CERTIFICADO NOTARIAL. FE PÚBLICA. VALIDEZ. EFICACIA

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CERTIFICADO NOTARIAL. FE PÚBLICA. VALIDEZ. EFICACIA.
ESCRIBANOS. RESPONSABILIDAD
Informe: Notarial
Resumen
Consulta
En autos «AFRU c/ LMRH, Ley 18246, Oposición al reconocimiento de
unión concubinaria», a solicitud del Ministerio Público se consulta sobre
«el valor jurídico del documento expedido por la Esc. …, y de acuerdo como
manifiesta haber obtenido los datos a cuya certificación procede y el pronunciamiento acerca si este no es el correspondiente de la responsabilidad
o no de dicha escribana en la confección de dicho documento teniendo en
cuenta que el mismo traduce la fe pública que esta tiene en el ejercicio de
su profesión».
Se adjunta a la consulta fotocopia de un certificado notarial y del acta
de audiencia judicial en la que, interrogada al efecto, la autorizante del
certificado manifiesta las circunstancias en las que tomó conocimiento de
los hechos que consigna en dicho instrumento.
Revista de la Asociación de Escribanos del Uruguay, tomo 98, ene. - dic. , 2012 — Consultas técnicas
Es admisible la certificación de hechos que el escribano conoce por haberlos percibido directamente, asumiendo la responsabilidad de su existencia y fidelidad.
Puede considerarse cumplido el principio de inmediatez de la fe pública en la
certificación de extremos conocidos en forma pública y notoria o llegados a real y
efectivo conocimiento del escribano por la conjunción de varios hechos y testimonios coincidentes y corroborantes; no así cuando la fuente del conocimiento ha sido
solamente la declaración de parte interesada, en cuyo caso se debe recurrir para
su documentación a un acta de declaración protocolizada. La autenticidad del
certificado notarial reposa tanto en los requisitos formales como en el cumplimiento
de los principios de la fe pública (veracidad, inmediatez, documentación) y en la
responsabilidad del autorizante, que será determinada por la sede competente.
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Informe de la Comisión de Derecho Notarial
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El documento objeto de la consulta es un certificado en el que la autorizante
atesta varios hechos y circunstancias de su conocimiento: que la persona
de su conocimiento LMRH mantuvo una relación de concubinato lésbico
con la señora AEPB, fallecida en fecha …; que dicha relación era de conocimiento personal de la autorizante y demás personas que las conocían,
de conocimiento público y mantenida a la vista de todos; que la referida
pareja habitó las viviendas propiedad de una y otra entre las fechas que
menciona; que problemas de salud de ambas motivaron continuos traslados de domicilio entre una vivienda y otra; que durante el tiempo que
duró la relación concubinaria los gastos fueron cubiertos en su totalidad
por la señora AEPB, y que la señora LMRH estaba en total dependencia
económica de la fallecida.
En sus declaraciones en la sede judicial, la autorizante manifiesta
básicamente que los hechos certificados son de su conocimiento debido a
que trabó relación con las personas involucradas tanto profesionalmente, por haber intervenido en un contrato de arrendamiento que aquellas
pretendían otorgar, como socialmente, por conversaciones particulares en
ambientes relacionados con su actividad, ya que AEPB era funcionaria registral y con LMRH coincidía cuando realizaban trámites en los Registros
y en el bhu. Manifiesta asimismo que en varias oportunidades la fallecida
le confió sus vicisitudes personales, afectivas y familiares, y la segunda le
proporcionó las fechas mencionadas en el certificado. Afirma también que
comentaba la situación con otras personas conocidas en común, por ser de
conocimiento público, y reconoció que, si bien no es posible constatar una
relación de índole sexual, la dio como un hecho por todas las circunstancias
que conocía.
De acuerdo a lo relacionado y a la consulta formulada, se informará
sobre el valor jurídico del certificado notarial, la fe pública en relación con
la formación del conocimiento y la responsabilidad notarial inherente.
Valor jurídico del certificado notarial
El artículo 248 del Reglamento Notarial (acordada 7533, de 22 de octubre
de 2004), en su primer literal expresa:
Certificado notarial es el instrumento público original autorizado por
escribano, con el objeto de: a) acreditar la existencia de situaciones jurídicas,
actos o hechos, conocidos ciertamente por el autorizante, o que le justifican
mediante documentos públicos o privados que le exhiban o compulse; […].
En nuestro derecho esta facultad de «acreditar» le ha sido conferida al
escribano por la Ley Orgánica Notarial (decreto-ley 1421, de 31 de diciembre de 1878) en su artículo 1.o, que define:
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Escribano Público es la persona habilitada por autoridad competente
para redactar, extender y autorizar bajo su fe y firma, todos los actos y
contratos que deben celebrarse con su intervención entre los particulares
o entre estos y toda clase de personas jurídicas.
