del hombre

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LIBRO 1
ÉTICA
Visión de una práctica ética comprehensiva para llegar al
entendimiento de los hombres entre sí y de éstos con la
Naturaleza
CONTENIDO DE TODA LA OBRA
LIBRO 1
ÉTICA
La necesidad de una ética práctica para, llegar al entendimiento de
los seres humanos entre sí y de ellos con la Naturaleza.
CAPÍTULO 1
PROYECCIONES DE LA NATURALEZA HUMANA
1.1.0 El orden social del prehomínido. El orden social de la
manada
1.2.0 La “historia” de Adán y Eva es todavía una realidad vigente
1.2.1 La Razón, el nuevo ingrediente de la Creación
1,2.2 ¿Cuál es el papel de la razón en el ordenamiento de la Vida?
1.2.3 El dilema fundamental para el ser humano en relación con la
Naturaleza: ¿Relación d Poder o de liderazgo?
1.2 4 Síntoma de dominación del líder: El Carisma
1.2 5 Síntomas del efecto sinergético de la acción del líder: La fe
de sus seguidores
1.2 6 Consecuencias de la experiencia de la fe: La autoridad del
líder o, en caso contrario, su negación: El escepticismo
1.2.7 La autoridad del líder, consecuencia de la fe: Origen del
orden social eficaz, de la disciplina auténtica dentro del orden
establecido
1.2.8 ¿Es posible forjar nuevos usos, nuevas costumbres, nuevos
órdenes, nueva cultura?
1.3.0 La Ética
1.3.1 El lenguaje, expresión del carácter, camino del
entendimiento
1.3.2 La solución verbal de los conflictos
1.3.3 La Cultura de la Vida: La liberación del espíritu humano de
las garras del primitivo animal prehomínido
2
1.3.4 La liberación del espíritu humano de la tiranía, de la
hegemonía, de la dependencia, del dominio indiscriminado de los
hombres poderosos.
1.3.5 La liberación del espíritu humano de los condicionamientos,
de los determinismos de la Cultura.
1.3.6 El pensamiento utópico, como herramienta para la
liberación del espíritu humano.
CAPÍTULO 2
DEL MITO A LA RAZON
2.1.0 El principio de la razón.
2.2.0 Respuesta humana a sus retos vitales.
2.3.0 La noción de deidad
2.3.1 la imagen de los dioses en la mente humana de la
modernidad.
2.3.2 La deificación de los fenómenos de la Naturaleza, y su
relación con la experiencia inmediata del hombre al entrar en
contacto con ellos
2.3.3 ¿Son razonables las luchas religiosas, desde el punto de
vista del presupuesto de la fe?
2.4.0 La sustitución en las sociedades secularizadas del
pensamiento religioso por el pensamiento ideológico.
2.5.0 ¿Es posible la construcción de una ética universal?
2.6.0 El trabajo de desarrollar las herramientas idóneas para la
interacción social justa.
2.7.0 El Estado moderno y sus compromisos humanos.
LIBRO 2
GLOBALIZACIÓN ECONOMICA
¿Oportunidad o frustración?
CAPÍTULO 3
3
TEMA ESTRATÉGICO DE FONDO EN LA POLITICA
CONTEMPORÁNEA
3.1.0 La política internacional.
3.2.0 El tema de la Globalización.
3.2.1 La globalización bipolar.
3.2.2 La globalización del Mundo en los tiempos finales del
Imperio Castellano.
3.2.3 La globalización anglosajona
3.2.4 La globalización mirada desde un ángulo moderno.
3.0.0 ¿Tiene o no tiene la Vida su propio sentido?
3.1.0 El eje de la respuesta: La propuesta del Amor
3.5.0 El proceso de la energía
3.6.0 La consciencia de la realidad actual
CAPÍTULO 4
LA CONSCIENCIA DE SÍ MISMO
4.1.0 Las preguntas fundamentales.
4.2.0 ¿Puede la Ciencia afrontar el reto de proponer las bases
físicas de una humanidad sostenible?
4.2.1. La navegación oceánica.
4.2.2 Otros horizontes de la Ciencia
4.2.3 La visión del conflicto.
4.3.0 ¿Podemos contar con el apoyo de la Ciencia en el esfuerzo
serio de prescindir de la Guerra?
4.3.1 Algunas consecuencias de los cambios en el
comportamiento de la Naturaleza Humana por acción del
Hombre.
4.3.2 La herencia de su vieja condición animal.
4.3.3 ¿Podría ser la globalización, como ha sido planteada, acaso
un enorme e imprático absurdo?
4.3.4 El etiquetado de los hombres, ¿un sofisma de distracción?
4.3.5 La globalización al estilo propuesto por las grandes
potencias económicas del Planeta.
4
4.4.0 El inhóspito medio siberiano modela muchas de nuestras
viejas costumbres y tradiciones políticas.
4.4.1 Los tonguses
4.4.2 Los vogules, los ostiakos y los samoyedos, los mongoles,
los tchouktche, los koriakos. Los kamtchadalos.
4.4.3 Los turcómanos.
4.4.4 Los kirguishes.
CAPÍTULO 5
LAS CONDICIONES CIVILIZADAS DE VIDA
5.1.0 La Realidad
5.2.0 El conocimiento de la Realidad
5.3.0 El pensamiento científico
5.4.0 Derribando paradigmas científicos
5.5.0 El legado imperecedero de la cultura cristiana occidental a
los pueblos americanos.
5.6.0 De cara a un cambio de actitud frente a las propuestas éticas
de la civilización moderna occidental
5.7.0 Influencia del conflicto generado entre el mundo moderno y
la ciencia contemporánea en el desempeño del técnico y del
ingeniero
5.8.0 La crisis del ingeniero en Colombia
5.9.0 Consecuencias del rompimiento del eje cultural de
Occidente en la cultura contemporánea
5.10.0 Una consecuencia de los descubrimientos científicos de la
actualidad: La necesidad de un nuevo encuentro del Hombre con
la Naturaleza
5.11.0 El origen del comportamiento de los occidentales y su
forma de hacer cultura.
5.12.0 ¿Son o no una realidad, la madurez mental de la Ciencia,
de la Cultura Occidental?
5.13.0 ¿Qué podría significar todo aquello para el científico, el
técnico, el ingeniero actuales?
5.14.0 Cambios importantes en la mentalidad de Occidente
generados por la experiencia científica
5
5.15.0 Una mirada retrospectiva. Una mirada dentro de nosotros
mismos
5.16.0 Una utopía digna de realización
5.17.0 Una noción de ecología humana, consecuencias de su
aplicación a la vida humana
5.18.0 Avances científicos que abren nuevos horizontes en el
conocimiento de la Realidad.
LIBRO 3
EL PENSAMIENTO CIENTÍFICO
OCCIDENTAL
CAPÍTULO 6
ORIGEN, APLICACIONES
6.1.0 Introducción al pensamiento científico
6.1.1 Qué es el pensamiento científico
6.1.2 La lógica científica
6.1.3 El lenguaje científico
6.1.4 La experimentación. Los modelos experimentales
6.1.5 El desarrollo y significación de los instrumentos de
observación
6.2.0 La dinámica del pensamiento científico. El rompimiento de
paradigmas del pensamiento científico.
6.2.1 El origen humilde de la Ciencia
6.2.2 El mundo que supera la Ciencia como disciplina reconocida
6.3.0 Empieza a romperse el eje de la Cultura
6.4.0 La Gran Controversia
6.5.0 El gran conflicto ético entre la Reforma y la Contrarreforma
6.6.0 La extraordinaria obra misional de los jesuitas en América y
Asia
6.7.0 Influencia del pensamiento científico en la vida cotidiana
CAPITULO 7
6
LA TECNOLOGÍA
7.1.0 La Técnica
7.2.0 La dinámica de la tecnología
7.3.0 El valor de la tecnología Obsolescencia de los modelos
científicos y tecnológicos. El rompimiento de paradigmas
7.4.0 El aporte de la técnica a la vida cotidiana
7.4.1 La Revolución Industrial
7.4.2 El espíritu de los hombres que lograron la Revolución
Industrial
7.4 3 El movimiento obrero. Antecedentes de la Revolución Rusa
de Octubre de 1917
7.4.4 La transformación de las sociedades tradicionales en
sociedades urbanas
CAPITULO 8
LA INGENIERIA
8.1.0 La solución práctica de los problemas humanos. Uso
racional de los recursos naturales.
8.2.0 Uso de los recursos naturales en la industria humana.
Instrumentación de la Industria. Reutilización y reciclaje de
deshechos. El equilibrio Ecológico
8.3.0 El manejo de la Crisis por los Ingenieros. La crisis de la
Ingeniería
8.4.0 La influencia de la Ingeniería en la vida cotidiana
8.4.1 El proyecto de ingeniería más grande en 4.000 años desde
Keops, cambia la suerte de una nación
LIBRO 4
ANTECEDENTES HISTÓRICOS
CAPÍTULO 9
DEL GENIO HUMANO
7
9.1.0 Las raíces del europeo que partió la Historia Universal en
dos con el descubrimiento de América.
9.2.0 De la economía primitiva a la economía contemporánea.
9.2.1 De la caza y la pesca.
9.2.2 La Rueda
9.2.3 El manejo de los metales
9.2.4 La Guerra
9.2.5 La Navegación
9.3.0 De Stonehengue al urbanismo actual. El desarrollo
industrial
9.3.1 En la Europa antigua
9.3.2 En la América primitiva
9.3.3 La evolución de las culturas americanas hasta su
reencuentro con el Viejo Mundo
9.4.0 El desafío que representa para el científico el medio social
actual
9.5.0 El establecimiento de estructuras sociales humanas para el
desarrollo de empresas colectivas
9.6.0 Reparos a la “ciencia ficción” como medio eficaz para la
ambientación de las mentes jóvenes al mundo moderno
9.7.0 El nuevo reto de las Ciencias: Darle las oportunidades al
Hombre, no quitárselas
9.8.0 El Hombre tiene habilidades para moverse en los espacios
del espíritu. Es esencialmente espiritual
LIBRO 5
EL HOMBRE EN AMERICA
CAPITULO 10
LAS CULTURAS DE MESOAMÉRICA
10.1.0 Los pueblos originarios
10.2.0 Los huastecos y otros pueblos inmigrantes
10.3.0 Las culturas superiores de Mesoamérica
8
10.4.0
10.5.0
10.6.0
10.7.0
10.7.1
10.7.2
10.6.0
10.6.1
10.8.2
10.8.3
10.8.4
10.8.5
10.9.0
Los Aztecas
Las culturas de Zacatenco y Ticomán
Las culturas de Coloma y Nayarit
El pueblo tarasco
El pueblo tarasco
La cerámica tarasca
La cultura olmeca
La cerámica olmeca
La escultura olmeca
El país olmeca
La arquitectura y el urbanismo
Los tesoros artísticos
La cultura teotihuacana
CAPÍTULO 11
EL IMPERIO AZTECA
11.1.0 El significado de la religión
11.2.0 Algunos aspectos de la vida material
11.3.0 Algunos aspectos de la vivienda y el urbanismo
11.4.0 La escultura azteca.
11.5.0 La pintura19.6.0 Aspectos de su estructura política
11.7.0 Aspectos de la industria artesanal
11.8.0 La metalurgia y los trabajos en plumas, piedra y otros
CAPITULO 12
LA CULTURA MAYA
12.1.0 El Medio Natural. La Economía. Su área de dispersión
12.2.0 La historia maya
12.2.1 El Viejo Imperio y su cultura
12.2.2 El urbanismo
12.2.3 La población y su legado cultural
12.2.4 El Clan, base de la organización social
12.2.5 Las demandas de su vida cotidiana tipifican su industria
12,2.6 La agricultura y el espacio para la civilización
9
12.2.7 Copán: El centro científico. La Meca del arte y la
civilización maya
12.8.0 La lectura de los jeroglíficos mayas
12.2.9 La decadencia del Viejo Imperio
12.2 10 El testimonio arqueológico
12.2.11 El testimonio documental
12.2.12 El Nuevo Imperio maya
12.2.13 Significado universal de la cultura maya
12.2.14 La religión de los mayas
CAPÍTULO 13
LAS ANTIGUAS CULTURAS DEL PERÚ
13.1.0 La era incipiente
13.1.1 El período pre – agrícola
13.1.2 El período agrícola antiguo
13.2.0 La era del desarrollo
13.2.1 El período formativo
13.2.2 El período cultista
13.2.3 El período experimental
13.3.0 La era floreciente
13.4.0 La era climática
13.4.1 El período expansionista
CAPÍTULO 14
EL IMPERIO INCA
14.1.0 La historia
14.2.0 La vida económica
14.2.1 La caza y la pesca
14.2.2 La cría de animales domésticos
14.2.3 La agricultura
14.2.4 La preparación de los alimentos
14.2 5 El vestido
14.2.6 El ciclo de la vida de las personas
14.2.7 La arquitectura y el urbanismo
10
14.2.8 Otras obras de ingeniería: Caminos, puentes y obras de
riego
14.2.9 El uso de los caminos. El transporte. Las comunicaciones.
14.2 10 La mayor expresión de plenitud artística peruana: Los
textiles
14.2.11 La cerámica. La metalurgia. Otras artes menores
14.3.0 La organización social
14.4.0 La organización política
14.5.0 La Religión
14.5.0 Algunos aspectos de la vida intelectual
CAPITULO 15
LOS PUEBLOS DE LA REGIÓN SEPTENTRIONAL
OCCIDENTAL DE SUR AMÉRICA
15.1.0 Panorama humano general
15.2.0 Las migraciones y las interacciones entre las poblaciones
aborígenes en Sur América septentrional
15.3.0 La arquitectura, La vivienda La agricultura
15.4.0 La Agricultura El transporte. Las vías. Las comunicaciones
15.5.0 El transporte, las vías, las comunicaciones La metalurgia
15.6.0 La Metalurgia.
15.7.0 Los hilados y tejidos. El Arte rupestre. La cerámica. La
Escultura. Otras artes
15.7.1 El arte rupestre
15.7.2 La cerámica.
15.6.3 La escultura.
15.8.0 La organización social. La familia. El parentesco
15.9.0 Algunos aspectos de la organización política
15.10.0 La visión religiosa y el culto
15.11.0 Similitudes con las culturas peruanas
15.12.0 Extensión de la memoria americana sobre su tradición.
Testimonios Sobre su vida cotidiana y acerca de su proyección
espiritual.
CAPÍTULO 16
11
EL CHOQUE DE DOS MUNDOS
16.1.0 ¿Acaso tienen alma los indios americanos?
16.2.0 A pesar de la oposición de los intereses creados las
misiones jesuitas demostraron que es posible el rescate del
Hombre; Todavía más, que debería ser considerado un proyecto
político inaplazable
16.3.0 El mundo feliz posible
16.4.0 Hacia la búsqueda de un sincretismo cultural
LIBRO 6
LA ENERGÍA; COMBUSTIBLE DE LA VIDA
CAPÍTULO 17
NUESTRO HOGAR UNIVERSAL
17.1 0 El impulso primigenio y la evolución del Universo.
17.1.1 El Big Bang
17.1.2. La formación del primer elemento de la Tabla Periódica:
El Hidrógeno
17.1 3 Las primeras generaciones de estrellas
17.1.4 La formación de los elementos más pesados. La formación
de los sistemas estelares de segunda generación
17.1.5 La Materia: ¿Una forma de “condensación” de la Energía?
El proceso de la Evolución.
17.1.6 El Universo: Colosal escenario de la Vida
17.1.7 La Vía Láctea: Nuestra galaxia
17.1.8 Nuestro sistema solar. Desarrollo local del proceso de la
Energía
17.2.0 El Ciclo del Carbón: El sistema fundamental de la
economía de la Vida.
17.2.1 El “Árbol” de la Vida, y la interacción de sus “ramas” en
cada hábitat. La ecología natural. Mantenimiento y regeneración
del Medio Ambiente. La Ecología Natural. Simbiosis con la
especie humana. Relaciones con su “liderazgo” interespecífico.
12
17.2.2 La Economía Humana vista como un capítulo de la
Economía Natural
17.2.3 El proceso de la evolución con rostro humano
17.3.0 Las Leyes de la Termodinámica. El concepto de Entropía.
17.3.1 Aplicaciones generales de las leyes de la Termodinámica
17.3.2 Aplicaciones de las leyes de la termodinámica a la
economía de la Vida y a la economía humana
CAPÍTULO 18
EL SIGNIFICADO CÓSMICO DEL TRABAJO HUMANO
18.1.0 La visión del Trabajo desde el punto de vista de la
Ergonomía
18.1.1 El funcionamiento del cuerpo como “instrumento” de
trabajo del sujeto humano.
18.1.2 El rendimiento en el trabajo y en el deporte. Los deportes
de alto rendimiento
18.1.3 La Ergonomía como materia interdisciplinaria de la
Ingeniería y la Medicina
18.1.4 La Energía, su obtención y disposición: Propósitos básicos
del Trabajo
18.1.5 La movilización y transformación de los recursos naturales
18.1.6 El Trabajo visto como una opción de “encuentros” <<no
fortuitos>> del Hombre con los demás seres de la Naturaleza.
18.2.0 Algunas categorías económicas expresadas en términos
ergonómicos. Aplicación del cálculo vectorial al estudio del
balance económico. Efectos a corregir, en las aplicaciones
perversas de la tecnología electrónica a los conceptos
desactualizados de la Economía Clásica: La deformación y el
empobrecimiento de la visión de la persona humana.
18.2.1 La unidad de medida del valor económico del Trabajo: El
Ergio.
18.2.2 Valor económico – social de la salud física y mental.
18.2 3 Especificaciones de las cargas de trabajo.
18.2.4 Los requerimientos nutricionales. Las condiciones
ambientales para los altos rendimientos
13
18.2.5 El cuerpo humano como “activo” básico para aprovechar
en el Trabajo.
18.3.0 La estructura social vista como un “supracuerpo”.l
18.3.1 El cálculo económico del valor de los riesgos.
18.4 0 La noción de Industria
18.4.1 Cálculo del costo.
18.4.2 Las líneas de abastecimiento
18.4.3 El “Mercado”. Estructura, dinámica, personalidad.
Tendencias, modas, relaciones con la Cultura
18.4.4 Los problemas que soluciona la Industria
18.4.5 El control ciudadano de la actividad pública, Una
“auditoría” muy singular.
18.4.6 Infraestructura Industrial, infraestructura de poblamiento.
Desarrollo urbanístico y de infraestructura
18.4 7 El manejo económico y el liderazgo de la gestión industrial
18.4 8 El apoyo estratégico del Trabajo y el desarrollo de la
consciencia del consumidor
CAPÍTULO 19
LA INDUSTRIA ALIMENTARIA: UN ENFOQUE
NOVEDOSO DEL TEMA
19.1.0 No hay una identidad clara ni una visión integral de la
Industria de Alimentos
19.1.1 Hay millones de empresas que ofrecen “comida” para
cubrir la “demanda” de alimentos
19.1.2 La noción del consumidor acerca de sus necesidades
nutricionales. Racionalización de la educación, desde el punto de
vista de la nutrición optima.
19.1.3 Las tendencias económicas en la evolución de la demanda.
La nueva consciencia del bienestar.
19.1.4 Necesidad para el empresario de conocer acerca de los
requerimientos nutricionales de su cliente
19.1.5 El ajuste de la oferta industrial de alimentos con los
requerimientos nutricionales del consumidor
19.2.0 La salud a partir de la buena nutrición
14
19.2.1 Presupuesto de vida, de rendimiento ocupacional,
requerimientos de servicios de salud y seguridad social
19.2.2 Optimización de la inversión en los recursos humanos, en
el aparato productivo y en la seguridad social
19.3.0 El desarrollo de un plan coherente de ofertas para una
industria de alimentos con visión global
19.3.1 Desarrollo de fuentes de abastecimiento primarias
confiables en la tierra y en el mar
19.3.2 Influencia de las formas de tenencia de la tierra en la
eficiencia de su uso como fuentes de recursos primarios para la
alimentación.
19.3.3 Requerimiento de la planificación integral vertical de los
empresarios a lo largo de toda la cadena de abastecimiento.
LIBRO 7
CAPÍTULO 20
DEL CAOS, DE LA ANARQUÍA AL ORDEN
20.1.0 El lenguaje que uso, por naturaleza, el que usa todo ser
humano, es un lenguaje simbólico
20.2.0 La implementación de una ética práctica
20.3.0 La “Psicología de la Forma” y la visión en profundidad de
la Realidad
20.4.0 El Enfoque técnico fundamental: El aprovechamiento de
las fuentes energéticas del Sistema Solar
APÉNDICE:
Encíclica “Caritas in Veritate” de Benedicto XVI. Ver:
http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/encyclicals/docu
ments/hf_ben-xvi_enc_20090629_caritas-in-veritate_sp.html
15
CONTENIDO DE ESTE LIBRO
CAPÍTULO 1
PROYECCIONES DE LA NATURALEZA HUMANA
1.1.0 El orden social del prehomínido. El orden social de la
manada
1.2.0 La “historia” de Adán y Eva es todavía una realidad vigente
1.2.1 La Razón, el nuevo ingrediente de la Creación
1,2.2 ¿Cuál es el papel de la razón en el ordenamiento de la Vida?
1.2.3 El dilema fundamental para el ser humano en relación con la
Naturaleza: ¿Relación d Poder o de liderazgo?
1.2 4 Síntoma de dominación del líder: El Carisma
1.2 5 Síntomas del efecto sinergético de la acción del líder: La fe
de sus seguidores
1.2 6 Consecuencias de la experiencia de la fe: La autoridad del
líder o, en caso contrario, su negación: El escepticismo
16
1.2.7 La autoridad del líder, consecuencia de la fe: Origen del
orden social eficaz, de la disciplina auténtica dentro del orden
establecido
1.2.8 ¿Es posible forjar nuevos usos, nuevas costumbres, nuevos
órdenes, nueva cultura?
1.3.0 La Ética
1.3.1 El lenguaje, expresión del carácter, camino del
entendimiento
1.3.2 La solución verbal de los conflictos
1.3.3 La Cultura de la Vida: La liberación del espíritu humano de
las garras del primitivo animal prehomínido
1.3.4 La liberación del espíritu humano de la tiranía, de la
hegemonía, de la dependencia, del dominio indiscriminado de los
hombres poderosos.
1.3.5 La liberación del espíritu humano de los condicionamientos,
de los determinismos de la Cultura.
1.3.6 El pensamiento utópico, como herramienta para la
liberación del espíritu humano.
CAPÍTULO 2
DEL MITO A LA RAZON
2.1.0 El principio de la razón.
2.2.0 Respuesta humana a sus retos vitales.
2.3.0 La noción de deidad
2.3.1 la imagen de los dioses en la mente humana de la
modernidad.
2.3.2 La deificación de los fenómenos de la Naturaleza, y su
relación con la experiencia inmediata del hombre al entrar en
contacto con ellos
2.3.3 ¿Son razonables las luchas religiosas, desde el punto de
vista del presupuesto de la fe?
2.4.0 La sustitución en las sociedades secularizadas del
pensamiento religioso por el pensamiento ideológico.
2.5.0 ¿Es posible la construcción de una ética universal?
2.6.0 El trabajo de desarrollar las herramientas idóneas para la
interacción social justa.
17
2.7.0 El Estado moderno y sus compromisos humanos.
18
CAPÍTULO 1
PROYECCIONES DE LA NATURALEZA HUMANA
Para una persona madura, con un determinado carácter inscrito en
su memoria consciente y subconsciente, con alguna consciencia
de sí misma, es perfectamente normal que se ocupe
cotidianamente de su suerte, de la manera como están implicadas
en ese juego sus actitudes internas y su actividad, de la manera
como ella interactúa socialmente con otras, y es perfectamente
normal que, en cuanto ésta empieza a ser oscura, indeterminada,
incierta, insegura, aparecen las alarmas biológicas que la
predisponen a la acción adecuada de defensa.
Para empezar, creo tener plena consciencia de mi individualidad,
de los motivos personales que me han movido a realizar este
trabajo. Me considero un ser humano afortunado de vivir todavía,
en medio de tantos seres humanos, de todas las vertientes de
sangre, de pueblo, de cultura imaginables, cuyas vidas convergen
en las diversas sociedades urbanas colombianas, igual que en
cualquier ciudad del Mundo, en la procura de forjarse una vida
decente, <<según le dicte su propia iniciativa>>. Considero
impropio de mi parte, irrespetuoso del genuino modo de pensar de
los demás, de su derecho a su autonomía en la manera de
interpretar su experiencia, que me crea autorizado a hablar en su
nombre; solamente hablo, por lo tanto, en mi propio nombre, de
mis percepciones, de mis visualizaciones, de mi opinión, de mis
propios compromisos, sinceramente, honestamente.
Soy consciente, también, de que <<mi formación es producto del
entorno social en que me crié>>, que me aportó su lenguaje, sus
códigos de interpretación de la experiencia cotidiana, sus valores,
su historia, su visión de futuro, soy consciente también del trabajo
aportado por mis padres, por mi familia sobre mí, del efecto de
los acontecimientos cotidianos y socialmente relevantes que, en
su complejidad natural, me afectaron física y espiritualmente,
determinaron la dimensión de mi vida espiritual, modelaron mi
alma. Por eso <<me considero verdadero deudor, producto y
19
parte de mi comunidad>>, aquella que denominamos con un poco
de ingenuidad, pero llena de verdad, mis patrias chica, media y
grande. Por eso me siento solidario con ellas, con mis
compatriotas, y siento que, en gran parte de mi intimidad, lo que
tiene qué ver con ellos, sean de la condición social que sean,
tiene qué ver conmigo. Es claro que en mi postura personal
influye, ciertamente, que aquel mundo que en su momento forjó
la mayor parte, tal vez la fundamental, de mi personalidad,
participa pero no es el todo en el entorno en que vivo, ni siquiera
considerando que la generalidad de mi vida trascurre en la misma
ciudad en que nací. La historia de mi país en particular, de la vida
humana en general han venido cambiado sustancialmente en los
setenta y un años que tengo; precisamente aquellas que
incidieron, que afectaron directamente mi propia vida a lo largo
de esos años, mis decisiones, aquellas afectaciones sobre las que
me quise cuestionar para entender mejor cuáles fueron los
resortes que me movieron a actuar en mi vida y en la de los seres
más cercanos y dependientes de ella, como mi esposa y mis hijos.
Cambiaron las reglas del juego, cambió el escenario físico, pero,
por sobre todo, cambió el contexto humano, por lo tanto los retos
personales, las demandas de mi vida, de la vida de quienes me
rodean inmediatamente, las exigencias para lograr una interacción
constructiva para el bien de todos. Por lo tanto, la experiencia me
compromete con la tarea de ampliar y profundizar mi
conocimiento, mi comprensión de ese contexto humano, entender
los conflictos que en él se suscitan, reconocer en él las dinámicas
que se desencadenan que, en no pocas ocasiones, han arrollado
toda la sociedad colombiana, y que, en varios momentos de mi
vida, en mi caso personal, sentí cómo arrollaban mis propios
proyectos de trabajo y de vida; la experiencia me compromete con
la búsqueda de las herramientas para hacerlo tan idóneamente
como me sea posible, particularmente hoy que el trabajo de
muchos predecesores han avanzado a pasos agigantados hacia una
promesa de visión que hace pocos años era todavía intangible.
Mi compartir de esas inquietudes es consecuencia de la
consciencia que he logrado sobre los retos humanos de nuestro
tiempo, uno de ellos, el máximo, creo, es entender que nuestros
20
proyectos de vida, en el mundo complejo, convulsionado y
profundamente confundido de hoy, no se puede plantear
independientemente del contexto humano real, ni a contravía de
las dinámicas evolutivas que actúan en un momento dado en el
Mundo. De otra manera nuestra acción estaría condenada al
fracaso o a desencadenar males inimaginables a nuestra especie.
Dentro de esas consideraciones, es muy importante tener en
cuenta los puntos de partida de cualquier discusión, que nos
ubican, en el lugar y el tiempo real, en la sociedad urbana
contemporánea, donde convergen, precisamente, factores
humanos diversos de todo el universo humano del Planeta,
aunque distintamente, según el lugar donde el complejo urbano se
sitúe y según el área de influencia que abarque. Así, podemos
entenderlo, sólo con dar algunos ejemplos: Medellín, Maracaibo,
Valencia, Cádiz, New Orleáns, Estrasburgo, Marsella, Kiev,
Basora, Medina, Nápoles, New York, Los Ángeles, Atenas,
Bogotá, Lima, Brasilia, Tel Aviv, El Cabo, Delhi, Beijing, Berlín,
Damasco, Moscú, Washington, Bagdad, El Cairo, etc. En cada
lugar de aquellos, la gente tiene retos de vida expresados de
manera diferente, ciertamente, pero de manera semejante actúa
frente al caos original representado por
pobladores que
convergen en ellas y provienen de diversas regiones buscando un
lugar mejor para realizar sus propios sueños, que representan
culturas diversas que influyeron en sus personalidades, en su
manera de percibir el mundo, la realidad, en la forma de
relacionarse con otros, y animados por el afán de conservar sus
mundos o construir nuevos mundos más felices y prometedores
para ellos.
Yo presumo realidades espirituales íntimas de una diversidad
colosal, afectadas por múltiples situaciones espacio temporales,
por todas las expresiones de cultura humana presentes en el
Planeta en un momento dado, cuya influencia ha trascendido
muchas veces las fronteras individuales dejando sellos de
identidad inconfundibles, a veces violentamente, a veces, como
elementos de una formación necesaria para convivir en armonía
con los otros. En las sociedades modernas occidentales hemos
inventado las ideologías y con ellas hemos querido esquematizar
21
de manera profana, explicar mecánicamente, reducir a formas de
pensamiento teórico excluido de todo contexto humano, agrupar
y desechar a nuestro antojo, especular, tomar decisiones, elaborar
estereotipos sociales racionales, y lo más atrevido, intentar la
construcción de estructuras conceptuales para acomodar a ellas
proyectos políticos, que no tienen otra aplicación práctica que
someter a los seres humanos a nuevas formas de servidumbre.
Dentro de aquellas ideologías, en nuestro tiempo, al menos
durante los siglos XIX y XX se perfilaron y fueron protagonistas
de los más grandes conflictos y eventos históricos globales, dos
ideologías (sin contar con el fascismo y el nazismo): La ideología
liberal y la ideología socialista. Esas ideologías y sus conflictos,
han marcado profundamente a la gente que le ha tocado vivir en
todo este tiempo. A pesar de todo, en mi esfuerzo de reflexionar,
de discernir, de tratar de entender sus propuesta, su influencia en
mi consciencia, he llegado a entender que esos dos sentidos o
facetas de mi vida, lo individual y social o solidario, y las
expectativas que en mí despiertan, son mucho más el resultado de
una experiencia personal, que de un “implante ideológico”
extraño, de la praxis de una ideología teórica; a este respecto
tengo que ser claro y concreto. Tengo que advertir, además, que
la reflexión sobre este tema, se refiere a mi propia necesidad de
tener mayor claridad de consciencia sobre la realidad de mi
propio ser, sobre la realidad de mi entorno, como el contexto en
que transcurre mi vida, como una referencia social de mis
actitudes, de mis actos, de mis expectativas, de mis proyecciones
personales.
Renuncio, definitivamente a ciertas pretensiones, como autor, de
haber alcanzado una visión que toca verdaderamente algo de
universalidad en su enfoque de la Realidad, así sea absolutamente
seria la intención de abordar su conocimiento tan objetivamente
como me sea posible. No significa esto que yo me sienta ajeno a
las presiones que provienen desde fuera, particularmente, desde la
esfera de la actividad política, en el plan de hacer que yo, igual
que otros ciudadanos, tengamos que adoptar posturas respecto de
22
propuestas ideológicas de partidos, o “<<facciones”>>, cuyo
papel esencial, se considera en nuestro medio, es llevar al terreno
concreto los conflictos que se suscitan dentro del pensamiento
humano, para transferir su tratamiento a través de formas de
representación democrática partidista a instituciones como el
Parlamento. Tampoco significa que yo considere irrelevante el
significado y, aún, el valor de las construcciones ideológicas que
le dan vida a aquellos partidos o facciones sociales, máximo que
su protagonismo, se considera en nuestro mundo occidental, es el
que le da dinamismo a la vida política de nuestra sociedad, que el
eje de los grandes conflictos, enfrentamientos, revoluciones,
confrontaciones bélicas mayores y más duraderas de nuestro
tiempo, siglo XX y principios del siglo XXI, se apoya,
precisamente, en las diferencias ideológicas entre sus actores,
reduciendo (lo que no me parece muy afortunado) entre otras
cosas, el pensamiento religioso a la mera condición de una
ideología más. Sólo que yo me niego a contemplar el Mundo con
esa perspectiva. El gran pecado, para mí, del pensamiento político
de nuestro tiempo, es que se ha dado permiso de <<valorar de
igual manera>>, el producto de ciertas construcciones
individuales o promovidas por un estrecho círculo de personas,
así sean éstas muy ilustres, y se ha dado el permiso de suplantar
con éste, el conocimiento, la sabiduría, que nacen de muchas
experiencias ancestrales, de aquellas que, de alguna manera nos
están brindando el fundamento de civilizaciones que están
sustentando nuestra vida este momento, asumiendo frente a ellas
posturas arrogantes y descalificadoras. Para mí, nuestro concepto
sobre lo que son las ideologías, algo que proviene de la
“idealización” de una experiencia real vivida, se divorcia de los
elementos más importantes de su sentido en la fuente, tiene el
significado, prácticamente, de una deshumanización del
pensamiento, de un pensamiento que ha sido utilizado como
soporte para apalancar el mundo humano y sacarlo del contexto
de la vida y de su espacio en medio de la Naturaleza, con el
convencimiento, plenamente ficticio, fantasioso, soberbio, de
haberla dominado, de haber logrado la emancipación del ser
humano de sus determinantes, de ser el Hombre plenamente
dueño de su suerte.
23
Así, han nacido en nuestro tiempo, un pensamiento agnóstico, una
actitud profana, una postura secularizarte, materialista, atea,
impersonal, irresponsable, incapaz de asumir seriamente la
realidad de la dimensión espiritual (¿y por qué no, además, otras
dimensiones?) en que nos movemos conscientemente muchos
hombres. Así también, a mi manera de ver, ese pensamiento y esa
postura se cierran, han renunciado a otorgarle a la Realidad más
proyecciones que las que les permite su limitada percepción,
llegando a aceptar que la materia es solamente aquello que,
mediante sus elementos de juicio, se puede “ver y tocar”. Yo creo,
sinceramente, que el mundo que nos ha descubierto la Ciencia los
últimos cincuenta años, para no mencionar períodos anteriores de
tiempo, es testimonio suficiente para que nos demos cuenta, de
cómo ese conocimiento nos transporta a través de los modelos
ideológicos de pensamiento, construidos por el hombre,
convirtiéndolos en <<verdaderas estructuras paradigmáticas>>
que es necesario “saltarse”, para ser capaces de superarnos. Para
mi es muy frustrante la realidad que describen las palabras, que he
citado varias veces a lo largo de mi trabajo, de Fernando Savater,
conocido pensador español de nuestro tiempo, que describe a la
institución parlamentaria como “el lugar donde se lleva a efecto la
tregua de la guerra civil” [al nivel de la Nación]. ¡Tomo muy en
serio sus palabras, pero entiendo que se refieren a una realidad
que tenemos qué cambiar!
El método científico, en este caso, es un garante incuestionable en
las descripciones de los objetos motivos de su labor investigativa,
por el rigor y la lógica de su lenguaje, y es un auxiliar de inmenso
valor en cuanto a los niveles de objetividad que puede aportar su
conocimiento y el significado de sus proyecciones tanto en el
tiempo como en el espacio social. Pero de ninguna manera puede
considerarse la Ciencia como sustituto de cualquier otra fuente de
conocimiento. Yo me he apoyado en el método científico en ese
sentido, como una herramienta de trabajo en el ejercicio de mi
disciplina, la ingeniería, la que, por otra parte, me ha permitido
escoger un enfoque adecuado a soluciones técnicas que pueden
24
ser, dentro del tiempo, adecuadas a los problemas humanos tal
como se plantean en cada momento.
Las referencias que consulté, las lecturas, los innumerables
diálogos con amigos, con personas conocidas que me lo
permitieron, el enfoque que de ellas obtuve, igual que el
conocimiento obtenido a partir de mi formación inicial, los datos
de la experiencia que esa formación me permitió percibir, a lo
largo de las actividades que desempeñé durante toda mi vida y de
mis interacciones cotidianas con el ambiente social que frecuenté,
y la reflexión que me permitió integrar todo ello en un cuerpo
sólido de conocimiento, al menos para las exigencias, en términos
del rigor metodológico que yo me he impuesto, dentro de mis
propios recursos lógicos y matemáticos, han cambiado
definitivamente mi personalidad, mi manera de ver el Mundo, mi
manera de entender mi propia actitud frente a mi entorno social y
de entender la actitud de mi entorno social frente a mi presencia,
mis tradiciones, mi pasado, y su significado en mi presente, las
proyecciones que tejo yo y las que se tejen en mi entorno social y
su significado en mi vida futura y la vida futura de la sociedad en
que vivo.
Cuando empecé este trabajo hace unos cinco años, quizás mi
actitud fue mucho más arrogante, me sentí más autosuficiente,
pensé que mi visión científica y técnica me daba autorización para
hacer una presentación del tema con más propiedad que otros para
defender sus puntos de vista. Pero a medida que avanzaba me di
cuenta de cuán aislado me encontraba, cuán limitada era mi
intuición, mi visión original del tema, el horizonte de mis propios
conocimientos, cuán ambicioso era el proyecto de esta obra,
cuánto le faltaba a mi “verdad” para ser, al menos parte, de una
verdad universal (en un lugar concreto del Espacio-tiempoespíritu), ni más ni menos, que por ser, apenas un aporte, en el
mejor de los casos, comparable a los que hacen los quince o
veinte miembros de mi conglomerado familiar, a los que hacen
los cinco o seis mil vecinos de mi barrio, los cuatro millones o
más habitantes de mi ciudad, para considerar los más inmediatos
y en el caso más amplio, entre los que podrían ser los aportes de
25
los seis mil seiscientos millones de seres humanos, muchos de los
cuales poseen experiencias y conocimientos mucho más dignos de
ser referidos que los míos, en este mismo instante.
Necesité un esfuerzo inmenso para superar, probablemente no
todas, pero sí muchas de las limitaciones propias del habitáculo
individual que el régimen social imperante en ni sociedad designó
para mí, desde el momento en que nací, el ambiente familiar
bastante cerrado, los privilegios sociales de que disfrutaba que no
entendía cabalmente pero que parecían devenir directamente de
mi cuna, del poder económico de mis padres, para superar la
soledad existencial que se perfilaba en mí, a medida que me
volvía adulto, para entender la necesidad progresiva de labrar mi
propio camino, de encontrar mi propia compañía, de forjar mi
propia familia, necesité hacer un esfuerzo mayúsculo para no caer
en la situación angustiosa de muchos de los seres humanos de mi
entorno, unos más y otros menos afortunados que yo, todos en
una lucha permanente por superarse y lograr su propio éxito, en
su versión de una vida mejor.
Entender un poco mejor el mundo en que vivía y los conflictos
que veía desarrollarse a mi rededor, desde el momento en que
empecé a darme cuenta que la vida de los adultos, ni siquiera en
mi entorno más cercano, era plenamente armónica, se convirtió en
un reto cada vez más apremiante. Durante mi vida matrimonial,
cuando percibí las grandes diferencias de enfoque de vida que se
manifestaban por las diferencias de género, de origen y de
carácter, entre muchas otras, propios de mi esposa y míos, y ya,
más tarde, cuando mis hijos eran mayores y se atrevían a
confrontar sus opiniones con las mías, entendí que ese reto era un
imperativo de mi vida, como persona, como esposo, como padre
y, tal vez, como ser humano. Lo poco que había aprendido en
esos aspectos lo aprendí simplemente “viviendo”. Así, que me
comprometí con ese empeño, quizás, un poco más sistemática y
ordenadamente: Reflexionando, estudiando mi experiencia más a
fondo.
26
Mi propósito, pues, no es el de exponer mi verdad como una
verdad legítima, llena de argumentos de soporte, supuestamente
inconmovibles. ¡De ninguna manera! Tampoco es el de construir
un cuerpo ideológico destinado a servir de eje a uno cualquiera de
los movimientos políticos que, ya sea pacíficamente o
violentamente, se suscitan entre nosotros, para imponerse sobre
las aspiraciones de los pueblos que los soportan, que los sufren.
No. Quiero, con mi testimonio, con mi ejemplo, estimular a otros
para que se atrevan a hacer lo mismo con sus propias verdades,
con sus experiencias, con sus conocimientos, con sus tradiciones,
con sus valores, con sus descubrimientos, o sea compartirlos,
debatirlos, controvertirlos, con confianza, con amor, con
dignidad, sin autosuficiencia, sin odios, sin resentimientos, sin
fraudes, sin intimidación, sin actitudes arrogantes, sin
prevenciones, sin traición, sin egoísmos, sin actitudes dominantes,
como los mayores aportes, los mayores exponentes de riqueza
humana de que es posible disponer en el mundo social que se va
formando, a partir del Caos del medio urbano de nuestro tiempo;
para que se atrevan a aprender a reconocernos mutuamente el
valor que representamos, cada uno en medio de la gran
comunidad de la especie humana, de la Vida, como artífice de los
logros que todos podremos alcanzar y luego disfrutar en la
sociedad cada vez más compleja del mañana; esa es la aspiración
que se encierra en el título de la Obra, “Es tiempo para el
Hombre”: la renuncia a la Guerra y a la Violencia, la reducción
del ambiente hostil y agresivo que se apodera de todas las
sociedades humanas del Planeta, y hacer efectivo el empeño de
construir una sociedad humana digna de vivirse, en donde todos
podamos soñar en caber.
¿Acaso los perfiles técnico y científico de este trabajo están lo
suficiente ajustados a los criterios exigidos por la crítica en sus
diferentes disciplinas, como para ser tenido en cuenta por el
lector, como un documento serio sobre el tema? Espero que sí, al
menos considerando mi voluntad de lograrlo, el nivel de mi
preparación académica y el juicio que mi experiencia en su
ejercicio, a través de mis observaciones y de mi desempeño en el
trabajo de toda la vida me han permitido. No obstante, no me
27
preocupan muchas deficiencias de mensaje, de forma, errores de
perspectiva, de enfoques insuficientemente agudos, de visión, y
muchos otros que podrían atribuírsele. Tengo la certeza de que el
valor de este trabajo no está representado por su alto nivel de
perfección, sino por mi atrevimiento de asumir posturas que
puedan ser duramente controvertidas, y a pesar de las
consecuencias que ello me pueda acarrear. Además, el valor que
yo mismo le asigno, es el de una contribución que deseo hacerle a
la Sociedad Humana, como compensación, muy magra por cierto,
por lo que yo recibí de ella, para ayudarle a forjar su propio bien.
Cuando decía atrás que me negaba a contemplar el Mundo y la
vida humana a través de los clisés de las ideologías, lo decía con
el mismo convencimiento que rechazo la idea de que mis
propuestas sean vistas a través de esos mismos clisés. Más
todavía, rechazo la idea de que sean vistas a través del clisé, del
“punto común”, de la <<dialéctica de izquierdas o derechas
clásicas>> estereotipo de conflicto en cuyo campo se pretende
hoy en nuestro mundo, meter y restringir el significado de todo
pensamiento de alcance político. ¿Y por qué lo hago? Lo hago,
simplemente, porque no quiero que mi pensamiento, ya sea para
exaltarlo o combatirlo, sea incluido dentro de un estereotipo
contextual al que no pertenece.
Mi propósito obedece a un objetivo, que podría ser el objetivo de
cualquier persona en el mundo de hoy: Contribuir con los
recursos que me pertenecen, a la construcción de la sociedad
humana sobre una base holística. Una base holística enriquecida
con el aporte inconmensurable de la experiencia humana inscrita
en su consciencia de la Realidad, y en su inconsciente, habida y
lograda en los millones de millones de combinaciones posibles de
los factores físicos, vegetales, animales, humanos y culturales que
la han afectado, que la afectan y que la afectarán mientras viva el
hombre, y que han sido dadas, para llegar al mundo terrestre, tal
como lo conocemos hoy.
La Naturaleza, obviamente, Dios, para quien quiera
reconocérselo, han hecho su trabajo, aunque nosotros,
28
insolentemente, agresivamente, con increíble arrogancia, lo
estamos desconociendo. Todavía más, en nuestro mundo
autosuficiente, mezquino, ciego, da la impresión de que el poderío
humano se está forjando para fines malignos, como cerrarle el
paso a la humanidad entera, y robarse sus energías y
disponibilidades en empresas que sólo le rinden dividendos a
unos pocos; se están construyendo estructuras económicas y
militares de orden jerárquico para dominar a los seres humanos y
dirigirlos a su más inicua explotación, invirtiendo en ello
cuantiosos recursos económicos y tecnológicos, hasta alterar la
consciencia, la “opinión pública” que se deberían construir
auténticamente en la ciudadanía, cuando hace ya suficiente
tiempo se conoce el valor de las sociedades pluralistas y de La
democracia participativa, como recursos técnicos, como
mecanismos aptos, entre muchos otros, para alcanzar las más altas
aspiraciones humanas. Todo esto tiene unas implicaciones de
orden ético indiscutibles, y requiere de un tratamiento profundo
con el concurso de todas las disciplinas humanas y de todas las
energías de que la humanidad disponga.
Aunque las reflexiones de contenido ético han sido escritas a la
culminación del resto del tema, por razones pedagógicas he
decidido colocarlas, a la hora de la publicación, como primer
tema a exponer. Como decía arriba, el desarrollo de las
reflexiones a lo largo de los cinco años que ha durado el trabajo,
el sentido lógico de mi propio crecimiento, de la madurez a la que
he podido llegar en mis consideraciones, me han conducido,
partiendo de muchos elementos dispersos, si se quiere, a un
proceso de síntesis, que es precisamente el que me permite intuir
un futuro deseable para la Humanidad, en su conjunto, en los
término de proyectos holísticos, cuyas imágenes, obviamente, no
me son diáfanas, en su conjunto, pero cuyas formas concretas
pueden plasmarse, poco a poco, a medida que se pongan en
práctica el diálogo, el debate, la controversia amigables, en
función de lograr las definiciones que un proyecto de tal
naturaleza amerita. De la misma manera, esos proyectos
holísticos, enriquecidos con los aportes que pueden provenir de
todas las experiencias humanas de quienes participan, representan
29
estructuras mentales comunes que pueden llegar a ser el origen de
estructuras físicas reales, de la sociedad del futuro, con sus
infraestructuras y finalidades concretas. Ese es un proyecto que
difiere radicalmente de los proyectos jerárquicos que se estimulan
constantemente entre nosotros, hoy, en todas las vertientes
políticas e ideológicas conocidas.
El publicar al principio esta área del trabajo tiene motivos
pedagógicos. Según los principios indicados por la Psicología de
la Forma, de uso común en la enseñanza de las matemáticas, pero
también útil en la enseñanza, y aplicable en la difusión en otras
áreas del conocimiento, es importante partir de la descripción del
objetivo a donde se quiere llegar. Una vez se conoce ese objetivo,
el estudiante entiende que tiene qué buscar el camino para
desembocar en él. Según el procedimiento, no se trata de
transmitir una noción, sino de fomentar la fecundidad creadora
de los estudiantes, para que ellos puedan generar sus propias
ideas y experiencias.
En nuestro caso, una adecuada manera de conducir la
comunicación de ideas, desde el punto de vista de la psicología de
la forma, generará en la mente de los interlocutores ideas
correspondientes, proporcionándole a éstas unas correspondientes
estructuras mentales que se generan a través del proceso de
interacción social. Esa interacción tiene el significado de nuevas
oportunidades de aportar dinamismo a la evolución de la Cultura,
que en nuestro tiempo se le atribuye, o le es reconocida, a la
interacción competitiva entre los partidos, en el marco de la puja
por el Poder, dentro del conflicto ideológico.
Parece curioso, pero en nuestra sociedad democrática
representativa, se le otorga mucho más reconocimiento
públicamente a través de los medios de comunicación masivos, a
la integridad de instituciones como los partidos políticos, las
grandes empresas económicas, al Estado y a sus líderes
funcionarios y representantes, a sus fueros, a su estima, a sus
derechos soberanos, al ejercicio de su libertad, que al ciudadano,
que a la persona humana rasos. Para mí, tanto la democracia
30
representativa como la organización burocrática parece que han
llegado a los límites de sus posibilidades, de su eficacia, de su
eficiencia, y eso parece muy real cuando contemplamos la
presencia casi inútil de sus paquidérmicas y costosas estructuras
jerárquicas y el estado lamentable de la corrupción humana
masiva que han provocado en el mundo actual. Para mí, al menos
sin la apertura de una auténtica, sólida y activa democracia
participativa de los ciudadanos para que puedan replicarles, para
que les dé sentido y valor, para que pueda auspiciar su
reestructuración, están caducas, son inservibles, se están
volviendo mecanismos adecuados para la perpetuación de
privilegios, para la consolidación de poderes tiránicos, “están
mandadas a recoger”. Por eso tantos dedican tanto esfuerzo y
energías en su estrategia por superarlas para callar su voz, para
suplantar, usurpar y tergiversar su opinión, para desconocer y
conculcar sus derechos, para intimidarlo, confundirlo, para
cerrarle el paso hacia una buena educación, a información veraz,
para evitar, por todos los medios, su autonomía en la acción, etc.
Y la visión de la Psicología de la Forma puede aportarnos un
nuevo horizonte multidimensional para entender, en profundidad,
cómo es la realidad en que vivimos y cuál es el alcance, en su
trascendencia real, de aquella obtusa acción que sin la menor
responsabilidad asumimos hoy. Hemos de actuar de manera muy
diferente, para la recuperación plena y puesta en marcha de un
recurso humano olvidado, abandonado y en plena decadencia,
para instaurar, tan fielmente como sea posible, el ejercicio de la
libertad de la persona humana en la escogencia de sus opciones,
lo que necesitamos, con ahínco, para acercar tanto como nos sea
posible nuestro mundo actual a sus posibilidades de redención.
“La percepción no es nunca una mera repetición del mundo
exterior, no es como si fotografiase el mundo valiéndonos de
nuestros órganos sensoriales y receptivos. Estamos tan
acostumbrados que las cosas nos parezcan tal y como las vemos
que ni siquiera pensamos que pudieran ser de otro modo. El acto
físico de percibir actitudes sensoriales lo llamamos percepción.
Pero el proceso de la percepción se diferencia mucho de la
31
sensación” (Marco Antonio Martínez. Estudiante Universitario.
[email protected] P 1).
“Si la sensación era un mero proceso receptivo, la percepción es
algo más que eso, es el conocimiento de las respuestas sensoriales
a los estímulos que las excitan. Por la percepción distinguimos y
diferenciamos unas cosas de otras, nuestro ser del mundo, nuestra
realidad de las otras cosas. La percepción supone una serie de
elementos en los que hay qué distinguir:
. La existencia del objeto exterior.
. La combinación de un cierto número de sensaciones.
. La integración de nuevos estímulos percibidos en experiencias
anteriores acumulados en la memoria.
. La selección de ciertos elementos de nuestras sensaciones y
eliminación de otros (Idem. P 1).
“En el acto perceptivo, el cerebro no solo registra datos, sino que
además interpreta las impresiones de los sentidos. La percepción
no es, pues, como la respuesta automática de una máquina, las
teclas de la máquina de escribir que al pulsarlas se disparan
automáticamente y siempre en el mismo sentido. En la percepción
la cosa ocurre de otro modo, la respuesta que se da al estímulo
viene siempre reestructurada, de tal modo que un mismo
fenómeno observado y percibido por distintas personas reciben
respuestas distintas, y es interpretado de modo muy distinto, por
un poeta, un pianista, un organista” (Idem. P 1).
“Por otra parte como no percibimos sólo por un órgano sino que
recibimos muchos estímulos al tiempo por distintos órganos
ocurre que la más leve desviación en cualquiera de los órganos
puede dar lugar a diferencias profundas en el resultado total de
nuestras percepciones. En cierto modo, la percepción es una
interpretación de lo desconocido, aunque por ser la única que el
hombre puede tener, esta le sirve para su desenvolvimiento en el
mundo. Por el cual, por otra parte se encuentra en comunicación”
(Idem. P 1).
32
“En toda percepción concurren una serie de eventos y datos
dispares que necesitan ser estructurados para poder tener una
información del mundo de fuera. Entre estos datos y elementos
distinguimos tres principales:
. RECEPCIÓN SENSORIAL: La base de la percepción es la
recepción proveniente de los sentidos. Sin la sensación es
imposible cualquier tipo de percepción. Las sensaciones no nos
llegan nunca aisladas y ni siquiera con la misma intensidad y
siempre se da un proceso de selección de las mismas, es decir, la
percepción.
. LA ESTRUCTURACIÓN SIMBÓLICA: La percepción va
siempre ligada a una representación, a un concepto o a una
significación; al escuchar un sonido de un avión, por ejemplo,
representamos una configuración [del objeto percibido] por las
experiencias vividas anteriormente.
. LOS ELEMENTOS EMOCIONALES: Es posible que muchas
de nuestras percepciones nos dejen indiferentes pero la mayoría
de ellas van íntimamente ligadas a procesos emocionales dando
lugar en nosotros a sentimientos o emociones agradables o
desagradables” (Idem. P 1).
“Las diferentes maneras posibles de organizar el campo
perceptivo impulsó a un grupo de psicólogos alemanes a buscar
un elemento común que sirviese de fundamento a esas diferentes
manifestaciones. Estudiaron e investigaron el modo como se
asociaba la infinita variedad de sensaciones y llegaron a la
conclusión de que éstas no se agrupaban de un modo anárquico,
sino con arreglo a cierta estructura o forma” (Idem. P.2).
Tratando el mismo terma, Lucas Gabriel, en su “Percepción
Visual – La Psicología de la Forma”, página 1,
afirma:….”exploraremos las conductas psicológicas, propias del
ser humano, al momento de realizar una interpretación de las
imágenes que observa, y cómo influye en ese proceso la
experiencia previa, el ámbito cultural, entre otras cosas”.
33
“Nuestra noción sobre el mundo, es creada por las percepciones
que tenemos de las cosas y hechos que observamos a diario, es
decir, no por los objetos en sí. Cuanto más simple sean y menos
información contengan los estímulos, la percepción resultante
será más aproximada al hecho real….” (Idem P. 2)
“Podemos hacer una comparación con los dibujos realizados por
la mayoría de los niños de corta edad (o de no tan corta), que
expresan a través de figuras geométricas simples, objetos de un
mundo extremadamente complejo. Y aquí otro punto: nuestra
noción de “objeto” es también producto de la tendencia de
simplificación. Por ejemplo, cuando vemos un automóvil
moviéndose, podemos considerarlo un objeto, ignorando los
incontables subobjetos que lo componen, y los subobjetos que
componen a éstos, etc., ya que todas esas partes se mueven en un
sentido común. Si cada parte se moviera en distinta dirección y no
tuvieran relación entre sí, difícilmente podríamos considerarlo
como un objeto, es decir, como un todo” (Idem P 2).
“Para que la mente perciba un todo, por tanto, debe cumplir
ciertas condiciones básicas”…. “El estudio psicológico de la
percepción, no comenzó formalmente sino hasta fines del siglo
XIX y comienzos del siglo XX. Una organización de alemanes
(Werthelmer, Lewin, Koffka, Köhler, entre otros) fundó la
Psicología de la Gestalt, que no es de fácil traducción al
castellano, pero comúnmente se acepta como “psicología de la
forma”, de la “estructura”, o de la “organización”. La Gestalt
revolucionó el camino de las ciencias psicológicas, ya que expuso
la radical importancia del estudio de los elementos en conjuntos,
en estructuras, e incluso de las formas, y qué procesos intervienen
en la percepción de éstos, en los seres humanos” (Idem. P 2).
“Establece como fundamento que una parte en un todo es distinta
a esa parte aislada, o en otro todo, que se deduce de una serie de
principios o leyes de la organización perceptiva –obtenidos por
incontables experimentos-, que son los siguientes [resumiendo]:
34
Ley de la proximidad
Cuando los elementos están próximos en distancia, tendemos a
agruparlos y formar “todos” que separamos a su vez por la
distancia.
Ley de semejanza o equivalencia
También tendemos a crear grupos cuando algunos de los
elementos visualizados comparten ciertas características, como
forma, color tamaño, grosor, tipo de línea, etc.
Ley de Prägnanz, o de la buena forma y destino común
…La palabra alemana Prägnanz - de difícil traducción -, es
entendida como la tendencia a percibir las formas complejas de
un modo más simple, simétrico, ordenado, resumido y
esquematizado, de modo que sea más sencillo memorizarlas. Pero
esto no ocurre sólo en imágenes estáticas. Cuando vemos algo
moverse, generalmente el móvil es un complejo conjunto de
elementos, que agrupamos en un todo-simplista, gracias a que
cada parte sigue un destino común. Y para referirnos a aquellas
formas que ya de por sí son simples y fácilmente memorizables,
se emplea la expresión “buena forma”.
Ley de cierre
Esta ley es muy interesante, porque indica que la percepción es
capaz de completar imágenes, con información que en ellas no
hay.
35
Ley de la simetría
¿Por qué todo es tan simétrico en el Universo? Es muy fácil notar
que en la naturaleza encontramos simetrías por todas partes, como
en nosotros mismos. Por ejemplo, casi todos los organismos
tienen una mitad de su cuerpo exactamente igual –
extremadamente- que la otra mitad. Hay teorías que indican que
es causa de la gravedad, que seamos simétricos de izquierda y
derecha pero no de arriba abajo. Cuando una figura cumple con
esta simetría de eje vertical, resulta ser mejor buena forma que
otra con un eje distinto.
Ley de la continuidad
Cuando observamos un paisaje, generalmente los elementos se
hacen borrosos en dirección al horizonte. No sólo borrosos, sino
también simples, resumidos y uniformes…..se trata de otra
manifestación de la Prägnanz.
Ley de la experiencia
Desde que fue propuesta, esta ley ha estado en debate psicológico,
como también filosófico. Es seguro que, como ya vimos, toda
experiencia previa influye en la forma en que percibimos figuras,
pero… ¿los modos de percibir, también los adquirimos con la
36
experiencia?, ¿o ya son propios del ser humano, por naturaleza?
Es decir, ¿existen ya en el ser humano conocimientos nativos,
apartados de la experiencia, que le indiquen cómo debe percibir, y
qué elementos debe añadir? Es aquí donde las aguas de la
psicología se empiezan a dividir, y te darás cuenta que este asunto
es puramente filosófico. (Casualmente, de esto se ocupó
Immanuel Kant en el siglo XVIII, logrando una revolución en el
rumbo del pensamiento en la humanidad).
Ley de la figura fondo.
Se trata de que una figura pueda tomar el papel de fondo,
mientras que el fondo pueda convertirse en figura. Pero ¿qué son
en verdad los fondos y las figuras? En verdad, no son nada en sí, son lo que queramos que sean.
Marcelo Godoy en su artículo “De la psicología de la forma a la
psicología gestáltica” (file:///A:/tema -11%20Marcelo%20
G0d0y.htm) nos muestra otra faceta del tema, esta vez aplicada a
la terapia de las neurosis. Sin embargo, tiene conceptos que nos
permiten ampliar el campo de la disciplina a consideraciones muy
amplias de la percepción y de la conducta humana relacionadas.
“La Gestalt como teoría surge en las primeras décadas de nuestro
siglo [siglo XX], en principio polemizando con las ideas
positivas. Köler y Wertheimer investigan el campo de la
percepción y los fenómenos que en ella se daban. Max
Wertheimer encontró interesante el movimiento aparente
(estroboscopio) que se produce cuando se muestra una luz e
inmediatamente después y muy cerca se enciende otra luz
(apagando la primera). Un observador no ve dos objetos que
parecen en sucesión, sino que ve un objeto que se desplaza de un
lugar a otro. Posteriores investigaciones en este campo dieron
origen a una serie de leyes de la percepción que conforman el
corpus teórico de la Gestalt” (Idem P. 1)
“El acento queda puesto en la organización y los procesos, por
sobre las partes, la conformación de esta organización se da según
37
las leyes de la Buena Forma, Cierre, proximidad, Figura Fondo,
Pregnancia, etcétera” (Idem P.1).
“Köler entre 1917 y 1920 estudió la psicología de los monos
antropoides, arribando a la conclusión de que “el comportamiento
inteligente depende directamente de los datos perceptivos en
conjunto, más que de las partes que contribuyen a este conjunto;
está pues ligado a la estructura de la percepción y no a los
elementos que la componen”” (Idem. P 1).
“Fue Fritz Perls quien tomó estos conceptos y los transformó en
una modalidad terapéutica allá por la década de 1940, terminando
de darle forma veinte años después” (Idem P.1).
“Fritz Perls nace el Alemania y se traslada a Sudáfrica en 1934,
más tarde viaja a los Estados Unidos, desde donde intentará
difundir este método particular de desarrollo personal. Su paso
histórico por la facultad de Medicina, el teatro y el zen produce
marcas indelebles que se manifiestan en su concepción del
cuerpo, la consciencia, el crecer, la importancia del presente, el
vivir” (Idem P.1).
Sus ideas fundamentales son las siguientes:
“Fritz Perls parte, como vimos, de una teoría de la percepción de
la que deduce una premisa básica, “la naturaleza humana se
organiza en formas o totalidades y es vivenciada por el individuo
en estos términos y puede ser comprendida únicamente en función
de las formas o totalidades de las cuales se compone”. Muy
relacionada con esto aparece una ley que gobierna todos los
procesos de la vida, la homeostasis, la búsqueda de un equilibrio,
que se denomina “salud”, y los procesos mediante los cuales se
busca mantener el mismo, recibiendo información, procesándola y
realizando los ajustes necesarios. Si un organismo permanece en
desequilibrio durante un tiempo extenso, se agota y se enferma; si
el proceso no se revierte, el organismo inevitablemente muere”
(Idem. P1).
38
“Todos los seres vivientes buscan este punto cero de la
normalidad, desde los seres unicelulares hasta el ser humano; se
ponen en contacto con el ambiente, excretando los excesos o
incorporando lo que necesitan, buscando siempre el
funcionamiento óptimo. Un “Balance Organísmico” lo denomina
Perls” (Idem. P 1).
“Los disturbios de este balance constituyen lo que se denomina
“Gestalt incompleta”, “situación inconclusa”, que pone en
funcionamiento mecanismos conocidos o creativos tendientes a
restaurar el estado de equilibrio dinámico, proceso que pasaremos
a denominar “autorregulación”. Para que la regulación sea eficaz,
el organismo tiene que tener capacidad de ponerse en contacto
con aquello que son sus necesidades internas, físicas o
psicológicas, en fin, ambas biológicas” (Idem. P. 1).
Con estos aspectos esbozados por los tratadistas consultados, es
posible disponer de un panorama muy amplio de aplicaciones.
Personalmente puedo dar testimonio de los resultados cuando era
alumno de la Escuela de Minas de Medellín de los temas
matemáticos, “Teoría de Probabilidades”, “Permutaciones y
Combinaciones”, dictados por el Dr. Juan Viedma, profesor de
origen andaluz, por allá en los años de 1955. No sabía que
aplicaba una herramienta pedagógica nueva, pero el hecho simple
es que cambió por completo mi frustración, mi terrible estrés, por
una percepción feliz y llana del tema propuesto, frente a lo que
habían sido otras experiencias en relación a los procedimientos
tradicionales de enseñar matemáticas en la misma Escuela. Luego
de muchos años, otro ingeniero, un amigo, Hernán Trujillo, me ha
facilitado un maravilloso texto titulado “Aplicación de la
“Psicología de la Forma” a la enseñanza de la Matemática en la
Universidad yt en las Escuelas Técnicas Superiores” que sobre el
mismo tema elaboró el Dr. Viedma en aquella época, y que yo no
había conocido nunca. De él saco algunos apartes ilustrativos del
método:
La Psicología de la Forma es un movimiento psicológico iniciado
por Max Wertheimer y continuado fecundamente sobre todo por
39
Wolfgang Köler t Kart Koffka, Su contenido se comprende mejor
analizándolo como una reacción frente a la “Psicología
Atomista”, a la que vino a sustituir” (Idem. P. 2).
“Para los atomistas, llamados también mecanicistas y
asociacionistas, los contenidos psíquicos se podían descomponer
en elementos simples análogos a los átomos de la materia inerte o
a las células de los seres vivos. Entonces, todo fenómeno psíquico
no sería sino la reunión de todos los elementos simples ligados
por asociación según las distancia que los separa en el espacio y
en el tiempo (mecanicismo). Ejemplo: Cuando yo tomo un helado
de vainilla, de color amarillo, obtengo una sensación que es la
resultante de las sensaciones simples contenidas en la sensación
compleja. Así, para la Psicología Atomista se tendría: Sensación
helado vainilla = sensación frío + sensación amarillo + sensación
dulce + sensación suavidad + sensación vainilla” (Idem P 2).
“Son muchísimos los experimentos que se han ideado, por parte
de los psicólogos de la forma, para refutar esta concepción
mecanicista de los fenómenos psíquicos; y los resultados
obtenidos han sido tan contundentes, que puede decirse que hoy
día ha quedado desterrada del ámbito científico de la
Psicología”.….(Idem. P.2).
“La explicación dada por los psicólogos de la forma es la
siguiente: En psicología, el todo es más que la suma de las partes.
A la suma de las partes hay que añadir el cómo están unidas;
cómo están relacionadas. Cada tipo de unión da lugar a una
“forma”, a una “gestalt”, a una totalidad. Para los psicólogos de la
forma la totalidad es más que la suma de las partes, y tiene más
fuerza, como contenido psíquico que las partes por separado...
(Idem. P. 2).
“Análogo resultado se obtiene cuando se transpone una melodía,
es decir, cuando se traslada a otro tono. Entre la primera y la
segunda no existe ni una nota en común (elementos distintos); sin
embargo, ambas son sentidas por cualquier sujeto como la misma
40
melodía. Los elementos son distintos, pero la FORMA, es decir,
la manera de estructuración es la misma” (Idem. P. 3).
“Tomemos del libro del Dr. David Katz, ... Las siguientes frases:
¿Cómo podría, pues, comprender la demostración de un teorema
matemático si no fuera dado a mi consciencia como una totalidad
de modo que los miembros aislados permanezcan ensamblados
unos con otros? La Psicología de la forma hablará en estos casos
de formas (gestalten) del pensamiento” (Idem P. 3).
Nosotros podemos afirmar, tras nuestra experiencia cotidiana, la
veracidad del interrogante de Katz. Lo que da fuerza a la
comprensión del teorema matemático es su “forma”, la manera
peculiar de estar enlazados, sus elementos para constituir la
totalidad. Todo lo que se pretende en este trabajo, que solo es un
esbozo de lo que pudiera ser tema de larga investigación, es
demostrar la importancia que tiene, en pedagogía de la
matemática, hacer llegar hasta los alumnos las “formas” de cada
teoría incluyéndolas cada vez en formas más amplias,
correspondientes a teorías más generales.
“Finalmente, insistiendo en este punto de capital importancia,
queremos destacar la opinión del gran sabio francés Henri
Poincaré…..Refiriéndose Poincaré al fenómeno de la
incomprensión matemática, dice más o menos: ¿Cómo es que una
ciencia que sólo se apoya en las leyes de la lógica, por ejemplo,
en el principio de contradicción, generales a todo el género
humano, deja de ser comprendida por la mayoría?” (Idem P. 3).
La contestación que da Poincaré a esta pregunta que él mismo se
formula, es la siguiente: “La razón está en que comprender un
teorema no es simplemente entender cada uno de sus pasos; esto
sí está al alcance de cualquiera que tuviese la paciencia necesaria;
sino que dicha comprensión implica procesos psicológicos
superiores de integración de “formas”. No sólo hay que
comprender éste o aquel paso, sino que hay que entender por qué
se dan ellos y no otros, y aún más, hay que adivinar cuáles han de
ser los pasos siguientes. Todo esto supone que el individuo ha
41
aprehendido la “forma” total del proceso demostrativo, y que ha
visto los caminos para incluirlos en otras “formas” ya conocidas.
……. En todo caso, la misión del profesor será la de ayudar a sus
alumnos a la formación de las estructuras de las teorías que
explique. El profesor debe ser un promovedor de formas en la
mente de los discípulos. ¿Cómo se consigue eso?” (Idem P. 7).
Para dar la respuesta Viedma se sitúa en el hallazgo de la solución
a una ecuación de segundo grado, de la forma: ax2 +bx +c = 0.
Para ello busca completar el cuadrado perfecto como una técnica,
como un camino que debe ser aprendido por el alumno y ser
familiar para él, asociada a la solución del problema.
El alumno debe ser adiestrado convenientemente en la técnica y
en su asociación con el objetivo. “Procediendo de esta forma el
alumno trabaja persiguiendo un fin que conoce de antemano, lo
cual le ayuda a ir formando sus estructuras para alcanzarlo.
Cuando lo logra, no se le olvida fácilmente, porque su éxito
quedó grabado en su espíritu con una alegría vital, y, sobre todo,
porque comprendió que todo el método se reduce esencialmente a
una sola idea: Transformar la ecuación cuadrática en otra lineal
equivalente. Cuando un profesor actúa de esa manera puede
decirse que ejerce una verdadera influencia sobre sus alumnos,
pues la influencia más sagrada es la que consiste, según Jaspers,
en promover ideas fecundas en los otros, no en dárselas
hechas.…”(Idem P. 7).
Esta visión de la Psicología de la Forma es suficientemente
amplia para servir suficientemente de apoyo en el enfoque de este
trabajo, en el desarrollo del tema, en la puntualización de muchos
problemas que pretendo subrayar y que considero representativos
de una realidad que propongo cambiar, en la comprensión de
muchas de nuestras afirmaciones, en la confección de muchas
estrategias de enfoque para su estudio, de propuestas de solución,
en los cambios fundamentales de nuestra actitud que es preciso
asumir para lograr los cambios propuestos, en la búsqueda de una
vida mejor.
42
El hablar de procesos de transformación como estos, del orden
natural, considerando el fenómeno humano íntegramente dentro
de los fenómenos naturales, sugiere que la dinámica evolutiva del
Universo, que se da en millones de millones de procesos
singulares, aunque no simples, en toda su extensión, tiene un
comportamiento que apenas hoy empezamos a entrever. Ni
siquiera es posible todavía entender el Universo en su conjunto,
cuando casi el 90% de su contenido, formado por la “materia
oscura y la energía oscura”, se ha resistido al escrutinio humano,
cuando ignoramos todavía fenómenos que se dan en el espacio
que consideramos vacío, donde en muchas regiones aparecen y
desaparecen partículas subatómicas diversas, entre muchas otras
cosas.
Sin duda hemos avanzado mucho en el conocimiento del
Universo, todo lo cual ha transformado, por completo, lo que
entendíamos hace apenas cincuenta años acerca de él y de su
significado en nuestra vida. Pero apenas hemos rasguñado en el
10% de su contenido para llegar a la conclusión de cuán colosal
es la tarea que nos espera aún por realizar y cuán profundos son
los misterios que nos quedan por develar.
Desde tiempos muy antiguos los jefes de los grandes imperios, los
grandes estrategas de la Guerra aspiraban a conocer el futuro, a
preverlo, y desde entonces fueron perfeccionándose diferentes
técnicas de la adivinación, considerándose este tema un asunto
esotérico, oculto, relacionado, entre otras cosas, con diversos
fenómenos astronómicos, y llegamos sí a los tiempos de la
astrología. Los sacerdotes en muchas culturas superiores antiguas
eran los oráculos de sus reyes. En América podemos apreciar
cómo en culturas como la maya las cosechas se programaban de
acuerdo al conocimiento que la observación de los astros y los
ciclos anuales observados proporcionaban, para llevar a cabo las
tareas agrícolas lo más eficaces y económicas posible. Esa era una
tarea que se encomendaba a sus sacerdotes.
En 1997 apareció una curiosa obra escrita por un conocido
periodista de la época residente en Nueva York, Michael Drosnin
43
y traducida por Andy Ehrenhaus, y editada por Editorial Planeta.
El tema de dicha obra es el descubrimiento de un “código
secreto” -“entre líneas”-, presente en los textos más antiguos de
la Biblia. Según el autor, el matemático israelí Eliyahu Rips,
especialista en Teoría de Grupos, “modelo matemático en que se
basa la física cuántica”, descubrió con el apoyo de la informática,
un texto oculto en el Antiguo Testamento “que vaticina el futuro”.
