LIBRO 1 ÉTICA Visión de una práctica ética comprehensiva para llegar al entendimiento de los hombres entre sí y de éstos con la Naturaleza CONTENIDO DE TODA LA OBRA LIBRO 1 ÉTICA La necesidad de una ética práctica para, llegar al entendimiento de los seres humanos entre sí y de ellos con la Naturaleza. CAPÍTULO 1 PROYECCIONES DE LA NATURALEZA HUMANA 1.1.0 El orden social del prehomínido. El orden social de la manada 1.2.0 La “historia” de Adán y Eva es todavía una realidad vigente 1.2.1 La Razón, el nuevo ingrediente de la Creación 1,2.2 ¿Cuál es el papel de la razón en el ordenamiento de la Vida? 1.2.3 El dilema fundamental para el ser humano en relación con la Naturaleza: ¿Relación d Poder o de liderazgo? 1.2 4 Síntoma de dominación del líder: El Carisma 1.2 5 Síntomas del efecto sinergético de la acción del líder: La fe de sus seguidores 1.2 6 Consecuencias de la experiencia de la fe: La autoridad del líder o, en caso contrario, su negación: El escepticismo 1.2.7 La autoridad del líder, consecuencia de la fe: Origen del orden social eficaz, de la disciplina auténtica dentro del orden establecido 1.2.8 ¿Es posible forjar nuevos usos, nuevas costumbres, nuevos órdenes, nueva cultura? 1.3.0 La Ética 1.3.1 El lenguaje, expresión del carácter, camino del entendimiento 1.3.2 La solución verbal de los conflictos 1.3.3 La Cultura de la Vida: La liberación del espíritu humano de las garras del primitivo animal prehomínido 2 1.3.4 La liberación del espíritu humano de la tiranía, de la hegemonía, de la dependencia, del dominio indiscriminado de los hombres poderosos. 1.3.5 La liberación del espíritu humano de los condicionamientos, de los determinismos de la Cultura. 1.3.6 El pensamiento utópico, como herramienta para la liberación del espíritu humano. CAPÍTULO 2 DEL MITO A LA RAZON 2.1.0 El principio de la razón. 2.2.0 Respuesta humana a sus retos vitales. 2.3.0 La noción de deidad 2.3.1 la imagen de los dioses en la mente humana de la modernidad. 2.3.2 La deificación de los fenómenos de la Naturaleza, y su relación con la experiencia inmediata del hombre al entrar en contacto con ellos 2.3.3 ¿Son razonables las luchas religiosas, desde el punto de vista del presupuesto de la fe? 2.4.0 La sustitución en las sociedades secularizadas del pensamiento religioso por el pensamiento ideológico. 2.5.0 ¿Es posible la construcción de una ética universal? 2.6.0 El trabajo de desarrollar las herramientas idóneas para la interacción social justa. 2.7.0 El Estado moderno y sus compromisos humanos. LIBRO 2 GLOBALIZACIÓN ECONOMICA ¿Oportunidad o frustración? CAPÍTULO 3 3 TEMA ESTRATÉGICO DE FONDO EN LA POLITICA CONTEMPORÁNEA 3.1.0 La política internacional. 3.2.0 El tema de la Globalización. 3.2.1 La globalización bipolar. 3.2.2 La globalización del Mundo en los tiempos finales del Imperio Castellano. 3.2.3 La globalización anglosajona 3.2.4 La globalización mirada desde un ángulo moderno. 3.0.0 ¿Tiene o no tiene la Vida su propio sentido? 3.1.0 El eje de la respuesta: La propuesta del Amor 3.5.0 El proceso de la energía 3.6.0 La consciencia de la realidad actual CAPÍTULO 4 LA CONSCIENCIA DE SÍ MISMO 4.1.0 Las preguntas fundamentales. 4.2.0 ¿Puede la Ciencia afrontar el reto de proponer las bases físicas de una humanidad sostenible? 4.2.1. La navegación oceánica. 4.2.2 Otros horizontes de la Ciencia 4.2.3 La visión del conflicto. 4.3.0 ¿Podemos contar con el apoyo de la Ciencia en el esfuerzo serio de prescindir de la Guerra? 4.3.1 Algunas consecuencias de los cambios en el comportamiento de la Naturaleza Humana por acción del Hombre. 4.3.2 La herencia de su vieja condición animal. 4.3.3 ¿Podría ser la globalización, como ha sido planteada, acaso un enorme e imprático absurdo? 4.3.4 El etiquetado de los hombres, ¿un sofisma de distracción? 4.3.5 La globalización al estilo propuesto por las grandes potencias económicas del Planeta. 4 4.4.0 El inhóspito medio siberiano modela muchas de nuestras viejas costumbres y tradiciones políticas. 4.4.1 Los tonguses 4.4.2 Los vogules, los ostiakos y los samoyedos, los mongoles, los tchouktche, los koriakos. Los kamtchadalos. 4.4.3 Los turcómanos. 4.4.4 Los kirguishes. CAPÍTULO 5 LAS CONDICIONES CIVILIZADAS DE VIDA 5.1.0 La Realidad 5.2.0 El conocimiento de la Realidad 5.3.0 El pensamiento científico 5.4.0 Derribando paradigmas científicos 5.5.0 El legado imperecedero de la cultura cristiana occidental a los pueblos americanos. 5.6.0 De cara a un cambio de actitud frente a las propuestas éticas de la civilización moderna occidental 5.7.0 Influencia del conflicto generado entre el mundo moderno y la ciencia contemporánea en el desempeño del técnico y del ingeniero 5.8.0 La crisis del ingeniero en Colombia 5.9.0 Consecuencias del rompimiento del eje cultural de Occidente en la cultura contemporánea 5.10.0 Una consecuencia de los descubrimientos científicos de la actualidad: La necesidad de un nuevo encuentro del Hombre con la Naturaleza 5.11.0 El origen del comportamiento de los occidentales y su forma de hacer cultura. 5.12.0 ¿Son o no una realidad, la madurez mental de la Ciencia, de la Cultura Occidental? 5.13.0 ¿Qué podría significar todo aquello para el científico, el técnico, el ingeniero actuales? 5.14.0 Cambios importantes en la mentalidad de Occidente generados por la experiencia científica 5 5.15.0 Una mirada retrospectiva. Una mirada dentro de nosotros mismos 5.16.0 Una utopía digna de realización 5.17.0 Una noción de ecología humana, consecuencias de su aplicación a la vida humana 5.18.0 Avances científicos que abren nuevos horizontes en el conocimiento de la Realidad. LIBRO 3 EL PENSAMIENTO CIENTÍFICO OCCIDENTAL CAPÍTULO 6 ORIGEN, APLICACIONES 6.1.0 Introducción al pensamiento científico 6.1.1 Qué es el pensamiento científico 6.1.2 La lógica científica 6.1.3 El lenguaje científico 6.1.4 La experimentación. Los modelos experimentales 6.1.5 El desarrollo y significación de los instrumentos de observación 6.2.0 La dinámica del pensamiento científico. El rompimiento de paradigmas del pensamiento científico. 6.2.1 El origen humilde de la Ciencia 6.2.2 El mundo que supera la Ciencia como disciplina reconocida 6.3.0 Empieza a romperse el eje de la Cultura 6.4.0 La Gran Controversia 6.5.0 El gran conflicto ético entre la Reforma y la Contrarreforma 6.6.0 La extraordinaria obra misional de los jesuitas en América y Asia 6.7.0 Influencia del pensamiento científico en la vida cotidiana CAPITULO 7 6 LA TECNOLOGÍA 7.1.0 La Técnica 7.2.0 La dinámica de la tecnología 7.3.0 El valor de la tecnología Obsolescencia de los modelos científicos y tecnológicos. El rompimiento de paradigmas 7.4.0 El aporte de la técnica a la vida cotidiana 7.4.1 La Revolución Industrial 7.4.2 El espíritu de los hombres que lograron la Revolución Industrial 7.4 3 El movimiento obrero. Antecedentes de la Revolución Rusa de Octubre de 1917 7.4.4 La transformación de las sociedades tradicionales en sociedades urbanas CAPITULO 8 LA INGENIERIA 8.1.0 La solución práctica de los problemas humanos. Uso racional de los recursos naturales. 8.2.0 Uso de los recursos naturales en la industria humana. Instrumentación de la Industria. Reutilización y reciclaje de deshechos. El equilibrio Ecológico 8.3.0 El manejo de la Crisis por los Ingenieros. La crisis de la Ingeniería 8.4.0 La influencia de la Ingeniería en la vida cotidiana 8.4.1 El proyecto de ingeniería más grande en 4.000 años desde Keops, cambia la suerte de una nación LIBRO 4 ANTECEDENTES HISTÓRICOS CAPÍTULO 9 DEL GENIO HUMANO 7 9.1.0 Las raíces del europeo que partió la Historia Universal en dos con el descubrimiento de América. 9.2.0 De la economía primitiva a la economía contemporánea. 9.2.1 De la caza y la pesca. 9.2.2 La Rueda 9.2.3 El manejo de los metales 9.2.4 La Guerra 9.2.5 La Navegación 9.3.0 De Stonehengue al urbanismo actual. El desarrollo industrial 9.3.1 En la Europa antigua 9.3.2 En la América primitiva 9.3.3 La evolución de las culturas americanas hasta su reencuentro con el Viejo Mundo 9.4.0 El desafío que representa para el científico el medio social actual 9.5.0 El establecimiento de estructuras sociales humanas para el desarrollo de empresas colectivas 9.6.0 Reparos a la “ciencia ficción” como medio eficaz para la ambientación de las mentes jóvenes al mundo moderno 9.7.0 El nuevo reto de las Ciencias: Darle las oportunidades al Hombre, no quitárselas 9.8.0 El Hombre tiene habilidades para moverse en los espacios del espíritu. Es esencialmente espiritual LIBRO 5 EL HOMBRE EN AMERICA CAPITULO 10 LAS CULTURAS DE MESOAMÉRICA 10.1.0 Los pueblos originarios 10.2.0 Los huastecos y otros pueblos inmigrantes 10.3.0 Las culturas superiores de Mesoamérica 8 10.4.0 10.5.0 10.6.0 10.7.0 10.7.1 10.7.2 10.6.0 10.6.1 10.8.2 10.8.3 10.8.4 10.8.5 10.9.0 Los Aztecas Las culturas de Zacatenco y Ticomán Las culturas de Coloma y Nayarit El pueblo tarasco El pueblo tarasco La cerámica tarasca La cultura olmeca La cerámica olmeca La escultura olmeca El país olmeca La arquitectura y el urbanismo Los tesoros artísticos La cultura teotihuacana CAPÍTULO 11 EL IMPERIO AZTECA 11.1.0 El significado de la religión 11.2.0 Algunos aspectos de la vida material 11.3.0 Algunos aspectos de la vivienda y el urbanismo 11.4.0 La escultura azteca. 11.5.0 La pintura19.6.0 Aspectos de su estructura política 11.7.0 Aspectos de la industria artesanal 11.8.0 La metalurgia y los trabajos en plumas, piedra y otros CAPITULO 12 LA CULTURA MAYA 12.1.0 El Medio Natural. La Economía. Su área de dispersión 12.2.0 La historia maya 12.2.1 El Viejo Imperio y su cultura 12.2.2 El urbanismo 12.2.3 La población y su legado cultural 12.2.4 El Clan, base de la organización social 12.2.5 Las demandas de su vida cotidiana tipifican su industria 12,2.6 La agricultura y el espacio para la civilización 9 12.2.7 Copán: El centro científico. La Meca del arte y la civilización maya 12.8.0 La lectura de los jeroglíficos mayas 12.2.9 La decadencia del Viejo Imperio 12.2 10 El testimonio arqueológico 12.2.11 El testimonio documental 12.2.12 El Nuevo Imperio maya 12.2.13 Significado universal de la cultura maya 12.2.14 La religión de los mayas CAPÍTULO 13 LAS ANTIGUAS CULTURAS DEL PERÚ 13.1.0 La era incipiente 13.1.1 El período pre – agrícola 13.1.2 El período agrícola antiguo 13.2.0 La era del desarrollo 13.2.1 El período formativo 13.2.2 El período cultista 13.2.3 El período experimental 13.3.0 La era floreciente 13.4.0 La era climática 13.4.1 El período expansionista CAPÍTULO 14 EL IMPERIO INCA 14.1.0 La historia 14.2.0 La vida económica 14.2.1 La caza y la pesca 14.2.2 La cría de animales domésticos 14.2.3 La agricultura 14.2.4 La preparación de los alimentos 14.2 5 El vestido 14.2.6 El ciclo de la vida de las personas 14.2.7 La arquitectura y el urbanismo 10 14.2.8 Otras obras de ingeniería: Caminos, puentes y obras de riego 14.2.9 El uso de los caminos. El transporte. Las comunicaciones. 14.2 10 La mayor expresión de plenitud artística peruana: Los textiles 14.2.11 La cerámica. La metalurgia. Otras artes menores 14.3.0 La organización social 14.4.0 La organización política 14.5.0 La Religión 14.5.0 Algunos aspectos de la vida intelectual CAPITULO 15 LOS PUEBLOS DE LA REGIÓN SEPTENTRIONAL OCCIDENTAL DE SUR AMÉRICA 15.1.0 Panorama humano general 15.2.0 Las migraciones y las interacciones entre las poblaciones aborígenes en Sur América septentrional 15.3.0 La arquitectura, La vivienda La agricultura 15.4.0 La Agricultura El transporte. Las vías. Las comunicaciones 15.5.0 El transporte, las vías, las comunicaciones La metalurgia 15.6.0 La Metalurgia. 15.7.0 Los hilados y tejidos. El Arte rupestre. La cerámica. La Escultura. Otras artes 15.7.1 El arte rupestre 15.7.2 La cerámica. 15.6.3 La escultura. 15.8.0 La organización social. La familia. El parentesco 15.9.0 Algunos aspectos de la organización política 15.10.0 La visión religiosa y el culto 15.11.0 Similitudes con las culturas peruanas 15.12.0 Extensión de la memoria americana sobre su tradición. Testimonios Sobre su vida cotidiana y acerca de su proyección espiritual. CAPÍTULO 16 11 EL CHOQUE DE DOS MUNDOS 16.1.0 ¿Acaso tienen alma los indios americanos? 16.2.0 A pesar de la oposición de los intereses creados las misiones jesuitas demostraron que es posible el rescate del Hombre; Todavía más, que debería ser considerado un proyecto político inaplazable 16.3.0 El mundo feliz posible 16.4.0 Hacia la búsqueda de un sincretismo cultural LIBRO 6 LA ENERGÍA; COMBUSTIBLE DE LA VIDA CAPÍTULO 17 NUESTRO HOGAR UNIVERSAL 17.1 0 El impulso primigenio y la evolución del Universo. 17.1.1 El Big Bang 17.1.2. La formación del primer elemento de la Tabla Periódica: El Hidrógeno 17.1 3 Las primeras generaciones de estrellas 17.1.4 La formación de los elementos más pesados. La formación de los sistemas estelares de segunda generación 17.1.5 La Materia: ¿Una forma de “condensación” de la Energía? El proceso de la Evolución. 17.1.6 El Universo: Colosal escenario de la Vida 17.1.7 La Vía Láctea: Nuestra galaxia 17.1.8 Nuestro sistema solar. Desarrollo local del proceso de la Energía 17.2.0 El Ciclo del Carbón: El sistema fundamental de la economía de la Vida. 17.2.1 El “Árbol” de la Vida, y la interacción de sus “ramas” en cada hábitat. La ecología natural. Mantenimiento y regeneración del Medio Ambiente. La Ecología Natural. Simbiosis con la especie humana. Relaciones con su “liderazgo” interespecífico. 12 17.2.2 La Economía Humana vista como un capítulo de la Economía Natural 17.2.3 El proceso de la evolución con rostro humano 17.3.0 Las Leyes de la Termodinámica. El concepto de Entropía. 17.3.1 Aplicaciones generales de las leyes de la Termodinámica 17.3.2 Aplicaciones de las leyes de la termodinámica a la economía de la Vida y a la economía humana CAPÍTULO 18 EL SIGNIFICADO CÓSMICO DEL TRABAJO HUMANO 18.1.0 La visión del Trabajo desde el punto de vista de la Ergonomía 18.1.1 El funcionamiento del cuerpo como “instrumento” de trabajo del sujeto humano. 18.1.2 El rendimiento en el trabajo y en el deporte. Los deportes de alto rendimiento 18.1.3 La Ergonomía como materia interdisciplinaria de la Ingeniería y la Medicina 18.1.4 La Energía, su obtención y disposición: Propósitos básicos del Trabajo 18.1.5 La movilización y transformación de los recursos naturales 18.1.6 El Trabajo visto como una opción de “encuentros” <<no fortuitos>> del Hombre con los demás seres de la Naturaleza. 18.2.0 Algunas categorías económicas expresadas en términos ergonómicos. Aplicación del cálculo vectorial al estudio del balance económico. Efectos a corregir, en las aplicaciones perversas de la tecnología electrónica a los conceptos desactualizados de la Economía Clásica: La deformación y el empobrecimiento de la visión de la persona humana. 18.2.1 La unidad de medida del valor económico del Trabajo: El Ergio. 18.2.2 Valor económico – social de la salud física y mental. 18.2 3 Especificaciones de las cargas de trabajo. 18.2.4 Los requerimientos nutricionales. Las condiciones ambientales para los altos rendimientos 13 18.2.5 El cuerpo humano como “activo” básico para aprovechar en el Trabajo. 18.3.0 La estructura social vista como un “supracuerpo”.l 18.3.1 El cálculo económico del valor de los riesgos. 18.4 0 La noción de Industria 18.4.1 Cálculo del costo. 18.4.2 Las líneas de abastecimiento 18.4.3 El “Mercado”. Estructura, dinámica, personalidad. Tendencias, modas, relaciones con la Cultura 18.4.4 Los problemas que soluciona la Industria 18.4.5 El control ciudadano de la actividad pública, Una “auditoría” muy singular. 18.4.6 Infraestructura Industrial, infraestructura de poblamiento. Desarrollo urbanístico y de infraestructura 18.4 7 El manejo económico y el liderazgo de la gestión industrial 18.4 8 El apoyo estratégico del Trabajo y el desarrollo de la consciencia del consumidor CAPÍTULO 19 LA INDUSTRIA ALIMENTARIA: UN ENFOQUE NOVEDOSO DEL TEMA 19.1.0 No hay una identidad clara ni una visión integral de la Industria de Alimentos 19.1.1 Hay millones de empresas que ofrecen “comida” para cubrir la “demanda” de alimentos 19.1.2 La noción del consumidor acerca de sus necesidades nutricionales. Racionalización de la educación, desde el punto de vista de la nutrición optima. 19.1.3 Las tendencias económicas en la evolución de la demanda. La nueva consciencia del bienestar. 19.1.4 Necesidad para el empresario de conocer acerca de los requerimientos nutricionales de su cliente 19.1.5 El ajuste de la oferta industrial de alimentos con los requerimientos nutricionales del consumidor 19.2.0 La salud a partir de la buena nutrición 14 19.2.1 Presupuesto de vida, de rendimiento ocupacional, requerimientos de servicios de salud y seguridad social 19.2.2 Optimización de la inversión en los recursos humanos, en el aparato productivo y en la seguridad social 19.3.0 El desarrollo de un plan coherente de ofertas para una industria de alimentos con visión global 19.3.1 Desarrollo de fuentes de abastecimiento primarias confiables en la tierra y en el mar 19.3.2 Influencia de las formas de tenencia de la tierra en la eficiencia de su uso como fuentes de recursos primarios para la alimentación. 19.3.3 Requerimiento de la planificación integral vertical de los empresarios a lo largo de toda la cadena de abastecimiento. LIBRO 7 CAPÍTULO 20 DEL CAOS, DE LA ANARQUÍA AL ORDEN 20.1.0 El lenguaje que uso, por naturaleza, el que usa todo ser humano, es un lenguaje simbólico 20.2.0 La implementación de una ética práctica 20.3.0 La “Psicología de la Forma” y la visión en profundidad de la Realidad 20.4.0 El Enfoque técnico fundamental: El aprovechamiento de las fuentes energéticas del Sistema Solar APÉNDICE: Encíclica “Caritas in Veritate” de Benedicto XVI. Ver: http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/encyclicals/docu ments/hf_ben-xvi_enc_20090629_caritas-in-veritate_sp.html 15 CONTENIDO DE ESTE LIBRO CAPÍTULO 1 PROYECCIONES DE LA NATURALEZA HUMANA 1.1.0 El orden social del prehomínido. El orden social de la manada 1.2.0 La “historia” de Adán y Eva es todavía una realidad vigente 1.2.1 La Razón, el nuevo ingrediente de la Creación 1,2.2 ¿Cuál es el papel de la razón en el ordenamiento de la Vida? 1.2.3 El dilema fundamental para el ser humano en relación con la Naturaleza: ¿Relación d Poder o de liderazgo? 1.2 4 Síntoma de dominación del líder: El Carisma 1.2 5 Síntomas del efecto sinergético de la acción del líder: La fe de sus seguidores 1.2 6 Consecuencias de la experiencia de la fe: La autoridad del líder o, en caso contrario, su negación: El escepticismo 16 1.2.7 La autoridad del líder, consecuencia de la fe: Origen del orden social eficaz, de la disciplina auténtica dentro del orden establecido 1.2.8 ¿Es posible forjar nuevos usos, nuevas costumbres, nuevos órdenes, nueva cultura? 1.3.0 La Ética 1.3.1 El lenguaje, expresión del carácter, camino del entendimiento 1.3.2 La solución verbal de los conflictos 1.3.3 La Cultura de la Vida: La liberación del espíritu humano de las garras del primitivo animal prehomínido 1.3.4 La liberación del espíritu humano de la tiranía, de la hegemonía, de la dependencia, del dominio indiscriminado de los hombres poderosos. 1.3.5 La liberación del espíritu humano de los condicionamientos, de los determinismos de la Cultura. 1.3.6 El pensamiento utópico, como herramienta para la liberación del espíritu humano. CAPÍTULO 2 DEL MITO A LA RAZON 2.1.0 El principio de la razón. 2.2.0 Respuesta humana a sus retos vitales. 2.3.0 La noción de deidad 2.3.1 la imagen de los dioses en la mente humana de la modernidad. 2.3.2 La deificación de los fenómenos de la Naturaleza, y su relación con la experiencia inmediata del hombre al entrar en contacto con ellos 2.3.3 ¿Son razonables las luchas religiosas, desde el punto de vista del presupuesto de la fe? 2.4.0 La sustitución en las sociedades secularizadas del pensamiento religioso por el pensamiento ideológico. 2.5.0 ¿Es posible la construcción de una ética universal? 2.6.0 El trabajo de desarrollar las herramientas idóneas para la interacción social justa. 17 2.7.0 El Estado moderno y sus compromisos humanos. 18 CAPÍTULO 1 PROYECCIONES DE LA NATURALEZA HUMANA Para una persona madura, con un determinado carácter inscrito en su memoria consciente y subconsciente, con alguna consciencia de sí misma, es perfectamente normal que se ocupe cotidianamente de su suerte, de la manera como están implicadas en ese juego sus actitudes internas y su actividad, de la manera como ella interactúa socialmente con otras, y es perfectamente normal que, en cuanto ésta empieza a ser oscura, indeterminada, incierta, insegura, aparecen las alarmas biológicas que la predisponen a la acción adecuada de defensa. Para empezar, creo tener plena consciencia de mi individualidad, de los motivos personales que me han movido a realizar este trabajo. Me considero un ser humano afortunado de vivir todavía, en medio de tantos seres humanos, de todas las vertientes de sangre, de pueblo, de cultura imaginables, cuyas vidas convergen en las diversas sociedades urbanas colombianas, igual que en cualquier ciudad del Mundo, en la procura de forjarse una vida decente, <<según le dicte su propia iniciativa>>. Considero impropio de mi parte, irrespetuoso del genuino modo de pensar de los demás, de su derecho a su autonomía en la manera de interpretar su experiencia, que me crea autorizado a hablar en su nombre; solamente hablo, por lo tanto, en mi propio nombre, de mis percepciones, de mis visualizaciones, de mi opinión, de mis propios compromisos, sinceramente, honestamente. Soy consciente, también, de que <<mi formación es producto del entorno social en que me crié>>, que me aportó su lenguaje, sus códigos de interpretación de la experiencia cotidiana, sus valores, su historia, su visión de futuro, soy consciente también del trabajo aportado por mis padres, por mi familia sobre mí, del efecto de los acontecimientos cotidianos y socialmente relevantes que, en su complejidad natural, me afectaron física y espiritualmente, determinaron la dimensión de mi vida espiritual, modelaron mi alma. Por eso <<me considero verdadero deudor, producto y 19 parte de mi comunidad>>, aquella que denominamos con un poco de ingenuidad, pero llena de verdad, mis patrias chica, media y grande. Por eso me siento solidario con ellas, con mis compatriotas, y siento que, en gran parte de mi intimidad, lo que tiene qué ver con ellos, sean de la condición social que sean, tiene qué ver conmigo. Es claro que en mi postura personal influye, ciertamente, que aquel mundo que en su momento forjó la mayor parte, tal vez la fundamental, de mi personalidad, participa pero no es el todo en el entorno en que vivo, ni siquiera considerando que la generalidad de mi vida trascurre en la misma ciudad en que nací. La historia de mi país en particular, de la vida humana en general han venido cambiado sustancialmente en los setenta y un años que tengo; precisamente aquellas que incidieron, que afectaron directamente mi propia vida a lo largo de esos años, mis decisiones, aquellas afectaciones sobre las que me quise cuestionar para entender mejor cuáles fueron los resortes que me movieron a actuar en mi vida y en la de los seres más cercanos y dependientes de ella, como mi esposa y mis hijos. Cambiaron las reglas del juego, cambió el escenario físico, pero, por sobre todo, cambió el contexto humano, por lo tanto los retos personales, las demandas de mi vida, de la vida de quienes me rodean inmediatamente, las exigencias para lograr una interacción constructiva para el bien de todos. Por lo tanto, la experiencia me compromete con la tarea de ampliar y profundizar mi conocimiento, mi comprensión de ese contexto humano, entender los conflictos que en él se suscitan, reconocer en él las dinámicas que se desencadenan que, en no pocas ocasiones, han arrollado toda la sociedad colombiana, y que, en varios momentos de mi vida, en mi caso personal, sentí cómo arrollaban mis propios proyectos de trabajo y de vida; la experiencia me compromete con la búsqueda de las herramientas para hacerlo tan idóneamente como me sea posible, particularmente hoy que el trabajo de muchos predecesores han avanzado a pasos agigantados hacia una promesa de visión que hace pocos años era todavía intangible. Mi compartir de esas inquietudes es consecuencia de la consciencia que he logrado sobre los retos humanos de nuestro tiempo, uno de ellos, el máximo, creo, es entender que nuestros 20 proyectos de vida, en el mundo complejo, convulsionado y profundamente confundido de hoy, no se puede plantear independientemente del contexto humano real, ni a contravía de las dinámicas evolutivas que actúan en un momento dado en el Mundo. De otra manera nuestra acción estaría condenada al fracaso o a desencadenar males inimaginables a nuestra especie. Dentro de esas consideraciones, es muy importante tener en cuenta los puntos de partida de cualquier discusión, que nos ubican, en el lugar y el tiempo real, en la sociedad urbana contemporánea, donde convergen, precisamente, factores humanos diversos de todo el universo humano del Planeta, aunque distintamente, según el lugar donde el complejo urbano se sitúe y según el área de influencia que abarque. Así, podemos entenderlo, sólo con dar algunos ejemplos: Medellín, Maracaibo, Valencia, Cádiz, New Orleáns, Estrasburgo, Marsella, Kiev, Basora, Medina, Nápoles, New York, Los Ángeles, Atenas, Bogotá, Lima, Brasilia, Tel Aviv, El Cabo, Delhi, Beijing, Berlín, Damasco, Moscú, Washington, Bagdad, El Cairo, etc. En cada lugar de aquellos, la gente tiene retos de vida expresados de manera diferente, ciertamente, pero de manera semejante actúa frente al caos original representado por pobladores que convergen en ellas y provienen de diversas regiones buscando un lugar mejor para realizar sus propios sueños, que representan culturas diversas que influyeron en sus personalidades, en su manera de percibir el mundo, la realidad, en la forma de relacionarse con otros, y animados por el afán de conservar sus mundos o construir nuevos mundos más felices y prometedores para ellos. Yo presumo realidades espirituales íntimas de una diversidad colosal, afectadas por múltiples situaciones espacio temporales, por todas las expresiones de cultura humana presentes en el Planeta en un momento dado, cuya influencia ha trascendido muchas veces las fronteras individuales dejando sellos de identidad inconfundibles, a veces violentamente, a veces, como elementos de una formación necesaria para convivir en armonía con los otros. En las sociedades modernas occidentales hemos inventado las ideologías y con ellas hemos querido esquematizar 21 de manera profana, explicar mecánicamente, reducir a formas de pensamiento teórico excluido de todo contexto humano, agrupar y desechar a nuestro antojo, especular, tomar decisiones, elaborar estereotipos sociales racionales, y lo más atrevido, intentar la construcción de estructuras conceptuales para acomodar a ellas proyectos políticos, que no tienen otra aplicación práctica que someter a los seres humanos a nuevas formas de servidumbre. Dentro de aquellas ideologías, en nuestro tiempo, al menos durante los siglos XIX y XX se perfilaron y fueron protagonistas de los más grandes conflictos y eventos históricos globales, dos ideologías (sin contar con el fascismo y el nazismo): La ideología liberal y la ideología socialista. Esas ideologías y sus conflictos, han marcado profundamente a la gente que le ha tocado vivir en todo este tiempo. A pesar de todo, en mi esfuerzo de reflexionar, de discernir, de tratar de entender sus propuesta, su influencia en mi consciencia, he llegado a entender que esos dos sentidos o facetas de mi vida, lo individual y social o solidario, y las expectativas que en mí despiertan, son mucho más el resultado de una experiencia personal, que de un “implante ideológico” extraño, de la praxis de una ideología teórica; a este respecto tengo que ser claro y concreto. Tengo que advertir, además, que la reflexión sobre este tema, se refiere a mi propia necesidad de tener mayor claridad de consciencia sobre la realidad de mi propio ser, sobre la realidad de mi entorno, como el contexto en que transcurre mi vida, como una referencia social de mis actitudes, de mis actos, de mis expectativas, de mis proyecciones personales. Renuncio, definitivamente a ciertas pretensiones, como autor, de haber alcanzado una visión que toca verdaderamente algo de universalidad en su enfoque de la Realidad, así sea absolutamente seria la intención de abordar su conocimiento tan objetivamente como me sea posible. No significa esto que yo me sienta ajeno a las presiones que provienen desde fuera, particularmente, desde la esfera de la actividad política, en el plan de hacer que yo, igual que otros ciudadanos, tengamos que adoptar posturas respecto de 22 propuestas ideológicas de partidos, o “<<facciones”>>, cuyo papel esencial, se considera en nuestro medio, es llevar al terreno concreto los conflictos que se suscitan dentro del pensamiento humano, para transferir su tratamiento a través de formas de representación democrática partidista a instituciones como el Parlamento. Tampoco significa que yo considere irrelevante el significado y, aún, el valor de las construcciones ideológicas que le dan vida a aquellos partidos o facciones sociales, máximo que su protagonismo, se considera en nuestro mundo occidental, es el que le da dinamismo a la vida política de nuestra sociedad, que el eje de los grandes conflictos, enfrentamientos, revoluciones, confrontaciones bélicas mayores y más duraderas de nuestro tiempo, siglo XX y principios del siglo XXI, se apoya, precisamente, en las diferencias ideológicas entre sus actores, reduciendo (lo que no me parece muy afortunado) entre otras cosas, el pensamiento religioso a la mera condición de una ideología más. Sólo que yo me niego a contemplar el Mundo con esa perspectiva. El gran pecado, para mí, del pensamiento político de nuestro tiempo, es que se ha dado permiso de <<valorar de igual manera>>, el producto de ciertas construcciones individuales o promovidas por un estrecho círculo de personas, así sean éstas muy ilustres, y se ha dado el permiso de suplantar con éste, el conocimiento, la sabiduría, que nacen de muchas experiencias ancestrales, de aquellas que, de alguna manera nos están brindando el fundamento de civilizaciones que están sustentando nuestra vida este momento, asumiendo frente a ellas posturas arrogantes y descalificadoras. Para mí, nuestro concepto sobre lo que son las ideologías, algo que proviene de la “idealización” de una experiencia real vivida, se divorcia de los elementos más importantes de su sentido en la fuente, tiene el significado, prácticamente, de una deshumanización del pensamiento, de un pensamiento que ha sido utilizado como soporte para apalancar el mundo humano y sacarlo del contexto de la vida y de su espacio en medio de la Naturaleza, con el convencimiento, plenamente ficticio, fantasioso, soberbio, de haberla dominado, de haber logrado la emancipación del ser humano de sus determinantes, de ser el Hombre plenamente dueño de su suerte. 23 Así, han nacido en nuestro tiempo, un pensamiento agnóstico, una actitud profana, una postura secularizarte, materialista, atea, impersonal, irresponsable, incapaz de asumir seriamente la realidad de la dimensión espiritual (¿y por qué no, además, otras dimensiones?) en que nos movemos conscientemente muchos hombres. Así también, a mi manera de ver, ese pensamiento y esa postura se cierran, han renunciado a otorgarle a la Realidad más proyecciones que las que les permite su limitada percepción, llegando a aceptar que la materia es solamente aquello que, mediante sus elementos de juicio, se puede “ver y tocar”. Yo creo, sinceramente, que el mundo que nos ha descubierto la Ciencia los últimos cincuenta años, para no mencionar períodos anteriores de tiempo, es testimonio suficiente para que nos demos cuenta, de cómo ese conocimiento nos transporta a través de los modelos ideológicos de pensamiento, construidos por el hombre, convirtiéndolos en <<verdaderas estructuras paradigmáticas>> que es necesario “saltarse”, para ser capaces de superarnos. Para mi es muy frustrante la realidad que describen las palabras, que he citado varias veces a lo largo de mi trabajo, de Fernando Savater, conocido pensador español de nuestro tiempo, que describe a la institución parlamentaria como “el lugar donde se lleva a efecto la tregua de la guerra civil” [al nivel de la Nación]. ¡Tomo muy en serio sus palabras, pero entiendo que se refieren a una realidad que tenemos qué cambiar! El método científico, en este caso, es un garante incuestionable en las descripciones de los objetos motivos de su labor investigativa, por el rigor y la lógica de su lenguaje, y es un auxiliar de inmenso valor en cuanto a los niveles de objetividad que puede aportar su conocimiento y el significado de sus proyecciones tanto en el tiempo como en el espacio social. Pero de ninguna manera puede considerarse la Ciencia como sustituto de cualquier otra fuente de conocimiento. Yo me he apoyado en el método científico en ese sentido, como una herramienta de trabajo en el ejercicio de mi disciplina, la ingeniería, la que, por otra parte, me ha permitido escoger un enfoque adecuado a soluciones técnicas que pueden 24 ser, dentro del tiempo, adecuadas a los problemas humanos tal como se plantean en cada momento. Las referencias que consulté, las lecturas, los innumerables diálogos con amigos, con personas conocidas que me lo permitieron, el enfoque que de ellas obtuve, igual que el conocimiento obtenido a partir de mi formación inicial, los datos de la experiencia que esa formación me permitió percibir, a lo largo de las actividades que desempeñé durante toda mi vida y de mis interacciones cotidianas con el ambiente social que frecuenté, y la reflexión que me permitió integrar todo ello en un cuerpo sólido de conocimiento, al menos para las exigencias, en términos del rigor metodológico que yo me he impuesto, dentro de mis propios recursos lógicos y matemáticos, han cambiado definitivamente mi personalidad, mi manera de ver el Mundo, mi manera de entender mi propia actitud frente a mi entorno social y de entender la actitud de mi entorno social frente a mi presencia, mis tradiciones, mi pasado, y su significado en mi presente, las proyecciones que tejo yo y las que se tejen en mi entorno social y su significado en mi vida futura y la vida futura de la sociedad en que vivo. Cuando empecé este trabajo hace unos cinco años, quizás mi actitud fue mucho más arrogante, me sentí más autosuficiente, pensé que mi visión científica y técnica me daba autorización para hacer una presentación del tema con más propiedad que otros para defender sus puntos de vista. Pero a medida que avanzaba me di cuenta de cuán aislado me encontraba, cuán limitada era mi intuición, mi visión original del tema, el horizonte de mis propios conocimientos, cuán ambicioso era el proyecto de esta obra, cuánto le faltaba a mi “verdad” para ser, al menos parte, de una verdad universal (en un lugar concreto del Espacio-tiempoespíritu), ni más ni menos, que por ser, apenas un aporte, en el mejor de los casos, comparable a los que hacen los quince o veinte miembros de mi conglomerado familiar, a los que hacen los cinco o seis mil vecinos de mi barrio, los cuatro millones o más habitantes de mi ciudad, para considerar los más inmediatos y en el caso más amplio, entre los que podrían ser los aportes de 25 los seis mil seiscientos millones de seres humanos, muchos de los cuales poseen experiencias y conocimientos mucho más dignos de ser referidos que los míos, en este mismo instante. Necesité un esfuerzo inmenso para superar, probablemente no todas, pero sí muchas de las limitaciones propias del habitáculo individual que el régimen social imperante en ni sociedad designó para mí, desde el momento en que nací, el ambiente familiar bastante cerrado, los privilegios sociales de que disfrutaba que no entendía cabalmente pero que parecían devenir directamente de mi cuna, del poder económico de mis padres, para superar la soledad existencial que se perfilaba en mí, a medida que me volvía adulto, para entender la necesidad progresiva de labrar mi propio camino, de encontrar mi propia compañía, de forjar mi propia familia, necesité hacer un esfuerzo mayúsculo para no caer en la situación angustiosa de muchos de los seres humanos de mi entorno, unos más y otros menos afortunados que yo, todos en una lucha permanente por superarse y lograr su propio éxito, en su versión de una vida mejor. Entender un poco mejor el mundo en que vivía y los conflictos que veía desarrollarse a mi rededor, desde el momento en que empecé a darme cuenta que la vida de los adultos, ni siquiera en mi entorno más cercano, era plenamente armónica, se convirtió en un reto cada vez más apremiante. Durante mi vida matrimonial, cuando percibí las grandes diferencias de enfoque de vida que se manifestaban por las diferencias de género, de origen y de carácter, entre muchas otras, propios de mi esposa y míos, y ya, más tarde, cuando mis hijos eran mayores y se atrevían a confrontar sus opiniones con las mías, entendí que ese reto era un imperativo de mi vida, como persona, como esposo, como padre y, tal vez, como ser humano. Lo poco que había aprendido en esos aspectos lo aprendí simplemente “viviendo”. Así, que me comprometí con ese empeño, quizás, un poco más sistemática y ordenadamente: Reflexionando, estudiando mi experiencia más a fondo. 26 Mi propósito, pues, no es el de exponer mi verdad como una verdad legítima, llena de argumentos de soporte, supuestamente inconmovibles. ¡De ninguna manera! Tampoco es el de construir un cuerpo ideológico destinado a servir de eje a uno cualquiera de los movimientos políticos que, ya sea pacíficamente o violentamente, se suscitan entre nosotros, para imponerse sobre las aspiraciones de los pueblos que los soportan, que los sufren. No. Quiero, con mi testimonio, con mi ejemplo, estimular a otros para que se atrevan a hacer lo mismo con sus propias verdades, con sus experiencias, con sus conocimientos, con sus tradiciones, con sus valores, con sus descubrimientos, o sea compartirlos, debatirlos, controvertirlos, con confianza, con amor, con dignidad, sin autosuficiencia, sin odios, sin resentimientos, sin fraudes, sin intimidación, sin actitudes arrogantes, sin prevenciones, sin traición, sin egoísmos, sin actitudes dominantes, como los mayores aportes, los mayores exponentes de riqueza humana de que es posible disponer en el mundo social que se va formando, a partir del Caos del medio urbano de nuestro tiempo; para que se atrevan a aprender a reconocernos mutuamente el valor que representamos, cada uno en medio de la gran comunidad de la especie humana, de la Vida, como artífice de los logros que todos podremos alcanzar y luego disfrutar en la sociedad cada vez más compleja del mañana; esa es la aspiración que se encierra en el título de la Obra, “Es tiempo para el Hombre”: la renuncia a la Guerra y a la Violencia, la reducción del ambiente hostil y agresivo que se apodera de todas las sociedades humanas del Planeta, y hacer efectivo el empeño de construir una sociedad humana digna de vivirse, en donde todos podamos soñar en caber. ¿Acaso los perfiles técnico y científico de este trabajo están lo suficiente ajustados a los criterios exigidos por la crítica en sus diferentes disciplinas, como para ser tenido en cuenta por el lector, como un documento serio sobre el tema? Espero que sí, al menos considerando mi voluntad de lograrlo, el nivel de mi preparación académica y el juicio que mi experiencia en su ejercicio, a través de mis observaciones y de mi desempeño en el trabajo de toda la vida me han permitido. No obstante, no me 27 preocupan muchas deficiencias de mensaje, de forma, errores de perspectiva, de enfoques insuficientemente agudos, de visión, y muchos otros que podrían atribuírsele. Tengo la certeza de que el valor de este trabajo no está representado por su alto nivel de perfección, sino por mi atrevimiento de asumir posturas que puedan ser duramente controvertidas, y a pesar de las consecuencias que ello me pueda acarrear. Además, el valor que yo mismo le asigno, es el de una contribución que deseo hacerle a la Sociedad Humana, como compensación, muy magra por cierto, por lo que yo recibí de ella, para ayudarle a forjar su propio bien. Cuando decía atrás que me negaba a contemplar el Mundo y la vida humana a través de los clisés de las ideologías, lo decía con el mismo convencimiento que rechazo la idea de que mis propuestas sean vistas a través de esos mismos clisés. Más todavía, rechazo la idea de que sean vistas a través del clisé, del “punto común”, de la <<dialéctica de izquierdas o derechas clásicas>> estereotipo de conflicto en cuyo campo se pretende hoy en nuestro mundo, meter y restringir el significado de todo pensamiento de alcance político. ¿Y por qué lo hago? Lo hago, simplemente, porque no quiero que mi pensamiento, ya sea para exaltarlo o combatirlo, sea incluido dentro de un estereotipo contextual al que no pertenece. Mi propósito obedece a un objetivo, que podría ser el objetivo de cualquier persona en el mundo de hoy: Contribuir con los recursos que me pertenecen, a la construcción de la sociedad humana sobre una base holística. Una base holística enriquecida con el aporte inconmensurable de la experiencia humana inscrita en su consciencia de la Realidad, y en su inconsciente, habida y lograda en los millones de millones de combinaciones posibles de los factores físicos, vegetales, animales, humanos y culturales que la han afectado, que la afectan y que la afectarán mientras viva el hombre, y que han sido dadas, para llegar al mundo terrestre, tal como lo conocemos hoy. La Naturaleza, obviamente, Dios, para quien quiera reconocérselo, han hecho su trabajo, aunque nosotros, 28 insolentemente, agresivamente, con increíble arrogancia, lo estamos desconociendo. Todavía más, en nuestro mundo autosuficiente, mezquino, ciego, da la impresión de que el poderío humano se está forjando para fines malignos, como cerrarle el paso a la humanidad entera, y robarse sus energías y disponibilidades en empresas que sólo le rinden dividendos a unos pocos; se están construyendo estructuras económicas y militares de orden jerárquico para dominar a los seres humanos y dirigirlos a su más inicua explotación, invirtiendo en ello cuantiosos recursos económicos y tecnológicos, hasta alterar la consciencia, la “opinión pública” que se deberían construir auténticamente en la ciudadanía, cuando hace ya suficiente tiempo se conoce el valor de las sociedades pluralistas y de La democracia participativa, como recursos técnicos, como mecanismos aptos, entre muchos otros, para alcanzar las más altas aspiraciones humanas. Todo esto tiene unas implicaciones de orden ético indiscutibles, y requiere de un tratamiento profundo con el concurso de todas las disciplinas humanas y de todas las energías de que la humanidad disponga. Aunque las reflexiones de contenido ético han sido escritas a la culminación del resto del tema, por razones pedagógicas he decidido colocarlas, a la hora de la publicación, como primer tema a exponer. Como decía arriba, el desarrollo de las reflexiones a lo largo de los cinco años que ha durado el trabajo, el sentido lógico de mi propio crecimiento, de la madurez a la que he podido llegar en mis consideraciones, me han conducido, partiendo de muchos elementos dispersos, si se quiere, a un proceso de síntesis, que es precisamente el que me permite intuir un futuro deseable para la Humanidad, en su conjunto, en los término de proyectos holísticos, cuyas imágenes, obviamente, no me son diáfanas, en su conjunto, pero cuyas formas concretas pueden plasmarse, poco a poco, a medida que se pongan en práctica el diálogo, el debate, la controversia amigables, en función de lograr las definiciones que un proyecto de tal naturaleza amerita. De la misma manera, esos proyectos holísticos, enriquecidos con los aportes que pueden provenir de todas las experiencias humanas de quienes participan, representan 29 estructuras mentales comunes que pueden llegar a ser el origen de estructuras físicas reales, de la sociedad del futuro, con sus infraestructuras y finalidades concretas. Ese es un proyecto que difiere radicalmente de los proyectos jerárquicos que se estimulan constantemente entre nosotros, hoy, en todas las vertientes políticas e ideológicas conocidas. El publicar al principio esta área del trabajo tiene motivos pedagógicos. Según los principios indicados por la Psicología de la Forma, de uso común en la enseñanza de las matemáticas, pero también útil en la enseñanza, y aplicable en la difusión en otras áreas del conocimiento, es importante partir de la descripción del objetivo a donde se quiere llegar. Una vez se conoce ese objetivo, el estudiante entiende que tiene qué buscar el camino para desembocar en él. Según el procedimiento, no se trata de transmitir una noción, sino de fomentar la fecundidad creadora de los estudiantes, para que ellos puedan generar sus propias ideas y experiencias. En nuestro caso, una adecuada manera de conducir la comunicación de ideas, desde el punto de vista de la psicología de la forma, generará en la mente de los interlocutores ideas correspondientes, proporcionándole a éstas unas correspondientes estructuras mentales que se generan a través del proceso de interacción social. Esa interacción tiene el significado de nuevas oportunidades de aportar dinamismo a la evolución de la Cultura, que en nuestro tiempo se le atribuye, o le es reconocida, a la interacción competitiva entre los partidos, en el marco de la puja por el Poder, dentro del conflicto ideológico. Parece curioso, pero en nuestra sociedad democrática representativa, se le otorga mucho más reconocimiento públicamente a través de los medios de comunicación masivos, a la integridad de instituciones como los partidos políticos, las grandes empresas económicas, al Estado y a sus líderes funcionarios y representantes, a sus fueros, a su estima, a sus derechos soberanos, al ejercicio de su libertad, que al ciudadano, que a la persona humana rasos. Para mí, tanto la democracia 30 representativa como la organización burocrática parece que han llegado a los límites de sus posibilidades, de su eficacia, de su eficiencia, y eso parece muy real cuando contemplamos la presencia casi inútil de sus paquidérmicas y costosas estructuras jerárquicas y el estado lamentable de la corrupción humana masiva que han provocado en el mundo actual. Para mí, al menos sin la apertura de una auténtica, sólida y activa democracia participativa de los ciudadanos para que puedan replicarles, para que les dé sentido y valor, para que pueda auspiciar su reestructuración, están caducas, son inservibles, se están volviendo mecanismos adecuados para la perpetuación de privilegios, para la consolidación de poderes tiránicos, “están mandadas a recoger”. Por eso tantos dedican tanto esfuerzo y energías en su estrategia por superarlas para callar su voz, para suplantar, usurpar y tergiversar su opinión, para desconocer y conculcar sus derechos, para intimidarlo, confundirlo, para cerrarle el paso hacia una buena educación, a información veraz, para evitar, por todos los medios, su autonomía en la acción, etc. Y la visión de la Psicología de la Forma puede aportarnos un nuevo horizonte multidimensional para entender, en profundidad, cómo es la realidad en que vivimos y cuál es el alcance, en su trascendencia real, de aquella obtusa acción que sin la menor responsabilidad asumimos hoy. Hemos de actuar de manera muy diferente, para la recuperación plena y puesta en marcha de un recurso humano olvidado, abandonado y en plena decadencia, para instaurar, tan fielmente como sea posible, el ejercicio de la libertad de la persona humana en la escogencia de sus opciones, lo que necesitamos, con ahínco, para acercar tanto como nos sea posible nuestro mundo actual a sus posibilidades de redención. “La percepción no es nunca una mera repetición del mundo exterior, no es como si fotografiase el mundo valiéndonos de nuestros órganos sensoriales y receptivos. Estamos tan acostumbrados que las cosas nos parezcan tal y como las vemos que ni siquiera pensamos que pudieran ser de otro modo. El acto físico de percibir actitudes sensoriales lo llamamos percepción. Pero el proceso de la percepción se diferencia mucho de la 31 sensación” (Marco Antonio Martínez. Estudiante Universitario. [email protected] P 1). “Si la sensación era un mero proceso receptivo, la percepción es algo más que eso, es el conocimiento de las respuestas sensoriales a los estímulos que las excitan. Por la percepción distinguimos y diferenciamos unas cosas de otras, nuestro ser del mundo, nuestra realidad de las otras cosas. La percepción supone una serie de elementos en los que hay qué distinguir: . La existencia del objeto exterior. . La combinación de un cierto número de sensaciones. . La integración de nuevos estímulos percibidos en experiencias anteriores acumulados en la memoria. . La selección de ciertos elementos de nuestras sensaciones y eliminación de otros (Idem. P 1). “En el acto perceptivo, el cerebro no solo registra datos, sino que además interpreta las impresiones de los sentidos. La percepción no es, pues, como la respuesta automática de una máquina, las teclas de la máquina de escribir que al pulsarlas se disparan automáticamente y siempre en el mismo sentido. En la percepción la cosa ocurre de otro modo, la respuesta que se da al estímulo viene siempre reestructurada, de tal modo que un mismo fenómeno observado y percibido por distintas personas reciben respuestas distintas, y es interpretado de modo muy distinto, por un poeta, un pianista, un organista” (Idem. P 1). “Por otra parte como no percibimos sólo por un órgano sino que recibimos muchos estímulos al tiempo por distintos órganos ocurre que la más leve desviación en cualquiera de los órganos puede dar lugar a diferencias profundas en el resultado total de nuestras percepciones. En cierto modo, la percepción es una interpretación de lo desconocido, aunque por ser la única que el hombre puede tener, esta le sirve para su desenvolvimiento en el mundo. Por el cual, por otra parte se encuentra en comunicación” (Idem. P 1). 32 “En toda percepción concurren una serie de eventos y datos dispares que necesitan ser estructurados para poder tener una información del mundo de fuera. Entre estos datos y elementos distinguimos tres principales: . RECEPCIÓN SENSORIAL: La base de la percepción es la recepción proveniente de los sentidos. Sin la sensación es imposible cualquier tipo de percepción. Las sensaciones no nos llegan nunca aisladas y ni siquiera con la misma intensidad y siempre se da un proceso de selección de las mismas, es decir, la percepción. . LA ESTRUCTURACIÓN SIMBÓLICA: La percepción va siempre ligada a una representación, a un concepto o a una significación; al escuchar un sonido de un avión, por ejemplo, representamos una configuración [del objeto percibido] por las experiencias vividas anteriormente. . LOS ELEMENTOS EMOCIONALES: Es posible que muchas de nuestras percepciones nos dejen indiferentes pero la mayoría de ellas van íntimamente ligadas a procesos emocionales dando lugar en nosotros a sentimientos o emociones agradables o desagradables” (Idem. P 1). “Las diferentes maneras posibles de organizar el campo perceptivo impulsó a un grupo de psicólogos alemanes a buscar un elemento común que sirviese de fundamento a esas diferentes manifestaciones. Estudiaron e investigaron el modo como se asociaba la infinita variedad de sensaciones y llegaron a la conclusión de que éstas no se agrupaban de un modo anárquico, sino con arreglo a cierta estructura o forma” (Idem. P.2). Tratando el mismo terma, Lucas Gabriel, en su “Percepción Visual – La Psicología de la Forma”, página 1, afirma:….”exploraremos las conductas psicológicas, propias del ser humano, al momento de realizar una interpretación de las imágenes que observa, y cómo influye en ese proceso la experiencia previa, el ámbito cultural, entre otras cosas”. 33 “Nuestra noción sobre el mundo, es creada por las percepciones que tenemos de las cosas y hechos que observamos a diario, es decir, no por los objetos en sí. Cuanto más simple sean y menos información contengan los estímulos, la percepción resultante será más aproximada al hecho real….” (Idem P. 2) “Podemos hacer una comparación con los dibujos realizados por la mayoría de los niños de corta edad (o de no tan corta), que expresan a través de figuras geométricas simples, objetos de un mundo extremadamente complejo. Y aquí otro punto: nuestra noción de “objeto” es también producto de la tendencia de simplificación. Por ejemplo, cuando vemos un automóvil moviéndose, podemos considerarlo un objeto, ignorando los incontables subobjetos que lo componen, y los subobjetos que componen a éstos, etc., ya que todas esas partes se mueven en un sentido común. Si cada parte se moviera en distinta dirección y no tuvieran relación entre sí, difícilmente podríamos considerarlo como un objeto, es decir, como un todo” (Idem P 2). “Para que la mente perciba un todo, por tanto, debe cumplir ciertas condiciones básicas”…. “El estudio psicológico de la percepción, no comenzó formalmente sino hasta fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Una organización de alemanes (Werthelmer, Lewin, Koffka, Köhler, entre otros) fundó la Psicología de la Gestalt, que no es de fácil traducción al castellano, pero comúnmente se acepta como “psicología de la forma”, de la “estructura”, o de la “organización”. La Gestalt revolucionó el camino de las ciencias psicológicas, ya que expuso la radical importancia del estudio de los elementos en conjuntos, en estructuras, e incluso de las formas, y qué procesos intervienen en la percepción de éstos, en los seres humanos” (Idem. P 2). “Establece como fundamento que una parte en un todo es distinta a esa parte aislada, o en otro todo, que se deduce de una serie de principios o leyes de la organización perceptiva –obtenidos por incontables experimentos-, que son los siguientes [resumiendo]: 34 Ley de la proximidad Cuando los elementos están próximos en distancia, tendemos a agruparlos y formar “todos” que separamos a su vez por la distancia. Ley de semejanza o equivalencia También tendemos a crear grupos cuando algunos de los elementos visualizados comparten ciertas características, como forma, color tamaño, grosor, tipo de línea, etc. Ley de Prägnanz, o de la buena forma y destino común …La palabra alemana Prägnanz - de difícil traducción -, es entendida como la tendencia a percibir las formas complejas de un modo más simple, simétrico, ordenado, resumido y esquematizado, de modo que sea más sencillo memorizarlas. Pero esto no ocurre sólo en imágenes estáticas. Cuando vemos algo moverse, generalmente el móvil es un complejo conjunto de elementos, que agrupamos en un todo-simplista, gracias a que cada parte sigue un destino común. Y para referirnos a aquellas formas que ya de por sí son simples y fácilmente memorizables, se emplea la expresión “buena forma”. Ley de cierre Esta ley es muy interesante, porque indica que la percepción es capaz de completar imágenes, con información que en ellas no hay. 35 Ley de la simetría ¿Por qué todo es tan simétrico en el Universo? Es muy fácil notar que en la naturaleza encontramos simetrías por todas partes, como en nosotros mismos. Por ejemplo, casi todos los organismos tienen una mitad de su cuerpo exactamente igual – extremadamente- que la otra mitad. Hay teorías que indican que es causa de la gravedad, que seamos simétricos de izquierda y derecha pero no de arriba abajo. Cuando una figura cumple con esta simetría de eje vertical, resulta ser mejor buena forma que otra con un eje distinto. Ley de la continuidad Cuando observamos un paisaje, generalmente los elementos se hacen borrosos en dirección al horizonte. No sólo borrosos, sino también simples, resumidos y uniformes…..se trata de otra manifestación de la Prägnanz. Ley de la experiencia Desde que fue propuesta, esta ley ha estado en debate psicológico, como también filosófico. Es seguro que, como ya vimos, toda experiencia previa influye en la forma en que percibimos figuras, pero… ¿los modos de percibir, también los adquirimos con la 36 experiencia?, ¿o ya son propios del ser humano, por naturaleza? Es decir, ¿existen ya en el ser humano conocimientos nativos, apartados de la experiencia, que le indiquen cómo debe percibir, y qué elementos debe añadir? Es aquí donde las aguas de la psicología se empiezan a dividir, y te darás cuenta que este asunto es puramente filosófico. (Casualmente, de esto se ocupó Immanuel Kant en el siglo XVIII, logrando una revolución en el rumbo del pensamiento en la humanidad). Ley de la figura fondo. Se trata de que una figura pueda tomar el papel de fondo, mientras que el fondo pueda convertirse en figura. Pero ¿qué son en verdad los fondos y las figuras? En verdad, no son nada en sí, son lo que queramos que sean. Marcelo Godoy en su artículo “De la psicología de la forma a la psicología gestáltica” (file:///A:/tema -11%20Marcelo%20 G0d0y.htm) nos muestra otra faceta del tema, esta vez aplicada a la terapia de las neurosis. Sin embargo, tiene conceptos que nos permiten ampliar el campo de la disciplina a consideraciones muy amplias de la percepción y de la conducta humana relacionadas. “La Gestalt como teoría surge en las primeras décadas de nuestro siglo [siglo XX], en principio polemizando con las ideas positivas. Köler y Wertheimer investigan el campo de la percepción y los fenómenos que en ella se daban. Max Wertheimer encontró interesante el movimiento aparente (estroboscopio) que se produce cuando se muestra una luz e inmediatamente después y muy cerca se enciende otra luz (apagando la primera). Un observador no ve dos objetos que parecen en sucesión, sino que ve un objeto que se desplaza de un lugar a otro. Posteriores investigaciones en este campo dieron origen a una serie de leyes de la percepción que conforman el corpus teórico de la Gestalt” (Idem P. 1) “El acento queda puesto en la organización y los procesos, por sobre las partes, la conformación de esta organización se da según 37 las leyes de la Buena Forma, Cierre, proximidad, Figura Fondo, Pregnancia, etcétera” (Idem P.1). “Köler entre 1917 y 1920 estudió la psicología de los monos antropoides, arribando a la conclusión de que “el comportamiento inteligente depende directamente de los datos perceptivos en conjunto, más que de las partes que contribuyen a este conjunto; está pues ligado a la estructura de la percepción y no a los elementos que la componen”” (Idem. P 1). “Fue Fritz Perls quien tomó estos conceptos y los transformó en una modalidad terapéutica allá por la década de 1940, terminando de darle forma veinte años después” (Idem P.1). “Fritz Perls nace el Alemania y se traslada a Sudáfrica en 1934, más tarde viaja a los Estados Unidos, desde donde intentará difundir este método particular de desarrollo personal. Su paso histórico por la facultad de Medicina, el teatro y el zen produce marcas indelebles que se manifiestan en su concepción del cuerpo, la consciencia, el crecer, la importancia del presente, el vivir” (Idem P.1). Sus ideas fundamentales son las siguientes: “Fritz Perls parte, como vimos, de una teoría de la percepción de la que deduce una premisa básica, “la naturaleza humana se organiza en formas o totalidades y es vivenciada por el individuo en estos términos y puede ser comprendida únicamente en función de las formas o totalidades de las cuales se compone”. Muy relacionada con esto aparece una ley que gobierna todos los procesos de la vida, la homeostasis, la búsqueda de un equilibrio, que se denomina “salud”, y los procesos mediante los cuales se busca mantener el mismo, recibiendo información, procesándola y realizando los ajustes necesarios. Si un organismo permanece en desequilibrio durante un tiempo extenso, se agota y se enferma; si el proceso no se revierte, el organismo inevitablemente muere” (Idem. P1). 38 “Todos los seres vivientes buscan este punto cero de la normalidad, desde los seres unicelulares hasta el ser humano; se ponen en contacto con el ambiente, excretando los excesos o incorporando lo que necesitan, buscando siempre el funcionamiento óptimo. Un “Balance Organísmico” lo denomina Perls” (Idem. P 1). “Los disturbios de este balance constituyen lo que se denomina “Gestalt incompleta”, “situación inconclusa”, que pone en funcionamiento mecanismos conocidos o creativos tendientes a restaurar el estado de equilibrio dinámico, proceso que pasaremos a denominar “autorregulación”. Para que la regulación sea eficaz, el organismo tiene que tener capacidad de ponerse en contacto con aquello que son sus necesidades internas, físicas o psicológicas, en fin, ambas biológicas” (Idem. P. 1). Con estos aspectos esbozados por los tratadistas consultados, es posible disponer de un panorama muy amplio de aplicaciones. Personalmente puedo dar testimonio de los resultados cuando era alumno de la Escuela de Minas de Medellín de los temas matemáticos, “Teoría de Probabilidades”, “Permutaciones y Combinaciones”, dictados por el Dr. Juan Viedma, profesor de origen andaluz, por allá en los años de 1955. No sabía que aplicaba una herramienta pedagógica nueva, pero el hecho simple es que cambió por completo mi frustración, mi terrible estrés, por una percepción feliz y llana del tema propuesto, frente a lo que habían sido otras experiencias en relación a los procedimientos tradicionales de enseñar matemáticas en la misma Escuela. Luego de muchos años, otro ingeniero, un amigo, Hernán Trujillo, me ha facilitado un maravilloso texto titulado “Aplicación de la “Psicología de la Forma” a la enseñanza de la Matemática en la Universidad yt en las Escuelas Técnicas Superiores” que sobre el mismo tema elaboró el Dr. Viedma en aquella época, y que yo no había conocido nunca. De él saco algunos apartes ilustrativos del método: La Psicología de la Forma es un movimiento psicológico iniciado por Max Wertheimer y continuado fecundamente sobre todo por 39 Wolfgang Köler t Kart Koffka, Su contenido se comprende mejor analizándolo como una reacción frente a la “Psicología Atomista”, a la que vino a sustituir” (Idem. P. 2). “Para los atomistas, llamados también mecanicistas y asociacionistas, los contenidos psíquicos se podían descomponer en elementos simples análogos a los átomos de la materia inerte o a las células de los seres vivos. Entonces, todo fenómeno psíquico no sería sino la reunión de todos los elementos simples ligados por asociación según las distancia que los separa en el espacio y en el tiempo (mecanicismo). Ejemplo: Cuando yo tomo un helado de vainilla, de color amarillo, obtengo una sensación que es la resultante de las sensaciones simples contenidas en la sensación compleja. Así, para la Psicología Atomista se tendría: Sensación helado vainilla = sensación frío + sensación amarillo + sensación dulce + sensación suavidad + sensación vainilla” (Idem P 2). “Son muchísimos los experimentos que se han ideado, por parte de los psicólogos de la forma, para refutar esta concepción mecanicista de los fenómenos psíquicos; y los resultados obtenidos han sido tan contundentes, que puede decirse que hoy día ha quedado desterrada del ámbito científico de la Psicología”.….(Idem. P.2). “La explicación dada por los psicólogos de la forma es la siguiente: En psicología, el todo es más que la suma de las partes. A la suma de las partes hay que añadir el cómo están unidas; cómo están relacionadas. Cada tipo de unión da lugar a una “forma”, a una “gestalt”, a una totalidad. Para los psicólogos de la forma la totalidad es más que la suma de las partes, y tiene más fuerza, como contenido psíquico que las partes por separado... (Idem. P. 2). “Análogo resultado se obtiene cuando se transpone una melodía, es decir, cuando se traslada a otro tono. Entre la primera y la segunda no existe ni una nota en común (elementos distintos); sin embargo, ambas son sentidas por cualquier sujeto como la misma 40 melodía. Los elementos son distintos, pero la FORMA, es decir, la manera de estructuración es la misma” (Idem. P. 3). “Tomemos del libro del Dr. David Katz, ... Las siguientes frases: ¿Cómo podría, pues, comprender la demostración de un teorema matemático si no fuera dado a mi consciencia como una totalidad de modo que los miembros aislados permanezcan ensamblados unos con otros? La Psicología de la forma hablará en estos casos de formas (gestalten) del pensamiento” (Idem P. 3). Nosotros podemos afirmar, tras nuestra experiencia cotidiana, la veracidad del interrogante de Katz. Lo que da fuerza a la comprensión del teorema matemático es su “forma”, la manera peculiar de estar enlazados, sus elementos para constituir la totalidad. Todo lo que se pretende en este trabajo, que solo es un esbozo de lo que pudiera ser tema de larga investigación, es demostrar la importancia que tiene, en pedagogía de la matemática, hacer llegar hasta los alumnos las “formas” de cada teoría incluyéndolas cada vez en formas más amplias, correspondientes a teorías más generales. “Finalmente, insistiendo en este punto de capital importancia, queremos destacar la opinión del gran sabio francés Henri Poincaré…..Refiriéndose Poincaré al fenómeno de la incomprensión matemática, dice más o menos: ¿Cómo es que una ciencia que sólo se apoya en las leyes de la lógica, por ejemplo, en el principio de contradicción, generales a todo el género humano, deja de ser comprendida por la mayoría?” (Idem P. 3). La contestación que da Poincaré a esta pregunta que él mismo se formula, es la siguiente: “La razón está en que comprender un teorema no es simplemente entender cada uno de sus pasos; esto sí está al alcance de cualquiera que tuviese la paciencia necesaria; sino que dicha comprensión implica procesos psicológicos superiores de integración de “formas”. No sólo hay que comprender éste o aquel paso, sino que hay que entender por qué se dan ellos y no otros, y aún más, hay que adivinar cuáles han de ser los pasos siguientes. Todo esto supone que el individuo ha 41 aprehendido la “forma” total del proceso demostrativo, y que ha visto los caminos para incluirlos en otras “formas” ya conocidas. ……. En todo caso, la misión del profesor será la de ayudar a sus alumnos a la formación de las estructuras de las teorías que explique. El profesor debe ser un promovedor de formas en la mente de los discípulos. ¿Cómo se consigue eso?” (Idem P. 7). Para dar la respuesta Viedma se sitúa en el hallazgo de la solución a una ecuación de segundo grado, de la forma: ax2 +bx +c = 0. Para ello busca completar el cuadrado perfecto como una técnica, como un camino que debe ser aprendido por el alumno y ser familiar para él, asociada a la solución del problema. El alumno debe ser adiestrado convenientemente en la técnica y en su asociación con el objetivo. “Procediendo de esta forma el alumno trabaja persiguiendo un fin que conoce de antemano, lo cual le ayuda a ir formando sus estructuras para alcanzarlo. Cuando lo logra, no se le olvida fácilmente, porque su éxito quedó grabado en su espíritu con una alegría vital, y, sobre todo, porque comprendió que todo el método se reduce esencialmente a una sola idea: Transformar la ecuación cuadrática en otra lineal equivalente. Cuando un profesor actúa de esa manera puede decirse que ejerce una verdadera influencia sobre sus alumnos, pues la influencia más sagrada es la que consiste, según Jaspers, en promover ideas fecundas en los otros, no en dárselas hechas.…”(Idem P. 7). Esta visión de la Psicología de la Forma es suficientemente amplia para servir suficientemente de apoyo en el enfoque de este trabajo, en el desarrollo del tema, en la puntualización de muchos problemas que pretendo subrayar y que considero representativos de una realidad que propongo cambiar, en la comprensión de muchas de nuestras afirmaciones, en la confección de muchas estrategias de enfoque para su estudio, de propuestas de solución, en los cambios fundamentales de nuestra actitud que es preciso asumir para lograr los cambios propuestos, en la búsqueda de una vida mejor. 42 El hablar de procesos de transformación como estos, del orden natural, considerando el fenómeno humano íntegramente dentro de los fenómenos naturales, sugiere que la dinámica evolutiva del Universo, que se da en millones de millones de procesos singulares, aunque no simples, en toda su extensión, tiene un comportamiento que apenas hoy empezamos a entrever. Ni siquiera es posible todavía entender el Universo en su conjunto, cuando casi el 90% de su contenido, formado por la “materia oscura y la energía oscura”, se ha resistido al escrutinio humano, cuando ignoramos todavía fenómenos que se dan en el espacio que consideramos vacío, donde en muchas regiones aparecen y desaparecen partículas subatómicas diversas, entre muchas otras cosas. Sin duda hemos avanzado mucho en el conocimiento del Universo, todo lo cual ha transformado, por completo, lo que entendíamos hace apenas cincuenta años acerca de él y de su significado en nuestra vida. Pero apenas hemos rasguñado en el 10% de su contenido para llegar a la conclusión de cuán colosal es la tarea que nos espera aún por realizar y cuán profundos son los misterios que nos quedan por develar. Desde tiempos muy antiguos los jefes de los grandes imperios, los grandes estrategas de la Guerra aspiraban a conocer el futuro, a preverlo, y desde entonces fueron perfeccionándose diferentes técnicas de la adivinación, considerándose este tema un asunto esotérico, oculto, relacionado, entre otras cosas, con diversos fenómenos astronómicos, y llegamos sí a los tiempos de la astrología. Los sacerdotes en muchas culturas superiores antiguas eran los oráculos de sus reyes. En América podemos apreciar cómo en culturas como la maya las cosechas se programaban de acuerdo al conocimiento que la observación de los astros y los ciclos anuales observados proporcionaban, para llevar a cabo las tareas agrícolas lo más eficaces y económicas posible. Esa era una tarea que se encomendaba a sus sacerdotes. En 1997 apareció una curiosa obra escrita por un conocido periodista de la época residente en Nueva York, Michael Drosnin 43 y traducida por Andy Ehrenhaus, y editada por Editorial Planeta. El tema de dicha obra es el descubrimiento de un “código secreto” -“entre líneas”-, presente en los textos más antiguos de la Biblia. Según el autor, el matemático israelí Eliyahu Rips, especialista en Teoría de Grupos, “modelo matemático en que se basa la física cuántica”, descubrió con el apoyo de la informática, un texto oculto en el Antiguo Testamento “que vaticina el futuro”. Esto, a primera vista, parece ser un asunto típico de “magia”. Según el mismo autor: “Lo han corroborado renombrados matemáticos de Harvard, Yale, y la Universidad Hebrea. Lo ha verificado un experto en descodificación del Departamento de Defensa de los Estados Unidos” y ha “superado tres niveles de revisión por parte de una destacada publicación científica”. Sin embargo, la experiencia para Michael Drosnin, le llena de interrogantes respecto del significado verdadero de las predicciones del código, habiendo comparado, incluso, hechos del pasado cercano que habrían sido descritos con precisión, incluso con nombres de lugares, fechas, de personas involucradas, desde hace más o menos 4.000 años. “Isaías dice que <<para ver el porvenir hay qué mirar hacia atrás>> en el versículo 41,23”… “Si bien, [esa aseveración] cobra un significado especial en la Biblia, cualquiera con un buen conocimiento de la historia afirmaría algo muy parecido. Por ejemplo fue Churchil quien dijo:<<Cuanto más atrás miremos, más lejos podremos mirar hacia delante.>> Y el filósofo George Santayana advirtió: <<Quienes no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo>>. El tema, sin embargo, nos acerca a nociones que nos permiten prever no un futuro, sino muchas opciones de futuro, según las decisiones que podamos o estemos resueltos a tomar. El problema se parece al que tiene qué afrontar el conductor de un vehículo que avanza a bastante velocidad por una carretera y se encuentra al frente, a lo lejos, con una curva. Nos conduce también a un tema que tiene qué ver con lo que significan los proyectos políticos y los conflictos que generan entre nosotros, una de cuyas herramientas puestas a su servicio para allanar los obstáculos, han sólido ser la Guerra, las revoluciones armadas, la Violencia, los caminos más “fáciles” 44 para quienes detentan algún tipo de poder, particularmente, cuando no tienen quien les tome razón de su responsabilidad en las consecuencias de sus actos. De acuerdo con lo que sabemos hoy, es posible entender el Universo como un conjunto casi infinito de “hilos” de realidades, de fenómenos que se desarrollan en el espacio – tiempo - espíritu (¿y otras dimensiones?). En los planetas, en los sistemas solares, en las galaxias y sus conjuntos, esos hilos se entrelazan a diversos niveles, en verdaderas “madejas de hilos” interactuando en esa medida, más estrechamente. Si es cierto que el Universo se expande aceleradamente como parece haberse descubierto, ello hará que los diversos “barrios” en que se va dividiendo, los fenómenos naturales tiendan a tomar caminos singulares con pocas probabilidades de ser interferidos desde otros lugares. No obstante, y si nos enfocamos en nuestro propio planeta, nuestro hogar, en nuestro propio sistema solar, los científicos llegan a considerar al nivel práctico, todas las posibilidades que pueden presentarse de interferencias externas, dada, entre muchos factores de interacción existentes, la abigarrada presencia de cuerpos celestes de diferentes tamaños, en variadas órbitas, que pueden producir un encuentro desafortunado con nosotros en un momento dado, y “borrar”, en un instante, los procesos vitales que se desarrollan en nuestro mundo. Pero ello no es lo más importante, aunque no sea por lo más remoto, ya que, parece ser que vamos encontrando soluciones que pueden conjurar, eventualmente muchos riesgos, Lo más importante es lo que ocurre en la intimidad de nuestro mundo, cuya “madeja de hilos de realidad” puede analizarse, como al “microscopio”, para encontrar los millones de millones de hilos de realidad que se van entrelazando entre sí, para luego formar conjuntos mayores de realidad, en los cuales pueden hallarse múltiples y complejos factores naturales, vitales, humanos, que afectan el conjunto. En el juego de la vida, y de la vida humana, en particular, esos “hilos de realidad” pueden plantearnos ciertas sorpresas, verdaderas encrucijadas, para las cuales necesitamos poseer el 45 coraje de asumir el reto de llevar a la realidad nuestras decisiones, o seguir a la deriva. La Realidad de nuestro entorno, que también evoluciona, en nuestro tiempo lo hace también como <<respuesta>> a nuestra propia influencia, que, como ocurre con nuestra sociedad industrial, pone a muchos sectores humanos, generalmente los sectores menos favorecidos, a merced de fenómenos, que, como el cambio climático, pueden ser, para ellos, imposibles de conjurar. Es dentro de este contexto natural, dentro del cual hemos de ubicarnos para entender el proceso de nuestra propia evolución, de la evolución de nuestra cultura, que se da, todavía a mayor velocidad, y que ha implicado, previamente, una correspondiente evolución biológica de nuestros organismos que ya hemos planteado en otro lugar. 1.1.0 EL ORDEN SOCIAL DEL PREHOMÍNIDO, EL ORDEN SOCIAL DE LA MANADA Todavía hoy es común, entre nosotros, denominarnos como <<animales inteligentes>>. Es decir, la razón incorporada a nuestra naturaleza humana apenas se agrega a los otros atributos de nuestra naturaleza para mostrarnos un ser todavía semejante al original, con ligeras diferencias de comportamiento. Sin embargo, no somos conscientes de que este nuevo atributo hace de ese ser, algo que no es la simple suma de sus partes, sino mucho más que eso: El ser humano, aunque su genoma difiera levemente de los otros primates, no es un animal inteligente, es otro ser totalmente diferente, y se caracteriza, precisamente en esa diferencia. ¿Es un concepto que depende, por entero, del punto de vista del observador? ¡Quizás!, pero con ello lo que estamos haciendo es salirnos de la definición de un modelo de pensamiento simplista, positivista, mecanicista, para entrar en un modelo que plantea una nueva manera de interpretar el fenómeno humano y, por qué no, el fenómeno de la Vida. ¿Y qué decir, entonces, de otras especies (animales), que aparentemente evolucionan, partiendo de pasos que nosotros dimos al principio de nuestra propia evolución, como es el caso de los chimpancés, de los orangutanes, de ciertas 46 aves, que ya empiezan a usar herramientas, que aprenden de otras experiencias, incluso humanas, o que han alcanzado probablemente estadios evolutivos que nosotros no entendemos, como es el caso de las abejas, las hormigas, o las termitas? Todo ello solamente nos señala un horizonte por venir, muchas, casi infinitas opciones de futuros diferentes, que dependen para su cristalización en realidad, de la probabilidad de que se logren conjugar los factores naturales y humanos (hablando del planeta Tierra), que su realización requiere. ¿Con relación a qué, podemos interesarnos en reflexionar sobre el orden social de los prehomínidos, de sus manadas? Por obvias razones: ¿No es acaso ese orden, el canal por donde se llevó a cabo el ascenso de sus especies a formas de vida superior, y racional en nuestro caso? Ese orden debió permitir, o asegurar mejor, la conjugación de los factores que deberían determinar el desarrollo de la corteza cerebral en nuestra especie. La conducta de sus poblaciones, que se mueven por una “senda” que les asegura su supervivencia y crecimiento, desechando, de alguna manera, todas las desviaciones, castigándolas con una reducción sustancial de sus probabilidades de supervivencia, son la muestra práctica de una forma de ética incipiente; no todavía producto de un convencimiento de orden filosófico, sino de una percepción elemental, producto del ensayo y el error, por ejemplo, en el desempeño de su tarea de caza. La unidad social no solamente la aseguran los lazos filiales, el afecto filial, sino las conveniencias aprehendidas el las lides de todos los días. Allí los seres humanos aprenden la complementación de sus respectivas tareas, de sus respectivas funciones sociales, se especializa el trabajo, todo en relación a lo que cada cual significa dentro del grupo. Viviendo de esa manera, les sorprende la progresiva evolución de su corteza cerebral, partiendo de su postura erguida para caminar en dos pies, de la evolución de su laringe que le permite articular palabras y expresarse en símbolos vocales. Y de esa manera, el cuerpo pierde sus garras, se transforma su dentadura, su boca, que ya no están destinados exclusivamente para desgarrar los músculos de sus presas, para transformarse, las primeras, en 47 manos prensiles capaces de sostener y usar herramientas cada vez más sofisticadas, los segundos, en instrumento para comunicarse. Así, entra el ser humano en lo que los antropólogos llaman su evolución cultural. 1.2.0 LA “HISTORIA” DE ADAN Y EVA ES TODAVÍA UNA REALIDAD VIGENTE Del libro del Génesis Capítulo 2, Versículos 1 a 17 y Capítulo 3, Versículos 1 a 24 (Sagrada Biblia, versión castellana del Ilmo. Sr. Félix Torres Amat, Edición de la Familia Católica, Editorial Grolier Incorporated, Nueva York, 1957), hemos extractado pasajes de una historia que los niños de mi tiempo, en mi tierra, conocemos desde pequeños, cuando fuimos ilustrados con las historias sencillas de la Historia Sagrada. “Formó, pues, el Señor Dios al hombre del lodo de la tierra, e inspirole en el rostro un soplo de espíritu de vida, y quedó hecho hombre viviente con alma racional” (Cap. 2, Ver. 7). “Había plantado el Señor Dios desde el principio un jardín delicioso, en que colocó al hombre que había formado” (Cap.2, Ver. 8). “y en donde el Señor había hecho salir de la tierra misma toda suerte de árboles hermosos a la vista, y de frutos suaves al paladar; y también el árbol de la vida en medio del paraíso, y el árbol de la ciencia del bien y del mal” (Cap. 2, Ver. 9). “Tomó, pues, el Señor Dios al hombre, y púsole en el paraíso de delicias, para que lo cultivase y guardase” (Cap. 2, Ver. 15). “Díjole también este precepto diciendo: Come, si quieres, del fruto de todos los árboles del paraíso:” (Cap.2, Ver. 16). “Mas del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal no comas: porque en cualquier día que comieres de él, infaliblemente morirás” (Nota: “Morirás. Aquí habla Dios no solo de la muerte 48 del alma por el pecado, sino también de la sujeción a la muerte del cuerpo) (Cap.2 Ver. 17). “Dijo asimismo el Señor Dios: No es bueno que el hombre esté solo: hagámosle ayuda y compañía semejante a él” (Cap. 2, Ver. 18). “Por tanto, el Señor Dios hizo caer sobre Adán un profundo sueño; y mientras estaba dormido, le quitó una de las costillas, y llenó de carne aquel vacío” (Cap. 2, Ver, 21). “Y de la costilla aquella que había sacado de Adán, formó el Señor Dios una mujer: la cual puso delante de Adán” (Cap. 2, Ver. 22). “Era, empero, la serpiente el animal más astuto de todos cuantos animales había hecho el Señor sobre la Tierra. Y dijo a la mujer: ¿Por qué motivo os ha mandado Dios que no comieres de todos los árboles del paraíso?” (Cap. 3 Ver. 1). “A la cual respondió la mujer: Del fruto de los árboles que hay en el paraíso sí comemos;” (Cap. 3, Ver. 2). “mas del fruto de aquel árbol, que está en medio del paraíso mando Dios que no comiésemos, ni le tocásemos siquiera, para que no muramos.” (Cap. 3, Ver. 3). “Dijo entonces la serpiente a la mujer: ¡Oh! Ciertamente no morireis” (Cap. 3, Ver. 4). “Sabe, empero, Dios que en cualquier tiempo que comiereis de él, se abrirán vuestros ojos y sereis como dioses, conocedores de todo, del bien y del mal.” (Cap. 3, Ver. 5). “Vio, pues, la mujer que el fruto de aquel árbol era bueno para comer, y bello a los ojos y deleitable, y cogió del fruto y comible: dio también de él a su marido, el cual comió” (Cap. 3, Ver. 6). 49 “Luego se les abrieron a entreambos los ojos; y como echasen de ver que estaban desnudos, cosieron o acomodáronse unas hojas de higuera, y se hicieron unos delantales o ceñidores (Cap. 3, Ver. 7). Allí tenemos, aparte de cualquier otra interpretación que pueda realizarse, la elaboración en lenguaje simbólico de un texto que intenta explicarnos, el acceso del ser humano al uso de razón, su acceso a una vida de soberbia y a la transformación de sus aspiraciones, hasta ser como dioses. Una historia que no sólo describe la historia de la humanidad como un todo, sino la historia de cada uno de nosotros a lo largo de su maduración como persona, y la historia de una decisión temprana, si se quiere un poco inocente, inmadura, y desordenadamente ambiciosa, en la que podemos contemplar las consecuencias de un ser humano, hecho dios, en lo que cree, es la plenitud de su poderío, y que, antes que renunciar a su posición de prepotencia, sin saber, ha armado, con sus propias manos llenas, de corrupción y pecado, el artificio que desencadenará, en cualquier momento, su Apocalipsis, el fin de sus días. La pregunta es: ¿Podemos imaginar una humanidad, con su potencial de inteligencia, con su uso de razón, libre de semejante carga de responsabilidad? ¿Es posible entender, a la luz de la historia de la Redención, de la Salvación, la enmienda de aquel trascendental aunque irresponsable paso? ¿Es aquello solamente un problema místico, o un problema que afecta, en lo fundamental, la psicología de los actos humanos, hasta que nosotros nos convirtamos, hasta que rectifiquemos nosotros, por nosotros mismos, así sea con la ayuda del Espíritu Santo, nuestro comportamiento, como nos lo ha propuesto nuestra Iglesia? ¡Porque, parece perturbado el equilibrio universal en el orden espiritual, una dimensión que desconoce nuestra sociedad secularizada moderna, una dimensión, además de las dimensiones espaciotemporales, y en quién sabe cuantas otras, en las cuales se ubica nuestra realidad! 50 En la vida práctica aquella situación tiene sus consecuencias. La dinámica de la evolución cultural de la totalidad de la humanidad está seriamente afectada por aquel desequilibrio en el orden espiritual. Ello tiene profundo significado ético. En nuestra actividad, la Ingeniería, en nuestro país, Colombia, en el sentido que asumen el desarrollo económico, técnico, empresarial, y de la Política, entre otros, es bien claro el impacto. Podemos decir casi con certeza, que el reto que representa el medio social actual para un correcto desarrollo y aprovechamiento en bien del mismo ser humano, del multifacético pensamiento científico, el cual se ha generado por la actual disposición de los hombres a actuar caprichosamente en bien de sus exclusivos intereses, de su propio afán de poderío, de la realización exclusiva de su propio ego, aunque no parezcamos entenderlo, se traslada, en términos prácticos, como ocurre también con otras disciplinas, al campo de la Ingeniería. Ello se da, dada la gran variedad de especialidades de su disciplina, y a que sus propósitos de establecer el orden, se opone, necesariamente a la realidad de un medio social caótico, muy complejo, con desarrollo incierto, y al cual va a ser necesario sensibilizar para que su tarea fundamental, como es el aprovechamiento óptimo de los recursos naturales para hacer sustentable materialmente la vida humana, pueda ser cumplida cada vez más eficientemente. Ya, hablando de los ingenieros, de la Ingeniería, entre otras disciplinas dedicadas, de alguna manera a la construcción de la Humanidad, esa consideración implica el tomar consciencia y el ayudarle a las diversas sociedades humanas que tomen consciencia, a su vez, de su situación en el medio natural y de lo que es su naturaleza. Si tenemos en cuenta que el desarrollo de la ingeniería se ha dado, entre nosotros, a un bajo perfil, como se dice hoy, en una sociedad dividida en verdaderos departamentos “estanco” y bajo consideraciones, generalmente inmediatas de necesidad de su servicio, de demanda incluso no racional de sus servicios, el ingeniero tiene que salirse de su condición 51 subalterna, de tal manera que pueda desarrollar una síntesis de objetivos con las demás disciplinas, y así llegar al entendimiento profundo sobre el significado social y humano de su aporte a la Cultura. En esta situación, asumida responsablemente, su ayuda en la toma de consciencia del ser humano, en general, acerca del significado de ese aporte, es uno de sus más urgentes desafíos. Ha llegado el momento de que nuestra naturaleza animal dé unos cuantos pasos más hacia su consciencia humana de la Vida. Hoy ese desafío en el medio social actual es un reto mayúsculo y, a veces, representa un obstáculo inmenso para las realizaciones del Hombre; con cuánta mayor razón para el ingeniero, máxime, en la situación subalterna en que, al menos entre nosotros, desarrolla sus actividades. Por otra parte, es el momento de darse cuenta que la realidad en que vive el Hombre no es solamente una realidad que proviene de la espontánea conjugación de múltiples acciones individuales y colectivas anónimas, inconscientes, imprevisivas, como suele definirse la “auténtica” Cultura. Es el producto de actos de carácter político o actos deliberados de otras índoles que tienen sobre la totalidad de la vida humana y sus perspectivas futuras, sus mayores consecuencias. En nuestro medio social, es conocido el caso, hace unos diez a quince años, de criminales de “alto vuelo” como Pablo Escobar Gaviria, que, sabiendo los fines últimos de sus actos, invirtieron, no pocos de sus recursos, para construir una “opinión pública” favorable y explotable políticamente, con escuelas, canchas, incluso iglesias en los barrios populares, marginados, segregados, de donde más tarde saldrían sus secuaces, sus sicarios, sus escoltas, sus seguidores y eventualmente, competidores. Pablo Escobar es una de las cabezas, de los “líderes populares” de un mundo que nace entre nosotros, subproducto de años y años de violencia, de abusos de la autoridad competente, de negligencia de la misma, de complacencia general con los negocios que producen grandes rentas, así no sean lícitos, particularmente, cuando no llega hasta ellos el control del Estado, cuando éste no está en capacidad de cobrar los impuestos, cuando no hay que asumir el precio de costo de la mercancía, como es el caso de los 52 grandes negocios de carros robados, de armas, el contrabando de cigarrillos y otros productos, la producción y comercialización de estupefacientes, etc. Eventos como éste, multiplicados “ad infinitum” en todo el territorio de nuestra nación, han produciendo, hoy, como resultado, una especie de “contracultura”, que no ha merecido una sincera sanción social, que a fuerza de generalizarse, con el miedo, con intereses reales aunque no confesos de beneficiarse de la situación en que se da esa realidad, ha afectado gravemente toda la vida social, ha establecido un patrón claro de vida, plenamente reconocido, un espíritu, si se quiere perverso, pero eficaz, frente al cual el Hombre individualmente y colectivamente considerado se siente indefenso, particularmente frente a poderes indiscutibles, desconocidos, amenazantes, emboscados y a cubierto de toda oposición y control. Poderes que hoy se ciernen incluso dentro del seno de instituciones sociales venerables como la Familia en forma de abuso sexual, y otras muchas formas de violencia intrafamiliar. Hoy es evidente que la sola fuerza pública es insuficiente para cambiar ese panorama. Es importante la contribución que podría tenerse de proyectos capaces de competir con el incentivo del dinero fácil, pero con alto riesgo como lo paga el Crimen. Proyectos capaces de gran convocatoria popular, destinados a tener un efecto sinergético significativo sobre la actividad general, a cambiar las expectativas de la gente, en relación a nuevos objetivos vitales, a interesarla en nuevas formas de vivir mejor de acceso masivo para todos. ¿Podrían mirarse, sospechosamente, como actos de perversidad, como formas de autoritarismo, el que se planteen, como algo intencional, proyectos de desarrollo que afecten profundamente la vida pública, y a los que se pueda adherir la gente libremente, con propósitos claros de valor general, en términos, incluso, de capacidad de modificar su carácter, sus patrones de comportamiento? Yo creo que no. Todo depende de cómo lleguemos a las convocatorias necesarias. Ello es claro, además, si tenemos en cuenta el Espíritu de los proyectos. Si éstos son el 53 reflejo del espíritu de la gente, si pueden entenderse, eventualmente, en función de sus beneficios para ella, si refleja sus sueños, sus aspiraciones. Cuando se habla de leyes, por ejemplo, suele hablarse del “Espíritu de la Ley”. En el mundo de mentalidades mecanicistas y materialistas de hoy, con una visión cósmica microscópica, relativa y de alcance inmediato, poco importa el espíritu de esa ley, si es que importa el que siquiera sea comprendido. Sólo importa la forma como cada cual lo pueda interpretar, lo pueda deformar y aprovecharse de ella de la mejor manera posible, aunque, en su forma original sea invocado ese espíritu, a veces de manera ilusa, por los juristas, como única clave válida para entender el sentido de la Ley. En el mismo sentido puede hablarse de ética, que correspondería al orden que se genera, que se origina en un determinado espíritu. El orden ético de otra manera, para una mentalidad como la aludida, no sería más que un código de honor o compromiso recíproco en toda negociación, una lista de normas de conducta, que pueden practicarse o no, derogarse o mantenerse, según el interés de quien lo ponga en práctica, si cuenta con los mecanismos coercitivos para imponerlo y garantizar su ejercicio. La ética calvinista no ha logrado conducir la civilización occidental al orden. Este no nace del interior de las personas sino del poder coercitivo de la Autoridad, que se fundamenta, a sí misma, en su supuesta legitimidad, que, dentro del caos en que vivimos, se establece en la confianza pública, en el sistema electoral, del que se supone, refleja la voluntad popular dentro de un modelo que se va volviendo caduco de democracia representativa, no de participación ciudadana, en los niveles de aceptación popular, conceptos todos que cambian de la noche a la mañana, que son falsificables. La Ética representa el código de conducta que permite la articulación de la vida de las personas en sociedad. No es ésta, un listado simple y llano, sin más, ciego o tendencioso, de normas de 54 conducta a cumplir. Es un producto de la Cultura. Moisés escribió en el monte Sinaí, por inspiración de Dios, las tablas de la Ley Mosaica, un decálogo de diez escuetas y sencillas normas ampliamente reconocidas, que deberían servirle para poner orden en la vida íntima de ese pueblo indómito y guerrero, que es el pueblo judío. Su herencia, que no goza del aprecio en todos los medios humanos modernos, es un patrimonio humano actual y de amplio reconocimiento en la mayoría de las sociedades humanas del Planeta. Moisés es reconocido en las naciones judaicas, islámicas y cristianas, como el más importante personaje político, legislador y gobernante del Antiguo Testamento. Con la intención de subrayar el significado de la dimensión espiritual del Universo, tomamos, para el efecto algunas partes del pensamiento de Federico Hegel (1770-1831), filósofo alemán en el que “culmina y se concluye la filosofía <clásica>, propiamente dicha”, dentro de nuestra cultura. Hegel concibe la realidad como un inmanente proceso de desarrollo dialéctico, que recorre y atraviesa todo el mundo natural e histórico…”Sujeto y protagonista del proceso entero es la Idea, el Espíritu” (Idem.). “La absoluta necesidad de este complejo desarrollo dialéctico desciende, según Hegel, del hecho mismo de que la realidad es Espíritu. Si, en efecto, fuese simplemente naturaleza o materia, la realidad sería sólo algo <dado> o inerte. Pero puesto que, por el contrario, es <espíritu>, este puede devenir de lo que es- y, por lo tanto, pensamiento y consciencia- solo desdoblándose y objetivándose a sí mismo (es decir desdoblándose el espíritu en sujeto pensante y objeto pensado), lo cual es precisamente la condición para que se dé la <reflexión> y, además, el conocimiento y la espiritualidad” (Enciclopedia Monitor. Salvat Ediciones. Arrieta 25 Pamplona Ps. 3195 a 3.196). “Puesto que la idea se muestra como verdadero Espíritu, más que como simple <dado> natural, debe duplicarse, hacerse <otra> distinta de sí, <alienarse> como mundo o naturaleza. [“condensarse” en ellas, en sus formas materiales concretas]”. “Por otra parte, como esta contradicción no resulta ser división irreconciliable y, por lo tanto, dualidad de dos cosas distintas e 55 irreductibles entre sí, sucede que el objeto que se enfrenta a la consciencia no es una objetividad de algo natural, material, absolutamente extraña al espíritu, sino, al contrario, es un objeto puesto o creado por el mismo espíritu y en el que, por tanto, este último puede en el fondo reconocerse” (Idem.). “Todo el proceso de devenir histórico se configura así, a los ojos de Hegel como un progresivo acceso del Espíritu a la consciencia de sí mismo, como una gradual recuperación y unas progresiva reapropiación, por parte de la idea, de todas las formas y modos de la realidad en que ella ha objetivado y enajenado su propia infinita riqueza, con el fin de hacérsela presente y conseguir, de este modo, consciencia plena de ella” (Idem.). Hegel confronta su forma de entender la Realidad, en absoluto, de la cual forma parte la realidad humana, a cuyo conocimiento accede con el pensamiento lógico –científico (Schelling) con otras filosofías que se “horrorizan” con la distinción que definen en su filosofía las identidades de las distintas categorías espirituales y la reflexión intelectual y, por ello renuncian a formas del saber que difieren de la intuición y la fe. La confronta también con otras filosofías como la de Hume, la de Schulze y Kant, que asumen la realidad empírica como realidad externa o distinta de la realidad total, que transforma la distinción en separación, la <reflexión> intelectual en dualismo irreconciliable entre sujeto y objeto observado, entre pensamiento y realidad, “acabando así en el agnosticismo o escepticismo (Idem.). Hegel enuncia su concepto de <astucia de la razón>, por el cual el individuo humano se engaña en su obra, en perseguir sus propios fines y los propios intereses particulares, “cuando, en verdad, inconscientemente, actúan los fines más altos del Espíritu. En otras palabras, el verdadero sujeto de la historia no es el hombre, sino la razón o la idea”. Sin embargo, el ser humano es libre, puede decidir cómo actuar. Así, “cuando el querer del individuo entra en conflicto con los fines de la Razón, la persona vive la tragedia de la disociación entre su particularidad y lo universal 56 hasta ser destruida”…”cuando las finalidades perseguidas por el individuo coinciden con las del Espíritu del mundo y el particular es, por así decirlo, el órgano de lo universal, la persona asciende y se enaltece, según Hegel, a individuo <cósmico-histórico>; es decir, la persona que gozando del poder y clarividencia de la Razón misma, puede dar vuelta y forma a toda una época histórica, como sucedió según Hegel en el caso de Napoleón (Idem. p). “Una providencia racional ordena y dirige, según Hegel, los acontecimientos y el curso entero de la historia, hasta el punto de que esta última se configura en muchos aspectos, como una especie de revelación de la divinidad en el mundo. Aunque Hegel no parece interesarse por la noción de Dios específicamente, ni para demostrar su presencia ni para negarla, sobradamente se interesa en reflexionar alrededor de la realidad humana. La historia para él es una teofanía, es decir, un medio a través del cual se manifiesta Dios, sin ser el único, y se desarrolla en la consciencia humana la noción de su Ser, dando así plena actuación a su intrínseca espiritualidad” (Idem.). Queda por aclarar lo que ocurre con la historia, cuando su devenir no se presenta ya, como Hegel parece suponer, como una “materialización” o realización del Espíritu, no ya de individuos que se descarrían, sino de grupos, de naciones enteras que no tienen interés en que necesariamente su voluntad se compadezca con el Espíritu del mundo haciendo ellos todo según su capricho o imponiendo la suya a otros. Hegel vive en el período de transición cultural marcado por la Revolución Francesa y la Revolución Industrial, desde que se empieza a consolidar el uso de la máquina de vapor en Europa; vive en la época en que Napoleón logra, con éxito, contener el caos y extender el dominio de la República Francesa en casi todo su territorio; vive cuando la Revolución Industrial es un hecho y empieza a darle a Inglaterra la primera cosecha de resultados halagadores, cuando Europa vuelve a tener esperanzas de superar el Hambre, producto del paradigmático ya casi incapaz y exhausto modo tradicional de producción agrícola. 57 Quizás, como algo novedoso, como algo que riñe con el principio creador del Espíritu, haya aparecido en medio de nosotros, en Colombia, casi ciento veinte años después de morir Hegel, efectivamente, un espíritu contradictorio, un espíritu demoníaco que en una confabulación macabra universal parece interesado en capturar el mundo de los humanos, el planeta entero para su irracional disfrute. Un espíritu que reclama para sí, para empezar, el beneficio del anonimato, en medio de una humanidad desarticulada y masificada, que le permite emboscarse y escoger a sus indefensas víctimas a su gusto, y librar, si le interesa, la batalla legal por la defensa de sus actos, o imponerse abiertamente por medio de la intimidación. Luego, la legitimidad de los hechos cumplidos, que logra mediante el soborno, buscando su aceptación dentro del “libre juego democrático”, en su juego con “dados cargados”, o simplemente arrollando a su enemigo apoyado en su fuerza física, económica o política. Poco a poco su red física se extiende, el mercado seguro, creado por la acción de años de práctica de una ética burguesa insensible a las necesidades humanas pero sí al “enriquecimiento” fácil, y nutrida por fondos financieros infinitos, que sus víctimas desvían de la satisfacción de sus necesidades básicas y de la de sus allegados, a la finalidad de eludir su triste realidad. De año en año, el nivel de vida de nuestro pueblo desciende, no solo porque avanza la miseria sino porque en la práctica del intercambio social desaparece la noción de dignidad humana, de justicia. Se asesina al acreedor para evitar pagarle alguna deuda. Se le cobran a la gente y a las empresas sumas, a veces absurdas de dinero, para dejarlas vivir y desarrollar sus actividades en paz. Las transacciones comerciales no siempre consideran el bien de las partes. Muchos son negocios forzados para enajenar, en condiciones, también impuestas, bienes codiciados. El secuestro de personas para apoderarse de su patrimonio, el asalto a mano armada, la toma de hecho de propiedades de todo género, en especial de vehículos fáciles de esconder, de semovientes, terrenos rurales, y empresas productivas, se ha vuelto una manera usual de salir de la miseria o acrecentar la fortuna ya disponible. La legitimación de fortunas mal habidas se logra con artificios engañosos destinados a “lavarles la cara sucia” de toda mancha 58 culposa, entrando a participar en el juego económico formal, en plan de competencia institucional, con los ahorros de la gente de bien y sus negocios. Situado el ser humano moderno, muy particularmente como ocurre en Colombia, frente a una humanidad que se derrumba en medio del fragor de los combates, de una violencia de inusitada crueldad, de intrigas, del fraude en todas sus formas, de la intimidación con todos los medios, frente a un caos que se apodera de ella, que la inmoviliza, frente a la aparición de unos umbrales elocuentes que parecen ser las fronteras del poder político, del poder económico, en los que se apoyan las decisiones de las altas esferas gubernamentales y empresariales, como son la aparición de las armas absolutas, -las armas nucleares-, que pueden convertirse en la máxima amenaza terrorista, el surgimiento del equilibrio entre la guerra irregular con su propia filosofía y metodología y la guerra regular con la alineación de grandes formaciones militares, el decrecimiento de la capacidad de sustentación de un alto presupuesto estatal por parte de la población, la degradación del medio natural sobre explotado, los cambios en las condiciones típicas del medio ambiente como el calentamiento global, causadas por la contaminación ambiental entre muchas otras cosas, nos permite percibir cómo afectan, por parejo a pobres y a ricos, y cómo son capaces de igualar las ventajas del poder armado y económico del agresor con las desventajas de quien es agredido, nos permiten apreciar, cómo las motivaciones básicas para las ambiciones desbordadas de poderío social, político y económico van llegando a su fin. La utilidad estratégica de las grandes fuerzas militares regulares e irregulares y de las grandes fortunas para asentar en ellas un presupuesto exclusivo de seguridad para sus beneficiarios, ya no es tan válida como antes. La proliferación de poderes en armas y el choque de sus múltiples manifestaciones organizacionales hacen de cualquier forma de predominio un logro cruento y fugaz. Es el momento de darnos cuenta que la realidad en que vivimos, aunque es amenazante, empieza a mostrarnos que es sensato un cambio en los presupuestos políticos, en la manera de manejarlos 59 y tiene que ser modificada para que podamos pensar, con optimismo, en el futuro. Tenemos que construir la realidad que lo haga posible, y no dejar el asunto al azar. Tenemos que proponérnoslo intencionalmente. Es tarea del ingenio humano. La naturaleza animal en las especies más evolucionadas, diferentes del ser humano, como las hormigas, como el chimpancé, nos muestra el uso incipiente o elaborado de herramientas con las cuales han aprendido a ayudarse en su diario vivir. Las amas de casa saben cuán dañinas resultan las hormigas en el jardín cuando les da por colonizar sus plantas favoritas con su “ganadería” de pulgones. Las hormigas han aprendido a manejarlos y los transportan hasta los lugares más tiernos y apetitosos para obtener, de ellos un más abundante exudado dulce del que se alimentan. Estos pulgones chupan la savia de las plantas hasta que ellas mueren. Los chimpancés han aprendido a hurgar los termiteros con espartillos de donde se pegan las termitas, que luego sacan y saborean. Pero la transferencia de la energía necesaria para vivir, en los distintos ecosistemas, entre animales y plantas, se realiza a menudo con dolor, en un clima de crueldad inusitada, en que las especies depredadoras se “apoderan” de la vida de sus víctimas para “nutrir” la propia. Y, a pesar de que nosotros disfrutamos de un cerebro, con lóbulos, más evolucionado, realizamos, en lo fundamental, nuestro intercambio energético de la misma manera: Nos apoderamos de la vida de nuestras víctimas, ya no sólo para nutrir la propia, sino acumular y acumular en nuestro patrimonio propio: Con dificultad hemos evolucionado un poco más, para merecer el calificativo de <<animales inteligentes>>. ¿Es suficiente para nosotros eso? Nosotros, los humanos y nuestros antepasados, fuimos aprendiendo poco a poco, también, el uso de herramientas y lo hicimos así por millones de años. Así construimos muchas cosas, desarrollamos muchas instituciones de las que disfrutamos, incluso en el mundo moderno, como la Familia, sin ser conscientes de ello. Aún hoy no somos muy conscientes de cómo 60 construimos nuestra realidad inmediata, desconocemos o no nos preocupamos de su trascendencia en las dimensiones del tiempo, del espacio y del espíritu. Por ello no percibimos que, en gran parte, nuestra realidad presente es el producto de una Consciencia Superior, un Espíritu, que ha modelado nuestra vida y, quizás, nos ha llevado al punto en que nosotros podamos asumir conscientemente nuestra responsabilidad, algo que no siempre hemos logrado realizar con pleno éxito. Todavía más, ignoramos que esos cimientos de tan extraordinario origen son delesnables, pueden ser desechados por nosotros en virtud de nuestro libre albedrío con consecuencias impredecibles, como es el que adoptemos una consciencia “plana”, sin profundidad, del Mundo real y de los seres que lo pueblan. A veces, incluso, no somos conscientes de lo que destruimos. Solamente nos damos cuenta cuando los efectos destructivos de nuestros actos se devuelven contra nosotros y bebemos el trago amargo de nuestro propio sufrimiento, de nuestra propia desorientación, de nuestro propio fracaso. Entonces nos damos cuenta de que necesitamos ayuda para salir del caos hacia donde se ha deslizado nuestra vida. Si no fuera por eso nunca se habrían fundado las extraordinarias empresas de recuperación humana como son las asociaciones de “Alcohólicos Anónimos” y “Narcóticos anónimos” que hoy conocemos. Es preciso que nos demos cuenta que actos aparentemente tan pequeños, como dejar de beber, tienen una trascendencia invaluable en la construcción de la Humanidad, de la realidad que deseamos para nosotros, y si no lo logramos, en su frustración. Pero si muchos alcohólicos y drogadictos se han dado cuenta del daño que han hecho a los demás y a sí mismos y han constituido las grandes organizaciones de ayuda mutua que llamamos AA y NA, no todos los que han causado daños a la vida humana son conscientes de ello. Es preciso que avancemos hasta ser capaces de desarrollar grandes planes de movilización humana, que articulen miles de millones de pequeños pero trascendentales actos humanos, que se realizan en el mundo entero tras la consecución de un mundo 61 mejor, dándonos cuenta de ese propósito de bien común y de cómo lo vamos a lograr. En nuestro tiempo, en nuestro país, aunque con precedentes perversos que significaron una experiencia de injusticia demasiado dolorosos para nosotros, fue desarrollado un gran proyecto de ingeniería, considerado el más grandioso proyecto en la historia humana desde la construcción de la pirámide de Keops, logrando cambiar la suerte de todo un pueblo: El canal de Panamá. Este logró cambiar el carácter de una nación, en este caso de la nación panameña, luego de su secesión de la nuestra. Su magnitud, en términos de movimiento de material (tierra, roca y otros), representa sesenta y tres veces los movidos en Keops. La construcción del canal de Panamá a principios del siglo XX, es conocida como una de las obras monumentales mayores en la historia de la ingeniería, iniciada en su etapa exitosa en 1904 y terminada en 1914, y demuestra un enfoque de amplitud y profundidad poco común, del jefe de Estado norteamericano y de los profesionales comprometidos, que contrastan con la pobre visión de las autoridades y el pueblo colombiano, tanto en su concepción como su desarrollo, a pesar de las nefastas circunstancias que rodean el proyecto. Lesseps (1805-1894), político francés, quien construyó el canal de Suez y quien se propone, de cuenta de Colombia, construir el Canal de Panamá en la segunda mitad del siglo XIX, fracasa en su intento. La gran obra, era muy superior a los medios técnicos disponibles entonces para los franceses. Particularmente el tamaño de los medios mecánicos es insuficiente frente a un diseño casi inverosímil que plantea un corte de ochenta y cinco metros de profundidad en la montaña que separa las vertientes atlántica y pacífica del istmo, en el llamado paso de Culebra, en un tramo de 15 kilómetros de longitud solamente, para dar paso a los navíos al nivel del mar. Sin embargo, Lesseps es derrotado, más bien por la fiebre amarilla y el paludismo que menguan casi hasta la impotencia las fuerzas de su personal de trabajo. Sus pérdidas en vidas, asciende a la no despreciable cifra de 16.000 trabajadores durante el tiempo que dura el intento. 62 Los trabajos son reiniciados en 1904 y en julio de 1905 asume la dirección de los trabajos el ingeniero ferroviario John Stevens, de 52 años de edad, de gran experiencia en el corte de vías férreas en las montañas Rocallosas (EE. UU.) quien ostenta el récord de haber construido más kilómetros de vías férreas que ningún otro ingeniero de su tiempo. Su designación es hecha directamente por el presidente de EE.UU., Teodoro Roosvel, con el acuerdo entre ambos de evitar, por todos los medios, los escollos burocráticos. John Stevens es un constructor ferroviario, no un político. Los móviles del Presidente son patrióticos, económicos y militares (y regularmente se menciona muy poco la intervención y el respaldo financiero de una firma privada cuyo nombre se conoce en Norteamérica de tiempo atrás: Los Morgan). La experiencia le demuestra a Steven cuán importante son la salud y la moral de los hombres vinculados al proyecto. Se ha dado cuenta del ambiente pesimista que reina en los campamentos y de las condiciones de insalubridad existentes alrededor de ellos. Panamá, entonces, es considerado el territorio más insalubre del planeta. Reina en el lugar de los trabajos una temperatura media de cincuenta y cinco grados centígrados y llueve torrencialmente ocho meses del año. En Panamá conoce al médico Dr. William Worgass de 49 años, director del hospital Ancón, que tiene el extraordinario récord de haber terminado con la fiebre amarilla en Cuba años antes. Worgass opinaba que el virus de la fiebre amarilla tenía por vector transmisor (como resultó cierto después) un mosquito que habitaba, no la selva tropical húmeda sino las poblaciones habitadas, que adolecían de múltiples condiciones de reproducción en canales de agua estancada, en basureros encharcados, en calles húmedas, en recipientes abandonados llenos de agua, etc. Ha buscado en vano, el apoyo de las autoridades del Istmo y de EE. UU. En la Zona del Canal para adelantar fumigaciones masivas de las viviendas y el drenaje de los depósitos de agua. John Stevens no sólo lo escucha. En conjunto con Worgass emprende el más ambicioso y costoso 63 programa sanitario que se haya emprendido en país alguno. Cuatrocientos hombres fumigando casa por casa utilizan en total 120 toneladas de sulfuro. Se cierran burdeles, se derriban cuchitriles de mala muerte, se arreglan calles y caminos. La fiebre amarilla es vencida para sorpresa e incredulidad de todos con un resultado decisivo para Stevens: la moral y el entusiasmo de sus trabajadores mejoran substancialmente. Stevens se constituye en un verdadero líder de su gente. Empieza una campaña igualmente masiva contra el paludismo. Todos los trabajadores tienen que consumir su dosis diaria de quinina. Delante de la vía férrea que se va construyendo van las brigadas de hombres regando aceite en los posos de agua de la selva, drenando zanjones de agua, instalando en los caseríos y campamentos acueductos modernos y de agua limpia. Es un hecho que todo el mundo, particularmente los trabajadores de origen extranjero, sufren los rigores de la fiebre recurrente del paludismo, entre ellos, el mismo Dr. Worgass. La población local ha desarrollado ya gran resistencia contra la enfermedad. Cuando se logra vencer al paludismo, casi unos 22.000 trabajadores han muerto víctimas de los dos flagelos, la fiebre amarilla y el paludismo. Entonces el ánimo invade a la población trabajadora y se labora a ritmo frenético. Stevens considera que la clave para un mayor rendimiento de los trabajos está en el transporte férreo de los materiales removidos. Pero..¿Dónde colocarlos? El río Chagres derrama en la época de lluvias cantidad de agua que estorba inmensamente las labores de excavación. Es cuando se le ocurre que se debe construir una gran represa destinada a represar las aguas del río Chagres. Allí, en la tapa, depositará todo el material transportado y el agua del lago formado alimentará con sus aguas el canal en tiempo seco. Así se forma el lago Katún, el más grande lago artificial del Mundo. Para aquella labor Stevens busca en su país las mayores locomotoras de carbón posibles, igual que excavadoras y cargadores de las mayores dimensiones que pudiese encontrar. Así logra superar los escollos de los franceses, que solamente disponían de un equipo relativamente liviano de movimiento de tierra y rocas. 64 Pero su mayor innovación es la propuesta que le hace a Roosvel de cambiar radicalmente el diseño de los dispositivos del Canal. Le propone reducir substancialmente la ciclópea tarea de romper por roca maciza un paso de ochenta y cinco metros de profundidad y quince kilómetros de largo para un canal a nivel. Propone elevar las naves a la altura mayor posible con un sistema de esclusas a ambos costados de la montaña. Si aquello funciona (nadie sabe que así sea a ciencia cierta) la economía es evidente y la viabilidad del proyecto se acerca muchísimo más a lo realizable. Todo se hace según los diseños de Stevens, aunque éste, por razones todavía desconocidas, se retira de la Obra y no está presente en su inauguración. No obstante, tanto John Stevens y William Worgass son considerados en su país como verdaderos héroes nacionales. Stevens, a su muerte en 1916, es sepultado con honores de hombre de Estado (National Geográphic. Documental de televisión). No es de despreciar la actitud decidida de Roosvel para plantear sus objetivos políticos. El está muy enterado del “Gran Juego” como se le dice a la alta política, en el argot diplomático de principios del siglo XX. El pueblo de su país entiende muy someramente su movida, igual que ocurre en los nuestros, cuya vida cotidiana está muy divorciada de las altas actividades del Estado. Más adelante lo entenderá cuando su presidente tenga que mover su potencial naval del Océano Atlántico al Océano Pacífico y viceversa, como consecuencia del estallido de la Segunda Guerra Mundial. De no contar con el Canal, hubiera tenido que perder varios meses para hacer el mismo movimiento, ya por el Cabo de Hornos en Suramérica, o por el Cabo de Buena Esperanza en África del Sur. Es algo que sólo él y algunos de los estrategas políticos de su nación discuten, seguramente, en la intimidad. Es la razón, por la cual, el resultado final, que esta vez es completamente exitoso, está relacionado con la conjugación de un conjunto de cerebros y sus sistemas nerviosos que actúan, verdaderamente, como un equipo. Algo que nosotros no conseguimos hacer razonablemente, ni siquiera hoy en día. 65 La idea de conseguir que miles de millones de cerebros se sintonicen y conecten sus neuronas, sus sistemas nerviosos en una “estructura”, orgánicamente en una verdadera red nerviosa de orden mayor, es una utopía, más no una ilusión, una fantasía. Es simplemente la continuación del proceso de integración de las estructuras inferiores, que en la Naturaleza se vienen dando desde el principio del Universo Nuestro propio cuerpo como el de los otros seres del reino animal podría definirse médicamente como un verdadero sistema nervioso cubierto de carne y, con varios mecanismos destinados a protegerlo, a “procesar” los recursos que toma para su propia manutención, a la eliminación de los residuos y tóxicos que le estorban, y una armazón de huesos, en muchos casos, para sostenerlo. Somos organismos pluricelulares donde la “especialización del trabajo” celular se ha dado sobre la base de opciones infinitesimales, casi nulas, de probabilidades de subsistir integralmente en forma estable. La Naturaleza lo ha logrado parcialmente, puesto que nuestro organismo es “vencido” finalmente por el desgaste de su cuerpo, por el caos, pero a su vez, ha inventado una solución que le permite a las naturalezas vegetal, animal y humana perpetuarse: Sus posibilidades de procreación sexual y asexual, es una cualidad que acompaña a todas las especies vivas. Esa opción infinitesimal, que a decir de Carsten Bresch en su “Vida, un Estadio Intermedio”, que, obviamente, sería de “nula” significación para el matemático, para el científico para el estadístico, para el ingeniero humano modernos, dada la escala de las magnitudes de “significación” que, incluso, éstos manejan en sus labores cotidianas, es muy inferior en valor y pertenece a la misma categoría de la “ley de formación” que ha dado origen a los elementos químicos en el proceso evolutivo de la “materia”, desde el hidrógeno hasta los elementos más pesados de la “tabla periódica de los elementos químicos” desarrollada por Dimitri Ivanovich Mendeleiev (1834-1907), químico ruso de amplio uso en la química contemporánea, a los astros, a su materia constitutiva, al material intergaláctico, a las primeras moléculas 66 simples, a las más pesadas y luego, a la constitución de los seres superiores multi o pluricelulares. En los niveles de las magnitudes colosales de medida del Universo, para las cuales los millones de años vividos por el hombre representan, si acaso, un suspiro infinitesimal, pero para el Espíritu que lo anima, el proceso de la Vida, para hablar sólo de uno de los millones de millones de proceso diferentes que se dan allí, su tiempo de gestación debe representar para El la prudente distancia de tiempo, entre la Idea y la certeza de su realización. ¿Qué significado tienen dentro de esta evolución ciertas aptitudes de la Vida conocidas de tiempo atrás por los biólogos, como el fototropismo de las plantas, fenómenos como el hambre y la capacidad de locomoción de los animales, la ambición, la codicia, el afán de imperio, de seguridad, la inteligencia, la capacidad de reflexión de libertad de independencia de los humanos? Parece, desde este punto de vista, que no quepa ninguna duda: Las especies animales poseen opciones de movimiento que no poseen las plantas. Los humanos tenemos opciones de movimiento que no poseen, por lo que sabemos, otras especies vivas. Y ello significa más posibilidades de vida para nosotros, las posibilidades de dar respuestas diferentes a los retos vitales, de usar recursos que otros seres vivos diferentes de nosotros, no pueden utilizar. Puede significar que el proceso azaroso de desarrollo de esos atributos, “muy largo” no puede acortarse significativamente . Otra ley de esa evolución: Parece ser que no es posible construir las fases más “desarrolladas” de la Vida sin lograr las más simples. Las estructuras más complejas necesitan para constituirse de las más simples. Parece ser que el hidrógeno es el “ladrillo” básico de la materia del Universo, y ya él es un compuesto de dos partículas subatómicas menores, el protón y el electrón. Resumiendo, sin embargo, hay una pregunta que vale la pena que nos hagamos: ¿Si ese proceso evolutivo está afectado, en un momento dado, por la decisión de un sujeto capaz de influir los procesos, y está dispuesto a actuar eficazmente, no cambian sustancialmente las probabilidades de esos sucesos? Supongo que sí. ¿No es ese el resultado de los modernos procedimientos que se orientan a intervenir genéticamente en muchas especies vegetales 67 y animales, tal como se estila hoy, para desarrollar en ellas, entre otras cosas, aptitudes especiales de resistencia contra ciertas enfermedades o aumentar su productividad? Los científicos tienen la idea de que, a unos instantes de “Big Bang”, se habían formado ya grandes masas de hidrógeno a partir de sus partículas atómicas constitutivas, el protón y el electrón. Más adelante, se “condensan” grandes masas de hidrógeno dando origen a la primera generación de estrellas, unos cien millones de años después. Allí se forman poco a poco, bajo las grandes presiones y temperaturas los átomos de los diferentes elementos químicos de la tabla periódica. Hoy se sabe que la partícula subatómica, el mesón mu, es la que evita con su acción atractora, los efectos centrífugos de repulsión electromagnética de los protones del núcleo atómico que tienen carga positiva. Esta partícula hace posible la existencia de todos los elementos diferentes del hidrógeno. En los restos que quedan al final de la vida de aquellos astros primigenios, esos elementos quedan solos y formando ciertas combinaciones en el polvo cósmico residual. Nuevas condensaciones de materia dan origen a sistemas astrales de segunda y quizás, si ha habido tiempo, hasta de tercera generación. En el medio marino terrestre las asociaciones originales precursoras de la vida se dan aleatoria y esporádicamente, logrando resultados de permanencia con una probabilidad ínfima. Algunas moléculas gigantes de aminoácidos se encuentran y se separan sucesivamente. En un momento dado, con la presencia de una molécula muy singular, la separación se da en forma de dos o más moléculas semejantes a la formada por la molécula singular y la otra u otras de los aminoácidos que se encuentran. Esa molécula singular aporta un patrón de asociación molecular, siendo, por así decirlo, una forma rudimentaria del ácido Ribonucleico. Esas asociaciones se perfeccionan, las moléculas se especializan y surgen las primeras células rudimentarias. La búsqueda de los seres superiores por su alimento, por su adaptación al Medio, no tiene otro sentido que obedecer al impulso vital para buscar las “asociaciones” con otras estructuras 68 naturales. No es algo caprichoso. Es uno de los elementos que forman parte de la mecánica del proceso evolutivo general del Universo, una de cuyas consecuencias, al nivel de la especie humana, su corolario, es la industria humana productiva, desarrollada para hacer posible la vida del Hombre sobre la Tierra. ¿Pero qué sentido profundo tiene todo eso? ¿Qué determina la manera de actuar de toda esa mecánica del proceso evolutivo? ¿No es esa manera de actuar la propia de aquel Sujeto bajo cuya “dirección” se da el acto continuo creador, que nuestra absurdamente limitada y plana visión nos impide explicar aceptablemente, desde el punto de vista de nuestras escuelas “creacionista” y “evolucionista”. Vistas las cosas al nivel macroscópico, los inmensos desequilibrios generados por el ser humano en su búsqueda de una vida mejor y más segura, dentro de una situación de creciente sobrepoblación, han determinado condiciones de vida, amenazas, y caminos muy diversos para las distintas estirpes humanas, respecto de la manera de hacer realizable su propósito de supervivencia y procreación. Y en el fondo, hasta hoy, ha carecido de puntos de referencia adecuados y suficientes para entender cuáles pueden ser las industrias más conveniente para su naturaleza y, tal vez las más inconvenientes o que de alguna manera han de reportar perjuicios, más bien que beneficios para quienes pagan su “producto”. En la época prehistórica, hace unos veinte mil años, podría decirse que la población total de Europa no era más que de unas decenas de miles de almas. Tenían pocas opciones que escoger en términos de sus opciones de vida: La caza y la pesca de unas cuantas especies. En un principio mamuts que ya se extinguían, ciervos, jabalíes, bovinos. De esa época data la costumbre ibérica de la lidia de toros. Sus enemigos naturales eran también unos cuantos. El tigre “dientes de sable”, los osos, y los más competitivos con la especie humana, los lobos, con sus costumbres gregarias apuntando a la defensa del Grupo. En la época moderna el número de los individuos, los grupos, ya no siendo grupos familiares extensos, clanes, tribus, sino naciones, estados multinacionales, confederaciones, uniones etc., 69 sociedades de escala, incluso continental, asociaciones comerciales, alianzas militares y otras instituciones cuyas redes organizacionales se extienden alrededor del planeta, han crecido astronómicamente. La población entonces pudo ser de unos pocos millones en todo el mundo y hoy somos seis mil quinientos millones de almas, más o menos. ¿Puede imaginar el lector la diferencia en la complejidad del proceso social, de los conflictos, de los intereses en juego, de las opciones en disputa, de las catástrofes humanas desencadenadas, de las angustias, de las ambiciones en juego, etc. si comparamos, entre la vida humana de entonces y la actual? Pues bien, el desarrollo de la administración científica a partir de los presupuestos más diversos, partiendo de la experiencia de los últimos ciento cincuenta años de vida de las sociedades industriales y de la investigación científica aplicable al tema, en los últimos decenios, permite entender cómo es preciso avanzar, entre otras cosas, en la implementación organizacional para superar el caos presente en muchos lugares de las estructuras sociales. El tema de la conciliación de intereses, de formación de estructuras permanentes (o tan permanentes como sea posible) de intercambio social, entre ellas, de intercambio comercial, son tema actual de la Ingeniería. Entre otras cosas, no es posible calcular la utilidad de las obras de infraestructura que los ingenieros tienen qué construir en medio de la incertidumbre del caos. El costo real de ciertos recursos técnicos como el aseguramiento, para garantizar la subsistencia de empresas e industrias útiles, es incalculable si no hay alguna certidumbre de permanencia para ellas, o no pasa de ser un cálculo teórico, probablemente inaplicable a la Realidad. La simplicidad de la economía primitiva contrasta también con la complejidad de la economía moderna. La diversidad de las fuentes de recursos naturales que abastecen hoy a la intrincada red de abastecimiento de la vida humana en todo el planeta, casi integrada a nivel global, hace que la tarea de abastecer de recursos naturales la industria planetaria sea complejísima y el compromiso de mantenerla bien activa tenga que ser una labor, desde el punto de vista del usuario, casi, de vida o muerte. Quien no logra 70 conectarse carece de los ingresos necesarios, quien no tiene acceso al abastecimiento carece de los medios necesarios para vivir. Dentro de la gran confusión de cosas, que resulta de una gran población humana dividida en multitud de esferas de vida de muchas y muy diferentes magnitudes, y obviamente, con una complejísima consciencia de la Realidad y una complejísima variedad de referencias para interpretarla, de la agresión practicada universalmente en toda la gama de sus formas, del caos generado en el desorden del intercambio social, debería parece extraño que la humanidad se sienta segura obrando independientemente sin entender, cómo su vida depende, como realmente depende, del medio natural en que vive. El hombre moderno se considera, en general, dueño casi completamente de su suerte, emancipado de la Naturaleza y los centros de su organización, en la medida en que ella se dé, concibe, cotidianamente y planea su vida haciendo casi caso omiso de los factores naturales que la afectan. No obstante es innegable que el hábitat, entre otros factores, ha modelado su multifacético carácter históricamente. Las disputas con los vecinos por los recursos naturales han modelado básicamente las actitudes mutuas entre los hombres. El desierto, exige el desarrollo de las aptitudes comerciales, de las habilidades depredadoras para el asalto a las caravanas que lo cruzan, como medios de subsistencia. La existencia de climas benignos para el cultivo, la cría de animales, ha permitido la producción agropecuaria. Las minas de carbón y de acero permitieron el desarrollo de la Industria, a la manera de la Revolución Industrial. Los cambios estacionales han sido el motivo de muchos pueblos para su vida nómada, siguiendo patrones que, como en el continente africano, siguen todas las especies. La costumbre de asaltar a los centros poblados más ricos para apoderarse de sus riquezas y hacer esclava a su población más fuerte y vigorosa, hizo que la guerra se convirtiera en una técnica imprescindible de supervivencia. Alrededor de sus posibilidades 71 se ha desarrollado la ambición de imperio, el poderío de los ejércitos, y el origen, hoy reconocible aunque antes quizás no, de una de las mayores catástrofes que amenazan el horizonte de la vida humana: El desconocimiento irrespetuoso del derecho ajeno, la conspiración, la agresión física, la traición, el crimen, en todas sus modalidades, como industrias humanas, como modos de vida. Ello es posible, dentro del relativismo de la consciencia humana de la Realidad, por la forma como se ha acostumbrado el fuerte a ejercer su poder de imperio, su influencia, su capacidad de convencimiento, sobre los más débiles. Hoy por hoy, y a pesar de todo ello, particularmente en las esferas de vida social más congestionadas y más cosmopolitas, nadie puede decir que es completamente el amo de su propia vida. Si lo es, nunca será por mucho tiempo. Mientras tanto cunden el recelo, la desconfianza, el resentimiento como elementos típicos de la conducta del hombre masificado, como complemento de la alta disposición al fraude, al engaño a la intimidación, al descarado aprovechamiento del ignorante, del niño, del débil, comunes en estos medios sociales, donde es más pobre el patrimonio ético común. . La iniciativa humana respecto de la formación de sus organizaciones sociales, según su instinto gregario, no es caprichosa sino que se basa en la experiencia respecto de las exigencias y los retos de los medio social y natural en que se vive, en los medios de que logra disponer para dar su respuesta. Las distintas culturas históricas surgen sobre la base de un hábitat que ofrece ciertas oportunidades y una naturaleza humana que, con su ingenio, sin muchas complicaciones de tipo social, logra dar respuestas a los diferentes retos que experimenta. La institución familiar extensa conformada por consanguíneos, el clan, la tribu la nación pueden ser ejemplos de vida social estructurada capaz, casi, de dar una respuesta automática a los retos de la Naturaleza Sus líderes están muy cerca de la base de la organización.. Esas sociedades son muy importantes para la seguridad de los hombres cazadores por ejemplo. Ocurre, sin embargo, en nuestro tiempo, en que la “separación” de los seres humanos de la influencia del hábitat, de la reducción de la consciencia de su medio de vida al 72 sólo medio humano, como ocurre en la Ciudad, en el burgo, profundamente influido en el mundo moderno por la cultura de tipo burgués, en general amañada a ciertos intereses particulares, que la conducta humana se vuelve caprichosa frente al condicionamiento del medio natural. Además, por las carencias de tipo ético, la sociedad urbana vive en gran medida en el caos, del cual se libra parcialmente donde la fuerza de las instituciones logra mantener, así sea coercitivamente el orden A la fuerza, cerrándole muchas otras opciones, sometiéndole a la esclavitud, a la servidumbre, a la explotación indiscriminada, una gigantesca población humana destinada a ejercer su genio creador y a terciar a favor de su propia permanencia en condiciones dignas en este hogar planetario, ha sido conducida a un estado lamentable de preparación para afrontar sus propios retos vitales, incluso físicos y mentales, haciendo que su suerte dependa fundamentalmente de otros, de factores externos, lo que genera angustias existenciales profundas e inenarrables, que afectan la salud mental, lo cual hace todavía más crítica su situación de adaptación del ser humano al Medio. De hecho, muy pocos se benefician del trabajo de las mayorías que, se ven limitadas absurdamente al mero rendimiento de su trabajo físico, precisamente siendo la fuerza física del cuerpo humano, la cualidad más alejada de las fortalezas humanas para producir, y sí, tal vez, una de sus mayores debilidades. No es de extrañar, pues, la presencia, particularmente en el seno de nuestras grandes ciudades, de grandes masas humanas pasivas, si no dispuestas a la revolución y la anarquía, incapaces aún del rebusque cotidiano para mejorar su forma de vida, totalmente desorientadas, conformándose con una vida miserable, de indigencia, con ocasionales posibilidades de trabajo remunerado, particularmente trabajo “sucio”, o ahogada su existencia en alcohol, droga y "sacol". Esa experiencia enfrenta al ser humano con la incertidumbre cotidiana de su propio destino, cual pavesa en el torbellino del acontecer social. En cierta forma, en un mundo que se divide cada vez más, que se masifica cada vez más, el problema de sobrevivir se convierte en su consciencia, cada vez 73 más en un problema individual, exclusivamente suyo, aparte, aislado del problema de supervivencia del vecino. Ha dejado de ser un problema de la comunidad, a medida que la violencia y el “progreso”, han destruido, entre nosotros las comunidades tradicionales constituidas y le han empujado, como desplazado, a las grandes ciudades, como ha ocurrido con nuestras comunidades campesinas y las comunidades indígenas. Cada vez más, el salir de ese estado angustioso de caos, que coincide con un sentimiento profundo de soledad, en medio de las multitudes “indiferentes”, se convierte en una necesidad más apremiante, cada vez más vivida, más sentida por el Hombre. Hasta ahora, entre nosotros, en el medio urbano, por ejemplo, el orden es muy pocas veces suyo. Ha sido mucho más extraño y exterior a él. El invertir este proceso deprimente, que observamos cotidianamente a nuestro rededor y que tarde o temprano terminará condicionando fatalmente nuestra propia vida, va a ser una necesidad urgente. De no salir del caos, la humanidad entera está amenazada de caer en un proceso progresivo de involución, sin retorno, o en el salvaje enfrentamiento mutuo por los medios más simples de vida, en los que la marca de la violencia hará imposible la vida civilizada. Ya se están visualizando los grandes conflictos que empiezan a manifestarse en este principio del siglo XXI por el agua, elemento absolutamente indispensable para la vida. La importancia asumida, en todo el mundo, por el comercio de estupefacientes, fundamentalmente substancias tóxicas que tienen un efecto adictivo, y que afectan gravemente la estructura cerebral y el ejercicio de su actividad, no pueden menos que alertarnos y hacernos reflexionar muy seriamente en las consecuencias. A muchos puede parecerles exagerado, pero ese es un grave problema que les tocará enfrentar, en la práctica, a los ingenieros, entre otros, porque la respuesta de una humanidad a sus necesidades fundamentales, particularmente si se encuentra enferma y desvalida, enferma, va a ser absolutamente inadecuada para la superación de sus conflictos. Si acaso, puede ser que el ser humano termino medio de hoy, apenas podrá aspirar mañana, que muchos de sus hijos puedan 74 aspirar a una forma de vida animal, mientras logren acopiar fuerzas materiales suficientes para mantenerla. ¿Qué significado tiene para los nuevos aspirantes al Poder, el sentirse soberanos de hordas de animales posthomínidos, dedicados a la más salvaje disputa por lo poco que quede para sobrevivir? ¿Les será posible a aquellos “privilegiados” el disfrute tranquilo de su riqueza? ¿Podrán soñar, al menos, con una vida superior para sí? La experiencia que nos enseñan los grandes “capos” de la “Mafia” (según son denominadas las organizaciones pandilleras de las familias sicilianas dedicadas a los negocios ilegales, una de las cuales es la “Cosa Nostra”) es elocuente: Pocas veces llegan, incluso, a la edad madura. En nuestros barrios populares los jóvenes, sabedores de esa realidad, buscan compensar su corta vida con el desarrollo de una “intensa” existencia. Esos mismos grupos se dedican esporádicamente a la “limpieza de los barrios” de indeseables. El sórdido mundo descubierto al planeta entero por el productor colombiano de la cinta “La vendedora de rosas” le da al público una buena ilustración de lo que allí ocurre. En otras palabras, en un mundo donde el pensamiento científico se ha ganado un buen puesto en su liderazgo, la indiferencia de los que tienen el conocimiento y la sabiduría necesarios para una solución, puede propiciar el establecimiento de estructuras sociales frágiles, de “totalidades” inestables o no sostenibles, capaces de generar mucho daño, mucho sufrimiento, mucha explotación al ser humano. ¿Acaso eso es lo que queremos? ¡Yo creo estar seguro de que no! Esta experiencia, es posible que nos esté anunciando una suerte diferente a la que la Ciencia está en capacidad de anticiparnos, cuando habla de un mundo acosado por necesidades insatisfechas y con unos límites finitos en su capacidad de sustentación de vida, algunos de los cuales estamos desbordando peligrosamente produciendo, como consecuencia, cambios físicos, como el del clima, que puede generar grandes crisis en la vida humana en el globo entero y cuyo cuidado depende de un ordenado uso de los recursos naturales y de su explotación. 