La edad de la Tierra Francisco Jiménez Respecto a la edad de la Tierra, fue la iglesia la que marco la escala de tiempo siguiendo la historia de la Biblia, esto debido a que este era un libro disponible y que tenía toda las respuestas según los medievales y algunos descendientes de éstos, este pensamiento sembró las bases a los geólogos, naturalistas y paleontólogos para designar las escalas del tiempo y su duración, el reverendo de la iglesia James Ussher arzobispo del Trinity Collage de Dublín condado de Armagh, ubicado al norte de Irlanda, propuso siguiendo las genealogía de la biblia y la historia de los patriarcas judíos mencionados en el Antiguo Testamento, que la Tierra había sido creada el sábado 22 de octubre del año 4004 antes de Cristo del calendario Juliano, a las seis de la tarde y calculó por tanto que el diluvio ocurrió en el año 2349 A.C, el éxodo de Egipto ocurrió en el año de 1491 AC y el templo de Jerusalén fue edificado en el año 1012 A C. Hecho congruente con la creación de la Tierra en seis días, en donde calculó que cada día era equivalente a mil años, por tanto nuestro planeta no era mayor a 6000 años de antigüedad, así lo dio a conocer en el año de 1650, en Annals of World, este dato tuvo tal importancia que se colocó en las ediciones de biblias inglesas desde el año de 1701 hasta el año de 1900, de esta manera la teología y no la ciencia dieron una primera aproximación del origen del tiempo geológico y la antigüedad de la tierra, sin embargo fue el filósofo babilónico Beroso quien escribió un libro de tres tomos que se encontraba alojado en la biblioteca de Alejandría, quien habla de la creación de la Tierra y la antigüedad de la misma en 400,000 años, el primer tomo de los tres que escribió como el dios Marduk había creado la tierra hasta la fundación de babilonia. Tiempo después en el siglo IV, Eusebio propuso una cronología similar a la de Ussher, Martin Lutero también propuso su edad siguiendo las escrituras en 4000 años antes de Cristo, es decir la Tierra no tenía una edad superior a 6000 años, John Lightfoot vicanciller de Cambridge realizo una revisión de los cálculos expuestos y llegó a la conclusión que la Tierra había sido creada en el año 3929 A.C, Buffon en el año 1779, en contraposición explicaba que el planeta azul debería ser más antiguo, y calculó la edad de la Tierra en 74,832 años por lo menos, esto debido a un experimento que realizó con una bola incandescente con materiales que contiene nuestro planeta, y observo cuanto tiempo tardaba en enfriarse, al extrapolar esto a un cuerpo del tamaño de la Tierra calculo la edad en aproximadamente 75,000 años, así fue como la ciencia empezó a involucrase en este debate. James Hutton y Charles Lyell proponen el unimorfismo y narran que la edad de la Tierra es tan antigua que no se puede calcular. John Philips geólogo de Oxford en 1860, calculó esta edad en 96 millones de años, calculando el grosor de los estratos del rio Ganges, en 1896, Henri Becquerel desarrolla la radiactividad dando un método más exacto para medir la edad de la Tierra. En 1897 William Thomson mejor conocido como Lord Kelvin propone una edad de 24 a 90 millones de años, Kelvin habla de una edad mínima de 20 millones y máxima de 200 millones de años, aunque comentó que era un cálculo aproximado. En 1899 John Joly calculaba la sal depositada en el mar y comunica según sus cálculos que nuestro hogar tiene de 80 a 90 millones de años de antigüedad, el geólogo ingles Arthur Holmes calculó la edad de la Tierra en 1,600 millones de años. Los conocimientos desarrollados en radioactividad hechos por Rutheford entre 1902-1903, permitieron calcular la misteriosa edad en 570 millones de años, utilizaron uranio y observaron su desintegración y llegaron a proponer hasta 1000 millones de años, en 1931 se calculó esta edad cercana a 3800 MA y en 1953 Claire Patterson a través de meteoritos encontrados en la superficie (en especial los llamados condritos que se consideran contemporáneas a la formación de la Tierra), calculó la edad en 4500 millones de años,. Esta es ahora la edad aceptada para el planeta, cabe mencionar que las primeras formas de vida se han calculado en 3,800 millones de años, pero esa, es, otra historia. Del fijismo a la teoría de la evolución Por: Eduardo Pineda y Francisco Jiménez El fijismo es una corriente de pensamiento fundada en la idea de que nuestro planeta y las formas de vida que en él habitan han permanecido estáticos a lo largo del tiempo, se sustenta principalmente en el cristianismo y se opone al transformismo francés y al evolucionismo inglés. Apoyándose en los textos bíblicos, algunos defensores de estas teorías datan incluso la creación del universo en una fecha muy cercana, alrededor de seis mil años, dando incluso el día y la hora en la que dicha creación se produjo. Incluso algunos naturalistas de siglo XIX creían firmemente que todo lo que existe fue creado por Dios. Entre