Esto, a primera vista, parece ser un asunto típico de “magia”.
Según el mismo autor: “Lo han corroborado renombrados
matemáticos de Harvard, Yale, y la Universidad Hebrea. Lo ha
verificado un experto en descodificación del Departamento de
Defensa de los Estados Unidos” y ha “superado tres niveles de
revisión por parte de una destacada publicación científica”. Sin
embargo, la experiencia para Michael Drosnin, le llena de
interrogantes respecto del significado verdadero de las
predicciones del código, habiendo comparado, incluso, hechos del
pasado cercano que habrían sido descritos con precisión, incluso
con nombres de lugares, fechas, de personas involucradas, desde
hace más o menos 4.000 años.
“Isaías dice que <<para ver el porvenir hay qué mirar hacia
atrás>> en el versículo 41,23”… “Si bien, [esa aseveración] cobra
un significado especial en la Biblia, cualquiera con un buen
conocimiento de la historia afirmaría algo muy parecido. Por
ejemplo fue Churchil quien dijo:<<Cuanto más atrás miremos,
más lejos podremos mirar hacia delante.>> Y el filósofo George
Santayana advirtió: <<Quienes no pueden recordar el pasado
están condenados a repetirlo>>. El tema, sin embargo, nos acerca
a nociones que nos permiten prever no un futuro, sino muchas
opciones de futuro, según las decisiones que podamos o estemos
resueltos a tomar. El problema se parece al que tiene qué afrontar
el conductor de un vehículo que avanza a bastante velocidad por
una carretera y se encuentra al frente, a lo lejos, con una curva.
Nos conduce también a un tema que tiene qué ver con lo que
significan los proyectos políticos y los conflictos que generan
entre nosotros, una de cuyas herramientas puestas a su servicio
para allanar los obstáculos, han sólido ser la Guerra, las
revoluciones armadas, la Violencia, los caminos más “fáciles”
44
para quienes detentan algún tipo de poder, particularmente,
cuando no tienen quien les tome razón de su responsabilidad en
las consecuencias de sus actos.
De acuerdo con lo que sabemos hoy, es posible entender el
Universo como un conjunto casi infinito de “hilos” de realidades,
de fenómenos que se desarrollan en el espacio – tiempo - espíritu
(¿y otras dimensiones?). En los planetas, en los sistemas solares,
en las galaxias y sus conjuntos, esos hilos se entrelazan a diversos
niveles, en verdaderas “madejas de hilos” interactuando en esa
medida, más estrechamente. Si es cierto que el Universo se
expande aceleradamente como parece haberse descubierto, ello
hará que los diversos “barrios” en que se va dividiendo, los
fenómenos naturales tiendan a tomar caminos singulares con
pocas probabilidades de ser interferidos desde otros lugares.
No obstante, y si nos enfocamos en nuestro propio planeta,
nuestro hogar, en nuestro propio sistema solar, los científicos
llegan a considerar al nivel práctico, todas las posibilidades que
pueden presentarse de interferencias externas, dada, entre muchos
factores de interacción existentes, la abigarrada presencia de
cuerpos celestes de diferentes tamaños, en variadas órbitas, que
pueden producir un encuentro desafortunado con nosotros en un
momento dado, y “borrar”, en un instante, los procesos vitales
que se desarrollan en nuestro mundo. Pero ello no es lo más
importante, aunque no sea por lo más remoto, ya que, parece ser
que vamos encontrando soluciones que pueden conjurar,
eventualmente muchos riesgos, Lo más importante es lo que
ocurre en la intimidad de nuestro mundo, cuya “madeja de hilos
de realidad” puede analizarse, como al “microscopio”, para
encontrar los millones de millones de hilos de realidad que se van
entrelazando entre sí, para luego formar conjuntos mayores de
realidad, en los cuales pueden hallarse múltiples y complejos
factores naturales, vitales, humanos, que afectan el conjunto.
En el juego de la vida, y de la vida humana, en particular, esos
“hilos de realidad” pueden plantearnos ciertas sorpresas,
verdaderas encrucijadas, para las cuales necesitamos poseer el
45
coraje de asumir el reto de llevar a la realidad nuestras decisiones,
o seguir a la deriva. La Realidad de nuestro entorno, que también
evoluciona, en nuestro tiempo lo hace también como
<<respuesta>> a nuestra propia influencia, que, como ocurre con
nuestra sociedad industrial, pone a muchos sectores humanos,
generalmente los sectores menos favorecidos, a merced de
fenómenos, que, como el cambio climático, pueden ser, para
ellos, imposibles de conjurar.
Es dentro de este contexto natural, dentro del cual hemos de
ubicarnos para entender el proceso de nuestra propia evolución,
de la evolución de nuestra cultura, que se da, todavía a mayor
velocidad, y que ha implicado, previamente, una correspondiente
evolución biológica de nuestros organismos que ya hemos
planteado en otro lugar.
1.1.0 EL ORDEN SOCIAL DEL PREHOMÍNIDO, EL
ORDEN SOCIAL DE LA MANADA
Todavía hoy es común, entre nosotros, denominarnos como
<<animales inteligentes>>. Es decir, la razón incorporada a
nuestra naturaleza humana apenas se agrega a los otros atributos
de nuestra naturaleza para mostrarnos un ser todavía semejante al
original, con ligeras diferencias de comportamiento. Sin embargo,
no somos conscientes de que este nuevo atributo hace de ese ser,
algo que no es la simple suma de sus partes, sino mucho más que
eso: El ser humano, aunque su genoma difiera levemente de los
otros primates, no es un animal inteligente, es otro ser totalmente
diferente, y se caracteriza, precisamente en esa diferencia. ¿Es un
concepto que depende, por entero, del punto de vista del
observador? ¡Quizás!, pero con ello lo que estamos haciendo es
salirnos de la definición de un modelo de pensamiento simplista,
positivista, mecanicista, para entrar en un modelo que plantea una
nueva manera de interpretar el fenómeno humano y, por qué no,
el fenómeno de la Vida. ¿Y qué decir, entonces, de otras especies
(animales), que aparentemente evolucionan, partiendo de pasos
que nosotros dimos al principio de nuestra propia evolución,
como es el caso de los chimpancés, de los orangutanes, de ciertas
46
aves, que ya empiezan a usar herramientas, que aprenden de otras
experiencias, incluso humanas, o que han alcanzado
probablemente estadios evolutivos que nosotros no entendemos,
como es el caso de las abejas, las hormigas, o las termitas?
Todo ello solamente nos señala un horizonte por venir, muchas,
casi infinitas opciones de futuros diferentes, que dependen para su
cristalización en realidad, de la probabilidad de que se logren
conjugar los factores naturales y humanos (hablando del planeta
Tierra), que su realización requiere.
¿Con relación a qué, podemos interesarnos en reflexionar sobre el
orden social de los prehomínidos, de sus manadas? Por obvias
razones: ¿No es acaso ese orden, el canal por donde se llevó a
cabo el ascenso de sus especies a formas de vida superior, y
racional en nuestro caso? Ese orden debió permitir, o asegurar
mejor, la conjugación de los factores que deberían determinar el
desarrollo de la corteza cerebral en nuestra especie. La conducta
de sus poblaciones, que se mueven por una “senda” que les
asegura su supervivencia y crecimiento, desechando, de alguna
manera, todas las desviaciones, castigándolas con una reducción
sustancial de sus probabilidades de supervivencia, son la muestra
práctica de una forma de ética incipiente; no todavía producto de
un convencimiento de orden filosófico, sino de una percepción
elemental, producto del ensayo y el error, por ejemplo, en el
desempeño de su tarea de caza. La unidad social no solamente la
aseguran los lazos filiales, el afecto filial, sino las conveniencias
aprehendidas el las lides de todos los días. Allí los seres humanos
aprenden la complementación de sus respectivas tareas, de sus
respectivas funciones sociales, se especializa el trabajo, todo en
relación a lo que cada cual significa dentro del grupo. Viviendo
de esa manera, les sorprende la progresiva evolución de su corteza
cerebral, partiendo de su postura erguida para caminar en dos
pies, de la evolución de su laringe que le permite articular
palabras y expresarse en símbolos vocales. Y de esa manera, el
cuerpo pierde sus garras, se transforma su dentadura, su boca, que
ya no están destinados exclusivamente para desgarrar los
músculos de sus presas, para transformarse, las primeras, en
47
manos prensiles capaces de sostener y usar herramientas cada vez
más sofisticadas, los segundos, en instrumento para comunicarse.
Así, entra el ser humano en lo que los antropólogos llaman su
evolución cultural.
1.2.0 LA “HISTORIA” DE ADAN Y EVA
ES TODAVÍA UNA REALIDAD VIGENTE
Del libro del Génesis Capítulo 2, Versículos 1 a 17 y Capítulo 3,
Versículos 1 a 24 (Sagrada Biblia, versión castellana del Ilmo. Sr.
Félix Torres Amat, Edición de la Familia Católica, Editorial
Grolier Incorporated, Nueva York, 1957), hemos extractado
pasajes de una historia que los niños de mi tiempo, en mi tierra,
conocemos desde pequeños, cuando fuimos ilustrados con las
historias sencillas de la Historia Sagrada.
“Formó, pues, el Señor Dios al hombre del lodo de la tierra, e
inspirole en el rostro un soplo de espíritu de vida, y quedó hecho
hombre viviente con alma racional” (Cap. 2, Ver. 7).
“Había plantado el Señor Dios desde el principio un jardín
delicioso, en que colocó al hombre que había formado” (Cap.2,
Ver. 8).
“y en donde el Señor había hecho salir de la tierra misma toda
suerte de árboles hermosos a la vista, y de frutos suaves al
paladar; y también el árbol de la vida en medio del paraíso, y el
árbol de la ciencia del bien y del mal” (Cap. 2, Ver. 9).
“Tomó, pues, el Señor Dios al hombre, y púsole en el paraíso de
delicias, para que lo cultivase y guardase” (Cap. 2, Ver. 15).
“Díjole también este precepto diciendo: Come, si quieres, del
fruto de todos los árboles del paraíso:” (Cap.2, Ver. 16).
“Mas del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal no
comas: porque en cualquier día que comieres de él, infaliblemente
morirás” (Nota: “Morirás. Aquí habla Dios no solo de la muerte
48
del alma por el pecado, sino también de la sujeción a la muerte
del cuerpo) (Cap.2 Ver. 17).
“Dijo asimismo el Señor Dios: No es bueno que el hombre esté
solo: hagámosle ayuda y compañía semejante a él” (Cap. 2, Ver.
18).
“Por tanto, el Señor Dios hizo caer sobre Adán un profundo
sueño; y mientras estaba dormido, le quitó una de las costillas, y
llenó de carne aquel vacío” (Cap. 2, Ver, 21).
“Y de la costilla aquella que había sacado de Adán, formó el
Señor Dios una mujer: la cual puso delante de Adán” (Cap. 2,
Ver. 22).
“Era, empero, la serpiente el animal más astuto de todos cuantos
animales había hecho el Señor sobre la Tierra. Y dijo a la mujer:
¿Por qué motivo os ha mandado Dios que no comieres de todos
los árboles del paraíso?” (Cap. 3 Ver. 1).
“A la cual respondió la mujer: Del fruto de los árboles que hay en
el paraíso sí comemos;” (Cap. 3, Ver. 2).
“mas del fruto de aquel árbol, que está en medio del paraíso
mando Dios que no comiésemos, ni le tocásemos siquiera, para
que no muramos.” (Cap. 3, Ver. 3).
“Dijo entonces la serpiente a la mujer: ¡Oh! Ciertamente no
morireis” (Cap. 3, Ver. 4).
“Sabe, empero, Dios que en cualquier tiempo que comiereis de él,
se abrirán vuestros ojos y sereis como dioses, conocedores de
todo, del bien y del mal.” (Cap. 3, Ver. 5).
“Vio, pues, la mujer que el fruto de aquel árbol era bueno para
comer, y bello a los ojos y deleitable, y cogió del fruto y comible:
dio también de él a su marido, el cual comió” (Cap. 3, Ver. 6).
49
“Luego se les abrieron a entreambos los ojos; y como echasen de
ver que estaban desnudos, cosieron o acomodáronse unas hojas
de higuera, y se hicieron unos delantales o ceñidores (Cap. 3, Ver.
7).
Allí tenemos, aparte de cualquier otra interpretación que pueda
realizarse, la elaboración en lenguaje simbólico de un texto que
intenta explicarnos, el acceso del ser humano al uso de razón, su
acceso a una vida de soberbia y a la transformación de sus
aspiraciones, hasta ser como dioses. Una historia que no sólo
describe la historia de la humanidad como un todo, sino la historia
de cada uno de nosotros a lo largo de su maduración como
persona, y la historia de una decisión temprana, si se quiere un
poco inocente, inmadura, y desordenadamente ambiciosa, en la
que podemos contemplar las consecuencias de un ser humano,
hecho dios, en lo que cree, es la plenitud de su poderío, y que,
antes que renunciar a su posición de prepotencia, sin saber, ha
armado, con sus propias manos llenas, de corrupción y pecado, el
artificio que desencadenará, en cualquier momento, su
Apocalipsis, el fin de sus días.
La pregunta es: ¿Podemos imaginar una humanidad, con su
potencial de inteligencia, con su uso de razón, libre de semejante
carga de responsabilidad? ¿Es posible entender, a la luz de la
historia de la Redención, de la Salvación, la enmienda de aquel
trascendental aunque irresponsable paso? ¿Es aquello solamente
un problema místico, o un problema que afecta, en lo
fundamental, la psicología de los actos humanos, hasta que
nosotros nos convirtamos, hasta que rectifiquemos nosotros, por
nosotros mismos, así sea con la ayuda del Espíritu Santo, nuestro
comportamiento, como nos lo ha propuesto nuestra Iglesia?
¡Porque, parece perturbado el equilibrio universal en el orden
espiritual, una dimensión que desconoce nuestra sociedad
secularizada moderna, una dimensión, además de las dimensiones
espaciotemporales, y en quién sabe cuantas otras, en las cuales se
ubica nuestra realidad!
50
En la vida práctica aquella situación tiene sus consecuencias. La
dinámica de la evolución cultural de la totalidad de la humanidad
está seriamente afectada por aquel desequilibrio en el orden
espiritual. Ello tiene profundo significado ético. En nuestra
actividad, la Ingeniería, en nuestro país, Colombia, en el sentido
que asumen el desarrollo económico, técnico, empresarial, y de la
Política, entre otros, es bien claro el impacto.
Podemos decir casi con certeza, que el reto que representa el
medio social actual para un correcto desarrollo y
aprovechamiento en bien del mismo ser humano, del
multifacético pensamiento científico, el cual se ha generado por la
actual disposición de los hombres a actuar caprichosamente en
bien de sus exclusivos intereses, de su propio afán de poderío, de
la realización exclusiva de su propio ego, aunque no parezcamos
entenderlo, se traslada, en términos prácticos, como ocurre
también con otras disciplinas, al campo de la Ingeniería.
Ello se da, dada la gran variedad de especialidades de su
disciplina, y a que sus propósitos de establecer el orden, se opone,
necesariamente a la realidad de un medio social caótico, muy
complejo, con desarrollo incierto, y al cual va a ser necesario
sensibilizar para que su tarea fundamental, como es el
aprovechamiento óptimo de los recursos naturales para hacer
sustentable materialmente la vida humana, pueda ser cumplida
cada vez más eficientemente.
Ya, hablando de los ingenieros, de la Ingeniería, entre otras
disciplinas dedicadas, de alguna manera a la construcción de la
Humanidad, esa consideración implica el tomar consciencia y el
ayudarle a las diversas sociedades humanas que tomen
consciencia, a su vez, de su situación en el medio natural y de lo
que es su naturaleza. Si tenemos en cuenta que el desarrollo de la
ingeniería se ha dado, entre nosotros, a un bajo perfil, como se
dice hoy, en una sociedad dividida en verdaderos departamentos
“estanco” y bajo consideraciones, generalmente inmediatas de
necesidad de su servicio, de demanda incluso no racional de sus
servicios, el ingeniero tiene que salirse de su condición
51
subalterna, de tal manera que pueda desarrollar una síntesis de
objetivos con las demás disciplinas, y así llegar al entendimiento
profundo sobre el significado social y humano de su aporte a la
Cultura. En esta situación, asumida responsablemente, su ayuda
en la toma de consciencia del ser humano, en general, acerca del
significado de ese aporte, es uno de sus más urgentes desafíos.
Ha llegado el momento de que nuestra naturaleza animal dé unos
cuantos pasos más hacia su consciencia humana de la Vida. Hoy
ese desafío en el medio social actual es un reto mayúsculo y, a
veces, representa un obstáculo inmenso para las realizaciones del
Hombre; con cuánta mayor razón para el ingeniero, máxime, en la
situación subalterna en que, al menos entre nosotros, desarrolla
sus actividades. Por otra parte, es el momento de darse cuenta que
la realidad en que vive el Hombre no es solamente una realidad
que proviene de la espontánea conjugación de múltiples acciones
individuales y colectivas anónimas, inconscientes, imprevisivas,
como suele definirse la “auténtica” Cultura. Es el producto de
actos de carácter político o actos deliberados de otras índoles que
tienen sobre la totalidad de la vida humana y sus perspectivas
futuras, sus mayores consecuencias. En nuestro medio social, es
conocido el caso, hace unos diez a quince años, de criminales de
“alto vuelo” como Pablo Escobar Gaviria, que, sabiendo los fines
últimos de sus actos, invirtieron, no pocos de sus recursos, para
construir una “opinión pública” favorable y explotable
políticamente, con escuelas, canchas, incluso iglesias en los
barrios populares, marginados, segregados, de donde más tarde
saldrían sus secuaces, sus sicarios, sus escoltas, sus seguidores y
eventualmente, competidores.
Pablo Escobar es una de las cabezas, de los “líderes populares” de
un mundo que nace entre nosotros, subproducto de años y años de
violencia, de abusos de la autoridad competente, de negligencia
de la misma, de complacencia general con los negocios que
producen grandes rentas, así no sean lícitos, particularmente,
cuando no llega hasta ellos el control del Estado, cuando éste no
está en capacidad de cobrar los impuestos, cuando no hay que
asumir el precio de costo de la mercancía, como es el caso de los
52
grandes negocios de carros robados, de armas, el contrabando de
cigarrillos y otros productos, la producción y comercialización de
estupefacientes, etc. Eventos como éste, multiplicados “ad
infinitum” en todo el territorio de nuestra nación, han
produciendo, hoy, como resultado, una especie de
“contracultura”, que no ha merecido una sincera sanción social,
que a fuerza de generalizarse, con el miedo, con intereses reales
aunque no confesos de beneficiarse de la situación en que se da
esa realidad, ha afectado gravemente toda la vida social, ha
establecido un patrón claro de vida, plenamente reconocido, un
espíritu, si se quiere perverso, pero eficaz, frente al cual el
Hombre individualmente y colectivamente considerado se siente
indefenso, particularmente frente a poderes indiscutibles,
desconocidos, amenazantes, emboscados y a cubierto de toda
oposición y control. Poderes que hoy se ciernen incluso dentro del
seno de instituciones sociales venerables como la Familia en
forma de abuso sexual, y otras muchas formas de violencia
intrafamiliar.
Hoy es evidente que la sola fuerza pública es insuficiente para
cambiar ese panorama. Es importante la contribución que podría
tenerse de proyectos capaces de competir con el incentivo del
dinero fácil, pero con alto riesgo como lo paga el Crimen.
Proyectos capaces de gran convocatoria popular, destinados a
tener un efecto sinergético significativo sobre la actividad general,
a cambiar las expectativas de la gente, en relación a nuevos
objetivos vitales, a interesarla en nuevas formas de vivir mejor de
acceso masivo para todos.
¿Podrían mirarse, sospechosamente, como actos de perversidad,
como formas de autoritarismo, el que se planteen, como algo
intencional, proyectos de desarrollo que afecten profundamente la
vida pública, y a los que se pueda adherir la gente libremente, con
propósitos claros de valor general, en términos, incluso, de
capacidad de modificar su carácter, sus patrones de
comportamiento? Yo creo que no. Todo depende de cómo
lleguemos a las convocatorias necesarias. Ello es claro, además, si
tenemos en cuenta el Espíritu de los proyectos. Si éstos son el
53
reflejo del espíritu de la gente, si pueden entenderse,
eventualmente, en función de sus beneficios para ella, si refleja
sus sueños, sus aspiraciones.
Cuando se habla de leyes, por ejemplo, suele hablarse del
“Espíritu de la Ley”. En el mundo de mentalidades mecanicistas y
materialistas de hoy, con una visión cósmica microscópica,
relativa y de alcance inmediato, poco importa el espíritu de esa
ley, si es que importa el que siquiera sea comprendido. Sólo
importa la forma como cada cual lo pueda interpretar, lo pueda
deformar y aprovecharse de ella de la mejor manera posible,
aunque, en su forma original sea invocado ese espíritu, a veces de
manera ilusa, por los juristas, como única clave válida para
entender el sentido de la Ley.
En el mismo sentido puede hablarse de ética, que correspondería
al orden que se genera, que se origina en un determinado espíritu.
El orden ético de otra manera, para una mentalidad como la
aludida, no sería más que un código de honor o compromiso
recíproco en toda negociación, una lista de normas de conducta,
que pueden practicarse o no, derogarse o mantenerse, según el
interés de quien lo ponga en práctica, si cuenta con los
mecanismos coercitivos para imponerlo y garantizar su ejercicio.
La ética calvinista no ha logrado conducir la civilización
occidental al orden. Este no nace del interior de las personas sino
del poder coercitivo de la Autoridad, que se fundamenta, a sí
misma, en su supuesta legitimidad, que, dentro del caos en que
vivimos, se establece en la confianza pública, en el sistema
electoral, del que se supone, refleja la voluntad popular dentro de
un modelo que se va volviendo caduco de democracia
representativa, no de participación ciudadana, en los niveles de
aceptación popular, conceptos todos que cambian de la noche a la
mañana, que son falsificables.
La Ética representa el código de conducta que permite la
articulación de la vida de las personas en sociedad. No es ésta, un
listado simple y llano, sin más, ciego o tendencioso, de normas de
54
conducta a cumplir. Es un producto de la Cultura. Moisés escribió
en el monte Sinaí, por inspiración de Dios, las tablas de la Ley
Mosaica, un decálogo de diez escuetas y sencillas normas
ampliamente reconocidas, que deberían servirle para poner orden
en la vida íntima de ese pueblo indómito y guerrero, que es el
pueblo judío. Su herencia, que no goza del aprecio en todos los
medios humanos modernos, es un patrimonio humano actual y de
amplio reconocimiento en la mayoría de las sociedades humanas
del Planeta. Moisés es reconocido en las naciones judaicas,
islámicas y cristianas, como el más importante personaje político,
legislador y gobernante del Antiguo Testamento.
Con la intención de subrayar el significado de la dimensión
espiritual del Universo, tomamos, para el efecto algunas partes del
pensamiento de Federico Hegel (1770-1831), filósofo alemán en
el que “culmina y se concluye la filosofía <clásica>, propiamente
dicha”, dentro de nuestra cultura. Hegel concibe la realidad como
un inmanente proceso de desarrollo dialéctico, que recorre y
atraviesa todo el mundo natural e histórico…”Sujeto y
protagonista del proceso entero es la Idea, el Espíritu” (Idem.).
“La absoluta necesidad de este complejo desarrollo dialéctico
desciende, según Hegel, del hecho mismo de que la realidad es
Espíritu. Si, en efecto, fuese simplemente naturaleza o materia, la
realidad sería sólo algo <dado> o inerte. Pero puesto que, por el
contrario, es <espíritu>, este puede devenir de lo que es- y, por lo
tanto, pensamiento y consciencia- solo desdoblándose y
objetivándose a sí mismo (es decir desdoblándose el espíritu en
sujeto pensante y objeto pensado), lo cual es precisamente la
condición para que se dé la <reflexión> y, además, el
conocimiento y la espiritualidad” (Enciclopedia Monitor. Salvat
Ediciones. Arrieta 25 Pamplona Ps. 3195 a 3.196).
“Puesto que la idea se muestra como verdadero Espíritu, más que
como simple <dado> natural, debe duplicarse, hacerse <otra>
distinta de sí, <alienarse> como mundo o naturaleza.
[“condensarse” en ellas, en sus formas materiales concretas]”.
“Por otra parte, como esta contradicción no resulta ser división
irreconciliable y, por lo tanto, dualidad de dos cosas distintas e
55
irreductibles entre sí, sucede que el objeto que se enfrenta a la
consciencia no es una objetividad de algo natural, material,
absolutamente extraña al espíritu, sino, al contrario, es un objeto
puesto o creado por el mismo espíritu y en el que, por tanto, este
último puede en el fondo reconocerse” (Idem.).
“Todo el proceso de devenir histórico se configura así, a los ojos
de Hegel como un progresivo acceso del Espíritu a la consciencia
de sí mismo, como una gradual recuperación y unas progresiva
reapropiación, por parte de la idea, de todas las formas y modos
de la realidad en que ella ha objetivado y enajenado su propia
infinita riqueza, con el fin de hacérsela presente y conseguir, de
este modo, consciencia plena de ella”
(Idem.).
Hegel confronta su forma de entender la Realidad, en absoluto, de
la cual forma parte la realidad humana, a cuyo conocimiento
accede con el pensamiento lógico –científico (Schelling) con otras
filosofías que se “horrorizan” con la distinción que definen en su
filosofía las identidades de las distintas categorías espirituales y la
reflexión intelectual y, por ello renuncian a formas del saber que
difieren de la intuición y la fe. La confronta también con otras
filosofías como la de Hume, la de Schulze y Kant, que asumen la
realidad empírica como realidad externa o distinta de la realidad
total, que transforma la distinción en separación, la <reflexión>
intelectual en dualismo irreconciliable entre sujeto y objeto
observado, entre pensamiento y realidad, “acabando así en el
agnosticismo o escepticismo (Idem.).
Hegel enuncia su concepto de <astucia de la razón>, por el cual el
individuo humano se engaña en su obra, en perseguir sus propios
fines y los propios intereses particulares, “cuando, en verdad,
inconscientemente, actúan los fines más altos del Espíritu. En
otras palabras, el verdadero sujeto de la historia no es el hombre,
sino la razón o la idea”. Sin embargo, el ser humano es libre,
puede decidir cómo actuar. Así, “cuando el querer del individuo
entra en conflicto con los fines de la Razón, la persona vive la
tragedia de la disociación entre su particularidad y lo universal
56
hasta ser destruida”…”cuando las finalidades perseguidas por el
individuo coinciden con las del Espíritu del mundo y el particular
es, por así decirlo, el órgano de lo universal, la persona asciende y
se enaltece, según Hegel, a individuo <cósmico-histórico>; es
decir, la persona que gozando del poder y clarividencia de la
Razón misma, puede dar vuelta y forma a toda una época
histórica, como sucedió según Hegel en el caso de Napoleón
(Idem. p).
“Una providencia racional ordena y dirige, según Hegel, los
acontecimientos y el curso entero de la historia, hasta el punto de
que esta última se configura en muchos aspectos, como una
especie de revelación de la divinidad en el mundo. Aunque Hegel
no parece interesarse por la noción de Dios específicamente, ni
para demostrar su presencia ni para negarla, sobradamente se
interesa en reflexionar alrededor de la realidad humana. La
historia para él es una teofanía, es decir, un medio a través del
cual se manifiesta Dios, sin ser el único, y se desarrolla en la
consciencia humana la noción de su Ser, dando así plena
actuación a su intrínseca espiritualidad” (Idem.).
Queda por aclarar lo que ocurre con la historia, cuando su devenir
no se presenta ya, como Hegel parece suponer, como una
“materialización” o realización del Espíritu, no ya de individuos
que se descarrían, sino de grupos, de naciones enteras que no
tienen interés en que necesariamente su voluntad se compadezca
con el Espíritu del mundo haciendo ellos todo según su capricho o
imponiendo la suya a otros. Hegel vive en el período de transición
cultural marcado por la Revolución Francesa y la Revolución
Industrial, desde que se empieza a consolidar el uso de la máquina
de vapor en Europa; vive en la época en que Napoleón logra, con
éxito, contener el caos y extender el dominio de la República
Francesa en casi todo su territorio; vive cuando la Revolución
Industrial es un hecho y empieza a darle a Inglaterra la primera
cosecha de resultados halagadores, cuando Europa vuelve a tener
esperanzas de superar el Hambre, producto del paradigmático ya
casi incapaz y exhausto modo tradicional de producción agrícola.
57
Quizás, como algo novedoso, como algo que riñe con el principio
creador del Espíritu, haya aparecido en medio de nosotros, en
Colombia, casi ciento veinte años después de morir Hegel,
efectivamente, un espíritu contradictorio, un espíritu demoníaco
que en una confabulación macabra universal parece interesado en
capturar el mundo de los humanos, el planeta entero para su
irracional disfrute. Un espíritu que reclama para sí, para empezar,
el beneficio del anonimato, en medio de una humanidad
desarticulada y masificada, que le permite emboscarse y escoger a
sus indefensas víctimas a su gusto, y librar, si le interesa, la
batalla legal por la defensa de sus actos, o imponerse abiertamente
por medio de la intimidación. Luego, la legitimidad de los hechos
cumplidos, que logra mediante el soborno, buscando su
aceptación dentro del “libre juego democrático”, en su juego con
“dados cargados”, o simplemente arrollando a su enemigo
apoyado en su fuerza física, económica o política. Poco a poco su
red física se extiende, el mercado seguro, creado por la acción de
años de práctica de una ética burguesa insensible a las
necesidades humanas pero sí al “enriquecimiento” fácil, y nutrida
por fondos financieros infinitos, que sus víctimas desvían de la
satisfacción de sus necesidades básicas y de la de sus allegados, a
la finalidad de eludir su triste realidad. De año en año, el nivel de
vida de nuestro pueblo desciende, no solo porque avanza la
miseria sino porque en la práctica del intercambio social
desaparece la noción de dignidad humana, de justicia. Se asesina
al acreedor para evitar pagarle alguna deuda. Se le cobran a la
gente y a las empresas sumas, a veces absurdas de dinero, para
dejarlas vivir y desarrollar sus actividades en paz. Las
transacciones comerciales no siempre consideran el bien de las
partes. Muchos son negocios forzados para enajenar, en
condiciones, también impuestas, bienes codiciados. El secuestro
de personas para apoderarse de su patrimonio, el asalto a mano
armada, la toma de hecho de propiedades de todo género, en
especial de vehículos fáciles de esconder, de semovientes,
terrenos rurales, y empresas productivas, se ha vuelto una manera
usual de salir de la miseria o acrecentar la fortuna ya disponible.
La legitimación de fortunas mal habidas se logra con artificios
engañosos destinados a “lavarles la cara sucia” de toda mancha
58
culposa, entrando a participar en el juego económico formal, en
plan de competencia institucional, con los ahorros de la gente de
bien y sus negocios.
Situado el ser humano moderno, muy particularmente como
ocurre en Colombia, frente a una humanidad que se derrumba en
medio del fragor de los combates, de una violencia de inusitada
crueldad, de intrigas, del fraude en todas sus formas, de la
intimidación con todos los medios, frente a un caos que se
apodera de ella, que la inmoviliza, frente a la aparición de unos
umbrales elocuentes que parecen ser las fronteras del poder
político, del poder económico, en los que se apoyan las decisiones
de las altas esferas gubernamentales y empresariales, como son la
aparición de las armas absolutas, -las armas nucleares-, que
pueden convertirse en la máxima amenaza terrorista, el
surgimiento del equilibrio entre la guerra irregular con su propia
filosofía y metodología y la guerra regular con la alineación de
grandes formaciones militares, el decrecimiento de la capacidad
de sustentación de un alto presupuesto estatal por parte de la
población, la degradación del medio natural sobre explotado, los
cambios en las condiciones típicas del medio ambiente como el
calentamiento global, causadas por la contaminación ambiental
entre muchas otras cosas, nos permite percibir cómo afectan, por
parejo a pobres y a ricos, y cómo son capaces de igualar las
ventajas del poder armado y económico del agresor con las
desventajas de quien es agredido, nos permiten apreciar, cómo las
motivaciones básicas para las ambiciones desbordadas de poderío
social, político y económico van llegando a su fin. La utilidad
estratégica de las grandes fuerzas militares regulares e irregulares
y de las grandes fortunas para asentar en ellas un presupuesto
exclusivo de seguridad para sus beneficiarios, ya no es tan válida
como antes. La proliferación de poderes en armas y el choque de
sus múltiples manifestaciones organizacionales hacen de
cualquier forma de predominio un logro cruento y fugaz.
Es el momento de darnos cuenta que la realidad en que vivimos,
aunque es amenazante, empieza a mostrarnos que es sensato un
cambio en los presupuestos políticos, en la manera de manejarlos
59
y tiene que ser modificada para que podamos pensar, con
optimismo, en el futuro. Tenemos que construir la realidad que lo
haga posible, y no dejar el asunto al azar. Tenemos que
proponérnoslo intencionalmente. Es tarea del ingenio humano.
La naturaleza animal en las especies más evolucionadas,
diferentes del ser humano, como las hormigas, como el
chimpancé, nos muestra el uso incipiente o elaborado de
herramientas con las cuales han aprendido a ayudarse en su diario
vivir. Las amas de casa saben cuán dañinas resultan las hormigas
en el jardín cuando les da por colonizar sus plantas favoritas con
su “ganadería” de pulgones. Las hormigas han aprendido a
manejarlos y los transportan hasta los lugares más tiernos y
apetitosos para obtener, de ellos un más abundante exudado dulce
del que se alimentan. Estos pulgones chupan la savia de las
plantas hasta que ellas mueren. Los chimpancés han aprendido a
hurgar los termiteros con espartillos de donde se pegan las
termitas, que luego sacan y saborean.
Pero la transferencia de la energía necesaria para vivir, en los
distintos ecosistemas, entre animales y plantas, se realiza a
menudo con dolor, en un clima de crueldad inusitada, en que las
especies depredadoras se “apoderan” de la vida de sus víctimas
para “nutrir” la propia. Y, a pesar de que nosotros disfrutamos de
un cerebro, con lóbulos, más evolucionado, realizamos, en lo
fundamental, nuestro intercambio energético de la misma manera:
Nos apoderamos de la vida de nuestras víctimas, ya no sólo para
nutrir la propia, sino acumular y acumular en nuestro patrimonio
propio: Con dificultad hemos evolucionado un poco más, para
merecer el calificativo de <<animales inteligentes>>. ¿Es
suficiente para nosotros eso?
Nosotros, los humanos y nuestros antepasados, fuimos
aprendiendo poco a poco, también, el uso de herramientas y lo
hicimos así por millones de años. Así construimos muchas cosas,
desarrollamos muchas instituciones de las que disfrutamos,
incluso en el mundo moderno, como la Familia, sin ser
conscientes de ello. Aún hoy no somos muy conscientes de cómo
60
construimos nuestra realidad inmediata, desconocemos o no nos
preocupamos de su trascendencia en las dimensiones del tiempo,
del espacio y del espíritu. Por ello no percibimos que, en gran
parte, nuestra realidad presente es el producto de una Consciencia
Superior, un Espíritu, que ha modelado nuestra vida y, quizás, nos
ha llevado al punto en que nosotros podamos asumir
conscientemente nuestra responsabilidad, algo que no siempre
hemos logrado realizar con pleno éxito. Todavía más, ignoramos
que esos cimientos de tan extraordinario origen son delesnables,
pueden ser desechados por nosotros en virtud de nuestro libre
albedrío con consecuencias impredecibles, como es el que
adoptemos una consciencia “plana”, sin profundidad, del Mundo
real y de los seres que lo pueblan.
A veces, incluso, no somos conscientes de lo que destruimos.
Solamente nos damos cuenta cuando los efectos destructivos de
nuestros actos se devuelven contra nosotros y bebemos el trago
amargo de nuestro propio sufrimiento, de nuestra propia
desorientación, de nuestro propio fracaso. Entonces nos damos
cuenta de que necesitamos ayuda para salir del caos hacia donde
se ha deslizado nuestra vida. Si no fuera por eso nunca se habrían
fundado las extraordinarias empresas de recuperación humana
como son las asociaciones de “Alcohólicos Anónimos” y
“Narcóticos anónimos” que hoy conocemos. Es preciso que nos
demos cuenta que actos aparentemente tan pequeños, como dejar
de beber, tienen una trascendencia invaluable en la construcción
de la Humanidad, de la realidad que deseamos para nosotros, y si
no lo logramos, en su frustración. Pero si muchos alcohólicos y
drogadictos se han dado cuenta del daño que han hecho a los
demás y a sí mismos y han constituido las grandes organizaciones
de ayuda mutua que llamamos AA y NA, no todos los que han
causado daños a la vida humana son conscientes de ello.
Es preciso que avancemos hasta ser capaces de desarrollar
grandes planes de movilización humana, que articulen miles de
millones de pequeños pero trascendentales actos humanos, que se
realizan en el mundo entero tras la consecución de un mundo
61
mejor, dándonos cuenta de ese propósito de bien común y de
cómo lo vamos a lograr.
En nuestro tiempo, en nuestro país, aunque con precedentes
perversos que significaron una experiencia de injusticia
demasiado dolorosos para nosotros, fue desarrollado un gran
proyecto de ingeniería, considerado el más grandioso proyecto en
la historia humana desde la construcción de la pirámide de Keops,
logrando cambiar la suerte de todo un pueblo: El canal de
Panamá. Este logró cambiar el carácter de una nación, en este
caso de la nación panameña, luego de su secesión de la nuestra.
Su magnitud, en términos de movimiento de material (tierra, roca
y otros), representa sesenta y tres veces los movidos en Keops. La
construcción del canal de Panamá a principios del siglo XX, es
conocida como una de las obras monumentales mayores en la
historia de la ingeniería, iniciada en su etapa exitosa en 1904 y
terminada en 1914, y demuestra un enfoque de amplitud y
profundidad poco común, del jefe de Estado norteamericano y de
los profesionales comprometidos, que contrastan con la pobre
visión de las autoridades y el pueblo colombiano, tanto en su
concepción como su desarrollo, a pesar de las nefastas
circunstancias que rodean el proyecto.
Lesseps (1805-1894), político francés, quien construyó el canal de
Suez y quien se propone, de cuenta de Colombia, construir el
Canal de Panamá en la segunda mitad del siglo XIX, fracasa en su
intento. La gran obra, era muy superior a los medios técnicos
disponibles entonces para los franceses. Particularmente el
tamaño de los medios mecánicos es insuficiente frente a un diseño
casi inverosímil que plantea un corte de ochenta y cinco metros de
profundidad en la montaña que separa las vertientes atlántica y
pacífica del istmo, en el llamado paso de Culebra, en un tramo de
15 kilómetros de longitud solamente, para dar paso a los navíos al
nivel del mar. Sin embargo, Lesseps es derrotado, más bien por la
fiebre amarilla y el paludismo que menguan casi hasta la
impotencia las fuerzas de su personal de trabajo. Sus pérdidas en
vidas, asciende a la no despreciable cifra de 16.000 trabajadores
durante el tiempo que dura el intento.
62
Los trabajos son reiniciados en 1904 y en julio de 1905 asume la
dirección de los trabajos el ingeniero ferroviario John Stevens, de
52 años de edad, de gran experiencia en el corte de vías férreas en
las montañas Rocallosas (EE. UU.) quien ostenta el récord de
haber construido más kilómetros de vías férreas que ningún otro
ingeniero de su tiempo. Su designación es hecha directamente por
el presidente de EE.UU., Teodoro Roosvel, con el acuerdo entre
ambos de evitar, por todos los medios, los escollos burocráticos.
John Stevens es un constructor ferroviario, no un político. Los
móviles del Presidente son patrióticos, económicos y militares (y
regularmente se menciona muy poco la intervención y el respaldo
financiero de una firma privada cuyo nombre se conoce en
Norteamérica de tiempo atrás: Los Morgan).
La experiencia le demuestra a Steven cuán importante son la
salud y la moral de los hombres vinculados al proyecto. Se ha
dado cuenta del ambiente pesimista que reina en los campamentos
y de las condiciones de insalubridad existentes alrededor de ellos.
Panamá, entonces, es considerado el territorio más insalubre del
planeta. Reina en el lugar de los trabajos una temperatura media
de cincuenta y cinco grados centígrados y llueve torrencialmente
ocho meses del año.
En Panamá conoce al médico Dr. William Worgass de 49 años,
director del hospital Ancón, que tiene el extraordinario récord de
haber terminado con la fiebre amarilla en Cuba años antes.
Worgass opinaba que el virus de la fiebre amarilla tenía por
vector transmisor (como resultó cierto después) un mosquito que
habitaba, no la selva tropical húmeda sino las poblaciones
habitadas, que adolecían de múltiples condiciones de
reproducción en canales de agua estancada, en basureros
encharcados, en calles húmedas, en recipientes abandonados
llenos de agua, etc. Ha buscado en vano, el apoyo de las
autoridades del Istmo y de EE. UU. En la Zona del Canal para
adelantar fumigaciones masivas de las viviendas y el drenaje de
los depósitos de agua. John Stevens no sólo lo escucha. En
conjunto con Worgass emprende el más ambicioso y costoso
63
programa sanitario que se haya emprendido en país alguno.
Cuatrocientos hombres fumigando casa por casa utilizan en total
120 toneladas de sulfuro. Se cierran burdeles, se derriban
cuchitriles de mala muerte, se arreglan calles y caminos. La fiebre
amarilla es vencida para sorpresa e incredulidad de todos con un
resultado decisivo para Stevens: la moral y el entusiasmo de sus
trabajadores mejoran substancialmente. Stevens se constituye en
un verdadero líder de su gente.
Empieza una campaña igualmente masiva contra el paludismo.
Todos los trabajadores tienen que consumir su dosis diaria de
quinina. Delante de la vía férrea que se va construyendo van las
brigadas de hombres regando aceite en los posos de agua de la
selva, drenando zanjones de agua, instalando en los caseríos y
campamentos acueductos modernos y de agua limpia. Es un
hecho que todo el mundo, particularmente los trabajadores de
origen extranjero, sufren los rigores de la fiebre recurrente del
paludismo, entre ellos, el mismo Dr. Worgass. La población local
ha desarrollado ya gran resistencia contra la enfermedad. Cuando
se logra vencer al paludismo, casi unos 22.000 trabajadores han
muerto víctimas de los dos flagelos, la fiebre amarilla y el
paludismo. Entonces el ánimo invade a la población trabajadora y
se labora a ritmo frenético.
Stevens considera que la clave para un mayor rendimiento de los
trabajos está en el transporte férreo de los materiales removidos.
Pero..¿Dónde colocarlos? El río Chagres derrama en la época de
lluvias cantidad de agua que estorba inmensamente las labores de
excavación. Es cuando se le ocurre que se debe construir una gran
represa destinada a represar las aguas del río Chagres. Allí, en la
tapa, depositará todo el material transportado y el agua del lago
formado alimentará con sus aguas el canal en tiempo seco. Así se
forma el lago Katún, el más grande lago artificial del Mundo. Para
aquella labor Stevens busca en su país las mayores locomotoras
de carbón posibles, igual que excavadoras y cargadores de las
mayores dimensiones que pudiese encontrar. Así logra superar los
escollos de los franceses, que solamente disponían de un equipo
relativamente liviano de movimiento de tierra y rocas.
64
Pero su mayor innovación es la propuesta que le hace a Roosvel
de cambiar radicalmente el diseño de los dispositivos del Canal.
Le propone reducir substancialmente la ciclópea tarea de romper
por roca maciza un paso de ochenta y cinco metros de
profundidad y quince kilómetros de largo para un canal a nivel.
Propone elevar las naves a la altura mayor posible con un sistema
de esclusas a ambos costados de la montaña. Si aquello funciona
(nadie sabe que así sea a ciencia cierta) la economía es evidente y
la viabilidad del proyecto se acerca muchísimo más a lo
realizable. Todo se hace según los diseños de Stevens, aunque
éste, por razones todavía desconocidas, se retira de la Obra y no
está presente en su inauguración. No obstante, tanto John Stevens
y William Worgass son considerados en su país como verdaderos
héroes nacionales. Stevens, a su muerte en 1916, es sepultado con
honores de hombre de Estado (National Geográphic. Documental
de televisión).
No es de despreciar la actitud decidida de Roosvel para plantear
sus objetivos políticos. El está muy enterado del “Gran Juego”
como se le dice a la alta política, en el argot diplomático de
principios del siglo XX. El pueblo de su país entiende muy
someramente su movida, igual que ocurre en los nuestros, cuya
vida cotidiana está muy divorciada de las altas actividades del
Estado. Más adelante lo entenderá cuando su presidente tenga que
mover su potencial naval del Océano Atlántico al Océano Pacífico
y viceversa, como consecuencia del estallido de la Segunda
Guerra Mundial. De no contar con el Canal, hubiera tenido que
perder varios meses para hacer el mismo movimiento, ya por el
Cabo de Hornos en Suramérica, o por el Cabo de Buena
Esperanza en África del Sur. Es algo que sólo él y algunos de los
estrategas políticos de su nación discuten, seguramente, en la
intimidad. Es la razón, por la cual, el resultado final, que esta vez
es completamente exitoso, está relacionado con la conjugación de
un conjunto de cerebros y sus sistemas nerviosos que actúan,
verdaderamente, como un equipo. Algo que nosotros no
conseguimos hacer razonablemente, ni siquiera hoy en día.
65
La idea de conseguir que miles de millones de cerebros se
sintonicen y conecten sus neuronas, sus sistemas nerviosos en una
“estructura”, orgánicamente en una verdadera red nerviosa de
orden mayor, es una utopía, más no una ilusión, una fantasía. Es
simplemente la continuación del proceso de integración de las
estructuras inferiores, que en la Naturaleza se vienen dando desde
el principio del Universo
Nuestro propio cuerpo como el de los otros seres del reino animal
podría definirse médicamente como un verdadero sistema
nervioso cubierto de carne y, con varios mecanismos destinados a
protegerlo, a “procesar” los recursos que toma para su propia
manutención, a la eliminación de los residuos y tóxicos que le
estorban, y una armazón de huesos, en muchos casos, para
sostenerlo. Somos organismos pluricelulares donde la
“especialización del trabajo” celular se ha dado sobre la base de
opciones infinitesimales, casi nulas, de probabilidades de subsistir
integralmente en forma estable.
La Naturaleza lo ha logrado parcialmente, puesto que nuestro
organismo es “vencido” finalmente por el desgaste de su cuerpo,
por el caos, pero a su vez, ha inventado una solución que le
permite a las naturalezas vegetal, animal y humana perpetuarse:
Sus posibilidades de procreación sexual y asexual, es una
cualidad que acompaña a todas las especies vivas. Esa opción
infinitesimal, que a decir de Carsten Bresch en su “Vida, un
Estadio Intermedio”, que, obviamente, sería de “nula”
significación para el matemático, para el científico para el
estadístico, para el ingeniero humano modernos, dada la escala de
las magnitudes de “significación” que, incluso, éstos manejan en
sus labores cotidianas, es muy inferior en valor y pertenece a la
misma categoría de la “ley de formación” que ha dado origen a
los elementos químicos en el proceso evolutivo de la “materia”,
desde el hidrógeno hasta los elementos más pesados de la “tabla
periódica de los elementos químicos” desarrollada por Dimitri
Ivanovich Mendeleiev (1834-1907), químico ruso de amplio uso
en la química contemporánea, a los astros, a su materia
constitutiva, al material intergaláctico, a las primeras moléculas
66
simples, a las más pesadas y luego, a la constitución de los seres
superiores multi o pluricelulares. En los niveles de las magnitudes
colosales de medida del Universo, para las cuales los millones de
años vividos por el hombre representan, si acaso, un suspiro
infinitesimal, pero para el Espíritu que lo anima, el proceso de la
Vida, para hablar sólo de uno de los millones de millones de
proceso diferentes que se dan allí, su tiempo de gestación debe
representar para El la prudente distancia de tiempo, entre la Idea y
la certeza de su realización.
¿Qué significado tienen dentro de esta evolución ciertas aptitudes
de la Vida conocidas de tiempo atrás por los biólogos, como el
fototropismo de las plantas, fenómenos como el hambre y la
capacidad de locomoción de los animales, la ambición, la codicia,
el afán de imperio, de seguridad, la inteligencia, la capacidad de
reflexión de libertad de independencia de los humanos? Parece,
desde este punto de vista, que no quepa ninguna duda: Las
especies animales poseen opciones de movimiento que no poseen
las plantas. Los humanos tenemos opciones de movimiento que
no poseen, por lo que sabemos, otras especies vivas. Y ello
significa más posibilidades de vida para nosotros, las
posibilidades de dar respuestas diferentes a los retos vitales, de
usar recursos que otros seres vivos diferentes de nosotros, no
pueden utilizar. Puede significar que el proceso azaroso de
desarrollo de esos atributos, “muy largo” no puede acortarse
significativamente . Otra ley de esa evolución: Parece ser que no
es posible construir las fases más “desarrolladas” de la Vida sin
lograr las más simples. Las estructuras más complejas necesitan
para constituirse de las más simples. Parece ser que el hidrógeno
es el “ladrillo” básico de la materia del Universo, y ya él es un
compuesto de dos partículas subatómicas menores, el protón y el
electrón. Resumiendo, sin embargo, hay una pregunta que vale la
pena que nos hagamos: ¿Si ese proceso evolutivo está afectado,
en un momento dado, por la decisión de un sujeto capaz de influir
los procesos, y está dispuesto a actuar eficazmente, no cambian
sustancialmente las probabilidades de esos sucesos? Supongo que
sí. ¿No es ese el resultado de los modernos procedimientos que se
orientan a intervenir genéticamente en muchas especies vegetales
67
y animales, tal como se estila hoy, para desarrollar en ellas, entre
otras cosas, aptitudes especiales de resistencia contra ciertas
enfermedades o aumentar su productividad?
Los científicos tienen la idea de que, a unos instantes de “Big
Bang”, se habían formado ya grandes masas de hidrógeno a partir
de sus partículas atómicas constitutivas, el protón y el electrón.
Más adelante, se “condensan” grandes masas de hidrógeno dando
origen a la primera generación de estrellas, unos cien millones de
años después. Allí se forman poco a poco, bajo las grandes
presiones y temperaturas los átomos de los diferentes elementos
químicos de la tabla periódica. Hoy se sabe que la partícula
subatómica, el mesón mu, es la que evita con su acción atractora,
los efectos centrífugos de repulsión electromagnética de los
protones del núcleo atómico que tienen carga positiva. Esta
partícula hace posible la existencia de todos los elementos
diferentes del hidrógeno. En los restos que quedan al final de la
vida de aquellos astros primigenios, esos elementos quedan solos
y formando ciertas combinaciones en el polvo cósmico residual.
Nuevas condensaciones de materia dan origen a sistemas astrales
de segunda y quizás, si ha habido tiempo, hasta de tercera
generación. En el medio marino terrestre las asociaciones
originales precursoras de la vida se dan aleatoria y
esporádicamente, logrando resultados de permanencia con una
probabilidad ínfima. Algunas moléculas gigantes de aminoácidos
se encuentran y se separan sucesivamente. En un momento dado,
con la presencia de una molécula muy singular, la separación se
da en forma de dos o más moléculas semejantes a la formada por
la molécula singular y la otra u otras de los aminoácidos que se
encuentran. Esa molécula singular aporta un patrón de asociación
molecular, siendo, por así decirlo, una forma rudimentaria del
ácido Ribonucleico. Esas asociaciones se perfeccionan, las
moléculas se especializan y surgen las primeras células
rudimentarias.
La búsqueda de los seres superiores por su alimento, por su
adaptación al Medio, no tiene otro sentido que obedecer al
impulso vital para buscar las “asociaciones” con otras estructuras
68
naturales. No es algo caprichoso. Es uno de los elementos que
forman parte de la mecánica del proceso evolutivo general del
Universo, una de cuyas consecuencias, al nivel de la especie
humana, su corolario, es la industria humana productiva,
desarrollada para hacer posible la vida del Hombre sobre la
Tierra. ¿Pero qué sentido profundo tiene todo eso? ¿Qué
determina la manera de actuar de toda esa mecánica del proceso
evolutivo? ¿No es esa manera de actuar la propia de aquel Sujeto
bajo cuya “dirección” se da el acto continuo creador, que nuestra
absurdamente limitada y plana visión nos impide explicar
aceptablemente, desde el punto de vista de nuestras escuelas
“creacionista” y “evolucionista”.
Vistas las cosas al nivel macroscópico, los inmensos
desequilibrios generados por el ser humano en su búsqueda de
una vida mejor y más segura, dentro de una situación de creciente
sobrepoblación, han determinado condiciones de vida, amenazas,
y caminos muy diversos para las distintas estirpes humanas,
respecto de la manera de hacer realizable su propósito de
supervivencia y procreación. Y en el fondo, hasta hoy, ha
carecido de puntos de referencia adecuados y suficientes para
entender cuáles pueden ser las industrias más conveniente para su
naturaleza y, tal vez las más inconvenientes o que de alguna
manera han de reportar perjuicios, más bien que beneficios para
quienes pagan su “producto”. En la época prehistórica, hace unos
veinte mil años, podría decirse que la población total de Europa
no era más que de unas decenas de miles de almas. Tenían pocas
opciones que escoger en términos de sus opciones de vida: La
caza y la pesca de unas cuantas especies. En un principio mamuts
que ya se extinguían, ciervos, jabalíes, bovinos. De esa época data
la costumbre ibérica de la lidia de toros. Sus enemigos naturales
eran también unos cuantos. El tigre “dientes de sable”, los osos, y
los más competitivos con la especie humana, los lobos, con sus
costumbres gregarias apuntando a la defensa del Grupo.
En la época moderna el número de los individuos, los grupos, ya
no siendo grupos familiares extensos, clanes, tribus, sino
naciones, estados multinacionales, confederaciones, uniones etc.,
69
sociedades de escala, incluso continental, asociaciones
comerciales, alianzas militares y otras instituciones cuyas redes
organizacionales se extienden alrededor del planeta, han crecido
astronómicamente. La población entonces pudo ser de unos pocos
millones en todo el mundo y hoy somos seis mil quinientos
millones de almas, más o menos. ¿Puede imaginar el lector la
diferencia en la complejidad del proceso social, de los conflictos,
de los intereses en juego, de las opciones en disputa, de las
catástrofes humanas desencadenadas, de las angustias, de las
ambiciones en juego, etc. si comparamos, entre la vida humana de
entonces y la actual?
Pues bien, el desarrollo de la administración científica a partir de
los presupuestos más diversos, partiendo de la experiencia de los
últimos ciento cincuenta años de vida de las sociedades
industriales y de la investigación científica aplicable al tema, en
los últimos decenios, permite entender cómo es preciso avanzar,
entre otras cosas, en la implementación organizacional para
superar el caos presente en muchos lugares de las estructuras
sociales. El tema de la conciliación de intereses, de formación de
estructuras permanentes (o tan permanentes como sea posible) de
intercambio social, entre ellas, de intercambio comercial, son
tema actual de la Ingeniería. Entre otras cosas, no es posible
calcular la utilidad de las obras de infraestructura que los
ingenieros tienen qué construir en medio de la incertidumbre del
caos. El costo real de ciertos recursos técnicos como el
aseguramiento, para garantizar la subsistencia de empresas e
industrias útiles, es incalculable si no hay alguna certidumbre de
permanencia para ellas, o no pasa de ser un cálculo teórico,
probablemente inaplicable a la Realidad. La simplicidad de la
economía primitiva contrasta también con la complejidad de la
economía moderna. La diversidad de las fuentes de recursos
naturales que abastecen hoy a la intrincada red de abastecimiento
de la vida humana en todo el planeta, casi integrada a nivel
global, hace que la tarea de abastecer de recursos naturales la
industria planetaria sea complejísima y el compromiso de
mantenerla bien activa tenga que ser una labor, desde el punto de
vista del usuario, casi, de vida o muerte. Quien no logra
70
conectarse carece de los ingresos necesarios, quien no tiene
acceso al abastecimiento carece de los medios necesarios para
vivir.
Dentro de la gran confusión de cosas, que resulta de una gran
población humana dividida en multitud de esferas de vida de
muchas y muy diferentes magnitudes, y obviamente, con una
complejísima consciencia de la Realidad y una complejísima
variedad de referencias para interpretarla, de la agresión
practicada universalmente en toda la gama de sus formas, del caos
generado en el desorden del intercambio social, debería parece
extraño que la humanidad se sienta segura obrando
independientemente sin entender, cómo su vida depende, como
realmente depende, del medio natural en que vive. El hombre
moderno se considera, en general, dueño casi completamente de
su suerte, emancipado de la Naturaleza y los centros de su
organización, en la medida en que ella se dé, concibe,
cotidianamente y planea su vida haciendo casi caso omiso de los
factores naturales que la afectan.
No obstante es innegable que el hábitat, entre otros factores, ha
modelado su multifacético carácter históricamente. Las disputas
con los vecinos por los recursos naturales han modelado
básicamente las actitudes mutuas entre los hombres. El desierto,
exige el desarrollo de las aptitudes comerciales, de las habilidades
depredadoras para el asalto a las caravanas que lo cruzan, como
medios de subsistencia. La existencia de climas benignos para el
cultivo, la cría de animales, ha permitido la producción
agropecuaria. Las minas de carbón y de acero permitieron el
desarrollo de la Industria, a la manera de la Revolución Industrial.
Los cambios estacionales han sido el motivo de muchos pueblos
para su vida nómada, siguiendo patrones que, como en el
continente africano, siguen todas las especies.
La costumbre de asaltar a los centros poblados más ricos para
apoderarse de sus riquezas y hacer esclava a su población más
fuerte y vigorosa, hizo que la guerra se convirtiera en una técnica
imprescindible de supervivencia. Alrededor de sus posibilidades
71
se ha desarrollado la ambición de imperio, el poderío de los
ejércitos, y el origen, hoy reconocible aunque antes quizás no, de
una de las mayores catástrofes que amenazan el horizonte de la
vida humana: El desconocimiento irrespetuoso del derecho ajeno,
la conspiración, la agresión física, la traición, el crimen, en todas
sus modalidades, como industrias humanas, como modos de vida.
Ello es posible, dentro del relativismo de la consciencia humana
de la Realidad, por la forma como se ha acostumbrado el fuerte a
ejercer su poder de imperio, su influencia, su capacidad de
convencimiento, sobre los más débiles. Hoy por hoy, y a pesar de
todo ello, particularmente en las esferas de vida social más
congestionadas y más cosmopolitas, nadie puede decir que es
completamente el amo de su propia vida. Si lo es, nunca será por
mucho tiempo. Mientras tanto cunden el recelo, la desconfianza,
el resentimiento como elementos típicos de la conducta del
hombre masificado, como complemento de la alta disposición al
fraude, al engaño a la intimidación, al descarado aprovechamiento
del ignorante, del niño, del débil, comunes en estos medios
sociales, donde es más pobre el patrimonio ético común. .
La iniciativa humana respecto de la formación de sus
organizaciones sociales, según su instinto gregario, no es
caprichosa sino que se basa en la experiencia respecto de las
exigencias y los retos de los medio social y natural en que se vive,
en los medios de que logra disponer para dar su respuesta. Las
distintas culturas históricas surgen sobre la base de un hábitat que
ofrece ciertas oportunidades y una naturaleza humana que, con su
ingenio, sin muchas complicaciones de tipo social, logra dar
respuestas a los diferentes retos que experimenta. La institución
familiar extensa conformada por consanguíneos, el clan, la tribu
la nación pueden ser ejemplos de vida social estructurada capaz,
casi, de dar una respuesta automática a los retos de la Naturaleza
Sus líderes están muy cerca de la base de la organización.. Esas
sociedades son muy importantes para la seguridad de los hombres
cazadores por ejemplo. Ocurre, sin embargo, en nuestro tiempo,
en que la “separación” de los seres humanos de la influencia del
hábitat, de la reducción de la consciencia de su medio de vida al
72
sólo medio humano, como ocurre en la Ciudad, en el burgo,
profundamente influido en el mundo moderno por la cultura de
tipo burgués, en general amañada a ciertos intereses particulares,
que la conducta humana se vuelve caprichosa frente al
condicionamiento del medio natural. Además, por las carencias de
tipo ético, la sociedad urbana vive en gran medida en el caos, del
cual se libra parcialmente donde la fuerza de las instituciones
logra mantener, así sea coercitivamente el orden
A la fuerza, cerrándole muchas otras opciones, sometiéndole a la
esclavitud, a la servidumbre, a la explotación indiscriminada, una
gigantesca población humana destinada a ejercer su genio creador
y a terciar a favor de su propia permanencia en condiciones
dignas en este hogar planetario, ha sido conducida a un estado
lamentable de preparación para afrontar sus propios retos vitales,
incluso físicos y mentales, haciendo que su suerte dependa
fundamentalmente de otros, de factores externos, lo que genera
angustias existenciales profundas e inenarrables, que afectan la
salud mental, lo cual hace todavía más crítica su situación de
adaptación del ser humano al Medio.
De hecho, muy pocos se benefician del trabajo de las mayorías
que, se ven limitadas absurdamente al mero rendimiento de su
trabajo físico, precisamente siendo la fuerza física del cuerpo
humano, la cualidad más alejada de las fortalezas humanas para
producir, y sí, tal vez, una de sus mayores debilidades. No es de
extrañar, pues, la presencia, particularmente en el seno de
nuestras grandes ciudades, de grandes masas humanas pasivas, si
no dispuestas a la revolución y la anarquía, incapaces aún del
rebusque cotidiano para mejorar su forma de vida, totalmente
desorientadas, conformándose con una vida miserable, de
indigencia, con ocasionales posibilidades de trabajo remunerado,
particularmente trabajo “sucio”, o ahogada su existencia en
alcohol, droga y "sacol". Esa experiencia enfrenta al ser humano
con la incertidumbre cotidiana de su propio destino, cual pavesa
en el torbellino del acontecer social. En cierta forma, en un
mundo que se divide cada vez más, que se masifica cada vez más,
el problema de sobrevivir se convierte en su consciencia, cada vez
73
más en un problema individual, exclusivamente suyo, aparte,
aislado del problema de supervivencia del vecino. Ha dejado de
ser un problema de la comunidad, a medida que la violencia y el
“progreso”, han destruido, entre nosotros las comunidades
tradicionales constituidas y le han empujado, como desplazado, a
las grandes ciudades, como ha ocurrido con nuestras comunidades
campesinas y las comunidades indígenas. Cada vez más, el salir
de ese estado angustioso de caos, que coincide con un sentimiento
profundo de soledad, en medio de las multitudes “indiferentes”,
se convierte en una necesidad más apremiante, cada vez más
vivida, más sentida por el Hombre. Hasta ahora, entre nosotros,
en el medio urbano, por ejemplo, el orden es muy pocas veces
suyo. Ha sido mucho más extraño y exterior a él.
El invertir este proceso deprimente, que observamos
cotidianamente a nuestro rededor y que tarde o temprano
terminará condicionando fatalmente nuestra propia vida, va a ser
una necesidad urgente. De no salir del caos, la humanidad entera
está amenazada de caer en un proceso progresivo de involución,
sin retorno, o en el salvaje enfrentamiento mutuo por los medios
más simples de vida, en los que la marca de la violencia hará
imposible la vida civilizada. Ya se están visualizando los grandes
conflictos que empiezan a manifestarse en este principio del siglo
XXI por el agua, elemento absolutamente indispensable para la
vida. La importancia asumida, en todo el mundo, por el comercio
de estupefacientes, fundamentalmente substancias tóxicas que
tienen un efecto adictivo, y que afectan gravemente la estructura
cerebral y el ejercicio de su actividad, no pueden menos que
alertarnos y hacernos reflexionar muy seriamente en las
consecuencias. A muchos puede parecerles exagerado, pero ese es
un grave problema que les tocará enfrentar, en la práctica, a los
ingenieros, entre otros, porque la respuesta de una humanidad a
sus necesidades fundamentales, particularmente si se encuentra
enferma y desvalida, enferma, va a ser absolutamente inadecuada
para la superación de sus conflictos.
Si acaso, puede ser que el ser humano termino medio de hoy,
apenas podrá aspirar mañana, que muchos de sus hijos puedan
74
aspirar a una forma de vida animal, mientras logren acopiar
fuerzas materiales suficientes para mantenerla. ¿Qué significado
tiene para los nuevos aspirantes al Poder, el sentirse soberanos de
hordas de animales posthomínidos, dedicados a la más salvaje
disputa por lo poco que quede para sobrevivir? ¿Les será posible a
aquellos “privilegiados” el disfrute tranquilo de su riqueza?
¿Podrán soñar, al menos, con una vida superior para sí? La
experiencia que nos enseñan los grandes “capos” de la “Mafia”
(según son denominadas las organizaciones pandilleras de las
familias sicilianas dedicadas a los negocios ilegales, una de las
cuales es la “Cosa Nostra”) es elocuente: Pocas veces llegan,
incluso, a la edad madura. En nuestros barrios populares los
jóvenes, sabedores de esa realidad, buscan compensar su corta
vida con el desarrollo de una “intensa” existencia. Esos mismos
grupos se dedican esporádicamente a la “limpieza de los barrios”
de indeseables. El sórdido mundo descubierto al planeta entero
por el productor colombiano de la cinta “La vendedora de rosas”
le da al público una buena ilustración de lo que allí ocurre. En
otras palabras, en un mundo donde el pensamiento científico se ha
ganado un buen puesto en su liderazgo, la indiferencia de los que
tienen el conocimiento y la sabiduría necesarios para una
solución, puede propiciar el establecimiento de estructuras
sociales frágiles, de “totalidades” inestables o no sostenibles,
capaces de generar mucho daño, mucho sufrimiento, mucha
explotación al ser humano. ¿Acaso eso es lo que queremos? ¡Yo
creo estar seguro de que no!
Esta experiencia, es posible que nos esté anunciando una suerte
diferente a la que la Ciencia está en capacidad de anticiparnos,
cuando habla de un mundo acosado por necesidades insatisfechas
y con unos límites finitos en su capacidad de sustentación de vida,
algunos de los cuales estamos desbordando peligrosamente
produciendo, como consecuencia, cambios físicos, como el del
clima, que puede generar grandes crisis en la vida humana en el
globo entero y cuyo cuidado depende de un ordenado uso de los
recursos naturales y de su explotación.
75
No es fácil pensar que la reducción substancial del nivel de vida
de, cada vez más seres humanos, sea el factor que “compense” el
aumento de la demanda total de aquellos recursos que se da al
nivel global, sin más. Ello no sólo sería injusto sino impráctico.
Nadie que tenga responsabilidad va a aceptar de buena gana su
sacrificio, la extinción de su estirpe, de su nación, sin luchar por
los medios de vida que necesita para salvarlos, si no les son
reconocidos. Además, es algo que merece una consideración: El
poderío militar y económico de quienes esperan poseerlos en
suficiente profusión como para inclinar las la balanza de las
oportunidades de vida a su favor, ya no son una amenaza, si es
que no ha desaparecido por completo su sentido disuasivo.
En el futuro la amenaza global de las armas absolutas hace
imposible su uso, lo mismo que el uso eficiente de fuerzas
militares masivas para asegurar el dominio político de pueblos
desobedientes. Los estrategas militares conocen las
consecuencias, a largo plazo, de las brutalidades que pueden
cometerse contra la población civil. Ya no es posible el
exterminio de pueblos enteros que se daba en la antigüedad con
plena impunidad. Tampoco parece muy factible la aparición de
hombres como Hitler y Stalin, con genios capaces de prácticas
atroces masivas contra sus enemigos llevadas a cabo
impunemente, para imponer sus designios.
Mientras tanto, crece el uso exitoso de “modelos” de resistencia
no convencional, algunos de los cuales se aproximan a las
fronteras del llamado “terrorismo”, que permiten, de hecho, el
manejo de alguna independencia de acción política en ciertos
sitios, principalmente marginales, y de permanencia allí de las
actitudes de rebeldía. No solo eso. El poderío alcanzado por las
grandes redes internacionales de tráfico clandestino de armas, de
drogas, de sexo, por no mencionar sino unas cuantas de sus líneas
de comercio, dan una lección de la eficacia del principio de
“solidaridad”, así sea demoniacamente utilizado y tal vez bajo un
sistema de represión mortal, como lo demuestran los saldos de
muertos que resultan por las “vendettas” entre bandas criminales
en nuestro Medio. Esas actividades se nutren, a menudo, por el
76
encubrimiento de ciertos intereses anónimos puntuales e
imprevisivos que obedecen a su chantaje, al ser incapaces de
correr el riesgo de ser víctimas potenciales si no acceden a las
demandas forzosas de sus servicios, como entidades financieras
dispuestas al “lavado” de sus activos, lo cual representa un apoyo
estratégico invaluable, para aquellos que necesitan, como es el
caso de la subversión en Colombia, no sólo política sino criminal
y económica, disfrutar, para sus fines de la prosperidad
económica que les proporcionan los negocios de coca y heroína.
Ello nos da una idea de cómo la corrupción, en una civilización
carente de un espíritu de fondo, que la anime, se ha prestado para
la corrupción, a niveles inimaginados y permite el torpedeo de
toda acción que se oponga a los intereses que predominan
estratégicamente en cierto lugar y en cierto momento. Ese es un
escollo al que se enfrenta el ingeniero. Es un escollo superable,
solamente si grandes sectores de la humanidad, si no la
humanidad entera, logran cerrar filas alrededor de un espíritu que
la anime, sin equívocos, así como ocurre en la parte del mundo
occidental en que las doctrinas y la ética propias del cristianismo
han logrado mantener su fuerte arraigo popular.
Habíamos visto atrás que la Ciencia ha descubierto, para nuestro
conocimiento, que vivimos en un Universo en evolución, sin que
nosotros podamos interferir ese proceso decisivamente ni siquiera
remotamente. Si acaso logramos, por razón del desorden
inconmensurable del mundo moderno en que vivimos, de la
anarquía, de nuestra inconsciencia y dado el incremento de
nuestra capacidad de destructiva, hacer cada vez más difícil
nuestra propia vida en el pequeño rincón del Universo que es
nuestro hogar planetario.
En otras palabras, viviendo en un hogar de proporciones físicas
insignificantes como es nuestro planeta frente a las dimensiones
colosales de nuestro entorno, el sistema solar nuestro, nuestra
galaxia la Vía Láctea, que puede contener cien mil millones de
estrellas, probablemente con muchos sistemas solares homólogos
al nuestro, nuestra Supergalaxia Local, un pequeño cúmulo de
77
unas treinta galaxias semejantes a la nuestra, en una región de
unos tres a cuatro millones de años luz de ancho, por hablar
solamente de nuestra vecindad universal, la arrogancia y
autosuficiencia del hombre moderno produciría hilaridad, si no es
por la tragedia que podemos producir entre nosotros mismos.
Para los científicos actuales que reconocen su fe religiosa, parece
absurdo que los hombres nos atrevamos a mirar casi desafiantes, a
ese magno Espíritu que mueve los hilos de aquel
inconmensurable e incomprensible mundo, en que, estamos
situados, y que va definiendo, según nuestro comportamiento, los
signos, los perfiles del abismo en que podemos “caer”, lo que
puede ser nuestra perdición, si no estamos dispuestos a hacer lo
necesario, tal vez rectificar radicalmente nuestros propósitos de
vida, para evitarlo. Muchos científicos agnósticos opinan la
urgencia de ese cambio de actitud también.
No hay que hablar de la supuesta “ira de Dios” como en algunos
medios religiosos ortodoxos suele abordarse el tema. Tampoco de
un supuesto “castigo eterno”. Solamente hay que hacerlo de un
proceso inexorable cuya dinámica se desencadena hace unos trece
mil millones de años en el Big Bang, un proceso cuyo
conocimiento ocupa un lugar central, entre los intereses de la
Ciencia de hoy día, ya que nos permitirá descifrar, entre otras
cosas, cuál es la opción real de nuestro ideal de libertad de acción,
de autodeterminación, en un mundo que cada vez nos muestra con
mas claridad los límites de su capacidad de soporte, de
sustentación de la Vida, en general, de la vida humana, en
particular. Nuestra conducta ética deberá blindarnos contra
riesgos reales de supervivencia, porque el medio natural tiene su
manera peculiar de regalarnos los medios de vida que necesitamos
para vivir y la hospitalidad que nos ofrece para que nosotros
construyamos un hogar acogedor.