75 No es fácil pensar que la reducción substancial del nivel de vida de, cada vez más seres humanos, sea el factor que “compense” el aumento de la demanda total de aquellos recursos que se da al nivel global, sin más. Ello no sólo sería injusto sino impráctico. Nadie que tenga responsabilidad va a aceptar de buena gana su sacrificio, la extinción de su estirpe, de su nación, sin luchar por los medios de vida que necesita para salvarlos, si no les son reconocidos. Además, es algo que merece una consideración: El poderío militar y económico de quienes esperan poseerlos en suficiente profusión como para inclinar las la balanza de las oportunidades de vida a su favor, ya no son una amenaza, si es que no ha desaparecido por completo su sentido disuasivo. En el futuro la amenaza global de las armas absolutas hace imposible su uso, lo mismo que el uso eficiente de fuerzas militares masivas para asegurar el dominio político de pueblos desobedientes. Los estrategas militares conocen las consecuencias, a largo plazo, de las brutalidades que pueden cometerse contra la población civil. Ya no es posible el exterminio de pueblos enteros que se daba en la antigüedad con plena impunidad. Tampoco parece muy factible la aparición de hombres como Hitler y Stalin, con genios capaces de prácticas atroces masivas contra sus enemigos llevadas a cabo impunemente, para imponer sus designios. Mientras tanto, crece el uso exitoso de “modelos” de resistencia no convencional, algunos de los cuales se aproximan a las fronteras del llamado “terrorismo”, que permiten, de hecho, el manejo de alguna independencia de acción política en ciertos sitios, principalmente marginales, y de permanencia allí de las actitudes de rebeldía. No solo eso. El poderío alcanzado por las grandes redes internacionales de tráfico clandestino de armas, de drogas, de sexo, por no mencionar sino unas cuantas de sus líneas de comercio, dan una lección de la eficacia del principio de “solidaridad”, así sea demoniacamente utilizado y tal vez bajo un sistema de represión mortal, como lo demuestran los saldos de muertos que resultan por las “vendettas” entre bandas criminales en nuestro Medio. Esas actividades se nutren, a menudo, por el 76 encubrimiento de ciertos intereses anónimos puntuales e imprevisivos que obedecen a su chantaje, al ser incapaces de correr el riesgo de ser víctimas potenciales si no acceden a las demandas forzosas de sus servicios, como entidades financieras dispuestas al “lavado” de sus activos, lo cual representa un apoyo estratégico invaluable, para aquellos que necesitan, como es el caso de la subversión en Colombia, no sólo política sino criminal y económica, disfrutar, para sus fines de la prosperidad económica que les proporcionan los negocios de coca y heroína. Ello nos da una idea de cómo la corrupción, en una civilización carente de un espíritu de fondo, que la anime, se ha prestado para la corrupción, a niveles inimaginados y permite el torpedeo de toda acción que se oponga a los intereses que predominan estratégicamente en cierto lugar y en cierto momento. Ese es un escollo al que se enfrenta el ingeniero. Es un escollo superable, solamente si grandes sectores de la humanidad, si no la humanidad entera, logran cerrar filas alrededor de un espíritu que la anime, sin equívocos, así como ocurre en la parte del mundo occidental en que las doctrinas y la ética propias del cristianismo han logrado mantener su fuerte arraigo popular. Habíamos visto atrás que la Ciencia ha descubierto, para nuestro conocimiento, que vivimos en un Universo en evolución, sin que nosotros podamos interferir ese proceso decisivamente ni siquiera remotamente. Si acaso logramos, por razón del desorden inconmensurable del mundo moderno en que vivimos, de la anarquía, de nuestra inconsciencia y dado el incremento de nuestra capacidad de destructiva, hacer cada vez más difícil nuestra propia vida en el pequeño rincón del Universo que es nuestro hogar planetario. En otras palabras, viviendo en un hogar de proporciones físicas insignificantes como es nuestro planeta frente a las dimensiones colosales de nuestro entorno, el sistema solar nuestro, nuestra galaxia la Vía Láctea, que puede contener cien mil millones de estrellas, probablemente con muchos sistemas solares homólogos al nuestro, nuestra Supergalaxia Local, un pequeño cúmulo de 77 unas treinta galaxias semejantes a la nuestra, en una región de unos tres a cuatro millones de años luz de ancho, por hablar solamente de nuestra vecindad universal, la arrogancia y autosuficiencia del hombre moderno produciría hilaridad, si no es por la tragedia que podemos producir entre nosotros mismos. Para los científicos actuales que reconocen su fe religiosa, parece absurdo que los hombres nos atrevamos a mirar casi desafiantes, a ese magno Espíritu que mueve los hilos de aquel inconmensurable e incomprensible mundo, en que, estamos situados, y que va definiendo, según nuestro comportamiento, los signos, los perfiles del abismo en que podemos “caer”, lo que puede ser nuestra perdición, si no estamos dispuestos a hacer lo necesario, tal vez rectificar radicalmente nuestros propósitos de vida, para evitarlo. Muchos científicos agnósticos opinan la urgencia de ese cambio de actitud también. No hay que hablar de la supuesta “ira de Dios” como en algunos medios religiosos ortodoxos suele abordarse el tema. Tampoco de un supuesto “castigo eterno”. Solamente hay que hacerlo de un proceso inexorable cuya dinámica se desencadena hace unos trece mil millones de años en el Big Bang, un proceso cuyo conocimiento ocupa un lugar central, entre los intereses de la Ciencia de hoy día, ya que nos permitirá descifrar, entre otras cosas, cuál es la opción real de nuestro ideal de libertad de acción, de autodeterminación, en un mundo que cada vez nos muestra con mas claridad los límites de su capacidad de soporte, de sustentación de la Vida, en general, de la vida humana, en particular. Nuestra conducta ética deberá blindarnos contra riesgos reales de supervivencia, porque el medio natural tiene su manera peculiar de regalarnos los medios de vida que necesitamos para vivir y la hospitalidad que nos ofrece para que nosotros construyamos un hogar acogedor. Es más sensato, más práctico para el ser humano, pensar en entender, lo mejor que pueda, lo que ocurre allí donde vivimos y tenemos que compartir nuestro espacio vital con otros para hacer esfuerzos sinceros en nuestros planes de adaptación a nuestro 78 medio planetario, más bien que seguir consintiendo en el caos, en la lucha intestina por apoderarse cada cual de lo que le sea posible con la intención de disfrutarlo solo, aparentemente para su bien. Ella parece que sea una alternativa de gran interés para la conservación de la Especie. Dentro de toda esa situación hay, sin embargo, un aspecto que debería ser centro de nuestras inquietudes: Nuestro planeta es un medio “fértil”, para la Vida, sí. Pero ella no encierra, en sí misma, los medios que el mundo vivo necesita para mantenerse, menos los necesarios para reproducirse y crecer. El ser Humano, por lo tanto, no es autosuficiente como cree erróneamente hoy que es. Necesita, no sólo de la Naturaleza y su precisa situación de la Tierra, su hogar, dentro del Sistema Solar, sino de la colaboración de los miembros de su especie y de las otras especies, en su conjunto, para conseguirlo. La energía necesaria, “materia prima” que es de todo proceso vital, proviene de la interferencia que la Tierra logra en medio del campo intenso de radiación solar, por la cercanía que tenemos a nuestro astro rey, de la cual una parte infinitesimal es capturada por nuestro planeta y debe ser el “combustible” que mueva el “motor” de su transformación en recursos útiles para todos los hombres. Equívocamente, ha sido condicionada la mente humana del mundo moderno para ambicionar riqueza y sentirse segura cuando dispone de grandes caudales de dinero o gran fortuna expresada y transformable en sus términos. Mas, ¿qué valdría éste si no hay nada que con él se pueda comprar? Ese concepto de la riqueza es un paradigma que tiene que ser superado. La verdadera riqueza es la energía, parte de la que ha llegado a nuestro planeta y que se ha “condensado” en recursos no renovables como el carbón y el petróleo. El carbón, el petróleo y los demás llamados “combustibles “fósiles”, signos de riqueza más importantes que el mismo oro, no son otra cosa, por lo que hoy se sabe, que la concreción de energías solares utilizadas, en el pasado por la Naturaleza para transformar, por medio de la fotosíntesis, grandes recursos minerales en biomasa que quedó sepultada, descomponiéndose en ambientes exentos de oxígeno, en carbón e hidrocarburos dispuestos para la combustión. 79 Por ello hacemos una invitación a reflexionar sobre este asunto. Esta es una invitación, incluso a los hombres codiciosos, para que orienten su atención, entonces, en otra dirección. El orden y las grandes organizaciones humanas son un recurso importante hoy, según lo sabemos, para salir de la incertidumbre del caos, y para alcanzar y conducir a todos los lugares donde son necesarios, efectivamente, esos recursos energéticos para sobrevivir y reproducirnos. Si miramos hacia la Naturaleza podemos ver que nos ofrece grandes retos pero nos da también los medios. La necesidad de leer la Realidad objetivamente y poner en juego el ingenio humano para adaptarse a su medio natural cambiante, es evidente. En esos términos, el recurso humano, es de indiscutible valor para las naciones, para la humanidad como un todo, máximo que la economía humana, en su complejidad, exige su presencia en un sinnúmero de hábitats diferentes, algunos de ellos en extremo difíciles. Esto significa que la especie humana debe considerar la urgencia de emplearse a fondo, plenamente, en su objetivo. Ello significa, no solo con un aporte laboral de su fuerza física, sino espiritual. Precisamente no es la fuerza física una de las fortalezas de nuestra especie; sí, quizás, una de sus mayores debilidades si comparamos nuestra fuerza física corporal con las de las demás especies. Y no es razonable ni justo que, con los procedimientos que han “inventado” los economistas y políticos modernos para la especialización social del trabajo, al nivel interno en las naciones y al nivel internacional, esperemos que grandes sectores de la población humana tengan que depender de su “fuerza bruta”, un factor productivo tan desfavorable, para mantener un nivel de vida digno, y, además, hacerlo con plena resignación. No hay, para el efecto, estirpes raciales etnias más aptas y capaces, como en alguna época llegaron algunos a pensar. La variedad biológica y cultural es un patrimonio humano indiscutible y presenta un rango mucho más amplio de adaptaciones al medio complejo en que vivimos, algo que la biología moderna, en una de sus ramas, la biología molecular, apenas empieza a dilucidar. 80 Plantearnos el desafío como lo venimos haciendo, podría parecer bastante pesimista, podría ser de difícil respuesta. Pareciera como si los humanos estuviéramos, por inquietos y creativos que seamos, prácticamente indefensos, sometidos a un orden incuestionable. Casi pareciera que, hagamos lo que hagamos, nuestro destino será el mismo. En realidad no es así. Desde el tiempo en que se conoce algún testimonio de la existencia del ser humano en el Planeta hasta hoy, nuestro sistema solar, con su corte de planetas, apenas ha completado, con el conjunto de soles del brazo Orión, de nuestra galaxia al cual pertenece el nuestro, 1/10 de su órbita alrededor del centro de la galaxia. Nuestro sol tiene combustible de hidrógeno suficiente para fusionar en helio por lo menos por 6.000 millones de años más sin que se produzcan cambios significativos en su comportamiento. Sin embargo, el conocimiento de la realidad, por venir, además de las características superficiales, materiales, su sentido, su fondo, que muchos prefieren hoy día, no considerar, es algo inmediatamente relacionado con el Espíritu que mueve al Universo, en su evolución temporal. Nuestro más inmediato testimonio de esa realidad, nuestra propia experiencia, puede darnos, desde el punto de vista científico no pocas y contundentes sorpresas. En un mundo humano, incipiente todavía, descubrimos la reflexión como un atributo, una posibilidad de premeditar los movimientos de la Especie, hacia una realidad particular, deseada, que está involucrada en toda la Realidad en general, pero al ser humano se le muestra de manera singular, por razón de los medios de que dispone para percibirla, de sus actitudes hacia ella, de su modo singular de interpretar sus experiencias. La consciencia humana, pues, en ese sentido, es política y su respuesta a los retos del Universo, puesto que su consciencia reflexiva lo hace libre, es absolutamente de su propia responsabilidad. La construcción de un mundo humano ágil y adaptable al medio y los recursos que éste le ofrece, es la primera de sus responsabilidades inmediatas. El conocimiento del Universo material, como parte constitutiva de la realidad en que vive lo ubica, le pone los pies en el suelo. Es más: Esa 81 construcción, para ser factible, tiene que contar, fundamentalmente, con la preexistencia de las estructuras básicas de la materia que la Naturaleza, obviamente, sin la intervención consciente de ser humano alguno, ha puesto a su disposición, lógicamente, luego de trece mil quinientos millones de años de evolución, estructuras fundamentales que, por medio de la observación científica sistemática ya empieza a conocer. En el Universo en que vivimos, no solo son importantes las realidades de dimensiones colosales. Un capítulo decisivo del conocimiento científico se refiere a las cosas pequeñas de nuestra realidad física. Sin ellas, quizás, sería imposible explicar las grandes. Sin la existencia de los átomos de hidrógeno, por no mencionar lo que ocurre con sus partes constitutivas, sería imposible contar con la energía solar que nos ayuda a sostener la vida. De allí la importancia de las cosas pequeñas, en términos de la vida humana. De la misma manera que sin la existencia de partículas subatómicas estables como el mesón-mu sería inconcebible la existencia de los otros elementos químicos diferentes del hidrógeno, sin el hidrógeno como elemento como punto de partida estable, serían inconcebibles el oxígeno, el helio, el calcio, el hierro, el cobre, el acero, el aluminio, el oro, el torio y demás elementos de la Tabla Periódica, de esa manera sería inconcebible una célula viva sin tener previamente ciertas moléculas complejas como la celulosa, las proteínas, los hidratos de carbono. Para tener una obra maestra de la arquitectura como el Taj Mahal, es necesario tener los ladrillos, la argamasa y todos los demás materiales adecuados para su construcción. Para tener una estructura social sana y competente, es preciso tener primero hombres saludables, bien dispuestos para ella y movidos por un espíritu de unidad. Para tener una consciencia humana madura, una personalidad desarrollada, es necesario tener un cuerpo y un alma sanos, adaptados al Medio, experiencias constructivas, estimulantes. Mas, ¿qué ocurre si las neuronas de nuestro cerebro están cargadas de sentimientos de desadaptación, 82 de impotencia, de frustración, de experiencias que causan miedo, de descalificación constante, de represión, de sentimientos de vivir en un medio definitivamente hostil, si sentimos que la relación social en que nos apoyábamos se ha transformado en una relación de explotación de nosotros, si el cuadro administrativo de ella se ha transformado en un medio tiránico y no de servicio? Se dispararán seguramente los mecanismos orgánicos de defensa y la lucha por la supervivencia adquirirá ribetes dramáticos. Surgirán el desorden, el caos a escalas inconcebibles como ocurrió a finales del siglo XVIII con la Revolución Francesa. Los cerebros funcionan como condensadores que se cargan poco a poco de energía positiva o negativa y sentimos el impulso a la acción entusiasta o angustiosa pero si nada ocurre, finalmente llegan a su punto de saturación puede venir su descarga arrolladora, irracional, destructiva. La Naturaleza ha dotado a los organismos de sus propios mecanismos de defensa y estos actúan en la procura de su seguridad y permanencia. Si un orden superior no puede sostenerse, se liquida éste quedando sólo las estructuras de orden inferior, cuando sobreviene la muerte. Para prevenirla, vienen, entonces, al nivel ya de la especie humana, como un todo, ya de las parcialidades en que ésta se subdivide, ya de los individuos, actitudes de defensa como el miedo, que invita a huir, a esconderse, el odio, el deseo desenfrenado de venganza, que invitan a agredir y, si es posible, destruir frontalmente, como si se tratara de una verdadera descarga eléctrica. Esa es la violencia demencial que conocemos en nuestro país. Ese es el famoso terrorismo que conmueve al mundo con la explosión de sus “carros bombas”. Esa es la reacción de los sicópatas capaces de cometer las peores aberraciones. Ese es el origen de muchas de nuestras patologías mentales, como es el caso de las distintas neurosis y muchas otras enfermedades mentales que agobian el mundo de los humanos y anuncian las amenazas que se ciernen para él en el Porvenir. Una institución relativamente moderna de origen cristiano muy controvertida, por cierto, por su rigidez y fundamentalismo, afinca su trabajo apostólico en el valor de las cosas pequeñas. Ellos 83 saben que las cosas mayores se construyen a partir de las cosas pequeñas. Para ellos, todos los seres humanos son importantes, desde el más “alto” hasta el más “pequeño”. Insisten, hasta el heroísmo en que cada cual debe hacer, hasta las cosas pequeñas, bien. Para ellos el espíritu humano se prepara para las grandes acciones cuando ha aprendido a valorar la importancia de las pequeñas. El pensar en las cosas pequeñas nos lleva a mirar a todos los seres humanos incluso aquellos que realizan las tareas más “humildes”. Todos son importantes para Dios. Igual que sin ladrillos no hay arquitectura posible, sin tareas pequeñas no hay grandes acciones y realizaciones, que de ellas, precisamente se componen. Se trata del Opus Dei, fundada por José María Escrivá de Balaguer (1902-1975) en 1928. Son las cosas pequeñas que en la sociedad moderna, en virtud de la ética utilitarista que la anima, que sólo se preocupa del lucro, se dejan a la suerte del azar, sin mirar el perjuicio humano que tienen quienes despojados de sus medios de vida, desarraigados de sus comunidades destruidas, se ven sometidos a una masificación ignominiosa, destructiva de la personalidad, reducidos a la indigencia, desechados por su “inutilidad” en un medio impersonal, inconsecuente consigo mismo, como es el de las grandes ciudades, igual que era antes el de los puertos y los centros de intercambio comercial. Ese es un medio impersonal urbano, que crece desmesuradamente en nuestro tiempo en un mundo que crece en habitantes constantemente después de las hambrunas de la época preindustrial, a costa, quizás, de las sociedades humanas campesinas, pero también del deterioro social provocado por el desorden social, la persecución política, y la angustia consecuente. Es un medio impersonal en manos, por más de doscientos años, de quienes buscando grandes espacios para sus imperios económicos, en imitación de los logros de los grandes poderes antiguos en las guerras de conquista, han querido impulsar la industria masiva, con amplios y uniformes mercados de consumo, fundados en la experiencia de las movilizaciones masivas para la Guerra, como de personal, de recursos económicos, de material de guerra, de uniformes, de alimentos, de elementos de intendencia en general, en la experiencia de manejo 84 de grandes contingentes humanos, apoyados, en la organización burocrática que se inspira en las grandes organizaciones jerárquicas de tipo militar. El mayor experimento del modelo burgués desarrollado como capitalismo de Estado a gran escala, en la U.R.R.S. luego de la Revolución Rusa de 1917, sobre los presupuestos técnicos más avanzados de su época, colapsa estrepitosamente en 70 años. Max Weber (1864-1920) sociólogo liberal alemán, considera en su época que la organización burocrática es el más refinado y definitivo instrumento de manejo organizacional inventado por el Hombre y a su análisis dedica mucha parte de su obra. Hoy, luego de tamaña experiencia, y de observar los estragos que ha generado en el mundo entero su corrupción, no puede uno más que sentirse escéptico frente a él y tomar en serio las críticas y los esfuerzos invertidos en las reformas organizacionales que han tenido que hacerse, aún a nivel empresarial productivo para evitar mayores catástrofes económicas. Sin embargo, los resultados logrados por la organización burocrática del Estado Alemán referente a la asimilación de la Alemania Oriental, en el conocido proceso de reunificación de la nación alemana, dividida como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, sueño de los alemanes cumplido con la caída del muro de Berlín en 1990, muestra la fortaleza de un sistema organizacional manejado, dentro de ciertas rigurosas condiciones, para ser un instrumento eficaz de manejo. Como consecuencia del famoso “Plan Marshall” destinado a revivir a la industria europea de los nefastos efectos de la Guerra (1939-1945) cuyos efectos benéficos se notan económicamente en las décadas del sesenta y el setenta con el surgimiento de “sendos milagros económicos”, como el milagro alemán que da origen a prósperas grandes empresas productivas privadas, se da un tremendo impulso al modelo burocrático del Estado en el mundo entero, particularmente en los estados de América Latina, que entonces toman como modelo al único conjunto de naciones 85 capaz de responder al reto de la hegemonía norteamericana, y que muestra una imagen de solidez a toda prueba de la burocracia aplicada a un modelo del Estado socialista: La U.R.R.S. Sin considerar la preparación necesaria, o quizás, contando con un recurso humano capacitado, apenas, técnicamente para el efecto, en busca de un éxito político y electoral asegurados, o para apaciguar la presión popular generada por los movimientos políticos socialistas del planeta destinados a tomarse el Poder, naciones como Colombia se precipitan, entonces, a desarrollar un amplio programa de seguridad social, en remedo del modelo de Estado socialista, con el fin de contener la revolución y “distribuir” el ingreso, luego de “castigar” a los más ricos y “exitosos” con un plan impositivo “ejemplar”. Como consecuencia de todo ello, aparecen fenómenos inesperados: Crece la corrupción, crece el deterioro general, la miseria, la rebelión popular, crece el Estado y su fuerza “pública”. En la década de los noventa es evidente en todas las naciones Europeas la quiebra de las finanzas del Estado. La amenaza final es la caída vertical del nivel de vida los menos fuertes y menos bien ubicados socialmente .En Colombia la población, acicateada por los grandes empresarios del crimen y de los movimientos clandestinos dedicados a la sedición o a la explotación comercial de los miserables, han optado por enriquecerse de otra manera, han cedido a su seducción. Alternando la seducción de la riqueza fácil con la más atroz y arbitraria de las represiones físicas, todo al amparo del mayor de los sigilos, del total anonimato, al margen de la vida institucional de la Nación, dedicada a la economía “informal”. La clase “pudiente” que no llega hoy al 4% de la población total, aislada o eludiendo los efectos de la depresión general, de los embates intimidatorios del crimen político y el crimen común, sigue soñando con un rosado futuro, vive, la generalidad de las veces, de la renta de las pocas empresas que han logrado sobrevivir a la competencia extranjera, después de la “apertura económica” de 1994, o vive de los salarios que ellas o el Estado, a través de sus innumerables instituciones oficiales pagan. 86 En mi primer viaje a Europa en 1994, tuve inmensas expectativas en las diferentes manifestaciones de la Vida que habría de encontrar, aún más allá de las grandes diferencias nacionales que ya conocía, proveniente de toda la información disponible. Sin embargo, algo que nadie mencionó nunca y que me sorprendió, grande y muy gratamente, fue ver sus campos salpicados de hermosas aldeas, con los predios cultivados separados con mojones en vez de cercas de alambre de púas, las viviendas sin esos enmallados altísimos que rodean las nuestras en “campo abierto”. ¡Hasta dónde llega nuestra paranoia! Pensé para mis adentros y así pensé por mucho tiempo. Sin embargo, reflexionando sobre el asunto, he logrado entender, cuánto tienen que invertir en su seguridad los habitantes de los barrios ricos para <aislarse> del caos que reina fuera de su casa. ¡No es pues paranoia!, es parte de una respuesta discriminatoria, rabiosamente individualista, que busca, en su esfuerzo, eludir los efectos del caos que reina a su rededor en su propia vida. En los años inmediatamente anteriores al del régimen del presidente que asumió el mando el 7 de agosto del 2002, las grandes ciudades colombianas estaban cercadas prácticamente por las fuerzas insurgentes y era muy difícil circular por las carreteras de Colombia. Desde hace años, toda unidad residencial de altos y medios estratos sociales, se planifica como <unidad cerrada>. A pesar de que pueda ser mirada la Realidad así, parece más sensato, más responsable, más procedente, que eludir el reto, que mantener el silencio cómplice, que persistir en la indiferencia asumiendo que el asunto “no nos concierne”, que busquemos la forma de que la consciencia que hemos logrado los mayores, a través de la observación de los acontecimientos, trascienda a las generaciones jóvenes, a sus científicos, a sus técnicos, a sus estadistas, a sus humanistas, sabedores de la seria responsabilidad que les corresponderá. El salir del caos, el volver al cauce de la vida civilizada le va a costar un alto precio a la sociedad colombiana, muy en particular, y a la humanidad entera, si permiten que éste se generalice sin luchar para contenerlo. Es preciso producir un giro de 180 grados, un cambio fundamental 87 en la forma humana de actuar, en general. Pero ello compromete primero a los hombres cultos, a quienes tienen en sus manos la dirección de las diferentes disciplinas humanas, particularmente a las científicas, a los ingenieros, a los empresarios que producen y dan trabajo, y a los estadistas. Los ingenieros, sin saberlo, han contribuido al caos con motivo del desarrollo de todos los medios de comunicación, incluida la informática. Desde hace unos cincuenta años en que empezó a construirse, en forma, nuestra red carretera, se oía a los curas párrocos de los pueblos renegar contra dichos proyectos, porque estaban destinados a romper el virginal aislamiento de aquellas comunidades campesinas, para que entrara el “progreso” y con él, <el mismo demonio>. Siempre, entre nosotros, esa afirmación produce hilaridad. Sin embargo pocos se detienen a reflexionar en el asunto. ¿Tiene o no tiene esa expresión ingenua algo de verdad? ¡Quizás toda la verdad! ¡Cuánto esfuerzo invierten nuestros propietarios acomodados en su seguridad! ¡Cuánta exigencia tienen que esgrimir para con sus fuentes de ingreso para llegar a financiarla! ¡Y ello no es un lujo! Sin embargo, han tenido que pagar un alto precio en términos de secuestros, chantaje, extorsión y mil problemas más. Esto hace que su economía se sitúe poco a poco en la posición de insolvencia y sea cada vez más incompetente y antieconómica. No obstante todo eso, puede decirse que esa batalla, manejada así, está perdida. .Los medios de comunicación, y entre éstos, los dedicados al “entretenimiento” y, por qué no decirlo, a la formación de la consciencia de los niños y jóvenes, por la atracción que sus espectáculos les representan, como el Cine y la Televisión, manejan negocios millonarios y adolecen de la urgente responsabilidad de la que tanto urge disponer para “enderezar el barco” de la civilización actual. Si hablamos de la informática, ni qué decir de la oferta de servicios por Internet, para darse cuenta la clase de tronera directa hacia el corazón de las familias, que ha sido abierta, por la introducción de la televisión y la informática 88 al seno del Hogar, interfiriendo, por completo la labor educativa de los hijos. El fuero interno familiar, la privacidad hogareña han sido violados por entidades extrañas interesadas en conquistar “mercados” y ganar dinero con ese público. Por ahí derecho tienen a su disposición el público más indefenso, al hacer pedazos la coraza de la protección familiar, habiendo logrado llevar hasta allí los conflictos de intereses que están haciendo añicos la autoridad paterna. Hoy papá y mamá tienen qué trabajar. Ni siquiera la mujer, en bien de sus propios hijos, reconoce el valor trascendental de su presencia en la casa. El incentivo económico y el de su realización personal, por fuera de su función de la maternidad, hacen que su decisión se incline fácilmente. Mientras la pareja trabaja, en su casa la criada es la compañía de los hijos una persona impreparada y de bajo perfil para emprender la labor de criar a los niños con plena responsabilidad pero a un bajo precio. La educación formal la desempeñan instituciones educativas oficiales y privadas, “profesionales”, inicialmente por delegación de los padres, pero finalmente se les salió de las manos, siendo infiltradas masivamente por elementos del magisterio interesados en algo más que formar niños, desde mucho tiempo atrás, entre otras cosas, dedicados furtivamente al plan de preparar el camino de la revolución socialista, afectando la manera de pensar de los niños, como se hacía en los años sesenta y setenta del siglo pasado tal como lo disponía la dirigencia de los movimientos subversivos de entonces. Tocando otro aspecto del tema, veamos cómo ha sido “torcida”, la aplicación de las artes musicales, por ejemplo, en la industria del entretenimiento, cómo se ha puesto la inocente actividad artística musical al servicio de la disolución social, de la manipulación masiva de una de las poblaciones más expuestas y vulnerables y de la que depende mayormente el futuro de la humanidad: La juventud. ¡Y aquello no se hubiera dado sin los sofisticados medios de comunicación de hoy día! 89 “Muchas personas piensan que la música rock no pasa de ser un ritmo estridente con cantantes y conjuntos llenos de extravagancia, muy propicio para el consumo de marihuana, y drogas, pero nunca se imaginan la trascendencia de sus objetivos, que son explicados en un estudio serio de P. Regimbal, especialista en siquiatría criminal, titulado “El Rock”n”Roll viola la consciencia mediante mensajes subliminales”. Tal afirmación aparece en la publicación de una columna llamada “Coloquios de J.M.” en El Colombiano, diario de Medellín, el día 24 de octubre de 1987. El autor de dicha columna en la siguiente publicación, presenta aspectos de la historia del rock publicados por Régimbal: “En 1951 un joven cantante norteamericano que se hacía llamar Little Richard adoptó en sus canciones un ritmo de danza, el “beat”, que consiste en una repetición incesante de pulsaciones regulares combinadas con unos ritmos acompasados, sustentada por la batería y reproducida por la guitarra baja. El “beat” es algo que vino a caracterizar la música rock. El “disc-jockey” Alan Fredd, de Cleveland, fue quien inventó el término Rock “n”Roll-que significa fornicación- para denominar el nuevo tipo de música.” “Pero quien desencadenó una verdadera revolución con el rock en 1954 fue Elvis Presley, un joven cantante y guitarrista, quien se convirtió en el “Rey del Rock”n”Roll” y transformó los hábitos de vida de la juventud norteamericana desde el vestido, las melenas, y la liberación sexual, hasta la oposición sistemática a toda autoridad representada por padres, educadores y gobernantes. Esta fue la primera etapa llamada “Soft rock” (“Rock suave”.)” “Vino luego el “Hard Rock” (“Rock Duro”) con Peter Townshed, Alice Cooper, los grupos Cream y The Mods, que se caracteriza .por la violencia del ritmo, la intensidad del volumen –20 decibeles por encima de la tolerancia del oído humano- y el desencadenamiento de las percusiones. El “beat” está concebido para exasperar los instintos sexuales, logrado luego de investigar en el vudú.” 90 Con los Beattles, los Rolling Stone y The Who aparece un nuevo elemento, el “Acid Rock” (“acid” es sinónimo de droga) en el cual el “beat” excita el sistema nervioso y el cerebro, impulsando al consumo de drogas alucinógenas, que la juventud ya conocía por la promoción del Dr. Timothy Leary hizo con el LSD entre los universitarios de Estados Unidos. Los Beattles con “Yellow Submarine” (la alucinación sicodélica), los Rolling Stone con “Brown sugar” (heroína con estricnina y cafeína), “Sister morphime et cousin cocaín PD” (jeringa hipodérmica), hacen en estas canciones la apología de la drogadicción.” “Pero aún viene más: el rock que va del misticismo oriental al ocultismo –ciencia esotérica basada en la magia y la astrologíahasta llegar al culto satánico. Esta etapa es inaugurada por los Beattles a principios de la década de los 60, cuando lanzan “Devil”s White album” es el que por primera vez introduce mensajes subliminales.” “Por último, en los años 80 llegan los grupos “Punk”. En Inglaterra este término significa prostituido y en Estados Unidos quiere decir podredumbre. En esta etapa el “beat” está concebido para exasperar los instintos de violencia que conducen a la revuelta, los asesinatos y el suicidio. Los grupos mas famosos son K.I.S.S., Sex pistol, Eddi E the hot rock; el mayor logro del “Punk” en la experiencia humana es poder ensangrentar a los compañeros por medio de cuchillas de afeitar y con brazaletes erizados de clavos y punzones” (Coloquios de J: M:”La verdadera historia del rock”. El Colombiano de Medellín 24 de octubre de l987).” “El grupo K.I.S.S. (cuyo nombre proviene de las iniciales de las palabras King In Satan Service, que en el lenguaje de hechicería quiere decir Sacerdotes para el Culto de Satanás) en su canción “The god thunder” dicen: “Yo fui educado por un demonio/preparado para reinar como el único/soy el señor del desierto/un moderno hombre de hierro”. 91 El grupo Hard Rock AC-DC (Acanti-Chrit, Dcá Death to ch., o sea Anticristo, Muerte a Cristo) hace una exaltación de Satanás en “Hell”s bells”: “Retumba mi trueno/ precipitando copiosa lluvia./ Quiero venir como un huracán/ mis rayos luminosos cruzan el cielo./Tú eres un joven/ pero tú vas a morir./No tomaré ningún prisionero/ tengo mis campanas/ y te llevaré al infierno./¡Yo te poseeré!/ ¡Satán te poseerá!/ ¡campanas del infierno, sí!/campanas del infierno”. “El grupo Slayer (significa asesino) dice en su canción “Hell”s awaits (Espera en el infierno): Las puertas del infierno reconocerán tu visita / no hay que pagar, sólo sígueme. / Puedes tomar tu perdido espíritu de la tumba/ Jesús sabe que tu alma no podrá salvarse. / Crucifica al que es llamado Señor. / El pronto vendrá a mí / sus almas están condenadas / su Dios ha caído / será un esclavo eternamente. / Espera en el infierno”. “El grupo Sacrifice (Sacrificio) tiene entre sus canciones los títulos “Holly hell” (Infierno sagrado), “Satan”s curse” (La maldición de Satán), “Infernal visions” (Visión infernal). En su canción “Sacrifice” hay esta impresionante descripción de un sacrificio humano: “Ponla en el altar, átala segura/ El puñal está listo para esta malvada acción/ sobre su desfallecido cuerpo me alimentaré. / Amarra sus piernas y brazos para leer el rito. / Ahora siento la fuerza del poder de Satán”.” “El grupo Sodom tiene una canción titulada “Blasfemar” que dice: “El metal negro es el fuego, yo lo represento/ porque sin enseñarme un adecuado camino/ soy un sangriento anticristo, único que cree en el mal/ escupo a la Iglesia y la maldigo”. El estribillo de la canción es “Blasfemar, blasfemar”. “El grupo punk The Dead Kennedy´s tiene una canción que parece escrita por un sicópata, cuyo título es “I kill children” (Yo mato niños) y dice: “Dios me ordenó deshollarte vivo./ Yo mato niños/ quiero verlos morir/ yo mato niños/ hago llorar a sus mamás./ Los aplasto con mi a/ quiero oirlos chillar,/ darles de comer bombones envenenados7 y echarles a perder su halloween” 92 “(Coloquios de J: M: “Mensajes en directo del rock”. El Colombiano de Medellín 2 de octubre de l987). “En el estudio de Regimbal sobre el Rock”n”Roll se explica que los mensajes subliminales –que no actúan sobre la voluntad consciente sino sobre el fondo del subconsciente- llegan a través de cuatro canales: 1). El beat, 2). La frecuencia ultrasónica. 3). El estraboscopio. 4) Verbalmente” “1). El beat, esa repetición incesante de pulsaciones regulares combinadas con unos ritmos acompasados, es utilizado como señal subliminal en la música de rock, pues la pulsación sincopada del ritmo puede producir en el organismo humano una resonancia capaz de modificar el funcionamiento de diversos órganos del cuerpo, tales como la aceleración de la pulsación cardíaca el aumento de la producción de adrenalina, la excitación sexual, etc.” “2). La frecuencia ultrasónica se inscribe en señales en los discos de música rock en forma comparable a los “pitos mudos” que se usan para llamar perros: cuando el cerebro es estimulado por ciertas señales ultrasónicas se produce una reacción bioquímica semejante a una inyección de morfina, como indica el mismo nombre de este fenómeno: endomorfina (morfina natural). La reacción a estos estímulos produce un doble efecto: una sensación extraña de bienestar y una activación de los procesos mentales. Así la persona comprende con mayor lucidez el mensaje subliminal y es incitada a buscar otras drogas en esa sensación alucinante." “3). El estraboscopio es un aparato que permite observar como en cámara lenta los objetos animados en un movimiento rápido, por medio de emisiones luminosas intermitentes. Se ha comprobado que la luz del estraboscopio utilizada en forma intensa produce pérdida de la percepción de profundidad, trastorno de la concentración, y disminución de la capacidad de control a medida que aumenta el ciclo luz/tinieblas. Cuando se combina el beat característico de la música rock con el juego del 93 estraboscopio las barreras del juicio moral llegan a trastornarse y la persona se deja sugestionar por los mensajes subliminales de las canciones”. “4). El mensaje subliminal verbal se transmite en la forma mas sutil y menos detectable, como es el caso de palabras y frases que se graban al revés, que sólo son comprensibles poniendo la grabación en sentido inverso, o palabras escritas de atrás hacia delante, que se leen correctamente en un espejo. Investigaciones actuales formulan la hipótesis de que un doble y extraño fenómeno se produce en estos casos: primero, el subconsciente puede captar una frase enunciada al revés, y en seguida puede asimilar ese mensaje” (“Mensajes subliminales en rock”. Coloquios de J: M: El Colombiano 10 de octubre de 1987). ¿Podrá destilar la mente humana más perversidad? Digamos, la Ciencia, la Técnica, la Ingeniería destinadas a la destrucción de la mente, a generar nuevos motivos de complejo, de miedo a la participación de la vida social, a crear nuevas formas de condicionamiento del alma humana a promover el más atroz salvajismo, a vacunar, quizás, a la juventud contra la Cultura, a destruirla en el porvenir. Y … ¿Qué pasa? ¡Nada! Si un muchacho hambriento hurta una gallina, va a dar a la cárcel. Si un grupo de rock genera una racha de suicidios, a nadie le importa. Si todo un movimiento de escépticos induce en la consciencia de los jóvenes el fracaso de generaciones enteras, la frustración de un porvenir digno para las naciones, merece, al menos,…que se le respete su derecho a la “libertad de pensamiento, de empresa”. Quien esté viviendo conscientemente la suerte de la sociedad de que habitan en nuestros pueblos y ciudades, no tiene de otra que reconocer la amarga verdad: Ahora estamos recogiendo la cosecha sembrada en más de cuarenta años de esa activa, eficaz y destructora campaña contra la Cultura y la consciencia humana. Mucha de esta historia horrenda tiene uno de sus inocentes principios no solamente en los centros libertinos donde se practica, ya libremente o en las sombras, el vicio, donde se consume droga en el viejo continente, sino en lo que fue un 94 pueblo moribundo del desierto de Mojave en el Occidente de los E. E. U. U. en el que se asentó, inicialmente, el centro de descanso y diversiones de más de 5.000 obreros que trabajaban, lejos de sus casas, en la construcción de la represa Hover, terminada en 1935, la mayor represa hidroeléctrica construida hasta aquellos días, generando la energía que se consume en tres Estados de la Unión. Así nació Las Vegas, “la ciudad del pecado”, trampa mortal, desarrollada, hasta su esplendor de hoy, y disfrutada en la mayoría de sus inverosímiles rendimientos económicos, por el crimen organizado; centro de promoción del Vicio en sus mayores proyecciones imaginables, de dispersión, en un halo de “magia”, de luces multicolores, de algunas de las mayores aberraciones de la conducta humana, lugar donde, en virtud de la demencia que afecta a sus mayores cultores y víctimas, se consiguen y dilapidan las mayores fortunas del Planeta, donde las mayúsculas extravagancias y desviaciones de la conducta adquieren personalidad y prestancia social, alcanzando a deslumbrar, a alimentar los sueños de los jóvenes ambiciosos y deseosos de alcanzar fama y riqueza, a cualquier costo, provenientes de todas las regiones del mundo. Reproduzco entero el elocuente artículo del columnista de El Mundo Darío Ruiz Gómez en su columna del 21 de abril del 2003 titulada ”El secuestro: desaparición de lo social” en la que cita a Jorge Simmel (1858-1918) filósofo y ensayista alemán, autor de “Sociología”, para sustentar su opinión acerca del tremendo flagelo criminal que azota, desde años ha, nuestro país y para explicar la indiferencia y la tranquilidad con que la ciudadanía sigue sus actividades cotidianas, pensando que el problema es ajeno, que no le compete. “El hombre <Blazé> llama Simmel al tipo de ciudadano creado por las grandes urbes: un ciudadano buen padre, buen industrial, buen negociante, patriota, pero que sin embargo se ha vuelto ciego y sordo ante todo lo que pasa a su rededor. Esto ni siquiera podría llamarse egoísmo ya que este nace de una decisión personal mientras el hombre <Blazé> ha sido conformado por la ideología del consumo, por la ideología de los medios de comunicación y su basura cotidiana, por la llamada industria cultural que elimina los contenidos críticos de la 95 cultura y los convierte en frivolidad, haciendo de esta frivolidad una referencia de supuesta elegancia, de caché. De ese hombre surgió naturalmente el moderno conformista que nutrió el nazismo, y en las mismas sociedades comunistas establecidas se acogió ciegamente a lo instaurado por el régimen para seguir viviendo <con comodidad>, para no alterarse por nada”. “Frente a este monstruoso conformismo, la solidaridad, la compasión, se muestran ante el teleespectador como actividades pasadas de moda, propias de gente inferior. Y en efecto, si nos ponemos a sondear aún cuando sea a la ligera, el momento en que estas virtudes desaparecen de un grupo social para ser sustituidas por la indiferencia ante lo que sucede al vecino, nos damos cuenta que precisamente esta actitud ya es propia de grupos que han entrado de lleno en la locura del consumismo y son dirigidos por éste. No es lo mismo el intercambio social necesario que se da en un espacio cívico que, la mirada indiferente de los compradores que ejecutan una vacía liturgia en un gran supermercado. No es o mismo el lector de una prensa libre y responsable que el lector de una prensa degradada por el sensacionalismo, por un amarillismo disfrazado de frivolidad social. Podría algún poeta, se pregunta en un momento dado Teodoro Adorno, volver a escribir poesía en una lengua como la alemana a la cual los nazis llegaron a convertir en instrumento de odio y de terror? Aquí sentado tratando de escribir otra requisitoria contra la infamia del secuestro me encuentro ante esta misma dificultad. ¿Cómo estar cerca de quienes ahora mismo tiemblan de frío, tiritan y sienten con la amargura más terrible hasta el mismo abandono de Dios? ¿Podría mi palabra acercarse al dramático significado de estos días y días que parece que no llega nunca? ¡La palabra aquí se encuentra ante el vacío, ante la imposibilidad de expresar algo, de decirle [algo] al mundo! ¿Podría mi palabra mostrar que tras las estrategias de guerrilleros y juristas dilatando un acuerdo humanitario, lo que se disimula es la indiferencia ante el dolor humano, ante el ser humano no mirado desde la perspectiva de la humillación; sino desde las repudiables abstracciones a que ha sido reducida la política entre nosotros?” 96 “Si hubiera justicia y no paquidérmicos magistrados y en un Estado social marcado por la indiferencia ante la suerte de unos compatriotas masacrados, el país, ya se habría detenido hasta lograr la liberación de los secuestrados, mientras que una justicia verdadera habría tomado, no medidas retóricas –la justicia de los abogados- sino normas tajantes para impedir que esta monstruosa industria siga progresando en Colombia. Porque es claro que al hablar de una industria nos referimos a grandes pulles de abogados, de altos funcionarios corrompidos, de astutos conocedores de la banca internacional, ya que las cifras que maneja esta industria no están precisamente manipuladas por guerrilleros analfabetas. ¿No fue este tipo de capitalismo el que se dio en el nazismo y en el comunismo de Estado? Esos guerrilleros, dentro del nuevo concepto de industria y crimen, analizados lúcidamente por Guy Deord, son a la larga y a la corta un efecto de distracción que busca mostrar a quienes protestan contra el secuestro como un grupo de ingenuos, para restar de este modo efectividad y alcance a la protesta contra algo inhumano”. “¿Qué puede decir la norma y la ley a una madre que hace seis años espera a su hijo secuestrado? ¿Qué le pueden decir las clases bienpensantes del país a la familia del ingeniero, del policía, del comerciante, secuestrados y posteriormente asesinados por carecer de los recursos económicos para pagar su libertad? Cuarenta y tres niños secuestrados en este momento y quién piensa en ellos, si ni el Estado y la Iglesia piensan en ellos? ¿Gobernar no consiste en dar respuestas a estas preguntas, no es saber acompañar al ciudadano en estas pérdidas? ¿Producir novelas semanales, libros sobre autoestima semanales, poemas semanales es acaso hacer literatura? Un Estado, una forma de gobierno y de justicia pueden crear, como de hecho lo hacen, sutiles mecanismos de indiferencia frente al atropello y la injuria que diariamente los nuevos y oscuros poderes realizan contra los ciudadanos; sin embargo eso termina pagándose, tal como lo demuestra la delirante mediocridad de nuestros prohombres, de nuestra llamada vida pública. El secuestro es pues un interrogante que no cesa y que mientras no sea resuelto no podemos hablar de que tenemos una sociedad, un Estado y Una Iglesia sólidos. 97 Otro aspecto de la cultura moderna está relacionado con la forma como se aplican recursos valiosísimos para iniciar a los niños en el aprendizaje y la consolidación de sus sueños en la vida como es la ciencia ficción, usada, en principio, como soporte de grandes imperios financieros, de grandes negocios, generando, por su manejo irresponsable graves desajustes en la personalidad de los futuros ciudadanos del Planeta. En poco contribuyen los autores de “ciencia ficción”, el sustituto de lo que debería ser nuestra “mitología”, al éxito de ese propósito educativo, a juzgar por la visión del futuro, tal como la presentan esos autores, bien influidos por las dinámicas de una cultura “periférica”, como la actual cultura burguesa. Su visión del futuro, propagada, no se sabe si por motivo de lucro, es propicia para estremecer de terror, para embotar la imaginación de la niñez que se levanta y que tendrá el protagonismo de nuestras sociedades en un futuro cercano y no puede ser más absurda, más sombría, más fantasiosa, más grotesca, más terrorífica, más dañina para los niños y para los hombres maduros del mañana. En ella, la formación de su virgen consciencia no parece abrirles suficiente horizonte. Se los cierra. La solución definitiva para el público infantil no es “grabar” su difusión, sino cambiarla desde la fuente. Esa visión, quiéranlo o no sus autores, está destinada a formar en el inconsciente y el subconsciente de los niños una imagen frustrante del Porvenir. Tiene la capacidad de afectar seriamente la manera de soñar de generaciones enteras de ellos que verán, con el tiempo, seriamente deteriorado su carácter, desde edades muy tempranas Mirando todas esas cosas, puede uno mirar que, por un lado, es aprovechado irresponsablemente algo que se conoce muy poco: cómo es posible inducir emociones a través de los mecanismos sencillos de resonancia física, por ejemplo de las ondas musicales; y por otro, el énfasis en la creación de móviles para la vida se enfoca casi exclusivamente en los aspectos emocionales, y al tiempo desconociendo toda significación en los aspectos vitales 98 de la dimensión espiritual. Esas experiencias generan un desequilibrio fundamental en la vida humana, negándole quizás, las fuentes más valiosas de inspiración vital, cerrándole el acceso al mundo donde se llevan a cabo las realizaciones propias de la vida, de la cultura, de las civilizaciones superiores, donde la acción humana obedece a móviles diferentes, frustrando realizaciones muy importantes para una vida humana y para todas aquellas vidas humanas a las que ella afecta, que difieren radicalmente de la vida exclusivamente emocional, que es otra cosa que la vida animal en la cual se “enraízan”, la dirección de cuyas actividades procede de una “totalidad” diferente y lo cual puede redundar en consecuencias impredecibles. Por eso, más que ayuda, más que inspiración, en el mundo secularizado de hoy, esas experiencias le transmiten al público, a los niños modelos empíricos que mantienen al Hombre del mañana, <<atado al círculo vicioso>> generado por una cultura sin proyecciones humanas, sólo animales, que es puesta en práctica, por sus mentores, gracias a un poderío que se han ganado con el ejercicio supuestamente justo, de valores mal interpretados, que “castra” al sano ingenio humano para buscar su redención. Más que una ayuda, por ello, las experiencias que aquella inspiración promueven, están destinados a ser un azote para la humanidad. Esas deformaciones del carácter que se dan en un estado de plena inconsciencia, tanto de ellos como de la generalidad de sus padres y educadores, van a afectar seriamente la forma como, ya hombres, interpreten las experiencias y las referencias que les sirva para ejercer por sus propios medios, el control de sus actos. Porque las leyes que regulan, cada vez más, a la sociedad humana actual y su orden, <<no son leyes humanas, ni es un orden humano, sólo son, en el mejor de los casos, leyes animales, producto de la tecnología de “última generación>>. De los relatos de ciencia - ficción que conozco, solo unos pocos merecen la pena de ser mencionados por su valor educativo. Me refiero a uno de ellos, a la famosa cinta cinematográfica titulada “E.T.”, El Extraterrestre”, que relata la historia de una amistad imperecedera entre un extraterrestre (de figura grotesca) que se 99 queda en nuestro planeta extraviado y desamparado y un niño que lo acoge en su casa y va involucrando, poco a poco, la amistad de su familia y de sus vecinos, hasta el día en que el extraterrestre logra comunicarse con los suyos y estos acuden a rescatarlo. Historias de ese estilo deberían ser las que hagan soñar a los niños, como lo hizo Julio Verne (1828-1905) con los niños que, en su adultez, volaron, por primera vez, en vehículos más pesados que el aire en 1903, o cuyos nietos surcaron por primera vez la mar en un submarino nuclear capaz de recorrer grandes distancias sin reabastecerse de combustible, el “Nautilius”, cuyo nombre evoca la nave ideada por Julio Verne para su novela “Veinte mil leguas de viaje submarino”. ¡El reto de la Educación, de la Ciencia, en nuestro tiempo, no es el de cortarle las alas a la niñez, a la juventud; es el de ponérselas! Para el año 2025 planea la Nasa, agencia espacial de E. E. U. U. De América, colocar hombres en Marte. El viaje durará mínimo dos años, uno de ida, otro de regreso y el tiempo que pasen allí, y encierra grandes riesgos para los viajeros. No obstante, y aunque es necesario dejar un espacio prudente a la improvisación, toda la operación está siendo planeada minuciosamente. Es un gran reto tecnológico para un gran equipo humano de trabajo e investigación, de entrenamiento para un grupo de pilotos que se embarcarán en la nave que surque el Espacio en esa misión, verdadera “odisea del Espacio”. Sin embargo no representa el máximo reto. Este será cuando se decida la fundación de una colonia humana sostenible por fuera del medio terrestre. Ello plantea no solo un problema técnico sino humano. Conlleva la seguridad de poder “incubarla” en un medio sumamente difícil, en el cual la economía de energía disponible, su justo uso, la seguridad de contar, al menos por un tiempo con un cierto intercambio económico con la Tierra, pueden significar la diferencia entre las opciones ciertas de sobrevivir o de perecer. Sin duda, hacerlo con los niveles de seguridad necesarios para ello, implica cambios de fondo en el carácter del ser humano actual, que le permita liberarse progresivamente de su pura 100 animalidad, de los efectos del irracional ejercicio de actos que se originan, única y exclusivamente en el ejercicio de sus emociones, <<sin el escrutinio de su razón>>, que le permita establecer y mantener relaciones de solidaridad, desarrollar, a otro nivel más humano, una estable y orgánica comunidad de personas. Sin llegar al extremo de las colonizaciones espaciales, en países como el nuestro, la colonización de las zonas de “frontera” representa un reto semejante. Y mientras la Humanidad consiga mantener un cierto manejo político del Medio y de su disponibilidad de recursos, para que todos podamos vivir con un mínimo de dignidad, lo mismo será valido también para ella. Un adecuado aprovechamiento de ellos puede significar opciones adicionales para nuevos pobladores o mayor seguridad para los que ya vivan. El cuadro completo de esta visión de la Realidad, nos lleva a pensar en la Cultura como algo más concreto, más amplio u profundo de lo que cotidianamente se entiende por ello. Cultura humana no tiene relación solamente con el ejercicio espontáneo de los deportes, de la cultura física de las artes, de las letras, de la literatura, de la poesía, del teatro, de la música, como disciplinas humanas valiosas por sí mismas que se han practicado independientemente, como formas diversas de expresión, si se quiere espontáneas, del alma humana, para desarrollar aptitudes de competencia, habilidades superiores para sumar a las que ya se poseen. Tiene relación con una visión cósmica integral dentro de la cual todas esas disciplinas y las otras diferentes actividades, encuentran referencias comunes, e integradas, ganan un significado diferente, su orden obedece a principios diferentes, y forman parte de una realidad diferente y más profunda. Las actividades de “extensión cultural” implica entonces, la intención de fondo, de desarrollarlas, allí donde la cosecha del Espíritu no es muy amplia, donde la sensibilidad todavía es pobre o ha sido embotada, reprimida o desenfocada hacia fines utilitarios o de control ajenos; allí donde el miedo, la miseria, la falta de autoestima, el escepticismo, la falta de oportunidades, han 101 sembrado el pesimismo, la timidez, el recelo, la desconfianza, el retraimiento, en vez de la audacia, la confianza en sí mismo, la fe, la fortaleza, la decisión Tal vez por una tradición todavía muy cercana de dogmatismo, de manipulación de los medios de expresión, de afán de dominio, en muchos medios culturales, en las generaciones jóvenes que han sufrido más de cerca los efectos de la “revolución rock”, se recela de una promoción cultural que no sea absolutamente espontánea y original. Se teme, por este camino, que se llegue a una verdadera adulteración. Por este camino, más bien se llega a la parálisis de instituciones respetables que, en un momento dado podrían realizar una fructífera labor formativa, como pueden ser la Iglesia, el Estado, y muchas otras instituciones dedicadas a la formación humana, entre las cuales, la más importante es la Familia. Desde este punto de vista, por sus extraordinarios resultados, en naciones como la nuestra, cuyas raíces culturales están clavadas en el patrón cultural de la antigua América Española, adquiere un relieve indiscutible la consideración de la experiencia de los jesuitas en sus misiones americanas durante los siglos XVI y XVII, que nos muestran, por decirlo de alguna manera, una experiencia insólita y que de haber continuado, en vez de interrumpirse a finales del siglo XVIII, hubieran logrado una transformación tan completa del pueblo americano, que hoy rivalizaría, seguramente, en desarrollo y en nivel de civilización con los pueblos más avanzados y cultos del Planeta. La experiencia en Asia, particularmente en China, India y Japón, nos señalan un horizonte que, de haber sido bien aprovechado, hubiera logrado muy probablemente, en nuestro tiempo, una integración espiritual de toda la población del planeta, tal, que no sólo nos hubiéramos economizado la gran mayoría de las tragedias bélicas que ha sufrido la humanidad durante los siglos XIX y XX, sino que el orden de las naciones, en su aspecto interno y externo, habría avanzado mucho, en relación al estado que muestra hoy. Las amenazas bélicas que se ciernen en las relaciones entre Oriente y Occidente, gracias a la imprudencia de 102 algunos jefes de Estado, probablemente estarían en vías de solución. Es preciso comprender que, para construir un mundo mejor y más justo, debemos “traer” al siglo XXI, no sólo a los pueblos que viven todavía en la Edad de Piedra, sino a las naciones más civilizadas, que logrando en sus civilizaciones altos niveles de desarrollo técnico y científico en su implementación, han sido incapaces de llevar a cabo la transformación del carácter de sus pueblos, hacer que cambie su conducta conforme al conocimiento actualizado que el pensamiento científico moderno aporta de la Realidad. Es un reto pedagógico para la Educación en los siglos venideros. Es una responsabilidad muy seria para quienes por motivos egoístas “bloquean” el flujo del conocimiento a todas las capas de la sociedad. Uno de los caminos, que refuerza, por ahí derecho el uso más amplio de la libertad responsable, podría ser el desarrollo y enseñanza de versiones sencillas de la lógica y los métodos experimentales que han mostrado su valor en el desarrollo del pensamiento científico, lo mismo que un compendio, sencillo también, de los principios éticos y morales que provienen del núcleo esencial de nuestra tradición, de manera que la gente tenga mejores medios para juzgar e interpretar la objetividad de la información que recibe, de manera que pueda asumir, por su cuenta, responsablemente, el vivir, a la altura que se merece, su propia vida. Uno de los presupuestos de ese esfuerzo, es que deberá superar estratégicamente los efectos negativos y disociadores de medios sociales anárquicos y mal intencionados, de hombres carismáticos, de poder militar o económico, que, al margen de todo control gubernamental o con la complicidad de funcionarios oficiales corruptos, han logrado cambiar el comportamiento popular, logrando cristalizar en realidad aprovechable por ellos la quiebra moral, particularmente de la población joven y de la población marginada que son las más indefensas y vulnerables. 103 La historia colombiana reciente ofrece testimonios muy elocuentes al respecto. Una de ellas se da alrededor de las minas de esmeraldas de Boyacá, de Muzo, Coscuez y Somondoco, a la sombra de un anonimato cómplice, se ha tejido una de las páginas de violencia más tenebrosas en Colombia. Hasta hace muy poco, ocho o diez años quizás, momento en que las familias comprometidas en una sórdida y larga guerra por el control de ciertas vetas, lograron un acuerdo de paz, la región toda era impenetrable para la gente que no fuera aventurera o alineada a algún interés productivo o comercial de las esmeraldas. Los negocios siempre se manejaron al margen de cualquier control oficial, y, si este operó, nunca dejó de ser lejano e ineficaz. Gonzalo Rodríguez Gacha, muerto por las autoridades en la década de los noventa, fue el producto de una de las más crueles escuelas del crimen organizado en el País, la escuela criminal del negocio sucio de las esmeraldas, comparable a los métodos de la mafia del sur de Italia. El surgimiento de los negocios de marihuana en los años sesenta y setenta, hizo que se produjera una apertura de los “capos” de las esmeraldas a esas áreas, extendiendo sus métodos violentos por doquier. Pablo Escobar Gaviria, uno de los mayores capos de las drogas en todos los tiempos, incursionó en la política, llegando a ser senador de la República en la suplencia, y en la década de los años setenta, logró, particularmente en Medellín, transformar la vida de muchos barrios populares generando una gran empresa criminal que arrastraba a la juventud, ávida de dinero fácil, a prácticas como el sicariato el secuestro, el transporte de droga al exterior, las prácticas terroristas, el comercio interno de estupefacientes, que fueron y siguen siendo una fuente indiscutible de trabajo remunerado en lugares donde reinan las pandillas juveniles. Construyó escuelas, iglesias, canchas de balonpié en barrios de invasión o donde se albergaban las masas de desplazados por la violencia, “echándose al bolsillo”, sectores inmensos de esa población, que lo miraban como un verdadero benefactor. Si conjugamos ese poder corruptor con el poder corruptor de las guerrillas marxistas y el de la sociedad burguesa que ha sembrado por todas partes el afán de lucro, es posible 104 entender, cómo es posible que una sociedad como la nuestra, sumida en el caos y la anarquía, llegue a los extremos a que ha llegado en términos de desinstitucionalización, de violencia, de falta de oportunidades estables de vida, de ingobernabilidad. Veinte, treinta cincuenta, sesenta años de esa influencia, son suficientes para extender y aclimatar todos los procedimientos usados por el crimen organizado como formas de vida arraigadas no solamente al nivel popular, sino, a los niveles de los estratos sociales altos, quizás con prácticas criminales menos obvias y brutales que allí, pero de todas maneras no menos dañinas y contundentes que ellas. Las Autodefensas, los movimientos guerrilleros marxistas de hoy, con sus organizaciones de milicianos, las pandillas de barrio y de los pueblos cercanos a la ciudad, conforman en su madurez verdaderos “ejércitos privados”, a órdenes de personas que combinan sus actividades legítimas con actividades ilegales, de viejos jefes de bandas asaltantes de bancos, de narcotraficantes, contrabandistas, negociantes de armas, traficantes de vehículos robados, de gasolina robada y muchos más, que se han enriquecido inmensamente con la “guerra” que se libra entre nosotros, y que tienen a su disposición una maquinaria militar y un poder político formidables, que controlan la vida en las barriadas y las veredas campesinas, que cobran “impuestos” y regulan, a su modo la economía de la gente, midiéndose, en no pocos lugares y aún superando el poder de las armas oficiales y transformándose, estableciéndose y consolidándose, informalmente pero con probada eficacia, como una nueva especie de poder tiránico. Un estudio exahustivo del fenómeno es casi imperativo, pero se sale, del objetivo de este trabajo. Que estas palabras sirvan, sí, como un testimonio de lo que aquí está ocurriendo, algo muy delicado, pero más precisamente desde el punto de vista del tema que nos ocupa, de cuáles son las consecuencias prácticas de una civilización cuya pobrísima visión ética del Hombre, cuya falta de compromisos con la Cultura, cuyas preocupaciones humanas se sitúan única y exclusivamente alrededor del “mundo de las 105 emociones”, -que no es otra cosa que la negación del mundo de los humanos- y del lucro. Una ética que le ha enseñado al ser humano a reconocerle valor solamente a aquellas actividades que le generan ciertas sensaciones, ciertas emociones, y que lo benefician con el máximo lucro, le cierra el espacio a cualquier otra opción de personalidad, produciendo una regresión, un proceso de involución, dándole todas las opciones, únicamente sobre la base de la satisfacción emocional y del Negocio, a la vieja especie de animal superior que pretende, seamos. La destrucción de la civilización, de la vida comunitaria, de la personalidad humana, la masificación de la población, la destrucción de los logros de la Cultura, la caída vertical de los niveles de vida, la destrucción de toda posibilidad de vida humana organizada son algunas de sus consecuencias. No es aventurado afirmar que la civilización burguesa con su ética rigurosamente utilitarista, con la pequeñez de sus propósitos humanos, reducidos al solo lucro, con el rompimiento de la sociedad humana en multitud de individuos “independientes”, de facciones de todas las clases imaginables, sólo con una estrecha visión del entorno inmediato, enfrentados por sus propios intereses, objetivos personales y sectarios, ideológicos, doctrinales, etc., se ha convertido en el “trampolín de lanzamiento” de una nueva forma de sociedad tiránica a una escala desconocida, que explota los sentimientos de abandono, de falta de identidad, la falta de sentimientos de pertenencia de los ciudadanos, por causa del manejo de los asuntos públicos como cosa personal de quienes los administran. Porque, entre nosotros, se dedicaron siempre a construir sus propias utopías políticas sin contar con las realidades antropológicas, con la experiencia histórica, con el trabajo formativo de más de trescientos años de cultura no considerada en nuestra política muy seriamente, y cuya influencia, para bien o para mal, había depurado, definido ya, un carácter propio a nuestros pueblos que fue “solemnemente” descalificado. 106 Así, una democracia que no logra superar su condición de “formal”, cede su espacio a una maquinaria despótica, irrespetuosa del Hombre, de sus derechos fundamentales, con conexiones comerciales en todo el mundo para afianzar económicamente un poder que no puede afianzar ni legitimar de otra manera, únicamente como un hecho cumplido. Un hecho cumplido tozudo, frente al cual la miríada de “ciudadanos” divididos, desorientados, aislados, desconectados, miserables y sin líderes visibles, que pueblan nuestro país, es absolutamente impotente. La experiencia colombiana, dada en un país, en un continente que se caracteriza por una población que carece de una consciencia clara de lo que significa, finalmente, su realidad social en el mundo moderno, es apenas el anuncio de un terrible futuro, de sombras e incertidumbre, que le espera al mundo entero si no cierra sus filas en torno a la idea de prevenir los riesgos de semejante peligro. El espejismo de la colosal riqueza que les reporta el “negocio del desorden” a sus empresarios, dentro de su visión capitalista característica, como son el negocio del vicio, de las adicciones, del sexo, es un incentivo demasiado poderoso para hacerlos desistir de sus actividades ilícitas. La población que ha tenido que mantenerse en la ignorancia por falta de recursos y la juventud, muchachos y muchachas sin experiencia, no entienden del oprobio que cubre los barrios residenciales e industriales, donde crecen como hongos los “moteles”, eufemismo con el que se designa entre nosotros a los prostíbulos modernos, que compiten, en dimensiones y profusión, con las instalaciones industriales y planteles educativos mayores, los bares y cantinas, los lugares de expendio de licor, y droga, los casinos, cuya presencia “engalana”, para el “turista” de nuestras grandes ciudades, espacios públicos, dignos apenas de la vieja Cuba precastrista. Pero, en realidad, solo se trata aquí de la <<industria bandera>>, la “vitrina” que se asocia con otras más oprobiosas, humillantes, irrespetuosas de la dignidad humana, perversas como es la 107 pornografía, que atraviesa profundamente como proyectil envenenado por todas las capas sociales contaminando todos los espíritus a su paso. El comercio humano es inmenso y variado. Abarca actividades tan infames como el comercio de menores de edad para su explotación sexual, el aborto clandestino con consecuencias mortales para bebés y madres, el de órganos humanos extraídos de personas, - generalmente niños -, asesinadas para el efecto. Entre nosotros es muy común la explotación del indigente, de los mendigos. Para sus “empresarios” los sitios de mucha afluencia y acumulación de gente tienen un valor comercial muy alto. El recaudo en semáforos en la ciudad de Medellín, en estudios realizados por la municipalidad, en el Poblado, se han calculado ingresos mensuales por mendigo de hasta de $900.000 mensuales. Unas 2.5 veces el salario mínimo pagado a la gente que trabaja. Hay “empresarios” dedicados a “administrar” y repartir las áreas de “recaudo” de toda la ciudad con el fin de evitar “congestiones”; mujeres que toman en “alquiler” los hijos pequeños a sus padres para conmover más al “público”. Los semáforos, donde los conductores tienen que esperar su turno para cruzar la calle, se han convertido en un “mercado persa” donde conductores y pasajeros son abordados con toda clase de ofertas. Las pandillas juveniles de los barrios, las organizaciones de delincuentes, ya no se enfrentan en sus cruentas refriegas. Se han repartido el territorio de la Ciudad para su explotación económica, igual que lo hacen la guerrilla y las autodefensas en el Campo con tasaciones adecuadas al negocio, desde los mayores hasta los más pequeños de vendedores ambulantes. Una tasa común es la “vacuna” de $1.000 por semana al dueño de una “chaza”,pequeña caja de madera o cartón (de 0.30 cms de ancho, x 0.50 cms de largo, x 0.10cmsde alto) con cigarrillos para menudear, algunas cajetillas, confites, "chiclets", bolígrafos, y otras baratijas, de la cual muchos niños y ancianos derivan su sustento. En ciudades como Medellín ese negocio se vuelve multimillonario. Hace dos años, al Noroccidente de Medellín fue capturada una pandilla de extorsionistas que explotaban a una empresa de transportes que sirve la zona, Transportes Medellín y le fue 108 hallada, entre todas las cosas decomisadas, de gran valor, unas de ellas, una gran dotación de armas, una cuenta corriente con más de $ 4.000.000.000 de pesos producto de muchas extorsiones. En el Campo es todavía más cruel la realidad. En todas partes, la gente sabe que el precio por resistirse a pagar, su “seguridad” o el derecho al disfrute de su opción de trabajar, de disfrutar de una propiedad, va desde la confiscación, de hecho, de bienes y propiedades hasta la pérdida de la libertad, por secuestro, con cuyo “rescate” se resarcen de sus “pérdidas” o la propia vida y la de los seres queridos. La dotación de medios de transporte la realizan las pandillas de narcotraficantes y paramilitares a través del robo de vehículos que es otro negocio multimillonario. En todos ellos las organizaciones “militares” privadas, guerrilla y crimen común se asocian “comercialmente” de mil maneras, aún en medio del conflicto. Unos y otros aseguran así su parte de la “torta”. Los títulos de propiedad, en todos los casos poco importan, son “letra muerta”, pero cuando se requieren, igual, se consiguen obligando al afectado a firmar papeles a la fuerza, finalmente, el único respaldo “eficaz” de su acción. En aquel modo de vida, dentro de aquella experiencia de “relación social”, forzada dentro de espacios congestionados, ante el acoso de las necesidades cotidianas, y ante la escasez absoluta de medios económicos para desplazarse, por más tiempo, la gente opta por aceptar la “dureza” de la Realidad. Se impone en aquellos lugares, pues, la “ley del más fuerte”, la “ley del silencio”, generalmente aprovechándose de un Estado débil, timorato, corrupto y, explotado, a su vez por ellos. Dentro de planes plenamente elaborados y puestos en marcha por aquellos “empresarios” clandestinos del crimen, sus secuaces, se han infiltrado y parapetado silenciosamente en innumerables puestos públicos claves, donde, entre otras cosas, logran succionar los escasos recursos del erario público. Según informó El Colombiano, matutino de Medellín, el 3 de septiembre del 2004, fue desmantelada por la “Dijín” de la Policía Nacional, una red que desvió la respetable suma de $500.000 millones del régimen subsidiado de salud de la Costa Atlántica colombiana para los 109 más necesitados, SISBEN, hacia las organizaciones de autodefensa que operan allí. Entre los detenidos figura el alcalde de Riohacha, capital del Departamento de la Guajira. No pocas veces el ciudadano inocente cae en sus “redes” al acudir a la “Justicia” a denunciar los actos alevosos de los cuales es víctima. Aquello parece increíble. Es posible, solamente, porque cada centímetro de territorio patrio está bajo el dominio de una pandilla, una “milicia” guerrillera o de autodefensas, cuando .no está en disputa entre rivales interesados en su dominio. Allí no reina el orden de la constitución de Colombia. Cada poder, de hecho, dicta el orden a su manera. Hasta hace muy poco, a pesar de la ostentosa fuerza pública, a través de muchas administraciones y gobiernos débiles, tímidos, y corruptos, casi todos aquellos intentos de usurpar a la autoridad han alcanzado pleno éxito y han logrado permanecer y dominar, incólumes en regiones enteras, en pueblos y amplias áreas de las grandes ciudades estableciendo por esa vía, todas esas prácticas, como elementos propios de un nuevo sistema de vida. ¡Hoy esta situación ha empezado a cambiar, pero es preciso que la tarea completa se cumpla! En cincuenta o sesenta años de una guerra, que no hemos logrado entender, y a la que quizás, muchos le hemos dado la espalda, porque hemos logrado ubicarnos en algún lugar donde aquella parece lejana e incapaz de alcanzarnos individualmente, hemos permitido los ciudadanos que se desarrolle entre la gente una consciencia tan pobre de su vida, como para que termine pensando que es inútil defenderse, ignorando y preocupándose poco por cómo hacerlo, asumiendo que el ejercicio de sus derechos es un sueño imposible, haciendo que los mayores se sientan incapaces de poner en alerta y de educar, de orientar a los jóvenes, haciendo que éstos consideren fuera de lugar las advertencias de los mayores, haciendo que éstos no logren entender el afecto, el amor que les profesan sus seres queridos, lo que significan para ellos las tragedias, los fracasos de los suyos. 110 En un mundo radicalmente individualista cada vez más dividido y aislado, en que los humanos nos tratamos cada vez con mayor desprecio, con más agresividad y falta de respeto, en el que nos merecemos más ahincada y categóricamente la descalificación de unos a otros, hemos aprendido a poner exclusivamente nuestra confianza en el dinero, en el “derecho de dominio” de nuestras posesiones, en la existencia del “derecho de propiedad”, como garantías de nuestra independencia y autonomía económicas, en las que ciframos todo el sentido de nuestra seguridad. La puja por la mayor seguridad, de sobrevivir y reproducirse, se expresa ahora en términos de puja por el poder económico, es decir, por el afán de acumular dinero, de adquirir posesiones, de ejercer esos derechos de dominio de la propiedad, en los cuales los propietarios invierten sus “ahorros”, frutos de su esfuerzo productivo pero también de sus injustas exacciones que se dan constantemente, entre nosotros, en un proceso de intercambio económico orientado con suma perversidad. La lucha por la Vida no tiene, entonces, otro sentido que la lucha, a cualquier otro precio, por ganar con qué acumular fortuna. El éxito en esa lucha se ha convertido en signo de inteligencia, buen sentido de la Economía, habilidad en la gestión económica, sabiduría, en “toda” la extensión de la palabra, tomando nuestro hombre contemporáneo individual y colectivamente considerado, un camino sesgado y olvidándose, como nunca lo hicieron antes los pueblos primitivos y el campesino nuestro, cuya vida estuvo arraigada en la idea de la madre Tierra, en su territorio, en su terruño, que concretan su modo, diametralmente opuesto, de establecer la objetividad de su conocimiento, de ver la Realidad y adaptarse, aunque empíricamente, a sus condicionamientos. En esta visión de la Realidad, el ser humano nunca ha sido ni será verdaderamente autosuficiente. Desde allí se ve nuestro mundo congestionado de hoy, como un mundo que exige la especialización en el trabajo a todos los niveles de la sociedad humana. Para ello, y para asegurar que los recursos de uso humano fluyan holgadamente allí donde se necesitan, para que la sociedad se conserve en equilibrio, es preciso contar con niveles 111 de solidaridad humana, con estructuras sociales básicas sostenibles, con asociaciones productivas, con organismos sociales estables, que sirvan de punto de apoyo para el trabajador pequeño, que le permitan articularse en el trabajo, que el trabajo de unos se complemente con el de otros, pero cuya compensación se dé en términos justos de intercambio. Esos ideales están, por lo pronto, cada vez más lejanos de nosotros. Esa equidad, ese equilibrio esa estructura estable sostenible se dan cada vez menos. La injusticia, las quiebras, la ruina se van apoderando lenta pero inexorablemente de nosotros. Hay, sin embargo, algunas diferencias en las consecuencias: En la sociedad agrícola, de estructura plana, la ruina de un campesino, el caos que produjera, tenía, una significación general pequeña desde el punto de vista de la totalidad social. En la sociedad industrial moderna, de estructura piramidal y jerarquizada, la ruina de una asociación productiva puede trascender y afectar gravemente en la economía de sectores muy importantes de la Sociedad en conjunto. El caos puede propagarse como una cascada, en proporciones geométricas. La ruina de una economía nacional puede ser una catástrofe que afecta a todo el mundo. Parece como si esa realidad que venimos describiendo hubiera sido extraída de un capítulo de “Del origen de las especies por medio de la selección natural”, de Charles Darwin publicada en 1859, dedicada al estudio del comportamiento animal. Pero no. Esa obra influyó notablemente en las ideologías posteriores que la asumieron como una explicación válida del comportamiento humano, ignorando la condición racional del Hombre, se habla informalmente de las características de sus “instintos”, que tienen su asiento, según hoy se sabe, en su “amígdala cerebral, su centro emocional, algo diferente de su evolucionada corteza cerebral. Cosa que sería extraña en los medios científicos de hoy día, pero que en su tiempo no dejó de ofrecer motivos muy serios para que sus formulaciones aplicables a la conducta de la vida animal fueran vistas como una analogía de lo que ocurre en la especie humana, por muchos filósofos europeos, no sin cierta razón, entre 112 ellos Federico Nietzche (1844-1900) filósofo alemán, muy influido por Darwin, basa su doctrina para explicar la dinámica de la sociedad humana, la cual se basa en una especie de vitalismo metafísico, en la “voluntad de poderío” que llega a su culminación en el <<superhombre>> y tiene gran influencia en el desarrollo del racismo germánico. Esa realidad, no es nada diferente de la que Charles Darwin señala como plan de vida para especies animales que no han alcanzado a desarrollar un cerebro reflexivo semejante al nuestro, con el potencial de identificar y permitirle darse cuenta de su posición espacio – temporal- espiritual, de prefigurarse algunas formas de futuro, discernir y escoger entre ellas aquella con que sueña y desea para sí, y premeditar sobre los caminos para llegar allá, proceso que le permite al ser humano moverse de manera peculiar y diferente, incluso, a cualquier otra especie, incluidas allí las más evolucionadas, lo que hace en el “plano” de la dimensión espiritual. Obviamente los animales no parecen tener, al menos conscientemente, referencias del mundo espiritual, porque su evolución no ha llegado hasta donde está la nuestra, por lo que se sabe, y su movimiento se da, en general, por estímulos irracionales sensibles internos y externos, el hambre, la sed, el celo, el miedo, la visión de plantas y animales que le proveen de alimento, y la presión del medio exterior, la escasez manifiesta de alimentos, de agua, la presencia y la necesidad de competir con otros animales rivales o de defenderse de los depredadores, entre otros. El hombre moderno, viviendo en la sociedad secular en que vive, tremendamente marcada por su visión mecanicista, materialista, plana del Mundo, se cierra al desarrollo de su potencial cerebral, cuya sensibilidad, de otra manera, lo conduciría a un mundo nuevo e insospechado, el mundo “inmaterial” donde viven los espíritus, aquel que frecuentan y que les es muy familiar a los artistas y a los poetas; diríamos, tal vez, impropiamente, “extramundano”. 113 Ello comienza por el desconocimiento, el rechazo del Ser de Dios, como Realidad, del Espíritu que anima, que le da sentido a todo el proceso del Universo. Comienza por cerrarse a la idea de contemplarse a sí mismo y experimentar, en su propia existencia, la calidad de criatura. Comienza por cerrarse a la idea de comprender lo que significa la afirmación de nuestra semejanza con El, a la idea de asumir seriamente la tarea de desarrollar su condición humana por encima de su naturaleza animal. En ese proceso creador, que es dinámico, podría decirse que el ser humano está siendo constantemente creado, igual que la totalidad del Universo, cuya dinámica nos inquieta, que deseamos conocer íntimamente, pero cuyo conocimiento abordamos desde una perspectiva inadecuada. ¿Por qué nos resistimos a aceptar que la Evolución es el producto de un proceso creativo que estamos en incapacidad de comprender desde nuestra sola perspectiva materialista? Realmente, la Evolución es obra de Dios, y su proceso creador está en plena acción. La Naturaleza está siendo permanentemente “remodelada” y la consciencia humana, que puede adentrarse en ese “extraño” mundo inmaterial para explorarlo, puede permitirle contribuir a ello o frustrarlo, al menos dentro de su propia esfera de influencia. Para mayor claridad del lector, sin pretender la profundidad y extensión de un tratado sobre el tema, detengámonos en algunas consideraciones importantes. El pensamiento ideológico, el pensamiento científico, el pensamiento religioso, el pensamiento humano, en general, la misma reflexión, se dan en el mundo espiritual, aún el de aquellos que dicen no reconocer otra cosa que la realidad tangible, que se puede ver y tocar, del mundo material. Las contradicciones, los conflictos que se dan en ese “espacio” pueden afectar la realidad material del ser Humano. De hecho, muchas realidades materiales son producidas por acciones de gente que se inspira en el Espíritu, incluso de la manera más perversa. Cada persona vive, si es asertiva, en el espacio propio de y conforme con su propio espíritu. Por distintas situaciones, y muchas veces sin ser plenamente consciente de lo que hace, toma 114 decisiones que no le permiten su realización personal, convirtiéndose, ya en un “apéndice” espiritual de otro, ya dejándose “colonizar” por otros, ya por ser materialmente incapaz de liberarse del imperio de otros. Los espíritus pueden asociarse y generar experiencias comunes nuevas, pueden enfermarse, emanciparse, etc. Los capítulos más relevantes de la historia humana son el producto de los procesos espirituales que se han gestado en la mente humana. Las realidades materiales, tangibles, también pueden influir en el Espíritu. Condicionan su evolución, ya estimulándolo o desestimulándolo. El descubrimiento de un ingenio material útil, de una herramienta, puede abrirle horizontes insospechados. El telescopio de Galileo Galiley le abrió, definitivamente el horizonte a la ciencia experimental y al desarrollo sostenido del pensamiento científico. Algo como el teléfono, la televisión, los computadores u ordenadores electrónicos, las vías de comunicación, pueden ser elementos integradores espirituales de gran significación. Mal usados pueden ser elementos desintegradores del Espíritu. Una televisión poco prudente, puede disociar el espíritu familiar, desvirtuar la labor formativa paterna, enfrentar a sus miembros. Una carretera puede introducir elementos de desintegración de las comunidades. ¿Es el campo espiritual, aparentemente inmaterial, una nueva dimensión, una más, de las que podemos ser conscientes los humanos, y en la que se sitúa también la Naturaleza? Muchas elaboraciones teóricas, expresadas en lenguaje matemático, en el campo de la Física Cuántica, demuestran ciertas realidades posibles, explicables solamente si se consideran once dimensiones (hasta ahora) para expresarlas completamente. Aunque inmaterial, el espíritu no es algo amorfo. Tiene forma, tiene límites. Parece ser que hay espíritus más complejos que otros. Parece ser que el espíritu humano es el más complejo entre los de los seres vivos conocidos. Puede moverse, a voluntad, en el mundo inmaterial, espiritual y luego, mediante sus instrumentos corporales físicos, materializar en realidades físicas sus deseos. Los animales carecen de la consciencia necesaria para obrar así. Su espíritu es 115 más conforme con sus aptitudes físicas de locomoción física y su capacidad de sentir emociones e impulsarse en la acción por medio de ellas. Las plantas tienen su espíritu más simple: Es fotosensible, busca el efecto vivificante de la luz. La conducta de los seres más simples, incluso como aquellos que excluimos del conjunto de los seres vivos, son la manifestación de alguna forma de actividad espiritual. Podría decirse, al menos, que los seres de los que está poblado el Universo comparten, en alguna medida el espacio inmaterial propio del Espíritu. No son sólo cosa “material”, en el sentido que le damos a esa palabra. En otras palabras, la materia no es lo que parece ser. El concepto que tenemos de ella a través de nuestros sentidos, está solamente relacionado con los caracteres a los que esos sentidos nos permiten acceder. Es fácil confundir la realidad de un espíritu con la virtualidad de una idea. Sin embargo, entendemos que la personalidad de una persona es algo real, que la manera de ser de una nación se diferencia de la de otra por su espíritu. Ninguna de esas dos realidades se puede improvisar. Su construcción debería merecer el mayor de los cuidados. Igual que su soporte material, el cuerpo humano, el cuerpo de la nación, influyen de manera muy peculiar en la naturaleza de la realidad física que generan. En el ámbito de los espíritus se cuece gran parte de la realidad humana: Se prepara el futuro, se conspira y muchas cosas más. A menudo, sin siquiera ser consciente de aquellas realidades, muchos se mueven en ese mundo, aún negándolo. Las estadísticas mismas, en que se mide la actividad criminal, por ejemplo, con el número de defunciones mensuales por muertes provocadas, nos muestran algo incompleto, algo como la parte que ”sobresale del témpano de hielo”. Se refieren únicamente a la materialización, en hechos físicos, de una actividad que se mantiene “invisiblemente” en la dimensión espiritual. La historia del desarrollo moderno del espíritu humano y, luego, del desarrollo material de la civilización occidental, es el producto de una revolución espiritual que se proyecta indiscutiblemente en el mundo industrial: El Renacimiento. 116 Cola di Rienzo (1313-1354) tribuno plebeyo de la ciudad de Roma, aprende latín de un monje que lo protege y que se lo enseña en el convento. Ello le sirve para familiarizarse con muchas de las inscripciones de los monumentos romanos de la antigüedad. Allí descubre la grandeza del viejo espíritu de la cultura romana e inicia el proselitismo de sus ideas entre la población plebeya de la Ciudad, encontrando un apoyo creciente. Viaja a Aviñón con la intención de proponerle al Papa que regrese a Roma para la restauración de la República Romana. No lo logra, más éste le da poderes para que forme un gobierno, realice las reformas que le han inspirado sus observaciones y lo hace. No dura mucho tiempo, sin embargo. Del lado oscuro de la Ciudad, surge otra de las prácticas recurrentes de la política romana: La intriga, la conspiración de la aristocracia romana que frustran su intento de reforma. Trata de huir, pero Los “barones” romanos lo toman prisionero y lo envían a Aviñón donde el Papa, acusándolo de herejía para ser procesado. Cola di Rienzo asume personalmente su defensa ante el Papa. Con sus argumentos lo convence de lo contrario. En Aviñón, admira la grandiosidad de su cultura, de su arquitectura. Allí conoce a Petrarca, poeta italiano muy conocido, nutriéndose de sus ideas y quien comparte con él su ideal de restauración de la democracia y de la república romanas. Así animado intenta una segunda opción para formar gobierno, sin saberlo, ya al cabo de su vida. No obstante, después de unos meses, no logra superar su cruenta oposición, intenta huir, pero cae asesinado y su cadáver es lanzado al río Tiber. Estos dos intentos materializados por Cola di Rienzo, con un fuerte apoyo popular que deja su fermento en medio del pueblo y el movimiento ideológico generado por la obra poética de Petrarca, más que todo alrededor de su obra el “Canzoniere” y los “Triunfi”, llamado petrarquismo, son la chispa que da inicio al movimiento de restauración cultural y de apertura hacia nuevas manifestaciones del espíritu humano que hemos bautizado con el nombre de Renacimiento. 117 En la primera mitad del siglo XX, después de la Primera Guerra Mundial, se dan dos intentos fallidos de restauración espiritual, que fracasan por la brutalidad con que son afrontados. Estos intentos terminan siendo afrontados militarmente por Francia, Gran Bretaña y EE. UU. De Norteamérica en la Segunda Guerra Mundial. Uno de ellos lo procura en Italia Benito Mussolini (1883-1945), estadista italiano, quien inaugura un régimen político que alcanza a durar casi veinte años. Funda el partido Fascista en 1919, en 1922 asume el Poder sobre la base de la presión política de sus “camisas negras”. Recupera la economía italiana postrada como consecuencia de la Primera Guerra Mundial y se entrega a una tarea legendaria que tiene su espacio en el sueño de los italianos: La restauración del viejo Imperio Romano con su majestad y su pompa. Su primera acción expansiva la realizó en Etiopía, reino africano, prácticamente indefenso en 1935. Esa experiencia mostró el camino que tomarían las cosas en lo sucesivo. En 1940 se alía con Hitler participando con éste, de su lado, en la Segunda Guerra Mundial. Desde tiempos de Federico II de Prusia (1712-1788) empieza a cuajarse un sueño germano de constituir a la nación alemana con su propio Estado, lo que se cumple en tiempos de Bismarck (1815-1898). En lo profundo del espíritu alemán se observa cierta afinidad con la cultura helenística, la que algunos consideran influyó en la conformación del pensamiento y de las raíces originales de las lenguas germánicas. Setefan George (1868-1933) poeta lírico alemán, se considera apóstol de ese ideal helenístico. Joseph Goebbles (1897-1945) ministro de propaganda nazi y Claus von Stauffemberg (1907-1944) autor del atentado contra Hitler el 20 de julio de 1944 son discípulos suyos. El primero es el artífice de una manera grotesca de alcanzar aquel ideal, el segundo, intenta parar aquella maquinaria mortal, pagando su osadía con su propia vida. Stefan George muere en Suiza de pena moral en 1933, anticipándose y profetizando el fin trágico del III 118 Reich, horrorizado por el salvajismo de los nazis. Su último deseo es que no sea sepultado en su patria. “¿Debería sentirme halagado? Se ha cumplido mi profecía: Ya llegaron los otros, los bárbaros, Y lo están haciendo muy bien… ¿Qué puede seguir sino la noche? Cada vez estamos más lejos de Grecia. Cada vez estamos más lejos de la Luz. Ese individuo que cambió la profundidad por la propaganda, Ha tratado de convencerme para que regrese a la “Gran Casa” (El gran hombre debió decir gran cárcel y gran cuartel). Hasta me ha ofrecido una corona de laurel y casa y renta. Pero yo no quiero ser testigo del horror. Mi querido Claus, si muero antes de que caigan los nuevos hunos, No permitas que esa gente disponga de mi cadáver. ¿No organizarían con él un festival de autobombo? ¿No me convertirían en un símbolo de su causa? Además, creo que un poeta merece descansar entre humanos”. Cuando habla de Claus, George se refiere a Claus von Stauffemberg, su discípulo favorito y quien con su maestro clamaba por la restauración de los valores de la Grecia antigua. “Berlín, invierno de 1941. Por fin tengo clara una cosa: Ese homúnculo llamado Hitler es el Mal (¡Lo que puede llegar a ser Alguien que parece sacado de un comic!). Mi profesor de poesía y cultura griega anunció en algunos de sus versos El advenimiento de un bárbaro que destruiría el orden burgués Y en su lugar instauraría una aristocracia pagana. ¡Un huno nos devolvería a Atenas! Eso nos sonaba muy poético. Pero la profecía del poeta se ha cumplido a medias: 119 Desde que el nuevo Atila llegó al poder No ha hecho más que instaurar la barbarie. ¿Y qué de la sociedad que preconizaba Platón? ¿Y qué de la estética espiritualizada que nos haría mejores? Maestro George, Atenas sigue en veremos, y todos sus alumnos Como si tal cosa”. El Holocausto judío no es otra cosa que una de sus formas más brutales de resolver las contradicciones de esa nueva cultura con la sociedad burguesa que domina al país y que lo ha sumido, como consecuencia de la Primera Guerra Mundial, en la miseria. Adolfo Hitler, logra la recuperación económica, arma su ejército y con el nazismo, se alía con Benito Mussolini para tratar de alcanzar, cada uno su ideal a su manera y terminan provocando la Segunda Guerra Mundial. El siglo XX nos deja muchas frustraciones pero también esperanzas. Nos queda la consciencia de la experiencia vivida. Su capitalización y aprovechamiento son la mejor manera de honrar la memoria y de hacer útil la vida de tanta gente que pagó el precio de errores históricos de todas las dimensiones, gracias a la carencia de una consciencia capaz de darles a sus autores una idea de la perspectiva humana, de sus responsabilidades. En este siglo fueron puestos en marcha proyectos políticos, algunos de ellos gigantescos, cuyo intento de realización produjo y sigue produciendo, en algunos casos, desproporcionado dolor humano en comparación de sus beneficios. Desde este punto de vista, el futuro nos depara el compromiso de tomar serias e inaplazables decisiones, en torno a los temas de la Educación, de la Política de la Producción, del Trabajo, de la Economía, de la Seguridad Social, del Desarrollo de la Cultura y la política del Estado y sus efectos pedagógicos sobre la consciencia del ser humano. Es difícil calcular las dimensiones del daño causado a la niñez, el deterioro de su vida adulta, sólo porque su cerebro se ha nutrido de experiencias que han generado en él la Guerra, la 120 Violencia, con sus resentimientos, sus odios, sus miedos, sus frustraciones. Los fines de la Ingeniería, se ve aquí, que se confunden con los de las demás disciplinas humanas, y los de la Humanidad en general, entre ellas las Ciencias Naturales, la Medicina, la Arquitectura, el Derecho, la Filosofía, solamente como ejemplos de una compleja lista de temas propios de las disciplinas actuales. Para entender las conexiones entre los fines de las diferentes disciplinas, es preciso tener una visión profunda de la cultura humana, como un todo. Lo único más importante que esto, es que esa Cultura posea aquella profundidad que se espera que tenga. De no ser así, el espíritu humano decrecerá y en algunos casos sucumbirá sepultado bajo el peso de los designios de intereses extraños, de la esclavitud, de la servidumbre, de la tiranía. Y el Trabajo auténtico, como tal, incluso el de los profesionales y el de las personas más cultas, perderá su sentido y significación, se volverá extremadamente manipulable, y podrá ser orientado, como muchas veces ha ocurrido, en contra del mismo Hombre. Otro aspecto importante del entendimiento humano que merecerá nuestra atención detallada en un área aparte, más adelante, es una consideración de fondo sobre la situación real de la especie humana y las demás especies vivas frente a la fuente real de los recursos que necesitan para sobrevivir y multiplicarse y cuyo conocimiento ha sido aportado por las ciencias experimentales en la época moderna al actual caudal del pensamiento científico respecto del medio natural en que vivimos. Ello afecta de manera fundamental la economía de la capa viviente del planeta, en general, y de la vida humana en particular. El descubrimiento de esa realidad exige un cambio radical en la posición de los seres humanos frente a lo que entienden por Riqueza, frente a sus actuales consideraciones respecto del valor del trabajo, de que se tengan en cuenta para él propósitos de bien común y frente a sus consideraciones actuales del valor de la cooperación con las demás especies vivas. 121 Definitivamente tenemos que aceptar que nuestro planeta no es autosuficiente, que la interacción con otros astros, particularmente con el Sol, la estrella central de nuestro sistema solar, es el medio de acceso a fuentes energéticas exteriores necesarias, para cuyo aprovechamiento está perfectamente adaptada la vida planetaria, que los recursos naturales terrestres tienen sus límites en su capacidad de soporte de vida, que los seres humanos, individualmente o colectivamente somos absolutamente dependientes del entorno local en que vivimos y que quizás jamás podremos emanciparnos de la Naturaleza, como muchos piensan que lo venimos haciendo. Ello determinará también la forma como trabajen, en lo sucesivo, los ingenieros que aportan el soporte físico, los empresarios, los estadistas, como sea orientada la Cultura, como se desenvuelva la vida cotidiana de los hombres, como se estructure la sociedad humana, etc. El hacer caso omiso de aquello puede alejarnos de la posibilidad de dar la respuesta adecuada al reto de nuestra adaptación a un mundo que cambia, tal vez imperceptiblemente pero inexorablemente, haciendo, en algún momento, imposible nuestra vida. En nuestro país, en todos los sectores de la sociedad, las formas más astutas de engaño, las más deprimentes, las más crueles de violencia, los más excluyentes y descalificadores actos de intimidación, de traición, la práctica de los más codiciosos actos de explotación humana, los más absolutistas actos de dominio sobre la vida ajena, usados como logros últimos heredados, al nivel de la alta política tradicional para ejercer el Poder Político, con toda clase de disfraces y máscaras, han llegado a penetrar, a anidar, a ser asimiladas por la misma base social, como formas de ejercer el poder personal aún al nivel de las relaciones interpersonales para alcanzar la supremacía social. La destrucción de las comunidades rurales y urbanas, la masificación de la sociedad, particularmente en las grandes ciudades, la experiencia, por muchos años, de soportar toda clase de abusos y arbitrariedades sin que se vea, el cumplimiento de las promesas electorales, siquiera de lejos, la presencia de un Estado fuerte y decidido, la acción eficaz de una justicia pública, han destruido la fe de la gente en el porvenir, le hacen sentir la insignificancia de 122 su individualidad, en las promesas sembradas desde siglos ha por la Religión, le hacen sentir lo insignificante de su ser individual, sin la menor opción de un trabajo fijo, así sea medianamente lucrativo, experimenta la angustia de su indefensión frente a las fuerzas exteriores que ejercen despiadadamente sus propios designios, por encima de su vida y de su muerte, han desaparecido en ella las expectativas de lograr, por medios propios, una vida mejor. Nuestros pueblos se han olvidado de su dignidad, del concepto de sus derechos y cifran toda posibilidad de redención en sus posibilidades de fuerza, en sus alianzas con los poderes probados, establecidos localmente, que entre nosotros están personificados por las pandillas juveniles de barrio, los grupos insurgentes de todas las tendencias políticas e ideológicas, las organizaciones de producción y distribución nacional e internacional de estupefacientes, las pandillas criminales, etc., que forman abigarradas redes de intercambio, en las que se acostumbra a contratar los trabajos sucios que “ensucian” la hoja de vida con gente independiente, vinculada sólo ocasionalmente con las organizaciones. Esta otra realidad, como plan de vida, como decíamos atrás, tampoco es nada diferente de lo que Charles Darwin señala en su obra “Del Origen de las Especies por medio de la Selección Natural”, como plan de vida para las especies animales. Este plan de vida podría aplicarse a seres humanos que, como ocurre a menudo entre nosotros, son sensibles sólo a los estímulos que mueven a su amígdala cerebral, su cerebro animal,- mamífero-, donde tiene asiento su centro emocional, y cuya corteza reflexiva se atrofia por falta de uso, destruida por el alcohol, los estupefacientes o ahogada por un medio humano asfixiante que le niega al ser humano toda opción de vida superior. Y habíamos dicho que una de las tareas del ingeniero, enfocándonos en él como podríamos hacerlo en otras disciplinas, es, precisamente, el cuidado de los recursos naturales y su eficiente aprovechamiento. Resulta casi obvio que el adecuado 123 uso de los combustibles, por ejemplo, de las materias primas industriales, el evitar los desperdicios y el derroche suyos son tareas que le competen, pero no es tan obvio que el recurso humano pudiera tener para el ingeniero un sentido semejante. En este caso las distintas ramificaciones de la estructura social tendrían el significado de un recurso humano evidente, si se quiere, incluso más valioso que el recurso desarticulado y desorganizado conformado por seres humanos independientes. Es desde este punto de vista que se justifica para el ingeniero la consideración de los problemas de relación social que venimos esbozando y cuya solución social tendría extraordinarias consecuencias prácticas. En el mismo sentido podría asumir el ingeniero el significado de una rica ética humana que le de sentido a su vida y a su actividad lo mismo que de la Cultura, con todo lo que ello implica en el establecimiento de una vida civilizada justa y armónica. Es por eso que la rígida e irracional estructura de poder y mando que se ha formado tras doscientos años de imperio de la sociedad burguesa industrial, en reemplazo de la vetusta sociedad medieval, merece, a su vez, una acerba critica. Los resultados no pueden ser más espeluznantes. Con ello no ganan los que han logrado “triunfar” alcanzando a amasar grandes fortunas y enorme poder económico; pierde la humanidad entera, incluso éstos. El proceso de acumulación llegará al momento de la crisis, en la cual la demanda será incapaz en cantidad calidad y precio, de asimilar la oferta en el intercambio económico siendo cada vez más pobre y marginada, y el sistema económico se parará, siendo éste posible solamente en las esferas económicas de los más ricos, reduciéndose cada vez más. La calidad de la oferta de trabajo se irá especializando más y más para caer luego en perfiles cada vez más bajos, perdiendo la visión del conjunto, en beneficio de las grandes organizaciones. Muchas artes serán olvidadas, teniendo que marginarse a medida que la demanda de trabajo en las grandes organizaciones disminuye, en beneficio de las productoras más “competitivas”, deshaciéndose las grandes estructuras de intercambio económico y reduciéndose nuevamente las comunidades humanas, 124 principalmente las más marginales a formas de vida más y más aisladas. La experiencia en nuestro país planteado por la apertura económica de 1994 demuestra cómo la estructura productiva queda reducida, en solamente 10 años, a la sombra de la que fue antes. Las estadísticas, que ya habíamos mencionado atrás no pueden ser más elocuentes: Luego de casi 100 años de “Revolución Industrial” el 95% de la producción está en manos de empresas medianas y pequeñas y de éstas, solamente el 25% son legales. Las demás son informales. Nuestra pirámide organizacional productiva ha desaparecido casi por completo. Nuestra estructura económica “industrial y comercial” se ha vuelto plana, con características de funcionamiento semejantes a las de la economía agraria. Se conforma de multitud de empresas inconexas que se debaten en un medio hostil tratando de mantenerse, aún cuando se encuentren, por razón del azar, en el ojo de los huracanes que se suscitan constantemente. La apertura económica provocó el derrumbe general de nuestras grandes empresas, lo mismo que el establecimiento en nuestro país de grandes estructuras empresariales extranjeras, y alianzas estratégicas, particularmente en los negocios de distribución al detal de alimentos y artículos de consumo que hoy han asumido gigantescas proporciones, servicios bancarios y distintos servicios de telecomunicaciones, para agregar a las que tradicionalmente se han asociado para la explotación de recursos como el petróleo, el carbón, los metales preciosos, etc. Si retomamos la sentencia de la Biblia del Capítulo 2, Versículo 17: “Mas del fruto del árbol del bien y del mal no comas: porque en cualquier día que comieres de él, infaliblemente morirás”, y hacemos una mirada retrospectiva de nuestra experiencia, del gigantesco desorden que reina en nuestro mundo, de las consecuencias en destrucción, en dolor inmenso, en frustración y muerte, es preciso entender que esa sentencia no es algo sin significado, una mera leyenda mítica sobre viejas experiencias que quedaron registradas en nuestra Tradición, como es el caso de “Alicia en el país de la maravillas” y otras historias famosas, a las 125 que los antropólogos, quizás con sobrada razón, les asignan su espacio importante en la memoria del alma europea. Esa no es tampoco una sentencia condenatoria con efectos mágicos y místicos. Creo que es, ante todo, la expresión simbólica de un proceso previsto por el Creador, con consecuencias demasiado dolorosas. Él señala un destino claro al Hombre si, dentro de su libertad de acción, no rectifica su ruta. No es Dios que condena, es el Hombre, que juzga con codicia y mala fe, que escoge su suerte desobedeciendo, inspirado en un consejo perverso, de alguien que <<”se arrastra”>>, que, por lo tanto no mira lejos y que la Biblia simboliza con la serpiente, fundamentándose en el poder seductor de la mujer y en una incipiente y poco experimentada visión, y se equivoca; y luego, a través del tiempo, ejerce su razón sin el menor sentido de responsabilidad. Los desórdenes en el campo del Espíritu, como elementos de una realidad concreta, tienen efectos en el espacio – tiempo, las otras dimensiones en las que se expresa esa misma realidad. Uno de los propósitos del tema que sigue, tiene por objeto reflexionar así sea un poco someramente, sobre las condiciones de madurez que exige la naturaleza humana para ejercer plenamente el uso de su razón, de su poder reflexivo, de su “libre albedrío”, de su autonomía, para alcanzar los niveles de seguridad necesarios en la consecución de sus metas y objetivos. La Razón es una destreza, un nuevo elemento, un nuevo instrumento de la Vida que debe ser correctamente manejado, y a aquellos más experimentados les corresponde la tarea de adiestrar a los menos experimentados y a aquellos que les sigan en su correcto y sabio manejo. 1.2.1 LA RAZÓN, EL NUEVO INGREDIENTE DE LA VIDA. La razón es, pues, un nuevo ingrediente, un nuevo factor natural a contar en el juego de la Vida. En lo visto atrás, esa razón se refiere a la auto consciencia, al “darse cuenta” de la presencia de sí mismo, “se les abrieron los ojos, y como echasen de ver que estaban desnudos…”, igual, se refiere a la posibilidad del 126 discernimiento del yo, del otro, del aquí, del allá, del ayer, del hoy, del mañana, es el reconocimiento, la consciencia de la dimensión espiritual, de la realidad de las presencias espirituales. Es la concepción de una realidad que supera la consciencia positivista, “plana”, de la misma, que le confiere una profundidad de la que aquella carece. Plantea la aparición de nuevas “especies” de seres que se perfilan con el tiempo, la nuestra, probablemente la pionera, pero, seguramente, no la única. Es la consciencia que percibe la existencia de un desequilibrio universal en el campo del Espíritu, que no perciben quienes han desarrollado su sensibilidad solamente dentro de los modelos del pensamiento positivista. Es la consciencia sensible a referencias como la historia de la Salvación, el acto de Redención de Jesús, a la poesía, al arte, a la música. Es la consciencia que entiende la trascendencia de la ética y la moral, no solamente como normas, como códigos restrictivos de la conducta, sino como “caminos”, como “vías” expeditas para alcanzar logros deseados. Es cierto que los caminos existen desde siempre y la Naturaleza los recorre todos ellos. Sólo que los hombres apenas sabemos de su existencia cuando hemos entrado en el uso de la razón, cuando podemos ejercer nuestro poder de reflexión, cuando hemos trascendido, apoyados en el acto mero de razonar, hacia realidades diferentes, más profundas, situadas más allá de ese acto de razonar. Se puede decir que el pensamiento moderno respecto del conocimiento, el significado de la razón, se mueven dentro del contexto del pensamiento kantiano. Javier Echegoyen Olleta en su versión de Immanuel Kant (1724 – 1804). Resumen de su pensamiento, tomado de la página web www.torre de babel.com, afirma, respecto a la “estética trascendental, la forma “a priori” de la sensibilidad: “La Estética (del griego "aisthesis", "sensación") trascendental es la ciencia de todos los principios de la sensibilidad. La Sensibilidad es la capacidad o facultad de las sensaciones. La 127 Estética explica el modo de tener sensaciones y al ser "trascendental" tratará del conocimiento de las condiciones transcendentales (universales y necesarias) que permiten el conocimiento sensible, paso previo para todo conocimiento. Kant distingue dos momentos en la percepción: la materia y la forma. El efecto de los objetos en la sensibilidad son las sensaciones, que son, pues, dadas a posteriori y constituyen, según Kant, la materia del conocer al nivel de la sensibilidad. Pero las sensaciones se presentan ordenadas en ciertas relaciones; eso que hace que las sensaciones aparezcan ordenadas en ciertas relaciones es la forma. La forma no es dada a posteriori, sino que está ya a priori en el espíritu, como forma de la sensibilidad, (Kant la llama también intuición pura). La síntesis (unión) de sensaciones o datos empíricos, como materia, y la forma a priori es el fenómeno”. Cuando se refiere a lo que llama la “Analítica trascendental” o la espontaneidad del entendimiento, dice: “Las formas puras o principios a priori de la sensibilidad son, según Kant, el espacio y el tiempo. Espacio y tiempo son las condiciones de posibilidad de toda experiencia porque no es posible ninguna experiencia que no esté bajo esas relaciones. Ahora bien (y esto es muy importante), espacio y tiempo no son, según Kant, propiedades objetivas de las cosas mismas, sino formas a priori de la sensibilidad. El espacio y el tiempo son la forma de la experiencia externa, y el tiempo de la interna. La matemática es posible (es un saber a priori y sintético) por el carácter apriórico del tiempo y del espacio: la geometría y la aritmética se ocupan, respectivamente, del espacio y del tiempo. Puesto que la matemática está fundada en las formas de la intuición, toda objeto que se de en la intuición debe cumplir las leyes de la matemáticas”. “La sensibilidad realiza las primeras síntesis al unificar las sensaciones en el tiempo y el espacio, pero percibir tal multiplicidad (colores, formas, sonidos...) no es, sin más, 128 comprender los objetos. Comprender lo percibido es la función propia del Entendimiento. Kant estudia esta facultad en la Analítica Trascendental. Nuestro conocimiento incluye conceptos además de percepciones, pues comprender los fenómenos es poder referirlos a un concepto; cuando no podemos referir las impresiones sensibles a un concepto, nuestra comprensión de aquéllas resulta imposible. Esta actividad de referir los fenómenos a los conceptos se realiza siempre a través de un juicio. El entendimiento puede ser considerado, pues, como la facultad de los conceptos, o bien como la facultad de los juicios, la facultad de juzgar. Kant distingue dos tipos de conceptos, los empíricos, que proceden de la experiencia y son a posteriori, y los conceptos puros o categorías, que no proceden de la experiencia y son a priori: las categorías (sustancia, causalidad, unidad, necesidad,...); son nociones que no se refieren a datos empíricos pero tampoco son construidas, "inventadas" empíricamente por el hombre, pues pertenecen a la estructura del entendimiento (son a priori)”. “El conocimiento es posible porque aplicamos las categorías a la multiplicidad dada en la sensación. Los conceptos puros son condiciones trascendentales, necesarias, de nuestro conocimiento de los fenómenos ya que el entendimiento no puede pensarlos si no es aplicándoles estas categorías: todo aquello que es objeto de nuestra experiencia es sustancia o accidentes, causa o efecto, unidad o pluralidad, etc. De este modo, el conocimiento resulta de la cooperación entre la sensibilidad y el entendimiento: la sensibilidad nos da objetos, el entendimiento los piensa; pero las categorías solamente son fuente de conocimiento aplicadas a los fenómenos (a las impresiones sensibles que se dan en el espacio y el tiempo) y no tienen aplicación válida más allá de los fenómenos. El error de la filosofía dogmática (basada en el uso puro de la razón) consiste en usar las categorías para referirse a realidades transempíricas o trascendentes (Dios y el alma, p. ej.). La Física es posible como un saber a priori porque el mundo tiene 129 una estructura matemática (al estar sometido al tiempo y al espacio) y porque las categorías tienen una validez empírica; porque todo fenómeno está estructurado en función de las categorías. Con ello Kant está legitimando filosóficamente el Universo Newtoniano”. “La "Dialéctica Trascendental" estudia la Razón y el problema de si la metafísica puede ser un saber a priori, y concluye que la Metafísica como disciplina científica es imposible. La Metafísica quiere alcanzar las cosas tal y como son en sí mismas, sus objetos son transcendentes (no empíricos): el alma, su libertad e inmortalidad, Dios y el mundo como totalidad; pero la ciencia usa necesariamente las categorías y éstas sólo pueden emplearse legítimamente aplicadas a los fenómenos, a lo dado en la experiencia. La Razón teórica, en sentido laxo, es lo que permite el conocimiento del mundo, y en sentido estricto la facultad de las argumentaciones. Kant entiende por "dialéctica" el razonamiento falso con apariencia de verdadero. La "Dialéctica Trascendental" debe mostrar pues cómo la Razón realiza argumentos aparentemente correctos pero ilegítimos. Precisamente las argumentaciones de la metafísica son de ese tipo”. “El conocimiento intelectual formula juicios y conecta unos juicios con otros formando razonamientos. Pero hay una tendencia peculiar en el uso de la Razón: la Razón busca encontrar juicios cada vez más generales, capaces de abarcar una multiplicidad de juicios particulares sirviendo a éstos de fundamento. La Razón aspira a lo incondicionado, al fundamento de los fundamentos. Cuando la Razón, en esa búsqueda de las condiciones de lo condicionado, de leyes más generales y profundas, se mantiene en los límites de la experiencia, su uso es correcto y no da lugar a contradicciones; la ciencia avanza precisamente a partir de esa tendencia de la Razón; pero esa tendencia lleva inevitablemente a traspasar los límites de la experiencia empírica en busca de lo incondicionado: así, todos los fenómenos físicos se pretenden unificar y explicar por medio de teorías metafísicas acerca del 130 mundo, como todos los fenómenos psíquicos por medio de teorías metafísicas acerca del alma, y, finalmente, unos fenómenos y otros se intentan explicar y unificar por medio de teorías metafísicas acerca de una causa suprema de ambos tipos de fenómenos, físicos y psíquicos: Dios. "Dios", "alma" y "mundo", son pues tres ideas de la Razón; ideas que no tienen una referencia objetiva, –no tienen un uso constitutivo– en el sentido de que no podemos conocer los objetos a los que se refieren (Dios, alma y mundo como totalidad); pero sí un uso regulativo pues permiten la orientación de la investigación y dirigen el uso de la razón en la aspiración a una explicación cada vez más profunda de la realidad”. Los desarrollos experimentales más modernos encaminados hacia la aplicación de la Psicología de la Forma, nueva tecnología, útil en el estudio de la percepción humana, en la elaboración interior de la Gestalt, de las “estructuras” ideales, de las “formas” que asumen en la consciencia humana las realidades externas, hacia su aplicación en la pedagogía, y en el tratamiento de algunas neurosis, muestra cómo está trascendiendo en muchas de las aplicaciones científicas el pensamiento de Kant. También anticipa lo que en el mundo actual se denomina la expresión simbólica del conocimiento, consecuencia directa de que no podemos acceder al conocimiento de la realidad sin hacerlo indirectamente e intermediado por algún sistema simbólico, al que accedemos como producto de la cultura particular que ha formado nuestra mente. Es importante tener en cuenta, que esa cultura nos conecta también con la manera que tenemos de percibir el “espacio” de la Moral, y el carácter de nuestra percepción del orden ético. Javier Echegoyen Olleta habla también de su “Idealismo Trascendental”: “El Idealismo Trascendental es la culminación del pensamiento moderno, que comienza con el planteamiento cartesiano del problema del conocimiento: para tener conocimiento estricto es preciso remitirse al sujeto del 131 conocimiento (al "cogito") sólo así tendremos una evidencia tan poderosa como para fundamentar el resto del saber; pero esto se consigue a costa de problematizar el conocimiento de la realidad externa. El empirismo continúa en esta misma línea al considerar que el conocimiento inmediato versa sobre las ideas o percepciones y no sobre las cosas en sí mismas y al sugerir que los grandes problemas de la objetividad (el mundo teórico y el mundo práctico) han de resolverse tras el análisis de los procesos psicológicos gracias a los cuales el sujeto tiene experiencia de los objetos; pero el sujeto del que hablan los empiristas es un sujeto empírico. Kant recoge esta línea de explicación mostrando que debemos reflexionar sobre el modo de conocer para descubrir los elementos, fundamento y límites del saber, pero pone como sujeto a un sujeto distinto: el Sujeto Trascendental, que no se puede identificar con el yo empírico, contingente, hecho de este modo pero pudiendo ser de otra forma; el Sujeto Trascendental es el sujeto metaempírico del cual se predican las distintas formas aprióricas y que realiza las distintas síntesis que dan lugar a la constitución de los fenómenos. La consecuencia es un giro completo en la comprensión del conocimiento y la separación radical entre la filosofía y el sentido común: el conocimiento universal y necesario no se puede explicar si consideramos que el sujeto es pasivo cuando conoce, pero sí al considerar que el sujeto pone algo en el objeto conocido y lo modela a partir de las estructuras de nuestras facultades cognoscitivas (las formas de la sensibilidad y las categorías del entendimiento). En cuanto a la segunda cuestión, debemos recordar que la posición ingenua, y toda la filosofía anterior a la modernidad, mantiene una concepción realista del mundo: en lo esencial el mundo es tal y como lo conocemos; en lo esencial los objetos y sus propiedades y relaciones existen independientemente de la experiencia que podamos tener de ellos; esta es la tesis característica del realismo. Pero con la modernidad (con Kant) aparece la concepción idealista: no sabemos cómo puede ser el mundo independientemente de nuestra experiencia de él; todo objeto del que tenemos experiencia ha quedado influido por la estructura de nuestro aparato 132 cognoscitivo. Estas ideas nos llevan a dos conceptos fundamentales del Idealismo Trascendental: el concepto de Noúmeno y el de Fenómeno. El Noúmeno (o Cosa en sí) es la realidad tal y como pueda ser en sí misma, independientemente de nuestra experiencia de ella; la filosofía premoderna pensaba que nosotros podíamos conocer las cosas en sí mismas, aunque cada escuela dijese algo distinto relativo al ser de dichas cosas; el Fenómeno es una realidad dependiente del Sujeto Trascendental, es la realidad estructurada por las formas de la sensibilidad y las categorías del entendimiento; la realidad tal y como la experimentamos. El sujeto cuando conoce no deja intacta la realidad conocida, la constituye en el propio acto del conocimiento. Por ello, el Idealismo Trascendental se puede resumir en la afirmación de que sólo conocemos fenómenos”. Nuestros conceptos y las discusiones que se dan entre nosotros sobre la Ética y la Moral de ética y moral se derivan en gran medida de las ideas griegas originales. Veamos una cita de “Ética y Política aristotélica” (www.cibernous.com/autores/aristóteles/teoría/etica/etichtml), igual podemos hablar de ciertas virtudes válidas en el ámbito de la política, en los conceptos de gobierno justo o no. En la antigua Grecia es posible encontrar posturas muy diferentes entre algunos de sus filósofos referentes al tema. La posición de Aristóteles, difiere de la de su maestro Platón. El autor de este tema ilustra los fundamentos de sus consideraciones, lo cual se encamina a aclarar algo que apunta a lo que nos interesa aclarar en nuestro tema: “La ética y la política se refieren ambas a la praxis humana, esto es, a las acciones que podemos realizar los hombres y a la dirección que vamos a dar a nuestra voluntad y libertad. La diferencia estriba en que la ética es una praxis íntima, personal y la política es la coordinación de muchas acciones y, por ello, en esta última hay que tener en cuenta la voluntad de los demás. La 133 política gira en torno a las leyes e instituciones creadas para elaborarlas y administrarlas. Ética y política no son simplemente teorías sobre las que los hombres dedican su estudio y se ponen o no de acuerdo. Son un hecho que no hay que demostrar. Todos los días tomamos opciones éticas o políticas porque no vivimos en soledad sino en comunidad. Nuestra naturaleza es plenamente social. Pues bien; Aristóteles era un meteco en Atenas, y por este motivo, no podía participar activamente en la política. Esto, sin embargo, no menoscabó su interés por el ámbito de la praxis humana. De hecho, nos ha dejado algunas obras que tratan estos temas con gran profundidad. Estudiaremos primero la ética y luego la política”. “Según el filósofo, toda actividad humana tiende hacia algún fin (telos). El fin de la actividad de un zapatero es hacer, producir un zapato bien hecho; El fin de la medicina es procurar o restablecer la salud del enfermo, etc.” “Vemos que los fines no son idénticos ya que dependen de la actividad que se lleve a cabo para obtenerlos. Las actividades tampoco son iguales. Aristóteles distingue entre la praxis, que es una acción inmanente que lleva en sí misma su propio fin, y la poiésis, que es la producción de una obra exterior al sujeto (agente) que la realiza”. “Por ejemplo, el fin de la acción de construir una estatua no es la propia producción de la estatua, sino la estatua misma. Pero ésta, además, tiene un fin para lo cual la estatua misma es un medio: conmemorar un hecho, venerar a un dios.... “ “Así, vemos que unos fines se subordinan a otros, existiendo una jerarquía entre ellos y en las actividades que los producen. Por lo tanto, habrá que determinar cuál es fin último del hombre al que estarán subordinados los otros fines. Habrá que buscar un fin que ya no sea medio para ningún otro fin”. 