Cuando el acto o hecho objeto del certificado sea de conocimiento personal
del autorizante, lo hará constar así, asumiendo la responsabilidad de su
existencia y fidelidad.
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La «autorización bajo su fe» constituye un elemento intrínseco de la
función notarial, y significa que lo expresado en el documento debe ser
aceptado y valorado obligatoriamente —porque lo reconoce y lo ordena la
ley— como una expresión de verdad, como una representación auténtica
de la realidad.
Para que ese valor de plena prueba se configure, el certificado notarial
debe reunir las condiciones previstas para los instrumentos públicos de
acuerdo al artículo 1574 del Código Civil, o sea, tratarse de un documento
«revestido de un carácter oficial», «redactado o extendido por funcionario
competente», «según las formas requeridas» por las leyes y los reglamentos
aplicables y «dentro del límite de sus atribuciones».
En atención a estos conceptos, la primera interrogante en cuanto al
valor jurídico del documento notarial objeto de esta consulta es respondida
en el sentido de que constituye un certificado notarial con plena validez y
eficacia por cuanto:
a. En lo formal, cumple los requisitos legales de estar extendido en
papel notarial nominativo, incluir lugar y fecha de la autorización,
el sello, el signo y la firma de la autorizante en ejercicio y vigencia de
sus funciones, y constancia del monto de la obligación paratributaria
(montepío notarial) correspondiente de acuerdo al arancel oficial.
b. En cuanto a su contenido, se encuentra habilitado expresamente
por el Reglamento Notarial en el artículo 248 antes referido, ya que
de este resulta que es competencia y facultad del escribano la de
acreditar toda situación jurídica o hecho de cualquier naturaleza
que llegue su conocimiento, ya sea por percepción directa (de visu
et auditu suis sensibus) o por la compulsa de documentos de los que
surja el acto o hecho objeto de certificación.
c. Asimismo incluye la constancia expresa exigida por el Reglamento
Notarial en el artículo 249, que para los certificados notariales de
situaciones jurídicas, actos o hechos conocidos ciertamente por el
autorizante prevé:
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La fe pública con relación a la formación del conocimiento
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Sin perjuicio de lo antedicho, debemos profundizar en el concepto de fe
pública, ya que el elemento formal no es lo único a considerar. Para que
el documento configure la calidad de auténtico, lo que en palabras del
Prof. Bardallo significa que tiene el valor de «verdad comprobada»,62
también debe proporcionar ciertas garantías de su fidelidad; garantías
que estarán dadas en la medida en que se cumplan los principios en que
se sustenta la fe pública.
Estos principios, que resume notablemente el Prof. Bardallo en el artículo mencionado, refieren a la inmediatez, la documentación, la coetaneidad
y la autonomía. De ellos interesa a los efectos de este informe el primero,
que se enuncia expresando:
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[…] el notario debe percibir inmediata y directamente sin intermediarios, los hechos que luego vierte al documento notarial […] desde que la fe
pública se basa en la percepción inteligente del escribano, por sus sentidos
de la vista y el oído […] lo que le permite comprender e interpretar los
hechos percibidos.
Sobre esta premisa, entonces, debe analizarse cada uno de los hechos
certificados, ya que, como la propia escribana autorizante ha reconocido
en sus declaraciones, es discutible si alguno de ellos —como la existencia
de una relación concubinaria— constituyen situaciones pasibles de ser
comprobadas notarialmente. Específicamente, el elemento de carácter
«afectivo de índole sexual» exigido para configurar una unión concubinaria
de acuerdo a la ley 18 246 es una circunstancia de difícil acceso al conocimiento del escribano.
Puede pensarse que el elemento inmediatez en la formación del conocimiento de tal situación admite grados de subjetividad no compatibles con
el concepto objetivo de fe pública. Sin embargo, el Prof. Bardallo menciona dos situaciones que a nuestro entender fundamentan una conclusión
afirmativa. En primer lugar, afirma que los hechos públicos, de los que
participan muchas personas y por tanto dan lugar a muchos testimonios
coincidentes, pueden considerarse «hechos notorios» y por tanto configurar
un medio de prueba. En segundo lugar, sostiene que la fe pública en sí
misma es una modalidad especial del testimonio, entendido en forma muy
amplia, y siguiendo a García Morente concluye:
Al fin de cuentas, nuestro conocimiento está formado de miles y miles
de testimonios, de los más diversos orígenes, gracias a los cuales hemos
adquirido ese conocimiento. El conocimiento directo, por la experiencia
propia, es una infinitésima parte de lo que sabemos del mundo que nos
rodea. Todo es testimonio.
