El derecho de recibir alimentos es de orden
público y no puede ser objeto de transacción; es
irrenunciable e intransmisible; pero sí pueden ser objeto de
las operaciones indicadas, las pensiones caídas.
Artículo 453. Cuando el deudor alimentista no estuviere
presente o estándolo, rehusare entregar lo necesario para
34
CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
los alimentos de los miembros de su familia con derecho a
recibirlos, será responsable de las deudas que estos
contraigan para cubrir esa exigencia, pero solo en la
cuantía estrictamente necesaria para ese objeto y siempre
que no se trate de gastos de lujo.
En el Estado de Jalisco, como sucede en otros ordenamientos
civiles vigentes en nuestro país, la institución de los alimentos cumple
con funciones consideradas de orden público (según dispone
textualmente el artículo 452), pues se orienta a la eficaz satisfacción
de las necesidades básicas de subsistencia y bienestar (físico y
psíquico) en el seno de un núcleo social definido por la existencia de
vínculos familiares.
Para este fin, el Código Civil de dicha entidad federativa prevé un
complejo sistema de obligaciones a cargo de los miembros de la
familia, cuyo punto de equilibrio (según refleja el artículo 442) se
encuentra en la relación de proporcionalidad que debe existir entre dos
elementos: la necesidad de quien los puede exigir y la posibilidad de
quien los debe dar. Éste es el eje articulador del sistema, que incluye
una serie de reglas de acotación referentes a la calidad de los sujetos
acreedores y deudores, así como un conjunto de previsiones sobre la
forma en que deben cumplirse las obligaciones alimentarias.
Desde la perspectiva marcada por el tema de la presente
contradicción, y dejando de lado aspectos como las reglas de
sustitución de deudores en caso de ausencia de las personas en
quienes recae en primera instancia la obligación alimentaria (artículos
434 y 435) o las que establecen las alternativas mediante las cuales
los acreedores pueden ver satisfechas sus necesidades (440, 441 y
443), estimamos necesario destacar cinco de las reglas que
35
CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
caracterizan la regulación de la institución de los alimentos en el
Estado de Jalisco.
La primera es la contenida en el artículo 439, que establece qué
rubros genéricos están incluidos dentro de las necesidades materiales
y educativas a cuya satisfacción se orientan las obligaciones
alimentarias: la comida, el vestido, la habitación, la asistencia médica,
la atención a las necesidades psíquicas, afectivas y de esparcimiento
y, en su caso, los gastos funerarios. Dicho precepto legal incluye una
regla específica que pormenoriza los derechos de los hijos en el
ámbito educacional: los alimentos cubren en ese caso los gastos
correspondientes al jardín de niños, la primaria, la secundaria y los
necesarios para allegarse de algún oficio, arte o profesión honestos,
adecuados a sus capacidades, potencialidades y circunstancias
personales.
La segunda regla es la contenida en el artículo 445, que acota el
alcance de los derechos alimentarios al establecer que “[l]a obligación
de dar alimentos no comprende la de proveer de capital a los
acreedores alimentarios para ejercer el oficio, arte o profesión a que
se hubieren dedicado”.
La tercera regla importante es la contenida en el artículo 451,
que lista las causales de cesación de las obligaciones alimentarias (y
del correlativo derecho a recibirlas): cuando el obligado carece de
medios para cumplirla; cuando el acreedor alimentario deja de
necesitarlos; en caso de injuria, falta o daños graves ocasionados por
el acreedor al deudor; cuando la necesidad de los alimentos dependa
de la conducta viciosa o de la falta de aplicación al trabajo del deudor
36
CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
alimentario; o cuando el acreedor abandona la casa del deudor por
causas injustificables.
Finalmente, el Código Civil del Estado de Jalisco incluye dos
reglas acerca de las obligaciones alimentarias inherentes a una
relación muy específica: la paternofilial. El artículo 434 establece que
los padres están obligados a dar alimentos a sus hijos hasta que
alcancen la mayoría de edad, a menos que en ese punto se
encuentren en estado de incapacidad, y el artículo 435 establece que
los hijos están obligados a dar alimentos a los padres cuando éstos
alcancen una edad senil o por imposibilidad de trabajo o ingreso. La
primera de las reglas mencionadas es reiterada en el artículo 418, en
el capítulo dedicado a la regulación del divorcio, el cual dispone que
los consortes divorciados tendrán la obligación de contribuir, en
proporción de sus bienes, a la subsistencia y educación de los hijos
hasta que lleguen a la mayoría de edad o contraigan matrimonio.