134 “Aristóteles presupone la unidad del fin y del bien, no llegando a considerar en ningún momento la posibilidad de un conflicto entre fines morales. Además, su teleologismo identifica el fin al que algo tiende con el bien, ya que el bien de algo es llevar a buen término el fin que tiene que cumplir, la realización de su esencia y de sus potencialidades.” “Tiene que haber un fin último, querido por sí mismo y que sea el fundamento de todos los demás. Si esto no sucediera, y los fines siempre fueran medios para otros fines, y así hasta el infinito, nos encontraríamos con la paradoja de que los fines son fines de nada, lo cual les haría absurdos e innecesarios (ineficaces). Y como, de hecho, hay fines, por lo tanto, debe haber uno que sea fin en sí mismo y no sea medio para ningún otro”. ”Este fin último o bien es "la felicidad" (eudaimonía), y por eso, se dice que la ética aristotélica es eudemonista, porque considera que el fin (bien) último que persigue el hombre es la felicidad”. “Ahora nos encontramos con el problema de definir qué sea la felicidad y qué es lo que la procura”. “Para unos, la felicidad se alcanza con riquezas; para otros con honores y fama; otros muchos creen obtenerla a través del placer”. ”Sin embargo, dice Aristóteles, todos estos no son más que bienes externos que no son perseguidos por sí mismos, sino por ser medios para alcanzar la felicidad. Es ésta la única que se basta a sí misma para ser: es autárquica y perfecta. Los demás bienes externos se buscan porque pueden acercarnos más a la felicidad, aunque su posesión no implica que seamos felices”. “Tampoco esto significa que el bien sea trascendente al hombre; es decir, que se trate de un Bien en sí, separado de todos los bienes particulares. Aristóteles rechazará la concepción platónica 135 del Bien, aquélla que ignora que sólo es posible realizar el bien en situaciones concretas y particulares, y nunca iguales”: "No es la salud lo que considera el médico, sino la salud del hombre y, acaso mejor, la salud de tal hombre, porque es al individuo a quien cura" “Por lo tanto, pese a que no haya un acuerdo entre los hombres acerca de qué proporciona la felicidad como bien último del hombre, la ética ha de dedicarse a dilucidar qué clases de bienes hay. Según Aristóteles, podemos dividirlos en tres tipos: 1. bienes externos: riqueza, honores, fama, poder... 2. Bienes del cuerpo: salud, placer, integridad... 3. Bienes del alma: la contemplación, la sabiduría...” “No por poseer riquezas garantizamos nuestra felicidad. Tampoco solamente la consecución del placer nos hace felices. Normalmente necesitamos algo más para serlo y en eso nos distinguimos de los animales. Aunque estos bienes particulares no basten, sin embargo ayudan. En esto Aristóteles mantiene una postura moral bastante desmitificada y realista: el bien no puede ser algo ilusorio e inalcanzable. Sin ciertos bienes exteriores (salud, riqueza, etc.) la felicidad será casi imposible de alcanzar”. “Entonces ¿En qué consiste la felicidad (eudaimonía)?” “Si es el bien supremo, aquel que ya no es medio para ningún otro fin, habrá que determinar en qué consiste el bien para cada ser”. ”El bien es el acto (energéia) propio de cada ser, es decir; aquel que viene determinado por su propia esencia o naturaleza. Y puesto que la naturaleza del hombre viene determinada por la función específica de su alma, el pensamiento, la felicidad consistirá fundamentalmente en un bien del alma: la contemplación”. 136 ”El mayor bien para un hombre será el pleno desarrollo de aquello que le es más esencial: la inteligencia; la actividad contemplativa. Será la virtud de la sabiduría la que le procure al hombre la verdadera felicidad, aunque deba conjugarla con otras virtudes y con los bienes exteriores. “Distingue Aristóteles entre dos clases de virtudes, de acuerdo con las funciones del alma: racionales o irracionales. "La virtud se manifiesta en un doble aspecto: uno intelectual, otro moral; la virtud intelectual proviene en su mayor parte de la instrucción o educación...., mientras que la virtud moral es hija de los buenos hábitos; de aquí que, gracias a un leve cambio, de la palabra costumbre -ethos- , viene moral, ética". (ibid., 1103,b.)” “Existen dos clases de virtudes: virtudes éticas y virtudes dianoéticas. Ambas expresan la excelencia del hombre y su consecución procure la felicidad, ya que ésta última es "la actividad del hombre conforme a la virtud". A través de las virtudes el hombre domina su parte irracional”. ”Las virtudes éticas. Son adquiridas a través de la costumbre o el hábito y consisten, fundamentalmente, en el dominio de la parte irracional del alma (sensitiva) y regular las relaciones entre los hombres. Las virtudes éticas más importantes son: la fortaleza, la templanza, la justicia”. “Las virtudes dianoéticas: Se corresponden con la parte racional del hombre, siendo, por ello, propias del intelecto (nous) o del pensamiento (nóesis). Su origen no es innato, sino que deben ser aprendidas a través de la educación o la enseñanza. Las principales virtudes dianoéticas son la inteligencia (sabiduría) y la prudencia”. “Veamos porqué hace Aristóteles esta distinción. 137 1. La virtud como hábito o disposición del alma. La virtud no es innata al hombre, como lo son las pasiones, instintos o tendencias. Si fueran propias de nuestra naturaleza, todos seríamos virtuosos por el mero hecho de ser hombres, y esto, desde luego, no ocurre, pero aunque no es un don de la naturaleza, la virtud tampoco es una ciencia, como sostenían los socráticos y Platón. No por conocer qué es el bien o qué es la justicia somos buenos o justos. No realizamos la templanza por el mero hecho de tener conocimiento sobre qué sea ella. La virtud implica voluntad, obrar a sabiendas, con conciencia. No pertenece ésta sólo al orden del lógos, sino también e inevitablemente al ethos, la costumbre, el hábito. Las virtudes se adquieren a través de la costumbre, el ejercicio y el hábito. Nos acostumbramos a algo cuando repetidamente obramos de tal manera que se convierte en un hábito de nuestra conducta. No podremos ser justos sólo conociendo qué es la justicia. Debemos ejercitarla y a practicarla hasta convertirla en un hábito de nuestro comportamiento. Únicamente practicando la justicia, se puede llegar a serlo. 2. La virtud como término medio. La virtud implica también una cierta medida, un cierto orden entre el exceso y el defecto. Aristóteles intenta objetivar la virtud: ésta ha de situarse en un término medio entre dos vicios, uno por exceso y otro por defecto. Así, el valor es un medio entre la cobardía y la temeridad, y la generosidad será el justo medio entre la prodigalidad (exceso) y la avaricia (defecto). La virtud introduce el equilibrio, la mesura y no la mediocridad. Pero ¿Cómo definir el justo medio? ¿Hay una medida objetiva e impersonal o ha de definirse en función de cada individuo y situación? 138 ¿Todas las cóleras son injustas y viciosas? ¿Podría haber alguna cólera justa? Según Aristóteles no hay una medida impersonal para definir en cada situación el justo medio. Cada hombre debe ser juez tal y como lo haría siempre un hombre sabio y prudente. "La virtud es una disposición adquirida de la voluntad, consistente en un justo medio relativo a nosotros, el cual está determinado por la regulación recta tal y como lo determinaría el hombre prudente" “Aristóteles hace un recurso a la autoridad del "hombre prudente" porque sabe que ninguna definición universal y general de la moralidad abarcará todos los casos concretos y particulares. No es posible, con una fórmula, preveer la acción moral óptima en cada caso. Sólo la experiencia de los hombres y su inteligencia prudente podrán determinar en cada caso la opción moral adecuada”. “Las virtudes morales. La templanza es el término medio entre el libertinaje y la insensibilidad. Consiste en la virtud de la moderación frente a los placeres y las penalidades. La fortaleza es el término medio entre el miedo y la audacia. (Ética Nic. 1115a). La generosidad es un término medio en relación con el uso y posesión de los bienes. La prodigalidad es su exceso y la avaricia su defecto. La justicia consiste en dar a cada uno lo que es debido. Hay dos clases de justicia: La justicia distributiva, que consiste en distribuir las ventajas y desventajas que corresponden a cada miembro de una sociedad, según su mérito. La justicia conmutativa, que restaura la igualdad 139 perdida, dañada o violada a través de una retribución o reparación regulada por un contrato”. “Las virtudes dianoéticas. La más importante de las virtudes dianoéticas es la prudencia (phrónesis). Ésta consiste en la habilidad intelectual de discernir entre cosas que no son necesarias y pueden ser o no ser. Esta virtud es la guía de las demás virtudes morales, aquella que indica qué medios son necesarios para alcanzar los fines propuestos y procurarse el bien”. “Ética y política están íntimamente vinculadas en Aristóteles. La ética desemboca en la política y se subordina a ella, en la medida en que la voluntad individual ha de subordinarse a las voluntades de toda una comunidad. Pero también, la política permitirá que el Estado eduque a los hombres en la virtud y, sobre todo, en la justicia: "El bien es ciertamente deseable cuando interesa a un solo individuo; pero se reviste de un carácter más bello y más divino cuando interesa a un pueblo y a un Estado entero" (Ética Nic. I, 2.) “Ética y política se refieren ambos al bien del hombre. Y el bien de la ciudad y el del individuo coinciden porque la felicidad de la comunidad, como un todo, es la suma de la felicidad de cada individuo que integre esa comunidad. El Estado, además, ha de dedicarse a educar a sus ciudadanos en la virtud y a permitir que los ciudadanos sean felices”. “Sólo en una polis feliz alcanzarán la felicidad los hombres”. ”Aristóteles defenderá un organicismo social: el Estado es como una especie de "ser natural" que no aparece como resultado de un pacto o acuerdo convencional entre hombres, sino que es 140 connatural al hombre, es decir, pertenece a su misma esencia o naturaleza: "Finalmente, la comunidad compuesta de varios pueblos o aldeas es la ciudad-estado. Esa ha conseguido al fin el límite de una autosuficiencia virtualmente completa, y así, habiendo comenzado a existir simplemente para proveer la vida, existe actualmente para atender a una vida buena. De aquí que toda comunidad existe por naturaleza en la misma medida en que existe naturalmente la primera de las comunidades." (Política, 1253a) “Según Aristóteles, genéticamente, el individuo y la familia son anteriores al Estado (polis), pero naturalmente, no. Las familias surgen de la necesidad de la especie humana para procrear y subsistir como especie. Esta es la unión primera entre hombres”. “Luego surge la aldea o pueblo como agrupación necesaria para satisfacer las necesidades primarias y cotidianas. Una familia no puede procurarse a sí misma todo lo necesario”. “La ciudad-estado es la culminación de este proceso. Su fin no es ya la subsistencia. No se trata ya de vivir, sino de "vivir bien"; es decir, de procurar la felicidad a todos sus miembros”. “Así el Estado se comporte como si fuera un organismo o un "ser vivo" que, como cualquier otro, tiende a un fin: la felicidad de los ciudadanos aisladamente, los hombres no podemos lograr nuestro fin: la felicidad. Necesitamos de la comunidad política para conseguirlo: somos animales políticos (zôon politikón), que desarrollan sus fines en el seno de una comunidad: "Según esto es, pues, evidente, que la ciudad-estado es una cosa natural y que el hombre es por naturaleza un animal político o social; [....] 141 Y la razón por la que el hombre es un animal político (zôon politikón) en mayor grado que cualquier abeja o cualquier animal gregario es evidente. La naturaleza, en efecto, según decimos, no hace nada sin un fin determinado; y el hombre es el único entre los animales que posee el don del lenguaje. La simple voz, es verdad, puede indicar pena y placer y, por tanto, la poseen también los demás animales -ya que su naturaleza se ha desarrollado hasta el punto de tener sensaciones de lo que es penoso o agradable y de poder significar esto los unos a los otros; pero el lenguaje tiene el fin de indicar lo provechoso y lo nocivo y, por consiguiente, también lo justo y lo injusto, ya que es particular propiedad del hombre, que lo distingue de los demás animales, el ser el único que tiene la percepción del bien y del mal, de lo justo y lo injusto y de las demás cualidades morales, y es la comunidad y participación en estas cosas lo que hace una familia y una ciudad-estado." (Política, 1253a) “El carácter político del hombre se explica por su capacidad de lenguaje. La sociedad es una gran red de memoria compartida, de leyes, que nos in-forma y a la que nosotros vamos dando forma. Y esa enorme memoria está hecha de lenguaje. Sólo éste puede diferenciar lo bueno de lo malo, lo permitido de lo prohibido. Las leyes son lenguaje social y compartido por todos. La tarea del legislador será precisamente estipular las leyes y hacerlas cumplir. En toda sociedad hay siempre un elemento coactivo. La ley no da sólo derechos; también impone deberes”. “Según Aristóteles, desde el punto de vista del individuo como miembro de una comunidad, el Estado en anterior al individuo, al igual que el todo es anterior a las partes que lo componen. El estado es concebido como un gran organismo autosuficiente y autónomo: "Es evidente, por tanto, que también el Estado es anterior al individuo por naturaleza, pues si cada individuo, una vez separado 142 o aislado, no se basta a sí mismo, debe ser referido al Estado total, igual que las demás partes lo son a su todo, mientras que un hombre que es incapaz de formar parte de una comunidad, o que se basta a sí mismo, hasta el extremo de no necesitar esto, no es parte alguna del Estado, de manera que, o bien debe ser un animal inferior, o bien un dios." “Esta prioridad es debida a que sólo el Estado se basta a sí mismo, es decir; el Estado es autárquico y el individuo y la familia no lo son. Los seres humanos necesitamos de la comunidad política para ser lo que somos. Necesitamos compartir esa memoria colectiva de usos, costumbres, saberes, leyes, destrezas... en definitiva, cultura, para ser lo que somos. No podemos empezar siempre desde cero sin perder nuestra humanidad. El Estado existe naturalmente”. “Esta prioridad del estado frente al individuo no supone, sin embargo, que Aristóteles defienda alguna clase de totalitarismo político o de anulación de las diferencias humanas. El Estado no es ningún fin en sí mismo, sino que su fin (telos) es la felicidad y la perfección de los ciudadanos. Ética y política se abrazan siempre”. “Aristóteles criticará la teoría política de Platón, la utopía de la República le parece demasiado alejada de la realidad, y la política debe dirigirse a lo que hay, no a lo que nos gustaría que hubiera o a lo que debería ser. Aristóteles en bastante más empírico y realista que su maestro”. Para pocos o la mayoría cualitativamente, estas formas podrán ser justas o injustas, atendiendo, a si su mira está puesta en el bien particular o en el bien común. Veámoslo. “El Estado no puede consistir en una unidad perfecta, ya que esto conllevaría su propia destrucción. Igual que en un organismo las partes que lo componen están diferenciadas entre sí, el Estado es un todo que abarca multitud de diferencias; y en ello consiste la regulación mediante leyes, de todas las diferencias, de todas las voluntades”. “Tampoco estaba de acuerdo con la teoría platónica que proponía abolir la propiedad privada y que pretendía colectivizar las 143 mujeres y los hijos: todo ello conllevaría la destrucción de la recta moral y del propio Estad”. “En la práctica, constituir un Estado sólo es posible si se le dota de un sistema de gobierno, de un marco adecuado de leyes e instituciones que regulen la convivencia y permitan la plena realización de la naturaleza humana y su fin último que es la felicidad. La justicia es la virtud que asegura y consolida el orden en la polis, armonizando equitativamente los derechos y los deberes de todos los miembros de la comunidad. La postura política aristotélica es "naturalista": el Estado es algo natural. No es fruto de un pacto o acuerdo entre hombres (contractualismo), sino que es consecuencia de la propia naturaleza humana”. “Cuantitativamente, pueden darse distintas clases de gobiernos, dependiendo del número de gobernantes: uno solo, unos pocos o la mayoría y cualitativamente, estas formas podrán ser justas o injustas, atendiendo a si su mira está puesta en el bien particular o en el bien común. Veámoslos: La Por la cantidad Gobierno de Gobierno de Gobierno de uno unos pocos muchos Gobierno justo Monarquía Aristocracia Democracia Gobierno injusto Tiranía Oligarquía Demagogia monarquía es la forma justa de gobierno de un sólo hombre. La aristocracia es el gobierno justo de unos pocos: "los mejores" o aristoi. La democracia es la forma justa del gobierno del demos o pueblo”. 144 “Son tres formas justas porque miran el bien y el interés común. Cuando estas tres formas se desvían de la justicia y se orientan al interés particular degeneran respectivamente en las siguientes formas injustas de gobierno: tiranía, oligarquía y demagogia”. Para completar un poco el sentido que tenemos de la ética y la moral, apoyémonos en el trabajo de Ms. Modelen Piña de Rosario, Profesora de la UC, Face, Departamento de Matemática, Unidad de Computación, cursante del doctorado en Educación de la UNIED PA, Enero/2004 El sentido más antiguo de la ética (del griego ethika, de ethos, comportamiento, “costumbre”) residía en el concepto de morada, o lugar donde se habita. El ethos es el suelo firme, el fundamento de la praxis, la raíz de la que brotan todos los actos humanos. Ethos significa carácter, que se logra mediante el hábito y no por naturaleza. Los hábitos se forman por “repetición de actos iguales”, en otras palabras, los hábitos son el principio intrínseco de los actos, aquel que acuñamos en el alma. El Hombre, a través de su vida, va realizando actos. La repetición de actos genera “actos y hábitos y determina además las actitudes”. El Hombre, de ese modo, viviendo se va haciendo a sí mismo. El carácter, como personalidad es obra del hombre, es su tarea moral, es el cómo “resultará” su carácter moral para toda la vida. Podemos aproximarnos a la conceptualización de la palabra “moral” (del latín mores, “costumbre”) como la adquisición del modo de ser logrado por la apropiación o por niveles de apropiación, donde se encuentran los sentimientos, las costumbres y el carácter. Por eso la ética es moral. Sin embargo la Moral tiene un significado más amplio. Lo moral está por encima de lo físico. Lo moral, en tal caso, es todo lo que se somete al valor. Inmoral se opone a todo valor. 145 Cita a Hegel, alemán, (1770-1831), quien ha distinguido dos aspectos de la moral, que engendran dos actitudes morales, dos moralidades diferentes: -Hegel, considera que la mera buena voluntad (subjetiva), es insuficiente para perfilarla por completo. Es menester que la buena voluntad no se diluya, no se pierda en sí misma, o si requiere, que el sujeto no se atenga solamente, a la consciencia de que aspira al bien. Es algo que ha de ser hecho realidad. -Como el cumplimiento del deber (subjetivo), el concepto de moral es abstracto. Para que llegue a ser concreto es preciso que se integre a la obediencia de la ley moral (objetivo), que se manifiesta moralmente objetiva a través de las normas, leyes, y costumbres de la Sociedad. La vida individual, está conformada por series de acciones que perfilan, en su conjunto, su conducta. Para la convivencia en nuestro planeta, desde el punto de vista moral, deben predominar en la conducta del Hombre las tendencias más convenientes al desarrollo de la vida individual y social. Dicha tendencia se impone al Hombre con caracteres habituales y permanentes para que vaya aprendiendo a calificar sus propias acciones; estas aptitudes constituyen el sentido moral de las personas. “Recordemos que la conducta del hombre refleja la moral individual y la moral individual es el fundamento de la moral social”. “Las acciones del hombre, instintivas o habituales, espontáneas o reflexivas, son elementos constitutivos de la conducta: Esta debe seguir las inducciones del sentido moral. “El sentido moral es el resultado de una evolución psicológica cuyos factores son intelectuales emocionales y volitivos”. 146 La conducta está constituida por acciones, y son éstas las que llegan a señalar las tendencias de la moralidad. Cuando las pasiones afloran sólo momentánea y ocasionalmente, como motivos de los actos humano, éstos son el resultado de un progreso psicológico, y en ellos intervienen impulsos, instintos, sentimientos y pasiones, más o menos subordinados al poder de discernimiento humano. Los instintos y las pasiones impiden la formación del sentido moral. El impulso instintivo de naturaleza inconsciente, no puede confundirse con el razonamiento intelectual. La pasión, que por su energía y persistencia necesita a menudo ser reprimida, tampoco entra como regulador del sentido moral. Los sentimientos sociales, los más persistentes, los que por su formación, más se asemejan al sentido moral, son ego-altruistas, altruistas y morales. Estas tres clase de sentimientos sociales son formados por la evolución de los instintos, entrando en ellos el egoísmo (Spencer p. 655). De todo lo expuesto, se razona que podemos llamarlos sentimientos morales simples y fundamentales. Ellos son: 1. La Vanidad. Cuyos componentes son el amor propio, en forma positiva y exaltativa; la simpatía. 2. El Pudor. Entre cuyos elementos está también el amor propio. 3. La Circunspección. Llamado también Prudencia. 4. La Benevolencia. Forma positiva del altruismo y cuyos impulsos elementales, como la simpatía, nos hacen aproximarnos con nuestros semejantes, iniciándonos en esa atracción desde el hogar, mediante los afectos filiales y fraternales, y el juego que proporcionando goces elevados, cuando es beneficioso al prójimo; éste no tarda en convertirse en habitual. 147 5. La Compasión. Sentimiento gemelo de la Benevolencia, producida por el reflejo de asimilación de los sentimientos ajenos. 6. La Justicia. Forma negativa del altruismo o el instinto ofensivo de la cólera, como una reacción contra el ataque. La venganza es la consecuencia de la agresión. Hasta aquí, la referencia a Ms. Modelen Piña de Rosario. La Razón nos ayuda a descubrir los caminos, las rectificaciones cuando son precisas. La investigación científica y su metodología, la tecnología, pueden entenderse también, desde este punto d vista, como vías nuevas a explorar, conjuntos de información que conducen a un determinado objetivo, procedimientos de acción que aseguran el éxito buscado. Los procesos industriales, las comunicaciones, el comercio y sus canales de interacción, toda la actividad humana, por sencilla que parezca, está enmarcada en un contexto probabilístico que, dentro de millones y millones de opciones, con todos los resultados posibles, señala derroteros de acción más o menos exitosos. En un mundo, como el humano, cuya sola existencia da testimonio, así sea precariamente y con grandes dificultades, todo ello podríamos considerarlo verdaderas “extensiones” de un conjunto más amplio, con sentido ético y moral propios, al que pueden asimilarse los actos humanos más generales. Es por ello que las civilizaciones, en su conjunto, llevan la marca de los órdenes éticos y morales a los que obedecen. Y la nuestra no es una excepción. Es por eso que se justifica, que es posible hallar fundamento a los cuestionamientos, de lo que estamos haciendo, a la vida que nos estamos dando, con el propósito de buscar caminos mejores, fórmulas más fáciles, más simples, más accesibles a todos, más seguras, más prometedoras. Allí radica el motivo y la razón de ser de este trabajo, en su conjunto. Es que la Razón, por lo tanto, la Ética y la Moral no son conceptos fijos y estereotipados, por más que nos acose el afán de arredondearlos, para tener de ellos una idea más concreta. Son 148 conceptos abiertos y dinámicos que cada día tienen nuevos elementos constitutivos, nuevas estructuras incorporadas. Cada día una persona madura, crece, en el uso de su razón, cada día es una nueva oportunidad para tomar consciencia de la Realidad, para aprehender, para formarse más sólidamente, son modos de comportarse de la Creación, del Universo como una realidad dinámica, que se mueve, que cambia, que nos pone nuevos retos, como consecuencia del acto inteligente que actúa constantemente en ella, y que tiene asiento en su Autor. Con lo anterior no estamos metiéndonos en un “berenjenal” de opiniones; estamos mirando las múltiples caras y proyecciones de la Ética y la Moral, hijas legítimas de la actividad racional del ser humano, por no decir, que su primera prioridad. Podríamos decir que la Moral es el “campo del espíritu” donde nos podemos ubicar con nuestras posturas éticas. Y la ética que adoptamos para dirigir nuestros actos será la que determine el nivel de nuestro acierto al tomar nuestras decisiones. Ello va a determinar, finalmente, nuestra suerte: que nos conduzca a los objetivos de bien y felicidad que nos proponemos, a un “callejón sin salida”, o, no sabemos, si directamente al abismo, a la muerte. 1.2.2 ¿CUÁL ES EL PAPEL DE LA RAZÓN EN EL ORDENAMIENTO DE LA VIDA? La trayectoria de la vida humana en su hogar universal se parece a un laberinto inmensamente intrincado. La Razón es una nueva herramienta de la Vida, nosotros somos la primera especie, aparentemente, que disfruta de ella, pero, a medida que avanza el conocimiento sobre el comportamiento de las demás especies, se puede observar que muchas de ellas avanzan por ese mismo camino. ¿Cómo funciona la razón en la escogencia del camino más aconsejable a seguir en el futuro? La definición del mismo problema, no ya de su solución, implica una situación extraña a los antiguos tratadistas: El mundo no es fijo, estable, quieto, sino 149 que evoluciona, está constantemente en movimiento. Todavía más, está abierto a un futuro que podemos prever, y aún, que somos capaces de provocar, pero solamente en cierta medida. Sin embargo, ya lo hemos visto, nuestra previsión se da en términos de ciertas opciones que, según el camino que llevamos, pueden tener cierta cantidad de probabilidades de que ocurran. ¿Entonces qué ocurre si nosotros variamos de camino? Ello simplemente hace que las probabilidades mayoritarias se den a favor de otras de las opciones posibles. El problema se parece al trabajo de un panadero que se esfuerza en hacer su receta de pan tan precisamente como puede hacerlo, ya que, sabe perfectamente que cualquier variación en su manejo puede conducirlo a algo inesperado y, aún, indeseado. Y este no es sólo un ejemplo, ya que muestra un caso concreto, de alguien que elige las interacciones de un conjunto de factores, los ingredientes, sumados a los procedimientos de amasado, a las condiciones de temperatura del horno, a los tiempos exigidos en cada proceso, tiene otros factores, que le permitirán llegar a donde quiere. Algo que, en nuestro complejo mundo describe lo que busca hacer la mayoría de la gente para salir “adelante”, como se dice comúnmente entre nosotros. Quien tenga un vehículo que sigue las recomendaciones del fabricante, sabe que lo hace para lograr los mejores rendimientos posibles de su máquina, la mayor seguridad en su operación, etc. ¿Qué ocurre, por ejemplo, si viaja por una carretera a una velocidad inadecuada y se encuentra una curva inesperadamente? Es muy probable que llegue a tener un accidente si no tiene suficiente tiempo para corregir, en la medida de lo necesario, las circunstancias en que accede a la curva, para girar sin peligro y hacerlo tal cual es preciso hacerlo. La Razón, es una nueva herramienta que nos permite indagar sobre la consecuencia de nuestros actos, pero no sólo de ellos, sino de la trayectoria que sigue la evolución de nuestro hogar, el Planeta, nuestra naturaleza y de la cultura humana. Pero su utilidad va también más allá: Es el medio más eficaz de que disponemos en la búsqueda de caminos que nos brinden un mejor aprovechamiento de los recursos que nos aporta el Medio en que 150 estamos viviendo. Es obvio que la felicidad de la que hablaba Aristóteles se expresa de muchas maneras, una de ellas es la de sentir seguridad en nosotros mismos, en nuestra capacidad de hallar el camino adecuado para asegurar el sustento de nuestra vida, particularmente si entendemos que, incuestionable e inexorablemente, nuestro destino es, igual que el del resto de la Vida, vivir de los recursos energéticos que obtenemos del Medio. De hecho, podría decirse que el campo de la Moral se extiende hasta el infinito en todas las direcciones imaginables del horizonte humano, no sólo a los niveles espacio – temporales, sino en la dimensión espiritual, a través de las cuales nos movemos, sin ser siquiera conscientes de ello. Es una característica comprensible de nuestra capacidad de movimiento, hacerlo en el Espacio; cuando lo hacemos en el tiempo ignoramos que ello es posible solamente mediante nuestras posibilidades del uso de la razón, de nuestra capacidad de reflexión, de nuestra consciencia de estar en el aquí, en el ahora, que se diferencian sustancialmente del allá, del ayer y del mañana, pero entendiendo que la conjunción de estas realidades, separadas de por sí, físicamente, dimensionalmente, sólo puede darse en una dimensión diferente en que puedan converger, que, en este caso es la dimensión espiritual. Ello no es de fácil comprensión hoy, para la gente corriente, particularmente la que vive en las grandes ciudades, acostumbrada a moverse, sin cuestionarse, bajo la presión de las realidades cotidianas, de la necesidad de vivir sumergida en su labor de ganarse a duras penas la vida en larguísimas jornadas de trabajo, no pocas veces sometida a las condiciones inhumanas que imponen no solamente el régimen del capitalismo globalizado sino el crimen organizado, con su presencia multifacética y todopoderosa, que vive encerrada dentro de un círculo de vida individual, aislada generalmente de su entorno inmediato, incluso, de su tradicional entorno familiar, y conectada, a la Sociedad, de manera aceptable y creíble, casi solamente a través de medios de comunicación, como la prensa, la radio, la televisión, a menudo comprometidas en la tarea de manipular su espíritu, deformar su consciencia, ganarle adeptos a causas extrañas, etc. 151 Sólo así se entiende que, entre nosotros, en Colombia, se hallan difundido tan rápidamente en todas las clases sociales la confusión general, la sensación de impotencia, la industria y el comercio de estupefacientes, la prostitución y el comportamiento amoral a todas las edades, introducidos entre nosotros no sólo con la desfachatez abierta, arrogante, prepotente de los grandes negociantes, que se consideran con el derecho legal que les confiere la Ley a su “libre empresa”, sino con el disimulo de aquellos que se esconden en la oscuridad para amparar su actividad bajo un manto de discreción, sólo roto con los asaltos a mano armada, con los actos de amenaza e intimidación, con la lucha criminal abierta para demostrarle al público su poderío, amedrentarlo, igual que a sus autoridades civiles, e imponer sus industrias dañinas, para establecer rutas expeditas, para el transporte de armas y mercancía, para el establecimiento de “santuarios inaccesibles” a la curiosidad de los funcionarios de la Justicia, y obviamente, como consecuencia, la necesidad de sólidas y grandes estructuras de seguridad, con sus contingentes policiales y militares adecuados para hacerle frente a los desafíos que la exhibición de su inusitado poder exige, si queremos asegurarle a la gente un mínimo nivel de seguridad, para hacer posible, ya que no una vida normal, sino, al menos un nivel de vida sostenible. Es evidente, que cuando un mundo, para mantenerse, tiene qué hacerlo solamente a través de mecanismos de fuerza, lo hace solamente a costa de un precio humano invaluable. Y cuando la calidad esperada de vida, la seguridad necesaria, solamente se entienden a través de la posesión de dinero, del dinero que “compra” cualquier bien humano, incluso el silencio y la complicidad de los “servidores públicos”, entonces se entiende la desgracia del pobre, así sea del pobre “decente”, tal como lo entienden los seguidores de Calvino, del pobre que no está en la mira de las autoridades del Estado, de la Administración Publica, que aunque poderosos por razón de la corrupción, - esa otra arma criminal-, están precisamente en contra suya. 152 Esa es una dolorosa experiencia de nuestros cincuenta o más años de violencia en Colombia, de una violencia incontenible que se extiende por toda América y amenaza, probablemente de otra manera a otras regiones del Mundo, incluida a Europa, estimulada por la indiferencia de instituciones “neutrales”, figura que sirve de abrigo eficaz a actores armados que se están haciendo cada día más fuertes, y cuyo enfrentamiento tendrán que encarar tarde o temprano las sociedades organizadas del mundo, si no quieren perecer avasalladas por la más despiadada e inhumana de las olas de violencia que la humanidad haya podido conocer a lo largo de toda su historia. Es una dolorosa historia de violencia, que en nuestra patria ha borrado lo poco que hubiéramos tenido de <<sentido moral>>, en el sentido aristotélico, para regresar a formas de vida primitivas típicas de la “Edad de Piedra”, características de una sociedad humana en proceso de involución cultural, de una cultura degradada, destruida, de una vida salvaje y primitiva, no importa el nivel actual de nuestra “riqueza”, de nuestro poderío militar y económico, de nuestra “tecnología”. Ello nos conduce al entendimiento de que, partiendo de las situaciones de anarquía social y política que padecemos, <<que no son un estado deseable en sí mismo, sino el punto de partida>> para la construcción del orden social, que no es otra cosa que el producto de la articulación de las partes en el concierto de un “todo”, de la sociedad que queremos, y de la cual queremos formar parte, nos urge su superación; situaciones de anarquía que suelen ser mantenidas para el ejercicio expedito del control de mercados, de estructuras de negocios clandestinas, aún por encima de los intereses sociales más altos, como pueden ser los intereses de las ciudades, de las grandes estructuras sociales tradicionales, de las mismas naciones o bloques de ellas. No niego el sentido ético que tiene el uso de la fuerza, cuando es la condición <<sine qua non>>, es imposible asegurar la vida y el poco orden que queda. No niego la razón que la asiste, en la medida en que es necesaria su intervención, alineada con la diplomacia, para oponerse eficazmente a las fuerzas que se oponen irracionalmente a la preservación y al estímulo del orden social al que urgen quienes buscan el establecimiento y desarrollo 153 de una “cultura de la vida humana”, de una civilización superior. La Fuerza, es, por desgracia, el “escudo” tras el cual puede, así sea precariamente, desarrollarse una sociedad civilizada, como en nuestro caso, amenazada desde detrás de sus fronteras; invadida por fuerzas apoyadas desde el exterior para aprovecharse de nuestras riquezas a través de un comercio indigno, cuando no aspiran a la “toma del Poder”; sometida, en lo más representativo de sus instituciones, entre ellas, la Familia, a una íntima, absurda y abusiva manipulación en la formación del carácter de sus hijos, con el apoyo de depurada tecnología, con la excusa de una “apertura”, que no lo es, a la “aldea global”, sino a las fuentes de su más relajada depravación. Es cierto, la Fuerza es el escudo, quizás necesario, para que sea posible, en las condiciones del mundo de hoy, <<hacer cultura>>, abrirle opciones estratégicas a su reincubación, a su reimplantación, asegurar su supervivencia inicial, pero no es, en sí misma, la herramienta idónea para completarla. Su efecto debe ser el “blindaje” que le permita a la “Cultura de la Vida” imperar, sin ser suprimida, en un ambiente social hostil, de manera que se vayan estableciendo y consolidando en el medio social las <<buenas costumbres>>. Pero, ¡ojo! Mucho cuidado, porque donde termina esa justificación de la fuerza empieza su tiranía; “el Poder corrompe” se dice entre nosotros, y es difícil para aquellos acostumbrados al uso del poder de la fuerza, renunciar a ella para hacer efectivos sus personales designios. La Ética, para la generalidad de la gente de hoy, si no es algo absolutamente desconocido, significa una restricción indebida de la conducta humana. Particularmente, cuando se nos presenta a los occidentales, soportada en la antigua fe religiosa católica cristiana, en su doctrina, en sus mandamientos, en sus dogmas, la Ética deja de ser entendida en su sentido constructivo, para empezar a significar sus principios, una forma, “pasada de moda”, de atar a la gente a valores “inoperantes”, de someter al ser humano libre, para continuar esclavizándolo a favor de instituciones que, como la Iglesia, en medio de actitudes procuradas e inducidas dentro del conflicto que vivimos en Occidente, entre su postura religiosa tradicional y la indicada por 154 el secularismo, se entiende comúnmente, que han heredado el fruto de “toda la explotación humana”, de toda la riqueza amasada durante los dos mil años de su historia, para usarla en consolidar y crecer su propia economía, su propio poder. Difícilmente podría haberse mantenido, en lo fundamental, un pensamiento tan perverso por tanto tiempo, en una institución que ha dicho siempre estar interesada en el bien de la Humanidad. Otra cosa es que deba reconocerse sus errores estratégicos o de su forma de actuar. “la Religión es el opio del Pueblo”, decía Lenín. Pero todas esas visiones de la Religión están viciadas, en primera instancia, porque no es posible entenderlas cabalmente si abordamos su estudio por fuera de cualquier contexto histórico, si no es que, violentando frontalmente la realidad. El papel de la razón se expresa hoy día en la investigación científica. El esfuerzo científico se orienta a buscar caminos para desarrollar la vida humana, para desarrollar su ambiente, que podría significar lo mismo que orientarse hacia establecer la alianza con la Naturaleza, con las demás especies con las que nos toca convivir. Esto, expresado en forma tan simple, es de por sí, una de las más complejos proyectos humanos del presente. No pocos de los esfuerzos de la Ciencia, en especial de algunas ramas de ella como la Antropología y la Arqueología, están orientados a la comprensión de muchos de los mensajes y textos como los de la Biblia y otros documentos antiguos e inscripciones hallados, en un esfuerzo por descifrar su simbología y lograr una hermenéutica más adecuada de la realidad, al espíritu con el cual fueron escritos. Puede decirse que, en términos generales, el conocimiento en esta línea de interrogantes, viene logrando respuestas contundentes a cuestionamientos y no pocas y cruentas controversias históricas. La Ciencia, paso a paso reivindica a las religiones, a los antiguos legisladores y profetas, cuyo trabajo verdaderamente iluminó a la humanidad en el pasado y sigue iluminando, y sirvió y sirve de fundamento a las más importantes civilizaciones que nos precedieron y a casi todas las actuales. Otro aspecto es el de la investigación y puesta en práctica del conocimiento sobre la Naturaleza. Desde la agricultura, la 155 metalurgia hasta la nanotecnología, pasando por la electrónica y la física cuántica, la investigación en todos los campos es un trabajo que arroja luz a la Humanidad sobre las características de los problemas que le tocará resolver para poder avanzar en la construcción de su civilización. Creámoslo o no, en el fondo se trata de una tarea que abre nuevas posibilidades a la Ética, porque, como decíamos del panadero, unos renglones arriba, todos los procedimientos industriales, todas las técnicas de manejo económico, humano, etc., exigen un orden inquebrantable si queremos tener la garantía, en otras palabras, grandes probabilidades de llegar hacia donde nos hemos propuesto. Podemos decir, por ejemplo, que nuestro planeta, la mayor parte de nuestro medio planetario terrestre es muy pródigo y, quizás, muy alcahueta. Muchos de nosotros los humanos nos hemos confundido, cuando vemos que aún, cuando practicamos conductas destructivas del Medio, sin la menor discreción, siempre hallamos algo para comer, para beber, podemos bañarnos y vestir sin problemas aparentes. Sin embargo, y yéndonos un poco más adelante, ¿podemos juzgar de manera tan laxa, las normas que nos permiten sobrevivir y desarrollarnos en ambientes como el lunar, el marciano? Algunos como el ambiente mercuriano y venusino son definitivamente imposibles para el ser humano de hoy. Estoy seguro que las repetidas violaciones a las normas de seguridad en semejantes ambientes, pueden amenazar seriamente la supervivencia de nuestras colonias allí. Y hablo de esto, porque son proyectos muy serios, en los cuales se han resuelto problemas muy complejos, hasta el punto de decir que, sin este trabajo es prácticamente imposible pretender poblar nuestro Cosmos vecino, por no decir que nos será absolutamente imposible avanzar en el Cosmos un poco más allá. Pero si no somos tan atrevidos, contemplemos siquiera “por un huequito” cómo aseguran su supervivencia pueblos que viven en ambientes extremos, como los territorios del Círculo Polar Ártico, Islandia, los desiertos de Arabia, los territorios de Siberia. Sólo con una férrea disciplina, con un sentido de la economía, con un 156 conocimiento exahustivo de las estaciones y su influencia en el aprovechamiento de los recursos que les sirven de soporte están en capacidad de sobrevivir en esos ambientes. Puede decirse, entonces, que la proyección del trabajo científico que pretende avanzar en el conocimiento de la Naturaleza para facilitar la vida humana, particularmente allí donde es más difícil, tiene un sentido ético de primera magnitud de aplicación inmediata, no solamente en nuestros más atrevidos proyectos futuros, sino ya, en la actual cultura terrestre humana, para hacer de su vida algo más digno de vivirse. Ello sólo puede entenderse si logramos reconocer sus proyecciones espirituales, dimensión donde pueden hacerse converger, en un intercambio inmensamente enriquecedor, los aportes de las experiencias y el conocimiento de todas las culturas, de todos los siglos pasados, del presente y del mañana, para ofrecernos una perspectiva del enorme significado que tiene ese patrimonio acumulado por la humanidad en su tránsito por el “laberinto de su vida” para superar los riesgos de caer en encrucijadas capaces de cobrarle el alto precio de pagar con su vida sus equivocaciones. Pasemos a otro aspecto del tema. Una de las grandes aplicaciones de la tecnología actual es el desarrollo de sistemas productivos automatizados. Esa idea es posible gracias al progreso de la robotización, que permite el montaje, en serie, de procesos industriales repetitivos, donde antes era preciso trabajar con mano de obra humana. Aparentemente ello representa una solución práctica a un problema básico de ingeniería humana. Es cierto que se trata de actividades muy fatigantes, donde los errores humanos pueden provocar muchos accidentes y niveles de calidad y uniformidad antieconómicos. Sin embargo, esa automatización no se ha puesto en práctica, en general por esos motivos. Se ha puesto en práctica como un camino para establecer una competencia efectiva entre el capital y el ser humano que ejerce su oficio, que exige condiciones básicas ambientales exigentes en su puesto de trabajo para lograr altos rendimientos; entre la máquina, que le simplifica substancialmente el problema de mantener y aún, reducirle los costos operativos al patrono y 157 aquel, conforme al modelo clásico de la lucha dialéctica entre el “Capital y el “Trabajo”, institucionalizado desde principios del siglo XX e incubado desde el principio de la Revolución Industrial como única expresión comprensible y explicable de las relaciones entre patrones y trabajadores, que tenían qué desembocar forzosamente, como “única solución”, en la “conquista del Poder por parte del Proletariado”, lo que politizó en esta dirección, sin remedio, toda actividad sindical, determinando, como ocurrió entre nosotros, su participación activa en los conflictos y las luchas subversivas polarizadas en términos de “derechas” e “izquierdas” políticas. El resultado final es que las estructuras sindicales se sustrajeron a actividades que le hubieran reportado experiencia, madurez y que hubieran sido de inmensa utilidad para el sector obrero, como aprender el manejo del Ahorro en grande escala, ganar experiencia en el aspecto de su inversión en empresas de su interés, establecer programas de formación profesional para ponerse al día con las técnicas de última generación en equipamiento industrial, perfeccionarse en los procedimientos de contratación para tomar en sus manos el manejo operativo de muchos proyectos de construcción de infraestructura, y de otros tipos de empresa, entre otras cosas; pocas veces, por falta de una visión empresarial inicial, con escasas excepciones se reestructura y aprovecha la fuerza laboral en otro tipo de tareas donde es urgente la capacidad de discernimiento de su cerebro y su preparación profesional; ¡simplemente, cuando no le parece necesaria a su empleador, se lanza ésta cesante, a la calle, sin otra opción a corto plazo que el desempleo y su ruina física y moral del trabajador! Durante todo el siglo XX se dio en Colombia un enfrentamiento de las estructuras laborales y de las estructuras productivas por motivos ideológicos. Esto no tiene otro significado, para mí, que un verdadero “lapsus” en procesos institucionales que debiera haberse emprendido pero que no se emprendieron. Durante ese tiempo, empresas de valor institucional indiscutible para el país desaparecieron, más como consecuencia de las absurdas 158 exigencias de su organización sindical, hechas en el marco de una verdadera “guerra ideológica en marcha”, y de cuyas secuelas sufrimos todavía, que de sensatas reclamaciones laborales. Así desaparecieron, a mediados de aquel siglo, la navegación en el río Magdalena, y a finales, los Ferrocarriles Nacionales de Colombia, y sus redes férreas, que durante el régimen del General Gustavo Rojas Pinilla en los años cincuenta habían sido completamente conectadas; desapareció la Compañía Mercante Grancolombiana; fue necesario liquidar muchas otras empresas de importancia estratégica como los Puertos de Colombia, no sólo por la carga insostenible de su mal manejo y la corrupción, sino por una carga laboral representada en verdaderos ejércitos de privilegiados y pensionados, cuyos ingresos no se compadecían en ninguna medida con los servicios prestados. Su ausencia representan para nosotros un alto precio pagado en términos de falta de experiencia y preparación técnica en tareas de operación y manejo administrativo de importancia para el desarrollo que nuestro país requiere, en términos de atraso social, económico, y técnico respecto de nuestro entorno regional, y mucho más al nivel global, en términos de la pérdida de estructuras de significado social, económico y político innegables. Pero esas no son las únicas consecuencias de la forma como nuestra dirigencia, a todos los niveles, enfrentó el conflicto político mencionado durante todo el siglo XX. El esfuerzo de construir y desarrollar una industria fabril, “con las uñas”, con dificultades casi insuperables, realizado por un puñado de pioneros empresarios colombianos, mientras en Europa se desarrollaban las dos guerras mundiales más devastadoras de la historia, y mientras entre ellas, sufríamos el coletazo de la mayor crisis económica del comercio mundial hasta hoy, la famosa crisis de 1929, fue “lanzado por la borda” por sus hijos inexpertos, hedonistas y apátridas, como respuesta irresponsable y obtusa, a las acciones no menos irresponsables y obtusas de una dirigencia política comprometida con una lucha política extraña a nosotros pero que nos involucró desgraciadamente, alienante, enajenante y 159 ruinosa. Entonces viene una apertura económica en una sola dirección, en beneficio de las importaciones, que atenta contra lo poco que el contrabando y el lavado de activos del narcotráfico dejan en pié. Como consecuencia de la apertura económica de 1994 y del proceso de “globalización económica” que se dio luego de la caída del muro de Berlín y siguió durante toda la primera década del siglo XXI, el país perdió el control de lo que quedaba de sus “empresas insignias”; Para entender el asunto, sólo mencionemos a la Compañía Colombiana de Tabaco, Bavaria, Avianca, Almacenes Éxito, Carulla, Banco Comercial Antioqueño, Banco Ganadero, Caracol, etc.; mencionemos también el estado lamentable de empresas como Coltejer, Fabricado – Tejicondor, e incontables otras empresas que fueron fusionadas con, o vendidas a grupos económicos extranjeros. Esas pérdidas al nivel humano son lamentables. Pero no sólo lo que había que se acabó, sino lo que nunca pudo florecer por ausencia de participación de una ciudadanía inocente o dedicada al fraude a todas las escalas imaginables, por falta de dolientes conscientes, por enajenamiento y reenfoque de nuestras energías en tareas que no nos aportaban nada, sino frustración, confusión, miseria, muerte, locura, y pasiones desenfrenadas. Si retomamos por un momento el tema de la Psicología de la Forma, puede verse, con más claridad, por qué he hecho énfasis en los fenómenos sociales anteriores que han afectado profundamente la vida de los colombianos. Con ello no hago más que mostrar, en el tema que nos ocupa, cómo la falta del uso racional y oportuno de nuestro poder de decisión en el ordenamiento de nuestra vida, ha hecho que derivemos en la historia reciente del mundo, casi sin rumbo, que hayamos caído en el control exterior de nuestra vida, que hayamos perdido nuestra independencia y visto reducir peligrosamente nuestro poder de maniobra social económico y político, que hayamos perdido opciones de capital importancia para controlar nuestro futuro, para desarrollarnos económica y culturalmente, y más, 160 hemos sufrido y seguimos sufriendo pérdidas económicas y patrimoniales irreparables, y, para asegurar nuestra supervivencia, hemos tenido que comprometernos con alianzas internacionales que sólo condicionan más gravemente nuestra dependencia de otros poderes extranjeros. ¿Qué hubiera ocurrido si en vez de ese “lapsus”, que todavía no termina, hubiéramos avanzado firmemente en la construcción de nuestra estructura económica y social? La cristalización en realidad de formas mentales de proyectos industriales, de desarrollo de infraestructura, de transporte, de comercio, de proyectos completos de vida, realizables en forma de nuevas estructuras sociales que integraran nuestro trabajo, nuestra vida, que nos hubieran redimido, poco a poco de la anarquía en medio de la cual hemos vivido, seguramente hubieran “arrastrado”, en términos de una sinergia sin freno, a las poblaciones vecinas del río Magdalena, a un movimiento evolutivo multifacético y sin precedentes de vida en la región, de la Cultura, en general; es posible que hoy pudiéramos estar disfrutando de una próspera actividad productiva y turística en los valles de los diferentes ríos de Colombia, en la región llanera, en la región selvática, con la participación activa de pueblos que hoy, todavía están desconectados de la Civilización; probablemente tuviéramos un floreciente comercio con los países vecinos y de la región latinoamericana a través de una red fluvial de transporte de grande escala, quizás nuestra cultura regional hubiera podido florecer, ofreciendo nuevos y halagadores futuros a sus propios pueblos, y no languidecer absurdamente en medio de las riquezas naturales, por el tedio, por los odios de clase, por la discordia ideológica, entre otros. Quizás el desarrollo industrial requerido para darle apoyo a esas y muchas otras actividades habría hecho crecer nuestro nivel de vida a la altura del de otras naciones industriales del Orbe. Tal vez nuestras estructuras empresariales hubieran adquirido tal madurez que podrían servir de respaldo incuestionable en la operación de múltiples empresas nuevas, de nuevos proyectos sociales y económicos, que le abrirían opciones a nuevos proyectos 161 políticos. Bueno…. esas nuevas <<formas>> de pensamiento, hechas ya realidad concreta, práctica, concebidas como verdaderas estructuras sociales, para nuestro servicio, en sus distintos niveles de integración, fueran, no sólo mucho más beneficiosas que la sola suma de los beneficios que sus partes constitutivas, o sea, nosotros mismos, en conjunto, pudiéramos derivar directamente de nuestro esfuerzo. Sólo por el establecimiento de un orden tal, podríamos decir que sus partes, nosotros, derivaríamos del hecho de nuestra unidad, de nuestra rica asociación, algo distinto de nosotros mismos, una verdadera plusvalía. En otras palabras, su economía compensaría con creces la inversión hecha en ellas. Eso lo conocen los empresarios, y saben que el patrimonio de sus empresas vale más que el activo representado en su inversión en equipos, capital de trabajo, etc., sumados. Todavía más, esas estructuras le darían forma física a entidades nuevas, diferentes de nosotros, sus partes constitutivas, de orden superior; su comportamiento y su carácter, entre otras cosas, serían propios y singulares. Esa es la economía de la Solidaridad, hacer esa riqueza posible disponible efectivamente para el disfrute del ser humano. Uno de sus propósitos, uno de sus objetivos acariciados, podría ser integrar la vida natural toda, en un plan integral con la vida humana. Quizás, el llegar a las conclusiones a las que es posible llegar hoy respecto del papel de la razón en el ordenamiento de la Vida, ha requerido, en nuestra cultura, una trayectoria muy bien aprovechada de uno de los trabajos más serios que dentro de su contexto ha sido desarrollado: El trabajo científico. Hace cien años habríamos sido incapaces de llegar a ellas, menos, en el cuestionamiento que en su tiempo, nos proporcionó el Renacimiento sobre el significado de la vida humana. Y si vemos la perspectiva de la Realidad que nos ha dado, particularmente en los últimos cincuenta años la Ciencia, podemos considerar que en la época de Newton ese tipo de conclusiones habría sido también demasiado difícil. Como consecuencia, en el acontecer de la Cultura, lograron sobreponerse a los efectos del colapso influencias 162 insuficientemente debatidas, hubo cambio de manos en el manejo de los Estados, en la Política, en los fundamentos filosóficos de sus actitudes que merecieron poca controversia, o más que eso, se transformaron en verdaderos motivos de contradicción y conflicto, no ya en el plano de los intereses imperiales de las monarquías, sino en el plano de las ideologías. Sólo el Poder, en el crecimiento de su fuerza y predominio o en la derrota, llegó a ser finalmente el factor decisivo en la definición, de quién tenía derecho de mandar y quién tenía la obligación de obedecer. Así, la mentalidad del Imperio, de la dominación, sobrevive al espíritu de las democracias liberales y se impone prepotente al espíritu de las democracias socialistas. Es así como son posibles la continuación de la Primera Guerra Mundial en la segunda y el régimen del terror y de la tiranía que se instauran en la URSS después de la Revolución de Octubre de 1917. Esa realidad dinámica de la Cultura llega con todo su dramatismo hasta nuestro siglo XX, y por lo que ocurre, por desgracia, continúa su vigencia este siglo XXI en todo el Mundo, expresada materialmente en el fenómeno de la “globalización económica”, y en nuestro subcontinente latinoamericano, en la llamada revolución socialista “bolivariana”, amenazando, aún, con reavivar en el área el caduco “régimen del terror” de la antigua URSS y de sus letales efectos en el desarrollo y madurez de la mente humana, en las décadas por venir en este siglo XXI. Las primeras “fracturas” del eje cultural de Occidente se dan cuando, paradójicamente, las cruzadas logran abrir la navegación y el comercio a través de todo el Mediterráneo. El aire fresco penetra a la austera sociedad medieval regida por una férrea disciplina moral que logra mantener viva la vida humana en un ambiente demasiado exigente y austero, sostenida por la producción europea de alimentos. Pero ese “aire fresco” produce sus efectos en el bolsillo de los mercaderes que se enriquecen y se pueden “saltar” las rígidas costumbres que permiten la supervivencia de una sociedad que mantiene su equilibrio material en la vida austera y encuentra su 163 iluminación en las fuentes místicas de su Espíritu. La Iglesia Universal pasa a manos de un hombre de procedencia latina, que proviene de una de aquellas familias adineradas en las nuevas actividades comerciales, y que tiene motivos más que poderosos para haber cambiado su actitud austera y estricta por una más laxa y relajada. Se le ocurre, entre otras cosas, vender indulgencias para acopiar fondos para construir el esplendoroso “complejo vaticano” desde el cual se administra y dirige la Iglesia hasta hoy. Pero esa actitud choca frontalmente con el espíritu teutón, que se mantiene reciamente en la línea de los valores morales que han garantizado la vida en el estrecho ambiente económico occidental de su época, en medio de un conflicto, que, como otros, termina desestabilizando el orden establecido y el control social de la Iglesia, que a pesar de la Inquisición, o quizás, acelerado por ella, enrarece el ambiente y recalienta la vida política, conduciendo finalmente al colapso, como consecuencia, particularmente, del hundimiento del Imperio Español a lo largo de todo el siglo XVI. Lo demás, es una historia bien conocida. Paralelamente con el debate alrededor de la visión del Hombre acerca de lo que es él mismo, que se da en el Renacimiento, se da en el seno de la Iglesia Universal otro debate que tiende a llegar a conclusiones en otros temas, también de gran importancia antropológica y que tocan con la visión de los filósofos cristianos acerca de la supuesta legitimidad de la iniciativa humana en el acto de determinar su futuro. La pregunta es más o menos la siguiente: ¿Está o no está el ser humano en capacidad de decidir su suerte en el Mundo, independientemente o a pesar del efecto negativo que ejerce el pecado en sus decisiones? Para resumir, de las doctrinas que predominan en el ambiente católico desde la época de San Agustín, el debate incluye muchas posturas, unas de las cuales le atribuyen todo el poder a la Gracia divina, y otras que reconocen que no sólo la gracia es efectiva, sino que se debe sumar a la disposición humana para aprovecharla. Finalmente, surge en el seno de una comunidad religiosa católica, la Compañía de Jesús, 164 un principio que parece dar una solución al debate, incluso, antes de que la discusión llegue a su fin: La idea del “libre albedrío”, y sobre la base de su aplicación inicia y desarrolla vastos y exitosos proyectos misionales en Asia y América que se quedan truncos. Mientras tanto, se precipitan los hechos históricos y es la Guerra la que sella la suerte de la Humanidad, precipitándola en una anarquía generalizada y en sendas revoluciones en serie como la Revolución Francesa, la Revolución Industrial y la Revolución Rusa de 1917. El advenimiento de la burguesía al manejo de los asuntos del Estado trajo algunos problemas inesperados: La impreparación en el manejo de los asuntos públicos y el deterioro del nivel de vida evidente en las fábricas y en los barrios obreros de las ciudades industriales de Inglaterra, trajeron el descontento y promovieron no pocos movimientos de rebeldía entre los obreros, uno de cuyos líderes, el alemán Carlos Marx, exiliado en Londres, promovería la formación de la Primera Internacional Socialista y un intento de revolución que fracasó en 1848. Sobre la base de la experiencia vivida y sobre la base de los cambios que se empezaban a dar en las aspiraciones de los industriales burgueses de aquella época, podía uno hacerse la siguiente pregunta: ¿Qué otro sueño habría de iluminar a la burguesía industrial, si no el esplendor, el lujo de las cortes reales de Europa, de las cuales habían sido sistemáticamente excluidos? Y, sin duda esos mismos disfrutes se convirtieron en el acicate de la codicia de aquellos hombres que dedicaron, por completo, sus energías, desde entonces, a conseguir fortuna. Así, se revolucionó el Estado, cambió el plantel de administradores y beneficiarios, pero no cambiaron sustancialmente ni la actitud ni los objetivos sociales: Sólo se quería más de lo mismo para más gente. Sin embargo, públicamente, poco se sabía, en aquella época que uno de los factores más poderosos en causar el hundimiento del Imperio español, que determinó su incapacidad de defenderse eficazmente de los ataques de Inglaterra y Francia, fue el peso financiero de sus cortes reales, que hizo colapsar, por otra parte, a la economía 165 de los sectores productivos del pueblo español que las sostenía y que quebró, finalmente, a las finanzas del Estado. No nos extrañemos, pues, que nuestro mundo burgués tampoco va a durar eternamente, y ya en nuestro tiempo hemos llegado a conocerle más de una debilidad: Más costosa que su manutención, es el costo del “lenguaje” que se usa en todas las sociedades burguesas para ostentar el Poder y la pompa de los que los disfrutan. El lujo creciente, la exclusión creciente, hacen que la economía de la prosperidad, que la industria, sólo sean productivas si se nutren de los sectores que poseen el patrimonio necesario para pagar su crecimiento. El club de los que pueden pagarlos es cada vez más pequeño y más exigente. Y atrás se queda rezagado un ejército cada vez más numeroso de seres humanos “condenados en vida”, al caos o sometidos al orden que les es impuesto, nuevamente desde arriba. Es el fin de una vereda abierta por una visión ética, que quizás, ya rindió lo que podía rendir. Y, como ocurre en Colombia, muchas de las alarmantes señas apocalípticas que recibimos en medio de nuestro aislamiento, de nuestra ignorancia, de nuestra confusión conseguida en décadas de arbitrariedad, de conducta demencial, de pasiones desencadenadas, de insensatez, hacen que le atribuyamos a Dios algo que, pertenece, ciertamente, a la esfera de nuestra responsabilidad humana. Hoy día es común, incluso al nivel de la vida cotidiana, que, antes de visualizar conscientemente, antes de cuestionarnos sobre los efectos que pueden tener las decisiones inconvenientes <<respecto de la racionalidad, de la rectitud ética o moral de nuestros actos>>, estamos acostumbrados a calcular, en términos de fuerza, las opciones que tenemos de imponer nuestros intereses o nuestra voluntad, y dejamos que otros “carguen” en su cuenta los costos materiales y morales en que esos actos incurran y paguen el precio que les toque por las consecuencias, pensando que son males que les caen del Cielo, en particular, decíamos, cuando aquellos desbordan la esfera de la consciencia que los demás tienen de ellos, entonces dejamos que nuestra culpa permanezca encubierta por la supuesta voluntad Divina. 166 Nuestro sistema social que se basa, sin más consideraciones, en lo que llamamos “Libre Empresa”, ignora cómo ese concepto debe ser aplicado, con ajuste a las condiciones de la Ética y la Moral, aunque ciertamente, es preciso aceptar que en el ambiente anárquico de nuestro tiempo, aquellas condiciones son una verdadera utopía a aclimatar entre nosotros, en nuestras relaciones humanas. Cuando ciertos temas que se suponen de interés público, el tema que se somete al escrutinio de la opinión ciudadana, de un ciudadano que viene siendo engañado, defraudado, confundido, intimidado, sometido a la arbitrariedad y al abuso, por toda clase de poderes más fuertes que él por generaciones, desde todos los ángulos de su entorno, necesariamente caemos en la ingenua creencia de que la opinión de ese ciudadano puede ser, realmente, el soporte de una sociedad estable y sólida, de un derecho serio, auténtico, fundamento del Estado de Derecho, cuando no es más que una trágica caricatura del mismo, el punto de partida de nuevas tergiversaciones de la Verdad, de la Justicia, la puerta de entrada a nuevos sistemas de tiranía, demencia, brutalidad, muerte, de nuevas alteraciones al universal sentido de la Ética, de la Moral. En cuanto al tema de la procreación responsable, un tema muy polémico, se está llegando hoy al extremo de pretender la disponibilidad de “argumentos técnicos y científicos”, para asumir en “esquemas, definiciones, conceptos acomodaticios”, por ejemplo, que el embrión, ya fecundo, no merece su condición de ser vivo, con su potencial de ser vivo, completo, que científicamente es evidente, por delante. Ello, para desconocer, en su impotencia y absoluta dependencia, su derecho a la vida al mismo nivel de los seres humanos maduros, el derecho de sus demandas, que tienen amplia validez de carácter social, como la de tener, en principio, derecho al cobijo que debe aportarle el vientre de una madre, a su espacio en la Sociedad, a ser defendido con el mismo vigor que un ser humano maduro. Ello para <<dispensar el permiso legal de ejercer>> la “paternidad 167 irresponsable”, fruto de las locuras engendradas en la “Sociedad de Consumo”, orientadas a generar nuevas industrias, a mantener viejas formas de “ocupación” para “ganarse la vida”, a asegurar a los que pueden hacerlo monetariamente, el disfrute ilimitado y sin responsabilidades de sus goces más plenos, el disfrute de su cuerpo, el disfrute sexual de su pareja ocasional o “postiza”. Ese tipo de “dispensas” morales, igual que la eutansia, representan unas de las peores lacras, en términos éticos y morales de nuestra civilización contemporánea. Sólo una viva imaginación, la iluminación que se logra a través de la consideración de amplias y profundas miras, el avance sustancial en la experiencia espiritual, el viaje por los expeditos caminos del alma, a través de los umbrales en que se nos abren nuevas puertas, son lo que nos ayuda a superar el fin de viejos caminos prácticos, de viejas encrucijadas que ahogan nuestra vida en medio de la incertidumbre, son lo que nos ayuda a superar los paradigmas de viejas realidades, de desuetas maneras de soñar, lo que nos protege de la muerte colectiva, del colapso social en los tiempos de crisis, del efecto de las visiones de los sucesos apocalípticos. Nosotros tenemos qué buscar otras formas de realización que no sea repetir los errores del pasado, que no sea volver a empezar por donde ya habíamos empezado otra vez. Y finalmente hemos de encontrar que la vida en su conjunto colectivamente, en todas sus expresiones en general, y la vida humana en particular, en todas las suyas, representan el soporte que no podemos sustituir, el punto de apoyo del cual ninguno individualmente puede prescindir para hacer que se consolide, que crezca la suya propia en una verdadera suerte de asociación, de <<trabajo en equipo, de esfuerzo propio, de ayuda mutua interactivos>>, que no podemos seguir eludiendo, desconociendo. Y el orden que implica ese descubrimiento, tiene un nuevo, y de superior nivel, sentido moral. 168 Nuestra especie, el “hommo sapiens” ha sufrido numerosas presiones perturbadoras del Medio a lo largo de su historia que la han conducido a adoptar cambios radicales en su modo de vivir. Para empezar, no sabemos qué lo movió a emigrar de su hogar africano hace unos 50.000. A pesar de sus penalidades, nuestra presencia actual en el planeta da testimonio de que somos una especie exitosa. Ese éxito no nos exime de tener que <<“morir”>> para unas maneras de vivir y tener que esforzarnos en <<“nacer”>> para otras diferentes, conllevando ese cambio una transformación total del carácter, de las actitudes, de la manera de pensar, etc., aprendiendo a ser verdaderamente <<otros>> diferentes de quienes éramos. Pero no solamente otros, sino, y eso es lo más importante, otros <<“mejores”>>, más capaces. Ese cambio implica dolor, penas, sufrimiento, miedo increíble, renuncias sin parangón, con la esperanza de un nuevo porvenir, así sea expresado en términos diferentes. En el nivel espiritual podríamos compararlo con la <<metamorfosis>> de los insectos, y simplemente, con ello, la Naturaleza hace que podamos adaptarnos a otras circunstancias distintas a aquellas a las que estábamos adaptados y que, en nuestro Universo cambiante, en las nuevas demandas de la supervivencia humana ya no existen más. Culturalmente ello significa un cambio radical, de tajo, una verdadera singularidad en el proceso de nuestra existencia, un punto de inflexión en nuestra trayectoria vital. ¡Pero la opción es enfrentar ese reto, tan conscientemente como sea posible, o la muerte! Aquí también se hace necesario que aceptemos la existencia de un imperativo moral destinado a salvar algo que vale la pena salvar: la Vida, la vida humana, así sea en otra forma de plenitud. La sensación de <<estrechez>>, la nostalgia de otros parajes, de otros ríos, montañas, cielos, de nuevos duelos, de otros estímulos, otros desafíos, que atenazan las entrañas del nómada, -verdaderos motores de la vida errante-, ante las restricciones de la vida sedentaria, desaparecen cuando aparece a sus ojos la holgura de un nuevo mundo desconocido a conquistar, cuando sueña con los tesoros que puede encontrar allí, cuando piensa las destrezas que habrá de cultivar para ser capaz de aprovecharlos plenamente. 169 Entonces aparece la Agricultura. Esta ya no es industria de mujeres, de esclavos. Es tarea de civilizaciones muy pujantes, de hombres, mujeres, de seres humanos integrales. Es tarea que exige el despliegue de la creatividad humana al extremo. Es esa la impresión que nos ofrecen los jardines colgantes de Babilonia, una de las mayores maravillas del Mundo hoy; las extraordinarias obras de canalización hidráulica de Mesopotamia, que se repiten prolíficamente con obras magníficas en los Andes americanos. Igual ocurre en el seno estrecho de las metrópolis urbanas, con una industria que florece por doquier, a pesar de que sus cielos, de que la luz del Sol se opacan con las excretas de humo y hollín de sus fecundos talleres en las estrechas y malsanas callejuelas en las viejas aldeas y en los vetustos barrios industriales. Y no sospechamos siquiera, pero pasará, que no son los homenajes apoteósicos que se le celebran a los pioneros, los honores que se les rendirá, los que nos harán soñar con nuestro futuro cósmico: Son los “dividendos” de todo orden que nos promete la conquista de otros mundos, las magníficas aventuras, las experiencias inéditas, todo proporcionado por nuestra proyección hacia un espacio infinito, cuyos retos no doblegarán el espíritu indomable de nuestra especie, lo que nos moverá a superar la “claustrofobia” que despierta en nosotros el espacio físico extraordinariamente limitado de las escafandras, de las naves siderales, de los espacios controlados en que tendremos que aprender a vivir por fuera de nuestra matriz terrestre para mantenernos vivos. ¡Y esas son solamente algunas de las sorpresas que servirán de acicate a nuestra curiosidad, y que nos deparará el uso de razón, la madurez de nuestro sentido moral, el que desembocará, cuando logremos en nosotros el cambio de actitud que ello requiere, en un <<nuevo sentido de la realidad>>, en una consciencia más ajustada a lo que es nuestro potencial como especie, e impedirá nuestra dispersión cuando seamos capaces de reflexionar, seriamente, en la consideración de los frustrantes, perturbadores, destructores caminos del mal, del pecado! 170 Ello, sin duda, va a requerir, como complemento de la interacción fecunda que puede proporcionarnos la democracia participativa, siempre que sea genuinamente eso, el trabajo serio, entusiasta, comprometido, de nuevas formas de liderazgo, de nuevos profetas, de nuevos mensajeros de la Vida, cuya labor va a consistir, particularmente, en aclimatarnos a una nueva visión del Mundo, a infundir nuevas esperanzas, a inspirar nuestra fe, a generar un proceso sinergético que logre arrastrar tras de sí a la humanidad entera, y a oponerse con tenacidad al escepticismo de aquellos que anuncian tercamente el fin del Hombre, ¡así, como no hace muchas décadas quisieron anunciar, apenas con éxito relativo, la muerte de Dios! 1.2.3 EL DILEMA FUNDAMENTAL PARA EL SER HUMANO EN SU RELACIÓN CON LA NATURALEZA: ¿RELACIÓN DE PODER O LIDERAZGO? Para no pocos esta puede ser una pregunta irrelevante. La costumbre humana de asumir posiciones de fuerza para el más simple diálogo, de acopiar poderío para intimidar o desencadenarlo contra sus contendores, de enfrentar arrolladoramente, sin replicar, a la menor amenaza, la represión ejemplarizante, cuando se ejerce la autoridad, resumen todo lo que se puede decir acerca de muestra conducta emocional, casi animal, en cuya justificación, la reflexión, nuestros razonamientos, ocupan un mínimo espacio. Sin embargo nuestra experiencia al nivel biológico, nivel al cual podemos tener consciencia, fácilmente, nos dice que nuestra suerte no está solamente en manos nuestras sino en gran medida, en el éxito que logremos de asegurar en nuestras interacciones con otros seres vivos de nuestro entorno inmediato, un balance energético favorable a nuestra supervivencia. Nuestro cuerpo es un superorganismo que conjuga la existencia de muchos seres vivos independientes pero integrados según <<un patrón de conducta y especialización del trabajo>> regulado desde nuestro genoma, mediante el flujo sanguíneo y 171 linfático, mediante las conexiones nerviosas, la producción de enzimas y hormonas que inducen a las reacciones bioquímicas que se suscitan dentro de nosotros, etc.; de seres que ingresan a nuestro organismo a través del sistema digestivo, de la piel, del sistema respiratorio, entre otros, multitud de invasores de distintas dimensiones, como gusanos, huevos, esporas de todos los tipos, microbios, virus etc., que se comportan como verdaderos “parásitos”, en un esfuerzo de competir, contra nosotros, por su propia supervivencia, constituyendo un peligro potencial en contra de nuestra salud o de nuestra vida; pero hay un sinnúmero de macro y microorganismos, de todo orden, que alcanzan a integrarse a nuestro sistema de vida, consiguiendo una simbiosis vital que beneficia en su intercambio <<“gana – gana”>> a sus respectivas especies y a la especie receptora que somos nosotros. De esa experiencia podemos sacar una lección elocuente: Necesitamos una elección inteligente de, a quién atacar y a quién hemos de acatar, incluso asociarnos para aunar esfuerzos, que no es lo mismo que simplemente sumarlos. Hay criterios de economía que nos dicen cómo debemos actuar, por ejemplo frente al ataque de plagas, como ocurre en la agricultura; cómo debemos alinear fuerzas con especies <<“aliadas”>> que, como contraprestación, recibirán de nosotros el bien de nuestra tecnología en la crianza cuidadosa y amorosa de sus linajes, su protección e introducción de su potencial vital como refuerzo eficaz, con el nuestro. Los programas de veda para la captura de diferentes especies piscícola, particularmente en el mar, y en las zonas de caza de especies salvajes, allí donde se dan, son prácticas que anticipan formas de moderar la interacción destructiva de nuestra especie a favor de otras especies benéficas, como algo adicional a lo que se hace con las especies domésticas, con la selección de especies vegetales diversas para el cultivo, para la repoblación de bosques, con la selección de hábitats representativos para la conservación de diversas especies, como “bancos de semilla” protegidos para evitar su extinción, etc. 172 Frente a aquellos actos verdaderamente visionarios, puede apreciarse el contraste de la actitud hostil mutua que se ha desarrollado en nuestros medios urbanos, actitud que ya tiene su expresión en el arte musical, y la danza, que se relaciona con el submundo del comercio y consumo de los estupefacientes, con las actividades clandestinas y delictivas, con las pandillas juveniles y las bandas criminales, y que no se enmarca, necesariamente, dentro del esquema de las actividades subversivas o de las relaciones entre Estados en conflicto. Toda una serie de actividades del llamado “bajo mundo”, en países como Colombia ha aflorado a la superficie de la vida cotidiana convertido en multitud de estructuras poderosas, que interactúan, que se asocian, que se refuerzan mutuamente, que intentan, no sólo neutralizar sino hacer cómplices suyos, a elementos estructurales bajo su dominio y para su servicio, en las estructuras legales del Estado. Son financiadas con los narcóticos, pero se dedican, no sólo a este comercio, sino al comercio en grande escala de armas, a la conspiración en la medida de sus conveniencias y a muchos otros negocios turbios, ampliamente apoyadas por sus pares en el extranjero, particularmente que medran en naciones que se “hacen los de la vista gorda” o que se benefician abiertamente de sus cada vez más gigantescos activos y poderosos medios económicos. Esas estructuras se “toman” el espacio social combinando sus formas de competencia desleal, como las amenazas y toda clase de actos intimidatorios, la ejecución de delitos generadores de terror, de desplazamientos humanos, de crisis económicas y sociales locales, como asesinatos, genocidios, actividades para establecer su dominio territorial, sus formas de comercio ilegal, todo manejado, en la mayoría de los casos discretamente o bajo la mirada permisiva, temerosa, indulgente, cómplice, de autoridades venales, débiles o indiferentes, o de la mirada de una ciudadanía inconsciente del problema, dada su “atomización” en pequeños conjuntos vulnerables, sin voz ni voto, deprimidos, arrinconados, “secuestrados” en sus propios hogares, pueblos y ciudades; de tal manera nos sentíamos los colombianos hasta hace menos de ocho 173 años (en el año 2002), incapaces de hacernos sentir por nuestro escaso poder, sin respaldo estratégico, porque en nuestras democracias representativas, nuestros legítimos representantes se han dedicado a sus propias empresas de enriquecimiento, incluso, sirviendo, paradójicamente, de apoyo a los grandes delincuentes. Esa es la situación que ha empezado a cambiar en Colombia por cuenta de la acción decidida y casi terca, de un manojo de líderes decididos, que ha logrado en pocos años de trabajo denodado y muy efectivo, hacer que regrese a nosotros nuestra consciencia de la dignidad nacional, nuestra autoestima, que nos estaban haciendo tanta falta, y que habían sido vilmente vulneradas, incluso con actos que podrían calificarse de alta traición. Se dice que los seres humanos tenemos poca memoria. Sin embargo, yo recuerdo cómo hace unos ocho o diez años, como decía, los ciudadanos de Colombia estábamos viviendo, ya “secuestrados” en el casco urbano de nuestras ciudades y pueblos por la subversión marxista, o sometidos a la impronta de la delincuencia desencadenada, imposibilitados para salir de allí, so pena de ser secuestrados, o en el Campo, pagando la cuota económica o de vidas a los nuevos aspirantes del Poder en Colombia. Sólo quien conozca en su intimidad el proceso de desestabilización de la sociedad colombiana, iniciada históricamente por la violencia partidista, luego por la conspiración marxista por tomarse el Poder, luego por los “Caballeros de Industria” que se tomaron nuestras industrias con el pretexto hipotético de la necesidad de “globalizar el control y el direccionamiento la economía en el Mundo”, más tarde por la ambición y codicia desbordada de criminales experimentados, apoyados por la renta del narcotráfico, puede concebir la profundidad y extensión del daño causado, de la ingente tarea que nos queda a los colombianos para ganar el tiempo perdido, para recuperarnos del dolor, de la angustia, del sufrimiento de los deudos, de las ruinas física y moral causadas. Sólo partiendo de aquella amarga experiencia es posible entender la vehemencia con 174 que empezamos a defendernos de los flagelos de la Guerra y la Violencia, de los sentimientos que despierta en nosotros la indiferencia del Planeta hacia nuestra determinación de sobrevivir, hacia un peligro que amenaza, de manera creciente, “atenazar” a muchas otras sociedades del planeta en sus garras: El Crimen. Sólo, entonces es posible entender el éxito en la convocatoria y la magnitud de la masa de población colombiana que salió a las calles colombianas y del Mundo el 4 de febrero del 2008, para exigir, no para mendigar la Paz, para condenar el secuestro de sus compatriotas, para expresar su contrariedad con las Farc. Pero el caso colombiano no es un caso aislado. Se repite por doquier en nuestro continente y en el resto del Mundo Al menos los últimos meses del año 2008 y los que llevamos del 2009, hemos sido sorprendidos los colombianos muy gratamente, con los golpes que las fuerzas del orden de Colombia han logrado propinarle a las organizaciones delictivas. Ello nos demuestra que podemos contar con mejoras sustanciales en los niveles de seguridad social y en los instrumentos legales para conseguirlo. Ello ha significado un trabajo meticuloso y persistente en la erradicación de las influencias que el crimen y los movimientos subversivos mantuvieron y aún consolidaron históricamente, desde dentro de las mismas instituciones, haciendo casi imposible su eficacia operativa. Usando su poder económico delincuentes reconocidos, que habían empezado sus carreras delictivas, incluso contratando “trabajos” con los jefes de la “mafia”, como sicarios, desde los tiempos de Pablo Escobar, o como militantes de los grupos de autodefensa contra las guerrillas marxistas, han llegado a amasar inmensas fortunas, atropellando impunemente por muchos años el orden legal, abusando de la debilidad y del miedo de los campesinos en los territorios que han elegido poseer. A mediados de abril del 2009 fueron capturados entre muchas otras capturas y golpes de mano exitosos propinados al crimen organizado, dos grandes delincuentes por las autoridades colombianas. Uno, en Medellín, José Leonardo Muñoz Martínez, alias “Douglas”, quien se convirtió en jefe de la “Oficina de Envigado”; al momento de su 175 captura mantenía bajo su mando 30 “combos” de unos 150, al parecer, que delinquen en la Ciudad según censo de las mismas autoridades. “Douglas” se inició como asesino a sueldo del Cartel de Medellín. El otro es Daniel Rendón Herrera, alias “don Mario”, quien luego de la desmovilización de su hermano Fredy Rendón Herrera, “el Alemán”, abrió a sangre y fuego su propio imperio cocalero en el norte de Antioquia, en Urabá y toda la región del Bajo Cauca antioqueño y el destino de su acción era mantener abierta la ruta hacia Estados Unidos y apoderarse de las regiones productivas de coca, laboratorios de proceso y cristalización y establecer una fuerza militar propia suficientemente formidable para abrirse paso, no sólo a pesar de las fuerzas militares colombianas, sino de competidores muy duros como los “Paisas” que llegaron a Urabá a arrebatarle seriamente su predominio. Para ello quiso contar con hombres de experiencia, como los desmovilizados de su hermano, y hacía asesinar a quien se negara a seguirlo. Fue capturado en la región de Necoclí. Ya las autoridades le habían incautado bienes por más de 25.000 millones de pesos, le decomisaron vario miles de kilos de cocaína, le encontraron encaletados más de 500 fusiles, fuera de los que tenía en uso. Eso muestra la escala del poderío desplegado. Sin embargo, y pese a la buena voluntad del proceso de reintegración de la propiedad de las tierras a los perjudicados por la violencia, la sociedad colombiana ha tenido qué seguir sufriendo las intrigas, las amenazas y de los hechos que, sin parar, dan cuenta de la vida de un sinnúmero de de personas, esta vez líderes regionales, cuyo esfuerzo se ha orientado a ser portadora de las reclamaciones por parte de los desplazados, para que les sean devueltas sus tierras. Es muy doloroso que la práctica de la Justicia esté tan lejos de ser bienvenida por parte de sectores importantes de la Nación, donde el sentido moral, el sentido ético, el sentido de la realidad han naufragado en el océano profundo de la mentira, del fraude, de la farsa, de la confusión, de la violación continua de los derechos fundamentales del ser humano en que hemos venido incurriendo, por generaciones. 176 El camino que tendremos qué recorrer para alcanzar el grado de orden que queremos no es precisamente “de rosas”. Yo mismo, igual que muchísimos colombianos que tuvieron que pagar con su fortuna el precio de asegurar la realización de sus más íntimos compromisos familiares, tengo mi propio testimonio que dar. Mi suerte personal y mi vida estuvieron íntimamente determinadas por esos acontecimientos. Otros ni siquiera eso lograron: El apego a su tierra, la excesiva confianza, la esperanza irreductible de una nueva oportunidad en sus empresas y actividades cotidianas los condujeron a la ruina cuando no a la muerte. Muchos nombres rondan por mi mente, pero quiero rendirle un homenaje muy especial a mi amigo y vecino en el Sinú, Naín Castaño, manizalita, quien hizo su pequeña fortuna a fuerza de trabajo y juicio, luego de sus primeros años en la región, como administrador de la Hacienda Barú de la familia Botero de Manizález (no tiene nada qué ver con los Castaños de Amalfi), quien fue muerto por el 50 Frente de las Farc por allá en los años 80s, en el patio de su finca, “El Faro”, frente a su esposa y sus hijos, en Valencia Córdoba, y luego ésta incendiada. Su familia sobrevive hoy, con muchas dificultades, en la ciudad de Montería. Estoy seguro que esa no era la suerte que Naín quería para ellos. Esa pregunta es, pues, perfectamente relevante. Y, si con relación a otras especies hemos logrado moderar nuestro afán competitivo y transformar su presencia, muchas veces, en un factor mutuamente coadyuvante para nuestra propia supervivencia, ¿por qué no pensamos nosotros y quienes nos administran, en la posibilidad de hacer lo mismo con nuestra propia especie? ¿Por qué no dar un paso más, dos, tres, cuatro…….todos los que sean necesarios, hasta que logremos construir una estructura social capaz de resistir cualquier tipo de acción disolvente, capaz de resistir a la agresión en todas sus formas y manifestaciones, blindada contra los “golpes bajos”, dispuesta a defenderse, a competir, a apoyar, a asociarse con otros en sus propósitos de crecimiento y desarrollo? Podemos estar seguros que el resultado cosechado va mucho más allá, va a pagar con creces el valor de los medios y esfuerzos allí invertidos. Es un asunto que reviste un típico carácter ético y moral….es un asunto de bien común, es un 177 asunto que nos remite a la solución efectiva, práctica, de muchos de nuestros conflictos de tipo ideológico, que nos muestra, cómo es posible que cada uno de nosotros, como ciudadanos, con el desempeño de nuestras vidas, con nuestra participación, puede ser, efectivamente, << un recurso útil a la Sociedad, a la patria>>, para garantizar su propia supervivencia, cómo es posible entender que esa supervivencia es de interés de todos, y que con el concurso de todos su realización puede estar mucho más cercana. Ese cuadro de agresividades múltiples que observamos en el caos urbano, multifacéticas, profundas, crecientes, finalmente letales, no sólo para las estructuras sociales sino para la Vida en términos de la amenaza real a la integridad corporal de unos seres humanos por la acción inconsciente, irracional de otros, está afectando también el medio planetario, no sólo a la sociedad humana, a las comunidades rurales, a medida que la capacidad invasiva de la Ciudad se incrementa. No voy a decir que el medio cósmico cercano no encierre amenazas reales, cuya evaluación, cuya prevención se convierte, hoy, en objetivo de no pocos esfuerzos científicos, en tema de divulgación a ser tratado por los medios de prensa más serios. De sobra se han observado los efectos devastadores de fenómenos como el de Tunguska, Siberia, ocurrido en 1908, y que se le ha atribuido a un meteoro gigante que explotó sin haber alcanzado a hacer contacto con el suelo con una violencia equivalente a la de varias bombas nucleares de Hiroshima. Una larga y consagrada investigación ha logrado establecer la secuencia de las actividades eruptivas de ciertos volcanes terrestres cuya actividad puede generar trastornos catastróficos a la vida animal y vegetal en el planeta entero, sumir a la superficie terrestre en la oscuridad, por períodos de días, semanas, años enteros, bajo el efecto de espesas nubes de gas y polvo opacas a la luz del Sol, con el efecto adicional de una baja sustancial de la temperatura media por debajo de cero grados Kelvin, y, como consecuencia, el surgimiento de un “invierno” de larga duración, que puede terminar finalmente con la vida de organismos superiores en toda 178 la faz de la Tierra. Una bolsa de magma líquido de dimensiones colosales, y un peligro potencial de dimensiones apocalípticas yace bajo el terreno del Parque de Yellow Stone, en Norteamérica. Esas son amenazas reales, frente a las cuales quizás el ser humano, por avanzado que se encuentre, puede ser prácticamente impotente. Sin embargo, hay amenazas apocalípticas de carácter humano: El empecinamiento en “el ejercicio de la soberanía” sobre la Naturaleza, que supuestamente tiene el “derecho” de ejercer, en el beneficio de sus “derechos de conquista”, del “botín de Guerra” tomado al enemigo, según la definición que de las relaciones de Poder puede lograr como consecuencia de la victoria en la Guerra, el empecinamiento de tomar a la ligera el pillaje, increíblemente irracional del patrimonio común de la humanidad, particularmente cuando ésta carece de la consciencia o del poderío para defenderse, el empecinamiento en el despojo y el derroche sistemático de las riquezas de la tierra, el empecinamiento en apoderarse de la iniciativa pública en las ciudades y áreas de influencia, para encausarla en el propio bien, y la lucha cruenta por apropiarse de la riqueza, de la economía de sus enemigos, entre muchas otras cosas, nos muestran ampliamente, cómo la codicia desmedida, cómo el afán irracional de poderío, cómo la ceguera, la falta de visión a largo plazo, cómo la crasa irresponsabilidad, cómo el desdén, la insensibilidad endémicos por la suerte ajena, hacen que la escala de las tragedias humanas originadas en la voluntad humana de provocarlas, pueda igualar y aún superar la escala apocalíptica de las tragedias naturales. El desarrollo y la posibilidad de proliferación en todos los estratos de las sociedades humanas de armas de fuego, de dispositivos bélicos gigantescos y destructores, de ojivas nucleares, de medios de transporte y comunicación, el comercio de armas, el desarrollo de medios artesanales para la fabricación de explosivos para hacer la guerra, la existencia y uso extendido de elementos organizacionales para coadyuvar en el control del “enemigo”, entre muchas cosas más, llegan a transformarse en una condición, 179 por medio de la cual, el ser humano puede provocar catástrofes sociales y humanas a gran escala, “arremedando” y “complementando” a las naturales en su efecto destructivo, cuando no generándolas, aprovechándose de su poder devastador, con propósitos perversos. La llamada “guerra bacteriológica”, con el desarrollo de gérmenes reforzados, casi indestructibles, representa un horrendo, un grotesco acto de “traición” al nivel biológico, del que sólo son capaces las mentes reprimidas, dañadas, torcidas, por el hambre, el maltrato, la humillación, el abandono, el mal ejemplo, o por el ejercicio ilimitado de la megalomanía, del Poder, de la soberbia, hasta extremos, en que los efectos nocivos pueden llegar a afectar la vida, tanto de “enemigos” como de “amigos”. Pero no sólo esto: Apenas estamos descubriendo ahora, cómo el efecto combinado de la actividad humana afecta de manera creciente el medio ambiente planetario global, hasta haber afectado sustancialmente el Clima. El incremento en la atmósfera terrestre de gases como el gas carbónico (CO2), que proviene principalmente de los combustibles fósiles, como el anhídrido sulfuroso (SO2), que proviene de la Industria y de las fuentes volcánicas, como el metano (CH4), que proviene principalmente de la fermentación de tejidos vegetales y animales sepultados milenariamente debajo de los hielos que se derriten con el calentamiento global, están generando un fenómeno que se refuerza constantemente y que puede hacer, a largo plazo, inhabitable nuestro hogar planetario. Esos son algunos de los presupuestos que se pueden hacer para entender los efectos catastróficos de nuestra sinrazón, de nuestra actitud insensata, de nuestro afán de poderío, de nuestro rechazo tajante a la presencia del otro, en la búsqueda equivocada del disfrute exclusivo de una riqueza que nunca será de unos pocos, sino que pertenece a todos, no sólo a los humanos sino a todos los seres vivos. Presupuestos que nos ubican, por fuerza, en posturas, quizás, inesperadas, o a las que no estamos acostumbrados, porque son la convivencia y el respeto mutuo, los objetivos finales de la Razón, de la Ética, en la búsqueda de las soluciones que los cumplan, en el cumplimiento de las 180 condiciones que los hagan reales, en sus posibilidades prácticas, lo que hace que podamos disfrutar, de nuestro hogar planetario y sus recursos, ejerciendo nuestro liderazgo y de ninguna manera empecinándonos en nuestro utópico poderío, en nuestra supuesta capacidad de imponer, en su totalidad, nuestra volunta, lo que nos conduce a entender que, sólo compartiendo todos la riqueza del mundo en que habitamos, sin la menor pretensión de exclusividad, es como podemos disfrutar plenamente sus dones. La explicación de la tragedia humana, ya sea provocada por causas naturales o humanas, es algo que trasciende los límites del que nosotros llamamos el mundo físico, el mundo, o mejor, el plano estrictamente espacio – temporal en que se mueven la generalidad de las consciencias de la gente en las sociedades occidentales secularizadas de hoy, desconociendo la realidad de, al menos, otra de sus dimensiones: la dimensión espiritual del mismo. Una de las realidades que nos dicen de la dimensión espiritual del mundo físico, es que el moverse en esa dimensión implica gasto, en términos de energía; de la misma manera, la inversión de energía como se hace con la educación, en el crecimiento de la personalidad humana, en la construcción de personalidades humanas cuya estructura espiritual conforma nuevas habilidades, como de la de soportar caracteres nuevos aptos para el ejercicio de la Virtud, de la orientación en la vida de otros hombres, pueden reportarnos rendimientos energéticos. En un nivel un poco más prosaico, aunque, tal vez más próximo al público, quiero mencionar un testimonio personal que puede ilustrar mejor la noción del hecho que pretendo describir: Cuando yo tuve mi empresa ganadera y debí venderla, todo el negocio de la venta funcionó, por fuerza de la oferta del comprador y tal como se estilan en el ambiente cotidiano ese tipo de negocios, alrededor de la venta de la tierra de mi propiedad, no de mi empresa ganadera, aunque, dadas las circunstancias, ello supuso mi retiro total de esa actividad empresarial. Toda la 181 empresa fue transferida a sus nuevos propietarios con la consabida sensación de frustración, de mi parte, por algo perdido que me había costado no poco esfuerzo; de desvalimiento, al no poder encontrar acogida a mi apreciación, expresada en medio de lo más atroz de la Violencia y falta de presencia de la autoridad legítima. Yo intuía, cómo mi comprador reconocía perfectamente en su intimidad aquella diferencia de criterio en el objeto de la negociación y reconocía la “plusvalía” en cuestión, como uno de los principales beneficios a disfrutar así, aunque públicamente, externamente, era para él algo irrelevante. Yo invito al lector a que se sitúe en la posición de los millones de desplazados colombianos que han tenido que abandonar sus tierras, a quienes éstas han sido arrebatadas a viva fuerza por los beneficiarios de la violencia, por sus actores, sin la mínima indemnización. Invito a considerar la naturaleza, el verdadero valor de sus pérdidas. De ellas, la tierra es apenas una parte, y quizás, la menos importante de ellas. Vale la pena, este momento, que nos hagamos una pregunta. Ubiquémonos en la posición de un ciudadano común, interesado seriamente y honestamente en forjar su futuro. Ubiquémonos en la posición de un hombre público, interesado en llegar a posiciones de poder o liderazgo, para trabajar por el interés común: ¿Cuál es el valor de lo que estamos construyendo nosotros en las mentes de las otras personas, o que estamos permitiendo que otros, sin ningún tipo de compromiso social, construyen en ellas para su beneficio? La cosecha, tal cual puede contemplarse en el ambiente social de nuestras grandes ciudades, por no decir del país, -Colombia-, y nuestra región de países en general, parece ser lastimosa, y sus efectos desoladores, y es preciso tener en cuenta, que los afanes cotidianos por la supervivencia y por la lucha política cotidiana, nos desenfocan de la tarea a que nos reta y nos apartan de su verdadero significado económico, social y político. El que solamente los privilegiados económicamente están capacitados, al menos, así no tengan la consciencia necesaria, para alimentarse bien, el que la educación efectiva, ya que no la 182 convencional que poco sirve, sea un verdadero bien para una minoría de ciudadanos, el que la efectividad de la fuerza pública solamente se circunscriba a algunas localidades patrias, no a todas, el que el ciudadano común se sienta poco comprometido y demuestre total indiferencia con el valor social de su gestión personal y de la gestión del sector público, son síntomas de la pobreza de nuestra cultura. Con ello solamente logramos que todas aquellas fuerzas humanas que se interesan en usurpar la totalidad de las opciones de vida al ciudadano común se sientan en libertad de ejercer sus amenazas, sin la menor opción de ser intimidadas. Frente a la pobreza de nuestras estructuras mentales, de nuestras “formas” institucionales y su significado espiritual, sin la determinación de la ciudadanía de interponer sus “valores” tradicionales, que emanan de aquellas estructuras que la Cultura y la educación han logrado elaborar en su formato espiritual, sin la determinación de unos hombres públicos que dudan en interponer una imagen difusa y a medio elaborar de un espíritu social, quizás nacional-, que nunca ha sido plenamente acabado, definitivamente asumido, es importante que coloquemos la fortaleza, el poderío internacional desplegado por el Crimen y su influencia en el interior de nuestra sociedad, que coloquemos su capacidad de seducción, de intimidación, de unas estructuras antisociales, disolventes, que se duplican incesantemente a través de la experiencia, que se integran en “organismos” cada vez más poderosos y multifacéticos, que se mueve “como pez en el agua” en el medio caótico urbano, caracterizado por el anonimato, por las multitudes masificadas, por un medio hostil que se protege a sí mismo con la “ley del silencio”. La ciudadanía que no tiene de otra que dejarse afectar por el sensacionalismo de la Prensa, que sólo reacciona ante sus estímulos; y las autoridades, que usualmente visualizan la Realidad a través de la “expresión plana” de las cifras estadísticas, que se ponen felices y bajan la guardia cuando el porcentaje de muertes por mil habitantes desciende, que ignoran por completo, con muy contadas excepciones aquello que se mueve en esferas que se salen de sus posibilidades de percepción, como es la esfera de lo espiritual; que normalmente ignoran todo aquello que no 183 irrumpa, en un momento dado como “hecho real”, y juzgable como algo legal o ilegal; que ignoran que es en aquella esfera espiritual donde nace la dinámica de aquel hecho, que lo explica y que no es otra cosa que el producto de la intersección de procesos humanos que se desarrollan en un plano diferente del usualmente considerado físico, con sus cuatro dimensiones (largo, ancho, alto, tiempo), aunque sus artífices no tengan la consciencia, o no quieran reconocer la realidad de sus propósitos: Lograr la total represión de toda manifestación espiritual del ciudadano, evitar en él toda posibilidad de soñar, haciendo nulas todas sus posibilidades de proyección, reduciendo a la nada la dinámica de su evolución, reduciéndolo a la servidumbre, a la esclavitud, lo que les permite colmar su utilización y explotación sin la menor posibilidad de resistencia; lograr la toma de todo el aparato que rige el orden social, la toma de sus estructuras físicas y la perversión de su espíritu, para asegurar la impunidad de sus actos y expropiarle al ciudadano todas las energías allí invertidas, susceptibles de ser usadas en beneficio de su redención. No es otra cosa la que persigue abiertamente la guerrilla de las Farc, con el propósito públicamente manifestado de sus planes de “toma del Poder”, y la que persigue solapadamente el Crimen organizado, que en estos días se manifiesta en ciudades como Medellín, en “combos” criminales, -pequeños “comandos”-, articulados en vastos dispositivos militares financiados con el comercio de drogas, con la producción y comercio de sus precursores con el comercio de armas y la futura y previsible actividad terrorista armada con medios nucleares y con toda suerte de armas biológicas. Es evidente que las sociedades del Planeta no han logrado imaginar siquiera las dimensiones de esas amenazas, por lo que pocos entienden el apremio de la unión de todos los hombres para conjurarla, para implementar una estructura social, un proyecto de humanidad suficientemente sólido para enfrentarla, una lucha decidida y sostenida hasta que aquella amenaza desaparezca de la faz de la Tierra. Por muy necesaria que sea la lucha en el plano material, político – militar, es necesario el diseño de proyectos estratégicos de mucho más amplio y profundo radio de acción, de mucha más amplia y 184 profunda proyección humana, de corto y largo alcance. De proyectos que sean rodeados con el apoyo decidido de la ciudadanía, porque han de ser, definitivamente, los verdaderos artífices de su defensa, de su supervivencia, del desarrollo de su civilización y de su cultura, y sin los cuales, sólo enfrentará la más terrible de las incertidumbres. Evidentemente la victoria militar, que se da en el plano material, físico, sola no garantiza el éxito; ¡es preciso doblegar el espíritu del “mal”, de la misma manera como éste intenta doblegar y someter el nuestro! Y para concluir el tema quisiera insistir en la noción de las “formas” de las “Gestalt”: en ingeniería, en los planos de máquinas y de construcción de inmuebles se usa lo que llamamos “proyecciones ortogonales” de objetos “espaciales” respecto de ciertos planos de referencia. De la misma manera es posible imaginar lo que puede ser en los planos “materiales” la “proyección ortogonal” de “las estructuras espirituales”. Esas proyecciones tienen el significado de verdaderas interferencias de esas estructuras espirituales en los planos físicos, y pueden aportar algún tipo de información, respecto del objeto que en esos planos son representados, pero de ninguna manera pueden explicar a las estructuras espirituales mismas. Con ello podemos darnos cuenta de cómo violentamos, sin darnos mucha cuenta, cotidianamente, a la vida humanas, de cómo, si no contamos con una visión más comprehensiva de la realidad, y nos contentamos con la visión <<“plana”>> que nos aporta la sociedad burguesa contemporánea, somos incapaces de rectificar nuestro comportamiento. Ello sólo podemos llevarlo a cabo, si consideramos la mejora de nuestra visión espiritual y la posibilidad de descontar nuestro afán de imponer nuestra voluntad, de ejercer nuestra capacidad de poderío, como herramienta de acción social, y a cambio, adoptamos las inmensas posibilidades de nuestro liderazgo. 1.2.4 SÍNTOMA DEL PODER DEL LÍDER: EL CARISMA La palabra clave aquí es el Carisma. Nuestro propósito, una vez más reiterado, es didáctico, es el de generar claridad de 185 consciencia, no el de exponer argumentos para afirmar una hipótesis de trabaje específica, salvo, que el prescindir de la Guerra y la Violencia nos puedan brindar un horizonte nuevo de posibilidades de supervivencia y desarrollo insospechado y con esa base, podemos establecer una clase de liderazgo muy prometedor. Sin embargo, no creemos que ese propósito se cumpla cabalmente sólo con la consecución, de entrada, de una definición contundente, detallada y aún, restringida a unos límites absolutamente concretos y muy detallados. Parece mejor contemplar su realidad desde algunos puntos de vista diferentes, entender un poco la dinámica de esa realidad y de las circunstancias en que ha sido concebida y los cambios que se presentan a medida que esas circunstancias cambian. Es importante también considerar en esa realidad, la existencia de sociedades, de Estados, de culturas que influyen en la forma como se le reconoce, en su papel organizacional, que cambian a su vez, pero cuyo cambio no significa solamente eso, cambio de situación, sino que hay cambios que obedecen al crecimiento, en el tiempo, de la consciencia individual y social, consciencia que le permite al ser humano al ascenso a mayor complejidad en el orden, por lo tanto ascenso en su talla ética. Veíamos en la sección anterior, como un dilema humano, la actitud más adecuada, frente a la Naturaleza, si debe ser de dominación o de liderazgo. En términos humanos apreciamos los resultados de nuestra actitud en el manejo de los asuntos específicos, particularmente al nivel humano. No hablamos mucho de su consideración al nivel del resto de la Naturaleza, pero quizás nuestras consideraciones han sido suficientes para entenderlo también. Y en términos de lo que puede ser una acción de liderazgo efectiva, aproximémonos a la noción de Carisma. Max Weber, asume la definición de Carisma dentro del contexto de otro tema: “la dominación” carismática. Dice: “Debe entenderse por “carisma” la cualidad, que pasa por extraordinaria (condicionada mágicamente en su origen, lo mismo si se trata de 186 profetas que de hechiceros, árbitros, jefes de cacería o caudillos militares), de una personalidad, por cuya virtud se la considera en posesión de fuerzas sobrenaturales o sobrehumanas –o por lo menos específicamente extraordinarias y no asequibles a cualquier otro-, o como enviados del dios, o como ejemplar y, en consecuencia, como jefe, caudillo, guía o líder. El modo como habría de valorarse “objetivamente” la cualidad en cuestión, sea desde un punto de vista ético, estético u otro cualquiera, es cosa del todo indiferente en lo que atañe en nuestro concepto, pues lo que importa es cómo se valora “por los dominados” carismáticos, por los adeptos” (Max Weber. Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica. Segunda edición en español de la cuarta en alemán. México 1964). En la carta de Pablo de Tarso a los romanos, para preparar su visita a su ciudad cuando emprenda su visita a España, afirma el origen del carisma que anima su ministerio profético: “Demuestra a los romanos que habían sido llamados a la luz inefable de la fe en Cristo Jesús no en virtud de la ley Mosaica, como se jactaban los Hebreos conversos: ni por el mérito de la Filosofía pagana, como se figuraban los Gentiles cristianizados; sino por la pura gracia de Dios: y por lo tanto les inculca la práctica de las virtudes cristianas” (Ilmo. Félix Torres Amat.”Sagrada Biblia. Nuevo Testamento. Editorial Grolier Incorporated. Nueva Cork. 1º de octubre de 1957. P. 163). Allí explica la “otra” fuente de legitimidad del “carisma” que lo hace a él mismo auténtico profeta, continuador, heredero legítimo de la misión de Jesús: la Gracia de Dios. En esa carta describe algunos de los “dones” del Espíritu Santo, verdadera expresión de la “Gracia de Dios” que anima el espíritu de los justos, o verdaderos carismas, que indican claramente la razón de ser de su “fuerza de liderazgo” de su poder de atracción que han de ejercer sobre el resto de la humanidad, para conducirla por el camino de su salvación. Respecto de esos dones dice: 187 “1. Mas en orden a los dones espirituales no quiero, hermanos míos, que estéis ignorantes. 2. Bien sabéis vosotros que cuando erais paganos, os ibais en pos de los ídolos mudos, según erais conducidos. 3. Ahora, pues, yo os declaro, que ningún verdadero profeta, ningún hombre que habla inspirado en Dios, dice anatema de Jesús. Ni nadie puede confesar, que Jeús es el señor, sino por el Espíritu Santo. 4. Pues hay diversidad de dones espirituales, mas el Espíritu es uno mimo. 5. Hay también diversidad de ministerios, mas el señor es uno mismo. 6. Hay así mismo diversidad de operaciones sobrenaturales, mas el mismo Dios es el que obra todas las cosas en todos. 7. Pero los dones visibles del Espíritu Santo se dan a cada uno para la utilidad. 8. Así lo uno recibe del Espíritu Santo el don de hablar con profunda sabiduría; otro recibe del mismo Espíritu el don de hablar con mucha ciencia; 9. a éste le da el mismo Espíritu una fe o confianza extraordinaria; al otro la gracia de curar enfermedades por el mismo Espíritu; 10. a quién el don de hacer milagros, a quien el don de profecía, a quién discreción de espíritu, a quien don de hablar varios idiomas, a quién el de interpretar las palabras, o razonamientos (Cap. XII vrs. 1 a 10). Y más adelante dice respecto del Amor, el más grandioso de los carismas o dones de Dios: “Vosotros, empero, entre los dones aspirad a los mejores. Yo voy, pues, a mostraros un camino o don todavía más excelente” (Cap. XII vers. 31). “1. Cuando yo hablara todas las lenguas de los hombres y el lenguaje de los Ángeles mismos, si no tuviere caridad, vengo a ser como un metal que suena, o campana que retiñe. 2. Y cuando tuviere el don de profecía, y penetrase todos los misterios, y poseyese todas las ciencias; cuando tuviera toda la fe posible, de manera que trasladase de una parte a otra los montes, 188 no teniendo caridad soy una nada (Nota: Toda la fe. Esta fe no es la virtud teológica de la fe, sino una confianza extraordinaria, como en el cap. XII, 9, y en Mat. XVII, 19; etc.). 3. Y cuando yo distribuyese todos mis bienes para sustento de los pobres, y cuando entregara mi cuerpo a las llamas, si la caridad me falta, todo lo dicho no me sirve de nada (CapXIII, vers. 1 al 3). Y luego explica algunas características de la virtud del Amor: “4. La caridad es sufrida, es dulce y bienhechora; la caridad no tiene envidia, no obra precipitada ni temerariamente, no se ensoberbece, 5. no es ambiciosa, no busca sus intereses, no se irrita, no piensa mal, 6. no se huelga de la injusticia, mas se complace en la verdad; 7. a todo se acomoda, cree todo el bien del prójimo, todo lo espera, y lo soporta todo. 8. La caridad nunca fenece; en lugar de que las profecías se terminarán, y cesarán las lenguas, y se acabará la ciencia” (Cap. XIII, vers 5 a 8). En la misma carta a los romanos, San Pablo, refiriéndose al poder de la “Gracia de Dios”, el gran carisma de los hombres justos, aquellos que se adentran en un espíritu nuevo que ha de dar origen a una humanidad diferente, dice de los excesos de la razón humana, que, particularmente en nuestro tiempo secularizado positivista y racionalista, sin la orientación de aquella referencia Divina en la que se fundamentan los primeros pasos de nuestra cultura, éstos se tornan vacilantes y aún contradictorios, como si se tratara de los movimientos desatinados de “una cometa sin cola”, sin una consciencia suficiente del sentido moral que dejó de regir nuestros designios, como consecuencia de la influencia de actitudes aciagas de hombres poderosos, de hechos históricos desgraciados, lamentables, que afectaron fundamentalmente el paso de nuestra cultura, rompiendo su unidad: 189 “17. Y en el Evangelio es en donde se nos ha rebelado la justicia que viene de Dios la cual nace de la fe, y se perfecciona en la fe, según aquello que está escrito: El justo vive por la fe. (Nota: La justicia. La santidad que nos hace gratos a Dios por la gracia santificante, que se adquiere, conserva y aumenta por la fe, como raíz y fundamento de toda justificación y de toda buena obra. Por esto se dice que “el justo vive por la fe”). 18. Se descubre también en él la ira de Dios que descargará del cielo sobre toda la impiedad e injusticia de aquellos hombres, que tienen aprisionada injustamente la verdad de Dios; 19. puesto que ellos han conocido claramente lo que se puede conocer de Dios, porque Dios se lo ha manifestado. 20. En efecto, las perfecciones invisibles de Dios, aún, su eterno poder y su divinidad, se han hecho visibles después de la creación del mundo, por el conocimiento que de ellas nos dan sus criaturas; y así tales hombres no tienen disculpa; 21. porque habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias; sino que ensoberbecidos devanearon en sus discursos, y quedó su insensato corazón lleno de tinieblas; 22. y mientras se jactaban de sabios pararon en ser unos necios, 23. hasta llegar a transferir a un simulacro en imagen de hombre corruptible, y a figuras de aves, y de bestias cuadrúpedas, y de serpientes, el honor debido solamente a Dios incorruptible o inmortal. 24. Por lo cual Dios los abandonó a los deseos de su depravado corazón, a los vicios de la impureza, en tanto grado que deshonraron ellos mismos sus propios cuerpos; 25. ellos que habían colocado la mentira en el lugar de la verdad de Dios, dando culto y sirviendo a las criaturas en lugar de adorar al Creador, solamente el cual es digno de ser bendito por todos los siglos. Amén. 26. Por eso los entregó Dios a pasiones infames. Pues sus mismas mujeres invirtieron el uso natural, en el que es contrario a la naturaleza. 27. Del mismo modo también los varones, desechado el uso natural de la hembra, se abrazaron en amores brutales de unos con otros, cometiendo torpezas nefandas varones con varones, y recibiendo en sí mismos la paga merecida de su obcecación. 190 28. Pues como no quisieron reconocer a Dios, Dios los entregó a un réprobo sentido, de suerte que han hecho acciones indignas del hombre. (Nota: A un réprobo sentido. Permitió que se obsecara en su falso modo de juzgar las cosas, y no pudiera distinguir lo recto de lo malo). 29. quedando atestados de toda clase de iniquidad, de malicia, de fornicación, de avaricia, de perversidad; llenos de envidia, homicidas, pendencieros, fraudulentos, malignos, chismosos. 30. infamadores, enemigos de Dios, ultrajadores, soberbios, altaneros, inventores de vicios, desobedientes a sus padres, 31. irracionales, desgarrados, desamorados, desleales, desapiadados: 32. Los cuales habiendo conocido la justicia de Dios, no echaron de ver, que los que hacen tales cosas, son dignos de muerte eterna, y no sólo los que las hacen, sino también los que aprueban a los que las hacen” (Cap. I vrs. 17 a 32). Habla también de la responsabilidad del pueblo judío, una de las más importantes vertientes de nuestra cultura, si no la más, haciendo referencia a algunos de los más típicos caracteres de su conducta: “1. Por dónde tú eres inexcusable, ¡oh hombre, quien quiera que seas!, que te metes a condenar a los demás. Pues en lo que condenas a otro, te condenas a ti mismo, haciendo como haces tú ¡oh judío! aquellas mismas cosas que condenas. 2. Sabemos que Dios condena, según su verdad, a los que cometen tales acciones. 3. Tú, pues, ¡oh hombre!, que condenas a los que tales cosas hacen, y no obstante las haces, ¿piensas acaso que podrás huir del juicio de Dios? 4. ¿O desprecias tal vez las riquezas de su bondad, y de su paciencia, y largo sufrimiento? ¿No sabes que la bondad de Dios te está llamando a la penitencia? 5. Tú, al contrario, con tu dureza y corazón impenitente vas atesorándote ira y más ira para el día de la venganza y de la manifestación del justo juicio de Dios. 6. el cual ha de pagar cada uno según sus obras, 191 7. dando la vida eterna a los que, por medio de la perseverancia en las buenas obras, aspiran a la gloria, al honor y a la inmortalidad, 8. y derramando su cólera y su indignación sobre los espíritus porfiados, que no se rinden a la verdad, sino que abrazan la injusticia. 9. Así que tribulación y angustias aguardan sin remedio al alma de todo hombre que obra mal, del Judío primeramente, y después del Griego; 10. mas la gloria, el honor y la paz serán la porción hereditaria de todo aquel que obra bien, del Judío primeramente y después del Griego; 11. porque para con Dios no hay acepción de personas” (Cap. II, vrs. 1 a 11). En el texto bíblico se observa no solamente una delineación de carácter claramente ético, sino que señala la consecuencia de que ese delineamiento no se cumpla en las acciones humanas. Parece ser que señala muchas desviaciones típicas del carácter de los hombres de entonces, indicando también las consecuencias. Sin entrar en mayores detalles, pareciera muy claro que la cultura moderna adolece de un sentido moral coherente con aquellos fundamentos éticos que hicieron crecer, en sus primeros siglos a la Iglesia primitiva, igual, se desentiende de un carisma, cuya comprensión se hizo cada vez más difusa, ante la irrupción de acontecimientos históricos, como el desarrollo de la actividad comercial, a finales de la Edad Media, sin que se hubiera avanzado en los cuestionamientos sobre el Hombre, en la toma de decisiones maduras, y la adopción de códigos de conducta humana adecuados posteriormente, luego como consecuencia del movimiento del Renacimiento. Antes bien, las nuevas visiones del Mundo no fueron aprovechadas para debatir el viejo orden, para enriquecer el bagaje de la cultura occidental, para reorientar su rumbo, sino para alimentar la confrontación de los intereses de las diferentes clases sociales en su lucha por mantener sus posesiones y sus rentas, los de los grandes señores, pendientes de mantener y mejorar el control territorial de sus señoríos, territorios y reinos, fuente de tributos y reserva de hombres para sus ejércitos, el resentimiento que despertaba la competencia de poderío de 192 monarcas e instituciones que, como la Iglesia, se había mantenido unida a sus intereses “temporales” jugando el juego de la política como se imponía en aquella época, fueron aprovechadas para alimentar los conflictos políticos e ideológicos que provocarían las devastadoras guerras modernas, que vinieron posteriormente, fueron aprovechadas para nutrir la codicia de riqueza y poder de quienes manejarían posteriormente el poderío de las naciones, fueron aprovechados para desencadenar la conspiración en todas sus formas, para socavar el orden, para provocar los enfrentamientos en la búsqueda de nuevas reafirmaciones de prestigio, de nuevos motivos carismáticos, lo que condujo, no a una paz duradera, sino a la Guerra y a la más atroz violencia. Con base en lo que hemos visto acerca del significado del Carisma, podemos retomar el dilema dialéctico de la sección anterior, en relación a la Naturaleza, respecto de cómo debe ser la relación del Hombre con ella: ¿Dominación o liderazgo? Para ello, apoyémonos en el análisis que hace Max Weber de los conceptos de “Poder” y de “Dominación” y la clasificación de las especies de éste último (Max Weber. Economía y Sociedad Fondo de Cultura Económica. México 1964 P. 45): “Poder significa la probabilidad de imponer la propia voluntad, dentro de una relación social, aún contra la resistencia y cualquiera que sea el fundamento de esa probabilidad”. Por dominación debe entenderse la probabilidad de encontrar obediencia a un mandato de determinado contenido entre personas dadas; por disciplina, debe entenderse la probabilidad de encontrar obediencia para un mandato por parte de un conjunto de personas que, en virtud de conductas arraigadas, sea pronta, simple y automática”. “El concepto de poder es sociológicamente amorfo. Todas las cualidades imaginables de un hombre y toda suerte de constelaciones posibles pueden colocar a alguien en la posición de imponer su voluntad en una situación dada. El concepto de 193 dominación tiene, por eso, que ser más preciso y sólo puede significar la probabilidad de que un mandato sea obedecido”. “El concepto de disciplina encierra el de un “obediencia habitual” por parte de las masas sin resistencia ni crítica”. “La situación de dominación está unida [en un momento dado] a la presencia actual de alguien mandando eficazmente a otro, pero no está unida incondicionalmente ni a la existencia de un cuadro administrativo [como podría ser la organización administrativa de una compañía productiva o un Estado] ni a la de una asociación [como podría ser una asociación de empresa de negocios, o una asociación nacional, -de ciudadanos-]: por el contrario, sí lo está ciertamente –por lo menos en todos los casos normales- a una de ambas. Una asociación se llama asociación de dominación cuando sus miembros están sometidos a relaciones de dominación en virtud del orden vigente”. “Un asociación de dominación debe llamarse asociación política cuando y en la medida en que su existencia y la validez de sus ordenaciones, dentro de un ámbito geográfico determinado, estén garantizados de un modo continuo por la amenaza de aplicación de la fuerza física por parte de su cuadro administrativo”. “Por estado debe entenderse un instituto político de actividad continuada, cuando y en la medida en que su cuadro administrativo mantenga con éxito la pretensión de monopolio legítimo de la coacción física para el mantenimiento del orden vigente. Dícese de una acción que está políticamente orientada cuando y en la medida en que tiende a influir en la dirección de una asociación política; en especial a la apropiación o expropiación, a la nueva distribución o atribución de los poderes gubernamentales”. “Por asociación hierocrática debe entenderse una asociación de dominación, cuando y en la medida en que aplica para la garantía de su orden la coacción psíquica, concediendo y rehusando bienes de salvación (coacción hierocrática). Debe entenderse por iglesia 194 un instituto hierocrático de actividad continuada, cuando y en la medida en que su cuadro administrativo mantiene la pretensión al monopolio legítimo de la coacción hierocrática”. Según Max Weber, existen tres tipos puros de dominación legítima, según el fundamento primario de su legitimidad. Pueden ser: De carácter racional: “que descansa en la creencia el la legalidad de ordenaciones estatuidas [la Ley] y de derechos de mando de los llamados por esas ordenaciones a ejercer la autoridad (autoridad legal). De carácter tradicional: que descansa en la creencia cotidiana en la santidad de las tradiciones que rigen desde lejanos tiempos y en la legitimidad de los señalados por esa tradición para ejercer la autoridad (autoridad tradicional). De carácter carismático: que descansa en la entrega extracotidiana a la santidad, heroísmo o ejemplaridad de una persona y a las ordenaciones por ella creadas o reveladas llamada autoridad carismática” (Max Weber. Economía y Sociedad. Fondo de Cultura Económica. México 1964 P. 172). “En su forma genuina la dominación carismática es de carácter específicamente extraordinario y fuera de lo cotidiano, representando una relación social rigurosamente personal, unida a la validez carismática de cualquier persona y a su corroboración. En el caso de que no sea puramente efímera sino que tome el carácter de una relación duradera –“congregación” de creyentes, comunidad de guerreros o discípulos, o asociación de partido, o asociación política o hierocrática-, la dominación carismática que, decirlo así, sólo existió en statu nascendi, tiene qué variar esencialmente su carácter: se racionaliza (legaliza) o tradicionaliza o ambas cosas …” “El carisma es la gran fuerza revolucionaria en las épocas vinculadas a la tradición. A diferencia de la fuerza igualmente revolucionaria de la ratio que, o bien opera desde fuera por transformación de los problemas y circunstancias de la vida -,y por tanto, de modo mediato, cambiando la actitud ante ellos- o 195 bien por intelectualización, el carisma puede ser una renovación desde dentro, que nacida de la indigencia o el entusiasmo, significa una variación de la dirección de la conciencia y de la acción, con reorientación completa de todas las actitudes frente a las formas de vida anteriores o frente al “mundo” en general. En las épocas preracionalistas tradición y carisma se dividen entre sí la totalidad de las direcciones de orientación de la conducta” (Max Weber. Economía y Sociedad. Fondo de Cultura Económica. México 1964. Ps. 196 y 197). Con estas consideraciones, entendemos, es posible tener una idea de la dinámica que tiene el carisma en cuanto a las posibilidades del líder de conseguir la realización de una acción eficaz. El surgimiento aquí, en el texto de Weber, de conceptos como autoridad, disciplina, nos permite arredondear un poco el contexto dentro del cual opera el carisma y entender las consecuencias de todo el proceso de la acción del líder. Es posible apreciar también la diferencia de soportes en el Poder y en las diferentes formas de Dominación, de la eficacia de la acción. Valdría la pena considerar las posibilidades que tienen las estructuras sociales basadas en formas diferentes de Dominación, cuando compiten con las estructuras de Poder en un determinado ámbito social. Es lo que pasa en el mundo moderno en regiones como la nuestra, Colombia, en la cual la llamada “Civilización” intenta consolidarse. Solamente nos falta por considerar el significado de la fe, uno de los elementos esenciales en el proceso de liderazgo. 1.2.5 SÍNTOMA DEL EFECTO SINERGÉTICO DE LA ACCIÓN DEL LIDER: LA FE DE SUS SEGUIDORES Nuestro tema, pues, es la fe. Para entender la actitud humana que surge de la experiencia de la fe sus proyecciones y su sentido, es necesario entender su relación con la naturaleza del ser del Hombre. Para ello, nos apoyaremos en un filósofo cristiano moderno, que trae a colación el manejo de ambos sentidos, mirados con la proyección propia de la visión cristiana de los 196 mismos, cuyo perfil se desdibuja profundamente en nuestro tiempo, hasta el punto de perder completamente su utilidad. Hemos de decir que ese algo perdido nos inspira profundamente en nuestra lucha por su recuperación. Cuando se refiere a la esfera de lo sobrenatural, se está refiriendo a todo aquello que se sale de la esfera de lo natural, de lo físico, y que nosotros asimilamos a la experiencia que nos deparan los sentidos con los que percibimos nuestro entorno, y que llamamos lo material. Ello, hoy día, en que sabemos que lo que llamamos materia es solo el producto de nuestra percepción de una parte de la realidad que desborda, por completo, los límites de nuestros medios de percepción, por lo cual, el término de “sobrenatural”, puede parecernos un poco confuso. Ese filósofo es Joseph Pieper y la obra que nos sirve de apoyo es “Las Virtudes Fundamentales”. Ed. Rialp S. A. Madrid. España. 