los principales representantes de esta corriente de pensamiento encontramos a Carolo Lineaus (1707-1778), Georges Cuvier (1769-1832) y Louis Pasteur (1822-1895). Como caso ejemplar de estos renombrados estudiosos dedicados a la descripción de la así llamada “obra de Dios”, hemos de retomar a Jean Léopold Nicolas Frédéric Cuvier (1769-1832), destacado naturalista francés quien se desempeñó como catedrático de historia natural, de anatomía comparada en el Jardín Des Plantes y secretario de la Académie des sciences en Francia. Cuvier fue promotor e impulsor de la paleontología, a principios del siglo XIX tuvo en sus manos fósiles que ahora sabemos corresponden a dinosaurios, irónicamente a pesar de hallar correlación biológica, el contexto de la inexistencia de reptiles antiguos posiblemente no le permitió observar la importancia de los fósiles y no llegó a la descripción del grupo dinosauria. En 1795 se instaló en París y un año después se convirtió en suplente de Mertrud en la cátedra de anatomía comparada. Entre sus múltiples puestos se convierte en consejero de estado, Director de cultos no católicos, Ministro de educación Pública, fue nombrado caballero bajo el imperio y es nombrado Barón con Luis XVIII, entre otros. Probablemente nuestro naturalista francés en cuestión fue el genio intelectual más grande de su tiempo, para su época, la condición orgánica de los fósiles era aceptada por muchos naturalistas, sin embargo, ante la dificultad de identificar vertebrados fosilizados, era necesario proponer un método, Cuvier resultaría el históricamente asignado a esta tarea. Entre sus principales trabajos en paleontología, presenta una memoria donde describe las especies vivas y fósiles de elefantes de Europa, un libro revelador para esa época; otra obra icónica el “Discurso sobre las revoluciones de la superficie del globo” de 1812 donde presentó los principios de la anatomía comparada mediante la correlación de las formas de los seres organizados que se presenta como principio de correlación de los órganos, decía “En una palabra, la forma del diente indica la forma del cóndilo, la de las uñas, el fémur, tal como una ecuación de una curva implica todas sus propiedades” sin embargo su método no estaba exento de dificultades, por ejemplo, Cuvier tuvo dificultades para identificar correctamente a los primeros dinosaurios, en especial el Estreptopondylus y el famoso Iguanodon, los cuales confundió con cocodrilos y rinocerontes, sin embargo el método ha proporcionado ejemplos notables como las descripciones de los proboscídeos fósiles. Cuvier elaboró una historia de la Tierra bajo los preceptos del fijismo y catastrofismo, según él, los cambios ocurridos en la Tierra eran gobernados por la voluntad de Dios ocurriendo a través de catástrofes sucesivas, el diluvio universal, narrado en el libro del Génesis bíblico había sido el último de ellos, según Cuvier habían existido 27 creaciones con sus respectivas catastróficas desapariciones. Para algunos naturalistas como Charles Ley las especies que reemplazaban eran del mismo tipo y nivel anatómico y fisiológico que las reemplazadas, para otros como William Buckland o Sedgwick, las nuevas creaciones superaban a las anteriores. Para Cuvier cualquier cambio en la anatomía de un organismo no le permitiría sobrevivir. Él mantuvo la idea de que las especies se habían creado de forma separada e independiente a tal grado de negar la posibilidad del origen común de los seres vivos, escribió en su Philosophia Botanica de 1751 que “Tantas especies podemos numerar como diversas formas fueron creadas al inicio” también expresaba que “Las especies y los géneros eran obra del tiempo, pero que los órdenes naturales eran obra del Creador”. Fue durante el siglo XIX, con la teoría de la evolución de Alfred Russell Wallace y Charles Darwin que el debate se agudizo. Quizá el clímax de las discusiones se encuentra en el debate sostenido por el reverendo Samuel Wilberforce, obispo de Oxford incitado por Richard Owen y Thomas Henry Huxley en el Museo Universitario de Historia Natural de Oxford en 1860, en dicho debate el obispo pregunto a Huxley ¿Eres descendiente del simio por parte de tu padre o de tu madre? El pensamiento evolutivo ayudo a comprender conceptos como la extinción, el cambio, la utilización de grandes momentos cronológicos para el desarrollo de las especies y de la geología de la Tierra, Si bien el estudio de los dinosaurios se desarrolló inicialmente en Inglaterra, hacia finales de 18581859, Charles Darwin (1809-1882) y Alfred Russell Wallace (1823-1913) así como su teoría de la evolución, se mantuvieron al margen de estos tetrápodos, sin embargo el libro de Darwin: On the Origin of Species by Means of Natural Selection or the Preservation of Favoured Races in the Struggle for Life (El origen de las especies por medio de la selección natural, o la preservación de las razas favorecidas en la lucha por la vida). Provoco una