Como nos permite observar esta sintética descripción, el punto
de discrepancia entre los tribunales colegiados contendientes se ubica
en la intersección entre las previsiones del artículo 434, por un lado, y
las del artículo 439, por el otro. Mientras que el artículo 434 establece
que los padres están obligados a dar alimentos a sus hijos sólo hasta
que alcancen la mayoría de edad, a menos que sean incapaces, el
artículo 439 establece que la obligación alimentaria respecto de los
menores, por concepto de necesidades educativas, incluye no
solamente los gastos correspondientes al jardín de niños y a la
educación primaria y secundaria, sino también los necesarios para
allegarse de algún oficio, arte o profesión honestos y adecuados a sus
capacidades, potencialidades y circunstancias personales.
37
CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
A juicio de esta Sala, los anteriores preceptos encierran,
efectivamente, una antinomia parcial. El contenido del artículo 434, así
como el hecho de que el artículo 439 se refiera a los derechos de los
menores, apuntan a la tesis de que la obligación alimentaria respecto
de los hijos finaliza cuando éstos cumplen la mayoría de edad. El
contenido del artículo 439, sin embargo, lleva implícita la previsión de
que dicha obligación puede perdurar más allá de ese punto. En efecto:
si la obligación alimentaria incluye los gastos necesarios para cubrir no
sólo la educación secundaria sino también la que dará la posibilidad al
acreedor alimentario de allegarse de una profesión u oficio, es
evidente que en el contexto del sistema educativo que rige en México
la mayoría de edad será superada en una inmensa cantidad de casos.
Como destaca uno de los tribunales contendientes, hoy en día los
menores deben cursar la educación primaria entre los seis y los
catorce años, según el artículo 31 de la Ley de Educación del Estado
de Jalisco. Suponiendo que un menor inicie la primaria a los seis años,
muy probablemente la terminará cuando tenga doce años, etapa que
es el antecedente necesario para cursar los tres años que implica
cursar la enseñanza secundaria, al término de la cual tendrá unos
quince años. Y para superar las etapas que permiten iniciar una
educación profesional, es además indispensable el acreditamiento de
seis semestres de bachillerato, período que el menor podría finalizar
cumplidos ya los dieciocho años.
¿Cómo deben ser interpretadas y armonizadas estas dos
previsiones? A nuestro juicio, y resultando evidentemente inaplicables
los criterios según los cuales la norma superior prevalece sobre la
inferior y la posterior sobre la anterior, puesto que estamos ante
normas contenidas en una mismo texto legal, tampoco resulta posible
38
CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
solucionar este caso mediante el criterio de prevalencia de la norma
más específica.
Ello se debe a que no hay base para afirmar que la norma
incluida en el artículo 434 es más específica que la incluida en el
artículo 439. Ciertamente, las dos normas delimitan el supuesto de
hecho regulado mediante criterios distintos (la primera es una regla
que pivota en torno a los sujetos, esto es, en torno a los titulares de los
derechos y deberes implicados, y la segunda pivota en torno al
contenido del derecho, esto es, en torno a lo que es debido y exigible,
respectivamente, por esos sujetos); pero las dos establecen en
realidad determinaciones sobre ambos aspectos (tanto sobre los
titulares del derecho como sobre el contenido del mismo): la norma
que establece que las obligaciones alimentarias benefician a los hijos
hasta que alcancen la mayoría de edad está sentando al mismo
tiempo la regla de que las mismas no cubren, pongamos por caso, la
educación universitaria, puesto que, dada la estructura de las etapas
educativas en el país, este tipo de educación no puede ser finalizado
antes de los dieciocho años; complementariamente, la norma según la
cual la obligación alimentaria cubre, más allá de la educación
secundaria, la necesaria para poder desempeñar un arte, profesión u
oficio, obliga a concluir que sus titulares pueden ser personas mayores
de dieciocho años, que es la edad a la que ordinariamente se inicia el
tipo de educación profesional que resulta imprescindible para
desarrollar una inmensa cantidad de artes, profesiones y oficios hoy
en día.