1980). En seguida vamos a hacer una transcripción de algunos textos de la introducción a su obra y en que el autor trata de la fe, considerada como una virtud: “Para empezar, hay que decir algo sobre el concepto de virtud. Hace unos años precisamente Paul Valéry pronunció en la Academia Francesa un discurso sobre la virtud. En ese discurso se nos dice: <<Virtud, señores, la palabra „virtud‟, ha muerto, o por lo menos, está a punto de extinguirse…A los espíritus de hoy no se muestra como la expresión de una realidad imaginable de nuestro presente…Yo mismo he de confesarlo: no la he escuchado jamás y, es más, sólo la he oído mencionar en las conversaciones de la sociedad como algo curioso o con ironía. Podría significar esto que frecuento una sociedad mala si no añadiese que tampoco recuerdo haberla encontrado en los libros más leídos y apreciados de nuestros días; finalmente, me temo no exista periódico alguno que la imprima o se atreva a imprimirla con otro sentido que no sea el ridículo. Se ha llegado a tal extremo, que las palabras „virtud‟ y „virtuoso‟ sólo pueden encontrarse en el catecismo, en la farsa, en la Academia y en la opereta>>. El diagnóstico de Valéry es indiscutiblemente 197 verdadero, pero no debe extrañarnos demasiado. En parte se trata, seguramente, de un fenómeno natural de un destino de las <<grandes palabras>>.En efecto, ¿por qué no han de existir en un mundo descristianizado, unas leyes lingüísticas, merced a las cuales lo bueno le parezca al hombre, en el lenguaje, como algo ridículo?” (Idem P. 14). “Aparte de ésta última posibilidad, digna de tomarse en serio, no hay qué olvidar que la literatura y la enseñanza de la moral no han hecho que el hombre corriente capte con facilidad el verdadero sentido y realidad del concepto <<virtud>>” (Idem. P. 15). La virtud no es la <<honradez>> y <<corrección>> de un hacer u omitir aislado. Virtud más bien, significa que el hombre es verdadero, tanto en el sentido natural como en el sobrenatural. Incluso, dentro de la misma conciencia universal cristiana, hay dos posibilidades peligrosas de confundir el concepto de virtud: primero, la moralista, que aísla la acción, la <<realización>>, la <<práctica>> y las independiza frente a la existencia vital del hombre. Segundo, la supernaturalista, que desvaloriza el ámbito de la vida bien llevada, de lo vital y de la honradez y decencia natural. Virtud, en términos completamente generales, es la elevación del ser en la persona humana. La virtudes, como dice Santo Tomás, ultimum potenciae, lo máximo a lo que puede aspirar el hombre, o sea, la realización de las posibilidades humanas en el aspecto natural y sobrenatural” (Idem. P. 15). “El hombre virtuoso es tal que realiza el bien obedeciendo a sus inclinaciones más íntimas” (Idem. P. 15). “Casi tan importante como su concepto exacto es el examen del verdadero orden de categorías entre las virtudes. Se ha hablado mucho del carácter <<heroico>> del cristianismo o del concepto <<heroico>> de la existencia, como rango esencial de la vida cristiana. Estas formulaciones sólo son correctas a medias. La virtud primera y característica del cristiano es el amor sobrenatural hacia Dios y su prójimo, y todas las virtudes 198 teologales están por encima de las cardinales. Incluso mi obrita Del sentido de la fortaleza no ha escapado a aquella interpretación <<heroística>> verdadera a medias y, por tanto, falsa a medias, aún cuando el objetivo principal era demostrar que la fortaleza no está en primer lugar, sino en el tercero entre las virtudes cardinales” (Idem P. 15). Tratando sobre la imagen del hombre en general dice en esa misma introducción: “La segunda parte de la Suma theológica del Doctor Común de la Iglesia, que se refiere a la Teología moral, comienza con esta frase: << Puesto que el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios, después de tratar de Él, el modelo originario, nos queda por hablar de su imagen, el hombre>>. Sucede con esta frase lo que con tantas otras de Santo Tomás: la evidencia con que la expresa, sin darle gran relieve, oculta fácilmente el hecho de que su contenido no es de ningún modo evidente. Esta primera proposición de la Teología moral refleja un hecho del que los cristianos de hoy casi han perdido la conciencia: que la moral es, sobre todo y ante todo, doctrina sobre el hombre; que tiene que resaltar la idea del hombre y que, por tanto, la moral cristiana tiene qué tratar de la idea verdadera del mismo hombre. Esa realidad era algo muy natural para la cristiandad de la Alta Edad Media. De esta concepción básica, cuya evidencia ya se había puesto en duda, como indica su formulación polémica, nació, dos siglos después de Santo Tomás de Aquino, la frase de Eckhart: <<Las personas no deben pensar tanto lo que han de hacer como lo que deben ser>>. Sin embargo la moral, y sobre todo su enseñanza, perdieron después, en gran parte, estas perspectivas por causas difíciles de comprender y aquilatar, hasta el punto que incluso aquellos textos de Teología moral que pretendían estar expresamente escritos según el espíritu de Santo Tomás diferían de él en este punto capital. Esto explica algunas causas del porqué al cristiano medio de hoy apenas se le ocurre pensar que en moral puede conocerse algo sobre el verdadero ser del hombre, sobre la idea del hombre. Al contrario, asociamos el 199 concepto de moral la idea de una doctrina del hacer y, sobre todo, del no-hacer, del poder y no-poder, de lo mandado y lo prohibido. La primera doctrina teológico – moral del Doctor Común es esta: <<La moral trata de la idea verdadera del hombre>>. Naturalmente que también ha de tratar del hacer, de obligaciones de mandamientos y pecados; pero su objetivo primordial, en que se basa todo lo demás, es el verdadero ser del hombre, la idea del hombre bueno” (Idem. P. 11). Luego trata sobre la imagen cristiana del hombre y la moral en Santo Tomás: “La cuestión de la imagen auténtica del hombre cristiano puede concretarse en una frase; más aún: en una palabra: Cristo. El cristiano debe ser <<otro Cristo>>; debe ser perfecto como lo es el Padre; pero este concepto de perfección cristiana es infinitamente amplio, y por eso es difícil de aclarar: requiere, por tanto, la concreción y exige una interpretación. Sin tal interpretación, que se apoye en la esencia empírica del hombre y en la realidad, estaría expuesto continuamente al abuso y al error por una sobresaturación contraria a su esencia. No es posible pasar, sin más ni más, de la situación concretísima del hacer al último y más alto ideal de la perfección. Precisamente a estas palabras de la Escritura: <<Sed perfecto como vuestro Padre que está en los Cielos>>que cambia el Concilio de Letrán en su célebre tesis de la analogía entes: <<Inter. Creatorem et creaturam non potest tanta similitudo notari, quin Inter. Eos mayor sit dissimilitudo notanta>>. (No se puede señalar entre Creador y criatura una semejanza tan grande, que impida observar entre ellos una desemejanza mucho mayor). Esta frase se opone a la idea de un <<endiosamiento>> demasiado inmediato del hombre. <el hombre, así como el perfecto cristiano, permanece criatura, esto es, ser finito aún en la vida eterna. Existe, ciertamente, más de una posibilidad legítima de interpretar esa idea verdadera del cristiano no sólo histórica sino también teóricamente. Así existirá una forma occidental y otra oriental de interpretar esa idea cristiana del hombre. Santo Tomás de Aquino, el gran maestro de la cristiandad occidental, 200 expresa la idea cristiana del hombre en siete tesis que cabe formular de la siguiente forma: Primero. El cristiano es un hombre que, por la fe, llega a la realidad del Dios uno y trino. Segundo. El cristiano anhela –en la esperanza- la plenitud definitiva de su ser en la vida eterna. Tercero. El cristiano se orienta – en la virtud teologal de la caridad- hacia Dios y su prójimo con una aceptación que sobrepasa toda fuerza de amor natural. Cuarto. El cristiano es prudente, es decir, no deja enturbiar su visión de la realidad por el sí o el no de la voluntad, sino que hace depender el sí o el no de ésta, de la verdad. Quinto. El cristiano es justo, es decir, puede vivir en la verdad con el prójimo; se sabe miembro entre miembros de la Iglesia, en el Pueblo y en toda Comunidad. Sexto. El cristiano es fuerte, es decir, está dispuesto a sacrificarse y, si es preciso, aceptar la muerte por la implantación de la justicia. Séptimo. El cristiano es comedido, es decir, no permite que su ambición y afán de placer llegue a obrar desordenadamente y antinaturalmente” (Idem. P. 12). “En estas siete tesis se refleja que la moral de la teología clásica, como exposición de la idea del hombre, es esencialmente una doctrina de las virtudes; interpreta las palabras de la Escritura acerca de la perfección mediante la imagen séptuple de las tres virtudes teologales y las cuatro cardinales. El devolver a su forma original a la conciencia universal de nuestra época la imagen grandiosa del hombre, que está ya descolorida, y, lo que es peor, desfigurada, no es tarea que carezca de importancia, a mi parecer. La razón no es precisamente un interés <<histórico>>, sino más bien porque esta interpretación de la idea del hombre no sólo se conserva válida, sino que para nosotros es vital afirmarla y contemplarla de nuevo con claridad” (Idem. P. 13). 201 Con estos planteamientos que nos sirven de contexto para entender el juego de la fe en la vida humana, veamos los planteamientos que nos hace Joseph Pieper respecto de la fe: El acto de fe es el acto libre, por excelencia. “El determinante no es la verdad de la proposición creída, sino la intuición de que es bueno creer”. “El hombre puede ser obligado a hacer cosas de muy variada índole, y no son pocas las que hace en contra de su voluntad. Pero creer sólo puede si quiere”….. “La unanimidad de las opiniones sobre este punto es asombrosa, y la coincidencia alcanza desde San Agustín y Santo Tomás hasta Kierkegaard, Newman y André Gide. Es célebre la frase de San Agustín en su comentario de San Juan: Nemo credit nisi volens, <<nadie cree sino de libre voluntad>>”. Cuando hablamos de fe, es necesario inmunizarse, “blindarse”, como se dice, hoy día, contra la tentación de reconocer definiciones demasiado precisas. “Bueno será recibir con recelo y desconfianza definiciones tan sospechosamente exactas”, como: “la fe significa sencillamente <<convencimiento sentimental>> (de David Hume); “una seguridad práctica respecto a enunciados que no se pueden fundamentar <<teóricamente>>; un tener por verdadero que es <<subjetivamente>> suficiente y, al mismo tiempo, insuficiente <<objetivamente>> (de Emmanuel Kant) (Idem. P. 303). En su estudio de la fe Joseph Pieper, más bien, busca, desde fuera una aproximación experimental a la noción, teniendo en consideración sus implicaciones psicológicas, permitiéndoles a sus lectores una aproximación a los principales caracteres que le son propios al acto de fe. Para el efecto se hace las siguientes preguntas: “¿Qué es, de una forma completa, lo que realmente piensan los hombres cuando hablan de la fe? ¿Cuál es la 202 verdadera, rotunda y completa significación de este concepto?” (Idem. P. 303). Dado la amplitud y profundidad del texto, que se salen, por completo, de las posibilidades de hacer una transcripción completa, y del objetivo de este trabajo, me valgo, este momento, de mi humilde capacidad de selección frente a la mayúscula talla del autor, a la magnitud y grandeza del tema, los apartes que más sucintamente ilustran, para mí, lo que quiere decir, reconociendo que puede ser posible que esté haciendo un recorte quizás inadmisible, quizás demasiado audaz de las explicaciones que Pieper ha considerado necesarias, para entenderlo. “Alguien me da a leer una noticia que tiene por un tanto sorprendente, y, después que me he enterado de ella, me pregunta: ¿lo crees tú? ¿Qué es, propiamente lo que espera oír de mí? Espera oír si soy de la opinión de que esta notocia <<está bien>>; quiere saber qué postura adopto frente a ella, si tengo la información por verdadera, es decir, si tengo lo que allí se relata por algo que ha pasado en realidad. Es claro que pueden darse diferentes respuestas, además del sí y del no. Yo podría decir, por ejemplo, que no se si está bien, que lo mismo podría no estarlo y no ser verdad. También podría responder que yo presumo que la información es correcta, que parece en sí ajustarse la realidad, aunque lo contrario de lo que dice no me parece algo que haya que excluir por completo. También puede pensarse que yo contestara decididamente que no; este no podría significar varias cosas. Podría significar que tengo la noticia por no verdadera, por un error, por una mentira, por un bulo. Pero también podría ser que, al decir no, yo pensase lo siguiente: tú me preguntas si yo lo creo; no, yo no lo creo, yo sé que está bien, que es verdad; lo que allí se refiere lo he visto yo por mis propios ojos; casualmente yo estaba presente allí. Finalmente mi respuesta podría ser también: sí, yo creo que la noticia es verdadera, es decir, que las cosas han pasado tal como allí está escrito. Por supuesto yo quizá diré eso después de haberme dado rápidamente cuenta de quién firma el relato o, también, de en qué periódico ha aparecido la noticia” (Idem. P. 303). 203 Refiriéndose a las posturas fundamentales ante la verdad, el autor dice: “De acuerdo con ello, en una primera aproximación, tendríamos que decir que creer significa lo mismo que tomar posición respecto a la verdad de algo dicho y a la real efectividad del contenido a que se refiere lo que se dice; expresado con más exactitud, creer quiere decir que se tiene una afirmación por verdadera y lo afirmado por real, por objetivamente auténtico. En el ejemplo anterior se recogen todas las formas que podríamos llamar <<clásicas>> de toma de posición: la duda, la opinión, el saber, la fe”. ¿En qué se distinguen unas de otras? Pueden distinguirse, por ejemplo, en cuanto al asentimiento o no asentimiento: la opinión, el saber y la fe son formas de una toma de posición afirmativa. Más ya de esto, se las puede diferenciar respecto a lo condicionado o incondicionado del asentimiento: sólo quien sabe y quien cree asienten sin limitaciones. Ambos dicen: <<Sí, es así, y no de otra manera>>: ninguno de los dos vincula expresamente su sí a condición alguna. Finalmente, se pueden considerar también las distintas formas de adoptar una posición teniendo en cuenta si suponen la visión del contenido objetivo de que se habla y en qué medida lo suponen. Vistas así las cosas, hay qué separar al hombre que sabe del que cree. Pues el asentimiento en razón del saber no sólo presupone un conocimiento objetivo, sino que saber es conocimiento objetivo. Por lo demás, también la renuncia a una toma de posición carente de reservas, como se da en la opinión y en la duda, puede basarse precisamente en el conocimiento de la realidad objetiva. El creyente, en cambio, no lo conoce en absoluto, aunque la tenga por real y verdadera. Justamente esto es lo que le caracteriza. ¿En razón de qué puede entonces decir, sin limitaciones ni reservas, exactamente como el que sabe: sí, así es, y no de otra manera, si es manifiesto que el contenido objetivo a que se refiere no se le hace presente? Precisamente en este punto reside tanto la dificultad teórica de esclarecer la estructura del acto de fe como la dificultad de justificar dicho acto como algo que tiene sentido y está acorde con la responsabilidad intelectual” (Idem. P. 304). 204 “Antes [de continuar], parece necesario asegurarse de que ambos elementos (el no mostrarse de la realidad objetiva y el tenerla, sin embargo, incondicionalmente por verdadera) son en realidad [elementos] esenciales [del concepto]”. Es fácil explicar de un modo plausible que el creyente (primero), según la opinión de todo el mundo no posee por sí mismo visión alguna del objetivo de que se trate. ¿Dónde podría encontrarse un testigo presencial de algo que comenzase su relato diciendo: <<yo creo que las cosas han ocurrido de este modo…>>? Y nadie que ha llegado a un preciso resultado en virtud de un cálculo cuidadosamente llevado a cabo y comprobado exactamente puede decir de forma razonable: <<Yo creo que esto es así>>. Este aspecto negativo, al menos parece indiscutible. Y quien busque una comprobación positiva puede encontrarla en cualquier diccionario que describa con exactitud el lenguaje que de hecho se habla:<<Confianza en la verdad de una información sin tener una visión por sí mismo del contenido objetivo que se afirma>>, estar convencido sin haber visto>>, convencimiento de la verdad de un hecho…..sin la base de conocimiento necesario para un saber objetivo>>. Los grandes teólogos nos informan también de lo mismo. Creduntur absentia, dice San Agustín, lo que quiere decir que el objeto formal de la fe es lo que está ausente, lo que no está ante la vista, lo que no es patente por sí mismo, lo que no es alcanzable ni por intuición inmediata ni por pensamiento disuasivo. Santo Tomás de Aquino expresa así el mismo pensamiento:<<La fe no puede referirse en absoluto a algo que se ve…; y tampoco pertenece a la fe lo que puede ser demostrado>>” Idem P 305). “Esto no quiere decir, naturalmente, que en el acto de fe se prescinda por completo del conocimiento que por sí mismo tenga el creyente. Hay que decir algunas palabras sobre el equívoco que en este punto puede presentarse. Es cierto que no podría hablarse de fe si el contenido objetivo de que se habla es algo demostrable. Sin embargo, el creyente tiene, por lo menos, que haber conocido por sí mismo lo bastante para comprender <<de 205 qué se trata>>. Una noticia total y completamente incomprensible no es una noticia. No puede uno ni creer ni dejar de creer la noticia, ni creer ni dejar de creer en su autor. Para que esto, en general, sea posible se da por supuesto que se ha entendido, de alguna forma, la noticia. Con esto afirmamos algo que sólo ser presenta con toda su importancia en el campo de la fe religiosa en sentido estricto; lo que se afirma es esto: también la palabra reveladora de Dios, si en general debe ser creída por el hombre, tiene qué hacerse humana en la medida necesaria para que el creyente pueda captar por sí mismo de qué se habla. Nunca, naturalmente, podrá la razón humana calar hasta su último fondo el acontecimiento que se oculta tras el vocablo teológico <<Encarnación>>. Sin embargo, este acontecimiento no podría tampoco ser objeto de fe por parte del hombre, si para él permaneciese como algo total y completamente incomprensible lo que se mienta en la palabra <<Encarnación>>. Si Dios por principio, es concebido como el <<absoluto Otro>> y se niega toda analogía positiva entre la esfera divina y la humana, entonces es imposible concebir la aceptación por la fe de la palabra divina, por tanto, la <<fe en la Revelación>>, como una cosa que puede exigirse al hombre y, en general, como algo razonable, no carente de sentido. Los grandes maestros de la Cristiandad occidental lo han expresado muchas veces. Así, San Agustín dice que sin previo saber no hay fe alguna, y que nadie puede creer a Dios si no entiende cosa alguna. Y Santo Tomás afirma que <<el hombre no podría asentir por la fe a ninguna proposición, si no la entendiese de alguna manera>>” (Idem P. 306). “De todos modos, la observación hecha es una anticipación, pues de lo que hablamos ahora no es del concepto teológico de fe, sino de la <<fe en general, en su significado más amplio, aunque también en sentido estricto y propio. Tal significado incluye, como uno de sus elementos esenciales, que el creyente no puede conocer y probar por sí mismo el enunciado objetivo a que da su asentimiento” (Idem. P 307). “La otra (segundo) nota del concepto fe, a saber, que el asentimiento, por su naturaleza misma, se produce de forma 206 incondicional y sin limitaciones, no parece que sea tan fácil de demostrar. Alguien podría pensar que el lenguaje que realmente se usa más bien parece indicar lo contrario; que quien dice:<<yo creo que esto es así>>, formula con ello una cierta reserva. Lo que evidentemente se pretende expresar es que no se quiere afirmar <<sencillamente y sin más; que, más bien, no se está del todo seguro de ello; se tiene una presunción, se considera algo como probable, se acepta, se opina, etc. (El lenguaje cotidiano -dicho sea de paso- conoce incluso un significado de fe, que viene a ser tanto como <<pensar erróneamente>>, <<imaginarse o figurarse algo>>, así pues, un tener falsamente por verdadero. To make bilieve no significa en modo alguno llevar a alguien al convencimiento de que algo es así, de esta manera, sino tener a alguien por loco)”. (Idem. P. 307). “Parece, pues, de acuerdo con esto, que el lenguaje vivo y usual contradice la tesis según la cual hay que entender por fe un tener [algo] incondicionalmente por verdadero” (Idem. P. 307). “A esto hay que decir que en todo lenguaje histórico, que ha alcanzado un cierto grado de desarrollo orgánico, se produce algo que no puede darse nunca en una terminología artificial: el uso impropio de las palabras. <<Impropio>> no significa aquí <<impreciso>> ni <<absurdo>>, ni <<arbitrario>>, sino que no se toma una palabra en el significado estricto y completo que es <<propio>> de ella. La impropiedad del uso de una palabra puede conocerse por una señal inequívoca. La palabra tomada en un sentido impropio puede ser sustituida por otra sin que varíe la significación de la frase; por ejemplo, el término <<creer>> por las palabras <<opinar>>, <<aceptar>>, <<tener por probable>>, <<suponer>>. Por el contrario, el uso <<propio>> de un vocablo se muestra en que no es posible tal sustitución. Por tanto, lo que hay que preguntar es: ¿En qué contexto es imposible sustituir el vocablo <<creer>> por otro?” (Idem. P. 308). Con las interiores consideraciones pasemos a abordar la definición del concepto de fe, desde el punto de vista de la unión del elemento personal, que da testimonio del hecho que motiva el 207 acto de fe y del elemento objeto mismo, en relación al cual se da éste: “La fe significa siempre creer algo a alguien. Ad fidem pertinent aliquid et alicui credere. El creyente, en el estricto sentido de la palabra, acepta por el testimonio de otro un determinado contenido [de la palabra] como algo real y verdadero. De forma esquemática pero completa, ese es el concepto de fe” (Idem. P. 311). “Es extraño que con mucha frecuencia se aíslen en las disputas teológicas los dos elementos conceptuales aquí unidos, como si fueran por naturaleza dos cosas que no pueden unirse…..” (Idem. P. 311). “La adhesión al testigo es lo decisivo, Presunta fe” (Idem. P. 312). “La fe, en sentido estricto, no puede exigirse ni darse de hombre a hombre. Creer <<en>> alguien.” (Idem. P 312). “Condición a cumplir para que la fe sea posible como acto humano dotado de sentido”: “Repitamos que siempre que en la relación hombre a hombre se exige o se produce la fe, acontece algo inhumano; se produce algo contrario a la naturaleza del espíritu humano, algo que es tan incompatible con sus limitaciones como con su dignidad. Los antiguos, con su forma más serena de decir las cosas, lo han expresado así: <<El conocimiento de un hombre no está por naturaleza de tal forma subordinado al conocimiento de otro que tenga en él su medida; quiere decir que, por naturaleza, ninguna persona adulta está espiritualmente a tal punto por encima, o por debajo, de otra persona, que pueda alzarse uno frente a otro como autoridad de valor absoluto” (Idem. P. 315). “Es fácil ver que este pensamiento apunta hacia otra cosa; tiende a delimitar las condiciones bajo las cuales la fe, de forma total y estricta, puede ser algo posible de forma razonable o dotada de 208 sentido. Una condición esencial es que exista Alguien que esté por encima de los hombres de forma incomparablemente más alta a como ellos puedan estar por encima de los niños pequeños, y que este Alguien haya hablado de forma perceptible para el hombre”. “Sólo si se cumple este presupuesto, es decoroso para el hombre creer sencillamente. Unicamente entonces está permitido y es exigible. Por supuesto, en ese caso, la fe es algo exigido y necesario. Sobre todo: si se cumple la condición dicha, la fe es algo <<natural>> para el hombre, o sea, adaptado a sus límites y a su dignidad” (Idem. P. 316). Tratando de la fe y el acceso a la realidad, Joseph Pieper afirma: “El significado de la fe es participar en el conocimiento de alguien que sabe. Por tanto, si no hay nadie que vea y que sepa no puede haber con razón nadie que crea. Una realidad que conoce todo el mundo, porque es clara y manifiesta, no puede ser objeto de fe, como tampoco una que nadie conoce y que, en consecuencia, no puede ser testimoniada por nadie. La fe no se puede legitimar ella misma sino solo en virtud de que exista alguien que conozca por sí mismo aquello que hay que creer y de que haya algún enlace con ese alguien” (Idem. P. 324). “Con esto hemos afirmado varias cosas; ante todo, esto: que la fe es, según su naturaleza, algo que viene en segundo lugar. Siempre que se cree algo de una manera que tenga sentido, existe alguien en el cual se apoya aquel que cree; y esta otra persona no es, a su vez, un creyente. El ver y el saber son, de acuerdo con esto, lo primero y superior en esta sucesión. Así resulta tanto de l inquisición del uso del lenguaje y del pensamiento como también de la interpretación del concepto de fe elaborado por la teología occidental. Ni en una ni en otra cosa queda lugar para aquella absolutización romántica que presenta la fe como algo máximo y supremo, que no puede ser superado. En la obra de Newman se puede leer la siguiente frase, casi agresiva: <<La fe tiene que poder ser referida finalmente a la contemplación y a la razón, si 209 no queremos ponernos del lado de los extravagantes o ilusos>>” (Idem. P. 325). “Esta ordenación jerárquica, cuyo primer puesto no lo ocupa la fe, sino el ver y el saber, no sólo ha quedado intacta en la doctrina tradicional de la fe, sino que es expresamente confirmada por ella. Visio est certior auditu, dice Santo Tomás; ver es más que oír, lo que quiere decir: En el ver por uno mismo se realiza un mayor contacto con la realidad, una mayor posesión de realidad que en el saber que se basa en el oído” (Idem. P. 325). Hablando de la fe y la libertad afirma Pieper: “Ninguna persona que cree tiene que creer; la fe es por naturaleza un acto libre. La penetración intelectual en la credibilidad del testigo no puede llegar nunca a forzar a un hombre a que crea, y el contenido objetivo cuya evidencia puede perfectamente obligar al que conoce es algo que precisamente no se muestra al que cree. Por eso quien cree, en tanto que cree, es siempre libre. Y por ser esto así es por lo que la fe es un fenómeno en especial manera no esclarecible e iluminable del todo. No sólo la fe religiosa en la revelación, sino también la fe que se prestan entre sí los hombres es algo especialmente cercano y emparentado con el misterio, porque brota de la libertad” (Idem. P. 331). “Quien cree podría también no creer. Como por otra parte, la <<certeza>> designa una especie de fijación en una única posibilidad, es algo que había que esperar desde un principio el que en la certeza del creyente se den unas circunstancias especiales” (Idem. P. 331). “Hay no pocas definiciones de <<certeza>>; me parece que no pueden reducirse a dos formas fundamentales. En una de ellas se entiende por certeza un <<asentimiento firme, puesto como definitivo con exclusión de toda duda>>. Es claro que a la naturaleza de la fe, y no sólo de la fe religiosa, pertenece el ser total y completamente cierta en ese sentido. Por su concepto mismo, está excluido que fe pueda coexistir con la inseguridad, con la no certidumbre. La otra definición igualmente usual dice 210 que la certeza es un <<firme asentimiento fundado en la evidencia del objeto>> en donde por <<evidencia>> del objeto se entiende su estar patente, su ser manifiesto, a lo que corresponde por parte del sujeto el conocimiento claro, justamente, del mismo contenido objetivo. Considerada así, no puede, por supuesto, ningún creyente tener certeza, pues tener fe quiere decir: aceptar sin reservas como real y verdadero un contenido objetivo que de suyo no es evidente” (Idem. P. 331). “Hay que pensar con más detalle en esta notable unión de certeza e inseguridad, que no sólo caracteriza, sino que propiamente constituye la situación interna del creyente. Esa realidad de dos caras la reduce Santo Tomás a una escueta fórmula, según la cual en la fe hay algo de perfección y algo de imperfección; La primera radica en la firmeza del asentimiento; la segunda, en que no se produce visión alguna, lo cual tiene como consecuencia que quede en el creyente una <<inquietud del pensamiento>>” (Idem. P. 332). “La palabra latina cogitatio es la que hemos traducido aquí por <<intranquilidad de pensamiento>>. Merece la pena meditar un instante sobre el sentido de este vocablo, que se cree en cierta medida conocer. La palabra es tan importante que la Tradición la ha recogido en la caracterización más breve que hay de la fe: cum assensione cogitare (Nota: “La fórmula se encuentra por primera vez en San Agustín [De praedestinatione Sanctorum, cap. 2,5]; Santo Tomás construye su análisis del acto de fe basándose expresamente en ella; cfr. 2-2, 2, 1.”). Si dijéramos <<pensar con asentimiento>>, no sólo diríamos algo vago e incoloro, sino que evidentemente no habríamos captado en absoluto el sentido de esta preciosa fórmula. El propio Santo Tomás la considera como una caracterización exhaustiva de la estructura del acto de fe. Conviene por ello ver con la mayor exactitud posible lo que se quiere decir aquí con cogitare y cogitatio. Lo que se quiere significar es una inquisición investigadora, un considerar buscando, un aconsejarse consigo mismo antes de la decisión, un <<seguir la pista>>, un aspirar mediante el pensamiento a algo no definitivamente encontrado, todo lo cual debería ser 211 adecuadamente designado con la expresión <<inquietud de pensamiento>>” (Idem. P. 332). “….Cuando el contenido objetivo está directamente a la vista, no puede darse inseguridad alguna; quien lo contempla está por completo tranquilo y saciado. Es claro, por otra parte, que la duda y la opinión van siempre acompañadas de <<intranquilidad de pensamiento>>. ¿Y qué ocurre con el saber que reposa en la consecuencia lógica? Es la conclusión de una prueba lo que llega a ser <<sabido>>. El ir y venir del discurso, la <<inquietud>> de la argumentación es algo anterior y, por tanto, pasado respecto a ella; de todas formas, esa inquietud sigue presente, como algo que está latente en el resultado del saber, como su permanente condición. En cambio, en la fe se encuentran ambos elementos: el asentimiento y la inquietud de pensamiento ex aequo, con el mismo derecho, al mismo tiempo, con la misma fuerza. <<El movimiento (del espíritu) no se ha apaciguado aún; más bien queda en él la consideración inquisitiva de aquello que cree, aunque asienta con completa firmeza, firmissime, a lo creído>>. Ese <<aunque>> señala el carácter que podríamos llamar explosivo de la unión. No se trata solamente de estar lo uno con lo otro, sino más bien de algo así como un estar uno frente o contra el otro, un continuar pensando que no lleva al apaciguamiento, a pesar de un asentimiento inconmovible” (Idem. P.333). Cuando Pieper habla de la fe como luz dice: “Con todo, tenemos que recordar la otra cara de la moneda, ex aequo, válida: que la firmeza del asentimiento del creyente a la verdad de lo creído no es perturbada ni disminuida en la menor medida por esa <<inquietud de pensamiento>>, en la medida en que se trate verdaderamente de fe. Pero al hablar de esa firmeza no pensamos sólo en la imperturbabilidad, <<querida>>, apoyada puramente en la voluntad, de la decisión ya tomada una vez, sino también en la tranquila seguridad de la mirada a aquella realidad que, en las afirmaciones del testigo, ciertamente se oculta, pero también se muestra. Pues es la realidad y no una noticia o mensaje [a] donde apunta verdaderamente el acto de fe; <<no se 212 detiene en algún enunciado sino en lo que es>>. El creyente se convierte en cierto sentido en partícipe de esa realidad; la toca, se le torna presente y actual en la medida en que se identifica por amor con el testigo, con cuyos ojos y desde cuyo punto de vista puede captarla” (Idem. P. 335). “Por eso, los grandes doctores no tienen graves preocupaciones en romper por algún momento las limitaciones de vocabulario impuestas por ellos mismos y llamar a la fe un <<conocimiento>>, una <<visión>>, y un <<saber>>, o en hablar de la <<luz de la fe>> por la que se ve lo que se cree” (Idem. P. 335). “Desde luego, es imposible que la seguridad del creyente vaya más allá que la visión y seguridad del testigo, en quien se apoya al creer. Por eso, si en la antigua doctrina de la fe se repite que la seguridad de la fe supera indefinidamente a la del saber y la intuición, no debe pasarse por alto el fundamento en que se apoyan esas palabras. La razón de esa seguridad incomparablemente más alta no reside en que se trate de seguridad de la fe, sino en que el creyente tiene que habérselas con un testigo cuya intuición y veracidad sobrepasa infinitamente toda medida humana. La fe es más cierta que cualquier intuición humana que pueda pensarse no en la medida de la fe, sino en la medida en que se apoya con razón en palabras de Dios” (Idem. P. 336). 1.2.6 CONSECUENCIAS DE LA EXPERIENCIA DE LA FE: LA AUTORIDAD DEL LÍDER O, EN CASO CONTRARIO, SU NEGACIÓN: EL ESCEPTICISMO. Difícil entender culturas tan vastas, tan profundas y tan sólidas como las que se han desarrollado alrededor de las tres experiencia de Dios que los seres humanos hemos conocido a través del judaísmo, del islamismo y del cristianismo, si no contamos con el valor testimonial de sus profetas de un mundo por venir diferente, 213 del todo, de la realidad presente, si no contamos con el efecto sinergético de su palabra. Difícil entender el significado trascendental de <<la conversión>>, del cambio de nuestro comportamiento, de la valoración de otros motivos que pasan, en general, desapercibidos dentro de un mundo caótico, y además hostil por no decir que intolerante, intransigente, violento, dentro del cual nos movemos con grandes riesgos en el mundo moderno de las grandes ciudades, hoy, como pueden ser la virtud, el derecho a la libertad de opinión, de acción, el amor al prójimo, la voluntad de convivencia, la responsabilidad personal de cumplir los compromisos con aquel, el respeto que, en medio de nuestras sociedades, nos debemos mutuamente, nos debemos los seres humanos unos a otros, el valor de nuestros sueños más queridos, el valor del esfuerzo propio por realizarlos, el valor de nuestra solidaridad, de nuestro trabajo en equipo para hacer su realización más inmediata, etc., si no pensamos en que vale la pena dejar de agredirnos, de defraudarnos sin piedad, de bloquearnos el paso, de cobrar nuestras deudas con la muerte, y muchos actos en sí mismos perversos, cuyo efecto no tarda en devolverse contra nosotros. Al menos el mensaje de la muerte de Jesús, dentro del cristianismo, nos conduce al reconocimiento de un <<acto de expiación>> de valor que supera “infinitamente” todos los actos perversos que puedan ser cometidos por los hombres de todos los tiempos, sea el que sea el sentimiento de frustración, de venganza, que puedan originar en nuestro interior, que puedan mover a nuestro espíritu a una buscar una compensación balanceada con el mal sufrido. Así, la fe abre el paso a una opción que puede abrir, revolucionar, transformar por completo el círculo vicioso de la Violencia, generar un <<punto de inflexión>> en la dinámica de la evolución social, de la conducta humana, de la Cultura: La opción del <<Perdón>>. La propuesta del perdón no es <<un mal chiste>>, no es un acto de debilidad, no es claudicación, no tiene el sentido de aceptación de la derrota, de rendición incondicional del perjudicado, no significa que se abdica al derecho a la justa compensación del daño causado, del derecho al reconocimiento de la dignidad vulnerada, menospreciada. Es un reenfocarse en la 214 mirada de un porvenir, de una realidad acariciados diferentes, es el abrirle un cauce nuevo, que los traiga a la realidad, es el reconocer un valor futuro que compensa ampliamente el sacrificio presente, es despejar un nuevo horizonte para la evolución humana, es, en el caso del cristiano, un acto heroico de fe en el mensaje de Jesús, que nos mueve al reconocimiento del pago de una deuda saldada con creces, años ha, en el sacrificio de la Cruz, que los cristianos renovamos cotidianamente en la oración, <<sin que pensemos en la seriedad del compromiso que encierran para nosotros las peticiones que hacemos>>, por ejemplo, cada vez que rezamos el Padrenuestro que Él mismo nos enseñó: -“Padre nuestro que estás en los cielos….perdónanos nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden….”-. Para un cristiano de fe firme y consecuente con su verdad, el acto de <<juzgar>>, como acto trascendental, universal, es un acto arrogante que no va con la condición de la naturaleza concreta del ser humano, un ser cuya existencia es limitada en el tiempo, que es incompleto, que se halla inmerso, con todos los seres de la Naturaleza en un proceso de evolución reconocido, que, finalmente, éste no controla, al menos decisivamente, ni siquiera a escala cultural. Ese acto, para tener sentido, ha de ser limitado a su justa dimensión: Ha de entenderse, entre otras cosas, los motivos de su práctica, la extensión de la misma, las implicaciones personales y sociales del acto juzgado, el fundamento de la probabilidad de que se repita, de que su repetición crezca o decrezca, los valores sociales, los propósitos humanos que contradice, etc. Es algo que el legislador moderno debería considerar en términos de sus proyecciones en la aplicación de la Ley. En las democracia representativas, uno de los mayores pecados de los legisladores, es que pretendan excusarse y escudarse a menudo en la tendencia de su pensamiento ideológico, en su militancia política, para desconocer el valor de las costumbres, de los usos ancestrales, y juzgar los actos ciudadanos, la tradición, en absoluto, conforme a leyes teóricas elaboradas por ellos, sin un verdadero concurso ciudadano. Es común entre nosotros, que el representante busque reflejar en el espíritu de la Ley propósitos de partido, de intereses 215 económicos, sociales y políticos de personas o sectores poderosos de la Sociedad, que la representación ciudadana se convierta en un bastión de lucha política que margina al ciudadano, a la cultura, dejando de ser como deberían ser, los verdaderos beneficiarios de su trabajo. Su engendro, su Estado, su Ley, son entonces como un zapato demasiado extraño al pié que ha de calzarlo, el cual, más que hacerle al ciudadano fácil el caminar, lo “talla” sin piedad, no pocas veces estorbando su soltura, haciéndole más lento el paso, y situándose, más bien, del lado de todos aquellos factores que le impiden cumplir su cometido que del lado de él, en su intención de hacerle más fácil el andar. Entre nosotros, podría decirse que en la generalidad de las sociedades del Planeta, en un mundo humano donde todos los conceptos del derecho humano han sido vapuleados, violados, menospreciados, particularmente en los más débiles y vulnerables, no es común ya la existencia de una <<consciencia de la justicia>> que sirva de soporte a una ley justa, sino a una ley de sometimiento a poderíos interesados en la reducción y sometimiento del ciudadano, por todos los medios, a los proyectos políticos que imponen los grandes movimientos ideológicos del Planeta, las grandes estructuras jerárquicas de la Economía, generando, por doquier, algo que se denomina peyorativamente la actividad “informal”, la extensión increíble de la pobreza y la miseria, las bases de la “marginalidad”, económica y social, del abandono del “laizez faire”, bases, fuentes de abastecimiento de recursos humanos de las grandes asociaciones criminales en que se sustentan abominables industrias como el narcotráfico, la prostitución, la pornografía, el comercio de personas (particularmente de menores de edad, de órganos humanos, etc.) atraídas con engaños y supuestas promesas. El “laizes faire” –“dejar hacer”-, fue un objetivo positivo de los movimientos de la Ilustración frente al acoso de los poderes monárquicos, de las cortes, de las fuerzas políticas apoyadas en estos poderes y en el de los ricos comerciantes, mercaderes y financistas que se lucraban, en gran medida, de aquellos. Sin embargo en la modernidad, frente a la potencia de la competencia 216 de multitud de pandillas y bandas criminales, de movimientos clandestinos, subversivos o carentes de compromiso social y alentados por intereses de dominio económico, social y político, de carteles o grupos de personas interesados en imponer sus intereses o mantener el control de regiones, la posesión de tierra y territorios, el dominio monopolístico de sectores productivos, de sistemas fraudulentos e ilegales de captación de tributos o “vacunas”, etc., la inmovilidad del Estado, la caída del poder que mueve a las instituciones legales en manos de estructuras jerárquicas, internacionales con intereses restringidos al lucro como propósito empresarial, como son las gigantescas estructuras de naturaleza económica globalizadas, que obedecen a intereses que se salen de las convenciones políticas locales de relación entre las esferas sociales públicas y privadas, y proyectan su actividad por encima de ellas hacia objetivos que carecen plenamente de control social, la realidad nos está mostrando que esa concepción ideológica convencional nos está conduciendo a formas no disimuladas de invasión de las esferas privadas en las esferas públicas, a la vez que impide el despliegue de la acción de las sociedades en defensa del ciudadano, que se está convirtiendo masivamente en servidor y no en beneficiario del “orden” que dice servirle, hacerlo libre, valorar su dignidad. Puede decirse, que se trata de estructuras cuyos sistemas organizacionales se establecen sobre el poder manejado jerárquicamente, situación que justifica, por sí mismo, el ejercicio del poder, que parte del más fuerte hacia el más débil, sin otra lógica que ésta. Son estructuras de Poder, de perfil muy primitivo, no solidarias, dentro de las cuales caben el sistema de mando militar, de vigencia ancestral, la organización burocrática, esencialmente jerárquica, que hasta hoy servía, sin excepción, como eje de las actividades industriales, económicas, comerciales y de servicios. Todas apoyadas en un liderazgo apoyado, a su vez, en el uso de la fuerza, en la puesta en práctica de una disciplina que no se basa en la convicción, en la fe de aquel a quien se le exige, sino en la consideración del daño que puede causarle el rehusarse a cumplirla. 217 Estos sistemas de implantación de una inauténtica autoridad, riñen en lo fundamental con otras formas organizacionales que permiten la construcción de estructuras individuales o solidarias con proyecciones públicas o privadas y que son a las que nos referimos cuando hablamos del significado del carisma, del significado de la fe, del sentido auténtico de la disciplina, del significado de la autoridad. Riñen en lo fundamental con las estructuras solidarias, que surgen del compromiso real entre los ciudadanos, con los vínculos que van floreciendo entre las personas con las que se constituyen, con las lealtades que allí se generan. En las sociedades jerárquicas, la solidez estructural no se deriva de la voluntad de ser leales de sus partícipes, sino de las posibilidades del uso de la fuerza, de la coacción física o moral. Si nosotros nos extrañamos del escepticismo ciudadano, de la falta de patriotismo, de la carencia de un sentido de pertenencia del ciudadano a su nación, como ocurre en países como Colombia, es hora de que pensemos en la construcción de la verdadera nacionalidad, del espíritu de solidaridad continental para nuestra región, cuna de lo que pudiera ser la formidable estructura de una cultura propia de magnitud sin precedentes sobre la base común de nuestra lengua, de nuestra religión, que no son bases deleznables, que prometen ser cimientos suficientemente fuertes de un organismo social equiparable a las civilizaciones más avanzadas de la humanidad. Porque no cumplen sus condiciones, aquellos sistemas de organización jerárquicos han extendido entre nosotros el cáncer del escepticismo, ha incrementado los niveles de aprovechamiento de los poderosos del ser humano indefenso, incomunicado, desvalido, irredento, que ha producido la “Sociedad de Consumo”, ha incrementado la sensación de impotencia, de frustración, de resentimiento, de desconfianza frente al vecino; ha generado el atraso, la falta de una visión optimista, la falta de interés por el desarrollo de nuevas habilidades, por la exploración de nuevas oportunidades. En un país rico como pocos en recursos naturales reinan la pobreza, la desesperanza. La modernidad, salvo algunas valiosas excepciones, no ha traído el desarrollo organizacional de la 218 producción campesina; el vacío institucional es impresionante. Sólo en la producción cafetera se han desarrollado, con el apoyo del Estado, una sólida estructuración del proceso posterior al de la producción de cosechas de café, alrededor de la Federación de Cafeteros de Colombia. No es una ilusión el decir que la experiencia global de muchos dirigentes regionales de Colombia en la economía del café, le abrió horizontes muy importantes a no pocos de ellos en una labor de liderazgo bien aprovechada, particularmente cuando el café era el principal producto de exportación del país. Puede decirse que con su liderazgo, amplios sectores del campesinado colombiano se transformó: Las empresas cafeteras ofrecieron una oportunidad, sin paralelo, para la formación de una clase media rural, ampliamente calificada en su oficio, le hizo posible su participación en actividades de amplia proyección estratégica para las vidas económica y política de Colombia, en la toma de decisiones, lo que significó una preparación sin precedentes, para un sector muy importante del trabajo campesino, el sector cafetero, para beneficiarse como ninguno otro, de las posibilidades de desarrollo que le aportan al Hombre la Ciencia, la Ingeniería y la Tecnología modernas. La estructura del manejo financiero, las estructuras técnicas, industriales y comerciales que permiten la aplicación de las mejores tecnologías en el manejo de suelos, de cultivos, de beneficio del grano, de almacenamiento, las que permiten la aplicación de la tecnología industrial y de manejo, al desarrollo de empresas complementarias, a la implementación de la labor productiva y comercial, a la formación de personal técnico, científico y profesional, al desarrollo institucional, al desarrollo de proyectos industriales y comerciales con perfiles técnico, profesional y competitivo sin parangón en ningún otro sector campesino, al nivel de los mercados regionales y mundiales, son un modelo de valor extraordinario para duplicar en otros sectores del Campo. Es importante anotar, que ni siquiera la desaparición de la Organización Mundial del Café que integraba no sólo a naciones productoras del grano sino a naciones sede de empresas tostadoras y comercializadoras del grano, con el propósito de mantener estable el precio, fijando cuotas de producción 219 adecuadas a la demanda, logró postrar a la Industria, salvo relativos períodos de bonanza y dificultades. La presencia de todo ese complejo inmenso de economías de apoyo al campesino cafetero nuestro, apenas muestra el profundo y amplio vacío institucional de la economía campesina restante que a la par que hubiera podido tener el significado de un medio idóneo, eficaz, técnico, de proyecciones estratégicas, hubiera sido una inconmensurable fuente de trabajo complementario de la labor productiva del Campo, absorbiendo mucha parte de la oferta de trabajo urbano. Uno se preguntaría: ¿Acaso ese vacío no es, precisamente, la consecuencia de todo ese proceso económico, social y político que se dio en Colombia, empezando por una lucha demencial por el control hegemónico de los partidos políticos, lo que degeneró, como ocurre hoy, en la lucha demencial de toda suerte de actores armados amenazantes y prepotentes, por el control de todo espacio disponible, en un proceso de violencia inmensamente cruento y cruel, para imponer multitud de intereses económicos, supuestamente políticos e ideológicos? ¿Dónde caben aquí los intereses de la ciudadanía, del trabajo silencioso y honrado, del trabajo inteligente, fecundo y productor de riqueza que debería distinguir a las sociedades civilizadas? La irrupción de fuerzas irracionales, demenciales, entre nosotros, cuyos dirigentes calculaban fríamente sus opciones de confundir a los vacilantes agentes del Estado, como ocurrió en la década de los años setenta en Colombia, demuestra la forma artera como fue aprovechada la Guerra Fría para socavar los cimientos de las sociedades de América Latina con el propósito de “cercar” a la metrópoli del “Mundo Libre”, Estados Unidos, rodeándola de vecinos políticamente “enemigos”. La respuesta de las naciones no se dejó esperar, dentro de la índole típica del orden social en cada una de ellas. Para explicar, lo que a mí me pareció ver, pues me parece más elocuente un testimonio personal que una serie de datos estadísticos, muchas veces traídos de los cabellos, ya que yo viví inmerso en ese ambiente, ya que “tomé partido” en el conflicto, o mejor, mi situación personal, mi manera de vivir y 220 trabajar me habían acreditado, quisiera aceptarlo o no, como parte interesada en una de las orillas del conflicto, es importante entender el contexto que se olvida a menudo cuando se emprende la crítica de esa respuesta. Entonces es importante traer a cuento el gran poderío propagandístico desplegado por uno de sus actores, la URSS, la fundación, en su territorio, de una universidad, la Universidad Patricio Lumumba, para formar los cuadros revolucionarios de los movimientos subversivos del Planeta, su gran esfuerzo por propagar la revolución marxista en el llamado “tercer mundo”, su abierto respaldo político a los movimientos guerrilleros marxistas leninistas surgidos allí, un proceso bélico “frío”, “peleado”, no obstante de manera bien vehemente, pero que asumió el carácter de “caliente” sólo en la escala de las confrontaciones bélicas irregulares, <<dentro del estilo propio de la guerra de guerrillas>>, modelo, por fuera de toda posibilidad de análisis convencional, que vino a afectar materialmente sólo a aquellos países donde aquellos movimientos abrieron sus teatros de operaciones. Todo ello es ya sólo historia, pero antes de la caída del Muro de Berlín, cuando todavía no se había definido la suerte del conflicto, la percepción que podría tener un ciudadano del común, como yo, de la situación, podría ser la de una guerra “informal” que nadie había declarado, de larga duración y baja intensidad, desarrollada solapadamente, y en que el actor armado que llevaba la iniciativa escogía a sus enemigos y los discriminaba en medio de la población para aplicar en ellos sus principios de “justicia revolucionaria”, que teníamos que enfrentar, por nuestros propios medios. Sin que pretenda justificar la actitud asumida por jefes de Estado como Augusto Pinochet de Chile, Videla en Argentina, de tendencia derechista, pronorteamericana, y su manera de implementar su lucha defensiva, es imposible hacerse un juicio de ellas, si las sacamos del contexto de la Guerra Fría, que produjo otras situaciones, como las de los Estados cubano y el peruano que se inclinaron hacia la polaridad opuesta, o sea, se aliaron con la URSS. En ese ambiente se presenta un caso muy especial, en Colombia, donde el consenso de la gente veía venir la toma del Estado por un complejo movimiento de izquierda que se movía en 221 la clandestinidad en universidades, colegios de secundaria, sindicatos obreros y gremiales, movimientos campesinos, etc., conspirando en la oscuridad, preparando la revolución y cuyo “brazo armado” visible, pertenecía a una categoría de actor armado que <<nunca había sido vencido en combate>>. En América Latina, particularmente en Argentina y Chile, ese actor armado fue vencido con un arma tan terrible como la de los métodos de la guerra irregular, la guerra por todos los medios, legítimos o no, que igualmente quebrantaba los órdenes legítimos de la sociedad donde esa lucha se llevaba a cabo, sembrando por doquier el caos y desfigurándola por completo. Dentro de ese contexto de incertidumbre y de informalidad o marginalidad legal, cuando los cuadros subversivos de las Farc dominaban el Magdalena Medio, los del ELN, que ya había sido aniquilado una vez, pero que se refortaleció negociando la “seguridad” con una compañía multinacional que debía construir el oleoducto Caño Limón - Coveñas, el EPL y otros grupos que se repartieron el territorio nacional para ejercer en todas partes su dominio, me tocó asistir a una convocatoria de ganaderos, por parte de Fadegán y Fedegán, las federaciones más representativas del gremio, en el Hotel Intercontinental de Medellín, para estudiar la situación de los ganaderos frente al conflicto, particularmente en el Magdalena Medio, y la posibilidad, o voluntad del gobierno, para encararla. Recuerdo que no fue una reunión tranquila, y el espíritu de los ganaderos de la región era, el de buscar apoyo del Estado para ellos implementar su propia defensa, más bien que el de solicitar protección de las fuerzas armadas oficiales. La verdad es que, aquellos ganaderos, no todos ricos e influyentes, asumieron solos su defensa, con sus propios recursos y un tímido y a veces clandestino e ilegal apoyo de “elementos aislados” de las fuerzas armadas colombianas, pues el Estado colombiano se mostró, como un todo, incapaz de asumir actitudes definidas, decididas, responsables y contundentes frente al conflicto “interno”, que no era otra cosa que un nuevo estilo de conflicto internacional. La reacción “militar” de los involucrados, aún a contra de su voluntad, consecuente, fue contundente: El 222 Magdalena Medio fue liberado y los movimientos guerrilleros marxistas expulsados de la región, pero las consecuencias a largo plazo serían el origen unos de los episodios más violentos y sangrientos de la historia reciente de los colombianos: Los protagonizados por las Autodefensas Unidas de Colombia. Los que debieron ser líderes de una actividad honrada se transformaron en líderes de un movimiento armado multitudinario ilegal, pero no por eso débil; no fueron las estructuras de una actividad respetable, competitiva, soporte de actividades comerciales y de desarrollo tecnológico las que fueron construidas para el bien de la economía ganadera, sino estructuras militares autosuficientes, que construyeron su autosuficiencia económica en el comercio de narcóticos, de armas, de influencias, en la enajenación de sus propietarios legítimos de tierras y empresas de toda índole, etc. Esa realidad colombiana, comparable a la experiencia de Centroamérica en su posconflicto, a la de México, nos recuerda otra experiencia que tiene que ver con la estructuración de las “mafias” italianas como la Cosa Nostra, y otras agrupaciones sicilianas consideradas, hoy día, como criminales. Su origen, como se las conoce hoy día, parece remontarse a la época que precedió a la reunificación de la República Italiana, cuando todavía imperaban las potencias extranjeras. Allí se habían formado grupos locales de resistencia patriótica, generalmente, dirigidas por líderes locales, propietarios de tierras, comerciantes fuertes, etc., verdaderos patriarcas, cabezas respetadas de familias extensas locales. Ellos llegaron a establecer bajo un régimen de discreción y secreto, sendas estructuras de resistencia que mantenían a raya la influencia del invasor en la intimidad de la vida cotidiana de la población. Cuando esa influencia cesó, los jefes se dieron cuenta de su utilidad para mantener cierto poder, que podría ser usado para influir, a su vez, sobre la vida local y procurar la prosperidad económica a los miembros de las organizaciones. Esas agrupaciones desarrollaron sus propios códigos de iniciación y de honor que deberían ayudar a mantener internamente la cohesión y la seguridad de evitar las acciones externas en perjuicio suyo. Con la migración de sus miembros a 223 Norteamérica a finales del siglo XIX y principios del XX, las organizaciones mafiosas incursionaron en actividades delictivas, como recurso para ganar dinero y hacer, con el tiempo, grandes fortunas. La famosa “guerra del Wisky” de 1930, recuerda una de las más arduas, y aparentemente inútiles batallas libradas contra el delito de las mafias italianas por las instituciones policiales norteamericanas de entonces. Lo demás es una historia suficientemente conocida. En las revistas semanales que se publican en Colombia sobre temas de actualidad, como Cambio 16 y Semana, hemos visto estos días (mayo del 2009), la publicación de artículos que se refieren a las bandas de traficantes que se han venido formando en Centroamérica, dedicadas a actividades delictivas que les deparan gran beneficio económico. Su actuación es comparable a las bandas que se han formado en Colombia y sus dimensiones son del orden de las decenas de miles de integrantes. Tienen sus propios códigos de honor, sus formas de iniciación, e incluso tatuajes con los que se identifican y diferencian de otros. Al nivel internacional, además de sus actividades locales, sirven de intermediarios a las bandas colombianas para la transferencia de narcóticos al insaciable mercado norteamericano. Las autoridades le han seguido el rastro a las pandillas salvadoreñas, unas de las más temibles y mayores en tamaño, y se sabe que inicialmente, se iniciaban incluso dentro de la población carcelaria del país, luego se extendieron por fuera de ella y ya abarcan a otras poblaciones de la región. A estos grupos de dimensiones colosales se suma la aparición de bandas y grupos grandes y pequeños de delincuentes “menores” que hacen el trabajo sucio, el que aparece punible en los códigos de policía, y que nacían, por allá en los años sesenta y setenta como humildes pandillas de muchachos de barrio en sectores deprimidos, destinadas a la delincuencia para obtener medios de subsistencia, lo que degeneró en la siembra, en gran escala, del terror, principalmente entre los niños y jóvenes estudiantes de las escuelas para explotar sus magros recursos, arrebatándoles sus 224 pertenencias, agrediéndolos, e intimidando al profesorado para evitar su acción disciplinaria. Hoy día, en nuestro país, muchas de esas redes de estructuras declaradas criminales han sido reducidas, pero sólo a un altísimo costo de recursos económicos, de miseria humana, de vidas, de incertidumbre, de resentimientos, de escepticismo y de corrupción, y parece estar surgiendo de nuevo, con inusitada violencia en ciudades como Medellín. La lucha frontal contra ese tipo de caos, -el germen de los conflictos entre estructuras sociales enfrentadas-, que se extiende, no solo en las áreas urbanas sino, por lo general, en las grandes extensiones de tierra campesina y en las regiones selváticas que han sido asoladas por la violencia, diferente del caos de las gentes desplazadas que llegan a las grandes ciudades, es una tarea que apenas empieza y requiere el diseño de estrategias completamente nuevas y novedosas. Es importante entender que esos conflictos estructurales son la consecuencia de un estado anárquico que surge como secuela de la Guerra, de conflictos políticos no resueltos, de la extrema debilidad y desorientación de las instituciones sociales en los posconflictos, de actitudes políticas de los sectores sociales poderosos que impiden o son proclives con el ejercicio de un sano liderazgo social, con la posibilidad de una sana interacción entre los ciudadanos generalmente víctimas de constante amenaza, que demuestran su falta de voluntad o de efectividad en la acción defensiva del Hombre y su cultura, que demuestran la existencia de vacíos políticos donde anidan poderes extraños privados que se afirman públicamente en la negación y desconocimiento de los derechos humanos y en la exigencia de satisfacción de sus propias demandas. La corrección de esa situación demandará celo y espíritu creativo, y entre otras cosas, exige, no sólo la presencia de un Estado fuerte, decidido y bien enfocado, sino la presencia de un poderío militar bien calificado y entrenado, capaz de ocupar y actuar en todo el territorio nacional, capaz de garantizar la seguridad pública, de disuadir a los criminales de su actividad destructiva; exige también la participación ciudadana en un dialogo eficaz y la 225 constitución, como eje importancia vital, de un liderazgo capaz de conducir a nuestros pueblos, todavía muy primitivos, a estadios más coherentes con las exigencias éticas de la convivencia, con la evolución científica, técnica y cultural que ha logrado la humanidad en el presente. 1.2.7. LA AUTORIDAD DEL LIDER, CONSECUENCIA DE LA FE: ORIGEN DEL ORDEN SOCIAL EFICAZ, DE LA DISCIPLINA AUTÉNTICA DENTRO DEL ORDEN ESTABLECIDO. La autoridad del líder, soportada en la fe ciudadana, es una auténtica fuente de poder, más precisamente, de una auténtica capacidad de dominación (en el sentido que le da a la palabra Max Weber). Ese es el enfoque que debemos seguir en la formación de las nuevas clases de lideres, distintas de las que engendra el poderío militar y distintas de las que engendra el ejercicio jerárquico del poder económico. Si sumamos ese liderazgo a la genuina interacción ciudadana e implementamos sus dinámicas de suerte que sus resultados sean más y más auténticos, estamos poniendo los cimientos de un mundo muy diferente del actual, del auténtico progreso de la sociedad humana. La idea de Mao Tse Tung de que “el Poder reside en el fusil”, o la que se insinúa cotidianamente entre nosotros: “Quien tiene la “plata” pone las “condiciones”, o la que le asigna a la Ley total credibilidad, no agotan, definitivamente, el tema del Poder. En sociedades como la nuestra, es cierto, el protagonismo de las personas ha terminado siendo suplantado, en general, por el protagonismo de los grupos antisociales y criminales, por el protagonismo de los intereses que, por su poderío, alcanzan a imponer su influencia a toda la Sociedad, por lo cual se convierten en inspiración general de todo ánimo empresarial, en opción única sin la cual es inconcebible un desarrollo económico sostenible, en líderes de una evolución estructural que termina 226 siendo una “camisa de fuerza” para el desarrollo auténtico de la vida humana, un auténtico <<represor>> del espíritu humano, fuente de depresión, de estancamiento, de frustración, de atraso, de derrota, de neurosis de involución. Y la expresión más clara de esa dolorosa situación humana, es más palpable en los sectores deprimidos, indigentes, subnormales de nuestras grandes ciudades. Es allí, donde los únicos conceptos de poderío que se han aclimatado son los del poderío militar y económico, por donde hemos de empezar a trabajar. La reconstrucción de la Humanidad, la construcción de una nación como la nuestra, requiere de garantías suficientes para que las personas tengan acceso a los recursos que necesitan para vivir y trabajar, puedan expresarse auténticamente sin que esto les acarree amenazas a su seguridad, emprender proactivamente la búsqueda de su propio camino, el desarrollo de su propia vida, puedan interactuar con sus medios ambientes, natural y social y asociarse a voluntad; requiere de opciones reales de crecimiento, y desarrollo, de iluminación auténtica, de visión clara de un futuro obtenible. Entendido esto, nos damos cuenta de las funciones naturales del líder, de la utilidad de la fe, del sentido de la auténtica autoridad, de la disciplina efectiva, del significado de la virtud de la lealtad, del orden y el papel de todo aquello en los desarrollos económico, técnico, científico y espiritual de la Humanidad, en el desarrollo de las nuevas y diversas destrezas que le abren nuevos horizontes a la vida humana, nuevas opciones industriales, el aprovechamiento de nuevos materiales, la consecución de nuevos estadios de consciencia humana, de nuevas visiones del porvenir, de nuevas utopías, de los nuevos retos a superar etc. Ello será entonces, el principio de una nueva humanidad, de un nuevo orden cultural, de un nuevo eje evolutivo de la cultura humana, de un destino más satisfactorio y noble para los seres humanos. Unas de las cosas que es preciso corregir es el conjunto de actitudes que nos han conducido al escepticismo general, a la falta de fe, de confianza en las instituciones democráticas, en su desarrollo y consolidación, que han aclimatado socialmente, entre 227 nosotros, el despotismo, la usurpación, la intimidación, el fraude, la falta de solidaridad, la mentira, el disimulo, entre muchos otros recursos, y armas políticas que los distintos grupos y facciones humanas, partidos políticos, sectas religiosas, establecimientos gubernamentales, etc., usan como estrategias para mantener su predominio, su independencia de acción, el control necesario sobre la información, sobre las demandas de los demás, para garantizar el éxito en la sorpresiva producción de condicionamientos, de hechos cumplidos, en la emboscada artera, y no en el diálogo abierto y sincero, en medio de un contexto hostil que bordea los límites extremos de un estado permanente de guerra, y donde la Paz se entiende, acaso como una tregua, algo pasajero y sutil, casi como un sueño irrealizable. No se trata aquí de apoyar o atacar determinadas tesis, determinadas posturas, porque sí. Se trata de contemplar inteligentemente una panorámica, tan detallada como sea posible, del cuadro de realizaciones y frustraciones humanas que nos deparan los registros de nuestra memoria al día de hoy, del precio humano que han tenido que pagar las diversas sociedades humanas, las naciones, las diversas culturas, la Humanidad, como consecuencia de su manera de comportarse, de su empecinamiento, de su falta de flexibilidad. Esa contemplación, si se hace tan desprevenidamente como podamos, aprovechando, si es del caso, todos los recursos científicos, técnicos, éticos y morales disponibles, nos permitirán entender en qué nos hemos equivocado, cuales han sido las rutas fallidas que hemos elegido, cuáles han sido los efectos nefastos de nuestras equivocaciones, cómo prevenir nuevos errores, como elegir el futuro convenientemente para todos. Yo, particularmente, planteo la situación como la de un verdadero ingeniero que desea ser tan objetivo en sus juicios como le es posible, como fundamento de su labor de “reingeniería”, considerando que siempre los criterios disponibles serán insuficientes, como guía, si no cuenta con la participación y el aporte de las otras personas que podrían salir afectadas en la realización de sus proyectos; como la de un verdadero ingeniero 228 que entiende plenamente que nunca encontrará la información total requerida para tomar sus decisiones, que tiene la consciencia de que siempre tendrá qué asumir riesgos para definir su acción. Una convicción que me embarga, es que vamos a tener qué cambiar nuestra manera de actuar y de relacionarnos con los demás si queremos que nuestro futuro sea diferente y más prometedor que nuestro presente. 1.2.8 ¿ES POSIBLE FORJAR NUEVOS USOS, NUEVAS COSTUMBRES, NUEVOS ÓRDENES, NUEVA CULTURA? Cuando nos referimos a este tema, deseamos hacerlo enfocándonos, principalmente, en dos diferencias mayúsculas en la manera de pensar, del ser humano contemporáneo, que viene evolucionando, por otra parte, a velocidad cada vez más acelerada, y las generaciones humanas anteriores, caso en el cual, el cambio, obedece, en parte, principalmente a la transformación de la visión científica de la Realidad, originada, entre otras cosas en el desarrollo de la Física Cuántica, cuyos conceptos y consecuencias desbordan, por completo la imaginación, incluso, de los científicos clásicos, su manera de interpretar la Realidad, al desarrollo explosivo de los medios informáticos, de la tecnología electrónica y sus aplicaciones en la sistematización de datos, en las comunicaciones, en la investigación, etc.: -Antes, habitábamos el mundo de las relaciones entre causas y efectos simples, ignorábamos casi la totalidad de los procesos evolutivos naturales y culturales que “fluían” al margen de nuestra consciencia. Era un mundo propenso, entre muchas cosas, a la automatización de los procesos productivos, a su robotización, a la producción masiva, en serie y en gran escala, a la “uniformización” de los hábitos de consumo, a los mercados masivos, a las “grandes superficies” comerciales, a la masificación humana de la sociedad y de su manejo, a la automatización de los procesos repetitivos, a la robotización y el control numérico de ellos, etc. El cuadro del conjunto de las vidas sociales se percibía como un sin número de esferas vitales separadas, desde las más pequeñas, - simplemente personas, 229 pequeñas instituciones familiares nucleares (bipolares, -hombre – mujer-) familias extensas, clanes, tribus, comunidades de vecindad regional, mundos aldeanos, asociaciones productivas, sociedades nacionales, sociedades culturales, asociaciones, conjuntos comunitarios religiosos e ideológicos (movimientos políticos, partidos, sectas, etc.) donde la extensión de su ámbito va hasta donde se extienda la influencia de su pensamiento –de su estructura espiritual, de su forma-, pero estructuradas, a su vez, jerárquicamente, con referencia a los poderes que logran imperar por encima de toda lógica ética o moral, imponer su hegemonía, sus intereses, por encima de toda aspiración, de todo interés popular. Era un mundo propenso al aislamiento, a las visiones, a las proyecciones sociales muy limitadas; un mundo, donde cada “célula” humana vivía alejada de cualquier otro conjunto humano, donde cada una de ellas se consideraba plenamente autosuficiente, era inconsciente de cualquier forma de aproximación a la idea de la posibilidad, siquiera, de la universalidad humana, era propensa al olvido del inmenso patrimonio humano de sabiduría y conocimiento generado por otras culturas vivas y por las experiencias de multitud de pueblos exterminados, precipitados a la extinción y reducidos a la esclavitud por centurias, por milenios de persecución, de guerras y de violencia. En la medicina tradicional, por hablar sólo de los enfoques propios del pensamiento tradicional en una actividad profesional muy importante en la vida actual, sino la más importante, se estudiaban síntomas relativamente simplificados de afectación ambiental, los tratamientos se hacían por medio de medicamentos específicos, intervenciones quirúrgicas que resolvían problemas concretos; curarse significaba que desaparecían los síntomas. La noción de enfermedad estaba directamente relacionada con ciertos agentes patógenos, ciertos factores físicos, etc., nunca con la idea del requerimiento de un equilibrio orgánico interno, de un equilibrio con el medio externo del paciente; en general, no se veían ni se sabía cómo interrumpir los procesos dinámicos de las enfermedades, ni había una definición plausible, desde todos los puntos de vista, de enfermedad. Pero lo mismo ocurría en todas 230 las demás disciplinas profesionales, en las actitudes prepotentes de los líderes, en la actitud sumisa y poco preactiva de sus seguidores, cuando no eran proclives a la conspiración, a la rebelión, abierta o soterradamente. Ahora vivimos en un mundo en un proceso de aproximación física cada vez más acelerado, los medios de transporte y comunicaciones nos acercan más y más, aunque no resuelven nuestras distancias sicológicas; hacen que aumenten las tensiones en nuestras relaciones sociales, hace más patéticos los efectos de las discordias en nuestra calidad de vida, hacen más accesible el uso del Poder por parte de extraños más poderosos sobre los más débiles, para condicionar la vida del otro, para someterla a los dictados de sus propios intereses, entre otras cosas. Hoy es más comprensible el efecto, en el campo de la Moral, en términos del sentido ético, de la mentira, de la voluntad de fraude, de manipulación, de condicionamiento, de tergiversación, de confusión, a la hora crear “opinión pública”, de pasar mensajes informativos o publicitarios a través de las redes de comunicación masiva, dispuestos, en este caso para perpetuar la ignorancia, los estados de inconsciencia de los pueblos respecto de sus realidades privadas y públicas, particulares y generales, igual que el valor de su objetividad, de su veracidad, de su honestidad y transparencia, a la hora de publicar esos mensajes, con el ánimo de informar, educar, difundir con claridad la idea de la Realidad. Por otra parte, hoy, entendemos que en cada momento histórico, en cada determinado lugar del Planeta, sobre cada determinada persona, sobre cada una de las estructuras sociales que éstas constituyen, convergen complejísimos conjuntos de factores naturales y humanos (para concretarlos un poco) que forman su medio ambiente, y cuya acción conjugada, en interacción con esa persona, con esa estructura social, en concreto, determinan un complejo resultado, y nos dice, si en tales circunstancias, esa persona, esa estructura social conservan o no su equilibrio interno y puede sobrevivir manteniéndose en equilibrio con su medio ambiente. Si ese resultado es positivo, podemos confirmarlo por la presencia de esa persona, de esa estructura social, 231 precariamente o en la plenitud de su salud, en un desafío vital, en que la otra alternativa es la muerte, la desaparición, la extinción. Antes, los caminos humanos de vida posibles eran unos cuantos, quizás en función de las interpretaciones de los pueblos que nos han dominado por milenios, originadas en su percepción del medio natural en las zonas templadas del Planeta regidas por estaciones, con su flora, con su fauna de vidas típicas acentuadamente cíclicas. Simplificar, uniformar, masificar las respuestas humanas a los retos, vistos simples, de por sí, era una prioridad “impuesta por la Naturaleza”. Hoy es distinto: Hay retos que afectan sectores específicos de la sociedad humana y otros más amplios. Los recursos naturales, el clima, las especies vegetales y animales, el mismo hombre, y demás componentes del Medio (natural y social), se hallan desigualmente distribuidos sobre el Planeta, las culturas, las civilizaciones, las naciones, las diversas sociedades humanas constituidas a lo largo de la historia han enfrentado sus desafíos vitales de la manera más diversa, quizás, con éxito variable. Unas han desaparecido, otras han evolucionado, otras se han fundido, pero su presencia, hoy, demuestra ese éxito contundentemente. Pero entre todos, el medio natural tropical húmedo, es uno de los más exuberantes, diversos, prolíficos, en expresiones ingeniosas de vida. Es hora, pues, entre muchas otras cosas, que sea reconocido el aporte a la cultura humana de los modos de vida tropicales y aún, aprovechados plenamente, en su diversidad, en su fecundidad, en su riqueza. La aparición y desarrollo del pensamiento científico, de la tecnología, y las disciplinas destinadas a su aplicación a la vida humana cotidiana, como la Ingeniería, la Arquitectura, la Medicina moderna, etc., que caracterizan al mundo actual, y la posibilidad de un escrutinio riguroso de la Historia, de la experiencia humana anterior y actual, nos permite comparar técnicamente lo que pasó, el producto de muchos procesos históricos, que se dieron a despecho de muchas otras opciones que nunca fueron consideradas, quizás ni siquiera percibidas, su efecto, los resultados finales; y es posible entenderlos y sacar 232 lecciones muy valiosas. Así, podemos reconocer, si no todas, las experiencias cuya permanencia, cuya repetición vale la pena y muchas otras que es preciso revocar, evitar. Y ello, creo, es posible, a partir de la interacción entre sí de los distintos caracteres de la consciencia humana genuina, respetuosa, desprevenida, esperanzada. ¿Es acaso esa apreciación, una expresión derivada del espíritu infundido por la experiencia de la vida en el medio tropical húmedo, pródigo como ninguno, prolífico, fecundo en formas de expresión vital, con una radiación solar mayor a la media terrestre? No creo que ocurra solamente eso, aunque reconozco que, realmente, la inspira. Yo me atrevo a opinar que la presencia tumultuosa de estructuras físicas y espirituales que se agolpan en el medio nuestro, haciendo de nuestro caos no un medio propicio al intercambio respetuoso, una “plataforma” dispuesta para el despegue del Orden, sino un medio ambiente demasiado tenso, hostil, donde las presiones sociales se sienten muchas veces a través de actitudes intransigentes, excluyentes, autosuficientes, de reacciones indeciblemente violentas, de choques armados, de incidentes mortales, de conflictos insolubles, etc., no se debe al “tropicalismo”, al que se atribuyen ordinariamente, aunque éste sí afecta el vigor de nuestra vida, la fuerza de nuestra voluntad de vivir. Para mi no es sino la herencia, la supervivencia de viejos comportamientos humanos paradigmáticos derivados de estereotipos culturales cuyos valores no han sido superados. Si en las sociedades planetarias más avanzadas, esos conflictos han sido canalizados hacia el plano económico, donde la competencia, a pesar de su crudeza, no es otra cosa que el enfrentamiento, la lucha, incruenta, quizás un poco ceremonial por espacio propio, en nuestras sociedades esa competencia desborda, a menudo de esos canales económicos. La depresión, el estrés, los desequilibrios hormonales, las diferentes manifestaciones de la neurosis, la enfermedad de nuestro tiempo, y muchas otras enfermedades provocadas por el estrés, la miseria, la escasez, el hambre, la generación de pésimos hábitos higiénicos y alimenticios, de costumbres de vida insanas, 233 el deterioro de la salud por la polución atmosférica, por la contaminación de cosechas con pesticidas, antibióticos, hormonas, la producción y consumo de tóxicos y otras sustancias adictivas que deterioran el organismo, sus posibilidades de proyección espiritual, son un cosmos de efectos que muestran, con creces, las consecuencias aberrantes, del efecto devastador de modos de vida humanos, que distan demasiado de la proliferación de vida, del equilibrio, de la fecundidad de nuestros ambientes naturales tropicales, soportados, como es el caso de nuestros incomparables bosques amazónicos, en un soporte demasiado frágil y mezquino como son sus arcillas rojas, sus lateritas y sus terrenos arenosos y rocosos. Según Dan Tapscott y Anthony D. Williams, en su trabajo “Wikinomics”, traducido al español por Gemma Andujar Moreno y Albino Santos Mosquera, editado en Ediciones Paidós Ibérica, S. A. Barcelona. 2007, quienes hablan de “la nueva economía de las multitudes inteligentes”, el desarrollo del conocimiento científico, el de los medios electrónicos de comunicación, de la informática, la vulgarización de la cultura empiezan a abrir para la Humanidad un promisorio horizonte que está haciendo posible la participación popular, particularmente en las naciones más avanzadas, en la determinación de su suerte, que está haciendo posible el establecimiento, por doquier, de procesos de interacción humana entre ciudadanos independientes, de procesos de diálogo y toma de decisiones a niveles comunitarios, que pesan muchísimo frente a los condicionamientos tradicionales propios de los más sólidos poderes jerárquicos, en los ámbitos social, económico y político, y conformando nuevas “plataformas de lanzamiento” de procesos innovadores de tipo tecnológico, particularmente, capaces de enfrentar muchas de las soluciones colectivas requeridas para mejorar el medio ambiente, las condiciones de vida futura de la gente, etc. Los mismos autores advierten que la visión típica del conocimiento científico, tal como lo consideran las grandes empresas de negocio privadas, en términos del derecho de “propiedad intelectual”, cifrada en su valor de explotación con afán de lucro, empieza a irse en contra de sus propios intereses, ya 234 que, según su opinión, ninguna compañía por fuerte que sea financieramente, está en capacidad sola de asumir el reto de innovación que requieren para mantenerse en el “mercado”, a la velocidad que avanza el conocimiento en las capas educadas de la Sociedad y que se extiende popularmente, dada la facilidad de los recursos electrónicos actuales. Afirman, además, que avanza sistemáticamente el establecimiento de una base cultural mucho más avanzada de lo que se consideraba, hasta hace poco adecuada para la asimilación popular del conocimiento nuevo y el crecimiento y desarrollo espiritual del Hombre en el Porvenir. Partiendo de esa premisa, podríamos reenfocarnos frente al futuro, encontrar y aprovecharnos de un “valor agregado” que puede revaluar las nociones tradicionales de Ética y Moral, que más de uno podría considerar obsoletas, en términos modernos, ya que, en su momento, eran válidas en su orden, respecto del “terruño”, de la “patria”, de las costumbres, pero no respecto de cualquier costumbre, cualquier terruño, cualquier patria, sino de aquellos que sustentaron la existencia de los pueblos que allí vivieron, que alentaron, que fortalecieron los lazos internos, la convivencia de sus miembros, que las pusieron en práctica. Ese enfoque les da un valor singular en la vida moderna, y hace que la indagación, la investigación científica, el desarrollo de nuevas industrias, de nuevos proyectos de toda índole, de actividades en todos los campos imaginables de la vida, sean verdaderamente sus extensiones, donde la prospectación de proyectos de todos los tipos, sociales, económicos, políticos, etc., pueda valorarse en términos del beneficio humano, de la consolidación de la seguridad de las sociedades humanas en el futuro, del mutuo apoyo, del mejor aprovechamiento de los recursos y del medio natural, de las posibilidades de interdicción de sus obstáculos, de sus posibilidades de crecimiento y desarrollo. Ello, sin duda, nos exige cambios en cuanto a la visión en términos de la utilidad de nuestras instituciones, a la actitud de sus dirigentes, a la manera de actuar de nosotros mismos, a la manera de entender el derecho innato de todos los hombres a expresarse libremente, genuinamente, a disponer, sin condicionamientos, de sí mismos, a asociarse como deseen o les parezca mejor para sus fines, pero 235 aprendiendo a respetarse mutuamente, a apoyarse mutuamente, a valorar los términos de intercambio social y su justicia. La dinámica que asume la evolución de la Cultura con el apoyo de las realidades que empiezan a experimentarse en las sociedades más avanzadas, no sólo puede estar indicándonos, que para alcanzar el ritmo del proceso innovador que allí se da, las sociedades como la nuestra deben cuestionarse seriamente acerca de si están dispuestas a superar el paradigma de su violencia, y la forma tradicional de incursionar el la política. Y de igual manera, si son válidas las bases mínimas de conocimiento popular propias de las sociedades dieciochescas o decimonónicas, como las cuatro operaciones aritméticas, saber leer y escribir su propia lengua, sin mayores bases éticas o morales, con un barniz de historia patria, geografía y ya. Mi pregunta es, si sobre estas bases ¿es posible establecer una sociedad industrial moderna, una oferta de trabajo calificada, una demanda de servicios de alta calidad? ¡Yo creo, sinceramente, que eso no es posible! Con todo ello no estoy buscando probar nada, demostrar nada, argumentar a favor de mis propuestas o en contra de otras. Sólo planteo algunas de las promesas que nos ofrecen los cambios técnicos de enfoque en el estudio de la Realidad, de acuerdo a criterios científicos que están mostrando, día a día, más palpablemente, la urgencia de que ésta sea interpretada de manera diferente. No pocos de nuestros debates históricos, de nuestras controversias, se han dado sobre la base de la existencia de argumentos probatorios, de razones, que sustentan o descalifican las posiciones de los interlocutores. Así se sustenta la legitimidad de derechos de mando, de posesión, de disposición de fortuna, de opinión, etc. Los grandes movimientos sociales, económicos y políticos de la historia reciente se han dado buscando su legitimidad en ese tipo de argumentos. Incluso la elaboración de estereotipos ideológicos de pensamiento se ha hecho sobre la base de hipótesis que parecen atractivas, que son consideradas legítimas, y que sirven de punto de apoyo conceptual y de acción, sin que resistan, sin que sea aceptada por parte de sus gestores, la 236 generalidad de las veces, una controversia, un debate, un análisis, un escrutinio realista de sus posibilidades prácticas; antes, por el contrario sean considerados éstos, como una prueba de desconfianza, como una afrenta, como una agresión, como un ataque contra la seguridad, como un desafío, como un reto “a duelo”, que debe ser respondido “enérgicamente”. De acuerdo con las lecciones de nuestra experiencia histórica, la elaboración de posturas teóricas en el caso de nuestros conflictos religiosos, y políticos se basa, generalmente, en la existencia de tomas de postura en conflictos anteriores, de intereses económicos y políticos, más que, propiamente, de concepción filosófica o religiosa, frente a los cuales, los diferentes actores se vieron en la necesidad de legitimar sus posturas, justificando de alguna manera sus opiniones. En el cisma anglicano media la ocurrencia de un “lio de faldas”. En el problema de las “indulgencias” que genera la separación de Lutero de la Iglesia Católica Romana, media el desliz doctrinal, de la consciencia de un Papa “ablandada” por un requerimiento financiero del Vaticano. Las doctrinas liberales de la Ilustración riñen con el poder absoluto de los monarcas y con el dogmatismo y el conservadurismo de las doctrinas de la Iglesia. Primero se recoge el guante del desafío a “duelo”, luego se discuten las justificaciones. Sin embargo no se reconocen los <<motivos>> que conducen a la discordia, muchos de los cuales tienen que ver con el comportamiento típico de la naturaleza humana, que sólo ahora empezamos a entender un poco. En el Renacimiento empieza, sin embargo, un debate acerca del significado del Hombre en el Universo; un debate que nos descubre facetas desconocidas de nuestra vida interior, variedad infinita de percepciones de nuestra experiencia vital, nuevas expresiones artísticas del genio humano, en un movimiento multitudinario que abarca todos los estamentos de la Sociedad. Pero eser debate no se continúa constructivamente. La rigidez y la intransigencia de las posturas adoptadas, de una orilla y otra, y cerradas a cualquier tipo de diálogo, causaron la muerte de monarcas como Luis XVI, el “ajusticiamiento” de 237 varios de los cabecillas del movimiento revolucionario francés, y la revuelta en las comunas de París a finales del siglo XVIII durante el desarrollo de los eventos revolucionarios en Francia. La Revolución Francesa, la Revolución Industrial fueron generalizadas y extendidas por toda Europa, a sangre y fuego, por Napoleón Bonaparte. El pésimo ambiente de las relaciones entre los reinos europeos, los celos entre los poderosos y los conflictos políticos entre los Estados que en ese ambiente se suscitaron, son el origen del enrarecimiento de la vida política europea durante toda la Edad Media, de la multitud de enfrentamientos, de la discordia sembrada entre pueblos y autoridades, y de las guerras más devastadoras sufridas por la especie humana, como fueron la Primera y Segunda Guerras Mundiales. Sólo en bajas humanas, entre las dos, la Especie tiene que pagar el precio de más de 100 millones de muertos de sus mejores hijos. Los conflictos revolucionarios del siglo XX y la Guerra Fría entre EE. UU. y Rusia, han generado un estado de discordia humana muy difícil de superar, todavía en nuestro tiempo, y sus secuelas las siguen sufriendo naciones como la nuestra, cuando para la generalidad de los países, esta es una etapa histórica definitivamente pasada y superada. No es otro el significado del costo humano, de la contribución que tiene que seguir pagando nuestra sociedad, desde su interior, por un perverso proyecto político, probablemente no más ni menos perverso que otros proyectos políticos de su época, por las constantes, demenciales y crueles agresiones que tienen que seguir sufriendo sociedades, como la nuestra, en nombre de iniciativas fracasadas. Por otra parte, ya hemos visto, cómo ha sido imposible que, internamente, los diversos movimientos políticos de nuestro país logren un acuerdo básico, de orden doctrinal, que sirva como soporte fundamental de un proyecto viable de nación. Esa situación puede y tiene que ser cambiada si queremos salir del “punto muerto”, de la encrucijada en que nos hallamos como sociedad humana, y si queremos un futuro cierto para las generaciones de colombianos que nos sigan. Pero ese reto no es solamente de Colombia: cada una de las sociedades del planeta tiene que pensar seriamente en tomar en sus propias manos la solución particular de sus problemas y abrirse a la ayuda que le puedan aportar otras, con su experiencia, 238 para hacerlo más fácil y menos costoso. Es a eso a lo que quiero referirme cuando abordo este tema y ese es el significado que le doy al reto que creo le toca enfrentar a toda la especie humana, en términos globales, si quiere sobrevivir. Dentro de esos términos, es posible entender que difícilmente podría haber otro camino más llano para alcanzar tal objetivo que intentarlo a través del sistema democrático participativo, con pleno respeto por las formas de expresión personales, de nuevas formas diferentes y diversas de liderazgo, del concurso conjugado de los pensamientos humanos de la más diversa fuente, expresión de la diversidad de experiencia humana, particularmente de sus pensamientos religioso, filosófico, científico, y técnico, pero contando también con su expresión literaria, artística y sus diversas proyecciones y voluntades de comunicación. Esa conjugación requiere decisión, determinación, disciplina, trabajo colosal y un esfuerzo inquebrantable de liderazgo unificado. Ello traerá, indudablemente una proliferación, casi explosiva, de vida humana, de opciones a considerar, de decisiones diversas qué tomar, para todos y para cada uno de los seres humanos. Ello pondrá en marcha una dinámica propia de la evolución cultural, obviamente surgirán nuevos usos, nuevas costumbres, nuevos órdenes éticos, y, a su vez nueva cultura. Cuando caigamos en cuenta de que los sistemas simbólicos con que concebimos nuestra realidad, determinan lo que se nos ocurre, son las diferencias caracteriológicas de las diferentes culturas, como si se tratara de algo insuperable, podremos aprender a conciliarlos, podremos apreciar las posibilidades de llegar a integrarlos sustancialmente, podremos hacer de aquellas aspiraciones algo posible y real. Esta sección la habíamos encabezado con una pregunta: ¿Es posible forjar nuevos usos, nuevas costumbres, nuevos órdenes, nueva cultura? Una pregunta hecha con respeto por el ser humano, por su integridad individualmente y en común, por su derecho, simple y llanamente, a elegir su propio camino, sin la interferencia de condicionamientos, de vetos, de academicismos. Pero una pregunta hecha, cuando se tiene la consciencia de que la 239 tragedia de su esclavitud, desde hace mucho tiempo, viene marcándolo a él y a su inteligencia, a su genio, quizás, pervirtiéndolo, forzándolo, conduciéndolo a un fin sin dignidad, a una proyección <<truncada>> mucho más ambiciosa; una pregunta hecha con el sabor amargo en la boca de frustración, cuando se tiene en cuenta que su vida es la más noble, la más soberbia expresión de la vitalidad de la Naturaleza, y que, para que eso sea posible lo ha dotado de los recursos necesarios para una realización plena de su potencial específico. Apenas sale de la esclavitud, en la que en la mayoría de las civilizaciones pasadas tiene que soportar a sus espaldas el peso del aparato social, como ocurre aún en Persia, en Grecia y en Roma, apenas sale de la servidumbre, por la cual tiene que soportar el peso del aparato aristocrático de la Sociedad durante la Edad Media, cuando aparentemente logra la lucidez suficiente que le permite alcanzar la Libertad, como ocurre luego de la Revolución Francesa, ésta se hace más lejana, más inalcanzable, a pesar de que, para lograrlo, el Hombre inventa el Estado de Derecho. De hecho y no de derecho, un ideal glorioso se derrumba, la organización social se prostituye, y aparece un aciago caos que quiere hacernos desandar el camino de una cultura, que como la occidental, pudiera haber sido el producto de la conversión del Hombre de acuerdo a las propuestas e ideales de muchos de nuestros más encumbrados líderes, encabezados en nuestro caso, por ese líder, por ese hermano nuestro, que bebió de la más granada fuente de sabiduría de cuanta civilización humana alguna hubiera alcanzado, y del cual reconocemos, sus seguidores, una dignidad “sobrenatural”, que sobrepasa todas las posibilidades de nuestra imaginación: Nada menos que ser la encarnación de la Segunda Persona de la Trinidad Divina: Jesús de Nazareth. Por eso sigue en pié la pregunta, ya que nuestra sociedad evoluciona <<en reversa>>, a contrapelo de lo que debería ser. Y en ese sentido, una respuesta positiva nuestra puede significar verdaderamente un reto, un desafío a una situación, a un mundo, a una sociedad que ha olvidado su origen, que se ha olvidado de toda promesa de salvación. ¡No es otro el fin de la exigencia de nuestra parte, de que asumamos una audaz postura moral, que darle a ese reto, a ese desafío y a quienes les caiga, la respuesta que merecen! Y ya 240 hemos visto cómo en la evolución de la cultura contemporánea, aprovechando los recursos de la tecnología digital, empiezan a aparecer en el Mundo los primeros síntomas de una nueva revolución que, con el apoyo masivo de los hombres de bien puede significar la corrección de muchos de los males de los que adolece la Humanidad actual, el cambio esencial en la ruta de la Cultura, en aras de una más plena realización de la vida humana. Yo me atrevería a pensar que los primeros pasos de esa revolución se empezaron a dar, en nuestros tiempos modernos, cuando las grandes compañías productoras de diversos bienes y servicios de mediados del siglo pasado, se percataron que no podían seguir cifrando su supervivencia sobre la base de una oferta industrial pensada únicamente, en cuanto competencia, partiendo sólo de precios más bajos, para todo lo que un cliente pudiera comprar en un momento dado. Una vez la Gran Industria copó la demanda aparente, se dio cuenta de inmensos desajustes entre sus percepciones de lo que era la “Demanda”, el “Mercado” y lo que el cliente recibía, y lo que podían ser sus aspiraciones, que de ninguna manera coincidían. Esa consciencia, que dificilmente se ha dado, aún hoy, en otros sectores de la vida humana, como pudiera ser el político, le abrió a la Economía un horizonte insospechado. De ahí ha venido a desplegarse, al nivel privado, que es la esfera donde se ha movido principalmente la empresa productiva de bienes y servicios en Occidente, un esfuerzo sustancial por satisfacer las necesidades naturales del “consumidor”, lo que mejora la posición del establecimiento industrial para asegurar y mejorar sus opciones de lucro y, además, desbordado este objetivo, se ha pasado a “estimular” nuevas demandas para nutrir de medios financieros adicionales el aparato productivo industrial. Por fin, lo que parecía imposible de hacer realidad, el presupuesto básico del sistema capitalista, desde sus orígenes, “Lo que es bueno para el individuo es bueno para la Sociedad” se hacía realidad. El <<cliente>> como “atractor”, y el <<servicio al cliente>> como estrategia de direccionamiento empresarial señalan el principio de una revolución en la mentalidad 241 empresarial que prepara al “establecimiento” social para la revolución digital, y su consecuencia: La aparición en la Sociedad Burguesa de la urgencia de una nueva visión de su sentido evolutivo, su reencuentro, el primero quizás, con la <<consciencia universal del Hombre>>, con la posibilidad, no ya de una globalización económica de la sociedad humana, sino de una cultura integral del Hombre. ¡El aparente e insoluble conflicto ideológico entre <<capitalismo>>, -lo privado-, <<socialismo>>, -lo público-, que ha causado tanta devastación humana, tanta frustración, tanta retaliación, tanto malestar en ambas orillas, no existe! No se opone lo uno con lo otro. ¡No pueden excluirse sin que ello le cierre a su aparente contendor su camino, sus opciones de consolidación, porque se complementan! No puede supervivir el uno sin el otro. ¡El <<trabajo en equipo>> no puede darse sin ambos. Por este camino llegamos a dos nociones que <<cubren>> los requerimientos, en su integridad, de lo que podría considerarse técnicamente, desde el punto de vista de la Ingeniería y de las técnicas organizacionales, en su estado actual de desarrollo, necesarios para el desenvolvimiento completo de la vida humana. El “Negocio” (según nuestra versión lingüística española, la “negación del Ocio”) versus el Ocio, proveniente de la experiencia pre – burguesa, precisamente relacionado con el “espacio” en que laboraba la Aristocracia, en períodos culturales anteriores, y en el que se gestaban la innovación, el progreso de la sociedad humana en su conjunto. La experiencia de la revolución digital, con la aparición de las nuevas <<estructuras de la colaboración>>, -verdaderas comunidades virtuales de usuarios de las diferentes redes de comunicación digital, interesados en múltiples temas específicos-, que avanza incontenible en las naciones más avanzadas, nos está mostrando la existencia de un profundo <<vacío institucional>> en la sociedad burguesa clásica, en virtud del cual, sus actores clásicos, los directores de la gran empresa privada, le desconocen al ciudadano común su derecho real a un espacio, particularmente cuando es independiente, y si no está vinculado al 242 poderío de las diferentes estructuras empresariales que ellos manejan y que compiten por su el suyo propio. En la experiencia colombiana, como un caso que se repite, quizás, de maneras diferentes en otras partes del Mundo, particularmente en aquellas donde conviven gentes de muy diferentes niveles de civilización, el mismo conflicto se presenta entre pequeñas y grandes organizaciones diversas, de carácter ideológico, religioso, económico, -de negocios-, de carácter ilegal, etc., como las pandillas juveniles, las bandas criminales, los “combos” dedicados a negocios ilícitos como el comercio humano, los narcóticos, el juego, el sicariato o asesinato a sueldo, los “ejércitos privados” de los grandes capos, los ejércitos populares “de liberación”, los carteles, los partidos políticos, las sectas religiosas, las sociedades secretas, etc. El ciudadano colombiano, especialmente si es independiente, léase, sin otro doliente que sí mismo, ya viva como desplazado en la Gran Ciudad, o como campesino, a menudo explotado vilmente por los comerciantes urbanos u organizados, ha tenido que pegar un precio pavoroso en nuestro país. La ley de Justicia y Paz, iniciativa ampliamente controvertida en el país, con sus planes de reivindicar económicamente a los afectados materialmente por el conflicto, es un afortunado esfuerzo de nuestro Estado por devolverle a nuestro ciudadano común, un espacio el cual tal vez no contaba. Tiene al menos la virtud de reconocer un espacio y unos derechos humanos, que en la práctica, han terminado aplastados por el fragor del combate en la lucha por la supremacía política y los privilegios que ésta representa. ¿Es acaso éste, el punto de partida de un orden nuevo, de <<una civilización autóctona, de una civilización propia nuestra>> viables? ¿Es imaginable esta posibilidad dentro del marco de un mundo digital global, como promisorio aporte nuestro, como cosecha pródiga de nuestra experiencia, referido a nuestro porvenir? ¿Por qué no? De manera muy normal, en nuestro medio, aún en los niveles educados, pocos relacionan conscientemente los actos humanos que se realizan cotidianamente, con sus 243 implicaciones en estas áreas de la vida humana, tanto al nivel individual como social. La Cultura se entiende, por lo común, como una corriente impersonal en que nos sumimos aquellos que hemos nacido y vivimos dentro de su esfera de influencia. Se necesita observar la historia que transcurre durante un tiempo relativamente dilatado, en una cierta región, en una cierta comunidad, para darse cuenta cómo ciertos cambios, aparentemente imperceptibles, que introducen en el conjunto humano, especialmente ciertos acontecimientos naturales, ciertos actos de las personas, generan variaciones de la conducta en muchas personas, respuestas diferentes a las usuales, etc. Es importante que seamos conscientes de ello. Esas preguntas, podrían, pues, plantearse como una afirmación. Todavía más, en muchos lugares de nuestra estructura social, muchos actúan para <<cambiar>>, a su favor y de acuerdo a sus intereses, el comportamiento de la gente al nivel social. Cuando nos referimos a este tema, deseamos hacerlo enfocándonos, principalmente, en dos diferencias mayúsculas entre la manera de pensar del ser humano contemporáneo, que viene evolucionando a velocidad cada vez más acelerada, y la manera de pensar de las generaciones humanas anteriores, caso en el cual, el cambio, obedece, a la influencia de la educación y de los medios escritos o electrónicos de difusión, que han acortado increíblemente las distancias, que comunican los nuevos descubrimientos, las nuevas tecnologías, e introducen en el medio social la transformación de la visión científica de la Realidad, originada, particularmente en nuestro tiempo, en el desarrollo de la Física Cuántica, cuyos conceptos y consecuencias desbordan, por completo la imaginación, incluso de los científicos clásicos, su manera particular de interpretarla. Todos ellos se apoyan en el desarrollo “explosivo” de los medios informáticos, de la tecnología electrónica y sus aplicaciones en la sistematización de datos, en las comunicaciones, en la investigación, etc. Con el tiempo, tal como afirman Don Tapscott y Anthony D Williams en si “Wikinomia”, “La 244 nueva economía de las multitudes inteligentes”, y de manera cada vez más contundente y acelerada, multitud de personas preparadas y experimentadas en múltiples especialidades técnicas, y dedicadas en su tiempo libre a cultivar sus aficiones, sus conocimientos, sus experiencias, y a compartirlas, han encontrado una nueva manera de proyectarse socialmente: Nada más y nada menos, que estableciendo sus lugares de encuentro virtual, sus “Ideágoras”, como dicen ellos, emulando la antigua Ágora griega, la Basílica romana (de donde toman su nombre las basílicas cristianas), sus “plataformas para la participación”, las “plantas de producción global”, donde los “neoalejandrinos” y “prosumidores” abren sus lugares de trabajo “wiki” y se disponen a ayudar a sus proveedores en el desarrollo de “productos y servicios” más coherentes con sus deseos y necesidades. Este fenómeno está abriéndole el camino a un mundo definitivamente diferente del actual. Las grandes compañías, por otra parte, están empezando a percibir que sus celos con sus “propiedades industriales”, con sus “patentes” son plenamente injustificados, y además, por fuerte que sean sus inversiones en investigación y desarrollo se quedan siempre cortas frente al empuje de un fenómeno que supera día a día su dinamismo tradicional, hasta apuntar en convertirse, por fuerza de su poder sinergético, en referencia obligada para toda la industria de punta del Planeta. Pero allí no se quedan las cosas: Esa serie de procesos de participación “entre iguales”, plantean las posibilidades perfectamente prácticas, de consensos culturales y solidaridades “globales” que desbordan las fronteras territoriales clásicas de los países, penetrando muchas de las instituciones antes impenetrables, posibilitando que de ese “fondo común”, que yace en la gigantesca biblioteca virtual de la nueva “Alejandría”, pueda ser consultado desde cualquier lugar del Planeta por quien necesite hacerlo para “ilustrarse” y poner en marcha su 245 economía, sin pagar inmensos precios por poder hacerlo, para bien público, para bien de todos los hombres. Ello presagia el derrumbe de muchos poderíos no solamente de orden económico sino político, y se basa, única y exclusivamente, hasta ahora, en el aporte desinteresado, altruista en parte, de “tiempos libres” de personas altamente calificadas que trabajan dentro de las estructuras jerárquicas tradicionales, que buscan mejores oportunidades de trabajo, de ingresos, a largo plazo, que busca proyectar sus imágenes profesionales hacia sus respectivos mercados, porque no están logrando, por completo su realización personal, y tienen que laborar en un ambiente restringido, disciplinado y enfocado únicamente en la realización de los objetivos elegidos por sus “patronos”, sean empresarios productivos o agencias gubernamentales. Esta nueva experiencia, no solamente nos está mostrando que la idea de una sociedad compuesta de grandes instituciones jerárquicas, como a las que estamos acostumbrados, no solo al nivel privado sino público, y una Cultura de base, casi inexistente, sin dolientes, pasiva, de “clientes”, de “ciudadanos” cada vez más impersonales, más masificados, cada vez más débiles y sometidos a las diferentes clases de poder, cada vez menos presentes, empieza a perder sustentación. Las últimas elecciones de Irán, realizadas el pasado 12 de junio del 2009, donde el poder lo ejerce una jerarquía civil y religiosa, y donde el conteo de votos favoreció al actual presidente Mahmud Amadineyad, contra Mir Hussein Musavi, y otro candidato, ha provocado la protesta de millones de manifestantes en Teheran su capital. Dentro de las fuerzas que se movilizan subrepticiamente, a escondidas del régimen, se dice que hay algunas que han logrado gran convocatoria, por medio de Internet. Las dos diferencias fundamentales de mentalidad que mencionamos arriba se refieren principalmente a lo siguiente: -Antes, habitábamos el mundo de las relaciones entre causas y efectos simples, ignorábamos casi la totalidad de los procesos evolutivos naturales y culturales que “fluían” al margen de nuestra consciencia. Era un mundo propenso, entre muchas 246 cosas, a la automatización de los procesos productivos, a su robotización, a la producción masiva, en serie y en gran escala, a la “uniformización” de los hábitos de consumo, a los mercados masivos, a las “grandes superficies” comerciales, a la masificación humana de la sociedad y de su manejo, a la automatización de los procesos repetitivos, a la robotización y el control numérico de ellos, etc. El cuadro del conjunto de las vidas sociales se percibía como un sin número de esferas vitales separadas, desde las más pequeñas, - simplemente personas, pequeñas instituciones familiares nucleares (bipolares, -hombre – mujer-) familias extensas, clanes, tribus, comunidades de vecindad regional, mundos aldeanos, asociaciones productivas, sociedades nacionales, sociedades culturales, asociaciones, conjuntos comunitarios religiosos e ideológicos (movimientos políticos, partidos, sectas, etc.) donde la extensión de su ámbito va hasta donde se extienda la influencia de su pensamiento –de su estructura espiritual, de su forma-, pero estructuradas, a su vez, jerárquicamente, con referencia a los poderes que logran imperar por encima de toda lógica ética o moral, imponer su hegemonía, sus intereses, por encima de toda aspiración, de todo interés popular. Era un mundo propenso al aislamiento, a las visiones, a las proyecciones sociales muy limitadas; un mundo, donde cada “célula” humana vivía alejada de cualquier otro conjunto humano, donde cada una de ellas se consideraba plenamente autosuficiente, era inconsciente de cualquier forma de aproximación a la idea de la posibilidad, siquiera, de la universalidad humana, era propensa al olvido del inmenso patrimonio humano de sabiduría y conocimiento generado por otras culturas vivas y por las experiencias de multitud de pueblos exterminados, precipitados a la extinción y reducidos a la esclavitud por centurias, por milenios de persecución, de guerras y de violencia. En la medicina tradicional, por hablar sólo de los enfoques propios del pensamiento tradicional en una actividad profesional muy importante en la vida actual, sino la más importante, se estudiaban síntomas relativamente simplificados de afectación ambiental, los tratamientos se 247 hacían por medio de medicamentos específicos, intervenciones quirúrgicas que resolvían problemas concretos; curarse significaba que desaparecían los síntomas. La noción de enfermedad estaba directamente relacionada con ciertos agentes patógenos, ciertos factores físicos, etc., nunca con la idea del requerimiento de un equilibrio orgánico interno, de un equilibrio con el medio externo del paciente; en general, no se veían ni se sabía cómo interrumpir los procesos dinámicos de las enfermedades, ni había una definición plausible, desde todos los puntos de vista, de enfermedad. Pero lo mismo ocurría en todas las demás disciplinas profesionales, en las actitudes prepotentes de los líderes, en la actitud sumisa y poco preactiva de sus seguidores, cuando no eran proclives a la conspiración, a la rebelión, abierta o soterradamente. - Ahora vivimos en un mundo en un proceso de aproximación física cada vez más acelerado, los medios de transporte y comunicaciones nos acercan más y más, aunque no resuelven nuestras distancias sicológicas; hacen que aumenten las tensiones en nuestras relaciones sociales, hace más patéticos los efectos de las discordias en nuestra calidad de vida, hacen más accesible el uso del Poder por parte de extraños más poderosos sobre los más débiles, para condicionar la vida del otro, para someterla a los dictados de sus propios intereses, entre otras cosas. Hoy es más comprensible el efecto, en el campo de la Moral, en términos del sentido ético, de la mentira, de la voluntad de fraude, de manipulación, de condicionamiento, de tergiversación, de confusión, a la hora crear “opinión pública”, de pasar mensajes informativos o publicitarios a través de las redes de comunicación masiva, dispuestos, en este caso para perpetuar la ignorancia, los estados de inconsciencia de los pueblos respecto de sus realidades privadas y públicas, particulares y generales, igual que el valor de su objetividad, de su veracidad, de su honestidad y transparencia, a la hora de publicar esos mensajes, con el ánimo de informar, educar, difundir con claridad la idea de la Realidad. Por otra parte, hoy, entendemos que en cada momento histórico, en cada determinado lugar del Planeta, sobre cada 248 determinada persona, sobre cada una de las estructuras sociales que éstas constituyen, convergen complejísimos conjuntos de factores naturales y humanos (para concretarlos un poco) que forman su medio ambiente, y cuya acción conjugada, en interacción con esa persona, con esa estructura social, en concreto, determinan un complejo resultado, y nos dice, si en tales circunstancias, esa persona, esa estructura social conservan o no su equilibrio interno y puede sobrevivir manteniéndose en equilibrio con su medio ambiente. Si ese resultado es positivo, podemos confirmarlo por la presencia de esa persona, de esa estructura social, precariamente o en la plenitud de su salud, en un desafío vital, en que la otra alternativa es la muerte, la desaparición, la extinción. Antes, los caminos humanos de vida posibles eran unos cuantos, quizás en función de las interpretaciones de los pueblos que nos han dominado por milenios, originadas en su percepción del medio natural en las zonas templadas del Planeta regidas por estaciones, con su flora, con su fauna de vidas típicas acentuadamente cíclicas. Simplificar, uniformar, masificar las respuestas humanas a los retos, vistos simples, de por sí, era una prioridad “impuesta por la Naturaleza”. Hoy es distinto: Hay retos que afectan sectores específicos de la sociedad humana y otros más amplios. Los recursos naturales, el clima, las especies vegetales y animales, el mismo hombre, y demás componentes del Medio (natural y social), se hallan desigualmente distribuidos sobre el Planeta, las culturas, las civilizaciones, las naciones, las diversas sociedades humanas constituidas a lo largo de la historia han enfrentado sus desafíos vitales de la manera más diversa, quizás, con éxito variable. Unas han desaparecido, otras han evolucionado, otras se han fundido, pero su presencia, hoy, demuestra ese éxito contundentemente. Pero entre todos, el medio natural tropical húmedo, es uno de los más exuberantes, diversos, prolíficos, en expresiones ingeniosas de vida. Es hora, pues, entre muchas otras cosas, que sea reconocido el aporte a la cultura humana de los modos de vida tropicales y aún, 249 aprovechados plenamente, en su diversidad, en su fecundidad, en su riqueza. La aparición y desarrollo del pensamiento científico, de la tecnología, y las disciplinas destinadas a su aplicación a la vida humana cotidiana, como la Ingeniería, la Arquitectura, la Medicina moderna, etc., que caracterizan al mundo actual, y la posibilidad de un escrutinio riguroso de la Historia, de la experiencia humana anterior y actual, nos permite comparar técnicamente lo que pasó, el producto de muchos procesos históricos, que se dieron a despecho de muchas otras opciones que nunca fueron consideradas, quizás ni siquiera percibidas, su efecto, los resultados finales; y es posible entenderlos y sacar lecciones muy valiosas. Así, podemos reconocer, si no todas, las experiencias cuya permanencia, cuya repetición vale la pena y muchas otras que es preciso revocar, evitar. Y ello, creo, es posible, a partir de la interacción entre sí de los distintos caracteres de la consciencia humana genuina, respetuosa, desprevenida, esperanzada. ¿Es acaso esa apreciación, una expresión derivada del espíritu infundido por la experiencia de la vida en el medio tropical húmedo, pródigo como ninguno, prolífico, fecundo en formas de expresión vital, con una radiación solar mayor a la media terrestre? No creo que ocurra solamente eso, aunque reconozco que, realmente, la inspira. Yo me atrevo a opinar que la presencia tumultuosa de estructuras físicas y espirituales que se agolpan en el medio nuestro, haciendo de nuestro caos no un medio propicio al intercambio respetuoso, una “plataforma” dispuesta para el despegue del Orden, sino un medio ambiente demasiado tenso, hostil, donde las presiones sociales se sienten muchas veces a través de actitudes intransigentes, excluyentes, autosuficientes, de reacciones indeciblemente violentas, de choques armados, de incidentes mortales, de conflictos insolubles, etc., no se debe al “tropicalismo”, al que se atribuyen ordinariamente, aunque éste sí afecta el vigor de nuestra vida, la fuerza de nuestra voluntad de vivir. Para mi no es sino la herencia, la 250 supervivencia de viejos comportamientos humanos paradigmáticos derivados de estereotipos culturales cuyos valores no han sido superados. Si en las sociedades planetarias más avanzadas, esos conflictos han sido canalizados hacia el plano económico, donde la competencia, a pesar de su crudeza, no es otra cosa que el enfrentamiento, la lucha, incruenta, quizás un poco ceremonial por espacio propio, en nuestras sociedades esa competencia desborda, a menudo de esos canales económicos. La depresión, el estrés, los desequilibrios hormonales, las diferentes manifestaciones de la neurosis, la enfermedad de nuestro tiempo, y muchas otras enfermedades provocadas por el estrés, la miseria, la escasez, el hambre, la generación de pésimos hábitos higiénicos y alimenticios, de costumbres de vida insanas, el deterioro de la salud por la polución atmosférica, por la contaminación de cosechas con pesticidas, antibióticos, hormonas, la producción y consumo de tóxicos y otras sustancias adictivas que deterioran el organismo, sus posibilidades de proyección espiritual, son un cosmos de efectos que muestran, con creces, las consecuencias aberrantes, del efecto devastador de modos de vida humanos, que distan demasiado de la proliferación de vida, del equilibrio, de la fecundidad de nuestros ambientes naturales tropicales, soportados, como es el caso de nuestros incomparables bosques amazónicos, en un soporte demasiado frágil y mezquino como son sus arcillas rojas, sus lateritas y sus terrenos arenosos y rocosos. Según Dan Tapscott y Anthony D. Williams, en su trabajo “Wikinomics”, traducido al español por Gemma Andujar Moreno y Albino Santos Mosquera, editado en Ediciones Paidós Ibérica, S. A. Barcelona. 2007, quienes hablan de “la nueva economía de las multitudes inteligentes”, el desarrollo del conocimiento científico, el de los medios electrónicos de comunicación, de la informática, la vulgarización de la cultura empiezan a abrir para la Humanidad un promisorio horizonte que está haciendo posible la participación popular, particularmente en las naciones más avanzadas, en la determinación de su suerte, que 251 está haciendo posible el establecimiento, por doquier, de procesos de interacción humana entre ciudadanos independientes, de procesos de diálogo y toma de decisiones a niveles comunitarios, que pesan muchísimo frente a los condicionamientos tradicionales propios de los más sólidos poderes jerárquicos, en los ámbitos social, económico y político, y conformando nuevas “plataformas de lanzamiento” de procesos innovadores de tipo tecnológico, particularmente, capaces de enfrentar muchas de las soluciones colectivas requeridas para mejorar el medio ambiente, las condiciones de vida futura de la gente, etc. Los mismos autores advierten que la visión típica del conocimiento científico, tal como lo consideran las grandes empresas de negocio privadas, en términos del derecho de “propiedad intelectual”, cifrada en su valor de explotación con afán de lucro, empieza a irse en contra de sus propios intereses, ya que, según su opinión, ninguna compañía por fuerte que sea financieramente, está en capacidad sola de asumir el reto de innovación que requieren para mantenerse en el “mercado”, a la velocidad que avanza el conocimiento en las capas educadas de la Sociedad y que se extiende popularmente, dada la facilidad de los recursos electrónicos actuales. Afirman, además, que avanza sistemáticamente el establecimiento de una base cultural mucho más avanzada de lo que se consideraba, hasta hace poco adecuada para la asimilación popular del conocimiento nuevo y el crecimiento y desarrollo espiritual del Hombre en el Porvenir. Partiendo de esa premisa, podríamos reenfocarnos frente al futuro, encontrar y aprovecharnos de un “valor agregado” que puede revaluar las nociones tradicionales de Ética y Moral, que más de uno podría considerar obsoletas, en términos modernos, ya que, en su momento, eran válidas en su orden, respecto del “terruño”, de la “patria”, de las costumbres, pero no respecto de cualquier costumbre, cualquier terruño, cualquier patria, sino de aquellos que sustentaron la existencia de los pueblos que allí vivieron, que alentaron, que 252 fortalecieron los lazos internos, la convivencia de sus miembros, que las pusieron en práctica. Ese enfoque les da un valor singular en la vida moderna, y hace que la indagación, la investigación científica, el desarrollo de nuevas industrias, de nuevos proyectos de toda índole, de actividades en todos los campos imaginables de la vida, sean verdaderamente sus extensiones, donde la prospectación de proyectos de todos los tipos, sociales, económicos, políticos, etc., pueda valorarse en términos del beneficio humano, de la consolidación de la seguridad de las sociedades humanas en el futuro, del mutuo apoyo, del mejor aprovechamiento de los recursos y del medio natural, de las posibilidades de interdicción de sus obstáculos, de sus posibilidades de crecimiento y desarrollo. Ello, sin duda, nos exige cambios en cuanto a la visión en términos de la utilidad de nuestras instituciones, a la actitud de sus dirigentes, a la manera de actuar de nosotros mismos, a la manera de entender el derecho innato de todos los hombres a expresarse libremente, genuinamente, a disponer, sin condicionamientos, de sí mismos, a asociarse como deseen o les parezca mejor para sus fines, pero aprendiendo a respetarse mutuamente, a apoyarse mutuamente, a valorar los términos de intercambio social y su justicia. La dinámica que asume la evolución de la Cultura con el apoyo de las realidades que empiezan a experimentarse en las sociedades más avanzadas, no sólo puede estar indicándonos, que para alcanzar el ritmo del proceso innovador que allí se da, las sociedades como la nuestra deben cuestionarse seriamente acerca de si están dispuestas a superar el paradigma de su violencia, y la forma tradicional de incursionar el la política. Y de igual manera, si son válidas las bases mínimas de conocimiento popular propias de las sociedades dieciochescas o decimonónicas, como las cuatro operaciones aritméticas, saber leer y escribir su propia lengua, sin mayores bases éticas o morales, con un barniz de historia patria, geografía y ya. Mi pregunta es, si sobre estas bases ¿es posible establecer una sociedad industrial moderna, una oferta de trabajo calificada, una demanda de servicios de alta calidad? ¡Yo creo, sinceramente, que eso no es posible! 253 Con todo ello no estoy buscando probar nada, demostrar nada, argumentar a favor de mis propuestas o en contra de otras. Sólo planteo algunas de las promesas que nos ofrecen los cambios técnicos de enfoque en el estudio de la Realidad, de acuerdo a criterios científicos que están mostrando, día a día, más palpablemente, la urgencia de que ésta sea interpretada de manera diferente. No pocos de nuestros debates históricos, de nuestras controversias, se han dado sobre la base de la existencia de argumentos probatorios, de razones, que sustentan o descalifican las posiciones de los interlocutores. Así se sustenta la legitimidad de derechos de mando, de posesión, de disposición de fortuna, de opinión, etc. Los grandes movimientos sociales, económicos y políticos de la historia reciente se han dado buscando su legitimidad en ese tipo de argumentos. Incluso la elaboración de estereotipos ideológicos de pensamiento se ha hecho sobre la base de hipótesis que parecen atractivas, que son consideradas legítimas, y que sirven de punto de apoyo conceptual y de acción, sin que resistan, sin que sea aceptada por parte de sus gestores, la generalidad de las veces, una controversia, un debate, un análisis, un escrutinio realista de sus posibilidades prácticas; antes, por el contrario sean considerados éstos, como una prueba de desconfianza, como una afrenta, como una agresión, como un ataque contra la seguridad, como un desafío, como un reto “a duelo”, que debe ser respondido “enérgicamente”. De acuerdo con las lecciones de nuestra experiencia histórica, la elaboración de posturas teóricas en el caso de nuestros conflictos religiosos, y políticos se basa, generalmente, en la existencia de tomas de postura en conflictos anteriores, de intereses económicos y políticos, más que, propiamente, de concepción filosófica o religiosa, frente a los cuales, los diferentes actores se vieron en la necesidad de legitimar sus posturas, justificando de alguna manera sus opiniones. En el cisma anglicano media la ocurrencia de un “lio de faldas”. En 254 el problema de las “indulgencias” que genera la separación de Lutero de la Iglesia Católica Romana, media el desliz doctrinal, de la consciencia de un Papa “ablandada” por un requerimiento financiero del Vaticano. Las doctrinas liberales de la Ilustración riñen con el poder absoluto de los monarcas y con el dogmatismo y el conservadurismo de las doctrinas de la Iglesia. Primero se recoge el guante del desafío a “duelo”, luego se discuten las justificaciones. Sin embargo no se reconocen los <<motivos>> que conducen a la discordia, muchos de los cuales tienen que ver con el comportamiento típico de la naturaleza humana, que sólo ahora empezamos a entender un poco. En el Renacimiento empieza, sin embargo, un debate acerca del significado del Hombre en el Universo; un debate que nos descubre facetas desconocidas de nuestra vida interior, variedad infinita de percepciones de nuestra experiencia vital, nuevas expresiones artísticas del genio humano, en un movimiento multitudinario que abarca todos los estamentos de la Sociedad. Pero eser debate no se continúa constructivamente. La rigidez y la intransigencia de las posturas adoptadas, de una orilla y otra, y cerradas a cualquier tipo de diálogo, causaron la muerte de monarcas como Luis XVI, el “ajusticiamiento” de varios de los cabecillas del movimiento revolucionario francés, y la revuelta en las comunas de París a finales del siglo XVIII durante el desarrollo de los eventos revolucionarios en Francia. La Revolución Francesa, la Revolución Industrial fueron generalizadas y extendidas por toda Europa, a sangre y fuego, por Napoleón Bonaparte. El pésimo ambiente de las relaciones entre los reinos europeos, los celos entre los poderosos y los conflictos políticos entre los Estados que en ese ambiente se suscitaron, son el origen del enrarecimiento de la vida política europea durante toda la Edad Media, de la multitud de enfrentamientos, de la discordia sembrada entre pueblos y autoridades, y de las guerras más devastadoras sufridas por la especie humana, como fueron la Primera y Segunda Guerras Mundiales. Sólo en bajas humanas, entre las dos, la Especie tiene que pagar el precio de 255 más de 100 millones de muertos de sus mejores hijos. Los conflictos revolucionarios del siglo XX y la Guerra Fría entre EE. UU. y Rusia, han generado un estado de discordia humana muy difícil de superar, todavía en nuestro tiempo, y sus secuelas las siguen sufriendo naciones como la nuestra, cuando para la generalidad de los países, esta es una etapa histórica definitivamente pasada y superada. No es otro el significado del costo humano, de la contribución que tiene que seguir pagando nuestra sociedad, desde su interior, por un perverso proyecto político, probablemente no más ni menos perverso que otros proyectos políticos de su época, por las constantes, demenciales y crueles agresiones que tienen que seguir sufriendo sociedades, como la nuestra, en nombre de iniciativas fracasadas. Por otra parte, ya hemos visto, cómo ha sido imposible que, internamente, los diversos movimientos políticos de nuestro país logren un acuerdo básico, de orden doctrinal, que sirva como soporte fundamental de un proyecto viable de nación. Esa situación puede y tiene que ser cambiada si queremos salir del “punto muerto”, de la encrucijada en que nos hallamos como sociedad humana, y si queremos un futuro cierto para las generaciones de colombianos que nos sigan. Pero ese reto no es solamente de Colombia: cada una de las sociedades del planeta tiene que pensar seriamente en tomar en sus propias manos la solución particular de sus problemas y abrirse a la ayuda que le puedan aportar otras, con su experiencia, para hacerlo más fácil y menos costoso. Es a eso a lo que quiero referirme cuando abordo este tema y ese es el significado que le doy al reto que creo le toca enfrentar a toda la especie humana, en términos globales, si quiere sobrevivir. Dentro de esos términos, es posible entender que difícilmente podría haber otro camino más llano para alcanzar tal objetivo que intentarlo a través del sistema democrático participativo, con pleno respeto por las formas de expresión personales, de nuevas formas diferentes y diversas de liderazgo, del concurso conjugado de los pensamientos humanos de la más diversa fuente, expresión de la diversidad de experiencia humana, 256 particularmente de sus pensamientos religioso, filosófico, científico, y técnico, pero contando también con su expresión literaria, artística y sus diversas proyecciones y voluntades de comunicación. Esa conjugación requiere decisión, determinación, disciplina, trabajo colosal y un esfuerzo inquebrantable de liderazgo unificado. Ello traerá, indudablemente una proliferación, casi explosiva, de vida humana, de opciones a considerar, de decisiones diversas qué tomar, para todos y para cada uno de los seres humanos. Ello pondrá en marcha una dinámica propia de la evolución cultural, obviamente surgirán nuevos usos, nuevas costumbres, nuevos órdenes éticos, y, a su vez nueva cultura. Cuando caigamos en cuenta de que los sistemas simbólicos con que concebimos nuestra realidad, determinan lo que se nos ocurre, son las diferencias caracteriológicas de las diferentes culturas, como si se tratara de algo insuperable, podremos aprender a conciliarlos, podremos apreciar las posibilidades de llegar a integrarlos sustancialmente, podremos hacer de aquellas aspiraciones algo posible y real. Esta sección la habíamos encabezado con una pregunta: ¿Es posible forjar nuevos usos, nuevas costumbres, nuevos órdenes, nueva cultura? Una pregunta hecha con respeto por el ser humano, por su integridad individualmente y en común, por su derecho, simple y llanamente, a elegir su propio camino, sin la interferencia de condicionamientos, de vetos, de academicismos. Pero una pregunta hecha, cuando se tiene la consciencia de que la tragedia de su esclavitud, desde hace mucho tiempo, viene marcándolo a él y a su inteligencia, a su genio, quizás, pervirtiéndolo, forzándolo, conduciéndolo a un fin sin dignidad, a una proyección <<truncada>> mucho más ambiciosa; una pregunta hecha con el sabor amargo en la boca de frustración, cuando se tiene en cuenta que su vida es la más noble, la más soberbia expresión de la vitalidad de la Naturaleza, y que, para que eso sea posible lo ha dotado de los recursos necesarios para una realización plena de su potencial específico. Apenas sale de la esclavitud, en la que en la mayoría de las civilizaciones pasadas tiene que soportar a sus 257 espaldas el peso del aparato social, como ocurre aún en Persia, en Grecia y en Roma, apenas sale de la servidumbre, por la cual tiene que soportar el peso del aparato aristocrático de la Sociedad durante la Edad Media, cuando aparentemente logra la lucidez suficiente que le permite alcanzar la Libertad, como ocurre luego de la Revolución Francesa, ésta se hace más lejana, más inalcanzable, a pesar de que, para lograrlo, el Hombre inventa el Estado de Derecho. De hecho y no de derecho, un ideal glorioso se derrumba, la organización social se prostituye, y aparece un aciago caos que quiere hacernos desandar el camino de una cultura, que como la occidental, pudiera haber sido el producto de la conversión del Hombre de acuerdo a las propuestas e ideales de muchos de nuestros más encumbrados líderes, encabezados en nuestro caso, por ese líder, por ese hermano nuestro, que bebió de la más granada fuente de sabiduría de cuanta civilización humana alguna hubiera alcanzado, y del cual reconocemos, sus seguidores, una dignidad “sobrenatural”, que sobrepasa todas las posibilidades de nuestra imaginación: Nada menos que ser la encarnación de la Segunda Persona de la Trinidad Divina: Jesús de Nazareth. Por eso sigue en pié la pregunta, ya que nuestra sociedad evoluciona <<en reversa>>, a contrapelo de lo que debería ser. Y en ese sentido, una respuesta positiva nuestra puede significar verdaderamente un reto, un desafío a una situación, a un mundo, a una sociedad que ha olvidado su origen, que se ha olvidado de toda promesa de salvación. ¡No es otro el fin de la exigencia de nuestra parte, de que asumamos una audaz postura moral, que darle a ese reto, a ese desafío y a quienes les caiga, la respuesta que merecen! Y ya hemos visto cómo en la evolución de la cultura contemporánea, aprovechando los recursos de la tecnología digital, empiezan a aparecer en el Mundo los primeros síntomas de una nueva revolución que, con el apoyo masivo de los hombres de bien puede significar la corrección de muchos de los males de los que adolece la Humanidad actual, el cambio esencial en la ruta de la Cultura, en aras de una más plena realización de la vida humana. 