62Bardallo, Julio R., «Fe pública notarial», Revista de la Asociación de Escribanos del
Uruguay, vol. 65, n.os 1-3, p. 71.
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La responsabilidad notarial
De acuerdo al artículo 249 del Reglamento Notarial antes citado, el escribano, al certificar hechos que conoce, asume la responsabilidad de su
existencia y fidelidad. Para clarificar en qué consiste esta responsabilidad
volvemos a remitirnos al trabajo del Prof. Bardallo ya citado.
La tercera garantía de la fe pública, luego de las formas requeridas por la
ley y los principios emanados de la doctrina, es el severo régimen de responsabilidad impuesto al escribano, que puede proyectarse en varios planos.
Primeramente, la responsabilidad administrativa que compete controlar
a la Suprema Corte de Justicia, verificando que la actuación del escribano
respete el orden jurídico y no afecte «la confianza debida a la profesión», que
es su sustento moral y ético. En segundo lugar, la responsabilidad penal,
que surge cuando el escribano comete delitos dolosos o ultraintencionales
—cuando el hecho ilícito obste al desempeño del cargo—, o delitos con
abuso de la profesión o contra la fe pública —cuando se prueba la falsedad
del documento—. Finalmente, si la falsedad ocasiona daños a las partes,
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Siguiendo tal razonamiento, entendemos que sí es posible para el escribano llegar al conocimiento de situaciones concubinarias a través de
declaraciones de las propias personas involucradas y de su percepción directa de los estados anímicos y afectivos de estas, así como de otros hechos
objetivos relacionados con su forma de vida, sus actividades laborales y
sus relaciones sociales, sus domicilios, sus peripecias vitales y de salud,
incluso por testimonios de otras personas del medio donde interactúan.
En este sentido, en sus declaraciones en la audiencia judicial, la escribana enumera una serie de hechos coadyuvantes que corroboran su
real y efectivo conocimiento de la situación y justifican la autorización del
certificado notarial referido.
De todas maneras, en este punto deberá reconocerse que los extremos
exigidos por la ley son de tal naturaleza que para el reconocimiento de la
unión concubinaria dudosamente se podrá contar con otros elementos de
prueba diferentes de aquellos, o de mayor credibilidad, verosimilitud o
convicción.
En cambio, la certificación de las fechas en que las personas habitaron
tal o cual vivienda resulta de difícil justificación, ya que, de acuerdo a
las declaraciones de la escribana autorizante, se basó únicamente en la
manifestación de una de las interesadas. Estos extremos, pues, no pueden
considerarse amparados en la fe pública del certificado notarial; solamente
podrán tener el valor testimonial de cualquier otra persona que deponga
afirmando que la interesada efectuó esa declaración.
Para tales situaciones, el principio de documentación que exige la fe
pública indica que la autorizante debió proceder a recabar las declaraciones
de la interesada en un acta de declaración y protocolizarla a los efectos de
obtener un medio probatorio legalmente admitido.
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la responsabilidad civil edictada por el artículo 75 de la Ley Orgánica
Notarial se traduce en la reparación de los daños ocasionados por el mal
desempeño de sus funciones.
De acuerdo a las normas del Reglamento Notarial, serán la Suprema
Corte de Justicia o los jueces competentes en cada caso quienes determinen
la existencia y los alcances de las responsabilidades incurridas.
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En conclusión
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1. En los aspectos formales, el certificado notarial estudiado se encuentra
correctamente expedido desde los aspectos legal y reglamentario, al ser
admisible certificar hechos que el escribano conoce por haberlos percibido
directamente, asumiendo la responsabilidad de su existencia y fidelidad.
2. Puede considerarse cumplido el principio de inmediatez de la fe pública en la certificación de extremos conocidos en forma pública y notoria
o llegados a real y efectivo conocimiento del escribano por la conjunción de
varios hechos y testimonios coincidentes y corroborantes; no así cuando la
fuente del conocimiento ha sido solamente la declaración de parte interesada, en cuyo caso se debe documentar mediante un acta de declaración
protocolizada.
3. La garantía de autenticidad del certificado notarial reposa tanto en
los requisitos formales como en el cumplimiento de los principios de la fe
pública (veracidad, inmediatez, documentación), así como también en la
responsabilidad administrativa, penal o civil de la autorizante, que será
determinada por la sede competente en caso de probarse la falsedad de
la certificación.
Esc. Susana Chao Peña
Informante
La Comisión integrada por los Escs. Blanca Olmos, María Inés Sapriza,
Gabriela Bouvier, Mirta Sosa y Susana Chao aprueba el informe que
antecede.
Esc. Susana Chao
Coordinadora alterna
(Aprobado por la Comisión Directiva Nacional de la aeu
el 3 de julio de 2012, expediente 1058/2011.)
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