Las dos normas acaban así refiriéndose a las mismas hipótesis
normativas, sin que pueda afirmarse que el supuesto de hecho
regulado por una de ellas es más específico que el regulado por la
39
CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
otra. El supuesto es el mismo, y la solución normativa con la que se
correlaciona en cada caso, distinta. No será, por consiguiente, en la
estructura y el juego de los ámbitos de aplicación de las normas donde
se halle una razón para justificar la opción de hacer prevalecer la regla
del artículo 434, aun a riesgo de dejar sin posibilidades de realización
real la vertiente educacional de la obligación alimentaria tal y como la
contempla el artículo 439 —como incluyendo “los gastos […] para
proporcionarle algún oficio, arte o profesión honestos y adecuados a
sus capacidades, potencialidades y circunstancias personales”—.
En nuestra opinión, la articulación entre las previsiones legales
analizadas debe tener necesariamente en cuenta los derechos e
intereses protegidos por las mismas (lo cual equivale a atender a las
finalidades y funciones de la institución de los alimentos) y deberá
privilegiar la opción que los proteja y armonice de mejor forma y la que
sea más congruente con las previsiones constitucionales aplicables al
caso.
Lo primero que hay que destacar es que la obligación alimentaria
tiene su origen en un deber ético que ha sido incorporado al sistema
jurídico con el valor de elemento de orden público e interés social. Su
propósito es hacer efectivas, en el contexto familiar, las redes de
justicia y solidaridad humana por las cuales las generaciones maduras
y estables permiten a las generaciones vulnerables acceder a
determinados estándares de bienestar, y a los individuos más
favorecidos mitigar la condición de los injustamente desfavorecidos.
Este deber se concreta en la obligación que tienen los familiares
favorecidos más cercanos de asegurar a los menos favorecidos las
bases de la subsistencia material y del bienestar mínimo. De ahí que,
según dispone el artículo 439 del Código Civil del Estado de Jalisco,
40
CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
dicha obligación comprenda la cobertura de la comida, el vestido, la
habitación, la asistencia en casos de enfermedad, la atención a las
necesidades psíquicas, afectivas y de esparcimiento y, en su caso, los
gastos funerarios.
Cuando los acreedores alimentarios son los menores, la
obligación alimentaria comprende además los gastos necesarios para
proporcionarles una educación formalizada: jardín de niños, primaria y
a la secundaria, así como la formación necesaria para desempeñar un
oficio, arte o profesión, adecuados a sus capacidades, potencialidades
y circunstancias personales. Esta obligación participa del sentido
general de la institución alimentaria, pero la intensidad de las
responsabilidades que puede llegar a revestir se explica tanto por el
especial deber de cuidado y atención a los menores implícito en el
ejercicio de la paternidad como por la singular posición que los
menores ocupan en el ordenamiento jurídico. Es sabido que los niños
gozan de una posición especial en el ordenamiento jurídico de un
estado democrático, reflejada en la consagración, tanto en la mayoría
de constituciones actuales como en instrumentos internacionales
específicos, de los que se conocen como derechos de los niños.
El artículo 4° de la Constitución Federal, por ejemplo, establece
que “los niños y las niñas tienen el derecho a la satisfacción de sus
necesidades de alimentación, salud, educación y sano esparcimiento
para su desarrollo integral”, y puntualiza que “los ascendientes, tutores
y custodios tienen el deber de preservar esos derechos. El Estado
proveerá lo necesario para propiciar el respeto a la dignidad de la
niñez y el ejercicio pleno de sus derechos”; “[e]l Estado”, precisa,
“otorgará facilidades a los particulares para que coadyuven al
cumplimiento de los derechos de la niñez”. El mismo principio
41
CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
encuentra reflejo expreso y preciso en el articulado del propio Código
Civil del Estado de Jalisco, cuyo artículo 570 establece que “ninguna
de las disposiciones enunciadas en este código, debe ser interpretada
en forma restrictiva respecto de los derechos y de los intereses
superiores de la niñez”. La fuerza expansiva de los derechos e
intereses de los niños debe naturalmente reflejarse en la tarea
interpretativa de los jueces, y en particular en la resolución de los
problemas de interpretación legal a los que la Corte se ve enfrentada
por la vía de la contradicción de tesis.
Es cierto que estamos hablando de un imperativo relativo a los
“niños”, noción que usualmente se equipara legalmente al segmento
de personas que no han alcanzado la mayoría de edad 8 , de modo que
en su literalidad, no es conclusivo respecto de la cuestión que nos
ocupa. Sin embargo, a nuestro juicio, sí lo es por vía de consecuencia.