258 Yo me atrevería a pensar que los primeros pasos de esa revolución se empezaron a dar, en nuestros tiempos modernos, cuando las grandes compañías productoras de diversos bienes y servicios de mediados del siglo pasado, se percataron que no podían seguir cifrando su supervivencia sobre la base de una oferta industrial pensada únicamente, en cuanto competencia, partiendo sólo de precios más bajos, para todo lo que un cliente pudiera comprar en un momento dado. Una vez la Gran Industria copó la demanda aparente, se dio cuenta de inmensos desajustes entre sus percepciones de lo que era la “Demanda”, el “Mercado” y lo que el cliente recibía, y lo que podían ser sus aspiraciones, que de ninguna manera coincidían. Esa consciencia, que dificilmente se ha dado, aún hoy, en otros sectores de la vida humana, como pudiera ser el político, le abrió a la Economía un horizonte insospechado. De ahí ha venido a desplegarse, al nivel privado, que es la esfera donde se ha movido principalmente la empresa productiva de bienes y servicios en Occidente, un esfuerzo sustancial por satisfacer las necesidades naturales del “consumidor”, lo que mejora la posición del establecimiento industrial para asegurar y mejorar sus opciones de lucro y, además, desbordado este objetivo, se ha pasado a “estimular” nuevas demandas para nutrir de medios financieros adicionales el aparato productivo industrial. Por fin, lo que parecía imposible de hacer realidad, el presupuesto básico del sistema capitalista, desde sus orígenes, “Lo que es bueno para el individuo es bueno para la Sociedad” se hacía realidad. El <<cliente>> como “atractor”, y el <<servicio al cliente>> como estrategia de direccionamiento empresarial señalan el principio de una revolución en la mentalidad empresarial que prepara al “establecimiento” social para la revolución digital, y su consecuencia: La aparición en la Sociedad Burguesa de la urgencia de una nueva visión de su sentido evolutivo, su reencuentro, el primero quizás, con la <<consciencia universal del Hombre>>, con la posibilidad, no ya de una globalización económica de la sociedad humana, sino de una 259 cultura integral del Hombre. ¡El aparente e insoluble conflicto ideológico entre <<capitalismo>>, -lo privado-, <<socialismo>>, -lo público-, que ha causado tanta devastación humana, tanta frustración, tanta retaliación, tanto malestar en ambas orillas, no existe! No se opone lo uno con lo otro. ¡No pueden excluirse sin que ello le cierre a su aparente contendor su camino, sus opciones de consolidación, porque se complementan! No puede supervivir el uno sin el otro. ¡El <<trabajo en equipo>> no puede darse sin ambos. Por este camino llegamos a dos nociones que <<cubren>> los requerimientos, en su integridad, de lo que podría considerarse técnicamente, desde el punto de vista de la Ingeniería y de las técnicas organizacionales, en su estado actual de desarrollo, necesarios para el desenvolvimiento completo de la vida humana. El “Negocio” (según nuestra versión lingüística española, la “negación del Ocio”) versus el Ocio, proveniente de la experiencia pre – burguesa, precisamente relacionado con el “espacio” en que laboraba la Aristocracia, en períodos culturales anteriores, y en el que se gestaban la innovación, el progreso de la sociedad humana en su conjunto. La experiencia de la revolución digital, con la aparición de las nuevas <<estructuras de la colaboración>>, -verdaderas comunidades virtuales de usuarios de las diferentes redes de comunicación digital, interesados en múltiples temas específicos-, que avanza incontenible en las naciones más avanzadas, nos está mostrando la existencia de un profundo <<vacío institucional>> en la sociedad burguesa clásica, en virtud del cual, sus actores clásicos, los directores de la gran empresa privada, le desconocen al ciudadano común su derecho real a un espacio, particularmente cuando es independiente, y si no está vinculado al poderío de las diferentes estructuras empresariales que ellos manejan y que compiten por su el suyo propio. En la experiencia colombiana, como un caso que se repite, quizás, de maneras diferentes en otras partes del Mundo, 260 particularmente en aquellas donde conviven gentes de muy diferentes niveles de civilización, el mismo conflicto se presenta entre pequeñas y grandes organizaciones diversas, de carácter ideológico, religioso, económico, -de negocios-, de carácter ilegal, etc., como las pandillas juveniles, las bandas criminales, los “combos” dedicados a negocios ilícitos como el comercio humano, los narcóticos, el juego, el sicariato o asesinato a sueldo, los “ejércitos privados” de los grandes capos, los ejércitos populares “de liberación”, los carteles, los partidos políticos, las sectas religiosas, las sociedades secretas, etc. El ciudadano colombiano, especialmente si es independiente, léase, sin otro doliente que sí mismo, ya viva como desplazado en la Gran Ciudad, o como campesino, a menudo explotado vilmente por los comerciantes urbanos u organizados, ha tenido que pegar un precio pavoroso en nuestro país. La ley de Justicia y Paz, iniciativa ampliamente controvertida en el país, con sus planes de reivindicar económicamente a los afectados materialmente por el conflicto, es un afortunado esfuerzo de nuestro Estado por devolverle a nuestro ciudadano común, un espacio el cual tal vez no contaba. Tiene al menos la virtud de reconocer un espacio y unos derechos humanos, que en la práctica, han terminado aplastados por el fragor del combate en la lucha por la supremacía política y los privilegios que ésta representa. ¿Es acaso éste, el punto de partida de un orden nuevo, de <<una civilización autóctona, de una civilización propia nuestra>> viables? ¿Es imaginable esta posibilidad dentro del marco de un mundo digital global, como promisorio aporte nuestro, como cosecha pródiga de nuestra experiencia, referido a nuestro porvenir? ¿Por qué no? Otro descubrimiento increíble llamado a abrir un abanico verdaderamente prometedor de posibilidades en el Trabajo, es el de los sistemas de comercialización (y ¿por que no de producción y servicios?) <<en red>>. Frente a los viejos y tradicionales sistemas jerárquicos organizacionales burocráticos para el manejo de los recursos humanos obreros y de manejo o administración, son dueños de una ventaja 261 inapreciable: Tienen la virtud de generar estímulos adecuados para el crecimiento, a plenitud, de la personalidad, para el aprendizaje de nuevas destrezas y habilidades, entre ellas a “autoorganizarse”, a articularse “en equipo” con otros para acceder a propósitos u objetivos que de otra manera podrían ser inalcanzables o poco probables. Como lo dicen Don Tapscot y Anthony D. Williams en su obra “Wikinomics”, la tecnología electrónica digital ha permitido el manejo minucioso y fiel de situaciones muy complejas, como puede ser la de permitir a muchas personas participar, en gran número, en los debates públicos, para expresar su opinión, entre muchas y un sinnúmero de otras aplicaciones. Mencionan, además, en su publicación, cómo se ha podido establecer, a ese nivel de cosas, que el secreto, la propiedad intelectual, la política de patentes, empiezan a reducir el ritmo de innovación y las posibilidades de aplicar prácticamente el conocimiento que la Ciencia y la tecnología ponen a disposición humana, con perjuicio de los mismos empresarios industriales, ya que la carencia de <<bases comunes de conocimiento>>, le impide a los consumidores potenciales de sus productos los criterios que necesitan para la escogencia de los que, dadas las circunstancias particulares de cada uno, han de interesarles más. Es importante comprender, además, para terminar, el sentido que tiene la vida humana, vivida dentro del contexto de “esferas” institucionales, interrelacionadas, aunque perfectamente estructuradas internamente, como pueden ser las células, los órganos corporales, los individuos, dentro de sus comunidades, etc. Para explicarlo, voy a tomar un ejemplo de la Ingeniería que describe, de manera muy imparcial, el fenómeno: Hay un implemento, de amplio uso en el laboratorio, en Ingeniería de inmensa aplicación en la investigación científica de ciertas reacciones físico - químicas naturales: El reactor. Es un implemento que reserva el espacio contenido en el interior de un recipiente, para reducir sustancial y significativamente la influencia de factores externos, para llegar a generar allí procesos controlables y 262 entender las reacciones que allí se verifican. El motor de combustión interna es un claro ejemplo. Allí se llevan a cabo procesos de combustión exotérmicos controlados, con el fin de aprovechar la energía generada en aplicaciones diversas. Es por “esferas” en que se constituyen los equipos de trabajo, “verdaderos reactores sociales”, en los que se enfrentan colectivamente, o comunitariamente los retos externos, sin que sus componentes sean afectados individualmente por ellos. Ese mismo fenómeno lo observamos, por doquier, en la Naturaleza: De la misma manera la Naturaleza ha desarrollado, a través de la evolución de las especies, por ejemplo la matriz, en las especies placentarias, para mantener bajo estricto régimen de control y cuidado, la procreación y el desarrollo de los embriones de los seres vivos adultos. Y la Sociedad humana, desde tiempos anteriores a la aparición de la consciencia humana, ha buscado lo mismo: La idea de la Familia, en cuyo seno de madura la vida humana hasta llegar a las condiciones propias de la vida adulta. Y así sucesivamente, mediante el instinto gregario, los seres humanos se han aglutinado, espontáneamente, para cazar, para su defensa o desarrollar sus incursiones en territorios hostiles. De la misma manera y con fines relacionados, aparecen todas las formas de asociación, las comunidades de vecinos, de creencias, de raza y costumbres, las naciones, las alianzas militares y económicas, etc. Históricamente, es evidente que con muy diversos y multilaterales esfuerzos, la mentalidad de los seres humanos ha forjado diferentes prototipos de estructuras, desde las épocas más primitivas hasta las más modernas, para ciertos fines, particularmente, para establecer diferentes formas de interacción en la vida social de sus miembros, para establecer fronteras que separan sus campos de acción, unos de otros, separar los derechos de unos de los derechos de otros, establecer los espacios propios del común y de cada persona, 263 el ámbito hasta donde alcaza su ejercicio de la libertad en el manejo de sus relaciones, los compromisos y relaciones de “equipo”, de mutuo apoyo típicos, la ética del orden interno que articula internamente a las comunidades; es muy relevante la función del “Estado”, donde se conjugan las actividades de manejo de lo social, a máxima escala, en la última instancia social, de la vida de los individuos, y sus relaciones conjuntas con el exterior.. El Estado ha evolucionado mucho, en esos términos de dimensiones y se ha hecho mucho más complejo; esa evolución va pareja con el desarrollo de la vida al nivel de unidades originales de consanguinidad, nos núcleos de parentesco inmediato, los clanes, las tribus, luego las asociaciones humanas que se congregaron alrededor de la misma cultura, muchos de ellos nómadas, y que florecieron hasta entre 10.000 y 2.000 años antes de Cristo, originalmente nómadas, pero luego que se volvieron sedentarios, que tuvieron sus propios asentamientos, todo lo cual modeló su carácter. Aparecen entonces las primeras concentraciones de población urbana, con su área de influencia según algunos factores, como por ejemplo, hacerse centros comerciales importantes de intercambio, lugares donde se llevan a cabo actividades artesanales o industriales importantes, como el cultivo de ciertas cosechas, la producción de ciertos productos, como los de cerámica, de cobre, de bronce, luego de hierro y acero, ciertas actividades mineras, etc. Los diferentes pueblos asumen así cierta personalidad reconocida, cierta especialización del trabajo, ciertas debilidades y fortalezas. Unos se vuelven guerreros consumados, otros pastores, otros agricultores, otros artesanos, otros artistas, filósofos, observadores de la naturaleza, pensadores, científicos, literatos, poetas, etc. Florecen la ciudades Estado, la Guerra, con la cual muchos de sus jefes pretenden el dominio de las artes, de las riquezas, de los recursos que no poseen siguiendo un patrón de propósitos, unos perversos, por otros desesperados para mantenerse vivos, para no perecer, bajo el efecto de los elementos de la naturaleza que son contundentes, que no perdonan, que no dan tregua. 264 Y esa historia y la dinámica que le imprime a la humanidad su dinámica actual. La Guerra, la gran herramienta, usada a plenitud hasta las alturas del verdadero arte, con sus códigos de honor, pero también libradas con la mayor bajeza, con los actos más inicuos y despreciables de la traición, con el mayor sadismo y humillación posible para el vencido, dio cuenta de legiones enteras de pequeños y reinos, inauguró la época de los grandes imperios, de sociedades que se hundían, con cuyo patrimonio y riquezas se financiaban las guerras y se pagaba la soldadesca, que eran transformadas en hordas de esclavos, de servidores. Es la época en que no queda en ninguna parte piedra sobre piedra, en que sólo quedan las mujeres y los niños, por razones obvias, pero en que los varones, salvo con muy contadas excepciones, eran pasados por completo, por las armas. Las sociedades feudales de la Edad Media Occidental no son más que reproducciones de esos modelos imperiales, obviamente con su identidad propia, en general, con sus propios elementos culturales, su propia estructura de manejo interna, su propio Estado, a cuya cabeza está el soberano, seguido de su corte, de las clases aristocráticas, en que aquel se apoya. Muy a grandes rasgos, es lo que se observa hasta la Era Moderna que nace con la Ilustración y que da origen al modelo social que llamamos Sociedad Burguesa, con su estado Republicano, con su división de poderes, cuyo orden regula la vida en el mundo actual. Sin embargo, hasta entrado el siglo XX aquellos poderes imperiales rigen gran parte del Planeta y la Primera Guerra Mundial presencia, si se quiere, el último gran enfrentamiento entre los grandes Imperios, y que termina transformando, por completo, la geopolítica del Planeta: Grandes otrora poderosos Imperios se acaban: El Imperio Austrohúngaro, el Imperio Otomano, de antiquísimo origen. El Imperio Británico se refuerza y perdura, pero sólo para evolucionar en la forma de “monarquías constitucionales”, con una función limitada, a favor del ejercicio de la democracia interna. Entonces empieza la Era de las repúblicas, de las uniones de pueblos, de las federaciones, etc., y, entre tanto, ocurre la revolución socialista en que se 265 inspira y se da principio a la construcción de una parte muy importante de las estructuras productivas, los sindicatos obreros, <<complemento>>, y no pocas veces mirada como contraparte y competidora de los empresarios burgueses independientes, privados, aspiraban asegurar para ellos solos los beneficios de la producción industrial. Y si en el aspecto político se da esa evolución, no es menos dramática la evolución económica y social, apoyada en el desarrollo tecnológico generado por una actividad científica cada vez más influyente. El orden gremial de la Edad Media se rompe, cuando irrumpen las tres revoluciones liberales burguesas, la revolución social en Norteamérica, con la emancipación de la Unión norteamericana de la metrópoli inglesa, la revolución política en Francia y la revolución económica, con la Revolución Industrial en Inglaterra. Aparecen, entonces, las primeras estructuras de tipo burocrático. La producción industrial proveniente de los talleres manufactureros que se articula en Inglaterra desde finales del siglo XVIII alrededor de las máquinas de vapor que transforman la energía del carbón en movimiento; la fuerza de trabajo proviene de las grandes migraciones de campesinos desplazados del Campo en Inglaterra, donde la tierra cambia de manos, y va a parar en manos de los comerciantes, y donde empieza la Revolución Industrial. La articulación, en masa de los talleres de manufactura, principalmente del área textil, se integra con la economía global del Imperio, con la industria minera local del acero y del carbón, ya que el algodón, su materia prima básica proviene de las grandes plantaciones algodoneras del sur de Norteamérica, producido con fuerza de trabajo esclava, y los productos textiles, su producción, son introducidos en todo el territorio del Imperio por medio de las empresas navieras y de los ferrocarriles que van siendo construidos, poco a poco, a través de los territorios imperiales y del mismo continente europeo. Todo aquello se da en un proceso multitudinario, complejo, y anárquico, donde los logros de unos sectores sociales son 266 capitalizados por otros como fundamento de sus propios proyectos. Los jefes de Estado y sus organizaciones toman parte activa y se marginan de diversa manera, tal vez contando con sus diversas ideologías y experiencias: En Europa, Napoleón introduce los nuevos regímenes políticos y la Revolución Industrial y sus productos usando sus ejércitos; En Norteamérica, El Estado se aísla del exterior para proteger su industria incipiente y se margina, confiando en el poder de la iniciativa privada. Los pueblos del cercano oriente viven todavía en el pasado, como súbditos del gran Imperio Otomano que limita con India y China por el Sur y el Oriente, y con el imperio Ruso por el norte. Suramérica se enfrenta con sus propios conflictos políticos que se vuelven cada día más insolubles, y que ocupan la mayor parte de la actividad de sus líderes, ya emancipados, y las energías de que disponen sus pueblos y el África negra empieza a ser colonizada por los europeos. Los resultados de la Primera Guerra Mundial, provocan el rompimiento de ese cuadro geopolítico, que sigue cambiando con los efectos de la Segunda. De allí se desprende la constitución de nuevas naciones, particularmente en los territorios del antiguo Imperio otomano, liquidado, y aparecen nuevos conflictos y resurgen otros viejos, conformando un nuevo esquema geopolítico, un orden internacional diferente, si así puede llamarse, y a finales del siglo XX, incluso, las naciones africanas, sacadas del esquema original de las posesiones europeas, se independizan. De esta experiencia, mencionada a muy grandes rasgos, se observa, cómo los intereses foráneos despliegan su poder para conseguir lo que buscan, afectando en algunos casos positiva y en otras negativamente los procesos íntimos de los pueblos que dominan. En Asia el Islam gana en poder, pero sus facciones chihíta y sunita compiten radicalmente por imponer hegemónicamente su propio poder y algunas naciones son desmembradas y repartidas entre sus vecinos, haciendo que engrosen y se sumen a sus respectivos procesos económicos, sociales y políticos; en África varias comunidades nacionales son desmembradas y rotas. En ambos casos, las fracciones 267 nacionales luchan por su autonomía, a veces contra fuerzas muy superiores, pero provocando una inestabilidad política que impide su desarrollo constante, y aún, amenazando su sostenibilidad económica. Entonces, como lección, observamos un proceso económico, social y político global muy complejo, que ha despertado, a su vez, reacciones emocionales, falsas expectativas, conflictos de una magnitud increíble, explotados por no pocos amos del mundo actual para ganar aliados, socios económicos o políticos, sacar dividendos de todo orden a favor de sus propios intereses. De allí que esa pregunta con la que iniciamos esta sección, debería formularse, tal vez de una manera diferente: ¿Es posible superar esos conflictos, los odios y demás emociones, los intereses foráneos, las falsas expectativas populares, etc., para llegar a un mundo que pueda recobrar sus oportunidades de desarrollo objetivas, en que los diferentes pueblos puedan articularse alrededor de sus propias posibilidades físicas y espirituales, que puedan interactuar e integrarse al conjunto global, con las demás culturas del Planeta en igualdad de condiciones con los demás? Es muy posible que esta gran tarea vaya a demandar un cambio de actitud radical a todos los hombres, nuevas formas de aproximación, en su diálogo, condiciones sin las cuales, creo, es imposible formular soluciones factibles. Y lo que nos está mostrando la experiencia con las comunicaciones de tipo digital, es, que si aquellos liderazgos que se han forjado en circunstancias tan desfavorables no cambian su mentalidad y permanecen bajo la influencia de aquellos nefastos factores humanos que los han caracterizado, van a ser copados, superados, dejados rezagados en el tiempo, porque no es que pueda hacerse. En el sector de la industria farmacéutica, todavía muy aferrada a los esquemas organizacionales tradicionales, jerárquica, autosuficiente, reservada en la divulgación de su propiedad intelectual, con alto costo operativo en sus departamentos de investigación y con escasa disponibilidad de medios financieros para cubrir todas las necesidades de investigación, se observa ya una limitación 268 muy seria en la innovación que requieren para mantenerse en el mercado. ¡Y mientras tanto, ya se están plantando las bases de una nueva capa de soporte popular, con una nueva clase y niveles muy superiores de <<“Ilustración”>>, de una nueva sociedad humana, de nuevas formas de opinión ciudadana global, <<plenamente conscientes>>, o conscientes como pocas, capaces de aportar el grueso de la orientación que sus grandes equipos de servidores, -sus pequeños y grandes empresarios, sus gobernantes, sus líderes, y sus <<“facilitadotes”>> a nivel físico y espiritual necesitan para el mantenimiento de la máxima armonía individual, social, y con su medio ambiente, que servirá de fundamento, de sustentación a nuevos modelos de civilización, a nuevas culturas, para la formulación de nuevos objetivos políticos, para el acceso a nuevos estadios de vida inteligente, etc. Pero el desarrollo tecnológico de los procesos digitales no es lo único con que cuenta el ser humano hoy para tener una idea de lo que le depara el porvenir. Así sea aprovechándose de éste, hay otras áreas de la actividad humana que poseen una dinámica igualmente trascendental de desarrollo que la que posee la tecnología digital. La aparición de nuevos modelos organizacionales, muchos de ellos aplicados a la comercialización de bienes y de servicios, como las organizaciones comerciales <<en red>>, con su forma extremadamente flexible de manejar el recuro humano, que le permiten a sus participantes su crecimiento personal, el aprendizaje de nuevas habilidades y destrezas, su adaptación a formas de “trabajo en equipo”, etc., y la aparición de nuevas tecnologías, como la Ergonomía, verdadera tecnología de visión global para valorar las condiciones ambientales de los puestos de trabajo, para evaluar los aportes de quien trabaja en un determinado equipo de trabajo, de manera individual, para el aporte de los equipos humanos a todos los niveles, tanto operativos como de manejo, etc., da un testimonio claro de lo que nos espera en el porvenir. Con esos desarrollos, es indudable que las tradicionales estructuras burocráticas van a tener que ser rediseñadas, pero ello les alargará en el tiempo 269 su vida útil, y podrán, a su vez, ser complementadas con nuevos sistemas organizacionales, como los sistemas en red. Y ello no tendrá que ser construido sin herramientas de “alta resolución” para medir o presupuestar las “dimensiones económicas” de los proyectos. Luego de reflexionar sobre aquellos temas, parece claro que el Caos y la Anarquía, no son buenos o malos en sí mismos, sino por las pérdidas económicas que le significan al ser humano en su vida cotidiana y por la pérdida de muchas oportunidades en el aprovechamiento de infinidad de recursos naturales y humanos que, de otra manera, podría aprovechar para sobrevivir y crecer. La escala de la vida no es otra cosa que una intrincada escala organizacional que marcha hacia un mundo más complejo, cuyos peldaños están constituidos por formas estructurales y formas de vida también cada vez más complejas. En este caso, por ejemplo, la ceniza estelar, representa un estado caótico, dentro del contexto universal, relativo, respecto del orden que se da al nivel de sistemas solares estructurados, como el nuestro, en virtud de los campos gravitacionales cuya “ley” permite la formación de estrellas como nuestro sol y su sistema planetario; pero los medios planetarios sin vida pueden ser caóticos respecto de planetas como la Tierra, en cuyo ambiente se han podido estructurar las diferentes formas de vida. En la Ciudad, converge población humana de manera caótica, por efecto de las migraciones masivas o, como ocurre entre nosotros, por efecto de la Violencia en el Campo; su acción, las demandas y ofertas de sus vidas son, en términos generales, anárquicas, pero con una labor directiva adecuada, todo aquello se va canalizando y encausando dentro de un orden cada vez más completo, en el que a ese movimiento anárquico se sucede una acción cada vez menos contradictoria, cada vez es más concertada y mejor aceptada por el común de la gente como algo conveniente. Por eso, el ascenso de un peldaño a otro en la complejización de la Vida, tiene el significado de la estructuración de un 270 orden nuevo, sobre una base caótica y de acción anárquica que apuntan al logro precisamente de ese nuevo orden. Los logros en ese orden nuevo significa además, el requerimiento de cierto caudal de energía que debe ser invertida, y la “construcción” de una estructura ideal que sirve de referencia de acción de la gente. En el proceso de evolución de la Cultura, en la que se considera como proceso fundamental la paulatina <<emancipación>> de la persona humana de los dictados de sus emociones, obviamente, sin que ellas dejen de ocupar el importante lugar que le corresponde en la vida humana, es difícil para la generalidad de las personas, hacerse juicios sobre la realidad <<que puede llegar a ser>>, antes de que el <<crecimiento personal>> que se espera alcanzar sea también una realidad. Los ingenieros de sistemas realizan el proceso de “simulación” de un contexto teórico determinado, dentro del cual, teóricamente, o idealmente, o virtualmente, pueden establecerse las condiciones generales que deben ser consideradas para la adaptación de las personas a ambientes naturales o sociales diferentes del presente. Algo parecido pueden construir idealmente, o pueden figurarse, quienes <<preven>> lo que ha de ocurrir cuando, digamos el medio natural planetario cambie, su comportamiento histórico. Se trata en este caso de verdaderas “estructuras” o formas ideales que actúan, o permiten que muchos sujetos actúen de una manera coherente con ellas, dada la información independiente con que cuentan. Cuando la gente <<sueña>>, y se dispone a realizar sus sueños, eso es lo que hace. Quienes hacen planificación, antes de hacer realidad sus iniciativas eso es lo que hacen. Cuando en una democracia representativa o participativa se debaten proyectos, eso es lo que se hace, o debería hacerse, buscar una expresión práctica del acuerdo, para el bien de todos, en que la labor del conjunto esté mutuamente referida. Todo eso es lo que se frustra cuando el riesgo de sufrir los rigores de la fuerza arbitrariamente ejercida, o del poder económico, o del poder político, arbitrariamente ejercidos son los que determinan las realidades 271 del porvenir. Más adelante veremos cómo el líder, en el ejercicio de una auténtica autoridad <<ilumina>>, en medio de la oscuridad de la incertidumbre, el <<camino a seguir>> y enciende la fe en sus seguidores, no en virtud de la fuerza bruta, del poderío con que cuenta, sino de su capacidad de persuasión humana, de su capacidad de generar sinergia entre sus seguidores. Desde este punto de vista hay diferencias radicales entre lo que es un caudillo y un líder auténtico, en el sentido que hemos asumido de él. De ahí, que es importante desarrollar la capacidad de soñar de las personas, la capacidad de transferirse idealmente más allá de su realidad física actual, de trascender sus límites y contemplarse desde allí, a dónde quisiera llegar, para darse cuenta de la diferencia entre las circunstancias su vida actual y las que disfrutaría, tal como esa vida podría ser vivida, no en constante conflicto y discordia, sino en armonía con sus semejantes y su entorno físico, sin las incertidumbres que las circunstancias actuales le acarrean. Con ello podría lograr gran apertura a fuentes de iluminación, e inspiración que antes no las conmovían, con las que antes, quizás, no querían contar, y descubrirán nuevos y desconocidos enfoques para el debate de los objetivos que sería preciso desarrollar e implementar en común y en los que, quizás, sería necesario trabajar con consagración y arduamente para evitar muchos conflictos, para solucionarlos en caso de que ya se hayan suscitado, allanar las vías de la participación proactiva y establecer las bases éticas para que ese futuro pueda concretarse en realidad. 1.3.0 LA ÉTICA Vamos a referirnos a la idea de que la ética como algo dinámico, abierto, y a la idea de que nadie ha dicho la última palabra, y quizás nunca podrá ser dicha, en el desarrollo conceptual del término. Es algo que merece una investigación constante, un esfuerzo constante de conciliación de voluntades y de objetivos comunes, en un proceso de interacción humana y con el resto de la Naturaleza, que merecen la máxima transparencia, el máximo cuidado, esfuerzo constante, claras responsabilidades humanas, 272 para ser puesto en práctica, y liderazgos rigurosamente justos y eficaces. En Ingeniería hemos desarrollado técnicas para la construcción de proyectos complejos, para la construcción de grandes obras en las cuales se enfoca la mayor atención en lo que se denomina la ruta crítica y se tienen presentes la totalidad de las tareas a realizar montadas en una red de procesos o acciones más simples, cada una con sus propios objetivos. Desde la fabricación de una camisa hasta la de un automóvil o una aeronave mayor, todo debe estar claramente definido. El programa de desarrollo del proyectil mar – tierra norteamericano “Polaris” en la segunda mitad del siglo pasado, se hizo mediante ese tipo de técnicas, con una economía impresionante de recursos y de tiempo. Esto lo pongo de relieve para entender cómo en no pocos casos, los escollos financieros, el acopio de recursos humanos, entre otros, con la adecuada preparación técnica y científica, etc., se superan sólo con un adecuado enfoque de los retos a enfrentar, de los paradigmas a superar, de de los problemas a resolver, etc. Lo que pudiera ser un verdadero “laberinto” de actividades, una “torre de Babel” de confusiones, pueden quedar a descubierto, con plena claridad, luego de la elección de los objetivos a alcanzar, de las “rutas” razonables a seguir, de la planificación integral del proyecto, en su estructuración técnica, etc. Y si esto lo decimos respecto del manejo de procedimientos conocidos, con objetivos concretos a lograr con los implementos disponibles dentro de la precisión requerida, aunque tengan que ser aplicados con suma destreza y cuidado, lo podemos decir para los objetivos de largo plazo, que todavía no se sabe cómo alcanzar, y en que los caminos y los implementos necesarios tienen que ser explorados y desarrollados. Así se desarrollan los grandes proyectos de la navegación espacial, cuyo aporte servirá, más adelante, además, para la realización de otros proyectos que podrían parecer demasiado utópicos, hoy, como el aprovechamiento de ciertos recursos minerales, la colonización permanente de planetas vecinos, etc. Si aceptamos, por ejemplo, que todo ese “andamiaje” estructural y su infraestructura correspondiente sólo tienen valor, 273 en cuanto a su relación con los requerimientos humanos, individualmente y colectivamente considerados, aquellos proyectos tiene cien por ciento de su justificación en lo mismo, en su valor humano, y para resolver problemas humanos. Por ese camino nos vamos adentrando en el campo de la Ética. En la vida práctica cotidiana, no toda la gente se mueve preparando mentalmente, de antemano, su movimiento para evitar, en lo posible, afectar negativamente a otros o de hacerlo, que sea positivamente. Esos tipos de afectación son, en general, consecuencias sorpresivas de la mayoría de los actos humanos. Todavía más, pocas vidas son manejadas por sus dueños, conscientemente, de manera preactiva en la consecución de sus sueños o propósitos más deseados. Pocos tienen, incluso, el cuidado de <<provocar>> en su calidad de vida, en su auto formación, los resultados que requiere su preparación física y mental necesaria para afrontar sus retos vitales. Sin embargo, el que ello no curra en la mayoría de los casos, tampoco significa que el requerimiento de los esfuerzos humanos para salir de sus “áreas de comodidad” pueda ser pasado por alto si queremos que la Especie sobreviva. Sólo aquellos que se percaten de ello y se dispongan a dar los pasos requeridos para conseguirlo <<merecerán>> sobrevivir. De allí la urgencia de superar las barreras que nos impiden la comunicación de ese sentido de urgencia necesario a todos los hombres. Y toda esa relación del tema con un compromiso real de los seres humanos mejor preparados, hace que cuando tomamos en la mano el tema de la planificación del futuro, del tema político, estemos situados realmente ante una extensión de la noción de ética aplicable a la acción humana, a la vida humana, si se quiere, colectivamente considerada. El liderar a la humanidad es un compromiso vital con ella de aquellos que se han preparado mejor en su vida, que han tenido mejores oportunidades de ver por sobre las realidades cotidianas, y de allanar las dificultades que le impiden a los hombres tener consciencia de los retos que les depara el mundo en que viven para alcanzar la plenitud de sus vidas. Todavía más, me atrevo a pensar que, mientras contemos con limitaciones crecientes de recursos naturales, en conjunto, como se da con los 274 <<incrementos incontrolados de población humana>> o con el desencadenamiento de procesos como del <<calentamiento global>> y otras afectaciones que la actividad humana ha provocado sobre el ambiente natural, sin que llegáramos a saberlo, más va a depender la vida humana de que logremos hacerle entender a todos los seres humanos de todas las culturas, que sólo los principios de la solidaridad, el esfuerzo propio y la ayuda mutua, que nos permiten la estructuración del <<trabajo en equipo>>, nos pueden conducir a <<puerto seguro>>. Dentro de ese contexto, el problema de conseguir lo más que se pueda con los recursos disponibles en bien humano, es un típico problema ético. Yo vivo con mi esposa, ambos de la tercera edad, en un barrio que fue hasta hace unos seis meses, muy exclusivo de Medellín. Estos días pasados (el 2 – o6 – 2009), un grupo de residentes muy inconformes de mi barrio, liderados por la vicepresidenta de la Junta de Acción Comunal, nos reunimos con un funcionario de la secretaría de gobierno municipal con el propósito de pedir acción contundente, dado que nuestro barrio (mixto, residencial y comercial según las normas del uso del suelo) se ha visto invadido por una cuantía poco acostumbrada de negocios de cantina, bar – restaurantes, como efecto de la presión de la oferta de los comerciantes de un barrio vecino que se ha transformado, con aceptación de la municipalidad, en una “zona rosa” –área turística y de diversiones-, de la Ciudad y entre ellos, se han introducido, aprovechando la laxitud de las normas de control, algunos negocios que atentan contra la moral pública, dedicados a los negocios de droga, y al comercio sexual sin la menor discreción, con música y espectáculos abiertos al público de la calle, tratando de llamar la atención y <<tomándose prácticamente el espacio público de su sector>> sin el menor respeto por su vecindario. Como consecuencia, además de los escándalos propiciados por personas alicoradas y parejas de poco pudor provenientes de toda la ciudad, de la bulla, de la basura y el desorden cotidiano, todos los días y noches, nuestras vías viven atestadas de gente y vehículos hasta altas horas de la madrugada. Cada uno de nosotros expresó su inconformidad; yo expresé la 275 mía, particularmente contra ese negocio de comercio sexual que nos afecta a mi esposa y a mí muy directamente y recibí la siguiente respuesta del funcionario, un funcionario público típico nuestro, ante mi requerimiento personal: “Yo no hago juicios morales, hago juicios políticos. Mis responsabilidades son políticas”. Vamos a revisar el caso, y veremos si están violando alguna norma legal de las que regulan su actividad; si resulta así actuaremos”. Pero esa indiferencia en el aspecto ético respecto de actos públicos que se arraigan y que afectan profundamente a sociedades, a naciones enteras, puede apreciarse en una polémica bastante diferente: La prensa de la década de los setenta publicó alguna vez la expresión del Dr. Alfonso López Michelsen, uno de los personajes más controvertidos de la política colombiana contemporánea, abogado, político competente y gran constitucionalista liberal, a quien se le acusaba, entonces, de poner en práctica políticas demasiado “manguianchas” en el control de ciertos negocios ilícitos cuando era presidente de Colombia, respecto de su entendimiento acerca de la responsabilidad que le competía según su investidura. Recuerdo mucho la publicación de la noticia y la conservo en mi memoria, aunque no guardé su recorte. Siendo presidente de Colombia entre 1974 y 1978, decía más o menos: “Mi consciencia es la Ley” (y para los que han vivido ésta época, es de tenerse en cuenta, que de ser muchas de aquellas actividades hoy ilegítimas, cuando apenas empezaban a practicarse, y a provocar controversia, ya habían movido inmensos intereses económicos de todas las capas, inclusive, de las más altas capas sociales del país). Las preguntas a las que me movió el curso tomado por la evolución que tomaron esas industrias con el tiempo, el poderío que alcanzaron sus empresarios, incluyendo entre ellos a los movimientos subversivos que conspiraban, entonces, abiertamente contra el Estado de Derecho, sobre el verdadero sentido de responsabilidad de aquellas posturas, el significado político de los actores, en este caso, al menos legalmente, servidores públicos, y que quiero compartir con el lector: ¿No 276 posee, acaso, nuestro servidor público, un sentido más profundo de su responsabilidad, que le comprometa a fondo con los destinos del ciudadano, que no sea la mera Ley? ¿Y que sentido puede asumir su conducta cuando se enfrenta a problemas que desbordan las ambiciones del orden legal? ¿No se sitúa acaso nuestra sociedad, aparte de su institucionalidad legal, dentro de un contexto cultural que se sobra en tradiciones, en información histórica, en experiencias, en hombres de talento genial, en una jurisprudencia respetable, frente a ese tipo de conflictos, en la posición de una <<”cenicienta moral”>>, de una sociedad “mendicante”, a la hora de enfrentar la realidad, tal cual se da en una democracia representativa como la nuestra, por la forma como funcionan en ella la Justicia y la administración pública, sobre la base del entendimiento de que la Ley es, incuestionablemente, producto de la <<voluntad popular>>, y no de sus intermediarios, y que de allí se deriva, de hecho, la realización del querer ciudadano? ¿O es preciso aceptar que se siga insistiendo que es razonable romper de tajo con ese patrimonio valioso de nuestra cultura, para atenernos unicamente a los dictados de nuestra visión técnica del Derecho, de nuestro concepto de legitimidad, que han sido generados por la visión, exclusivamente positivista de nuestra mentalidad moderna? ¡No nos olvidemos que en el planeta tenemos naciones muy dignas y disciplinadas que no cifran estas cualidades, propiamente en una detallada e injundiosa constitución escrita, como es Gran Bretaña! Un ingeniero amigo, quien comprometió la mayor parte de su vida activa con Integral, una de las empresas de ingeniería más prestigiosas de Colombia, me decía: “Hace treinta años un contrato firmado para la construcción de una obra grande, una carretera, una represa hidroeléctrica, o cualquier otra obra, requería, como mucho, dos o tres folios. Un contrato de esa índole hoy requiere, mínimo, cuatrocientos, quinientos, o más folios, y ni así se ahorra uno problemas. La obra más exigente en términos técnicos, es, primordialmente, un problema de abogados, no de ingenieros; tienen que tenerse en cuenta los detalles más inverosímiles”. 277 Comúnmente, cuando se habla de leyes, se habla de su <<espíritu>>. Al menos cuando se habla de “espíritu de la ley”, entiende uno que hubo motivos que la inspiraron. Sin embargo, a menudo ese espíritu lo puede uno identificar en el texto, en sus referencias, tal vez en los objetivos que busca, así no sean muy ambiciosos. Pero en la experiencia cotidiana, a menudo la interpretación de ese espíritu no es lo que más importa. Es mucho más importante el cuadro descriptivo de las consecuencias que tiene, algunas de las cuales puede ser la de canalizar las actividades privadas, la de proteger los derechos de un sector desvalido, mantener abiertas las oportunidades de trabajo para población de sectores humildes, etc. Y en ese sentido, así no tengamos la consciencia de ello, podemos encontrar por medio de esa interpretación que dicha ley tiene una dimensión, una proyección espiritual. Y ¿qué decir de los intentos de tergiversarla, de minimizar su alcance, de desfigurarla en su aplicación, o simplemente de desconocerla o usarla perversamente para el exclusivo beneficio? De la misma manera, el sujeto que hace eso incursiona en los “espacios” del espíritu, aunque no tenga consciencia de ello, o pretenda no tenerla. La ley sin espíritu se convierte en un simple código regulador de la conducta sin razón aparente. El que no se ponga en práctica la ley, o sea burlada ésta por quienes aquella trata de “meter en cintura”, cuando es de conocimiento común el bien que busca, es un síntoma de desorden, de indisciplina social, y plantea un conflicto entre quienes la ley defiende y la ley frena. Cuando la ley se convierte en un código que nadie cumple, y todo el mundo viola, no tiene sentido conservarla, mantenerla; no tiene sentido, no tiene proyección, es letra muerta….o puede ser un pretexto para que los interesados mantengan ciertas “estructuras” ciertos “privilegios, por encima de la Opinión Pública, tal vez del querer de la gente. Cuando los conquistadores españoles llegaron a Mesoamérica, consideraron que la proyección espiritual de las culturas maya, azteca y demás, eran demoníacas, y se dieron a la tarea de alterar la fe de los pueblos aborígenes, de quemar en lo posible los códices donde estaba escrita su historia, donde se podía conocer la 278 visión de su cultura, el enfoque de su arte, su visión cosmogónica, etc. Por fortuna, La recopilación de un monje español de muchísimos ideogramas indígenas, destinada a ayudar a la interdicción de su cultura, sirvió para la interpretación de su cultura. El libro que los contenía, fue salvado de los incendios desatados en la Biblioteca Nacional de Berlín en los días finales de la caída del Tercer Rich en 1945 por un soldado ruso, estudiante de idiomas, que tomaba parte en la ofensiva rusa contra los bastiones orientales de Berlín, y él mismo logró más tarde descifrar el código de la escritura maya. Luego, diversos antropólogos han hecho un gran trabajo de interpretación en las inscripciones de sus monumentos arquitectónicos, habiendo descubierto que en tiempos que eran considerados, hasta hace poco, preclásicos, más o menos, hace unos dos mil a dos mil quinientos años, realmente existía toda una civilización de un nivel de refinación y finura artísticas, dignas de ser tenidas en cuenta en la época de su mayor esplendor, como dan testimonio algunas obras de arte murales descubiertas en algunas cavernas calcáreas. En su obra “Azteca” (impresa en España por Printer, industria gráfica SA Provenza, 388, Barcelona – Sant Vicenç dels Otees, 1981), “bestseller mundial”, Gary Jennings, describe la autobiografía de Mixtli o Nube Oscura, un azteca de estrato culto, escribano en su lengua, y con una vasta experiencia en la vida social, económica y política de su civilización, tomada directamente de sus relatos transcritos por él mismo al español y registrados por un grupo de escribanos españoles por solicitud del rey Carlos, al Arzobispo de México, Fray Juan de Zumárraga, quien deseaba información de primera mano sobre las culturas americanas. En esa obra, que registra el evento mencionado, sucedido alrededor de 1530, queda muy clara la postura de las autoridades españolas respecto de la cultura azteca, no menos radical, destructiva, y descalificadora que la asumida frente a la cultura maya, tal como lo expresa el autor, al mostrar el trato desobligante de que fue objeto Mixtli, quien, luego de ser bautizado como “Juan Damasceno”, fue ajusticiado, al persistir en la práctica de sus costumbres ancestrales. 279 Pero la cultura moderna, con razones poderosas o no, no ha sido más ecuánime con las tradiciones provenientes del período final de la Edad Media: El ejercicio de la Política, basada en el legado de la Ilustración, del pensamiento positivo, se opone tajantemente al basado en las doctrinas del escolasticismo. Al sacralismo propio de la sociedad medieval se opone, con una hostilidad no disimulada, el secularismo de la sociedad burguesa moderna, y ese clima difícilmente es disimulado, entre nosotros, por los funcionarios públicos, por los políticos, y en general por los detractores de las prácticas políticas de la época colonial. En Colombia el orden republicano le dio la espalda a trescientos años de cultura española, pero no sólo eso: la flor y nata de la juventud colombiana formada en la Expedición Botánica, nuestra verdadera primera Universidad humanística y científica, “alma mater” de nuestra nacionalidad, fue extirpada, -pasada por las armas-, por el gran “pacificador” Pablo Morillo durante el proceso de reconquista, a mediados de la primera década del siglo XIX. Según el decir de Luis López de Mesa, con ello le “decapitó” el espíritu al inmediato porvenir de Colombia. Así nuestra dirigencia tenía que perder facilmentre el rumbo. Y ¿que pasa con las tradiciones, las estructuras de cultura de nuestros pueblos aborígenes, otro de los grandes componentes de nuestra población? Por dos razones, cuando hablamos de las generaciones de “criollos”, expresión que distingue, básicamente a los españoles nacidos en América, difícilmente puede hablarse todavía de una cultura mestiza. Si la cultura de los pueblos nativos fue satanizada por la cultura española, todavía dentro del contexto de su fundamento escolástico, pronto éste empezaría a resquebrajarse y se daría principio a los profundos conflictos religiosos, que derivarían en terribles enfrentamientos y mortíferas guerras, origen de las nuevas rivalidades entre aquella línea de pensamiento y las líneas modernas del pensamiento positivo. Consideramos de allí, que las sociedades americanas han mantenido una separación casi insuperable entre la sociedad institucionalizada, “criolla”, cuasiaristocrática, que dirige políticamente el país, y sus estratos mestizos, indígenas y de 280 origen africano que no tienen mayores ingerencias en ese papel; consideramos, además, que el conocimiento científico de nuestros pueblos aborígenes y afrodescendientes, es todavía cosa de la Academia, sin consecuencias prácticas todavía para su desarrollo en términos prácticos, ya que éstos se hallan aislados tras de dos líneas o frentes de separación, una, mucho más tenue y perneada, relacionada con las tradiciones españolas, renacentistas, que los satanizaba y la última, la cuales no los sataniza: simplemente se olvida de ellos. Los pueblos aborígenes, pues, conservan sus costumbres pero permanecen aislados dentro de fronteras o paradigmas culturales que no logran pernear sustancialmente, sino acaso un poco al nivel académico, al nivel de la sociedad <<dominante>> moderna, que impone sus directivas, situación que se resuelve un poco anárquicamente a medida que avanza el mestizaje de sangre. Y lo mismo se da en todo el territorio “mestizo” de la América Española. Con un agravante: La aparición de secuelas violentas, de los grandes conflictos religiosos e ideológicos que nos han golpeado, como lo que hemos vivido en Colombia por tantos años, y que nos han conducido al encono de los conflictos y a diferentes alineamientos de partidarios u opositores de las distintas posturas típicas adoptadas por los actores políticos que lideran dichos movimientos. Por otro lado, como ocurre en Colombia, la aparición de los grandes exponentes de la delincuencia agravan el problema con la imposición de sus propias iniciativas, en establecer, en contra de cualquier otro interés, su propio orden, en el territorio que dominan, en un mundo que se mueve, por completo en la clandestinidad, que se apoya en estructuras criminales exteriores, en los negocios de drogas, en el comercio de armas, en la trata de “blancas”, el comercio sexual, el juego y otros por el estilo. Obviamente, su permanencia, su consolidación, predeterminan órdenes nuevos, que sustituyen al orden convencional, a la Ley, reduciéndoles su “espacio”, sólo a los lugares donde es posible mantenerlos vigentes. Todos esos fenómenos se dan en una dimensión que el pensamiento positivo occidental no reconoce, o 281 simplemente porque sus dirigentes pretenden reservarse el monopolio, la exclusividad de pensamiento, sin oposición, <<sin competidores>>. La estrategia de fomentar el hedonismo, la vida por el placer físico, material como expresión de la verdadera felicidad (dar “pan y circo” como lo practicaban los romanos y muchos estrategas políticos modernos) es, en el fondo, un mecanismo para evitar que la gente tenga la opción, el tiempo disponible y la voluntad de pensar, de ocuparse en aquello que, por naturaleza, le debería corresponder: buscar la comprensión de los retos que le reporta la vida en sus circunstancias particulares y enfrentarlos con energía y decisión, empeñarse proactivamente en procurar, por sí misma, el nivel de vida al que aspira. Cuando ello ocurre, sin percibirlo la gente se vuelve dependiente, débil, si es que no pierde toda posibilidad de vida espiritual; pierde su capacidad de resistirse aún a las formas menos sutiles de agresión, se vuelve perezosa, termina por dejar de luchar por lo que quiere, se enferma. En las sociedades urbanas modernas, con la agresividad que destila su ambiente, esa enfermedad, la neurosis en sus diferentes manifestaciones, se suma a las que ya nos habían afectado: La esquizofrenia, producto del aislamiento, el abandono, y la invasión de las actitudes típicas del pensamiento positivo; la paranoia, producto de la agresividad creciente en la lucha por sobrevivir, de la competencia de los poderes que buscan monopolizar, el espacio natural y social para sí, con desmedro del “espacio público” del ciudadano, en cuanto individuo, en cuanto persona. Pero por motivos no muy difíciles de entender, en nuestro medio social, en nuestros sistemas educativos, permanece la intención íntima, aunque no siempre seamos conscientes de ello, de que se mantenga el control permanente sobre el espíritu de las nuevas generaciones, por parte de quienes les anteceden y de acuerdo a sus aparentes conveniencias. En nuestras sociedades urbanas o afectadas fundamentalmente por lo urbano, los jóvenes se “maduran” en la calle, con la urgencia de integrarse a alguna de las pandillas juveniles de su barrio, 282 donde, es lo más seguro, termina iniciándose en la delincuencia, porque solos o cobijados apenas por su familia carecen, por completo, de la protección que requieren para conjurar las amenazas de que cotidianamente son objeto. En nuestros sistemas educativos convencionales muy poco controvertidos, con un gran esfuerzo oficial se ha llegado a niveles de escolarización juvenil sin precedentes, pero los jóvenes se levantan lejos del contacto inmediato con sus exigencias vitales. Ampliamente familiarizados, experimentados y manipulados íntimamente, por la sutil seducción de la “Sociedad de Consumo”, por una parte, y familiarizados, experimentados y empujados violentamente por la exigencias grotescas y caprichosas del orden “informal” impuesto tempranamente a un alto precio humano por quienes los lideran, por la otra, se ven obligados a soportar esas fuerzas, atractora la una y represora la otra, que ante la debilidad de la familia y el abandono y falta de liderazgo de los poderes oficiales, representan la única opción que les queda a esos jóvenes, en la formación (o deformación) y modelado de su carácter. Es así cómo la violencia se transmite de unas generaciones a otras, se recrudece, se desarrolla, se “tecnifica” se arma, se organiza y se transforma en un poder que compite con las demás fuerzas sociales, e intenta abrirse paso en medio de la “maraña” social, de la confusión general, pretendiendo su propio derecho a la “legitimidad” de permanecer, de perpetuarse, en <<igualdad de condiciones y reconocimiento>> que el orden constitucional. Pero eso no es todo: Nuestros jóvenes, si hablamos de Colombia, están sometidos desde una edad temprana en que se forman sus hábitos básicos para toda la vida, a una cultura de ciencia ficción importada que los intimida profundamente, familiarizándolos con la muerte, causándoles pavor, miedo, desesperanza, sentimientos de impotencia, incapacidad, manteniéndolos, casi absortos en el asombro, bajo su dominio, dirigida a su explotación comercial dada su capacidad de hacer presión sobre los presupuestos familiares, dada sus posibilidades de adicción, de engolosinamiento con <<toxinas mecánicas>> capaces de simbolizar el pronóstico que puede esperarnos de un destino, de un futuro infeliz, de un final apocalíptico y sombrío, que los 283 afecta, sin darse cuenta, con su veneno letal: al sembrar en ellos el escepticismo, la desconfianza, el espíritu pesimista. Así los llena de fantasías terroríficas, de pronósticos de horror, de bestias asesinas poderosas, de “juguetes” e implementos macabros, capaces de transformarse en máquinas cada vez más inhumanas, en una concepción de brutalidad de machismo, que parece querer superar en los jóvenes toda posibilidad de experimentar amor, ternura, piedad por los otros, por los que no son como ellos. Y el cuadro deformativo de la consciencia, la “vacuna” contra el optimismo, contra el entusiasmo por vivir, la esperanza de un mundo mejor, se completan con un orden educativo que los “castra” en su creatividad, les cierra horizontes, y los “amaestra” para la “servidumbre” dentro de modelos de comportamiento prefabricados y rígidos, destinados a beneficiar a los “mandos” de las estructuras jerárquicas establecidas legalmente, so pena de su descalificación definitiva, de toda opción de incorporarse a las fuerzas productivas legítimas, de alcanzar su regeneración. Esa no es sólo una apreciación personal original: En 2005, cuando asistía a un seminario sobre la obra de Albert Einstein en el Planetario Municipal de Medellín, una conocida educadora austríaca, Mónica Lenz, respondió a la pregunta de un asistente inquieto, porque en Colombia era muy pobres el espíritu de emprendimiento, y el interés por la indagación y la investigación científicas: “Los únicos planteles que conozco en el país, que le abren un abanico bien amplio de opciones a sus estudiantes, son los colegios manejados con base en la pedagogía alemana; además, si queremos darle al estudiante mejores herramientas para que sea dueño de sí mismo, formémoslo en las matemáticas, en la Ciencia y en las artes, especialmente en la música y la danza”. En los demás planteles, el sistema educativo no forma el carácter, no fomenta la independencia de expresión y búsqueda e iniciativa del estudiante, sino, sólo que asimile la información que se le quiere aportar, las directrices que se le quieren imponer. Así, nuestros jóvenes no tienen de otra, en el mejor de los casos, que aclimatarse, dócilmente, a los modelos de trabajo y 284 producción típicos de las estructuras burocráticas jerárquicas vigentes, donde se va extirpando su capacidad de iniciativa, su creatividad y su voluntad de emprendimiento, donde se desarrollan sólo las habilidades que les interesan a quienes controlan esas estructuras laborales, y donde recibirán su sueldo para pagar la obediencia y el servicio prestado al Sistema Económico, tal como se espera que sea prestado. O si no cumplen el presupuesto, son abandonados y dejados de lado, al albedrío de las fuerzas sociales presentes, particularmente las que están por fuera de la Ley, interesadas en capitalizarlos para sí, para acrecentar sus cuadros y huestes de lucha, sometiéndolos al orden criminal que imponen, donde deben comportarse como verdaderas máquinas “animales”, como esclavos, para rendir hasta el desfallecimiento o hasta la muerte. Este momento asistimos a un fenómeno que, siendo suficientemente atentos, se percibe en las principales ciudades de Colombia, alrededor de una actividad que, se supone, debería ser la redención económica del país, ahora que la economía globalizada depende en un todo y por todo de la iniciativa extranjera: El turismo. La política del Estado para mantener el balance comercial, se enfoca actualmente en el fomento de las inversiones de capital extranjero en Colombia. Y lo está logrando. Sin embargo, se nota una peligrosa derivación del turismo hacia prácticas indeseables, degradantes, como el turismo sexual, el turismo para el consumo de drogas y alusinógenos, en un movimiento que, a la vez que se deteriora sensiblemente la imagen de seriedad del servicio turístico de la sociedad huésped en sus principales ciudades, el negocio que mueve tal actividad se traslada, cada vez más masivamente, de naciones en que se había desarrollado tradicionalmente, a la nuestra. ¿Obra de quién? ¿Con qué propósito? ¿Acaso para arrodillar al pueblo colombiano, para borrar en su mente toda noción de dignidad, para hacerlo más susceptible de conquista y explotación, para reducir su determinación de luchar por su vida? En la sección anterior habíamos empezado con una pregunta: ¿Es posible forjar nuevos usos, nuevas costumbres, nuevos órdenes, 285 nueva cultura? Una pregunta hecha con respeto por el ser humano, por su integridad individualmente y en común, por su derecho, simple y llanamente, a elegir su propio camino, sin la interferencia de condicionamientos, de vetos, de academicismos. Pero una pregunta hecha, cuando se tiene la consciencia de que la tragedia de su esclavitud, desde hace mucho tiempo, viene marcándolo a él y a su inteligencia, a su genio, quizás, pervirtiéndolo, forzándolo, conduciéndolo a un fin sin dignidad, a una proyección <<truncada>> mucho más ambiciosa; una pregunta hecha con el sabor amargo en la boca de frustración, cuando se tiene en cuenta que su vida es la más noble, la más soberbia expresión de la vitalidad de la Naturaleza, y que, para que eso sea posible lo ha dotado de los recursos necesarios para una realización plena de su potencial específico. Apenas sale de la esclavitud, en la que en la mayoría de las civilizaciones pasadas tiene que soportar a sus espaldas el peso del aparato social, como ocurre aún en Persia, en Grecia y en Roma, apenas sale de la servidumbre, por la cual tiene que soportar el peso del aparato aristocrático de la Sociedad durante la Edad Media, cuando aparentemente logra la lucidez suficiente que le permite alcanzar la Libertad, como ocurre luego de la Revolución Francesa, ésta se hace más lejana, más inalcanzable, a pesar de que, para lograrlo, el Hombre inventa el Estado de Derecho. De hecho y no de derecho, un ideal glorioso se derrumba, la organización social se prostituye, y aparece un aciago caos que quiere hacernos desandar el camino de una cultura, que como la occidental, pudiera haber sido el producto de la conversión del Hombre de acuerdo a las propuestas e ideales de muchos de nuestros más encumbrados líderes, encabezados en nuestro caso, por ese líder, por ese hermano nuestro, que bebió de la más granada fuente de sabiduría de cuanta civilización humana alguna hubiera alcanzado, y del cual reconocemos, sus seguidores, una dignidad “sobrenatural”, que sobrepasa todas las posibilidades de nuestra imaginación: Nada menos que ser la encarnación de la Segunda Persona de la Trinidad Divina: Jesús de Nazareth. Por eso sigue en pié la pregunta, ya que nuestra sociedad evoluciona <<en reversa>>, a contrapelo de lo que debería ser. Y en ese sentido, una respuesta positiva nuestra puede significar verdaderamente un reto, un 286 desafío a una situación, a un mundo, a una sociedad que ha olvidado su origen, que se ha olvidado de toda promesa de salvación. ¡No es otro el fin de la exigencia de nuestra parte, de que asumamos una audaz postura moral, que darle a ese reto, a ese desafío y a quienes les caiga, la respuesta que merecen! Y ya hemos visto cómo en la evolución de la cultura contemporánea, aprovechando los recursos de la tecnología digital, empiezan a aparecer en el Mundo los primeros síntomas de una nueva revolución que, con el apoyo masivo de los hombres de bien puede significar la corrección de muchos de los males de los que adolece la Humanidad actual, el cambio esencial en la ruta de la Cultura, en aras de una más plena realización de la vida humana. Por todos sus indeseables efectos, puede afirmarse que de la clase de posturas políticas que excluyen la consideración de lo moral, no pueden esperarse más que sorpresas muy desagradables: Puede quedar bloqueado, fundamentalmente, nuestro desarrollo como sociedad, puede hacernos perder de vista opciones demasiado valiosas de evolución cultural, a las cuales tiene derecho toda, absolutamente toda nuestra gente. Podemos estar labrando un futuro indeseable, quizás, destinados a caer en manos de nuevos y extraños amos que desdeñarán nuestros valores humanos fundamentales. Y para el caso no podemos excusarnos, porque hemos heredado un patrimonio común de experiencias y de sabiduría de nuestros antepasados, de todas nuestras vertientes culturales, tanto las nativas como las europeas, que es preciso conocer a fondo, valorar e incorporar a nuestra cultura, una cultura, que quisieran poseer muchos otros pueblos del Mundo, y que representa una garantía de éxito para los proyectos políticos nuestros que en él se apoyen. Experiencias que nos dan lecciones de aquellas cosas que es preciso buscar, pero también de los errores que es preciso corregir. <<No pueden haber juicios políticos que se consideren a sí mismos serios, si no se cuenta con posturas claras y responsables en el campo de la Moral>>, de una moral, claro, que debe componerse con la conjugación de todos los aportes de las culturas que participan de la vida social. Igualmente importante, es la articulación de los juicios políticos con los juicios morales, científicos y técnicos. Sólo así resultan 287 menos confusas las implicaciones éticas de nuestros actos de proyección pública. Además, hay algo que es preciso entender, sea el que sea el fundamento y las exclusiones que se le quieran dar al orden social vigente: Desde que apareció el ser humano sobre la Tierra, Es el plano del Espíritu donde el Hombre, donde la Humanidad, como un todo, se juegan constantemente, determinan su futuro. Antes, la competencia por su espacio vital, provenía de lo que podríamos llamar barreras físicas y biológicas que se interponían en su camino, situadas en el plano físico, material. De allí que al considerar las opciones de conducta que nos sugiere la Ética, lo que percibimos es el <<camino>>, la ruta, que <<convienen idealmente>> más, a quienes son o serán afectados por la acción que emprendamos que materialicemos, de transitar por ellos. Si en la antigüedad, en un mundo que parecía inmutable, genios como Aristóteles lograron definiciones comprehensivas de este aspecto de la vida del fenómeno humano, hoy, que hemos descubierto que el fenómeno humano es dinámico, que su cultura evoluciona, por lo cual parece ya, que la esencia del ser humano y todos sus aspectos vitales, como la Ética, son esencialmente incomprensible, cualquier definición parecería de alguna manera insuficiente y aparecería como la <<congelación>>, en uno de sus “estereotipos”, de algo pierde su sentido de actualidad y se transforma en un verdadero suceso histórico. ¿Qué tal si pudiéramos interpretar con fidelidad toda la historia de una película, sólo conociendo uno de los miles de “cuadros” que componen la cinta? La esencia del mensaje del autor de la película está en la cinta entera, tal como ésta es presentada, con el movimiento que alcanzamos a percibir y la designación de sus objetivos, lo cual no es, ni mucho menos, el equivalente a la “suma” de las impresiones causadas por cada cuadro por separado. Yo le preguntaría, señor lector, ¿cree usted, por casualidad, si en vez de estar presentados a la velocidad que lo hace el proyector, aquellos cuadros estuvieran presentados todos juntos a la vez, 288 por ejemplo en un mural, en igual sucesión, serían capaces de producir la misma impresión? ¡Yo creo sinceramente que no! Y así es la vida humana y todos los elementos o consideraciones que con ella tengan qué ver. La resolución ética de los problemas humanos es, pues, algo que merece una observación permanente, investigación constante, un esfuerzo constante de conciliación de voluntades y de objetivos comunes, en un proceso de interacción humana y con el resto de la Naturaleza, que merecen la máxima transparencia, el máximo cuidado, esfuerzo constante, claras responsabilidades humanas, para ser puesto en práctica, y liderazgos rigurosamente justos y eficaces. Heidegger filósofo alemán (1889 – 1976) uno de los creadores de la doctrina existencialista decía: “Yo soy yo y mis circunstancias”. La realidad es que, en cada instante nos convertimos en seres diferentes, con consciencia diferente, aunque no lo percibamos siquiera. Cuando los ingenieros trabajamos con los materiales que nos han proporcionado los saberes tradicionales y que nos proporcionan la Ciencia y la Tecnología, nos encontramos con algo que se parece a ese mismo aspecto de la ética, que atañe a los fenómenos humanos: Esos materiales que utilizamos en nuestras obras físicas nos permiten aplicaciones coherentes con sus propiedades físicas y químicas, entre otras. ¿Serían prácticos unos hermosos neumáticos armados en concreto? ¿Qué tal si se nos ocurriese construir una grúa de mantequilla para elevar grandes pesos? ¿Qué pensaríamos de alguien a quien se le ocurriera elaborar unas ricas tortillas de lodo y arena para alimentarse? ¡Y aunque parezca absurdo, en nuestra América hay un país, que yo sepa, donde el hambre se alivia un poco con esa alimentación! La verdad es, que esos absurdos y muchos más, nos podrían conducir a consecuencias, quizás, inesperadas. La Naturaleza, lo sabemos sin mucho esfuerzo mental, nos pone <<condiciones>> para el logro de nuestros objetivos al usar los recursos que ella nos ofrece. Nosotros no podemos acceder a rendimientos que los diferentes materiales no nos pueden ofrecer, con “engaños”, 289 con “mentiras”, con “negociaciones leoninas”, con “intimidación”, con “chantajes”. Los ingenieros buscamos los materiales más adecuados a las aplicaciones que queremos darles y los experimentamos antes de adoptarlos definitivamente. Para construir una buena arma de fuego, una herramienta útil para labrar la tierra, etc., se necesita acero de buena calidad, tal vez, en aleaciones para máximos rendimientos; no se pueden construir de caucho o chicle. ¡Eso es claro para mí! Y ello me conduce a pensar que, el comportamiento en la Naturaleza, de cada una de sus estructuras, materiales, las de los seres vivos y las de nuestra misma especie, quizás, como figuras muy elaboradas que somos, a partir de sus mismas sustancias, nos volvemos solución prometedora, y al mismo tiempo solución paradigmática, en el proceso evolutivo, no sólo de la Naturaleza, sino de la Cultura humana. Y así funcionan las condiciones éticas en nuestra vida, son, en un momento dado horizonte de promesas y fecundidad, y en un momento dado pueden convertirse en fuente de freno, de bloqueo, de frustración humana. ¿Hemos llegado a considerar, por ejemplo, para llegar al concepto de familia nuclear actual, cómo han tenido que transformarse las formas de la estructura familiar, partiendo de las costumbres más primitivas?. De la misma manera, cuando la industria humana cambia en la actualidad, lo hace para lograr objetivos inéditos. Por ejemplo, el descubrimiento de materiales como la fibra de carbón, más fuerte que el acero y más liviana, ha permitido la construcción de aeronaves más fuertes y livianas, y por lo tanto, más seguras. Cuando no tenemos un sentido ético claro, por ejemplo, y por tal motivo, nos queda difícil defendernos de las imposiciones perversas, de los condicionamientos que en nuestro mundo son “filtrados” a través de los medios de comunicación existentes, de las ofertas comerciales, de las propuestas “técnicas”, etc., por quienes buscan seducirnos, utilizarnos y apoderarnos de nosotros y de cuanto valor produzcamos 290 En Ingeniería, hablando, no ya de aplicación de materiales, en particular, sino del manejo de los procedimientos para hacerlo, hemos desarrollado técnicas para la construcción de proyectos complejos, para la construcción de grandes obras en las cuales se enfoca la mayor atención en lo que se denomina la ruta crítica y se tienen presentes la totalidad de las tareas a realizar montadas en una red de procesos o acciones más simples, cada una con sus propios objetivos. Desde la fabricación de una camisa hasta la de un automóvil o una aeronave mayor, todo debe estar claramente definido. El programa de desarrollo del proyectil mar – tierra norteamericano “Polaris” en la segunda mitad del siglo pasado, se hizo mediante ese tipo de técnicas, con una economía impresionante de recursos y de tiempo. Esto lo pongo de relieve para entender cómo en no pocos casos, los escollos financieros, el acopio de recursos humanos, entre otros, con la adecuada preparación técnica y científica, etc., se superan sólo con un adecuado enfoque de los retos a enfrentar, de los paradigmas a superar, de de los problemas a resolver, etc. Lo que pudiera ser un verdadero “laberinto” de actividades, una “torre de Babel” de confusiones, pueden quedar a descubierto, con plena claridad, luego de la elección de los objetivos a alcanzar, de las “rutas” razonables a seguir, de la planificación integral del proyecto, en su estructuración técnica, etc. Y si esto lo decimos respecto del manejo de procedimientos conocidos, con objetivos concretos a lograr con los implementos disponibles dentro de la precisión requerida, aunque tengan que ser aplicados con suma destreza y cuidado, lo podemos decir para los objetivos de largo plazo, que todavía no se sabe cómo alcanzar, y en que los caminos y los implementos necesarios tienen que ser explorados y desarrollados. Así se desarrollan los grandes proyectos de la navegación espacial, cuyo aporte servirá, más adelante, además, para la realización de otros proyectos que podrían parecer demasiado utópicos, hoy, como el aprovechamiento de ciertos recursos minerales, la colonización permanente de planetas vecinos, etc. Si aceptamos, por ejemplo, que todo ese 291 “andamiaje” estructural y su infraestructura correspondiente sólo tienen valor, en cuanto a su relación con los requerimientos humanos, individualmente y colectivamente considerados, aquellos proyectos tiene cien por ciento de su justificación en lo mismo, en su valor humano, y para resolver problemas humanos. Por ese camino nos vamos adentrando en el campo de la Ética. En la vida práctica cotidiana, no toda la gente se mueve preparando mentalmente, de antemano, su movimiento para evitar, en lo posible, afectar negativamente a otros o de hacerlo, que sea positivamente. Esos tipos de afectación son, en general, consecuencias sorpresivas de la mayoría de los actos humanos. Todavía más, pocas vidas son manejadas por sus dueños, conscientemente, de manera proactiva en la consecución de sus sueños o propósitos más deseados. Pocos tienen, incluso, el cuidado de <<provocar>> en su calidad de vida, en su auto formación, los resultados que requiere su preparación física y mental necesaria para afrontar sus retos vitales. Sin embargo, el que ello no curra en la mayoría de los casos, tampoco significa que el requerimiento de los esfuerzos humanos para salir de sus “áreas de comodidad” pueda ser pasado por alto si queremos que la Especie sobreviva. Sólo aquellos que se percaten de ello y se dispongan a dar los pasos requeridos para conseguirlo <<merecerán>> sobrevivir. De allí la urgencia de superar las barreras que nos impiden la comunicación de ese sentido de urgencia necesario a todos los hombres. Y toda esa relación del tema con un compromiso real de los seres humanos mejor preparados, hace que cuando tomamos en la mano el tema de la planificación del futuro, del tema político, estemos situados realmente ante una extensión de la noción de ética aplicable a la acción humana, a la vida humana, si se quiere, colectivamente considerada. El liderar a la humanidad es un compromiso vital con ella de aquellos que se han preparado mejor en su vida, que han tenido mejores oportunidades de ver por sobre las realidades cotidianas, y de allanar las dificultades que le impiden a los hombres tener consciencia de 292 los retos que les depara el mundo en que viven para alcanzar la plenitud de sus vidas. Todavía más, me atrevo a pensar que, mientras contemos con limitaciones crecientes de recursos naturales, en conjunto, como se da con los <<incrementos incontrolados de población humana>> o con el desencadenamiento de procesos como del <<calentamiento global>> y otras afectaciones que la actividad humana ha provocado sobre el ambiente natural, sin que llegáramos a saberlo, más va a depender la vida humana de que logremos hacerle entender a todos los seres humanos de todas las culturas, que sólo los principios de la solidaridad, el esfuerzo propio y la ayuda mutua, que nos permiten la estructuración del <<trabajo en equipo>>, nos pueden conducir a <<puerto seguro>>. Dentro de ese contexto, el problema de conseguir lo más que se pueda con los recursos disponibles en bien humano, es un típico problema ético. Yo vivo con mi esposa, ambos de la tercera edad, en un barrio que fue hasta hace unos seis meses, muy exclusivo de Medellín. Estos días pasados (el 2 – o6 – 2009), un grupo de residentes muy inconformes de mi barrio, liderados por la vicepresidenta de la Junta de Acción Comunal, nos reunimos con un funcionario de la secretaría de gobierno municipal con el propósito de pedir acción contundente, dado que nuestro barrio (mixto, residencial y comercial según las normas del uso del suelo) se ha visto invadido por una cuantía poco acostumbrada de negocios de cantina, bar – restaurantes, como efecto de la presión de la oferta de los comerciantes de un barrio vecino que se ha transformado, con aceptación de la municipalidad, en una “zona rosa” –área turística y de diversiones-, de la Ciudad y entre ellos, se han introducido, aprovechando la laxitud de las normas de control, algunos negocios que atentan contra la moral pública, dedicados a los negocios de droga, y al comercio sexual sin la menor discreción, con música y espectáculos abiertos al público de la calle, tratando de llamar la atención y <<tomándose prácticamente el espacio público de su sector>> sin el menor respeto por su vecindario. Como consecuencia, además de los 293 escándalos propiciados por personas alicoradas y parejas de poco pudor provenientes de toda la ciudad, de la bulla, de la basura y el desorden cotidiano, todos los días y noches, nuestras vías viven atestadas de gente y vehículos hasta altas horas de la madrugada. Cada uno de nosotros expresó su inconformidad; yo expresé la mía, particularmente contra ese negocio de comercio sexual que nos afecta a mi esposa y a mí muy directamente y recibí la siguiente respuesta del funcionario, un funcionario público típico nuestro, ante mi requerimiento personal: “Yo no hago juicios morales, hago juicios políticos. Mis responsabilidades son políticas”. Vamos a revisar el caso, y veremos si están violando alguna norma legal de las que regulan su actividad; si resulta así actuaremos”. En una polémica bastante diferente, la prensa de la década de los setenta publicó alguna vez la expresión del Dr. Alfonso López Michelsen, uno de los personajes más controvertidos de la política colombiana contemporánea, abogado competente y gran constitucionalista liberal, a quien se le acusaba, entonces, de poner en práctica políticas demasiado “manguianchas” en el control de ciertos negocios ilícitos cuando era presidente de Colombia, respecto de su entendimiento acerca de la responsabilidad que le competía según su investidura. Recuerdo mucho la publicación de la noticia y la conservo en mi memoria, aunque no guardé su recorte. Decía más o menos: “Mi consciencia es la Ley”. Las preguntas a las que me movió el curso tomado por la evolución que tomaron esas industrias con el tiempo, el poderío que alcanzaron sus empresarios, incluyendo entre ellos a los movimientos subversivos que conspiraban, entonces, abiertamente contra el Estado de Derecho, sobre el verdadero sentido de responsabilidad de aquellas posturas, el significado político de los actores, en este caso, al menos legalmente, servidores públicos, y que quiero compartir con el lector: ¿No posee, acaso, nuestro servidor público, un sentido más profundo de su responsabilidad, que le comprometa a fondo con los destinos del ciudadano, que no sea la mera Ley? ¿Y que sentido puede asumir su conducta cuando se enfrenta a 294 problemas que desbordan las ambiciones del orden legal? ¿No se sitúa acaso nuestra sociedad, aparte de su institucionalidad legal, dentro de un contexto cultural que se sobra en tradiciones, en información histórica, en experiencias, en hombres de talento genial, en una jurisprudencia respetable, frente a ese tipo de conflictos, en la posición de una <<”cenicienta moral”>>, de una sociedad “mendicante”, a la hora de enfrentar la realidad, tal cual se da en una democracia representativa como la nuestra, por la forma como funcionan en ella la Justicia y la administración pública, sobre la base del entendimiento de que la Ley es, incuestionablemente, producto de la <<voluntad popular>>, y no de sus intermediarios, y que de allí se deriva, de hecho, la realización del querer ciudadano? ¿O es preciso aceptar que se siga insistiendo que es razonable romper de tajo con ese patrimonio valioso de nuestra cultura, para atenernos unicamente a los dictados de nuestra visión técnica del Derecho, de nuestro concepto de legitimidad, que han sido generados por la visión, exclusivamente positivista de nuestra mentalidad moderna? ¡No nos olvidemos que en el planeta tenemos naciones muy dignas y disciplinadas que no cifran estas cualidades, propiamente en una detallada e injundiosa constitución escrita, como es Gran Bretaña! Un ingeniero amigo, quien comprometió la mayor parte de su vida activa con Integral, una de las empresas de ingeniería más prestigiosas de Colombia, me decía: “Hace treinta años un contrato firmado para la construcción de una obra grande, una carretera, una represa hidroeléctrica, o cualquier otra obra, requería, como mucho, dos o tres folios. Un contrato de esa índole hoy requiere, mínimo, cuatrocientos, quinientos, o más folios, y ni así se ahorra uno problemas. La obra más exigente en términos técnicos, es, primordialmente, un problema de abogados, no de ingenieros; tienen que tenerse en cuenta los detalles más inverosímiles”. Comúnmente, cuando se habla de leyes, se habla de su <<espíritu>>. Al menos cuando se habla de “espíritu de la 295 ley”, entiende uno que hubo motivos que la inspiraron. Sin embargo, a menudo ese espíritu lo puede uno identificar en el texto, en sus referencias, tal vez en los objetivos que busca, así no sean muy ambiciosos. Pero en la experiencia cotidiana, a menudo la interpretación de ese espíritu no es lo que más importa. Es mucho más importante el cuadro descriptivo de las consecuencias que tiene, algunas de las cuales puede ser la de canalizar las actividades privadas, la de proteger los derechos de un sector desvalido, mantener abiertas las oportunidades de trabajo para población de sectores humildes, etc. Y en ese sentido, así no tengamos la consciencia de ello, podemos encontrar por medio de esa interpretación que dicha ley tiene una dimensión, una proyección espiritual. Y ¿qué decir de los intentos de tergiversarla, de minimizar su alcance, de desfigurarla en su aplicación, o simplemente de desconocerla o usarla perversamente para el exclusivo beneficio? De la misma manera, el sujeto que hace eso incursiona en los “espacios” del espíritu, aunque no tenga consciencia de ello, o pretenda no tenerla. La ley sin espíritu se convierte en un simple código regulador de la conducta sin razón aparente. El que no se ponga en práctica la ley, o sea burlada ésta por quienes aquella trata de “meter en cintura”, cuando es de conocimiento común el bien que busca, es un síntoma de desorden, de indisciplina social, y plantea un conflicto entre quienes la ley defiende y la ley frena. Cuando la ley se convierte en un código que nadie cumple, y todo el mundo viola, no tiene sentido conservarla, mantenerla; no tiene sentido, no tiene proyección, es letra muerta….o puede ser un pretexto para que los interesados mantengan ciertas “estructuras” ciertos “privilegios, por encima de la Opinión Pública, tal vez del querer de la gente. Cuando los conquistadores españoles llegaron a Mesoamérica, consideraron que la proyección espiritual de las culturas maya, azteca y demás, eran demoníacas, y se dieron a la tarea de alterar la fe de los pueblos aborígenes, de quemar en lo posible los códices donde estaba escrita su historia, donde se podía conocer la visión de su cultura, el enfoque de su arte, su 296 visión cosmogónica, etc. Por fortuna, La recopilación de un monje español de muchísimos ideogramas indígenas, destinada a ayudar a la interdicción de su cultura, sirvió para la interpretación de su cultura. El libro que los contenía, fue salvado de los incendios desatados en la Biblioteca Nacional de Berlín en los días finales de la caída del Tercer Rich en 1945 por un soldado ruso, estudiante de idiomas, que tomaba parte en la ofensiva rusa contra los bastiones orientales de Berlín, y él mismo logró más tarde descifrar el código de la escritura maya. Luego, diversos antropólogos han hecho un gran trabajo de interpretación en las inscripciones de sus monumentos arquitectónicos, habiendo descubierto que en tiempos que eran considerados, hasta hace poco, preclásicos, más o menos, hace unos dos mil a dos mil quinientos años, realmente existía toda una civilización de un nivel de refinación y finura artísticas, dignas de ser tenidas en cuenta en la época de su mayor esplendor, como dan testimonio algunas obras de arte murales descubiertas en algunas cavernas calcáreas. En su obra “Azteca” (impresa en España por Printer, industria gráfica S. A. Provenza, 388, Barcelona – Sant Vicenç dels Otees, 1981), “bestseller mundial”, Gary Jennings, describe la autobiografía de Mixtli o Nube Oscura, un azteca de estrato culto, escribano en su lengua, y con una vasta experiencia en la vida social, económica y política de su civilización, tomada directamente de sus relatos transcritos por él mismo al español y registrados por un grupo de escribanos españoles por solicitud del rey Carlos, al Arzobispo de México, Fray Juan de Zumárraga, quien deseaba información de primera mano sobre las culturas americanas. En esa obra, que registra el evento mencionado, sucedido alrededor de 1530, queda muy clara la postura de las autoridades españolas respecto de la cultura azteca, no menos radical, destructiva, y descalificadora que la asumida frente a la cultura maya, tal como lo expresa el autor, al mostrar el trato desobligante de que fue objeto Mixtli, quien, luego de ser bautizado como 297 “Juan Damasceno”, fue ajusticiado, al persistir en la práctica de sus costumbres ancestrales. Pero la cultura moderna, con razones poderosas o no, no ha sido más ecuánime con las tradiciones provenientes del período final de la Edad Media: El ejercicio de la Política, basada en el legado de la Ilustración, del pensamiento positivo, se opone tajantemente al basado en las doctrinas del escolasticismo. Al sacralismo propio de la sociedad medieval se opone, con una hostilidad no disimulada, el secularismo de la sociedad burguesa moderna, y ese clima difícilmente es disimulado, entre nosotros, por los funcionarios públicos, por los políticos, y en general por los detractores de las prácticas políticas de la época colonial. En Colombia el orden republicano le dio la espalda a trescientos años de cultura española, pero no sólo eso: la flor y nata de la juventud colombiana formada en la Expedición Botánica, nuestra verdadera primera Universidad humanística y científica, “alma mater” de nuestra nacionalidad, fue extirpada, -pasada por las armas-, por el gran “pacificador” Pablo Morillo durante el proceso de reconquista, a mediados de la primera década del siglo XIX. Según el decir de Luis López de Mesa, con ello le “decapitó” el espíritu al inmediato porvenir de Colombia. Así nuestra dirigencia tenía que perder facilmente el rumbo. Y ¿que pasa con las tradiciones, las estructuras de cultura de nuestros pueblos aborígenes, otro de los grandes componentes de nuestra población? Por dos razones, cuando hablamos de las generaciones de “criollos”, expresión que distingue, básicamente a los españoles nacidos en América, difícilmente puede hablarse todavía de una cultura mestiza. Si la cultura de los pueblos nativos fue satanizada por la cultura española, todavía dentro del contexto de su fundamento escolástico, pronto éste empezaría a resquebrajarse y se daría principio a los profundos conflictos religiosos, que derivarían en terribles enfrentamientos y mortíferas guerras, origen de las nuevas rivalidades entre aquella línea de pensamiento y las líneas modernas del pensamiento positivo. Consideramos de allí, que 298 las sociedades americanas han mantenido una separación casi insuperable entre la sociedad institucionalizada, “criolla”, cuasiaristocrática, que dirige políticamente el país, y sus estratos mestizos, indígenas y de origen africano que no tienen mayores ingerencias en ese papel; consideramos, además, que el conocimiento científico de nuestros pueblos aborígenes y afrodescendientes, es todavía cosa de la Academia, sin consecuencias prácticas todavía para su desarrollo en términos prácticos, ya que éstos se hallan aislados tras de dos líneas o frentes de separación, una, mucho más tenue y permeada, relacionada con las tradiciones españolas, renacentistas, que los satanizaba y la última, la cuales no los sataniza: simplemente se olvida de ellos. Los pueblos aborígenes, pues, conservan sus costumbres pero permanecen aislados dentro de fronteras o paradigmas culturales que no logran permear sustancialmente, sino acaso un poco al nivel académico, al nivel de la sociedad <<dominante>> moderna, que impone sus directivas, situación que se resuelve un poco anárquicamente a medida que avanza el mestizaje de sangre. Y lo mismo se da en todo el territorio “mestizo” de la América Española. Con un agravante: La aparición de secuelas violentas, de los grandes conflictos religiosos e ideológicos que nos han golpeado, como lo que hemos vivido en Colombia por tantos años, y que nos han conducido al encono de los conflictos y a diferentes alineamientos de partidarios u opositores de las distintas posturas típicas adoptadas por los actores políticos que lideran dichos movimientos. Por otro lado, como ocurre en Colombia, la aparición de los grandes exponentes de la delincuencia agravan el problema con la imposición de sus propias iniciativas, en establecer, en contra de cualquier otro interés, su propio orden, en el territorio que dominan, en un mundo que se mueve, por completo en la clandestinidad, que se apoya en estructuras criminales exteriores, en los negocios de drogas, en el comercio de armas, en la trata de “blancas”, el comercio sexual, el juego y otros por el estilo. 299 Obviamente, su permanencia, su consolidación, predeterminan órdenes nuevos, que sustituyen al orden convencional, a la Ley, reduciéndoles su “espacio”, sólo a los lugares donde es posible mantenerlos vigentes. Todos esos fenómenos se dan en una dimensión que el pensamiento positivo occidental no reconoce, o simplemente porque sus dirigentes pretenden reservarse el monopolio, la exclusividad de pensamiento, sin oposición, <<sin competidores>>. La estrategia de fomentar el hedonismo, la vida por el placer físico, material como expresión de la verdadera felicidad (dar “pan y circo” como lo practicaban los romanos y muchos estrategas políticos modernos) es, en el fondo, un mecanismo para evitar que la gente tenga la opción, el tiempo disponible y la voluntad de pensar, de ocuparse en aquello que, por naturaleza, le debería corresponder: buscar la comprensión de los retos que le reporta la vida en sus circunstancias particulares y enfrentarlos con energía y decisión, empeñarse proactivamente en procurar, por sí misma, el nivel de vida al que aspira. Cuando ello ocurre, sin percibirlo la gente se vuelve dependiente, débil, si es que no pierde toda posibilidad de vida espiritual; pierde su capacidad de resistirse aún a las formas menos sutiles de agresión, se vuelve perezosa, termina por dejar de luchar por lo que quiere, se enferma. En las sociedades urbanas modernas, con la agresividad que destila su ambiente, esa enfermedad, la neurosis en sus diferentes manifestaciones, se suma a las que ya nos habían afectado: La esquizofrenia, producto del aislamiento, el abandono, y la invasión de las actitudes típicas del pensamiento positivo; la paranoia, producto de la agresividad creciente en la lucha por sobrevivir, de la competencia de los poderes que buscan monopolizar, el espacio natural y social para sí, con desmedro del “espacio público” del ciudadano, en cuanto individuo, en cuanto persona. Pero por motivos no muy difíciles de entender, en nuestro medio social, en nuestros sistemas educativos, permanece la intención íntima, aunque no siempre seamos conscientes de 300 ello, de que se mantenga el control permanente sobre el espíritu de las nuevas generaciones, por parte de quienes les anteceden y de acuerdo a sus aparentes conveniencias. En nuestras sociedades urbanas o afectadas fundamentalmente por lo urbano, salvo los sectores sociales mejor dotados, con mejores espacios privados disponibles, con instituciones familiares más fuertes, con mejores instituciones educativas y mejores opciones de empleo, en la mayoría de los casos los jóvenes se “maduran” en la calle, con la urgencia de integrarse a alguna de las pandillas juveniles de su barrio, donde, es lo más seguro, termina iniciándose en la delincuencia, porque solos o cobijados apenas por su familia carecen, por completo, de la protección que requieren para conjurar las amenazas de que cotidianamente son objeto. En nuestros sistemas educativos convencionales muy poco controvertidos, con un gran esfuerzo oficial se ha llegado a niveles de escolarización juvenil sin precedentes, pero los jóvenes se levantan lejos del contacto inmediato con sus exigencias vitales, que empiezan, para todo ser vivo, con la necesidad de procurarse los medios, las energía requerida para sostener la vida, del medio ambiente, de su entorno. Nuestros jóvenes aprenden, “al dedillo”, todo aquello que promueve su comodidad, su satisfacción personal, pero no aprenden a trabajar para conseguirlo; han asimilado la lección “revolucionaria”, maoísta, de que el Poder está en el fusil, la lección mercantilista, de que el poder está en el dinero, y se han acostumbrado al “dinero fácil”, producto de la intimidación, del abuso del más débil, del aprovechamiento de la adicción del drogadicto para obtenerlo. Ampliamente familiarizados, experimentados y manipulados íntimamente, por la sutil seducción de la “Sociedad de Consumo”, por una parte, y familiarizados, experimentados y empujados violentamente por la exigencias grotescas y caprichosas del orden “informal” impuesto tempranamente a un alto precio humano por quienes los lideran, por la otra, se ven obligados a soportar esas fuerzas, atractora la una y 301 represora la otra, que ante la debilidad de la familia y de las instituciones que deberían protegerla y el abandono y falta de liderazgo de los poderes oficiales, representan la única opción que les queda a esos jóvenes, en la formación (o deformación) y modelado de su carácter. Es así cómo la violencia se transmite de unas generaciones a otras, se recrudece, se desarrolla, se “tecnifica” se arma, se organiza y se transforma en un poder que compite con las demás fuerzas sociales, e intenta abrirse paso en medio de la “maraña” social, de la confusión general, pretendiendo su propio derecho a la “legitimidad” de permanecer, de perpetuarse, en <<igualdad de condiciones y reconocimiento>> que el orden constitucional, que el mismo Estado. Pero eso no es todo: Nuestros jóvenes, si hablamos de Colombia, están sometidos desde una edad temprana en que se forman sus hábitos básicos para toda la vida, a una cultura de ciencia ficción importada que los intimida profundamente, familiarizándolos con la muerte, causándoles pavor, miedo, desesperanza, sentimientos de impotencia, incapacidad, manteniéndolos, casi absortos en el asombro, bajo su dominio, dirigida a su explotación comercial dada su capacidad de hacer presión sobre los presupuestos familiares, dada sus posibilidades de adicción, de engolosinamiento con <<toxinas mecánicas>> capaces de simbolizar el pronóstico que puede esperarnos de un destino, de un futuro infeliz, de un final apocalíptico y sombrío, que los afecta, sin darse cuenta, con su veneno letal: al sembrar en ellos el escepticismo, la desconfianza, el espíritu pesimista. Así los llena de fantasías terroríficas, de pronósticos de horror, de bestias asesinas poderosas, de “juguetes” e implementos macabros, capaces de transformarse en máquinas cada vez más inhumanas, en una concepción de brutalidad de machismo, que parece querer superar en los jóvenes toda posibilidad de experimentar amor, ternura, piedad por los otros, por los que no son como ellos. Y el cuadro deformativo de la consciencia, la “vacuna” contra el optimismo, contra el entusiasmo por vivir, la esperanza de 302 un mundo mejor, se completan con un orden educativo que los “castra” en su creatividad, les cierra horizontes, y los “amaestra” para la “servidumbre” dentro de modelos de comportamiento prefabricados y rígidos, dirigidos a resolver una “demanda” de “mano de obra” dada, determinada por los “mandos” de las estructuras jerárquicas establecidas legalmente, so pena de su descalificación definitiva, de toda opción de incorporarse a las fuerzas productivas legítimas, de alcanzar su regeneración. Esa no es sólo una apreciación personal original: En 2005, cuando asistía a un seminario sobre la obra de Albert Einstein en el Planetario Municipal de Medellín, una conocida educadora austríaca, Mónica Lenz, respondió a la pregunta de un asistente inquieto, porque en Colombia era muy pobres el espíritu de emprendimiento, y el interés por la indagación y la investigación científicas: “Los únicos planteles que conozco en el país, que le abren un abanico bien amplio de opciones a sus estudiantes, son los colegios manejados con base en la pedagogía alemana; además, si queremos darle al estudiante mejores herramientas para que sea dueño de sí mismo, formémoslo en las matemáticas, en la Ciencia y en las artes, especialmente en la música y la danza”. En los demás planteles, el sistema educativo no forma el carácter, no fomenta la independencia de expresión y búsqueda e iniciativa del estudiante, sino, sólo que asimile la información que se le quiere aportar, las directrices que se le quieren imponer. Así, nuestros jóvenes no tienen de otra, en el mejor de los casos, que aclimatarse, dócilmente, a los modelos de trabajo y producción típicos de las estructuras burocráticas jerárquicas vigentes, donde se va extirpando su capacidad de iniciativa, su creatividad y su voluntad de emprendimiento, donde se desarrollan sólo las habilidades que les interesan a quienes controlan esas estructuras laborales, y donde recibirán su sueldo para pagar la obediencia y el servicio prestado al Sistema Económico, tal como se espera que sea prestado. O si no cumplen el presupuesto, son abandonados y dejados de 303 lado, al albedrío de las fuerzas sociales presentes, particularmente las que están por fuera de la Ley, interesadas en capitalizarlos para sí, para acrecentar sus cuadros y huestes de lucha, sometiéndolos al orden criminal que imponen, donde deben comportarse como verdaderas máquinas “animales”, como esclavos, para rendir hasta el desfallecimiento o hasta la muerte. Este momento asistimos a un fenómeno que, siendo suficientemente atentos, se percibe en las principales ciudades de Colombia, alrededor de una actividad que, se supone, debería ser la redención económica del país, ahora que la economía globalizada depende en un todo y por todo de la iniciativa extranjera: El turismo. La política del Estado para mantener el balance comercial, se enfoca actualmente en el fomento de las inversiones de capital extranjero en Colombia. Y lo está logrando. Sin embargo, se nota una peligrosa derivación del turismo hacia prácticas indeseables, degradantes, como el turismo sexual, el turismo para el consumo de drogas y alusinógenos, en un movimiento que, a la vez que se deteriora sensiblemente la imagen de seriedad del servicio turístico de la sociedad huésped en sus principales ciudades, el negocio que mueve tal actividad se traslada, cada vez más masivamente, de naciones en que se había desarrollado tradicionalmente, a la nuestra. ¿Obra de quién? ¿Con qué propósito? ¿Acaso para arrodillar al pueblo colombiano, para borrar en su mente toda noción de dignidad, para hacerlo más susceptible de conquista y explotación, para reducir su determinación de luchar por su vida? Por todos sus indeseables efectos, puede afirmarse que de la clase de posturas políticas que excluyen la consideración de lo moral, no pueden esperarse más que sorpresas muy desagradables: Puede quedar bloqueado, fundamentalmente, nuestro desarrollo como sociedad, puede hacernos perder de vista opciones demasiado valiosas de evolución cultural, a las cuales tiene derecho toda, absolutamente toda nuestra gente. Podemos estar labrando un futuro indeseable, quizás, destinados a caer en manos de nuevos y extraños amos que 304 desdeñarán nuestros valores humanos fundamentales. Y para el caso no podemos excusarnos, porque hemos heredado un patrimonio común de experiencias y de sabiduría de nuestros antepasados, de todas nuestras vertientes culturales, tanto las nativas como las europeas, que es preciso conocer a fondo, valorar e incorporar a nuestra cultura, una cultura, que quisieran poseer muchos otros pueblos del Mundo, y que representa una garantía de éxito para los proyectos políticos nuestros que en él se apoyen. Experiencias que nos dan lecciones de aquellas cosas que es preciso buscar, pero también de los errores que es preciso corregir. <<No pueden haber juicios políticos que se consideren a sí mismos serios, si no se cuenta con posturas claras y responsables en el campo de la Moral>>, de una moral, claro, que debe componerse con la conjugación de todos los aportes de las culturas que participan de la vida social. Igualmente importante, es la articulación de los juicios políticos con los juicios morales, científicos y técnicos. Sólo así resultan menos confusas las implicaciones éticas de nuestros actos de proyección pública. Además, hay algo que es preciso entender, sea el que sea el fundamento y las exclusiones que se le quieran dar al orden social vigente: Desde que apareció el ser humano sobre la Tierra, es el plano del Espíritu donde el Hombre, donde la Humanidad, como un todo, se juegan constantemente, determinan su futuro. Antes, la competencia por su espacio vital, provenía de lo que podríamos llamar barreras físicas y biológicas que se interponían en su camino, situadas en el plano físico, material. De allí que al considerar las opciones de conducta que nos sugiere la Ética, lo que percibimos es el <<camino>>, la ruta, que <<convienen idealmente>> más, a quienes son o serán afectados por la acción que emprendamos que materialicemos, de transitar por ellos. Y si consideramos los desarrollos que hoy están teniendo las disciplinas que tienen qué ver con la tecnología digital y lo que puede ser un efecto arrollador sobre todas las nociones de 305 tipo positivista, materialista, que se han manejado, al nivel profano, en la vida cotidiana actual, este tema, que para muchos podría parecer trasnochado, no lo es, y se coloca como un tema de palpitante interés a la consideración de cualquier persona inquieta: En el léxico, ni siquiera técnico ya, sino de uso común en el manejo de este tema, que considera la existencia de un plano “virtual”, donde se manejan materias y tecnologías propias del diseño de programas, de sistemas, de <<”caminos”>> logísticos para el transporte electrónico de información, para su conjugación, etc., objetos que son del llamado <<“software”>>, ¿no se trata, acaso, de categorías que se mueven ya en una dimensión diferente? Obvio que tienen su conexión con los conjuntos y detalles físicos, de tipo electrónico, que denominamos “hardware”, cuya operación, finalmente, es la que manejamos, pero parece ser que la interpretación de los resultados, se refieren a otros objetos que esos detalles físicos quieren significar, y que se relacionan con las observaciones con las que quienes desarrollaron la psicología de la Forma o del “Gestalt” nos quisieron llamar la atención, y que hemos tratado un poco más ampliamente atrás. La pregunta es, si quienes se han compenetrado y familiarizado profundamente con los desarrollos de los sistemas electrónicos digitales, ¿caen en cuenta, que esas técnicas nos están dando acceso a unos planos de la Realidad, cuya existencia niega el pensamiento positivo clásico liberal que impera en nuestro mundo burgués actual? ¿Podría permitírsenos la pretensión de hacer comparaciones, entre la que el pensamiento clásico escolástico denomina la “quinta dimensión de la Realidad”, la dimensión espiritual, que otros denominan el nivel de lo ideal, y lo que los especialistas en Sistemas llaman el << “mundo virtual”>>? Y podríamos seguir haciéndonos preguntas que deberán ser respondidas por los especialistas en el tema, porque son de vital importancia para el Género Humano y para entender mejor lo que va a ser su porvenir: 306 ¿Es acaso el “espacio virtual” – no un espacio ficticio, ilusorio, sino <<real>>, aunque distinto del que cotidianamente llamamos material, físico-, una <<extensión>> del espacio de nuestra mente, en el cual hemos colocado las <<criaturas>> que para nuestros propósitos hemos creado? Criaturas en que “invertimos energía”, y que por lo tanto, tienen el potencial de afectar el mundo físico, al ser desarrollada? Si aquello es así, entonces podríamos entender la Cultura como una megaestructura, quizás muy compleja, que se arraiga en lo material a las infraestructuras que la soportan. Cuando veamos el tema de la Libro 6, que relacionamos con la noción del Universo más actualizada de que se dispone hoy, nuestro hogar, y de lo que es la naturaleza humana y lo que son los apremios que aquel le impone, vamos a entender que la discusión que de estas consideraciones se derive, no es una discusión ni mucho menos vana, injustificada, “traída de los cabellos”. En mi indagación, he caído en cuenta de la pobreza de un concepto ético basado solamente en criterios anteriores, quizás muy antiguos, derivados de existencias humanas bastante primitivas, que algunas personas consideran, inclusive, demasiado lejanas de nuestra experiencia contemporánea para servir como referencia en el estudio crítico de las realidades humanas actuales. En mis diálogos con amigos, incluso ingenieros, buscados para enfocar mi trabajo, he sido advertido sobre lo inconveniente que resulta asumir supuestas posturas éticas o morales cuyas reglas “nadie pone ya en práctica ni afectan las decisiones que toma la gente”, como producto que son de contextos limitado a estructuras sociales dadas y a épocas históricas ya superadas. De suerte que los conceptos aristotélicos de ética y los conceptos modernos de <<viabilidad>> de los actos humanos, obviamente, en los que hay que considerar la ayuda que presta la tecnología para hacerlos posibles a quien los ejecuta hoy, por ejemplo, se diría que nada tienen que ver, el uno con el 307 otro. <<Pero en ambos casos, la existencia de un <<orden>> que es necesario <<respetar>> si queremos lograr nuestros objetivos, la exigencia de que ello se cumpla, lo que sucede cuando tomamos el “atajo”, el “camino” requeridos, y no cualquiera otro, conducen a un <<sentido>> dado, y no cualquier sentido, a tener en cuenta para cristalizar efectivamente en realidad esos objetivos. Ambas experiencias necesitan, para ser prácticas, con el máximo beneficio humano posible, el hecho previo de una indagación, una búsqueda, una investigación, y luego, la obtención de una fórmula de conducta, que, estructuralmente, plantea la necesidad de cierta coherencia, entre el punto de partida, el procedimiento a desarrollar, o el <<medio>> y el punto de llegada. En el trabajo científico de hoy, a menudo, podríamos hablar de las “condiciones físicas y químicas” de esos procedimientos determinadas por los factores naturales que convergen en el mundo que habitamos para afectar nuestra vida, la implementación que exigen, entre otras cosas, lo cual tiene que ver con la naturaleza y propiedades de los materiales dispuestos para esa implementación. Pero hablando del ser humano, su naturaleza y su manera de funcionar, ya es importante que tengamos consciencia de que posee un cuerpo físico inmerso en el complejo mundo material determinado por su contexto natural, el Universo y sus leyes, el cual, no sólo le sirve de hogar sino que sus realidades físicas son consustanciales en la medida de las extensiones corporales de los hombres en su conjunto-, siendo este el principal beneficiario de los actos <<éticamente válidos>>. Es en la condición ética de esos actos, en la que se fundamenta y se mantiene su estabilidad óptima o sea su <<salud>>, dentro de la infinidad de opciones beneficiosas o perjudiciales que son posibles, dentro de ciertos rangos físicos, químicos y psicológicos, digamos, fuera de los cuales su vida normal, y con mayor razón su plenitud, podrían estar seriamente amenazadas. 308 Cuando nos referimos al ser humano en el medio social colombiano típico, familiar, donde priman todavía valores éticos y morales ancestrales, cultivados entre otros por la Religión, que se supone en la actualidad, son rectores de conductas paradigmáticas que ya no son comúnmente aceptadas, cuando no de otras culturas marginales y diferentes de la “oficial”, reconocida como nuestra versión de la cultura occidental, al hablar de ética y moral podemos estar relacionándonos con el tema, desde la perspectiva de su contenido, con su estructura lógico-racional propia, aunque no sean actuales, y podría pensarse que nos estamos refiriendo, sin claridad de consciencia, a un orden impuesto por estructuras jerárquicas, sobre poblaciones humanas que hoy se han ” liberado” de esa esclavitud, o al menos, de la servidumbre a intereses jerárquicos representativos de las clases dirigentes, y de las jerarquías religiosas. Pero, ¿podemos estar seguros de que, en cualquier caso, hay de por medio perversidad en la intención de aquellos actos de “imposición”? ¡La calidad de vida de nuestras comunidades campesinas ancestrales, en circunstancias en que no operaba precisamente la anarquía, los niveles de convivencia dentro de ellas, lo que demuestra la utilidad práctica de la formación del carácter de los niños, en su seno, desde la primera infancia, niegan ese carácter perverso de aquellos medios educativos, de aquellos valores cristianos “impresos” y puede decirse que son la esencia del sentido de vida de esas comunidades; se trata, además, de la transmisión de un carácter tradicional muy antiguo, no propiamente un capricho utilitario de corto plazo! ¿Permitían las circunstancias particulares alguna forma diferente de inculcar, de persuadir acerca del valor de esos principios? Todavía más, ¿podemos esperar hoy, una respuesta que corresponda a la realidad de aquellos valores, cuando llevamos, como ocurre en Colombia, cuatro o cinco décadas de violencia, confusión y desorientación ciudadanas, y más de doscientos de conflictos sin solución a la vista? 309 De allí que multitudes de sujetos humanos, entre nosotros, así no tengan ni idea, de por qué lo hacen, defienden anárquicamente sus derechos, aquellos que les ha inculcado el medio social en que están viviendo, a través de la propaganda comercial con sus “recomendaciones” y “asociaciones” con estímulos “apropiados”, así sea la más disparatada, a través de su experiencia cotidiana en cuanto a sus relaciones con las instituciones sociales, con los vecinos, con sus empleadores, con quienes los proveen de los recursos vitales, con sus familias, a través de de las presiones de todo orden de que son objeto, de las violentas, de las legales, etc. Así han aprendido a desconocer sus deberes sociales, como compensación de sus demandas, han aprendido a “defenderse” de los efectos de la Ley y su poder, sobre sus propias decisiones, han aprendido a no pagar sus deudas, a burlarse del débil, han aprendido a buscar apoyo o a brindárselo a los poderes que les permitan su prevalencia, su supervivencia, por sobre toda otra consideración, entre muchas otras cosas, todo lo cual alimenta el caos social en que vivimos, particularmente en el medio urbano. Y para ello han aprendido a manejar algunas “herramientas” que le reportan su soporte actual, su poder, su autosuficiencia, su seguridad, como son, la discreción, o la “ley del silencio”, el “fusil” como fuente de su poder, la intimidación y la amenaza, como elementos de presión, que, indudablemente son eficaces, pero que su aplicación, como medios éticos y morales dejan mucho qué desear. Para muestra un botón: La calidad de vida en los conglomerados más densos de población en nuestro medio, las terribles redes de delincuentes que se forma, entre nosotros, llenando los espacios que deja el esfuerzo de las autoridades en su lucha contra el Crimen. En la Sociedad sólo se logran objetivos individuales, no los comunitarios, y tampoco los de la Especie y la Cultura, por lo que no tienen una continuidad real; de la mujer sólo son apreciados sus encantos, no su capacidad maternal. En estadísticas publicadas hace poco en la prensa local, se sostenía que sólo el 5% de las mujeres en edad reproductiva aspiraban a una maternidad efectiva. Sus 310 ambiciones están orientadas a competir con el trabajo masculino y a “disfrutar de una vida que les “pertenece”. El disponer de dinero, así no se haya trabajado, es el objetivo general; el fraude, la afición por el juego están a la orden del día entre nosotros. Una conocida firma bancaria inglesa abandonó sus proyectos entre nosotros, dadas las consecuencias en su gestión de esa mala costumbre. Una sabia sentencia popular nuestra ilustra semejante actitud: Le recomendaba un padre su hijo: “Hijo, consigue plata honradamente, pero si no es posible eso, hijo, ¡consigue plata! Observando los resultados, podemos ver que los conceptos establecidos de conductas “viables”, que generan costumbres, hábitos de comportamiento, a su vez “cultura” que se reproduce, en términos de su lógica interna tiene cierto significado personal, individual, obedecen a ciertas razones, pero para ser éticos o morales carecen de otras consideraciones o dimensiones en su estructura que se originan en la calidad de los recursos humanos que se ponen en movimiento para su justificación. Particularmente nos referimos a la connotación en términos emocionales. Además, la ética y la moral tienen un sentido relacionado con la experiencia estética, con el conocimiento de la belleza que logra la consciencia del ser humano, con la capacidad de la persona humana de percibir la armonía vital del su vida con el entorno. Todo eso va mucho más allá de razones lógicas. Su aspecto emocional resulta de la parte de naturaleza animal que compartimos con ese reino. Muchos actos entre nosotros se premeditan sin considerar el sufrimiento humano que generan, y, a menudo, su ejecución da testimonio de la insensibilidad de sus autores frente al dolor de sus víctimas. O cuando se habla de terrorismo, es la generación intimidatoria de ese dolor lo que se busca. Difícil prescindir de ejemplos como los que nos presentan diariamente movimientos irregulares como las Farc, que se financian en gran parte del secuestro y la extorsión, y cuya política de acción bélica está orientada a causar la mayor y más dolorosa sensación en sus víctimas para amedrentarlas. 311 El sentido estético de los actos humanos aparece a partir de la actividad del hemisferio derecho del cerebro, donde tienen asiento su sentido artístico y estético, su visión poética, sus posibilidades de expresión musical. ¡En la música, para tomar un solo ejemplo, cuán pocas personas tienen la sensibilidad desarrollada, “oyen” todas las notas del pentagrama musical! Y es algo curioso; sin oír, porque era sordo, Bethoven logró componer verdaderas obras maestras musicales, unas de las más exquisitas del repertorio musical universal, lo que da a entender que, a pesar de todo, lograba interpretar correctamente las valoraciones de las frecuencias de las notas y tenía plena consciencia de sus relaciones armónicas. En una cultura utilitaria como la nuestra, lo que no es funcional y no obedece a la lógica del raciocinio es considerado superfluo y no merece atención. Y en nuestro medio, pocos se enteran que ello afecta muy negativamente el concepto que tenemos de nosotros mismos, nos conduce a asumir posturas absolutamente inadecuadas para enfocarnos en la consideración de nuestra naturaleza real, en cuanto fenómeno humano que somos, sino que cercena nuestra consciencia, le cierra la posibilidad de percibir aspectos esenciales de la experiencia humana que nos daría variaciones muy importantes en nuestras pautas de comportamiento social, en comparación de las que conseguimos con nuestra usual manera de interpretarnos a nosotros mismos. Puede decirse, que en éste problema reside nuestra incapacidad para disponer correctamente la utilización plena de los recursos humanos con los que contamos, para hacer de nuestra economía, una economía sana y poderosa. Aunque su ambición no va hasta el propósito de generar una consciencia aplicable a la solución de problemas prácticos inaplazables, sino al disfrute de personas de la tercera edad de un horizonte suficientemente amplio de visión cultural, vale la pena considerar uno de los temas motivo de desarrollo en los cursos de “saberes de vida” de Eafit, en asocio con “Centro de 312 Fe y Cultura, una de nuestras más prestigiosas instituciones académicas locales, de nivel universitario. Explica así el contenido de la temática escogida: Nombre del curso: “Dilemas éticos”: “Análisis y discusión de conflictos morales relevantes en el contexto cultural de hoy” y explica el propósito del curso. Veamos la explicación del Módulo 1. Individuo – sociedad, que se desarrollará durante 12 horas: “La ética contemporánea trabaja un nuevo concepto de persona moral diferente del tradicional concepto de hombre bueno. En ella la construcción de una identidad es tarea moral irrenunciable; pero esta identidad se configura al interior de los procesos de socialización por los cuales está irremediablemente condicionada. De cómo equilibrar esta exigencia de una identidad personal en un difícil contexto social tratará este módulo”. Ya, sin siquiera empezar el curso, puede darse uno cuenta, por qué razón el desarrollo de la identidad de las personas, en un medio anárquico como el nuestro, sin una percepción adecuada del porvenir, ya que carecemos de un sentido claro de la vida, aunque sí, sobradamente percibido el de la muerte, por carecer de la iluminación de liderazgos auténticos, genuinos, se convierte en algo grotesco, imposible de conjugar en un contexto social de cooperación, en un contexto de democracia participativa, por qué razón, si esa tendencia no logra ser cambiada, lo único que nos espera, es un futuro en que sólo la Violencia, o lo que es lo mismo, la Guerra, en sus peores niveles de degradación, serán lo que marque el porvenir del Hombre, y probablemente, a muy corto plazo, señale hacia su temprana extinción, en el demente holocáusto de una guerra nuclear. 1.3.1. EL LENGUAJE, EXPRESIÓN DEL CARÁCTER, CAMINO DEL ENTENDIMIENTO 313 No es posible adentrarse en el tema del Lenguaje, sin adentrarnos en un debate universal sobre la naturaleza humana, que se ha dado muy claramente desde la época de los pensadores griegos, como Aristóteles, Platón, Sócrates, luego pasando por los romanos, entre ellos, Marco Aurelio, luego en la época medieval con pensadores cristianos como Agustín, Tomás de Aquino, luego, en su conjunto, con la experiencia renacentista, en la época moderna con Pascal, Galileo, Leibnitz, Spinoza, Diderot, Taine, Montaine, Darwin, Nitche, Freud, Marx, entre muchos otros, con posturas muy claras sobre sus consideraciones respectivas, para definir concepciones del hombre muy diversas, sin que el debate pueda decirse que haya podido llegar a su fin, pues no pueda decirse siquiera que dispongamos, ahora, de opiniones concluyentes sobre lo que es, realmente, el fenómeno humano. Podemos, sin embargo, partir de consideraciones básicas, como la importancia que en esta discusión le asignaron los pensadores al ser del hombre como tal, al Universo como tal, y como entidades separadas y distintas, como ocurrió en la antigüedad, la introducción de una tercera entidad, Dios, como se da con los autores cristianos, o tal como ocurre con el pensamiento moderno, en que los diferentes autores le asignan una dinámica específica, dados algunos motivos que éstos consideran válidos para darle su significado, como el afán de poderío (Nitche), el instinto sexual (Freud), el instinto económico (Marx). Ese debate no se da sin que las nuevas tendencias del pensamiento, los nuevos descubrimientos sobre los que aquel se motiva, suman a las viejas escuelas, a menudo en profundas crisis. Sin embargo, de ninguna manera significa eso que las primeras “verdades” reconocidas acerca del Hombre tengan que quedar olvidadas y sepultadas para siempre, dada la aparición de otras, de última generación que las descalifican, que las descontinúan, que las archivan definitivamente. Más bien se convierten en “piezas” de un rompecabezas complejo 314 que tienden a sustentar la idea de una <<totalidad>> que va apareciendo con mayor claridad. Y quedan claras dos posturas generales, en el fondo, que son definidas a partir del momento en que Galileo puede confrontar sus primeras experiencias científicas con lo que se pensaba hasta ese momento respecto del sentido del Universo y su relación con el Hombre: El Universo es antropocéntrico, dentro de la interpretación antigua, personalizada concretamente en Ptolomeo, y el Universo es heliocéntrico (tiene su centro en el Sol), como pensaba Galileo. La apreciación actual es diferente, en el sentido de que ha cambiado, por completo, el conocimiento que tenemos del Universo. Es importante anotar, que hasta hace muy poco tiempo, antes de que la exploración astrofísica empezara seria, sistemática y rigurosamente, con observaciones y aportes teóricos como las de Hubble y Einstein, ni siquiera se pensaba que el Universo traspasaba los límites de lo que se sabe hoy, es nuestra galaxia, la Vía Láctea. Todo eso cambia, por completo, la perspectiva humana en cuanto a la proyección de su propia vida, a su sentido de responsabilidad frente a la suerte que le corresponde en medio del Universo, que es su hogar, a lo que él significa para sí mismo. Para conocer el detalle de todo ese proceso en el tratamiento de un complejo pero decisivo tema, de indeclinable importancia para este trabajo, pero, por lo cual, se sale por completo de nuestro objetivo, así sea de manera sucinta, es de capital importancia la obra de Ernst Cassirer, Antropología Filosófica, Fondo de Cultura Económica, México, 1963. En esa obra, el autor nos conduce a un terreno más manejable del misterio que ha representado hasta hoy el Ser Humano, en su esencia, y concluye, que la clave para lograr abordar el tema, sin que sea posible dilucidarlo totalmente, es la de considerar la manera, el medio de que se vale el ser humano para codificar y registrar en su cerebro toda percepción, todo conocimiento de sí mismo o de su entorno: Sus sistemas de 315 codificación simbólica, ya que no parece tener otra manera de acceder a la materia de su conocimiento. Para describir lo que pasa en el fondo, usemos las palabras de Cassirer: “…En lugar de tratar con las cosas mismas, en cierto sentido, [el Hombre] conversa constantemente consigo mismo. Se ha envuelto en formas lingüísticas, en imágenes artísticas, en símbolos míticos, o en ritos religiosos, en tal forma que no puede ver o conocer nada sino a través de la interposición de este medio artificial. Su situación es la misma en la esfera teórica que en la práctica. Tampoco en ésta vive en un mundo de crudos hechos o a tenor de sus necesidades o deseos inmediatos. Vive más bien en medio de emociones, esperanzas y temores, ilusiones y desilusiones imaginarias, en medio de sus fantasías y de sus sueños. “Lo que perturba y alarma al hombre –dice Epicteto-, no son las cosas sino sus opiniones y figuraciones sobre las cosas” (Idem. P.48). “Desde el punto de vista al que acabamos de llegar, podemos corregir y ampliar la definición clásica del hombre. A pesar de todos los esfuerzos del irracionalismo moderno, la definición del hombre como animal racional no ha perdido su fuerza. La racionalidad es un rasgo inherente a todas las actividades humanas. La misma mitología no es una masa bruta de supersticiones o de grandes ilusiones, no es puramente caótica, pues posee una forma sistemática o conceptual; pero, por otra parte sería imposible caracterizar la estructura del mito como racional. El lenguaje ha sido identificado a menudo con la razón o con la verdadera fuente de la razón, aunque se hecha de ver que esta definición no alcanza a cubrir todo el campo. En ella, una parte se toma por el todo: pars pro toto. Porque junto al lenguaje conceptual tenemos un lenguaje emotivo; junto al lenguaje lógico o científico el lenguaje de la imaginación poética. Primariamente, el lenguaje no expresa pensamientos e ideas sino sentimientos y emociones. Y una religión dentro de los límites de la pura razón, tal como fue concebida y desarrollada por Kant, no es más que pura abstracción. No nos suministra 316 sino la forma ideal, la sombra de lo que es una vida religiosa genuina y concreta. Los grandes pensadores que definieron al hombre como animal racional no eran empiristas trataron nunca de proporcionar una definición empírica de la naturaleza humana. Con esta definición expresaban, más bien, un imperativo ético fundamental. La razón es un término verdaderamente inadecuado para abarcar las formas de la vida cultural humana en toda su riqueza y diversidad, pero todas esas formas son formas simbólicas. Por tanto, en lugar de definir al hombre como un animal racional lo definiremos como un animal simbólico. De este modo podemos designar su diferencia específica y podemos comprender el nuevo camino abierto al hombre: el camino de la civilización” (Idem. P. 48). “Con nuestra definición del hombre como animal simbólico hemos llegado a la primera etapa para investigaciones ulteriores. Es necesario desarrollar ahora en algún grado esta definición para dotarla de mayor precisión. Es innegable que el pensamiento simbólico y la conducta simbólica se hallan entre los rasgos más característicos de la vida humana y que todo el proceso de la cultura se basa en estas condiciones. ¿Pero estamos autorizados para considerarlas como dote especial del hombre, con exclusión de los demás seres orgánicos? ¿No constituye el simbolismo un principio que puede retrotraerse hasta una fuente mucho más honda y que posee un ámbito de aplicabilidad mucho más amplio? Si respondemos a esta cuestión en sentido negativo habrá que confesar nuestra ignorancia en lo que concierne a muchas cuestiones fundamentales que han ocupado perennemente el centro de atención en la filosofía de la cultura. La cuestión acerca del origen del lenguaje, del arte y de la religión no encontrará respuesta y quedaremos abandonados frente a la cultura como ante un hecho dado que parece, en cierto sentido, aislado y, por consiguiente, ininteligible” (Idem. P. 50). 