Es más sensato, más práctico para el ser humano, pensar en
entender, lo mejor que pueda, lo que ocurre allí donde vivimos y
tenemos que compartir nuestro espacio vital con otros para hacer
esfuerzos sinceros en nuestros planes de adaptación a nuestro
78
medio planetario, más bien que seguir consintiendo en el caos, en
la lucha intestina por apoderarse cada cual de lo que le sea posible
con la intención de disfrutarlo solo, aparentemente para su bien.
Ella parece que sea una alternativa de gran interés para la
conservación de la Especie. Dentro de toda esa situación hay, sin
embargo, un aspecto que debería ser centro de nuestras
inquietudes: Nuestro planeta es un medio “fértil”, para la Vida, sí.
Pero ella no encierra, en sí misma, los medios que el mundo vivo
necesita para mantenerse, menos los necesarios para reproducirse
y crecer. El ser Humano, por lo tanto, no es autosuficiente como
cree erróneamente hoy que es. Necesita, no sólo de la Naturaleza
y su precisa situación de la Tierra, su hogar, dentro del Sistema
Solar, sino de la colaboración de los miembros de su especie y de
las otras especies, en su conjunto, para conseguirlo.
La energía necesaria, “materia prima” que es de todo proceso
vital, proviene de la interferencia que la Tierra logra en medio del
campo intenso de radiación solar, por la cercanía que tenemos a
nuestro astro rey, de la cual una parte infinitesimal es capturada
por nuestro planeta y debe ser el “combustible” que mueva el
“motor” de su transformación en recursos útiles para todos los
hombres. Equívocamente, ha sido condicionada la mente humana
del mundo moderno para ambicionar riqueza y sentirse segura
cuando dispone de grandes caudales de dinero o gran fortuna
expresada y transformable en sus términos. Mas, ¿qué valdría éste
si no hay nada que con él se pueda comprar? Ese concepto de la
riqueza es un paradigma que tiene que ser superado. La verdadera
riqueza es la energía, parte de la que ha llegado a nuestro planeta
y que se ha “condensado” en recursos no renovables como el
carbón y el petróleo. El carbón, el petróleo y los demás llamados
“combustibles “fósiles”, signos de riqueza más importantes que el
mismo oro, no son otra cosa, por lo que hoy se sabe, que la
concreción de energías solares utilizadas, en el pasado por la
Naturaleza para transformar, por medio de la fotosíntesis, grandes
recursos minerales en biomasa que quedó sepultada,
descomponiéndose en ambientes exentos de oxígeno, en carbón e
hidrocarburos dispuestos para la combustión.
79
Por ello hacemos una invitación a reflexionar sobre este asunto.
Esta es una invitación, incluso a los hombres codiciosos, para que
orienten su atención, entonces, en otra dirección. El orden y las
grandes organizaciones humanas son un recurso importante hoy,
según lo sabemos, para salir de la incertidumbre del caos, y para
alcanzar y conducir a todos los lugares donde son necesarios,
efectivamente, esos recursos energéticos para sobrevivir y
reproducirnos.
Si miramos hacia la Naturaleza podemos ver que nos ofrece
grandes retos pero nos da también los medios. La necesidad de
leer la Realidad objetivamente y poner en juego el ingenio
humano para adaptarse a su medio natural cambiante, es evidente.
En esos términos, el recurso humano, es de indiscutible valor para
las naciones, para la humanidad como un todo, máximo que la
economía humana, en su complejidad, exige su presencia en un
sinnúmero de hábitats diferentes, algunos de ellos en extremo
difíciles. Esto significa que la especie humana debe considerar la
urgencia de emplearse a fondo, plenamente, en su objetivo. Ello
significa, no solo con un aporte laboral de su fuerza física, sino
espiritual. Precisamente no es la fuerza física una de las fortalezas
de nuestra especie; sí, quizás, una de sus mayores debilidades si
comparamos nuestra fuerza física corporal con las de las demás
especies. Y no es razonable ni justo que, con los procedimientos
que han “inventado” los economistas y políticos modernos para la
especialización social del trabajo, al nivel interno en las naciones
y al nivel internacional, esperemos que grandes sectores de la
población humana tengan que depender de su “fuerza bruta”, un
factor productivo tan desfavorable, para mantener un nivel de
vida digno, y, además, hacerlo con plena resignación. No hay,
para el efecto, estirpes raciales etnias más aptas y capaces, como
en alguna época llegaron algunos a pensar. La variedad biológica
y cultural es un patrimonio humano indiscutible y presenta un
rango mucho más amplio de adaptaciones al medio complejo en
que vivimos, algo que la biología moderna, en una de sus ramas,
la biología molecular, apenas empieza a dilucidar.
80
Plantearnos el desafío como lo venimos haciendo, podría parecer
bastante pesimista, podría ser de difícil respuesta. Pareciera como
si los humanos estuviéramos, por inquietos y creativos que
seamos, prácticamente indefensos, sometidos a un orden
incuestionable. Casi pareciera que, hagamos lo que hagamos,
nuestro destino será el mismo. En realidad no es así. Desde el
tiempo en que se conoce algún testimonio de la existencia del ser
humano en el Planeta hasta hoy, nuestro sistema solar, con su
corte de planetas, apenas ha completado, con el conjunto de soles
del brazo Orión, de nuestra galaxia al cual pertenece el nuestro,
1/10 de su órbita alrededor del centro de la galaxia. Nuestro sol
tiene combustible de hidrógeno suficiente para fusionar en helio
por lo menos por 6.000 millones de años más sin que se
produzcan cambios significativos en su comportamiento.
Sin embargo, el conocimiento de la realidad, por venir, además
de las características superficiales, materiales, su sentido, su
fondo, que muchos prefieren hoy día, no considerar, es algo
inmediatamente relacionado con el Espíritu que mueve al
Universo, en su evolución temporal. Nuestro más inmediato
testimonio de esa realidad, nuestra propia experiencia, puede
darnos, desde el punto de vista científico no pocas y contundentes
sorpresas. En un mundo humano, incipiente todavía, descubrimos
la reflexión como un atributo, una posibilidad de premeditar los
movimientos de la Especie, hacia una realidad particular, deseada,
que está involucrada en toda la Realidad en general, pero al ser
humano se le muestra de manera singular, por razón de los
medios de que dispone para percibirla, de sus actitudes hacia ella,
de su modo singular de interpretar sus experiencias.
La consciencia humana, pues, en ese sentido, es política y su
respuesta a los retos del Universo, puesto que su consciencia
reflexiva lo hace libre, es absolutamente de su propia
responsabilidad. La construcción de un mundo humano ágil y
adaptable al medio y los recursos que éste le ofrece, es la primera
de sus responsabilidades inmediatas. El conocimiento del
Universo material, como parte constitutiva de la realidad en que
vive lo ubica, le pone los pies en el suelo. Es más: Esa
81
construcción, para ser factible, tiene que contar,
fundamentalmente, con la preexistencia de las estructuras básicas
de la materia que la Naturaleza, obviamente, sin la intervención
consciente de ser humano alguno, ha puesto a su disposición,
lógicamente, luego de trece mil quinientos millones de años de
evolución, estructuras fundamentales que, por medio de la
observación científica sistemática ya empieza a conocer.
En el Universo en que vivimos, no solo son importantes las
realidades de dimensiones colosales. Un capítulo decisivo del
conocimiento científico se refiere a las cosas pequeñas de nuestra
realidad física. Sin ellas, quizás, sería imposible explicar las
grandes. Sin la existencia de los átomos de hidrógeno, por no
mencionar lo que ocurre con sus partes constitutivas, sería
imposible contar con la energía solar que nos ayuda a sostener la
vida.
De allí la importancia de las cosas pequeñas, en términos de la
vida humana. De la misma manera que sin la existencia de
partículas subatómicas estables como el mesón-mu sería
inconcebible la existencia de los otros elementos químicos
diferentes del hidrógeno, sin el hidrógeno como elemento como
punto de partida estable, serían inconcebibles el oxígeno, el helio,
el calcio, el hierro, el cobre, el acero, el aluminio, el oro, el torio y
demás elementos de la Tabla Periódica, de esa manera sería
inconcebible una célula viva sin tener previamente ciertas
moléculas complejas como la celulosa, las proteínas, los hidratos
de carbono. Para tener una obra maestra de la arquitectura como
el Taj Mahal, es necesario tener los ladrillos, la argamasa y todos
los demás materiales adecuados para su construcción.
Para tener una estructura social sana y competente, es preciso
tener primero hombres saludables, bien dispuestos para ella y
movidos por un espíritu de unidad. Para tener una consciencia
humana madura, una personalidad desarrollada, es necesario tener
un cuerpo y un alma sanos, adaptados al Medio, experiencias
constructivas, estimulantes. Mas, ¿qué ocurre si las neuronas de
nuestro cerebro están cargadas de sentimientos de desadaptación,
82
de impotencia, de frustración, de experiencias que causan miedo,
de descalificación constante, de represión, de sentimientos de
vivir en un medio definitivamente hostil, si sentimos que la
relación social en que nos apoyábamos se ha transformado en una
relación de explotación de nosotros, si el cuadro administrativo de
ella se ha transformado en un medio tiránico y no de servicio? Se
dispararán seguramente los mecanismos orgánicos de defensa y la
lucha por la supervivencia adquirirá ribetes dramáticos. Surgirán
el desorden, el caos a escalas inconcebibles como ocurrió a finales
del siglo XVIII con la Revolución Francesa.
Los cerebros funcionan como condensadores que se cargan poco
a poco de energía positiva o negativa y sentimos el impulso a la
acción entusiasta o angustiosa pero si nada ocurre, finalmente
llegan a su punto de saturación puede venir su descarga
arrolladora, irracional, destructiva. La Naturaleza ha dotado a los
organismos de sus propios mecanismos de defensa y estos actúan
en la procura de su seguridad y permanencia. Si un orden superior
no puede sostenerse, se liquida éste quedando sólo las estructuras
de orden inferior, cuando sobreviene la muerte. Para prevenirla,
vienen, entonces, al nivel ya de la especie humana, como un todo,
ya de las parcialidades en que ésta se subdivide, ya de los
individuos, actitudes de defensa como el miedo, que invita a huir,
a esconderse, el odio, el deseo desenfrenado de venganza, que
invitan a agredir y, si es posible, destruir frontalmente, como si se
tratara de una verdadera descarga eléctrica. Esa es la violencia
demencial que conocemos en nuestro país. Ese es el famoso
terrorismo que conmueve al mundo con la explosión de sus
“carros bombas”. Esa es la reacción de los sicópatas capaces de
cometer las peores aberraciones. Ese es el origen de muchas de
nuestras patologías mentales, como es el caso de las distintas
neurosis y muchas otras enfermedades mentales que agobian el
mundo de los humanos y anuncian las amenazas que se ciernen
para él en el Porvenir.
Una institución relativamente moderna de origen cristiano muy
controvertida, por cierto, por su rigidez y fundamentalismo, afinca
su trabajo apostólico en el valor de las cosas pequeñas. Ellos
83
saben que las cosas mayores se construyen a partir de las cosas
pequeñas. Para ellos, todos los seres humanos son importantes,
desde el más “alto” hasta el más “pequeño”. Insisten, hasta el
heroísmo en que cada cual debe hacer, hasta las cosas pequeñas,
bien. Para ellos el espíritu humano se prepara para las grandes
acciones cuando ha aprendido a valorar la importancia de las
pequeñas. El pensar en las cosas pequeñas nos lleva a mirar a
todos los seres humanos incluso aquellos que realizan las tareas
más “humildes”. Todos son importantes para Dios. Igual que sin
ladrillos no hay arquitectura posible, sin tareas pequeñas no hay
grandes acciones y realizaciones, que de ellas, precisamente se
componen. Se trata del Opus Dei, fundada por José María Escrivá
de Balaguer (1902-1975) en 1928.
Son las cosas pequeñas que en la sociedad moderna, en virtud de
la ética utilitarista que la anima, que sólo se preocupa del lucro, se
dejan a la suerte del azar, sin mirar el perjuicio humano que tienen
quienes despojados de sus medios de vida, desarraigados de sus
comunidades destruidas, se ven sometidos a una masificación
ignominiosa, destructiva de la personalidad, reducidos a la
indigencia, desechados por su “inutilidad” en un medio
impersonal, inconsecuente consigo mismo, como es el de las
grandes ciudades, igual que era antes el de los puertos y los
centros de intercambio comercial. Ese es un medio impersonal
urbano, que crece desmesuradamente en nuestro tiempo en un
mundo que crece en habitantes constantemente después de las
hambrunas de la época preindustrial, a costa, quizás, de las
sociedades humanas campesinas, pero también del deterioro
social provocado por el desorden social, la persecución política, y
la angustia consecuente. Es un medio impersonal en manos, por
más de doscientos años, de quienes buscando grandes espacios
para sus imperios económicos, en imitación de los logros de los
grandes poderes antiguos en las guerras de conquista, han querido
impulsar la industria masiva, con amplios y uniformes mercados
de consumo, fundados en la experiencia de las movilizaciones
masivas para la Guerra, como de personal, de recursos
económicos, de material de guerra, de uniformes, de alimentos, de
elementos de intendencia en general, en la experiencia de manejo
84
de grandes contingentes humanos, apoyados, en la organización
burocrática que se inspira en las grandes organizaciones
jerárquicas de tipo militar.
El mayor experimento del modelo burgués desarrollado como
capitalismo de Estado a gran escala, en la U.R.R.S. luego de la
Revolución Rusa de 1917, sobre los presupuestos técnicos más
avanzados de su época, colapsa estrepitosamente en 70 años. Max
Weber (1864-1920) sociólogo liberal alemán, considera en su
época que la organización burocrática es el más refinado y
definitivo instrumento de manejo organizacional inventado por el
Hombre y a su análisis dedica mucha parte de su obra.
Hoy, luego de tamaña experiencia, y de observar los estragos que
ha generado en el mundo entero su corrupción, no puede uno más
que sentirse escéptico frente a él y tomar en serio las críticas y los
esfuerzos invertidos en las reformas organizacionales que han
tenido que hacerse, aún a nivel empresarial productivo para evitar
mayores catástrofes económicas.
Sin embargo, los resultados logrados por la organización
burocrática del Estado Alemán referente a la asimilación de la
Alemania Oriental, en el conocido proceso de reunificación de la
nación alemana, dividida como consecuencia de la Segunda
Guerra Mundial, sueño de los alemanes cumplido con la caída del
muro de Berlín en 1990, muestra la fortaleza de un sistema
organizacional manejado, dentro de ciertas rigurosas condiciones,
para ser un instrumento eficaz de manejo.
Como consecuencia del famoso “Plan Marshall” destinado a
revivir a la industria europea de los nefastos efectos de la Guerra
(1939-1945) cuyos efectos benéficos se notan económicamente en
las décadas del sesenta y el setenta con el surgimiento de “sendos
milagros económicos”, como el milagro alemán que da origen a
prósperas grandes empresas productivas privadas, se da un
tremendo impulso al modelo burocrático del Estado en el mundo
entero, particularmente en los estados de América Latina, que
entonces toman como modelo al único conjunto de naciones
85
capaz de responder al reto de la hegemonía norteamericana, y que
muestra una imagen de solidez a toda prueba de la burocracia
aplicada a un modelo del Estado socialista: La U.R.R.S. Sin
considerar la preparación necesaria, o quizás, contando con un
recurso humano capacitado, apenas, técnicamente para el efecto,
en busca de un éxito político y electoral asegurados, o para
apaciguar la presión popular generada por los movimientos
políticos socialistas del planeta destinados a tomarse el Poder,
naciones como Colombia se precipitan, entonces, a desarrollar un
amplio programa de seguridad social, en remedo del modelo de
Estado socialista, con el fin de contener la revolución y
“distribuir” el ingreso, luego de “castigar” a los más ricos y
“exitosos” con un plan impositivo “ejemplar”.
Como consecuencia de todo ello, aparecen fenómenos
inesperados: Crece la corrupción, crece el deterioro general, la
miseria, la rebelión popular, crece el Estado y su fuerza “pública”.
En la década de los noventa es evidente en todas las naciones
Europeas la quiebra de las finanzas del Estado. La amenaza final
es la caída vertical del nivel de vida los menos fuertes y menos
bien ubicados socialmente .En Colombia la población, acicateada
por los grandes empresarios del crimen y de los movimientos
clandestinos dedicados a la sedición o a la explotación comercial
de los miserables, han optado por enriquecerse de otra manera,
han cedido a su seducción. Alternando la seducción de la riqueza
fácil con la más atroz y arbitraria de las represiones físicas, todo
al amparo del mayor de los sigilos, del total anonimato, al margen
de la vida institucional de la Nación, dedicada a la economía
“informal”. La clase “pudiente” que no llega hoy al 4% de la
población total, aislada o eludiendo los efectos de la depresión
general, de los embates intimidatorios del crimen político y el
crimen común, sigue soñando con un rosado futuro, vive, la
generalidad de las veces, de la renta de las pocas empresas que
han logrado sobrevivir a la competencia extranjera, después de la
“apertura económica” de 1994, o vive de los salarios que ellas o el
Estado, a través de sus innumerables instituciones oficiales pagan.
86
En mi primer viaje a Europa en 1994, tuve inmensas expectativas
en las diferentes manifestaciones de la Vida que habría de
encontrar, aún más allá de las grandes diferencias nacionales que
ya conocía, proveniente de toda la información disponible.
Sin embargo, algo que nadie mencionó nunca y que me
sorprendió, grande y muy gratamente, fue ver sus campos
salpicados de hermosas aldeas, con los predios cultivados
separados con mojones en vez de cercas de alambre de púas, las
viviendas sin esos enmallados altísimos que rodean las nuestras
en “campo abierto”. ¡Hasta dónde llega nuestra paranoia! Pensé
para mis adentros y así pensé por mucho tiempo. Sin embargo,
reflexionando sobre el asunto, he logrado entender, cuánto tienen
que invertir en su seguridad los habitantes de los barrios ricos
para <aislarse> del caos que reina fuera de su casa. ¡No es pues
paranoia!, es parte de una respuesta discriminatoria, rabiosamente
individualista, que busca, en su esfuerzo, eludir los efectos del
caos que reina a su rededor en su propia vida. En los años
inmediatamente anteriores al del régimen del presidente que
asumió el mando el 7 de agosto del 2002, las grandes ciudades
colombianas estaban cercadas prácticamente por las fuerzas
insurgentes y era muy difícil circular por las carreteras de
Colombia. Desde hace años, toda unidad residencial de altos y
medios estratos sociales, se planifica como <unidad cerrada>.
A pesar de que pueda ser mirada la Realidad así, parece más
sensato, más responsable, más procedente, que eludir el reto, que
mantener el silencio cómplice, que persistir en la indiferencia
asumiendo que el asunto “no nos concierne”, que busquemos la
forma de que la consciencia que hemos logrado los mayores, a
través de la observación de los acontecimientos, trascienda a las
generaciones jóvenes, a sus científicos, a sus técnicos, a sus
estadistas, a sus humanistas,
sabedores de la seria
responsabilidad que les corresponderá. El salir del caos, el volver
al cauce de la vida civilizada le va a costar un alto precio a la
sociedad colombiana, muy en particular, y a la humanidad entera,
si permiten que éste se generalice sin luchar para contenerlo. Es
preciso producir un giro de 180 grados, un cambio fundamental
87
en la forma humana de actuar, en general. Pero ello compromete
primero a los hombres cultos, a quienes tienen en sus manos la
dirección de las diferentes disciplinas humanas, particularmente a
las científicas, a los ingenieros, a los empresarios que producen y
dan trabajo, y a los estadistas.
Los ingenieros, sin saberlo, han contribuido al caos con motivo
del desarrollo de todos los medios de comunicación, incluida la
informática. Desde hace unos cincuenta años en que empezó a
construirse, en forma, nuestra red carretera, se oía a los curas
párrocos de los pueblos renegar contra dichos proyectos, porque
estaban destinados a romper el virginal aislamiento de aquellas
comunidades campesinas, para que entrara el “progreso” y con él,
<el mismo demonio>. Siempre, entre nosotros, esa afirmación
produce hilaridad. Sin embargo pocos se detienen a reflexionar en
el asunto. ¿Tiene o no tiene esa expresión ingenua algo de
verdad? ¡Quizás toda la verdad!
¡Cuánto esfuerzo invierten nuestros propietarios acomodados en
su seguridad! ¡Cuánta exigencia tienen que esgrimir para con sus
fuentes de ingreso para llegar a financiarla! ¡Y ello no es un lujo!
Sin embargo, han tenido que pagar un alto precio en términos de
secuestros, chantaje, extorsión y mil problemas más. Esto hace
que su economía se sitúe poco a poco en la posición de
insolvencia y sea cada vez más incompetente y antieconómica.
No obstante todo eso, puede decirse que esa batalla, manejada así,
está perdida.
.Los medios de comunicación, y entre éstos, los dedicados al
“entretenimiento” y, por qué no decirlo, a la formación de la
consciencia de los niños y jóvenes, por la atracción que sus
espectáculos les representan, como el Cine y la Televisión,
manejan negocios millonarios y adolecen de la urgente
responsabilidad de la que tanto urge disponer para “enderezar el
barco” de la civilización actual. Si hablamos de la informática, ni
qué decir de la oferta de servicios por Internet, para darse cuenta
la clase de tronera directa hacia el corazón de las familias, que ha
sido abierta, por la introducción de la televisión y la informática
88
al seno del Hogar, interfiriendo, por completo la labor educativa
de los hijos. El fuero interno familiar, la privacidad hogareña han
sido violados por entidades extrañas interesadas en conquistar
“mercados” y ganar dinero con ese público. Por ahí derecho
tienen a su disposición el público más indefenso, al hacer pedazos
la coraza de la protección familiar, habiendo logrado llevar hasta
allí los conflictos de intereses que están haciendo añicos la
autoridad paterna.
Hoy papá y mamá tienen qué trabajar. Ni siquiera la mujer, en
bien de sus propios hijos, reconoce el valor trascendental de su
presencia en la casa. El incentivo económico y el de su
realización personal, por fuera de su función de la maternidad,
hacen que su decisión se incline fácilmente. Mientras la pareja
trabaja, en su casa la criada es la compañía de los hijos una
persona impreparada y de bajo perfil para emprender la labor de
criar a los niños con plena responsabilidad pero a un bajo precio.
La educación formal la desempeñan instituciones educativas
oficiales y privadas, “profesionales”, inicialmente por delegación
de los padres, pero finalmente se les salió de las manos, siendo
infiltradas masivamente por elementos del magisterio interesados
en algo más que formar niños, desde mucho tiempo atrás, entre
otras cosas, dedicados furtivamente al plan de preparar el camino
de la revolución socialista, afectando la manera de pensar de los
niños, como se hacía en los años sesenta y setenta del siglo
pasado tal como lo disponía la dirigencia de los movimientos
subversivos de entonces.
Tocando otro aspecto del tema, veamos cómo ha sido “torcida”, la
aplicación de las artes musicales, por ejemplo, en la industria del
entretenimiento, cómo se ha puesto la inocente actividad artística
musical al servicio de la disolución social, de la manipulación
masiva de una de las poblaciones más expuestas y vulnerables y
de la que depende mayormente el futuro de la humanidad: La
juventud. ¡Y aquello no se hubiera dado sin los sofisticados
medios de comunicación de hoy día!
89
“Muchas personas piensan que la música rock no pasa de ser un
ritmo estridente con cantantes y conjuntos llenos de
extravagancia, muy propicio para el consumo de marihuana, y
drogas, pero nunca se imaginan la trascendencia de sus objetivos,
que son explicados en un estudio serio de P. Regimbal,
especialista en siquiatría criminal, titulado “El Rock”n”Roll viola
la consciencia mediante mensajes subliminales”. Tal afirmación
aparece en la publicación de una columna llamada “Coloquios de
J.M.” en El Colombiano, diario de Medellín, el día 24 de octubre
de 1987.
El autor de dicha columna en la siguiente publicación, presenta
aspectos de la historia del rock publicados por Régimbal: “En
1951 un joven cantante norteamericano que se hacía llamar Little
Richard adoptó en sus canciones un ritmo de danza, el “beat”, que
consiste en una repetición incesante de pulsaciones regulares
combinadas con unos ritmos acompasados, sustentada por la
batería y reproducida por la guitarra baja. El “beat” es algo que
vino a caracterizar la música rock. El “disc-jockey” Alan Fredd,
de Cleveland, fue quien inventó el término Rock “n”Roll-que
significa fornicación- para denominar el nuevo tipo de música.”
“Pero quien desencadenó una verdadera revolución con el rock en
1954 fue Elvis Presley, un joven cantante y guitarrista, quien se
convirtió en el “Rey del Rock”n”Roll” y transformó los hábitos
de vida de la juventud norteamericana desde el vestido, las
melenas, y la liberación sexual, hasta la oposición sistemática a
toda autoridad representada por padres, educadores y gobernantes.
Esta fue la primera etapa llamada “Soft rock” (“Rock suave”.)”
“Vino luego el “Hard Rock” (“Rock Duro”) con Peter Townshed,
Alice Cooper, los grupos Cream y The Mods, que se caracteriza
.por la violencia del ritmo, la intensidad del volumen –20
decibeles por encima de la tolerancia del oído humano- y el
desencadenamiento de las percusiones. El “beat” está concebido
para exasperar los instintos sexuales, logrado luego de investigar
en el vudú.”
90
Con los Beattles, los Rolling Stone y The Who aparece un nuevo
elemento, el “Acid Rock” (“acid” es sinónimo de droga) en el
cual el “beat” excita el sistema nervioso y el cerebro, impulsando
al consumo de drogas alucinógenas, que la juventud ya conocía
por la promoción del Dr. Timothy Leary hizo con el LSD entre
los universitarios de Estados Unidos. Los Beattles con “Yellow
Submarine” (la alucinación sicodélica), los Rolling Stone con
“Brown sugar” (heroína con estricnina y cafeína), “Sister
morphime et cousin cocaín PD” (jeringa hipodérmica), hacen en
estas canciones la apología de la drogadicción.”
“Pero aún viene más: el rock que va del misticismo oriental al
ocultismo –ciencia esotérica basada en la magia y la astrologíahasta llegar al culto satánico. Esta etapa es inaugurada por los
Beattles a principios de la década de los 60, cuando lanzan
“Devil”s White album” es el que por primera vez introduce mensajes
subliminales.”
“Por último, en los años 80 llegan los grupos “Punk”. En
Inglaterra este término significa prostituido y en Estados Unidos
quiere decir podredumbre. En esta etapa el “beat” está concebido
para exasperar los instintos de violencia que conducen a la
revuelta, los asesinatos y el suicidio. Los grupos mas famosos son
K.I.S.S., Sex pistol, Eddi E the hot rock; el mayor logro del
“Punk” en la experiencia humana es poder ensangrentar a los
compañeros por medio de cuchillas de afeitar y con brazaletes
erizados de clavos y punzones” (Coloquios de J: M:”La verdadera
historia del rock”. El Colombiano de Medellín 24 de octubre de
l987).”
“El grupo K.I.S.S. (cuyo nombre proviene de las iniciales de las
palabras King In Satan Service, que en el lenguaje de hechicería
quiere decir Sacerdotes para el Culto de Satanás) en su canción
“The god thunder” dicen: “Yo fui educado por un
demonio/preparado para reinar como el único/soy el señor del
desierto/un moderno hombre de hierro”.
91
El grupo Hard Rock AC-DC (Acanti-Chrit, Dcá Death to ch., o
sea Anticristo, Muerte a Cristo) hace una exaltación de Satanás en
“Hell”s bells”: “Retumba mi trueno/ precipitando copiosa lluvia./
Quiero venir como un huracán/ mis rayos luminosos cruzan el
cielo./Tú eres un joven/ pero tú vas a morir./No tomaré ningún
prisionero/ tengo mis campanas/ y te llevaré al infierno./¡Yo te
poseeré!/ ¡Satán te poseerá!/ ¡campanas del infierno, sí!/campanas
del infierno”.
“El grupo Slayer (significa asesino) dice en su canción “Hell”s
awaits (Espera en el infierno): Las puertas del infierno
reconocerán tu visita / no hay que pagar, sólo sígueme. / Puedes
tomar tu perdido espíritu de la tumba/ Jesús sabe que tu alma no
podrá salvarse. / Crucifica al que es llamado Señor. / El pronto
vendrá a mí / sus almas están condenadas / su Dios ha caído / será
un esclavo eternamente. / Espera en el infierno”.
“El grupo Sacrifice (Sacrificio) tiene entre sus canciones los
títulos “Holly hell” (Infierno sagrado), “Satan”s curse” (La
maldición de Satán), “Infernal visions” (Visión infernal). En su
canción “Sacrifice” hay esta impresionante descripción de un
sacrificio humano: “Ponla en el altar, átala segura/ El puñal está
listo para esta malvada acción/ sobre su desfallecido cuerpo me
alimentaré. / Amarra sus piernas y brazos para leer el rito. / Ahora
siento la fuerza del poder de Satán”.”
“El grupo Sodom tiene una canción titulada “Blasfemar” que
dice: “El metal negro es el fuego, yo lo represento/ porque sin
enseñarme un adecuado camino/ soy un sangriento anticristo,
único que cree en el mal/ escupo a la Iglesia y la maldigo”. El
estribillo de la canción es “Blasfemar, blasfemar”.
“El grupo punk The Dead Kennedy´s tiene una canción que
parece escrita por un sicópata, cuyo título es “I kill children” (Yo
mato niños) y dice: “Dios me ordenó deshollarte vivo./ Yo mato
niños/ quiero verlos morir/ yo mato niños/ hago llorar a sus
mamás./ Los aplasto con mi a/ quiero oirlos chillar,/ darles de
comer bombones envenenados7 y echarles a perder su halloween”
92
“(Coloquios de J: M: “Mensajes en directo del rock”. El
Colombiano de Medellín 2 de octubre de l987).
“En el estudio de Regimbal sobre el Rock”n”Roll se explica que
los mensajes subliminales –que no actúan sobre la voluntad
consciente sino sobre el fondo del subconsciente- llegan a través
de cuatro canales: 1). El beat, 2). La frecuencia ultrasónica. 3). El
estraboscopio. 4) Verbalmente”
“1). El beat, esa repetición incesante de pulsaciones regulares
combinadas con unos ritmos acompasados, es utilizado como
señal subliminal en la música de rock, pues la pulsación
sincopada del ritmo puede producir en el organismo humano una
resonancia capaz de modificar el funcionamiento de diversos
órganos del cuerpo, tales como la aceleración de la pulsación
cardíaca el aumento de la producción de adrenalina, la excitación
sexual, etc.”
“2). La frecuencia ultrasónica se inscribe en señales en los discos
de música rock en forma comparable a los “pitos mudos” que se
usan para llamar perros: cuando el cerebro es estimulado por
ciertas señales ultrasónicas se produce una reacción bioquímica
semejante a una inyección de morfina, como indica el mismo
nombre de este fenómeno: endomorfina (morfina natural). La
reacción a estos estímulos produce un doble efecto: una sensación
extraña de bienestar y una activación de los procesos mentales.
Así la persona comprende con mayor lucidez el mensaje
subliminal y es incitada a buscar otras drogas en esa sensación
alucinante."
“3). El estraboscopio es un aparato que permite observar como en
cámara lenta los objetos animados en un movimiento rápido, por
medio de emisiones luminosas intermitentes. Se ha comprobado
que la luz del estraboscopio utilizada en forma intensa produce
pérdida de la percepción de profundidad, trastorno de la
concentración, y disminución de la capacidad de control a
medida que aumenta el ciclo luz/tinieblas. Cuando se combina el
beat característico de la música rock con el juego del
93
estraboscopio las barreras del juicio moral llegan a trastornarse y
la persona se deja sugestionar por los mensajes subliminales de
las canciones”.
“4). El mensaje subliminal verbal se transmite en la forma mas
sutil y menos detectable, como es el caso de palabras y frases que
se graban al revés, que sólo son comprensibles poniendo la
grabación en sentido inverso, o palabras escritas de atrás hacia
delante, que se leen correctamente en un espejo. Investigaciones
actuales formulan la hipótesis de que un doble y extraño
fenómeno se produce en estos casos: primero, el subconsciente
puede captar una frase enunciada al revés, y en seguida puede
asimilar ese mensaje” (“Mensajes subliminales en rock”.
Coloquios de J: M: El Colombiano 10 de octubre de 1987).
¿Podrá destilar la mente humana más perversidad? Digamos, la
Ciencia, la Técnica, la Ingeniería destinadas a la destrucción de la
mente, a generar nuevos motivos de complejo, de miedo a la
participación de la vida social, a crear nuevas formas de
condicionamiento del alma humana a promover el más atroz
salvajismo, a vacunar, quizás, a la juventud contra la Cultura, a
destruirla en el porvenir. Y … ¿Qué pasa? ¡Nada! Si un
muchacho hambriento hurta una gallina, va a dar a la cárcel. Si un
grupo de rock genera una racha de suicidios, a nadie le importa.
Si todo un movimiento de escépticos induce en la consciencia de
los jóvenes el fracaso de generaciones enteras, la frustración de un
porvenir digno para las naciones, merece, al menos,…que se le
respete su derecho a la “libertad de pensamiento, de empresa”.
Quien esté viviendo conscientemente la suerte de la sociedad de
que habitan en nuestros pueblos y ciudades, no tiene de otra que
reconocer la amarga verdad: Ahora estamos recogiendo la
cosecha sembrada en más de cuarenta años de esa activa, eficaz y
destructora campaña contra la Cultura y la consciencia humana.
Mucha de esta historia horrenda tiene uno de sus inocentes
principios no solamente en los centros libertinos donde se
practica, ya libremente o en las sombras, el vicio, donde se
consume droga en el viejo continente, sino en lo que fue un
94
pueblo moribundo del desierto de Mojave en el Occidente de los
E. E. U. U. en el que se asentó, inicialmente, el centro de
descanso y diversiones de más de 5.000 obreros que trabajaban,
lejos de sus casas, en la construcción de la represa Hover,
terminada en 1935, la mayor represa hidroeléctrica construida
hasta aquellos días, generando la energía que se consume en tres
Estados de la Unión. Así nació Las Vegas, “la ciudad del
pecado”, trampa mortal, desarrollada, hasta su esplendor de hoy, y
disfrutada en la mayoría de sus inverosímiles rendimientos
económicos, por el crimen organizado; centro de promoción del
Vicio en sus mayores proyecciones imaginables, de dispersión, en
un halo de “magia”, de luces multicolores, de algunas de las
mayores aberraciones de la conducta humana, lugar donde, en
virtud de la demencia que afecta a sus mayores cultores y
víctimas, se consiguen y dilapidan las mayores fortunas del
Planeta, donde las mayúsculas extravagancias y desviaciones de
la conducta adquieren personalidad y prestancia social,
alcanzando a deslumbrar, a alimentar los sueños de los jóvenes
ambiciosos y deseosos de alcanzar fama y riqueza, a cualquier
costo, provenientes de todas las regiones del mundo.
Reproduzco entero el elocuente artículo del columnista de El
Mundo Darío Ruiz Gómez en su columna del 21 de abril del 2003
titulada ”El secuestro: desaparición de lo social” en la que cita a
Jorge Simmel (1858-1918) filósofo y ensayista alemán, autor de
“Sociología”, para sustentar su opinión acerca del tremendo
flagelo criminal que azota, desde años ha, nuestro país y para
explicar la indiferencia y la tranquilidad con que la ciudadanía
sigue sus actividades cotidianas, pensando que el problema es
ajeno, que no le compete. “El hombre <Blazé> llama Simmel al
tipo de ciudadano creado por las grandes urbes: un ciudadano
buen padre, buen industrial, buen negociante, patriota, pero que
sin embargo se ha vuelto ciego y sordo ante todo lo que pasa a su
rededor. Esto ni siquiera podría llamarse egoísmo ya que este
nace de una decisión personal mientras el hombre <Blazé> ha
sido conformado por la ideología del consumo, por la ideología
de los medios de comunicación y su basura cotidiana, por la
llamada industria cultural que elimina los contenidos críticos de la
95
cultura y los convierte en frivolidad, haciendo de esta frivolidad
una referencia de supuesta elegancia, de caché. De ese hombre
surgió naturalmente el moderno conformista que nutrió el
nazismo, y en las mismas sociedades comunistas establecidas se
acogió ciegamente a lo instaurado por el régimen para seguir
viviendo <con comodidad>, para no alterarse por nada”.
“Frente a este monstruoso conformismo, la solidaridad, la
compasión, se muestran ante el teleespectador como actividades
pasadas de moda, propias de gente inferior. Y en efecto, si nos
ponemos a sondear aún cuando sea a la ligera, el momento en que
estas virtudes desaparecen de un grupo social para ser sustituidas
por la indiferencia ante lo que sucede al vecino, nos damos cuenta
que precisamente esta actitud ya es propia de grupos que han
entrado de lleno en la locura del consumismo y son dirigidos por
éste. No es lo mismo el intercambio social necesario que se da en
un espacio cívico que, la mirada indiferente de los compradores
que ejecutan una vacía liturgia en un gran supermercado. No es o
mismo el lector de una prensa libre y responsable que el lector de
una prensa degradada por el sensacionalismo, por un amarillismo
disfrazado de frivolidad social. Podría algún poeta, se pregunta en
un momento dado Teodoro Adorno, volver a escribir poesía en
una lengua como la alemana a la cual los nazis llegaron a
convertir en instrumento de odio y de terror? Aquí sentado
tratando de escribir otra requisitoria contra la infamia del
secuestro me encuentro ante esta misma dificultad. ¿Cómo estar
cerca de quienes ahora mismo tiemblan de frío, tiritan y sienten
con la amargura más terrible hasta el mismo abandono de Dios?
¿Podría mi palabra acercarse al dramático significado de estos
días y días que parece que no llega nunca? ¡La palabra aquí se
encuentra ante el vacío, ante la imposibilidad de expresar algo, de
decirle [algo] al mundo! ¿Podría mi palabra mostrar que tras las
estrategias de guerrilleros y juristas dilatando un acuerdo
humanitario, lo que se disimula es la indiferencia ante el dolor
humano, ante el ser humano no mirado desde la perspectiva de la
humillación; sino desde las repudiables abstracciones a que ha
sido reducida la política entre nosotros?”
96
“Si hubiera justicia y no paquidérmicos magistrados y en un
Estado social marcado por la indiferencia ante la suerte de unos
compatriotas masacrados, el país, ya se habría detenido hasta
lograr la liberación de los secuestrados, mientras que una justicia
verdadera habría tomado, no medidas retóricas –la justicia de los
abogados- sino normas tajantes para impedir que esta monstruosa
industria siga progresando en Colombia. Porque es claro que al
hablar de una industria nos referimos a grandes pulles de
abogados, de altos funcionarios corrompidos, de astutos
conocedores de la banca internacional, ya que las cifras que
maneja esta industria no están precisamente manipuladas por
guerrilleros analfabetas. ¿No fue este tipo de capitalismo el que se
dio en el nazismo y en el comunismo de Estado? Esos
guerrilleros, dentro del nuevo concepto de industria y crimen,
analizados lúcidamente por Guy Deord, son a la larga y a la corta
un efecto de distracción que busca mostrar a quienes protestan
contra el secuestro como un grupo de ingenuos, para restar de este
modo efectividad y alcance a la protesta contra algo inhumano”.
“¿Qué puede decir la norma y la ley a una madre que hace seis
años espera a su hijo secuestrado? ¿Qué le pueden decir las clases
bienpensantes del país a la familia del ingeniero, del policía, del
comerciante, secuestrados y posteriormente asesinados por
carecer de los recursos económicos para pagar su libertad?
Cuarenta y tres niños secuestrados en este momento y quién
piensa en ellos, si ni el Estado y la Iglesia piensan en ellos?
¿Gobernar no consiste en dar respuestas a estas preguntas, no es
saber acompañar al ciudadano en estas pérdidas? ¿Producir
novelas semanales, libros sobre autoestima semanales, poemas
semanales es acaso hacer literatura? Un Estado, una forma de
gobierno y de justicia pueden crear, como de hecho lo hacen,
sutiles mecanismos de indiferencia frente al atropello y la injuria
que diariamente los nuevos y oscuros poderes realizan contra los
ciudadanos; sin embargo eso termina pagándose, tal como lo
demuestra la delirante mediocridad de nuestros prohombres, de
nuestra llamada vida pública. El secuestro es pues un interrogante
que no cesa y que mientras no sea resuelto no podemos hablar de
que tenemos una sociedad, un Estado y Una Iglesia sólidos.
97
Otro aspecto de la cultura moderna está relacionado con la forma
como se aplican recursos valiosísimos para iniciar a los niños en
el aprendizaje y la consolidación de sus sueños en la vida como es
la ciencia ficción, usada, en principio, como soporte de grandes
imperios financieros, de grandes negocios, generando, por su
manejo irresponsable graves desajustes en la personalidad de los
futuros ciudadanos del Planeta.
En poco contribuyen los autores de “ciencia ficción”, el sustituto
de lo que debería ser nuestra “mitología”, al éxito de ese
propósito educativo, a juzgar por la visión del futuro, tal como la
presentan esos autores, bien influidos por las dinámicas de una
cultura “periférica”, como la actual cultura burguesa. Su visión
del futuro, propagada, no se sabe si por motivo de lucro, es
propicia para estremecer de terror, para embotar la imaginación
de la niñez que se levanta y que tendrá el protagonismo de
nuestras sociedades en un futuro cercano y no puede ser más
absurda, más sombría, más fantasiosa, más grotesca, más
terrorífica, más dañina para los niños y para los hombres maduros
del mañana. En ella, la formación de su virgen consciencia no
parece abrirles suficiente horizonte. Se los cierra. La solución
definitiva para el público infantil no es “grabar” su difusión, sino
cambiarla desde la fuente. Esa visión, quiéranlo o no sus autores,
está destinada a formar en el inconsciente y el subconsciente de
los niños una imagen frustrante del Porvenir. Tiene la capacidad
de afectar seriamente la manera de soñar de generaciones enteras
de ellos que verán, con el tiempo, seriamente deteriorado su
carácter, desde edades muy tempranas
Mirando todas esas cosas, puede uno mirar que, por un lado, es
aprovechado irresponsablemente algo que se conoce muy poco:
cómo es posible inducir emociones a través de los mecanismos
sencillos de resonancia física, por ejemplo de las ondas musicales;
y por otro, el énfasis en la creación de móviles para la vida se
enfoca casi exclusivamente en los aspectos emocionales, y al
tiempo desconociendo toda significación en los aspectos vitales
98
de la dimensión espiritual. Esas experiencias generan un
desequilibrio fundamental en la vida humana, negándole quizás,
las fuentes más valiosas de inspiración vital, cerrándole el acceso
al mundo donde se llevan a cabo las realizaciones propias de la
vida, de la cultura, de las civilizaciones superiores, donde la
acción humana obedece a móviles diferentes, frustrando
realizaciones muy importantes para una vida humana y para todas
aquellas vidas humanas a las que ella afecta, que difieren
radicalmente de la vida exclusivamente emocional, que es otra
cosa que la vida animal en la cual se “enraízan”, la dirección de
cuyas actividades procede de una “totalidad” diferente y lo cual
puede redundar en consecuencias impredecibles.
Por eso, más que ayuda, más que inspiración, en el mundo
secularizado de hoy, esas experiencias le transmiten al público, a
los niños modelos empíricos que mantienen al Hombre del
mañana, <<atado al círculo vicioso>> generado por una cultura
sin proyecciones humanas, sólo animales, que es puesta en
práctica, por sus mentores, gracias a un poderío que se han
ganado con el ejercicio supuestamente justo, de valores mal
interpretados, que “castra” al sano ingenio humano para buscar
su redención. Más que una ayuda, por ello, las experiencias que
aquella inspiración promueven, están destinados a ser un azote
para la humanidad. Esas deformaciones del carácter que se dan en
un estado de plena inconsciencia, tanto de ellos como de la
generalidad de sus padres y educadores, van a afectar seriamente
la forma como, ya hombres, interpreten las experiencias y las
referencias que les sirva para ejercer por sus propios medios, el
control de sus actos. Porque las leyes que regulan, cada vez más, a
la sociedad humana actual y su orden, <<no son leyes humanas,
ni es un orden humano, sólo son, en el mejor de los casos, leyes
animales, producto de la tecnología de “última generación>>.
De los relatos de ciencia - ficción que conozco, solo unos pocos
merecen la pena de ser mencionados por su valor educativo. Me
refiero a uno de ellos, a la famosa cinta cinematográfica titulada
“E.T.”, El Extraterrestre”, que relata la historia de una amistad
imperecedera entre un extraterrestre (de figura grotesca) que se
99
queda en nuestro planeta extraviado y desamparado y un niño que
lo acoge en su casa y va involucrando, poco a poco, la amistad de
su familia y de sus vecinos, hasta el día en que el extraterrestre
logra comunicarse con los suyos y estos acuden a rescatarlo.
Historias de ese estilo deberían ser las que hagan soñar a los
niños, como lo hizo Julio Verne (1828-1905) con los niños que,
en su adultez, volaron, por primera vez, en vehículos más pesados
que el aire en 1903, o cuyos nietos surcaron por primera vez la
mar en un submarino nuclear capaz de recorrer grandes distancias
sin reabastecerse de combustible, el “Nautilius”, cuyo nombre
evoca la nave ideada por Julio Verne para su novela “Veinte mil
leguas de viaje submarino”.
¡El reto de la Educación, de la Ciencia, en nuestro tiempo, no es
el de cortarle las alas a la niñez, a la juventud; es el de
ponérselas! Para el año 2025 planea la Nasa, agencia espacial de
E. E. U. U. De América, colocar hombres en Marte. El viaje
durará mínimo dos años, uno de ida, otro de regreso y el tiempo
que pasen allí, y encierra grandes riesgos para los viajeros. No
obstante, y aunque es necesario dejar un espacio prudente a la
improvisación, toda la operación está siendo planeada
minuciosamente. Es un gran reto tecnológico para un gran equipo
humano de trabajo e investigación, de entrenamiento para un
grupo de pilotos que se embarcarán en la nave que surque el
Espacio en esa misión, verdadera “odisea del Espacio”.
Sin embargo no representa el máximo reto. Este será cuando se
decida la fundación de una colonia humana sostenible por fuera
del medio terrestre. Ello plantea no solo un problema técnico sino
humano. Conlleva la seguridad de poder “incubarla” en un medio
sumamente difícil, en el cual la economía de energía disponible,
su justo uso, la seguridad de contar, al menos por un tiempo con
un cierto intercambio económico con la Tierra, pueden significar
la diferencia entre las opciones ciertas de sobrevivir o de perecer.
Sin duda, hacerlo con los niveles de seguridad necesarios para
ello, implica cambios de fondo en el carácter del ser humano
actual, que le permita liberarse progresivamente de su pura
100
animalidad, de los efectos del irracional ejercicio de actos que se
originan, única y exclusivamente en el ejercicio de sus emociones,
<<sin el escrutinio de su razón>>, que le permita establecer y
mantener relaciones de solidaridad, desarrollar, a otro nivel más
humano, una estable y orgánica comunidad de personas.
Sin llegar al extremo de las colonizaciones espaciales, en países
como el nuestro, la colonización de las zonas de “frontera”
representa un reto semejante. Y mientras la Humanidad consiga
mantener un cierto manejo político del Medio y de su
disponibilidad de recursos, para que todos podamos vivir con un
mínimo de dignidad, lo mismo será valido también para ella. Un
adecuado aprovechamiento de ellos puede significar opciones
adicionales para nuevos pobladores o mayor seguridad para los
que ya vivan.
El cuadro completo de esta visión de la Realidad, nos lleva a
pensar en la Cultura como algo más concreto, más amplio u
profundo de lo que cotidianamente se entiende por ello. Cultura
humana no tiene relación solamente con el ejercicio espontáneo
de los deportes, de la cultura física de las artes, de las letras, de la
literatura, de la poesía, del teatro, de la música, como disciplinas
humanas valiosas por sí mismas que se han practicado
independientemente, como formas diversas de expresión, si se
quiere espontáneas, del alma humana, para desarrollar aptitudes
de competencia, habilidades superiores para sumar a las que ya se
poseen. Tiene relación con una visión cósmica integral dentro de
la cual todas esas disciplinas y las otras diferentes actividades,
encuentran referencias comunes, e integradas, ganan un
significado diferente, su orden obedece a principios diferentes, y
forman parte de una realidad diferente y más profunda.
Las actividades de “extensión cultural” implica entonces, la
intención de fondo, de desarrollarlas, allí donde la cosecha del
Espíritu no es muy amplia, donde la sensibilidad todavía es pobre
o ha sido embotada, reprimida o desenfocada hacia fines
utilitarios o de control ajenos; allí donde el miedo, la miseria, la
falta de autoestima, el escepticismo, la falta de oportunidades, han
101
sembrado el pesimismo, la timidez, el recelo, la desconfianza, el
retraimiento, en vez de la audacia, la confianza en sí mismo, la fe,
la fortaleza, la decisión
Tal vez por una tradición todavía muy cercana de dogmatismo, de
manipulación de los medios de expresión, de afán de dominio, en
muchos medios culturales, en las generaciones jóvenes que han
sufrido más de cerca los efectos de la “revolución rock”, se recela
de una promoción cultural que no sea absolutamente espontánea y
original. Se teme, por este camino, que se llegue a una verdadera
adulteración. Por este camino, más bien se llega a la parálisis de
instituciones respetables que, en un momento dado podrían
realizar una fructífera labor formativa, como pueden ser la Iglesia,
el Estado, y muchas otras instituciones dedicadas a la formación
humana, entre las cuales, la más importante es la Familia.
Desde este punto de vista, por sus extraordinarios resultados, en
naciones como la nuestra, cuyas raíces culturales están clavadas
en el patrón cultural de la antigua América Española, adquiere un
relieve indiscutible la consideración de la experiencia de los
jesuitas en sus misiones americanas durante los siglos XVI y
XVII, que nos muestran, por decirlo de alguna manera, una
experiencia insólita y que de haber continuado, en vez de
interrumpirse a finales del siglo XVIII, hubieran logrado una
transformación tan completa del pueblo americano, que hoy
rivalizaría, seguramente, en desarrollo y en nivel de civilización
con los pueblos más avanzados y cultos del Planeta.
La experiencia en Asia, particularmente en China, India y Japón,
nos señalan un horizonte que, de haber sido bien aprovechado,
hubiera logrado muy probablemente, en nuestro tiempo, una
integración espiritual de toda la población del planeta, tal, que no
sólo nos hubiéramos economizado la gran mayoría de las
tragedias bélicas que ha sufrido la humanidad durante los siglos
XIX y XX, sino que el orden de las naciones, en su aspecto
interno y externo, habría avanzado mucho, en relación al estado
que muestra hoy. Las amenazas bélicas que se ciernen en las
relaciones entre Oriente y Occidente, gracias a la imprudencia de
102
algunos jefes de Estado, probablemente estarían en vías de
solución.
Es preciso comprender que, para construir un mundo mejor y más
justo, debemos “traer” al siglo XXI, no sólo a los pueblos que
viven todavía en la Edad de Piedra, sino a las naciones más
civilizadas, que logrando en sus civilizaciones altos niveles de
desarrollo técnico y científico en su implementación, han sido
incapaces de llevar a cabo la transformación del carácter de sus
pueblos, hacer que cambie su conducta conforme al conocimiento
actualizado que el pensamiento científico moderno aporta de la
Realidad.
Es un reto pedagógico para la Educación en los siglos venideros.
Es una responsabilidad muy seria para quienes por motivos
egoístas “bloquean” el flujo del conocimiento a todas las capas de
la sociedad. Uno de los caminos, que refuerza, por ahí derecho el
uso más amplio de la libertad responsable, podría ser el desarrollo
y enseñanza de versiones sencillas de la lógica y los métodos
experimentales que han mostrado su valor en el desarrollo del
pensamiento científico, lo mismo que un compendio, sencillo
también, de los principios éticos y morales que provienen del
núcleo esencial de nuestra tradición, de manera que la gente tenga
mejores medios para juzgar e interpretar la objetividad de la
información que recibe, de manera que pueda asumir, por su
cuenta, responsablemente, el vivir, a la altura que se merece, su
propia vida.
Uno de los presupuestos de ese esfuerzo, es que deberá superar
estratégicamente los efectos negativos y disociadores de medios
sociales anárquicos y mal intencionados, de hombres
carismáticos, de poder militar o económico, que, al margen de
todo control gubernamental o con la complicidad de funcionarios
oficiales corruptos, han logrado cambiar el comportamiento
popular, logrando cristalizar en realidad aprovechable por ellos la
quiebra moral, particularmente de la población joven y de la
población marginada que son las más indefensas y vulnerables.
103
La historia colombiana reciente ofrece testimonios muy
elocuentes al respecto. Una de ellas se da alrededor de las minas
de esmeraldas de Boyacá, de Muzo, Coscuez y Somondoco, a la
sombra de un anonimato cómplice, se ha tejido una de las páginas
de violencia más tenebrosas en Colombia. Hasta hace muy poco,
ocho o diez años quizás, momento en que las familias
comprometidas en una sórdida y larga guerra por el control de
ciertas vetas, lograron un acuerdo de paz, la región toda era
impenetrable para la gente que no fuera aventurera o alineada a
algún interés productivo o comercial de las esmeraldas. Los
negocios siempre se manejaron al margen de cualquier control
oficial, y, si este operó, nunca dejó de ser lejano e ineficaz.
Gonzalo Rodríguez Gacha, muerto por las autoridades en la
década de los noventa, fue el producto de una de las más crueles
escuelas del crimen organizado en el País, la escuela criminal del
negocio sucio de las esmeraldas, comparable a los métodos de la
mafia del sur de Italia.
El surgimiento de los negocios de marihuana en los años sesenta
y setenta, hizo que se produjera una apertura de los “capos” de las
esmeraldas a esas áreas, extendiendo sus métodos violentos por
doquier. Pablo Escobar Gaviria, uno de los mayores capos de las
drogas en todos los tiempos, incursionó en la política, llegando a
ser senador de la República en la suplencia, y en la década de los
años setenta, logró, particularmente en Medellín, transformar la
vida de muchos barrios populares generando una gran empresa
criminal que arrastraba a la juventud, ávida de dinero fácil, a
prácticas como el sicariato el secuestro, el transporte de droga al
exterior, las prácticas terroristas, el comercio interno de
estupefacientes, que fueron y siguen siendo una fuente
indiscutible de trabajo remunerado en lugares donde reinan las
pandillas juveniles. Construyó escuelas, iglesias, canchas de
balonpié en barrios de invasión o donde se albergaban las masas
de desplazados por la violencia, “echándose al bolsillo”, sectores
inmensos de esa población, que lo miraban como un verdadero
benefactor. Si conjugamos ese poder corruptor con el poder
corruptor de las guerrillas marxistas y el de la sociedad burguesa
que ha sembrado por todas partes el afán de lucro, es posible
104
entender, cómo es posible que una sociedad como la nuestra,
sumida en el caos y la anarquía, llegue a los extremos a que ha
llegado en términos de desinstitucionalización, de violencia, de
falta de oportunidades estables de vida, de ingobernabilidad.
Veinte, treinta cincuenta, sesenta años de esa influencia, son
suficientes para extender y aclimatar todos los procedimientos
usados por el crimen organizado como formas de vida arraigadas
no solamente al nivel popular, sino, a los niveles de los estratos
sociales altos, quizás con prácticas criminales menos obvias y
brutales que allí, pero de todas maneras no menos dañinas y
contundentes que ellas.
Las Autodefensas, los movimientos guerrilleros marxistas de hoy,
con sus organizaciones de milicianos, las pandillas de barrio y de
los pueblos cercanos a la ciudad, conforman en su madurez
verdaderos “ejércitos privados”, a órdenes de personas que
combinan sus actividades legítimas con actividades ilegales, de
viejos jefes de bandas asaltantes de bancos, de narcotraficantes,
contrabandistas, negociantes de armas, traficantes de vehículos
robados, de gasolina robada y muchos más, que se han
enriquecido inmensamente con la “guerra” que se libra entre
nosotros, y que tienen a su disposición una maquinaria militar y
un poder político formidables, que controlan la vida en las
barriadas y las veredas campesinas, que cobran “impuestos” y
regulan, a su modo la economía de la gente, midiéndose, en no
pocos lugares y aún superando el poder de las armas oficiales y
transformándose,
estableciéndose
y
consolidándose,
informalmente pero con probada eficacia, como una nueva
especie de poder tiránico.
Un estudio exahustivo del fenómeno es casi imperativo, pero se
sale, del objetivo de este trabajo. Que estas palabras sirvan, sí,
como un testimonio de lo que aquí está ocurriendo, algo muy
delicado, pero más precisamente desde el punto de vista del tema
que nos ocupa, de cuáles son las consecuencias prácticas de una
civilización cuya pobrísima visión ética del Hombre, cuya falta de
compromisos con la Cultura, cuyas preocupaciones humanas se
sitúan única y exclusivamente alrededor del “mundo de las
105
emociones”, -que no es otra cosa que la negación del mundo de
los humanos- y del lucro.
Una ética que le ha enseñado al ser humano a reconocerle valor
solamente a aquellas actividades que le generan ciertas
sensaciones, ciertas emociones, y que lo benefician con el
máximo lucro, le cierra el espacio a cualquier otra opción de
personalidad, produciendo una regresión, un proceso de
involución, dándole todas las opciones, únicamente sobre la base
de la satisfacción emocional y del Negocio, a la vieja especie de
animal superior que pretende, seamos. La destrucción de la
civilización, de la vida comunitaria, de la personalidad humana, la
masificación de la población, la destrucción de los logros de la
Cultura, la caída vertical de los niveles de vida, la destrucción de
toda posibilidad de vida humana organizada son algunas de sus
consecuencias.
No es aventurado afirmar que la civilización burguesa con su
ética rigurosamente utilitarista, con la pequeñez de sus propósitos
humanos, reducidos al solo lucro, con el rompimiento de la
sociedad humana en multitud de individuos “independientes”, de
facciones de todas las clases imaginables, sólo con una estrecha
visión del entorno inmediato, enfrentados por sus propios
intereses, objetivos personales y sectarios, ideológicos,
doctrinales, etc., se ha convertido en el “trampolín de
lanzamiento” de una nueva forma de sociedad tiránica a una
escala desconocida, que explota los sentimientos de abandono, de
falta de identidad, la falta de sentimientos de pertenencia de los
ciudadanos, por causa del manejo de los asuntos públicos como
cosa personal de quienes los administran. Porque, entre nosotros,
se dedicaron siempre a construir sus propias utopías políticas sin
contar con las realidades antropológicas, con la experiencia
histórica, con el trabajo formativo de más de trescientos años de
cultura no considerada en nuestra política muy seriamente, y cuya
influencia, para bien o para mal, había depurado, definido ya, un
carácter propio a nuestros pueblos que fue “solemnemente”
descalificado.
106
Así, una democracia que no logra superar su condición de
“formal”, cede su espacio a una maquinaria despótica,
irrespetuosa del Hombre, de sus derechos fundamentales, con
conexiones comerciales en todo el mundo para afianzar
económicamente un poder que no puede afianzar ni legitimar de
otra manera, únicamente como un hecho cumplido. Un hecho
cumplido tozudo, frente al cual la miríada de “ciudadanos”
divididos, desorientados, aislados, desconectados, miserables y
sin líderes visibles, que pueblan nuestro país, es absolutamente
impotente.
La experiencia colombiana, dada en un país, en un continente que
se caracteriza por una población que carece de una consciencia
clara de lo que significa, finalmente, su realidad social en el
mundo moderno, es apenas el anuncio de un terrible futuro, de
sombras e incertidumbre, que le espera al mundo entero si no
cierra sus filas en torno a la idea de prevenir los riesgos de
semejante peligro.
El espejismo de la colosal riqueza que les reporta el “negocio del
desorden” a sus empresarios, dentro de su visión capitalista
característica, como son el negocio del vicio, de las adicciones,
del sexo, es un incentivo demasiado poderoso para hacerlos
desistir de sus actividades ilícitas. La población que ha tenido que
mantenerse en la ignorancia por falta de recursos y la juventud,
muchachos y muchachas sin experiencia, no entienden del
oprobio que cubre los barrios residenciales e industriales, donde
crecen como hongos los “moteles”, eufemismo con el que se
designa entre nosotros a los prostíbulos modernos, que compiten,
en dimensiones y profusión, con las instalaciones industriales y
planteles educativos mayores, los bares y cantinas, los lugares de
expendio de licor, y droga, los casinos, cuya presencia
“engalana”, para el “turista” de nuestras grandes ciudades,
espacios públicos, dignos apenas de la vieja Cuba precastrista.
Pero, en realidad, solo se trata aquí de la <<industria bandera>>,
la “vitrina” que se asocia con otras más oprobiosas, humillantes,
irrespetuosas de la dignidad humana, perversas como es la
107
pornografía, que atraviesa profundamente como proyectil
envenenado por todas las capas sociales contaminando todos los
espíritus a su paso. El comercio humano es inmenso y variado.
Abarca actividades tan infames como el comercio de menores de
edad para su explotación sexual, el aborto clandestino con
consecuencias mortales para bebés y madres, el de órganos
humanos extraídos de personas, - generalmente niños -,
asesinadas para el efecto.
Entre nosotros es muy común la explotación del indigente, de los
mendigos. Para sus “empresarios” los sitios de mucha afluencia y
acumulación de gente tienen un valor comercial muy alto. El
recaudo en semáforos en la ciudad de Medellín, en estudios
realizados por la municipalidad, en el Poblado, se han calculado
ingresos mensuales por mendigo de hasta de $900.000 mensuales.
Unas 2.5 veces el salario mínimo pagado a la gente que trabaja.
Hay “empresarios” dedicados a “administrar” y repartir las áreas
de “recaudo” de toda la ciudad con el fin de evitar
“congestiones”; mujeres que toman en “alquiler” los hijos
pequeños a sus padres para conmover más al “público”. Los
semáforos, donde los conductores tienen que esperar su turno para
cruzar la calle, se han convertido en un “mercado persa” donde
conductores y pasajeros son abordados con toda clase de ofertas.
Las pandillas juveniles de los barrios, las organizaciones de
delincuentes, ya no se enfrentan en sus cruentas refriegas. Se han
repartido el territorio de la Ciudad para su explotación económica,
igual que lo hacen la guerrilla y las autodefensas en el Campo con
tasaciones adecuadas al negocio, desde los mayores hasta los más
pequeños de vendedores ambulantes. Una tasa común es la
“vacuna” de $1.000 por semana al dueño de una “chaza”,pequeña caja de madera o cartón (de 0.30 cms de ancho, x 0.50
cms de largo, x 0.10cmsde alto) con cigarrillos para menudear,
algunas cajetillas, confites, "chiclets", bolígrafos, y otras baratijas,
de la cual muchos niños y ancianos derivan su sustento. En
ciudades como Medellín ese negocio se vuelve multimillonario.
Hace dos años, al Noroccidente de Medellín fue capturada una
pandilla de extorsionistas que explotaban a una empresa de
transportes que sirve la zona, Transportes Medellín y le fue
108
hallada, entre todas las cosas decomisadas, de gran valor, unas de
ellas, una gran dotación de armas, una cuenta corriente con más
de $ 4.000.000.000 de pesos producto de muchas extorsiones. En
el Campo es todavía más cruel la realidad. En todas partes, la
gente sabe que el precio por resistirse a pagar, su “seguridad” o el
derecho al disfrute de su opción de trabajar, de disfrutar de una
propiedad, va desde la confiscación, de hecho, de bienes y
propiedades hasta la pérdida de la libertad, por secuestro, con
cuyo “rescate” se resarcen de sus “pérdidas” o la propia vida y la
de los seres queridos. La dotación de medios de transporte la
realizan las pandillas de narcotraficantes y paramilitares a través
del robo de vehículos que es otro negocio multimillonario.
En todos ellos las organizaciones “militares” privadas, guerrilla y
crimen común se asocian “comercialmente” de mil maneras, aún
en medio del conflicto. Unos y otros aseguran así su parte de la
“torta”. Los títulos de propiedad, en todos los casos poco
importan, son “letra muerta”, pero cuando se requieren, igual, se
consiguen obligando al afectado a firmar papeles a la fuerza,
finalmente, el único respaldo “eficaz” de su acción.
En aquel modo de vida, dentro de aquella experiencia de “relación
social”, forzada dentro de espacios congestionados, ante el acoso
de las necesidades cotidianas, y ante la escasez absoluta de
medios económicos para desplazarse, por más tiempo, la gente
opta por aceptar la “dureza” de la Realidad. Se impone en
aquellos lugares, pues, la “ley del más fuerte”, la “ley del
silencio”, generalmente aprovechándose de un Estado débil,
timorato, corrupto y, explotado, a su vez por ellos. Dentro de
planes plenamente elaborados y puestos en marcha por aquellos
“empresarios” clandestinos del crimen, sus secuaces, se han
infiltrado y parapetado silenciosamente en innumerables puestos
públicos claves, donde, entre otras cosas, logran succionar los
escasos recursos del erario público. Según informó El
Colombiano, matutino de Medellín, el 3 de septiembre del 2004,
fue desmantelada por la “Dijín” de la Policía Nacional, una red
que desvió la respetable suma de $500.000 millones del régimen
subsidiado de salud de la Costa Atlántica colombiana para los
109
más necesitados, SISBEN, hacia las organizaciones de
autodefensa que operan allí. Entre los detenidos figura el alcalde
de Riohacha, capital del Departamento de la Guajira. No pocas
veces el ciudadano inocente cae en sus “redes” al acudir a la
“Justicia” a denunciar los actos alevosos de los cuales es víctima.
Aquello parece increíble. Es posible, solamente, porque cada
centímetro de territorio patrio está bajo el dominio de una
pandilla, una “milicia” guerrillera o de autodefensas, cuando .no
está en disputa entre rivales interesados en su dominio. Allí no
reina el orden de la constitución de Colombia. Cada poder, de
hecho, dicta el orden a su manera. Hasta hace muy poco, a pesar
de la ostentosa fuerza pública, a través de muchas
administraciones y gobiernos débiles, tímidos, y corruptos, casi
todos aquellos intentos de usurpar a la autoridad han alcanzado
pleno éxito y han logrado permanecer y dominar, incólumes en
regiones enteras, en pueblos y amplias áreas de las grandes
ciudades estableciendo por esa vía, todas esas prácticas, como
elementos propios de un nuevo sistema de vida. ¡Hoy esta
situación ha empezado a cambiar, pero es preciso que la tarea
completa se cumpla!
En cincuenta o sesenta años de una guerra, que no hemos logrado
entender, y a la que quizás, muchos le hemos dado la espalda,
porque hemos logrado ubicarnos en algún lugar donde aquella
parece lejana e incapaz de alcanzarnos individualmente, hemos
permitido los ciudadanos que se desarrolle entre la gente una
consciencia tan pobre de su vida, como para que termine
pensando que es inútil defenderse, ignorando y preocupándose
poco por cómo hacerlo, asumiendo que el ejercicio de sus
derechos es un sueño imposible, haciendo que los mayores se
sientan incapaces de poner en alerta y de educar, de orientar a los
jóvenes, haciendo que éstos consideren fuera de lugar las
advertencias de los mayores, haciendo que éstos no logren
entender el afecto, el amor que les profesan sus seres queridos, lo
que significan para ellos las tragedias, los fracasos de los suyos.
110
En un mundo radicalmente individualista cada vez más dividido y
aislado, en que los humanos nos tratamos cada vez con mayor
desprecio, con más agresividad y falta de respeto, en el que nos
merecemos más ahincada y categóricamente la descalificación de
unos a otros, hemos aprendido a poner exclusivamente nuestra
confianza en el dinero, en el “derecho de dominio” de nuestras
posesiones, en la existencia del “derecho de propiedad”, como
garantías de nuestra independencia y autonomía económicas, en
las que ciframos todo el sentido de nuestra seguridad. La puja por
la mayor seguridad, de sobrevivir y reproducirse, se expresa ahora
en términos de puja por el poder económico, es decir, por el afán
de acumular dinero, de adquirir posesiones, de ejercer esos
derechos de dominio de la propiedad, en los cuales los
propietarios invierten sus “ahorros”, frutos de su esfuerzo
productivo pero también de sus injustas exacciones que se dan
constantemente, entre nosotros, en un proceso de intercambio
económico orientado con suma perversidad.
La lucha por la Vida no tiene, entonces, otro sentido que la lucha,
a cualquier otro precio, por ganar con qué acumular fortuna. El
éxito en esa lucha se ha convertido en signo de inteligencia, buen
sentido de la Economía, habilidad en la gestión económica,
sabiduría, en “toda” la extensión de la palabra, tomando nuestro
hombre contemporáneo individual y colectivamente considerado,
un camino sesgado y olvidándose, como nunca lo hicieron antes
los pueblos primitivos y el campesino nuestro, cuya vida estuvo
arraigada en la idea de la madre Tierra, en su territorio, en su
terruño, que concretan su modo, diametralmente opuesto, de
establecer la objetividad de su conocimiento, de ver la Realidad y
adaptarse, aunque empíricamente, a sus condicionamientos.
En esta visión de la Realidad, el ser humano nunca ha sido ni será
verdaderamente autosuficiente. Desde allí se ve nuestro mundo
congestionado de hoy, como un mundo que exige la
especialización en el trabajo a todos los niveles de la sociedad
humana. Para ello, y para asegurar que los recursos de uso
humano fluyan holgadamente allí donde se necesitan, para que la
sociedad se conserve en equilibrio, es preciso contar con niveles
111
de solidaridad humana, con estructuras sociales básicas
sostenibles, con asociaciones productivas, con organismos
sociales estables, que sirvan de punto de apoyo para el trabajador
pequeño, que le permitan articularse en el trabajo, que el trabajo
de unos se complemente con el de otros, pero cuya compensación
se dé en términos justos de intercambio.
Esos ideales están, por lo pronto, cada vez más lejanos de
nosotros. Esa equidad, ese equilibrio esa estructura estable
sostenible se dan cada vez menos. La injusticia, las quiebras, la
ruina se van apoderando lenta pero inexorablemente de nosotros.
Hay, sin embargo, algunas diferencias en las consecuencias: En la
sociedad agrícola, de estructura plana, la ruina de un campesino,
el caos que produjera, tenía, una significación general pequeña
desde el punto de vista de la totalidad social. En la sociedad
industrial moderna, de estructura piramidal y jerarquizada, la
ruina de una asociación productiva puede trascender y afectar
gravemente en la economía de sectores muy importantes de la
Sociedad en conjunto. El caos puede propagarse como una
cascada, en proporciones geométricas. La ruina de una economía
nacional puede ser una catástrofe que afecta a todo el mundo.
Parece como si esa realidad que venimos describiendo hubiera
sido extraída de un capítulo de “Del origen de las especies por
medio de la selección natural”, de Charles Darwin publicada en
1859, dedicada al estudio del comportamiento animal. Pero no.
Esa obra influyó notablemente en las ideologías posteriores que la
asumieron como una explicación válida del comportamiento
humano, ignorando la condición racional del Hombre, se habla
informalmente de las características de sus “instintos”, que tienen
su asiento, según hoy se sabe, en su “amígdala cerebral, su centro
emocional, algo diferente de su evolucionada corteza cerebral.
Cosa que sería extraña en los medios científicos de hoy día, pero
que en su tiempo no dejó de ofrecer motivos muy serios para que
sus formulaciones aplicables a la conducta de la vida animal
fueran vistas como una analogía de lo que ocurre en la especie
humana, por muchos filósofos europeos, no sin cierta razón, entre
112
ellos Federico Nietzche (1844-1900) filósofo alemán, muy
influido por Darwin, basa su doctrina para explicar la dinámica de
la sociedad humana, la cual se basa en una especie de vitalismo
metafísico, en la “voluntad de poderío” que llega a su
culminación en el <<superhombre>> y tiene gran influencia en el
desarrollo del racismo germánico.
Esa realidad, no es nada diferente de la que Charles Darwin
señala como plan de vida para especies animales que no han
alcanzado a desarrollar un cerebro reflexivo semejante al nuestro,
con el potencial de identificar y permitirle darse cuenta de su
posición espacio – temporal- espiritual, de prefigurarse algunas
formas de futuro, discernir y escoger entre ellas aquella con que
sueña y desea para sí, y premeditar sobre los caminos para llegar
allá, proceso que le permite al ser humano moverse de manera
peculiar y diferente, incluso, a cualquier otra especie, incluidas
allí las más evolucionadas, lo que hace en el “plano” de la
dimensión espiritual.