En opinión de esta Primera Sala, la satisfacción de los derechos e
intereses de los acreedores alimentarios quedaría frustrada si, en el
presente caso, se interpretara que la mayoría de edad marca el límite
ineludible hasta el cual las prestaciones del deudor alimentario por
concepto de educación o formación resultan exigibles.
Es fácil imaginar que, en el pasado, la regla general según la
cual las obligaciones alimentarias respecto de los hijos llegaban sólo
hasta la mayoría de edad no planteaba grandes problemas de
articulación con el imperativo de que las mismas cubrieran la
educación necesaria para desempeñar un arte, profesión u oficio; en
8
El artículo 1° de la Convención sobre los Derechos del Niño, por ejemplo, dispone que “[p]ara los
efectos de la Convención, se entiende por niño todo ser humano menor de dieciocho años de
edad, salvo que, en virtud de la ley que le sea aplicable, haya alcanzado antes la mayoría de
edad”.
42
CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
esa época, la etapa formativa y no económicamente activa o
productiva de las personas solía cerrarse antes de la mayoría de edad.
Sin embargo, a nadie se le oculta que las cosas son muy
diferentes hoy día. La educación es un servicio público altamente
reglamentado por el Estado —sobre las bases establecidas en el
artículo 3° de la Constitución Federal—, y la evolución del mercado
laboral y de las estructuras familiares y sociales hace que los ciclos
educacionales que una persona debe seguir para estar en aptitud de
desarrollar una inmensa cantidad de profesiones y oficios se
prolonguen más allá de la mayoría de edad.
Si el sentido de la institución alimentaria es garantizar a los hijos
la posibilidad de atravesar una etapa económicamente inactiva, en la
que se hagan de los recursos humanos que les darán la base para
desarrollar sus planes de vida, hay que concluir que conservan el
derecho de recibir de sus padres los recursos necesarios para
satisfacer la etapa educativa en la que se encuentran. Escaso efecto
práctico tendría, en las circunstancias actuales, atribuir legalmente a
los menores el derecho a obtener lo necesario para desempeñar una
profesión si el límite infranqueable de sus prestaciones fuera la
mayoría de edad. La prevalencia rígida de la regla temporal del
artículo 434 sustraería, en muchísimas ocasiones, toda virtualidad
práctica al derecho a recibir de los padres lo necesario para recibir una
educación
congruente
con
las
capacidades,
necesidades
y
condicionamientos reales de cada uno. Una inversión económica y
humana de años, encaminada a la consecución de la formación
necesaria para desempeñar una profesión u oficio, podría verse
fatalmente frustrada por una interrupción del apoyo económico en un
momento en el que la misma todavía no puede dar sus frutos
43
CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
esperados, que dependen en gran medida de la conclusión de los
estudios emprendidos.
En nuestra opinión, pues, aceptar que la llegada de la mayoría
de edad es causal de cesación definitiva de las obligaciones
correspondientes, amenazaría la funcionalidad de la institución que
pretende satisfacer las necesidades reales de una de las partes de la
relación jurídica en proporción con las posibilidades concretas de la
otra, y sería además incoherente con otras facetas de lo que
generalmente se entiende como una educación adecuada —la cual
incluye, a buen seguro, el enseñar a los hijos a no dejar inconclusas
las tareas que han emprendido, a aprovechar el tiempo y los recursos
invertidos en la educación, a reconocer la dignidad de las personas, y
a dar ejemplo, ser solidarios, y “devolver” de algún modo los beneficios
obtenidos en la vida—.
Por ello, esta Sala sostiene que los acreedores alimentarios
conservan, siempre que se den ciertas circunstancias que el propio
Código Civil de Jalisco prevé y que a continuación serán destacadas,
el derecho de recibir de los deudores alimentarios lo necesario para
concluir el ciclo educativo o formativo en el que se encuentran,
aunque en el ínterin alcancen su mayoría de edad.
A nuestro juicio, este criterio no amenaza el principio de justo
equilibrio entre acreedores y deudores que articula transversalmente el
régimen de alimentos, ni es esperable que propicie demandas
abusivas por parte de los acreedores alimentarios, porque se trata de
un derecho legalmente condicionado —debe reconocerse en un caso
concreto sólo si se dan determinadas condiciones—; el Código Civil
44
CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
para el Estado de Jalisco incluye previsiones suficientes para impedir
potenciales injusticias en los casos concretos.