317 Se comprende que los científicos se hayan rehusado siempre aceptar semejante solución. Han realizado grandes esfuerzos para conectar el hecho del simbolismo con otros hechos bien conocidos y más elementales. Se ha sentido que este problema revestía una importancia extraordinaria pero, por desgracia, pocas veces ha sido abordado con una mente enteramente abierta. Desde un principio ha sido oscurecido y enturbiado por otras cuestiones que pertenecen a un campo de las discusiones completamente diferente. En lugar de proporcionarnos una descripción y un análisis netos del fenómeno mismo, el cambio de ideas en torno a este problema se ha convertido en una disputa metafísica. Ha resultado el caballo de batalla de los diversos sistemas metafísicos, entre idealismo y materialismo, entre espiritualismo y naturalismo. Para todos estos sistemas la cuestión del simbolismo se ha convertido en un problema crucial del que parecía depender la forma futura de la ciencia y de la metafísica” (Idem. P. 50). Dentro de la perspectiva de la obra de Cassirer, este reconoce que no está dentro de su interés abordar la solución de este aspecto del problema: “No nos interesa en este lugar este aspecto del problema, ya que nos hemos propuesto una tarea mucho más modesta y concreta”. (Idem. P. 51), No considerándola menos modesta ni menos concreta, sí es de mi interés abordar este aspecto del problema, solamente por una razón: Quiero encontrar aquí motivos suficientes para desestimular las actitudes en sociedades como la nuestra, en que estos aspectos de la personalidad del Hombre y de la Cultura se desconocen y no se toman en cuenta, a la hora de exacerbar la Violencia y la Guerra, como herramientas políticas para fines materiales como la “toma del poder”, ejercer la hegemonía política, el despotismo, etc. Yo me atrevo a pensar que Cassirer asume una postura demasiado modesta, demasiado humilde, si se tiene en cuenta que, sus consideraciones de lo que es el hombre y lo que es el lenguaje, pueden redundar, muy seguramente, en que la cultura moderna se permita un giro de 180 0 en cuanto a sus procedimientos políticos, y en cuanto a las posibilidades de 318 establecer un diálogo serio, un debate constructivo, particularmente, entre los protagonistas de los conflictos actuales y sus respectivas formas de pensamiento. “…Trataremos de describir la actitud simbólica del hombre en una forma más rigurosa, para así poderla distinguir de otros modos de comportamiento simbólico que se dan en el reino animal. No cabe duda de que no siempre los animales reaccionan ante los estímulos de una forma directa. Los tan conocidos experimentos de Pávlov nos proporcionan una rica masa de pruebas empíricas por lo que se refiere a los estímulos llamados “representativos”. En el caso de los monos antropoides, un estudio experimental muy interesante llevado a cabo por Wolfe ha puesto en evidencia la realidad de la respuesta a las señales. Los animales aprendían a responder a las señales sustitutivas del alimento de la misma manera en que respondían al alimento mismo. Según Wolfe, los resultados de diversos y prolongados experimentos de aprendizaje han demostrado que en el comportamiento de los monos antropoides tienen lugar procesos simbólicos. Robert M. Yerkes, que describe esos experimentos en su último libro, saca una importante conclusión general”. “” Es evidente que [los procesos simbólicos] son relativamente raro y difíciles de observar. Puede uno continuar poniendo en duda su existencia, pero yo sospecho que en la actualidad serán identificados como antecedentes de los procesos simbólicos humanos. Abandonamos, pues, el tema en una etapa de desarrollo de lo más incitante, en el momento en que parecen inminentes descubrimientos de importancia (Cimpanzees. A Laboratory Colony, New Haven, Yale University Press, 1943, p. 189)””. (Idem. P. 52). “Sería prematuro hacer ninguna predicción con respecto al desenvolvimiento futuro de este problema. Hay que dejar el campo abierto para futuras investigaciones. Por otra parte la interpretación de los hechos experimentales depende siempre de cierto concepto fundamental que debe ser esclarecido antes 319 que el material empírico pueda producir sus frutos. La psicología y la psicobiología modernas parecen tomar en consideración estas circunstancias. Creo altamente significativo que no sean los filósofos sino los observadores e investigadores empíricos quienes, en la actualidad, parecen desempeñar papel directivo en la solución de este problema. Nos dicen éstos que, después de todo, no es meramente empírico sino en alto grado, lógico. Recientemente, George Revés ha publicado una serie de artículos en los que parte de la proposición de que la cuestión, tan apasionadamente debatida, del llamado “lenguaje animal”, no puede ser resuelta sobre la base de meros hechos de psicología animal. Quien examine las diferentes tesis y teorías psicológicas con una mentalidad limpia de prejuicios, tiene qué llegar a la conclusión de que no es posible esclarecer el problema refiriéndolo sencillamente a las formas de la comunicación animal y a ciertas demostraciones obtenidas mediante la domesticación y el aprendizaje. Todas ellas admiten las interpretaciones más contradictorias. Por eso es necesario, ante todo, encontrar un punto de partida lógicamente correcto que nos pueda conducir a una interpretación natural y sana de los hechos empíricos. El punto de partida lo representa la determinación conceptual del lenguaje. En lugar de ofrecer una definición ya hecha del lenguaje sería mejor acaso proceder en el sentido de la tentativa. El lenguaje no constituye un fenómeno simple y uniforme. Se compone de elementos diferentes que ni biológica ni sistemáticamente se hallan en el mismo nivel. Debemos intentar encontrar el orden y las correlaciones de sus elementos constitutivos; por decirlo así, tenemos que distinguir las diversas capas geológicas del lenguaje. La primera y fundamental es, sin duda, el lenguaje emotivo; una gran porción de toda expresión humana corresponde todavía a esa capa. Pero existe una forma de lenguaje que nos muestra un tipo muy diferente; la palabra ya no es una mera interjección, no es una expresión involuntaria del sentimiento, sino parte de una oración que posee una estructura sintáctica y lógica definida. Es cierto que ni en el lenguaje altamente desarrollado, en el lenguaje teórico, se ha 320 roto, por completo la conexión con el primer elemento Apenas si podemos encontrar una frase, exceptuando acaso los puros enunciados formales de las de las matemáticas, que no lleve algún tinte sentimental o emotivo. En el mundo animal encontraremos en abundancia analogías y paralelos con el lenguaje emotivo. Por lo que respecta a los chimpancés, Wolfgang Koelher nos dice que consiguen un grado considerable de expresión por medio de gesticulaciones. La rabia, el terror, la desesperación, el disgusto, la solicitud, el deseo, las ganas de jugar, y la satisfacción son expresadas en esta forma. Sin embargo falta un elemento que es característico e indispensable en todo lenguaje humano: no encontramos signos que posean una referencia objetiva o sentido” (Idem. P. 52). “”Se puede admitir como positivamente probado –dice Koelher- que todo su juego fonético es enteramente subjetivo y que sólo puede expresar emociones y jamás designar o describir objetos. Pero poseen tantos elementos fonéticos comunes también al lenguaje humano, que su falta de lenguaje articulado no puede ser atribuida a limitaciones secundarias (glosolabiales). Tampoco sus gesticulaciones de morro y cuerpo, lo mismo que sus manifestaciones sonoras, designan o “describen” nunca objetos (Bühler). (Zur Psychologie des Schimpansen”, Psychologishe Forschung, I 1921,27)””. “Aquí tocamos el punto crucial de todo nuestro problema. La diferencia entre el lenguaje proposicional y el lenguaje emotivo representan la verdadera frontera entre el mundo humano y el mundo animal. Todas las teorías y observaciones concernientes al lenguaje animal a las que se escapa el reconocimiento de esa diferencia fundamental carecen de significación. En toda la abundante bibliografía sobre la materia no parece haber prueba de que ningún animal diera jamás este paso decisivo de lo subjetivo a lo objetivo, del lenguaje afectivo al lenguaje proposicional. Koehler insiste enérgicamente que el lenguaje se halla definitivamente fuera del alcance del mono antropoide. Sostiene que la falta de ese 321 recurso técnico inestimable y la gran limitación de esos componentes tan importantes del pensamiento, las llamadas imágenes, constituyen las causas que impiden que el animal logre jamás un inicio de desarrollo cultural. A la misma conclusión llega Revés. El lenguaje, afirma, es un concepto antropológico que, por lo tanto, tiene que ser enteramente descartado del estudio de la psicología animal” (Idem. P. 54). A los fines de una exposición clara del problema hay que distinguir cuidadosamente entre signos y símbolos. Parece un hecho comprobado que se da un complejo sistema de signos y señales en la conducta animal, y hasta podemos decir que algunos animales, especialmente los domésticos, son extremadamente susceptibles a ellos. Un perro reacciona a los cambios más pequeños en la conducta de su dueño; alcanzará a distinguir las expresiones de su rostro o las modulaciones de una voz humana. Pero hay una distancia inmensa desde estos fenómenos a la inteligencia del lenguaje humano”…..”Todos los fenómenos descritos comúnmente como reflejos condicionados no sólo se hallan muy lejos sino en oposición con el carácter esencial del pensamiento simbólico humano; los símbolos, en el sentido propio de esta palabra, no pueden ser reducidos a meras señales. Señales y símbolos corresponden a dos universos diferentes del discurso: una señal es una parte del mundo físico del ser; un símbolo es una parte del mundo humano del sentido. Las señales son “operadores”; los símbolos son “designadotes”. Las señales, aún siendo entendidas y utilizadas como tales, poseen, no obstante, una especie de ser físico o sustancial; los símbolos poseen únicamente un valor funcional” (Idem. P. 56). “Si tenemos presente esta distinción podremos abordar uno de los problemas más controvertidos. La cuestión de la inteligencia de los animales ha constituido siempre uno de los mayores rompecabezas de la filosofía antropológica. Se han prodigado enormes esfuerzos, tanto de pensamiento como de observación, para responder a esta cuestión; pero la ambigüedad y la vaguedad del término “inteligencia” ha 322 impedido siempre una solución clara. ¿Cómo podemos responder a una cuestión cuyo significado no entendemos? Los metafísicos y los científicos, los naturalistas y los teólogos han empleado la palabra “inteligencia” con sentidos varios y contradictorios. Algunos psicólogos y psicobiólogos se han negado en redondo a hablar de la inteligencia de los animales. En toda la conducta animal no ven más que el juego de un cierto automatismo. Esta tesis está respaldada por la autoridad de Descartes, pero ha sido reafirmada en la psicología moderna” (Idem. P. 57). Yerkes, que ha estudiado el problema con especial interés, nos habla en un tono más positivo. Está convencido de que, en lo que respecta precisamente al lenguaje y al simbolismo, existe una relación estrecha entre el hombre y el mono antropoide. “Esto nos sugiere que acaso hemos dado con una etapa filogenético primitiva en la evolución de los procesos simbólicos. Hay pruebas abundantes de que varios otros tipos de “procesos de signo”, diferentes del simbólico, ocurren con frecuencia y funcionan efectivamente en el chimpancé.” (Prelinguistic Sing Behavior in Chimpancé” Science LXXXIX, 587.) Pero todo esto resulta definitivamente prelingüístico. Según la opinión del mismo Yerkes, estas expresiones funcionales son extremadamente rudimentarias y simples y de una utilidad limitada, si las comparamos con el proceso cognoscitivo humano. No hay que confundir la cuestión genética con la cuestión analítica fenomenológica. El análisis lógico del lenguaje humano nos conduce siempre a un elemento de importancia primordial que no encuentra paralelo en el mundo animal. La teoría general de la evolución de ningún modo se opone al reconocimiento de este hecho. Hemos aprendido, precisamente en el campo de los fenómenos de la naturaleza orgánica, que la evolución no excluye cierto género de creación original; hay que admitir la mutación súbita y la evolución emergente. La biología moderna ya no habla de la evolución en los términos que lo hacía el primitivo darwinismo; tampoco explica sus causas de la misma manera. Podemos admitir que los antropoides han 323 realizado un importante paso hacia delante en el desarrollo de ciertos procesos simbólicos, pero tenemos que subrayar que no han alcanzado el umbral del mundo humano. Penetraron, por decirlo así, en un callejón sin salida” (Idem. P. 55). “En resumen podemos decir que el animal posee una imaginación y una inteligencia prácticas, mientras que sólo el hombre ha desarrollado una nueva fórmula: una inteligencia y una imaginación simbólicas” (Idem P. 59). Enfoquémonos ahora en el lenguaje humano, uno de aquellos sistemas simbólicos humanos de interpretación de la realidad. Respecto de éste, afirma Cassirer: “…en los tiempos modernos el hombre ha sentido una gran nostalgia por esa edad dorada en la que la humanidad poseía un único lenguaje; se vuelve la mirada a esa etapa primigenia como a un paraíso perdido. El viejo sueño de una lingua adámica –del lenguaje real de los primeros antepasados del hombre, una lengua que no se compondría exclusivamente de signos convencionales sino que expresaría, más bien, la verdadera naturaleza y esencia de las cosas –tampoco se disipó por completo en el campo de la filosofía. El problema de la lingua adamica siguió siendo discutido seriamente por los filósofos y por los místicos del siglo XII” (Idem. P 196). “Sin embargo, la unidad verdadera del lenguaje, caso de que exista tal unidad, no puede ser de tipo sustancial, sino que debe ser definida como unidad funcional que no presupone una identidad material - formal. Dos lenguajes diferentes pueden representar extremos opuestos tanto en lo que se refiere a su sistema fonético como a su sistema de partes de la oración, pero esto no impide que cumpla con la misma finalidad en la vida de la misma comunidad lingüistica. Lo decisivo no es la variedad de los medios sino su adecuación y congruencia con el fin” (Idem. P 196). “..El habla humana no solo tiene que cumplir una tarea lógica universal sino también una tarea social, que depende de las 324 condiciones específicas de la comunidad lingüística, por lo tanto, no podemos esperar una identidad real, una correspondencia unívoca entre las formas gramaticales y las lógicas. Un análisis empírico y descriptivo de las formas gramaticales se propone una tarea diferente y conduce a resultados distintos que el análisis estructural que se nos ofrece, por ejemplo en la obra de Carnal Sintaxis lógica del lenguaje” (Idem. P. 193). “Las nuevas teoría holísticas, que se van imponiendo desde los comienzos del siglo XX, han recurrido a la vieja definición aristotélica del organismo, han insistido en el hecho de que, en el mundo orgánico, el todo es anterior a las partes. Estas teorías no niegan los hechos de la evolución pero ya no pueden interpretarlos en el mismo sentido que lo hicieron Darwin y los darvinistas ortodoxos. Por lo que respecta a la psicología, durante el siglo XIX prosiguió, con pocas excepciones, las vías marcadas por Hume; el único método que podía explicar los fenómenos psíquicos consistía en reducirlos a sus primeros elementos. Se pensaba que los hechos complejos no eran más que una acumulación, un agregado de simples datos sensibles. La moderna psicología de la Gestalt ha criticado y destruido esta concepción y ha abierto así el camino a un nuevo tipo de psicología estructural” (Idem. P 184). “Para encontrar el hilo de Ariadna que nos guíe por este complicado laberinto del lenguaje humano podemos seguir un procedimiento doble: Tratar de buscar un orden lógico y sistemático o un orden cronológico y genético. En el segundo caso procuraremos reducir los diversos lenguajes y los varios tipos lingüísticos a una etapa anterior relativamente simple y amorfa. Intentos semejantes fueron llevados a cabo a menudo por lingüistas del siglo XIX, al extenderse la opinión de que el lenguaje humano, antes de que pudiera alcanzar su forma actual, tuvo que pasar por una etapa en la que no existe forma sintáctica o morfología definidas. Al principio se componía de elemenentos simples, de raíces monosilábicas. El 325 romanticismo favoreció esta opinión. Guillermo Schlegel propuso una teoría según la cual el lenguaje se desenvolvía a partir de un estado anterior amorfo e inorganizado; de este estado pasaba, en un orden fijo, a otras etapas más avanzadas, de aislamiento, de aglutinación, y de flexión”. Sin embargo: “Un lenguaje sin forma no sólo parece ser una construcción histórica altamente dudosa sino una contradicción en los términos. Los lenguajes de los pueblos menos civilizados, en modo alguno carecen de forma; por el contrario, muestran casi siempre una estructura muy complicada. A Meillet, un lingüista moderno con un conocimiento amplísimo de las lenguas del mundo, afirma que ningún idioma conocido nos proporciona la más pequeña idea de lo que pudo ser el lenguaje primitivo. Todas las formas de lenguaje humano son perfectas en el sentido en que logran expresar sentimientos y pensamientos humanos en una forma clara y apropiada. Los llamados lenguajes primitivos concuerdan tanto con las condiciones de la civilización primitiva y con la tendencia general de la mente primitiva como nuestros propios lenguajes con los fines de nuestra cultura refinada y elaborada” (Idem. P. 193). “Los psicólogos coinciden en subrayar que, sin una visión de la verdadera naturaleza del lenguaje humano, nuestro conocimiento del desarrollo de la psique humana será fragmentario e inadecuado. Subsiste todavía una considerable incertidumbre respecto a los métodos de una sicología del lenguaje. Ya estudiemos los fenómenos en un laboratorio psicológico o fonético o nos apoyemos en métodos exclusivamente introspectivos, sacamos siempre la misma impresión de que estos fenómenos son tan evanescentes y huidizos que desafían todos los esfuerzos de estabilización. ¿En qué consiste entonces esa diferencia fundamental entre la actitud mental que atribuimos a una criatura sin habla –un ser humano antes de la adquisición del lenguaje o un animal- y esa otra contextura de la mente que caracteriza a un adulto que ha dominado su lengua materna? (Idem. P. 197). 326 “Cosa curiosa: es más fácil contestar a esta pregunta sirviéndose de ejemplos anormales del desarrollo del lenguaje” (Idem. P. 197). Respecto de esto, Casirer se refiere a un caso clásico muy conocido de dos niñas ciegas y sordomudas gracias a métodos especiales. “Este caso ilustra el hecho de que con la primera comprensión del simbolismo del lenguaje tiene lugar una revolución real en al vida del niño. Desde este momento toda su vida personal e intelectual asume una forma completamente nueva. De una manera general podemos describir el cambio diciendo que el niño pasa de un estado más subjetivo a otro estado más objetivo, de una actitud puramente emotiva a una actitud teórica. Lo mismo podemos observar en la vida de cualquier niño normal, aunque en un grado mucho menos espectacular; el niño mismo posee un claro sentido de la significación del nuevo instrumento para su desarrollo mental. No se contenta con que le enseñen en forma puramente receptiva sino que toma una parte activa en el proceso del lenguaje, que es, al mismo tiempo, un proceso de objetivación progresiva” (Idem. P. 197). “Aunque los dos casos son bien conocidos y han sido tratados con frecuencia en la bibliografía psicológica, creo conveniente traerlos a recordación una vez más porque representan acaso, la mejor ilustración del problema general que nos viene ocupando. La señora Sullivan, maestra de Helen Seller, ha registrado la fecha exacta en que la niña empezó a comprender realmente el sentido y la función del lenguaje humano. Reproduzco sus palabras” (Idem. P 59): “”Tengo que escribirle estas palabras porque ha ocurrido algo verdaderamente importante. Helen ha dado el segundo gran paso en su educación. Ha aprendido que cada cosa tiene un nombre y que el alfabeto manual es la llave para todo lo que desea conocer….Esta mañana, mientras se estaba lavando, deseó conocer el nombre del “agua”. Cuando desea conocer el nombre de algo señala en su dirección y acaricia mi mano. Yo deletreé, “a-g-u-a” y ya no pensé más en el asunto hasta después del desayuno….Más tarde fuimos a la fuente e hice que Helen tuviera la jarra bajo el grifo en tanto que yo daba a 327 la bomba. Mientras salía agua fría y llenaba la jarra deletreé “a-g-u-a” sobre la mano abierta de Helen. La palabra que se juntaba a la sensación del agua fría que caía sobre su mano, pareció ponerla en marcha. Retiró la jarra y se quedó como extática. Su cara parecía resplandecer. Deletreó “agua” varias veces. Se inclinó hacia el suelo y preguntó por su nombre y señaló hacia la fuente y, dando rápidamente la vuelta, preguntó por mi nombre. Deletreé “maestra”. Al volver a casa se hallaba muy excitada y aprendió el nombre de todos los objetos que tocaba, de suerte que en pocas horas ha añadido treinta nuevas palabras a su vocabulario. A la mañana siguiente anduvo como una hada radiante. Volaba de objeto en objeto preguntando por el nombre de cada cosa y besándome de pura alegría…Todas las cosas tienen que tener ahora un nombre. Adonde quiera que vayamos pregunta con ansiedad por el nombre de cosas que no ha aprendido en casa. Se halla ansiosa por deletrear con sus amigas y más ansiosa todavía por enseñar las letras a cualquiera que encuentre. Elimina los signos y las pantomimas que utilizaba antes en cuanto dispone de palabras que los suplantan y la adquisición de una nueva palabra le produce el mayor gozo. <Nos damos cuenta de que su cara se hace cada día más expresiva”” (Idem. P 59). “..También es éste un rasgo general en el desarrollo normal del lenguaje. “Con el comienzo del mes veintitrés –dice D.R. Major-, el niño ha desarrollado una manía de nombrar cosas, de comunicar a otros sus nombres, o de llamar nuestra atención sobre las cosas que está examinando. Mirará, señalará o pondrá su mano sobre una cosa; dirá su nombre y mirará a su compañero” (First steps in Mental Growth, Nueva Cork, Macmillan, 1906, pp 321 s.)” Semejante actitud no será comprensible si no fuera por el hecho de que el nombre tiene qué realizar una función de importancia capital en el desarrollo mental del niño. Si cuando está aprendiendo a hablar, un niño no tuviera más que aprender un cierto vocabulario, imprimir en su mente y en su memoria una gran masa de sonidos artificiales y arbitrarios, nos hallaríamos en presencia de un proceso meramente mecánico”….”Los 328 primeros nombres de que [el niño] hace un uso consciente pueden ser comparados con un bastón con cuya ayuda un ciego se va abriendo camino. Un lenguaje, tomado en conjunto, se convierte en la puerta de entrada a un nuevo mundo. Todos los progresos en este terreno abren una nueva perspectiva y ensanchan y enriquecen nuestra experiencia concreta. La seriedad y entusiasmo por hablar no se originan en un mero deseo por aprender o usar nombres; marcan el deseo de detectar y conquistar un mundo objetivo” (Idem. P. 199). Con las anteriores referencias es posible entender, un poco más, sobre el significado del lenguaje, como sistema simbólico destinado entre otros usos, a darle al ser humano un medio de representación ideal para reconocer las realidades del mundo exterior, un punto de partida para elaborar su propia representación mental estructural de lo que considera, es la “forma” de ese mundo exterior. Pero no sólo eso. Por ese camino podemos entender mejor quienes somos nosotros mismos. 1.3.2 LA SOLUCIÓN VERBAL DE LOS CONFLICTOS. Cuando estamos hablando del Verbo, de la Palabra, del Lenguaje, nos estamos refiriendo a lo mismo. Cuando escuchamos algo, cuando decimos algo, quiere decir que estamos ejercitándonos en el lenguaje de nuestro interlocutor, en nuestro lenguaje, los que, decíamos arriba, son códigos símbólicos por medio de los cuales expresamos cómo hemos interpretado, codificado y almacenado en la mente nuestras percepciones del mundo exterior. Aún dentro de la propia cultura, especialmente si no existe un previo conocimiento mutuo, es difícil para nosotros entender, con precisión, lo que la otra parte quiere significar, y para ella, lo que nosotros queremos significar con nuestras palabras. 329 Un ejemplo de conflicto, que podríamos considerar clásico, aunque no produzca las tempestades emocionales de otros, es el que se presenta entre las nociones de salud clásicas y las nociones modernas de salud, de acuerdo con la manera de ver la Realidad, desde el punto de vista de la Ciencia. En la medicina tradicional, en general, los tratamientos se enfocan hacia los síntomas. Como consecuencia, los tratamientos están orientados hacia la eliminación de los síntomas, logrado lo cual, se entiende que el paciente está sano. Esa opinión se basa, directamente, sobre el hecho de que los síntomas son la manifestación de una relación de causa y efecto simple, entre un síntoma y una enfermedad. Un medicamento, por ejemplo la aspirina, sirve para controlar los dolores de cabeza, es cierto, pero si éste desaparece no significa que el cuerpo esté ya sano. Esta afirmación estaría en conflicto con los nuevos conceptos de salud, aunque no con la opinión tradicional, y menos con la opinión actual común en la gente. Sin embargo, esto no ocurre por falta de aspirina, ocurre por algún motivo diferente que lo causa. Cuando ha ocurrido un accidente, cuando el cuerpo tiene un órgano deteriorado, por algún motivo, el intento de librarlo de la causa puede justificar el uso de medicamentos, incluso si éstos tienen efectos secundarios, los cuales pueden ser considerados un mal menor, y si éste es considerado irrecuperable, dentro de los términos de la experiencia médica en un momento dado, su extirpación puede ser una solución razonable, según los riesgos que corre el paciente de pagar un alto precio, incluso con la vida. Ello se da en el caso de la próstata de hombre, cuyo crecimiento o inflamación, puede dar origen a infecciones malignas de consecuencias fatales. En otras palabras, hay síntomas entonces hay enfermedad; no hay síntomas entonces no hay enfermedad. En la actualidad, la Salud, es un concepto un poco diferente. Se sabe que para lograrla es preciso contar con un sin número de factores naturales y humanos que convergen, se conjugan y tienen posibilidades de articularse de muchas maneras 330 posibles para generar un resultado que no es algo simple, sino inmensamente complejo, que no es otra cosa que un cierto estado de <<equilibrio interno>>, de <<equilibrio con su medio ambiente>>, que le confiere estabilidad, posibilidades de permanencia en las circunstancias de ese medio ambiente, que llamamos <<salud>>. Todos los organismos poseen mecanismos internos que les permiten aprovechar óptimamente ciertos recursos del Medio, <<procurárselos>> y <<aislarse>> eficazmente de aquello que no les conviene, implementar movimientos para eludirlo o desarrollar sistemas defensivos para la lucha o su neutralización. Entonces, su constante ejercicio hace que la salud se mantenga <<plena>>. Cada organismo existente, y el nuestro es uno de ellos, desarrolla aptitudes específicas para vivir en un rango propio de condiciones físicas y psicológicas dadas; estas aptitudes son la consecuencia de un desarrollo evolutivo, de lo biológico, en el cual, la Naturaleza produce cambios en la constitución de las especies y luego depura los resultados, generando, en general, conjunto de seres con comportamientos nuevos, con resistencia eficaz frente a otras condiciones ambientales. Dentro de nuestra especie, la piel pigmentada, por ejemplo, permite el equilibrio y la salud bajo condiciones de intensa radiación solar; en cambio, la piel despigmentada denota una mayor adaptación a ambientes de latitudes de menos radiación solar. De la misma manera, las diversas culturas humanas nos han deparado en sus evoluciones históricas, verdaderas técnicas de higiene, de alimentación, de ejercicio, e industrias que las implementan y nos permiten practicarlas, de manera que podamos, dentro del nivel alcanzado por nuestro conocimiento, unos niveles aceptables de salud. En este ejemplo concreto, las escuelas tradicionales y sus conceptos,-verdaderas “formas”, “estructuras” mentales que parten de maneras singulares de apreciar la Realidad-, se entienden poco, tienen <<poca coincidencia, concuerdan poco, si es que concuerdan>> con las modernas, cuyas “estructuras” conceptuales difieren de las primeras. Y por 331 supuesto, la forma de actuar frente a los problemas de salud difieren. En otras palabras, sus lenguajes técnicos son diferentes y sus objetivos son expresados de manera diferente. La solución de ese conflicto tiene que darse a partir del debate entre ambas escuelas; reconocer y establecer claramente la <<relación>> entre los respectivos puntos de partida de los conocimientos de cada escuela, y de allí, deducir los puntos fuertes y las debilidades de cada postura técnica. De allí se deduce que, la economía del bienestar humano, con el tiempo, va a descansar más en una alimentación más saludable, una higiene más completa, que en una intervención constante de los procedimientos médicos, como ocurre hoy, por el estilo de las diferentes intervenciones quirúrgicas, y del uso masivo de fármacos. Así, al nivel clásico, en las diferentes culturas, se van estableciendo sublenguajes en los que las personas expresan sus realidades íntimas, sus experiencias diferentes, que designan fácilmente, ya el origen social de la persona que habla, el nivel de formalidad o informalidad de su comunicación, apareciendo diferentes clases de “malentendidos”, conflictos en la forma de percibir la Realidad, “choques” entre “totalidades culturales diferentes”, etc.; hay lenguajes vulgares, refinados, literarios, poéticos, técnicos, profesionales, etc., y a veces es difícil, incluso, expresar equivalencias entre uno y otro, de lo que se dice. Hace unos sesenta años se hablaba acerca de la posibilidad de establecer un lenguaje “universal” para facilitar las comunicaciones humanas, el Esperanto, pero eso no paso a mayores. Probablemente, lo que estamos apreciando con el desarrollo de los medios de comunicación electrónica, sea, precisamente, ese sueño, y ya, es posible que estemos percibiendo lo que puede ser un horizonte inmensamente prometedor en las comunicaciones entre los seres humanos. El lenguaje ha sido usado de muchas maneras en la comunicación: Para comunicar simplemente algo, pero también para confundir al interlocutor, para tergiversar su 332 conocimiento, para esconder nuestras intenciones, para manipular la Opinión, para atacar a nuestro contendor, para ridiculizarlo, para exaltarlo, etc., con expresa intención del que habla. Pero lo que éste dice, puede ser también interpretado de manera diversa, incluso, contrariamente a lo que quien hablaba quería expresar. Como puede verse, en el uso del lenguaje y en la forma como se interpreta el uso que se ha hecho de él pueden generarse, ya, los conflictos, aún cuando la intención no sea provocarlos. Y no estamos hablando todavía de situaciones físicas, que manifiesten todavía la existencia de realidades conflictivas, de enfrentamientos físicos, de posiciones de competencia que exijan una respuesta concreta para contrarrestar las amenazas que esa situación exige, de posiciones físicas, plenamente identificadas como contradictorias. Tampoco podemos decir, todavía, que estemos en presencia de concepciones, de “estructuras” mentales inamovibles, de “formas”, de “Gestalt” ideales en conflicto, apenas de la probabilidad evidente de “colisiones” entre los centros de emisión de los mensajes expresados y los centros de su recepción. Esa situación, es precisamente la que se resuelve en un debate, es la que merece la elaboración de una salida dialogada, una conciliación “estructural”, la búsqueda de una solución que satisfaga a las partes que participan del debate. Cuando los niños se desarrollan, desde sus primeros pasos, empiezan a familiarizarse con los objetos que los rodean y con la forma en que su madre y su entorno familiar se refieren a ellos, con que los nombran. Así, la riqueza de su cultura va siendo asimilada por el niño y su cerebro aprende a usar el código de comunicaciones de su entorno cultural, y se desarrolla en la medida en que almacena en sus diversas memorias su experiencia y su conocimiento. Su lenguaje, empieza siendo el lenguaje familiar, luego éste se va abriendo a su entorno local, su vecindad, su comunidad, y se va haciendo más amplio, más universal, hasta que logra un razonable dominio de lo que se llama regularmente, su “lengua materna”. Luego, aparece la necesidad, hoy día más 333 urgente, pero desde hace muchos miles de años, de familiarizarse con otros lenguajes de todo tipo, como una necesidad verdaderamente <<sentida>> para mejorar su desempeño vital en una vida que desborda, regular y cotidianamente, su entorno cultural original. La necesidad de establecer puentes entre los hombres se conoce también desde tiempos muy remotos. La diplomacia y los protocolos no son otra cosa que mecanismos accesorios para disipar malentendidos, allanar los escenarios para un entendimiento óptimo. El cultivo del lenguaje, el registro de todas sus acepciones, de su sintaxis, de su semántica, el enseñar a usarlo correctamente, el alcanzar el virtuosismo en su uso, son labores que “elevan” los niveles de expresión, la base de conocimiento, la base experimental, de la cultura de la comprensión mutua. Para el “gran público” eso no es todavía tan obvio, no parece muy significativo ¡Pero no demora en serlo! Ahora empezamos a aprenderlo de la experiencia que nos ha deparado el desarrollo de los sistemas electrónicos de comunicaciones. Y si, mediante los lenguajes clásicos, no desarrollamos eficazmente las comunicaciones entre nosotros, quienes accedan a los lenguajes de programación de sistemas electrónicos van a ser los artífices, los señores, de un mundo que apenas empezamos a sospechar, y, en relación al cual, los demás seremos verdaderos ignorantes y analfabetas, <<aislados>> de nuestras diversas culturas. En la sociedad burguesa, para mucha gente en general, los menesteres de la Cultura, entre ellos del desarrollo de unas buenas comunicaciones no parecen tener un sentido muy relevante, máximo que no dan rendimiento económico a corto plazo. La poesía, las artes, la música, entre muchos otros, por ejemplo, no pueden compararse, en “valor económico” con las actividades productivas, cuya responsabilidad se descarga, en este tipo de sociedades, en la actividad privada, en los “negocios”. Ello parece muy normal, pero ya empezamos a darnos cuenta que la limitada consciencia del aporte burgués ha generado unos vacíos institucionales que generan <<”minus 334 valores”>>, o expresado en otra forma, cuya falta ha conducido a la pérdida de la oportunidad de generar valor, un valor, que hubiera sido obtenido, tal vez a mayor plazo, a través de la optimización en el aprovechamiento de mejores opciones de Trabajo y de Producción, de un mejor rendimiento de los recursos invertidos en ellos, de una valorización de los recursos humanos, porque hubiéramos tenido una mayor armonía social, y una mayor realización de las personas en su actividad cotidiana, hubiéramos mejorado los niveles y la calidad de vida generales muy por encima de los actuales y, seguramente, dentro de costos sociales muy diferentes a los actuales, con las diferencias de poder adquisitivo humillantes y degradantes de hoy, con la pobreza de consciencia, con la ignorancia que caracterizan a las clases menos favorecidas nuestras, con los riesgos que enfrentan, con el abandono de que son objeto, con la amenaza que representan de mantenernos anclados, <<a todos>>, a su propio atraso. En los regímenes monárquicos anteriores, en la época medieval, es cierto que podemos hablar, en general, de una sociedad “feudal”, en la cual, poco había en común entre los imperios, que los uniera culturalmente. Siempre cualquier interés real, de cualquier señor, marcaba las fronteras sociales, marcaba las prioridades en la paz y en la Guerra. Al cobijo de los monasterios, de los monarcas, de los emperadores y señores, de sus cortes, y de la capa social aristocrática que se fue conformando en Occidente, y bajo su férula, se desarrollaron, se propagaron internamente sin embargo, no pocas de las culturas que hoy conocemos, como la cultura francesa, la inglesa, la española, la holandesa, la germana, la rusa, y otras, aunque hubo, claro, muchos casos de sometimiento a la fuerza. La historia antigua es pródiga en ejemplos. Alejandro en Grecia se destaca, los romanos dominan gran parte del mundo conocido hasta su caída hace unos mil seiscientos años. El tema principal de esa historia se refiere a los conflictos que allí se suscitaron, y esa experiencia se prolonga hasta entrado el siglo XX, con la Primera Guerra 335 Mundial que es una de las consecuencias típicas de la manera de ser, de la manera de comportarse, de esas sociedades y sus respectivas culturas. Nápoles y Sicilia, entre muchos ejemplos, partes integrantes, hoy, a la nación italiana pertenecieron al Imperio Aragonés, los Países Bajos (Holanda, Bélgica y Luxemburgo), hoy independientes, pertenecieron al Imperio Español. Sin embargo, las clases aristocráticas, la nobleza y las cortes, que se movían en la más alta esfera de lo que más tarde asimilamos a lo “público”, una esfera en que el “trabajo” se pagaba con rentas provenientes de tributos, con botines de guerra, en general, con dividendos provenientes del uso del poder político y no con “salarios”, con gastos de vida propiamente pagados, al “estilo moderno”. ¡No!. Tampoco vivían propiamente en la “holgazanería” del trabajo de los siervos y esclavos. Su trabajo no pocas veces era de una exigencia y un apremio intimidantes. Se dedicaba a la administración de los menesteres e intereses de sus monarcas y señores, marcados, como con “fuego vivo” por los conflictos económicos, sociales y políticos que en las diferentes épocas se suscitaban, por la urgencia de obtener los recursos financieros para enfrentarlos y que, en la sociedad burguesa, pasarían a ser los propios de los “espacios públicos”, donde se resuelven, todavía los conflicto de los Estados. Después del Renacimiento no era la Guerra la única ocupación de aquellos “estratos altos de su época. La promoción del Arte, como la Escultura, la Pintura, la Arquitectura, las Letras, de disciplinas como la Jurisprudencia, la Medicina, la Filosofía, la Teología, ocupaba mucha parte de su tiempo, que era tiempo de “ocio”, igual que la participación de la vida universitaria, el aprendizaje de la Cultura y sus disciplinas para capacitarse en el ejercicio eficaz de sus responsabilidades. Y de esa labor cultural, nace, finalmente la consciencia de Nación, lo que fue cuajando en Francia, alrededor de la cultura local impulsada por sus casas reales, y se institucionaliza, por vez primera en 336 la Historia, al constituirse la República, en tiempos de la Revolución Francesa. Si algo caracteriza a la sociedad burguesa es su visión a corto plazo enfocada en el lucro, y la falta de consideración de un “espacio de trabajo útil” –el del ocio-, que recibe menos atención. El “Laizez Faire”, -el “Dejar Hacer”-, se convierte en una consigna revolucionaria que deja un vacío político que en naciones <<modelo>> como EE. UU. de América configuran, por analogía con las sociedades monárquicas europeas, lo que muchos han resuelto llamar una sociedad “feudal”, pero ya, donde el poder soberano no es ejercido por monarcas, sino por los directores de las grandes empresas de negocios. En el mundo occidental, donde a pesar de todo, nunca funcionaron prolíficamente como se esperó que funcionaran las universidades públicas, destinadas a elevar el nivel de vida popular, a sacar al pueblo de la ignorancia, es evidente que, al menos en las naciones más avanzadas y ricas se empieza a percibir su extraordinario efecto. Y eso redundará en una Humanidad cada vez más consciente de sí misma, de sus retos, y disponiendo, cada vez con más idoneidad, de un patrimonio común, de una base cultural colectiva, reconocidos, que crece con los desarrollos científicos, con los redescubrimientos de nuestras raíces históricas, y a los cuales han contribuido y siguen contribuyendo, los frutos valiosísimos del ocioso trabajo de las universidades públicas, de los científicos independientes o aquellos que aportan su “tiempo de ocio” como lo están haciendo en las “idea gorras", en los medios electrónicos. Ese es el sentido que puede verse en el aporte espontáneo y filantrópico de muchos seres humanos bien dotados, bien intencionados, en el trabajo sistemático que se desarrolla en el sector de la tecnología digital, que desarrolla constantemente el “software” y todos los lenguajes y sistemas de lenguajes que han permitido la vulgarización de todos los implementos electrónicos dedicados hoy día a acercar a los hombres, unos a otros. Sólo nos queda entender cuál es el uso que hemos de darles, que ha de ser unirnos, a catapultarnos desde más arriba, hasta más 337 lejos, en nuestra visión del mañana, ayudarnos a resolver, no a generar nuevos conflictos, donde quiera que estemos, que vivamos, como ya se empieza a ver, en bien de la Humanidad, en su conjunto. Con ese trabajo, que ya se vuelve multitudinario, la tecnología le ha permitido salir del anonimato a muchas personas, profesionales, especialistas, autoridades en diferentes disciplinas científicas y humanas, que buscan lanzar sus propuestas “al aire”, sin preocuparse por propiedades intelectuales, por “valores agregados” de ideas que solas, son imposibles de hacer realidad, para conformar una “plataforma de lanzamiento”, sin igual, literalmente para disparar a la cultura humana a los cielos, disponible para toda la Humanidad. En pocos años de experiencia, ya, en EE. UU. de América y en Europa, las "mecas" de la “Gran Empresa”, contemplan cómo el “valor agregado” de los millones de pequeños aportes del ocio de sus ciudadanos, bien preparados y dispuestos, supera con creces la millonaria inversión de sus departamentos de investigación, sin exigir nada en contraprestaciones a corto plazo. Esta, de ninguna manera, es una postura extraña en el seno de nuestras culturas tradicionales, sólo que en nuestro medio, pocas veces se repite por el furibundo espíritu burgués de nuestra sociedad. Sin embargo, no poca sabiduría popular queda en la base de nuestra construcción de Nación, de latinidad, en la que gran cantidad de filántropos, pensadores, escritores, filósofos, artistas, músicos, pintores, escultores, varones y mujeres insignes, vertieron lo mejor de ellos, y de nuestra herencia, sin recibir pago justo, sin tener, en público ni en privado el menor reconocimiento, sin que sus obras hayan sido exaltadas suficientemente como ejemplos a seguir, como representantes dignos nuestros frente al resto del Mundo, como compromiso con la vida humana total. No digo nombres, porque las omisiones serían dolorosísimas y llenarían más folios de los que yo pudiera escribir con los nombres que recuerdo. Sólo menciono dos de nuestras 338 mayores perlas donde se confunden todos ellos en su anonimato, dichos populares que han quedado registrados sin autor conocido, pero que sirven de referencia, como muchos otros, cada vez que la confusión o las tentaciones de “satanás” nos asaltan: “Obras son amores y no buenas razones”. “El Mundo está rebozante de belleza cuando el corazón está lleno de amor”. 1.3.3 LA CULTURA DE LA VIDA: LA LIBERACIÓN DEL ESPÍRITU HUMANO DE LAS GARRAS DEL PRIMITIVO ANIMAL PREHOMÍNIDO. Para el desarrollo de esta sección, nos apoyaremos en una obra memorable de Ernst Cassirer, Antropología Filosófica. Es sin embargo muy difícil abarcar en un pequeño espacio como éste toda su compleja conceptualización acerca del Hombre. Sin embargo tomamos unas referencias que consideramos de importancia capital y que completan, en alguna medida, las que ya hemos anotado. En su capítulo “De las reacciones animales y las repuestas humanas” de su “Antropología filosófica, Ernst Cassirer plantea con una claridad poco común las diferencias entre el comportamiento propio del animal y del Hombre. Para Cassirer el animal posee un “lenguaje emotivo”, es decir, que expresa emociones. Tiene una visión del Mundo completamente subjetiva. El ser humano ha logrado sobrepasar todo eso y ha llegado a tener un lenguaje simbólico para relacionarse con el mundo exterior, en un proceso de progresivo de objetivación. Aquí tocamos el punto crucial de todo nuestro problema. La diferencia entre el lenguaje proposicional y el lenguaje emotivo representa la verdadera frontera entre el mundo humano y el animal” (Idem. P. 54). 339 “El principio del simbolismo, con su universalidad, su validez y su aplicabilidad general, constituye la palabra mágica, el “sésamo ábrete” que da acceso al mundo específicamente humano, al mundo de la cultura. Una vez que el hombre se halla en posesión de esta clave mágica está asegurado el progreso ulterior. Semejante progreso no se encuentra obstruido o imposibilitado por ninguna laguna del material sensible. El caso de Helen Keller, que alcanzó un alto grado de desarrollo psíquico y de cultura intelectual, nos muestra de una manera clara e irrefutable que un ser humano no depende en la construcción de su mundo humano de la cualidad de su material sensible. Si fueran verdad las teorías del sensualismo, si cada idea no fuera más que una copia tenue de una impresión sensible original, la condición de una criatura ciega, sorda y muda tendría que ser desesperada, pues estaría privada de las verdaderas fuentes del conocimiento; sería, como si dijéramos, un desterrado de la realidad. Si estudiamos la autobiografía de Hellen Séller nos percatamos de que esto no es verdad y, al mismo tiempo, comprendemos por qué no es verdad. La cultura deriva su carácter específico y su valor intelectual y moral no del material que la compone sino de su forma arquitectónica, de su estructura arquitectónica. Esta forma puede ser expresada con cualquier material sensible. El lenguaje verbal posee una ventaja técnica muy grande comparado con el lenguaje táctil [que fue por donde Helen empezó a comunicarse], pero los defectos técnicos de este último no destruyen su uso esencial. El libre desarrollo del pensamiento simbólico y de la expresión simbólica no se halla obstruido por el mero empleo de signos táctiles en lugar de verbales. Si el niño ha conseguido captar el “sentido” del lenguaje humano, ya no importa tanto el material particular en el que este “sentido” se le hace sensible. Como lo prueba el caso de Helen Seller, el hombre construye su mundo simbólico sirviéndose de los materiales más pobres y escasos. Lo vitalmente importante no son los ladrillos y las piedras concretos, sino su función general como forma arquitectónica. En el reino del lenguaje, su función simbólica general es la que vivifica los signos materiales y lo “hace hablar”; sin este 340 principio vivificador el mundo humano sería sordo y mudo. Con este principio, hasta el mundo de una criatura sordomuda y ciega puede llegar incomparablemente más ancho y rico que el mundo animal más desarrollado” (Ernst Cassirer. Antropología Filosófica. Fondo de Cultura Económica. México 1967). “Surge otro aspecto importante de nuestro problema general: El problema de la dependencia en que se halla el pensamiento relacional con el pensamiento simbólico. Sin un sistema complejo de símbolos, el pensamiento relacional no se produciría y mucho menos alcanzaría su pleno desarrollo. No sería correcto que el mero darse cuenta de relaciones presupone un acto intelectual, un acto de pensamiento lógico o abstracto. Semejante percatamiento es necesario hasta en los actos elementales de percepción. La teoría sensualista solía describir la percepción como un mosaico de simples datos sensibles. Los pensadores de esta escuela no veían el hecho de que la sensación misma no es en modo alguno un simple agregado o haz de impresiones aisladas. La moderna psicología de la Gestalt ha rectificado esa idea. Ha mostrado cómo el proceso perceptivo más simple implica elementos estructurales fundamentales, ciertas pautas o configuraciones. El principio se aplica tanto al mundo humano como animal. Se ha demostrado experimentalmente la presencia de estos elementos estructurales –especialmente estructuras espaciales y ópticas-, en etapas relativamente inferiores de la vida animal. Por lo tanto, el mero percatarse de las relaciones no puede ser considerado un rasgo específico de la conciencia humana. Sin embargo encontramos en el hombre un tipo especial de pensamiento relacional que no encuentra paralelo en el mundo animal. En el hombre se ha desarrollado una capacidad para aislar relaciones, para considerarlas en su sentido abstracto. Para capotar este sentido no depende ya de de datos sensibles concretos, de datos visuales, auditivos, táctiles, kinestésicos; considera estas relaciones “en sí representa el ejemplo clásico de este viraje en la vida 341 intelectual del hombre. En la geometría elemental no nos hallamos vinculados a la aprehensión de figuras singulares concretas; no nos ocupamos de cosas físicas o de objetos perceptivos, pues estudiamos relaciones espaciales universales para cuya expresión disponemos de un símbolo adecuado. Sin el paso preliminar del lenguaje humano no hubiese sido posible esta conquista. En todas las pruebas que se han hecho acerca de los procesos de abstracción o generalización de los animales este punto ha resultado evidente”……”Si existen algunas huellas de una distintio rationis en el mundo animal están, por decirlo así, como encerradas en capullo; no se desarrollan porque no poseen ese recurso inestimable e indispensable del lenguaje humano, de un sistema de símbolos” (Idem. P. 67) “El primer pensador que tuvo una clara noción de este problema fue Herder”. “Según Herder, -dice Casirer-, “el lenguaje [humano] no es una creación artificial de la razón, ni tampoco puede explicarse por un mecanismo especial de asociación. En su intento para establecer la naturaleza del lenguaje pone todo su acento en lo que llama reflexión. Reflexión o pensamiento reflexivo es aquella capacidad del hombre que consiste en destacar de toda la masa indiscriminada del curso de los fenómenos sensibles fluyentes ciertos elementos fijos, al efecto de aislarlos y concentrar la atención sobre ellos”… ¿En virtud de qué medios se produce este reconocimiento? Mediante una característica que él posee para abstraer y que, como un elemento de consciencia, se presenta ella misma claramente. Entonces, podemos exclamar ¡eureka! Este carácter inicial de conciencia era el lenguaje del alma. Con esto se ha creado el lenguaje humano (Herder, Ubre den Ursprung der Sprache, 1772, ed. Suplan, V. 34s.)” (Idem. P. 68). “…Todos los procesos de generalización o abstracción en los animales, que han sido investigados y descritos con rigor, muestran claramente la ausencia de este rasgo distintivo 342 subrayado por Herder. Mas tarde, su idea su idea encontró un esclarecimiento y una corroboración inesperadas desde un sector bien diferente. Investigaciones recientes en el campo de la psicología del lenguaje han conducido a la conclusión de que su pérdida o alteración grave causada por lesión cerebral no es jamás un fenómeno aislado; semejante defecto altera todo el carácter de la conducta humana. Los pacientes que sufren de afasia u otras enfermedades parecidas no sólo pierden el uso de la palabra sino que experimentan cambios correspondientes en la personalidad que son difíciles de observar en su conducta exterior, pues en ella propenden a actuar de una manera perfectamente normal. Pueden cumplir con las tareas de la vida diaria; algunos hasta muestran una habilidad considerable en todas las pruebas de esta clase; pero se hallan completamente perdidos en cuanto la solución del problema requiere cualquier actividad específicamente teórica o reflexiva. Ya no son capaces de pensar en conceptos o categorías generales; habiendo desaparecido su captación de universales se aferran a los hechos inmediatos, a las situaciones concretas. Semejantes pacientes son incapaces de ejecutar cualquier tarea que tenga que ser realizada mediante la comprensión de lo abstracto, Todo esto es muy significativo, porque nos muestra en qué grado ese tipo de pensamiento que Herder llama “reflexivo” depende del pensamiento simbólico. Sin el simbolismo la vida del hombre sería la de los prisioneros de la caverna de Platón. Se encontraría confinada dentro de los límites de sus necesidades biológicas y de sus intereses prácticos; sin acceso al mundo ideal que se le abre, desde lados diferentes, con la religión, el arte, la filosofía y la ciencia”(Idem. P. 69). Cuando Cassirer se refiere al mito y a la religión, en su segunda parte, nos arroja mucha luz acerca del origen del pensamiento mítico primitivo, prácticamente ubicado en época muy temprana de la experiencia humana: “Precisamente en éste último campo, en el campo legítimo del mito y de la religión, la concepción de la naturaleza y de la vida humana en modo alguno se halla desprovista de sentido racional. Lo que 343 desde nuestro punto de vista podemos llamar irracional, prelógico, místico, constituye las premias de donde parte la interpretación mítica o religiosa pero no constituye el modo de interpretación. Si aceptamos estas premisas y las entendemos debidamente –si las vemos a l misma luz que las ve el hombre primitivo- las inferencias sacadas de ellas cesarán de presentarse como alógicas, o ilógicas. En realidad, todos los intentos de intelectualizar el mito, de explicarlo como expresión alegórica de una verdad teórica o moral, han fracasado por completo, ignoraba los hechos fundamentales de la experiencia mítica. Su sustrato real no es el pensamiento sino el sentimiento; el mito y la religión primitiva no son, en modo alguno, enteramente incoherentes, no se hallan desprovistos de “sentido” o razón; pero su coherencia depende en mucho mayor grado de la unidad de sentimiento que de reglas lógicas. Esta unidad representa uno de los impulsos más fuertes y profundos del pensamiento primitivo. Cuando el pensamiento científico pretende describir y explicar la realidad tiene que emplear su método general, que es el de clasificación y sistematización. La vida es separada en provincias separadas que se distinguen netamente entre sí; los límites entre el reino vegetal y el animal y el humano, las diferencias entre las especies, familias y géneros son fundamentales e imborrables. Pero la mentalidad primitiva los ignora y los rechaza. Su visión de la vida es sintética y no analítica; no se halla dividida en clases y subclases. Es sentida como un todo continuo que no admite escisión, ni distinción tajante. Los límites entre las diferentes esferas no son obstáculos insuperables sino fluyentes y oscilantes; no existe diferencia entre los diversos reinos de la vida. Nada [dentro de ese conjunto] posee una forma definida, invariable, estática; mediante una metamorfosis súbita, cualquier cosa se puede convertir en cualquier cosa. Si existe algún rasgo característico y sobresaliente del mundo mítico, alguna ley que lo gobierna, es esta de la metamorfosis [¿Es acaso que desde su perspectiva, tiene una percepción cósmica, una consciencia de la totalidad, una visión de la vida que abarca el amplio panorama de sus posibilidades a lo largo y ancho de 344 todo el espacio – tiempo - espíritu? “…”El tiempo mítico no posee una estructura definida; sigue siendo un “tiempo eterno”. Desde el punto de vista de la consciencia mítica, el pasado nunca es pasado; se halla siempre “aquí” y “ahora”. Cuando el hombre comienza a levantar el intrincado velo de la imaginación mítica se siente transportado a un mundo nuevo; comienza a formar otro concepto de la verdad” (Idem. P. 255).] . Aún así, difícilmente podemos explicar la inestabilidad del mundo mítico por la incapacidad del hombre primitivo para captar las diferencias específicas de las cosas. En este aspecto el salvaje muestra a menudo su superioridad sobre el hombre civilizado, es capaz de captar mucho rasgos distintivos que escapan a nuestra atención”….”La existencia entera del hombre primitivo depende en gran parte de sus dotes de observación y discriminación; si es cazador, tiene que estar familiarizado con los detalles más nimios de la vida animal, ser capaz de distinguir entre las huellas de diversos animales. Todo esto es difícilmente compaginable con el supuesto de que la mente primitiva, por su naturaleza y esencia, es indiferenciada o confusa, una mente prelógica o mística” (Idem. P. 125). “Lo que caracteriza a la mentalidad primitiva no es su lógica sino su sentimiento general de la vida. El hombre primitivo no mira a la naturaleza con los ojos de un naturalista que desea clasificar las cosas para satisfacer una curiosidad intelectual, ni se acerca a ella con intereses meramente pragmáticos o técnicos. No es para él ni un mero objeto de conocimiento ni el campo de sus necesidades prácticas inmediatas. Estamos acostumbrados a dividir nuestra vida en las dos esferas de la actividad práctica [física] y teórica [espiritual] y al hacer esta división facilmente olvidamos que existe, junto a las dos, otra capa más baja. El hombre primitivo no es víctima de tal olvido; sus pensamientos y sus sentimientos continúan encausados en este estrato original. Su visión de la naturaleza no es puramente teórica ni meramente práctica; es simpatética; si descuidamos ese punto no podremos abordar el mundo mítico” (Idem. P. 127). 345 Cuando Cassirer se refiere a la Historia, como un criterio para entender a la naturaleza humana, advierte: “Después de todas las variadas y diversas definiciones de la naturaleza del hombre que se han presentado en la historia de la filosofía, los filósofos modernos se vieron conducidos a menudo a la conclusión de que esta cuestión es, en cierto sentido, despistadota y contradictoria. En nuestro mundo moderno, dice Ortega y Gaset, estamos experimentando un derrumbamiento de la teoría clásica, griega, del ser, y en consecuencia, de la teoría clásica del hombre” (Idem. P. 252). “Hasta ahora nuestra lógica ha sido una lógica del ser, basada en los conceptos fundamentales del pensamiento eleático [una corriente filosófica presocrática que defendía la unidad e inmortalidad del ser], pero no esperemos comprender con estos conceptos el carácter distintivo del hombre. El eclecticismo significó la intelectualizción radical de la vida humana. Es hora de salir de este círculo mágico. “Para poder hablar del ser del hombre tenemos que elaborar un concepto no ecléctico del ser, así como otros han elaborado una geometría no euclidiana. Ha llegado el tiempo para que la semilla plantada por Heráclito produzca su gran cosecha”. Habiendo aprendido a inmunizarnos contra el intelectualismo somos conscientes ahora de una liberación del naturalismo. “El hombre no tiene naturaleza, lo que tiene es… historia” (Ortega y Gaset, Historia como sistema, ppee s., Madrid, 1941) (Idem. P. 253). Hasta Galileo Galilei, vivíamos en un Cosmos estable, inerte, eterno. Hoy hemos aprendido a vivir, dadas nuestras evidencias científicas, en un mundo que se “mueve”, que cambia, que se “mueve”, que se modifica. Pero…”Ya no hablamos de un mundo de cambio absoluto como opuesto a otro mundo de reposo absoluto. Ya no consideramos la sustancia y el cambio como reinos diferentes del ser sino como categorías, como condiciones y supuestos de nuestro conocimiento empírico. Estas categorías son principios 346 universales; no se hallan confinados a objetos especiales del conocimiento. Habremos, pues, de encontrarlos en todas las formas de la experiencia humana. De hecho tampoco el mundo de la historia puede ser comprendido e interpretado en término de puro cambio. Este mundo incluye un elemento sustancial, un elemento de ser, aunque no debe ser definido en el mismo sentido que en el mundo físico [Hoy sabemos que el mundo físico también cambia, evoluciona, aunque a un ritmo mucho más lento que la cultura humana, por lo cual, rigurosamente, deberíamos también allí, replantearnos nuestra metodología de la investigación para un conocimiento del mundo físico, más objetivo]. Sin este elemento difícilmente podríamos hablar, como lo hace Ortega y Gaset, de la historia como sistema. Un sistema supone siempre, si no una naturaleza idéntica, por lo menos una estructura idéntica. De hecho esta identidad estructural –una identidad de forma y no de materia- ha sido siempre subrayada por los grandes historiadores. Nos han dicho que el hombre tiene una historia porque tiene una naturaleza. Tal era el juicio de los historiadores del Renacimiento, por ejemplo Maquiavelo y muchos historiadores modernos han mantenido esta idea. Junto a la fluencia temporal, han esperado encontrar los rasgos constantes de la naturaleza humana tras el polimorfismo de la vida humana. En sus reflexiones sobre la historia universal Jacob Burckhardt define la tarea del historiador como un intento de establecer los elementos constantes, recurrentes, típicos, porque tales elementos pueden evocar un eco resonante en nuestro intelecto y en nuestro sentimiento” (Idem. P. 253). Así podemos contemplar lo que significa la evolución de la vida humana, sin que se desconfigure su esencia, así podemos comprender el fenómeno de la Cultura humana y de su respectiva evolución. Y aunque vivimos en un mundo humano atropellado, asaltado prácticamente, por fuerzas humanas que ignoran los efectos de su poder, el daño que hacen por logros muy inferiores a las pérdidas globales humanas, no podemos perder nunca de vista el papel de esa Cultura en la redención 347 del Hombre, la urgencia de que jamás sea sepultada por la marea caótica que aquellas producen. La historia de la vida civilizada, la historia de cada vida que se inicia en la niñez, nos muestran, como cada paso dado hacia su madurez, hacia la recuperación de su iniciativa, hacia la recuperación de su independencia y libertad, hacia la plena realización, marca la diferencia, cada vez más patente, cada vez más concreta, entre la vida del Hombre y la vida del animal; valga decir, entre la vida del Hombre y las formas características de la vida del prehomínido. Ya las reflexiones de Cassirer nos han aportado una idea de las s implicaciones de esas diferencias. Hoy, se esgrimen no solo el fusil, sino la “pluma”, las “letras” como si fueran “armas”, no precisamente instrumentos para el diálogo y la conciliación, para consolidar la Razón, sino para exacerbar los ánimos, para tergiversar las opiniones, para alterar los ánimos y despertar las pasiones, para transformar a los hombres en manojos de “nervios”, en instrumento dócil para los más inescrupulosos propósitos. A menudo, nos valemos del “animal humano” como mecanismo para alcanzar los más terribles resultados en nuestra ruin e irresponsable forma de “cultivar la muerte”, en nuestra forma más siniestra y “baja” de redireccionar las energías humanas hacia el logro de nuestros nefastos propósitos. En los propósitos de muchos de nuestros dirigentes, de muchos de nuestros empresarios, cabe todavía la intención de someter al hombre al “animal humano” que llevamos dentro, y aprovecharse económicamente de ello. Estamos trabajando, no pocas veces, en la dirección opuesta al “trabajo” que ejecuta la Naturaleza en su labor evolutiva: Sacar al Hombre de su condición animal para transportarlo a una nueva expresión vital que hemos de aprender a manejar y a aprovecharnos de ella: Nuestra cultura simbólica. Muchas de nuestras actitudes, que han generado y fortalecido industrias, “negocios” tan importantes y masivas como son hoy los de los estupefacientes, todas las formas de explotación humana, etc., y de las “estructuras” económicas, 348 sociales, financieras y políticas que en ellos se han inspirado, van a tener que ser “desactualizadas”, “desinfladas”, “reducidas” y reemplazadas por otras. En nuestro mundo moderno, en el que se conservan multitud de formas de vida primitiva que, en sus propios afanes, se confabulan, conspiran sin alcanzar plena consciencia del efecto negativo que generan, del conflicto que suscitan, cada vez con mayor vehemencia, frente a los deseos legítimos del grueso de la Especie Humana por superarse día a día, se ve la urgencia de adelantar una tarea colosal de desarrollo, de actualización, de adaptación a modelos de vida más prometedores. La discordia, la confrontación, la Guerra, el sometimiento a órdenes extraños, la intimidación, la hegemonía, el exterminio, no pueden ser mecanismos aceptables para acelerar el Cambio, según las referencias que nos ha deparado la experiencia histórica, incluso, las experiencias más relevantes, del siglo XX, como las vividas por los pueblos sometidos al férreo control de los distintos Estados planetarios, mal llamados “Repúblicas Populares”, quizás, un cambio que puede haber sido implementado, direccionado e impulsado de manera arbitraria, a la luz de las actuales convicciones sobre lo que es el Hombre, en su conjunto, y en contra de toda consideración al proceso natural de la Vida. Una referencia de esa clase de arbitrariedades, desde tiempos muy remotos, es expresada en el libro sagrado, en la Biblia, que recoge nuestra sabiduría aprendida ancestralmente, en la historia de Adán y Eva. Por desgracia, no sólo Adán y Eva quisieron ser como dioses. El mundo actual está plagado de seres deshumanizados, con el afán incontenible de realizar, en perjuicio de sus semejantes, esa clase de pretensiones. La cultura de la Vida no está en contradicción, de ningún modo, con la <<”liberación”>> del Hombre del lastre de la esclavitud, de la fuerza de determinación, de la influencia de su ancestro animal; no sólo eso, sino que, por el contrario, forma parte de ella. La cultura de la Vida pasa por la 349 exaltación de la vida humana, por la consideración de nuevos factores humanos, frente a los cuales, la vida emotiva, la inteligencia emocional no dejan de ser muy importantes para la consideración de los propósitos de la vida humana, sin embargo, pierden el <<monopolio>> en términos de la motivación de los actos humanos. En el mundo moderno y secularizado (en contradicción con los mundos sacrales anteriores), materialista, positivista, utilitarista a corto plazo, inmediatista, la “promoción” de la Vida tiende a olvidarse de la dimensión espiritual de los asuntos humanos; sus estímulos se refieren particularmente a estímulos de carácter emocional, a experiencias emocionalmente importantes, manipulan la emotividad de las personas, la exacerban para inclinar sus decisiones hacia situaciones imaginarias de poderío económico, de comodidad, de aceptación, de capacidad de seducción al género opuesto, entre muchas otras cosas. Por el contrario, la práctica corriente del predominio de unos sobre otros usa elementos de disuasión como el escarmiento, la intimidación, el terror, que producen estados de depresión, de desconfianza consigo mismo, etc., en el “enemigo”, que estimulan la deserción de la propia defensa, la vacilación; la autoestima, la grandeza, la virtud, el honor, la gloria, y otros valores de orden espiritual prácticamente cuentan hoy muy poco como <<valores agregados>> reconocidos comúnmente como medidas de realización de la vida humana. No podemos olvidarnos que el ser humano necesita <<alimento espiritual>>, motivaciones espirituales, y no sólo físicos. Necesita reconocimiento, disfrutar de un adecuado sentido de pertenencia, saberse respetado, valorado, estimado, amado por quienes le rodean, necesita saber que su aporte a la vida del conjunto social en el que vive es valioso. Eso no se consigue con su rechazo, su discriminación, su desconocimiento, su exclusión, con su desprecio, con el cultivo de la egolatría, con la siembra de los odio, de la desconfianza, de la discordia, con el fusil; ¡se consigue con altruismo, con consideración, con amor! 350 1.3.4 LA LIBERACIÓN DEL ESPÍRITU HUMANO DE LA TIRANÍA, DE LAS HEGEMONÍAS, DE LA DEPENDENCIA, DEL DOMINIO INDISCRIMINADO DE LOS HOMBRES PODEROSOS. ¡Cuantas propuestas leoninas de negocios oye uno durante su vida, algunas, incluso, obvias, y quien las formula se queda tan tranquilo (o la tomas o la dejas; si lo primero, caes en la trampa)! La propaganda comercial entre nosotros está saturada de ese tipo de propuestas, maquilladas hasta la desesperación. La mayor parte de ellas tienden a establecer y consolidar una situación de tiranía, de hegemonía, de dependencia, de dominio indiscriminado. Y en general, cuando no se da el uso abierto de la fuerza, que ocurre, particularmente, cuando quien la usa no cree tener suficientes cortapizas, se busca mantener, como fachadas, las apariencias de ecuanimidad y justicia, se acude a otros artificios: Se tergiversa la verdad, se proyectan imágenes ilusorias de valores inauténticos, que inducen a decisiones erróneas, se usa el chantaje para encubrir el delito, se intimida y se amenaza con un daño mayor a quien denuncie un acto delincuencial o perverso. En otras palabras, el desarrollo tecnológico, en unos campos, como es el caso del desarrollo de las comunicaciones humanas, determina, el atraso, la miseria en otros, como es el caso de aquellos medios humanos manipulados por la propaganda económica y política de muchas de las grandes economías capitalistas, de muchos movimientos ideológicos o religiosos, de muchas empresas criminales, interesados todos en imperar sobre el género humano y lograr sus propios presupuestos. El objeto de muchos debates, en todos esos campos y otros, ya desarrollados en un ambiente íntimo, entre pocas personas, dos o un poco más-, y en ambientes abiertos y multitudinarios, es el de “tomar el pulso” y no dejar de tomar la iniciativa y el control del ambiente en que se desarrolla 351 cualquier conversación, para ejercer las presiones necesarias y establecer el dominio de las discusiones. A menudo se busca poner a los interlocutores en posiciones de dependencia total en sus decisiones posteriores, atarlos a las conveniencias propias, sin contar con las del interlocutor. No son debates desprevenidos, destinados a producir resultados justos y equitativos; son debates destinados a negociar condiciones “gana – pierde”, donde el costo de las retaliaciones pueden ser suficientes si los tratos no llegan a cumplirse. En tiempos de elecciones es común que las “estructuras” de campaña que manejan las candidaturas a los puestos públicos, manejan muy “libremente” su contabilidad de los votos, su estrategia publicitaria, sus fórmulas de persuasión de los ciudadanos, sin tener en cuenta si sus actitudes, sus posturas, los conflictos que suscitan, las expectativas que generan, son o no lesivas a los derechos ciudadanos, si es que, íntimamente están interesadas en un resultado justo y representativo de la voluntad popular, o solamente en asegurar la viabilidad legal de sus proyectos privados. Entre los colombianos se han combinado desgraciadamente, y no pocas veces, técnicas de manipulación y elementos de fuerza; los asesinatos de Jorge Eliécer Gaitán en 1948, de Luis Carlos Galán y Álvaro Gómez Hurtado en los últimos años, para no mencionar las centenas de atentados contra personajes de influencia de facciones políticas contrarias, y las consecuencias que generaron, como es el caso de la aniquilación de movimientos enteros de antiguos militantes de la Guerra, como era la Unión Patriótica. Nadie duda de las implicaciones de esas fórmulas de acción estratégica, sin contar que ello da una idea de lo que está ocurriendo, hoy día, intimamente, en el interior de los que, se considera, ambientes auténticamente democráticos, no solo en nuestro medio, sino, además, en gran número de procesos económicos sociales y políticos en otros Estados del Mundo. Roger Fisher y William Ury, del Proyecto de Negocios de Harvard, han elaborado todo un manual muy esquemático, muy sencillo y práctico de “desarrollo gerencial”, muy útil para adelantar negociaciones justas, -“Gana – Gana”-, y lo han publicado con el nombre “Sí… ¡de acuerdo!”. Cómo negociar 352 sin ceder. Impreso por Editorial Colombia Nueva Noviembre de l991. Es difícil trasmitir una idea clara del contenido conceptual, ya que se trata de una larga lista de recomendaciones prácticas. Sin embargo, según aparece indicado en su Introducción y el respaldo de la publicación, encontramos dos criterios de particular importancia: … “las personas negocian aún cuando no caen en cuenta de que lo están haciendo” (Idem. Introducción P. XIII). ….”Ofrecen una estrategia directa y decidida para proteger los propios intereses y al mismo tiempo entenderse bien con las personas a quienes mueven intereses contrarios”. En términos generales podemos aducir, que, todas las interacciones sociales que desarrollamos a lo largo de nuestra vida, tengamos consciencia o no de ello, implican, de alguna manera alguna forma de negociación, son responsables de algún resultado que nos afecta a nosotros y a nuestros propios intereses. Para asumir nuestra propia defensa, es preciso que tengamos consciencia de ello. Y es necesario, antes de entrar en cualquier proceso de negociación propiamente dicho, que demos el paso de informarnos correctamente de las circunstancias nuestras y de las circunstancias del interlocutor, que han de servir de contexto a las posiciones de ambas partes en la negociación, y que, según los mismos autores, habrán de enfocarnos, en vez de las posiciones concretas asumidas por cada uno, a la hora de adelantar la negociación. 1.3.5 LA LIBERACIÓN DEL ESPÍRITU HUMANO DE LOS CONDICIONAMIENTOS, DE LOS DETERMINISMOS DE LA CULTURA Respecto de este aspecto, el futuro nos depara oportunidades mucho más ambiciosas que las que teníamos los seres humanos anteriormente. Los viajes se han constituido en la vía para superar, con mayor propiedad los condicionamientos de la propia cultura. Sin embargo, el sólo hecho de las 353 posibilidades que ofrecían las conexiones aéreas, por ejemplo, hace unos sesenta años, con aviones dotados de motores “de explosión” o de pistón, con velocidades de crucero de unos 300 kms. /h o un poco más, y con cupos que difícilmente superaban los 80 a 100 pasajeros, si las comparamos con las aeronaves de hoy, con motores de turbina, con velocidades del orden de 900 a 1000 kms./h de velocidad de crucero y con un cupo que fluctúa entre los 250 y 500 pasajeros, nos muestra las apabullantes diferencias. De la misma manera, el crecimiento portuario, las dimensiones de los buques y las facilidades portuarias, la infraestructura vial ya existente, y la que se planea construir de acuerdo a las exigencias cotidianas del Comercio, en todo el Planeta, lo que están haciendo es “liberarnos”, de los determinismos de cada una de las Culturas en que nos criamos, difuminando cada vez más las fronteras humanas, globalizando cada vez más las referencias de nuestra conducta. Ello nos permite señalar, además, la labor que es menester realizar para “liberar” a multitud de grandes y pequeñas comunidades humanas de todo el Mundo, verdaderamente “atrapadas” en sus “estructuras” culturales primitivas, y necesitadas de abrirse y acceder a nuevos sistemas simbólicos, sin perder el control sobre sus propias vidas, para enriquecer su lenguaje, su pensamiento, sus medios de comunicación y formar parte activa de las sociedades que se van constituyendo a través de la proliferación de los ambientes urbanos y de las relaciones entre ellos, al nivel de la vida planetaria. Sólo que esas visiones de la Realidades han sido aprovechadas por sectores muy importantes de la dirigencia de nuestras sociedades occidentales, particularmente después de la caída del Muro de Berlín, para anticiparse al hecho de la apertura que tarde o temprano habría de venir con el tiempo en todas las consciencias humanas, y establecer una nueva atadura jerárquica capaz de cerrarle el paso a la realización de las aspiraciones de todo el género humano, a favor del suyo propio, del enriquecimiento y empoderamiento sin límites. 354 1.3.6 EL PENSAMIENTO UTÓPICO COMO HERRAMIENTA PARA LA LIBERACIÓN DEL ESPÍRITU HUMNO. Los NIÑOS, DIOS, nuevas referencias futuristas, “atractores” de primer orden para salir del estancamiento, del círculo vicioso de la Guerra y de la Violencia. Todo ello nos conduce a pensar en soluciones estratégicas de largo plazo. Requerimos de la apertura espiritual de la gente, lo que conlleva, al ejercicio de un efectivo proceso de liderazgo social de nuevo (o quizás no tan nuevo) cuño. La idea de un pensamiento utópico no es nada nueva. Muchos autores señalan su origen en la obra de Platón, particularmente en su obra “La República”, precisamente en la cual expresa su opinión sobre un Estado que considera perfecto. En la evolución de la idea hay otros puntos culminantes, uno, que podríamos considerar consecuencia del Humanismo que surge del proceso crítico de todas las nociones expresadas antes sobre el significado del fenómeno humano en el Renacimiento, y que recoge Tomás Moro en su obra “Utopía” y entre los más modernos, la utopía marxista planteada en su “Manifiesto Comunista”. Sobre el tema, el mismo autor, del texto que sigue, Sergiocbg. Yahoo. Monografías.com, se refiere a la definición del término en que la Real Academia Española (de la Lengua), recoge de manera magistral la noción: Definición del concepto: Para comprender y asimilar las implicaciones del concepto de utopía, es necesario conocer la definición exacta. De este modo, es conveniente evitar los matices subjetivos y las posibles connotaciones emocionales que éste puede suscitar, partiendo de su origen etimológico y analizando su evolución a lo largo de la historia. Así pues, la Real Academia Española recoge y define brevemente esta 355 noción, del siguiente modo: Utopía o utopia. (Del gr. oυ, no, y τόπoς, lugar: Lugar que no existe). 1. f. Plan, proyecto, doctrina o sistema optimista que aparece como irrealizable en el momento de su formulación. Es decir, entiende la utopía como aquel plan, proyecto, doctrina o sistema óptimo o conveniente, que aparece como quimérico desde el punto de vista de las condiciones existentes en el instante de su enunciación. No obstante, realizando un recorrido más extenso y detallado por sus connotaciones sociológicas, las utopías, concebidas como proyectos de ciudades ideales, visiones de fundamento ético o estados de perfecto orden, son también, al mismo tiempo, suscitadoras de ideologías activas, imágenes estimulantes e inspiradoras de acciones concretas, capaces de modificar la realidad existente. Por otro lado, las utopías son, o por lo menos intentan serlo, sistemas racionales capaces de concebir nuevos modos de organización social. En cualquier caso, implican siempre una voluntad de trascender lo existente y son, a la vez, una evasión del presente y una crítica de ese mismo al compararlo con lo que podría ser. Por eso todas ellas pretenden encarnar, como dice M. Buber, "la visión de lo justo en un tiempo perfecto". Por otro lado, como se deduce del comentario etimológico que encabeza la definición de la RAE, la palabra utopía es un vocablo de raíces griegas. Sin embargo, pese a lo arcaico de su origen, no se empezó ha usar con el sentido que actualmente le otorgamos, hasta que Tomas Moro la tomó como topónimo para mencionar a la isla fantástica que imaginó en su célebre novela, y en cuyo contexto estableció su modelo de estado ideal. A partir de aquí, y debido a la gran importancia y difusión que esta obra tuvo entre los intelectuales de la época, el término se popularizó. Así, por una relación de semejanza, pasó de ser, simplemente, algo que no se encuentra en ningún lugar, a referirse a todas aquellas organizaciones, intenciones, proyectos o doctrinas, que por su excesivo idealismo o su aparente irracionalidad, resultan impracticables o imposibles de implantar 356 en la realidad y el contexto histórico en que se formulan. De este modo, con el tiempo, ha acabado surgiendo, por contraposición al ya conocido concepto de utopía, su opuesto: el de distopía o antiutopía (aún no aceptado oficialmente, pero sí frecuentemente usado por quienes conocen el tema), que pretende reseñarse en la estructura social idealista que, en lugar de aportar el súmum del bienestar, la justicia y la libertad, desemboca en el caos y la sinrazón, provocando así la pérdida definitiva de los valores morales y éticos imperantes hasta el momento. Así se refiere a la obra de Platón “sergiosbg”, y la génesis de su pensamiento que se confunde con un evento fundamental de nuestra Cultura, cuando la transmisión de la experiencia humana cambia de lenguaje simbólico, pasa de lo “mítico” a lo “racional”: “En este período de nuestra historia (s. VI a.C.), se origina, en la región este del continente europeo, el nacimiento de la filosofía y el pensamiento occidental. Concretamente en la ciudad jonia de Mileto y más adelante en las principales polis de la antigua Grecia, se produce el cambio ideológico que provoca la transición del discurso mítico al discurso racional. Esta renovación conocida tradicionalmente como el paso del mito al logos, supone sin duda el inicio de nuestra cultura y la fuente de saber que nos ha servido a lo largo de generaciones, como axioma precursor de todo pensamiento científico y moral. Es por ello, que debemos partir de esta célebre etapa para realizar el recorrido por la utopía literaria.” “El trabajo de los primeros sofistas y la evolución durante años de las teorías y doctrinas formuladas en aquellos primeros siglos de conocimiento racional unido a una época de bienestar y estabilidad social, facilitó la consumación de grandes ciudades estado (principalmente Atenas) que se autogobernaban bajo los preceptos de la democracia. Así, en un entorno relativamente favorable, fueron surgiendo los primeros grandes pensadores y, con ellos, la aparición de los primeros clásicos de la literatura 357 universal. Cada vez más preocupados por la vida en sociedad y la moral humana, fueron perdiendo interés por la observación de la naturaleza y se implicaron cada vez más en los gobiernos de sus ciudades. De este modo, en el 437 a.C. nace uno de los filósofos con mayor peso de la antigüedad. Platón, discípulo de Sócrates y miembro de una familia bien estante, elabora los primeros diálogos escritos y deja para la historia la primera gran herencia del conocimiento universal (cabe destacar "La República"), rebatiendo la demagogia política y dudando de la honestidad de la democracia ateniense.” "La República" de Platón. Este clásico de la literatura antigua, es la obra que refleja la concepción ideal del estado perfecto según Platón. En "La República", expone todas sus reflexiones entorno a la política de su tiempo, y propone una organización distinta que acabe con las injusticias y asegure la estabilidad de la nación. Debido a su nacimiento en la cultura que acunó la filosofía y el arte del saber, este diálogo ha sido valorado y estudiado desde su aparición en el s. IV a.C. por pensadores y estudiosos de todos los tiempos y, por ello, puede considerarse como la semilla de muchas de las tendencias políticas que han ido surgiendo a lo largo de la historia. Esta crítica constante de la obra, ha suscitado opiniones muy diversas entorno a su autor, que ha sido acusado incluso, de promover el totalitarismo y la tiranía de los gobernantes, así como de justificar el socialcomunismo o el fascismo del pasado siglo. Es indudable que su riqueza conceptual, hace de "La República" un punto de partida para las ideologías de la posteridad y seria erróneo dudar de las influencias que haya podido tener en estas tendencias políticas, pero antes de condenar o reprochar las afirmaciones que mantuvo Platón en sus escritos, sería más prudente conocer el contexto político y social que condicionó sus ideas, así como algunos de los rasgos más trascendentales de su vida, que a buen seguro influyeron en su modo de entender el mundo y ayudarían, sin duda, a advertir el significado que el célebre filósofo pretendió otorgar a su obra.” (Sergiosb. Yahoo. Monografías .com). 358 El mismo autor se refiere así a otro de los trabajos cumbres del pensamiento utópico: “La utopía renacentista. El renacimiento fue un movimiento cultural surgido en el s. XIV que se caracterizó por una ferviente admiración del pensamiento clásico. Una etapa de nuestra historia en la que los miembros ilustrados del arte y la cultura, pretendieron una renovación completa en todas las dimensiones del saber. Una renovación que más que basada o inspirada en los modelos grecorromanos, adoptó íntegramente su pensamiento imitando su arte y su concepción del mundo, dando lugar al nacimiento del humanismo. Así, se propició el retorno al idealismo de lo bello, volvieron a la vida las proporciones, la serenidad y el equilibrio natural que habían definido en sus tratados algunos de los más conocidos filósofos clásicos y, en definitiva, se supeditó de nuevo la creación espontánea, al orden y las leyes estéticas marcadas por los antiguos. No obstante, en este clima renovador, surgen como es lógico, numerosos autores descontentos con el rumbo de su sociedad. Eruditos personajes que dedicaron su tiempo a intentar cambiar las cosas, ofreciendo a sus semejantes nuevos modos de concebir el mundo. Así, después de unos siglos de leve sequía cultural, y en pleno imperio renacentista, se publicaron obras de vital importancia que cambiaron el rumbo del conocimiento humano. Algunas de estas obras fueron, por ejemplo, "La ciudad del sol" de T. Campanella, publicada en 1623 o "La nueva Atlántida", que escribió F. Bacon en 1627, pero probablemente, la que tuvo mayor repercusión entre el público de la época, fue la "Utopía" de Thomas More, obra ilustre que vio la luz en 1517.” "Utopía" de Thomas More. Este clásico de la literatura utopista, del mismo modo que el anterior, adquiere pleno sentido en el contexto histórico en que fue creado, pues no es igual la ideología de una mente contemporánea, que la ideología de una mente del s. XVI, pero aún así y salvando las diferencias entre ambos períodos, ésta conserva aún toda su vigencia en la actualidad. Tanto es así, que no es posible analizar el pensamiento utópico en su recorrido por el tiempo, sin conocer sus repercusiones, ya que, más allá de las influencias que sin duda ejerció en posteriores 359 escritos y sin olvidar a los clásicos (entre los que cabe destacar a Platón y en especial sus diálogos entorno a "La República") que le sirvieron de precedente, supuso sin duda, el nacimiento de la utopía moderna.” “Por todo esto, y para comprender con la mayor precisión posible el sentido que More quiso dar a la que fue sin duda su obra maestra, es necesario conocer cuáles fueron los rasgos que pudieron marcar o influenciar su vida y pensamiento.” “Sir Thomas More nació el 6 de febrero de 1478 en Cheapside (Londres). De pequeño entro de paje del cardenal Morton quien recomendó su ingreso en Oxford (donde estudió literatura y filosofía) y más tarde, en 1501, fue elegido miembro del parlamento, para ocupar posteriormente importantes cargos en la administración londinense. Aún así y pese a sus responsabilidades públicas, More tuvo tiempo para cultivar sus inquietudes religiosas y literarias, de este modo, en 1516, escribió su novela más valorada: "Utopía".” “Entre tanto, en Inglaterra, Enrique VIII sucedió a su padre, Enrique VII. El nuevo rey fue coronado el 28 de ese mismo mes y consiguió que More entrase a su servicio tras mediar con el cardenal Wolsey, así, en 1517 fue nombrado miembro del Consejo del Rey, teniendo que renunciar a sus otros cargos. En la Corte se ganó el aprecio de los reyes, de los que obtuvo cada vez más confianza. En 1529 sucedió como Canciller a Wolsey, quien había sido destituido por oponerse al propósito de Enrique VIII de anular su matrimonio con Catalina para poderse casar con Ana Bolena. Thomas More contestó claramente al rey su desacuerdo en la cuestión del divorcio, aunque como laico, creyó no deber entrometerse en un asunto que estimó competencia de las autoridades eclesiásticas. El Parlamento pronto se doblegó al poder real y en 1533 sirvió como instrumento para forzar al clero a presentar un acta de sumisión por el que delegó en el rey la potestad legislativa en materia eclesiástica. Ante esta situación More presentó su dimisión como Canciller, lo que le supuso la pérdida de privilegios y cargos, además de la incomprensión por parte de su familia. Ante la declaración del Papa, el Parlamento 360 aprobó el Acta de Sucesión otorgando un poder total al rey sobre sus súbditos. Así, a More se le pidió presentarse a jurar el Acta el 13 de abril de 1534. Éste aceptó los derechos de sucesión que fijaran el Parlamento y el rey, pero se negó a aceptar algo que fuera contra la autoridad papal, como era la unión del rey con Ana Bolena. Durante cuatro días estuvo custodiado por el abad de Westminster, obstinado en desoír los consejos y amenazas de amigos y enemigos, para ser encarcelado en la Torre de Londres. Allí estuvo quince meses, escribiendo varias obras espirituales con las que se preparó para el martirio. Sufrió además la incomprensión de su familia, que vio cómo los obispos y doctores del reino habían aceptado el matrimonio del rey. El 1 de julio de 1535 fue acusado de traidor por negarse a atribuir al rey su "justo" título de jefe supremo de la iglesia de Inglaterra. En el juicio se hizo cargo de su propia defensa, pero fue ejecutado el 6 de julio. Su cabeza se colocó a la entrada del puente de Londres y tras ser recuperada por su hija Margarita, fue sepultada en San Dunstand, hoy día iglesia protestante. Su cuerpo primero fue enterrado en el recinto de la Torre para luego ser arrojado a una fosa común donde fue imposible localizarlo. Tras su muerte, Erasmo de Rótterdam definió a More como el más santo de los hombres que vivieron en Inglaterra. Tres siglos después, el 29 de diciembre de 1886, el Papa León XIII le beatificó. En el cuarto centenario de su muerte, se promovió un proceso de canonización y finalmente el 9 de mayo de 1935 Pío XI le declaró santo.” “More fue, por tanto, un concienzudo luchador que se opuso con el poder de las ideas y siempre desde el lado del diálogo, a las injustas y despóticas leyes que imperaban en su época, revelándose incluso contra su propio rey y dando la vida por sus convicciones ante todo un estado reprimido. Todo este conjunto de vivencias y sinrazones, aportaron al pensamiento ya de por sí destacado de More, una riqueza y una perspectiva de la realidad existente, lo suficientemente amplia como para hacerle acreedor de las carencias y virtudes del sistema político y la estructura social en que vivió. Así, lejos de restar sumido y ante la imposibilidad de alzar su voz para cambiar las cosas, decidió plasmar sobre el papel su modelo de estado ideal, en la que ha 361 pasado a la historia como una de las obras cumbre del pensamiento utópico.” Y sobre la cumbre más actual del pensamiento utópico, de vastas repercusiones en la vida del Planta durante todo el siglo XX, y nuevas repercusiones anunciadas en nuestra América Latina para el siglo XXI, afirma: La utopía socialista. Sería imposible constatar el momento preciso en que nació el ideal social-comunista, probablemente porque la naturaleza de esta tendencia vaya ligada al pensamiento del hombre desde el momento en que éste se constituye en sociedad. Por ello, es necesario realizar un breve recorrido por la historia y observar cuales han sido los precursores de las teorías que en el siglo XIX K. Marx y F. Engels llevaron a la cumbre con sus publicaciones. Tras siglos de desigualdades y explotaciones obreras, en la edad media empezaron a tomar forma las vagas ideas de constituir comunidades donde la propiedad privada y los intereses individuales quedaran definitivamente abolidos. Así con la llegada del Renacimiento, Thomas More deja caer (como hemos comentado en el apartado anterior), en su obra más conocida, "Utopía", la posibilidad de suplantar el sistema de intereses particulares, por una sociedad "comunitarista" capaz de fomentar las relaciones fraternales y acabar con las desigualdades que suscitaba el dinero y la propiedad privada. Nacía así la utopía moderna y se daba comienzo a una tendencia política. Más adelante, en el año 1764, Césare Beccaria (un autor hoy prácticamente olvidado), escribía un libro de gran repercusión en la época, titulado "De los delitos y las penas". Entre tanto, en pleno auge de la Ilustración, ya habían ido surgiendo autores que contemplaban en sus escritos ideas similares a las descritas. Así, por ejemplo, Morelly, además de criticar los Estados de su tiempo, teorizaba a favor de una sociedad en la que los bienes estuvieran en común y aspiraba nada menos que a la abolición de la idea misma de bien y mal. Así se empezaba a vislumbrar la idea moderna social-comunista, predicando al mismo tiempo la 362 abolición de la propiedad privada y la abolición de toda moral tradicional. Pero Beccaria era más realista y pese a confiar en el estado comunista, centró su obra en una cuestión de la que hasta el momento, pocos se habían percatado. El derecho de la sociedad a castigar a los ciudadanos. Partiendo de la premisa que la justicia genera inevitablemente injusticias, dio la palabra a los delincuentes y propuso sustituir la pena de muerte y la tortura, por los trabajos forzados. Este hecho parece no guardar demasiada relación con el tema concerniente, pero fue el acontecimiento que motivó por primera vez, la aparición de la palabra socialista en Europa, como un calificativo peyorativo que definía, según las figuras conservadoras de la época, la actitud de Beccaria. De esta forma y sentadas ya las bases del movimiento, la necesidad de realizar un proyecto razonable acorde con las circunstancias del momento, unido a la consternación provocada por los vagos resultados obtenidos por la Revolución Francesa (había declarado la igualdad entre los hombres, pero no una mejora en la vida de las clases trabajadoras), ocasionó la aparición del socialismo utópico. Esta tendencia ideológica, fue encabezada por autores como Saint-Simón (1760-1825), Charles Fourier (1771-1837) y Robert Owen (1771-1858), que defendieron la idea de constituir una sociedad emancipada, capaz de garantizar la igualdad entre ciudadanos. Sin embargo, la iniciativa socialista de estos personajes, que llegaron a aplicar sus tesis en pequeñas comunidades, fue tildada de utópica por dos autores que pasarían, con el tiempo, a encabezar estas teorías. Marx y Engels, años más tarde, contestaron las propuestas del socialismo utópico, considerándolo una simple fantasía de la sociedad futura que, si bien eran útiles para amonestar las penurias de la época, eran completamente irrealizables. Así, lejos de contentarse con una crítica infundada, elaboraron un programa conocido con el nombre de "Manifiesto Comunista", que promulgaba la teoría del socialismo científico en sustitución del utópico. Con todos estos avances en el pensamiento socialista, se llegó a la culminación del ideal social-comunista, pretendido no como una utopía irrealizable, sino como una revolución de los modos de producción tradicionales, capaz de eliminar las desigualdades que 363 la propiedad privada y el capitalismo habían ocasionado a lo largo de la historia.” "El Manifiesto Comunista" de K. Marx y F. Engels: "Un espectro se cierne sobre Europa: el espectro del comunismo. Contra este espectro se han conjurado en santa jauría todas las potencias de la vieja Europa, el Papa y el zar, Metternich y Guizot, los radicales franceses y los polizontes alemanes. No hay un solo partido de oposición a quien los adversarios gobernantes no motejen de comunista, ni un solo partido de oposición que no lance al rostro de las oposiciones más avanzadas, lo mismo que a los enemigos reaccionarios, la acusación estigmatizante de comunismo. De este hecho se desprenden dos consecuencias: La primera es que el comunismo se halla ya reconocido como una potencia por todas las potencias europeas. La segunda, que es ya hora de que los comunistas expresen a la luz del día y ante el mundo entero sus ideas, sus tendencias, sus aspiraciones, saliendo así al paso de esa leyenda del espectro comunista con un manifiesto de su partido. Con este fin se han congregado en Londres los representantes comunistas de diferentes países y redactado el siguiente Manifiesto, que aparecerá en lengua inglesa, francesa, alemana, italiana, flamenca y danesa." “Con esta contundente declaración, iniciaban Marx y Engels el Manifiesto del partido Comunista. Declarando así, definitivamente, la guerra al capitalismo y proponiendo al mundo una alternativa distinta a la sociedad de clases.” “Este revolucionario manifiesto, supuso entonces la consumación de la utopía socialista que desde hacía años se había intentado llevar a cabo. No obstante, lo verdaderamente significativo del trabajo desarrollado por estos dos teóricos, fue el hecho de creer en la viabilidad de su ideal y elaborar un proyecto serio y científico, capaz de superar las carencias del socialismo utópico y convertirse en una alternativa política factible.” “Así en 1846, los gobiernos del viejo continente advertían la consumación del comunismo y se esforzaban por contener a los 364 alentados ciudadanos que por fin veían una salida a tantos años de sublevación clasicista, mientras que Marx y Engels seguían aunando esfuerzos para provocar un impacto aún mayor en la Europa del capital. Sin embargo, no sería hasta medio siglo después cuando, por primera vez, una revolución social como las pretendidas por Marx, acogió su ideal socialista fundando la primera potencia comunista de la historia. Fueron los bolcheviques, en 1917, quienes tras derrocar del poder a los zares, instauraron en Rusia y bajo la dirección de Lenin, un sistema político basado en las doctrinas marxistas. El cambio social fue rotundo pero de nuevo la avaricia de un líder sumió al país en una represión militarista que marcaría el destino del siglo XX. Más tarde se extendería este sistema por algunas naciones asiáticas e iberoamericanas, de las que cabe destacar dos de las que aún se mantienen en vigor, China y Cuba respectivamente. No obstante estos proyectos políticos que tantas esperanzas despertaron entre el proletariado de aquellos años, no funcionaron y sólo sirvieron para justificar las injusticias de líderes totalitarios que acabaron arruinando la economía y la libertad de aquellos estados.” “Ante semejantes resultados, son muchos los que creen que el fracaso se debió al carácter inviable del ideal, pero es más probable que todo fuera debido a una mala aplicación de sus principios. De todos modos, el socialismo científico que pasó a manos de Marx (pues ha sido éste su máximo representante a lo largo de la historia), tras la publicación de su mejor obra, "El Capital", seguirá siendo una utopía mientras no llegue el momento de su instauración tal y como lo quisieron sus creadores.” (Sergiosbg. Yahoo. Monografías .com). Ya planteados estos antecedentes históricos, pasemos a la reflexión que le merece el tema a S. Spinsanti en su página web, con título Utopía DicEs, y que se refiere, particularmente, al efecto de la calidad de las instituciones que critica Tomás Moro en su tiempo, y que, de alguna manera, logran bloquear el desarrollo del pensamiento cristiano y su ideal humano, 365 comportándose más bien como instrumentos de una sociedad contradictora de ellos. Así, habla de la utopía como categoría ideológica. Se que estas transcripciones son un poco largas, pero, me parece que es muy importante conservar y transmitir, tan intacto como sea posible, el mensaje del autor, cuyo estilo, incluso, es ameno y dinámico: “1. LA "UTOPÍA" DE SANTO TOMÁS MORO - De Optimo reipublicae statu deque nova ínsula Utopia libellus vere aureus nec minus salutaris quam festivos clarissimi disertissimi viri Thomae Mori; con este título hizo su ingreso en la historia el pensamiento "utópico". Esta obra fue publicada en Lovaina en 1516. Moro había confiado a Erasmo la misión de supervisar la publicación. El escrito se presenta en dos tomos y en forma de diálogo.” “Moro, legado de Enrique VIII en una misión a Brujas, se encuentra en Amberes con su amigo Pedro Gilles, que le presenta a Rafael Itlodeo, compañero de América Vespucio en sus viajes. Conversa con él acerca de sus navegaciones; pero inmediatamente la charla se orienta hacia el problema central del primer tomo, que es el que da su significado, espiritual y realista a la vez, a la perspectiva utópica. La discusión versa sobre el tema de si es o no oportuno para un hombre libre y docto tomar parte en el consejo del rey. Itlodeo sostiene que no es oportuno, porque sus consejos jamás serán escuchados, pues los reyes aspiran a aumentar sus tesoros, sus reinos y su poder. Los consejeros de las cortes regias tan sólo pueden dar orientaciones en este sentido. Por lo tanto, sería empresa imposible y una auténtica locura el proponer en tales organismos la adopción de normas o la institución de entidades que limiten los poderes del rey, ya sea con respecto a sus súbditos como frente a los demás reinos. Moro coincide en este punto con Itlodeo. pero afirma que se debe evitar en los consejos del rey una "filosofía académica convencida de que cualquier cosa se adapta a cualquier lugar", y que es preciso "esforzarse por caminos indirectos (obliquo ductu) para que lo que no puedes transformar en bien, consigas al menos que no sea 366 malo". Pero Itlodeo se niega a extender hasta este punto la cooperación al mal y rebate su principio: un hombre razonable no puede tomar parte en el consejo de los príncipes, porque éstos están dominados por la voluntad de poder. De esta forma se emite un juicio radicalmente crítico sobre la sociedad cristiana existente: ésta no es razonable y, por lo tanto, con mayor razón, no es cristiana. Los mandamientos de Cristo están todavía más lejanos de la práctica del mundo cristiano que los consejos razonables de Itlodeo. La corrupción política tiene tales dimensiones, que ya ni se puede proponer la reforma a fondo de todas las instituciones vigentes. No existe otro camino que el de un cambio radical de las instituciones: es preciso abolir la propiedad privada. Traduciendo a Moro en un lenguaje posterior a él, se puede decir que la razón y la fe postulan a una la revolución comunista.” “El primer tomo del libellus aureus describe este cambio como moralmente necesario, y el segundo lo presenta como concretamente posible: la propiedad común existe y es una realidad concreta en las nuevas tierras que se descubren en Occidente. La isla de Utopía nace, por tanto, no ya bajo el signo de la irrealidad histórica, sino bajo el de la posibilidad histórica. Lo que la conciencia exige como moralmente necesario es históricamente posible; surge la nueva figura de la potencialidad histórica, es decir, la conveniencia o indicación de una realidad hacia la que la sociedad humana tiende como hacia su telos inmanente. Moro crea de esta forma no sólo un nuevo género literario, sino una nueva forma de pensamiento. La utopía es el futuro hacia el que la isla real de Inglaterra está orientada; la esperanza que el mundo cristiano lleva en su seno. Amauroto, la mayor ciudad de la isla Utopía, calca el modelo urbano de Londres, así como las instituciones utópicas son la respuesta a los problemas concretos ingleses (y a los de la cristiandad en general), planteados en el libro primero. Utopía no es, pues, una fantasía, sino un sondeo del potencial histórico de la realidad concreta, que se propone como una solución a problemas reales, y que ha madurado bajo la guía de la razón y de las indicaciones de la experiencia.” 367 “Moro no sueña con los ojos abiertos; a nivel popular existía ya la isla de Bragman de The Travels of Sir John Mandeville o la deleitable tierra de Cockaygne (para nosotros Jauja), donde todo es común a todos. La literatura popular y juglaresca del medioevo, en su polémica contra los ricos y los poderosos, especialmente del ámbito eclesiástico, habían mantenido una tensión hacia el cambio social en el seno de la cristiandad feudal. Moro quiere proponer la propiedad común como la solución de la ciencia y la razón al problema del ordenamiento político. El uso vulgar de la palabra "utopía" (corrientemente se emplea "utópico" como equivalente de irreal) es profundamente erróneo y entraña una censura que la cultura dominante aplica a la posibilidad cognoscitiva que nos ofrece el concepto de utopía.” “La utopía de Moro se presenta como la crítica de las instituciones políticas de la cristiandad en nombre del cristianismo; esto no se dice explícitamente, pero siempre aparece claramente manifiesto. Moro quiere evitar aquellas instituciones que estimulan la voluntad de dominio y de explotación del hombre por el hombre, con lo cual hacen históricamente "imposible" el cristianismo. Estas instituciones tienen por soporte, según Moro, la propiedad privada. Quiere él demostrar que carecen de fundamento los argumentos clásicos contra la propiedad común (a saber, que está vacía de significado y, por lo tanto, anula la iniciativa humana, y que dificulta el ejercicio de la autoridad, conduciendo así por su propia naturaleza a la pobreza y a la anarquía). Es posible delinear en torno a la propiedad común un sistema educativo que haga explícitas las posibilidades latentes de la naturaleza humana. A los argumentos de cuño realista, que se han usado después de Aristóteles contra la propiedad común, Moro opone una imaginación creadora, que no supone un hombre distinto sino diversidad de instituciones sociales. El realismo de la fantasía diseña una figura de sociedad alternativa.” “El genio de Moro, su sonriente y severo humorismo, se manifiesta en los detalles de la vida utópica, como el uso de bacines de oro y el juego de piedras preciosas. La ironía revela también el blanco real, que es una sociedad en la que el fausto da 368 la medida de la calidad del hombre. En Utopía, la propiedad común se asocia al carácter democrático del poder político; la elección popular es el fundamento de toda autoridad, incluso de la autoridad vitalicia. Todas las ideas que dominarían la política europea hasta nuestro siglo hacen su aparición en Utopía, porque en ella se expresa un pensamiento que toma como medida no la inmediatez de la política. sino su absconditum, es decir, la posibilidad que lo fundamenta. Utopía es en este sentido la perfecta antítesis del Príncipe de Maquiavelo. La razón puede proponer un modelo suyo sin que lo tenga que recibir pasivamente de la tradición política o de las instituciones vigentes y de las costumbres que ellas presuponen y conservan.” “El vigor de la intuición de Moro resplandece aún más si se observa que esta profunda innovación se realizó sobre la base de la tradición teológica. Moro se inserta en la cultura clásicocristiana en cuanto humanista y hombre de fe. Las referencias a Platón son explícitas, lo cual es comprensible, porque Moro quiere demostrar que el comunismo utópico se funda sobre la razón y la verdadera filosofía. Pero las razones apremiantes que indujeron a Moro al comunismo de los bienes proceden del deseo de una sociedad, de un tipo de instituciones en las que la regla evangélica sea históricamente "posible". Precisamente para proteger la motivación cristiana de su investigación coloca delante la razón y la filosofía.” “De ahí que no se cite a Agustín; sin embargo, la referencia al De Civitate Dei es un elemento estructural para la concepción de Utopía. Lo que Agustín dice sobre la virtud cívica romana se traslada a Utopía; el comunismo de los bienes se contempla como el medio para animar el ejercicio de las virtudes morales, que Agustín alaba en Roma, y se elimina lo que Agustín condena, que es el dominio como último resultado de la práctica de aquellas virtudes. Utopía verifica el concepto agustiniano de pueblo: coetus multitudinis rationalis rerum quas diligit concordi communione sociatus. El juicio de Itlodeo sobre los consejos del rey tiene como fundamento una célebre sentencia agustiniana: remota itaque justitia, quid sunt regna nisi magna latrocina” 369 “Moro interpreta la cultura tradicional sobre la base de una problemática nueva y utiliza el patrimonio doctrinal común como crítica de las instituciones de la cristiandad. El cristianismo elabora aquí por vez primera un pensamiento propiamente político, que se caracteriza como cristiano no solamente porque limita la razón en nombre de la revelación, sino porque intenta inventar las instituciones en función del bien espiritual de la persona. Utopía es la crítica cristiana de aquel mundo institucional que habría de llevar al capitalismo y a la sociedad burguesa antes que ésta surgiera; y esto no en nombre del pasado y de la tradición institucional, sino en nombre del potencial de la naturaleza humana, que la historia está llamada a manifestar.” “La misma vida de Moro expresa la síntesis de pensamiento que anima su mentalidad. Moro acabará siendo miembro del consejo de un príncipe, haciendo caso omiso de los principios indicados por Itlodeo; pero sus consejos no serán seguidos, a pesar de que se presenten con extremado respeto y con gran prudencia y realismo; justamente como lo había previsto Itlodeo. Moro apela a la libertad de su conciencia, sujeta únicamente a la ley divina, y formula así el principio de libertad característico de la tradición cristiana; muere mártir de la fe católica en el primado del Papa. De esta forma se convierte en una de las figuras más universales y significativas del cristianismo.” “2. DESPUÉS DE TOMÁS MORO - Utopía abre una dimensión nueva al pensamiento político; la alternativa utópica se contrapone al pensamiento político realista. El positivismo de la politeia aristotélica aboca al duro neopaganismo del poder, en el que termina el humanismo italiano. Los dos filones, el del pensamiento utópico y el del pensamiento realista, correrán paralelos durante mucho tiempo. Tan sólo tres años separan De Utopia de El Príncipe, que son dos arquetipos de orientaciones contrapuestas. Hacia finales del siglo XVI la realista Razón de Estado, de Botero, se contrapone a La República imaginaria, de Ludovico Agostini; el contrapunto continúa en la casi contemporaneidad del Leviathan de Hobbes con el Oceana de Harrington, del Treatise on Government de Locke con las 370 "utopías" de Vairasse y de Fénelon. Los dos tipos de pensamiento se enfrentan hasta que la síntesis marxista pueda creer que ha fundido el pensamiento utópico y el realismo, presentándose como la conclusión del uno y del otro.” “Las "utopías" que siguen a la obra de Moro mantienen el carácter fundamental de su De Utopia tanto en el género literario como en su estructura figurativa. Se habla de islas existentes en un espacio todavía no alcanzado por las exploraciones y se las describe analíticamente en sus instituciones y en su modo de vida. Los utópicos se oponen a los realistas porque consideran que las costumbres humanas pueden modificarse con sabios ordenamientos; el egoísmo, el individualismo y la voluntad de dominio pueden ser desbancados por unas buenas instituciones, de forma que resulte espontáneo y natural para el hombre hacer el bien. Por el contrario, unas instituciones malas corrompen las costumbres y falsifican la naturaleza del hombre. La abolición de la propiedad privada y el comunismo de bienes constituyen para éste la característica más destacada de las utopías. A la abolición de la propiedad privada y al comunismo se dedican los diálogos titulados: Lo Infinito, de Ludovico Agostini (escritos entre 1585 y 1590), en los cuales se habla de un Estado ideal y de una "república imaginaria"; Reipublicae Christianopolis descriptio, de Johann Valentin Andreae, teólogo luterano (1619); Ciudad del Sol, de Tomás Campanella (publicada en 1623, pero escrita en 1602); Histoire des Severambes, de Denis Vairasse D'Allais, publicada en París en 1667; Histoire de ale de Calejava ou Pile des hommes raisonnables, de Claude Gilbert (1700); The Memoirs of Signor Gaudenzio da Lucca, de Simón Berrington (1938): Basiliade du célebre Pilpai (1753). de Morelly; La Découverte australe par un homme volant, de Nicolás Restif de la Bretonne (1798); The Constitution of Spensonia, de Thomas Spence (1801): Traité de Passociation Agricole, de Charles Fourier (1822); Voyage en learie, de Etienne Cabet (1834); Newsfrom Nowhere (1896), que hasta en su título nos recuerda el De Utopia de Moro.” “El libro De Utopia de Moro es el arquetipo de toda esta literatura, que se extiende a lo largo de más de tres siglos. En un lugar 371 desconocido, aunque real e histórico, existe una sociedad regida por instituciones comunistas, en la que la naturaleza humana se manifiesta de una forma más rica y mejor que como aparece en el mundo conocido de las instituciones privadas.” “No faltaron intentos concretos de poner en práctica la utopía. El más significativo histórica y culturalmente (reactualizado por un célebre drama de Hochwalder) es el que Lugón define "república comunista cristiana de los guaraníes", es decir, las famosas Reducciones llevadas a cabo por los jesuitas españoles para impedir la explotación colonialista y esclavista de los indígenas por parte de los amos españoles. El experimento duró más de un siglo. entre 1612 y 1768. El sistema económico estaba fundado sobre el comunismo integral y sobre el trabajo obligatorio para todos. Las tierras, los edificios públicos, las casas, los instrumentos de trabajo, los productos del trabajo colectivo eran propiedad pública. No existía el dinero ni el comercio; los jefes de barrio recibían de los almacenes los bienes de consumo para la familia y los distribuían según las diversas necesidades. La disolución de la Compañía de Jesús en los estados españoles puso fin a las Reducciones comunistas del Paraguay. Mientras eran dispersadas, un grupo de cuáqueros, la United Society of Believers, guiado por Ann Lee, abandona Inglaterra y lleva a cabo en las colonias inglesas de América un experimento comunista en torno a Mount Lebanon, que dura hasta el 1950. Cabet intenta en 1847 realizar la Icaria en Nauwoo, Illinois, y John Humphrey Noyes organiza en plan comunista la comunidad de Oneida junto a Utica, en el estado de Nueva York. Refiriéndose a los Estados Unidos, la socióloga R. M. Kanter ha examinado una muestra de veinticinco comunidades de tipo utópico de los Estados Unidos que no llegaron a buen término (es decir, que duraron poco) y otras veintiuna que resistieron durante mucho tiempo. El kibbutz israelita lleva en sí el influjo de la utopía. Pero también en años más cercanos a nosotros la idea de un nuevo estilo humano vinculado a un tipo diverso de instituciones a nivel de grupo pequeño continúa ejerciendo su atractivo; pensemos en Nomadelfia, de don Zeno Saltini. En 1960, surge en U.S.A. una nueva comunidad utópica, inspirada en Oneida, Twin Oaks. La 372 influencia de la ciudad de la justicia pensada por Moro llega incluso a afectar al hinduismo; Auroville, surgida en 1968 en la India siguiendo las enseñanzas de Shri Aurobindo, es también un nuevo testimonio de la presencia de la utopía.”. ¿Qué hacer frente a esa realidad? Con los anteriores antecedentes me propongo avanzar en el tema del pensamiento utópco que ha dejado en la historia rastros muy elocuentes de lo que su exceso puede provocar. O que, en realidad ha provocado. La fe en una Utopía, no dudo, mueve a los hombres hacia la realización de sus sueños, expresada como sea, ya como un camino al enriquecimiento, a la consecución del poderío soñado, a la satisfacción de sus anhelos más íntimos. Sin embargo hay en la lucha contra todo obstáculo, que se pone a menudo en marcha, al impulso de la voluntad de movimiento, la espectativa de una realización humana que representa algo mejor que la situación presente, paradigmática que se desea superar. Los planteamientos del pensamiento utópico tradicional se refieren, en general, a un cambio de las circunstancias históricas exteriores a las personas relativas, principalmente, al asunto social, incluso. No parece referirse a cambios importantes en el carácter humano. En la experiencia contemporánea, sin embargo, como es el caso de la experiencia violenta tal como se da en Colombia, es posible apreciar que la Violencia, asumida como <<camino >> exitoso y sin cortapisas para acercar la realización de sus sueños, masivamente por muchas y cada vez más personas, nos conduce a la idea de que, de hecho, ese cambio de carácter se está dando “espontáneamente” en la dirección contraria a la deseada, y ya, quizás, no tiene mucho que ver, sólo con la prepotencia de un sistema monárquico que sólo se preocupaba por acumular tesoros y poder, como el que cayó con la Revolución Francesa. Tiene que ver con una actitud general de muchos conglomerados humanos, en especial en las grandes centros metropolitanos, que han descubierto un camino fácil, sin la exigencia de muchas responsabilidades, de alcanzar sus logros individualmente, capitalizando a su favor el caos y la anarquía, 373 con resultados más que inciertos a largo plazo, haciendo caso omiso de poderes que han dejado, a menudo, de ser públicos, para transformarse en poderes privados usurpadores, dedicados únicamente a su bien particular. Los conflictos de tierras, la extinción de dominio de patrimonios gigantescos acopiados a través del fraude en gran escala, del despojo sin tapujos, pertenecen a esa categoría de problemas generados en un medio caótico social cada vez más hostil, cada vez más intolerante, cada vez menos inclinado a la cooperación, cada vez más desafiante frente a cualquier tipo de autoridad, de cualquier tipo de liderazgo como apreciamos hoy en el País, y que no difiere mucho de la experiencia vivida en otras sociedades del Mundo. Como problema práctico, técnico, científico, la falta de consciencia del ciudadano común de esa realidad, y la angustiosa búsqueda de oportunidades, que le obligan a contar solamente con sus propios recursos, entre ellos la Violencia, va asumiendo una forma y unas dimensiones amenazantes en el mundo de hoy, particularmente en sociedades que tienen poco que ofrecerle. Frente a los estragos económicos producidos por la famosa “globalización económica” planetaria, una nueva potencia mundial emerge de las “cenizas” de las sociedades arruinadas cuya suerte yace en manos de la jerarquía económica capitalista mundial: El Crimen Organizado, que desde el exterior anima a la rebelión contra el orden social, implementa negocios de explotación humana, implementa por doquier mecanismos de competencia desleal y emprende su propia lucha subterránea por el predominio mundial de su poderío y de su capacidad de control económico. Y para muestra de esa experiencia, observemos lo que la justicia colombiana “destapa” en muchos procesos judiciales de narcotráfico, como el proceso 8000, los procesos de la parapolítica, de la farcpolítica, observemos la lucha que libra en esta época el Estado mexicano contra las “mafias” y los carteles del comercio de estupefacientes, en donde uno puede apreciar que los poderíos enfrentados no son “de cartón” sino eficaces y armados hasta los dientes por los comerciantes de armas clandestinos, y capaces de enfrentar con su fuerza armada y con 374 su capacidad corruptora, de igual a igual, a cualquier fuerza pública del Planeta. Quizás, la pregunta que debemos hacernos, al menos en primer lugar, en busca del sentido que debe asumir nuestra tarea política, no es: ¿cuál es la institución social, cual es el Estado “perfecto”, el modelo “perfecto” de la institución que nos ha de regular, tal como se dio entre los pensadores de la utopía clásica e histórica? Sino, ¿qué clase de personas queremos ser, qué clase de personas queremos tener a nuestro rededor? El desarrollo de la Cultura, el precio que es preciso pagar para alcanzar nuevos estadios de cultura, nuevas civilizaciones, exigen para muchos seres humanos cierto grado de renunciación a ciertos privilegios, a ciertas dispensas a sus excesos, a ciertas expectativas respecto de una vida cómoda y placentera, etc. El Amor, uno de los más importantes motores para la vida, no es siempre hilaridad, entusiasmo, relajo; exige también sus dosis de dolor, de sacrificio. El pensamiento utópico aquí, pues, tiene desafíos diferentes, propuestas diferentes qué hacer, y quizás formas diferentes de presentación. Entre éstas últimas, cabe considerar lo que la Ciencia ha aprendido en cuanto la expresión de las realidades concretas del Universo, de las diferentes circunstancias concretas que determinan el <<medio>> en que se desarrollan los diferentes fenómenos naturales, incluso el fenómeno humano, y de cómo son afectados por ellas. Las diferentes teorías utópicas se atrevían a elaborar modelos teóricos especiales a realizar y han sido innumerables los conflictos que han generado y las susceptibilidades que han despertado en sus contradictores. Hoy entendemos que esas soluciones pueden ser una simplificación inaceptable de una realidad muy compleja, de innumerables factores naturales y humanos que convergen para producir unas circunstancias concretas en cada lugar del Planeta y en cada momento histórico para afectar de manera singular a todas y cada una de las personas, a todas y cada una de sus asociaciones de manera singular. La Democracia ofrece una forma participativa donde los componentes humanos interactúan, donde la Ciencia y el conocimiento humanos están en condiciones de examinar los 375 componentes físicos del medio natural, pero también del medio humano, dar recomendaciones para que el Hombre pueda defenderse plenamente y aprovechar los recursos físicos y psicológicos que estos medios le ofrecen para vivir plenamente su vida. Pero, en todo caso, esos medios le plantean también muchas y muy diferentes circunstancias que hacen que los seres humanos sean también muy diversos, que, según su género, sus experiencias, dónde vivan y cómo vivan deben desarrollar habilidades y destrezas diferentes, practicar disciplinas diferentes, hacer cosas diferentes, lo que hace necesaria, por ejemplo, la especialización en el trabajo productivo, y lo cual provoca, en su conjunto, la necesidad de la <<convergencia humana>> en las sociedades, para su complementación, entre “iguales”. En las sociedades modernas es muy difícil, para cada uno, sobrevivir sin el concurso del esfuerzo de todos en conjunto. Más difícil es buscar objetivos de realización personal, “utopías”, personales, sin el apoyo de las comunidades. El medio social anárquico, el medio social caótico propios de los diferentes medios urbanos, que son, por otra parte, el punto de partida de los proyectos políticos más importantes de desarrollo organizacional a los niveles nacionales e internacionales en el Mundo de hoy, son el escenario en el cual convergen los más diversos “atractores” políticos, muchos de ellos contradictorios, en proceso de competir, de forjar alianzas, de inclinar las balanzas del poder en la dirección deseada, generando, a veces expectativas contradictorias, sembrando confusión en los receptores ciudadanos, particularmente, cuando deciden asumir la opción de buscar el monopolio del poder, el disfrute exclusivo de sus dividendos. La verdad es que, en una sociedad donde reina la armonía, el éxito de unos sirve de apoyo al éxito de los otros; el fracaso de unos conduce, finalmente, al fracaso de los otros. La ayuda mutua que es promovida a través del intercambio económico y social ya no es importante solamente al nivel individual. El aislamiento comercial por ejemplo, desde este punto de vista, tiene para las naciones que han de soportarlo el significado de la escasez, de una terrible tragedia. 376 En una sociedad compleja como la nuestra, dentro de aquellas condiciones que imponen la anarquía y el caos, la conjugación de las distintas fuerzas sociales se manifiestan haciendo que las sociedades tengan que transformarse en algún sentido. Sin embargo, ese sentido, en la mayoría de los casos representa una verdadera incertidumbre. Pero hay algo más: muchos actores humanos, cuya gestión, aunque aparentemente tiene alcances privados inocentes, no deja de tener implicaciones políticas, por lo tanto públicas, y sus <<motivos>> que afectan a las personas que participan de la vida social, lo hacen, a menudo, de manera negativa; buscan el desestímulo de sus “enemigos” políticos, el ejercicio de algún tipo de represión, su reducción, su aniquilación, su exilio, su exterminio, su confusión, su miedo y parálisis, su explotación económica. La vida colombiana, por ejemplo, ha sido afectada durante más de cincuenta años por problemas de violencia abierta, desde el Estado y desde la base social, por campañas políticas destinadas a la toma del Poder (no sólo de la orilla de las “izquierdas”, sino de la orilla de las “derechas”), al aprovechamiento de los recursos económicos que su ejercicio proporciona, a la neutralización de las autoridades para mantenerse en la impunidad, entre muchas otras cosas. Con base en nuestra experiencia, podríamos dar testimonio de muchas organizaciones ilegales, entre ellas, obviamente, infinidad de bandas que perpetran diversas actividades delictivas, movimientos revolucionarios, pandillas de contrabandistas y narcotraficantes, cuya acción se lleva a cabo sobre la base del uso indiscriminado de la fuerza pero también otros testimonios de actividades que buscan sus objetivos con el mayor disimulo, incluso, <<apenas>> cumpliendo las condiciones de una Ley cuya aplicación, mal supervisada, ya ha sido suficientemente tergiversada. Una ilustración muy elocuente del problema lo plantea doña Marta Lucía Restrepo, columnista de un quincenario de nuestro barrio, “Vivir en el Poblado” primera quincena de agosto del 2009, año 19 No. 395, P 8, quien expresa su opinión en un artículo que titula “Necesito que fumen bastante”, sobre el consumo del tabaco y la industria que lo procesa. No transcribo 377 todo el artículo sino las partes que expresan básicamente su opinión: “Nada parecía mas sexi que tomar el cigarrillo entre el dedo índice y el medio de la mano derecha, llevarlo hasta el lado izquierdo de los labios, chupar, aspirar el humo con la boca entreabierta, contener la respiración por unos instantes y luego levantar un poco la cara, para lanzar el humo con elegancia”. “.. Para los adolescentes de la generación de los setenta la primera vez que podíamos fumar delante de los papás era como obtener una patente de corso que simbolizaba una aproximación inicial al mundo de los adultos”. “…La fiesta se aguó cuando empezaron a divulgar resultados de investigaciones que anunciaban que ese placer que producía cada bocanada de humo era en realidad una adicción de las más bravas, era una trampa mortal de oscuro pronóstico; que el sensual enronquecimiento de la voz y esa progresiva dificultad para respirar eran efectos adversos del cigarrillo”. “Para millones de personas en el mundo, me incluyo entre ellas, empezó entonces la quijotesca lucha contra las demandas de nicotina del organismo. Esfuerzos fallidos, triunfos de corto plazo y la sensación de que era imposible librarse de este seductor carcelero. Muchos lograron ganar la batalla, pero millones de personas aún la pierden a diario, porque la nicotina es una de las sustancias más adictivas que hay…” “Entonces, ahora liberada, me pregunto qué hay en la mente de quien después de todo lo que se sabe del cigarrillo aún tiene como objetivo conseguir tantos nuevos adictos a la nicotina como sea posible, con el único propósito de obtener beneficio económico. Qué extraña disociación guarda el cerebro de esos ejecutivos impecables, que son buenos esposos y buenos padres, que a diario van a sus oficinas para ver como idear la forma de hacerle marrullas a la ley de los países en vías de desarrollo de todo el planeta; cómo dirigir sus embates al público objetivo, es decir, a 378 los adolescentes, cómo lograr seducirlos para que queden atrapados por la adicción de la nicotina”. “¿Será que los directivos de la industria tabacalera fuman y persuaden a sus hijos para que, aunque “el tabaco es nocivo para la salud”, necesito que fumen bastante, todo lo que puedan, para que nos ayuden a cumplir el presupuesto de la empresa? Aquí es cuando se le ocurre a uno la catalogación de las distintas formas de cultura, según sus objetivos reales, no aparentes, según lo que pretenden construir en términos humanos; pero simplificando, podríamos hablar de dos clases básicas de cultura: La “Cultura de la Vida” y la “Cultura de la Muerte” Y, casi como una respuesta, aparecen los comentarios de un gran escritor colombiano, William Ospina, ganador del Premio Rómulo Gallegos 2009 y escritor de la novela “El País de la Canela”, en una charla con el también escritor y productor de cine colombiano Víctor Gaviria, cedida para ser publicada al mismo quincenario, muy amablemente, por el primero, y que, en uno de sus apartes dice así, respecto de sus cuestionamientos a nuestra historia y acerca del origen de su apasionamiento por este tema: “… Ha sido como una cadena fatal, un encadenamiento inevitable porque fue un poema el que me llevó a interesarme por primera vez en las historias de la Conquista de América: Las Elegías de varones ilustres de Indias, de Juan de Castellanos, que conocí hace 20 años. Desde cuando me picaron estas Elegías no me ha bajado la fiebre por interrogar la Conquista y lo que la Conquista nos dejó o produjo, que somos nosotros, finalmente nosotros somos el resultado de la Conquista de América. A veces oigo a algunas personas que dicen “cuando los españoles llegaron y nos robaron todo”, igual podríamos decir que “cuando nosotros llegamos y nos robamos todo”, porque nosotros somos lo uno y somos lo otro, y como dice una hermosa estrofa de Boudelaire yo soy la herida y el cuchillo, la bofetada y la mejilla, yo soy los 379 miembros y la rueda, soy el verdugo y soy la víctima. Para nosotros es muy difícil reconciliarnos con nosotros mismos porque tal vez no hemos acabado de rumiar esa idea de ser al mismo tiempo los invadidos y los invasores o por lo menos el fruto del encuentro de ambos. A mí me ha tocado deplorar todas las atrocidades que se cometieron en la Conquista de América, en la lengua que nos dejó la Conquista de América y que en esa medida es irrenunciable para nosotros, tanto el elemento indígena y la memoria ancestral de estas tierras que todavía tenemos que interrogar, como la memoria europea que llegó y que ya es también parte constituyente de lo que somos”, (Idem. P 12). Nosotros, como dice Ospina, que vivimos en un mundo mucho más complejo, su caos más abigarrado y su anarquía mucho más arrogante y autosuficiente que aquellos que le sirvieron de hábitat a quienes nos antecedieron, tenemos que enfrentar nuestro particular reto vital para abrirle paso a nuestro proyecto de cultura, a nuestro ordenamiento social futuro. En nuestra América conquistada se realizó una controversia monumental, en que intervinieron como actores de primer orden Fray Bartolomé de las Casas y Ginés de Sepúlveda, tal vez, como una continuación del gran debate cultural que significó finalmente el gran movimiento renacentista, y que intentó en su tiempo poner orden en una situación insostenible de maltrato humano, de aprovechamiento servil de los “súbditos americanos”, reconocidos por la Corona Española, allá en el siglo XVI, por parte de los jefes de la Conquista. Y luego de quinientos años, no sólo se ha interrumpido el debate, que en su tiempo conmovió a todas las sociedades europeas y americanas, sino que no cesamos de sufrir el deterioro de vida que nos genera nuestra propia inconsciencia, acerca de los verdaderos retos globales que nos está planteando la vida hoy, empezando porque nuestro interés se enfoca más en aprovecharnos de la acción intimidatoria de los medios de fuerza de que disponemos para doblegar el espíritu de resistencia de quienes no están de acuerdo con nosotros, que en interrogarnos mutuamente dónde están nuestras falencias, nuestras debilidades, dónde están los obstáculos más importantes en nuestra brega por 380 realizar nuestras justas aspiraciones, dónde residen los riesgos de nuestra supervivencia y crecimiento. Pero lo económico es apenas lo más superficial de toda la dinámica de interacción humana, aunque la cultura liberal de tipo burgués que regula la vida en el mundo moderno en las sociedades occidentales, tiende a enfocarse a sí misma y a enfocar a <<toda>> la gente, alineando sus demandas en términos de sus propios intereses, lo cual viene haciendo por más de doscientos años a través de sus medios de comunicación, con exclusión del reconocimiento a la legitimidad a cualquier otro motivo, procurando hacer descansar la dinámica evolutiva de las diferentes culturas, de sus “mercados”, como se suelen denominar, únicamente en función de sus propias proyecciones, haciendo que ese aspecto de la vida humana, allí mismo donde ha sido sembrado y ha echado raíces el afán del << lucro>>, se constituya éste como el motivo capital de la “lucha por la vida”, en función del cual se miden y ponderan los significados de toda explicación, todo valor, todo costo, toda posesión, todo precio, todo patrimonio. Incluso, en función del cual la vida humana misma se ha vuelto <<mercancía>>, y a la cual se le ha asignado su propio valor. Ese enfoque ha introducido en el mundo moderno profundos desequilibrios, ha legitimizado motivos de inspiración para la gestión humana, de otra manera considerados productores de contracultura, de infelicidad, de dependencia, de destrucción. No es que, solamente, <<el fusil>>, <<el dinero>>, hayan sido introducidos subrepticia o abiertamente como fuentes <<legítimas>>, reconocidas de poder en una sociedad “nueva” que debería ser modelo de equidad, sino que en el ambiente de caos, de anarquía iniciales, normales en cualquier medio cosmopolita, del cual surgen nuevas formas de sociedad, como ocurre en la Ciudad, en la Metrópoli, - donde <<se incuba>> la nueva sociedad urbana del futuro en el Planeta-, y sus áreas de influencia, esas fuerzas pretenden “tomarse todos los espacios” y monopolizar el proceso evolutivo de la Cultura, a pesar del mismo hombre. 