Obviamente los animales no parecen tener, al menos
conscientemente, referencias del mundo espiritual, porque su
evolución no ha llegado hasta donde está la nuestra, por lo que se
sabe, y su movimiento se da, en general, por estímulos
irracionales sensibles internos y externos, el hambre, la sed, el
celo, el miedo, la visión de plantas y animales que le proveen de
alimento, y la presión del medio exterior, la escasez manifiesta de
alimentos, de agua, la presencia y la necesidad de competir con
otros animales rivales o de defenderse de los depredadores, entre
otros.
El hombre moderno, viviendo en la sociedad secular en que vive,
tremendamente marcada por su visión mecanicista, materialista,
plana del Mundo, se cierra al desarrollo de su potencial cerebral,
cuya sensibilidad, de otra manera, lo conduciría a un mundo
nuevo e insospechado, el mundo “inmaterial” donde viven los
espíritus, aquel que frecuentan y que les es muy familiar a los
artistas y a los poetas; diríamos, tal vez, impropiamente,
“extramundano”.
113
Ello comienza por el desconocimiento, el rechazo del Ser de Dios,
como Realidad, del Espíritu que anima, que le da sentido a todo el
proceso del Universo. Comienza por cerrarse a la idea de
contemplarse a sí mismo y experimentar, en su propia existencia,
la calidad de criatura. Comienza por cerrarse a la idea de
comprender lo que significa la afirmación de nuestra semejanza
con El, a la idea de asumir seriamente la tarea de desarrollar su
condición humana por encima de su naturaleza animal.
En ese proceso creador, que es dinámico, podría decirse que el ser
humano está siendo constantemente creado, igual que la totalidad
del Universo, cuya dinámica nos inquieta, que deseamos conocer
íntimamente, pero cuyo conocimiento abordamos desde una
perspectiva inadecuada. ¿Por qué nos resistimos a aceptar que la
Evolución es el producto de un proceso creativo que estamos en
incapacidad de comprender desde nuestra sola perspectiva
materialista? Realmente, la Evolución es obra de Dios, y su
proceso creador está en plena acción. La Naturaleza está siendo
permanentemente “remodelada” y la consciencia humana, que
puede adentrarse en ese “extraño” mundo inmaterial para
explorarlo, puede permitirle contribuir a ello o frustrarlo, al
menos dentro de su propia esfera de influencia.
Para mayor claridad del lector, sin pretender la profundidad y
extensión de un tratado sobre el tema, detengámonos en algunas
consideraciones importantes. El pensamiento ideológico, el
pensamiento científico, el pensamiento religioso, el pensamiento
humano, en general, la misma reflexión, se dan en el mundo
espiritual, aún el de aquellos que dicen no reconocer otra cosa que
la realidad tangible, que se puede ver y tocar, del mundo material.
Las contradicciones, los conflictos que se dan en ese “espacio”
pueden afectar la realidad material del ser Humano. De hecho,
muchas realidades materiales son producidas por acciones de
gente que se inspira en el Espíritu, incluso de la manera más
perversa. Cada persona vive, si es asertiva, en el espacio propio
de y conforme con su propio espíritu. Por distintas situaciones, y
muchas veces sin ser plenamente consciente de lo que hace, toma
114
decisiones que no le permiten su realización personal,
convirtiéndose, ya en un “apéndice” espiritual de otro, ya
dejándose “colonizar” por otros, ya por ser materialmente incapaz
de liberarse del imperio de otros. Los espíritus pueden asociarse y
generar experiencias comunes nuevas, pueden enfermarse,
emanciparse, etc. Los capítulos más relevantes de la historia
humana son el producto de los procesos espirituales que se han
gestado en la mente humana.
Las realidades materiales, tangibles, también pueden influir en el
Espíritu. Condicionan su evolución, ya estimulándolo o
desestimulándolo. El descubrimiento de un ingenio material útil,
de una herramienta, puede abrirle horizontes insospechados. El
telescopio de Galileo Galiley le abrió, definitivamente el
horizonte a la ciencia experimental y al desarrollo sostenido del
pensamiento científico. Algo como el teléfono, la televisión, los
computadores u ordenadores electrónicos, las vías de
comunicación, pueden ser elementos integradores espirituales de
gran significación. Mal usados pueden ser elementos
desintegradores del Espíritu. Una televisión poco prudente, puede
disociar el espíritu familiar, desvirtuar la labor formativa paterna,
enfrentar a sus miembros. Una carretera puede introducir
elementos de desintegración de las comunidades.
¿Es el campo espiritual, aparentemente inmaterial, una nueva
dimensión, una más, de las que podemos ser conscientes los
humanos, y en la que se sitúa también la Naturaleza? Muchas
elaboraciones teóricas, expresadas en lenguaje matemático, en el
campo de la Física Cuántica, demuestran ciertas realidades
posibles, explicables solamente si se consideran once dimensiones
(hasta ahora) para expresarlas completamente. Aunque inmaterial,
el espíritu no es algo amorfo. Tiene forma, tiene límites. Parece
ser que hay espíritus más complejos que otros. Parece ser que el
espíritu humano es el más complejo entre los de los seres vivos
conocidos. Puede moverse, a voluntad, en el mundo inmaterial,
espiritual y luego, mediante sus instrumentos corporales físicos,
materializar en realidades físicas sus deseos. Los animales
carecen de la consciencia necesaria para obrar así. Su espíritu es
115
más conforme con sus aptitudes físicas de locomoción física y su
capacidad de sentir emociones e impulsarse en la acción por
medio de ellas. Las plantas tienen su espíritu más simple: Es
fotosensible, busca el efecto vivificante de la luz. La conducta de
los seres más simples, incluso como aquellos que excluimos del
conjunto de los seres vivos, son la manifestación de alguna forma
de actividad espiritual. Podría decirse, al menos, que los seres de
los que está poblado el Universo comparten, en alguna medida el
espacio inmaterial propio del Espíritu. No son sólo cosa
“material”, en el sentido que le damos a esa palabra. En otras
palabras, la materia no es lo que parece ser. El concepto que
tenemos de ella a través de nuestros sentidos, está solamente
relacionado con los caracteres a los que esos sentidos nos
permiten acceder.
Es fácil confundir la realidad de un espíritu con la virtualidad de
una idea. Sin embargo, entendemos que la personalidad de una
persona es algo real, que la manera de ser de una nación se
diferencia de la de otra por su espíritu. Ninguna de esas dos
realidades se puede improvisar. Su construcción debería merecer
el mayor de los cuidados. Igual que su soporte material, el cuerpo
humano, el cuerpo de la nación, influyen de manera muy peculiar
en la naturaleza de la realidad física que generan. En el ámbito de
los espíritus se cuece gran parte de la realidad humana: Se prepara
el futuro, se conspira y muchas cosas más. A menudo, sin siquiera
ser consciente de aquellas realidades, muchos se mueven en ese
mundo, aún negándolo. Las estadísticas mismas, en que se mide
la actividad criminal, por ejemplo, con el número de defunciones
mensuales por muertes provocadas, nos muestran algo
incompleto, algo como la parte que ”sobresale del témpano de
hielo”. Se refieren únicamente a la materialización, en hechos
físicos, de una actividad que se mantiene “invisiblemente” en la
dimensión espiritual.
La historia del desarrollo moderno del espíritu humano y, luego,
del desarrollo material de la civilización occidental, es el producto
de una revolución espiritual que se proyecta indiscutiblemente en
el mundo industrial: El Renacimiento.
116
Cola di Rienzo (1313-1354) tribuno plebeyo de la ciudad de
Roma, aprende latín de un monje que lo protege y que se lo
enseña en el convento. Ello le sirve para familiarizarse con
muchas de las inscripciones de los monumentos romanos de la
antigüedad. Allí descubre la grandeza del viejo espíritu de la
cultura romana e inicia el proselitismo de sus ideas entre la
población plebeya de la Ciudad, encontrando un apoyo creciente.
Viaja a Aviñón con la intención de proponerle al Papa que regrese
a Roma para la restauración de la República Romana. No lo logra,
más éste le da poderes para que forme un gobierno, realice las
reformas que le han inspirado sus observaciones y lo hace. No
dura mucho tiempo, sin embargo.
Del lado oscuro de la Ciudad, surge otra de las prácticas
recurrentes de la política romana: La intriga, la conspiración de la
aristocracia romana que frustran su intento de reforma. Trata de
huir, pero Los “barones” romanos lo toman prisionero y lo envían
a Aviñón donde el Papa, acusándolo de herejía para ser
procesado. Cola di Rienzo asume personalmente su defensa ante
el Papa. Con sus argumentos lo convence de lo contrario. En
Aviñón, admira la grandiosidad de su cultura, de su arquitectura.
Allí conoce a Petrarca, poeta italiano muy conocido, nutriéndose
de sus ideas y quien comparte con él su ideal de restauración de la
democracia y de la república romanas. Así animado intenta una
segunda opción para formar gobierno, sin saberlo, ya al cabo de
su vida. No obstante, después de unos meses, no logra superar su
cruenta oposición, intenta huir, pero cae asesinado y su cadáver es
lanzado al río Tiber.
Estos dos intentos materializados por Cola di Rienzo, con un
fuerte apoyo popular que deja su fermento en medio del pueblo y
el movimiento ideológico generado por la obra poética de
Petrarca, más que todo alrededor de su obra el “Canzoniere” y los
“Triunfi”, llamado petrarquismo, son la chispa que da inicio al
movimiento de restauración cultural y de apertura hacia nuevas
manifestaciones del espíritu humano que hemos bautizado con el
nombre de Renacimiento.
117
En la primera mitad del siglo XX, después de la Primera Guerra
Mundial, se dan dos intentos fallidos de restauración espiritual,
que fracasan por la brutalidad con que son afrontados. Estos
intentos terminan siendo afrontados militarmente por Francia,
Gran Bretaña y EE. UU. De Norteamérica en la Segunda Guerra
Mundial.
Uno de ellos lo procura en Italia Benito Mussolini (1883-1945),
estadista italiano, quien inaugura un régimen político que alcanza
a durar casi veinte años. Funda el partido Fascista en 1919, en
1922 asume el Poder sobre la base de la presión política de sus
“camisas negras”. Recupera la economía italiana postrada como
consecuencia de la Primera Guerra Mundial y se entrega a una
tarea legendaria que tiene su espacio en el sueño de los italianos:
La restauración del viejo Imperio Romano con su majestad y su
pompa. Su primera acción expansiva la realizó en Etiopía, reino
africano, prácticamente indefenso en 1935. Esa experiencia
mostró el camino que tomarían las cosas en lo sucesivo. En 1940
se alía con Hitler participando con éste, de su lado, en la Segunda
Guerra Mundial.
Desde tiempos de Federico II de Prusia (1712-1788) empieza a
cuajarse un sueño germano de constituir a la nación alemana con
su propio Estado, lo que se cumple en tiempos de Bismarck
(1815-1898). En lo profundo del espíritu alemán se observa cierta
afinidad con la cultura helenística, la que algunos consideran
influyó en la conformación del pensamiento y de las raíces
originales de las lenguas germánicas. Setefan George (1868-1933)
poeta lírico alemán, se considera apóstol de ese ideal helenístico.
Joseph Goebbles (1897-1945) ministro de propaganda nazi y
Claus von Stauffemberg (1907-1944) autor del atentado contra
Hitler el 20 de julio de 1944 son discípulos suyos. El primero es
el artífice de una manera grotesca de alcanzar aquel ideal, el
segundo, intenta parar aquella maquinaria mortal, pagando su
osadía con su propia vida. Stefan George muere en Suiza de pena
moral en 1933, anticipándose y profetizando el fin trágico del III
118
Reich, horrorizado por el salvajismo de los nazis. Su último deseo
es que no sea sepultado en su patria.
“¿Debería sentirme halagado?
Se ha cumplido mi profecía:
Ya llegaron los otros, los bárbaros,
Y lo están haciendo muy bien…
¿Qué puede seguir sino la noche?
Cada vez estamos más lejos de Grecia.
Cada vez estamos más lejos de la Luz.
Ese individuo que cambió la profundidad por la propaganda,
Ha tratado de convencerme para que regrese a la “Gran Casa”
(El gran hombre debió decir gran cárcel y gran cuartel).
Hasta me ha ofrecido una corona de laurel y casa y renta.
Pero yo no quiero ser testigo del horror.
Mi querido Claus, si muero antes de que caigan los nuevos
hunos,
No permitas que esa gente disponga de mi cadáver.
¿No organizarían con él un festival de autobombo?
¿No me convertirían en un símbolo de su causa?
Además, creo que un poeta merece descansar entre humanos”.
Cuando habla de Claus, George se refiere a Claus von
Stauffemberg, su discípulo favorito y quien con su maestro
clamaba por la restauración de los valores de la Grecia antigua.
“Berlín, invierno de 1941.
Por fin tengo clara una cosa: Ese homúnculo llamado Hitler es
el Mal
(¡Lo que puede llegar a ser
Alguien que parece sacado de un comic!).
Mi profesor de poesía y cultura griega anunció en algunos de
sus versos
El advenimiento de un bárbaro que destruiría el orden burgués
Y en su lugar instauraría una aristocracia pagana.
¡Un huno nos devolvería a Atenas!
Eso nos sonaba muy poético.
Pero la profecía del poeta se ha cumplido a medias:
119
Desde que el nuevo Atila llegó al poder
No ha hecho más que instaurar la barbarie.
¿Y qué de la sociedad que preconizaba Platón?
¿Y qué de la estética espiritualizada que nos haría mejores?
Maestro George, Atenas sigue en veremos, y todos sus
alumnos
Como si tal cosa”.
El Holocausto judío no es otra cosa que una de sus formas más
brutales de resolver las contradicciones de esa nueva cultura con
la sociedad burguesa que domina al país y que lo ha sumido,
como consecuencia de la Primera Guerra Mundial, en la miseria.
Adolfo Hitler, logra la recuperación económica, arma su ejército y
con el nazismo, se alía con Benito Mussolini para tratar de
alcanzar, cada uno su ideal a su manera y terminan provocando la
Segunda Guerra Mundial.
El siglo XX nos deja muchas frustraciones pero también
esperanzas. Nos queda la consciencia de la experiencia vivida. Su
capitalización y aprovechamiento son la mejor manera de honrar
la memoria y de hacer útil la vida de tanta gente que pagó el
precio de errores históricos de todas las dimensiones, gracias a la
carencia de una consciencia capaz de darles a sus autores una idea
de la perspectiva humana, de sus responsabilidades.
En este siglo fueron puestos en marcha proyectos políticos,
algunos de ellos gigantescos, cuyo intento de realización produjo
y sigue produciendo, en algunos casos, desproporcionado dolor
humano en comparación de sus beneficios. Desde este punto de
vista, el futuro nos depara el compromiso de tomar serias e
inaplazables decisiones, en torno a los temas de la Educación, de
la Política de la Producción, del Trabajo, de la Economía, de la
Seguridad Social, del Desarrollo de la Cultura y la política del
Estado y sus efectos pedagógicos sobre la consciencia del ser
humano. Es difícil calcular las dimensiones del daño causado a la
niñez, el deterioro de su vida adulta, sólo porque su cerebro se ha
nutrido de experiencias que han generado en él la Guerra, la
120
Violencia, con sus resentimientos, sus odios, sus miedos, sus
frustraciones.
Los fines de la Ingeniería, se ve aquí, que se confunden con los de
las demás disciplinas humanas, y los de la Humanidad en general,
entre ellas las Ciencias Naturales, la Medicina, la Arquitectura, el
Derecho, la Filosofía, solamente como ejemplos de una compleja
lista de temas propios de las disciplinas actuales. Para entender
las conexiones entre los fines de las diferentes disciplinas, es
preciso tener una visión profunda de la cultura humana, como un
todo. Lo único más importante que esto, es que esa Cultura posea
aquella profundidad que se espera que tenga. De no ser así, el
espíritu humano decrecerá y en algunos casos sucumbirá
sepultado bajo el peso de los designios de intereses extraños, de la
esclavitud, de la servidumbre, de la tiranía. Y el Trabajo
auténtico, como tal, incluso el de los profesionales y el de las
personas más cultas, perderá su sentido y significación, se volverá
extremadamente manipulable, y podrá ser orientado, como
muchas veces ha ocurrido, en contra del mismo Hombre.
Otro aspecto importante del entendimiento humano que merecerá
nuestra atención detallada en un área aparte, más adelante, es una
consideración de fondo sobre la situación real de la especie
humana y las demás especies vivas frente a la fuente real de los
recursos que necesitan para sobrevivir y multiplicarse y cuyo
conocimiento ha sido aportado por las ciencias experimentales en
la época moderna al actual caudal del pensamiento científico
respecto del medio natural en que vivimos. Ello afecta de manera
fundamental la economía de la capa viviente del planeta, en
general, y de la vida humana en particular. El descubrimiento de
esa realidad exige un cambio radical en la posición de los seres
humanos frente a lo que entienden por Riqueza, frente a sus
actuales consideraciones respecto del valor del trabajo, de que se
tengan en cuenta para él propósitos de bien común y frente a sus
consideraciones actuales del valor de la cooperación con las
demás especies vivas.
121
Definitivamente tenemos que aceptar que nuestro planeta no es
autosuficiente, que la interacción con otros astros, particularmente
con el Sol, la estrella central de nuestro sistema solar, es el medio
de acceso a fuentes energéticas exteriores necesarias, para cuyo
aprovechamiento está perfectamente adaptada la vida planetaria,
que los recursos naturales terrestres tienen sus límites en su
capacidad de soporte de vida, que los seres humanos,
individualmente o colectivamente somos absolutamente
dependientes del entorno local en que vivimos y que quizás jamás
podremos emanciparnos de la Naturaleza, como muchos piensan
que lo venimos haciendo. Ello determinará también la forma
como trabajen, en lo sucesivo, los ingenieros que aportan el
soporte físico, los empresarios, los estadistas, como sea orientada
la Cultura, como se desenvuelva la vida cotidiana de los hombres,
como se estructure la sociedad humana, etc. El hacer caso omiso
de aquello puede alejarnos de la posibilidad de dar la respuesta
adecuada al reto de nuestra adaptación a un mundo que cambia,
tal vez imperceptiblemente pero inexorablemente, haciendo, en
algún momento, imposible nuestra vida.
En nuestro país, en todos los sectores de la sociedad, las formas
más astutas de engaño, las más deprimentes, las más crueles de
violencia, los más excluyentes y descalificadores actos de
intimidación, de traición, la práctica de los más codiciosos actos
de explotación humana, los más absolutistas actos de dominio
sobre la vida ajena, usados como logros últimos heredados, al
nivel de la alta política tradicional para ejercer el Poder Político,
con toda clase de disfraces y máscaras, han llegado a penetrar, a
anidar, a ser asimiladas por la misma base social, como formas de
ejercer el poder personal aún al nivel de las relaciones
interpersonales para alcanzar la supremacía social. La destrucción
de las comunidades rurales y urbanas, la masificación de la
sociedad, particularmente en las grandes ciudades, la experiencia,
por muchos años, de soportar toda clase de abusos y
arbitrariedades sin que se vea, el cumplimiento de las promesas
electorales, siquiera de lejos, la presencia de un Estado fuerte y
decidido, la acción eficaz de una justicia pública, han destruido la
fe de la gente en el porvenir, le hacen sentir la insignificancia de
122
su individualidad, en las promesas sembradas desde siglos ha por
la Religión, le hacen sentir lo insignificante de su ser individual,
sin la menor opción de un trabajo fijo, así sea medianamente
lucrativo, experimenta la angustia de su indefensión frente a las
fuerzas exteriores que ejercen despiadadamente sus propios
designios, por encima de su vida y de su muerte, han
desaparecido en ella las expectativas de lograr, por medios
propios, una vida mejor.
Nuestros pueblos se han olvidado de su dignidad, del concepto de
sus derechos y cifran toda posibilidad de redención en sus
posibilidades de fuerza, en sus alianzas con los poderes probados,
establecidos localmente, que entre nosotros están personificados
por las pandillas juveniles de barrio, los grupos insurgentes de
todas las tendencias políticas e ideológicas, las organizaciones de
producción y distribución nacional e internacional de
estupefacientes, las pandillas criminales, etc., que forman
abigarradas redes de intercambio, en las que se acostumbra a
contratar los trabajos sucios que “ensucian” la hoja de vida con
gente independiente, vinculada sólo ocasionalmente con las
organizaciones.
Esta otra realidad, como plan de vida, como decíamos atrás,
tampoco es nada diferente de lo que Charles Darwin señala en su
obra “Del Origen de las Especies por medio de la Selección
Natural”, como plan de vida para las especies animales. Este plan
de vida podría aplicarse a seres humanos que, como ocurre a
menudo entre nosotros, son sensibles sólo a los estímulos que
mueven a su amígdala cerebral, su cerebro animal,- mamífero-,
donde tiene asiento su centro emocional, y cuya corteza reflexiva
se atrofia por falta de uso, destruida por el alcohol, los
estupefacientes o ahogada por un medio humano asfixiante que le
niega al ser humano toda opción de vida superior.
Y habíamos dicho que una de las tareas del ingeniero,
enfocándonos en él como podríamos hacerlo en otras disciplinas,
es, precisamente, el cuidado de los recursos naturales y su
eficiente aprovechamiento. Resulta casi obvio que el adecuado
123
uso de los combustibles, por ejemplo, de las materias primas
industriales, el evitar los desperdicios y el derroche suyos son
tareas que le competen, pero no es tan obvio que el recurso
humano pudiera tener para el ingeniero un sentido semejante. En
este caso las distintas ramificaciones de la estructura social
tendrían el significado de un recurso humano evidente, si se
quiere, incluso más valioso que el recurso desarticulado y
desorganizado conformado por seres humanos independientes.
Es desde este punto de vista que se justifica para el ingeniero la
consideración de los problemas de relación social que venimos
esbozando y cuya solución social tendría extraordinarias
consecuencias prácticas. En el mismo sentido podría asumir el
ingeniero el significado de una rica ética humana que le de
sentido a su vida y a su actividad lo mismo que de la Cultura, con
todo lo que ello implica en el establecimiento de una vida
civilizada justa y armónica. Es por eso que la rígida e irracional
estructura de poder y mando que se ha formado tras doscientos
años de imperio de la sociedad burguesa industrial, en reemplazo
de la vetusta sociedad medieval, merece, a su vez, una acerba
critica. Los resultados no pueden ser más espeluznantes. Con ello
no ganan los que han logrado “triunfar” alcanzando a amasar
grandes fortunas y enorme poder económico; pierde la humanidad
entera, incluso éstos. El proceso de acumulación llegará al
momento de la crisis, en la cual la demanda será incapaz en
cantidad calidad y precio, de asimilar la oferta en el intercambio
económico siendo cada vez más pobre y marginada, y el sistema
económico se parará, siendo éste posible solamente en las esferas
económicas de los más ricos, reduciéndose cada vez más. La
calidad de la oferta de trabajo se irá especializando más y más
para caer luego en perfiles cada vez más bajos, perdiendo la
visión del conjunto, en beneficio de las grandes organizaciones.
Muchas artes serán olvidadas, teniendo que marginarse a medida
que la demanda de trabajo en las grandes organizaciones
disminuye, en beneficio de las productoras más “competitivas”,
deshaciéndose las grandes estructuras de intercambio económico
y reduciéndose nuevamente las comunidades humanas,
124
principalmente las más marginales a formas de vida más y más
aisladas.
La experiencia en nuestro país planteado por la apertura
económica de 1994 demuestra cómo la estructura productiva
queda reducida, en solamente 10 años, a la sombra de la que fue
antes. Las estadísticas, que ya habíamos mencionado atrás no
pueden ser más elocuentes: Luego de casi 100 años de
“Revolución Industrial” el 95% de la producción está en manos
de empresas medianas y pequeñas y de éstas, solamente el 25%
son legales. Las demás son informales. Nuestra pirámide
organizacional productiva ha desaparecido casi por completo.
Nuestra estructura económica “industrial y comercial” se ha
vuelto plana, con características de funcionamiento semejantes a
las de la economía agraria. Se conforma de multitud de empresas
inconexas que se debaten en un medio hostil tratando de
mantenerse, aún cuando se encuentren, por razón del azar, en el
ojo de los huracanes que se suscitan constantemente. La apertura
económica provocó el derrumbe general de nuestras grandes
empresas, lo mismo que el establecimiento en nuestro país de
grandes estructuras empresariales extranjeras, y alianzas
estratégicas, particularmente en los negocios de distribución al
detal de alimentos y artículos de consumo que hoy han asumido
gigantescas proporciones, servicios bancarios y distintos servicios
de telecomunicaciones, para agregar a las que tradicionalmente se
han asociado para la explotación de recursos como el petróleo, el
carbón, los metales preciosos, etc.
Si retomamos la sentencia de la Biblia del Capítulo 2, Versículo
17: “Mas del fruto del árbol del bien y del mal no comas: porque
en cualquier día que comieres de él, infaliblemente morirás”, y
hacemos una mirada retrospectiva de nuestra experiencia, del
gigantesco desorden que reina en nuestro mundo, de las
consecuencias en destrucción, en dolor inmenso, en frustración y
muerte, es preciso entender que esa sentencia no es algo sin
significado, una mera leyenda mítica sobre viejas experiencias
que quedaron registradas en nuestra Tradición, como es el caso de
“Alicia en el país de la maravillas” y otras historias famosas, a las
125
que los antropólogos, quizás con sobrada razón, les asignan su
espacio importante en la memoria del alma europea. Esa no es
tampoco una sentencia condenatoria con efectos mágicos y
místicos. Creo que es, ante todo, la expresión simbólica de un
proceso previsto por el Creador, con consecuencias demasiado
dolorosas. Él señala un destino claro al Hombre si, dentro de su
libertad de acción, no rectifica su ruta. No es Dios que condena,
es el Hombre, que juzga con codicia y mala fe, que escoge su
suerte desobedeciendo, inspirado en un consejo perverso, de
alguien que <<”se arrastra”>>, que, por lo tanto no mira lejos y
que la Biblia simboliza con la serpiente, fundamentándose en el
poder seductor de la mujer y en una incipiente y poco
experimentada visión, y se equivoca; y luego, a través del tiempo,
ejerce su razón sin el menor sentido de responsabilidad. Los
desórdenes en el campo del Espíritu, como elementos de una
realidad concreta, tienen efectos en el espacio – tiempo, las otras
dimensiones en las que se expresa esa misma realidad.
Uno de los propósitos del tema que sigue, tiene por objeto
reflexionar así sea un poco someramente, sobre las condiciones de
madurez que exige la naturaleza humana para ejercer plenamente
el uso de su razón, de su poder reflexivo, de su “libre albedrío”,
de su autonomía, para alcanzar los niveles de seguridad
necesarios en la consecución de sus metas y objetivos. La Razón
es una destreza, un nuevo elemento, un nuevo instrumento de la
Vida que debe ser correctamente manejado, y a aquellos más
experimentados les corresponde la tarea de adiestrar a los menos
experimentados y a aquellos que les sigan en su correcto y sabio
manejo.
1.2.1 LA RAZÓN, EL NUEVO INGREDIENTE
DE LA VIDA.
La razón es, pues, un nuevo ingrediente, un nuevo factor natural a
contar en el juego de la Vida. En lo visto atrás, esa razón se
refiere a la auto consciencia, al “darse cuenta” de la presencia de
sí mismo, “se les abrieron los ojos, y como echasen de ver que
estaban desnudos…”, igual, se refiere a la posibilidad del
126
discernimiento del yo, del otro, del aquí, del allá, del ayer, del
hoy, del mañana, es el reconocimiento, la consciencia de la
dimensión espiritual, de la realidad de las presencias espirituales.
Es la concepción de una realidad que supera la consciencia
positivista, “plana”, de la misma, que le confiere una profundidad
de la que aquella carece. Plantea la aparición de nuevas
“especies” de seres que se perfilan con el tiempo, la nuestra,
probablemente la pionera, pero, seguramente, no la única. Es la
consciencia que percibe la existencia de un desequilibrio
universal en el campo del Espíritu, que no perciben quienes han
desarrollado su sensibilidad solamente dentro de los modelos del
pensamiento positivista. Es la consciencia sensible a referencias
como la historia de la Salvación, el acto de Redención de Jesús, a
la poesía, al arte, a la música. Es la consciencia que entiende la
trascendencia de la ética y la moral, no solamente como normas,
como códigos restrictivos de la conducta, sino como “caminos”,
como “vías” expeditas para alcanzar logros deseados. Es cierto
que los caminos existen desde siempre y la Naturaleza los recorre
todos ellos. Sólo que los hombres apenas sabemos de su
existencia cuando hemos entrado en el uso de la razón, cuando
podemos ejercer nuestro poder de reflexión, cuando hemos
trascendido, apoyados en el acto mero de razonar, hacia
realidades diferentes, más profundas, situadas más allá de ese
acto de razonar.
Se puede decir que el pensamiento moderno respecto del
conocimiento, el significado de la razón, se mueven dentro del
contexto del pensamiento kantiano. Javier Echegoyen Olleta en su
versión de Immanuel Kant (1724 – 1804). Resumen de su
pensamiento, tomado de la página web www.torre de babel.com,
afirma, respecto a la “estética trascendental, la forma “a priori”
de la sensibilidad:
“La Estética (del griego "aisthesis", "sensación") trascendental
es la ciencia de todos los principios de la sensibilidad. La
Sensibilidad es la capacidad o facultad de las sensaciones. La
127
Estética explica el modo de tener sensaciones y al ser
"trascendental" tratará del conocimiento de las condiciones
transcendentales (universales y necesarias) que permiten el
conocimiento sensible, paso previo para todo conocimiento.
Kant distingue dos momentos en la percepción: la materia y la
forma. El efecto de los objetos en la sensibilidad son las
sensaciones, que son, pues, dadas a posteriori y constituyen,
según Kant, la materia del conocer al nivel de la sensibilidad.
Pero las sensaciones se presentan ordenadas en ciertas
relaciones; eso que hace que las sensaciones aparezcan
ordenadas en ciertas relaciones es la forma. La forma no es
dada a posteriori, sino que está ya a priori en el espíritu, como
forma de la sensibilidad, (Kant la llama también intuición
pura). La síntesis (unión) de sensaciones o datos empíricos,
como materia, y la forma a priori es el fenómeno”.
Cuando se refiere a lo que llama la “Analítica trascendental” o
la espontaneidad del entendimiento, dice:
“Las formas puras o principios a priori de la sensibilidad son,
según Kant, el espacio y el tiempo. Espacio y tiempo son las
condiciones de posibilidad de toda experiencia porque no es
posible ninguna experiencia que no esté bajo esas relaciones.
Ahora bien (y esto es muy importante), espacio y tiempo no
son, según Kant, propiedades objetivas de las cosas mismas,
sino formas a priori de la sensibilidad. El espacio y el tiempo
son la forma de la experiencia externa, y el tiempo de la
interna. La matemática es posible (es un saber a priori y
sintético) por el carácter apriórico del tiempo y del espacio: la
geometría y la aritmética se ocupan, respectivamente, del
espacio y del tiempo. Puesto que la matemática está fundada
en las formas de la intuición, toda objeto que se de en la
intuición debe cumplir las leyes de la matemáticas”.
“La sensibilidad realiza las primeras síntesis al unificar las
sensaciones en el tiempo y el espacio, pero percibir tal
multiplicidad (colores, formas, sonidos...) no es, sin más,
128
comprender los objetos. Comprender lo percibido es la
función propia del Entendimiento. Kant estudia esta facultad
en la Analítica Trascendental. Nuestro conocimiento incluye
conceptos además de percepciones, pues comprender los
fenómenos es poder referirlos a un concepto; cuando no
podemos referir las impresiones sensibles a un concepto,
nuestra comprensión de aquéllas resulta imposible. Esta
actividad de referir los fenómenos a los conceptos se realiza
siempre a través de un juicio. El entendimiento puede ser
considerado, pues, como la facultad de los conceptos, o bien
como la facultad de los juicios, la facultad de juzgar. Kant
distingue dos tipos de conceptos, los empíricos, que proceden
de la experiencia y son a posteriori, y los conceptos puros o
categorías, que no proceden de la experiencia y son a priori:
las categorías (sustancia, causalidad, unidad, necesidad,...);
son nociones que no se refieren a datos empíricos pero
tampoco son construidas, "inventadas" empíricamente por el
hombre, pues pertenecen a la estructura del entendimiento
(son a priori)”.
“El conocimiento es posible porque aplicamos las categorías a
la multiplicidad dada en la sensación. Los conceptos puros son
condiciones trascendentales, necesarias, de nuestro
conocimiento de los fenómenos ya que el entendimiento no
puede pensarlos si no es aplicándoles estas categorías: todo
aquello que es objeto de nuestra experiencia es sustancia o
accidentes, causa o efecto, unidad o pluralidad, etc. De este
modo, el conocimiento resulta de la cooperación entre la
sensibilidad y el entendimiento: la sensibilidad nos da objetos,
el entendimiento los piensa; pero las categorías solamente son
fuente de conocimiento aplicadas a los fenómenos (a las
impresiones sensibles que se dan en el espacio y el tiempo) y
no tienen aplicación válida más allá de los fenómenos. El error
de la filosofía dogmática (basada en el uso puro de la razón)
consiste en usar las categorías para referirse a realidades
transempíricas o trascendentes (Dios y el alma, p. ej.). La
Física es posible como un saber a priori porque el mundo tiene
129
una estructura matemática (al estar sometido al tiempo y al
espacio) y porque las categorías tienen una validez empírica;
porque todo fenómeno está estructurado en función de las
categorías. Con ello Kant está legitimando filosóficamente el
Universo Newtoniano”.
“La "Dialéctica Trascendental" estudia la Razón y el problema
de si la metafísica puede ser un saber a priori, y concluye que
la Metafísica como disciplina científica es imposible. La
Metafísica quiere alcanzar las cosas tal y como son en sí
mismas, sus objetos son transcendentes (no empíricos): el
alma, su libertad e inmortalidad, Dios y el mundo como
totalidad; pero la ciencia usa necesariamente las categorías y
éstas sólo pueden emplearse legítimamente aplicadas a los
fenómenos, a lo dado en la experiencia. La Razón teórica, en
sentido laxo, es lo que permite el conocimiento del mundo, y
en sentido estricto la facultad de las argumentaciones. Kant
entiende por "dialéctica" el razonamiento falso con apariencia
de verdadero. La "Dialéctica Trascendental" debe mostrar pues
cómo la Razón realiza argumentos aparentemente correctos
pero ilegítimos. Precisamente las argumentaciones de la
metafísica son de ese tipo”.
“El conocimiento intelectual formula juicios y conecta unos
juicios con otros formando razonamientos. Pero hay una
tendencia peculiar en el uso de la Razón: la Razón busca
encontrar juicios cada vez más generales, capaces de abarcar
una multiplicidad de juicios particulares sirviendo a éstos de
fundamento. La Razón aspira a lo incondicionado, al
fundamento de los fundamentos. Cuando la Razón, en esa
búsqueda de las condiciones de lo condicionado, de leyes más
generales y profundas, se mantiene en los límites de la
experiencia, su uso es correcto y no da lugar a contradicciones;
la ciencia avanza precisamente a partir de esa tendencia de la
Razón; pero esa tendencia lleva inevitablemente a traspasar los
límites de la experiencia empírica en busca de lo
incondicionado: así, todos los fenómenos físicos se pretenden
unificar y explicar por medio de teorías metafísicas acerca del
130
mundo, como todos los fenómenos psíquicos por medio de
teorías metafísicas acerca del alma, y, finalmente, unos
fenómenos y otros se intentan explicar y unificar por medio de
teorías metafísicas acerca de una causa suprema de ambos
tipos de fenómenos, físicos y psíquicos: Dios. "Dios", "alma" y
"mundo", son pues tres ideas de la Razón; ideas que no tienen
una referencia objetiva, –no tienen un uso constitutivo– en el
sentido de que no podemos conocer los objetos a los que se
refieren (Dios, alma y mundo como totalidad); pero sí un uso
regulativo pues permiten la orientación de la investigación y
dirigen el uso de la razón en la aspiración a una explicación
cada vez más profunda de la realidad”.
Los desarrollos experimentales más modernos encaminados
hacia la aplicación de la Psicología de la Forma, nueva
tecnología, útil en el estudio de la percepción humana, en la
elaboración interior de la Gestalt, de las “estructuras” ideales,
de las “formas” que asumen en la consciencia humana las
realidades externas, hacia su aplicación en la pedagogía, y en
el tratamiento de algunas neurosis, muestra cómo está
trascendiendo en muchas de las aplicaciones científicas el
pensamiento de Kant. También anticipa lo que en el mundo
actual se denomina la expresión simbólica del conocimiento,
consecuencia directa de que no podemos acceder al
conocimiento de la realidad sin hacerlo indirectamente e
intermediado por algún sistema simbólico, al que accedemos
como producto de la cultura particular que ha formado nuestra
mente. Es importante tener en cuenta, que esa cultura nos
conecta también con la manera que tenemos de percibir el
“espacio” de la Moral, y el carácter de nuestra percepción del
orden ético.
Javier Echegoyen Olleta habla también de su “Idealismo
Trascendental”: “El Idealismo Trascendental es la culminación
del pensamiento moderno, que comienza con el planteamiento
cartesiano del problema del conocimiento: para tener
conocimiento estricto es preciso remitirse al sujeto del
131
conocimiento (al "cogito") sólo así tendremos una evidencia
tan poderosa como para fundamentar el resto del saber; pero
esto se consigue a costa de problematizar el conocimiento de
la realidad externa. El empirismo continúa en esta misma línea
al considerar que el conocimiento inmediato versa sobre las
ideas o percepciones y no sobre las cosas en sí mismas y al
sugerir que los grandes problemas de la objetividad (el mundo
teórico y el mundo práctico) han de resolverse tras el análisis
de los procesos psicológicos gracias a los cuales el sujeto
tiene experiencia de los objetos; pero el sujeto del que hablan
los empiristas es un sujeto empírico. Kant recoge esta línea de
explicación mostrando que debemos reflexionar sobre el modo
de conocer para descubrir los elementos, fundamento y límites
del saber, pero pone como sujeto a un sujeto distinto: el Sujeto
Trascendental, que no se puede identificar con el yo empírico,
contingente, hecho de este modo pero pudiendo ser de otra
forma; el Sujeto Trascendental es el sujeto metaempírico del
cual se predican las distintas formas aprióricas y que realiza
las distintas síntesis que dan lugar a la constitución de los
fenómenos. La consecuencia es un giro completo en la
comprensión del conocimiento y la separación radical entre la
filosofía y el sentido común: el conocimiento universal y
necesario no se puede explicar si consideramos que el sujeto
es pasivo cuando conoce, pero sí al considerar que el sujeto
pone algo en el objeto conocido y lo modela a partir de las
estructuras de nuestras facultades cognoscitivas (las formas de
la sensibilidad y las categorías del entendimiento). En
cuanto a la segunda cuestión, debemos recordar que la
posición ingenua, y toda la filosofía anterior a la modernidad,
mantiene una concepción realista del mundo: en lo esencial el
mundo es tal y como lo conocemos; en lo esencial los objetos
y sus propiedades y relaciones existen independientemente de
la experiencia que podamos tener de ellos; esta es la tesis
característica del realismo. Pero con la modernidad (con
Kant) aparece la concepción idealista: no sabemos cómo
puede ser el mundo independientemente de nuestra
experiencia de él; todo objeto del que tenemos experiencia ha
quedado influido por la estructura de nuestro aparato
132
cognoscitivo. Estas ideas nos llevan a dos conceptos
fundamentales del Idealismo Trascendental: el concepto de
Noúmeno y el de Fenómeno. El Noúmeno (o Cosa en sí) es la
realidad tal y como pueda ser en sí misma,
independientemente de nuestra experiencia de ella; la filosofía
premoderna pensaba que nosotros podíamos conocer las cosas
en sí mismas, aunque cada escuela dijese algo distinto relativo
al ser de dichas cosas; el Fenómeno es una realidad
dependiente del Sujeto Trascendental, es la realidad
estructurada por las formas de la sensibilidad y las categorías
del entendimiento; la realidad tal y como la experimentamos.
El sujeto cuando conoce no deja intacta la realidad conocida,
la constituye en el propio acto del conocimiento. Por ello, el
Idealismo Trascendental se puede resumir en la afirmación de
que sólo conocemos fenómenos”.
Nuestros conceptos y las discusiones que se dan entre nosotros
sobre la Ética y la Moral de ética y moral se derivan en gran
medida de las ideas griegas originales. Veamos una cita de
“Ética
y
Política
aristotélica”
(www.cibernous.com/autores/aristóteles/teoría/etica/etichtml),
igual podemos hablar de ciertas virtudes válidas en el ámbito
de la política, en los conceptos de gobierno justo o no. En la
antigua Grecia es posible encontrar posturas muy diferentes
entre algunos de sus filósofos referentes al tema. La posición
de Aristóteles, difiere de la de su maestro Platón. El autor de
este tema ilustra los fundamentos de sus consideraciones, lo
cual se encamina a aclarar algo que apunta a lo que nos
interesa aclarar en nuestro tema:
“La ética y la política se refieren ambas a la praxis humana, esto
es, a las acciones que podemos realizar los hombres y a la
dirección que vamos a dar a nuestra voluntad y libertad.
La diferencia estriba en que la ética es una praxis íntima, personal
y la política es la coordinación de muchas acciones y, por ello, en
esta última hay que tener en cuenta la voluntad de los demás. La
133
política gira en torno a las leyes e instituciones creadas para
elaborarlas y administrarlas.
Ética y política no son simplemente teorías sobre las que los
hombres dedican su estudio y se ponen o no de acuerdo. Son un
hecho que no hay que demostrar. Todos los días tomamos
opciones éticas o políticas porque no vivimos en soledad sino en
comunidad. Nuestra naturaleza es plenamente social. Pues bien;
Aristóteles era un meteco en Atenas, y por este motivo, no podía
participar activamente en la política. Esto, sin embargo, no
menoscabó su interés por el ámbito de la praxis humana. De
hecho, nos ha dejado algunas obras que tratan estos temas con
gran profundidad. Estudiaremos primero la ética y luego la
política”.
“Según el filósofo, toda actividad humana tiende hacia algún
fin (telos). El fin de la actividad de un zapatero es hacer,
producir un zapato bien hecho; El fin de la medicina es
procurar o restablecer la salud del enfermo, etc.”
“Vemos que los fines no son idénticos ya que dependen de la
actividad que se lleve a cabo para obtenerlos. Las actividades
tampoco son iguales. Aristóteles distingue entre la praxis, que es
una acción inmanente que lleva en sí misma su propio fin, y la
poiésis, que es la producción de una obra exterior al sujeto
(agente) que la realiza”.
“Por ejemplo, el fin de la acción de construir una estatua no es la
propia producción de la estatua, sino la estatua misma. Pero ésta,
además, tiene un fin para lo cual la estatua misma es un medio:
conmemorar un hecho, venerar a un dios.... “
“Así, vemos que unos fines se subordinan a otros, existiendo una
jerarquía entre ellos y en las actividades que los producen. Por lo
tanto, habrá que determinar cuál es fin último del hombre al que
estarán subordinados los otros fines. Habrá que buscar un fin que
ya no sea medio para ningún otro fin”.
134
“Aristóteles presupone la unidad del fin y del bien, no llegando a
considerar en ningún momento la posibilidad de un conflicto
entre fines morales. Además, su teleologismo identifica el fin al
que algo tiende con el bien, ya que el bien de algo es llevar a buen
término el fin que tiene que cumplir, la realización de su esencia y
de sus potencialidades.”
“Tiene que haber un fin último, querido por sí mismo y que sea el
fundamento de todos los demás. Si esto no sucediera, y los fines
siempre fueran medios para otros fines, y así hasta el infinito, nos
encontraríamos con la paradoja de que los fines son fines de nada,
lo cual les haría absurdos e innecesarios (ineficaces). Y como, de
hecho, hay fines, por lo tanto, debe haber uno que sea fin en sí
mismo y no sea medio para ningún otro”.
”Este fin último o bien es "la felicidad" (eudaimonía), y por eso,
se dice que la ética aristotélica es eudemonista, porque considera
que el fin (bien) último que persigue el hombre es la felicidad”.
“Ahora nos encontramos con el problema de definir qué sea la
felicidad y qué es lo que la procura”.
“Para unos, la felicidad se alcanza con riquezas; para otros con
honores y fama; otros muchos creen obtenerla a través del
placer”.
”Sin embargo, dice Aristóteles, todos estos no son más que bienes
externos que no son perseguidos por sí mismos, sino por ser
medios para alcanzar la felicidad. Es ésta la única que se basta a sí
misma para ser: es autárquica y perfecta. Los demás bienes
externos se buscan porque pueden acercarnos más a la felicidad,
aunque su posesión no implica que seamos felices”.
“Tampoco esto significa que el bien sea trascendente al hombre;
es decir, que se trate de un Bien en sí, separado de todos los
bienes particulares. Aristóteles rechazará la concepción platónica
135
del Bien, aquélla que ignora que sólo es posible realizar el bien en
situaciones concretas y particulares, y nunca iguales”:
"No es la salud lo que considera el médico, sino la salud del
hombre y, acaso mejor, la salud de tal hombre, porque es al
individuo a quien cura"
“Por lo tanto, pese a que no haya un acuerdo entre los hombres
acerca de qué proporciona la felicidad como bien último del
hombre, la ética ha de dedicarse a dilucidar qué clases de bienes
hay. Según Aristóteles, podemos dividirlos en tres tipos:
1. bienes externos: riqueza, honores, fama, poder...
2.
Bienes
del
cuerpo:
salud,
placer,
integridad...
3. Bienes del alma: la contemplación, la sabiduría...”
“No por poseer riquezas garantizamos nuestra felicidad. Tampoco
solamente la consecución del placer nos hace felices.
Normalmente necesitamos algo más para serlo y en eso nos
distinguimos de los animales. Aunque estos bienes particulares no
basten, sin embargo ayudan. En esto Aristóteles mantiene una
postura moral bastante desmitificada y realista: el bien no puede
ser algo ilusorio e inalcanzable. Sin ciertos bienes exteriores
(salud, riqueza, etc.) la felicidad será casi imposible de alcanzar”.
“Entonces ¿En qué consiste la felicidad (eudaimonía)?”
“Si es el bien supremo, aquel que ya no es medio para ningún otro
fin, habrá que determinar en qué consiste el bien para cada ser”.
”El bien es el acto (energéia) propio de cada ser, es decir; aquel
que viene determinado por su propia esencia o naturaleza. Y
puesto que la naturaleza del hombre viene determinada por la
función específica de su alma, el pensamiento, la felicidad
consistirá fundamentalmente en un bien del alma: la
contemplación”.
136
”El mayor bien para un hombre será el pleno desarrollo de aquello
que le es más esencial: la inteligencia; la actividad contemplativa.
Será la virtud de la sabiduría la que le procure al hombre la
verdadera felicidad, aunque deba conjugarla con otras virtudes y
con los bienes exteriores.
“Distingue Aristóteles entre dos clases de virtudes, de acuerdo
con las funciones del alma: racionales o irracionales.
"La virtud se manifiesta en un doble aspecto: uno intelectual, otro
moral; la virtud intelectual proviene en su mayor parte de la
instrucción o educación...., mientras que la virtud moral es hija de
los buenos hábitos; de aquí que, gracias a un leve cambio, de la
palabra costumbre -ethos- , viene moral, ética". (ibid., 1103,b.)”
“Existen dos clases de virtudes: virtudes éticas y virtudes
dianoéticas. Ambas expresan la excelencia del hombre y su
consecución procure la felicidad, ya que ésta última es "la
actividad del hombre conforme a la virtud". A través de las
virtudes el hombre domina su parte irracional”.
”Las virtudes éticas. Son adquiridas a través de la costumbre o el
hábito y consisten, fundamentalmente, en el dominio de la parte
irracional del alma (sensitiva) y regular las relaciones entre los
hombres. Las virtudes éticas más importantes son: la fortaleza, la
templanza, la justicia”.
“Las virtudes dianoéticas: Se corresponden con la parte racional
del hombre, siendo, por ello, propias del intelecto (nous) o del
pensamiento (nóesis). Su origen no es innato, sino que deben ser
aprendidas a través de la educación o la enseñanza. Las
principales virtudes dianoéticas son la inteligencia (sabiduría) y la
prudencia”.
“Veamos porqué hace Aristóteles esta distinción.
137
1. La virtud como hábito o disposición del alma. La virtud no es
innata al hombre, como lo son las pasiones, instintos o tendencias.
Si fueran propias de nuestra naturaleza, todos seríamos virtuosos
por el mero hecho de ser hombres, y esto, desde luego, no ocurre,
pero aunque no es un don de la naturaleza, la virtud tampoco es
una ciencia, como sostenían los socráticos y Platón. No por
conocer qué es el bien o qué es la justicia somos buenos o justos.
No realizamos la templanza por el mero hecho de tener
conocimiento sobre qué sea ella.
La virtud implica voluntad, obrar a sabiendas, con conciencia. No
pertenece ésta sólo al orden del lógos, sino también e
inevitablemente al ethos, la costumbre, el hábito.
Las virtudes se adquieren a través de la costumbre, el ejercicio y
el
hábito.
Nos acostumbramos a algo cuando repetidamente obramos de tal
manera que se convierte en un hábito de nuestra conducta. No
podremos ser justos sólo conociendo qué es la justicia. Debemos
ejercitarla y a practicarla hasta convertirla en un hábito de nuestro
comportamiento. Únicamente practicando la justicia, se puede
llegar a serlo.
2. La virtud como término medio. La virtud implica también una
cierta medida, un cierto orden entre el exceso y el defecto.
Aristóteles intenta objetivar la virtud: ésta ha de situarse en un
término medio entre dos vicios, uno por exceso y otro por
defecto.
Así, el valor es un medio entre la cobardía y la temeridad, y la
generosidad será el justo medio entre la prodigalidad (exceso) y la
avaricia (defecto).
La virtud introduce el equilibrio, la mesura y no la mediocridad.
Pero ¿Cómo definir el justo medio? ¿Hay una medida objetiva e
impersonal o ha de definirse en función de cada individuo y
situación?
138
¿Todas las cóleras son injustas y viciosas? ¿Podría haber alguna
cólera justa?
Según Aristóteles no hay una medida impersonal para definir en
cada situación el justo medio. Cada hombre debe ser juez tal y
como lo haría siempre un hombre sabio y prudente.
"La virtud es una disposición adquirida de la voluntad, consistente
en un justo medio relativo a nosotros, el cual está determinado por
la regulación recta tal y como lo determinaría el hombre
prudente"
“Aristóteles hace un recurso a la autoridad del "hombre prudente"
porque sabe que ninguna definición universal y general de la
moralidad abarcará todos los casos concretos y particulares. No es
posible, con una fórmula, preveer la acción moral óptima en cada
caso.
Sólo la experiencia de los hombres y su inteligencia prudente
podrán determinar en cada caso la opción moral adecuada”.
“Las virtudes morales.
La templanza es el término medio entre el libertinaje y la
insensibilidad. Consiste en la virtud de la moderación frente a los
placeres y las penalidades.
La fortaleza es el término medio entre el miedo y la audacia.
(Ética Nic. 1115a).
La generosidad es un término medio en relación con el uso y
posesión de los bienes. La prodigalidad es su exceso y la avaricia
su defecto.
La justicia consiste en dar a cada uno lo que es debido.
Hay dos clases de justicia:
La justicia distributiva, que consiste en distribuir las ventajas y
desventajas que corresponden a cada miembro de una sociedad,
según su mérito. La justicia conmutativa, que restaura la igualdad
139
perdida, dañada o violada a través de una retribución o reparación
regulada por un contrato”.
“Las virtudes dianoéticas.
La más importante de las virtudes dianoéticas es la prudencia
(phrónesis). Ésta consiste en la habilidad intelectual de discernir
entre cosas que no son necesarias y pueden ser o no ser. Esta
virtud es la guía de las demás virtudes morales, aquella que indica
qué medios son necesarios para alcanzar los fines propuestos y
procurarse el bien”.
“Ética y política están íntimamente vinculadas en Aristóteles. La
ética desemboca en la política y se subordina a ella, en la medida
en que la voluntad individual ha de subordinarse a las voluntades
de toda una comunidad. Pero también, la política permitirá que el
Estado eduque a los hombres en la virtud y, sobre todo, en la
justicia:
"El bien es ciertamente deseable cuando interesa a un solo
individuo; pero se reviste de un carácter más bello y más divino
cuando interesa a un pueblo y a un Estado entero"
(Ética Nic. I, 2.)
“Ética y política se refieren ambos al bien del hombre. Y el bien
de la ciudad y el del individuo coinciden porque la felicidad de la
comunidad, como un todo, es la suma de la felicidad de cada
individuo que integre esa comunidad. El Estado, además, ha de
dedicarse a educar a sus ciudadanos en la virtud y a permitir que
los ciudadanos sean felices”.
“Sólo en una polis feliz alcanzarán la felicidad los hombres”.
”Aristóteles defenderá un organicismo social: el Estado es como
una especie de "ser natural" que no aparece como resultado de un
pacto o acuerdo convencional entre hombres, sino que es
140
connatural al hombre, es decir, pertenece a su misma esencia o
naturaleza:
"Finalmente, la comunidad compuesta de varios pueblos o aldeas
es la ciudad-estado. Esa ha conseguido al fin el límite de una
autosuficiencia virtualmente completa, y así, habiendo
comenzado a existir simplemente para proveer la vida, existe
actualmente para atender a una vida buena. De aquí que toda
comunidad existe por naturaleza en la misma medida en que
existe naturalmente la primera de las comunidades." (Política,
1253a)
“Según Aristóteles, genéticamente, el individuo y la familia son
anteriores al Estado (polis), pero naturalmente, no. Las familias
surgen de la necesidad de la especie humana para procrear y
subsistir como especie. Esta es la unión primera entre hombres”.
“Luego surge la aldea o pueblo como agrupación necesaria para
satisfacer las necesidades primarias y cotidianas. Una familia no
puede procurarse a sí misma todo lo necesario”.
“La ciudad-estado es la culminación de este proceso. Su fin no es
ya la subsistencia. No se trata ya de vivir, sino de "vivir bien"; es
decir, de procurar la felicidad a todos sus miembros”.
“Así el Estado se comporte como si fuera un organismo o un "ser
vivo" que, como cualquier otro, tiende a un fin: la felicidad de los
ciudadanos aisladamente, los hombres no podemos lograr nuestro
fin: la felicidad. Necesitamos de la comunidad política para
conseguirlo: somos animales políticos (zôon politikón), que
desarrollan sus fines en el seno de una comunidad:
"Según esto es, pues, evidente, que la ciudad-estado es una cosa
natural y que el hombre es por naturaleza un animal político o
social;
[....]
141
Y la razón por la que el hombre es un animal político (zôon
politikón) en mayor grado que cualquier abeja o cualquier animal
gregario es evidente. La naturaleza, en efecto, según decimos, no
hace nada sin un fin determinado; y el hombre es el único entre
los animales que posee el don del lenguaje. La simple voz, es
verdad, puede indicar pena y placer y, por tanto, la poseen
también los demás animales -ya que su naturaleza se ha
desarrollado hasta el punto de tener sensaciones de lo que es
penoso o agradable y de poder significar esto los unos a los otros; pero el lenguaje tiene el fin de indicar lo provechoso y lo nocivo
y, por consiguiente, también lo justo y lo injusto, ya que es
particular propiedad del hombre, que lo distingue de los demás
animales, el ser el único que tiene la percepción del bien y del
mal, de lo justo y lo injusto y de las demás cualidades morales, y
es la comunidad y participación en estas cosas lo que hace una
familia
y
una
ciudad-estado."
(Política, 1253a)
“El carácter político del hombre se explica por su capacidad de
lenguaje. La sociedad es una gran red de memoria compartida, de
leyes, que nos in-forma y a la que nosotros vamos dando forma. Y
esa enorme memoria está hecha de lenguaje. Sólo éste puede
diferenciar lo bueno de lo malo, lo permitido de lo prohibido. Las
leyes son lenguaje social y compartido por todos. La tarea del
legislador será precisamente estipular las leyes y hacerlas cumplir.
En toda sociedad hay siempre un elemento coactivo. La ley no da
sólo derechos; también impone deberes”.
“Según Aristóteles, desde el punto de vista del individuo como
miembro de una comunidad, el Estado en anterior al individuo, al
igual que el todo es anterior a las partes que lo componen. El
estado es concebido como un gran organismo autosuficiente y
autónomo:
"Es evidente, por tanto, que también el Estado es anterior al
individuo por naturaleza, pues si cada individuo, una vez separado
142
o aislado, no se basta a sí mismo, debe ser referido al Estado total,
igual que las demás partes lo son a su todo, mientras que un
hombre que es incapaz de formar parte de una comunidad, o que
se basta a sí mismo, hasta el extremo de no necesitar esto, no es
parte alguna del Estado, de manera que, o bien debe ser un animal
inferior, o bien un dios."
“Esta prioridad es debida a que sólo el Estado se basta a sí mismo,
es decir; el Estado es autárquico y el individuo y la familia no lo
son. Los seres humanos necesitamos de la comunidad política
para ser lo que somos. Necesitamos compartir esa memoria
colectiva de usos, costumbres, saberes, leyes, destrezas... en
definitiva, cultura, para ser lo que somos. No podemos empezar
siempre desde cero sin perder nuestra humanidad. El Estado
existe naturalmente”.
“Esta prioridad del estado frente al individuo no supone, sin
embargo, que Aristóteles defienda alguna clase de totalitarismo
político o de anulación de las diferencias humanas. El Estado no
es ningún fin en sí mismo, sino que su fin (telos) es la felicidad y
la perfección de los ciudadanos. Ética y política se abrazan
siempre”.
“Aristóteles criticará la teoría política de Platón, la utopía de la
República le parece demasiado alejada de la realidad, y la política
debe dirigirse a lo que hay, no a lo que nos gustaría que hubiera o
a lo que debería ser. Aristóteles en bastante más empírico y
realista que su maestro”. Para pocos o la mayoría
cualitativamente, estas formas podrán ser justas o injustas,
atendiendo, a si su mira está puesta en el bien particular o en el
bien común. Veámoslo. “El Estado no puede consistir en una
unidad perfecta, ya que esto conllevaría su propia destrucción.
Igual que en un organismo las partes que lo componen están
diferenciadas entre sí, el Estado es un todo que abarca multitud de
diferencias; y en ello consiste la regulación mediante leyes, de
todas las diferencias, de todas las voluntades”.
“Tampoco estaba de acuerdo con la teoría platónica que proponía
abolir la propiedad privada y que pretendía colectivizar las
143
mujeres y los hijos: todo ello conllevaría la destrucción de la recta
moral y del propio Estad”.
“En la práctica, constituir un Estado sólo es posible si se le dota
de un sistema de gobierno, de un marco adecuado de leyes e
instituciones que regulen la convivencia y permitan la plena
realización de la naturaleza humana y su fin último que es la
felicidad. La justicia es la virtud que asegura y consolida el orden
en la polis, armonizando equitativamente los derechos y los
deberes de todos los miembros de la comunidad. La postura
política aristotélica es "naturalista": el Estado es algo natural. No
es fruto de un pacto o acuerdo entre hombres (contractualismo),
sino que es consecuencia de la propia naturaleza humana”.
“Cuantitativamente, pueden darse distintas clases de gobiernos,
dependiendo del número de gobernantes: uno solo, unos pocos o
la mayoría y cualitativamente, estas formas podrán ser justas o
injustas, atendiendo a si su mira está puesta en el bien particular o
en el bien común. Veámoslos:
La
Por la
cantidad
Gobierno de Gobierno de Gobierno de
uno
unos pocos muchos
Gobierno
justo
Monarquía Aristocracia Democracia
Gobierno
injusto
Tiranía
Oligarquía Demagogia
monarquía es la forma justa de gobierno de un sólo hombre.
La aristocracia es el gobierno justo de unos pocos: "los mejores" o
aristoi.
La democracia es la forma justa del gobierno del demos o
pueblo”.
144
“Son tres formas justas porque miran el bien y el interés común.
Cuando estas tres formas se desvían de la justicia y se orientan al
interés particular degeneran respectivamente en las siguientes
formas injustas de gobierno: tiranía, oligarquía y demagogia”.
Para completar un poco el sentido que tenemos de la ética y la
moral, apoyémonos en el trabajo de Ms. Modelen Piña de
Rosario, Profesora de la UC, Face, Departamento de Matemática,
Unidad de Computación, cursante del doctorado en Educación de
la UNIED PA, Enero/2004
El sentido más antiguo de la ética (del griego ethika, de ethos,
comportamiento, “costumbre”) residía en el concepto de morada,
o lugar donde se habita. El ethos es el suelo firme, el fundamento
de la praxis, la raíz de la que brotan todos los actos humanos.
Ethos significa carácter, que se logra mediante el hábito y no por
naturaleza. Los hábitos se forman por “repetición de actos
iguales”, en otras palabras, los hábitos son el principio intrínseco
de los actos, aquel que acuñamos en el alma.
El Hombre, a través de su vida, va realizando actos. La repetición
de actos genera “actos y hábitos y determina además las
actitudes”. El Hombre, de ese modo, viviendo se va haciendo a sí
mismo. El carácter, como personalidad es obra del hombre, es su
tarea moral, es el cómo “resultará” su carácter moral para toda la
vida.
Podemos aproximarnos a la conceptualización de la palabra
“moral” (del latín mores, “costumbre”) como la adquisición del
modo de ser logrado por la apropiación o por niveles de
apropiación, donde se encuentran los sentimientos, las
costumbres y el carácter.
Por eso la ética es moral. Sin embargo la Moral tiene un
significado más amplio. Lo moral está por encima de lo físico. Lo
moral, en tal caso, es todo lo que se somete al valor. Inmoral se
opone a todo valor.
145
Cita a Hegel, alemán, (1770-1831), quien ha distinguido dos
aspectos de la moral, que engendran dos actitudes morales, dos
moralidades diferentes:
-Hegel, considera que la mera buena voluntad (subjetiva), es
insuficiente para perfilarla por completo. Es menester que la
buena voluntad no se diluya, no se pierda en sí misma, o si
requiere, que el sujeto no se atenga solamente, a la consciencia
de que aspira al bien. Es algo que ha de ser hecho realidad.
-Como el cumplimiento del deber (subjetivo), el concepto de
moral es abstracto. Para que llegue a ser concreto es preciso que
se integre a la obediencia de la ley moral (objetivo), que se
manifiesta moralmente objetiva a través de las normas, leyes, y
costumbres de la Sociedad.
La vida individual, está conformada por series de acciones que
perfilan, en su conjunto, su conducta. Para la convivencia en
nuestro planeta, desde el punto de vista moral, deben predominar
en la conducta del Hombre las tendencias más convenientes al
desarrollo de la vida individual y social. Dicha tendencia se
impone al Hombre con caracteres habituales y permanentes para
que vaya aprendiendo a calificar sus propias acciones; estas
aptitudes constituyen el sentido moral de las personas.
“Recordemos que la conducta del hombre refleja la moral
individual y la moral individual es el fundamento de la moral
social”.
“Las acciones del hombre, instintivas o habituales, espontáneas o
reflexivas, son elementos constitutivos de la conducta: Esta debe
seguir las inducciones del sentido moral.
“El sentido moral es el resultado de una evolución psicológica
cuyos factores son intelectuales emocionales y volitivos”.
146
La conducta está constituida por acciones, y son éstas las que
llegan a señalar las tendencias de la moralidad. Cuando las
pasiones afloran sólo momentánea y ocasionalmente, como
motivos de los actos humano, éstos son el resultado de un
progreso psicológico, y en ellos intervienen impulsos, instintos,
sentimientos y pasiones, más o menos subordinados al poder de
discernimiento humano.
Los instintos y las pasiones impiden la formación del sentido
moral. El impulso instintivo de naturaleza inconsciente, no puede
confundirse con el razonamiento intelectual.
La pasión, que por su energía y persistencia necesita a menudo
ser reprimida, tampoco entra como regulador del sentido moral.
Los sentimientos sociales, los más persistentes, los que por su
formación, más se asemejan al sentido moral, son ego-altruistas,
altruistas y morales. Estas tres clase de sentimientos sociales son
formados por la evolución de los instintos, entrando en ellos el
egoísmo (Spencer p. 655).
De todo lo expuesto, se razona que podemos llamarlos
sentimientos morales simples y fundamentales. Ellos son:
1. La Vanidad. Cuyos componentes son el amor propio, en
forma positiva y exaltativa; la simpatía.
2. El Pudor. Entre cuyos elementos está también el amor
propio.
3. La Circunspección. Llamado también Prudencia.
4. La Benevolencia. Forma positiva del altruismo y cuyos
impulsos elementales, como la simpatía, nos hacen
aproximarnos con nuestros semejantes, iniciándonos en esa
atracción desde el hogar, mediante los afectos filiales y
fraternales, y el juego que proporcionando goces elevados,
cuando es beneficioso al prójimo; éste no tarda en
convertirse en habitual.
147
5. La Compasión. Sentimiento gemelo de la Benevolencia,
producida por el reflejo de asimilación de los sentimientos
ajenos.
6. La Justicia. Forma negativa del altruismo o el instinto
ofensivo de la cólera, como una reacción contra el ataque.
La venganza es la consecuencia de la agresión.
Hasta aquí, la referencia a Ms. Modelen Piña de Rosario.
La Razón nos ayuda a descubrir los caminos, las rectificaciones
cuando son precisas. La investigación científica y su metodología,
la tecnología, pueden entenderse también, desde este punto d
vista, como vías nuevas a explorar, conjuntos de información
que conducen a un determinado objetivo, procedimientos de
acción que aseguran el éxito buscado. Los procesos industriales,
las comunicaciones, el comercio y sus canales de interacción, toda
la actividad humana, por sencilla que parezca, está enmarcada en
un contexto probabilístico que, dentro de millones y millones de
opciones, con todos los resultados posibles, señala derroteros de
acción más o menos exitosos. En un mundo, como el humano,
cuya sola existencia da testimonio, así sea precariamente y con
grandes dificultades, todo ello podríamos considerarlo verdaderas
“extensiones” de un conjunto más amplio, con sentido ético y
moral propios, al que pueden asimilarse los actos humanos más
generales.
Es por ello que las civilizaciones, en su conjunto, llevan la marca
de los órdenes éticos y morales a los que obedecen. Y la nuestra
no es una excepción. Es por eso que se justifica, que es posible
hallar fundamento a los cuestionamientos, de lo que estamos
haciendo, a la vida que nos estamos dando, con el propósito de
buscar caminos mejores, fórmulas más fáciles, más simples, más
accesibles a todos, más seguras, más prometedoras. Allí radica el
motivo y la razón de ser de este trabajo, en su conjunto.
Es que la Razón, por lo tanto, la Ética y la Moral no son
conceptos fijos y estereotipados, por más que nos acose el afán de
arredondearlos, para tener de ellos una idea más concreta. Son
148
conceptos abiertos y dinámicos que cada día tienen nuevos
elementos constitutivos, nuevas estructuras incorporadas. Cada
día una persona madura, crece, en el uso de su razón, cada día es
una nueva oportunidad para tomar consciencia de la Realidad,
para aprehender, para formarse más sólidamente, son modos de
comportarse de la Creación, del Universo como una realidad
dinámica, que se mueve, que cambia, que nos pone nuevos retos,
como consecuencia del acto inteligente que actúa constantemente
en ella, y que tiene asiento en su Autor.
Con lo anterior no estamos metiéndonos en un “berenjenal” de
opiniones; estamos mirando las múltiples caras y proyecciones de
la Ética y la Moral, hijas legítimas de la actividad racional del ser
humano, por no decir, que su primera prioridad. Podríamos decir
que la Moral es el “campo del espíritu” donde nos podemos
ubicar con nuestras posturas éticas. Y la ética que adoptamos para
dirigir nuestros actos será la que determine el nivel de nuestro
acierto al tomar nuestras decisiones. Ello va a determinar,
finalmente, nuestra suerte: que nos conduzca a los objetivos de
bien y felicidad que nos proponemos, a un “callejón sin salida”, o,
no sabemos, si directamente al abismo, a la muerte.
1.2.2 ¿CUÁL ES EL PAPEL DE LA RAZÓN
EN EL ORDENAMIENTO DE LA VIDA?
La trayectoria de la vida humana en su hogar universal se parece a
un laberinto inmensamente intrincado. La Razón es una nueva
herramienta de la Vida, nosotros somos la primera especie,
aparentemente, que disfruta de ella, pero, a medida que avanza el
conocimiento sobre el comportamiento de las demás especies, se
puede observar que muchas de ellas avanzan por ese mismo
camino.
¿Cómo funciona la razón en la escogencia del camino más
aconsejable a seguir en el futuro? La definición del mismo
problema, no ya de su solución, implica una situación extraña a
los antiguos tratadistas: El mundo no es fijo, estable, quieto, sino
149
que evoluciona, está constantemente en movimiento. Todavía
más, está abierto a un futuro que podemos prever, y aún, que
somos capaces de provocar, pero solamente en cierta medida. Sin
embargo, ya lo hemos visto, nuestra previsión se da en términos
de ciertas opciones que, según el camino que llevamos, pueden
tener cierta cantidad de probabilidades de que ocurran.
¿Entonces qué ocurre si nosotros variamos de camino? Ello
simplemente hace que las probabilidades mayoritarias se den a
favor de otras de las opciones posibles. El problema se parece al
trabajo de un panadero que se esfuerza en hacer su receta de pan
tan precisamente como puede hacerlo, ya que, sabe perfectamente
que cualquier variación en su manejo puede conducirlo a algo
inesperado y, aún, indeseado. Y este no es sólo un ejemplo, ya
que muestra un caso concreto, de alguien que elige las
interacciones de un conjunto de factores, los ingredientes,
sumados a los procedimientos de amasado, a las condiciones de
temperatura del horno, a los tiempos exigidos en cada proceso,
tiene otros factores, que le permitirán llegar a donde quiere. Algo
que, en nuestro complejo mundo describe lo que busca hacer la
mayoría de la gente para salir “adelante”, como se dice
comúnmente entre nosotros. Quien tenga un vehículo que sigue
las recomendaciones del fabricante, sabe que lo hace para lograr
los mejores rendimientos posibles de su máquina, la mayor
seguridad en su operación, etc. ¿Qué ocurre, por ejemplo, si viaja
por una carretera a una velocidad inadecuada y se encuentra una
curva inesperadamente? Es muy probable que llegue a tener un
accidente si no tiene suficiente tiempo para corregir, en la medida
de lo necesario, las circunstancias en que accede a la curva, para
girar sin peligro y hacerlo tal cual es preciso hacerlo.
La Razón, es una nueva herramienta que nos permite indagar
sobre la consecuencia de nuestros actos, pero no sólo de ellos,
sino de la trayectoria que sigue la evolución de nuestro hogar, el
Planeta, nuestra naturaleza y de la cultura humana. Pero su
utilidad va también más allá: Es el medio más eficaz de que
disponemos en la búsqueda de caminos que nos brinden un mejor
aprovechamiento de los recursos que nos aporta el Medio en que
150
estamos viviendo. Es obvio que la felicidad de la que hablaba
Aristóteles se expresa de muchas maneras, una de ellas es la de
sentir seguridad en nosotros mismos, en nuestra capacidad de
hallar el camino adecuado para asegurar el sustento de nuestra
vida, particularmente si entendemos que, incuestionable e
inexorablemente, nuestro destino es, igual que el del resto de la
Vida, vivir de los recursos energéticos que obtenemos del
Medio.