En primer lugar, debe destacarse que sustraer peso al límite de
edad incluido en el artículo 434 no equivale a reconocer a los hijos un
derecho ilimitado a estudiar, con los gastos pagados, donde quieran,
hasta el momento que quieran y con independencia de la seriedad con
la que desarrollen su tarea (recordemos se trata definir no lo que los
padres pueden hacer por sus hijos, sino lo que un juez puede
obligarles a hacer por sus hijos, en contra de su voluntad). La
exigibilidad de ese derecho está condicionada a que el acreedor
alimentario curse un grado de escolaridad acorde no sólo con su edad,
sino con todas sus condiciones particulares —ajustada al entorno
familiar, emocional, académico y social en el cual se ha desarrollado, y
respaldada por el debido aprovechamiento—. Se trata de un derecho,
no lo olvidemos, que el artículo 439 del Código analizado otorga “en
función de sus capacidades, potencialidades y sus circunstancias
particulares”.
La necesidad de tomar en consideración las particularidades del
acreedor impedirá que alguien se vea privado de apoyo educativo por
cuestiones ajenas a su voluntad pero también impedirá, en sentido
inverso, que los deudores alimentarios se vean obligados a seguirles
destinando recursos económicos en circunstancias anómalas. Como
destacó en su momento la extinta Tercera Sala de esta Suprema
Corte de Justicia de la Nación al resolver la contradicción de tesis
16/90, “no sería jurídico ni equitativo condenar al padre o deudor a
proporcionar alimentos al hijo que cuenta con edad avanzada y
estuviera realizando estudios que no corresponden a su edad y
situación”.
45
CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
En segundo lugar, hay que señalar que el Código Civil para el
Estado de Jalisco incluye otras reglas que están destinadas a
funcionar como contrapeso esencial y efectivo frente a virtuales
demandas abusivas por parte de hijos mayores. Así, la fracción II del
artículo 451, según el cual el derecho a alimentos subsiste sólo
mientras subsista la necesidad de recibirlos, así como lo dispuesto por
el artículo 445, según el cual “[l]a obligación de dar alimentos no
comprende la de proveer de capital a los acreedores alimentarios para
ejercer el oficio, arte o profesión a que se hubieren dedicado”,
evidencian la voluntad del legislador de no dar cobertura a demandas
caprichosas o desmedidas. El deber de satisfacer los gastos de
educación de una persona está orientado a garantizar que ésta tendrá
un punto de partida para desenvolverse, una base formativa que debe
permitirle desarrollar un plan de vida, pero evidentemente no incluye
un derecho a recibir todos los ingredientes necesarios para el éxito de
ese plan de vida.
Complementariamente, debe destacarse que el derecho a la
educación garantizado por esa vía no es un derecho a la mejor
educación posible, ni siquiera un derecho a toda la educación que el
acreedor alimentario merece dadas sus capacidades intelectuales. Los
alimentos otorgan a los acreedores un derecho al apoyo económico
necesario para cubrir las necesidades comprendidas en ese concepto,
incluida la de recibir una formación que les permita empezar en la vida
y, como hemos sostenido con anterioridad, ello puede muy bien
implicar una educación que no finaliza a los dieciocho años; pero muy
difícilmente va a poder un acreedor alimentario justificar ante el juez
de lo familiar que este derecho obliga a sus progenitores a pagarle
(contra su voluntad) los estudios hasta cualquier momento del futuro
que a él le parezca conveniente.
46
CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
Por otro lado, la fijación de los alimentos debidos en un caso
concreto habrá de tener en cuenta también lo dispuesto en la fracción
I del artículo 451, según el cual la obligación de dar alimentos cesa
cuando su titular carece de medios para cumplirla. Esta previsión
impedirá que, con independencia
necesidades
del
acreedor,
se
prestaciones
desproporcionadas
de la persistencia de las
exijan
respecto
al
deudor
de
sus
alimentario
posibilidades
económicas.
Los juzgadores, en definitiva, siempre que conozcan de un
reclamo alimentario, deberán ponderar con cuidado y sentido común, y
a la luz de las características particulares del caso, las exigencias
derivadas del conjunto normativo analizado. Establecer en qué casos
los hijos mayores de edad pueden seguir reclamando las prestaciones
derivadas del artículo 439 y en qué casos no, presupone un estudio
cuidadoso de las pretensiones enfrentadas y del grado en que las
cargas
probatorias
correspondientes
han
quedado
satisfechas,
siempre con el imperativo de mantener la proporcionalidad y el
equilibrio que deben impregnar cualquier decisión sobre el tema.