381 Pero la Vida puede vivirse aún en medio del hambre y la “pobreza”, pero no en medio del abandono del miedo y el desamor. En el mundo actual, caótico, anárquico, como ya hemos visto, hay diversidad de fuerzas, diversidad de motivos, que convergen hacia los diversos escenarios de la vida humana, donde impulsan a los seres humanos a la acción, una acción que se enfoca, primero a acopiar los medios de vida básicos, pero además, para buscar el equilibrio emocional, la felicidad, como se identifica la satisfacción plena de las necesidades humanas. Según Freud, la fuerza fundamental que impulsa al hombre a la acción está marcada profundamente por la sexualidad. Profundicemos un poco en esta consideración, y hagamos acopio de una nueva faceta de la personalidad humana, que nos da testimonio de la fuerza característica del dinamismo y la amplitud del horizonte dinámico que anima la evolución de su cultura. Del término <<eros>>, dice la enciclopedia Salvat: …”eros, ese término ha sido empleado en psicología moderna para distinguir la concepción griega y cristiana del amor. En la antigua mitología griega, el eros representaba la pasión amorosa; en la concepción cristiana el amor es esencialmente caridad (ágape); sin embargo ambas concepciones no se excluyen entre sí puesto que parten de principios distintos. El amor es a la vez eros (pasión) y ágape (caridad), entendiendo como el eros, el amor natural y la caridad como el amor personal. Sin embargo, se ha reservado el término eros para designar el instinto de vida, y en ese sentido ha sido utilizado por Freud.” (“Monitor”. Salvat de Ediciones Arrieta 25 Pamplona 1965. Tomo 6). Y respecto del Amor, allí encontramos: “amor, afecto por el cual busca el ánimo el bien verdadero y quiere gozarlo. Así mismo es el fenómeno mediante el cual seres de sexo opuesto se atraen mutuamente, sintiéndose impulsados a emparejarse”. “Considerado como la forma generadora de la vida, que une y armoniza la naturaleza, el amor inspiró siempre la fantasía de los hombres, penetrando también en el sentimiento religioso. En 382 todas las religiones existen personificaciones del amor que expresan el concepto particular de los distintos pueblos acerca de este fenómeno. El mito de Afrodita y el de Eros representan la expresión del amor propia de la antigüedad clásica”. “Referido a las relaciones interpersonales, el término amor designa, además, la atracción física, la unión de intereses, pensamientos y actos en torno a la persona amada y las manifestaciones de afecto y estimación recíproca que constituyen la base fundamental de los sentimientos de amistad, fraternidad, y solidaridad”. Entendido como fuerza Cósmica que une a todos los seres o analizado en sus características fundamentales, el amor ha inspirado en todas las épocas a artistas y poetas, siendo también objeto de especulaciones filosóficas desde la antigüedad” (Idem. Vol 1.P 294). No solamente los asuntos económicos deben hacer diferentes a los hombres. Diferentes para necesitarse mutuamente, diferentes para apoyarse y mirar juntos el Futuro. El “Eros”, como dice bellamente la columnista del Universo de Guayaquil, Ecuador, Nelsa Curbelo el 18 de febrero del 2009, “El Erotismo está en el Alma”. Pero el erotismo, tomado como expresión de vida humana integral, vida sensible, emocional, racional, espiritual, y toda proyección posible de ella, sin restricciones, que mediante el Amor está unida al Universo, a su Creador. Es un artículo de prensa memorable, profundo, elocuente. ¡Desde que lo conocí, lo vivo cuando traigo a mi memoria el afecto que me inspiran mis nietos y nietas! Lo siento como poema a la Vida. Dice así: “Hace pocos días se celebró el día del amor y algunas convicciones personales afloran con más fuerza”. “María, desde la altura de sus 5 años amanece a la vida y baila. No importa el ritmo, su cuerpo encuentra los pasos ancestrales, esos que nacen de dentro, de la comunión con la música que cada ser humano lleva dentro. Se entrega a la melodía con pasión, con desborde, con gracia, con fluidez. Y aprende, aprende espacio y 383 tiempo, aprende silencios y palabras. La familia se escandaliza. ¿Quién le enseñó a bailar así? Las niñas no deben hacerlo. Y los ojos de María se apagan. La alegría de vivir que la invade y que hace que utilice la palabra feliz para describirse, de pronto se transforma en vergüenza y timidez. Un cuerpo vacío de fantasías es un instrumento mudo del que no sale ninguna melodía dice Ruben Alves”. “Son los ojos que la miran los que son torpes, groseros, impúdicos, dueños de una sexualidad obtusa, que pone malicia allí donde no la hay”. “Es lo que sale de ustedes lo que los hace impuros, dice Jesús”. “La pureza es una conquista, está adelante, no en el pasado de un paraíso perdido, sino en el paraíso que construimos con ojos limpios, lavados y vueltos transparentes por las lágrimas de los sufrimientos que nos causa un mundo lleno de obscenidades”. “Porque obsenas son las guerras, las matanzas, las explosiones de violencia en los cines y en las pantallas de televisión”. Obsena es el hambre que mata a miles de niños por día, obsena es la riqueza que no se comparte, la naturaleza que no se respeta, la contaminación de todo por todos”. La obscenidad es una agresión, cosifica, despersonaliza. Hace de la relación entre personas, sobre todo de la relación amorosa que llega a expresarse en la unión sexual una cosa, una gimnasia, una mercancía que se vende y se compra, es inmoral y patético”. “El erotismo, en cambio, tiene que ver con el amor, que en su expresión más plena se transforma en ágape. En compartir y solidaridad con todos y con todo, en comunión y fusión total con la vida, el cosmos, consigo mismo”. “Para el Eros amar es entusiasmarse, es necesidad de la otra persona que da sentido a la propia, es el ceremonial que agrega 384 belleza y que hace de la expresión sexuada del amor algo humano y no mera gimnasia, o instinto”. “El verdadero erotismo tiene ingredientes de juego, de libertad, de placer, de expresión estética. Es la recuperación de la maravilla que somos, que no se puede definir con dogmas, sino que parte de la experiencia y a ella nos devuelve”. “El amor es pura inutilidad, como Dios es inútil no sirve para nada, solamente es”. “Por eso Dios es Amor y cuando amamos somos Dios”. “Hay en la Biblia un libro desconcertante, el Cantar de los Cantares. El libro no habla de Dios, habla del hombre y la mujer tal como son, han sido y serán al encontrarse en todos los lugares y en todas las épocas. ¿Qué mejor significado religioso habría qué buscarle? La mayor revelación bíblica es que Dios es amor. No se ha dicho cosa más profunda de Dios ni del amor. En una provocadora definición Osho dice que el amor es el encuentro orgásmico de la muerte y la vida”. “El miedo a la muerte es el miedo a amar” ¿No es esa maravilla, verdaderamente, un poema en prosa? Sus palabras resumen y deben colmar toda espectativa del lector en cuanto al sentido de todo este tema. Bueno, ya la Especie, lo sabemos, está dividida en dos géneros que se complementan, en cuya relación se dan experiencias complementarias, que producen sensaciones complementarias, que generan expresiones eróticas complementarias. Géneros que han conquistado su derecho a expresarse sin tanta ambigüedad como antes, su inclinación por el otro, que actúan ahora sin las dependencias, sin el sometimiento que ataba a la mujer de los designios masculinos, entre otros, que tienen sus propias percepciones complementarias de lo bello, de lo agradable, de lo atractivo, de la felicidad, lo que hace fecunda su mutua compañía, lo que le da sentido a los afectos mutuos, al apego mutuo del uno por el otro, al Amor entre ellos. La realización del Amor induce a los mayores esfuerzos por superar 385 el abismo que nos separa, y Eros nos inspira también en el afán de buscar la satisfacción más allá de nosotros mismos, en general. Eso nos induce al trabajo de trascender nuestros propios límites para aprender a disfrutar en compañía y con lo que disfrutan los otros. El amor conyugal, el amor paterno y materno, el amor filial, son especies expresivas del Eros, que le dan solidez a la unidad familiar, a la unidad social. La relación social marca una nueva proyección del Eros, el nacimiento con la experiencia compartida del espíritu de solidaridad. El ágape, experiencia mística del Eros, cataloga experiencias de carácter místico, como las de Santa Teresita del Niño Jesús, como la de San Juan de la Cruz, expuestas en sus respectivas obras, como expresiones de verdadero carácter erótico, en el sentido más amplio, más humano del término, elevado a la plenitud humana, en su relación con Dios. Vale la pena conocer algunas consideraciones de la encíclica del Papa Benedicto XVI “Dios es Amor”, para entender cuán humana es esa experiencia del Amor, y cómo le inspira al Hombre cuando la asume y valora como una promesa de realizaciones, de felicidad. Para el efecto, tomemos un resumen y algunas de las consideraciones personales de Xavier Pikaza Ibarrondo, publicadas en su “Blog de X. Pikaza”. Periodista Digital. SLF B82785809 Avenida Asturias, 49, bajo – 28029 Madrid (España) Tif. (+34) 917321905. Dirección digital: [email protected]. Copileft 2000. Tomo la transcripción casi completa, del texto, porque quiero compartir su contexto, sin quitarle ni una coma; sólo no trancribo las conclusiones, que aluden directamente al documento papal, y que podrían desenfocar un poco al lector de nuestro propósito: “El 25 de enero del 2006 se hizo pública la primera encíclica de Benedicto XVI (firmada en 15 de diciembre de 2005), que lleva el título latino de Deus Caritas est (Dios es amor). Se trata de una encíclica bien elaborada, desde una perspectiva filosófica y religiosa, que interpreta el cristianismo como experiencia y práctica de amor. Trata directamente de Dios, no de cuestiones sociales; empieza con Dios, no con los hombres, y lo hace con gran densidad reflexiva, como ninguna encíclica o documento anterior de la Iglesia Católica lo había hecho” (Idem). 386 “He venido tratando en este blog de diversos temas relacionados con el amor y en los últimos días me he concentrado en el matrimonio, en los niños, como lugares donde el amor ha de concentrarse de un modo especial. Voy a iniciar, dentro de poco, el tema de la pobreza y de la respuesta que debe suscitar en los cristianos. Pues bien, en este contexto, retomando el discurso de Ratisbona (donde el Papa relacionaba religión y razón, y comparaba cristianismo e Islam), quiero seguir reflexionando sobre el tema del Amor (Dios – Amor), que está en la base de todos los restantes, conforme a la visión del Papa. Lo haré exponiendo la encíclica, para ofrecer, al fin, algunas reflexiones conclusivas”. “1. Números 2 -18: Principio “La unidad de amor en la creación y en la historia de la salvación. De manera sorprendente, Benedicto XVI asume y resuelve la problemática de la dualidad del amor, que es, al mismo tiempo eros y ágape (1) Por naturaleza, el hombre es eros, tanto en el aspecto del erotismo humano, como en el sentido de búsqueda de Dios. Por su hondura y radicalidad, la encíclica, que podría titularse “el hombre es amor”, constituye el documento más importante de la iglesia moderna sobre el tema. Es un documento que asume plenamente la cultura “afectiva” de la humanidad, la importancia del amor como elemento constitutivo de la vida humana, (2) Por otro lado, la encíclica sabe que el hombre es ágape, capacidad de acogida del amor de Dios, con todo lo que este amor tiene de donación gratuita, de vida compartida” (Idem). “En realidad, eros y ágape – amor ascendente y amor descendente – nunca llegan a separarse completamente. Cuanto más encuentran ambos, aunque en diversa medida, la justa unidad en la única realidad del amor, tanto mejor se realiza la verdadera esencia del amor en general. Si bien el eros inicialmente es vehemente, ascendente – fascinación por la gran promesa de felicidad -, al aproximarse la persona al otro se planteará cada vez menos cuestiones sobre sí misma, para buscar cada vez más la felicidad del otro, se preocupará de él, se entregará y deseará 387 <<ser para>> el otro. Así, el momento del ágape se incerta en el eros inicial, de otro modo, se desvirtúa y pierde también su propia únicamente y siempre, también debe recibir. Quien quiere dar amor, debe a su vez, recibirlo como don (Dios es Amor)” (Idem.). “Esta unión de eros y ágape, de búsqueda humana, y de presencia divina, de unidad corporal y comunión personal se expresa, de manera privilegiada en el matrimonio que, conforme a la visión de Benedicto XVI constituye una expresión privilegiada del amor completo, amor de Dios, amor humano. En este contexto, el cristianismo asume toda la hondura de la revelación del Antiguo Testamento” (Idem): “La narración bíblica de la creación habla de la soledad del primer hombre, Adán, al cual Dios quiere darle una ayuda. Ninguna de las otras criaturas puede ser esa ayuda que el hombre necesita, por más que él haya dado nombre a todas las bestias salvajes y a todos los pájaros, incorporándolos así a su entorno vital. Entonces Dios, de una costilla del hombre, forma a la mujer. Ahora Adán encuentra la ayuda que precisa << ¡Ésta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne!>> (Gn2, 23)…El pasaje bíblico concluye con una profecía sobre Adán: <<Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne>> (Gn 2, 24). En esta profecía hay dos aspectos importantes: el eros está como enraizado en la naturaleza misma del hombre, Adán se pone a buscar y <<abandona a su padre y a su madre>> para unirse a su mujer; sólo ambos conjuntamente representan a la humanidad completa, se convierten en <<una sola carne>>. No menos importancia reviste el segundo aspecto: en una perspectiva fundada en la creación, el eros orienta al hombre hacia el matrimonio, un vínculo marcado por su carácter único y definitivo; así, y sólo así, se realiza su destino íntimo. A la imagen del Dios monoteísta corresponde el matrimonio monógamo. El matrimonio basado en un amor exclusivo y definitivo se convierte en el ícono de la relación de Dios con su pueblo y viceversa, el modo de amar de Dios se convierte en la medida del amor humano. Esta estrecha relación entre eros y matrimonio que presenta la Biblia no tiene 388 prácticamente paralelo alguno en la literatura fuera de ella (Dios es amor 11)” (Idem.). “En este sentido, hallándose integrado en el mismo eros humano, el matrimonio constituye un momento privilegiado del amor de comunión personal, que se sitúa ya en plano de ágape. En el ágape se unen el amor a Dios y el amor al prójimo, que terminan apareciendo como un “único mandamiento”, un mismo camino de realización humana, mirando básicamente desde Dios, que purifica al hombre y le capacita para amar a los demás, de un modo desinteresado, gratuito. De todas formas ambos amores se unen, resultando inseparables. Si en mi vida falta completamente el contacto con Dios, podré ver siempre en el prójimo al otro, sin conseguir reconocer en él la imagen divina. Por el contrario, si en mi vida omito del todo la atención al otro, queriendo ser sólo <<piadoso>> y6 cumplir con mis <<deberes religiosos>>, se marchita también la relación con Dios. Será unicamente una relación <<correcta>>, pero sin amor. Sólo mi disponibilidad para ayudar al prójimo, para manifestarle amor, me hace sensible también ante Dios. Sólo el servicio al prójimo abre mis ojos a lo que Dios hace por mí y a lo mucho que <<me ama>> (Dios es amor)” (Idem). 2. Nums. 19 – 41. La caridad eclesial. “Benedicto XVI quiere fundar toda la acción de la iglesia sobre el principio fiel, pero lo es también para toda la comunidad eclesial, y esto en todas sus dimensiones: desde la comunidad local a la iglesia particular, hasta abarcar a la iglesia universal en su totalidad. También la Iglesia en cuanto comunidad, ha de poner en práctica el amor. En consecuencia, el amor necesita también una organización, como presupuesto de un servicio comunitario ordenado. (Dios es amor 20). Esto significa que la misma organización de la Iglesia tiene que nacer y nace de su compromiso caritativo. Conforme a una visión tradicional, Benedicto XVI afirma que la iglesia cristiana posee y despliega tres ministerios básicos: el de la palabra (anunciar el evangelio), 389 el del sacramento (celebrar la fiesta de Jesús) y el de la caridad (al servicio de los necesitados)” (Idem). “La Iglesia no puede ni debe emprender por cuenta propia la empresa política de realizar la sociedad más justa posible. No puede ni debe sustituir al Estado. Pero tampoco puede ni debe quedarse al margen de la lucha por la justicia. Debe insertarse en ella a través de la argumentación racional y debe despertar las fuerzas espirituales, sin las cuales la justicia, que siempre exige también renuncias, no pueda afirmarse ni prosperar. La sociedad justa no puede ser obra de la Iglesia, sino de la política. No obstante, le interesa sobremanera trabajar por la justicia esforzándose por abrir la inteligencia y la voluntad a las exigencias del bien. El Estado que quiere proveer a todo, que absorbe todo en sí mismo, se convierte en definitiva en una instancia burocrática que no puede asegurar lo más esencial que el hombre afligido –cualquier ser humano- necesita: una entrañable atención personal. Lo que hace falta no es un Estado que domine y regule todo, sino que generosamente reconozca y apoye, de acuerdo con el principio de subsidiaridad, las iniciativas que surgen de las diversas fuerzas sociales y que unen la espontaneidad con la cercanía a los hombres necesitados de auxilio. La Iglesia es una de esas fuerzas vivas: el ella late el dinamismo del amor suscitado por el Espíritu de Cristo. Este amor no solo brinda a los hombres sólo ayuda material, sino también sosiego y cuidado del alma, una ayuda con frecuencia más necesaria que el sustento material. La afirmación según la cual las estructuras justas harían superfluas las obras de caridad, esconde una concepción materialista del hombre: el prejuicio de que el hombre vive <<sólo de pan>> (Mt 4, 4; cf. Dt 8, 3), una concepción que humilla al hombre e ignora precisamente lo que es más específicamente humano (Dios es amor)” (Idem). En esa línea ha separado y vinculado Benedicto XVI los dos planos. (1) la sociedad civil ha organizado el plano de la justicia, en forma estructurada, como un orden unitario. (2) La iglesia, con otras organizaciones voluntarias, se sitúa en el nivel de la caridad inmediata. Esa caridad no puede estar al servicio de ningún 390 sistema de ideológico, ni de ningún proselitismo religioso o social, sino que ha de ser una expresión de la libertad de Dios, del amor, del evangelio” (Idem). Hace no más de ocho días, cuando ya había dedicado un buen tiempo a la reflexión sobre el tema, me ocurre una experiencia bien curiosa y bien sorprendente: Toda nuestra familia ha observado en mi nieta Sarita, una inclinación muy singular al baile, una afición particularísima a la música, por lo cual, me identifico sobremanera con Nilse, la columnista de Guayaquil, cuyo artículo de prensa sobre María he transcrito antes. Sarita es hija de Margarita, nuestra hija y Juan, quienes la han conducido con un respeto admirable con lo suyo, y lo cual le ha dispensado la confianza suficiente para hacerse una niña muy abierta, muy espontánea, muy sociable, siendo de apenas de unos dos añitos de edad. Entonces, me hallaba cuidándola en su casa, mientras el papá y la mamá atendían un evento de promoción de su negocio de embutidos alemanes. Ya llegada la hora de dormir, y notándola ya somnolienta, le pregunté: Sarita, ¿deseas dormir ya?, ¿apagamos el televisor? Y ella sin vacilar me respondió que sí. Según las instrucciones de Margarita, levanté la sobrecama, la doblé y la coloqué en su lugar, preparé el edredón que sirve de cobija en la cama matrimonial, arreglé el espacio de Sarita en mitad de la cama y ella se acomodó allí. Yo organicé mi espacio sobre el edredón para dormir allí vestido, y vigilar el primer rato de sueño de Sarita. Sin decir nada, Sarita se reincorporó y fue a apagar la luz y se acomodó nuevamente en su lugar; en seguida, yo me dispuse a cambiar mi camisa para que no se me arrugara, por una franelilla blanca que Juan me había prestado para el efecto, y de pronto me dice Sarita: “Abuelito, ¡por favor, no te quites los pantalones! ¡Yo me quedé de “una pieza”! ¿De dónde pudo sacar Sarita, una niña de dos añitos, con su inocencia infantil característica, esa expresión tan espontánea, y tan demasiado elocuente y significativa? Mis comentarios del caso han despertado mucha hilaridad en la familia, pero yo no tengo dudas de que se trata de algo demasiado serio, hasta el punto de que lo traigo acá a colación. Apenas empieza a hablar algunas frases claras, y ya tiene una intuición suficientemente clara acerca 391 de un tema que, en la mayoría de los adultos, es todavía algo muy confuso y difícil de manejar, las manifestaciones del “eros” en cada uno de nosotros. Yo pensaría que Sarita, igual que la mayoría de los niños de su edad, demuestran una identidad mucho más íntima con su Origen, (con Dios), con nuestra naturaleza primigenia, mucha más sabiduría, una sabiduría verdaderamente innata, que quienes hemos “madurado” o visto que se retuerce nuestra consciencia cada día más, que se entumece, que se “corrompe”, a medida que vivimos en un mundo de mentiras, de engaño, de manipulación de meras apariencias. Saco entonces una conclusión: En lo fundamental, tal vez tienen más los niños qué enseñarnos a nosotros, que nosotros a ellos. Nelsa: ¡tu artículo es una obra verdaderamente inspiradora y profunda! Con todo lo anterior, prácticamente, ya hemos completado los elementos esenciales de la <<arquitectura>> de la vida humana, como un todo; como científicos, como técnicos, podríamos opinar que tenemos en la mano una dotación de medios de los que nunca antes pudimos disponer; nos es posible visualizar lo que podemos conseguir con trabajo arduo y responsable; podemos tener una visión de la vida contemporánea y observar cómo se viene reduciendo y empobreciéndose en términos de su calidad, a pesar de que en términos tecnológicos y económicos la humanidad ha mejorado sus disponibilidades de medios de vida. Ignorar los desastres históricos generados, el tiempo perdido, los sufrimientos causados, las incalculables pérdidas humanas, por el equivocado concepto de “establecer” organizaciones perfectas, Estados perfectos, sociedades perfectas, etc., vistos así desde el punto de vista de un solo hombre, por sabio y profundo que sea, y esa ignorancia nos condena a seguirlos produciendo. Para darle <<forma>> a una propuesta utópica sería plausible, pues, hoy día, más que proponer un proyecto político concreto, en los términos simbólicos en los que podría expresarse ideológicamente, depositar nuestra confianza en una sociedad democrática de participación abierta, en las posibilidades de la interacción ciudadana, como expresión de una interacción humana, en la amplitud y profundidad que a su naturaleza le sea 392 posible, y depositar su liderazgo en <<atractores>>, dos en particular, que me llaman la atención, como referentes de singular valor que pueden iluminar nuestra búsqueda en común, nuestros proyectos personales y colectivos, ya que, sabemos, están al alcance de todos, que nuestra vida tiene, de por sí, un atractor de fondo que le da sentido y dinámica, nuestro Eros, que nos enfoca en : <<nuestros niños>>, el más importante fruto de nuestra vida amorosa, y en <<Dios>>, la máxima aspiración mística de nuestro ágape, como verdaderas promesas, como grandes motivos, por encima de otros que han sido puestos en primer plano en nuestro tiempo, por encima de todo lo de más, como son el “lucro”, el “dinero”, que pretenden ser expresiones de “todo” lo que es valioso en la vida humana, que suelen ser presentados hoy como los más eficaces “atractores” para el Trabajo, para el desarrollo de la vida humana. Si así lo hacemos, la Cultura, movida y dinamizada por el Amor, sería una empresa verdaderamente prometedora y podría obedecer a las aspiraciones humanas de cambio para mejorar sus perspectivas de vida saludable y asegurar mejor nuestra permanencia en nuestro hogar común planetario. En el capítulo siguiente tendremos una reflexión sobre la noción de Dios y las consecuencias que de allí se derivan. Por el momento nos quedan algunas consideraciones sobre el pensamiento utópico y sus aplicaciones: Uno de los aspectos más relevantes en este tema es el de la aplicación de las propuestas del pensamiento utópico en el campo de la utopía social. Su aplicación inconsulta y arbitraria ha causado sobre las personas y sobre las estructuras sociales sobre las cuales se han proyectado, los más estruendosos descalabros, han generalizado la ruina y la rebeldía por doquier. El siglo XIX y el siglo XX, podemos decir, son los siglos de los experimentos ideológicos, particularmente de orientación liberal y socialista. Y si el siglo XIX puede llamarse el siglo de la introducción y consolidación de los regímenes liberales y del Capitalismo en las naciones occidentales, el siglo XX podría llamarse el siglo de la introducción del régimen socialista y de su caída, probablemente 393 definitiva. Durante el siglo XX, los conflictos de poder, las confrontaciones directas, internas -dentro de las naciones- y externas, en lo internacional, condujeron al Mundo varias veces al borde del holocáusto nuclear, a la opción de nuestra total extinción. El sacrificio humano producido por la colisión entre políticas internas e internacionales de los Estados del Planeta afectados, muy particularmente, la protagonizada por los promotores de los pensamientos y las políticas de tendencia capitalista y socialista, no tienen parangón en la historia humana, si acaso pueden compararse con los conflictos religiosos que empezaron a suscitarse en Europa del siglo XVI en adelante con el rompimiento del eje cultural de la cristiandad, que convulsionaron, por completo, a la sociedad europea, al involucrar e incorporar a este gran conflicto de fondo, los conflictos latentes entre los intereses de las diferentes monarquías existentes, sus cortes, sus noblezas, suerte que se resolvió con una cruenta guerra, que le dio gran impulso a los movimientos migratorios hacia Norteamérica, la fundación de numerosas colonias de diversos orígenes, y la pérdida de casi un tercio de la población humana continental. Las denuncias de Alexander Solsenitzin en su “Archipiélago Gulag”, acerca de lo que ocurrió en la URSS desde la Revolución de Octubre hasta finales del régimen de Joseph Stalin en 1955, nos dice algo tan dramático y tan cruel, que no puede parangonarse en su daño humano y en sus dimensiones ni siquiera con las atrocidades cometidas por Hitler en la Europa ocupada, entre 1939 y 1945. Todo esto sucede, cuando aparentemente no hay fuerza capaz de oponerse, cuando no parece haber suficiente madurez de criterio, cuando no parece haber suficiente claridad en la consciencia popular sobre sus derechos, sobre el valor patrimonial de su capacidad, de su poder de decisión para actuar con independencia y propiedad, sobre la exigencia de respuesta pronta y efectiva a los retos que su vida le plantea, sobre la exigencia de una 394 voluntad humana recia para actuar sin vacilaciones, de resistirse ante ese tipo de arbitrariedades. Las bajas humanas, las pérdidas económicas, el deterioro del carácter, de la personalidad humana, el crecimiento de la pobreza, de la miseria, de la indigencia humanas, que pueden observarse en ambas orillas de los conflictos del siglo XX, tanto de la capitalista como de la socialista, en beneficio de unos cuantos privilegiados, nos están diciendo que hay algo en esas prácticas que científicamente, que técnicamente está equivocado, algo que no puede seguir haciéndose como hasta ahora, porque el precio resulta demasiado oneroso para la Humanidad. Aunque nosotros hemos nacido, en general, en viejas sociedades con una cultura propia, con un orden interno claramente establecido, y en cuyo contexto ha sido modelada nuestra personalidad, nadie puede negar que la constante interacción social, la comunicación de experiencias diversas, etc., han hecho que aquellas se renueven constantemente, que su orden y su cultura evolucionen, y que las asociaciones humanas se den, de hecho, dentro de contextos verdaderamente dinámicos. Si apreciamos la diferencia entre las estructuras organizacionales de la industria inicial decimonónica, la de mediados del siglo XX y la actual, pueden apreciarse cambios fundamentales de carácter conceptual, estructural y funcional, como ya lo hemos considerado atrás. El aporte tecnológico de muchos hombres especializados en distintos campos científicos, ha sido crucial en esa evolución, logrando resultados espectaculares en términos económicos y en la realización de objetivos prácticos que facilitan la vida cotidiana. Es difícil de ignorar el aporte a ese desarrollo, a la democratización de la vida cotidiana, a las posibilidades de un mundo mucho mejor, de la economía digital, la “tecnología” por antonomasia, pero de ninguna manera, la única de importancia. Y una disciplina vinculada a esos eventos es la Ingeniería, en todas sus especialidades. Desde esta perspectiva, el problema de las aplicaciones del pensamiento utópico a la solución de problemas humanos, 395 particularmente de carácter organizacional, de amplia aplicación histórica a las grandes estructuras organizacionales de la Industria Productiva, del Comercio, de las finanzas, etc., se convierte en un problema de interés científico y técnico, obviamente, y de ninguna manera a tener en cuenta, como un problema de solución exclusiva y típica de la Ingeniería, sino un problema en que los ingenieros pueden aportar sus propuestas, teniendo en consideración todos los demás valores que hacen de los actos humanos, de los proyectos humanos, algo plausible, digno de llevarse a cabo, algo que puede llegar a cumplir positivamente los cuestionamientos a que den lugar, algo que merezca el apoyo general. En el área 5 de este trabajo le dedicaremos un espacio a la consideración de la Ergonomía, una disciplina ingenieril destinada a la evaluación económica del Trabajo, en sus diferentes aspectos, que seguramente será desarrollada e implementada en el futuro como un medio muy eficaz en la medición de los aportes y en la evaluación del costo de los productos del trabajo humano, dentro del contexto de la dignidad humana, tal como es concebida integralmente dentro de nuestros más exigentes pautas culturales. ¿Y qué pasa si tratamos de esta manera profesional el desarrollo de la vida humana, en términos del enriquecimiento que proporciona la experiencia cotidiana, no sólo de algunos personajes privilegiados que reclaman para sí, exclusivamente, el saber social total, sino de la ganancia en saber de todas las personas que participan activamente de la vida social? Una de las cosas que necesitamos hacer es propiciar la vulgarización, la popularización, la generalización de proporciones mucho mayores de la Cultura, de lo que lo hemos hecho hasta ahora. Ello se alcanza con un intercambio cultural de la población más amplio, profundo, íntimo, abierto, sincero, un diálogo más constante, sin cortapizas. De hecho, la vida social humana, aún dentro de contextos sociales de larga historia, va incorporando otras estructuras con el tiempo, empezando por la constitución de nuevas estructuras familiares que se forman con parejas que llegan a la edad adulta, o 396 siguiendo en diferentes tipos de asociaciones más amplias, para los fines diversos, ello se va dando espontáneamente. Esas asociaciones conforman espacios limitados donde quienes participan comparten aspectos diversos de su vida con otros. En las comunidades digitales se dan motivos de integración muy variados, como la afición a la fotografía, a los viajes, a la música, a las motos, al cultivo de diferentes disciplinas, al intercambio informativo, técnico, de experiencias profesionales, a diferentes clases de arte, a la música, el cine, etc., como ya lo veíamos atrás, pero abundan las asociaciones gremiales, sindicatos de trabajadores, empresas productivas y de servicios múltiples. Movimientos religiosos, políticos, etc. De esas asociaciones, de las instituciones públicas, se constituye, finalmente, toda la red de relaciones sociales. Si tenemos en cuenta las relaciones internas y externas de todas esas asociaciones, puede verse que, frente a sus componentes internos, representan un ámbito o espacio público. Sin embargo, esas asociaciones, frente al contexto social exterior, representan un espacio privado en términos del conjunto mayor. La calidad de espacio público o privado, entonces, es algo relativo, obedece al instinto gregario, a motivaciones de tipo afectivo, a intereses que se encuentran y cuya realización parece menester el trabajo en común, etc. De allí que en las diferentes formas de asociación humana, cimentadas en motivos reconocidos y que las hacen efectivas, se da una conjunción de ambas calidades, de lo personal, de lo privado y de lo social, de lo público. Con esa explicación, caemos en cuenta que, la solución al problema de las relaciones humanas que muchos esperan ver resueltos, mediante la aplicación, a “rajatabla” de los modelo utópicos socialista o capitalista, a las diferentes sociedades humanas, no es tan simple, y en ambos casos, el esfuerzo no ha redundado en una solución, sino en la perturbación más o menos seria, cuando no el bloqueo de la vida humana normal, a lo que se llega por el impedimento del libre juego interactivo, y trocando la apertura, el amor, la confianza, el afecto mutuo de las personas, por el ensimismamiento, la desconfianza, el resentimiento, el recelo, la exclusión, la falta de cooperación, la discordia, el deseo 397 de venganza, la envidia, la hostilidad, la explotación humana, la violencia. Ello no ocurre solamente en el plano lógico – racional, sin que se den afectaciones de carácter emocional, estético, sensaciones frente a los caracteres éticos o morales, etc., pareciendo discordante, grotesco, indelicado, abusivo, contrario a las “buenas costumbres”, es decir, frente a los valores presentes en el contexto cultural. Para proyectos socio políticos utópicos, de buena fe, vale la pena que nos hagamos conscientes de, en qué medida, la “invasión” que se sucede, a veces involuntariamente, de unos espacios en los otros, se debe a una falta de delimitación clara de ellos, a la confusión existente en relación a la estructura social que le sirve de contexto a los proyectos, etc. Es importante entender que, en este caso, sólo un debate profundo, una controversia encaminada a conciliar posiciones de parida, objetivos, sentimientos, intereses, esquemas mentales, un diálogo encaminado a arrojar luz sobre soluciones aceptables para todos, a ilustrar sobre las particularidades en juego, pueden indicar cuán éticos, cuán beneficiosos pueden ser aquellos proyectos, individual y socialmente. Todas esas consideraciones pueden economizarnos la gran mayoría de las dificultades que se manejan cotidianamente en la política, en las relaciones humanas a todos los niveles. Pueden, de la misma manera, servir de base a la formación de una consciencia del buen trato, de la “buena educación”, de una práctica diplomática aplicable en toda relación social, algo que no es fingido, pero que sí aleja la grosería, la falta de respeto tan común hoy día con las otras personas, algo así como una nueva edición de la “urbanidad de Carreño”, destinada a la mejorar sustancial, aparte de su contenido, de la calidad de las relaciones humanas a todos los niveles. Por último quiero referirme, un poco someramente, a un tema relacionado con el pensamiento utópico y su positiva aplicación. El tema de los pronósticos, de la profecía, de la “adivinación” del Futuro, o bien, de su “provocación”; la definición de su “sentido”, de las fuerzas dinámicas que se conjugan y, como efecto suyo, conducen a él. ¿Somos los humanos eficazmente, significativamente capaces de escoger nuestro futuro? ¿Es nuestro 398 mundo y sus fuerzas naturales y humanas más poderosas, los que lo determinan? En el mundo antiguo las personas, particularmente las más ilustradas y sabias, tenían posturas diferentes para explicar esto. El Oráculo en la antigüedad griega y de otros pueblos orientales, era función del sacerdocio y encarnaba la respuesta que el ser humano debía darle a los requerimientos de los dioses, interpretados por sus “intermediarios”, que eran los sacerdotes, y originalmente en las sociedades más primitivas, menos evolucionadas, el patriarca del clan, que se transforma poco a poco en el monarca, en el conductor del Pueblo, que reunía, antes de que los poderes religiosos y seculares se separaran, esos poderes juntos. Los eventos naturales, el clima, las enfermedades, la suerte de las guerras, el comportamiento de las dinastías gobernantes, estaban entonces regidas directamente en el Oriente por los dioses y podían ser expresión del “premio” otorgado o del “castigo” propinado por un dios “debidamente” exaltado o glorificado”, o de un dios “ofendido”, ante el cual, los “pecados” debían ser “expiados”, la divinidad desagraviada. En los pueblos americanos la interpretación cósmica de su lugar en el Universo, como es palpable en las culturas maya y azteca, tenía una aplicación práctica inmediata: el establecimiento de las estaciones de siembra y cosecha de sus cultivos básicos como el maíz. Mientras esa interpretación rindiera frutos eficaces, las técnicas adoptadas para hacerlo tenían sentido y utilidad común. Es obvio, que la interpretación del Futuro es un procedimiento coherente con la madurez de la cultura que influye en la vida de aquellos pueblos. Hasta que en la sociedad de la antigua Grecia, en que el pensamiento humano empieza a ser expresado por medio de signos con significado lógico, el pensamiento humano se expresa exclusivamente en signos con significado mágico. Esos cambios en la manera de pensar transforman, por completo la forma de interpretar el Futuro. Entonces empieza a cuestionarse 399 el papel de los hombres en la construcción de su mundo, de su sociedad, todo lo cual se va desarrollando a lo largo de los planteamientos filosóficos de las diferentes escuelas. Es entonces, cuando aparece Platón y formula en sus escritos su teoría del Estado “perfecto”. Entrada la modernidad, se desata una controversia profunda en que se cuestionan la eficacia de la de los actos humanos, de la Gracia (divina), y se traen a discusión elementos del pensamiento semita que tienen que ver con la idea de la Predestinación de la suerte humana. Los seguidores de la Reforma, Agustín, Tomás de Aquino y los teólogos jesuitas asumen el ataque y la defensa de las diferentes posturas asumidas por los pensadores de entonces respecto del tema. La postura de los jesuitas, con su postura que sostiene la existencia del “libre albedrío” humano, como medio eficaz y legítimo en la escogencia de su camino, representa una verdadera revolución Y con el avance del conocimiento científico de la Realidad, que nos ha proporcionado su modelo de trabajo es posible entender que el Futuro es un poco de todas esas cosas; los seres humanos podemos, efectivamente, escoger nuestro futuro, ¡Es verdad! Sin embargo, no sólo nuestro futuro, sino nuestro presente y nuestro pasado se pueden entender plenamente, si tomamos en cuenta que se expresan fundamentalmente en términos de los factores naturales y humanos que ya se han conjugado y que se están conjugando constantemente en todos los lugares de nuestro entorno planetario y que los están provocando. Si tomamos en cuenta la variedad, casi infinita de especímenes humanos, en una población que bordea los 6.700.000.000 de almas, en donde no hay, ni siquiera entre gemelos, dos personas idénticas, y la variedad más amplia todavía de circunstancias particulares que cambian constantemente a lo largo de cada una de las vidas humanas, podemos tener idea de la complejidad de hacer pronósticos; como máximo, podemos afinar la probabilidad de que tal o cual hecho se den, sin que sea posible llegar a la certeza absoluta de que esa probabilidad sí se cumpla. 400 Sin embargo, dada la consciencia que ha ganado el hombre moderno acerca de las opciones de que se den hechos, o mejor, tendencias de sentido en que pueden suceder tales hechos, sabemos con certeza que cuenta con un implemento formidable, que, ya al llegar este principio del siglo XXI le ha proporcionado un caudal de conocimiento colectivo –de dominio público-, de extensión y profundidad gigantescos, y en pleno crecimiento, con un espíritu inquisitivo y con una curiosidad activos dirigidos al desvelo de todos los misterios que rodean nuestra vida, con una dinámica insaciable, y con un afán de atenerse rigurosamente a las condiciones dentro de las cuales ese conocimiento es válido. Esa labor nos llena de confianza, de seguridad, de nuevas expectativas en términos de futuro. Ese implemento, esa herramienta, que no es ni mucho menos, como lo han especulado muchos personajes, un nuevo sistema de pensamiento ideológico o religioso, con sus propios valores éticos (universales), es su herramienta científica, y su pensamiento, un pensamiento estructurado lógicamente, pero no independiente, eso sí, con sus raíces bien puestas y bien ancladas en el contexto de la cultura humana, con las limitaciones que la madurez de la Cultura que le sirve de matriz le impone. A pesar de esas limitaciones lo ha dotado de un pensamiento con una estructura incomparablemente sólida, de un medio más confiable para interpretar su experiencia y aprender de ella, de un patrimonio de sabiduría acumulada que le permite una audacia sin paralelo en sus proyectos económicos, sociales y políticos, con lo que había sido posible antes en toda su historia. Esta herramienta tiene aplicaciones insólitas y resultados insólitos. Estamos escrutando el pasado de nuestro hogar planetario que yace depositado en indicios casi ilegibles, del fenómeno de la Vida, de lo más remoto de la historia humana, de los más relevantes eventos naturales generadores de los distintos ciclos evolutivos de las especies; hemos empezado a entender algunos “accidentes”, como choques de cuerpos celestes con el nuestro, que echaron a pique procesos completos de evolución de la vida; cambios climáticos, con efectos vivificantes o catastróficos, como el ocurrido hace unos 6.000.000 de años, 401 cuando la “banda transportadora, - verdadera estructura planetaria de las corrientes marinas- se paró, y dio origen a una de las más devastadoras extinciones de seres vivos del Planeta. La “Banda transportadora le lleva calor a las regiones del norte de Europa y al sur de las islas británicas, permitiendo la vida que, en las mismas latitudes en otros continentes es prácticamente imposible; además, es determinante de las condiciones de vida en todos los océanos del Mundo, a donde conduce calor, nutrientes y vida necesaria a los hábitats del planeta, que, de otra manera, serían estériles. Con ramas como la Antropología, la Arqueología, y otras disciplinas que le sirven de auxiliares, avanza en el afianzamiento de conocimientos, en aspectos más y más remotos, más y más complejos de la historia humana. ¿Y todo aquello para qué? ¡Porque la Especie Humana necesita afinar su “brújula” para orientarse mejor en medio de la oscuridad de la incertidumbre! Sabemos que las condiciones físicas de su hábitat, tan pródigas en general, como han sido, han permanecido casi sin cambio a lo largo de los períodos de tiempo en que la Especie ha habitado la Tierra. Su suerte nos compete a todos, sin dejar a nadie por fuera. Los medios de comunicación modernos han de enlazar hasta los lugares más recónditos del Planeta y usarse efectivamente para asegurarse de establecer una base de conocimiento común, de Cultura, superiores, disponible para aquellos pueblos que no poseen los medios para desarrollarse, pero cuya contribución es vital para la Humanidad. Es importante la apertura de muchas “wikipedias”, de muchas “ideágoras”, especializadas y globales, para todos los niveles sociales, para todos los ideales de aprendizaje que puedan resultar. Sabemos también que, la influencia humana sobre el Planeta ha adelantado procesos de cambio climático que empiezan a afectar negativamente sus probabilidades de supervivencia globales. Todavía más, el “calentamiento global”, aproxima muchas regiones del planeta a condiciones físicas imposibles de soportar por el ser humano en una ocupación permanente y queda, al menos, una pregunta bien difícil de responder: ¿Qué ocurre si el calentamiento global empieza a afectar gravemente el sistema de 402 corrientes marinas, solamente por la pérdida de hielo de los casquetes polares? Ello podría estar precipitando la aparición de dificultades insuperables para la supervivencia no sólo de la especie humana sino de la vida, en general, dificultades que se conocen a través de depósitos hallados en distintos lugares del planeta que dan testimonio de lo ocurrido hace esos millones e años, igual que a través de algunos vestigios, como los hallados en algunos lagos de Norteamérica, cerca de la ciudad de Nueva York, donde las aguas profundas contienen altos niveles de ácido sulfídrico (H2S), gas ínmensamente tóxico, que dan testimonio de cómo se acumuló en los mares hace 6.000.000 de años, y que, pasando a la atmósfera, aniquiló la vida vegetal y animal por doquier. En otras palabras, las perspectivas de futuro, si las cosas siguen sin cambiar, nos obligan a reflexionar a todos los seres humanos y a asumir posturas responsables frente a esos hechos, sin excepción. Además, verdaderamente, nunca había estado la Humanidad tan bien preparada para responder positivamente a esos retos. 403 CAPÍTULO 2 DEL MITO A LA RAZÓN Este capítulo, el último de mi trabajo, representa la culminación de una tarea de reflexión de seis años de duración, toda una vida de curiosidad y observación, animado por los estímulos propios de mi entorno social, por lo que aprendí en mis años de pregrado de la Escuela de Minas de Medellín, y a lo largo de mis años de trabajo en la industria textil y en la industria agropecuaria de mi país; por la experiencia vivida en mi entorno familiar, que me brindó y me sigue brindando apoyo, amor, equilibrio emocional, un sentido de la belleza, de las proporciones de las cosas, de la armonía de la vida, en sus significados más sublimes, de los términos, y todo relacionado con una memoria del hogar paterno de significado inmenso para mí, de mi formación con los hermanos de las Escuelas Cristianas, particularmente, con la guía en asuntos científicos del Hno. Daniel de La Salle conocido científico colombiano en la época de mi niñez, son lo que, finalmente, me ha aportado un privilegiado lugar de observación, una segura fuente de referencias de comparación, un caudal inmenso de inquietudes, de experiencias que tengo en este momento anhelo de comunicar, de compartir. Es la culminación de una labor considerable, según mi opinión, pero he logrado entender que debe ocupar el primer lugar en la exposición conjunta del tema, ya que de otra manera, el trabajo podría ser interpretado de muchas maneras diferentes, algunas de ellas, seguramente, contradictorias con la verdadera intención que me ha movido en su realización. Yo no soy un erudito, quizás, ni siquiera una persona versada en la Cultura. Soy una persona corriente, del común, con una visión que dista, seguramente mucho, de aquellas visiones que provienen de una gran experiencia en el campo del manejo económico, de la política. Sin embargo tengo mi opinión y la expongo, tal como es, como la expondría cualquier ser humano consciente de su plena disposición de la libertad de expresión, con afán de aportar a la 404 construcción del mundo en que vivirá mi descendencia. Soy ingeniero de carrera, empresario independiente toda mi vida, hombre de campo, abuelo realizado de corazón. Todo ello afecta mis enfoques de observación de la vida, de la Realidad, y me permite, seguramente, gozar de la fortuna de haber nacido en el tiempo en que nací, y en el tiempo en que he vivido, a pesar de los contratiempos personales experimentados. De esa experiencia he aprendido mucho y creo que sería egoísta de mi parte guardarlo dentro de mí sin que otros puedan aprovecharlo para su propio crecimiento, en un mundo cada vez más necesitado de orientación, y que se ha “encogido” por razón del desarrollo tecnológico de los medios de transporte y de las telecomunicaciones. Quizás, este esfuerzo sea un recurso con el cual yo pueda ayudar a enriquecer a otros, a enriquecer las sociedades humanas que vendrán posteriormente, para que la vida merezca más vivirse y disfrutarse. Es un trabajo, en conjunto, desarrollado en mi tiempo libre, sin afán de compensaciones, en un impulso que, finalmente entendí, se ha desarrollado en un tiempo, en que la dinámica en la evolución del pensamiento logra su mayor velocidad innovadora, en que ha alcanzado su máxima capacidad de visión en la historia humana, dentro del ámbito más amplio y más profundo en que la libertad humana haya logrado expresarse nunca. Y ello no, sin una alta dosis de sacrificio, de disciplina, de entrega a una tarea que considero ligada íntimamente a mis compromisos vitales. Mis cuestionamientos, pues, salen del fondo del alma, son genuinos, no obedecen a un deseo de reconocimiento, ni al entendimiento de que son plenamente justificados; pienso sí, que puedan abrirle, de par en par, puertas que antes estaban apenas entreabiertas, al desarrollo de facetas importantes de la personalidad humana, de la Cultura, en los pueblos menos desarrollados del Planeta, o en aquellos que han carecido antes de los medios para evolucionar suficientemente. Con estas consideraciones, pasemos entonces a continuar el desarrollo del tema: 2 .1.0 EL PRINCIPIO DE LA RAZÓN. 405 Una nueva edición de conflictos humanos, entre los mundos seculares y los mundos de la Religión. El Arte, la Poesía, el Teatro, la Música, la Danza, el sentido estético, la Belleza, etc., son medios de expresión de experiencias humanas que no se pueden racionalizar, como la Estética, el Amor, la Belleza, la Armonía, el Equilibrio, la Grandeza, la Esperanza, la Paz, y toda la gama que podamos imaginar de sensaciones que podamos experimentar los seres humanos, ya que las consideremos positivas o negativas. En mucha parte el Mito, la Magia, formas conceptuales que los hombres han usado para acceder y explicar realidades objetivas que han percibido, a su modo, que quieren comunicar, se expresan por ese conducto. Son ellas, pues medios de expresión que estimulan la aparición de diferentes emociones, que ejercen un poder de <<resonancia>>, de reproducción de aquellas sensaciones en los sujetos que logran entenderlas, percibirlas, a través de esos medios de expresión. Sin embargo, y aunque todos aquellos medios de expresión tienen la virtud de generar y extender en los ámbitos humanos donde se cultivaban sus sistemas simbólicos, verdaderas y muy diversas culturas, aparecen nuevos horizontes expresivos que sirven también para construir cultura humana, para comunicar también experiencias, aunque, esta vez, sin ser de superior valor y significado, por ser el producto de madureces posteriores, como muchos podrían pensar, hacen eso: introducir en la vida humana nuevos medios de expresión, nuevos caracteres en su cultura, nuevas formas de mirar la Realidad, lo que indudablemente encierra el potencial de enriquecer al Hombre, pero que, paradójicamente, por la forma como el mismo hombre ha valorado las diferencias de visión que el uso de sistemas simbólicos diferentes le muestra, por el <<choque>> que ha experimentado su consciencia ante su aparente contradicción, por el precio, que piensa, tiene qué pagar por reconocer las limitaciones de su propia inteligencia, ello ha sembrado su vida de paradigmas que no ha logrado superar, que siembran en él depresión, envidias, complejos de inferioridad, dudas y desconfianzas, que lo conducen a retos más brutales y primitivos para triunfar sobre aquellos que pretenden imponer su superioridad: La 406 medición de fuerzas, y, más bien que ser promesas, se han transformado en obstáculos para desarrollar una vida tranquila. Podemos decir que con los griegos se cumple, en tiempos de una de nuestras culturas madre, un proceso revolucionario que servirá de cimiento para cambios fundamentales en el comportamiento humano. Allí empieza algo diferente, que hoy es la base de la acción que gobierna la mayor parte del mundo humano contemporáneo, aunque paradójicamente no se ha extendido en su totalidad a los pensamientos que predominan, en especial, en medio de multitud de pueblos que permanecen aislados unos de otros, en diferentes lugares de la Tierra, muchos de ellos en medios ambientes extremos, y que viven bajo el influjo de primitivas culturas y bajo la presiones ambientales muy severas: Empieza el “imperio” de la Razón. Con ello es superado, entre nosotros, el paradigma del pensamiento mítico, se hacen los primeros intentos de articular un discurso sobre la base de <<conexiones lógicas>> entre unos esquemas mentales, entre unos pensamientos y otros. La Razón sirve de base al nacimiento en Grecia de la Filosofía, y dimensiona, por ahí derecho, el futuro de un lenguaje que tendrá que ser “aclimatado” algunas decenas de centurias después para hacer accesible a nuestra cultura el fundamento de otro proceso revolucionario, que empezaría a cambiar dramáticamente nuestra manera de pensar y que abriría expectativas antes impensables referentes al conocimiento de la realidad: La Ciencia, y su nuevo sistema simbólico de expresión, las matemáticas. Leonardo Fibonacci (más o menos 1170 - más o menos 1250), matemático italiano nacido en Pisa, llamado también Leonardo Pisani, tiene el mérito de haber iniciado en Europa el renacer de las ciencias exactas que conoció y aprendió de los árabes. A principios del siglo XIII publicó una obra: “Liber Abbaci”, en la que registró un conjunto de problemas que le fueron propuestos y que él resolvió a satisfacción. Introdujo en Europa, por primera vez la numeración arábiga, que usaba caracteres simbólicos de origen indio. Para hacer cualquier cálculo aritmético, tal como lo hacemos hoy en día, habría sido, prácticamente imposible, con el sistema de la numeración romana, cuya rigidez apenas permite fácilmente operar la suma y la resta, restringiendo 407 inmensamente otras operaciones aritméticas, y quizás, limitando, incluso a la imaginación, para producir avances en el cálculo como se dio, más adelante con Guillermo Leibnitz (1646 – 1716) , quien, al tiempo que Isaac Newton, descubrió, por ejemplo, el cálculo infinitesimal. Hay una serie de números que tiene el nombre de la “sucesión de Fibonacci”, que encierra algo misterioso, algo así como una expresión matemática de la armonía, de la belleza, de las proporciones “perfectas”, la mayor economía posible, o estos conceptos en la mayor plenitud alcanzable físicamente. En las páginas web A:\La naturaleza, la razón de oro y los números de Fibonacci.mht, A:\Razón de Oro.mht y A: \sucesión de Fibonacci, presenta el autor, de manera sencilla y divertida un tema bastante serio, en el fondo. La razón de oro se llamó también el número de la belleza de Fidias. Fidias, el escultor más famoso de la Grecia antigua nació en Atenas hacia el año 431 antes de Cristo. A él se le atribuye la autoría del Zeus olímpico, la Atenea de bronce y la atenea del Partenón, de cuyo templo ayudó a la decoración. A continuación transcribo los artículos mencionados, completos, ya que para un lector del tema que nos ocupa pueden encerrar gran interés de algo que puede ser motivo de investigación e indagación ulteriores; parece ser un ejemplo de conexión entre conceptos que, aparentemente no tendrían posibilidades de un análisis racional, pero que es reconocido, parece, universalmente como una expresión racional de perfección. Para entenderlo un poco mejor, podría comparar esto con las medidas corporales de una mujer, 90 – 60 – 90, que simbolizan el ideal en las proporciones de las medidas de un cuerpo femenino bello. 408 La naturaleza, la razón y también Fibonacci... de oro, Las plantas generan nuevas células en espiral, como el patrón de semillas en este bonito girasol. Las espirales aparecen de manera natural porque cada célula se forma después de un giro. "Célula nueva, y un giro, luego otra célula, y otro giro, ..." ¿Cuánto se gira? Así que, si fueras una planta, ¿cuánto girarías entre células nuevas? Si no giras nada, tienes una línea recta. Pero es un mal diseño... quieres algo redondo que se mantenga junto sin huecos. ¿Por qué no intentas encontrar el mejor valor tú mismo? 409 Prueba distintos valores, como 0.75, 0.9, 3.1416, 0.62 etc., Recuerda, ¡estás intentando encontrar un patrón sin huecos de principio a fin! (Por cierto, no importa la parte entera del número, como 1. o 5. porque son vueltas completas que te ponen otra vez en la misma dirección.) Esta animación necesita un Reproductor de Flash. Lee más abajo para saber cómo funciona la animación* ¿Qué has encontrado? Si encontraste algo parecido a 0.618 (o 0.382, que es 1-0.618) entonces "¡Enhorabuena, eres un buen miembro del reino animal!" Eso es porque la razón de oro (1.61803...) es la mejor solución a este problema, y el girasol lo sabe. Prueba tú... debería parecerse a esto. ¿Por qué? Porque si eliges un número que sea una fracción simple (ejemplo: 0.75 es 3/4, y 0.95 es 19/20, etc.), acabarás teniendo un patrón de líneas que se juntan, y por tanto muchos huecos. 410 Pero la razón de oro (su símbolo es la letra griega Phi, a la izquierda) es un experto en no ser una fracción. Es un número irracional (esto quiere decir que no lo puedes escribir en fracción), pero es más que eso... está tan lejos como se puede de ser una fracción. Sólo ser irracional no basta Pi (3.141592654...) es irracional. Pero está muy cerca de 1/7 (= 0.142857...), así que acabamos con 7 brazos. e (2.71828...) también es irracional, tampoco funciona porque está cerca de 5/7 (0.714285...), así que al final también tenemos 7 brazos. Entonces, ¿cómo funciona la razón de oro? Una de las propiedades especiales de la razón de oro es que se puede escribir en términos de sí misma, así: (con números: 1/1.61803...) 1.61803... = 1 + Esto se puede escribir con una fracción que no acaba nunca (llamada una "fracción continua"): Así que cae limpiamente entre fracciones. 411 Números de Fibonacci Hay una relación especial entre la razón aúrea y los números de Fibonacci (0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, ... etc., cada número es la suma de los dos números delante de él). Si tomas dos números de Fibonacci consecutivos (uno detrás del otro), su cociente está muy cerca de la razón de oro: A 2 3 5 8 13 ... 144 233 ... B 3 5 8 13 21 ... 233 377 ... B/A 1.5 1.666666666... 1.6 1.625 1.615384615... ... 1.618055556... 1.618025751... ... Así que, igual que salen siete brazos de manera natural cuando usas 0.142857 (1/7), suelen aparecer números de Fibonacci cuando usas la razón de oro. Prueba a contar los brazos en espiral las espirales "a izquierda", y después "a derecha"... ¿qué números salen? 412 Crecimiento en espiral Este comportamiento tan interesante no sólo aparece en las semillas de girasol. Hojas, ramas y pétalos también pueden crecer en espiral. ¿Por qué? Para que las hojas nuevas no bloqueen el sol a las hojas antiguas, o para que la mayor cantidad posible de lluvia llegue a las raíces. De hecho, si una planta tiene espirales, la rotación tiende a ser una fracción hecha con dos números de Fibonacci consecutivos, por ejemplo: Media rotación es 1/2 (1 y 2 son números de Fibonacci) 3/5 también es normal (los dos son números de Fibonacci), y 5/8 también (¡sí, lo has adivinado!) todas se acercan más y más a la razón de oro. Y por eso los números de Fibonacci son muy comunes en plantas. 1,2,3,5,8,13,21,... etc., aparecen en un número increíble de sitios. Aquí tienes una margarita con 21 pétalos (pero puede haber alguno más o menos, porque alguno puede haberse caído o estar creciendo) 413 Ángulo de oro Hasta ahora hemos hablado de "giros" (rotaciones completas). El equivalente a 0.61803... rotaciones es 222.4922... grados, o aproximadamente 222.5°. En la otra dirección son 137.5°, llamados "el ángulo de oro". Así que, la próxima vez que pasees por un jardín, busca el ángulo de oro, y cuenta pétalos y hojas para encontrar los números de Fibonacci, ¡y descubre lo sabias que son las plantas... ! Ejercicio Por qué no sales ahora al jardín o al parque, y empiezas a contar hojas y pétalos, y mides ángulos a ver qué encuentras. Puedes escribir los resultados de esta forma: Nombre o descripción de la planta: ¿Las hojas crecen en espirales? S / N Cuenta un grupo de hojas: ¿Cuántas hojas (a)? ¿Cuántos giros completos (b)? Giro por hoja (b/a): Ángulo de giro (360 × b/a): 414 ¿Hay flores? S / N Cuántos pétalos en la flor 1: Flor 2: Flor 3: (Pero recuerda, aunque la naturaleza siga reglas matemáticas los resultados no son perfectos siempre) * Notas sobre la animación Las semillas de girasol crecen desde centro hacia fuera, pero en la animación es más fácil dibujarlas semillas más jóvenes primero y después añadir las más antiguas. La animación debería continuar hasta alcanzar al girasol - esto serían 55 espirales a la derecha y 34 a la izquierda (números consecutivos de Fibonacci). Simplemente no he querido que tardara demasiado. Las espirales no son parte del programa - aparecen de manera natural cuando intentas poner las semillas tan cerca unas de otras como sea posible manteniendo la rotación correcta. La sucesión de Fibonacci es la sucesión de números: 0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, ... Cada número se calcula sumando los dos anteriores a él. El 2 se calcula sumando (1+1) 415 Análogamente, el 3 es sólo (1+2), Y el 5 es (2+3), ¡y sigue! Ejemplo: el siguiente número en la sucesión de arriba sería (21+34) = 55 ¡Así de simple! Aquí tienes una lista más larga: 0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89, 144, 233, 377, 610, 987, 1597, 2584, 4181, 6765, 10946, 17711, 28657, 46368, 75025, 121393, 196418, 317811, ... Para encontrar cualquier número de la serie se opera de la siguiente manera: La regla La sucesión de Fibonacci se puede escribir como una "regla" (lee sucesiones y series): la regla es xn = xn-1 + xn-2 donde: xn es el término en posición "n" xn-1 es el término anterior (n-1) xn-2 es el anterior a ese (n-2) Por ejemplo el sexto término se calcularía así: x6 = x6-1 + x6-2 = x5 + x4 = 5 + 3 = 8 416 Razón de oro Y hay una sorpresa. Si tomas dos números de Fibonacci consecutivos (uno detrás del otro), su cociente está muy cerca de la razón aúrea "φ" que tiene el valor aproximado 1.618034... De hecho, cuanto más grandes los números de Fibonacci, más cerca está la aproximación. Probemos con algunos: A B B/A 2 3 1.5 3 5 1.666666666... 5 8 1.6 8 13 1.625 ... ... ... 144 233 1.618055556... 233 377 1.618025751... ... ... ... Usar la razón de oro para calcular números de Fibonacci Y es más sorprendente todavía esta fórmula para calcular cualquier número de Fibonacci usando la razón de oro: Increíblemente el valor siempre es un número entero, exactamente igual a la suma de los dos términos anteriores. Ejemplo: 417 Cuando usé una calculadora para hacerlo (con sólo 6 decimales para la razón áurea) obtuve la respuesta 8.00000033. Un cálculo más exacto habría dado un valor más cercano a 8. Razón de oro La razón de oro (el símbolo es la letra griega "phi" de la izquierda) es un número especial que vale aproximadamente 1.618 Aparece muchas veces en geometría, arte, arquitectura y otras áreas. La idea Si divides una línea en dos partes de manera que: la parte larga dividida entre la corta Es igual que el total dividido entre la parte larga entonces tienes la razón de oro. Adivinándola Sólo hay un valor que hace que a/b sea igual a (a+b)/a. Probemos un poco a ver si podemos descubrirlo: Probamos a=7 y b=3, entonces a+b=10: 7/3 = 2.333..., Pero 10/7 = 1.429..., así que no funciona Probamos ahora a=6 y b=4, entonces a+b=10: 418 6/4 = 1.5, pero 10/6 = 1.666..., ¡más cerca pero todavía no! Probemos a=6.18 y b=3.82, entonces a+b=10: 6.18/3.82 = 1.6178..., y 10/6.18 = 1.6181..., ¡estamos muy cerca! De hecho el valor exacto es: 1.61803398874989484820... (continúa sin repetirse) Las cifras siguen sin repetirse. De hecho se sabe que la razón de oro es un número irracional, y te hablaré sobre eso más adelante. Calcularlo Puedes calcularlo tú mismo empezando por cualquier número y siguiendo estos pasos: A) divide 1 entre tu número (1/número) B) suma 1 C) ese es tu nuevo número, empieza otra vez desde A Con una calculadora, sólo pulsa "1/x", "+", "1", "=", una y otra vez. Yo empecé con 2 y saqué esto: Número 2 1.5 1.666... 1.6 1.625 1.6154... 1/número ½=0.5 1/1.5 = 0.666... 1/1.666... = 0.6 1/1.6 = 0.625 1/1.625 = 0.6154... Suma 1 0.5+1=1.5 0.666... + 1 = 1.666... 0.6 + 1 = 1.6 0.625 + 1 = 1.625 0.6154... + 1 = 1.6154... ¡Se va acercando más y más! Pero llevaría mucho tiempo acercarnos de verdad, hay mejores maneras y se pueden calcular muy rápidamente miles de cifras. 419 Dibujarlo Hay una manera de dibujar un rectángulo con la razón de oro: Dibuja un cuadrado (de lado "1") Pon un punto en la mitad de un lado Dibuja una línea desde ese punto a una esquina contraria (medirá √5/2) Gira esa línea hasta que vaya en la dirección del lado del cuadrado Entonces puedes extender el cuadrado a un rectángulo con la razón de oro. La fórmula Mirando el rectángulo que acabamos de dibujar, puedes ver que tiene una fórmula sencilla. Si un lado mide 1, el otro lado mide: La raíz cuadrada de 5 es aproximadamente 2.236068, así que la razón de oro es aproximadamente (1+2.236068)/2 = 3.236068/2 = 1.618034. Es una manera muy fácil de calcularlo cuando lo necesites. Belleza Muchos artistas y arquitectos creen que la razón de oro da las formas más agradables y bellas. Este rectángulo se ha hecho usando la razón de oro, parece un típico marco de un cuadro, ¿no? 420 Muchos edificios y obras de arte usan la razón de oro, como el Grecia. Partenón en Sucesión de Fibonacci Aquí tienes una sorpresa. Si tomas dos números de Fibonacci consecutivos, su proporción está muy cerca de la razón de oro. De hecho, cuanto más grande sean los números de Fibonacci, más cerca del valor exacto. Probemos algunos: A 2 3 5 8 ... 144 233 ... B 3 5 8 13 ... 233 377 ... B/A 1.5 1.666666666... 1.6 1.625 ... 1.618055556... 1.618025751... ... El más irracional... La razón de oro es el número más irracional. Este es el porqué... Una de las propiedades especiales de la razón de oro es que se puede escribir en términos de sí mismo, así: (con números: 1.61803... = 1 + 421 1/1.61803...) Esto se puede expandir en una fracción que no se acaba nunca (llamada "fracción continua"): O sea, encaja perfectamente entre fracciones simples. Otros números irracionales están bastante cerca de números racionales (por ejemplo Pi = 3.141592654... está cerca de 22/7 = 3.1428571...) Otros nombres La razón de oro también se llama sección áurea, media de oro, número de oro, proporción divina, sección divina, proporción áurea...La media y extrema razón. 2.2.0 RESPUESTA HUMANA A SUS RETOS VITALES. Su sentido de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la perfección. Su sentido ético. En la actualidad, esos sentidos dependen de que logremos reconciliar el espíritu secular de nuestro tiempo con el espíritu, no sólo de la Religión, sino de todas aquellas expresiones humanas de su realidad, como son las artes, la Música, la Poesía, la Danza, el Teatro, el Cine, las Letras, la Filosofía, etc. En el mundo moderno, más de dos mil quinientos años después, de aquellas obras maestras de la arquitectura griega, en las cuales hemos constatado la presencia de ideales de perfección de escasa edición, época en la cual se dan también otras manifestaciones de inmenso valor artístico, científico, documental, filosófico, etc., no caemos todavía en 422 cuenta de cómo las percepciones de lo que es seguro, sabio, transparente, fino, delicado, equilibrado, y la sensación de plenitud, de paz, de satisfacción que promueven como producto de la experiencia de los actos humanos, son elementos de juicio, de valoración que nos dicen si son dignos de aprecio, si tienen poder de hacer el bien, ….si son éticos. En la introducción a éste capítulo hemos visto, cómo muchos elementos de juicio y de valoración que le dan sentido a nuestra consciencia y que hemos mencionado, provienen de muy diversas fuentes culturales, a pesar de que, aparentemente, la maraña de sistemas simbólicos en que se sitúan nuestras diversas culturas deberían aislarnos y deberían generar valores diferentes, incluso contradictorios en todas ellas y en todos nosotros. Sin embargo, cabe preguntarse uno acerca de algo que parece muy curioso: Si hubiéramos carecido de los avances del cálculo aritmético y algebraico de origen arábigo, si hubiéramos desconocido el sistema numérico de origen indio y hubiéramos tenido que atenernos al sistema de numeración romana, ¿hubieran logrado los pensadores occidentales desarrollar en su tiempo la Ciencia, y en la forma como lo lograron? Es posible que la evolución de la ciencia occidental hubiera seguido una ruta diferente, que hubiera exigido la aplicación de algún sistema o lenguaje simbólico diferente, la conjugación de elementos de composición diferentes, pero, sin duda, lo que hoy poseemos se lo debemos, igual que ocurre en todos y cada uno de los aspectos de la cultura actual, no sólo a nuestro trabajo, sino al trabajo de millones y millones de seres humanos del más diverso origen. ¿Qué significa esto? Que los seres humanos no somos autosuficientes, que los actos que satisfacen profundamente al ser humano, hoy, son fruto colectivo del esfuerzo conjugado de muchas acciones humanas, que bajo la capa de la cultura formal, con sus maneras aparentemente singulares de expresión, incluso, en lo más profundo del subconsciente yace un ser humano universal, lleno de matices, fresco, auténtico, inmaculado, que se identifica con la naturaleza que lo rodea, con aquella que lo ha modelado, que le ha ofrecido su sustento. Ese ser humano universal tiene necesidad, tiene avidez por interactuar con su entorno, por efectos de resonancia, es receptivo, tiene el poder de vibrar espontáneamente y 423 recibir la energía que a través de sus propias vibraciones le transmite el Cosmos y es capaz de hacer que su entorno vibre cuando él vibra por efecto de su propia interacción; intuye un mundo que se está volviendo cada vez más extraño para nosotros cuando “crecemos”, y que vemos asomarse, sin embargo, desde el fondo del alma, cuando miramos a los ojos transparentes, limpios, puros, frescos sinceros, sin escondites ni dobleces, de los niños, aunque ellos sean incapaces todavía de racionalizarlo, ese mundo se siente cuando nos volvemos niños y nos atrevemos a ser poetas, artistas, pintores, músicos, y a gozar con nuestras creaciones, cuando nos volvemos soñadores, o cuando contemplamos el cuadro de una pareja de enamorados que avanzan delante de nosotros, en un abrazo que quisiera fundir sus cuerpos en uno solo. Es vital para cada ser humano, para la Humanidad, como un todo, recuperar esas conexiones con el Universo, particularmente en su actual hogar planetario; por ello es preciso invertir el proceso de ahondar abismos entre los hombres, de promover la Guerra y la Violencia, de fomentar las industrias que comprometen su integridad, que lo deforman, que lo incapacitan, que lo perturban, que lo aniquilan, de alimentar expectativas de poderes que pretendan su imperio sobre él por la fuerza, por el engaño, por la intimidación, etc. Es por eso que, invito a retomar el final del capítulo anterior, y hacernos algunas preguntas, particularmente porque me siento espantado al contemplar los graves daños causados por la violencia desatada por muchos años en nuestro entorno patrio, por el deterioro provocado por nuestras actitudes, por nuestra forma de actuar, en las nuevas generaciones, en su visión de futuro, en la reducción de sus oportunidades, en la semilla que estamos sembrando en la consciencia de nuestros pequeños, la confusión, la desorientación, el miedo, el terror que sembramos, incluso con negocios de vileza incomparable, como cuando disfrazamos en los juguetes que les proporcionamos nuestra codicia, nuestro afán de explotar su ingenuidad, la indiferencia paterna, en pro de nuestro afán de lucro, cerrándoles la oportunidad de un futuro digno, agrediéndolos, maltratándolos en provecho de su debilidad, estimulando su espíritu creador, su imaginación para perpetrar el mal ajeno, también en provecho propio, para perpetrar sus venganzas, para desfogar sus odios. 424 En el mundo de hoy, invadido por millones de espíritus perturbados, subproducto, cosecha desgraciada de las aberraciones de nuestra conducta histórica, y amparado en valores mal entendidos y aplicados, como el de la “libre empresa”, el “derecho de propiedad”, la “libre determinación de los pueblos”, y otros clisés ideológicos, se aprecian ya los resultados de la proyección de sus visiones maléficas, de sus actividades “lícitas” que pocos se atreven a cuestionar, sobre millones de seres humanos cuyo destino se ve cada día más y más amenazado. El afán de confundir a la opinión pública, de manipularla, la insistencia, no solamente en el afán de delinquir, sino de construir redes de estructuras criminales capaces de amenazar y cumplir impunemente sus amenazas, de paralizar la aplicación de la Ley, de intimidar, de aterrorizar al ciudadano común para capitalizar a favor propio su parálisis, la indecisión de las instituciones públicas, su desconcierto en la acción defensiva del ciudadano, o la complicidad de sus personeros con fuerzas oscuras, afectan, definitivamente, la expectativa de lo que podemos esperar de muchos actos humanos que esconden su “veneno” solapadamente debajo de una apariencia inocente y legalista. Esos actos, la mayoría de los cuales encubren la realidad de su inclinación grotesca, monstruosa hacia el mal, desde que son concebidos y, más todavía, actos perversos, indiferentes al daño que procuran, y que colman la taza de del cinismo, cuando sus autores y gestores se atreven a exigir, que sean mirados, que sean aceptados, reconocidos, tanto como miramos y aceptamos lo mejor de nuestra creación humana, que les otorguemos el mismo estatus, respeto, acogida, que aquellos que estimulan la vida, que ayudan a consolidarla, en su plenitud, para todo el género humano, sin distingos de clase social, de raza, de ideología, de religión, de cultura, etc., sólo le están haciendo perder la fe en el Orden a legiones enteras de personas, ya habituadas al delito en su calidad de subproducto de los conflictos insolutos, de la guerra y la violencia, utilizados como armas políticas, lo mismo que las esperanzas de la Sociedad de establecer y consolidar un orden más justo y equitativo. Todavía más, sin reparar en la amenaza global a la Humanidad, hay quienes empiezan seriamente a labrar en nuestro hemisferio, en nuestra región, nuevas estructuras 425 militares, nuevas alianzas y poderíos, de “izquierdas” y de “derechas”, a pesar de los deplorables resultados históricos que nos han deparado, tanto las “derechas” como las “izquierdas”, destinados, esta vez, a perpetuar el poder del Crimen, a consolidarlo, en vez de aprestarse a combatirlo, a reducir a la mínima expresión posible su capacidad de influencia política. Para mí, eso es prioritario, en términos de los retos que nos impone la tarea de sacar adelante a nuestra civilización. Y esa tarea, que nos compete a todos los ciudadanos, la tiene en sus manos y la coordina legalmente el Estado. Me atrevo a dudar, pues, que estemos haciendo todo lo que es posible hacer, a pesar de los recursos materiales, técnicos y humanos de que disponemos, que estemos creando las circunstancias adecuadas para que todos los seres humanos estemos en posesión de la “brújula” que necesitamos para orientarnos en medio de la incertidumbre que nos acosa cuando pensamos en el Futuro. En un futuro que, quizás, cada día que pasa está menos en nuestras manos de lo que nosotros mismos quisiéramos. Todavía más, en América Latina, nuestra región, y estoy aludiendo a América Latina, porque, a pesar de las diferencias, se comporta como un espejo al cual se pueden asomar para contemplarse las demás regiones del Planeta, la solución la estamos confiando colectivamente, cada vez más a las estructuras económicas jerárquicas globalizadas, a nuevas estructuras de carácter militar, a nuevas alianzas estratégicas globales, cuyo poder de decisión está definitivamente ligado a precedentes de nivel estratégico y global que regulan la calidad en la relación de las grandes potencias, y que tiene muy poco que ver con nuestros problemas políticos regionales. En cambio, nuestra actitud ciudadana, nuestra responsabilidad frente al debate de la cuestión, dejan demasiado que desear. ¡Definitivamente, los latinoamericanos no nos estamos comportando, proactivamente, como hombres libres que somos, en defensa de nuestros derechos, unos derechos que, no solo están ya, en entredicho, sino que materialmente, se encuentran seriamente amenazados. Regresando pues a las inquietudes de finales del capítulo anterior, preguntémonos: 426 ¿Qué respuesta estamos dispuestos a darle, finalmente, los hombres, la Humanidad, como un todo, a retos como ese, que se nos manifiestan de manera cada vez más preocupante, más evidente? ¿Nos damos cuenta que, con nuestra conducta, atenida a referencias que desconocen, por completo, las exigencias éticas más profundas del orden universal, del equilibrio de la Naturaleza, estamos alterando nuestro medio ambiente, más allá de nuestras propias posibilidades de adaptación, de toda posibilidad económica de recuperación? ¿Hemos considerado, acaso, que estamos desperdiciando el potencial que la vida humana representa para la conservación y proyección de la Vida, en general, de la misma vida humana, en particular, prototipos fenomenológicos, probablemente únicos en años luz a la redonda en nuestro universo cercano, testimonios vivos de los mayores logros conocidos de la Naturaleza, en sus procesos evolutivos y creativos? ¿Logramos percibir el descalabro que representa el desperdicio inaudito, la destrucción irracional, el mal uso que le hemos dado, por milenios, al recurso humano, y que le damos hoy, al cambiar la integridad de su extraordinario “dispositivo pensante”, el producto más formidable de la evolución natural, por un magro rendimiento económico? Otra pregunta clave podría ser: ¿La grandeza, el honor y la gloria de quién buscamos cuando trabajamos? Acaso los del verdugo de turno, del tirano, quien a la alternativa de renunciar a nuestros propios sueños para dejarnos “utilizar”, solo ofrece esclavitud, servidumbre, muerte? ¿Qué puede significar para nosotros el “culto de los muertos”, la “memoria de los antepasados”, que animan sin excepción, las expresiones de amor filial imperecedero, por el reconocimiento a la donación que hicieron de su vida y sus energías en pro de su descendencia? Los hombres modernos, profundamente afectados por el secularismo, por su estereotipada visión materialista de la realidad, no nos dejamos conmover ya por la magia de esas expresiones del “pensamiento primitivo”. Y no sobraría otra pregunta afín a ella: ¿Qué puede significar la “vida eterna” para seres mortales como nosotros? ¿No serán, acaso, visiones complementarias del mismo proceso psicológico? ¡Quizás en la embriaguez de nuestra sabiduría, de nuestra prepotencia, hemos encontrado el motivo para atrevernos a usurpar la autoridad y deponer al mismo Dios, acaparando el derecho a la Grandeza, al Honor y a la Gloria que no nos pertenecen! 427 Lo que está pasando ahora con la Economía, con la Geopolítica, lo que está dejando en limpio la evolución de la sociedad humana contemporánea lo deja a uno con mucho qué pensar. Esta es mi opinión, cuando miro hacia atrás y logro entender qué ha pasado con mi propia vida, con los frutos de mi trabajo honesto, cuando siendo una persona corriente, me preocupo por ser consciente de mi propio yo y de mis propias circunstancias. Sé que soy una persona corriente, y por tanto, mi testimonio podría repetirse en el mundo de hoy seis mil setecientos millones de veces, en seis mil setecientos millones de ediciones y versiones diferentes. Al menos un testimonio que busca la luz en homenaje, incluso, de muchos otros, que por carecer de medios de comunicación, o por haber sido silenciada su voz por la mordaza del miedo permanecen todavía en el anonimato. Aunque uno no puede imaginar siquiera el significado definitivo de ese fenómeno actual que está empezando a suceder con la tecnología digital, que representa la aparición, por primera vez en la historia humana, de medios físicos que permiten, al menos a este nivel, la aproximación masiva de las personas, de las diferentes culturas, con la condición de que tengan acceso a esos recursos técnicos, me siento ya íntimamente congratulado. ¿Acaso ese proceso que se ha iniciado ya y que mencionan Don Tascott y Antony D Williams en su trabajo “Wikinomics”, es el preludio, el precursor de un fenómeno masivo, que haga “inteligente” todo “tejido humano” de vida en el Planeta, digamos “total”, aunque suena un poco optimista, que habrá de comprometer a las bases humanas de las diferentes sociedades del planeta en su participación activa en la creación y en la formación de una potencial “consciencia universal”, base de su desarrollo estructural, del orden, destinada a fecundar con su saber, el trabajo de desarrollo humano de las sociedades que quieran aprovecharlo? Ya ese fenómeno ha empezado a producir frutos: Grandes empresarios representantes del paradigma capitalista empiezan a reconocer el singular valor económico creado y acumulado en el trabajo ya realizado, bien sustentado científicamente, y aportado gratuitamente por innumerables personas de los más dispares lugares del mundo entero. La consecuencia, es que, han empezado a complementar sus 428 departamentos de investigación y desarrollo y aún a reemplazarlos, por fuentes de información de suficiente calidad como para sustentar en ella sus programas de innovación en todas las áreas de su actividad. Ello nos conduce a otro cuestionamiento de singular significado: ¿Podemos esperar de otras fuentes de poderío, como los poderíos políticos, no solo en grandes Estados sino en los Estados de todos los tamaños, incluso en las más proclives estructuras como el crimen organizado, como las organizaciones revolucionarias más recalcitrantes, las diversas estructuras del pensamiento religioso fundamentalista más intransigente, el reconocimiento a estas fuentes de tecnología, de saberes múltiples al alcance de todos los pueblos, como sustento eficaz de sus programas de desarrollo social, económico y político, de sus proyectos de redimir a los pobres de la miseria, de rescatar a los corruptos de su inmoralidad? Tendremos algún día la participación masiva de todas esas fuerzas sociales en el plan de aunar esfuerzos para ayudar a la Humanidad a superar sus paradigmas, incluso los más difíciles? Probablemente pueda parecer paradójico que esa tecnología de avanzada se use masivamente para propagar el mal, el miedo, entre otros, pero, ¿qué tal si los espacios de todo ese universo virtual (¿ o real, en una dimensión, la dimensión del espíritu, que la actitud secularizante, que el pensamiento positivista en su materialismo a ultranzas, no reconocen o no quieren ver?), se va llenando, además, con lo más granado del trabajo de muchos hombres visionarios, preparados, inclinados hacia el servicio de los demás, conscientes de que la maldad solamente se equilibra con exceso de bien? ¿Qué tal si ese espacio llega a ser verdaderamente representativo del contenido del pensamiento universal del hombre, en conjunto, de sus expresiones artísticas, de su música, de su sentido estético, de sus aspiraciones, de sus anhelos, de sus frustraciones, de sus conflictos, de sus sentimientos, de sus actitudes; un “libro abierto”, un verdadero “Wikipedia”, una “radiografía humana” de la consciencia humana, de su inconsciente, de su alma, de sus frustraciones, de sus dolores, y muchos aspectos más de su contextura física y espiritual? ¿Es utópico, acaso, pensar que pueda ser una fuente de investigación básica de los caracteres de la vida humana, ya sea enfocada en la vida de cierto grupo familiar, de cierta aldea, de tal o cual vereda, de una región, de una gran ciudad, de 429 una nación, de un continente globalmente considerado en sus conjuntos más simples o en sus identidades más diversas y diferenciadas? ¡Desarrollado ese recurso, pienso, podría ser la fuente de la savia que las diferentes sociedades del Planeta necesitan para crecer y multiplicarse. ¿Que podría ser visto como un inmensamente dilatado depósito de todo lo que enaltece al Hombre y apesta de él, convertido en un potencial anárquico de inspiración de las más atrevidas, disparatadas y contradictorias empresas que puedan ser imaginadas? Sí, pero ¿dónde dejamos la inteligencia humana, la instrucción y el aprendizaje dirigidos a no dejarse engañar, a no dejarse intimidar, a no contentarse con cualquier cosa, lo que le ayuda a escoger y a llevar a la práctica lo que más le conviene? ¡Eso sería semejante a aprender de los viajes de exploración geográfica, no exentos de peligros, con el objeto de hallar los caminos ideales, las rutas propicias para las diferentes formas de acción humana! Sería el compendio más transparente posible, de los lugares más relevantes de encuentro, entre los hombres, según sus fines e intereses; sus direcciones electrónicas serían las “ágoras”, esos lugares concretos donde los factores humanos convergen masivamente para conjugarse y concretar el significado, la personalidad que las estructuras sociales del porvenir habrán de tener. Ese conjunto anárquico, inmensamente abigarrado y complejo será, entonces, el “punto de partida”, de la tarea transformadora de la Cultura, en todas, en conjunto, y en cada una de las esferas en que, actualmente se divide o pueda dividirse la vida humana, es el fin del imperio de las hegemonías, de la ortodoxia, a favor de la heterodoxia; es el legítimo origen de la decantación de las ideas que le dan vida a las diferentes clases de estructura social humana posibles en un momento dado, de la rectificación de las posturas ideales, inamovibles, e intolerantes, y que en sus excesos llamamos peyorativamente “sectarismo” en Política, relacionado con tendencias a la discriminación, a la aparición de las facciones, con el “fascismo” de “derechas”, con el “desviacionismo” doctrinario de “izquierda”, con las “sectas” en Religión. Sin embargo, y a pesar del mal uso que pueda dársele, es el principio de la auténtica globalización de la cultura y la vida humanas. Lo más interesante es que cualquiera sea la consecuencia de esa innovación social, se origina en aportes del “tiempo libre” de quienes 430 le han dado el impulso inicial. ¿Cuál ha sido su móvil? No puedo saberlo con precisión. Por ahora, parecen haber sido ingenieros, físicos, científicos de todas las disciplinas, especialistas, inspirados en la idea de hacerse conocer y promover sus opciones de empleo; en otros casos parecen ser aficionados interesados en compartir con otros sus aficiones, romper de algún modo su aislamiento, buscar pareja, compañía, …en fin, podríamos hablar de los móviles más diversos, raro sería, con un mundo corrupto como el actual, que no pocos se dedicaran a buscar oportunidades de aprovecharse de la ingenuidad de otros, de comprometer indebidamente, de forzar con amenazas a otros usuarios de los sistemas, riesgo para el cual, deberían prepararse debidamente las autoridades para intervenir y mantener, no solo la apertura, sino la disponibilidad del medio para todos los usuarios. Y ¿qué tal, si unos cuantos buscan, aunque sea comunicarse simplemente, proyectarse socialmente, y realizarse como personas, interactuar, enriquecer sus vidas, y la vida de otros, sabiendo que en sus puestos de trabajo sólo se admite la parte de sus conocimientos aplicables y que les aportan valor a los empresarios que los emplean? Parece ser tal la calidad de gran parte de esos aportes que ya muchas grandes corporaciones del mundo industrializado, como veíamos, los empiezan a tomar en serio. ¿Qué puede representar esa opción para las naciones del Tercer Mundo, sus Estados, y sus sociedades, tales como la nuestra? Se me ocurre que esa opción empieza a llenar un verdadero vacío institucional, no sólo típico de las sociedades burguesas que sólo reconocen el valor agregado creado en el trabajo práctico de corto plazo, o sea la creación de valor de los <<negocios>> en el cual se visualiza cierta esterilidad y se le niega toda aplicación práctica a la creación de valor en tiempos de <<ocio>>, que sólo dan rendimiento a largo plazo, sino de sociedades pobres y quizás descuidadas, que suelen preocuparse muy poco por la investigación científica. Entre nosotros el tiempo libre se usa de muchas maneras: Mucha gente descansa, recupera energías, se divierte, hace locha, practica sus hobbies o aficiones, consume el “pan y circo” que le deparan sus dirigentes para adormecer, desenfocar y desempoderar a nuestros pueblos, y adueñarse, por ahí mismo, del espacio que usan para 431 usurparle al ciudadano el derecho a pensar por sí mismo, para “invadir” los espacios públicos desde sus fueros privados, e invadir los fueros privados desde sus fueros públicos, apoderarse de sus instituciones más valiosas e inmovilizarlo cuando pretende actuar en las pocas que le quedan a su disposición. Pero hay entre nosotros un número de personas creciente que se dedican, en su tiempo libre, a labores que tradicionalmente carecerían de estimación popular y a las que sólo se les rinde homenaje en los clubes muy exclusivos de los pintores, de los cultores de las letras, de la poesía, de la música, del teatro de la filosofía, entre otros. Podríamos llenar cuartillas con sus nombres, aunque permanecen al margen de la vida popular cotidiana, en el anonimato, por un descuido garrafal de nuestra cultura política. Efe Gómez, Fernando González, Carlos Vieco, Luis A. Calvo, Débora Arango, Jorge Robledo Ortiz, son apenas unos de los nombres que en este momento se me vienen a la memoria, de muchos, muchos que merecerían como ellos estar aquí, en una galería honrosa y fecunda, base del desarrollo de un pensamiento colectivo que podría imprimir su personalidad en nuestros conciudadanos, en vez de las culturas extranjerizantes, que desconocen la existencia de una personalidad propia en nosotros. Una personalidad propia que ya vemos caracterizada en Juanes, en Chaquira, en Fernando Botero, en Rodolfo Llinás, sin dejar de considerar a muchos otros nombres, que han sembrado la admiración y el favor de un mundo un poco extraño que empieza a estimarnos a nosotros más de lo que nosotros nos estimamos a nosotros mismos. El sacar a la luz del día en un medio digital globalizado esa producción del trabajo profesional y aún, de los tiempos de ocio de esos hombres podría ser el primer paso de planes más amplios y ambiciosos para nuestro desarrollo social y económico, podría prepararnos física, mental y moralmente para el desarrollo de una consciencia pública, elevar el nivel de nuestra cultura básica, y ser capaces de acortar las distancias con el llamado mundo desarrollado y poner al día los aportes de nuestro espíritu, que podría hacer más fecundo nuestro pueblo, más fecunda, todavía, nuestra cultura occidental, nuestra cultura humana, como un todo. 432 ¿Podremos superar las ambiciones políticas de los grandes y pequeños tiranos de nuestro tiempo, su megalomanía, su egolatría, seremos capaces de ponerlos a pensar, así como les está ocurriendo a los grandes jerarcas del Capitalismo, que vale la pena empezar a valorar lo que los seres humanos podemos hacer en nuestros ámbitos de libertad, cuando no se nos interponen barreras y restricciones arbitrarias, entre lo que somos y podemos llegar a ser? ¿Podremos superar las estructuras criminales dispersas por todo el planeta, que con multitud de pretextos de todo orden, al amparo de la complicidad de autoridades legítimas, de la vacilación de consciencias pobres y confusas, con el apoyo de las gigantescas redes de distribución al nivel mundial que mueven millones y millones de dólares de su mercancía, están tejiendo una poderosa estructura comercial – militar de explotación humana, capaz de competir en poderío con los estados más fuertes de la Tierra, y que anteponen a todo propósito ético su irreductible y desbordado afán de poder y lucro? En el sólo los EE. UU., se reconoce que el poderío de esas bandas supera en unas doscientas veces el poderío de las mafias italianas que en la tercera década del siglo pasado libraron la famosa guerra del Wishky en el Oriente del País. Puede decirse, que muy contados países han tomado en serio el reto de luchar denodadamente contra el flagelo, que, incluso, llega a polarizar en nuestro continente las relaciones políticas entre nuestros pueblos hermanos y aún, a enfrentarlos en un conflicto que puede ser, por lo que va corrido de los últimos dos años, el detonador de una gran conflagración bélica de carácter global. Ese conflicto que, una vez más, puede ser un “distractor” entrometido, como han sido la mayoría de los retos políticos nacidos en los siglos XIX y XX, de la atención de las naciones, y de las reales oportunidades evolutivas de la Sociedad, de los recursos económicos, que de otra manera podrían ser invertidos, mucho más productivamente, al servicio de la Cultura de la Vida, no de la guerra, la violencia y la muerte. Con la ilusión de que una visión más sensata de las relaciones humanas, en términos globales logre neutralizar esos peligros, adelantamos el tema que sigue. Una duda que me asiste es, si la manera como irrumpen en su afán, los medios de fuerza en nuestro tiempo, nos está anunciando que asistimos, en este momento, a la experiencia de lo 433 que pueden ser las últimas oportunidades que le quedan al sistema democrático representativo en la efectiva defensa de la Libertad, de los derechos humanos básicos de las “mayorías”, como fuente de su legitimidad, de la función electoral como mecanismo legítimo para acceder al Poder, etc. ¿Qué podemos esperar de un sistema democrático que no ha logrado cerrarle el paso a la Guerra y a la Violencia, a la manipulación abusiva de la “opinión pública”, de las instituciones sociales, desde los más disímiles lugares, por las más diversas razones, a la vulgar intimidación ciudadana, con los argumentos del Poder, en el ejercicio de sus derechos esenciales, a la toma del Poder, con el apoyo de las “mayorías” engañadas o sobornadas, de un sistema casi indefendible de los poderes corruptores, que lo asaltan insidiosamente, donde la representación se ha vuelto cómplice de la suplantación de las soberanías ciudadanas, principalmente cuando la experiencia le ha conducido al ciudadano a la pérdida de su sentido moral, cuando el ejercicio poco serio del Poder le ha socavado el fundamento ético a la Cultura, precisamente la que le debería hacer más leal con sus “compañeros de viaje”, cuando el fraude asume la última palabra en favor de los prevaricadores y no la Justicia, a favor del ciudadano? En este caso la participación ciudadana, la democracia participativa, podría ser considerada como una forma utópica para fortalecerlo, como un medio, para que la sociedad humana como un todo, en un momento dado, en un lugar dado del Planeta y en cualquiera de las sociedades humanas particulares, pueda disponer de las bases más objetivas posibles para plantearse, planearse y realizarse, según las aspiraciones potenciales ciudadanas, que han de servir de “directriz”, del Estado y demás instituciones públicas; razones de ser fundamentales, que han de ser de la economía pública, de la proyección pública de las economías privadas, y no el objetivo que le impongan las estructuras jerárquicas privadas que intentan dominarlas, los poderes extraños que en un momento dado aspiren a controlarlas. De ese modo un gran excedente económico, una gran riqueza de recursos que hoy se dilapidan en ostentación, en la exhibición de símbolos de poder, en la consecución del “estatus social” más esplendoroso posible, del cual disfrutan unos pocos, al costo del 434 olvido, del abandono, del aislamiento y la exclusión generales, podría invertirse con mayor justicia en el alivio del hambre, de la pobreza, la angustia y la desesperanza extremas que la mayoría humana padece, a pesar del avances en la tecnología. Para lograr esos objetivos no es necesario “tomarse el poder” para imponer a la fuerza el orden que se ha idealizado sobre la anarquía que impera en la práctica, no hay que hacer la guerra al “Establecimiento”: Hay qué complementar el liderazgo de los sistemas educativos, públicos y privados, que ya empiezan a mostrar resultados positivos en las actividades investigativas y docentes, con amplios sistemas digitales en red, destinada, esta vez sí, a una sana interacción ciudadana, entre sí y con las estructuras encargadas de su formación y orientación, en todas y cada una de sus esferas de actividad existentes, a proporcionar los espacios y escenarios idóneos para ventilar constructivamente sus diferencias, para adelantar los debates que se susciten, para discutir, en ambiente constructivo, las controversias y los conflictos que surjan, comunicarse sus experiencias, etc. Todo ello como ideal suena muy bien. Sin embargo, cuando pasamos a la práctica, vamos a hallar no pocos obstáculos para una razonable comunicación; comunicación, en la cual, los interlocutores difícilmente logran, aún a niveles sociales muy altos, identificar los malentendidos y las interpretaciones erradas de los mensajes percibidos, sea cualquiera la intención del discurso del emisor, aún en los lenguajes más llanos del habla cotidiana. Por otra parte, es un hecho que el manejo de lenguajes, particularmente, aquellos que se expresan en símbolos que nos acercan intuitivamente a la Naturaleza, como es el caso de la música, del manejo de las luces, las sombras y la decoración usada para ambientar la escenografía en las obras de teatro, y muchos otros recursos artísticos, el lenguaje de los fabulistas que inventan historias referidas a viejas leyendas de sus pueblos y aldeas para ser contadas a los niños, por medio, entre otras cosas, de objetos, de plantas, de animales, que hablan y sienten como nosotros, nos muestran que no todas las vías de acceso al exterior están “cerradas” al contacto directo, y son capaces, incluso, de generar en respuesta actitudes aparentemente inéditas, 435 generar emociones, sin saberse cómo racionalmente, pero cuyos resortes se encuentran probablemente en el fondo más recóndito del inconsciente. Esa dificultad se hace más patente que nunca, cuando pretendemos explicar los mensajes míticos, los lenguajes de las religiones, por medio de la lógica de la razón, por medio de la lógica que expresamos regularmente a través del lenguaje hablado, de lenguajes rigurosamente racionales como las matemáticas. El secularismo moderno entendido como un nuevo fenómeno humano, extendido al nivel popular por extensión de las culturas urbanas burguesas por todas las naciones del Orbe, con su rechazo hostil a los mensajes “irracionales” y “emotivos”, al reconocimiento de que existe alguna lógica interna en el pensamiento mítico, que los medios de comunicación, como es todo el ceremonial en las reuniones religiosas, sus referencias y alegorías a situaciones del pasado, a experiencias que se renuevan y cuya recordación se celebra, etc., nos conducen a un conflicto que permanece vivo entre el Mito y la Razón, afectando la relación de inmensos sectores de población que todo lo siguen explicando con la lógica de su lenguaje mítico y sus símbolos propios, y los sectores de población escépticos, que han moldeado su manera de pensar dentro del estrecho espacio de las perspectivas materialistas de interpretación del Mundo, y los lenguajes limitados, prácticos, que hablamos cotidianamente. Esa realidad es más claramente percibida, en los contrastes que se presentan entre las poblaciones mestizas, indígenas, negras y campesinas, con las poblaciones urbanizadas como la nuestra, ya muy habituadas a comprender, por ejemplo, el valor de su vida, en términos de su productividad y conforme a valores económicos, estrictamente racionales. En el caso de las sociedades burguesas contemporáneas, el lenguaje económico pretende acaparar exclusivamente para sí, el interés global de la Cultura, pretende entender, en sus propios símbolos, la totalidad del fenómeno humano, hacer que las prioridades del orden económico que ella propone ocupe el primer lugar, y se cumpla, por encima de cualquier otra, enfocarse y cifrar en los logros económicos toda y la única posibilidad de realización humana. En 436 gran medida, ese propósito trasciende a todas las esferas culturales actuales, pretendiendo cambiar el orden interno de toda estructura social interferida, por el suyo propio, por su propia lógica económica, que regula cualquier otra lógica social, incluso, termina haciéndolo con el lenguaje local y el sentido de su palabra. Al hacer del lucro el primer objetivo de la actividad humana, y de la usura, una de las consecuencias de esperar, entonces la lucha por el enriquecimiento se convierte en una nueva forma de lucha que produce, por sí misma, resultados de orden político, que compite con otros poderes políticos y el Capital, producto de la acumulación de riqueza, económicamente entendida, se convierte en un instrumento de Poder, y un objetivo humano esencial a conseguir en la lucha cotidiana. En ello se justifican los conflictos económicos cotidianos las estrategias “de combate”, que se transfieren del campo militar al económico, y el desarrollo de estrategias semejantes a las de la lucha militar. Para entender la importancia que se le da en nuestro ambiente a esto, me refiero a una pregunta usual en nuestro medio, cuando alguien desea conocer e ilustrarse sobre el nivel del éxito en la vida de una persona finada: ¿Cuánto vale la fortuna que fulano dejo? En el fondo todo ese espíritu, es nuestra herencia del espíritu mercantil del Mediterráneo, del Oriente, es toda la “forma” estructural del “Mercantilismo” que, como una forma cultural con personalidad propia pesa sobre nuestras cabezas, tal como lo entendían aquellos hombres que lo construyeron paso a paso, incluso, sin saber que lo hacían, como corolario de una activa vida artesanal, que se basa en la práctica del intercambio comercial, como una industria que es desarrollada para satisfacer necesidades humanas, que incluye el ejercicio de una gran variedad de disciplinas complementarias diferentes que convergen en los mismos propósitos, por las actividades complementarias de las que la actividad principal derivaba seguridad y posibilidades de avanzar y crecer, marco dentro del cual fueron tomando forma las grandes compañías dedicadas a los préstamos financieros, las primeras casas comerciales y financieras, pero que también es afectada por la interferencia de los poderes militares que intentan controlarla, muchas veces sin éxito, para deducir de allí tributos, y por los obstáculos interpuestos por innumerables intereses extraños, como los de la piratería, los de los contrabandistas, los de los ladrones y salteadores, 437 etc. La codicia y las ambiciones suscitadas entre aquellos que tenían poder suficiente para hacer fortuna y capital, los intereses políticos a que fueron dando origen, los intereses realengos, todo lo cual se presentaba dentro de un ambiente regido por los códigos de honor propios de un férreo orden jerárquico - militar, y dentro de un “status quo” o equilibrio de fuerzas, de un equilibrio de poder que constantemente, y por las más diversas razones se veía amenazado, le fueron dando forma a ciertas costumbres, a ciertas categorías económicas, cuya cuantificación, incluso, mediante herramientas matemáticas simples, permitió alguna suerte de evaluación de las actividades comerciales, de las tasas de interés, de los márgenes de beneficio, de los precios, etc. Ese fue el marco de la formación básica del producto humano europeo renacentista que vino a América después de 1492. Un producto que, a la luz de las experiencias acumuladas hasta hoy, acerca de su desempeño, merece que se siga controvirtiendo, con miras a la consecución de cambios en su áspera caractereología, por medio de una acción educativa eficaz. Muchas son las justificaciones para explicar la índole de los europeos que invadieron los territorios americanos. ¡Se dice que salieron de las cárceles, como opción para merecer y alcanzar su libertad! Pero no es cierto. España y Portugal, entre otros, se vaciaron de parte sustancial de su población, como consecuencia de la quiebra económica e institucional que significó la pérdida de sus opciones imperiales, en favor del Imperio Británico. No sólo la larga guerra de ocho siglos contra los moros explica el ímpetu indomable de los “peninsulares” que vinieron a la conquista de América; el rigor y la dureza de una lucha despiadada por un mendrugo de pan, hicieron de la vida de aquellos pueblos curtidos que procedían de contextos históricos mediterráneos, hombres rudos, cuyo coraje y temeridad hubieron de ser “tallados” en sus personalidades, de manera radical y contundente. Pero ese contexto mercantil no sólo talla la personalidad de aquella población indómita europea que nos antecede, a los pocos nobles que llegaron y a la multitud plebeya, a esa población indómita que modela el mundo americano a su saber y entender, que se mezcla con el aborigen y que nos ha dado su vida a los americanos de hoy. 438 Ese contexto mercantil conduce finalmente a la dislocación de la Cultura Occidental. No es tampoco, como muchos han hecho notar, que sólo los hipotéticos abusos de una Iglesia inquisidora, que el dogmatismo de su manera de pensar, hicieran que su prestigio decayera y perdiera gran parte de su poder. Más bien se conjugaron muchos elementos, uno de los cuales pudo ser ese, que, para la época pudo llegar a ser un verdadero paradigma, una verdadera encrucijada cultural, dado lo que ocurría por fuera. Pero otro factor importante fue el siguiente: El paso de una vida austera y estoica al extremo, animada por un pensamiento religioso, que se mueve fundamentalmente dentro de un mundo simbólico de carácter mítico, a una vida cada vez más relajada, y regalada, animada por un pensamiento cada vez más racional, produce una “singularidad” en el eje de la Cultura, la crisis que se plantea en Grecia entre el pensamiento mítico y la razón, con el nacimiento de la Filosofía, se plantea de manera diferente en Occidente, aproximadamente dos mil años después, y se da en las altas esferas europeas entre el pensamiento religioso, que se expresa en sus rituales tradicionales con un lenguaje de símbolos míticos y el pensamiento secular que se expresa en consideraciones y en un lenguaje racionales. Esta vez la crisis se precipita por dos detonadores poderosos, que provocan la explosión de rebeldía contra la Iglesia: Dos personajes muy influyentes, el monarca inglés que confunde un asunto personal con un principio ético, vigente, muy importante, y asume la actitud papal como un acto de intromisión en los asuntos internos de su Reino; y un monje teutón que toma en serio un desliz moral de su cabeza jerárquica eclesial, considerándolo una verdadera claudicación de su ministerio, al tratar las Indulgencias como mercancía, en su afán de obtener fondos para construir la basílica de San Pedro. Estos fueron sin embargo, apenas los detonadores que desencadenaron el derrumbe final del orden de toda una época, en cuyos escenarios se había vivido por siglos la ignominia de la Inquisición, y el poder absoluto, tiránico, de una institución monárquica de carácter jerárquico y militar, con la cual interactuaba la Santa Sede, y, cuya práctica política parecía ignorar los valores éticos y morales que le habían inspirado desde su origen. 439 De la cascada de sucesos históricos que se desprenden de aquel rompimiento del eje de la cultura, surge un poderoso movimiento burgués, apoyado especialmente por plebeyos artesanos vinculados a las diferentes organizaciones gremiales que los congregan, y por toda la gama de practicantes de oficios complementarios. Dentro de esos sucesos históricos merecen ser citados, particularmente las tres grandes revoluciones burguesas de Occidente, cuyos efectos han sido perdurables hasta ahora, y que, para bien o para mal, más bien que decaer u opacarse, su influencia penetra, se extiende y se profundiza en todos los rincones de la Tierra: La revolución social, con la emancipación de la metrópoli inglesa de la Unión norteamericana, la revolución política, en Francia, de donde provienen nuestras instituciones republicanas y la revolución económica, la Revolución Industrial, en Gran Bretaña, cuna de nuestras instituciones de carácter económico. Otro suceso que completa el cuadro para explicar la fisonomía de la cultura burguesa actual, es la iniciación de la Ciencia como disciplina francamente innovadora del pensamiento occidental. De allí surgen con el estilo propio y con una fuerza dinámica formidable el pensamiento moderno, la civilización contemporánea, la cultura y la sociedad burguesa, con sus excesos y sus carencias, en un ambiente que se opone, como cualquiera de las ideologías, con actitud de hierro, a toda controversia que ponga en entredicho sus principios y propuestas éticas propias. Cualquier desviación es considerada, desde entonces, una amenaza, una traición, y conservar intacta la estructura arquitectónica de su ideología y de las instituciones que en ella se basan, se han vuelto prioridad de vida o muerte. Esa actitud conduce, entonces, a nuevas formas de dogmatismo en los pensamientos sectarios y caldea las relaciones entre los diferentes movimientos ideológicos. Y fue la guillotina la que logró, en Francia, derrotar los ánimos disidentes, donde dejaron sus cabezas millares de franceses en el llamado “Régimen del Terror”. Esa actitud se repite tajantemente en los movimientos políticos que surgieron en los siglos XIX y XX. En la lucha política tienen valor, como armas, no solamente la espada sino la pluma, y las discusiones filosóficas en que se comprometen pueden sellarse, para demostrar su 440 razón, con una guerra civil victoriosa, o con una andanada de poderosos argumentos en contra, de amenazas, o de oprobios. Esa actitud, cargada de pasión sectaria, ha frustrado en gran parte la relación de nuestros partidos políticos tradicionales en Colombia, el Liberal y el Conservador, creo, explica el encono, tanto en la aplicación práctica de la utopía marxista como en las reacciones de los movimientos fascistas en Italia y nazi en Alemania con sus contendores políticos. Para ilustrar esa clase de postura, miremos, muy rápidamente, una muy radical, que estos días (2 de septiembre del 2009) explica didácticamente el History Chanel, a través de un corto metraje sobre el origen del movimiento Nazi y el ascenso al Poder de Adolfo Hitler: El pueblo alemán es bastante homogéneo y posee una cultura con personalidad muy definida y diferenciada de otras. Tiene, por lo tanto una estructura nacional bien perfilada. La consecuencia de la derrota en la I Guerra Mundial y de las reparaciones de guerra, junto con el vacío de poder y la poca experiencia en la práctica política democrática, se da un vacío de poder con la consiguiente aparición de la anarquía, el caos general, las disputas de los movimientos partidistas para tomar el mando y una inflación galopante. Aparece en escena Adolfo Hitler, antiguo cabo del ejército alemán, quien es invitado a militar en el Partido Laborista Alemán, después de una experiencia en el frente, durante la cual cuestiona la manera como el Kaiser conduce las hostilidades y termina firmando el armisticio y la rendición protocolizados en el Tratado de Versalles. Es un personaje de recia personalidad, dominante, y tiene en absoluta estima los valores y las virtudes que el considera, emanan de la “pureza” de la raza alemana, mancillada por la inmigración extranjera, colocando a la raza judía, como exponente de esa contaminación extraña, en la mira de sus posibles retaliaciones. Una de las cosas que más lo indignan es el efecto de la influencia extranjera en el costo de vida del pueblo alemán, signo inequívoco de su maldad: Una hogaza de pan, a mediados de la década de los veintes, llega en Alemania a la increíble suma de 500.000 marcos 441 En una actitud que parece describir así algo que no es singular, de ninguna manera, ni es inédito, se aprecia la presencia, en su consciencia, de una estructura colectiva cultural que ha modelado profundamente su carácter, así como ha debido hacerlo con la generalidad de ese pueblo. Es el fundamento de un nacionalismo radical, cerrado, intolerante, y de su exacerbada xenofobia, en donde se nota una postura exagerada, por no decir que paranoica, y las estirpes judías y el Partido Comunista Alemán se ganan el “premio” de su odio, de su fiero resentimiento. Su partido, que, aparentemente obedece a los delineamientos de izquierda, como su nombre lo dice, Partido Laborista Alemán, cambia de nombre y se transforma en el Partido Nacional Socialista (Nazi), el cual, con el contexto aludido parece girar automáticamente a la derecha, y empieza a preparar material y mentalmente a la nación alemana para “sacudirse” aquella influencia, aquel yugo inaguantable. En seis años, luego de ser canciller del Rich en 1933, logra movilizar masivamente a su Nación alrededor de ese odio y ese feroz resentimiento. Para conducirlo finalmente a la segunda conflagración mundial que estalla el 10 de septiembre de 1939. En este caso, dentro del contexto de una relación internacional difícil, en un ambiente tan hostil como es posible preveer después de una guerra, en la condición de perdedor, económica y militarmente debilitada y sometida, por la fuerza de las circunstancias, a una voluntad extranjera heterodoxa y corruptora, opone su temple “vertical” de alemán “puro”, la ortodoxia inequívoca de su cultura nativa. Esa postura, y su relación con otros pueblos de culturas diversas, personificadas, en este caso, en los Aliados, particularmente Inglaterra, Francia y EE. UU., muy liberales, cuyas tradiciones culturales están muy vinculadas, especialmente la de Francia e Inglaterra, con la navegación y las viejas actividades mercantiles mediterráneas, con las rutas marítimas de las “especias”, y en el plano de la vida económica, con muchos nexos con empresas y personas del alto mundo de las finanzas, por tanto muchos de origen judío, pueden llegar a mostrar su paralelismo con el caso histórico de Martín Lutero, teutón, de perfil irreductible, con el Papa Romano, de la familia Médicis, de criterio laxo, ablandado por sus contactos con un mundo mercantil, habituado 442 a la transacción y al negocio. Y, en ambos casos, el desenlace de los conflictos suscitados desestabilizó y sacudió con violencia al mundo entero. Eso puede decirnos que este tema no es un “juego de niños”, no es de poca monta. Y en América Latina, con casi ciento cincuenta años de anticipación, toda aquella historia tiene también sus repercusiones, porque, igual que ocurre en Alemania de posguerra, (luego de la I Guerra Mundial), en el contexto del vacío político que emerge con la derrota, en nuestro suelo, de las fuerzas españolas, surgen movimientos doctrinarios de variada tendencia, dirigidos por caudillos que salen, principalmente, de las filas del ejército libertador, pero que se nutren del pensamiento hegemónico de de sus homólogos europeos, trasladando a territorio americano, no opciones diferentes para institucionalizar el orden entre nosotros, sino el sectarismo político que caracterizará, entre nosotros, la lucha política e ideológica en el futuro. Ello sucede porque aquel espíritu indomable, con raíces históricas profundamente clavadas en la tradición mediterránea, no sólo afecta a los próceres sino al pueblo raso, y carece de un contrapeso que lo equilibre y lo reoriente, generándose un ambiente anárquico, caldeado por las pasiones, las ambiciones personales, los odios de clase, de sangre, por los resentimientos surgidos de múltiples disputas históricas insolutas y, por desgracia, con lo mejor de su juventud, con el semillero de su espíritu de nación, cultivado con incomparable amor por José Celestino Mutis, en la Expedición Botánica, verdadera “alma Mater” de nuestra cultura frustrada, sacrificada en flor por las huestes de don Pablo Morillo, en el cadalso. Porque Colombia nació “decapitada” de lo más granado de su espíritu, podemos, quizás, explicarnos que ninguna nación latinoamericana ha tenido una experiencia tan violenta como la sufrida por Colombia desde que logró su independencia en 1819. La Gran Colombia solamente dura diez años; Ecuador se retira en 1830 y Venezuela en 1831, con lo que se consolida la separación. Y luego de ciento treinta años de inestabilidad, y sucesiones hegemónicas de sus dos partidos tradicionales, a partir de 1949 empieza la más brutal espiral de terror y de violencia que nación americana alguna hubiera podido sufrir, ni siquiera comparable a la experiencia de las dictaduras suramericanas de 443 finales del siglo XX, para culminar en la década de los sesentas, hasta nuestros días, con el asalto de fuerzas de izquierda marxistas en busca del Poder, y de autodefensas de derecha, habiendo degenerado de tal manera el conflicto, que ambos, se convirtieron en grandes empresarios del crimen organizado mundial, declinando sus objetivos iniciales en una verdadera empresa de enriquecimiento ilícito, aliados entre sí y con otros grupos o carteles dedicados al narcotráfico, y una orgia de destrucción de pueblos, de campos y de bosques, que dejan hoy día más de 5.000.000 de personas desplazad contra su voluntad de su lugar de origen, sin contar las pérdidas de vidas humanas, las colosales pérdidas materiales, etc. El pueblo colombiano, pues, ha pagado un precio muy alto en vidas, miseria, atraso, desaprovechamiento de múltiples oportunidades de desarrollo y progreso, y se ha tenido que ver a sí mismo, teniendo que depender de la ayuda de potencias extranjeras más fuertes, que la apoyen en su tarea de asegurar nuevamente su sostenibilidad y tomar nuevamente la senda del desarrollo económico y social. La movilización popular masiva de los colombianos del 4 de febrero del año 2008 contra la Guerra, la violencia, el terrorismo y sus secuelas, como expresión generalizada de rechazo a unos procedimientos políticos inaceptables, y de unas aspiraciones populares que van mucho más allá de los conflictos ideológicos tradicionales, algo inusual en otros tiempos, deben hacerle caer en cuenta a sus líderes que van a tener qué esforzarse en conducir a nuestra nación, a nuestro pueblo, más allá de los conflictos que han animado la lucha política tradicionalmente entre nosotros; que les va a ser preciso ser capaces de trascender los paradigmas partidistas, y movimientos hostiles de todo orden, para buscar, sin más distracciones, sin más desenfoques, la realización de la hermandad nacional, luego de la hermandad continental, ojala, cobijados por un mimo Estado multinacional. Técnicamente esto es una utopía, pero con mucha reflexión, con mucho diálogo, con trabajo arduo, con paciencia, un buen liderazgo, y una buena dirección, tiene muchas probabilidades de éxito. Y esto no ha de ocurrirnos sólo a nosotros. El mundo entero tiene urgencia de ver resueltos los problemas fundamentales de las relaciones entre los hombres, que podamos acoger con optimismo la ruta que le señalen sus más destacados líderes. 