discusión inicial en el lugar que ocupan los dinosaurios en la evolución de la historia de nuestro planeta, defendida ésta en las exposiciones de Thomas Henry Huxley al proponer que los dinosaurios estaban relacionados con las aves. Las eras geológicas son escalas de tiempo que nos permiten remitirnos a un determinado tiempo y espacio de la Vida en la tierra. El Mesozoico (vida animal intermedia) fue propuesto por el geólogo británico John Philips en 1840, el termino Triásico, primer periodo de esta era, fue nombrada por Friedrich Von Alberti en 1831, debido a las tres unidades (triada) que están representadas en Alemania donde se estudió por vez primera, el periodo Jurásico recibe su nombre de la cordillera de Jura, en Francia y Suiza, fue Alexander Von Humbolt quien algunos consideran el creador del término en 1858, sin embargo se considera que fue Alexander Brongniart en 1829, quien utilizo este término y que denota el periodo al cual nos referimos actualmente, por su parte el Cretácico fue denominado por J.J. d Omalius de Halloy, y lo utilizo para denominar terrenos que contenían Creta en Francia e Inglaterra. El pasado año 2014 se conmemoró la publicación de Charles Darwin “El origen de las especies por medio de la selección natural, o la preservación de las razas favorecidas en la lucha por la vida”. A más de medio siglo del Origen de las especies ¿Qué rescoldo de evolucionismo darwiniano nos queda? ¿Cuál es el aporte fundamental de Darwin más allá de la explicación de uno de los mecanismos de evolución? ¿Hasta dónde el Origen de las Especies desquebrajó la ideología de la creación inmutable sustituyéndola por la transformación continua que proporciona a los biólogos modernos material de estudio tan basto e inacabado como la evolución misma? Debemos considerar que, si bien es cierto que a partir de 1859 el mundo occidental cambió su forma de concebir el estatus del hombre en el cosmos y comenzó una búsqueda por entender los procesos que operan sobre la evolución de la vida en la Tierra, debemos tener en mente por igual que el aporte de Darwin y su obra no es principalmente la explicación del mecanismo de la selección natural. Esta teoría tiene, sin duda alguna, un trasfondo fundado en las teorías sobre el movimiento de las placas tectónicas que conforman la superficie de nuestro planeta, en el año de 1620, Francis Bacon, filósofo ingles propuso que existía una concordancia o similitud entre los límites periféricos de las costas del continente africano y sudamericano. La primera persona que propuso que los continentes se encontraban unidos fue el geógrafo de origen francés Antonio Snider Pelligrini (18021885) quien en 1858 enfatizó a través de dibujos publicados en su libro La Création et ses Mystères dévoilés que Sudamérica y el continente africano estuvieron unidos en el pasado, sin embargo su propuesta no proliferó debido al pensamiento fijista de la época. Su idea fue olvidada hasta los trabajos de Alfred Wegener en 1912, Wegener retomó el movimiento de los continentes llamando a este fenómeno deriva continental, las bases que indujeron a la nueva tectónica de placas fueron propuestas por diversos investigadores como Wilson Pitman, Hess. Cox, Sikues o Ewing. Por su parte, el evolucionismo inglés estuvo permeado con igual fuerza por las teorías económicas de Smith y en el catastrofismo de Malthus. Era Inglaterra, era el siglo XIX y Darwin pertenecía a un estrato social alto. ¿Cómo no pensar en competencia antes de pensar en cooperación al hacer consideraciones respecto de la naturaleza de las poblaciones animales y vegetales? La selección natural es, de esta forma, una explicación económica llevada al naturalismo mediante la investigación empírica sujeta y contextualizada en la selección artificial sobre razas animales de uso humano que poco o nada tienen que ver con los procesos que ocurren en el mundo silvestre. Sin embrago, la selección natural no es el único tópico que se puede extraer del libro de 1859, la idea del transmutismo formalizada después de los trabajos ideales de Jean Baptiste De Monet de Lamarck, derrumbó para siempre el fijismo determinístico propuesto por la iglesia medieval. Si las especies cambian en el tiempo ¿Qué es la creación? Si la deriva continental y el registro fósil revelan una Tierra que en la antigüedad estaba desprovista de vida ¿Dónde quedan los siete días del génesis? Charles Darwin, no sabemos si intencionalmente o no, modificó la ideología occidental sobre la vida y postuló una teoría al respecto, hoy rebasada, pero útil en la fundación del paradigma de la biología actual. La lectura de su obra es obligada en el contexto de la ciencia actual, no es por supuesto dogmática, es, sin embrago, histórica. La conmemoración por la publicación de “El Origen de las Especies” no celebra 155 años de la teoría de la selección natural sino 155 años de la desaparición del fijismo y la renovación de la postura transmutista.