4. Recapitulación. El análisis desarrollado en la presente
resolución nos ha llevado a sostener que la correcta interpretación del
régimen de alimentos incluido en el Código Civil para el Estado de
Jalisco es la que considera que el derecho de un hijo a recibir
alimentos no se pierde por el sólo hecho de que alcance la mayoría de
edad, si demuestra que los sigue necesitando mientras cursa estudios
acordes con su edad, capacidad y otras circunstancias personales,
pudiendo de este modo concluir la formación que le otorgará las bases
para desempeñar una profesión u oficio.
47
CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
Esta interpretación es la que resuelve de manera más
satisfactoria la contraposición entre el artículo 439 —que establece
que, respecto de los menores, los alimentos comprenden los gastos
para la educación de jardín de niños, primaria y secundaria del
acreedor
alimentario
y
también
aquellos
necesarios
para
proporcionarles algún oficio, arte o profesión honestos y adecuados a
sus capacidades, potencialidades y circunstancias personales— y el
artículo 434 —según el cual las obligaciones alimentarias de los
padres terminan cuando los menores alcanzan la mayoría de edad—,
a la luz de los intereses y derechos cuya protección justifica la
institución de los alimentos. Se trata de la solución que puede evitar la
frustración del fruto de prestaciones por concepto de educación
satisfechas durante años (preservando de este modo la efectividad
real de los derechos involucrados) y que al mismo tiempo deja intactas
las herramientas legales que van a impedir en los casos concretos
abusos en detrimento de los deudores alimentarios.
Los juzgadores civiles deberán así ponderar cuidadosamente las
particularidades del caso sometido a su conocimiento y tener en
cuenta tanto el derecho de los hijos a recibir recursos para hacerse de
la formación que habrá de permitirle ejercer una profesión u oficio, sin
tomar la mayoría de edad como un límite infranqueable, como la
norma que releva del deber de proporcionar alimentos si no se cuenta
con los medios para ello, la que prevé que los mismos dejarán de
administrarse cuando el acreedor no los necesite, o las que sugieren
la necesaria acotación de lo que un juez puede obligar a entregar por
concepto de gastos de formación (nos referimos a la precisión legal de
que la educación debida será en función de las capacidades,
potencialidades y circunstancias particulares del acreedor, y la que
establece que la obligación de alimentos no comprende la provisión
48
CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
del capital necesario para ejercer el oficio, arte o profesión que el
acreedor escoja). La decisión judicial deberá en todos los casos
satisfacer la relación de proporcionalidad entre las necesidades de los
acreedores y las posibilidades de los deudores que inspira y articula la
regulación legal de la institución alimentaria.
Por lo expuesto, consideramos que deben prevalecer las
siguientes tesis de jurisprudencia:
ALIMENTOS. LA OBLIGACIÓN DE PROPORCIONARLOS POR
CONCEPTO
DE
EDUCACIÓN
NECESARIAMENTE
ALIMENTARIOS
CUANDO
ALCANZAN
LA
NO
SE
LOS
MAYORÍA
EXTINGUE
ACREEDORES
DE
EDAD
(LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE JALISCO). La articulación de las
disposiciones legales que integran el régimen de alimentos previsto en
el Código Civil del Estado de Jalisco debe atender a las funciones de
dicha institución, por ser de orden público e interés social. Por ello,
ante la contraposición existente entre el artículo 439 del citado
ordenamiento legal según el cual, respecto de los menores, los
alimentos comprenden, además de la comida, el vestido, la habitación
y la asistencia médica en casos de enfermedad, los gastos para la
educación de jardín de niños, primaria y secundaria del acreedor
alimentario y para proporcionarle algún oficio, arte o profesión
honestos y adecuados a sus capacidades, potencialidades y
circunstancias personales y el artículo 434 del mencionado código
el cual dispone que la obligación de los padres de dar alimentos a
sus hijos termina cuando éstos llegan a la mayoría de edad, excepto
tratándose de incapaces, esta Primera Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación concluye que la obligación de proporcionar
alimentos por concepto de educación no se extingue necesariamente
49
CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