444 Es importante que toda la gente, y particularmente la dirigencia de cada país, de cada región, de cada Estado, entiendan su situación en relación con los demás protagonistas planetarios de la geopolítica. Es muy importante entender que las instituciones, en especial aquellas que se constituyen y son soportadas por los regímenes económicos, sociales y políticos, de carácter republicano, no son fruto del capricho de alguien, si no de procesos históricos que podríamos calificar de colectivos, de diferente orden, pero particularmente importante, procesos globales de enorme trascendencia estratégica, que en Occidente vienen desarrollándose desde el siglo XV. Es indudable, que el orden global mundial está determinado, hoy día, por el equilibrio estratégico – militar de unas pocas grandes potencias, cuya actuación es mutuamente referida para evitar motivos de enfrentamiento insolubles y confrontaciones peligrosas. De que ese equilibrio se mantenga, al menos mientras se nos ocurre a los humanos sustituirlo por algo mejor, depende, por completo, la suerte de la Humanidad. Esa situación hace que el planeta pueda estar dividido en bloques regionales, de naciones, situados bajo la influencia preponderante de cualquiera de esas grandes potencias, orden, que por uno u otro motivo, pueda ser cuestionado por alguien a quien se le ocurra que debe ser cambiado. En realidad, no todos los Estados del planeta aceptan que su soberanía tenga que estar relativizada de esa manera, y asumen diversas actitudes, algunas de las cuales pueden conducir a la confrontación militar en la esfera de la alta geopolítica planetaria, por lo cual, el mover ciertas fichas estratégicas, puede significar que se están dando pasos, en el campo de la política, irresponsables, y discutibles éticamente, máximo si se juega con la seguridad de sectores de población humana muy considerables. Ese cuestionamiento podría hacérsele a la política de Adolfo Hitler y fue lo que motivó el juicio de Nüremberg, a finales de la Guerra en 1945; es el cuestionamiento que podría hacérsele a la política expansionista del movimiento marxista – leninista mundial de la URSS, y a los crímenes que con ese móvil fueron y siguen cometiéndose en el mundo entero; es el cuestionamiento que podría hacérsele a los criminales del planeta que buscan su propio interés 445 económico, haciendo caso omiso del mal humano que provocan. La heroína en Asia, la cocaína en América, los diamantes en África, son ejemplos del soporte de algunos de los prototipos de esas empresas criminales; es el cuestionamiento que podría hacérsele a los responsables planetarios de una globalización económica, basada en la realización estratégica de actividades competitivas antiéticas, destinadas a controlar la economía mundial, para que funcione, exclusivamente, según sus intereses. Igual que aquellos, podríamos hacer muchos otros cuestionamientos. Es posible, entonces, que cualquier cuestionamiento que llegue a hacerse en términos de geopolítica, tenga inscritos, a su vez, cuestionamientos a las posturas de los gobernantes, de los políticos, de los empresarios privados, todos ellos dirigentes de este o de cualquier otro país. Sin embargo, estaría viciado de impreciso, de mentiroso, si no considera, si no tiene en cuenta los procesos históricos que les han conducido a ellas. Respecto de esto vale la pena que nos hagamos una reflexión: Entre las cosas que nosotros, usualmente, no nos preguntamos, y sólo en cuanto a las amenazas suscitadas al nivel geopolítico del siglo XX: ¿Qué sería hoy de nosotros, si EE. UU. no interviene a favor de los Aliados (Francia y Gran Bretaña, en un principio y luego la URSS), contra Hitler en la II Guerra Mundial? ¿Qué sería de nosotros, si los EE. UU., líder del Mundo Libre, no hubiera intervenido decisivamente en la contención de de la política expansiva de la URSS en todo el Globo durante la Guerra Fría? Yo creo que los colombianos de ésta época, entendemos, más que cualquier pueblo de la región la última cuestión, por efecto de la experiencia vivida, íntimamente, como consecuencia de la inhumana, insidiosa y despiadada campaña de destrucción de movimientos subversivos como las Farc, secuela “caliente”, en nuestro medio, de la Guerra Fría, y de otras iniciativas geopolíticas aplicadas en otras partes del Planeta y definitivamente fracasadas, en un lapso de tiempo que no supera los setenta años. Todo lo anterior parecería una divagación extensa y sin mucho sentido, si nos olvidamos que el mundo actual es producto de un proceso de evolución histórica, y, en particular, su vertiente occidental, ha sido construida tal cual está hoy, sobre la base de 446 sucesos históricos que se desprenden de un fenómeno básico de esta cultura, cuya última edición se refiere al rompimiento del eje religioso (de origen mítico), y a la generación de un pensamiento secular, materialista, positivista (de estructura racional), ajeno, por razones obvias, a ciertas consideraciones éticas y morales. Por otra parte, hemos de considerar, que la actuación de las personas, aún en aquellas regiones del Mundo que se consideren libres de todo orden hegemónico, de toda estructura totalitaria, de toda influencia despótica, de toda tiranía, no es plenamente autónoma, no es plenamente responsable. Además de aquellas estructuras de carácter económico o militar diseñadas, en especial, para dominar a las personas, para condicionar su actuación, es importante reconocer algo que le abre horizontes a la evolución de la consciencia humana, que permite su intercomunicación, reconocerse a sí mismas en relación con su entorno social, pero que, paradójicamente, representa, en sí misma, un paradigma, una limitación humana, limita el entenderse en términos de referencias diferentes, proyectarse hacia horizontes más amplios: Ese “algo” son las “Gestalt”, las “formas”, las estructuras sociales, unas de tantas formas que existen, poseedoras, entre otras cosas, de sus propios códigos simbólicos de comunicación, de sus propias referencias históricas, referencia, a su vez, obligada, para entender la “estructura” de la personalidad de la gente que nace y se desarrolla dentro de ellas, entes reales, si nos atenemos al lenguaje científico con el cual se han definido, punto de partida de la diferenciación de la conducta de las personas, de los grupos de ellas. Podría decirse que, son el obstáculo más importante de todo intento de masificación humana en las ciudades, de la globalización económica. Actúan, aún, desde el inconsciente, lo hacen actuar “irracionalmente” y controlan la consciencia y la acción humanas. Es por eso, que determinan profundamente nuestro comportamiento, nuestro sentido ético y moral, aparte de sus sentidos más universales. Como ejemplo, vamos a ver lo que ocurre en nuestra región. El orden regional, por motivo de nuestra ubicación geográfica, querámoslo o no, está gobernado, por razones explicables históricamente, según los intereses, según los modelos éticos y morales, según los estereotipos culturales, según los ideales y las propuestas de bienestar humano que 447 provienen del pensamiento anglosajón. Este es el contexto cultural geopolítico dentro del cual nos movemos nosotros y se mueve nuestra política. Obviamente no es una “camisa de fuerza”, es simplemente una situación dentro de un proceso histórico dinámico sometido, como todas las cosas humanas, al cambio. El mundo anglosajón no es, por su estructura interna, un imperio, para ser más precisos, es el producto de una cultura, es un producto de la historia violenta, tal como ha sido vivida en Occidente los últimos doscientos años, es el fruto de una solución estratégica global, hecha posible, dentro del espíritu de la sociedad burguesa, tal como surgió de las tres revoluciones que le dieron vida, y sobre las bases económicas construidas juiciosamente sobre un poderío económico técnico y científico logrado con altas dosis de riesgo, casi temerarias, con trabajo arduo y disciplinada orientación hacia sus objetivos. Y de ello dan testimonio su espectacular desarrollo industrial, y su desarrollo técnico y científico, con gigantescas obras de ingeniería como, una verdadera maravilla técnica, la mayor obra humana, según los entendidos, desde las pirámides de Keops: el canal de Panamá. Y después de la II Guerra Mundial y, cuando la Guerra Fría adquiere su peligroso perfil de irremediable confrontación nuclear en territorio europeo, ese pensamiento anglosajón se amplía hacia un pensamiento más universal, que se extiende a la esfera de lo que en una época amenazadora del siglo XX se llamó el Mundo Libre, cuyo eje de liderazgo, realmente pasa, por naciones, como Gran Bretaña, Francia, Alemania poshitleriana, Italia, Canadá, básicamente, para darle “cuerpo” a una estructura geopolítica militar de grandes proyecciones planetarias, la Alianza del Atlántico Norte, Otán. Esas “formas” consistentes, pueden estar construidas con diferentes estructuras lógicas y tener muy diversa naturaleza; Veamos algunos ejemplos: Henry Margenau llama las formas desarrolladas y estructuradas por medio del lenguaje matemático, y que expresan el pensamiento científico, “construcciones interpretativas”; la teoría organizacional, cuando se refiere a la estructura de las compañías que desempeñan alguna gestión económica, con un modo de ser y con un perfil consistente dado, lo llama “imagen corporativa” y ésta es, generalmente, simbolizada con un símbolo de marca; los economistas 448 hablan de “estructuras económicas”, los sociólogos hablan de “mitología” de “comunidad”, de “cultura”, de “ideología”, de “religión”, de “Nación”, de Imperio, etc., los psicólogos hablan de “personalidad”. Pero, quizás, este no es un concepto propio solamente de la psiquis humana. ¿Podría hablarse de una psiquis humana, emparentada con las psiquis de las otras especies vivas? Yo no me puedo aventurar a afirmas cosas semejantes pero sí puedo hacerme preguntas. ¿Obedecen los individuos de los hormigueros, los termiteros, las colmenas de abejas, las comunidades de animales gregarios, a órdenes que provienen de “formas” rectoras ubicadas en un plano no “material” (vuelvo a decirlo, esto también es un lenguaje simbólico)? Hay algunas experiencias que conozco incidentalmente, que me parecen sorprendentes, y que menciono, de paso porque pueden explicar algunas formas de comunicación interespecífica, que podrían ser explicadas mediante la aplicación de este modelo conceptual, aunque desconozco estudios más específicos realizados en alguna parte, para tratar de confirmar suficientemente este resultado con suficiente rigor científico. En la década de los noventas asistí a algunos cursos de crecimiento personal. En ellos se hablaba de una “teoría del mono cien”, intentando explicar la existencia de una “Consciencia Universal” que lograba comunicar el conocimiento adquirido a los otros miembros de las diferentes especies, cambiando la <<situación colectiva>> de la especie frente al mundo exterior. Esta experiencia la conocí así: Algunos soldados de una unidad de las fuerzas norteamericanas acantonadas en una isla del Pacífico durante la Guerra con el Japón en 1945, observaron en la playa, cómo unos pequeños monos jugueteaban y comían sobre las ramas de algunos árboles con frutos maduros sobre la arena. Algunos frutos caían sobre la arena y eran tomados y desechados por algunos animales, al observar que estaban cubiertos de granos de arena. Eso sucedió por bastante tiempo. Sin embargo, algún momento a algún monito se le ocurrió avanzar hasta la orilla del mar, enjuagó su fruto, le quitó la arena y se lo comió; en seguida, otros de ellos hicieron lo mismo. De alguna manera, otros soldados que 449 sirvieron en otra isla del pacífico vivieron la misma experiencia, y constataron en su diálogo con los primeros, que todo había ocurrido prácticamente al mismo tiempo. En la experiencia científica, es común observar que algunas creaciones científicas fueron hechas simultáneamente por cerebros situados a distancias muy grandes y en condiciones que no permiten presumir algún tipo de comunicación conocido. A Guillermo Leibnitz, nacido en Leipzig (1646 – 1716), se le atribuye el desarrollo del cálculo infinitesimal, lo que ocurrió al mismo tiempo que lo hizo Isaac Newton, matemático, astrónomo, filósofo y físico inglés (1642 – 1727). ¡Y este caso no es único! Esta clase de experiencias pertenecen a un campo del conocimiento, que podemos considerar, todavía, poco frecuentado por la investigación científica. Y ¿qué podremos decir, avanzando hacia las formas de organización más simples, de los mundos de los respectivos mundos de las células, de los virus, de las moléculas, de los cristales, de las sales y los compuestos químicos y bioquímicos, de los átomos, y aún de las partículas subatómicas que también parecen ser “compuestos” complejos? ¿Qué ha hecho que en ciertas circunstancias y en cada una de ellas, es posible esperar que los resultados se repitan? ¿Podemos hablar de “Gestalts”, o “formas” diversas, de naturaleza diferente, con diferentes órdenes y lógicas internas diferentes, que cumplen su “ley” de darle personalidad propia a los “elementos” involucrados en sus respectivas “áreas” de influencia y actividad? Cuando me refiero a éstas cuestiones me estoy refiriendo a conocimiento proveniente de experiencias enfocadas en una fuente casi puntual en medio de la profundidad y amplitud de un Universo dinámico que se expande aceleradamente y que se transforma, invirtiendo cierta energía en entropía, mediante una ecuación que los astrofísicos no han logrado definir ni aproximadamente. ¿Qué podríamos decir de ese concepto de “Formas”, extendido, generalizado a esos nuevos “espacios” que se nos abren al considerar la conjugación de esa “quinta dimensión” con las otras cuatro? ¡Quizás la complejidad del Universo puede hacérsenos casi infinitamente mayor de lo que podemos observar por los telescopios, como una intrincada red de 450 fenómenos naturales, de orígenes en su mayoría desconocidos, productos ellos de procesos que podrían obedecer a lógicas y a “razones” profundas casi, en absoluto, inalcanzables por nosotros. Y hay una inquietud que, al respecto, se me ocurre: ¿Es acaso todo aquel bagaje de tecnología desarrollado alrededor de la Industria de las telecomunicaciones en nuestro tiempo, apenas una modesta aplicación de un inconmensurable potencial, del cual la Naturaleza dispone naturalmente, y que, un día vamos a entender sustancialmente? El “espacio”, no muy reconocido por quienes no se aventuran a superar el paradigma del pensamiento positivista, al cual se abre la dimensión espiritual de la vida humana (y por qué no de toda la Naturaleza, del Universo en su totalidad, considerados en su integridad, como un todo coherente), puede estar poblado de innumerables formas, por innumerables estructuras; unas fuertes y pujantes y otras lánguidas y vacilantes; unas de ellas creciendo y madurando y otras muriendo, terminando su existencia. Si asumimos una postura científica para abordar, así sea someramente, el tema del comportamiento de los seres de la Naturaleza, de ese mundo espiritual, es importante que, de alguna manera, estamos tratando de expresar la realidad que buscamos expresar, en términos que son realmente simbólicos, que apenas nos están proporcionando una idea de lo que objetivamente está ocurriendo. Entonces, podemos visualizar un mundo espiritual que, de alguna manera está interconectado con el mundo físico por medio de innumerables conexiones: Parece ser que, incluso, partículas subatómicas como las “cuerdas”, contenidas en todo el tejido del que estamos compuestos físicamente, se mueven en dimensiones más allá de las cuatro clásicas (largo, ancho, alto y tiempo); parece ser que alguna forma de resonancia se da entre las terminales de nuestro sistema nervioso (nuestro cuerpo puede definirse como un gran sistema nervioso con su estructura central, el cerebro, dotado de estructura ósea, músculos y órganos internos, para poder sobrevivir aprovechando los recursos del medio ambiente, y para poder moverse) y los orígenes externos que generan los estímulos percibidos por ellos, cuando se producen reacciones perceptibles. Si no hay esa resonancia significa que las percepciones carecen de alguna forma concreta, definida, por lo tanto 451 no aportan la idea de un sentido, o este es ininteligible o inidentificable. Hay una pregunta que ronda en mi mente constantemente, desde hace mucho tiempo. Somos en el fondo, aún dentro del concepto pobrísimo que, en general, tenemos de nosotros mismos, seres extraordinarios, demasiado complejos, pero…¿Para qué? ¿Qué es lo que se <<“cuece”>> realmente dentro de nosotros? En la cultura popular de mi pueblo tenemos una sentencia que describe sencillamente pero profundamente el asunto: “Nadie sabe para quién trabaja”. Yo me repito, a mi manera, esa pregunta, como lo he hecho una y otra vez: ¿El Poder, el Honor y la Gloria de quién estamos buscando, ¡estoy buscando yo!, cotidianamente? ¿Por qué la Naturaleza nos está dotando, nos está capacitando en una función de control sobre todo el mundo vivo, sobre nuestro Planeta, que ya estamos ejerciendo, con plenos poderes, pero sin ninguna responsabilidad? Y ¿qué podemos decir de seres anteriores a nosotros en el tiempo, en los que vemos formas singulares de comportamiento, algunos de cuyos caracteres hemos aprendido a controlar para destinar conscientemente a nuestro servicio? ¿Qué podemos decir de los mundos de las partículas subatómicas, del átomo, de los compuestos minerales, de los complejos compuestos bioquímicos, las moléculas, de los virus, de los cristales, de los seres vivos superiores? ¿Qué hace que en cierta y en cada circunstancia puedan lograrse los mismos resultados en la experimentación? ¿Podríamos hablar, en propiedad, de la existencia de “Gestalts”, de “Formas” diversas enlazadas o integradas de distinta manera y en distintos órdenes, que cumplen su “ley” de darle personalidad propia a los elementos que toman parte en sus esferas de influencia y en su actividad? Cuando me refiero a estas cuestiones me estoy refiriendo a conocimientos provenientes de una fuente casi puntual, única, singular, en medio de la amplitud y profundidad de un Universo dinámico que se expande y se transforma aceleradamente. ¿Yo que podría decir sobre lo que significa, en concreto, ese concepto de “Formas”, como <<extensión>> hacia ese juego de nuevos “espacios” que se nos abren al considerar la conjugación de una quinta dimensión (y por qué no, además, de otras), a las otras cuatro clásicas? ¿Qué nos 452 está diciendo Jesús cuando afirma: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”? Esa afirmación tal vez nos está enfrentando a un misterio que puede estar empezando a desvelarse. Sólo en la Ciencia se está dando un esfuerzo suficientemente serio para integrar las diferentes <<islas de conocimiento>> de todas sus “construcciones interpretativas”. ¿Cuál es la medida real de nuestro poder? La existencia del “área de comodidad” de la que hablan los psicólogos puede estar ofreciéndonos pistas acerca de una <<economía de energías>> o de un despliegue de energías “extra”, que no podemos explicar, pero que nos permite vivir a mínimo costo, cuando hemos hallado y asimilado una cierta manera específica de vivir. ¿En qué medida somos, si acaso, apenas unos <<detonadores>> de grandes reacciones cósmicas, en cadena, del movimiento de estructuras naturales que “chocan” en procesos de mutua destrucción, o que se conjugan, en un plan de mutuo crecimiento? ¡Vemos estrellas que explotan, galaxias que se encuentran y aniquilan mutuamente, gigantescos cúmulos de galaxias que se atraen unos a otros,….qué significa todo eso? En ese mundo espiritual poblado de innumerables formas de toda índole y de todos los “tamaños”, tenemos conjuntos de estructuras que crecen y se interconectan constantemente: Por ejemplo, el “cuerpo” del pensamiento científico, otros que, además de eso, se desconectan y menguan, o se regeneran como las estructuras económicas, sociales, las personalidades, etc. En común, podemos reconocer algunas propiedades importantes, aunque, pienso, que se trata de un tema que merece, no un manejo tan somero como este, sino un análisis e investigación profundos: Si nos referimos, por ejemplo, a la ambientación de la “imagen corporativa” de una empresa productiva, su construcción requiere de la inversión de trabajo, de energía. Cuando ya se ha logrado la construcción de esa imagen en el público de interés, -de la “marca”-, esa inversión de energía empieza a retribuir, cuando ese público logra diferenciar y acoger, con más seguridad, los productos que vienen marcados con el símbolo que la representa. En la vida práctica, la trayectoria de las personas, de las instituciones, de las naciones, de las culturas etc., dejan un <<rastro>> en la consciencia humana, en su subconsciente, y éste siguen actuando 453 mientras dure, incluso después de la desaparición de sus gestores, a través de las actitudes y acciones de los portadores de aquellos “rastros”, de los generadores, de los repetidores de aquella clase de resonancias. Hay ya disciplinas humanas que han incursionado en la investigación de esos fenómenos psicológicos y ya se conocen importantes aplicaciones en psicología, en un campo que se denomina Psicología de la Forma, al cual ya habíamos aludido antes, pero falta mucho por avanzar en campos de singular importancia como la Antropología, la Sociología, la Economía, la Politología y otros. Hay un punto que en mi concepto reviste demasiado interés, de que nosotros dispongamos de un sistema de “sensores”, de nuestros cinco sentidos, sensibles, a diferentes clases de afectación ambiental, radiaciones diversas, a diferentes rangos de ella, por lo cual podemos sentir o percibir, a través de la piel, el calor, las presiones ejercidas sobre nosotros, podemos percibir por los oídos el efecto de las vibraciones sonoras, por los ojos percibir el efecto de la luz, por las papilas los sabores, por la nariz los olores, somos capaces de percibir el dolor cuando nuestros tejidos se desgarran por acciones físicas, etc., y en función de ellos, somos conscientes que hemos aprendido a conocer nuestro entorno, desarrollar nuestra actividad consciente, pero al nivel inconsciente conocemos muchos estímulos que nos es difícil racionalizar pero que actúan sobre nosotros impulsándonos o frenándonos a la acción, inclinándonos a algo que, incluso racionalmente nos parece insólito, si no absurdo. Yo me pregunto, ¿acaso nosotros poseemos los enumerados y además muchos otros centros de percepción del ambiente, centros que perciben conjuntos simples o complejos de vibraciones, diversas especies o combinaciones diferentes de modulaciones, que son identificadas, computadas e interpretadas automáticamente y relacionadas con diversas circunstancias, que merecen atención de nosotros y, eventualmente una reacción? ¿Acaso somos así capaces de identificar Gestalts, -formas-, que se comportan por así decirlo, como centros de “perturbación” excitación o depresión, psíquicas, como podrían ser aquellos mundos truculentos y sombríos que nos descubre el rock metálico y el agresivo rap urbano? 454 Y queda un último aspecto por considerar, por ahora: Nosotros somos una especie muy “moderna” en el árbol de la vida, las investigaciones que se están adelantando en el conocimiento de los “lenguajes” animales nos están mostrando cómo aquellos no son tan simples, inconcientes e irracionales como lo hemos creído siempre, cada especie, cada individuo, cada asociación de especies complementarias en un hábitat, parecen desarrollar sus propios estereotipos de comportamiento, modelados por los “Gestalts” que le dan forma a su carácter y que hace que éste se transfiera de unas generaciones a otras. Si nos corremos a las formas más simples de organización, hasta llegar a las razones que diferencian el comportamiento de las moléculas, de los átomos, de las partículas subatómicas, etc., podemos establecer comparaciones con las que diferencian las personalidades de las estructuras más complejas, vivas como nosotros. En otras palabras, la química inorgánica y la química orgánica no son sino campos de actividad técnica, en que la Naturaleza nos ha dado lecciones que los humanos hemos entendido que nos permiten aprovecharnos de la “personalidad” de esas estructuras para la más variada producción de compuestos útiles. Pero eso nos ocurre a nosotros, aquí en nuestro planeta. ¿Y qué ocurre en otras partes? En el centro de nuestra galaxia, en medio de una de las congestiones más notables de nuestro universo cercano, en unas condiciones extremas impensables siquiera en nuestro contexto terrestre, han sido detectadas moléculas complejas estables como la de sacarosa, la de acetileno, entre muchos otros compuestos. Se pregunta uno: ¿Si esas experiencias las vivimos en un mundo casi puntual, casi insignificante por sus dimensiones en relación al conjunto total universal, si nos damos cuenta que en nosotros influyen de manera inequívoca multitud de “centros de perturbación” multitud de esas “estructuras” o Gestalts, producto en mucha parte, de la actividad humana, pero también de la Naturaleza, acaso no hemos de sospechar que no se trata de un fenómeno exclusivamente local, sino que forma parte del conjunto de los fenómenos naturales que suscitan en todo el Universo? ¿Acaso, más allá de las fronteras de nuestra comprensión y actual capacidad de observación, no será posible la existencia de otras “Formas”, o “Gestalts”, interconectadas directamente con otros mundos físicos, 455 cuya influencia percibimos inconscientemente, con sentidos que poseemos pero que son un misterio todavía, y “sustentadas” (si es que eso es necesario) en una “materia” que no puede mantener la “vida” tal cual la conocemos nosotros, y según entendemos, pero acaso sí, otras formas de asociación estables en sus respectivas condiciones ambientales? ¿Qué significan realmente las palabras de Jesús cuando nos habla desde la posición propia de un liderazgo iluminado: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”? ¿Tal vez la alborada de una nueva “forma” de vida humana en el Planeta como consecuencia del influjo espiritual de un “Gestalt” que ignoramos, que se anunció a través de los profetas en un mensaje que no entendimos, que es rubricado con letras de oro, dramáticamente, en la muerte de Jesús y en su resurrección, en un lenguaje usado en la antigüedad para ungir a los reyes, a los dioses? “”Después de oír las palabras de Jesús acerca del pan de vida, muchos de sus discípulos dijeron: “¡Qué enseñanza tan difícil! ¿Quién puede entenderla?”. “Sabiendo Jesús que sus discípulos criticaban sus palabras, les dijo: “¿Esto les hace tropezar en la fe? ¿Y cuando vean al Hijo del hombre subir donde estaba antes? El Espíritu es el que da la vida; la sola carne no sirve para nada. Las palabras que yo les he hablado son espíritu y vida…” (Jn 6 60-69)” (Seminario Litúrgico Catequístico. Director P. Jorge Melo ssp. Editor: San Pablo. Con licencia eclesiástica. Agosto 23 se 2009. Año 53 No. 2861 XXI domingo ordinario. Ciclo B). ¿Es esa una nueva “forma” de vida que los humanos, a pesar de todo, no hemos logrado entender, que marca, probablemente, un nuevo hito, en la historia humana? De aquí puede salir un corolario sobre el que trataremos adelante: ¡Hay más razones para creer en la existencia de Dios que para negarlo! Es mucho más sensato dejar la ventana abierta a la razón, algo distinto que dejar dominarnos por ella para que entre la Fe, que dejarla cerrada para que nuestro ambiente interior no se “airee” y no crezca. La influencia de este mundo espiritual en la conducta humana es, pues, de alta significación para el tema que venimos tratando, y este no es 456 simplemente un asunto de la Religión, u otros campos relacionados. Si fuera posible tomar una radiografía de los móviles que impulsan a la gente a actuar, no sólo de manera bondadosa sino perversa, en una sociedad compleja y heterogénea como la nuestra en la actualidad, veríamos la influencia de muchas estructuras que interactúan entre sí, e incluso, que pueden hacer mucha presión, incluso determinar las decisiones de los individuos. En nuestro mundo actual hay sectores donde predominan influencias de estructuras de contextura mítica, principalmente, en la base de las poblaciones que no han sido “incorporadas” a la cultura moderna, puede ser el caso, en América, de lo que queda de los pueblos aborígenes, ciertas poblaciones campesinas, etc., hay sectores donde predomina la influencia de estructuras de contextura muy racional, como en los sectores educados, en los que llevan el liderazgo de la evolución cultural, etc. El aislamiento, es lo que ha permitido a esos sectores de estratos sociales de base, puedan mantenerse viviendo con sus costumbres ancestrales casi sin cambios y sin mayores interferencias extrañas, precisamente como no ocurrió, probablemente en Grecia y en la Europa del siglo XV. Y, quizás, si no fuera por esta situación, los conflictos suscitados entre ambas formas de pensar, entre ambas lógicas, podría conducir a cruentos conflictos interculturales, muy difíciles de manejar, tal como ha pasado en Colombia, en los casos en que el conflicto ideológico interno ha llegado a afectar, por ejemplo, no sólo la vida en las comunidades campesinas, desestabilizando, por completo, a las sociedades tradicionales, sino la vida apacible de las comunidades indígenas, causándoles no pocas molestias y un costo en vidas y destrucción mayúsculo, sin que hubiera motivos para que fueran involucrados en un conflicto que ni siquiera tienen por qué entender. Durante no poco tiempo de mi vida de trabajo en el Campo, situado más o menos, en las décadas de los sesentas y los setentas del pasado siglo, en ganadería de carne, observé muy de cerca dicho conflicto. Yo estaba afiliado a una organización gremial Fadegán (Federación Antioqueña de Ganaderos) que había montado una asesoría técnica, con personal muy bien calificado en el área de zootecnia, y me proponía establecer en nuestra hacienda un núcleo de ganado de doble fin (leche y carne), para iniciar un proceso de optimización del uso de mi tiempo y del recurso suelo. El choque de ambos enfoques, el 457 técnico (universitario ) y el práctico (tradicional campesino), terminaron por hacer impracticable el proyecto, máximo, cuando al final, ya se daban los primeros síntomas de la interferencia violenta de la Política, y las primeras avanzadas del cultivo de marihuana en la región, en el cual se hallaban metidas las manos de la corrupción de los “servidores públicos locales”, permitiendo que empresarios y pueblo quedáramos indefensos, en medio de un conflicto que amenazaba golpearnos despiadadamente y sumirnos en la más absoluta incertidumbre. Igual que ocurre en el mundo de los animales, donde cada “Gestalt” específico entre en colisión y sin embargo se mantiene en equilibrio, en cada hábitat a lo largo de las cadenas alimenticias, en el mundo humano de hoy, la solución de los conflictos entre el mundo contemporáneo, su pensamiento secular y el pensamiento mítico con su lógica mágica, parecen todavía de difícil superación. Y entre las diferentes estructuras ideológicas entre sí, igual. Son producto de las contradicciones estructurales internas, de los sistemas simbólicos, que ofrecen visiones diferentes de los mismos objetos que describen, pero además de eso, las variadas y sorprendentes reacciones de toda índole, de sentimientos, de miedos, de deseos, de aspiraciones de intereses y de toda forma de actividad que surge de una personalidad tan compleja como la humana. En todo el planeta se pueden encontrar ejemplos de pequeñas contradicciones de alcances insignificantes, algunas otras mayores, donde los choques y sus efectos no se superan rápida y fácilmente, y dan origen a problemas relativamente pequeños, pero cruentos, entre personas, con efectos que trascienden, sobre todo si hay perjuicios, si hay vidas sacrificadas, etc., cuya solución legal es obligatoria e intenta recuperar el equilibrio perdido. Hay conflictos entre instituciones productivas, de servicio, de manejo, de toda índole, en donde el equilibrio (económico) se puede romper, y su recuperación exige un manejo adecuado y la intervención del recurso legal disponible. Sin embargo hay colisiones de dimensiones colosales que arrollan todo a su paso y son superiores a toda posibilidad de control, desencadenando energías inmensas contenidas, que pudieran tener otra aplicación más constructiva. Las crisis económicas, como la ocurrida 458 en 2008 en EE. UU., que afectó a toda la economía mundial, y las “pirámides” que han sido montadas en ese país y en Colombia, para “captar” dinero y aprovecharlo, como ocurrió entre nosotros, con una gigantesca masa patrimonial obtenida en una estafa, a gran escala, de los ahorradores colombianos, para controlar la política de un país mediano, como el nuestro, y adquirir un poderío económico suficiente para manipular en beneficio propio su economía, pueden ser ejemplo de ello. El tratado de Versalles luego de la I Guerra Mundial, con sus consecuencias catastróficas, es otro ejemplo de acciones, en este caso políticas, insuficientemente estudiadas, que precipitan, no sólo la gran crisis económica de l929, sino la fuerza incalculable de una nación que se recupera de su postración, provocada por decisiones codiciosas, irresponsables, y aprovecha la ocasión que le depara una retórica jactanciosa, autosuficiente e irresponsable, de su contraparte, para cubrirse, y asestar sorpresivamente el golpe devastador de su venganza: la II Guerra Mundial. Cuando hablamos de “Gestalts”, de “Formas”, nos cuesta brega entender que son verdaderas estructuras, verdaderos “cuerpos vivos”, que poseen su propia dinámica evolutiva, que pueden conducir a civilizaciones formadoras de consciencias humanas y hombres íntegros, o pueden destruir en corto plazo lo que ha podido costar generaciones y generaciones de esfuerzos construir. Si éstas son generadas dentro de los límites de la naturaleza humana, éstas pueden ser observadas, analizadas, ponderadas, e impulsadas con sumo tino, con suma cordura, con suma prudencia, con suma sensatez, para que no se conviertan en una fuente de inmenso riesgo en su entorno humano, y no lleguen a producir los mismos males que suelen resultar de los incontrolables factores naturales, como las actividades volcánicas, los terremotos, las inundaciones, los huracanes, etc., y, por el contrario, logren aunar energías suficientes para defendernos mejor de sus efectos. ¿Cuál es la medida real de nuestro poder, de nuestra fuerza de voluntad, de nuestra decisión de crecer y de mejorar, de controlar, de innovar, de buscar mejor sustentación para nuestra vida? Los psicólogos hablan de un “área de comodidad” de la que mucha gente no quiere salir. Es decir, gente que no encuentra objeción para que la “costumbre”, para que el orden de la “forma” que es su cultura, no evolucione. Pero ocurre que el soporte de la vida humana cambia por sí 459 mismo. Nuestro planeta es la parte visible de un “Gestalt” natural muy poderoso, que, sin embargo, ya empieza a sufrir las consecuencias de una actividad humana desordenada y desarticulada, que lo empuja a una respuesta que puede ser inmensamente dañina para la adaptación de futuras generaciones humanas en nuestro hogar planetario. ¿En qué medida, apenas somos los <<detonadores>> de procesos naturales inmensamente más poderosos que nosotros, como es el deterioro de los casquetes polares terrestres, lo que puede “parar” la gran “Banda Transportadora” de vida, que mueve las grandes corrientes marinas cálidas y frías? Y en el Universo podemos observar ya, obviamente, sin la intervención humana, gigantescas estrellas supernovas, que explotan, que chocan y forman inmensas cascadas de materia incandescente, galaxias enteras que colisionan, impresionantes cúmulos de galaxias que son atraídos por otros, hacia un fin que se sale de toda ponderación de lo colosal, etc. Todo ello lo menciono, porque es importante entender que los humanos hemos nacido en un rincón paradisíaco y en el momento adecuado, casi insignificante de ese inmenso “maremagnum” de actividad a escalas inconcebibles para nosotros, que es el Universo; porque es importante que hagamos todo lo posible por conservarlo habitable para nosotros, para compartirlo, para hacerlo acogedor y hospitalario. Es importante que nos demos cuenta que la solidaridad entre nosotros, que el Amor, representan una innovación real en nuestro modo de comportarnos; que los odios y la discordia, apenas nos inducen a “emparejar” nuestro hogar con las catástrofes que se dan en el Universo, y que, algún día, de alguna manera, pondrán fin a nuestra existencia; es importante entender que tenemos que alejar de nuestra presencia la duda de que somos incapaces de superar todas las formas de pensar, todas las lógicas estructurales de nuestro pensamiento, todos los sistemas simbólicos existentes, que un día nos han permitido articularnos socialmente, en vez de comunicarnos ahora nos separan, se han convertido en paradigmas para ser superados y pueden ser susceptibles de una interpretación común que nos integre. Sólo en el campo científico, se da hoy un esfuerzo, verdaderamente serio, por conciliar diferencias de interpretación, y llenar lagunas, buscar integrar las “islas” de conocimiento y “limar” las asperezas y las contradicciones internas del conocimiento entre todas sus “construcciones interpretativas”. Y ese ejercicio puede estimularnos y 460 ayudarnos a desarrollar las destrezas que necesitamos para llevar a cabo la empresa en todas las demás esferas de la vid a civilizada. Será entonces, cuando logremos incorporar, para el bien humano, como nunca logramos hacerlo antes, toda la sabiduría que le ha permitido al hombre llegar a donde ha llegado hasta ahora, y desarrollar las bases culturales que le permitan catapultarse al futuro, de la misma manera como lo ha soñado. 2.3.0 LA NOCIÓN DE DEIDAD En las épocas más antiguas, nuestros antepasados adoraban a los animales, a las plantas, a algunos objetos que eran considerados sagrados, y a las grandes fuerzas de la Naturaleza. Los asiro - caldeos tenían divinidades bienhechoras, como el sol, la tierra, los ríos, el fuego, que eran ayudados por genios buenos, pero concebían también genios malvados, demonios y dioses crueles, como el viento cálido del desierto, los reptiles venenosos, los espectros nocturnos. En muchos casos, los dioses eran temidos. Si no eran aplacados, podían desencadenar poderosas fuerzas que llegaban a azolar campos y aldeas enteros y generalizar la ruina y el hambre. Los sacerdotes y los monarcas se constituyeron en los oráculos de los dioses, en los auténticos intérpretes de su voluntad, en intermediarios entre los dioses y los hombres. Cada cultura, cada pueblo tienen su propio panteón de dioses, y cuando ocurren las invasiones de unos imperios por otros, generalmente los panteones del vencedor se enriquecen con las divinidades del vencido. Olimpo, es el nombre que tienen varios montes de la Grecia Antigua. El más famoso de ellos, tiene una altura de 2.911 metros y está colocado entre Macedonia y Tesalia. Allí residían los dioses griegos. Pero no sólo los griegos miran de manera muy especial a las altas montañas. Es común en las culturas antiguas del Oriente cercano la veneración, actitud muy singular hacia las montañas, cuyas cúspides se cubren, a menudo de nubes, y donde las tormentas eléctricas se manifiestan más a menudo. Abraham, natural de Ur, capital de Caldea (o Mesopotamia), subió al monte para celebrar el sacrificio de su hijo Isaac; Moisés (aproximadamente en el 1200 a. de C.) subió al monte Sinaí a hablar con Dios y allí recibió las “Tablas de la Ley”. 461 En América, desde tiempos muy antiguos, se reconocen algunos referentes que compendian lo que algunos pueblos consideran el ideal de la vida humana y lo relacionan, no pocas veces, con la idea de la perfección moral. Entre ellos están la “serpiente emplumada”, el jaguar; son adorados también el Sol, como padre fertilizador de la semilla, como procreador de la Vida, la Luna. Y, tal como hemos visto, y como ocurre en los pueblos primitivos del Viejo Mundo, aparecen las culturas totémicas. << “Tótem”>>, palabra tomada por las ciencias antropológicas para uso científico, entre los indígenas de América del Norte, significa signo, familia, tribu, y es aplicada a seres u objetos con los cuales los seres humanos más primitivos, creen hallarse vinculados por relaciones naturales, personales o de familia. En ese contexto científico, tótem está relacionado con la palabra <<“Fetiche”>>, de origen portugués, que significa encanto, suerte echada, y, en consecuencia, objeto o acto mágico, es decir, portador de una fuerza misteriosa capaz de actuar sobre los seres y sobre las cosas (Marcel Simon. Cours D’Histoire Universelle. Tomo I . Talleres Gráficos de la Compañía General Financiera S. A. Buenos Aires 1959). Ya cuando aparecen las primeras culturas superiores, Mesopotamia en Asia y Egipto, en el Norte de África, simultáneamente hacia unos 4.000 años a. de C., aparecen formas de personificación concreta de esos ideales diferentes, por el eclipse que se va dando en las más antiguas por el efecto de las más nuevas. Sus antepasados adoraban animales, plantas y objetos que eran considerados sagrados pero su panteón se va enriqueciendo con otras personificaciones. Poco después, esos fetiches serán considerados como la forma visible de un espíritu que es el dios. Los dioses más primitivos del antiguo Egipto viven en familia o tríada, -padre, madre, hijo-, y se les atribuyen legendarias aventuras guerreras entre dioses que nos transmiten el eco de las viejas luchas entre clanes y reinos primitivos. Al producirse la unidad de Egipto, con la concentración del poder a partir de Menes (hacia el año 3,299 a, de C.) los sacerdotes imaginan entonces grandes dioses que colocan por encima de los dioses locales como reyes de todo el país. Mas tarde, su dominio excede el de Egipto 462 y se extiende al mundo entero: tales son los dioses del universo personificados en los elementos aire, cielo, agua y sol. Son considerados como dioses buenos, justos y generosos, de manera que la idea de dios coincide con la de perfección moral. Más tarde se les atribuye a esos grandes dioses el nombre, el aspecto y el carácter de algún antiguo dios local potente y victorioso. Así, el más antiguo de los dioses universales el del aire y el del cielo, asume la identidad de Horus, el halcón, pero este es eclipsado por Ra, el Sol, y adoran también a Osiris, el Nilo, que dominan el panteón egipcio en la época menfita. “Los egipcios son los más religiosos de todos los hombres”, ha dicho Heródoto (probablemente 484 a 420 a. de C.), historiador griego, llamado el Padre de la Historia. Sin embargo, los egipcios no llegan a concebir la idea de un dios único y universal, lo que sí se da entre los judíos. Hasta el siglo XIX, sólo se conocía aquella información a través de los historiadores griegos quienes visitaron el país más o menos en el siglo V a. de C., en el tiempo de la dominación persa, y la admiraron como lo hacemos nosotros hoy con la suya, y la consideraron la “madre de la civilización”. El hecho de que ello hubiera ocurrido posteriormente a los efectos de la influencia y las interferencias provocadas por los pueblos vecinos y las modificaciones consecuentes, solamente pudieron transmitir una idea incompleta y a veces inexacta (Idem. Tomo I. P 23). Sólo cuando el sabio francés Champollion (1790 – 1832) logró descifrar los jeroglíficos egipcios, se tuvo acceso a la historia escrita directamente por los egipcios, cuyos signos cubrían muchos de sus monumentos. El paso de la sociedad menfítica, con Menfis como capital, del 3.200 al 2.360 a. de C. aproximadamente, a la sociedad tebana, con Tebas como capital, del año 2.100 al 1100 a. de C. aproximadamente, es descrito por un sabio egipcio, en su obra, las Admoniciones: “<<Las gentes del desierto sustituyen en todas partes a los egipcios. Vienen los extranjeros; ya no hay egipcios en parte alguna. El país se convierte en desierto; los nomos están devastados….Los nobles están de duelo; los plebeyos se regocijan; cada ciudad dice: Vamos, 463 suprimamos a los poderosos de entre nosotros….El país se encuentra en revolución (da vueltas) como el torno del alfarero. Los ladrones se convierten en propietarios y los viejos (ricos) son robados.” “<<Faltan todas las materias necesarias a los artesanos. Se penetra en todos los lugares secretos. Los asiáticos trabajan en los talleres del Delta. Ningún obrero (egipcio) trabaja ya; los enemigos del país han despojado los talleres.” “<<Los hombres disminuyen. En todas partes se ve al hombre derribar a su hermano. Los muertos son arrojados al río; el Nilo es un sepulcro. Las mujeres son estériles. Ya no nacen niños….Se huye de las ciudades….” “<<Los pobres del país se han vuelto ricos, mientras los propietarios ya no tienen nada. El que no tenía nada se vuelve dueño de tesoros y los grandes lo adulan.>>” “<<Los que construían tumbas se han vuelto labradores; los que remaban en la barca del dios (los sacerdotes) están bajo el yugo. Actualmente no se navega hacia Biblos. ¿Cómo tendríamos para nuestras momias los pinos, además de los productos con que se entierra a los puros y los aceites con que se embalsama a los grandes?” “Después de esta revolución las condiciones materiales y morales del pueblo junto con el poder del rey fueron intensamente transformados.” “Los faraones de la época tebana se convirtieron en propietarios de toda la tierra cultivable y la dividieron entre los campesinos que llegaron a ser propietarios libres…”Durante la revolución, como lo dice el papiro de las <<Admoniciones>>, los secretos de los talleres fueron robados y los artesanos no estuvieron desde entonces tan estrechamente ligados a los talleres señoriales; cada uno pudo elegir libremente su oficio según sus aptitudes y sus gustos y, en consecuencia, los oficios se multiplicaron. Con instrumentos rudimentarios, los artesanos egipcios fabricaban telas, muebles, vasos y armas de rara perfección técnica. Los grabadores, pintores y escultores, que han decorado los palacios, templos y tumbas, eran, en su mayoría 464 artesanos. Cada taller pagaba un impuesto en especie….” (Idem Tomo I Ps. 29 y 30) Sin ese testimonio nos quedaría difícil apreciar la forma traumática como ese proceso de evolución de la cultura egipcia, y de los demás pueblos antiguos, se da. Las invasiones, los cambios de dinastía, generan toda clase de sentimientos, angustia, terror, frustración, desesperanza, y cuántos más; en vano hemos de querer olvidarnos que los afectos, los amores que han unido a los hombres a los suyos y a lo suyo, les hacen felices, pero esos cambios históricos, rudamente conseguidos, les exigen también cuotas de dolor, de sacrificio. De esa antigüedad es difícil encontrar muchos testimonios como ese. La historia moderna, casi una verdadera historiografía, se ha reducido a conservar la memoria de los eventos bélicos más relevantes e influyentes, relatos heroicos, fechas notables, personajes ilustres, y poco de la vida cotidiana. Se dice que “la historia la escriben los ganadores”, los que siguen siendo sus protagonistas principales; y los perdedores solamente pasan al olvido. Pero en las artes hay quien los haya dejado con sobrado genio, para matizar los fríos textos escritos de la crónica histórica <<imparcial>>, periodística, incluso de la perversa crónica “amarillista”, ajenos a toda consideración de la emoción humana, particularmente si no es explotable económica o políticamente: ¿Qué tal el Güernica de Dalí, sobre la revolución española de la década de los treintas, en el siglo pasado? 2.3.1 LA DEIFICACIÓN DE LOS FENÓMENOS DE LA NATURALEZA Entre los pueblos más primitivos pobladores del continente europeo se le rendía culto a la Naturaleza. Los eventos naturales como las tempestades, la lluvia, el calor del Sol, el crecimiento de las plantas y animales, y otros eventos, les parecía que fuera como la manera de expresarte ésta, de hacer sus donaciones en frutos y animales y descendencia, entre otras cosas, o de negarse a ellas, de premiar y de castigar, según el caso, por el “buen” o “mal” comportamiento de los hombres. Las religiones primitivas poseían un catálogo de rituales y ceremoniales para comunicarse e interactuar con la Naturaleza. En algunos casos, se practicaban los sacrificios humanos para propiciar su 465 buena voluntad, pagar el precio de los males causados, etc. Dentro de éste culto pueden entenderse las diversas maneras como eran vistos, por ejemplo, entre los celtas, ciertos valores como la fertilidad y rituales como los rituales fálicos, a los que se hace referencia, incluso, entre algunos novelistas actuales, y alrededor de cuyos temas giran los dramas que allí se tejen, como se da en la novela “El Código Da Vinci” de Dan Brown. Pero algo increíble: En medio de riquezas y conocimientos nunca antes acariciados, nuestra cultura se regresa a aquellos valores primitivos, con una diferencia: se precipita hacia la incertidumbre, porque cree haber vencido a la Naturaleza, cree haberse redimido de ella e insensatamente ha renegado de su tutela. Luego de un periplo a través de unos 10.000 años de Civilización, vemos cómo la cultura contemporánea produce una especie de involución cultural, de regreso a aquellos valores primitivos, haciendo caso omiso de valores, de conocimientos, que, por sí mismos, parecían abrir horizontes absolutamente promisorios en la solución de los problemas y retos que enfrentaba a la Humanidad. Uno se siente extrañado de que no aparece por ninguna parte el afán de debatir procesos económicos, sociales y políticos más diversos, que se impulsan, como obedeciendo a criterios que, se da por sentado automáticamente, son no sólo legítimos, consecuencia, por ejemplo, de la práctica del principio de “Libre Empresa”, sino “bien” recibidos, dada la “autoridad” de quienes los desencadenan o las consecuencias concretas que traen, el replicar o el ejercer resistencia en su contra. Como consecuencia de un proceso cultural demasiado complejo, marcado por la anarquía, por los intereses inmediatistas de la gran mayoría de las iniciativas no sólo públicas sino privadas, que tienen, querámoslo o no, sus consecuencias en el orden político, y por lo tanto, tienen, de alguna manera su influencia en el espacio público, es decir, que nos afectan a todos, podemos apreciar cómo la Cultura evoluciona de manera caprichosa, errática, como si los niveles superiores de civilización alcanzados nada tuvieran qué ofrecer. Nuestra cultura contemporánea, con todo su desarrollo técnico y aún científico, no ha logrado ser entendida, en lo fundamental, como un proceso degenerativo, en que se fomenta el regreso, el disfrute y el goce de los valores sensibles, emocionales, de nuestra condición animal, al igual 466 que el regreso de las formas de culto primitivo de la Naturaleza, como es el culto a la belleza femenina, pero sin serlo, con el problema mencionado: que no se inscribe dentro de ese contexto de “totalidad” que, de otra manera no solamente le aportaría a las personas una visión de los estímulos, quizás de los disfrutes que ofrece para pagar, para compensar justamente el precio por la función de la procreación específica, que debería ser asumida de buena gana como fundamento de los compromisos de la maternidad y de la paternidad responsables. El milagro de que ello no sea visto así lo han realizado los anticonceptivos. De no cambiar el sentido de ese proceso, sólo quedaría esperar el recrudecimiento de la Guerra y la Violencia para que se produzca fácilmente el accidente que ha de causar, finalmente la extinción de la especie humana en un futuro no muy lejano. Pero sigamos el tema del culto a la Naturaleza: Ya hemos visto a grandes rasgos lo que pasa en Egipto, la primera gran cultura superior del viejo Mundo, simultáneamente con Mesopotamia, donde se construye también el primer imperio conocido en el Mundo. El drama humano vivido allí se extiende a toda la historia human, hasta la contemporánea, aunque “oficialmente” el dolor y el sufrimiento “de la muerte”, sean olvidados como motivos poderosos de la dinámica de la cultura, o cambiados por el “fervor” fanático profesado por una causa cualquiera. Cuando los europeos arribaron a La Española, en América en 1492, creyeron estar en frente de pueblos salvajes sumidos en la superstición. No estaban preparados para entender el contraste entre su visión cristiana y renacentista, de un Dios único, y la visión totémica de los indígenas americanos, semejante a la que tenían los pueblos primitivos del Viejo Mundo, entre unos mil quinientos a cinco mil años atrás. Inocentes absolutamente de lo que pasaba, para empezar a digerir ese plato fuerte fue necesario que avanzara mucho la cultura occidental, y entre la Arqueología, la Antropología y otras disciplinas afines, empezaran a darnos una interpretación plausible de ese fenómeno. Hoy día, podemos entender que cada cultura es un universo humano completo, con su estructura interna, sus creencias, su lógica, su manera de entender sus vínculos con el mundo exterior, su manera de ver el 467 futuro, su cosmogonía, su panteón de deidades, etc., en fin, lo que podríamos llamar una “forma”, un verdadero organismo vivo, que “anida” en las neuronas del lóbulo derecho de los cerebros humanos de sus partícipes, que le imprime al ser humano un carácter específico. Esa deificación no es, pues, un suceso aislado, intercambiable; es parte de todo un estereotipo, de un modelo estructural, dentro de cuyo espacio se mueve la gente, piensa, resuelve sus problemas cotidianos, se proyecta al futuro, proyecta su vida, escoge su trabajo, sueña, etc., en donde la acción de las personas (o la omisión),-su hacer o dejar de hacer- no es una simple gestión, según el concepto de los sociólogos, sino referida a los demás componentes de su entorno social. Una característica del pensamiento mítico es que le otorga una personalidad humana al objeto de veneración y adoración, como un animal, una planta, un fenómeno de la Naturaleza, etc., para poder <<interactuar>>, dialogar en su propio lenguaje, con él, inspirarse en él, además, ese objeto tiene un poder que no le permite, para sus medios convencionales, ningún tipo de control humano, a no ser algún ceremonial, una oración, un sacrificio (que puede ser con víctimas humanas), un amuleto o cualquier otro <<fetiche>>, que tenga poderes “mágicos” para lograrlo. Esa relación, a menudo requiere de la intermediación de sacerdotes, de los líderes reconocido de la Comunidad, que a menudo son las cabezas religiosas y civiles de ésta. Esa intermediación es práctica; requiere una preparación especial, que hace que se perpetúen las fórmulas, los rituales que se requieren para conmover a las deidades o aplacarlas. Entre los primitivos pueblos europeos, para el líder se vuelve imprescindible consultar el Oráculo antes de tomar la decisión de emprender una guerra; entre los mayas, esa consulta determinaba los días precisos en el año en que se debían iniciar las siembras de maíz para lograr cosechas óptimas en el año. Los registros del calendario maya son tan precisos, que se supone, ello debió ser establecido con una rigurosa observación astronómica. Ese objeto de adoración es el dios, en sí mismo, en el caso de un animal, este es el “totem”, alrededor del cual se desarrolla la vida de la comunidad humana a la que se refiera, y alrededor de cuyas cualidades reconocidas, como base de un estereotipo de conducta ideal a seguir, 468 se desarrolla la cultura de la comunidad. Por eso ese tipo de sociedades se llaman sociedades totémicas. En los conflictos que se dan por la ocupación de territorios, por el asalto a naciones extranjeras para someterlas y sacarles tributos, que es lo que usualmente se llaman Imperios, el panteón de los dioses de los pueblos sometidos generalmente se mantiene y pasa a ser parte del panteón imperial, aunque se trata de dioses de menor categoría. Desde la perspectiva de nuestra cultura, mucho más evolucionada, uno puede observar que la visión del hombre primitivo carece de los medios para alcanzar a trascender el objeto que lo inspira como un dios. Lo que para él es un dios, para nosotros puede no pasar de ser un signo, quizás un signo importante del fenómeno natural, del animal de que se trate etc. Pero ello es comparable con el caso nuestro, de que nos apeguemos a la idealización que hemos hecho de Dios, a su imagen, sin lograr trascenderla. En los cuadros de Miguel Ángel, la representación del Padre Eterno se cumple, por medio de la imagen de un anciano venerable. Y muchos cristianos piensan que así realmente debe lucir Él en el Cielo. Quizás esta es la razón, por la que los musulmanes prohíben las imágenes de los santos en sus mezquitas, para evitar la práctica de cualquiera de estas formas de idolatría. Pero hay algo acá de importancia crucial: ¿Cómo puede percibir un sujeto que llega a ser cuestionado en sus creencias por una persona de una cultura extraña? Es muy posible que sienta el “choque” frontal contra todo el esquema estructural de su cultura; es muy posible que sienta una sensación automática de rechazo en contra de todo lo que puede significar para él cualquier cuestionamiento de sus posturas, por ejemplo, una de las más trascendentales, como es la manera de concebir (o desconocer) a Dios. En este caso, dicho cuestionamiento puede ser percibido como una forma de agresión, un desacato, una ofensa, un desafío, una provocación, una invitación a respuestas igualmente agresivas, según la animosidad que se despierta en el interior de los personajes que interactúan. ¡El impacto es más fuerte si se hace de manera descortés; y todavía es más fuerte si se ignora la respuesta, sea cual sea ella, y el cuestionamiento no es tal, sino 469 directamente el asalto armado y el intento de someterle e imponer la voluntad propia sobre la suya. ¿Qué es lo admirable o lo temible del objeto de culto, de una deidad en determinada etnia primitiva? Los diferentes pueblos tienen en sus panteones dioses buenos y dioses malos. Como científicos, podríamos hacer un análisis racional del fenómeno; de hecho, sin embargo, ese análisis distaría inmensamente del que haría un hombre cualquiera de tal etnia, y lo propio sucedería si lo comparamos con las visiones de los hombres de otra etnia diferente. Y esas diferencias de visiones pueden ser fuentes de conflicto muy importantes. Vamos a tomar, como ejemplo, y modelos para comparar, así sea de manera muy simple, cómo se mira la actividad típica cotidiana para subsistir de un grupo nómada pastoril del Asia Central y un pueblo sedentario y agrícola como el mesopotámico. Para ser muy claros y sucintos, veamos la implicación de la circunstancia mencionada en el concepto de la <<Libertad>>: El pueblo nómada funda su tarea diaria en la búsqueda del alimento que requiere su ganado, generalmente pastos y otras hierbas. Para ello requiere libertad de movimiento; su espíritu se nutre del conocimiento y experiencia vivida en estos términos, de muchas regiones, de su clima en diferentes épocas del año, de las especies disponibles, de sus exigencias para prosperar en diferentes medios, etc. Toda restricción de movimiento puede ser interpretada como una amenaza para disponer libremente de lo que necesita, y así se expresa un concepto de la <<libertad>> propio de su cultura, de su manera de vivir. Por el contrario, la tarea diaria de un pueblo agricultor se funda en la labranza de cierto terreno, en la siembra de la semilla, en la cosecha y almacenamiento del producto. Para el agricultor la vida sedentaria pierde el significado de limitación vital. La posibilidad de moverse libremente a lo ancho y largo de extensos territorios lo dispersa; no le preocupa no poder hacerlo. Es más, si tuviera que hacerlo no podría concentrarse en lo que la agricultura le exige. Surgen entonces otros retos y otras categorías de conocimiento que lo orientan a horizontes nuevos que en pastor nómada ni siquiera sospecha: Diferencia mejor las tierras productivas de las que no lo son tanto, aprende a regirse por 470 las estaciones de lluvias y sequía para asegurar mejor sus cosechas, hace acopio de las aguas de riego, por medio de sus acueductos, que conectan las fuentes con los campos de cultivo, etc. Y el resultado es alentador: Cuando las poblaciones humanas crecen, en la época de las heladas se vuelve la vida mucho más difícil y de mayor escasez, los pueblos nómadas y sus ganados casi mueren de hambre (de hecho, muchos de ellos se extinguieron) en las inhóspitas estepas del Asia Central, y el único camino para sobrevivir que hallan es el de atacar a sus vecinos mejor dotados y aprender a vivir del pillaje. En cambio los agricultores pueden tener excedentes para la época difíciles. Su concepto de <<libertad>> no es el mismo: Ellos requieren poder desarrollar su creatividad y disponer de los medios para adelantar sus labranzas sin tropiezo. La Humanidad encuentra así un camino diferente para garantizar la vida humana sustancialmente, y ese camino llega al umbral de sus posibilidades en la víspera de la Revolución Industrial, unos ocho mil años después. Las relaciones de los pueblos nómadas y los pueblos agricultores no fueron nunca cordiales; la Historia nos refiere conflictos inmensos y cruentos. Hoy día podemos entender que hubo de por medio falta de entendimiento. Pero ni siquiera entre nosotros hemos logrado todavía llevar a la práctica el resultado de nuestros descubrimientos en psicología humana, ni hemos logrado desarrollar modelos de diplomacia suficientemente delicados y comprehensivos para reducir al mínimo los efectos negativos de los conflictos culturales. Para los líderes de los pueblos agricultores, las costumbres nómadas llegaron a tener el sentido y la condición de verdaderos paradigmas que tenían que ser superados para encontrar una solución y llegaron a castigarlos con el estigma del rechazo moral. Las nociones del zoroastrismo persa del Bien y del Mal, están vinculadas al problema de aquellos conflictos. La historia de Caín (agricultor) y Abel (pastor) del Antiguo Testamento de nuestra Biblia, ilustran igualmente el “impase”. Pero éste es una nueva clase de conflictos. Ya no se trata de la competencia “horizontal”, entre etnias nómadas por sus medios de supervivencia, por su espacio geográfico, se trataba entonces, de implementar una nueva concepción del Trabajo, que permitirá una competencia “vertical” o, en “profundidad”, en un espacio mínimo, una solución, en 471 este caso económica, que le da paso a economías inconcebibles antes, de otra naturaleza; pero hoy, se trataría de encontrar una en la que se basa una nueva innovación de la vida humana: las primeras civilizaciones superiores de la historia; hoy se trataría de encontrar una esfera de vida diferente que, mediante una novedosa configuración económica interna, y una relación diferente con el Medio, le garantizase una sólida sostenibilidad. Esto se dio seguramente paso a paso. Pero cuando el último paso se dio, surgió, campante, una nueva clase de “Gestalts”, de “formas” de civilización y cultura, cuya evolución, a menudo, sucumbe, en un principio, por el embate de las hordas “salvajes. Formas que difieren de las anteriores, en toda su estructura interna, en su concepción de los dioses, en la lógica de sus presupuestos, en el sentido de sus simbolismos, en su lenguaje, en sus ideales, en su dinámica evolutiva, etc. El que el ser humano no dependiera tan decisivamente de ciertas fuerzas naturales, hace que gane en autosuficiencia y pueda aprovechar recursos, en mayor escala, que antes no aprovechaba. Así, la ecuación energética del Trabajo mejora. El espacio ya no es tan significativo en el acopio de recursos productivos y los pueblos encuentran la manera de asentarse en ciertos territorios, sumar a los recursos del suelo los otros que necesita para que ese suelo de frutos óptimos, como es el agua de riego, su trabajo de labranza, cuidados y cosecha, y deduciendo el costo de su trabajo, que se resume en sus necesidades alimenticias, vestido, cobijo, etc., y le quedan, aún, excedentes. 2.3.2 LA IMAGEN DE LOS DIOSES EN LA MENTE HUMANA DE LA MODERNIDAD Todo ello, sin embargo, palidece ante la ardua elaboración conceptual del Dios Judío, del Dios cristiano, de Alá, que no son más que visiones, desde los tres ángulos de esas tres culturas de la misma Divinidad; de Dios, que pretende ser <<“destronado”>>, como todo aquello que provenga de la “nefasta” Edad Media, si no “muerto” por la cultura secular de nuestro tiempo, ni siquiera ya sustituyendo los valores del “ideal moral” por otros valores, sino olvidándose, por completo, del asunto, para reconocer, sin discusión, las pre - valencias que son impuestas, de hecho, solapadamente, en la vida humana de la 472 actualidad, aparentemente en nombre de la libertad natural del Hombre, de su auténtico derecho al “Libre Albedrío”, pero realmente apoyadas en el engaño, en el encubrimiento, en la intimidación, en el uso abusivo del Poder, entre otros, y supuestamente conquistados por los poderes que gobiernan actualmente al Mundo, en Occidente y en las esferas de dominio de su cultura, de manos de los sistemas monárquicos europeos absolutistas, cuyos jerarcas alegaban ser soberanos absolutos, y que su soberanía provenía directamente de Dios. En nombre de aquellos “ideales morales” que hoy pretenden desconocerse por “obsoletos”, que son base universal de la Sociedad Justa, y que, olímpicamente se acostumbra hoy sustituirlos por razones, incluso, supuestamente científicas, en términos de una interpretación muy discutible del valor del pensamiento científico, es que pretendo el enfoque de este cuestionamiento. Yo entiendo, y es lo que pretendo comunicar, que lo científico, no sólo no sustituye lo ético, sino que lo complementa y lo refuerza con su argumentación racional. Diría que en la Ciencia, el ser humano ha encontrado una forma singular de prolongar el campo de la ética por regiones insospechadas. Si bien la Guerra ha sido la solución más expedita para los “poderosos” imponer su voluntad a los más “débiles”, con sus maneras propias de usar, para la intimidación el “desequilibrio” militar, o económico, o para desencadenar, con relativa impunidad, la crisis, porque la guerra también es el pan de cada día, entre nosotros, en el terreno de la competencia económica, en los mismos términos de crueldad en que se han librado siempre las batallas guerreras desde la antigüedad, no obstante tiene a la luz de las consideraciones científicas una debilidad, cada día más crítica: su irracionalidad. Y si no fuera por la fascinación que despierta la “magia” de los “fusiles” en los corazones tímidos e incapaces, y el “oro” en los corazones codiciosos, tales fetiches carecerían, por completo, de valor y sería posible construir un mundo muy diferente al que sufrimos en la actualidad. Si no fuera por lo que pasa en nuestro tiempo con los ideales morales, si no fuera porque siento, porque tengo la consciencia, de que ese suceso ha afectado profundamente la sociedad de donde provengo, y por lo tanto, me doy cuenta que me ha afectado profundamente, también a mi, porque ha sido un espacio de donde yo he tomado la 473 inspiración para asumir la iniciativa en la búsqueda de principios prácticos para actuar en mi vida satisfactoriamente, porque por ese camino yo he hallado la paz y el sosiego conmigo mismo, si no fuera porque es el lugar donde creo, el ser humano puede encontrar, a su vez, la manera de inspirarse para proseguir su lucha, que no dudo va a ser milenaria o más, por sus auténticas reivindicaciones, no lo trataría con el énfasis que quiero hacerlo. Por eso acudo a las raíces de mi fe, de mis esperanzas, y convoco a los seres humanos hipotéticamente sensibles a estas experiencias, para que tomen consciencia de ellas y sean respetuosos con muchos hombres que, como yo, han cifrado en sus ideales morales las posibilidades de un mundo mejor. Ese conocimiento de Dios, parte, entre los cristianos, del conocimiento de los mismos hombres: Según Joseph Pieper, la segunda parte de la Summa Theologica del Doctor Común de la Iglesia, empieza así: <<Puesto que el hombre fue creado a semejanza de Dios, después de tratar de El, modelo originario, nos queda por hablar de su imagen, el hombre>>. Observa Pieper que ello es evidente para Santo Tomás, pero no es evidente en sí mismo. “Esta primera proposición de la Teología moral refleja un hecho del que los cristianos de hoy casi han perdido la conciencia: que la moral es, sobre todo y ante todo, doctrina sobre el hombre”. Esa realidad era algo muy natural para la cristiandad de la Alta Edad Media. La Moral y sobre todo su enseñanza perdieron después esas perspectivas, por causas difíciles de entender, hasta el punto de que, incluso aquellos textos de Teología moral que pretendían estar expresamente escritos según el espíritu de Santo Tomás diferían de él en este punto capital (Joseph Pieper, Las Virtudes Fundamentales. Segunda edición, Ediciones Rialp S. A. Madrid 1980. P 11). Esta afirmación es el fundamento de la actitud esencial del cristiano, poco practicada hoy, pero plenamente reconocida popularmente hasta finales de la Edad Media: Su amor al prójimo, debe entenderse inspirado y realizado en los demás, por su amor a Dios. Por ello, aunque en nuestra cultura actual parece éste un principio accesorio, desechable por innecesario, superado por otos fundamentos “mejor sustentados”, es 474 <<el eje>> de la más precisa visión que podemos tener de nuestra total realización. Yo, en mi enfoque, no deseo perder ni poco, de esta perspectiva. Mi deseo profundo es el de reivindicar el Amor, como fundamento de toda perspectiva de felicidad humana. Y ese amor debe trascender todas las fronteras de su intimidad, superar todos los paradigmas de sus esferas de vida. Frente a mi convicción que no estoy dispuesto a ceder con facilidad, ya que se trata de una decisión de fe, absolutamente personal, íntima, confirmada y reforzada constantemente a través de mi experiencia y del proceso de maduración de mi consciencia, quiero colocar el escepticismo de las sociedades seculares, con la irracionalidad de sus formas de hacer la Guerra y la competencia económica. La existencia de Dios, cuya desaparición de los horizontes humanos, me parece, nos está acarreando innumerables dificultades para entender el significado del entorno en que vivimos y del significado de la vida humana misma, opino, con todo respeto, debe ser reivindicada. Coloco también frente a mí las actitudes, de matices muy diferentes, que los humanos asumen ante su propia experiencia de la presencia de Dios entre nosotros. Mis tesis básicas, parten de la consideración de esas actitudes, que, creo, son el fundamento de las “formas” que van perfilándose en las construcciones estructurales de las sociedades humanas actuales, afectando profundamente e, incluso, determinando toda la vida humana en el Planeta. Esas actitudes van desde aquellas que provienen de la más profunda de las experiencias místicas, cuyo testimonio en Occidente tienen su mayor exponente en la fe de Santa Teresa de Jesús y en la fe de San Juan de la Cruz, hasta los más extremos escepticismos, que permiten la extensión, por doquier, de increíbles aberraciones de la conducta humanas, a través del influjo del pensamiento positivista moderno, con su racionalismo, con su materialismo, con su ateísmo a ultranzas, con sus dogmatismos de nuevo cuño, y su intolerancia renovados, y de la mano de un concepto ético pobrísimo que les sirve de directriz, que señala al “lucro” como máximo objetivo de la vida humana, capaz de asegurarle al hombre las fuentes de su felicidad, cuando no es que desconocen completamente, 475 o pasan por encima de cualquier escrúpulo ético, con tal de cumplir sus cometidos. La actitud típica de la gente en las sociedades secularizadas, según se extiende esa cultura, es de una franca oposición de sus posturas, frente a los clisés de lo que parece ser, para ellas, el pensamiento religioso. En concreto, entre nosotros (en Colombia), aunque públicamente se reconoce el influjo, todavía muy fuerte, de la Iglesia Católica Romana en bastantes comunidades regionales, en privado, se descalifican sus doctrinas “trasnochadas” y sus percepciones y juicios, poco prácticos, respecto de la situación general de la Sociedad, y su actitud muy pasiva y permisiva. El respeto que se le brinda en público a instituciones venerables, vetustas, como nuestra Iglesia, y la Iglesia Católica de toda América Latina, que se ocupa de los más necesitados, que estimula en los sectores mejor dotados de medios económicos a la “comunicación de bienes” con los débiles y menesterosos, y que tiene a su haber (como ocurrió en la región antioqueña) el haber liderado la construcción de nuestras comunidades campesinas (que yo conocí y viví de cerca), una sociedad articulada poderosamente en los principios cristianos, pobres monetariamente sí, pero de un nivel de vida infinitamente más alto que el de las prósperas economías urbanas actuales, contrasta con la aprehensión y el recelo que despiertan sus tesis sociales, en medio del juego que se presenta dentro los conjuntos ideológicos que convergen hoy, para afectar de alguna manera la vida humana. Lo que tardó casi cuatrocientos años para ser construido, cuyos valores casi hubieran podido ser el fundamento de una nueva nación, viene destruyéndose sistemáticamente en Colombia desde hace casi cincuenta años. Esa destrucción empezó con las “guerras ideológicas”, impulsadas por los espíritus ambiciosos y vengativos de sus líderes políticos, entre los sectores liberales y conservadores del país, y sigue avanzando con el desarrollo de las campañas políticas propias de los movimientos de “izquierda” de carácter marxista, que le apostaron a las posibilidades de su acción militar, lo que, como consecuencia, provocó la aparición de las estructuras de “autodefensa” privadas, actores que han caído finalmente en la tentación de apoyarse en un nuevo polo del poder en el Mundo: El crimen organizado. Entonces, hemos ido cayendo en nuevas formas de dependencia y colonialismo, cuando no en altos niveles de impotencia ante poderes 476 extraños que no nos esconden sus expectativas de invasión, o que pretenden copar nuestras instituciones para apoderarse de nuestros recursos naturales y forjar sus propias grandezas. Pero por la razón que sea, no se trata de aceptar aquí, sin más, el cuestionamiento que se hace comúnmente en las esferas modernas, desde la perspectiva de algunos sectores de Poder, supuestamente apoyados en el pensamiento científico, en un esfuerzo hiper – racional, para deshacerse de un “mito” de vieja data, como lo es el de la existencia de Dios y la irracionalidad de las posturas religiosas, no sólo del cristianismo sino de otras de ellas, frente al pensamiento racionalista, positivista de hoy, obstáculos indeseables, para llegar a afirmaciones que se han usado como justificación de las mayores atrocidades, de los más perversos proyectos económicos sociales y políticos que las mentes torcidas de muchos poderes humanos megalómanos y codiciosos, amantes del Poder y sus beneficios, han podido concebir. ¡El problema no es de racionalidades, el problema es de “sensibilidad” es de “sintonías” con realidades que, muy probablemente en nuestra todavía bastante “burda” experiencia moderna, solamente experimentan algunos seres humanos privilegiados! Por lo que tampoco se trata, sin más también, de aceptar con argumentos confusos, indescifrables, unas supuestas realidades, materialmente inexplicables, que, en el fondo, no pasan de ser más que fantasías. Sin embargo, el pensamiento humano va madurado, y lo ha conseguido lo suficiente, como para comprender que, entre esas situaciones extremas hay mucha “tela qué cortar” y muchas claridades qué descubrir. No es la Ciencia una nueva “deidad”, encargada de aportar la sustentación básica del pensamiento profano contemporáneo, los fundamentos indiscutibles de una nueva cultura que impone por las vías de hecho, o por la fuerza, los valores del mercantilismo, o nuevas ediciones del “derecho de conquista” tal como se practico en tiempos de guerra, en otros tiempos de menos avance cultural, en sustitución de la Ética, en sus diversas expresiones, tal como ha sido reconocida universalmente, vía por la cual la especie humana accedió a la Civilización, incluso la civilización racional, vía por la cual dio vida y orden a las asociaciones humanas más diversas y fecundas conocidas sobre la Tierra, como las diversas instituciones familiares, los clanes, las tribus, las comunidades de vecinos, las sociedades de aldea, las 477 naciones, culturas enteras, y el moderno y mal comprendido Estado de Derecho. La Ciencia, por el contario, se está independizado hoy de ese tutelaje que la ha obligado a depender de los presupuestos de investigación de las grandes compañías mercantiles para apoyar sus innovaciones y su capacidad de competencia, o que la ha atado a los intereses de ciertos poderíos estatales para facilitar el desarrollo de sus ingenios bélicos, sirviendo de “idiota útil” en el refuerzo de la capacidad militar de esos Estados enfocados, no en el servicio público, sino en la represión de sus propios pueblos y en la dominación extranjera. La Ciencia, verdaderamente, ha venido madurando y profundizando sus indagaciones, su reflexión y su investigación, con su propia rigurosa metodología, con su propio lenguaje, hasta el punto de haber alcanzado terrenos que sólo habían sido transitados por personajes iluminados como Lao Tsé (hacia 6000 a. se C.) Buda (aproximadamente 500 años a. de C.), Confucio (551 a 479 a. de C), fundadores de culturas milenarias, inspiradas en sus conceptos sobre la naturaleza humana y sus necesidades, en sus ideales morales, y encontrando afinidades de pensamiento, antes no imaginados siquiera. Obviamente, no se queda atrás sobre sus indagaciones para descubrir el mundo mítico, “mágico”-, sobre el cual se basa nuestra tradición occidental, y sus pensamientos religiosos, y cómo evoluciona nuestra visión de Dios. La búsqueda de una explicación expresada en términos comprensibles actualmente, no pretende quitarle nada a su significado simbólico expresado en su lenguaje original a nuestra mitología. Solamente se ocupa en hallar una “traducción” de sus mensajes, tan fiel, tan claramente como sea posible. Siguiendo este derrotero, podemos preguntarnos: ¿Qué ocurre en realidad cuando Abraham oye a Dios decir en la mesa del sacrificio que ha construido en la montaña, al levantar su mano armada para asestarle el golpe de gracia a su hijo Isaac: “Detente Abraham, no mates a tu hijo…..”? ¿Por qué interpreta Moisés la presencia de Dios que le habla, en la forma de una zarza que arde sin quemarse? ¿Qué mueve, realmente a Mahoma, nacido en La Meca (hacia 570 – 623), quien se siente inspirado por Alá para escribir el Corán? ¿Cómo puede explicarse la experiencia de Bernardita en Lourdes, Francia, la de los pastorcitos de Fátima, Portugal, y sus 478 respectivos contactos con la Virgen María? Estos son algunos casos que tengo a mano para tratar de ilustrar lo que quiero decir. Y creo que difícilmente puede hallarse una explicación más apropiada que la aplicación de una analogía del problema que nos ocupa, con el ejercicio de la Música: ¿Cómo es posible que una persona que no ha oído nunca, pueda entender la experiencia de la armonía de los sonidos musicales? ¿Cómo puede entenderse el juego de los diferentes instrumentos, y conjuntos de ellos, en una orquesta sinfónica, el juego de las diferentes partituras, de su director, cuando el reto es expresar el mensaje que se propone dar el compositor con la obra interpretada? ¡Yo entiendo que todo lo que se oye en las expresiones musicales y en los sonidos de toda suerte, hoy en día, son arte! Sin embargo, reconocer todo eso como arte no significa que todas esas expresiones sean, en sí mismas, igualmente bellas. Representan sí, estados diversos del alma humana; algunas veces pueden mostrar el grado de su perturbación que se experimenta, otras, cuán sublime es la experiencia que se desea comunicar. La libertad de expresión, es una necesidad humana, pero entiendo que, cuando esa libertad puede tener el poder de lesionar, es razonable que se limite su área de influencia, se protejan los medios sociales donde pueden darse esas lesiones, por ejemplo, donde hay niños que se están formando, donde hay personas mayores que necesitan sosiego, espacio íntimo para disfrutar personalmente, etc. Y difícilmente podemos encontrar una orientación, acerca de lo que debemos hacer, si prescindimos de los principios de la Ética y de la Moral. Ahora hay una disciplina nueva que intenta explicar las actitudes humanas que se basan en su experiencia de Dios, teniendo en cuenta, que hay un sector del cerebro sensible a los estímulos que pueden generar su presencia, y que se sitúa en la región frontal del mismo: Se llama Neuroteología. Hoy, aún en el “mundo racional”, en el cual el secularismo está siendo implantado como estereotipo de la cultura popular, sin Dios, en todas las naciones del mundo, podemos encontrar rastros de los valores éticos que le dieron vida, en un principio, siendo la manera de comportarse de la gente un pálido reflejo de ellos, aunque en la 479 consciencia de la gente esos valores carezcan ya, por completo, de validez, o hayan pasado, aparentemente al olvido. Lo que, en un principio, se da como consecuencia del cisma protestante en el siglo XVI, no empieza siendo el desconocimiento explícito de la directriz, del liderazgo religioso ejercido por la Iglesia Católica Romana hasta finales de la Edad Media. Tampoco se da un rompimiento tajante, el desconocimiento de su doctrina, de su espíritu dogmático, de su maquinaria de dominio y control de la vida popular dentro de la cual se inscribe la institución de la Inquisición, de la imagen de Dios que la inspira. Antes bien, los líderes de la separación adoptan algunos de sus sistemas de represión, como lo es su propia Inquisición. Hablaremos, en seguida, solamente de algunos aspectos fundamentales, haremos referencia muy sucinta del tema, ya que será tratado más ampliamente en otro capítulo de esta obra. Particularmente, los principios que le dan vida al espíritu de las instituciones económicas privadas y políticas públicas que nos rigen, se originan en el pensamiento religioso que portan los antiguos colonos puritanos que llegan al Nuevo Mundo para poblar a Norteamérica en el siglo XVII, huyendo de las terribles guerras religiosas que asolan Europa en ese tiempo. Esos colonos se acogen, para orientar su conducta, a una visión más cercana a las doctrinas judaicas que a las católicas romanas; su imagen de Dios es la de un Dios terrible, que, como en las culturas arcaicas, exige, todavía que su indignación sea aplacada con signos de sumisión humana. Reconocen el principio de la <<Predestinación>>, que se impone como condición que determina profundamente a la acción humana. Su doctrina, producto de una visión impregnada sustancialmente por el efecto de las formas de vida mayoritariamente dedicadas al comercio y al manejo de mercaderías, del dinero y todo ese bagaje de experiencias, ve a ese principio de predestinación influyendo en la calidad humana de los seres humanos, diferenciándolos en dos bandos específicamente: Los <<ricos>>, o “santos visibles”, líderes naturales del Mundo, o en camino de serlo; y los <<pobres>>, o los condenados en vida. Y de la misma manera se califica a los ciudadanos para hacerlos merecedores del voto. Allí nace la fuerza de los empresarios temerarios y exitosos que se dedican, sin perder tiempo, a desarrollar su capacidad creadora y a construir, con su 480 espíritu práctico, el emporio económico que es hoy los EE. UU. de Norteamérica, y la depresión de los que consideran que tienen qué sufrir una vida de privaciones, si no es que encuentran otros caminos, caminos menos ortodoxos para hacerse ricos. Allí están, en parte, las raíces de la sociedad burguesa contemporánea. Pero a medida que la autosuficiencia encuentra sustentación real, lo que hace que la sensación de seguridad se generalice, va apareciendo un perfil definido de nuevas actitudes, que determinan el “complejo de superioridad” de aquellas culturas, no solamente en Norteamérica sino en Europa, en relación a las demás culturas del Planeta. Esa actitud se transforma en actitud arrogante, en soberbia excluyente, en relación al resto de las culturas del mundo, predisponiéndose a construir un poderío económico y militar, haciéndolas capaces de ejercer la hegemonía política internacional. Ese espíritu culmina en la segunda década del siglo XX, y se observa patente cuando es botado al agua el trasatlántico insumergible Titanic, en el puerto de Liverpool, Gran Bretaña, en el año de 1912, milagro de la tecnología de su época, y, cosa dolorosa, hundido en la colisión con un iceberg en su viaje inaugural hacia Nueva York, con un saldo de varios miles de muertos. Y, ni hoy, el mundo donde la Razón dice dominar, logra salvarse éste de la influencia del viejo pensamiento mítico, afectando todavía el <<nervio>> de la vida moderna. Todos sabemos ya que la Economía y el Poder son más cosa de psicología humana, de dinero y armas, más bien, paradójicamente, que de decisiones razonables sensatas. La “plata” y el “fusil” son ahora verdaderos <<“fetiches”>> de los que se valen, no sólo los “ricos” sino los capos del crimen para instalar, contra toda razón sus imperios, ya que son capaces de mover profundamente a la devoción, a la veneración, a la adoración de los “ídolos” del dinero, del poderío armado o militar, saltándose por encima, de la más rigurosa de las lógicas de la Ley, del Derecho de Gentes, de los sofisticados pactos o tratados internacionales, de toda jurisprudencia, de los más avanzados estudios científicos, de la Moral, capaces de desencadenar, desde el interior del alma humana, la “euforia de la prosperidad”, el pánico, la catástrofe, la crisis, el caos, la desconfianza total, cuya extensión y profundidad pueden ser completamente 481 inexplicables, en términos de razones, del más preciso de los lenguajes técnicos, con los más avanzados cálculos matemáticos. A pesar de ello, tenemos un síntoma alarmante, que empieza a afectar a todas las sociedades humanas en el Planeta, sin distingos de ninguna clase, de manera despiadada, haciéndole pagar un precio cada vez más alto en términos de pérdidas de vidas, de pérdidas de recursos naturales, deterioro del establecimiento agrícola e industrial, destrucciones mayores en las ciudades, etc.: El calentamiento global, y otros síntomas de cambios ambientales dramáticos. Entre ellos podemos contar con la muerte masiva de las poblaciones de coral, la devastación de bosques irrecuperables por lluvia ácida, la desaparición paulatina de los casquetes polares, los glaciales y los nevados de todo el Planeta, la parálisis de la “banda transportadora” de las corrientes marinas, la muerte masiva de las especies del mar, lo que puede traer condiciones ambientales imposibles para la supervivencia humana y la consiguiente desaparición de nuestra especie. Si los humanos reconocemos el valor de esas alarmas, aunque sea solamente en la expresión rigurosa y fría de los datos científicos, vamos a tener serios motivos para cambiar radicalmente nuestra manera de comportarnos, o, simplemente, resignarnos a perecer. 2.3.3 ¿SON RAZONABLES LAS LUCHAS RELIGIOSAS, DESDE EL PUNTO DE VISTA DE LOS PRESUPUESTOS DE LA FE? En el mundo actual tenemos que contar con muchos presupuestos de fe. Es ley de la Naturaleza, de la Vida, de la vida humana. Cada ser humano es en sí mismo, primero el producto hecho realidad de la interacción de casi infinitos factores naturales y humanos que en cada caso convergieron, y produjeron una síntesis única y diferente a cualquier otra, una probabilidad de factibilidad entre incontables opciones, unas muy pocas posibles y la inmensidad de ellas imposibles, algo que un ingeniero, un científico, casi descartarían definitivamente por insignificante; y segundo, una <<promesa>> específica, que implica una <<visión>>, un <<papel>> en este mundo, un <<destino>>, un <<reto>>, la exigencia de un <<propósito>>, y el 482 cumplimiento de una tarea a cumplir que trasciende sus circunstancias y su “Gestalt”, o su “forma” actuales. Es un <<recurso natural>>, no de nuestra propiedad, porque, aunque haya todavía esclavos, unos 27.000.000 ( según la ONG Free te Salves, publicada por Kevin Bales. El Tiempo. Domingo 13 de septiembre de 2009. P. 20), equivalente a más del 50% de la población total colombiana, y el desarrollo de su verdadero potencial, está en el juego de su vida, <<en plena y genuina libertad>>, para decidir por sí mismo; aunque millones de adictos al alcohol, a los estupefacientes y al tabaco se hayan convertido en un “mercado”, cautivo, seguro, que nutre de fondos al Crimen en el Mundo; aunque ocurra, como dice el director de la agencia PMA (Programa Mundial de Alimentos) de la ONU, Josette Sheeram, de 1.020.000.000 de hombres aguantan hambre en el Mundo, entre los miles de millones situados detrás del umbral de la miseria, de la indigencia, incapaces de labrarse una vida al menos digna, aunque la gran mayoría de la gente que trabaja empleada por otros, haya tenido que enterrar sus sueños, porque cada vez una mayor porciones de su tiempo tiene qué dedicarlo a producir para sus patronos, olvidándose casi de su vida privada, de la crianza de sus hijos, de toda posibilidad de crecer como persona, reconocer otras opciones de vida, mejorar el nivel de ésta, etc. Muchas de las grandes comunidades nacionales de hoy, empezaron a nivel prehistórico como pequeños grupos familiares trashumantes, transformándose posteriormente en grandes familias humanas, estructuradas en forma de clan, de tribu, etc., con cultura propia. Es allí donde nacen los valores religiosos, y es a partir de las diferencias de concepción de Dios, de las diferencias de visión, de la práctica religiosa, de los conflictos históricos suscitados con otros, lo que genera actitudes encontradas con otras vertientes de carácter religioso. La Fe, pues, es un asunto de decisión personal, pero perfilada dentro de los términos de la Cultura y su contexto, y, digamos de su tradición. Desde tiempos inmemoriales, sabemos, muchos pueblos humanos han interactuado, intercambiando, tal vez canjeando diversos objetos, y con ellos, <<poniéndose de acuerdo>>, diversos otros valores. Así se inventaron los <<“medios de pago”>>, como la sal, el oro, y la 483 moneda; pero también intercambiaron creencias. Y más tarde, cuando la vida fue mucho más compleja, ello generó, quizás, el caos, principalmente en los mayores centros de actividad comercial, y nuevas interpretaciones de la vida íntima de las diversas culturas. Y con ello han surgido muchos motivos de contradicción entre los intereses de sus líderes, enfrentamientos violentos y cruentos, venganzas, distanciamientos, recelos y profundas discordias y divisiones; en ocasiones los abismos son cada vez más profundos, e inscritos en ellos están los conflictos religiosos. En el mundo de hoy, sabemos también que las viejas y profundas heridas causadas en el alma humana por las antiguas guerras religiosas no han cicatrizado suficientemente, y bastaría solamente una chispa para incendiar continentes enteros y regar la tierra de sangre humana, por motivos religiosos. Irresponsablemente, el manejo estratégico que ciertos líderes mundiales le dan a la balanza internacional de los poderes militares, se orienta a aprovechar la fuerza de esos conflictos para desestabilizar esa balanza a favor suyo. A mi manera de ver, el ingrediente religioso de cualquier cultura tiene un valor que trasciende, por completo, la valoración que pueda hacerse de él, en términos de su contexto social, aún al más largo plazo posible. Es un patrimonio histórico invaluable que pertenece a los pueblos que la han producido, y cuyo registro debe ser conservado, aún el de épocas de todavía poca madurez de consciencia, porque nos conduce a un mayor entendimiento del alma humana, de sus actitudes, de sus inquietudes, de sus móviles, de sus dinámicas de crecimiento, etc. Desde el principio de este trabajo nos hemos propuesto explorar en busca de mejoras en nuestros medios de comunicaciones, encontrar la fórmula para lograr el entendimiento, la concordia, la coherencia, en todo el Planeta entre las diferentes “formas” de cultura. Porque se trata de rescatar al Hombre, con su patrimonio cultural, que es lo que, en todas partes le permite sobrevivir y desarrollarse. Porque es, necesariamente el punto de partida, de cualquier intento de conciliar, y de integrar la vida de los seres humanos, de construir tejido humano. Y si de religiones se trata, si aspiramos a la posibilidad de llegar a un presupuesto de fe único, a una empresa humana integral, si no 484 queremos violentar al ser humano hemos de partir, necesariamente, de los presupuestos de fe concretos de que disponemos, del diálogo ecuménico, de la mutua confianza, de la mutua voluntad. El camino no es imponerla con el patrón de la ortodoxia, es perfeccionarla a través del diálogo, del intercambio de experiencias, de decisiones responsables. Algo que si se generaliza, puede conducir a una identidad común entre los hombres, mutuamente referida. Y, ¿por qué no, si cuando, hablamos de lenguas y hemos aprendido a construir “puentes” para entendernos en diferentes lenguajes, hemos desarrollado la Diplomacia, los diversos protocolos, en particular, qué diremos lo que podemos hacer para que la comprensión de las diferencias, en general, pueda ser una realidad, su conciliación sea algo mucho menos doloroso que la Guerra? Desde tiempos inmemoriales, aún en lugares muy difíciles, como la Amazonía, pobladas por “salvajes”, abundan los pobladores que han aprendido a entenderse con los pueblos vecinos en su propia lengua. Muchos de ellos hablan cuatro y cinco lenguas diferentes. Entre nosotros, en esas tierras, a pesar de las diferencias, de que no faltan las pequeñas disputas, la gente nativa vive en paz, se ayuda mutuamente, se comprende y se entiende, en medio de sus diferencias. ¿Por qué nosotros, más cultos, más experimentados, más evolucionados, no podemos hacerlo? En el mundo viven actualmente 6.700.000.000 de seres humanos como aquel individuo que describía un poco arriba. Pero, como ocurre con nuestros pueblos salvajes de la Amazonía, tampoco viven solos. Tampoco se aventuran, en lo posible, si no se sienten seguros, hacia lo desconocido, a no ser que sean locos o irresponsables. Viven vinculados, de alguna manera, a una casi infinita variedad de esferas vitales, digamos de “Gestalts”, como familias, clanes, tribus, etnias, comunidades locales, clases sociales, castas, naciones, partidos y movimientos políticos diversos, grupos de aficionados, de amigos, pandillas juveniles, bandas de delincuentes, gremios, asociaciones profesionales, comerciales e industriales, sectas religiosas, iglesias, religiones, culturas diversas, etc. Cada una imprimiendo en él su propio carácter, y demandándole, en su interacción con él, su dosis de lealtad y compromiso, en una variedad incontable de proporciones, el 485 sacrificio de sí mismo, si es preciso, con el fin de invertir las energías posibles en sus respectivos objetivos. Enredadas en un sinnúmero de conflictos insolutos, muchos de orden histórico y otros nuevos, esas “Gestalts” se ven envueltas muchas veces en movimientos erráticos y turbulencias sociales, sometidas a la incertidumbre, consumiendo energías vitales para la vida humana, y frustrando, en gran medida, el potencial específico de la Humanidad. Esas “Gestalt”, o “Formas”, verdaderos organismos vivos, pueden representar para sus integrantes, espacios cómodos -<<áreas de comodidad>> como dicen comúnmente los psicólogos-, de donde mucha gente no quiere salir a enfrentar el mundo exterior, a aprender cosas nuevas, a “tallarse” con nuevas experiencias, …o a caer…a morir. La destrucción masiva de comunidades campesinas, igual que las reestructuraciones de las grandes empresas en Colombia, entre otros procesos, ocurridos con motivo de la “globalización económica”, la invasión del contrabando, el crecimiento de las actividades criminales, etc., sin embargo, han generado entre nosotros, no sólo una gran masa de migrantes al exterior, aproximadamente 5.000.000 de almas y unos 2.500.000 a 3.000.000 de desplazados forzados de sus antiguas comunidades. Ello representa aproximadamente un 18% de la población total. ¿Qué significa eso dentro del tema que estamos tratando? Muy sencillo: Si bien es claro que la gente tiene qué salir de sus comunidades de base, como la familia paterna, la aldea, etc., a buscar qué hacer, en algún momento de su vida, igual como los bebés, que tienen qué abandonar el seno materno cuando están maduros para “nacer”, si esa salida es apresurada y traumática, y sin la adecuada y suficiente preparación para hacerlo, puede generarle riesgos demasiado grandes y muy serios, para su capacidad de control, incluso de su propia vida; Manaos y otras ciudades brasileñas están pobladas, en parte, en sus “fabelas”, con los residuos de pueblos amazónicos, como los jíbaros, que han sucumbido ante el asalto armado del “hombre blanco”, para arrebatarle sus tierras y su patrimonio económico. Significa que la dinámica de la evolución cultural de la Humanidad, tal cual sucede hoy, que está siendo provocada arbitrariamente y sin el 486 asentimiento o la contribución, en general, de aquellos a quienes afecta más profundamente, como sucede con los procedimientos de centralización del poderío económico, por cuenta de la globalización económica, o, como ocurre cuando a ciertos caudillos les parece que los obstáculos humanos a sus empresas se vencen imponiendo su voluntad a la fuerza, le está generando problemas a los seres humanos y a sus estructuras sociales de apoyo, para defenderse adecuadamente de los actos de agresión, de todo orden, en el Mundo. Esas migraciones y esos desplazamientos, los niveles de miseria, la esclavitud, que en proporción de la población humana total no es tan relevante, sí lo es, porque hoy hay más esclavos que nunca antes en la historia humana, lo es porque esas migraciones y esos desplazamientos son la resultante de millares de actos de violencia, de la falta de oportunidades de trabajo, y de muchos problemas más que afectan primero a los más indefensos, entre ellos, los más desvalidos, los ancianos y los niños. En un mundo secularizado como el actual, en el que las diferencias en la visión de Dios no es tan relevante, al menos frente a la postura de la Razón, que cuestiona por completo aquello que no sea racionalizable, en un momento dado, pensar en conflictos religiosos que se resuelvan con la violencia, parece hoy algo absurdo. Hoy, cuando es preciso un diálogo fecundo entre fe y razón, que permita rescatar al ser humano de las garras de una sociedad sin ética, que está presto a aprisionarlo, a quitarle su libertad, puede ser, mas bien, un crimen. 2.4.0 LA SUSTITUCIÓN, EN EL MUNDO SECULARIZADO MODERNO, DE LOS CONFLICTOS RELIGIOSOS POR LOS CONFLICTOS IDEOLÓGICOS. En un mundo en que la tecnología ha acortado las distancias físicas, pero en que las actitudes humanas han profundizado las distancias psicológicas, el que no hayamos encontrado una solución práctica para resolver nuestros conflictos religiosos, sino que hemos inventado, adicionalmente, los conflictos 487 ideológicos, hace que las cosas se nos compliquen más bien que facilitársenos . No es un capricho decir, que si la vida humana ya era bastante embarazosa, con los conflictos históricos que se manejaban anteriormente, a todos los niveles de la Sociedad, la posibilidad de los espíritus inquietos de ciertos filósofos modernos, particularmente con la irrupción de la Ilustración, de desarrollar sus propios modelos teóricos ideológicos, o “Gestalts”, autónomos, perfectamente perfilados y acabados, destinados a ser aplicados, como opción política, complicaron, todavía más ese panorama embarazoso, particularmente al nivel de los asuntos políticos. Y eso sería algo jocoso y bastante curioso, y no dramático, si esos intentos de aplicación, generalmente a “sangre y fuego” no hubieran producido estragos de dimensiones pavorosas, tales como nos ha tocado presenciar a los que hemos vivido en el siglo XX. Cuado hablamos atrás sobre la Utopía, siendo el pensamiento de Tomás Moro, su primer exponente, y siendo el modelo utópico marxista, tal vez el primero que se intentó llevar masivamente, en escala total y a cualquier costo, a la práctica, aprovechando la coyuntura de una revolución triunfante, al tratar sobre su historia, hemos tocado indirectamente el tema del drama de nuestro tiempo, ya que la aplicación práctica de los modelos o “Gestalts” utópicos, motivo importante de la historia contemporánea, son los ejemplos más elocuentes de los resultados reales que pueden ser logrados, en la aplicación de los modelos ideológicos, sin contar, de manera alguna con sus contextos históricos y sociales. Es importante anotar que la intención fue siempre solucionar problemas humanos y sociales patentes y vividos dramáticamente por los hombres, pero su establecimiento se hizo sólo a un alto costo humano, y sólo con un éxito discutible. 2.5.0 ¿ES POSIBLE LA CONSTRUCCIÓN DE UNA ÉTICA UNIVERSAL? 488 Las condiciones para que ello sea urgente ya están dadas: La fragilidad de la vida humana, la fragilidad de la Vida, en su conjunto, son un hecho incontrovertible; los rangos entre los límites de las condiciones físicas que permiten la Vida y la vida humana son muy estrechos y cada día, en las diferentes latitudes y longitudes del Globo se aprecian ya los peligrosos desbordamientos de esos límites. A pesar de que a niveles extraplanetarios, nuestro poder es todavía insignificante, la Humanidad, en su conjunto, tiene ya el poder de cualquiera de los factores naturales que afectan, por ejemplo, el clima terrestre; por eso nos urge considerar seriamente el poder de autodestrucción global que la actividad humana esgrime, sin entender su alcance potencial y el riesgo de que sus efectos lleguen a ser irreversibles. Y si no lo conseguimos, el precio puede ser demasiado alto: La extinción de la Vida sobre la faz de la Tierra. La idea de masificar las soluciones a los conflictos y problemas humanos, sin contar con la realidad de las esferas de vida, las “totalidades” en que se desarrolla y transcurre la vida humana, no sólo puede ser un atentado contra la vida humana misma, como tal, sino, verdaderamente una catástrofe de amplias proporciones. Obvio que la visión global de los diferentes proyectos humanos tiene una urgencia cada vez más notoria y relevante y que la economía de escala ofrece ventajas incuestionables y hace más accesibles las soluciones que ofrece la Técnica a públicos más amplios. Sin embargo, y, aún, por tales motivos, uno de los aspectos técnicos de esas soluciones es el de hacer claridad sobre su impacto en las vidas humanas según la manera como éstas sean afectadas; otros motivos son la información, la generación de una consciencia en los públicos afectados de su efecto sobre ellos, el requerimiento de que esos proyectos sean el producto de una interacción entre gestores y afectados, que quede bien establecida la responsabilidad de los primeros, el costo económico y social y a quién le corresponde pagarlo. La apertura económica de 1994 decretada por el Dr. César Gaviria, de triste recordación por sus devastadoras consecuencias sobre la estructura económica de Colombia, podría servir de ejemplo de una decisión unilateral, en este caso del Estado, que busca adaptar a la estructura productiva colombiana con la economía internacional, cuya 489 economía trabajaba dentro de tenores de costos de producción completamente desfasados, y que desde hace tiempo la hacen cada vez más incompetente. Es importante indagar, así sea a grandes rasgos, lo que ocurre internamente: No solamente se dan profundamente conflictos de orden político, sino social y económico, que afectan la estabilidad de la estructura productiva. El país asiste, por ejemplo, a forcejeos sin solución por conciliación entre patronos y sindicatos. Las presiones mutuas terminan afectando los costos de producción a niveles insostenibles y las cargas laborales y prestacionales desbordan todas las expectativas. Los gestores en todos esos frentes conflictivos no buscan esa conciliación, sino el dominio de la oposición, controlar totalmente la situación. Así, se promueven alianzas estratégicas y no foros de discusión, que, se sabe, desbordan las fronteras de los intereses enfrentados y llegan a comprometer partidos políticos, altos funcionarios, instituciones públicas, políticas de estado de dudoso valor universal, etc., donde todos terminamos perdiendo. Cabe preguntarse si en esas circunstancias hubiera sido posible la confección de acuerdos prácticos para producir los efectos necesarios de adaptación a la economía internacional, o, apenas nuevos privilegios a los sectores diferentes de la Sociedad, dispuestos a mover las palancas necesarias para conseguirlos. El hecho tozudo fue el decreto oficial, que logró, finalmente su cometido, no sin que la sociedad colombiana pagara un precio demasiado alto por ello. Gran parte de esas alianzas estratégicas terminaron sirviéndoles de soporte físico, de motivo, de referentes, de ejes de acción política local concretos, a los seguidores nacionales, a los líderes y personeros, por ejemplo, de los grandes movimientos ideológicos, partidos, grupos de presión, con raíces en otros lugares del Planeta, para darle forma material y justificación práctica a sus, causas, a sus luchas internas. El gran conflicto del siglo XX, entre el Capitalismo y el Comunismo, terminaron siendo los abanderados de los grandes conflictos entre empresarios y trabajadores, por no hablar de otros igualmente difíciles de resolver. Durante el siglo pasado era difícil entender cuál era el verdadero móvil, cuándo en las campañas proselitistas, en el saboteo de las actividades del transporte, en los paros sindicales, sólo por 490 mencionar unos poquísimos casos, las cosas eran manejadas con una violencia mal disimulada, y vistas desde la perspectiva de los movimientos de izquierda, en medio del estado de guerra proclamada, en el caso del Estado colombiano, por el Comité Central del Partido Comunista, como sólo uno de los medios de la lucha revolucionaria, convocada y llevada a la práctica por todos los medios disponibles. En esa lucha ideológica han sido usados esos medios como base de apalancamiento de los medios de lucha revolucionarios, igual que toda clase de conflictos sociales potencialmente desestabilizadores de la Sociedad. Ello ha hecho casi imposible la limitación de la dinámica de la generalidad de los conflictos sociales a su propia esfera, y la paz social se alejaba, hasta hace muy poco, más y más de nosotros. Teniendo en cuenta ese maremágnum, a primera vista y desde fuera, pudo parecer la decisión de la apertura económica, una decisión absolutamente acertada, sana, realista. ¿Acaso no es sano que la autoridad del Estado reconozca la urgencia de adaptar la economía colombiana a la economía global para acercarla a su mayor potencial comercial con el exterior, y poner ante los ojos incrédulos de los empresarios y otros sectores de la sociedad colombiana, las condiciones que nunca llegaron a considerar y que debieron ser tenidas en cuenta a la hora de planificar a futuro sus ingresos, sus estados de pérdidas y ganancias y sus balances, a la hora de interactuar con la economía internacional competitivamente? Es un hecho contundente que nuestros conflictos internos económicos, sociales y políticos, por ejemplo, como se dio entre empresarios y trabajadores, impidieron que una sana política de compensaciones económicas se hubiera abierto paso en las discusiones, en caso de que se hubieran dado, generalmente bajo múltiples presiones. El aparato productivo empezó a encajar los malos arreglos como costos adicionales de operación, habiendo generado cargas insostenibles como las que llevaron a la quiebra las compañías de navegación fluvial en el río Magdalena en la década de los cuarenta y la de los Ferrocarriles Nacionales de Colombia en la segunda mitad del siglo XX, como consecuencia de las cargas prestacionales y pensionales impagables. 491 Puede decirse que el primer asalto ejecutado contra nuestra economía por aquellas fuerzas oscuras que se identificaron incidentalmente con algunos de nuestros conflictos internos, se dio con anticipación al asalto de que fueron objeto nuestras grandes empresas como consecuencia de la apertura económica y de la globalización económica que se llevó a cabo durante la primera década del siglo XXI. Por la misma época la guerra de rumores desatada por los sectores revolucionarios de izquierda, daba por sentada la toma del Poder por la guerrilla, dada la acción desencadenada en el adoctrinamiento político en universidades e, inclusive, colegios de secundaria, y la proyección en el tiempo que eso llegaría a permitir, conjugando la actividad guerrillera armada con la actividad revolucionaria de apoyo que podría ser desencadenada desde los sindicatos y los centros educativos. Por otra parte, es un hecho reconocido por multitud de comerciantes, como constaté personalmente en uno de los medios en que me moví en alguna época, que el contrabando cada vez más masivo, y la nueva actividad del narcotráfico, con su costumbre de lavar activos, a partir, más o menos de los años sesentas del siglo pasado, estaban haciendo añicos nuestra estructura comercial, al hacer oferta de productos textiles al comercio de menudeo, a una fracción de precios de las telas ofrecidas por las textileras nacionales. En el caso de maquinaria de construcción, de equipo agrícola pesado, de automotores, de herramientas, de dotaciones para restaurantes o procesadoras de alimentos, entre muchos otros casos, las ofertas de aquellos comerciantes furtivos podían ser más bajas que las fijadas oficialmente por los fabricantes extranjeros, por razón de la complicidad de éstos, ya que se saltaban la cadena de distribución, incumplían la disciplina con los distribuidores locales establecida con contratos vigentes de distribución, y les vendían a aquellos, a precios de remate, porque compraban grandes saldos, de mercancía de primera. Todo ello ocurría, frente a un pueblo anonadado, indeciso, desorientado, arrinconado e intimidado por los actores emboscados de aquellos aciagos acontecimientos, en medio del silencio cómplice o pésimamente informado de las ONG extranjeras, de las naciones que manejaban a su antojo a la opinión pública internacional, a través de una retórica sesgada incapaz de penetrar el sentido real de las luchas 492 desencadenadas en nuestro país, el poderío y el origen real de las fuerzas disolventes enfrentadas a la legitimidad de nuestras instituciones, la debilidad relativa de instituciones públicas, como las nuestras, no sólo penetradas profundamente por aquellos actores y sus organizaciones, sino afectadas de una debilidad económica crónica, agravada posteriormente por los procesos absorbentes de la globalización económica. Protocolariamente nuestra nación fue descalificada; todavía hoy se le reclama compostura en relación a los derechos humanos, y se persiste en desconocer la situación política interna y los problemas que enfrentamos como pueblo, que, igual que los africanos, sufre de instituciones públicas todavía con una estabilidad precaria, enfrentadas solitariamente a fuerzas superiores como las que ha generado allá la inmensa, poderosa y corrupta industria de los diamantes, y sin el apoyo estratégico de las naciones fuertes del Planeta. A eso se suman las conspiraciones internacionales de origen político y aún criminal, consideradas en los centros de Poder del Planeta, mientras no toquen sus intereses, asunto interno de cada nación y que han producido entre nosotros. internamente, una verdadera catástrofe social. Así, lo que fuera un conjunto bien complejo de factores que estaban afectando fundamentalmente las comunicaciones entre los actores de nuestra actividad económica nacional, ello pareció hacer imposible una salida concertada, requerida apremiantemente, y el Estado, mal o bien aconsejado, tomó, alineado a la filosofía neoliberal, finalmente, una decisión unilateral. Pero es importante que hagamos, así sea un somero escrutinio de sus consecuencias: ¿Sobre quiénes recayó, finalmente, la responsabilidad del pago del colosal precio de semejante decisión? ¿Podemos, como pueblo, seguir dándonos “pelas” como esa, y seguir dándonos el lujo de comportarnos con la misma inconsciencia y de la misma, manera hasta perder la totalidad de las prerrogativas propias de un pueblo libre, dueño del ejercicio pleno de su independencia de gestión? ¿Es suficiente o no la lección de esa experiencia para sentirnos movidos a un cambio radical en nuestras actitudes frente a nosotros mismos? 493 Es evidente que al jefe del Estado y a su partido de gobierno les tocó pagar un alto precio político. Sin embargo a los líderes de derecha e izquierda, a los grandes empresarios y a sus asociaciones gremiales, a los sindicatos y a todos aquellos que por su conocimiento, visión, experiencia e influencia, les tocaba hacer un serio aporte a la solución y no lo hicieron, nadie les ha pasado la factura por lo que deben. El gigantesco costo económico lo pagó el pueblo colombiano entero, en unas pérdidas patrimoniales invaluables, en la pérdida de valiosas oportunidades de trabajo, y de puestos de trabajo ya vigentes, en la pérdida de una porción muy importante de sus autonomías económica, social y política, de su independencia como pueblo, duramente conquistada en la Guerra de la Independencia, de su capacidad de autogestión, de su control sobre su propio proceso vital. Eso nos costó el querer vivir de espaldas a la Realidad, encerrados en nuestras propias “pompas de cristal” aspirando o estando dispuestos a recibirlo todo sin dar nada a cambio, ignorantes, en absoluto, de un mundo exterior más codicioso, más agresivo y más posesivo que el nuestro. Por eso nunca logramos unirnos, cerrar filas alrededor del propósito común de asumir responsablemente el reto de dar una respuesta colectiva contundente al problema. . Por esa época, la retórica solapada de una dirigencia internacional, no siempre libre de culpa, se ocupaba de estigmatizar una ciudadanía, la nuestra, la colombiana, en generalizar la especie de que era merecedor del escarnio público, de que estaba caracterizada por una condición oprobiosa y deshonrosa de los naturales de nuestro país, como si nuestras aberraciones hubieran sido todas el producto auténtico de nuestra perversa creación, y no por la corrupción generada por unas prácticas económicas, sociales y políticas derivadas de las inadecuadas valoraciones éticas de la Realidad, y del desdén, del descuido, de la despreocupación por aquellos “condenados en vida”, que no serían invitados a compartir el pan en la mesa de los “santos visibles”. Pues bien: Esos ciudadanos de Colombia supuestamente merecedores del oprobio mundial, de su ostracismo, de su desconfianza, hemos logrado realizar un giro político fundamental y avanzar decididamente con nuevas esperanzas, apoyados en un liderazgo político casi heroico 494 que logró superar todo el escepticismo acumulado y arrastrado desde tiempo atrás por una frustración tras otra; de un liderazgo democrático muy original, casi autóctono, que rompió todos los esquemas acostumbrados para el uso del poder político entre nosotros, de perfil inédito, de nuevo cuño pero mucho más efectivo, que convocó y se hizo fuerte con el apoyo ciudadano, que logró romper el cerco militar al que nos tenían sometidos las fuerzas del desorden, habiéndonos abierto horizontes insospechados, hacia un mayor y más firme control político de nuestra suerte como pueblo, inaugurando un camino nuevo que, quizás, pueda conducirnos al desarrollo de nuestra propia cultura superior. Ese liderazgo, además, cambió por completo la cara de Colombia frente a las otras naciones del Mundo. Muchas de las mayores obras humanas más conocidas, y reconocidas, están relacionadas con construcciones civiles, cuyos diseños han exigido la consideración de complejos factores físicos que los afectan, como la capacidad de carga de los suelos a través de las estaciones del año, los riesgos sísmicos, la velocidad de los vientos y su dirección, la resistencia y peso de los materiales usados, etc. Esos factores tienen valores específicos que nos dicen la manera como las obras deben ser construidas, y cuáles márgenes de riesgo deben ser tenidos en cuenta para garantizar su disfrute y evitar el peligro de alguna catástrofe. El trabajo creador de los ingenieros tiene qué ver con el aprovechamiento en tales construcciones, en general, de los recursos técnicos y científicos disponibles e ingeniarse los que no existen todavía. La concepción de semejantes soluciones, se dan sobre el presupuesto de un supuesto beneficio humano que es posible derivar de ellas. Los proyectos civiles de desarrollo de infraestructura son cada vez de mayor magnitud, Dubai, Japón, China, EE. UU., entre otros, albergan algunos de los megaproyectos más importantes del Mundo, verdaderos desafíos para la Ingeniería: Burj Al Arab, un gran hotel, con el edificio más alto del Mundo; su altura es un secreto pero se calcula que tiene casi 750 mts. de altura, en Dubai; el puente Akashi Kaikyo en Japón, el puente colgante más alto del Planeta para unir dos islas del archipiélago sobre el mar del Japón; la represa hidroeléctrica de las “Tres Gargantas” en China, con una tapa de concreto de alta resistencia de 2.309 mts. de larga y 185 metros de altura y una capacidad de 495 producción de 85.000 millones de kwh. por año, exigen que los ingenieros introduzcan en sus ecuaciones básicas de cálculo variables nuevas, en relación a la estabilidad sísmica, a la velocidad de los vientos, a las condiciones de sustentación de los suelos en condiciones extremas, efecto sobre el medio ambiente, modelos dinámicos nuevos y técnicas operativas, de excepción, en la manipulación y colocación de grandes piezas prefabricadas, en el diseño de materiales y arquitectónico completamente novedoso, en su comportamiento y en sus propiedades físicas, los buques de transporte llegan ya a las 500.000 toneladas de desplazamiento, ya se construyen aeronaves para transportar 800 pasajeros, los camiones para transportar minerales, la maquinaria para movimiento de tierra superan cientos de veces la capacidad de las que se construían hace apenas cincuenta años. En 1903, en el canal de Panamá, una de las maravillas del Mundo, fue posible para la ingeniería norteamericana superar a la ingeniería francesa por ese factor, básicamente, por la mayor dimensión de sus equipos de movimiento de tierra. Podría decirse, que, a la Ingeniería, le está pasando igual que a otras disciplinas humanas: está viéndose comprometida a responder con mayor eficacia y eficiencia a las demandas de la vida humana. Pero esa capacidad para sus proyectos alcanza ya en su escala, a las magnitudes en inversión de energía de fenómenos como los grandes ciclones, y otros fenómenos naturales. Ello significa que, en lo sucesivo, los proyectos humanos, por razón de su escala física, deben contar con su impacto en el medio ambiente, ya que ese impacto cada vez es más significativo y esa será la manera de reconocer cómo deben cumplir las exigencias técnicas (léase las <<exigencias éticas>>) requeridas, si se quiere que, sumando sus ventajas y sustrayendo sus inconvenientes según sus costos energéticos correspondientes, esos proyectos sean verdaderamente beneficiosos y <<paguen>>, con sus dividendos, los perjuicios ambientales que causen. Podemos apreciar cuán delicado es el <<equilibrio ambiental>>, el cual es muy importante que se mantenga, al menos, al ritmo de cambio histórico que es posible observar científicamente en nuestro hogar planetario, si miramos, por ejemplo, algunos de los efectos del 496 calentamiento global, fenómeno que estudiaremos un poco más detalladamente en el Área 6 de este trabajo. Se calcula que el incremento de 10 C en la temperatura del trópico terrestre, puede reflejarse en 12 0 C en la temperatura de las zonas polares. Ello ocurre, porque la reducción de la capacidad de reflejar calor del hielo, al desaparecer éste, se reduce geométricamente en proporción a su área desaparecida. Y, para que nos demos cuenta de la cadena de acontecimientos que este suceso dispara, a corto plazo, en el contexto de un proceso global bastante más complejo, sólo en tierra firme, consideremos el derretimiento del “permafrost”, que es la parte del suelo congelado bajo el nivel del terreno en las zonas de estepa, y que sostiene, por ejemplo, en Alaska, carreteras, construcciones y otras obras de infraestructura: En gigantescas extensiones de bosque estepario, según Daniel Glick y Peter Essick. (Marcas Geográficas. El Gran Deshielo. National Geographic en Español. Septiembre de 2004. P. 25) los árboles adaptados por miles de años a su ambiente estepario, están perdiendo su sustentación y se está presentando un fenómeno que se llama vulgarmente “bosque ebrio”; los árboles caen o se inclinan peligrosamente hacia sus costados, muriendo en su mayoría o perdiendo gran parte de su vitalidad; las construcciones tradicionales y muchas de las grandes edificaciones que se han hecho en esos lugares, para especificaciones como las anteriores, se escoran o caen, las vías para el transporte de carga pesada, por ejemplo en Siberia y Alaska, se vuelven intransitables, y requieren una reconstrucción muy diferente e inabordable económicamente; al aumentar en el subsuelo la temperatura, una gran masa de materia orgánica que se mantenía intacta en suelos congelados, empieza a descomponerse y a generar cantidades insospechadas de metano, uno de los gases más importantes de invernadero. Los cambios de clima están moviendo a las especies vivas de los diferentes ecosistemas existentes y cambiando demasiado rápido el equilibrio biológico de los mismos; muchas enfermedades se están haciendo más virulentas y sus agentes transmisores emigran, sin control hacia otros lugares. Los bosques de coníferas de Norteamérica están cayendo víctimas de una variedad de escarabajos que se alimenta de sus hojas, y que era anteriormente controlado por el clima frío. 497 Pero otras situaciones diferentes pueden presentarse por causa del calentamiento global, que no vamos a detallar pero que son igualmente graves: Los Inviernos son más cortos en las zonas templadas y afectan a las aves migratorias; en Europa se ha detectado que los poyuelos nacen unas dos semanas después de que las orugas de las polillas de que se han alimentado tradicionalmente, han cumplido su metamorfosis y están pasando hambre. Los incrementos en los niveles del agua de mar ya han desplazado en Polinesia a algunas naciones como Tavalu, hacia otros lugares. El incremento esperado del nivel del mar de unos 6 metros más del actual, antes de 100 años, va a generar en países como EE. UU., India China, Indonesia, Holanda, un desplazamiento del orden de los 100.000.000 de habitantes hacia otros lugares (Idem. P 19). Eso representa una catástrofe humana incalculable. Pero en los pronósticos puede irse más allá: El derretimiento de los casquetes polares puede conducir a la parálisis de las corrientes marinas actuales. “El colapso de la circulación termohalina sigue siendo una posibilidad perturbadora” (Idem. P. 27). Estas no han existido por siempre en el Planeta, pero su existencia no sólo ha hecho habitables ciertas regiones del Mundo, como las islas Británicas, que tienen la misma latitud de las frías regiones limítrofes entre E., UU, y Canadá, sino que le han llevado vida y nutrientes a todos los mares del Planeta. Si esto ocurre, se acaba la vida marina, crucial en la existencia del dispositivo natural de transferencia de energía solar, que los científicos llaman el <<Ciclo del Carbón>>. Si este se reduce o se acaba, en corto tiempo el Planeta se volverá inhabitable, al menos para la mayoría de las especies conocidas de plantas y animales, particularmente para las superiores. Todos esos eventos tienden a agravar, a corto plazo, la suerte de los seres humanos más vulnerables. Y lo más delicado es que, frente a los esfuerzos de centralización desaforada de las estructuras económicas jerárquicas del Planeta alrededor del monopolio de poder de los más fuertes, en un proceso de globalización mal entendido, que no es eso, “globalización” en el real concepto de la palabra, sino monopolización de los poderes de decisión e imposición a la mayoría, la conquista de los grandes “mercados” a costa de la economía artesanal y de la autonomía vital de comunidades, de naciones, de regiones enteras del Mundo, sin la menor posibilidad de que sus intereses y su voluntad 498 sean tenidos en cuenta. Estamos viendo cómo se genera, dentro de amplios estratos populares, la desintegración social, el abandono total a su suerte de toda autoridad, su vil explotación por los oportunistas de turno, esta vez, en especial, por el Crimen Organizado, que mediante la utilización de múltiples organizaciones de fachada, ha establecido, a escala planetaria, conexiones clandestinas encubiertas para la distribución de estupefacientes, de insumos para producirlos, de armas, para el comercio humano, particularmente para su explotación sexual, para reclutar personal y conformar sus cuadros militares, sus estructuras sicariales, etc., una nueva especie de esclavitud que aumenta en el mundo entero sin cesar, etc., desarrollando un poderío que empieza a competir, con grandes opciones de triunfo, con la mayoría de los Estados del Mundo, amenazando, no sólo la independencia de esos pueblos a todos los niveles sociales, las pocas opciones de trabajo que deja la globalización, sino llegando a controlar fieramente los espacios que quedan libres, los recursos naturales, la riqueza agrícola e industrial, el comercio, las finanzas, y a hacer bien difícil la administración pública, ya que penetran la totalidad de las instituciones públicas, para asumir, de cualquier manera, el poder total. En la violencia que todo ese proceso está generando, y que no siempre es un asunto aislado de la conspiración con fines expresos políticos, a nuestra juventud le está tocando pagar un alto precio. Según Carmen Gutiérrez Remolina periodista de El Colombiano de Medellín, en el mundo entero se pierden cada año, algo así como 2.600.000 vidas de jóvenes de edades entre los 10 y 24 años, por accidentes y por la violencia. “Mientras los accidentes de tránsito son los responsables de esas muertes al nivel global, en América Latina el principal verdugo es la violencia, y, en la región, Colombia aporta la cuota más alta por esta causa”. Y… “Sin juventud todos perdemos”. “Pero, ¿qué significa para nuestras sociedades perder a tantos jóvenes? “Para el sociólogo y docente en la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB), Javier Ignacio Muñoz, para la Sociedad esto tiene un alto costo económico y social” 499 ¡Muñoz aseveró que los demógrafos han constatado que en la pirámide de edades de Medellín cada año falta una gran cantidad de jóvenes, “que son una fuerza de trabajo, una energía, una inteligencia, una vitalidad, un aporte que falta”. “Cuando una persona que tiene un alto nivel de preparación, que la sociedad ha invertido tanto en ella, muere abruptamente, es una pérdida colectiva. Es una persona que le hace falta a su familia, que no está construyendo país, que no aportará más a la economía, ni seguirá aportando conocimientos”, explicó Muñoz”. “Las razones de la mortalidad varían de acuerdo a la región, y las características de cada sociedad”. “Que en Colombia se presenten más defunciones por crímenes, se debe a varias cosas, dijo Muñoz, la primera por un “lastre histórico” que la sociedad carga y porque no se ha llegado a un nivel de ciudadanía que permita convivir, valorar la vida del otro, y que el Estado haga justicia”. A lo que hay qué sumarle el conflicto político, la migración del campo a la ciudad, el narcotráfico, la lucha por la propiedad de la tierra, y la incapacidad de la sociedad por absorber oportunidades”. El estudio fue completado por las universidades australianas de Melbourne y Brisbane, el University College London (Reino Unido), la Universidad de Ginebra (Suiza), y apoyado por la OMS (Organización Mundial de la Salud de la ONU), y fue publicado por la revista The Lancet. Lo que ocurre en el centro de la región amazónica, donde convergen tres fronteras, la de Colombia, Brasil y Perú, es una muestra dramática de una empresa criminal gigantesca, que influye de manera determinante en el desequilibrio de un ecosistema que es bien frágil, y en las pérdidas de nuestro más valioso recurso en la región, el recurso humano, y que ha podido ser controlada, y eso apenas parcialmente, dentro de las fronteras colombianas, solamente mediante un arduo y 500 sostenido esfuerzo de las autoridades estatales colombianas, algo que no ocurre, ni remotamente, más allá de nuestras fronteras. “Desde los años setenta y ochenta, “Leticia y el Amazonas colombiano son utilizados por los narcotraficantes para producir y sacar la coca”….“Hace varios años, las mafias de traficantes peruanos y brasileños controlan el tráfico de narcóticos. Su accionar lleva muerte a la zona”….La Policía Nacional (Colombiana) tiene plenamente identificadas tres bandas de delincuentes en Leticia y realiza controles para contrarrestar el crimen”….”Leticia es la población que menos problemas de tráfico y violencia tiene de la zona, sin embargo las autoridades no se descuidan”. Según el informe especial de El Colombiano del día 20 de septiembre del 2009, titulado “El Amazonas en el triángulo de la Coca”, de 109.665 kmts. cuadrados, casi todas compuestas de bosques impenetrables, en el departamento (del Amazonas) hay 541 has. de sembrados ilícitos en cinco de sus nueve corregimientos. Según el Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (Simici), en 2008, se erradicaron manualmente 199 has. La elaboración se da en pequeñas “cocinas” y laboratorios móviles, donde se procesa la pasta base o el clorhidrato, que después se introduce en Brasil. En otro informe especial anexo, en la misma fecha titulado “La guerra llegó por el río”, se lee: “Según reportes de las de la autoridades locales, en 2008 hubo 31 asesinatos en Tabatinga. Y en lo corrido del 2009 van 24 muertes violentas más. En todas hubo acción de sicarios”… ““En Caballococha (Perú) se pueden comprar los insumos para preparar la pasta en las ferreterías del pueblo y la coca la venden hasta en el parque principal, a media cuadra de la comisaría”, dice José, poblador de la región”…. “El problema es de tal gravedad en suelo peruano, que en Cuchillococha, localizada a tres kilómetros del puerto de Caballococha, toda la economía cambió. Desde hace tres años los indios tikunas dejaron la pesca para dedicarse al cultivo y al procesamiento de la coca. Cultivo que hoy defienden hasta con sus vidas”. ¿Podemos imaginar siquiera lo que será en un futuro cercano el mayor pulmón verde natural del Planeta, si, este factor destructivo lo sumamos a la destrucción del bosque amazónico del Matto Groso en 501 Brasil, para la ganadería y el cultivo de soya? ¿Cómo frenar un proceso destructivo que se halla en manos criminales y proclives intereses económicos sin compromisos con el Medio Ambiente, con el bienestar de la Humanidad, sino sólo con su capacidad de generar lucro? Si esas amenazas no son conjuradas por los medios de que disponemos en la Región, si las autoridades latinoamericanas no toman en serio el problema, nada raro sería que otras naciones que tengan consciencia del perjuicio causado en su población consumidora, tome la iniciativa, y los pocos derechos soberanos que nos quedan, y el respeto que merezca nuestra dignidad, de “hombres libres”, bastante ultrajada por el Crimen, la manipulación de la corruptela política, y las disparatadas ambiciones políticas de no pocos caudillos regionales, hagan que pierda, por completo, su significado. Los capos de la Mafia, -el nombre que entre nosotros se le da a los empresarios “criollos” del crimen-, y sus “Gestalts” o “totalidades” de distinto orden, establecidas para garantizar el rendimiento económico que buscan y un flujo financiero que mantenga su solvencia económica global, para sus negocios, sus actividades y las empresas que impulsan, se han transformado en una <<amenaza real>> para todas las sociedades libres del Mundo, para la Humanidad, como un todo. Ello ocurre, dado que han adoptado un modelo muy exclusivo de conducta, una manera típica de estructurar alianzas y carteles, de comprometer a sus socios de empresa, de pagar y cobrar sus deudas, de cobrarse sus traiciones e infidelidades, de encubrir sus actividades y su vida con gran sigilo y manteniendo su bajo perfil, dado que poseen su propio código de honor que garantiza rigurosamente su cohesión y disciplina con métodos brutales, dentro de una organización jerárquica – paramilitar intransigente y absolutista, todo muy semejante en su manera de operar a como operan las mafias sicilianas de mediados del siglo XX, en Italia y en EE. UU. Ellos reclutan gente madura y niños, y luego es casi imposible salir vivo de la organización, renunciar a los cargos, y declinar compromisos adquiridos; en sus relaciones exteriores, hacen caso omiso de cualquier valor ético que no le convenga a sus intereses y capitalizan, exclusivamente a su favor y en beneficio exclusivo de sus propios fines, cualquier acuerdo con el exterior. 502 Funcionan de manera un poco similares a las organizaciones militares estructuradas por las autoridades de los Estados socialistas del siglo XX, y duplicadas a lo largo y ancho del Mundo, en forma de “ejércitos populares de liberación”, para atacar a las débiles estructuras políticas de naciones “democráticas” como la nuestra, para tomarse el Poder. Y lo lograron, durante el siglo XX en casi la mitad del Planeta. Por mucho tiempo, me consta, como en nuestro país, Colombia, fue sembrada, con una propaganda intimidante y paralizante, la especie de que semejantes fuerzas militares eran imposibles de derrotar. Las campañas de propaganda en universidades, en colegios de secundaria, el intento de estructurar células de lucha, “quintas columnas”, principalmente destinadas a preparar el asalto final de la subversión, y la extensión progresiva de las fuerzas guerrilleras, partiendo del Magdalena Medio hacia el resto del país, anunciaban la caída definitiva del Estado colombiano en manos de las fuerzas guerrilleras, como Cuba, y en todos los medios juveniles se esperaba el hecho como algo imparable. En América Latina en varios países se cometió el error de confundir la seguridad nacional con su desestabilización institucional, para darle paso a regímenes militares, que, con su comportamiento autoritario, apenas lograron que la población girara más a favor que a contra de la conspiración marxista, aunque la pararon a un precio impagable en naciones con alguna tradición democrática. En Colombia ha pasado lo contrario: La experiencia vivida por décadas de violencia, en medio de un Estado de Derecho confuso, vacilante, corrupto y pésimamente administrado, nos aportó una lección diferente, su pueblo ha girado hacia la derecha, y respalda hoy más que nunca, a regímenes políticos que actúen sin vacilaciones y con determinación, contra aquellas fuerzas conspiradoras que acariciaron un día el sueño de ser dueñas de nuestra suerte. Hoy día, en Colombia, entendemos que es necesario secundar la lucha denodada contra esas fuerzas desestabilizadoras, y la preparación sicológica y material necesarias para avanzar en ella con éxito, con programas destinados a fomentar el empleo, el trabajo honesto, los negocios, el empresarismo y un liderazgo innovador de la Sociedad, que llenen el “hueco”, el vacío dejado, no sólo por la guerra y la violencia originadas allí, sino por efecto de una “globalización 503 económica” adelantada, sin la menor consideración por las naciones del Mundo y sus pueblos, fue adelantada, en pos de su monopolio del poder económico, por unos cuantos líderes financieros planetarios, quienes confiados en la autoridad que le conferían su experiencia y sus conocimientos en el tema económico, se dedicaron a <<asimilar e incorporar>>, lo más granado de la economía del Planeta a sus propiedades y a sus organizaciones jerárquicas. Este proceso requiere que se adelante un estudio muy profundo y minucioso, que está fuera de mi alcance. Sin embargo, puedo aportar un testimonio personal, que merecería un trabajo por fuera de esta obra, que afectó las economías y las fortunas de muchas familias conocidas, incluida la mía propia. Puedo asegurar, que el gran asalto de la economía colombiana se inicia cuando los carteles de la droga, por allá en los años setentas y ochentas, en la época de su mayor esplendor, empezaron masivamente su “lavado de activos”, importando a Colombia mercaderías de múltiple clase, como telas, herramientas, maquinaria, juguetes, muebles, cigarrillos licores y muchas cosas más, comprándoselas al por mayor, a las compañías productoras, que se prestaron a negociar, en razón de los volúmenes de compra, a precios más bajos que los usuales para sus distribuidores oficiales dentro del país. La clientela local de empresas serias y honestas como Almacén Universal de Medellín, como talleres de reparación de automotores, empresas industriales, de transporte, etc., empezó a recibir ofertas de menor precio que el precio oficial al menudeo de las mismas. Lo mismo les ocurrió a los negociantes de telas y confecciones. A sus almacenes empezaron a llegar desconocidos en actitud amenazante, con portafolios de telas a menos precio y productos de confección a precios más bajos que los nacionales. Ese proceso se inició, pues, con el asalto a las economías locales a través de “ofertas más competitivas” (léase “ofertas desleales”), en los mercados internos, legalmente o a partir del contrabando, provocando su quiebra en grande escala, y luego se dedicaron a comprar ventajosamente cadenas enteras de empresas, para asegurar su dominio y su control jerárquicamente, en perjuicio de nuestra independencia social y política, de nuestras oportunidades de trabajo, de nuestras 504 oportunidades de negocios, de nuestra independencia económica, de nuestro nivel de vida y nuestro bienestar. Si las jerarquías de la Iglesia Católica Romana de finales de la Edad Media, con sus deslices éticos, con su arrogancia, con su dogmatismo, con su complacencia con los poderes temporales de los monarcas europeos, se despertaran un momento hoy de su letargo mortuorio, y pudieran ver el estrépito de la caída de los regímenes absolutos absurdos, y pudieran ver el engendro político que generó la anarquía resultante, por falta de una dirección idónea, tina y de altura ética conveniente, no desearían otra cosa que volver a sus sepulcros. Porque es de allí que ha surgido la Ilustración, el pensamiento positivo, con su materialismo y su exclusión de todo pensamiento tradicional, de disciplinas como la Filosofía, las Humanidades, etc. Es allí donde el vulgo burgués independiente individualista y miope, pretendió imponer su espíritu, esencialmente mercantil, en un Mundo que era mucho más que eso. El debate renacentista sobre el Hombre nunca llegó a su fin; simplemente se diluyó en medio de las luchas ideológicas, cada una defendiendo su propia visión ortodoxa, su propio modelo político, su propia concepción del Estado, del ciudadano, de la Sociedad, y todo, enmarcado en un valor único y excluyente que le da sentido al ciudadano, al trabajo, a los negocios, a la política, a la vida humana: el principio del Lucro, lo que tenía que engendrar su consecuencia: el problema de la Usura. Por eso pienso, que todo lo que está pasándonos hoy es el producto de colosales errores estratégicos de orden histórico y orden político. Errores estratégicos que se originan en visiones demasiado cortas sobre circunstancias que decían muchísimo más de lo que en ellas fue leído. La actitud firme de Martín Lutero, tal vez un poco confusa, pero bien cimentada en el espíritu vertical teutón y su categoría de las lealtades humanas, aunque no produjo el mejor resultado, podría ser reinterpretada en nuestro tiempo, y estoy seguro que resultaría ser de gran valía para entender un poco mejor las experiencias que viven hoy pueblos como el colombiano. ¿Puede una sociedad como la norteamericana, darse el lujo de las ambivalencias morales, tal como aquella que le permitió a muchos de 505 sus industriales y comerciantes ceder a la demanda de delincuentes internacionales, para crecer un poco más, económicamente, sin ensuciar su imagen comercial, o lastimar