De hecho, podría decirse que el campo de la Moral se extiende
hasta el infinito en todas las direcciones imaginables del horizonte
humano, no sólo a los niveles espacio – temporales, sino en la
dimensión espiritual, a través de las cuales nos movemos, sin ser
siquiera conscientes de ello. Es una característica comprensible de
nuestra capacidad de movimiento, hacerlo en el Espacio; cuando
lo hacemos en el tiempo ignoramos que ello es posible solamente
mediante nuestras posibilidades del uso de la razón, de nuestra
capacidad de reflexión, de nuestra consciencia de estar en el aquí,
en el ahora, que se diferencian sustancialmente del allá, del ayer y
del mañana, pero entendiendo que la conjunción de estas
realidades, separadas de por sí, físicamente, dimensionalmente,
sólo puede darse en una dimensión diferente en que puedan
converger, que, en este caso es la dimensión espiritual. Ello no es
de fácil comprensión hoy, para la gente corriente, particularmente
la que vive en las grandes ciudades, acostumbrada a moverse, sin
cuestionarse, bajo la presión de las realidades cotidianas, de la
necesidad de vivir sumergida en su labor de ganarse a duras penas
la vida en larguísimas jornadas de trabajo, no pocas veces
sometida a las condiciones inhumanas que imponen no solamente
el régimen del capitalismo globalizado sino el crimen organizado,
con su presencia multifacética y todopoderosa, que vive encerrada
dentro de un círculo de vida individual, aislada generalmente de
su entorno inmediato, incluso, de su tradicional entorno familiar,
y conectada, a la Sociedad, de manera aceptable y creíble, casi
solamente a través de medios de comunicación, como la prensa, la
radio, la televisión, a menudo comprometidas en la tarea de
manipular su espíritu, deformar su consciencia, ganarle adeptos a
causas extrañas, etc.
151
Sólo así se entiende que, entre nosotros, en Colombia, se hallan
difundido tan rápidamente en todas las clases sociales la
confusión general, la sensación de impotencia, la industria y el
comercio de estupefacientes, la prostitución y el comportamiento
amoral a todas las edades, introducidos entre nosotros no sólo con
la desfachatez abierta, arrogante, prepotente de los grandes
negociantes, que se consideran con el derecho legal que les
confiere la Ley a su “libre empresa”, sino con el disimulo de
aquellos que se esconden en la oscuridad para amparar su
actividad bajo un manto de discreción, sólo roto con los asaltos a
mano armada, con los actos de amenaza e intimidación, con la
lucha criminal abierta para demostrarle al público su poderío,
amedrentarlo, igual que a sus autoridades civiles, e imponer sus
industrias dañinas, para establecer rutas expeditas, para el
transporte de armas y mercancía, para el establecimiento de
“santuarios inaccesibles” a la curiosidad de los funcionarios de la
Justicia, y obviamente, como consecuencia, la necesidad de
sólidas y grandes estructuras de seguridad, con sus contingentes
policiales y militares adecuados para hacerle frente a los desafíos
que la exhibición de su inusitado poder exige, si queremos
asegurarle a la gente un mínimo nivel de seguridad, para hacer
posible, ya que no una vida normal, sino, al menos un nivel de
vida sostenible.
Es evidente, que cuando un mundo, para mantenerse, tiene qué
hacerlo solamente a través de mecanismos de fuerza, lo hace
solamente a costa de un precio humano invaluable. Y cuando la
calidad esperada de vida, la seguridad necesaria, solamente se
entienden a través de la posesión de dinero, del dinero que
“compra” cualquier bien humano, incluso el silencio y la
complicidad de los “servidores públicos”, entonces se entiende la
desgracia del pobre, así sea del pobre “decente”, tal como lo
entienden los seguidores de Calvino, del pobre que no está en la
mira de las autoridades del Estado, de la Administración Publica,
que aunque poderosos por razón de la corrupción, - esa otra arma
criminal-, están precisamente en contra suya.
152
Esa es una dolorosa experiencia de nuestros cincuenta o más años
de violencia en Colombia, de una violencia incontenible que se
extiende por toda América y amenaza, probablemente de otra
manera a otras regiones del Mundo, incluida a Europa, estimulada
por la indiferencia de instituciones “neutrales”, figura que sirve de
abrigo eficaz a actores armados que se están haciendo cada día
más fuertes, y cuyo enfrentamiento tendrán que encarar tarde o
temprano las sociedades organizadas del mundo, si no quieren
perecer avasalladas por la más despiadada e inhumana de las olas
de violencia que la humanidad haya podido conocer a lo largo de
toda su historia. Es una dolorosa historia de violencia, que en
nuestra patria ha borrado lo poco que hubiéramos tenido de
<<sentido moral>>, en el sentido aristotélico, para regresar a
formas de vida primitivas típicas de la “Edad de Piedra”,
características de una sociedad humana en proceso de involución
cultural, de una cultura degradada, destruida, de una vida salvaje
y primitiva, no importa el nivel actual de nuestra “riqueza”, de
nuestro poderío militar y económico, de nuestra “tecnología”.
Ello nos conduce al entendimiento de que, partiendo de las
situaciones de anarquía social y política que padecemos, <<que
no son un estado deseable en sí mismo, sino el punto de
partida>> para la construcción del orden social, que no es otra
cosa que el producto de la articulación de las partes en el
concierto de un “todo”, de la sociedad que queremos, y de la cual
queremos formar parte, nos urge su superación; situaciones de
anarquía que suelen ser mantenidas para el ejercicio expedito del
control de mercados, de estructuras de negocios clandestinas, aún
por encima de los intereses sociales más altos, como pueden ser
los intereses de las ciudades, de las grandes estructuras sociales
tradicionales, de las mismas naciones o bloques de ellas.
No niego el sentido ético que tiene el uso de la fuerza, cuando es
la condición <<sine qua non>>, es imposible asegurar la vida y el
poco orden que queda. No niego la razón que la asiste, en la
medida en que es necesaria su intervención, alineada con la
diplomacia, para oponerse eficazmente a las fuerzas que se
oponen irracionalmente a la preservación y al estímulo del orden
social al que urgen quienes buscan el establecimiento y desarrollo
153
de una “cultura de la vida humana”, de una civilización superior.
La Fuerza, es, por desgracia, el “escudo” tras el cual puede, así
sea precariamente, desarrollarse una sociedad civilizada, como en
nuestro caso, amenazada desde detrás de sus fronteras; invadida
por fuerzas apoyadas desde el exterior para aprovecharse de
nuestras riquezas a través de un comercio indigno, cuando no
aspiran a la “toma del Poder”; sometida, en lo más representativo
de sus instituciones, entre ellas, la Familia, a una íntima, absurda
y abusiva manipulación en la formación del carácter de sus hijos,
con el apoyo de depurada tecnología, con la excusa de una
“apertura”, que no lo es, a la “aldea global”, sino a las fuentes de
su más relajada depravación. Es cierto, la Fuerza es el escudo,
quizás necesario, para que sea posible, en las condiciones del
mundo de hoy, <<hacer cultura>>, abrirle opciones estratégicas a
su reincubación, a su reimplantación, asegurar su supervivencia
inicial, pero no es, en sí misma, la herramienta idónea para
completarla. Su efecto debe ser el “blindaje” que le permita a la
“Cultura de la Vida” imperar, sin ser suprimida, en un ambiente
social hostil, de manera que se vayan estableciendo y
consolidando en el medio social las <<buenas costumbres>>.
Pero, ¡ojo!
Mucho cuidado, porque donde termina esa
justificación de la fuerza empieza su tiranía; “el Poder corrompe”
se dice entre nosotros, y es difícil para aquellos acostumbrados al
uso del poder de la fuerza, renunciar a ella para hacer efectivos
sus personales designios.
La Ética, para la generalidad de la gente de hoy, si no es algo
absolutamente desconocido, significa una restricción indebida de
la conducta humana. Particularmente, cuando se nos presenta a
los occidentales, soportada en la antigua fe religiosa católica
cristiana, en su doctrina, en sus mandamientos, en sus dogmas, la
Ética deja de ser entendida en su sentido constructivo, para
empezar a significar sus principios, una forma, “pasada de moda”,
de atar a la gente a valores “inoperantes”, de someter al ser
humano libre, para continuar esclavizándolo a favor de
instituciones que, como la Iglesia, en medio de actitudes
procuradas e inducidas dentro del conflicto que vivimos en
Occidente, entre su postura religiosa tradicional y la indicada por
154
el secularismo, se entiende comúnmente, que han heredado el
fruto de “toda la explotación humana”, de toda la riqueza amasada
durante los dos mil años de su historia, para usarla en consolidar y
crecer su propia economía, su propio poder. Difícilmente podría
haberse mantenido, en lo fundamental, un pensamiento tan
perverso por tanto tiempo, en una institución que ha dicho
siempre estar interesada en el bien de la Humanidad. Otra cosa es
que deba reconocerse sus errores estratégicos o de su forma de
actuar. “la Religión es el opio del Pueblo”, decía Lenín. Pero
todas esas visiones de la Religión están viciadas, en primera
instancia, porque no es posible entenderlas cabalmente si
abordamos su estudio por fuera de cualquier contexto histórico, si
no es que, violentando frontalmente la realidad.
El papel de la razón se expresa hoy día en la investigación
científica. El esfuerzo científico se orienta a buscar caminos para
desarrollar la vida humana, para desarrollar su ambiente, que
podría significar lo mismo que orientarse hacia establecer la
alianza con la Naturaleza, con las demás especies con las que nos
toca convivir. Esto, expresado en forma tan simple, es de por sí,
una de las más complejos proyectos humanos del presente. No
pocos de los esfuerzos de la Ciencia, en especial de algunas ramas
de ella como la Antropología y la Arqueología, están orientados a
la comprensión de muchos de los mensajes y textos como los de
la Biblia y otros documentos antiguos e inscripciones hallados, en
un esfuerzo por descifrar su simbología y lograr una hermenéutica
más adecuada de la realidad, al espíritu con el cual fueron
escritos. Puede decirse que, en términos generales, el
conocimiento en esta línea de interrogantes, viene logrando
respuestas contundentes a cuestionamientos y no pocas y cruentas
controversias históricas. La Ciencia, paso a paso reivindica a las
religiones, a los antiguos legisladores y profetas, cuyo trabajo
verdaderamente iluminó a la humanidad en el pasado y sigue
iluminando, y sirvió y sirve de fundamento a las más importantes
civilizaciones que nos precedieron y a casi todas las actuales.
Otro aspecto es el de la investigación y puesta en práctica del
conocimiento sobre la Naturaleza. Desde la agricultura, la
155
metalurgia hasta la nanotecnología, pasando por la electrónica y
la física cuántica, la investigación en todos los campos es un
trabajo que arroja luz a la Humanidad sobre las características de
los problemas que le tocará resolver para poder avanzar en la
construcción de su civilización.
Creámoslo o no, en el fondo se trata de una tarea que abre nuevas
posibilidades a la Ética, porque, como decíamos del panadero,
unos renglones arriba, todos los procedimientos industriales,
todas las técnicas de manejo económico, humano, etc., exigen un
orden inquebrantable si queremos tener la garantía, en otras
palabras, grandes probabilidades de llegar hacia donde nos hemos
propuesto.
Podemos decir, por ejemplo, que nuestro planeta, la mayor parte
de nuestro medio planetario terrestre es muy pródigo y, quizás,
muy alcahueta. Muchos de nosotros los humanos nos hemos
confundido, cuando vemos que aún, cuando practicamos
conductas destructivas del Medio, sin la menor discreción,
siempre hallamos algo para comer, para beber, podemos bañarnos
y vestir sin problemas aparentes. Sin embargo, y yéndonos un
poco más adelante, ¿podemos juzgar de manera tan laxa, las
normas que nos permiten sobrevivir y desarrollarnos en ambientes
como el lunar, el marciano? Algunos como el ambiente
mercuriano y venusino son definitivamente imposibles para el ser
humano de hoy. Estoy seguro que las repetidas violaciones a las
normas de seguridad en semejantes ambientes, pueden amenazar
seriamente la supervivencia de nuestras colonias allí. Y hablo de
esto, porque son proyectos muy serios, en los cuales se han
resuelto problemas muy complejos, hasta el punto de decir que,
sin este trabajo es prácticamente imposible pretender poblar
nuestro Cosmos vecino, por no decir que nos será absolutamente
imposible avanzar en el Cosmos un poco más allá. Pero si no
somos tan atrevidos, contemplemos siquiera “por un huequito”
cómo aseguran su supervivencia pueblos que viven en ambientes
extremos, como los territorios del Círculo Polar Ártico, Islandia,
los desiertos de Arabia, los territorios de Siberia. Sólo con una
férrea disciplina, con un sentido de la economía, con un
156
conocimiento exahustivo de las estaciones y su influencia en el
aprovechamiento de los recursos que les sirven de soporte están
en capacidad de sobrevivir en esos ambientes.
Puede decirse, entonces, que la proyección del trabajo científico
que pretende avanzar en el conocimiento de la Naturaleza para
facilitar la vida humana, particularmente allí donde es más difícil,
tiene un sentido ético de primera magnitud de aplicación
inmediata, no solamente en nuestros más atrevidos proyectos
futuros, sino ya, en la actual cultura terrestre humana, para hacer
de su vida algo más digno de vivirse. Ello sólo puede entenderse
si logramos reconocer sus proyecciones espirituales, dimensión
donde pueden hacerse converger, en un intercambio
inmensamente enriquecedor, los aportes de las experiencias y el
conocimiento de todas las culturas, de todos los siglos pasados,
del presente y del mañana, para ofrecernos una perspectiva del
enorme significado que tiene ese patrimonio acumulado por la
humanidad en su tránsito por el “laberinto de su vida” para
superar los riesgos de caer en encrucijadas capaces de cobrarle el
alto precio de pagar con su vida sus equivocaciones.
Pasemos a otro aspecto del tema. Una de las grandes aplicaciones
de la tecnología actual es el desarrollo de sistemas productivos
automatizados. Esa idea es posible gracias al progreso de la
robotización, que permite el montaje, en serie, de procesos
industriales repetitivos, donde antes era preciso trabajar con mano
de obra humana. Aparentemente ello representa una solución
práctica a un problema básico de ingeniería humana. Es cierto que
se trata de actividades muy fatigantes, donde los errores humanos
pueden provocar muchos accidentes y niveles de calidad y
uniformidad antieconómicos. Sin embargo, esa automatización no
se ha puesto en práctica, en general por esos motivos. Se ha
puesto en práctica como un camino para establecer una
competencia efectiva entre el capital y el ser humano que ejerce
su oficio, que exige condiciones básicas ambientales exigentes en
su puesto de trabajo para lograr altos rendimientos; entre la
máquina, que le simplifica substancialmente el problema de
mantener y aún, reducirle los costos operativos al patrono y
157
aquel, conforme al modelo clásico de la lucha dialéctica entre el
“Capital y el “Trabajo”, institucionalizado desde principios del
siglo XX e incubado desde el principio de la Revolución
Industrial como única expresión comprensible y explicable de las
relaciones entre patrones y trabajadores, que tenían qué
desembocar forzosamente, como “única solución”, en la
“conquista del Poder por parte del Proletariado”, lo que politizó
en esta dirección, sin remedio, toda actividad sindical,
determinando, como ocurrió entre nosotros, su participación
activa en los conflictos y las luchas subversivas polarizadas en
términos de “derechas” e “izquierdas” políticas.
El resultado final es que las estructuras sindicales se sustrajeron a
actividades que le hubieran reportado experiencia, madurez y que
hubieran sido de inmensa utilidad para el sector obrero, como
aprender el manejo del Ahorro en grande escala, ganar
experiencia en el aspecto de su inversión en empresas de su
interés, establecer programas de formación profesional para
ponerse al día con las técnicas de última generación en
equipamiento industrial, perfeccionarse en los procedimientos de
contratación para tomar en sus manos el manejo operativo de
muchos proyectos de construcción de infraestructura, y de otros
tipos de empresa, entre otras cosas; pocas veces, por falta de una
visión empresarial inicial, con escasas excepciones se reestructura
y aprovecha la fuerza laboral en otro tipo de tareas donde es
urgente la capacidad de discernimiento de su cerebro y su
preparación profesional; ¡simplemente, cuando no le parece
necesaria a su empleador, se lanza ésta cesante, a la calle, sin otra
opción a corto plazo que el desempleo y su ruina física y moral
del trabajador!
Durante todo el siglo XX se dio en Colombia un enfrentamiento
de las estructuras laborales y de las estructuras productivas por
motivos ideológicos. Esto no tiene otro significado, para mí, que
un verdadero “lapsus” en procesos institucionales que debiera
haberse emprendido pero que no se emprendieron. Durante ese
tiempo, empresas de valor institucional indiscutible para el país
desaparecieron, más como consecuencia de las absurdas
158
exigencias de su organización sindical, hechas en el marco de una
verdadera “guerra ideológica en marcha”, y de cuyas secuelas
sufrimos todavía, que de sensatas reclamaciones laborales.
Así desaparecieron, a mediados de aquel siglo, la navegación en
el río Magdalena, y a finales, los Ferrocarriles Nacionales de
Colombia, y sus redes férreas, que durante el régimen del General
Gustavo Rojas Pinilla en los años cincuenta habían sido
completamente conectadas; desapareció la Compañía Mercante
Grancolombiana; fue necesario liquidar muchas otras empresas de
importancia estratégica como los Puertos de Colombia, no sólo
por la carga insostenible de su mal manejo y la corrupción, sino
por una carga laboral representada en verdaderos ejércitos de
privilegiados y pensionados, cuyos ingresos no se compadecían
en ninguna medida con los servicios prestados.
Su ausencia representan para nosotros un alto precio pagado en
términos de falta de experiencia y preparación técnica en tareas de
operación y manejo administrativo de importancia para el
desarrollo que nuestro país requiere, en términos de atraso social,
económico, y técnico respecto de nuestro entorno regional, y
mucho más al nivel global, en términos de la pérdida de
estructuras de significado social, económico y político innegables.
Pero esas no son las únicas consecuencias de la forma como
nuestra dirigencia, a todos los niveles, enfrentó el conflicto
político mencionado durante todo el siglo XX. El esfuerzo de
construir y desarrollar una industria fabril, “con las uñas”, con
dificultades casi insuperables, realizado por un puñado de
pioneros empresarios colombianos, mientras en Europa se
desarrollaban las dos guerras mundiales más devastadoras de la
historia, y mientras entre ellas, sufríamos el coletazo de la mayor
crisis económica del comercio mundial hasta hoy, la famosa crisis
de 1929, fue “lanzado por la borda” por sus hijos inexpertos,
hedonistas y apátridas, como respuesta irresponsable y obtusa, a
las acciones no menos irresponsables y obtusas de una dirigencia
política comprometida con una lucha política extraña a nosotros
pero que nos involucró desgraciadamente, alienante, enajenante y
159
ruinosa. Entonces viene una apertura económica en una sola
dirección, en beneficio de las importaciones, que atenta contra lo
poco que el contrabando y el lavado de activos del narcotráfico
dejan en pié.
Como consecuencia de la apertura económica de 1994 y del
proceso de “globalización económica” que se dio luego de la
caída del muro de Berlín y siguió durante toda la primera década
del siglo XXI, el país perdió el control de lo que quedaba de sus
“empresas insignias”; Para entender el asunto, sólo mencionemos
a la Compañía Colombiana de Tabaco, Bavaria, Avianca,
Almacenes Éxito, Carulla, Banco Comercial Antioqueño, Banco
Ganadero, Caracol, etc.; mencionemos también el estado
lamentable de empresas como Coltejer, Fabricado – Tejicondor, e
incontables otras empresas que fueron fusionadas con, o vendidas
a grupos económicos extranjeros.
Esas pérdidas al nivel humano son lamentables. Pero no sólo lo
que había que se acabó, sino lo que nunca pudo florecer por
ausencia de participación de una ciudadanía inocente o dedicada
al fraude a todas las escalas imaginables, por falta de dolientes
conscientes, por enajenamiento y reenfoque de nuestras energías
en tareas que no nos aportaban nada, sino frustración, confusión,
miseria, muerte, locura, y pasiones desenfrenadas.
Si retomamos por un momento el tema de la Psicología de la
Forma, puede verse, con más claridad, por qué he hecho énfasis
en los fenómenos sociales anteriores que han afectado
profundamente la vida de los colombianos. Con ello no hago más
que mostrar, en el tema que nos ocupa, cómo la falta del uso
racional y oportuno de nuestro poder de decisión en el
ordenamiento de nuestra vida, ha hecho que derivemos en la
historia reciente del mundo, casi sin rumbo, que hayamos caído
en el control exterior de nuestra vida, que hayamos perdido
nuestra independencia y visto reducir peligrosamente nuestro
poder de maniobra social económico y político, que hayamos
perdido opciones de capital importancia para controlar nuestro
futuro, para desarrollarnos económica y culturalmente, y más,
160
hemos sufrido y seguimos sufriendo pérdidas económicas y
patrimoniales irreparables, y, para asegurar nuestra supervivencia,
hemos tenido que comprometernos con alianzas internacionales
que sólo condicionan más gravemente nuestra dependencia de
otros poderes extranjeros.
¿Qué hubiera ocurrido si en vez de ese “lapsus”, que todavía no
termina, hubiéramos avanzado firmemente en la construcción de
nuestra estructura económica y social? La cristalización en
realidad de formas mentales de proyectos industriales, de
desarrollo de infraestructura, de transporte, de comercio, de
proyectos completos de vida, realizables en forma de nuevas
estructuras sociales que integraran nuestro trabajo, nuestra vida,
que nos hubieran redimido, poco a poco de la anarquía en medio
de la cual hemos vivido, seguramente hubieran “arrastrado”, en
términos de una sinergia sin freno, a las poblaciones vecinas del
río Magdalena, a un movimiento evolutivo multifacético y sin
precedentes de vida en la región, de la Cultura, en general; es
posible que hoy pudiéramos estar disfrutando de una próspera
actividad productiva y turística en los valles de los diferentes
ríos de Colombia, en la región llanera, en la región selvática, con
la participación activa de pueblos que hoy, todavía están
desconectados de la Civilización; probablemente tuviéramos un
floreciente comercio con los países vecinos y de la región
latinoamericana a través de una red fluvial de transporte de
grande escala, quizás nuestra cultura regional hubiera podido
florecer, ofreciendo nuevos y halagadores futuros a sus propios
pueblos, y no languidecer absurdamente en medio de las riquezas
naturales, por el tedio, por los odios de clase, por la discordia
ideológica, entre otros.
Quizás el desarrollo industrial requerido para darle apoyo a esas y
muchas otras actividades habría hecho crecer nuestro nivel de
vida a la altura del de otras naciones industriales del Orbe. Tal vez
nuestras estructuras empresariales hubieran adquirido tal madurez
que podrían servir de respaldo incuestionable en la operación de
múltiples empresas nuevas, de nuevos proyectos sociales y
económicos, que le abrirían opciones a nuevos proyectos
161
políticos. Bueno…. esas nuevas <<formas>> de pensamiento,
hechas ya realidad concreta, práctica, concebidas como
verdaderas estructuras sociales, para nuestro servicio, en sus
distintos niveles de integración, fueran, no sólo mucho más
beneficiosas que la sola suma de los beneficios que sus partes
constitutivas, o sea, nosotros mismos, en conjunto, pudiéramos
derivar directamente de nuestro esfuerzo. Sólo por el
establecimiento de un orden tal, podríamos decir que sus partes,
nosotros, derivaríamos del hecho de nuestra unidad, de nuestra
rica asociación, algo distinto de nosotros mismos, una verdadera
plusvalía. En otras palabras, su economía compensaría con creces
la inversión hecha en ellas. Eso lo conocen los empresarios, y
saben que el patrimonio de sus empresas vale más que el activo
representado en su inversión en equipos, capital de trabajo, etc.,
sumados. Todavía más, esas estructuras le darían forma física a
entidades nuevas, diferentes de nosotros, sus partes constitutivas,
de orden superior; su comportamiento y su carácter, entre otras
cosas, serían propios y singulares. Esa es la economía de la
Solidaridad, hacer esa riqueza posible disponible efectivamente
para el disfrute del ser humano. Uno de sus propósitos, uno de sus
objetivos acariciados, podría ser integrar la vida natural toda, en
un plan integral con la vida humana.
Quizás, el llegar a las conclusiones a las que es posible llegar hoy
respecto del papel de la razón en el ordenamiento de la Vida, ha
requerido, en nuestra cultura, una trayectoria muy bien
aprovechada de uno de los trabajos más serios que dentro de su
contexto ha sido desarrollado: El trabajo científico. Hace cien
años habríamos sido incapaces de llegar a ellas, menos, en el
cuestionamiento que en su tiempo, nos proporcionó el
Renacimiento sobre el significado de la vida humana. Y si vemos
la perspectiva de la Realidad que nos ha dado, particularmente en
los últimos cincuenta años la Ciencia, podemos considerar que en
la época de Newton ese tipo de conclusiones habría sido también
demasiado difícil.
Como consecuencia, en el acontecer de la Cultura, lograron
sobreponerse a los efectos del colapso influencias
162
insuficientemente debatidas, hubo cambio de manos en el manejo
de los Estados, en la Política, en los fundamentos filosóficos de
sus actitudes que merecieron poca controversia, o más que eso, se
transformaron en verdaderos motivos de contradicción y
conflicto, no ya en el plano de los intereses imperiales de las
monarquías, sino en el plano de las ideologías.
Sólo el Poder, en el crecimiento de su fuerza y predominio o en la
derrota, llegó a ser finalmente el factor decisivo en la definición,
de quién tenía derecho de mandar y quién tenía la obligación de
obedecer. Así, la mentalidad del Imperio, de la dominación,
sobrevive al espíritu de las democracias liberales y se impone
prepotente al espíritu de las democracias socialistas. Es así como
son posibles la continuación de la Primera Guerra Mundial en la
segunda y el régimen del terror y de la tiranía que se instauran en
la URSS después de la Revolución de Octubre de 1917. Esa
realidad dinámica de la Cultura llega con todo su dramatismo
hasta nuestro siglo XX, y por lo que ocurre, por desgracia,
continúa su vigencia este siglo XXI en todo el Mundo, expresada
materialmente en el fenómeno de la “globalización económica”, y
en nuestro subcontinente latinoamericano, en la llamada
revolución socialista “bolivariana”, amenazando, aún, con
reavivar en el área el caduco “régimen del terror” de la antigua
URSS y de sus letales efectos en el desarrollo y madurez de la
mente humana, en las décadas por venir en este siglo XXI.
Las primeras “fracturas” del eje cultural de Occidente se dan
cuando, paradójicamente, las cruzadas logran abrir la navegación
y el comercio a través de todo el Mediterráneo. El aire fresco
penetra a la austera sociedad medieval regida por una férrea
disciplina moral que logra mantener viva la vida humana en un
ambiente demasiado exigente y austero, sostenida por la
producción europea de alimentos.
Pero ese “aire fresco” produce sus efectos en el bolsillo de los
mercaderes que se enriquecen y se pueden “saltar” las rígidas
costumbres que permiten la supervivencia de una sociedad que
mantiene su equilibrio material en la vida austera y encuentra su
163
iluminación en las fuentes místicas de su Espíritu. La Iglesia
Universal pasa a manos de un hombre de procedencia latina, que
proviene de una de aquellas familias adineradas en las nuevas
actividades comerciales, y que tiene motivos más que poderosos
para haber cambiado su actitud austera y estricta por una más laxa
y relajada. Se le ocurre, entre otras cosas, vender indulgencias
para acopiar fondos para construir el esplendoroso “complejo
vaticano” desde el cual se administra y dirige la Iglesia hasta hoy.
Pero esa actitud choca frontalmente con el espíritu teutón, que se
mantiene reciamente en la línea de los valores morales que han
garantizado la vida en el estrecho ambiente económico occidental
de su época, en medio de un conflicto, que, como otros, termina
desestabilizando el orden establecido y el control social de la
Iglesia, que a pesar de la Inquisición, o quizás, acelerado por ella,
enrarece el ambiente y recalienta la vida política, conduciendo
finalmente al colapso, como consecuencia, particularmente, del
hundimiento del Imperio Español a lo largo de todo el siglo XVI.
Lo demás, es una historia bien conocida.
Paralelamente con el debate alrededor de la visión del Hombre
acerca de lo que es él mismo, que se da en el Renacimiento, se da
en el seno de la Iglesia Universal otro debate que tiende a llegar a
conclusiones en otros temas, también de gran importancia
antropológica y que tocan con la visión de los filósofos cristianos
acerca de la supuesta legitimidad de la iniciativa humana en el
acto de determinar su futuro.
La pregunta es más o menos la siguiente: ¿Está o no está el ser
humano en capacidad de decidir su suerte en el Mundo,
independientemente o a pesar del efecto negativo que ejerce el
pecado en sus decisiones? Para resumir, de las doctrinas que
predominan en el ambiente católico desde la época de San
Agustín, el debate incluye muchas posturas, unas de las cuales le
atribuyen todo el poder a la Gracia divina, y otras que reconocen
que no sólo la gracia es efectiva, sino que se debe sumar a la
disposición humana para aprovecharla. Finalmente, surge en el
seno de una comunidad religiosa católica, la Compañía de Jesús,
164
un principio que parece dar una solución al debate, incluso, antes
de que la discusión llegue a su fin: La idea del “libre albedrío”, y
sobre la base de su aplicación inicia y desarrolla vastos y exitosos
proyectos misionales en Asia y América que se quedan truncos.
Mientras tanto, se precipitan los hechos históricos y es la Guerra
la que sella la suerte de la Humanidad, precipitándola en una
anarquía generalizada y en sendas revoluciones en serie como la
Revolución Francesa, la Revolución Industrial y la Revolución
Rusa de 1917.
El advenimiento de la burguesía al manejo de los asuntos del
Estado trajo algunos problemas inesperados: La impreparación en
el manejo de los asuntos públicos y el deterioro del nivel de vida
evidente en las fábricas y en los barrios obreros de las ciudades
industriales de Inglaterra, trajeron el descontento y promovieron
no pocos movimientos de rebeldía entre los obreros, uno de cuyos
líderes, el alemán Carlos Marx, exiliado en Londres, promovería
la formación de la Primera Internacional Socialista y un intento de
revolución que fracasó en 1848. Sobre la base de la experiencia
vivida y sobre la base de los cambios que se empezaban a dar en
las aspiraciones de los industriales burgueses de aquella época,
podía uno hacerse la siguiente pregunta:
¿Qué otro sueño habría de iluminar a la burguesía industrial, si no
el esplendor, el lujo de las cortes reales de Europa, de las cuales
habían sido sistemáticamente excluidos? Y, sin duda esos mismos
disfrutes se convirtieron en el acicate de la codicia de aquellos
hombres que dedicaron, por completo, sus energías, desde
entonces, a conseguir fortuna. Así, se revolucionó el Estado,
cambió el plantel de administradores y beneficiarios, pero no
cambiaron sustancialmente ni la actitud ni los objetivos sociales:
Sólo se quería más de lo mismo para más gente. Sin embargo,
públicamente, poco se sabía, en aquella época que uno de los
factores más poderosos en causar el hundimiento del Imperio
español, que determinó su incapacidad de defenderse eficazmente
de los ataques de Inglaterra y Francia, fue el peso financiero de
sus cortes reales, que hizo colapsar, por otra parte, a la economía
165
de los sectores productivos del pueblo español que las sostenía y
que quebró, finalmente, a las finanzas del Estado.
No nos extrañemos, pues, que nuestro mundo burgués tampoco va
a durar eternamente, y ya en nuestro tiempo hemos llegado a
conocerle más de una debilidad: Más costosa que su manutención,
es el costo del “lenguaje” que se usa en todas las sociedades
burguesas para ostentar el Poder y la pompa de los que los
disfrutan. El lujo creciente, la exclusión creciente, hacen que la
economía de la prosperidad, que la industria, sólo sean
productivas si se nutren de los sectores que poseen el patrimonio
necesario para pagar su crecimiento. El club de los que pueden
pagarlos es cada vez más pequeño y más exigente. Y atrás se
queda rezagado un ejército cada vez más numeroso de seres
humanos “condenados en vida”, al caos o sometidos al orden que
les es impuesto, nuevamente desde arriba. Es el fin de una vereda
abierta por una visión ética, que quizás, ya rindió lo que podía
rendir. Y, como ocurre en Colombia, muchas de las alarmantes
señas apocalípticas que recibimos en medio de nuestro
aislamiento, de nuestra ignorancia, de nuestra confusión
conseguida en décadas de arbitrariedad, de conducta demencial,
de pasiones desencadenadas, de insensatez, hacen que le
atribuyamos a Dios algo que, pertenece, ciertamente, a la esfera
de nuestra responsabilidad humana.
Hoy día es común, incluso al nivel de la vida cotidiana, que, antes
de visualizar conscientemente, antes de cuestionarnos sobre los
efectos que pueden tener las decisiones inconvenientes
<<respecto de la racionalidad, de la rectitud ética o moral de
nuestros actos>>, estamos acostumbrados a calcular, en términos
de fuerza, las opciones que tenemos de imponer nuestros
intereses o nuestra voluntad, y dejamos que otros “carguen” en su
cuenta los costos materiales y morales en que esos actos incurran
y paguen el precio que les toque por las consecuencias, pensando
que son males que les caen del Cielo, en particular, decíamos,
cuando aquellos desbordan la esfera de la consciencia que los
demás tienen de ellos, entonces dejamos que nuestra culpa
permanezca encubierta por la supuesta voluntad Divina.
166
Nuestro sistema social que se basa, sin más consideraciones, en lo
que llamamos “Libre Empresa”, ignora cómo ese concepto debe
ser aplicado, con ajuste a las condiciones de la Ética y la Moral,
aunque ciertamente, es preciso aceptar que en el ambiente
anárquico de nuestro tiempo, aquellas condiciones son una
verdadera utopía a aclimatar entre nosotros, en nuestras relaciones
humanas.
Cuando ciertos temas que se suponen de interés público, el tema
que se somete al escrutinio de la opinión ciudadana, de un
ciudadano que viene siendo engañado, defraudado, confundido,
intimidado, sometido a la arbitrariedad y al abuso, por toda clase
de poderes más fuertes que él por generaciones, desde todos los
ángulos de su entorno, necesariamente caemos en la ingenua
creencia de que la opinión de ese ciudadano puede ser, realmente,
el soporte de una sociedad estable y sólida, de un derecho serio,
auténtico, fundamento del Estado de Derecho, cuando no es más
que una trágica caricatura del mismo, el punto de partida de
nuevas tergiversaciones de la Verdad, de la Justicia, la puerta de
entrada a nuevos sistemas de tiranía, demencia, brutalidad,
muerte, de nuevas alteraciones al universal sentido de la Ética, de
la Moral.
En cuanto al tema de la procreación responsable, un tema muy
polémico, se está llegando hoy al extremo de pretender la
disponibilidad de “argumentos técnicos y científicos”, para asumir
en “esquemas, definiciones, conceptos acomodaticios”, por
ejemplo, que el embrión, ya fecundo, no merece su condición de
ser vivo, con su potencial de ser vivo, completo, que
científicamente es evidente, por delante. Ello, para desconocer, en
su impotencia y absoluta dependencia, su derecho a la vida al
mismo nivel de los seres humanos maduros, el derecho de sus
demandas, que tienen amplia validez de carácter social, como la
de tener, en principio, derecho al cobijo que debe aportarle el
vientre de una madre, a su espacio en la Sociedad, a ser
defendido con el mismo vigor que un ser humano maduro. Ello
para <<dispensar el permiso legal de ejercer>> la “paternidad
167
irresponsable”, fruto de las locuras engendradas en la “Sociedad
de Consumo”, orientadas a generar nuevas industrias, a mantener
viejas formas de “ocupación” para “ganarse la vida”, a asegurar a
los que pueden hacerlo monetariamente, el disfrute ilimitado y sin
responsabilidades de sus goces más plenos, el disfrute de su
cuerpo, el disfrute sexual de su pareja ocasional o “postiza”.
Ese tipo de “dispensas” morales, igual que la eutansia,
representan unas de las peores lacras, en términos éticos y
morales de nuestra civilización contemporánea.
Sólo una viva imaginación, la iluminación que se logra a través de
la consideración de amplias y profundas miras, el avance
sustancial en la experiencia espiritual, el viaje por los expeditos
caminos del alma, a través de los umbrales en que se nos abren
nuevas puertas, son lo que nos ayuda a superar el fin de viejos
caminos prácticos, de viejas encrucijadas que ahogan nuestra
vida en medio de la incertidumbre, son lo que nos ayuda a superar
los paradigmas de viejas realidades, de desuetas maneras de
soñar, lo que nos protege de la muerte colectiva, del colapso
social en los tiempos de crisis, del efecto de las visiones de los
sucesos apocalípticos.
Nosotros tenemos qué buscar otras formas de realización que no
sea repetir los errores del pasado, que no sea volver a empezar por
donde ya habíamos empezado otra vez. Y finalmente hemos de
encontrar que la vida en su conjunto colectivamente, en todas sus
expresiones en general, y la vida humana en particular, en todas
las suyas, representan el soporte que no podemos sustituir, el
punto de apoyo del cual ninguno individualmente puede
prescindir para hacer que se consolide, que crezca la suya propia
en una verdadera suerte de asociación, de <<trabajo en equipo, de
esfuerzo propio, de ayuda mutua interactivos>>, que no podemos
seguir eludiendo, desconociendo. Y el orden que implica ese
descubrimiento, tiene un nuevo, y de superior nivel, sentido
moral.
168
Nuestra especie, el “hommo sapiens” ha sufrido numerosas
presiones perturbadoras del Medio a lo largo de su historia que la
han conducido a adoptar cambios radicales en su modo de vivir.
Para empezar, no sabemos qué lo movió a emigrar de su hogar
africano hace unos 50.000. A pesar de sus penalidades, nuestra
presencia actual en el planeta da testimonio de que somos una
especie exitosa. Ese éxito no nos exime de tener que
<<“morir”>> para unas maneras de vivir y tener que esforzarnos
en <<“nacer”>> para otras diferentes, conllevando ese cambio
una transformación total del carácter, de las actitudes, de la
manera de pensar, etc., aprendiendo a ser verdaderamente
<<otros>> diferentes de quienes éramos. Pero no solamente otros,
sino, y eso es lo más importante, otros <<“mejores”>>, más
capaces. Ese cambio implica dolor, penas, sufrimiento, miedo
increíble, renuncias sin parangón, con la esperanza de un nuevo
porvenir, así sea expresado en términos diferentes. En el nivel
espiritual podríamos compararlo con la <<metamorfosis>> de los
insectos, y simplemente, con ello, la Naturaleza hace que
podamos adaptarnos a otras circunstancias distintas a aquellas a
las que estábamos adaptados y que, en nuestro Universo
cambiante, en las nuevas demandas de la supervivencia humana
ya no existen más. Culturalmente ello significa un cambio radical,
de tajo, una verdadera singularidad en el proceso de nuestra
existencia, un punto de inflexión en nuestra trayectoria vital.
¡Pero la opción es enfrentar ese reto, tan conscientemente como
sea posible, o la muerte! Aquí también se hace necesario que
aceptemos la existencia de un imperativo moral destinado a
salvar algo que vale la pena salvar: la Vida, la vida humana, así
sea en otra forma de plenitud.
La sensación de <<estrechez>>, la nostalgia de otros parajes, de
otros ríos, montañas, cielos, de nuevos duelos, de otros estímulos,
otros desafíos, que atenazan las entrañas del nómada, -verdaderos
motores de la vida errante-, ante las restricciones de la vida
sedentaria, desaparecen cuando aparece a sus ojos la holgura de
un nuevo mundo desconocido a conquistar, cuando sueña con los
tesoros que puede encontrar allí, cuando piensa las destrezas que
habrá de cultivar para ser capaz de aprovecharlos plenamente.
169
Entonces aparece la Agricultura. Esta ya no es industria de
mujeres, de esclavos. Es tarea de civilizaciones muy pujantes, de
hombres, mujeres, de seres humanos integrales. Es tarea que
exige el despliegue de la creatividad humana al extremo. Es esa la
impresión que nos ofrecen los jardines colgantes de Babilonia,
una de las mayores maravillas del Mundo hoy; las extraordinarias
obras de canalización hidráulica de Mesopotamia, que se repiten
prolíficamente con obras magníficas en los Andes americanos.
Igual ocurre en el seno estrecho de las metrópolis urbanas, con
una industria que florece por doquier, a pesar de que sus cielos, de
que la luz del Sol se opacan con las excretas de humo y hollín de
sus fecundos talleres en las estrechas y malsanas callejuelas en
las viejas aldeas y en los vetustos barrios industriales.
Y no sospechamos siquiera, pero pasará, que no son los
homenajes apoteósicos que se le celebran a los pioneros, los
honores que se les rendirá, los que nos harán soñar con nuestro
futuro cósmico: Son los “dividendos” de todo orden que nos
promete la conquista de otros mundos, las magníficas aventuras,
las experiencias inéditas, todo proporcionado por nuestra
proyección hacia un espacio infinito, cuyos retos no doblegarán el
espíritu indomable de nuestra especie, lo que nos moverá a
superar la “claustrofobia” que despierta en nosotros el espacio
físico extraordinariamente limitado de las escafandras, de las
naves siderales, de los espacios controlados en que tendremos que
aprender a vivir por fuera de nuestra matriz terrestre para
mantenernos vivos. ¡Y esas son solamente algunas de las
sorpresas que servirán de acicate a nuestra curiosidad, y que nos
deparará el uso de razón, la madurez de nuestro sentido moral, el
que desembocará, cuando logremos en nosotros el cambio de
actitud que ello requiere, en un <<nuevo sentido de la realidad>>,
en una consciencia más ajustada a lo que es nuestro potencial
como especie, e impedirá nuestra dispersión cuando seamos
capaces de reflexionar, seriamente, en la consideración de los
frustrantes, perturbadores, destructores caminos del mal, del
pecado!
170
Ello, sin duda, va a requerir, como complemento de la interacción
fecunda que puede proporcionarnos la democracia participativa,
siempre que sea genuinamente eso, el trabajo serio, entusiasta,
comprometido, de nuevas formas de liderazgo, de nuevos
profetas, de nuevos mensajeros de la Vida, cuya labor va a
consistir, particularmente, en aclimatarnos a una nueva visión del
Mundo, a infundir nuevas esperanzas, a inspirar nuestra fe, a
generar un proceso sinergético que logre arrastrar tras de sí a la
humanidad entera, y a oponerse con tenacidad al escepticismo de
aquellos que anuncian tercamente el fin del Hombre, ¡así, como
no hace muchas décadas quisieron anunciar, apenas con éxito
relativo, la muerte de Dios!
1.2.3 EL DILEMA FUNDAMENTAL PARA EL SER
HUMANO EN SU RELACIÓN CON LA NATURALEZA:
¿RELACIÓN DE PODER O LIDERAZGO?
Para no pocos esta puede ser una pregunta irrelevante. La
costumbre humana de asumir posiciones de fuerza para el más
simple diálogo, de acopiar
poderío para intimidar o
desencadenarlo contra sus contendores, de enfrentar
arrolladoramente, sin replicar, a la menor amenaza, la represión
ejemplarizante, cuando se ejerce la autoridad, resumen todo lo
que se puede decir acerca de muestra conducta emocional, casi
animal, en cuya justificación, la reflexión, nuestros
razonamientos, ocupan un mínimo espacio.
Sin embargo nuestra experiencia al nivel biológico, nivel al cual
podemos tener consciencia, fácilmente, nos dice que nuestra
suerte no está solamente en manos nuestras sino en gran medida,
en el éxito que logremos de asegurar en nuestras interacciones
con otros seres vivos de nuestro entorno inmediato, un balance
energético favorable a nuestra supervivencia.
Nuestro cuerpo es un superorganismo que conjuga la existencia
de muchos seres vivos independientes pero integrados según
<<un patrón de conducta y especialización del trabajo>>
regulado desde nuestro genoma, mediante el flujo sanguíneo y
171
linfático, mediante las conexiones nerviosas, la producción de
enzimas y hormonas que inducen a las reacciones bioquímicas
que se suscitan dentro de nosotros, etc.; de seres que ingresan a
nuestro organismo a través del sistema digestivo, de la piel, del
sistema respiratorio, entre otros, multitud de invasores de distintas
dimensiones, como gusanos, huevos, esporas de todos los tipos,
microbios, virus etc., que se comportan como verdaderos
“parásitos”, en un esfuerzo de competir, contra nosotros, por su
propia supervivencia, constituyendo un peligro potencial en
contra de nuestra salud o de nuestra vida; pero hay un sinnúmero
de macro y microorganismos, de todo orden, que alcanzan a
integrarse a nuestro sistema de vida, consiguiendo una simbiosis
vital que beneficia en su intercambio <<“gana – gana”>> a sus
respectivas especies y a la especie receptora que somos nosotros.
De esa experiencia podemos sacar una lección elocuente:
Necesitamos una elección inteligente de, a quién atacar y a quién
hemos de acatar, incluso asociarnos para aunar esfuerzos, que no
es lo mismo que simplemente sumarlos. Hay criterios de
economía que nos dicen cómo debemos actuar, por ejemplo
frente al ataque de plagas, como ocurre en la agricultura; cómo
debemos alinear fuerzas con especies <<“aliadas”>> que, como
contraprestación, recibirán de nosotros el bien de nuestra
tecnología en la crianza cuidadosa y amorosa de sus linajes, su
protección e introducción de su potencial vital como refuerzo
eficaz, con el nuestro.
Los programas de veda para la captura de diferentes especies
piscícola, particularmente en el mar, y en las zonas de caza de
especies salvajes, allí donde se dan, son prácticas que anticipan
formas de moderar la interacción destructiva de nuestra especie a
favor de otras especies benéficas, como algo adicional a lo que se
hace con las especies domésticas, con la selección de especies
vegetales diversas para el cultivo, para la repoblación de bosques,
con la selección de hábitats representativos para la conservación
de diversas especies, como “bancos de semilla” protegidos para
evitar su extinción, etc.
172
Frente a aquellos actos verdaderamente visionarios, puede
apreciarse el contraste de la actitud hostil mutua que se ha
desarrollado en nuestros medios urbanos, actitud que ya tiene su
expresión en el arte musical, y la danza, que se relaciona con el
submundo del comercio y consumo de los estupefacientes, con las
actividades clandestinas y delictivas, con las pandillas juveniles y
las bandas criminales, y que no se enmarca, necesariamente,
dentro del esquema de las actividades subversivas o de las
relaciones entre Estados en conflicto.
Toda una serie de actividades del llamado “bajo mundo”, en
países como Colombia ha aflorado a la superficie de la vida
cotidiana convertido en multitud de estructuras poderosas, que
interactúan, que se asocian, que se refuerzan mutuamente, que
intentan, no sólo neutralizar sino hacer cómplices suyos, a
elementos estructurales bajo su dominio y para su servicio, en las
estructuras legales del Estado. Son financiadas con los narcóticos,
pero se dedican, no sólo a este comercio, sino al comercio en
grande escala de armas, a la conspiración en la medida de sus
conveniencias y a muchos otros negocios turbios, ampliamente
apoyadas por sus pares en el extranjero, particularmente que
medran en naciones que se “hacen los de la vista gorda” o que se
benefician abiertamente de sus cada vez más gigantescos activos
y poderosos medios económicos.
Esas estructuras se “toman” el espacio social combinando sus
formas de competencia desleal, como las amenazas y toda clase
de actos intimidatorios, la ejecución de delitos generadores de
terror, de desplazamientos humanos, de crisis económicas y
sociales locales, como asesinatos, genocidios, actividades para
establecer su dominio territorial, sus formas de comercio ilegal,
todo manejado, en la mayoría de los casos discretamente o bajo la
mirada permisiva, temerosa, indulgente, cómplice, de autoridades
venales, débiles o indiferentes, o de la mirada de una ciudadanía
inconsciente del problema, dada su “atomización” en pequeños
conjuntos vulnerables, sin voz ni voto, deprimidos, arrinconados,
“secuestrados” en sus propios hogares, pueblos y ciudades; de tal
manera nos sentíamos los colombianos hasta hace menos de ocho
173
años (en el año 2002), incapaces de hacernos sentir por nuestro
escaso poder, sin respaldo estratégico, porque en nuestras
democracias representativas, nuestros legítimos representantes se
han dedicado a sus propias empresas de enriquecimiento,
incluso, sirviendo, paradójicamente, de apoyo a los grandes
delincuentes. Esa es la situación que ha empezado a cambiar en
Colombia por cuenta de la acción decidida y casi terca, de un
manojo de líderes decididos, que ha logrado en pocos años de
trabajo denodado y muy efectivo, hacer que regrese a nosotros
nuestra consciencia de la dignidad nacional, nuestra autoestima,
que nos estaban haciendo tanta falta, y que habían sido vilmente
vulneradas, incluso con actos que podrían calificarse de alta
traición.
Se dice que los seres humanos tenemos poca memoria. Sin
embargo, yo recuerdo cómo hace unos ocho o diez años, como
decía, los ciudadanos de Colombia estábamos viviendo, ya
“secuestrados” en el casco urbano de nuestras ciudades y pueblos
por la subversión marxista, o sometidos a la impronta de la
delincuencia desencadenada, imposibilitados para salir de allí, so
pena de ser secuestrados, o en el Campo, pagando la cuota
económica o de vidas a los nuevos aspirantes del Poder en
Colombia.
Sólo quien conozca en su intimidad el proceso de
desestabilización de la sociedad colombiana, iniciada
históricamente por la violencia partidista, luego por la
conspiración marxista por tomarse el Poder, luego por los
“Caballeros de Industria” que se tomaron nuestras industrias con
el pretexto hipotético de la necesidad de “globalizar el control y el
direccionamiento la economía en el Mundo”, más tarde por la
ambición y codicia desbordada de criminales experimentados,
apoyados por la renta del narcotráfico, puede concebir la
profundidad y extensión del daño causado, de la ingente tarea que
nos queda a los colombianos para ganar el tiempo perdido, para
recuperarnos del dolor, de la angustia, del sufrimiento de los
deudos, de las ruinas física y moral causadas. Sólo partiendo de
aquella amarga experiencia es posible entender la vehemencia con
174
que empezamos a defendernos de los flagelos de la Guerra y la
Violencia, de los sentimientos que despierta en nosotros la
indiferencia del Planeta hacia nuestra determinación de
sobrevivir, hacia un peligro que amenaza, de manera creciente,
“atenazar” a muchas otras sociedades del planeta en sus garras: El
Crimen. Sólo, entonces es posible entender el éxito en la
convocatoria y la magnitud de la masa de población colombiana
que salió a las calles colombianas y del Mundo el 4 de febrero del
2008, para exigir, no para mendigar la Paz, para condenar el
secuestro de sus compatriotas, para expresar su contrariedad con
las Farc. Pero el caso colombiano no es un caso aislado. Se repite
por doquier en nuestro continente y en el resto del Mundo
Al menos los últimos meses del año 2008 y los que llevamos del
2009, hemos sido sorprendidos los colombianos muy gratamente,
con los golpes que las fuerzas del orden de Colombia han logrado
propinarle a las organizaciones delictivas. Ello nos demuestra que
podemos contar con mejoras sustanciales en los niveles de
seguridad social y en los instrumentos legales para conseguirlo.
Ello ha significado un trabajo meticuloso y persistente en la
erradicación de las influencias que el crimen y los movimientos
subversivos mantuvieron y aún consolidaron históricamente,
desde dentro de las mismas instituciones, haciendo casi imposible
su eficacia operativa.
Usando su poder económico delincuentes reconocidos, que habían
empezado sus carreras delictivas, incluso contratando “trabajos”
con los jefes de la “mafia”, como sicarios, desde los tiempos de
Pablo Escobar, o como militantes de los grupos de autodefensa
contra las guerrillas marxistas, han llegado a amasar inmensas
fortunas, atropellando impunemente por muchos años el orden
legal, abusando de la debilidad y del miedo de los campesinos en
los territorios que han elegido poseer. A mediados de abril del
2009 fueron capturados entre muchas otras capturas y golpes de
mano exitosos propinados al crimen organizado, dos grandes
delincuentes por las autoridades colombianas. Uno, en Medellín,
José Leonardo Muñoz Martínez, alias “Douglas”, quien se
convirtió en jefe de la “Oficina de Envigado”; al momento de su
175
captura mantenía bajo su mando 30 “combos” de unos 150, al
parecer, que delinquen en la Ciudad según censo de las mismas
autoridades. “Douglas” se inició como asesino a sueldo del Cartel
de Medellín. El otro es Daniel Rendón Herrera, alias “don
Mario”, quien luego de la desmovilización de su hermano Fredy
Rendón Herrera, “el Alemán”, abrió a sangre y fuego su propio
imperio cocalero en el norte de Antioquia, en Urabá y toda la
región del Bajo Cauca antioqueño y el destino de su acción era
mantener abierta la ruta hacia Estados Unidos y apoderarse de las
regiones productivas de coca, laboratorios de proceso y
cristalización y establecer una fuerza militar propia
suficientemente formidable para abrirse paso, no sólo a pesar de
las fuerzas militares colombianas, sino de competidores muy
duros como los “Paisas” que llegaron a Urabá a arrebatarle
seriamente su predominio. Para ello quiso contar con hombres de
experiencia, como los desmovilizados de su hermano, y hacía
asesinar a quien se negara a seguirlo. Fue capturado en la región
de Necoclí. Ya las autoridades le habían incautado bienes por más
de 25.000 millones de pesos, le decomisaron vario miles de kilos
de cocaína, le encontraron encaletados más de 500 fusiles, fuera
de los que tenía en uso. Eso muestra la escala del poderío
desplegado.
Sin embargo, y pese a la buena voluntad del proceso de
reintegración de la propiedad de las tierras a los perjudicados por
la violencia, la sociedad colombiana ha tenido qué seguir
sufriendo las intrigas, las amenazas y de los hechos que, sin parar,
dan cuenta de la vida de un sinnúmero de de personas, esta vez
líderes regionales, cuyo esfuerzo se ha orientado a ser portadora
de las reclamaciones por parte de los desplazados, para que les
sean devueltas sus tierras. Es muy doloroso que la práctica de la
Justicia esté tan lejos de ser bienvenida por parte de sectores
importantes de la Nación, donde el sentido moral, el sentido ético,
el sentido de la realidad han naufragado en el océano profundo de
la mentira, del fraude, de la farsa, de la confusión, de la
violación continua de los derechos fundamentales del ser humano
en que hemos venido incurriendo, por generaciones.
176
El camino que tendremos qué recorrer para alcanzar el grado de
orden que queremos no es precisamente “de rosas”. Yo mismo,
igual que muchísimos colombianos que tuvieron que pagar con su
fortuna el precio de asegurar la realización de sus más íntimos
compromisos familiares, tengo mi propio testimonio que dar. Mi
suerte personal y mi vida estuvieron íntimamente determinadas
por esos acontecimientos. Otros ni siquiera eso lograron: El apego
a su tierra, la excesiva confianza, la esperanza irreductible de una
nueva oportunidad en sus empresas y actividades cotidianas los
condujeron a la ruina cuando no a la muerte. Muchos nombres
rondan por mi mente, pero quiero rendirle un homenaje muy
especial a mi amigo y vecino en el Sinú, Naín Castaño,
manizalita, quien hizo su pequeña fortuna a fuerza de trabajo y
juicio, luego de sus primeros años en la región, como
administrador de la Hacienda Barú de la familia Botero de
Manizález (no tiene nada qué ver con los Castaños de Amalfi),
quien fue muerto por el 50 Frente de las Farc por allá en los años
80s, en el patio de su finca, “El Faro”, frente a su esposa y sus
hijos, en Valencia Córdoba, y luego ésta incendiada. Su familia
sobrevive hoy, con muchas dificultades, en la ciudad de Montería.
Estoy seguro que esa no era la suerte que Naín quería para ellos.
Esa pregunta es, pues, perfectamente relevante. Y, si con relación
a otras especies hemos logrado moderar nuestro afán competitivo
y transformar su presencia, muchas veces, en un factor
mutuamente coadyuvante para nuestra propia supervivencia, ¿por
qué no pensamos nosotros y quienes nos administran, en la
posibilidad de hacer lo mismo con nuestra propia especie? ¿Por
qué no dar un paso más, dos, tres, cuatro…….todos los que sean
necesarios, hasta que logremos construir una estructura social
capaz de resistir cualquier tipo de acción disolvente, capaz de
resistir a la agresión en todas sus formas y manifestaciones,
blindada contra los “golpes bajos”, dispuesta a defenderse, a
competir, a apoyar, a asociarse con otros en sus propósitos de
crecimiento y desarrollo? Podemos estar seguros que el resultado
cosechado va mucho más allá, va a pagar con creces el valor de
los medios y esfuerzos allí invertidos. Es un asunto que reviste un
típico carácter ético y moral….es un asunto de bien común, es un
177
asunto que nos remite a la solución efectiva, práctica, de muchos
de nuestros conflictos de tipo ideológico, que nos muestra, cómo
es posible que cada uno de nosotros, como ciudadanos, con el
desempeño de nuestras vidas, con nuestra participación, puede
ser, efectivamente, << un recurso útil a la Sociedad, a la
patria>>, para garantizar su propia supervivencia, cómo es
posible entender que esa supervivencia es de interés de todos, y
que con el concurso de todos su realización puede estar mucho
más cercana.
Ese cuadro de agresividades múltiples que observamos en el caos
urbano, multifacéticas, profundas, crecientes, finalmente letales,
no sólo para las estructuras sociales sino para la Vida en términos
de la amenaza real a la integridad corporal de unos seres
humanos por la acción inconsciente, irracional de otros, está
afectando también el medio planetario, no sólo a la sociedad
humana, a las comunidades rurales, a medida que la capacidad
invasiva de la Ciudad se incrementa.
No voy a decir que el medio cósmico cercano no encierre
amenazas reales, cuya evaluación, cuya prevención se convierte,
hoy, en objetivo de no pocos esfuerzos científicos, en tema de
divulgación a ser tratado por los medios de prensa más serios. De
sobra se han observado los efectos devastadores de fenómenos
como el de Tunguska, Siberia, ocurrido en 1908, y que se le ha
atribuido a un meteoro gigante que explotó sin haber alcanzado a
hacer contacto con el suelo con una violencia equivalente a la de
varias bombas nucleares de Hiroshima. Una larga y consagrada
investigación ha logrado establecer la secuencia de las actividades
eruptivas de ciertos volcanes terrestres cuya actividad puede
generar trastornos catastróficos a la vida animal y vegetal en el
planeta entero, sumir a la superficie terrestre en la oscuridad, por
períodos de días, semanas, años enteros, bajo el efecto de espesas
nubes de gas y polvo opacas a la luz del Sol, con el efecto
adicional de una baja sustancial de la temperatura media por
debajo de cero grados Kelvin, y, como consecuencia, el
surgimiento de un “invierno” de larga duración, que puede
terminar finalmente con la vida de organismos superiores en toda
178
la faz de la Tierra. Una bolsa de magma líquido de dimensiones
colosales, y un peligro potencial de dimensiones apocalípticas
yace bajo el terreno del Parque de Yellow Stone, en
Norteamérica.
Esas son amenazas reales, frente a las cuales quizás el ser
humano, por avanzado que se encuentre, puede ser prácticamente
impotente. Sin embargo, hay amenazas apocalípticas de carácter
humano: El empecinamiento en “el ejercicio de la soberanía”
sobre la Naturaleza, que supuestamente tiene el “derecho” de
ejercer, en el beneficio de sus “derechos de conquista”, del
“botín de Guerra” tomado al enemigo, según la definición que de
las relaciones de Poder puede lograr como consecuencia de la
victoria en la Guerra, el empecinamiento de tomar a la ligera el
pillaje, increíblemente irracional del patrimonio común de la
humanidad, particularmente cuando ésta carece de la consciencia
o del poderío para defenderse, el empecinamiento en el despojo y
el derroche sistemático de las riquezas de la tierra, el
empecinamiento en apoderarse de la iniciativa pública en las
ciudades y áreas de influencia, para encausarla en el propio bien,
y la lucha cruenta por apropiarse de la riqueza, de la economía de
sus enemigos,
entre muchas otras cosas, nos muestran
ampliamente, cómo la codicia desmedida, cómo el afán irracional
de poderío, cómo la ceguera, la falta de visión a largo plazo, cómo
la crasa irresponsabilidad, cómo el desdén, la insensibilidad
endémicos por la suerte ajena, hacen que la escala de las
tragedias humanas originadas en la voluntad humana de
provocarlas, pueda igualar y aún superar la escala apocalíptica de
las tragedias naturales.
El desarrollo y la posibilidad de proliferación en todos los estratos
de las sociedades humanas de armas de fuego, de dispositivos
bélicos gigantescos y destructores, de ojivas nucleares, de medios
de transporte y comunicación, el comercio de armas, el desarrollo
de medios artesanales para la fabricación de explosivos para hacer
la guerra, la existencia y uso extendido de elementos
organizacionales para coadyuvar en el control del “enemigo”,
entre muchas cosas más, llegan a transformarse en una condición,
179
por medio de la cual, el ser humano puede provocar catástrofes
sociales y humanas a gran escala,
“arremedando” y
“complementando” a las naturales en su efecto destructivo,
cuando no generándolas, aprovechándose de su poder devastador,
con propósitos perversos. La llamada “guerra bacteriológica”, con
el desarrollo de gérmenes reforzados, casi indestructibles,
representa un horrendo, un grotesco acto de “traición” al nivel
biológico, del que sólo son capaces las mentes reprimidas,
dañadas, torcidas, por el hambre, el maltrato, la humillación, el
abandono, el mal ejemplo, o por el ejercicio ilimitado de la
megalomanía, del Poder, de la soberbia, hasta extremos, en que
los efectos nocivos pueden llegar a afectar la vida, tanto de
“enemigos” como de “amigos”. Pero no sólo esto:
Apenas estamos descubriendo ahora, cómo el efecto combinado
de la actividad humana afecta de manera creciente el medio
ambiente planetario global, hasta haber afectado sustancialmente
el Clima. El incremento en la atmósfera terrestre de gases como el
gas carbónico (CO2), que proviene principalmente de los
combustibles fósiles, como el anhídrido sulfuroso (SO2), que
proviene de la Industria y de las fuentes volcánicas, como el
metano (CH4), que proviene principalmente de la fermentación de
tejidos vegetales y animales sepultados milenariamente debajo de
los hielos que se derriten con el calentamiento global, están
generando un fenómeno que se refuerza constantemente y que
puede hacer, a largo plazo, inhabitable nuestro hogar planetario.
Esos son algunos de los presupuestos que se pueden hacer para
entender los efectos catastróficos de nuestra sinrazón, de nuestra
actitud insensata, de nuestro afán de poderío, de nuestro rechazo
tajante a la presencia del otro, en la búsqueda equivocada del
disfrute exclusivo de una riqueza que nunca será de unos pocos,
sino que pertenece a todos, no sólo a los humanos sino a todos
los seres vivos. Presupuestos que nos ubican, por fuerza, en
posturas, quizás, inesperadas, o a las que no estamos
acostumbrados, porque son la convivencia y el respeto mutuo, los
objetivos finales de la Razón, de la Ética, en la búsqueda de las
soluciones que los cumplan, en el cumplimiento de las
180
condiciones que los hagan reales, en sus posibilidades prácticas,
lo que hace que podamos disfrutar, de nuestro hogar planetario y
sus recursos, ejerciendo nuestro liderazgo y de ninguna manera
empecinándonos en nuestro utópico poderío, en nuestra supuesta
capacidad de imponer, en su totalidad, nuestra volunta, lo que nos
conduce a entender que, sólo compartiendo todos la riqueza del
mundo en que habitamos, sin la menor pretensión de
exclusividad, es como podemos disfrutar plenamente sus dones.
La explicación de la tragedia humana, ya sea provocada por
causas naturales o humanas, es algo que trasciende los límites del
que nosotros llamamos el mundo físico, el mundo, o mejor, el
plano estrictamente espacio – temporal en que se mueven la
generalidad de las consciencias de la gente en las sociedades
occidentales secularizadas de hoy, desconociendo la realidad de,
al menos, otra de sus dimensiones: la dimensión espiritual del
mismo.
Una de las realidades que nos dicen de la dimensión espiritual del
mundo físico, es que el moverse en esa dimensión implica gasto,
en términos de energía; de la misma manera, la inversión de
energía como se hace con la educación, en el crecimiento de la
personalidad humana, en la construcción de personalidades
humanas cuya estructura espiritual conforma nuevas habilidades,
como de la de soportar caracteres nuevos aptos para el ejercicio
de la Virtud, de la orientación en la vida de otros hombres,
pueden reportarnos rendimientos energéticos.
En un nivel un poco más prosaico, aunque, tal vez más próximo al
público, quiero mencionar un testimonio personal que puede
ilustrar mejor la noción del hecho que pretendo describir:
Cuando yo tuve mi empresa ganadera y debí venderla, todo el
negocio de la venta funcionó, por fuerza de la oferta del
comprador y tal como se estilan en el ambiente cotidiano ese tipo
de negocios, alrededor de la venta de la tierra de mi propiedad,
no de mi empresa ganadera, aunque, dadas las circunstancias,
ello supuso mi retiro total de esa actividad empresarial. Toda la
181
empresa fue transferida a sus nuevos propietarios con la
consabida sensación de frustración, de mi parte, por algo perdido
que me había costado no poco esfuerzo; de desvalimiento, al no
poder encontrar acogida a mi apreciación, expresada en medio de
lo más atroz de la Violencia y falta de presencia de la autoridad
legítima. Yo intuía, cómo mi comprador reconocía perfectamente
en su intimidad aquella diferencia de criterio en el objeto de la
negociación y reconocía la “plusvalía” en cuestión, como uno de
los principales beneficios a disfrutar así, aunque públicamente,
externamente, era para él algo irrelevante. Yo invito al lector a
que se sitúe en la posición de los millones de desplazados
colombianos que han tenido que abandonar sus tierras, a quienes
éstas han sido arrebatadas a viva fuerza por los beneficiarios de la
violencia, por sus actores, sin la mínima indemnización. Invito a
considerar la naturaleza, el verdadero valor de sus pérdidas. De
ellas, la tierra es apenas una parte, y quizás, la menos importante
de ellas.
Vale la pena, este momento, que nos hagamos una pregunta.
Ubiquémonos en la posición de un ciudadano común, interesado
seriamente y honestamente en forjar su futuro. Ubiquémonos en
la posición de un hombre público, interesado en llegar a
posiciones de poder o liderazgo, para trabajar por el interés
común: ¿Cuál es el valor de lo que estamos construyendo
nosotros en las mentes de las otras personas, o que estamos
permitiendo que otros, sin ningún tipo de compromiso social,
construyen en ellas para su beneficio? La cosecha, tal cual puede
contemplarse en el ambiente social de nuestras grandes ciudades,
por no decir del país, -Colombia-, y nuestra región de países en
general, parece ser lastimosa, y sus efectos desoladores, y es
preciso tener en cuenta, que los afanes cotidianos por la
supervivencia y por la lucha política cotidiana, nos desenfocan de
la tarea a que nos reta y nos apartan de su verdadero significado
económico, social y político.
El que solamente los privilegiados económicamente están
capacitados, al menos, así no tengan la consciencia necesaria,
para alimentarse bien, el que la educación efectiva, ya que no la
182
convencional que poco sirve, sea un verdadero bien para una
minoría de ciudadanos, el que la efectividad de la fuerza pública
solamente se circunscriba a algunas localidades patrias, no a
todas, el que el ciudadano común se sienta poco comprometido y
demuestre total indiferencia con el valor social de su gestión
personal y de la gestión del sector público, son síntomas de la
pobreza de nuestra cultura. Con ello solamente logramos que
todas aquellas fuerzas humanas que se interesan en usurpar la
totalidad de las opciones de vida al ciudadano común se sientan
en libertad de ejercer sus amenazas, sin la menor opción de ser
intimidadas. Frente a la pobreza de nuestras estructuras mentales,
de nuestras “formas” institucionales y su significado espiritual,
sin la determinación de la ciudadanía de interponer sus “valores”
tradicionales, que emanan de aquellas estructuras que la Cultura y
la educación han logrado elaborar en su formato espiritual, sin la
determinación de unos hombres públicos que dudan en interponer
una imagen difusa y a medio elaborar de un espíritu social, quizás nacional-, que nunca ha sido plenamente acabado,
definitivamente asumido, es importante que coloquemos la
fortaleza, el poderío internacional desplegado por el Crimen y su
influencia en el interior de nuestra sociedad, que coloquemos su
capacidad de seducción, de intimidación, de unas estructuras
antisociales, disolventes, que se duplican incesantemente a través
de la experiencia, que se integran en “organismos” cada vez más
poderosos y multifacéticos, que se mueve “como pez en el agua”
en el medio caótico urbano, caracterizado por el anonimato, por
las multitudes masificadas, por un medio hostil que se protege a
sí mismo con la “ley del silencio”.
La ciudadanía que no tiene de otra que dejarse afectar por el
sensacionalismo de la Prensa, que sólo reacciona ante sus
estímulos; y las autoridades, que usualmente visualizan la
Realidad a través de la “expresión plana” de las cifras estadísticas,
que se ponen felices y bajan la guardia cuando el porcentaje de
muertes por mil habitantes desciende, que ignoran por completo,
con muy contadas excepciones aquello que se mueve en esferas
que se salen de sus posibilidades de percepción, como es la esfera
de lo espiritual; que normalmente ignoran todo aquello que no
183
irrumpa, en un momento dado como “hecho real”, y juzgable
como algo legal o ilegal; que ignoran que es en aquella esfera
espiritual donde nace la dinámica de aquel hecho, que lo explica
y que no es otra cosa que el producto de la intersección de
procesos humanos que se desarrollan en un plano diferente del
usualmente considerado físico, con sus cuatro dimensiones (largo,
ancho, alto, tiempo), aunque sus artífices no tengan la
consciencia, o no quieran reconocer la realidad de sus propósitos:
Lograr la total represión de toda manifestación espiritual del
ciudadano, evitar en él toda posibilidad de soñar, haciendo nulas
todas sus posibilidades de proyección, reduciendo a la nada la
dinámica de su evolución, reduciéndolo a la servidumbre, a la
esclavitud, lo que les permite colmar su utilización y explotación
sin la menor posibilidad de resistencia; lograr la toma de todo el
aparato que rige el orden social, la toma de sus estructuras físicas
y la perversión de su espíritu, para asegurar la impunidad de sus
actos y expropiarle al ciudadano todas las energías allí invertidas,
susceptibles de ser usadas en beneficio de su redención.
No es otra cosa la que persigue abiertamente la guerrilla de las
Farc, con el propósito públicamente manifestado de sus planes de
“toma del Poder”, y la que persigue solapadamente el Crimen
organizado, que en estos días se manifiesta en ciudades como
Medellín, en “combos” criminales, -pequeños “comandos”-,
articulados en vastos dispositivos militares financiados con el
comercio de drogas, con la producción y comercio de sus
precursores con el comercio de armas y la futura y previsible
actividad terrorista armada con medios nucleares y con toda
suerte de armas biológicas. Es evidente que las sociedades del
Planeta no han logrado imaginar siquiera las dimensiones de esas
amenazas, por lo que pocos entienden el apremio de la unión de
todos los hombres para conjurarla, para implementar una
estructura social, un proyecto de humanidad suficientemente
sólido para enfrentarla, una lucha decidida y sostenida hasta que
aquella amenaza desaparezca de la faz de la Tierra. Por muy
necesaria que sea la lucha en el plano material, político – militar,
es necesario el diseño de proyectos estratégicos de mucho más
amplio y profundo radio de acción, de mucha más amplia y
184
profunda proyección humana, de corto y largo alcance. De
proyectos que sean rodeados con el apoyo decidido de la
ciudadanía, porque han de ser, definitivamente, los verdaderos
artífices de su defensa, de su supervivencia, del desarrollo de su
civilización y de su cultura, y sin los cuales, sólo enfrentará la
más terrible de las incertidumbres. Evidentemente la victoria
militar, que se da en el plano material, físico, sola no garantiza el
éxito; ¡es preciso doblegar el espíritu del “mal”, de la misma
manera como éste intenta doblegar y someter el nuestro!
Y para concluir el tema quisiera insistir en la noción de las
“formas” de las “Gestalt”: en ingeniería, en los planos de
máquinas y de construcción de inmuebles se usa lo que llamamos
“proyecciones ortogonales” de objetos “espaciales” respecto de
ciertos planos de referencia. De la misma manera es posible
imaginar lo que puede ser en los planos “materiales” la
“proyección ortogonal” de “las estructuras espirituales”. Esas
proyecciones tienen el significado de verdaderas interferencias de
esas estructuras espirituales en los planos físicos, y pueden
aportar algún tipo de información, respecto del objeto que en esos
planos son representados, pero de ninguna manera pueden
explicar a las estructuras espirituales mismas. Con ello podemos
darnos cuenta de cómo violentamos, sin darnos mucha cuenta,
cotidianamente, a la vida humanas, de cómo, si no contamos con
una visión más comprehensiva de la realidad, y nos contentamos
con la visión <<“plana”>> que nos aporta la sociedad burguesa
contemporánea, somos incapaces de rectificar nuestro
comportamiento. Ello sólo podemos llevarlo a cabo, si
consideramos la mejora de nuestra visión espiritual y la
posibilidad de descontar nuestro afán de imponer nuestra
voluntad, de ejercer nuestra capacidad de poderío, como
herramienta de acción social, y a cambio, adoptamos las inmensas
posibilidades de nuestro liderazgo.