cuando los acreedores alimentarios alcanzan la mayoría de edad, y
que estos últimos conservan ese derecho siempre que se satisfagan
los requisitos contenidos en el aludido código. Ello es así porque la
evolución del mercado laboral y de las estructuras familiares y
sociales, hace que los ciclos educacionales que deben cumplirse para
estar en aptitud de desarrollar gran cantidad de profesiones y oficios,
se prolonguen más allá de la mayoría de edad, por lo que, si el sentido
de la institución alimentaria es garantizar a las personas la posibilidad
de atravesar una etapa económicamente inactiva en la que se
alleguen de los recursos necesarios que les darán una base para
desarrollar sus planes de vida, es evidente que admitir como límite
infranqueable la mayoría de edad de los acreedores haría nugatorio su
derecho de obtener lo necesario para desempeñar una profesión u
oficio, amenazando así la funcionalidad de una institución que
pretende satisfacer las necesidades reales de una de las partes de la
relación jurídica en proporción con las posibilidades concretas de la
otra. Además, se trata de un derecho legalmente limitado y
condicionado, pues los artículos 439, 445 y 451 del Código Civil del
Estado de Jalisco evidencian la voluntad del legislador de impedir
demandas caprichosas o desmedidas, en tanto que: exigen que el
acreedor alimentario curse un grado de escolaridad acorde no sólo
con su edad, sino con todas sus condiciones particulares; excluyen de
la obligación alimentaria la provisión del capital necesario para ejercer
el oficio, arte o profesión que el acreedor escoja; relevan del deber de
proporcionar alimentos cuando no se cuenta con los medios para ello,
y prevén que éstos dejarán de administrarse cuando el acreedor no los
necesite.
ALIMENTOS POR CONCEPTO DE EDUCACIÓN. ELEMENTOS QUE
EL JUZGADOR DEBE TOMAR EN CUENTA PARA DETERMINAR SI
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
PROCEDE
RESPECTO
DE
ACREEDORES
ALIMENTARIOS
MAYORES DE EDAD (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE JALISCO).
Los juzgadores deben ponderar, a la luz de las características
particulares de cada caso, las exigencias derivadas del conjunto
normativo que integra el régimen de alimentos previsto en el Código
Civil de la citada entidad federativa, lo cual presupone un estudio
cuidadoso de las pretensiones enfrentadas y del grado en que se
satisfacen las cargas probatorias, a fin de tomar en cuenta tanto la
necesidad de preservar el derecho de los acreedores a recibir los
recursos necesarios para hacerse de los medios para ejercer una
profesión u oficio, sin considerar la mayoría de edad como un límite
infranqueable, como las normas que limitan y condicionan ese derecho
con el objeto de evitar demandas caprichosas o desmedidas. La
decisión del juzgador siempre debe mantener el equilibrio entre las
necesidades de los acreedores y las posibilidades de los deudores
que inspira y articula la regulación legal de la institución alimentaria.
Por lo expuesto y fundado,
SE RESUELVE:
PRIMERO. Existe contradicción entre las tesis sustentadas por
los Tribunales Colegiados Primero y Quinto en Materia Civil del Tercer
Circuito, en los términos señalados en el sexto considerando de esta
resolución.
SEGUNDO. Debe prevalecer con carácter de jurisprudencia el
criterio sustentado por esta Primera Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, en términos del último considerando de esta
resolución.
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 169/2006-PS.
TERCERO. Dése publicidad a las tesis sustentadas en la parte
final del último considerando en los términos del artículo 195 de la Ley
de Amparo.
Notifíquese. Envíese testimonio de la presente ejecutoria a los
Tribunales mencionados en la misma y, en su oportunidad, archívese
el expediente.
Así, lo resolvió la Primera Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, por unanimidad de cuatro votos de los
señores Ministros: Sergio A. Valls Hernández, Juan N. Silva
Meza, Olga Sánchez Cordero de García Villegas y Presidente
José Ramón Cossío Díaz (Ponente). Ausente el Ministro José de
Jesús Gudiño Pelayo.
Firman el Ministro Presidente de la Sala y Ponente, con el
Secretario de Acuerdos, quien autoriza y da fe.-
PRESIDENTE DE LA PRIMERA SALA Y PONENTE.
MINISTRO JOSÉ RAMÓN COSSÍO DÍAZ.
SECRETARIO DE ACUERDOS
DE LA PRIMERA SALA
LIC. FRANCISCO OCTAVIO ESCUDERO CONTRERAS
FMPG/dgs
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