1.2.4 SÍNTOMA DEL PODER DEL LÍDER: EL CARISMA
La palabra clave aquí es el Carisma. Nuestro propósito, una vez
más reiterado, es didáctico, es el de generar claridad de
185
consciencia, no el de exponer argumentos para afirmar una
hipótesis de trabaje específica, salvo, que el prescindir de la
Guerra y la Violencia nos puedan brindar un horizonte nuevo de
posibilidades de supervivencia y desarrollo insospechado y con
esa base, podemos establecer una clase de liderazgo muy
prometedor.
Sin embargo, no creemos que ese propósito se cumpla cabalmente
sólo con la consecución, de entrada, de una definición
contundente, detallada y aún, restringida a unos límites
absolutamente concretos y muy detallados. Parece mejor
contemplar su realidad desde algunos puntos de vista diferentes,
entender un poco la dinámica de esa realidad y de las
circunstancias en que ha sido concebida y los cambios que se
presentan a medida que esas circunstancias cambian. Es
importante también considerar en esa realidad, la existencia de
sociedades, de Estados, de culturas que influyen en la forma como
se le reconoce, en su papel organizacional, que cambian a su vez,
pero cuyo cambio no significa solamente eso, cambio de
situación, sino que hay cambios que obedecen al crecimiento, en
el tiempo, de la consciencia individual y social, consciencia que le
permite al ser humano al ascenso a mayor complejidad en el
orden, por lo tanto ascenso en su talla ética.
Veíamos en la sección anterior, como un dilema humano, la
actitud más adecuada, frente a la Naturaleza, si debe ser de
dominación o de liderazgo. En términos humanos apreciamos los
resultados de nuestra actitud en el manejo de los asuntos
específicos, particularmente al nivel humano. No hablamos
mucho de su consideración al nivel del resto de la Naturaleza,
pero quizás nuestras consideraciones han sido suficientes para
entenderlo también. Y en términos de lo que puede ser una acción
de liderazgo efectiva, aproximémonos a la noción de Carisma.
Max Weber, asume la definición de Carisma dentro del contexto
de otro tema: “la dominación” carismática. Dice: “Debe
entenderse por “carisma” la cualidad, que pasa por extraordinaria
(condicionada mágicamente en su origen, lo mismo si se trata de
186
profetas que de hechiceros, árbitros, jefes de cacería o caudillos
militares), de una personalidad, por cuya virtud se la considera en
posesión de fuerzas sobrenaturales o sobrehumanas –o por lo
menos específicamente extraordinarias y no asequibles a
cualquier otro-, o como enviados del dios, o como ejemplar y, en
consecuencia, como jefe, caudillo, guía o líder. El modo como
habría de valorarse “objetivamente” la cualidad en cuestión, sea
desde un punto de vista ético, estético u otro cualquiera, es cosa
del todo indiferente en lo que atañe en nuestro concepto, pues lo
que importa es cómo se valora “por los dominados” carismáticos,
por los adeptos” (Max Weber. Economía y Sociedad, Fondo de
Cultura Económica. Segunda edición en español de la cuarta en
alemán. México 1964).
En la carta de Pablo de Tarso a los romanos, para preparar su
visita a su ciudad cuando emprenda su visita a España, afirma el
origen del carisma que anima su ministerio profético: “Demuestra
a los romanos que habían sido llamados a la luz inefable de la fe
en Cristo Jesús no en virtud de la ley Mosaica, como se jactaban
los Hebreos conversos: ni por el mérito de la Filosofía pagana,
como se figuraban los Gentiles cristianizados; sino por la pura
gracia de Dios: y por lo tanto les inculca la práctica de las virtudes
cristianas” (Ilmo. Félix Torres Amat.”Sagrada Biblia. Nuevo
Testamento. Editorial Grolier Incorporated. Nueva Cork. 1º de
octubre de 1957. P. 163). Allí explica la “otra” fuente de
legitimidad del “carisma” que lo hace a él mismo auténtico
profeta, continuador, heredero legítimo de la misión de Jesús: la
Gracia de Dios.
En esa carta describe algunos de los “dones” del Espíritu Santo,
verdadera expresión de la “Gracia de Dios” que anima el espíritu
de los justos, o verdaderos carismas, que indican claramente la
razón de ser de su “fuerza de liderazgo” de su poder de atracción
que han de ejercer sobre el resto de la humanidad, para
conducirla por el camino de su salvación. Respecto de esos
dones dice:
187
“1. Mas en orden a los dones espirituales no quiero, hermanos
míos, que estéis ignorantes.
2. Bien sabéis vosotros que cuando erais paganos, os ibais en pos
de los ídolos mudos, según erais conducidos.
3. Ahora, pues, yo os declaro, que ningún verdadero profeta,
ningún hombre que habla inspirado en Dios, dice anatema de
Jesús. Ni nadie puede confesar, que Jeús es el señor, sino por el
Espíritu Santo.
4. Pues hay diversidad de dones espirituales, mas el Espíritu es
uno mimo.
5. Hay también diversidad de ministerios, mas el señor es uno
mismo.
6. Hay así mismo diversidad de operaciones sobrenaturales, mas
el mismo Dios es el que obra todas las cosas en todos.
7. Pero los dones visibles del Espíritu Santo se dan a cada uno
para la utilidad.
8. Así lo uno recibe del Espíritu Santo el don de hablar con
profunda sabiduría; otro recibe del mismo Espíritu el don de
hablar con mucha ciencia;
9. a éste le da el mismo Espíritu una fe o confianza
extraordinaria; al otro la gracia de curar enfermedades por el
mismo Espíritu;
10. a quién el don de hacer milagros, a quien el don de profecía, a
quién discreción de espíritu, a quien don de hablar varios idiomas,
a quién el de interpretar las palabras, o razonamientos (Cap. XII
vrs. 1 a 10).
Y más adelante dice respecto del Amor, el más grandioso de los
carismas o dones de Dios: “Vosotros, empero, entre los dones
aspirad a los mejores. Yo voy, pues, a mostraros un camino o don
todavía más excelente” (Cap. XII vers. 31).
“1. Cuando yo hablara todas las lenguas de los hombres y el
lenguaje de los Ángeles mismos, si no tuviere caridad, vengo a ser
como un metal que suena, o campana que retiñe.
2. Y cuando tuviere el don de profecía, y penetrase todos los
misterios, y poseyese todas las ciencias; cuando tuviera toda la fe
posible, de manera que trasladase de una parte a otra los montes,
188
no teniendo caridad soy una nada (Nota: Toda la fe. Esta fe no es
la virtud teológica de la fe, sino una confianza extraordinaria,
como en el cap. XII, 9, y en Mat. XVII, 19; etc.).
3. Y cuando yo distribuyese todos mis bienes para sustento de los
pobres, y cuando entregara mi cuerpo a las llamas, si la caridad
me falta, todo lo dicho no me sirve de nada (CapXIII, vers. 1 al
3).
Y luego explica algunas características de la virtud del Amor:
“4. La caridad es sufrida, es dulce y bienhechora; la caridad no
tiene envidia, no obra precipitada ni temerariamente, no se
ensoberbece,
5. no es ambiciosa, no busca sus intereses, no se irrita, no piensa
mal,
6. no se huelga de la injusticia, mas se complace en la verdad;
7. a todo se acomoda, cree todo el bien del prójimo, todo lo
espera, y lo soporta todo.
8. La caridad nunca fenece; en lugar de que las profecías se
terminarán, y cesarán las lenguas, y se acabará la ciencia” (Cap.
XIII, vers 5 a 8).
En la misma carta a los romanos, San Pablo, refiriéndose al poder
de la “Gracia de Dios”, el gran carisma de los hombres justos,
aquellos que se adentran en un espíritu nuevo que ha de dar
origen a una humanidad diferente, dice de los excesos de la razón
humana, que, particularmente en nuestro tiempo secularizado
positivista y racionalista, sin la orientación de aquella referencia
Divina en la que se fundamentan los primeros pasos de nuestra
cultura, éstos se tornan vacilantes y aún contradictorios, como si
se tratara de los movimientos desatinados de “una cometa sin
cola”, sin una consciencia suficiente del sentido moral que dejó
de regir nuestros designios, como consecuencia de la influencia
de actitudes aciagas de hombres poderosos, de hechos históricos
desgraciados, lamentables, que afectaron fundamentalmente el
paso de nuestra cultura, rompiendo su unidad:
189
“17. Y en el Evangelio es en donde se nos ha rebelado la justicia
que viene de Dios la cual nace de la fe, y se perfecciona en la fe,
según aquello que está escrito: El justo vive por la fe. (Nota: La
justicia. La santidad que nos hace gratos a Dios por la gracia
santificante, que se adquiere, conserva y aumenta por la fe, como
raíz y fundamento de toda justificación y de toda buena obra. Por
esto se dice que “el justo vive por la fe”).
18. Se descubre también en él la ira de Dios que descargará del
cielo sobre toda la impiedad e injusticia de aquellos hombres, que
tienen aprisionada injustamente la verdad de Dios;
19. puesto que ellos han conocido claramente lo que se puede
conocer de Dios, porque Dios se lo ha manifestado.
20. En efecto, las perfecciones invisibles de Dios, aún, su eterno
poder y su divinidad, se han hecho visibles después de la creación
del mundo, por el conocimiento que de ellas nos dan sus criaturas;
y así tales hombres no tienen disculpa;
21. porque habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a
Dios, ni le dieron gracias; sino que ensoberbecidos devanearon en
sus discursos, y quedó su insensato corazón lleno de tinieblas;
22. y mientras se jactaban de sabios pararon en ser unos necios,
23. hasta llegar a transferir a un simulacro en imagen de hombre
corruptible, y a figuras de aves, y de bestias cuadrúpedas, y de
serpientes, el honor debido solamente a Dios incorruptible o
inmortal.
24. Por lo cual Dios los abandonó a los deseos de su depravado
corazón, a los vicios de la impureza, en tanto grado que
deshonraron ellos mismos sus propios cuerpos;
25. ellos que habían colocado la mentira en el lugar de la verdad
de Dios, dando culto y sirviendo a las criaturas en lugar de adorar
al Creador, solamente el cual es digno de ser bendito por todos
los siglos. Amén.
26. Por eso los entregó Dios a pasiones infames. Pues sus mismas
mujeres invirtieron el uso natural, en el que es contrario a la
naturaleza.
27. Del mismo modo también los varones, desechado el uso
natural de la hembra, se abrazaron en amores brutales de unos con
otros, cometiendo torpezas nefandas varones con varones, y
recibiendo en sí mismos la paga merecida de su obcecación.
190
28. Pues como no quisieron reconocer a Dios, Dios los entregó a
un réprobo sentido, de suerte que han hecho acciones indignas del
hombre. (Nota: A un réprobo sentido. Permitió que se obsecara en
su falso modo de juzgar las cosas, y no pudiera distinguir lo recto
de lo malo).
29. quedando atestados de toda clase de iniquidad, de malicia, de
fornicación, de avaricia, de perversidad; llenos de envidia,
homicidas, pendencieros, fraudulentos, malignos, chismosos.
30. infamadores, enemigos de Dios, ultrajadores, soberbios,
altaneros, inventores de vicios, desobedientes a sus padres,
31.
irracionales,
desgarrados,
desamorados,
desleales,
desapiadados:
32. Los cuales habiendo conocido la justicia de Dios, no echaron
de ver, que los que hacen tales cosas, son dignos de muerte
eterna, y no sólo los que las hacen, sino también los que aprueban
a los que las hacen” (Cap. I vrs. 17 a 32).
Habla también de la responsabilidad del pueblo judío, una de las
más importantes vertientes de nuestra cultura, si no la más,
haciendo referencia a algunos de los más típicos caracteres de su
conducta:
“1. Por dónde tú eres inexcusable, ¡oh hombre, quien quiera que
seas!, que te metes a condenar a los demás. Pues en lo que
condenas a otro, te condenas a ti mismo, haciendo como haces tú
¡oh judío! aquellas mismas cosas que condenas.
2. Sabemos que Dios condena, según su verdad, a los que
cometen tales acciones.
3. Tú, pues, ¡oh hombre!, que condenas a los que tales cosas
hacen, y no obstante las haces, ¿piensas acaso que podrás huir del
juicio de Dios?
4. ¿O desprecias tal vez las riquezas de su bondad, y de su
paciencia, y largo sufrimiento? ¿No sabes que la bondad de Dios
te está llamando a la penitencia?
5. Tú, al contrario, con tu dureza y corazón impenitente vas
atesorándote ira y más ira para el día de la venganza y de la
manifestación del justo juicio de Dios.
6. el cual ha de pagar cada uno según sus obras,
191
7. dando la vida eterna a los que, por medio de la perseverancia en
las buenas obras, aspiran a la gloria, al honor y a la inmortalidad,
8. y derramando su cólera y su indignación sobre los espíritus
porfiados, que no se rinden a la verdad, sino que abrazan la
injusticia.
9. Así que tribulación y angustias aguardan sin remedio al alma
de todo hombre que obra mal, del Judío primeramente, y después
del Griego;
10. mas la gloria, el honor y la paz serán la porción hereditaria de
todo aquel que obra bien, del Judío primeramente y después del
Griego;
11. porque para con Dios no hay acepción de personas” (Cap. II,
vrs. 1 a 11).
En el texto bíblico se observa no solamente una delineación de
carácter claramente ético, sino que señala la consecuencia de que
ese delineamiento no se cumpla en las acciones humanas. Parece
ser que señala muchas desviaciones típicas del carácter de los
hombres de entonces, indicando también las consecuencias. Sin
entrar en mayores detalles, pareciera muy claro que la cultura
moderna adolece de un sentido moral coherente con aquellos
fundamentos éticos que hicieron crecer, en sus primeros siglos a
la Iglesia primitiva, igual, se desentiende de un carisma, cuya
comprensión se hizo cada vez más difusa, ante la irrupción de
acontecimientos históricos, como el desarrollo de la actividad
comercial, a finales de la Edad Media, sin que se hubiera
avanzado en los cuestionamientos sobre el Hombre, en la toma de
decisiones maduras, y la adopción de códigos de conducta
humana adecuados posteriormente, luego como consecuencia del
movimiento del Renacimiento. Antes bien, las nuevas visiones del
Mundo no fueron aprovechadas para debatir el viejo orden, para
enriquecer el bagaje de la cultura occidental, para reorientar su
rumbo, sino para alimentar la confrontación de los intereses de las
diferentes clases sociales en su lucha por mantener sus posesiones
y sus rentas, los de los grandes señores, pendientes de mantener y
mejorar el control territorial de sus señoríos, territorios y reinos,
fuente de tributos y reserva de hombres para sus ejércitos, el
resentimiento que despertaba la competencia de poderío de
192
monarcas e instituciones que, como la Iglesia, se había mantenido
unida a sus intereses “temporales” jugando el juego de la política
como se imponía en aquella época, fueron aprovechadas para
alimentar los conflictos políticos e ideológicos que provocarían
las devastadoras guerras modernas, que vinieron posteriormente,
fueron aprovechadas para nutrir la codicia de riqueza y poder de
quienes manejarían posteriormente el poderío de las naciones,
fueron aprovechados para desencadenar la conspiración en todas
sus formas, para socavar el orden, para provocar los
enfrentamientos en la búsqueda de nuevas reafirmaciones de
prestigio, de nuevos motivos carismáticos, lo que condujo, no a
una paz duradera, sino a la Guerra y a la más atroz violencia.
Con base en lo que hemos visto acerca del significado del
Carisma, podemos retomar el dilema dialéctico de la sección
anterior, en relación a la Naturaleza, respecto de cómo debe ser la
relación del Hombre con ella: ¿Dominación o liderazgo?
Para ello, apoyémonos en el análisis que hace Max Weber de los
conceptos de “Poder” y de “Dominación” y la clasificación de las
especies de éste último (Max Weber. Economía y Sociedad Fondo
de Cultura Económica. México 1964 P. 45):
“Poder significa la probabilidad de imponer la propia voluntad,
dentro de una relación social, aún contra la resistencia y
cualquiera que sea el fundamento de esa probabilidad”.
Por dominación debe entenderse la probabilidad de encontrar
obediencia a un mandato de determinado contenido entre
personas dadas; por disciplina, debe entenderse la probabilidad de
encontrar obediencia para un mandato por parte de un conjunto de
personas que, en virtud de conductas arraigadas, sea pronta,
simple y automática”.
“El concepto de poder es sociológicamente amorfo. Todas las
cualidades imaginables de un hombre y toda suerte de
constelaciones posibles pueden colocar a alguien en la posición de
imponer su voluntad en una situación dada. El concepto de
193
dominación tiene, por eso, que ser más preciso y sólo puede
significar la probabilidad de que un mandato sea obedecido”.
“El concepto de disciplina encierra el de un “obediencia habitual”
por parte de las masas sin resistencia ni crítica”.
“La situación de dominación está unida [en un momento dado] a
la presencia actual de alguien mandando eficazmente a otro, pero
no está unida incondicionalmente ni a la existencia de un cuadro
administrativo [como podría ser la organización administrativa de
una compañía productiva o un Estado] ni a la de una asociación
[como podría ser una asociación de empresa de negocios, o una
asociación nacional, -de ciudadanos-]: por el contrario, sí lo está
ciertamente –por lo menos en todos los casos normales- a una de
ambas. Una asociación se llama asociación de dominación cuando
sus miembros están sometidos a relaciones de dominación en
virtud del orden vigente”.
“Un asociación de dominación debe llamarse asociación política
cuando y en la medida en que su existencia y la validez de sus
ordenaciones, dentro de un ámbito geográfico determinado, estén
garantizados de un modo continuo por la amenaza de aplicación
de la fuerza física por parte de su cuadro administrativo”.
“Por estado debe entenderse un instituto político de actividad
continuada, cuando y en la medida en que su cuadro
administrativo mantenga con éxito la pretensión de monopolio
legítimo de la coacción física para el mantenimiento del orden
vigente. Dícese de una acción que está políticamente orientada
cuando y en la medida en que tiende a influir en la dirección de
una asociación política; en especial a la apropiación o
expropiación, a la nueva distribución o atribución de los poderes
gubernamentales”.
“Por asociación hierocrática debe entenderse una asociación de
dominación, cuando y en la medida en que aplica para la garantía
de su orden la coacción psíquica, concediendo y rehusando bienes
de salvación (coacción hierocrática). Debe entenderse por iglesia
194
un instituto hierocrático de actividad continuada, cuando y en la
medida en que su cuadro administrativo mantiene la pretensión al
monopolio legítimo de la coacción hierocrática”.
Según Max Weber, existen tres tipos puros de dominación
legítima, según el fundamento primario de su legitimidad. Pueden
ser:
De carácter racional: “que descansa en la creencia el la legalidad
de ordenaciones estatuidas [la Ley] y de derechos de mando de
los llamados por esas ordenaciones a ejercer la autoridad
(autoridad legal).
De carácter tradicional: que descansa en la creencia cotidiana en
la santidad de las tradiciones que rigen desde lejanos tiempos y en
la legitimidad de los señalados por esa tradición para ejercer la
autoridad (autoridad tradicional).
De carácter carismático: que descansa en la entrega
extracotidiana a la santidad, heroísmo o ejemplaridad de una
persona y a las ordenaciones por ella creadas o reveladas llamada
autoridad carismática” (Max Weber. Economía y Sociedad.
Fondo de Cultura Económica. México 1964 P. 172).
“En su forma genuina la dominación carismática es de carácter
específicamente extraordinario y fuera de lo cotidiano,
representando una relación social rigurosamente personal, unida a
la validez carismática de cualquier persona y a su corroboración.
En el caso de que no sea puramente efímera sino que tome el
carácter de una relación duradera –“congregación” de creyentes,
comunidad de guerreros o discípulos, o asociación de partido, o
asociación política o hierocrática-, la dominación carismática
que, decirlo así, sólo existió en statu nascendi, tiene qué variar
esencialmente su carácter: se racionaliza (legaliza) o
tradicionaliza o ambas cosas …”
“El carisma es la gran fuerza revolucionaria en las épocas
vinculadas a la tradición. A diferencia de la fuerza igualmente
revolucionaria de la ratio que, o bien opera desde fuera por
transformación de los problemas y circunstancias de la vida -,y
por tanto, de modo mediato, cambiando la actitud ante ellos- o
195
bien por intelectualización, el carisma puede ser una renovación
desde dentro, que nacida de la indigencia o el entusiasmo,
significa una variación de la dirección de la conciencia y de la
acción, con reorientación completa de todas las actitudes frente a
las formas de vida anteriores o frente al “mundo” en general. En
las épocas preracionalistas tradición y carisma se dividen entre sí
la totalidad de las direcciones de orientación de la conducta”
(Max Weber. Economía y Sociedad. Fondo de Cultura
Económica. México 1964. Ps. 196 y 197).
Con estas consideraciones, entendemos, es posible tener una idea
de la dinámica que tiene el carisma en cuanto a las posibilidades
del líder de conseguir la realización de una acción eficaz. El
surgimiento aquí, en el texto de Weber, de conceptos como
autoridad, disciplina, nos permite arredondear un poco el
contexto dentro del cual opera el carisma y entender las
consecuencias de todo el proceso de la acción del líder. Es posible
apreciar también la diferencia de soportes en el Poder y en las
diferentes formas de Dominación, de la eficacia de la acción.
Valdría la pena considerar las posibilidades que tienen las
estructuras sociales basadas en formas diferentes de Dominación,
cuando compiten con las estructuras de Poder en un determinado
ámbito social. Es lo que pasa en el mundo moderno en regiones
como la nuestra, Colombia, en la cual la llamada “Civilización”
intenta consolidarse. Solamente nos falta por considerar el
significado de la fe, uno de los elementos esenciales en el proceso
de liderazgo.
1.2.5 SÍNTOMA DEL EFECTO SINERGÉTICO DE LA
ACCIÓN DEL LIDER:
LA FE DE SUS SEGUIDORES
Nuestro tema, pues, es la fe. Para entender la actitud humana que
surge de la experiencia de la fe sus proyecciones y su sentido, es
necesario entender su relación con la naturaleza del ser del
Hombre. Para ello, nos apoyaremos en un filósofo cristiano
moderno, que trae a colación el manejo de ambos sentidos,
mirados con la proyección propia de la visión cristiana de los
196
mismos, cuyo perfil se desdibuja profundamente en nuestro
tiempo, hasta el punto de perder completamente su utilidad.
Hemos de decir que ese algo perdido nos inspira profundamente
en nuestra lucha por su recuperación.
Cuando se refiere a la esfera de lo sobrenatural, se está refiriendo
a todo aquello que se sale de la esfera de lo natural, de lo físico, y
que nosotros asimilamos a la experiencia que nos deparan los
sentidos con los que percibimos nuestro entorno, y que llamamos
lo material. Ello, hoy día, en que sabemos que lo que llamamos
materia es solo el producto de nuestra percepción de una parte de
la realidad que desborda, por completo, los límites de nuestros
medios de percepción, por lo cual, el término de “sobrenatural”,
puede parecernos un poco confuso. Ese filósofo es Joseph Pieper
y la obra que nos sirve de apoyo es “Las Virtudes
Fundamentales”. Ed. Rialp S. A. Madrid. España. 1980).
En seguida vamos a hacer una transcripción de algunos textos de
la introducción a su obra y en que el autor trata de la fe,
considerada como una virtud:
“Para empezar, hay que decir algo sobre el concepto de virtud.
Hace unos años precisamente Paul Valéry pronunció en la
Academia Francesa un discurso sobre la virtud. En ese discurso
se nos dice: <<Virtud, señores, la palabra „virtud‟, ha muerto, o
por lo menos, está a punto de extinguirse…A los espíritus de hoy
no se muestra como la expresión de una realidad imaginable de
nuestro presente…Yo mismo he de confesarlo: no la he
escuchado jamás y, es más, sólo la he oído mencionar en las
conversaciones de la sociedad como algo curioso o con ironía.
Podría significar esto que frecuento una sociedad mala si no
añadiese que tampoco recuerdo haberla encontrado en los libros
más leídos y apreciados de nuestros días; finalmente, me temo no
exista periódico alguno que la imprima o se atreva a imprimirla
con otro sentido que no sea el ridículo. Se ha llegado a tal
extremo, que las palabras „virtud‟ y „virtuoso‟ sólo pueden
encontrarse en el catecismo, en la farsa, en la Academia y en la
opereta>>. El diagnóstico de Valéry es indiscutiblemente
197
verdadero, pero no debe extrañarnos demasiado. En parte se
trata, seguramente, de un fenómeno natural de un destino de las
<<grandes palabras>>.En efecto, ¿por qué no han de existir en
un mundo descristianizado, unas leyes lingüísticas, merced a las
cuales lo bueno le parezca al hombre, en el lenguaje, como algo
ridículo?” (Idem P. 14).
“Aparte de ésta última posibilidad, digna de tomarse en serio, no
hay qué olvidar que la literatura y la enseñanza de la moral no
han hecho que el hombre corriente capte con facilidad el
verdadero sentido y realidad del concepto <<virtud>>” (Idem.
P. 15).
La virtud no es la <<honradez>> y <<corrección>> de un
hacer u omitir aislado. Virtud más bien, significa que el hombre
es verdadero, tanto en el sentido natural como en el sobrenatural.
Incluso, dentro de la misma conciencia universal cristiana, hay
dos posibilidades peligrosas de confundir el concepto de virtud:
primero, la moralista, que aísla la acción, la <<realización>>,
la <<práctica>> y las independiza frente a la existencia vital del
hombre. Segundo, la supernaturalista, que desvaloriza el ámbito
de la vida bien llevada, de lo vital y de la honradez y decencia
natural. Virtud, en términos completamente generales, es la
elevación del ser en la persona humana. La virtudes, como dice
Santo Tomás, ultimum potenciae, lo máximo a lo que puede
aspirar el hombre, o sea, la realización de las posibilidades
humanas en el aspecto natural y sobrenatural” (Idem. P. 15).
“El hombre virtuoso es tal que realiza el bien obedeciendo a sus
inclinaciones más íntimas” (Idem. P. 15).
“Casi tan importante como su concepto exacto es el examen del
verdadero orden de categorías entre las virtudes. Se ha hablado
mucho del carácter <<heroico>> del cristianismo o del concepto
<<heroico>> de la existencia, como rango esencial de la vida
cristiana. Estas formulaciones sólo son correctas a medias. La
virtud primera y característica del cristiano es el amor
sobrenatural hacia Dios y su prójimo, y todas las virtudes
198
teologales están por encima de las cardinales. Incluso mi obrita
Del sentido de la fortaleza no ha escapado a aquella
interpretación <<heroística>> verdadera a medias y, por tanto,
falsa a medias, aún cuando el objetivo principal era demostrar
que la fortaleza no está en primer lugar, sino en el tercero entre
las virtudes cardinales” (Idem P. 15).
Tratando sobre la imagen del hombre en general dice en esa
misma introducción:
“La segunda parte de la Suma theológica del Doctor Común de
la Iglesia, que se refiere a la Teología moral, comienza con esta
frase: << Puesto que el hombre fue creado a imagen y semejanza
de Dios, después de tratar de Él, el modelo originario, nos queda
por hablar de su imagen, el hombre>>. Sucede con esta frase lo
que con tantas otras de Santo Tomás: la evidencia con que la
expresa, sin darle gran relieve, oculta fácilmente el hecho de que
su contenido no es de ningún modo evidente. Esta primera
proposición de la Teología moral refleja un hecho del que los
cristianos de hoy casi han perdido la conciencia: que la moral es,
sobre todo y ante todo, doctrina sobre el hombre; que tiene que
resaltar la idea del hombre y que, por tanto, la moral cristiana
tiene qué tratar de la idea verdadera del mismo hombre. Esa
realidad era algo muy natural para la cristiandad de la Alta
Edad Media. De esta concepción básica, cuya evidencia ya se
había puesto en duda, como indica su formulación polémica,
nació, dos siglos después de Santo Tomás de Aquino, la frase de
Eckhart: <<Las personas no deben pensar tanto lo que han de
hacer como lo que deben ser>>. Sin embargo la moral, y sobre
todo su enseñanza, perdieron después, en gran parte, estas
perspectivas por causas difíciles de comprender y aquilatar,
hasta el punto que incluso aquellos textos de Teología moral que
pretendían estar expresamente escritos según el espíritu de Santo
Tomás diferían de él en este punto capital. Esto explica algunas
causas del porqué al cristiano medio de hoy apenas se le ocurre
pensar que en moral puede conocerse algo sobre el verdadero ser
del hombre, sobre la idea del hombre. Al contrario, asociamos el
199
concepto de moral la idea de una doctrina del hacer y, sobre
todo, del no-hacer, del poder y no-poder, de lo mandado y lo
prohibido. La primera doctrina teológico – moral del Doctor
Común es esta: <<La moral trata de la idea verdadera del
hombre>>. Naturalmente que también ha de tratar del hacer, de
obligaciones de mandamientos y pecados; pero su objetivo
primordial, en que se basa todo lo demás, es el verdadero ser del
hombre, la idea del hombre bueno” (Idem. P. 11).
Luego trata sobre la imagen cristiana del hombre y la moral en
Santo Tomás:
“La cuestión de la imagen auténtica del hombre cristiano puede
concretarse en una frase; más aún: en una palabra: Cristo. El
cristiano debe ser <<otro Cristo>>; debe ser perfecto como lo es
el Padre; pero este concepto de perfección cristiana es
infinitamente amplio, y por eso es difícil de aclarar: requiere, por
tanto, la concreción y exige una interpretación. Sin tal
interpretación, que se apoye en la esencia empírica del hombre y
en la realidad, estaría expuesto continuamente al abuso y al error
por una sobresaturación contraria a su esencia. No es posible
pasar, sin más ni más, de la situación concretísima del hacer al
último y más alto ideal de la perfección. Precisamente a estas
palabras de la Escritura: <<Sed perfecto como vuestro Padre
que está en los Cielos>>que cambia el Concilio de Letrán en su
célebre tesis de la analogía entes: <<Inter. Creatorem et
creaturam non potest tanta similitudo notari, quin Inter. Eos
mayor sit dissimilitudo notanta>>. (No se puede señalar entre
Creador y criatura una semejanza tan grande, que impida
observar entre ellos una desemejanza mucho mayor). Esta frase
se opone a la idea de un <<endiosamiento>> demasiado
inmediato del hombre. <el hombre, así como el perfecto
cristiano, permanece criatura, esto es, ser finito aún en la vida
eterna. Existe, ciertamente, más de una posibilidad legítima de
interpretar esa idea verdadera del cristiano no sólo histórica sino
también teóricamente. Así existirá una forma occidental y otra
oriental de interpretar esa idea cristiana del hombre. Santo
Tomás de Aquino, el gran maestro de la cristiandad occidental,
200
expresa la idea cristiana del hombre en siete tesis que cabe
formular de la siguiente forma:
Primero. El cristiano es un hombre que, por la fe, llega a la
realidad del Dios uno y trino.
Segundo. El cristiano anhela –en la esperanza- la plenitud
definitiva de su ser en la vida eterna.
Tercero. El cristiano se orienta – en la virtud teologal de la
caridad- hacia Dios y su prójimo con una aceptación que
sobrepasa toda fuerza de amor natural.
Cuarto. El cristiano es prudente, es decir, no deja enturbiar su
visión de la realidad por el sí o el no de la voluntad, sino que
hace depender el sí o el no de ésta, de la verdad.
Quinto. El cristiano es justo, es decir, puede vivir en la verdad
con el prójimo; se sabe miembro entre miembros de la Iglesia, en
el Pueblo y en toda Comunidad.
Sexto. El cristiano es fuerte, es decir, está dispuesto a sacrificarse
y, si es preciso, aceptar la muerte por la implantación de la
justicia.
Séptimo. El cristiano es comedido, es decir, no permite que su
ambición y afán de placer llegue a obrar desordenadamente y
antinaturalmente” (Idem. P. 12).
“En estas siete tesis se refleja que la moral de la teología clásica,
como exposición de la idea del hombre, es esencialmente una
doctrina de las virtudes; interpreta las palabras de la Escritura
acerca de la perfección mediante la imagen séptuple de las tres
virtudes teologales y las cuatro cardinales. El devolver a su
forma original a la conciencia universal de nuestra época la
imagen grandiosa del hombre, que está ya descolorida, y, lo que
es peor, desfigurada, no es tarea que carezca de importancia, a
mi parecer. La razón no es precisamente un interés
<<histórico>>, sino más bien porque esta interpretación de la
idea del hombre no sólo se conserva válida, sino que para
nosotros es vital afirmarla y contemplarla de nuevo con
claridad” (Idem. P. 13).
201
Con estos planteamientos que nos sirven de contexto para
entender el juego de la fe en la vida humana, veamos los
planteamientos que nos hace Joseph Pieper respecto de la fe:
El acto de fe es el acto libre, por excelencia.
“El determinante no es la verdad de la proposición creída, sino la
intuición de que es bueno creer”.
“El hombre puede ser obligado a hacer cosas de muy variada
índole, y no son pocas las que hace en contra de su voluntad. Pero
creer sólo puede si quiere”…..
“La unanimidad de las opiniones sobre este punto es asombrosa, y
la coincidencia alcanza desde San Agustín y Santo Tomás hasta
Kierkegaard, Newman y André Gide. Es célebre la frase de San
Agustín en su comentario de San Juan: Nemo credit nisi volens,
<<nadie cree sino de libre voluntad>>”.
Cuando hablamos de fe, es necesario inmunizarse, “blindarse”,
como se dice, hoy día, contra la tentación de reconocer
definiciones demasiado precisas. “Bueno será recibir con recelo y
desconfianza definiciones tan sospechosamente exactas”, como:
“la fe significa sencillamente <<convencimiento sentimental>>
(de David Hume); “una seguridad práctica respecto a enunciados
que no se pueden fundamentar <<teóricamente>>; un tener por
verdadero que es <<subjetivamente>> suficiente y, al mismo
tiempo, insuficiente <<objetivamente>> (de Emmanuel Kant)
(Idem. P. 303).
En su estudio de la fe Joseph Pieper, más bien, busca, desde fuera
una aproximación experimental a la noción, teniendo en
consideración sus implicaciones psicológicas, permitiéndoles a
sus lectores una aproximación a los principales caracteres que le
son propios al acto de fe. Para el efecto se hace las siguientes
preguntas: “¿Qué es, de una forma completa, lo que realmente
piensan los hombres cuando hablan de la fe? ¿Cuál es la
202
verdadera, rotunda y completa significación de este concepto?”
(Idem. P. 303).
Dado la amplitud y profundidad del texto, que se salen, por
completo, de las posibilidades de hacer una transcripción
completa, y del objetivo de este trabajo, me valgo, este momento,
de mi humilde capacidad de selección frente a la mayúscula talla
del autor, a la magnitud y grandeza del tema, los apartes que más
sucintamente ilustran, para mí, lo que quiere decir, reconociendo
que puede ser posible que esté haciendo un recorte quizás
inadmisible, quizás demasiado audaz de las explicaciones que
Pieper ha considerado necesarias, para entenderlo.
“Alguien me da a leer una noticia que tiene por un tanto
sorprendente, y, después que me he enterado de ella, me
pregunta: ¿lo crees tú? ¿Qué es, propiamente lo que espera oír de
mí? Espera oír si soy de la opinión de que esta notocia <<está
bien>>; quiere saber qué postura adopto frente a ella, si tengo la
información por verdadera, es decir, si tengo lo que allí se relata
por algo que ha pasado en realidad. Es claro que pueden darse
diferentes respuestas, además del sí y del no. Yo podría decir, por
ejemplo, que no se si está bien, que lo mismo podría no estarlo y
no ser verdad. También podría responder que yo presumo que la
información es correcta, que parece en sí ajustarse la realidad,
aunque lo contrario de lo que dice no me parece algo que haya
que excluir por completo. También puede pensarse que yo
contestara decididamente que no; este no podría significar varias
cosas. Podría significar que tengo la noticia por no verdadera, por
un error, por una mentira, por un bulo. Pero también podría ser
que, al decir no, yo pensase lo siguiente: tú me preguntas si yo lo
creo; no, yo no lo creo, yo sé que está bien, que es verdad; lo que
allí se refiere lo he visto yo por mis propios ojos; casualmente yo
estaba presente allí. Finalmente mi respuesta podría ser también:
sí, yo creo que la noticia es verdadera, es decir, que las cosas han
pasado tal como allí está escrito. Por supuesto yo quizá diré eso
después de haberme dado rápidamente cuenta de quién firma el
relato o, también, de en qué periódico ha aparecido la noticia”
(Idem. P. 303).
203
Refiriéndose a las posturas fundamentales ante la verdad, el autor
dice:
“De acuerdo con ello, en una primera aproximación, tendríamos
que decir que creer significa lo mismo que tomar posición
respecto a la verdad de algo dicho y a la real efectividad del
contenido a que se refiere lo que se dice; expresado con más
exactitud, creer quiere decir que se tiene una afirmación por
verdadera y lo afirmado por real, por objetivamente auténtico. En
el ejemplo anterior se recogen todas las formas que podríamos
llamar <<clásicas>> de toma de posición: la duda, la opinión, el
saber, la fe”. ¿En qué se distinguen unas de otras? Pueden
distinguirse, por ejemplo, en cuanto al asentimiento o no
asentimiento: la opinión, el saber y la fe son formas de una toma
de posición afirmativa. Más ya de esto, se las puede diferenciar
respecto a lo condicionado o incondicionado del asentimiento:
sólo quien sabe y quien cree asienten sin limitaciones. Ambos
dicen: <<Sí, es así, y no de otra manera>>: ninguno de los dos
vincula expresamente su sí a condición alguna. Finalmente, se
pueden considerar también las distintas formas de adoptar una
posición teniendo en cuenta si suponen la visión del contenido
objetivo de que se habla y en qué medida lo suponen. Vistas así
las cosas, hay qué separar al hombre que sabe del que cree. Pues
el asentimiento en razón del saber no sólo presupone un
conocimiento objetivo, sino que saber es conocimiento objetivo.
Por lo demás, también la renuncia a una toma de posición carente
de reservas, como se da en la opinión y en la duda, puede basarse
precisamente en el conocimiento de la realidad objetiva. El
creyente, en cambio, no lo conoce en absoluto, aunque la tenga
por real y verdadera. Justamente esto es lo que le caracteriza. ¿En
razón de qué puede entonces decir, sin limitaciones ni reservas,
exactamente como el que sabe: sí, así es, y no de otra manera, si
es manifiesto que el contenido objetivo a que se refiere no se le
hace presente? Precisamente en este punto reside tanto la
dificultad teórica de esclarecer la estructura del acto de fe como la
dificultad de justificar dicho acto como algo que tiene sentido y
está acorde con la responsabilidad intelectual” (Idem. P. 304).
204
“Antes [de continuar], parece necesario asegurarse de que ambos
elementos (el no mostrarse de la realidad objetiva y el tenerla, sin
embargo, incondicionalmente por verdadera) son en realidad
[elementos] esenciales [del concepto]”.
Es fácil explicar de un modo plausible que el creyente (primero),
según la opinión de todo el mundo no posee por sí mismo visión
alguna del objetivo de que se trate. ¿Dónde podría encontrarse un
testigo presencial de algo que comenzase su relato diciendo: <<yo
creo que las cosas han ocurrido de este modo…>>? Y nadie que
ha llegado a un preciso resultado en virtud de un cálculo
cuidadosamente llevado a cabo y comprobado exactamente puede
decir de forma razonable: <<Yo creo que esto es así>>. Este
aspecto negativo, al menos parece indiscutible. Y quien busque
una comprobación positiva puede encontrarla en cualquier
diccionario que describa con exactitud el lenguaje que de hecho
se habla:<<Confianza en la verdad de una información sin tener
una visión por sí mismo del contenido objetivo que se afirma>>,
estar convencido sin haber visto>>, convencimiento de la verdad
de un hecho…..sin la base de conocimiento necesario para un
saber objetivo>>. Los grandes teólogos nos informan también de
lo mismo. Creduntur absentia, dice San Agustín, lo que quiere
decir que el objeto formal de la fe es lo que está ausente, lo que
no está ante la vista, lo que no es patente por sí mismo, lo que no
es alcanzable ni por intuición inmediata ni por pensamiento
disuasivo. Santo Tomás de Aquino expresa así el mismo
pensamiento:<<La fe no puede referirse en absoluto a algo que se
ve…; y tampoco pertenece a la fe lo que puede ser
demostrado>>” Idem P 305).
“Esto no quiere decir, naturalmente, que en el acto de fe se
prescinda por completo del conocimiento que por sí mismo tenga
el creyente. Hay que decir algunas palabras sobre el equívoco que
en este punto puede presentarse. Es cierto que no podría hablarse
de fe si el contenido objetivo de que se habla es algo
demostrable. Sin embargo, el creyente tiene, por lo menos, que
haber conocido por sí mismo lo bastante para comprender <<de
205
qué se trata>>. Una noticia total y completamente incomprensible
no es una noticia. No puede uno ni creer ni dejar de creer la
noticia, ni creer ni dejar de creer en su autor. Para que esto, en
general, sea posible se da por supuesto que se ha entendido, de
alguna forma, la noticia. Con esto afirmamos algo que sólo ser
presenta con toda su importancia en el campo de la fe religiosa en
sentido estricto; lo que se afirma es esto: también la palabra
reveladora de Dios, si en general debe ser creída por el hombre,
tiene qué hacerse humana en la medida necesaria para que el
creyente pueda captar por sí mismo de qué se habla. Nunca,
naturalmente, podrá la razón humana calar hasta su último fondo
el acontecimiento que se oculta tras el vocablo teológico
<<Encarnación>>. Sin embargo, este acontecimiento no podría
tampoco ser objeto de fe por parte del hombre, si para él
permaneciese como algo total y completamente incomprensible lo
que se mienta en la palabra <<Encarnación>>. Si Dios por
principio, es concebido como el <<absoluto Otro>> y se niega
toda analogía positiva entre la esfera divina y la humana, entonces
es imposible concebir la aceptación por la fe de la palabra divina,
por tanto, la <<fe en la Revelación>>, como una cosa que puede
exigirse al hombre y, en general, como algo razonable, no carente
de sentido. Los grandes maestros de la Cristiandad occidental lo
han expresado muchas veces. Así, San Agustín dice que sin
previo saber no hay fe alguna, y que nadie puede creer a Dios si
no entiende cosa alguna. Y Santo Tomás afirma que <<el hombre
no podría asentir por la fe a ninguna proposición, si no la
entendiese de alguna manera>>” (Idem P. 306).
“De todos modos, la observación hecha es una anticipación, pues
de lo que hablamos ahora no es del concepto teológico de fe, sino
de la <<fe en general, en su significado más amplio, aunque
también en sentido estricto y propio. Tal significado incluye,
como uno de sus elementos esenciales, que el creyente no puede
conocer y probar por sí mismo el enunciado objetivo a que da su
asentimiento” (Idem. P 307).
“La otra (segundo) nota del concepto fe, a saber, que el
asentimiento, por su naturaleza misma, se produce de forma
206
incondicional y sin limitaciones, no parece que sea tan fácil de
demostrar. Alguien podría pensar que el lenguaje que realmente
se usa más bien parece indicar lo contrario; que quien dice:<<yo
creo que esto es así>>, formula con ello una cierta reserva. Lo que
evidentemente se pretende expresar es que no se quiere afirmar
<<sencillamente y sin más; que, más bien, no se está del todo
seguro de ello; se tiene una presunción, se considera algo como
probable, se acepta, se opina, etc. (El lenguaje cotidiano -dicho
sea de paso- conoce incluso un significado de fe, que viene a ser
tanto como <<pensar erróneamente>>, <<imaginarse o figurarse
algo>>, así pues, un tener falsamente por verdadero. To make
bilieve no significa en modo alguno llevar a alguien al
convencimiento de que algo es así, de esta manera, sino tener a
alguien por loco)”. (Idem. P. 307).
“Parece, pues, de acuerdo con esto, que el lenguaje vivo y usual
contradice la tesis según la cual hay que entender por fe un tener
[algo] incondicionalmente por verdadero” (Idem. P. 307).
“A esto hay que decir que en todo lenguaje histórico, que ha
alcanzado un cierto grado de desarrollo orgánico, se produce algo
que no puede darse nunca en una terminología artificial: el uso
impropio de las palabras. <<Impropio>> no significa aquí
<<impreciso>> ni <<absurdo>>, ni <<arbitrario>>, sino que no
se toma una palabra en el significado estricto y completo que es
<<propio>> de ella. La impropiedad del uso de una palabra puede
conocerse por una señal inequívoca. La palabra tomada en un
sentido impropio puede ser sustituida por otra sin que varíe la
significación de la frase; por ejemplo, el término <<creer>> por
las palabras <<opinar>>, <<aceptar>>, <<tener por probable>>,
<<suponer>>. Por el contrario, el uso <<propio>> de un vocablo
se muestra en que no es posible tal sustitución. Por tanto, lo que
hay que preguntar es: ¿En qué contexto es imposible sustituir el
vocablo <<creer>> por otro?” (Idem. P. 308).
Con las interiores consideraciones pasemos a abordar la
definición del concepto de fe, desde el punto de vista de la unión
del elemento personal, que da testimonio del hecho que motiva el
207
acto de fe y del elemento objeto mismo, en relación al cual se da
éste:
“La fe significa siempre creer algo a alguien. Ad fidem pertinent
aliquid et alicui credere. El creyente, en el estricto sentido de la
palabra, acepta por el testimonio de otro un determinado
contenido [de la palabra] como algo real y verdadero. De forma
esquemática pero completa, ese es el concepto de fe” (Idem. P.
311).
“Es extraño que con mucha frecuencia se aíslen en las disputas
teológicas los dos elementos conceptuales aquí unidos, como si
fueran por naturaleza dos cosas que no pueden unirse…..” (Idem.
P. 311).
“La adhesión al testigo es lo decisivo, Presunta fe” (Idem. P.
312).
“La fe, en sentido estricto, no puede exigirse ni darse de hombre
a hombre. Creer <<en>> alguien.” (Idem. P 312).
“Condición a cumplir para que la fe sea posible como acto
humano dotado de sentido”:
“Repitamos que siempre que en la relación hombre a hombre se
exige o se produce la fe, acontece algo inhumano; se produce algo
contrario a la naturaleza del espíritu humano, algo que es tan
incompatible con sus limitaciones como con su dignidad. Los
antiguos, con su forma más serena de decir las cosas, lo han
expresado así: <<El conocimiento de un hombre no está por
naturaleza de tal forma subordinado al conocimiento de otro que
tenga en él su medida; quiere decir que, por naturaleza, ninguna
persona adulta está espiritualmente a tal punto por encima, o por
debajo, de otra persona, que pueda alzarse uno frente a otro como
autoridad de valor absoluto” (Idem. P. 315).
“Es fácil ver que este pensamiento apunta hacia otra cosa; tiende a
delimitar las condiciones bajo las cuales la fe, de forma total y
estricta, puede ser algo posible de forma razonable o dotada de
208
sentido. Una condición esencial es que exista Alguien que esté
por encima de los hombres de forma incomparablemente más alta
a como ellos puedan estar por encima de los niños pequeños, y
que este Alguien haya hablado de forma perceptible para el
hombre”.
“Sólo si se cumple este presupuesto, es decoroso para el hombre
creer sencillamente. Unicamente entonces está permitido y es
exigible. Por supuesto, en ese caso, la fe es algo exigido y
necesario. Sobre todo: si se cumple la condición dicha, la fe es
algo <<natural>> para el hombre, o sea, adaptado a sus límites y a
su dignidad” (Idem. P. 316).
Tratando de la fe y el acceso a la realidad, Joseph Pieper afirma:
“El significado de la fe es participar en el conocimiento de
alguien que sabe. Por tanto, si no hay nadie que vea y que sepa no
puede haber con razón nadie que crea. Una realidad que conoce
todo el mundo, porque es clara y manifiesta, no puede ser objeto
de fe, como tampoco una que nadie conoce y que, en
consecuencia, no puede ser testimoniada por nadie. La fe no se
puede legitimar ella misma sino solo en virtud de que exista
alguien que conozca por sí mismo aquello que hay que creer y de
que haya algún enlace con ese alguien” (Idem. P. 324).
“Con esto hemos afirmado varias cosas; ante todo, esto: que la fe
es, según su naturaleza, algo que viene en segundo lugar. Siempre
que se cree algo de una manera que tenga sentido, existe alguien
en el cual se apoya aquel que cree; y esta otra persona no es, a su
vez, un creyente. El ver y el saber son, de acuerdo con esto, lo
primero y superior en esta sucesión. Así resulta tanto de l
inquisición del uso del lenguaje y del pensamiento como también
de la interpretación del concepto de fe elaborado por la teología
occidental. Ni en una ni en otra cosa queda lugar para aquella
absolutización romántica que presenta la fe como algo máximo y
supremo, que no puede ser superado. En la obra de Newman se
puede leer la siguiente frase, casi agresiva: <<La fe tiene que
poder ser referida finalmente a la contemplación y a la razón, si
209
no queremos ponernos del lado de los extravagantes o ilusos>>”
(Idem. P. 325).
“Esta ordenación jerárquica, cuyo primer puesto no lo ocupa la fe,
sino el ver y el saber, no sólo ha quedado intacta en la doctrina
tradicional de la fe, sino que es expresamente confirmada por ella.
Visio est certior auditu, dice Santo Tomás; ver es más que oír, lo
que quiere decir: En el ver por uno mismo se realiza un mayor
contacto con la realidad, una mayor posesión de realidad que en el
saber que se basa en el oído” (Idem. P. 325).
Hablando de la fe y la libertad afirma Pieper:
“Ninguna persona que cree tiene que creer; la fe es por naturaleza
un acto libre. La penetración intelectual en la credibilidad del
testigo no puede llegar nunca a forzar a un hombre a que crea, y el
contenido objetivo cuya evidencia puede perfectamente obligar al
que conoce es algo que precisamente no se muestra al que cree.
Por eso quien cree, en tanto que cree, es siempre libre. Y por ser
esto así es por lo que la fe es un fenómeno en especial manera no
esclarecible e iluminable del todo. No sólo la fe religiosa en la
revelación, sino también la fe que se prestan entre sí los hombres
es algo especialmente cercano y emparentado con el misterio,
porque brota de la libertad” (Idem. P. 331).
“Quien cree podría también no creer. Como por otra parte, la
<<certeza>> designa una especie de fijación en una única
posibilidad, es algo que había que esperar desde un principio el
que en la certeza del creyente se den unas circunstancias
especiales” (Idem. P. 331).
“Hay no pocas definiciones de <<certeza>>; me parece que no
pueden reducirse a dos formas fundamentales. En una de ellas se
entiende por certeza un <<asentimiento firme, puesto como
definitivo con exclusión de toda duda>>. Es claro que a la
naturaleza de la fe, y no sólo de la fe religiosa, pertenece el ser
total y completamente cierta en ese sentido. Por su concepto
mismo, está excluido que fe pueda coexistir con la inseguridad,
con la no certidumbre. La otra definición igualmente usual dice
210
que la certeza es un <<firme asentimiento fundado en la evidencia
del objeto>> en donde por <<evidencia>> del objeto se entiende
su estar patente, su ser manifiesto, a lo que corresponde por parte
del sujeto el conocimiento claro, justamente, del mismo contenido
objetivo. Considerada así, no puede, por supuesto, ningún
creyente tener certeza, pues tener fe quiere decir: aceptar sin
reservas como real y verdadero un contenido objetivo que de suyo
no es evidente” (Idem. P. 331).
“Hay que pensar con más detalle en esta notable unión de certeza
e inseguridad, que no sólo caracteriza, sino que propiamente
constituye la situación interna del creyente. Esa realidad de dos
caras la reduce Santo Tomás a una escueta fórmula, según la cual
en la fe hay algo de perfección y algo de imperfección; La
primera radica en la firmeza del asentimiento; la segunda, en que
no se produce visión alguna, lo cual tiene como consecuencia que
quede en el creyente una <<inquietud del pensamiento>>” (Idem.
P. 332).
“La palabra latina cogitatio es la que hemos traducido aquí por
<<intranquilidad de pensamiento>>. Merece la pena meditar un
instante sobre el sentido de este vocablo, que se cree en cierta
medida conocer. La palabra es tan importante que la Tradición la
ha recogido en la caracterización más breve que hay de la fe: cum
assensione cogitare (Nota: “La fórmula se encuentra por primera
vez en San Agustín [De praedestinatione Sanctorum, cap. 2,5];
Santo Tomás construye su análisis del acto de fe basándose
expresamente en ella; cfr. 2-2, 2, 1.”). Si dijéramos <<pensar con
asentimiento>>, no sólo diríamos algo vago e incoloro, sino que
evidentemente no habríamos captado en absoluto el sentido de
esta preciosa fórmula. El propio Santo Tomás la considera como
una caracterización exhaustiva de la estructura del acto de fe.
Conviene por ello ver con la mayor exactitud posible lo que se
quiere decir aquí con cogitare y cogitatio. Lo que se quiere
significar es una inquisición investigadora, un considerar
buscando, un aconsejarse consigo mismo antes de la decisión, un
<<seguir la pista>>, un aspirar mediante el pensamiento a algo no
definitivamente encontrado, todo lo cual debería ser
211
adecuadamente designado con la expresión <<inquietud de
pensamiento>>” (Idem. P. 332).
“….Cuando el contenido objetivo está directamente a la vista, no
puede darse inseguridad alguna; quien lo contempla está por
completo tranquilo y saciado. Es claro, por otra parte, que la duda
y la opinión van siempre acompañadas de <<intranquilidad de
pensamiento>>. ¿Y qué ocurre con el saber que reposa en la
consecuencia lógica? Es la conclusión de una prueba lo que llega
a ser <<sabido>>. El ir y venir del discurso, la <<inquietud>> de
la argumentación es algo anterior y, por tanto, pasado respecto a
ella; de todas formas, esa inquietud sigue presente, como algo que
está latente en el resultado del saber, como su permanente
condición. En cambio, en la fe se encuentran ambos elementos: el
asentimiento y la inquietud de pensamiento ex aequo, con el
mismo derecho, al mismo tiempo, con la misma fuerza. <<El
movimiento (del espíritu) no se ha apaciguado aún; más bien
queda en él la consideración inquisitiva de aquello que cree,
aunque asienta con completa firmeza, firmissime, a lo creído>>.
Ese <<aunque>> señala el carácter que podríamos llamar
explosivo de la unión. No se trata solamente de estar lo uno con lo
otro, sino más bien de algo así como un estar uno frente o contra
el otro, un continuar pensando que no lleva al apaciguamiento, a
pesar de un asentimiento inconmovible” (Idem. P.333).
Cuando Pieper habla de la fe como luz dice:
“Con todo, tenemos que recordar la otra cara de la moneda, ex
aequo, válida: que la firmeza del asentimiento del creyente a la
verdad de lo creído no es perturbada ni disminuida en la menor
medida por esa <<inquietud de pensamiento>>, en la medida en
que se trate verdaderamente de fe. Pero al hablar de esa firmeza
no pensamos sólo en la imperturbabilidad, <<querida>>, apoyada
puramente en la voluntad, de la decisión ya tomada una vez, sino
también en la tranquila seguridad de la mirada a aquella realidad
que, en las afirmaciones del testigo, ciertamente se oculta, pero
también se muestra. Pues es la realidad y no una noticia o
mensaje [a] donde apunta verdaderamente el acto de fe; <<no se
212
detiene en algún enunciado sino en lo que es>>. El creyente se
convierte en cierto sentido en partícipe de esa realidad; la toca, se
le torna presente y actual en la medida en que se identifica por
amor con el testigo, con cuyos ojos y desde cuyo punto de vista
puede captarla” (Idem. P. 335).
“Por eso, los grandes doctores no tienen graves preocupaciones en
romper por algún momento las limitaciones de vocabulario
impuestas por ellos mismos y llamar a la fe un
<<conocimiento>>, una <<visión>>, y un <<saber>>, o en hablar
de la <<luz de la fe>> por la que se ve lo que se cree” (Idem. P.
335).
“Desde luego, es imposible que la seguridad del creyente vaya
más allá que la visión y seguridad del testigo, en quien se apoya al
creer. Por eso, si en la antigua doctrina de la fe se repite que la
seguridad de la fe supera indefinidamente a la del saber y la
intuición, no debe pasarse por alto el fundamento en que se
apoyan esas palabras. La razón de esa seguridad
incomparablemente más alta no reside en que se trate de
seguridad de la fe, sino en que el creyente tiene que habérselas
con un testigo cuya intuición y veracidad sobrepasa infinitamente
toda medida humana. La fe es más cierta que cualquier intuición
humana que pueda pensarse no en la medida de la fe, sino en la
medida en que se apoya con razón en palabras de Dios” (Idem. P.
336).
1.2.6 CONSECUENCIAS DE LA EXPERIENCIA DE LA
FE:
LA AUTORIDAD DEL LÍDER O, EN CASO CONTRARIO,
SU NEGACIÓN:
EL ESCEPTICISMO.
Difícil entender culturas tan vastas, tan profundas y tan sólidas
como las que se han desarrollado alrededor de las tres experiencia
de Dios que los seres humanos hemos conocido a través del
judaísmo, del islamismo y del cristianismo, si no contamos con el
valor testimonial de sus profetas de un mundo por venir diferente,
213
del todo, de la realidad presente, si no contamos con el efecto
sinergético de su palabra. Difícil entender el significado
trascendental de <<la conversión>>, del cambio de nuestro
comportamiento, de la valoración de otros motivos que pasan, en
general, desapercibidos dentro de un mundo caótico, y además
hostil por no decir que intolerante, intransigente, violento, dentro
del cual nos movemos con grandes riesgos en el mundo moderno
de las grandes ciudades, hoy, como pueden ser la virtud, el
derecho a la libertad de opinión, de acción, el amor al prójimo, la
voluntad de convivencia, la responsabilidad personal de cumplir
los compromisos con aquel, el respeto que, en medio de nuestras
sociedades, nos debemos mutuamente, nos debemos los seres
humanos unos a otros, el valor de nuestros sueños más queridos,
el valor del esfuerzo propio por realizarlos, el valor de nuestra
solidaridad, de nuestro trabajo en equipo para hacer su realización
más inmediata, etc., si no pensamos en que vale la pena dejar de
agredirnos, de defraudarnos sin piedad, de bloquearnos el paso, de
cobrar nuestras deudas con la muerte, y muchos actos en sí
mismos perversos, cuyo efecto no tarda en devolverse contra
nosotros.
Al menos el mensaje de la muerte de Jesús, dentro del
cristianismo, nos conduce al reconocimiento de un <<acto de
expiación>> de valor que supera “infinitamente” todos los actos
perversos que puedan ser cometidos por los hombres de todos los
tiempos, sea el que sea el sentimiento de frustración, de venganza,
que puedan originar en nuestro interior, que puedan mover a
nuestro espíritu a una buscar una compensación balanceada con el
mal sufrido. Así, la fe abre el paso a una opción que puede abrir,
revolucionar, transformar por completo el círculo vicioso de la
Violencia, generar un <<punto de inflexión>> en la dinámica de
la evolución social, de la conducta humana, de la Cultura: La
opción del <<Perdón>>. La propuesta del perdón no es <<un mal
chiste>>, no es un acto de debilidad, no es claudicación, no tiene
el sentido de aceptación de la derrota, de rendición incondicional
del perjudicado, no significa que se abdica al derecho a la justa
compensación del daño causado, del derecho al reconocimiento
de la dignidad vulnerada, menospreciada. Es un reenfocarse en la
214
mirada de un porvenir, de una realidad acariciados diferentes, es
el abrirle un cauce nuevo, que los traiga a la realidad, es el
reconocer un valor futuro que compensa ampliamente el sacrificio
presente, es despejar un nuevo horizonte para la evolución
humana, es, en el caso del cristiano, un acto heroico de fe en el
mensaje de Jesús, que nos mueve al reconocimiento del pago de
una deuda saldada con creces, años ha, en el sacrificio de la Cruz,
que los cristianos renovamos cotidianamente en la oración, <<sin
que pensemos en la seriedad del compromiso que encierran para
nosotros las peticiones que hacemos>>, por ejemplo, cada vez
que rezamos el Padrenuestro que Él mismo nos enseñó: -“Padre
nuestro que estás en los cielos….perdónanos nuestras ofensas
como nosotros perdonamos a los que nos ofenden….”-.
Para un cristiano de fe firme y consecuente con su verdad, el acto
de <<juzgar>>, como acto trascendental, universal, es un acto
arrogante que no va con la condición de la naturaleza concreta del
ser humano, un ser cuya existencia es limitada en el tiempo, que
es incompleto, que se halla inmerso, con todos los seres de la
Naturaleza en un proceso de evolución reconocido, que,
finalmente, éste no controla, al menos decisivamente, ni siquiera a
escala cultural. Ese acto, para tener sentido, ha de ser limitado a
su justa dimensión: Ha de entenderse, entre otras cosas, los
motivos de su práctica, la extensión de la misma, las
implicaciones personales y sociales del acto juzgado, el
fundamento de la probabilidad de que se repita, de que su
repetición crezca o decrezca, los valores sociales, los propósitos
humanos que contradice, etc. Es algo que el legislador moderno
debería considerar en términos de sus proyecciones en la
aplicación de la Ley. En las democracia representativas, uno de
los mayores pecados de los legisladores, es que pretendan
excusarse y escudarse a menudo en la tendencia de su
pensamiento ideológico, en su militancia política, para desconocer
el valor de las costumbres, de los usos ancestrales, y juzgar los
actos ciudadanos, la tradición, en absoluto, conforme a leyes
teóricas elaboradas por ellos, sin un verdadero concurso
ciudadano. Es común entre nosotros, que el representante busque
reflejar en el espíritu de la Ley propósitos de partido, de intereses
215
económicos, sociales y políticos de personas o sectores poderosos
de la Sociedad, que la representación ciudadana se convierta en
un bastión de lucha política que margina al ciudadano, a la
cultura, dejando de ser como deberían ser, los verdaderos
beneficiarios de su trabajo. Su engendro, su Estado, su Ley, son
entonces como un zapato demasiado extraño al pié que ha de
calzarlo, el cual, más que hacerle al ciudadano fácil el caminar, lo
“talla” sin piedad, no pocas veces estorbando su soltura,
haciéndole más lento el paso, y situándose, más bien, del lado de
todos aquellos factores que le impiden cumplir su cometido que
del lado de él, en su intención de hacerle más fácil el andar.
Entre nosotros, podría decirse que en la generalidad de las
sociedades del Planeta, en un mundo humano donde todos los
conceptos del derecho humano han sido vapuleados, violados,
menospreciados, particularmente en los más débiles y
vulnerables, no es común ya la existencia de una <<consciencia
de la justicia>> que sirva de soporte a una ley justa, sino a una
ley de sometimiento a poderíos interesados en la reducción y
sometimiento del ciudadano, por todos los medios, a los
proyectos políticos que imponen los grandes movimientos
ideológicos del Planeta, las grandes estructuras jerárquicas de la
Economía, generando, por doquier, algo que se denomina
peyorativamente la actividad “informal”, la extensión increíble de
la pobreza y la miseria, las bases de la “marginalidad”, económica
y social, del abandono del “laizez faire”, bases, fuentes de
abastecimiento de recursos humanos de las grandes asociaciones
criminales en que se sustentan abominables industrias como el
narcotráfico, la prostitución, la pornografía, el comercio de
personas (particularmente de menores de edad, de órganos
humanos, etc.) atraídas con engaños y supuestas promesas.
El “laizes faire” –“dejar hacer”-, fue un objetivo positivo de los
movimientos de la Ilustración frente al acoso de los poderes
monárquicos, de las cortes, de las fuerzas políticas apoyadas en
estos poderes y en el de los ricos comerciantes, mercaderes y
financistas que se lucraban, en gran medida, de aquellos. Sin
embargo en la modernidad, frente a la potencia de la competencia
216
de multitud de pandillas y bandas criminales, de movimientos
clandestinos, subversivos o carentes de compromiso social y
alentados por intereses de dominio económico, social y político,
de carteles o grupos de personas interesados en imponer sus
intereses o mantener el control de regiones, la posesión de tierra y
territorios, el dominio monopolístico de sectores productivos, de
sistemas fraudulentos e ilegales de captación de tributos o
“vacunas”, etc., la inmovilidad del Estado, la caída del poder que
mueve a las instituciones legales en manos de estructuras
jerárquicas, internacionales con intereses restringidos al lucro
como propósito empresarial, como son las gigantescas estructuras
de naturaleza económica globalizadas, que obedecen a intereses
que se salen de las convenciones políticas locales de relación
entre las esferas sociales públicas y privadas, y proyectan su
actividad por encima de ellas hacia objetivos que carecen
plenamente de control social, la realidad nos está mostrando que
esa concepción ideológica convencional nos está conduciendo a
formas no disimuladas de invasión de las esferas privadas en las
esferas públicas, a la vez que impide el despliegue de la acción de
las sociedades en defensa del ciudadano, que se está convirtiendo
masivamente en servidor y no en beneficiario del “orden” que
dice servirle, hacerlo libre, valorar su dignidad.
Puede decirse, que se trata de estructuras cuyos sistemas
organizacionales se establecen sobre el poder manejado
jerárquicamente, situación que justifica, por sí mismo, el ejercicio
del poder, que parte del más fuerte hacia el más débil, sin otra
lógica que ésta. Son estructuras de Poder, de perfil muy primitivo,
no solidarias, dentro de las cuales caben el sistema de mando
militar, de vigencia ancestral, la organización burocrática,
esencialmente jerárquica, que hasta hoy servía, sin excepción,
como eje de las actividades industriales, económicas, comerciales
y de servicios. Todas apoyadas en un liderazgo apoyado, a su vez,
en el uso de la fuerza, en la puesta en práctica de una disciplina
que no se basa en la convicción, en la fe de aquel a quien se le
exige, sino en la consideración del daño que puede causarle el
rehusarse a cumplirla.
217
Estos sistemas de implantación de una inauténtica autoridad,
riñen en lo fundamental con otras formas organizacionales que
permiten la construcción de estructuras individuales o solidarias
con proyecciones públicas o privadas y que son a las que nos
referimos cuando hablamos del significado del carisma, del
significado de la fe, del sentido auténtico de la disciplina, del
significado de la autoridad. Riñen en lo fundamental con las
estructuras solidarias, que surgen del compromiso real entre los
ciudadanos, con los vínculos que van floreciendo entre las
personas con las que se constituyen, con las lealtades que allí se
generan. En las sociedades jerárquicas, la solidez estructural no se
deriva de la voluntad de ser leales de sus partícipes, sino de las
posibilidades del uso de la fuerza, de la coacción física o moral.
Si nosotros nos extrañamos del escepticismo ciudadano, de la
falta de patriotismo, de la carencia de un sentido de pertenencia
del ciudadano a su nación, como ocurre en países como
Colombia, es hora de que pensemos en la construcción de la
verdadera nacionalidad, del espíritu de solidaridad continental
para nuestra región, cuna de lo que pudiera ser la formidable
estructura de una cultura propia de magnitud sin precedentes
sobre la base común de nuestra lengua, de nuestra religión, que no
son bases deleznables, que prometen ser cimientos
suficientemente fuertes de un organismo social equiparable a las
civilizaciones más avanzadas de la humanidad.
Porque no cumplen sus condiciones, aquellos sistemas de
organización jerárquicos han extendido entre nosotros el cáncer
del escepticismo, ha incrementado los niveles de
aprovechamiento de los poderosos del ser humano indefenso,
incomunicado, desvalido, irredento, que ha producido la
“Sociedad de Consumo”, ha incrementado la sensación de
impotencia, de frustración, de resentimiento, de desconfianza
frente al vecino; ha generado el atraso, la falta de una visión
optimista, la falta de interés por el desarrollo de nuevas
habilidades, por la exploración de nuevas oportunidades. En un
país rico como pocos en recursos naturales reinan la pobreza, la
desesperanza. La modernidad, salvo algunas valiosas
excepciones, no ha traído el desarrollo organizacional de la
218
producción campesina; el vacío institucional es impresionante.
Sólo en la producción cafetera se han desarrollado, con el apoyo
del Estado, una sólida estructuración del proceso posterior al de la
producción de cosechas de café, alrededor de la Federación de
Cafeteros de Colombia. No es una ilusión el decir que la
experiencia global de muchos dirigentes regionales de Colombia
en la economía del café, le abrió horizontes muy importantes a no
pocos de ellos en una labor de liderazgo bien aprovechada,
particularmente cuando el café era el principal producto de
exportación del país. Puede decirse que con su liderazgo, amplios
sectores del campesinado colombiano se transformó: Las
empresas cafeteras ofrecieron una oportunidad, sin paralelo, para
la formación de una clase media rural, ampliamente calificada en
su oficio, le hizo posible su participación en actividades de amplia
proyección estratégica para las vidas económica y política de
Colombia, en la toma de decisiones, lo que significó una
preparación sin precedentes, para un sector muy importante del
trabajo campesino, el sector cafetero, para beneficiarse como
ninguno otro, de las posibilidades de desarrollo que le aportan al
Hombre la Ciencia, la Ingeniería y la Tecnología modernas. La
estructura del manejo financiero, las estructuras técnicas,
industriales y comerciales que permiten la aplicación de las
mejores tecnologías en el manejo de suelos, de cultivos, de
beneficio del grano, de almacenamiento, las que permiten la
aplicación de la tecnología industrial y de manejo, al desarrollo de
empresas complementarias, a la implementación de la labor
productiva y comercial, a la formación de personal técnico,
científico y profesional, al desarrollo institucional, al desarrollo
de proyectos industriales y comerciales con perfiles técnico,
profesional y competitivo sin parangón en ningún otro sector
campesino, al nivel de los mercados regionales y mundiales, son
un modelo de valor extraordinario para duplicar en otros sectores
del Campo. Es importante anotar, que ni siquiera la desaparición
de la Organización Mundial del Café que integraba no sólo a
naciones productoras del grano sino a naciones sede de empresas
tostadoras y comercializadoras del grano, con el propósito de
mantener estable el precio, fijando cuotas de producción
219
adecuadas a la demanda, logró postrar a la Industria, salvo
relativos períodos de bonanza y dificultades.
La presencia de todo ese complejo inmenso de economías de
apoyo al campesino cafetero nuestro, apenas muestra el profundo
y amplio vacío institucional de la economía campesina restante
que a la par que hubiera podido tener el significado de un medio
idóneo, eficaz, técnico, de proyecciones estratégicas, hubiera sido
una inconmensurable fuente de trabajo complementario de la
labor productiva del Campo, absorbiendo mucha parte de la oferta
de trabajo urbano. Uno se preguntaría: ¿Acaso ese vacío no es,
precisamente, la consecuencia de todo ese proceso económico,
social y político que se dio en Colombia, empezando por una
lucha demencial por el control hegemónico de los partidos
políticos, lo que degeneró, como ocurre hoy, en la lucha
demencial de toda suerte de actores armados amenazantes y
prepotentes, por el control de todo espacio disponible, en un
proceso de violencia inmensamente cruento y cruel, para imponer
multitud de intereses económicos, supuestamente políticos e
ideológicos? ¿Dónde caben aquí los intereses de la ciudadanía,
del trabajo silencioso y honrado, del trabajo inteligente, fecundo y
productor de riqueza que debería distinguir a las sociedades
civilizadas?
La irrupción de fuerzas irracionales, demenciales, entre nosotros,
cuyos dirigentes calculaban fríamente sus opciones de confundir a
los vacilantes agentes del Estado, como ocurrió en la década de
los años setenta en Colombia, demuestra la forma artera como fue
aprovechada la Guerra Fría para socavar los cimientos de las
sociedades de América Latina con el propósito de “cercar” a la
metrópoli del “Mundo Libre”, Estados Unidos, rodeándola de
vecinos políticamente “enemigos”. La respuesta de las naciones
no se dejó esperar, dentro de la índole típica del orden social en
cada una de ellas. Para explicar, lo que a mí me pareció ver, pues
me parece más elocuente un testimonio personal que una serie de
datos estadísticos, muchas veces traídos de los cabellos, ya que yo
viví inmerso en ese ambiente, ya que “tomé partido” en el
conflicto, o mejor, mi situación personal, mi manera de vivir y
220
trabajar me habían acreditado, quisiera aceptarlo o no, como parte
interesada en una de las orillas del conflicto, es importante
entender el contexto que se olvida a menudo cuando se emprende
la crítica de esa respuesta. Entonces es importante traer a cuento
el gran poderío propagandístico desplegado por uno de sus
actores, la URSS, la fundación, en su territorio, de una
universidad, la Universidad Patricio Lumumba, para formar los
cuadros revolucionarios de los movimientos subversivos del
Planeta, su gran esfuerzo por propagar la revolución marxista en
el llamado “tercer mundo”, su abierto respaldo político a los
movimientos guerrilleros marxistas leninistas surgidos allí, un
proceso bélico “frío”, “peleado”, no obstante de manera bien
vehemente, pero que asumió el carácter de “caliente” sólo en la
escala de las confrontaciones bélicas irregulares, <<dentro del
estilo propio de la guerra de guerrillas>>, modelo, por fuera de
toda posibilidad de análisis convencional, que vino a afectar
materialmente sólo a aquellos países donde aquellos movimientos
abrieron sus teatros de operaciones. Todo ello es ya sólo historia,
pero antes de la caída del Muro de Berlín, cuando todavía no se
había definido la suerte del conflicto, la percepción que podría
tener un ciudadano del común, como yo, de la situación, podría
ser la de una guerra “informal” que nadie había declarado, de
larga duración y baja intensidad, desarrollada solapadamente, y en
que el actor armado que llevaba la iniciativa escogía a sus
enemigos y los discriminaba en medio de la población para
aplicar en ellos sus principios de “justicia revolucionaria”, que
teníamos que enfrentar, por nuestros propios medios.
Sin que pretenda justificar la actitud asumida por jefes de Estado
como Augusto Pinochet de Chile, Videla en Argentina, de
tendencia derechista, pronorteamericana, y su manera de
implementar su lucha defensiva, es imposible hacerse un juicio de
ellas, si las sacamos del contexto de la Guerra Fría, que produjo
otras situaciones, como las de los Estados cubano y el peruano
que se inclinaron hacia la polaridad opuesta, o sea, se aliaron con
la URSS. En ese ambiente se presenta un caso muy especial, en
Colombia, donde el consenso de la gente veía venir la toma del
Estado por un complejo movimiento de izquierda que se movía en
221
la clandestinidad en universidades, colegios de secundaria,
sindicatos obreros y gremiales, movimientos campesinos, etc.,
conspirando en la oscuridad, preparando la revolución y cuyo
“brazo armado” visible, pertenecía a una categoría de actor
armado que <<nunca había sido vencido en combate>>. En
América Latina, particularmente en Argentina y Chile, ese actor
armado fue vencido con un arma tan terrible como la de los
métodos de la guerra irregular, la guerra por todos los medios,
legítimos o no, que igualmente quebrantaba los órdenes legítimos
de la sociedad donde esa lucha se llevaba a cabo, sembrando por
doquier el caos y desfigurándola por completo.
Dentro de ese contexto de incertidumbre y de informalidad o
marginalidad legal, cuando los cuadros subversivos de las Farc
dominaban el Magdalena Medio, los del ELN, que ya había sido
aniquilado una vez, pero que se refortaleció negociando la
“seguridad” con una compañía multinacional que debía construir
el oleoducto Caño Limón - Coveñas, el EPL y otros grupos que se
repartieron el territorio nacional para ejercer en todas partes su
dominio, me tocó asistir a una convocatoria de ganaderos, por
parte de Fadegán y Fedegán, las federaciones más representativas
del gremio, en el Hotel Intercontinental de Medellín, para estudiar
la situación de los ganaderos frente al conflicto, particularmente
en el Magdalena Medio, y la posibilidad, o voluntad del gobierno,
para encararla. Recuerdo que no fue una reunión tranquila, y el
espíritu de los ganaderos de la región era, el de buscar apoyo del
Estado para ellos implementar su propia defensa, más bien que el
de solicitar protección de las fuerzas armadas oficiales.
La verdad es que, aquellos ganaderos, no todos ricos e
influyentes, asumieron solos su defensa, con sus propios recursos
y un tímido y a veces clandestino e ilegal apoyo de “elementos
aislados” de las fuerzas armadas colombianas, pues el Estado
colombiano se mostró, como un todo, incapaz de asumir actitudes
definidas, decididas, responsables y contundentes frente al
conflicto “interno”, que no era otra cosa que un nuevo estilo de
conflicto internacional. La reacción “militar” de los involucrados,
aún a contra de su voluntad, consecuente, fue contundente: El
222
Magdalena Medio fue liberado y los movimientos guerrilleros
marxistas expulsados de la región, pero las consecuencias a largo
plazo serían el origen unos de los episodios más violentos y
sangrientos de la historia reciente de los colombianos: Los
protagonizados por las Autodefensas Unidas de Colombia. Los
que debieron ser líderes de una actividad honrada se
transformaron en líderes de un movimiento armado multitudinario
ilegal, pero no por eso débil; no fueron las estructuras de una
actividad respetable, competitiva, soporte de actividades
comerciales y de desarrollo tecnológico las que fueron
construidas para el bien de la economía ganadera, sino estructuras
militares autosuficientes, que construyeron su autosuficiencia
económica en el comercio de narcóticos, de armas, de influencias,
en la enajenación de sus propietarios legítimos de tierras y
empresas de toda índole, etc.
Esa realidad colombiana, comparable a la experiencia de
Centroamérica en su posconflicto, a la de México, nos recuerda
otra experiencia que tiene que ver con la estructuración de las
“mafias” italianas como la Cosa Nostra, y otras agrupaciones
sicilianas consideradas, hoy día, como criminales. Su origen,
como se las conoce hoy día, parece remontarse a la época que
precedió a la reunificación de la República Italiana, cuando
todavía imperaban las potencias extranjeras. Allí se habían
formado grupos locales de resistencia patriótica, generalmente,
dirigidas por líderes locales, propietarios de tierras, comerciantes
fuertes, etc., verdaderos patriarcas, cabezas respetadas de familias
extensas locales. Ellos llegaron a establecer bajo un régimen de
discreción y secreto, sendas estructuras de resistencia que
mantenían a raya la influencia del invasor en la intimidad de la
vida cotidiana de la población. Cuando esa influencia cesó, los
jefes se dieron cuenta de su utilidad para mantener cierto poder,
que podría ser usado para influir, a su vez, sobre la vida local y
procurar la prosperidad económica a los miembros de las
organizaciones. Esas agrupaciones desarrollaron sus propios
códigos de iniciación y de honor que deberían ayudar a mantener
internamente la cohesión y la seguridad de evitar las acciones
externas en perjuicio suyo. Con la migración de sus miembros a
223
Norteamérica a finales del siglo XIX y principios del XX, las
organizaciones mafiosas incursionaron en actividades delictivas,
como recurso para ganar dinero y hacer, con el tiempo, grandes
fortunas. La famosa “guerra del Wisky” de 1930, recuerda una de
las más arduas, y aparentemente inútiles batallas libradas contra
el delito de las mafias italianas por las instituciones policiales
norteamericanas de entonces. Lo demás es una historia
suficientemente conocida.
En las revistas semanales que se publican en Colombia sobre
temas de actualidad, como Cambio 16 y Semana, hemos visto
estos días (mayo del 2009), la publicación de artículos que se
refieren a las bandas de traficantes que se han venido formando en
Centroamérica, dedicadas a actividades delictivas que les deparan
gran beneficio económico. Su actuación es comparable a las
bandas que se han formado en Colombia y sus dimensiones son
del orden de las decenas de miles de integrantes. Tienen sus
propios códigos de honor, sus formas de iniciación, e incluso
tatuajes con los que se identifican y diferencian de otros. Al nivel
internacional, además de sus actividades locales, sirven de
intermediarios a las bandas colombianas para la transferencia de
narcóticos al insaciable mercado norteamericano. Las autoridades
le han seguido el rastro a las pandillas salvadoreñas, unas de las
más temibles y mayores en tamaño, y se sabe que inicialmente, se
iniciaban incluso dentro de la población carcelaria del país, luego
se extendieron por fuera de ella y ya abarcan a otras poblaciones
de la región.
A estos grupos de dimensiones colosales se suma la aparición de
bandas y grupos grandes y pequeños de delincuentes “menores”
que hacen el trabajo sucio, el que aparece punible en los códigos
de policía, y que nacían, por allá en los años sesenta y setenta
como humildes pandillas de muchachos de barrio en sectores
deprimidos, destinadas a la delincuencia para obtener medios de
subsistencia, lo que degeneró en la siembra, en gran escala, del
terror, principalmente entre los niños y jóvenes estudiantes de las
escuelas para explotar sus magros recursos, arrebatándoles sus
224
pertenencias, agrediéndolos, e intimidando al profesorado para
evitar su acción disciplinaria.
Hoy día, en nuestro país, muchas de esas redes de estructuras
declaradas criminales han sido reducidas, pero sólo a un altísimo
costo de recursos económicos, de miseria humana, de vidas, de
incertidumbre, de resentimientos, de escepticismo y de
corrupción, y parece estar surgiendo de nuevo, con inusitada
violencia en ciudades como Medellín. La lucha frontal contra ese
tipo de caos, -el germen de los conflictos entre estructuras
sociales enfrentadas-, que se extiende, no solo en las áreas
urbanas sino, por lo general, en las grandes extensiones de tierra
campesina y en las regiones selváticas que han sido asoladas por
la violencia, diferente del caos de las gentes desplazadas que
llegan a las grandes ciudades, es una tarea que apenas empieza y
requiere el diseño de estrategias completamente nuevas y
novedosas. Es importante entender que esos conflictos
estructurales son la consecuencia de un estado anárquico que
surge como secuela de la Guerra, de conflictos políticos no
resueltos, de la extrema debilidad y desorientación de las
instituciones sociales en los posconflictos, de actitudes políticas
de los sectores sociales poderosos que impiden o son proclives
con el ejercicio de un sano liderazgo social, con la posibilidad de
una sana interacción entre los ciudadanos generalmente víctimas
de constante amenaza, que demuestran su falta de voluntad o de
efectividad en la acción defensiva del Hombre y su cultura, que
demuestran la existencia de vacíos políticos donde anidan poderes
extraños privados que se afirman públicamente en la negación y
desconocimiento de los derechos humanos y en la exigencia de
satisfacción de sus propias demandas.
La corrección de esa situación demandará celo y espíritu creativo,
y entre otras cosas, exige, no sólo la presencia de un Estado
fuerte, decidido y bien enfocado, sino la presencia de un poderío
militar bien calificado y entrenado, capaz de ocupar y actuar en
todo el territorio nacional, capaz de garantizar la seguridad
pública, de disuadir a los criminales de su actividad destructiva;
exige también la participación ciudadana en un dialogo eficaz y la
225
constitución, como eje importancia vital, de un liderazgo capaz de
conducir a nuestros pueblos, todavía muy primitivos, a estadios
más coherentes con las exigencias éticas de la convivencia, con la
evolución científica, técnica y cultural que ha logrado la
humanidad en el presente.
1.2.7. LA AUTORIDAD DEL LIDER, CONSECUENCIA DE
LA FE:
ORIGEN DEL ORDEN SOCIAL EFICAZ,
DE LA DISCIPLINA AUTÉNTICA DENTRO DEL ORDEN
ESTABLECIDO.
La autoridad del líder, soportada en la fe ciudadana, es una
auténtica fuente de poder, más precisamente, de una auténtica
capacidad de dominación (en el sentido que le da a la palabra
Max Weber). Ese es el enfoque que debemos seguir en la
formación de las nuevas clases de lideres, distintas de las que
engendra el poderío militar y distintas de las que engendra el
ejercicio jerárquico del poder económico. Si sumamos ese
liderazgo a la genuina interacción ciudadana e implementamos
sus dinámicas de suerte que sus resultados sean más y más
auténticos, estamos poniendo los cimientos de un mundo muy
diferente del actual, del auténtico progreso de la sociedad
humana.
La idea de Mao Tse Tung de que “el Poder reside en el fusil”, o la
que se insinúa cotidianamente entre nosotros: “Quien tiene la
“plata” pone las “condiciones”, o la que le asigna a la Ley total
credibilidad, no agotan, definitivamente, el tema del Poder.
En sociedades como la nuestra, es cierto, el protagonismo de las
personas ha terminado siendo suplantado, en general, por el
protagonismo de los grupos antisociales y criminales, por el
protagonismo de los intereses que, por su poderío, alcanzan a
imponer su influencia a toda la Sociedad, por lo cual se
convierten en inspiración general de todo ánimo empresarial, en
opción única sin la cual es inconcebible un desarrollo económico
sostenible, en líderes de una evolución estructural que termina
226
siendo una “camisa de fuerza” para el desarrollo auténtico de la
vida humana, un auténtico <<represor>> del espíritu humano,
fuente de depresión, de estancamiento, de frustración, de atraso,
de derrota, de neurosis de involución. Y la expresión más clara de
esa dolorosa situación humana, es más palpable en los sectores
deprimidos, indigentes, subnormales
de nuestras grandes
ciudades.
Es allí, donde los únicos conceptos de poderío que se han
aclimatado son los del poderío militar y económico, por donde
hemos de empezar a trabajar. La reconstrucción de la Humanidad,
la construcción de una nación como la nuestra, requiere de
garantías suficientes para que las personas tengan acceso a los
recursos que necesitan para vivir y trabajar, puedan expresarse
auténticamente sin que esto les acarree amenazas a su seguridad,
emprender proactivamente la búsqueda de su propio camino, el
desarrollo de su propia vida, puedan interactuar con sus medios
ambientes, natural y social y asociarse a voluntad; requiere de
opciones reales de crecimiento, y desarrollo, de iluminación
auténtica, de visión clara de un futuro obtenible. Entendido esto,
nos damos cuenta de las funciones naturales del líder, de la
utilidad de la fe, del sentido de la auténtica autoridad, de la
disciplina efectiva, del significado de la virtud de la lealtad, del
orden y el papel de todo aquello en los desarrollos económico,
técnico, científico y espiritual de la Humanidad, en el desarrollo
de las nuevas y diversas destrezas que le abren nuevos horizontes
a la vida humana, nuevas opciones industriales, el
aprovechamiento de nuevos materiales, la consecución de nuevos
estadios de consciencia humana, de nuevas visiones del porvenir,
de nuevas utopías, de los nuevos retos a superar etc. Ello será
entonces, el principio de una nueva humanidad, de un nuevo
orden cultural, de un nuevo eje evolutivo de la cultura humana, de
un destino más satisfactorio y noble para los seres humanos.
Unas de las cosas que es preciso corregir es el conjunto de
actitudes que nos han conducido al escepticismo general, a la falta
de fe, de confianza en las instituciones democráticas, en su
desarrollo y consolidación, que han aclimatado socialmente, entre
227
nosotros, el despotismo, la usurpación, la intimidación, el fraude,
la falta de solidaridad, la mentira, el disimulo, entre muchos otros
recursos, y armas políticas que los distintos grupos y facciones
humanas, partidos políticos, sectas religiosas, establecimientos
gubernamentales, etc., usan como estrategias para mantener su
predominio, su independencia de acción, el control necesario
sobre la información, sobre las demandas de los demás, para
garantizar el éxito en la sorpresiva producción de
condicionamientos, de hechos cumplidos, en la emboscada artera,
y no en el diálogo abierto y sincero, en medio de un contexto
hostil que bordea los límites extremos de un estado permanente de
guerra, y donde la Paz se entiende, acaso como una tregua, algo
pasajero y sutil, casi como un sueño irrealizable.
No se trata aquí de apoyar o atacar determinadas tesis,
determinadas posturas, porque sí. Se trata de contemplar
inteligentemente una panorámica, tan detallada como sea posible,
del cuadro de realizaciones y frustraciones humanas que nos
deparan los registros de nuestra memoria al día de hoy, del precio
humano que han tenido que pagar las diversas sociedades
humanas, las naciones, las diversas culturas, la Humanidad, como
consecuencia de su manera de comportarse, de su
empecinamiento, de su falta de flexibilidad.
Esa contemplación, si se hace tan desprevenidamente como
podamos, aprovechando, si es del caso, todos los recursos
científicos, técnicos, éticos y morales disponibles, nos permitirán
entender en qué nos hemos equivocado, cuales han sido las rutas
fallidas que hemos elegido, cuáles han sido los efectos nefastos de
nuestras equivocaciones, cómo prevenir nuevos errores, como
elegir el futuro convenientemente para todos. Yo,
particularmente, planteo la situación como la de un verdadero
ingeniero que desea ser tan objetivo en sus juicios como le es
posible, como fundamento de su labor de “reingeniería”,
considerando que siempre los criterios disponibles serán
insuficientes, como guía, si no cuenta con la participación y el
aporte de las otras personas que podrían salir afectadas en la
realización de sus proyectos; como la de un verdadero ingeniero
228
que entiende plenamente que nunca encontrará la información
total requerida para tomar sus decisiones, que tiene la consciencia
de que siempre tendrá qué asumir riesgos para definir su acción.
Una convicción que me embarga, es que vamos a tener qué
cambiar nuestra manera de actuar y de relacionarnos con los
demás si queremos que nuestro futuro sea diferente y más
prometedor que nuestro presente.
1.2.8 ¿ES POSIBLE FORJAR NUEVOS USOS,
NUEVAS COSTUMBRES, NUEVOS ÓRDENES,
NUEVA CULTURA?
Cuando nos referimos a este tema, deseamos hacerlo
enfocándonos, principalmente, en dos diferencias mayúsculas en
la manera de pensar, del ser humano contemporáneo, que viene
evolucionando, por otra parte, a velocidad cada vez más
acelerada, y las generaciones humanas anteriores, caso en el cual,
el cambio, obedece, en parte, principalmente a la transformación
de la visión científica de la Realidad, originada, entre otras cosas
en el desarrollo de la Física Cuántica, cuyos conceptos y
consecuencias desbordan, por completo la imaginación, incluso,
de los científicos clásicos, su manera de interpretar la Realidad,
al desarrollo explosivo de los medios informáticos, de la
tecnología electrónica y sus aplicaciones en la sistematización de
datos, en las comunicaciones, en la investigación, etc.:
-Antes, habitábamos el mundo de las relaciones entre causas y
efectos simples, ignorábamos casi la totalidad de los procesos
evolutivos naturales y culturales que “fluían” al margen de
nuestra consciencia. Era un mundo propenso, entre muchas cosas,
a la automatización de los procesos productivos, a su
robotización, a la producción masiva, en serie y en gran escala,
a la “uniformización” de los hábitos de consumo, a los mercados
masivos, a las “grandes superficies” comerciales, a la
masificación humana de la sociedad y de su manejo, a la
automatización de los procesos repetitivos, a la robotización y el
control numérico de ellos, etc. El cuadro del conjunto de las vidas
sociales se percibía como un sin número de esferas vitales
separadas, desde las más pequeñas, - simplemente personas,
229
pequeñas instituciones familiares nucleares (bipolares, -hombre –
mujer-) familias extensas, clanes, tribus, comunidades de
vecindad regional, mundos aldeanos, asociaciones productivas,
sociedades nacionales, sociedades culturales, asociaciones,
conjuntos comunitarios religiosos e ideológicos (movimientos
políticos, partidos, sectas, etc.) donde la extensión de su ámbito
va hasta donde se extienda la influencia de su pensamiento –de su
estructura espiritual, de su forma-, pero estructuradas, a su vez,
jerárquicamente, con referencia a los poderes que logran imperar
por encima de toda lógica ética o moral, imponer su hegemonía,
sus intereses, por encima de toda aspiración, de todo interés
popular. Era un mundo propenso al aislamiento, a las visiones, a
las proyecciones sociales muy limitadas; un mundo, donde cada
“célula” humana vivía alejada de cualquier otro conjunto
humano, donde cada una de ellas se consideraba plenamente
autosuficiente, era inconsciente de cualquier forma de
aproximación a la idea de la posibilidad, siquiera, de la
universalidad humana, era propensa al olvido del inmenso
patrimonio humano de sabiduría y conocimiento generado por
otras culturas vivas y por las experiencias de multitud de pueblos
exterminados, precipitados a la extinción y reducidos a la
esclavitud por centurias, por milenios de persecución, de guerras
y de violencia.
En la medicina tradicional, por hablar sólo de los enfoques
propios del pensamiento tradicional en una actividad profesional
muy importante en la vida actual, sino la más importante, se
estudiaban síntomas relativamente simplificados de afectación
ambiental, los tratamientos se hacían por medio de medicamentos
específicos, intervenciones quirúrgicas que resolvían problemas
concretos; curarse significaba que desaparecían los síntomas. La
noción de enfermedad estaba directamente relacionada con ciertos
agentes patógenos, ciertos factores físicos, etc., nunca con la idea
del requerimiento de un equilibrio orgánico interno, de un
equilibrio con el medio externo del paciente; en general, no se
veían ni se sabía cómo interrumpir los procesos dinámicos de las
enfermedades, ni había una definición plausible, desde todos los
puntos de vista, de enfermedad. Pero lo mismo ocurría en todas
230
las demás disciplinas profesionales, en las actitudes prepotentes
de los líderes, en la actitud sumisa y poco preactiva de sus
seguidores, cuando no eran proclives a la conspiración, a la
rebelión, abierta o soterradamente.
Ahora vivimos en un mundo en un proceso de aproximación
física cada vez más acelerado, los medios de transporte y
comunicaciones nos acercan más y más, aunque no resuelven
nuestras distancias sicológicas; hacen que aumenten las tensiones
en nuestras relaciones sociales, hace más patéticos los efectos de
las discordias en nuestra calidad de vida, hacen más accesible el
uso del Poder por parte de extraños más poderosos sobre los más
débiles, para condicionar la vida del otro, para someterla a los
dictados de sus propios intereses, entre otras cosas.
Hoy es más comprensible el efecto, en el campo de la Moral, en
términos del sentido ético, de la mentira, de la voluntad de fraude,
de manipulación, de condicionamiento, de tergiversación, de
confusión, a la hora crear “opinión pública”, de pasar mensajes
informativos o publicitarios a través de las redes de comunicación
masiva, dispuestos, en este caso para perpetuar la ignorancia, los
estados de inconsciencia de los pueblos respecto de sus
realidades privadas y públicas, particulares y generales, igual
que el valor de su objetividad, de su veracidad, de su honestidad y
transparencia, a la hora de publicar esos mensajes, con el ánimo
de informar, educar, difundir con claridad la idea de la Realidad.
Por otra parte, hoy, entendemos que en cada momento histórico,
en cada determinado lugar del Planeta, sobre cada determinada
persona, sobre cada una de las estructuras sociales que éstas
constituyen, convergen complejísimos conjuntos de factores
naturales y humanos (para concretarlos un poco) que forman su
medio ambiente, y cuya acción conjugada, en interacción con esa
persona, con esa estructura social, en concreto, determinan un
complejo resultado, y nos dice, si en tales circunstancias, esa
persona, esa estructura social conservan o no su equilibrio interno
y puede sobrevivir manteniéndose en equilibrio con su medio
ambiente. Si ese resultado es positivo, podemos confirmarlo por
la presencia de esa persona, de esa estructura social,
231
precariamente o en la plenitud de su salud, en un desafío vital, en
que la otra alternativa es la muerte, la desaparición, la extinción.
Antes, los caminos humanos de vida posibles eran unos cuantos,
quizás en función de las interpretaciones de los pueblos que nos
han dominado por milenios, originadas en su percepción del
medio natural en las zonas templadas del Planeta regidas por
estaciones, con su flora, con su fauna de vidas típicas
acentuadamente cíclicas. Simplificar, uniformar, masificar las
respuestas humanas a los retos, vistos simples, de por sí, era una
prioridad “impuesta por la Naturaleza”. Hoy es distinto: Hay retos
que afectan sectores específicos de la sociedad humana y otros
más amplios. Los recursos naturales, el clima, las especies
vegetales y animales, el mismo hombre, y demás componentes
del Medio (natural y social), se hallan desigualmente distribuidos
sobre el Planeta, las culturas, las civilizaciones, las naciones, las
diversas sociedades humanas constituidas a lo largo de la historia
han enfrentado sus desafíos vitales de la manera más diversa,
quizás, con éxito variable. Unas han desaparecido, otras han
evolucionado, otras se han fundido, pero su presencia, hoy,
demuestra ese éxito contundentemente. Pero entre todos, el
medio natural tropical húmedo, es uno de los más exuberantes,
diversos, prolíficos, en expresiones ingeniosas de vida. Es hora,
pues, entre muchas otras cosas, que sea reconocido el aporte a la
cultura humana de los modos de vida tropicales y aún,
aprovechados plenamente, en su diversidad, en su fecundidad, en
su riqueza.
La aparición y desarrollo del pensamiento científico, de la
tecnología, y las disciplinas destinadas a su aplicación a la vida
humana cotidiana, como la Ingeniería, la Arquitectura, la
Medicina moderna, etc., que caracterizan al mundo actual, y la
posibilidad de un escrutinio riguroso de la Historia, de la
experiencia humana anterior y actual, nos permite comparar
técnicamente lo que pasó, el producto de muchos procesos
históricos, que se dieron a despecho de muchas otras opciones
que nunca fueron consideradas, quizás ni siquiera percibidas, su
efecto, los resultados finales; y es posible entenderlos y sacar
232
lecciones muy valiosas. Así, podemos reconocer, si no todas, las
experiencias cuya permanencia, cuya repetición vale la pena y
muchas otras que es preciso revocar, evitar. Y ello, creo, es
posible, a partir de la interacción entre sí de los distintos
caracteres de la consciencia humana genuina, respetuosa,
desprevenida, esperanzada.
¿Es acaso esa apreciación, una expresión derivada del espíritu
infundido por la experiencia de la vida en el medio tropical
húmedo, pródigo como ninguno, prolífico, fecundo en formas de
expresión vital, con una radiación solar mayor a la media
terrestre? No creo que ocurra solamente eso, aunque reconozco
que, realmente, la inspira. Yo me atrevo a opinar que la presencia
tumultuosa de estructuras físicas y espirituales que se agolpan en
el medio nuestro, haciendo de nuestro caos no un medio propicio
al intercambio respetuoso, una “plataforma” dispuesta para el
despegue del Orden, sino un medio ambiente demasiado tenso,
hostil, donde las presiones sociales se sienten muchas veces a
través de actitudes intransigentes, excluyentes, autosuficientes, de
reacciones indeciblemente violentas, de choques armados, de
incidentes mortales, de conflictos insolubles, etc., no se debe al
“tropicalismo”, al que se atribuyen ordinariamente, aunque éste sí
afecta el vigor de nuestra vida, la fuerza de nuestra voluntad de
vivir. Para mi no es sino la herencia, la supervivencia de viejos
comportamientos humanos paradigmáticos derivados de
estereotipos culturales cuyos valores no han sido superados. Si en
las sociedades planetarias más avanzadas, esos conflictos han sido
canalizados hacia el plano económico, donde la competencia, a
pesar de su crudeza, no es otra cosa que el enfrentamiento, la
lucha, incruenta, quizás un poco ceremonial por espacio propio,
en nuestras sociedades esa competencia desborda, a menudo de
esos canales económicos.
La depresión, el estrés, los desequilibrios hormonales, las
diferentes manifestaciones de la neurosis, la enfermedad de
nuestro tiempo, y muchas otras enfermedades provocadas por el
estrés, la miseria, la escasez, el hambre, la generación de pésimos
hábitos higiénicos y alimenticios, de costumbres de vida insanas,
233
el deterioro de la salud por la polución atmosférica, por la
contaminación de cosechas con pesticidas, antibióticos,
hormonas, la producción y consumo de tóxicos y otras sustancias
adictivas que deterioran el organismo, sus posibilidades de
proyección espiritual, son un cosmos de efectos que muestran,
con creces, las consecuencias aberrantes, del efecto devastador de
modos de vida humanos, que distan demasiado de la proliferación
de vida, del equilibrio, de la fecundidad de nuestros ambientes
naturales tropicales, soportados, como es el caso de nuestros
incomparables bosques amazónicos, en un soporte demasiado
frágil y mezquino como son sus arcillas rojas, sus lateritas y sus
terrenos arenosos y rocosos. Según Dan Tapscott y Anthony D.
Williams, en su trabajo “Wikinomics”, traducido al español por
Gemma Andujar Moreno y Albino Santos Mosquera, editado en
Ediciones Paidós Ibérica, S. A. Barcelona. 2007, quienes hablan
de “la nueva economía de las multitudes inteligentes”, el
desarrollo del conocimiento científico, el de los medios
electrónicos de comunicación, de la informática, la vulgarización
de la cultura empiezan a abrir para la Humanidad un promisorio
horizonte que está haciendo posible la participación popular,
particularmente en las naciones más avanzadas, en la
determinación de su suerte, que está haciendo posible el
establecimiento, por doquier, de procesos de interacción humana
entre ciudadanos independientes, de procesos de diálogo y toma
de decisiones a niveles comunitarios, que pesan muchísimo frente
a los condicionamientos tradicionales propios de los más sólidos
poderes jerárquicos, en los ámbitos social, económico y político,
y conformando nuevas “plataformas de lanzamiento” de procesos
innovadores de tipo tecnológico, particularmente, capaces de
enfrentar muchas de las soluciones colectivas requeridas para
mejorar el medio ambiente, las condiciones de vida futura de la
gente, etc.
Los mismos autores advierten que la visión típica del
conocimiento científico, tal como lo consideran las grandes
empresas de negocio privadas, en términos del derecho de
“propiedad intelectual”, cifrada en su valor de explotación con
afán de lucro, empieza a irse en contra de sus propios intereses, ya
234
que, según su opinión, ninguna compañía por fuerte que sea
financieramente, está en capacidad sola de asumir el reto de
innovación que requieren para mantenerse en el “mercado”, a la
velocidad que avanza el conocimiento en las capas educadas de la
Sociedad y que se extiende popularmente, dada la facilidad de los
recursos electrónicos actuales. Afirman, además, que avanza
sistemáticamente el establecimiento de una base cultural mucho
más avanzada de lo que se consideraba, hasta hace poco adecuada
para la asimilación popular del conocimiento nuevo y el
crecimiento y desarrollo espiritual del Hombre en el Porvenir.
Partiendo de esa premisa, podríamos reenfocarnos frente al
futuro, encontrar y aprovecharnos de un “valor agregado” que
puede revaluar las nociones tradicionales de Ética y Moral, que
más de uno podría considerar obsoletas, en términos modernos,
ya que, en su momento, eran válidas en su orden, respecto del
“terruño”, de la “patria”, de las costumbres, pero no respecto de
cualquier costumbre, cualquier terruño, cualquier patria, sino de
aquellos que sustentaron la existencia de los pueblos que allí
vivieron, que alentaron, que fortalecieron los lazos internos, la
convivencia de sus miembros, que las pusieron en práctica. Ese
enfoque les da un valor singular en la vida moderna, y hace que la
indagación, la investigación científica, el desarrollo de nuevas
industrias, de nuevos proyectos de toda índole, de actividades en
todos los campos imaginables de la vida, sean verdaderamente
sus extensiones, donde la prospectación de proyectos de todos los
tipos, sociales, económicos, políticos, etc., pueda valorarse en
términos del beneficio humano, de la consolidación de la
seguridad de las sociedades humanas en el futuro, del mutuo
apoyo, del mejor aprovechamiento de los recursos y del medio
natural, de las posibilidades de interdicción de sus obstáculos, de
sus posibilidades de crecimiento y desarrollo. Ello, sin duda, nos
exige cambios en cuanto a la visión en términos de la utilidad de
nuestras instituciones, a la actitud de sus dirigentes, a la manera
de actuar de nosotros mismos, a la manera de entender el derecho
innato de todos los hombres a expresarse libremente,
genuinamente, a disponer, sin condicionamientos, de sí mismos, a
asociarse como deseen o les parezca mejor para sus fines, pero
235
aprendiendo a respetarse mutuamente, a apoyarse mutuamente, a
valorar los términos de intercambio social y su justicia. La
dinámica que asume la evolución de la Cultura con el apoyo de
las realidades que empiezan a experimentarse en las sociedades
más avanzadas, no sólo puede estar indicándonos, que para
alcanzar el ritmo del proceso innovador que allí se da, las
sociedades como la nuestra deben cuestionarse seriamente acerca
de si están dispuestas a superar el paradigma de su violencia, y la
forma tradicional de incursionar el la política. Y de igual manera,
si son válidas las bases mínimas de conocimiento popular propias
de las sociedades dieciochescas o decimonónicas, como las cuatro
operaciones aritméticas, saber leer y escribir su propia lengua, sin
mayores bases éticas o morales, con un barniz de historia patria,
geografía y ya. Mi pregunta es, si sobre estas bases ¿es posible
establecer una sociedad industrial moderna, una oferta de trabajo
calificada, una demanda de servicios de alta calidad? ¡Yo creo,
sinceramente, que eso no es posible!
Con todo ello no estoy buscando probar nada, demostrar nada,
argumentar a favor de mis propuestas o en contra de otras. Sólo
planteo algunas de las promesas que nos ofrecen los cambios
técnicos de enfoque en el estudio de la Realidad, de acuerdo a
criterios científicos que están mostrando, día a día, más
palpablemente, la urgencia de que ésta sea interpretada de manera
diferente.
No pocos de nuestros debates históricos, de nuestras
controversias, se han dado sobre la base de la existencia de
argumentos probatorios, de razones, que sustentan o descalifican
las posiciones de los interlocutores. Así se sustenta la legitimidad
de derechos de mando, de posesión, de disposición de fortuna, de
opinión, etc. Los grandes movimientos sociales, económicos y
políticos de la historia reciente se han dado buscando su
legitimidad en ese tipo de argumentos. Incluso la elaboración de
estereotipos ideológicos de pensamiento se ha hecho sobre la base
de hipótesis que parecen atractivas, que son consideradas
legítimas, y que sirven de punto de apoyo conceptual y de acción,
sin que resistan, sin que sea aceptada por parte de sus gestores, la
236
generalidad de las veces, una controversia, un debate, un análisis,
un escrutinio realista de sus posibilidades prácticas; antes, por el
contrario sean considerados éstos, como una prueba de
desconfianza, como una afrenta, como una agresión, como un
ataque contra la seguridad, como un desafío, como un reto “a
duelo”, que debe ser respondido “enérgicamente”.
De acuerdo con las lecciones de nuestra experiencia histórica, la
elaboración de posturas teóricas en el caso de nuestros conflictos
religiosos, y políticos se basa, generalmente, en la existencia de
tomas de postura en conflictos anteriores, de intereses
económicos y políticos, más que, propiamente, de concepción
filosófica o religiosa, frente a los cuales, los diferentes actores se
vieron en la necesidad de legitimar sus posturas, justificando de
alguna manera sus opiniones. En el cisma anglicano media la
ocurrencia de un “lio de faldas”. En el problema de las
“indulgencias” que genera la separación de Lutero de la Iglesia
Católica Romana, media el desliz doctrinal, de la consciencia de
un Papa “ablandada” por un requerimiento financiero del
Vaticano. Las doctrinas liberales de la Ilustración riñen con el
poder absoluto de los monarcas y con el dogmatismo y el
conservadurismo de las doctrinas de la Iglesia. Primero se recoge
el guante del desafío a “duelo”, luego se discuten las
justificaciones. Sin embargo no se reconocen los <<motivos>>
que conducen a la discordia, muchos de los cuales tienen que ver
con el comportamiento típico de la naturaleza humana, que sólo
ahora empezamos a entender un poco. En el Renacimiento
empieza, sin embargo, un debate acerca del significado del
Hombre en el Universo; un debate que nos descubre facetas
desconocidas de nuestra vida interior, variedad infinita de
percepciones de nuestra experiencia vital, nuevas expresiones
artísticas del genio humano, en un movimiento multitudinario que
abarca todos los estamentos de la Sociedad. Pero eser debate no
se continúa constructivamente.
La rigidez y la intransigencia de las posturas adoptadas, de una
orilla y otra, y cerradas a cualquier tipo de diálogo, causaron la
muerte de monarcas como Luis XVI, el “ajusticiamiento” de
237
varios de los cabecillas del movimiento revolucionario francés, y
la revuelta en las comunas de París a finales del siglo XVIII
durante el desarrollo de los eventos revolucionarios en Francia.
La Revolución Francesa, la Revolución Industrial fueron
generalizadas y extendidas por toda Europa, a sangre y fuego, por
Napoleón Bonaparte. El pésimo ambiente de las relaciones entre
los reinos europeos, los celos entre los poderosos y los conflictos
políticos entre los Estados que en ese ambiente se suscitaron, son
el origen del enrarecimiento de la vida política europea durante
toda la Edad Media, de la multitud de enfrentamientos, de la
discordia sembrada entre pueblos y autoridades, y de las guerras
más devastadoras sufridas por la especie humana, como fueron la
Primera y Segunda Guerras Mundiales. Sólo en bajas humanas,
entre las dos, la Especie tiene que pagar el precio de más de 100
millones de muertos de sus mejores hijos. Los conflictos
revolucionarios del siglo XX y la Guerra Fría entre EE. UU. y
Rusia, han generado un estado de discordia humana muy difícil
de superar, todavía en nuestro tiempo, y sus secuelas las siguen
sufriendo naciones como la nuestra, cuando para la generalidad de
los países, esta es una etapa histórica definitivamente pasada y
superada. No es otro el significado del costo humano, de la
contribución que tiene que seguir pagando nuestra sociedad,
desde su interior, por un perverso proyecto político,
probablemente no más ni menos perverso que otros proyectos
políticos de su época, por las constantes, demenciales y crueles
agresiones que tienen que seguir sufriendo sociedades, como la
nuestra, en nombre de iniciativas fracasadas. Por otra parte, ya
hemos visto, cómo ha sido imposible que, internamente, los
diversos movimientos políticos de nuestro país logren un acuerdo
básico, de orden doctrinal, que sirva como soporte fundamental de
un proyecto viable de nación. Esa situación puede y tiene que ser
cambiada si queremos salir del “punto muerto”, de la encrucijada
en que nos hallamos como sociedad humana, y si queremos un
futuro cierto para las generaciones de colombianos que nos sigan.
Pero ese reto no es solamente de Colombia: cada una de las
sociedades del planeta tiene que pensar seriamente en tomar en
sus propias manos la solución particular de sus problemas y
abrirse a la ayuda que le puedan aportar otras, con su experiencia,
238
para hacerlo más fácil y menos costoso. Es a eso a lo que quiero
referirme cuando abordo este tema y ese es el significado que le
doy al reto que creo le toca enfrentar a toda la especie humana, en
términos globales, si quiere sobrevivir.
Dentro de esos términos, es posible entender que difícilmente
podría haber otro camino más llano para alcanzar tal objetivo que
intentarlo a través del sistema democrático participativo, con
pleno respeto por las formas de expresión personales, de nuevas
formas diferentes y diversas de liderazgo, del concurso conjugado
de los pensamientos humanos de la más diversa fuente, expresión
de la diversidad de experiencia humana, particularmente de sus
pensamientos religioso, filosófico, científico, y técnico, pero
contando también con su expresión literaria, artística y sus
diversas proyecciones y voluntades de comunicación. Esa
conjugación requiere decisión, determinación, disciplina, trabajo
colosal y un esfuerzo inquebrantable de liderazgo unificado. Ello
traerá, indudablemente una proliferación, casi explosiva, de vida
humana, de opciones a considerar, de decisiones diversas qué
tomar, para todos y para cada uno de los seres humanos. Ello
pondrá en marcha una dinámica propia de la evolución cultural,
obviamente surgirán nuevos usos, nuevas costumbres, nuevos
órdenes éticos, y, a su vez nueva cultura. Cuando caigamos en
cuenta de que los sistemas simbólicos con que concebimos
nuestra realidad, determinan lo que se nos ocurre, son las
diferencias caracteriológicas de las diferentes culturas, como si se
tratara de algo insuperable, podremos aprender a conciliarlos,
podremos apreciar las posibilidades de llegar a integrarlos
sustancialmente, podremos hacer de aquellas aspiraciones algo
posible y real.
Esta sección la habíamos encabezado con una pregunta: ¿Es
posible forjar nuevos usos, nuevas costumbres, nuevos órdenes,
nueva cultura? Una pregunta hecha con respeto por el ser
humano, por su integridad individualmente y en común, por su
derecho, simple y llanamente, a elegir su propio camino, sin la
interferencia de condicionamientos, de vetos, de academicismos.
Pero una pregunta hecha, cuando se tiene la consciencia de que la
239
tragedia de su esclavitud, desde hace mucho tiempo, viene
marcándolo a él y a su inteligencia, a su genio, quizás,
pervirtiéndolo, forzándolo, conduciéndolo a un fin sin dignidad, a
una proyección <<truncada>> mucho más ambiciosa; una
pregunta hecha con el sabor amargo en la boca de frustración,
cuando se tiene en cuenta que su vida es la más noble, la más
soberbia expresión de la vitalidad de la Naturaleza, y que, para
que eso sea posible lo ha dotado de los recursos necesarios para
una realización plena de su potencial específico. Apenas sale de la
esclavitud, en la que en la mayoría de las civilizaciones pasadas
tiene que soportar a sus espaldas el peso del aparato social, como
ocurre aún en Persia, en Grecia y en Roma, apenas sale de la
servidumbre, por la cual tiene que soportar el peso del aparato
aristocrático de la Sociedad durante la Edad Media, cuando
aparentemente logra la lucidez suficiente que le permite alcanzar
la Libertad, como ocurre luego de la Revolución Francesa, ésta se
hace más lejana, más inalcanzable, a pesar de que, para lograrlo,
el Hombre inventa el Estado de Derecho. De hecho y no de
derecho, un ideal glorioso se derrumba, la organización social se
prostituye, y aparece un aciago caos que quiere hacernos desandar
el camino de una cultura, que como la occidental, pudiera haber
sido el producto de la conversión del Hombre de acuerdo a las
propuestas e ideales de muchos de nuestros más encumbrados
líderes, encabezados en nuestro caso, por ese líder, por ese
hermano nuestro, que bebió de la más granada fuente de sabiduría
de cuanta civilización humana alguna hubiera alcanzado, y del
cual reconocemos, sus seguidores, una dignidad “sobrenatural”,
que sobrepasa todas las posibilidades de nuestra imaginación:
Nada menos que ser la encarnación de la Segunda Persona de la
Trinidad Divina: Jesús de Nazareth. Por eso sigue en pié la
pregunta, ya que nuestra sociedad evoluciona <<en reversa>>, a
contrapelo de lo que debería ser. Y en ese sentido, una respuesta
positiva nuestra puede significar verdaderamente un reto, un
desafío a una situación, a un mundo, a una sociedad que ha
olvidado su origen, que se ha olvidado de toda promesa de
salvación. ¡No es otro el fin de la exigencia de nuestra parte, de
que asumamos una audaz postura moral, que darle a ese reto, a
ese desafío y a quienes les caiga, la respuesta que merecen! Y ya
240
hemos visto cómo en la evolución de la cultura contemporánea,
aprovechando los recursos de la tecnología digital, empiezan a
aparecer en el Mundo los primeros síntomas de una nueva
revolución que, con el apoyo masivo de los hombres de bien
puede significar la corrección de muchos de los males de los que
adolece la Humanidad actual, el cambio esencial en la ruta de la
Cultura, en aras de una más plena realización de la vida humana.
Yo me atrevería a pensar que los primeros pasos de esa
revolución se empezaron a dar, en nuestros tiempos modernos,
cuando las grandes compañías productoras de diversos bienes y
servicios de mediados del siglo pasado, se percataron que no
podían seguir cifrando su supervivencia sobre la base de una
oferta industrial pensada únicamente, en cuanto competencia,
partiendo sólo de precios más bajos, para todo lo que un cliente
pudiera comprar en un momento dado. Una vez la Gran Industria
copó la demanda aparente, se dio cuenta de inmensos desajustes
entre sus percepciones de lo que era la “Demanda”, el “Mercado”
y lo que el cliente recibía, y lo que podían ser sus aspiraciones,
que de ninguna manera coincidían. Esa consciencia, que
dificilmente se ha dado, aún hoy, en otros sectores de la vida
humana, como pudiera ser el político, le abrió a la Economía un
horizonte insospechado. De ahí ha venido a desplegarse, al nivel
privado, que es la esfera donde se ha movido principalmente la
empresa productiva de bienes y servicios en Occidente, un
esfuerzo sustancial por satisfacer las necesidades naturales del
“consumidor”, lo que mejora la posición del establecimiento
industrial para asegurar y mejorar sus opciones de lucro y,
además, desbordado este objetivo, se ha pasado a “estimular”
nuevas demandas para nutrir de medios financieros adicionales el
aparato productivo industrial.
Por fin, lo que parecía imposible de hacer realidad, el presupuesto
básico del sistema capitalista, desde sus orígenes, “Lo que es
bueno para el individuo es bueno para la Sociedad” se hacía
realidad. El <<cliente>> como “atractor”, y el <<servicio al
cliente>> como estrategia de direccionamiento empresarial
señalan el principio de una revolución en la mentalidad
241
empresarial que prepara al “establecimiento” social para la
revolución digital, y su consecuencia: La aparición en la Sociedad
Burguesa de la urgencia de una nueva visión de su sentido
evolutivo, su reencuentro, el primero quizás,
con la
<<consciencia universal del Hombre>>, con la posibilidad, no ya
de una globalización económica de la sociedad humana, sino de
una cultura integral del Hombre. ¡El aparente e insoluble
conflicto ideológico entre <<capitalismo>>, -lo privado-,
<<socialismo>>, -lo público-, que ha causado tanta devastación
humana, tanta frustración, tanta retaliación, tanto malestar en
ambas orillas, no existe! No se opone lo uno con lo otro. ¡No
pueden excluirse sin que ello le cierre a su aparente contendor su
camino, sus opciones de consolidación, porque se complementan!
No puede supervivir el uno sin el otro. ¡El <<trabajo en
equipo>> no puede darse sin ambos.
Por este camino llegamos a dos nociones que <<cubren>> los
requerimientos, en su integridad, de lo que podría considerarse
técnicamente, desde el punto de vista de la Ingeniería y de las
técnicas organizacionales, en su estado actual de desarrollo,
necesarios para el desenvolvimiento completo de la vida humana.
El “Negocio” (según nuestra versión lingüística española, la
“negación del Ocio”) versus el Ocio, proveniente de la
experiencia pre – burguesa, precisamente relacionado con el
“espacio” en que laboraba la Aristocracia, en períodos culturales
anteriores, y en el que se gestaban la innovación, el progreso de la
sociedad humana en su conjunto.
La experiencia de la revolución digital, con la aparición de las
nuevas <<estructuras de la colaboración>>, -verdaderas
comunidades virtuales de usuarios de las diferentes redes de
comunicación digital, interesados en múltiples temas específicos-,
que avanza incontenible en las naciones más avanzadas, nos está
mostrando la existencia de un profundo <<vacío institucional>>
en la sociedad burguesa clásica, en virtud del cual, sus actores
clásicos, los directores de la gran empresa privada, le
desconocen al ciudadano común su derecho real a un espacio,
particularmente cuando es independiente, y si no está vinculado al
242
poderío de las diferentes estructuras empresariales que ellos
manejan y que compiten por su el suyo propio.
En la experiencia colombiana, como un caso que se repite, quizás,
de maneras diferentes en otras partes del Mundo, particularmente
en aquellas donde conviven gentes de muy diferentes niveles de
civilización, el mismo conflicto se presenta entre pequeñas y
grandes organizaciones diversas, de carácter ideológico, religioso,
económico, -de negocios-, de carácter ilegal, etc., como las
pandillas juveniles, las bandas criminales, los “combos”
dedicados a negocios ilícitos como el comercio humano, los
narcóticos, el juego, el sicariato o asesinato a sueldo, los
“ejércitos privados” de los grandes capos, los ejércitos populares
“de liberación”, los carteles, los partidos políticos, las sectas
religiosas, las sociedades secretas, etc. El ciudadano colombiano,
especialmente si es independiente, léase, sin otro doliente que sí
mismo, ya viva como desplazado en la Gran Ciudad, o como
campesino, a menudo explotado vilmente por los comerciantes
urbanos u organizados, ha tenido que pegar un precio pavoroso en
nuestro país. La ley de Justicia y Paz, iniciativa ampliamente
controvertida en el país, con sus planes de reivindicar
económicamente a los afectados materialmente por el conflicto, es
un afortunado esfuerzo de nuestro Estado por devolverle a nuestro
ciudadano común, un espacio el cual tal vez no contaba. Tiene al
menos la virtud de reconocer un espacio y unos derechos
humanos, que en la práctica, han terminado aplastados por el
fragor del combate en la lucha por la supremacía política y los
privilegios que ésta representa. ¿Es acaso éste, el punto de partida
de un orden nuevo, de <<una civilización autóctona, de una
civilización propia nuestra>> viables? ¿Es imaginable esta
posibilidad dentro del marco de un mundo digital global, como
promisorio aporte nuestro, como cosecha pródiga de nuestra
experiencia, referido a nuestro porvenir? ¿Por qué no?
De manera muy normal, en nuestro medio, aún en los niveles
educados, pocos relacionan conscientemente los actos
humanos que se realizan cotidianamente, con sus
243
implicaciones en estas áreas de la vida humana, tanto al nivel
individual como social. La Cultura se entiende, por lo común,
como una corriente impersonal en que nos sumimos aquellos
que hemos nacido y vivimos dentro de su esfera de influencia.
Se necesita observar la historia que transcurre durante un
tiempo relativamente dilatado, en una cierta región, en una
cierta comunidad, para darse cuenta cómo ciertos cambios,
aparentemente imperceptibles, que introducen en el conjunto
humano, especialmente ciertos acontecimientos naturales,
ciertos actos de las personas, generan variaciones de la
conducta en muchas personas, respuestas diferentes a las
usuales, etc. Es importante que seamos conscientes de ello.
Esas preguntas, podrían, pues, plantearse como una
afirmación. Todavía más, en muchos lugares de nuestra
estructura social, muchos actúan para <<cambiar>>, a su
favor y de acuerdo a sus intereses, el comportamiento de la
gente al nivel social.
Cuando nos referimos a este tema, deseamos hacerlo
enfocándonos, principalmente, en dos diferencias mayúsculas
entre la manera de pensar del ser humano contemporáneo, que
viene evolucionando a velocidad cada vez más acelerada, y la
manera de pensar de las generaciones humanas anteriores,
caso en el cual, el cambio, obedece, a la influencia de la
educación y de los medios escritos o electrónicos de difusión,
que han acortado increíblemente las distancias, que
comunican los nuevos descubrimientos, las nuevas
tecnologías, e introducen en el medio social la transformación
de la visión científica de la Realidad, originada,
particularmente en nuestro tiempo, en el desarrollo de la
Física Cuántica, cuyos conceptos y consecuencias desbordan,
por completo la imaginación, incluso de los científicos
clásicos, su manera particular de interpretarla. Todos ellos se
apoyan en el desarrollo “explosivo” de los medios
informáticos, de la tecnología electrónica y sus aplicaciones
en la sistematización de datos, en las comunicaciones, en la
investigación, etc. Con el tiempo, tal como afirman Don
Tapscott y Anthony D Williams en si “Wikinomia”, “La
244
nueva economía de las multitudes inteligentes”, y de manera
cada vez más contundente y acelerada, multitud de personas
preparadas y experimentadas en múltiples especialidades
técnicas, y dedicadas en su tiempo libre a cultivar sus
aficiones, sus conocimientos, sus experiencias, y a
compartirlas, han encontrado una nueva manera de
proyectarse socialmente: Nada más y nada menos, que
estableciendo sus lugares de encuentro virtual, sus
“Ideágoras”, como dicen ellos, emulando la antigua Ágora
griega, la Basílica romana (de donde toman su nombre las
basílicas cristianas), sus “plataformas para la participación”,
las “plantas de producción global”,
donde los
“neoalejandrinos” y “prosumidores” abren sus lugares de
trabajo “wiki” y se disponen a ayudar a sus proveedores en el
desarrollo de “productos y servicios” más coherentes con sus
deseos y necesidades. Este fenómeno está abriéndole el
camino a un mundo definitivamente diferente del actual.
Las grandes compañías, por otra parte, están empezando a
percibir que sus celos con sus “propiedades industriales”, con
sus “patentes” son plenamente injustificados, y además, por
fuerte que sean sus inversiones en investigación y desarrollo
se quedan siempre cortas frente al empuje de un fenómeno
que supera día a día su dinamismo tradicional, hasta apuntar
en convertirse, por fuerza de su poder sinergético, en
referencia obligada para toda la industria de punta del Planeta.
Pero allí no se quedan las cosas:
Esa serie de procesos de participación “entre iguales”,
plantean las posibilidades perfectamente prácticas, de
consensos culturales y solidaridades “globales” que desbordan
las fronteras territoriales clásicas de los países, penetrando
muchas de las instituciones antes impenetrables, posibilitando
que de ese “fondo común”, que yace en la gigantesca
biblioteca virtual de la nueva “Alejandría”, pueda ser
consultado desde cualquier lugar del Planeta por quien
necesite hacerlo para “ilustrarse” y poner en marcha su
245
economía, sin pagar inmensos precios por poder hacerlo, para
bien público, para bien de todos los hombres. Ello presagia el
derrumbe de muchos poderíos no solamente de orden
económico sino político, y se basa, única y exclusivamente,
hasta ahora, en el aporte desinteresado, altruista en parte, de
“tiempos libres” de personas altamente calificadas que
trabajan dentro de las estructuras jerárquicas tradicionales,
que buscan mejores oportunidades de trabajo, de ingresos, a
largo plazo, que busca proyectar sus imágenes profesionales
hacia sus respectivos mercados, porque no están logrando, por
completo su realización personal, y tienen que laborar en un
ambiente restringido, disciplinado y enfocado únicamente en
la realización de los objetivos elegidos por sus “patronos”,
sean empresarios productivos o agencias gubernamentales.
Esta nueva experiencia, no solamente nos está mostrando que
la idea de una sociedad compuesta de grandes instituciones
jerárquicas, como a las que estamos acostumbrados, no solo al
nivel privado sino público, y una Cultura de base, casi
inexistente, sin dolientes,
pasiva, de “clientes”,
de
“ciudadanos” cada vez más impersonales, más masificados,
cada vez más débiles y sometidos a las diferentes clases de
poder, cada vez menos presentes, empieza a perder
sustentación. Las últimas elecciones de Irán, realizadas el
pasado 12 de junio del 2009, donde el poder lo ejerce una
jerarquía civil y religiosa, y donde el conteo de votos
favoreció al actual presidente Mahmud Amadineyad, contra
Mir Hussein Musavi, y otro candidato, ha provocado la
protesta de millones de manifestantes en Teheran su capital.
Dentro de las fuerzas que se movilizan subrepticiamente, a
escondidas del régimen, se dice que hay algunas que han
logrado gran convocatoria, por medio de Internet.
Las dos diferencias fundamentales de mentalidad que
mencionamos arriba se refieren principalmente a lo siguiente:
-Antes, habitábamos el mundo de las relaciones entre causas y
efectos simples, ignorábamos casi la totalidad de los procesos
evolutivos naturales y culturales que “fluían” al margen de
nuestra consciencia. Era un mundo propenso, entre muchas
246
cosas, a la automatización de los procesos productivos, a su
robotización, a la producción masiva, en serie y en gran
escala, a la “uniformización” de los hábitos de consumo, a los
mercados masivos, a las “grandes superficies” comerciales, a
la masificación humana de la sociedad y de su manejo, a la
automatización de los procesos repetitivos, a la robotización y
el control numérico de ellos, etc. El cuadro del conjunto de las
vidas sociales se percibía como un sin número de esferas
vitales separadas, desde las más pequeñas, - simplemente
personas, pequeñas instituciones familiares nucleares
(bipolares, -hombre – mujer-) familias extensas, clanes, tribus,
comunidades de vecindad regional, mundos aldeanos,
asociaciones productivas, sociedades nacionales, sociedades
culturales, asociaciones, conjuntos comunitarios religiosos e
ideológicos (movimientos políticos, partidos, sectas, etc.)
donde la extensión de su ámbito va hasta donde se extienda la
influencia de su pensamiento –de su estructura espiritual, de
su forma-, pero estructuradas, a su vez, jerárquicamente, con
referencia a los poderes que logran imperar por encima de
toda lógica ética o moral, imponer su hegemonía, sus
intereses, por encima de toda aspiración, de todo interés
popular. Era un mundo propenso al aislamiento, a las
visiones, a las proyecciones sociales muy limitadas; un
mundo, donde cada “célula” humana vivía alejada de
cualquier otro conjunto humano, donde cada una de ellas se
consideraba plenamente autosuficiente, era inconsciente de
cualquier forma de aproximación a la idea de la posibilidad,
siquiera, de la universalidad humana, era propensa al olvido
del inmenso patrimonio humano de sabiduría y conocimiento
generado por otras culturas vivas y por las experiencias de
multitud de pueblos exterminados, precipitados a la extinción
y reducidos a la esclavitud por centurias, por milenios de
persecución, de guerras y de violencia.
En la medicina tradicional, por hablar sólo de los enfoques
propios del pensamiento tradicional en una actividad
profesional muy importante en la vida actual, sino la más
importante,
se
estudiaban
síntomas
relativamente
simplificados de afectación ambiental, los tratamientos se
247
hacían por medio de medicamentos específicos,
intervenciones quirúrgicas que resolvían problemas concretos;
curarse significaba que desaparecían los síntomas. La noción
de enfermedad estaba directamente relacionada con ciertos
agentes patógenos, ciertos factores físicos, etc., nunca con la
idea del requerimiento de un equilibrio orgánico interno, de un
equilibrio con el medio externo del paciente; en general, no se
veían ni se sabía cómo interrumpir los procesos dinámicos de
las enfermedades, ni había una definición plausible, desde
todos los puntos de vista, de enfermedad. Pero lo mismo
ocurría en todas las demás disciplinas profesionales, en las
actitudes prepotentes de los líderes, en la actitud sumisa y
poco preactiva de sus seguidores, cuando no eran proclives a
la conspiración, a la rebelión, abierta o soterradamente.
- Ahora vivimos en un mundo en un proceso de aproximación
física cada vez más acelerado, los medios de transporte y
comunicaciones nos acercan más y más, aunque no resuelven
nuestras distancias sicológicas; hacen que aumenten las
tensiones en nuestras relaciones sociales, hace más patéticos
los efectos de las discordias en nuestra calidad de vida, hacen
más accesible el uso del Poder por parte de extraños más
poderosos sobre los más débiles, para condicionar la vida del
otro, para someterla a los dictados de sus propios intereses,
entre otras cosas.
Hoy es más comprensible el efecto, en el campo de la Moral,
en términos del sentido ético, de la mentira, de la voluntad de
fraude, de manipulación, de condicionamiento, de
tergiversación, de confusión, a la hora crear “opinión pública”,
de pasar mensajes informativos o publicitarios a través de las
redes de comunicación masiva, dispuestos, en este caso para
perpetuar la ignorancia, los estados de inconsciencia de los
pueblos respecto de sus realidades privadas y públicas,
particulares y generales, igual que el valor de su objetividad,
de su veracidad, de su honestidad y transparencia, a la hora de
publicar esos mensajes, con el ánimo de informar, educar,
difundir con claridad la idea de la Realidad.
Por otra parte, hoy, entendemos que en cada momento
histórico, en cada determinado lugar del Planeta, sobre cada
248
determinada persona, sobre cada una de las estructuras
sociales que éstas constituyen, convergen complejísimos
conjuntos de factores naturales y humanos (para concretarlos
un poco) que forman su medio ambiente, y cuya acción
conjugada, en interacción con esa persona, con esa estructura
social, en concreto, determinan un complejo resultado, y nos
dice, si en tales circunstancias, esa persona, esa estructura
social conservan o no su equilibrio interno y puede sobrevivir
manteniéndose en equilibrio con su medio ambiente. Si ese
resultado es positivo, podemos confirmarlo por la presencia de
esa persona, de esa estructura social, precariamente o en la
plenitud de su salud, en un desafío vital, en que la otra
alternativa es la muerte, la desaparición, la extinción.
Antes, los caminos humanos de vida posibles eran unos
cuantos, quizás en función de las interpretaciones de los
pueblos que nos han dominado por milenios, originadas en su
percepción del medio natural en las zonas templadas del
Planeta regidas por estaciones, con su flora, con su fauna de
vidas típicas acentuadamente cíclicas. Simplificar, uniformar,
masificar las respuestas humanas a los retos, vistos simples, de
por sí, era una prioridad “impuesta por la Naturaleza”. Hoy es
distinto: Hay retos que afectan sectores específicos de la
sociedad humana y otros más amplios. Los recursos naturales,
el clima, las especies vegetales y animales, el mismo hombre,
y demás componentes del Medio (natural y social), se hallan
desigualmente distribuidos sobre el Planeta, las culturas, las
civilizaciones, las naciones, las diversas sociedades humanas
constituidas a lo largo de la historia han enfrentado sus
desafíos vitales de la manera más diversa, quizás, con éxito
variable. Unas han desaparecido, otras han evolucionado,
otras se han fundido, pero su presencia, hoy, demuestra ese
éxito contundentemente. Pero entre todos, el medio natural
tropical húmedo, es uno de los más exuberantes, diversos,
prolíficos, en expresiones ingeniosas de vida. Es hora, pues,
entre muchas otras cosas, que sea reconocido el aporte a la
cultura humana de los modos de vida tropicales y aún,
249
aprovechados plenamente, en su diversidad, en su fecundidad,
en su riqueza.
La aparición y desarrollo del pensamiento científico, de la
tecnología, y las disciplinas destinadas a su aplicación a la
vida humana cotidiana, como la Ingeniería, la Arquitectura, la
Medicina moderna, etc., que caracterizan al mundo actual, y la
posibilidad de un escrutinio riguroso de la Historia, de la
experiencia humana anterior y actual, nos permite comparar
técnicamente lo que pasó, el producto de muchos procesos
históricos, que se dieron a despecho de muchas otras opciones
que nunca fueron consideradas, quizás ni siquiera percibidas,
su efecto, los resultados finales; y es posible entenderlos y
sacar lecciones muy valiosas. Así, podemos reconocer, si no
todas, las experiencias cuya permanencia, cuya repetición
vale la pena y muchas otras que es preciso revocar, evitar. Y
ello, creo, es posible, a partir de la interacción entre sí de los
distintos caracteres de la consciencia humana genuina,
respetuosa, desprevenida, esperanzada.
¿Es acaso esa apreciación, una expresión derivada del espíritu
infundido por la experiencia de la vida en el medio tropical
húmedo, pródigo como ninguno, prolífico, fecundo en formas
de expresión vital, con una radiación solar mayor a la media
terrestre? No creo que ocurra solamente eso, aunque
reconozco que, realmente, la inspira. Yo me atrevo a opinar
que la presencia tumultuosa de estructuras físicas y
espirituales que se agolpan en el medio nuestro, haciendo de
nuestro caos no un medio propicio al intercambio respetuoso,
una “plataforma” dispuesta para el despegue del Orden, sino
un medio ambiente demasiado tenso, hostil, donde las
presiones sociales se sienten muchas veces a través de
actitudes intransigentes, excluyentes, autosuficientes, de
reacciones indeciblemente violentas, de choques armados, de
incidentes mortales, de conflictos insolubles, etc., no se debe
al “tropicalismo”, al que se atribuyen ordinariamente, aunque
éste sí afecta el vigor de nuestra vida, la fuerza de nuestra
voluntad de vivir. Para mi no es sino la herencia, la
250
supervivencia de viejos comportamientos humanos
paradigmáticos derivados de estereotipos culturales cuyos
valores no han sido superados. Si en las sociedades planetarias
más avanzadas, esos conflictos han sido canalizados hacia el
plano económico, donde la competencia, a pesar de su
crudeza, no es otra cosa que el enfrentamiento, la lucha,
incruenta, quizás un poco ceremonial por espacio propio, en
nuestras sociedades esa competencia desborda, a menudo de
esos canales económicos.
La depresión, el estrés, los desequilibrios hormonales, las
diferentes manifestaciones de la neurosis, la enfermedad de
nuestro tiempo, y muchas otras enfermedades provocadas por
el estrés, la miseria, la escasez, el hambre, la generación de
pésimos hábitos higiénicos y alimenticios, de costumbres de
vida insanas, el deterioro de la salud por la polución
atmosférica, por la contaminación de cosechas con pesticidas,
antibióticos, hormonas, la producción y consumo de tóxicos y
otras sustancias adictivas que deterioran el organismo, sus
posibilidades de proyección espiritual, son un cosmos de
efectos que muestran, con creces, las consecuencias
aberrantes, del efecto devastador de modos de vida humanos,
que distan demasiado de la proliferación de vida, del
equilibrio, de la fecundidad de nuestros ambientes naturales
tropicales, soportados, como es el caso de nuestros
incomparables bosques amazónicos, en un soporte demasiado
frágil y mezquino como son sus arcillas rojas, sus lateritas y
sus terrenos arenosos y rocosos. Según Dan Tapscott y
Anthony D. Williams, en su trabajo “Wikinomics”, traducido
al español por Gemma Andujar Moreno y Albino Santos
Mosquera, editado en Ediciones Paidós Ibérica, S. A.
Barcelona. 2007, quienes hablan de “la nueva economía de las
multitudes inteligentes”, el desarrollo del conocimiento
científico, el de los medios electrónicos de comunicación, de
la informática, la vulgarización de la cultura empiezan a abrir
para la Humanidad un promisorio horizonte que está haciendo
posible la participación popular, particularmente en las
naciones más avanzadas, en la determinación de su suerte, que
251
está haciendo posible el establecimiento, por doquier, de
procesos de interacción humana entre ciudadanos
independientes, de procesos de diálogo y toma de decisiones a
niveles comunitarios, que pesan muchísimo frente a los
condicionamientos tradicionales propios de los más sólidos
poderes jerárquicos, en los ámbitos social, económico y
político, y conformando nuevas “plataformas de lanzamiento”
de procesos innovadores de tipo tecnológico, particularmente,
capaces de enfrentar muchas de las soluciones colectivas
requeridas para mejorar el medio ambiente, las condiciones de
vida futura de la gente, etc.
Los mismos autores advierten que la visión típica del
conocimiento científico, tal como lo consideran las grandes
empresas de negocio privadas, en términos del derecho de
“propiedad intelectual”, cifrada en su valor de explotación con
afán de lucro, empieza a irse en contra de sus propios
intereses, ya que, según su opinión, ninguna compañía por
fuerte que sea financieramente, está en capacidad sola de
asumir el reto de innovación que requieren para mantenerse en
el “mercado”, a la velocidad que avanza el conocimiento en
las capas educadas de la Sociedad y que se extiende
popularmente, dada la facilidad de los recursos electrónicos
actuales. Afirman, además, que avanza sistemáticamente el
establecimiento de una base cultural mucho más avanzada de
lo que se consideraba, hasta hace poco adecuada para la
asimilación popular del conocimiento nuevo y el crecimiento
y desarrollo espiritual del Hombre en el Porvenir.
Partiendo de esa premisa, podríamos reenfocarnos frente al
futuro, encontrar y aprovecharnos de un “valor agregado” que
puede revaluar las nociones tradicionales de Ética y Moral,
que más de uno podría considerar obsoletas, en términos
modernos, ya que, en su momento, eran válidas en su orden,
respecto del “terruño”, de la “patria”, de las costumbres, pero
no respecto de cualquier costumbre, cualquier terruño,
cualquier patria, sino de aquellos que sustentaron la existencia
de los pueblos que allí vivieron, que alentaron, que
252
fortalecieron los lazos internos, la convivencia de sus
miembros, que las pusieron en práctica. Ese enfoque les da un
valor singular en la vida moderna, y hace que la indagación, la
investigación científica, el desarrollo de nuevas industrias, de
nuevos proyectos de toda índole, de actividades en todos los
campos imaginables de la vida, sean verdaderamente sus
extensiones, donde la prospectación de proyectos de todos los
tipos, sociales, económicos, políticos, etc., pueda valorarse en
términos del beneficio humano, de la consolidación de la
seguridad de las sociedades humanas en el futuro, del mutuo
apoyo, del mejor aprovechamiento de los recursos y del medio
natural, de las posibilidades de interdicción de sus obstáculos,
de sus posibilidades de crecimiento y desarrollo. Ello, sin
duda, nos exige cambios en cuanto a la visión en términos de
la utilidad de nuestras instituciones, a la actitud de sus
dirigentes, a la manera de actuar de nosotros mismos, a la
manera de entender el derecho innato de todos los hombres a
expresarse libremente, genuinamente, a disponer, sin
condicionamientos, de sí mismos, a asociarse como deseen o
les parezca mejor para sus fines, pero aprendiendo a respetarse
mutuamente, a apoyarse mutuamente, a valorar los términos
de intercambio social y su justicia. La dinámica que asume la
evolución de la Cultura con el apoyo de las realidades que
empiezan a experimentarse en las sociedades más avanzadas,
no sólo puede estar indicándonos, que para alcanzar el ritmo
del proceso innovador que allí se da, las sociedades como la
nuestra deben cuestionarse seriamente acerca de si están
dispuestas a superar el paradigma de su violencia, y la forma
tradicional de incursionar el la política. Y de igual manera, si
son válidas las bases mínimas de conocimiento popular
propias de las sociedades dieciochescas o decimonónicas,
como las cuatro operaciones aritméticas, saber leer y escribir
su propia lengua, sin mayores bases éticas o morales, con un
barniz de historia patria, geografía y ya. Mi pregunta es, si
sobre estas bases ¿es posible establecer una sociedad
industrial moderna, una oferta de trabajo calificada, una
demanda de servicios de alta calidad? ¡Yo creo, sinceramente,
que eso no es posible!
253
Con todo ello no estoy buscando probar nada, demostrar nada,
argumentar a favor de mis propuestas o en contra de otras.
Sólo planteo algunas de las promesas que nos ofrecen los
cambios técnicos de enfoque en el estudio de la Realidad, de
acuerdo a criterios científicos que están mostrando, día a día,
más palpablemente, la urgencia de que ésta sea interpretada de
manera diferente.
No pocos de nuestros debates históricos, de nuestras
controversias, se han dado sobre la base de la existencia de
argumentos probatorios,
de razones, que sustentan o
descalifican las posiciones de los interlocutores. Así se
sustenta la legitimidad de derechos de mando, de posesión, de
disposición de fortuna, de opinión, etc. Los grandes
movimientos sociales, económicos y políticos de la historia
reciente se han dado buscando su legitimidad en ese tipo de
argumentos. Incluso la elaboración de estereotipos ideológicos
de pensamiento se ha hecho sobre la base de hipótesis que
parecen atractivas, que son consideradas legítimas, y que
sirven de punto de apoyo conceptual y de acción, sin que
resistan, sin que sea aceptada por parte de sus gestores, la
generalidad de las veces, una controversia, un debate, un
análisis, un escrutinio realista de sus posibilidades prácticas;
antes, por el contrario sean considerados éstos, como una
prueba de desconfianza, como una afrenta, como una agresión,
como un ataque contra la seguridad, como un desafío, como
un reto “a duelo”, que debe ser respondido “enérgicamente”.
De acuerdo con las lecciones de nuestra experiencia histórica,
la elaboración de posturas teóricas en el caso de nuestros
conflictos religiosos, y políticos se basa, generalmente, en la
existencia de tomas de postura en conflictos anteriores, de
intereses económicos y políticos, más que, propiamente, de
concepción filosófica o religiosa, frente a los cuales, los
diferentes actores se vieron en la necesidad de legitimar sus
posturas, justificando de alguna manera sus opiniones. En el
cisma anglicano media la ocurrencia de un “lio de faldas”. En
254
el problema de las “indulgencias” que genera la separación de
Lutero de la Iglesia Católica Romana, media el desliz
doctrinal, de la consciencia de un Papa “ablandada” por un
requerimiento financiero del Vaticano. Las doctrinas liberales
de la Ilustración riñen con el poder absoluto de los monarcas y
con el dogmatismo y el conservadurismo de las doctrinas de la
Iglesia. Primero se recoge el guante del desafío a “duelo”,
luego se discuten las justificaciones. Sin embargo no se
reconocen los <<motivos>> que conducen a la discordia,
muchos de los cuales tienen que ver con el comportamiento
típico de la naturaleza humana, que sólo ahora empezamos a
entender un poco. En el Renacimiento empieza, sin embargo,
un debate acerca del significado del Hombre en el Universo;
un debate que nos descubre facetas desconocidas de nuestra
vida interior, variedad infinita de percepciones de nuestra
experiencia vital, nuevas expresiones artísticas del genio
humano, en un movimiento multitudinario que abarca todos
los estamentos de la Sociedad. Pero eser debate no se continúa
constructivamente.
La rigidez y la intransigencia de las posturas adoptadas, de
una orilla y otra, y cerradas a cualquier tipo de diálogo,
causaron la muerte de monarcas como Luis XVI, el
“ajusticiamiento” de varios de los cabecillas del movimiento
revolucionario francés, y la revuelta en las comunas de París a
finales del siglo XVIII durante el desarrollo de los eventos
revolucionarios en Francia. La Revolución Francesa, la
Revolución Industrial fueron generalizadas y extendidas por
toda Europa, a sangre y fuego, por Napoleón Bonaparte. El
pésimo ambiente de las relaciones entre los reinos europeos,
los celos entre los poderosos y los conflictos políticos entre
los Estados que en ese ambiente se suscitaron, son el origen
del enrarecimiento de la vida política europea durante toda la
Edad Media, de la multitud de enfrentamientos, de la discordia
sembrada entre pueblos y autoridades, y de las guerras más
devastadoras sufridas por la especie humana, como fueron la
Primera y Segunda Guerras Mundiales. Sólo en bajas
humanas, entre las dos, la Especie tiene que pagar el precio de
255
más de 100 millones de muertos de sus mejores hijos. Los
conflictos revolucionarios del siglo XX y la Guerra Fría entre
EE. UU. y Rusia, han generado un estado de discordia humana
muy difícil de superar, todavía en nuestro tiempo, y sus
secuelas las siguen sufriendo naciones como la nuestra,
cuando para la generalidad de los países, esta es una etapa
histórica definitivamente pasada y superada. No es otro el
significado del costo humano, de la contribución que tiene que
seguir pagando nuestra sociedad, desde su interior, por un
perverso proyecto político, probablemente no más ni menos
perverso que otros proyectos políticos de su época, por las
constantes, demenciales y crueles agresiones que tienen que
seguir sufriendo sociedades, como la nuestra, en nombre de
iniciativas fracasadas. Por otra parte, ya hemos visto, cómo ha
sido imposible que, internamente, los diversos movimientos
políticos de nuestro país logren un acuerdo básico, de orden
doctrinal, que sirva como soporte fundamental de un proyecto
viable de nación. Esa situación puede y tiene que ser
cambiada si queremos salir del “punto muerto”, de la
encrucijada en que nos hallamos como sociedad humana, y si
queremos un futuro cierto para las generaciones de
colombianos que nos sigan. Pero ese reto no es solamente de
Colombia: cada una de las sociedades del planeta tiene que
pensar seriamente en tomar en sus propias manos la solución
particular de sus problemas y abrirse a la ayuda que le puedan
aportar otras, con su experiencia, para hacerlo más fácil y
menos costoso. Es a eso a lo que quiero referirme cuando
abordo este tema y ese es el significado que le doy al reto que
creo le toca enfrentar a toda la especie humana, en términos
globales, si quiere sobrevivir.
Dentro de esos términos, es posible entender que difícilmente
podría haber otro camino más llano para alcanzar tal objetivo
que intentarlo a través del sistema democrático participativo,
con pleno respeto por las formas de expresión personales, de
nuevas formas diferentes y diversas de liderazgo, del concurso
conjugado de los pensamientos humanos de la más diversa
fuente, expresión de la diversidad de experiencia humana,
256
particularmente de sus pensamientos religioso, filosófico,
científico, y técnico, pero contando también con su expresión
literaria, artística y sus diversas proyecciones y voluntades de
comunicación.
Esa
conjugación
requiere
decisión,
determinación, disciplina, trabajo colosal y un esfuerzo
inquebrantable de liderazgo unificado. Ello traerá,
indudablemente una proliferación, casi explosiva, de vida
humana, de opciones a considerar, de decisiones diversas qué
tomar, para todos y para cada uno de los seres humanos. Ello
pondrá en marcha una dinámica propia de la evolución
cultural, obviamente surgirán nuevos usos, nuevas
costumbres, nuevos órdenes éticos, y, a su vez nueva cultura.
Cuando caigamos en cuenta de que los sistemas simbólicos
con que concebimos nuestra realidad, determinan lo que se
nos ocurre, son las diferencias caracteriológicas de las
diferentes culturas, como si se tratara de algo insuperable,
podremos aprender a conciliarlos, podremos apreciar las
posibilidades de llegar a integrarlos sustancialmente,
podremos hacer de aquellas aspiraciones algo posible y real.
Esta sección la habíamos encabezado con una pregunta: ¿Es
posible forjar nuevos usos, nuevas costumbres, nuevos
órdenes, nueva cultura? Una pregunta hecha con respeto por
el ser humano, por su integridad individualmente y en común,
por su derecho, simple y llanamente, a elegir su propio
camino, sin la interferencia de condicionamientos, de vetos, de
academicismos. Pero una pregunta hecha, cuando se tiene la
consciencia de que la tragedia de su esclavitud, desde hace
mucho tiempo, viene marcándolo a él y a su inteligencia, a su
genio, quizás, pervirtiéndolo, forzándolo, conduciéndolo a un
fin sin dignidad, a una proyección <<truncada>> mucho más
ambiciosa; una pregunta hecha con el sabor amargo en la boca
de frustración, cuando se tiene en cuenta que su vida es la más
noble, la más soberbia expresión de la vitalidad de la
Naturaleza, y que, para que eso sea posible lo ha dotado de los
recursos necesarios para una realización plena de su potencial
específico. Apenas sale de la esclavitud, en la que en la
mayoría de las civilizaciones pasadas tiene que soportar a sus
257
espaldas el peso del aparato social, como ocurre aún en Persia,
en Grecia y en Roma, apenas sale de la servidumbre, por la
cual tiene que soportar el peso del aparato aristocrático de la
Sociedad durante la Edad Media, cuando aparentemente logra
la lucidez suficiente que le permite alcanzar la Libertad, como
ocurre luego de la Revolución Francesa, ésta se hace más
lejana, más inalcanzable, a pesar de que, para lograrlo, el
Hombre inventa el Estado de Derecho. De hecho y no de
derecho, un ideal glorioso se derrumba, la organización social
se prostituye, y aparece un aciago caos que quiere hacernos
desandar el camino de una cultura, que como la occidental,
pudiera haber sido el producto de la conversión del Hombre
de acuerdo a las propuestas e ideales de muchos de nuestros
más encumbrados líderes, encabezados en nuestro caso, por
ese líder, por ese hermano nuestro, que bebió de la más
granada fuente de sabiduría de cuanta civilización humana
alguna hubiera alcanzado, y del cual reconocemos, sus
seguidores, una dignidad “sobrenatural”, que sobrepasa todas
las posibilidades de nuestra imaginación: Nada menos que ser
la encarnación de la Segunda Persona de la Trinidad Divina:
Jesús de Nazareth. Por eso sigue en pié la pregunta, ya que
nuestra sociedad evoluciona <<en reversa>>, a contrapelo de
lo que debería ser. Y en ese sentido, una respuesta positiva
nuestra puede significar verdaderamente un reto, un desafío a
una situación, a un mundo, a una sociedad que ha olvidado su
origen, que se ha olvidado de toda promesa de salvación. ¡No
es otro el fin de la exigencia de nuestra parte, de que
asumamos una audaz postura moral, que darle a ese reto, a ese
desafío y a quienes les caiga, la respuesta que merecen! Y ya
hemos visto cómo en la evolución de la cultura
contemporánea, aprovechando los recursos de la tecnología
digital, empiezan a aparecer en el Mundo los primeros
síntomas de una nueva revolución que, con el apoyo masivo
de los hombres de bien puede significar la corrección de
muchos de los males de los que adolece la Humanidad actual,
el cambio esencial en la ruta de la Cultura, en aras de una más
plena realización de la vida humana.
258
Yo me atrevería a pensar que los primeros pasos de esa
revolución se empezaron a dar, en nuestros tiempos modernos,
cuando las grandes compañías productoras de diversos bienes
y servicios de mediados del siglo pasado, se percataron que no
podían seguir cifrando su supervivencia sobre la base de una
oferta industrial pensada únicamente, en cuanto competencia,
partiendo sólo de precios más bajos, para todo lo que un
cliente pudiera comprar en un momento dado. Una vez la
Gran Industria copó la demanda aparente, se dio cuenta de
inmensos desajustes entre sus percepciones de lo que era la
“Demanda”, el “Mercado” y lo que el cliente recibía, y lo que
podían ser sus aspiraciones, que de ninguna manera
coincidían. Esa consciencia, que dificilmente se ha dado, aún
hoy, en otros sectores de la vida humana, como pudiera ser el
político, le abrió a la Economía un horizonte insospechado.
De ahí ha venido a desplegarse, al nivel privado, que es la
esfera donde se ha movido principalmente la empresa
productiva de bienes y servicios en Occidente, un esfuerzo
sustancial
por satisfacer las necesidades naturales del
“consumidor”, lo que mejora la posición del establecimiento
industrial para asegurar y mejorar sus opciones de lucro y,
además, desbordado este objetivo, se ha pasado a “estimular”
nuevas demandas para nutrir de medios financieros
adicionales el aparato productivo industrial.
Por fin, lo que parecía imposible de hacer realidad, el
presupuesto básico del sistema capitalista, desde sus orígenes,
“Lo que es bueno para el individuo es bueno para la
Sociedad” se hacía realidad. El <<cliente>> como “atractor”,
y el <<servicio al cliente>> como estrategia de
direccionamiento empresarial señalan el principio de una
revolución en la mentalidad empresarial que prepara al
“establecimiento” social para la revolución digital, y su
consecuencia: La aparición en la Sociedad Burguesa de la
urgencia de una nueva visión de su sentido evolutivo, su
reencuentro, el primero quizás,
con la <<consciencia
universal del Hombre>>, con la posibilidad, no ya de una
globalización económica de la sociedad humana, sino de una
259
cultura integral del Hombre. ¡El aparente e insoluble
conflicto ideológico entre <<capitalismo>>, -lo privado-,
<<socialismo>>, -lo público-, que ha causado tanta
devastación humana, tanta frustración, tanta retaliación, tanto
malestar en ambas orillas, no existe! No se opone lo uno con
lo otro. ¡No pueden excluirse sin que ello le cierre a su
aparente contendor su camino, sus opciones de consolidación,
porque se complementan! No puede supervivir el uno sin el
otro. ¡El <<trabajo en equipo>> no puede darse sin ambos.
Por este camino llegamos a dos nociones que <<cubren>> los
requerimientos, en su integridad, de lo que podría considerarse
técnicamente, desde el punto de vista de la Ingeniería y de las
técnicas organizacionales, en su estado actual de desarrollo,
necesarios para el desenvolvimiento completo de la vida
humana. El “Negocio” (según nuestra versión lingüística
española, la “negación del Ocio”) versus el Ocio, proveniente
de la experiencia pre – burguesa, precisamente relacionado
con el “espacio” en que laboraba la Aristocracia, en períodos
culturales anteriores, y en el que se gestaban la innovación, el
progreso de la sociedad humana en su conjunto.
La experiencia de la revolución digital, con la aparición de las
nuevas <<estructuras de la colaboración>>, -verdaderas
comunidades virtuales de usuarios de las diferentes redes de
comunicación digital, interesados en múltiples temas
específicos-, que avanza incontenible en las naciones más
avanzadas, nos está mostrando la existencia de un profundo
<<vacío institucional>> en la sociedad burguesa clásica, en
virtud del cual, sus actores clásicos, los directores de la gran
empresa privada, le desconocen al ciudadano común su
derecho real a un espacio, particularmente cuando es
independiente, y si no está vinculado al poderío de las
diferentes estructuras empresariales que ellos manejan y que
compiten por su el suyo propio.
En la experiencia colombiana, como un caso que se repite,
quizás, de maneras diferentes en otras partes del Mundo,
260
particularmente en aquellas donde conviven gentes de muy
diferentes niveles de civilización, el mismo conflicto se
presenta entre pequeñas y grandes organizaciones diversas, de
carácter ideológico, religioso, económico, -de negocios-, de
carácter ilegal, etc., como las pandillas juveniles, las bandas
criminales, los “combos” dedicados a negocios ilícitos como
el comercio humano, los narcóticos, el juego, el sicariato o
asesinato a sueldo, los “ejércitos privados” de los grandes
capos, los ejércitos populares “de liberación”, los carteles, los
partidos políticos, las sectas religiosas, las sociedades secretas,
etc. El ciudadano colombiano, especialmente si es
independiente, léase, sin otro doliente que sí mismo, ya viva
como desplazado en la Gran Ciudad, o como campesino, a
menudo explotado vilmente por los comerciantes urbanos u
organizados, ha tenido que pegar un precio pavoroso en
nuestro país. La ley de Justicia y Paz, iniciativa ampliamente
controvertida en el país, con sus planes de reivindicar
económicamente a los afectados materialmente por el
conflicto, es un afortunado esfuerzo de nuestro Estado por
devolverle a nuestro ciudadano común, un espacio el cual tal
vez no contaba. Tiene al menos la virtud de reconocer un
espacio y unos derechos humanos, que en la práctica, han
terminado aplastados por el fragor del combate en la lucha
por la supremacía política y los privilegios que ésta
representa. ¿Es acaso éste, el punto de partida de un orden
nuevo, de <<una civilización autóctona, de una civilización
propia nuestra>> viables? ¿Es imaginable esta posibilidad
dentro del marco de un mundo digital global, como
promisorio aporte nuestro, como cosecha pródiga de nuestra
experiencia, referido a nuestro porvenir? ¿Por qué no?
Otro descubrimiento increíble llamado a abrir un abanico
verdaderamente prometedor de posibilidades en el Trabajo, es
el de los sistemas de comercialización (y ¿por que no de
producción y servicios?) <<en red>>. Frente a los viejos y
tradicionales
sistemas
jerárquicos
organizacionales
burocráticos para el manejo de los recursos humanos obreros y
de manejo o administración, son dueños de una ventaja
261
inapreciable: Tienen la virtud de generar estímulos adecuados
para el crecimiento, a plenitud, de la personalidad, para el
aprendizaje de nuevas destrezas y habilidades, entre ellas a
“autoorganizarse”, a articularse “en equipo” con otros para
acceder a propósitos u objetivos que de otra manera podrían
ser inalcanzables o poco probables. Como lo dicen Don
Tapscot y Anthony D. Williams en su obra “Wikinomics”, la
tecnología electrónica digital ha permitido el manejo
minucioso y fiel de situaciones muy complejas, como puede
ser la de permitir a muchas personas participar, en gran
número, en los debates públicos, para expresar su opinión,
entre muchas y un sinnúmero de otras aplicaciones.
Mencionan, además, en su publicación, cómo se ha podido
establecer, a ese nivel de cosas, que el secreto, la propiedad
intelectual, la política de patentes, empiezan a reducir el ritmo
de innovación y las posibilidades de aplicar prácticamente el
conocimiento que la Ciencia y la tecnología ponen a
disposición humana, con perjuicio de los mismos empresarios
industriales, ya que la carencia de <<bases comunes de
conocimiento>>, le impide a los consumidores potenciales de
sus productos los criterios que necesitan para la escogencia de
los que, dadas las circunstancias particulares de cada uno, han
de interesarles más.
Es importante comprender, además, para terminar, el sentido
que tiene la vida humana, vivida dentro del contexto de
“esferas” institucionales,
interrelacionadas, aunque
perfectamente estructuradas internamente, como pueden ser
las células, los órganos corporales, los individuos, dentro de
sus comunidades, etc. Para explicarlo, voy a tomar un ejemplo
de la Ingeniería que describe, de manera muy imparcial, el
fenómeno: Hay un implemento, de amplio uso en el
laboratorio, en Ingeniería de inmensa aplicación en la
investigación científica de ciertas reacciones físico - químicas
naturales: El reactor. Es un implemento que reserva el espacio
contenido en el interior de un recipiente, para reducir
sustancial y significativamente la influencia de factores
externos, para llegar a generar allí procesos controlables y
262
entender las reacciones que allí se verifican. El motor de
combustión interna es un claro ejemplo. Allí se llevan a cabo
procesos de combustión exotérmicos controlados, con el fin
de aprovechar la energía generada en aplicaciones diversas.
Es por “esferas” en que se constituyen los equipos de trabajo,
“verdaderos reactores sociales”, en los que se enfrentan
colectivamente, o comunitariamente los retos externos, sin que
sus componentes sean afectados individualmente por ellos.
Ese mismo fenómeno lo observamos, por doquier, en la
Naturaleza:
De la misma manera la Naturaleza ha desarrollado, a través de
la evolución de las especies, por ejemplo la matriz, en las
especies placentarias, para mantener bajo estricto régimen de
control y cuidado, la procreación y el desarrollo de los
embriones de los seres vivos adultos. Y la Sociedad humana,
desde tiempos anteriores a la aparición de la consciencia
humana, ha buscado lo mismo: La idea de la Familia, en cuyo
seno de madura la vida humana hasta llegar a las condiciones
propias de la vida adulta. Y así sucesivamente, mediante el
instinto gregario, los seres humanos se han aglutinado,
espontáneamente, para cazar, para su defensa o desarrollar sus
incursiones en territorios hostiles. De la misma manera y con
fines relacionados, aparecen todas las formas de asociación,
las comunidades de vecinos, de creencias, de raza y
costumbres, las naciones, las alianzas militares y económicas,
etc.
Históricamente, es evidente que con muy diversos y
multilaterales esfuerzos, la mentalidad de los seres humanos
ha forjado diferentes prototipos de estructuras, desde las
épocas más primitivas hasta las más modernas, para ciertos
fines, particularmente, para establecer diferentes formas de
interacción en la vida social de sus miembros, para establecer
fronteras que separan sus campos de acción, unos de otros,
separar los derechos de unos de los derechos de otros,
establecer los espacios propios del común y de cada persona,
263
el ámbito hasta donde alcaza su ejercicio de la libertad en el
manejo de sus relaciones, los compromisos y relaciones de
“equipo”, de mutuo apoyo típicos, la ética del orden interno
que articula internamente a las comunidades; es muy relevante
la función del “Estado”, donde se conjugan las actividades de
manejo de lo social, a máxima escala, en la última instancia
social, de la vida de los individuos, y sus relaciones conjuntas
con el exterior.. El Estado ha evolucionado mucho, en esos
términos de dimensiones y se ha hecho mucho más complejo;
esa evolución va pareja con el desarrollo de la vida al nivel de
unidades originales de consanguinidad, nos núcleos de
parentesco inmediato, los clanes, las tribus, luego las
asociaciones humanas que se congregaron alrededor de la
misma cultura, muchos de ellos nómadas, y que florecieron
hasta entre 10.000 y 2.000 años antes de Cristo, originalmente
nómadas, pero luego que se volvieron sedentarios, que
tuvieron sus propios asentamientos, todo lo cual modeló su
carácter. Aparecen entonces las primeras concentraciones de
población urbana, con su área de influencia según algunos
factores, como por ejemplo, hacerse centros comerciales
importantes de intercambio, lugares donde se llevan a cabo
actividades artesanales o industriales importantes, como el
cultivo de ciertas cosechas, la producción de ciertos
productos, como los de cerámica, de cobre, de bronce, luego
de hierro y acero, ciertas actividades mineras, etc. Los
diferentes pueblos asumen así cierta personalidad reconocida,
cierta especialización del trabajo, ciertas debilidades y
fortalezas. Unos se vuelven guerreros consumados, otros
pastores, otros agricultores, otros artesanos, otros artistas,
filósofos, observadores de la naturaleza, pensadores,
científicos, literatos, poetas, etc. Florecen la ciudades Estado,
la Guerra, con la cual muchos de sus jefes pretenden el
dominio de las artes, de las riquezas, de los recursos que no
poseen siguiendo un patrón de propósitos, unos perversos, por
otros desesperados para mantenerse vivos, para no perecer,
bajo el efecto de los elementos de la naturaleza que son
contundentes, que no perdonan, que no dan tregua.
264
Y esa historia y la dinámica que le imprime a la humanidad su
dinámica actual. La Guerra, la gran herramienta, usada a
plenitud hasta las alturas del verdadero arte, con sus códigos
de honor, pero también libradas con la mayor bajeza, con los
actos más inicuos y despreciables de la traición, con el mayor
sadismo y humillación posible para el vencido, dio cuenta de
legiones enteras de pequeños y reinos, inauguró la época de
los grandes imperios, de sociedades que se hundían, con cuyo
patrimonio y riquezas se financiaban las guerras y se pagaba
la soldadesca, que eran transformadas en hordas de esclavos,
de servidores. Es la época en que no queda en ninguna parte
piedra sobre piedra, en que sólo quedan las mujeres y los
niños, por razones obvias, pero en que los varones, salvo con
muy contadas excepciones, eran pasados por completo, por las
armas.
Las sociedades feudales de la Edad Media Occidental no son
más que reproducciones de esos modelos imperiales,
obviamente con su identidad propia, en general, con sus
propios elementos culturales, su propia estructura de manejo
interna, su propio Estado, a cuya cabeza está el soberano,
seguido de su corte, de las clases aristocráticas, en que aquel
se apoya. Muy a grandes rasgos, es lo que se observa hasta la
Era Moderna que nace con la Ilustración y que da origen al
modelo social que llamamos Sociedad Burguesa, con su
estado Republicano, con su división de poderes, cuyo orden
regula la vida en el mundo actual. Sin embargo, hasta entrado
el siglo XX aquellos poderes imperiales rigen gran parte del
Planeta y la Primera Guerra Mundial presencia, si se quiere, el
último gran enfrentamiento entre los grandes Imperios, y que
termina transformando, por completo, la geopolítica del
Planeta: Grandes otrora poderosos Imperios se acaban: El
Imperio Austrohúngaro, el Imperio Otomano, de antiquísimo
origen. El Imperio Británico se refuerza y perdura, pero sólo
para evolucionar en la forma de “monarquías
constitucionales”, con una función limitada, a favor del
ejercicio de la democracia interna. Entonces empieza la Era de
las repúblicas, de las uniones de pueblos, de las federaciones,
etc., y, entre tanto, ocurre la revolución socialista en que se
265
inspira y se da principio a la construcción de una parte muy
importante de las estructuras productivas, los sindicatos
obreros, <<complemento>>, y no pocas veces mirada como
contraparte y competidora de los empresarios burgueses
independientes, privados, aspiraban asegurar para ellos solos
los beneficios de la producción industrial.
Y si en el aspecto político se da esa evolución, no es menos
dramática la evolución económica y social, apoyada en el
desarrollo tecnológico generado por una actividad científica
cada vez más influyente. El orden gremial de la Edad Media
se rompe, cuando irrumpen las tres revoluciones liberales
burguesas, la revolución social en Norteamérica, con la
emancipación de la Unión norteamericana de la metrópoli
inglesa, la revolución política en Francia y la revolución
económica, con la Revolución Industrial en Inglaterra.
Aparecen, entonces, las primeras estructuras de tipo
burocrático. La producción industrial proveniente de los
talleres manufactureros que se articula en Inglaterra desde
finales del siglo XVIII alrededor de las máquinas de vapor que
transforman la energía del carbón en movimiento; la fuerza de
trabajo proviene de las grandes migraciones de campesinos
desplazados del Campo en Inglaterra, donde la tierra cambia
de manos, y va a parar en manos de los comerciantes, y donde
empieza la Revolución Industrial. La articulación, en masa de
los talleres de manufactura, principalmente del área textil, se
integra con la economía global del Imperio, con la industria
minera local del acero y del carbón, ya que el algodón, su
materia prima básica proviene de las grandes plantaciones
algodoneras del sur de Norteamérica, producido con fuerza de
trabajo esclava, y los productos textiles, su producción, son
introducidos en todo el territorio del Imperio por medio de las
empresas navieras y de los ferrocarriles que van siendo
construidos, poco a poco, a través de los territorios imperiales
y del mismo continente europeo.
Todo aquello se da en un proceso multitudinario, complejo, y
anárquico, donde los logros de unos sectores sociales son
266
capitalizados por otros como fundamento de sus propios
proyectos. Los jefes de Estado y sus organizaciones toman
parte activa y se marginan de diversa manera, tal vez contando
con sus diversas ideologías y experiencias: En Europa,
Napoleón introduce los nuevos regímenes políticos y la
Revolución Industrial y sus productos usando sus ejércitos; En
Norteamérica, El Estado se aísla del exterior para proteger su
industria incipiente y se margina, confiando en el poder de la
iniciativa privada. Los pueblos del cercano oriente viven
todavía en el pasado, como súbditos del gran Imperio
Otomano que limita con India y China por el Sur y el Oriente,
y con el imperio Ruso por el norte. Suramérica se enfrenta con
sus propios conflictos políticos que se vuelven cada día más
insolubles, y que ocupan la mayor parte de la actividad de sus
líderes, ya emancipados, y las energías de que disponen sus
pueblos y el África negra empieza a ser colonizada por los
europeos. Los resultados de la Primera Guerra Mundial,
provocan el rompimiento de ese cuadro geopolítico, que sigue
cambiando con los efectos de la Segunda. De allí se desprende
la constitución de nuevas naciones, particularmente en los
territorios del antiguo Imperio otomano, liquidado, y aparecen
nuevos conflictos y resurgen otros viejos, conformando un
nuevo esquema geopolítico, un orden internacional diferente,
si así puede llamarse, y a finales del siglo XX, incluso, las
naciones africanas, sacadas del esquema original de las
posesiones europeas, se independizan.
De esta experiencia, mencionada a muy grandes rasgos, se
observa, cómo los intereses foráneos despliegan su poder para
conseguir lo que buscan, afectando en algunos casos positiva
y en otras negativamente los procesos íntimos de los pueblos
que dominan. En Asia el Islam gana en poder, pero sus
facciones chihíta y sunita compiten radicalmente por imponer
hegemónicamente su propio poder y algunas naciones son
desmembradas y repartidas entre sus vecinos, haciendo que
engrosen y se sumen a sus respectivos procesos económicos,
sociales y políticos; en África varias comunidades nacionales
son desmembradas y rotas. En ambos casos, las fracciones
267
nacionales luchan por su autonomía, a veces contra fuerzas
muy superiores, pero provocando una inestabilidad política
que impide su desarrollo constante, y aún, amenazando su
sostenibilidad económica.
Entonces, como lección, observamos un proceso económico,
social y político global muy complejo, que ha despertado, a su
vez, reacciones emocionales, falsas expectativas, conflictos
de una magnitud increíble, explotados por no pocos amos del
mundo actual para ganar aliados, socios económicos o
políticos, sacar dividendos de todo orden a favor de sus
propios intereses. De allí que esa pregunta con la que
iniciamos esta sección, debería formularse, tal vez de una
manera diferente: ¿Es posible superar esos conflictos, los
odios y demás emociones, los intereses foráneos, las falsas
expectativas populares, etc., para llegar a un mundo que pueda
recobrar sus oportunidades de desarrollo objetivas, en que los
diferentes pueblos puedan articularse alrededor de sus propias
posibilidades físicas y espirituales, que puedan interactuar e
integrarse al conjunto global, con las demás culturas del
Planeta en igualdad de condiciones con los demás? Es muy
posible que esta gran tarea vaya a demandar un cambio de
actitud radical a todos los hombres, nuevas formas de
aproximación, en su diálogo, condiciones sin las cuales, creo,
es imposible formular soluciones factibles. Y lo que nos está
mostrando la experiencia con las comunicaciones de tipo
digital, es, que si aquellos liderazgos que se han forjado en
circunstancias tan desfavorables no cambian su mentalidad y
permanecen bajo la influencia de aquellos nefastos factores
humanos que los han caracterizado, van a ser copados,
superados, dejados rezagados en el tiempo, porque no es que
pueda hacerse. En el sector de la industria farmacéutica,
todavía muy aferrada a los esquemas organizacionales
tradicionales, jerárquica, autosuficiente, reservada en la
divulgación de su propiedad intelectual, con alto costo
operativo en sus departamentos de investigación y con escasa
disponibilidad de medios financieros para cubrir todas las
necesidades de investigación, se observa ya una limitación
268
muy seria en la innovación que requieren para mantenerse en
el mercado. ¡Y mientras tanto, ya se están plantando las bases
de una nueva capa de soporte popular, con una nueva clase y
niveles muy superiores de <<“Ilustración”>>, de una nueva
sociedad humana, de nuevas formas de opinión ciudadana
global, <<plenamente conscientes>>, o conscientes como
pocas, capaces de aportar el grueso de la orientación que sus
grandes equipos de servidores, -sus pequeños y grandes
empresarios, sus gobernantes, sus líderes, y sus
<<“facilitadotes”>> a nivel físico y espiritual necesitan para el
mantenimiento de la máxima armonía individual, social, y con
su medio ambiente,
que servirá de fundamento, de
sustentación a nuevos modelos de civilización, a nuevas
culturas, para la formulación de nuevos objetivos políticos,
para el acceso a nuevos estadios de vida inteligente, etc.
Pero el desarrollo tecnológico de los procesos digitales no es
lo único con que cuenta el ser humano hoy para tener una idea
de lo que le depara el porvenir. Así sea aprovechándose de
éste, hay otras áreas de la actividad humana que poseen una
dinámica igualmente trascendental de desarrollo que la que
posee la tecnología digital. La aparición de nuevos modelos
organizacionales, muchos de ellos aplicados a la
comercialización de bienes y de servicios, como las
organizaciones comerciales <<en red>>, con su forma
extremadamente flexible de manejar el recuro humano, que le
permiten a sus participantes su crecimiento personal, el
aprendizaje de nuevas habilidades y destrezas, su adaptación a
formas de “trabajo en equipo”, etc., y la aparición de nuevas
tecnologías, como la Ergonomía, verdadera tecnología de
visión global para valorar las condiciones ambientales de los
puestos de trabajo, para evaluar los aportes de quien trabaja en
un determinado equipo de trabajo, de manera individual, para
el aporte de los equipos humanos a todos los niveles, tanto
operativos como de manejo, etc., da un testimonio claro de lo
que nos espera en el porvenir. Con esos desarrollos, es
indudable que las tradicionales estructuras burocráticas van a
tener que ser rediseñadas, pero ello les alargará en el tiempo
269
su vida útil, y podrán, a su vez, ser complementadas con
nuevos sistemas organizacionales, como los sistemas en red.
Y ello no tendrá que ser construido sin herramientas de “alta
resolución” para medir o presupuestar las “dimensiones
económicas” de los proyectos.
Luego de reflexionar sobre aquellos temas, parece claro que el
Caos y la Anarquía, no son buenos o malos en sí mismos,
sino por las pérdidas económicas que le significan al ser
humano en su vida cotidiana y por la pérdida de muchas
oportunidades en el aprovechamiento de infinidad de recursos
naturales y humanos que, de otra manera, podría aprovechar
para sobrevivir y crecer. La escala de la vida no es otra cosa
que una intrincada escala organizacional que marcha hacia un
mundo más complejo, cuyos peldaños están constituidos por
formas estructurales y formas de vida también cada vez más
complejas. En este caso, por ejemplo, la ceniza estelar,
representa un estado caótico, dentro del contexto universal,
relativo, respecto del orden que se da al nivel de sistemas
solares estructurados, como el nuestro, en virtud de los
campos gravitacionales cuya “ley” permite la formación de
estrellas como nuestro sol y su sistema planetario; pero los
medios planetarios sin vida pueden ser caóticos respecto de
planetas como la Tierra, en cuyo ambiente se han podido
estructurar las diferentes formas de vida. En la Ciudad,
converge población humana de manera caótica, por efecto de
las migraciones masivas o, como ocurre entre nosotros, por
efecto de la Violencia en el Campo; su acción, las demandas y
ofertas de sus vidas son, en términos generales, anárquicas,
pero con una labor directiva adecuada, todo aquello se va
canalizando y encausando dentro de un orden cada vez más
completo, en el que a ese movimiento anárquico se sucede una
acción cada vez menos contradictoria, cada vez es más
concertada y mejor aceptada por el común de la gente como
algo conveniente.
Por eso, el ascenso de un peldaño a otro en la complejización
de la Vida, tiene el significado de la estructuración de un
270
orden nuevo, sobre una base caótica y de acción anárquica que
apuntan al logro precisamente de ese nuevo orden. Los logros
en ese orden nuevo significa además, el requerimiento de
cierto caudal de energía que debe ser invertida, y la
“construcción” de una estructura ideal que sirve de referencia
de acción de la gente.
En el proceso de evolución de la Cultura, en la que se
considera como proceso fundamental la paulatina
<<emancipación>> de la persona humana de los dictados de
sus emociones, obviamente, sin que ellas dejen de ocupar el
importante lugar que le corresponde en la vida humana, es
difícil para la generalidad de las personas, hacerse juicios
sobre la realidad <<que puede llegar a ser>>, antes de que el
<<crecimiento personal>> que se espera alcanzar sea también
una realidad. Los ingenieros de sistemas realizan el proceso de
“simulación” de un contexto teórico determinado, dentro del
cual, teóricamente, o idealmente, o virtualmente, pueden
establecerse las condiciones generales que deben ser
consideradas para la adaptación de las personas a ambientes
naturales o sociales diferentes del presente. Algo parecido
pueden construir idealmente, o pueden figurarse, quienes
<<preven>> lo que ha de ocurrir cuando, digamos el medio
natural planetario cambie, su comportamiento histórico. Se
trata en este caso de verdaderas “estructuras” o formas ideales
que actúan, o permiten que muchos sujetos actúen de una
manera coherente con ellas, dada la información
independiente con que cuentan. Cuando la gente <<sueña>>,
y se dispone a realizar sus sueños, eso es lo que hace. Quienes
hacen planificación, antes de hacer realidad sus iniciativas eso
es lo que hacen. Cuando en una democracia representativa o
participativa se debaten proyectos, eso es lo que se hace, o
debería hacerse, buscar una expresión práctica del acuerdo,
para el bien de todos, en que la labor del conjunto esté
mutuamente referida. Todo eso es lo que se frustra cuando el
riesgo de sufrir los rigores de la fuerza arbitrariamente
ejercida, o del poder económico, o del poder político,
arbitrariamente ejercidos son los que determinan las realidades
271
del porvenir. Más adelante veremos cómo el líder, en el
ejercicio de una auténtica autoridad <<ilumina>>, en medio
de la oscuridad de la incertidumbre, el <<camino a seguir>>
y enciende la fe en sus seguidores, no en virtud de la fuerza
bruta, del poderío con que cuenta, sino de su capacidad de
persuasión humana, de su capacidad de generar sinergia entre
sus seguidores. Desde este punto de vista hay diferencias
radicales entre lo que es un caudillo y un líder auténtico, en el
sentido que hemos asumido de él. De ahí, que es importante
desarrollar la capacidad de soñar de las personas, la capacidad
de transferirse idealmente más allá de su realidad física actual,
de trascender sus límites y contemplarse desde allí, a dónde
quisiera llegar, para darse cuenta de la diferencia entre las
circunstancias su vida actual y las que disfrutaría, tal como esa
vida podría ser vivida, no en constante conflicto y discordia,
sino en armonía con sus semejantes y su entorno físico, sin las
incertidumbres que las circunstancias actuales le acarrean.
Con ello podría lograr gran apertura a fuentes de iluminación,
e inspiración que antes no las conmovían, con las que antes,
quizás, no querían contar, y descubrirán nuevos y
desconocidos enfoques para el debate de los objetivos que
sería preciso desarrollar e implementar en común y en los
que, quizás, sería necesario trabajar con consagración y
arduamente para evitar muchos conflictos, para solucionarlos
en caso de que ya se hayan suscitado, allanar las vías de la
participación proactiva y establecer las bases éticas para que
ese futuro pueda concretarse en realidad.
1.3.0 LA ÉTICA
Vamos a referirnos a la idea de que la ética como algo dinámico,
abierto, y a la idea de que nadie ha dicho la última palabra, y
quizás nunca podrá ser dicha, en el desarrollo conceptual del
término. Es algo que merece una investigación constante, un
esfuerzo constante de conciliación de voluntades y de objetivos
comunes, en un proceso de interacción humana y con el resto de
la Naturaleza, que merecen la máxima transparencia, el máximo
cuidado, esfuerzo constante, claras responsabilidades humanas,
272
para ser puesto en práctica, y liderazgos rigurosamente justos y
eficaces.
En Ingeniería hemos desarrollado técnicas para la construcción de
proyectos complejos, para la construcción de grandes obras en las
cuales se enfoca la mayor atención en lo que se denomina la ruta
crítica y se tienen presentes la totalidad de las tareas a realizar
montadas en una red de procesos o acciones más simples, cada
una con sus propios objetivos. Desde la fabricación de una camisa
hasta la de un automóvil o una aeronave mayor, todo debe estar
claramente definido. El programa de desarrollo del proyectil mar
– tierra norteamericano “Polaris” en la segunda mitad del siglo
pasado, se hizo mediante ese tipo de técnicas, con una economía
impresionante de recursos y de tiempo.
Esto lo pongo de relieve para entender cómo en no pocos casos,
los escollos financieros, el acopio de recursos humanos, entre
otros, con la adecuada preparación técnica y científica, etc., se
superan sólo con un adecuado enfoque de los retos a enfrentar, de
los paradigmas a superar, de de los problemas a resolver, etc. Lo
que pudiera ser un verdadero “laberinto” de actividades, una
“torre de Babel” de confusiones, pueden quedar a descubierto,
con plena claridad, luego de la elección de los objetivos a
alcanzar, de las “rutas” razonables a seguir, de la planificación
integral del proyecto, en su estructuración técnica, etc. Y si esto lo
decimos respecto del manejo de procedimientos conocidos, con
objetivos concretos a lograr con los implementos disponibles
dentro de la precisión requerida, aunque tengan que ser aplicados
con suma destreza y cuidado, lo podemos decir para los objetivos
de largo plazo, que todavía no se sabe cómo alcanzar, y en que los
caminos y los implementos necesarios tienen que ser explorados y
desarrollados. Así se desarrollan los grandes proyectos de la
navegación espacial, cuyo aporte servirá, más adelante, además,
para la realización de otros proyectos que podrían parecer
demasiado utópicos, hoy, como el aprovechamiento de ciertos
recursos minerales, la colonización permanente de planetas
vecinos, etc. Si aceptamos, por ejemplo, que todo ese “andamiaje”
estructural y su infraestructura correspondiente sólo tienen valor,
273
en cuanto a su relación con los requerimientos humanos,
individualmente y colectivamente considerados,
aquellos
proyectos tiene cien por ciento de su justificación en lo mismo,
en su valor humano, y para resolver problemas humanos. Por ese
camino nos vamos adentrando en el campo de la Ética.
En la vida práctica cotidiana, no toda la gente se mueve
preparando mentalmente, de antemano, su movimiento para
evitar, en lo posible, afectar negativamente a otros o de hacerlo,
que sea positivamente. Esos tipos de afectación son, en general,
consecuencias sorpresivas de la mayoría de los actos humanos.
Todavía más, pocas vidas son manejadas por sus dueños,
conscientemente, de manera preactiva en la consecución de sus
sueños o propósitos más deseados. Pocos tienen, incluso, el
cuidado de <<provocar>> en su calidad de vida, en su auto
formación, los resultados que requiere su preparación física y
mental necesaria para afrontar sus retos vitales. Sin embargo, el
que ello no curra en la mayoría de los casos, tampoco significa
que el requerimiento de los esfuerzos humanos para salir de sus
“áreas de comodidad” pueda ser pasado por alto si queremos que
la Especie sobreviva. Sólo aquellos que se percaten de ello y se
dispongan a dar los pasos requeridos para conseguirlo
<<merecerán>> sobrevivir. De allí la urgencia de superar las
barreras que nos impiden la comunicación de ese sentido de
urgencia necesario a todos los hombres. Y toda esa relación del
tema con un compromiso real de los seres humanos mejor
preparados, hace que cuando tomamos en la mano el tema de la
planificación del futuro, del tema político, estemos situados
realmente ante una extensión de la noción de ética aplicable a la
acción humana, a la vida humana, si se quiere, colectivamente
considerada. El liderar a la humanidad es un compromiso vital
con ella de aquellos que se han preparado mejor en su vida, que
han tenido mejores oportunidades de ver por sobre las realidades
cotidianas, y de allanar las dificultades que le impiden a los
hombres tener consciencia de los retos que les depara el mundo en
que viven para alcanzar la plenitud de sus vidas. Todavía más, me
atrevo a pensar que, mientras contemos con limitaciones
crecientes de recursos naturales, en conjunto, como se da con los
274
<<incrementos incontrolados de población humana>> o con el
desencadenamiento de procesos como del <<calentamiento
global>> y otras afectaciones que la actividad humana ha
provocado sobre el ambiente natural, sin que llegáramos a
saberlo, más va a depender la vida humana de que logremos
hacerle entender a todos los seres humanos de todas las culturas,
que sólo los principios de la solidaridad, el esfuerzo propio y la
ayuda mutua, que nos permiten la estructuración del <<trabajo en
equipo>>, nos pueden conducir a <<puerto seguro>>. Dentro de
ese contexto, el problema de conseguir lo más que se pueda con
los recursos disponibles en bien humano, es un típico problema
ético.
Yo vivo con mi esposa, ambos de la tercera edad, en un barrio que
fue hasta hace unos seis meses, muy exclusivo de Medellín. Estos
días pasados (el 2 – o6 – 2009), un grupo de residentes muy
inconformes de mi barrio, liderados por la vicepresidenta de la
Junta de Acción Comunal, nos reunimos con un funcionario de la
secretaría de gobierno municipal con el propósito de pedir acción
contundente, dado que nuestro barrio (mixto, residencial y
comercial según las normas del uso del suelo) se ha visto
invadido por una cuantía poco acostumbrada de negocios de
cantina, bar – restaurantes, como efecto de la presión de la oferta
de los comerciantes de un barrio vecino que se ha transformado,
con aceptación de la municipalidad, en una “zona rosa” –área
turística y de diversiones-, de la Ciudad y entre ellos, se han
introducido, aprovechando la laxitud de las normas de control,
algunos negocios que atentan contra la moral pública, dedicados a
los negocios de droga, y al comercio sexual sin la menor
discreción, con música y espectáculos abiertos al público de la
calle, tratando de llamar la atención y <<tomándose
prácticamente el espacio público de su sector>> sin el menor
respeto por su vecindario. Como consecuencia, además de los
escándalos propiciados por personas alicoradas y parejas de poco
pudor provenientes de toda la ciudad, de la bulla, de la basura y el
desorden cotidiano, todos los días y noches, nuestras vías viven
atestadas de gente y vehículos hasta altas horas de la madrugada.
Cada uno de nosotros expresó su inconformidad; yo expresé la
275
mía, particularmente contra ese negocio de comercio sexual que
nos afecta a mi esposa y a mí muy directamente y recibí la
siguiente respuesta del funcionario, un funcionario público típico
nuestro, ante mi requerimiento personal: “Yo no hago juicios
morales, hago juicios políticos. Mis responsabilidades son
políticas”. Vamos a revisar el caso, y veremos si están violando
alguna norma legal de las que regulan su actividad; si resulta así
actuaremos”.
Pero esa indiferencia en el aspecto ético respecto de actos
públicos que se arraigan y que afectan profundamente a
sociedades, a naciones enteras, puede apreciarse en una polémica
bastante diferente: La prensa de la década de los setenta publicó
alguna vez la expresión del Dr. Alfonso López Michelsen, uno de
los personajes más controvertidos de la política colombiana
contemporánea, abogado, político competente y gran
constitucionalista liberal, a quien se le acusaba, entonces, de
poner en práctica políticas demasiado “manguianchas” en el
control de ciertos negocios ilícitos cuando era presidente de
Colombia, respecto de su entendimiento acerca de la
responsabilidad que le competía según su investidura. Recuerdo
mucho la publicación de la noticia y la conservo en mi memoria,
aunque no guardé su recorte. Siendo presidente de Colombia entre
1974 y 1978, decía más o menos: “Mi consciencia es la Ley” (y
para los que han vivido ésta época, es de tenerse en cuenta, que de
ser muchas de aquellas actividades hoy ilegítimas, cuando apenas
empezaban a practicarse, y a provocar controversia, ya habían
movido inmensos intereses económicos de todas las capas,
inclusive, de las más altas capas sociales del país).
Las preguntas a las que me movió el curso tomado por la
evolución que tomaron esas industrias con el tiempo, el poderío
que alcanzaron sus empresarios, incluyendo entre ellos a los
movimientos
subversivos
que
conspiraban,
entonces,
abiertamente contra el Estado de Derecho, sobre el verdadero
sentido de responsabilidad de aquellas posturas, el significado
político de los actores, en este caso, al menos legalmente,
servidores públicos, y que quiero compartir con el lector: ¿No
276
posee, acaso, nuestro servidor público, un sentido más profundo
de su responsabilidad, que le comprometa a fondo con los
destinos del ciudadano, que no sea la mera Ley? ¿Y que sentido
puede asumir su conducta cuando se enfrenta a problemas que
desbordan las ambiciones del orden legal? ¿No se sitúa acaso
nuestra sociedad, aparte de su institucionalidad legal, dentro de un
contexto cultural que se sobra en tradiciones, en información
histórica, en experiencias, en hombres de talento genial, en una
jurisprudencia respetable, frente a ese tipo de conflictos, en la
posición de una <<”cenicienta moral”>>, de una sociedad
“mendicante”, a la hora de enfrentar la realidad, tal cual se da en
una democracia representativa como la nuestra, por la forma
como funcionan en ella la Justicia y la administración pública,
sobre la base del entendimiento de que la Ley es,
incuestionablemente, producto de la <<voluntad popular>>, y no
de sus intermediarios, y que de allí se deriva, de hecho, la
realización del querer ciudadano? ¿O es preciso aceptar que se
siga insistiendo que es razonable romper de tajo con ese
patrimonio valioso de nuestra cultura, para atenernos unicamente
a los dictados de nuestra visión técnica del Derecho, de nuestro
concepto de legitimidad, que han sido generados por la visión,
exclusivamente positivista de nuestra mentalidad moderna? ¡No
nos olvidemos que en el planeta tenemos naciones muy dignas y
disciplinadas que no cifran estas cualidades, propiamente en una
detallada e injundiosa constitución escrita, como es Gran Bretaña!
Un ingeniero amigo, quien comprometió la mayor parte de su
vida activa con Integral, una de las empresas de ingeniería más
prestigiosas de Colombia, me decía: “Hace treinta años un
contrato firmado para la construcción de una obra grande, una
carretera, una represa hidroeléctrica, o cualquier otra obra,
requería, como mucho, dos o tres folios. Un contrato de esa índole
hoy requiere, mínimo, cuatrocientos, quinientos, o más folios, y ni
así se ahorra uno problemas. La obra más exigente en términos
técnicos, es, primordialmente, un problema de abogados, no de
ingenieros; tienen que tenerse en cuenta los detalles más
inverosímiles”.
277
Comúnmente, cuando se habla de leyes, se habla de su
<<espíritu>>. Al menos cuando se habla de “espíritu de la ley”,
entiende uno que hubo motivos que la inspiraron. Sin embargo, a
menudo ese espíritu lo puede uno identificar en el texto, en sus
referencias, tal vez en los objetivos que busca, así no sean muy
ambiciosos. Pero en la experiencia cotidiana, a menudo la
interpretación de ese espíritu no es lo que más importa. Es mucho
más importante el cuadro descriptivo de las consecuencias que
tiene, algunas de las cuales puede ser la de canalizar las
actividades privadas, la de proteger los derechos de un sector
desvalido, mantener abiertas las oportunidades de trabajo para
población de sectores humildes, etc. Y en ese sentido, así no
tengamos la consciencia de ello, podemos encontrar por medio de
esa interpretación que dicha ley tiene una dimensión, una
proyección
espiritual. Y ¿qué decir de los intentos de
tergiversarla, de minimizar su alcance, de desfigurarla en su
aplicación, o simplemente de desconocerla o usarla
perversamente para el exclusivo beneficio? De la misma manera,
el sujeto que hace eso incursiona en los “espacios” del espíritu,
aunque no tenga consciencia de ello, o pretenda no tenerla. La ley
sin espíritu se convierte en un simple código regulador de la
conducta sin razón aparente. El que no se ponga en práctica la ley,
o sea burlada ésta por quienes aquella trata de “meter en cintura”,
cuando es de conocimiento común el bien que busca, es un
síntoma de desorden, de indisciplina social, y plantea un conflicto
entre quienes la ley defiende y la ley frena. Cuando la ley se
convierte en un código que nadie cumple, y todo el mundo viola,
no tiene sentido conservarla, mantenerla; no tiene sentido, no
tiene proyección, es letra muerta….o puede ser un pretexto para
que los interesados mantengan ciertas “estructuras” ciertos
“privilegios, por encima de la Opinión Pública, tal vez del querer
de la gente.
Cuando los conquistadores españoles llegaron a Mesoamérica,
consideraron que la proyección espiritual de las culturas maya,
azteca y demás, eran demoníacas, y se dieron a la tarea de alterar
la fe de los pueblos aborígenes, de quemar en lo posible los
códices donde estaba escrita su historia, donde se podía conocer la
278
visión de su cultura, el enfoque de su arte, su visión cosmogónica,
etc. Por fortuna, La recopilación de un monje español de
muchísimos ideogramas indígenas, destinada a ayudar a la
interdicción de su cultura, sirvió para la interpretación de su
cultura. El libro que los contenía, fue salvado de los incendios
desatados en la Biblioteca Nacional de Berlín en los días finales
de la caída del Tercer Rich en 1945 por un soldado ruso,
estudiante de idiomas, que tomaba parte en la ofensiva rusa contra
los bastiones orientales de Berlín, y él mismo logró más tarde
descifrar el código de la escritura maya. Luego, diversos
antropólogos han hecho un gran trabajo de interpretación en las
inscripciones de sus monumentos arquitectónicos, habiendo
descubierto que en tiempos que eran considerados, hasta hace
poco, preclásicos, más o menos, hace unos dos mil a dos mil
quinientos años, realmente existía toda una civilización de un
nivel de refinación y finura artísticas, dignas de ser tenidas en
cuenta en la época de su mayor esplendor, como dan testimonio
algunas obras de arte murales descubiertas en algunas cavernas
calcáreas.
En su obra “Azteca” (impresa en España por Printer, industria
gráfica SA Provenza, 388, Barcelona – Sant Vicenç dels Otees,
1981), “bestseller mundial”, Gary Jennings, describe la
autobiografía de Mixtli o Nube Oscura, un azteca de estrato culto,
escribano en su lengua, y con una vasta experiencia en la vida
social, económica y política de su civilización, tomada
directamente de sus relatos transcritos por él mismo al español y
registrados por un grupo de escribanos españoles por solicitud del
rey Carlos, al Arzobispo de México, Fray Juan de Zumárraga,
quien deseaba información de primera mano sobre las culturas
americanas. En esa obra, que registra el evento mencionado,
sucedido alrededor de 1530, queda muy clara la postura de las
autoridades españolas respecto de la cultura azteca, no menos
radical, destructiva, y descalificadora que la asumida frente a la
cultura maya, tal como lo expresa el autor, al mostrar el trato
desobligante de que fue objeto Mixtli, quien, luego de ser
bautizado como “Juan Damasceno”, fue ajusticiado, al persistir en
la práctica de sus costumbres ancestrales.
279
Pero la cultura moderna, con razones poderosas o no, no ha sido
más ecuánime con las tradiciones provenientes del período final
de la Edad Media: El ejercicio de la Política, basada en el legado
de la Ilustración, del pensamiento positivo, se opone tajantemente
al basado en las doctrinas del escolasticismo. Al sacralismo
propio de la sociedad medieval se opone, con una hostilidad no
disimulada, el secularismo de la sociedad burguesa moderna, y
ese clima difícilmente es disimulado, entre nosotros, por los
funcionarios públicos, por los políticos, y en general por los
detractores de las prácticas políticas de la época colonial. En
Colombia el orden republicano le dio la espalda a trescientos años
de cultura española, pero no sólo eso: la flor y nata de la juventud
colombiana formada en la Expedición Botánica, nuestra
verdadera primera Universidad humanística y científica, “alma
mater” de nuestra nacionalidad, fue extirpada, -pasada por las
armas-, por el gran “pacificador” Pablo Morillo durante el
proceso de reconquista, a mediados de la primera década del siglo
XIX. Según el decir de Luis López de Mesa, con ello le
“decapitó” el espíritu al inmediato porvenir de Colombia. Así
nuestra dirigencia tenía que perder facilmentre el rumbo.
Y ¿que pasa con las tradiciones, las estructuras de cultura de
nuestros pueblos aborígenes, otro de los grandes componentes de
nuestra población? Por dos razones, cuando hablamos de las
generaciones de “criollos”, expresión que distingue, básicamente
a los españoles nacidos en América, difícilmente puede hablarse
todavía de una cultura mestiza. Si la cultura de los pueblos
nativos fue satanizada por la cultura española, todavía dentro del
contexto de su fundamento escolástico, pronto éste empezaría a
resquebrajarse y se daría principio a los profundos conflictos
religiosos, que derivarían en terribles enfrentamientos y
mortíferas guerras, origen de las nuevas rivalidades entre aquella
línea de pensamiento y las líneas modernas del pensamiento
positivo. Consideramos de allí, que las sociedades americanas han
mantenido una separación casi insuperable entre la sociedad
institucionalizada, “criolla”, cuasiaristocrática, que dirige
políticamente el país, y sus estratos mestizos, indígenas y de
280
origen africano que no tienen mayores ingerencias en ese papel;
consideramos, además, que el conocimiento científico de nuestros
pueblos aborígenes y afrodescendientes, es todavía cosa de la
Academia, sin consecuencias prácticas todavía para su desarrollo
en términos prácticos, ya que éstos se hallan aislados tras de dos
líneas o frentes de separación, una, mucho más tenue y perneada,
relacionada con las tradiciones españolas, renacentistas, que los
satanizaba y la última, la cuales no los sataniza: simplemente se
olvida de ellos.
Los pueblos aborígenes, pues, conservan sus costumbres pero
permanecen aislados dentro de fronteras o paradigmas culturales
que no logran pernear sustancialmente, sino acaso un poco al
nivel académico, al nivel de la sociedad <<dominante>>
moderna, que impone sus directivas, situación que se resuelve un
poco anárquicamente a medida que avanza el mestizaje de sangre.
Y lo mismo se da en todo el territorio “mestizo” de la América
Española. Con un agravante: La aparición de secuelas violentas,
de los grandes conflictos religiosos e ideológicos que nos han
golpeado, como lo que hemos vivido en Colombia por tantos
años, y que nos han conducido al encono de los conflictos y a
diferentes alineamientos de partidarios u opositores de las
distintas posturas típicas adoptadas por los actores políticos que
lideran dichos movimientos. Por otro lado, como ocurre en
Colombia, la aparición de los grandes exponentes de la
delincuencia agravan el problema con la imposición de sus
propias iniciativas, en establecer, en contra de cualquier otro
interés, su propio orden, en el territorio que dominan, en un
mundo que se mueve, por completo en la clandestinidad, que se
apoya en estructuras criminales exteriores, en los negocios de
drogas, en el comercio de armas, en la trata de “blancas”, el
comercio sexual, el juego y otros por el estilo.
Obviamente, su permanencia, su consolidación, predeterminan
órdenes nuevos, que sustituyen al orden convencional, a la Ley,
reduciéndoles su “espacio”, sólo a los lugares donde es posible
mantenerlos vigentes. Todos esos fenómenos se dan en una
dimensión que el pensamiento positivo occidental no reconoce, o
281
simplemente porque sus dirigentes pretenden reservarse el
monopolio, la exclusividad de pensamiento, sin oposición, <<sin
competidores>>. La estrategia de fomentar el hedonismo, la vida
por el placer físico, material como expresión de la verdadera
felicidad (dar “pan y circo” como lo practicaban los romanos y
muchos estrategas políticos modernos) es, en el fondo, un
mecanismo para evitar que la gente tenga la opción, el tiempo
disponible y la voluntad de pensar, de ocuparse en aquello que,
por naturaleza, le debería corresponder: buscar la comprensión de
los retos que le reporta la vida en sus circunstancias particulares y
enfrentarlos con energía y decisión, empeñarse proactivamente en
procurar, por sí misma, el nivel de vida al que aspira.
Cuando ello ocurre, sin percibirlo la gente se vuelve dependiente,
débil, si es que no pierde toda posibilidad de vida espiritual;
pierde su capacidad de resistirse aún a las formas menos sutiles
de agresión, se vuelve perezosa, termina por dejar de luchar por lo
que quiere, se enferma. En las sociedades urbanas modernas, con
la agresividad que destila su ambiente, esa enfermedad, la
neurosis en sus diferentes manifestaciones, se suma a las que ya
nos habían afectado: La esquizofrenia, producto del aislamiento,
el abandono, y la invasión de las actitudes típicas del pensamiento
positivo; la paranoia, producto de la agresividad creciente en la
lucha por sobrevivir, de la competencia de los poderes que buscan
monopolizar, el espacio natural y social para sí, con desmedro del
“espacio público” del ciudadano, en cuanto individuo, en cuanto
persona.
Pero por motivos no muy difíciles de entender, en nuestro medio
social, en nuestros sistemas educativos, permanece la intención
íntima, aunque no siempre seamos conscientes de ello, de que se
mantenga el control permanente sobre el espíritu de las nuevas
generaciones, por parte de quienes les anteceden y de acuerdo a
sus aparentes conveniencias.
En nuestras sociedades urbanas o afectadas fundamentalmente por
lo urbano, los jóvenes se “maduran” en la calle, con la urgencia
de integrarse a alguna de las pandillas juveniles de su barrio,
282
donde, es lo más seguro, termina iniciándose en la delincuencia,
porque solos o cobijados apenas por su familia carecen, por
completo, de la protección que requieren para conjurar las
amenazas de que cotidianamente son objeto. En nuestros sistemas
educativos convencionales muy poco controvertidos, con un gran
esfuerzo oficial se ha llegado a niveles de escolarización juvenil
sin precedentes, pero los jóvenes se levantan lejos del contacto
inmediato con sus exigencias vitales. Ampliamente
familiarizados, experimentados y manipulados íntimamente, por
la sutil seducción de la “Sociedad de Consumo”, por una parte, y
familiarizados, experimentados y empujados violentamente por la
exigencias grotescas y caprichosas del orden “informal” impuesto
tempranamente a un alto precio humano por quienes los lideran,
por la otra, se ven obligados a soportar esas fuerzas, atractora la
una y represora la otra, que ante la debilidad de la familia y el
abandono y falta de liderazgo de los poderes oficiales, representan
la única opción que les queda a esos jóvenes, en la formación (o
deformación) y modelado de su carácter. Es así cómo la violencia
se transmite de unas generaciones a otras, se recrudece, se
desarrolla, se “tecnifica” se arma, se organiza y se transforma en
un poder que compite con las demás fuerzas sociales, e intenta
abrirse paso en medio de la “maraña” social, de la confusión
general, pretendiendo su propio derecho a la “legitimidad” de
permanecer, de perpetuarse, en <<igualdad de condiciones y
reconocimiento>> que el orden constitucional.
Pero eso no es todo: Nuestros jóvenes, si hablamos de Colombia,
están sometidos desde una edad temprana en que se forman sus
hábitos básicos para toda la vida, a una cultura de ciencia ficción
importada que los intimida profundamente, familiarizándolos con
la muerte, causándoles pavor, miedo, desesperanza, sentimientos
de impotencia, incapacidad, manteniéndolos, casi absortos en el
asombro, bajo su dominio, dirigida a su explotación comercial
dada su capacidad de hacer presión sobre los presupuestos
familiares, dada sus posibilidades de adicción, de
engolosinamiento con <<toxinas mecánicas>> capaces de
simbolizar el pronóstico que puede esperarnos de un destino, de
un futuro infeliz, de un final apocalíptico y sombrío, que los
283
afecta, sin darse cuenta, con su veneno letal: al sembrar en ellos el
escepticismo, la desconfianza, el espíritu pesimista. Así los llena
de fantasías terroríficas, de pronósticos de horror, de bestias
asesinas poderosas, de “juguetes” e implementos macabros,
capaces de transformarse en máquinas cada vez más inhumanas,
en una concepción de brutalidad de machismo, que parece querer
superar en los jóvenes toda posibilidad de experimentar amor,
ternura, piedad por los otros, por los que no son como ellos.
Y el cuadro deformativo de la consciencia, la “vacuna” contra el
optimismo, contra el entusiasmo por vivir, la esperanza de un
mundo mejor, se completan con un orden educativo que los
“castra” en su creatividad, les cierra horizontes, y los “amaestra”
para la “servidumbre” dentro de modelos de comportamiento
prefabricados y rígidos, destinados a beneficiar a los “mandos” de
las estructuras jerárquicas establecidas legalmente, so pena de su
descalificación definitiva, de toda opción de incorporarse a las
fuerzas productivas legítimas, de alcanzar su regeneración.
Esa no es sólo una apreciación personal original: En 2005,
cuando asistía a un seminario sobre la obra de Albert Einstein en
el Planetario Municipal de Medellín, una conocida educadora
austríaca, Mónica Lenz, respondió a la pregunta de un asistente
inquieto, porque en Colombia era muy pobres el espíritu de
emprendimiento, y el interés por la indagación y la investigación
científicas: “Los únicos planteles que conozco en el país, que le
abren un abanico bien amplio de opciones a sus estudiantes, son
los colegios manejados con base en la pedagogía alemana;
además, si queremos darle al estudiante mejores herramientas
para que sea dueño de sí mismo, formémoslo en las matemáticas,
en la Ciencia y en las artes, especialmente en la música y la
danza”. En los demás planteles, el sistema educativo no forma el
carácter, no fomenta la independencia de expresión y búsqueda e
iniciativa del estudiante, sino, sólo que asimile la información que
se le quiere aportar, las directrices que se le quieren imponer.
Así, nuestros jóvenes no tienen de otra, en el mejor de los casos,
que aclimatarse, dócilmente, a los modelos de trabajo y
284
producción típicos de las estructuras burocráticas jerárquicas
vigentes, donde se va extirpando su capacidad de iniciativa, su
creatividad y su voluntad de emprendimiento, donde se
desarrollan sólo las habilidades que les interesan a quienes
controlan esas estructuras laborales, y donde recibirán su sueldo
para pagar la obediencia y el servicio prestado al Sistema
Económico, tal como se espera que sea prestado. O si no
cumplen el presupuesto, son abandonados y dejados de lado, al
albedrío de las fuerzas sociales presentes, particularmente las que
están por fuera de la Ley, interesadas en capitalizarlos para sí,
para acrecentar sus cuadros y huestes de lucha, sometiéndolos al
orden criminal que imponen, donde deben comportarse como
verdaderas máquinas “animales”, como esclavos, para rendir
hasta el desfallecimiento o hasta la muerte. Este momento
asistimos a un fenómeno que, siendo suficientemente atentos, se
percibe en las principales ciudades de Colombia, alrededor de una
actividad que, se supone, debería ser la redención económica del
país, ahora que la economía globalizada depende en un todo y por
todo de la iniciativa extranjera: El turismo.
La política del Estado para mantener el balance comercial, se
enfoca actualmente en el fomento de las inversiones de capital
extranjero en Colombia. Y lo está logrando. Sin embargo, se nota
una peligrosa derivación del turismo hacia prácticas indeseables,
degradantes, como el turismo sexual, el turismo para el consumo
de drogas y alusinógenos, en un movimiento que, a la vez que se
deteriora sensiblemente la imagen de seriedad del servicio
turístico de la sociedad huésped en sus principales ciudades, el
negocio que mueve tal actividad se traslada, cada vez más
masivamente, de naciones en que se había desarrollado
tradicionalmente, a la nuestra. ¿Obra de quién? ¿Con qué
propósito? ¿Acaso para arrodillar al pueblo colombiano, para
borrar en su mente toda noción de dignidad, para hacerlo más
susceptible de conquista y explotación, para reducir su
determinación de luchar por su vida?
En la sección anterior habíamos empezado con una pregunta: ¿Es
posible forjar nuevos usos, nuevas costumbres, nuevos órdenes,
285
nueva cultura? Una pregunta hecha con respeto por el ser
humano, por su integridad individualmente y en común, por su
derecho, simple y llanamente, a elegir su propio camino, sin la
interferencia de condicionamientos, de vetos, de academicismos.
Pero una pregunta hecha, cuando se tiene la consciencia de que la
tragedia de su esclavitud, desde hace mucho tiempo, viene
marcándolo a él y a su inteligencia, a su genio, quizás,
pervirtiéndolo, forzándolo, conduciéndolo a un fin sin dignidad, a
una proyección <<truncada>> mucho más ambiciosa; una
pregunta hecha con el sabor amargo en la boca de frustración,
cuando se tiene en cuenta que su vida es la más noble, la más
soberbia expresión de la vitalidad de la Naturaleza, y que, para
que eso sea posible lo ha dotado de los recursos necesarios para
una realización plena de su potencial específico. Apenas sale de la
esclavitud, en la que en la mayoría de las civilizaciones pasadas
tiene que soportar a sus espaldas el peso del aparato social, como
ocurre aún en Persia, en Grecia y en Roma, apenas sale de la
servidumbre, por la cual tiene que soportar el peso del aparato
aristocrático de la Sociedad durante la Edad Media, cuando
aparentemente logra la lucidez suficiente que le permite alcanzar
la Libertad, como ocurre luego de la Revolución Francesa, ésta se
hace más lejana, más inalcanzable, a pesar de que, para lograrlo,
el Hombre inventa el Estado de Derecho. De hecho y no de
derecho, un ideal glorioso se derrumba, la organización social se
prostituye, y aparece un aciago caos que quiere hacernos desandar
el camino de una cultura, que como la occidental, pudiera haber
sido el producto de la conversión del Hombre de acuerdo a las
propuestas e ideales de muchos de nuestros más encumbrados
líderes, encabezados en nuestro caso, por ese líder, por ese
hermano nuestro, que bebió de la más granada fuente de sabiduría
de cuanta civilización humana alguna hubiera alcanzado, y del
cual reconocemos, sus seguidores, una dignidad “sobrenatural”,
que sobrepasa todas las posibilidades de nuestra imaginación:
Nada menos que ser la encarnación de la Segunda Persona de la
Trinidad Divina: Jesús de Nazareth. Por eso sigue en pié la
pregunta, ya que nuestra sociedad evoluciona <<en reversa>>, a
contrapelo de lo que debería ser. Y en ese sentido, una respuesta
positiva nuestra puede significar verdaderamente un reto, un
286
desafío a una situación, a un mundo, a una sociedad que ha
olvidado su origen, que se ha olvidado de toda promesa de
salvación. ¡No es otro el fin de la exigencia de nuestra parte, de
que asumamos una audaz postura moral, que darle a ese reto, a
ese desafío y a quienes les caiga, la respuesta que merecen! Y ya
hemos visto cómo en la evolución de la cultura contemporánea,
aprovechando los recursos de la tecnología digital, empiezan a
aparecer en el Mundo los primeros síntomas de una nueva
revolución que, con el apoyo masivo de los hombres de bien
puede significar la corrección de muchos de los males de los que
adolece la Humanidad actual, el cambio esencial en la ruta de la
Cultura, en aras de una más plena realización de la vida humana.
Por todos sus indeseables efectos, puede afirmarse que de la clase
de posturas políticas que excluyen la consideración de lo moral,
no pueden esperarse más que sorpresas muy desagradables: Puede
quedar bloqueado, fundamentalmente, nuestro desarrollo como
sociedad, puede hacernos perder de vista opciones demasiado
valiosas de evolución cultural, a las cuales tiene derecho toda,
absolutamente toda nuestra gente. Podemos estar labrando un
futuro indeseable, quizás, destinados a caer en manos de nuevos y
extraños amos que desdeñarán nuestros valores humanos
fundamentales. Y para el caso no podemos excusarnos, porque
hemos heredado un patrimonio común de experiencias y de
sabiduría de nuestros antepasados, de todas nuestras vertientes
culturales, tanto las nativas como las europeas, que es preciso
conocer a fondo, valorar e incorporar a nuestra cultura, una
cultura, que quisieran poseer muchos otros pueblos del Mundo, y
que representa una garantía de éxito para los proyectos políticos
nuestros que en él se apoyen. Experiencias que nos dan lecciones
de aquellas cosas que es preciso buscar, pero también de los
errores que es preciso corregir. <<No pueden haber juicios
políticos que se consideren a sí mismos serios, si no se cuenta con
posturas claras y responsables en el campo de la Moral>>, de
una moral, claro, que debe componerse con la conjugación de
todos los aportes de las culturas que participan de la vida social.
Igualmente importante, es la articulación de los juicios políticos
con los juicios morales, científicos y técnicos. Sólo así resultan
287
menos confusas las implicaciones éticas de nuestros actos de
proyección pública.
Además, hay algo que es preciso entender, sea el que sea el
fundamento y las exclusiones que se le quieran dar al orden social
vigente: Desde que apareció el ser humano sobre la Tierra, Es el
plano del Espíritu donde el Hombre, donde la Humanidad, como
un todo, se juegan constantemente, determinan su futuro. Antes,
la competencia por su espacio vital, provenía de lo que podríamos
llamar barreras físicas y biológicas que se interponían en su
camino, situadas en el plano físico, material. De allí que al
considerar las opciones de conducta que nos sugiere la Ética, lo
que percibimos es el <<camino>>, la ruta, que <<convienen
idealmente>> más, a quienes son o serán afectados por la acción
que emprendamos que materialicemos, de transitar por ellos.
Si en la antigüedad, en un mundo que parecía inmutable,
genios como Aristóteles lograron definiciones comprehensivas
de este aspecto de la vida del fenómeno humano, hoy, que
hemos descubierto que el fenómeno humano es dinámico, que
su cultura evoluciona, por lo cual parece ya, que la esencia del
ser humano y todos sus aspectos vitales, como la Ética, son
esencialmente incomprensible, cualquier definición parecería
de alguna manera insuficiente y aparecería como la
<<congelación>>, en uno de sus “estereotipos”, de algo
pierde su sentido de actualidad y se transforma en un
verdadero suceso histórico. ¿Qué tal si pudiéramos interpretar
con fidelidad toda la historia de una película, sólo conociendo
uno de los miles de “cuadros” que componen la cinta? La
esencia del mensaje del autor de la película está en la cinta
entera, tal como ésta es presentada, con el movimiento que
alcanzamos a percibir y la designación de sus objetivos, lo
cual no es, ni mucho menos, el equivalente a la “suma” de las
impresiones causadas por cada cuadro por separado. Yo le
preguntaría, señor lector, ¿cree usted, por casualidad, si en vez
de estar presentados a la velocidad que lo hace el proyector,
aquellos cuadros estuvieran presentados todos juntos a la vez,
288
por ejemplo en un mural, en igual sucesión, serían capaces de
producir la misma impresión? ¡Yo creo sinceramente que no!
Y así es la vida humana y todos los elementos o
consideraciones que con ella tengan qué ver. La resolución
ética de los problemas humanos es, pues, algo que merece una
observación permanente, investigación constante, un esfuerzo
constante de conciliación de voluntades y de objetivos
comunes, en un proceso de interacción humana y con el resto
de la Naturaleza, que merecen la máxima transparencia, el
máximo cuidado, esfuerzo constante, claras responsabilidades
humanas, para ser puesto en práctica, y liderazgos
rigurosamente justos y eficaces. Heidegger filósofo alemán
(1889 – 1976) uno de los creadores de la doctrina
existencialista decía: “Yo soy yo y mis circunstancias”. La
realidad es que, en cada instante nos convertimos en seres
diferentes, con consciencia diferente, aunque no lo percibamos
siquiera.
Cuando los ingenieros trabajamos con los materiales que nos
han proporcionado los saberes tradicionales y que nos
proporcionan la Ciencia y la Tecnología, nos encontramos con
algo que se parece a ese mismo aspecto de la ética, que atañe a
los fenómenos humanos: Esos materiales que utilizamos en
nuestras obras físicas nos permiten aplicaciones coherentes
con sus propiedades físicas y químicas, entre otras. ¿Serían
prácticos unos hermosos neumáticos armados en concreto?
¿Qué tal si se nos ocurriese construir una grúa de mantequilla
para elevar grandes pesos? ¿Qué pensaríamos de alguien a
quien se le ocurriera elaborar unas ricas tortillas de lodo y
arena para alimentarse? ¡Y aunque parezca absurdo, en
nuestra América hay un país, que yo sepa, donde el hambre se
alivia un poco con esa alimentación! La verdad es, que esos
absurdos y muchos más, nos podrían conducir a
consecuencias, quizás, inesperadas. La Naturaleza, lo sabemos
sin mucho esfuerzo mental, nos pone <<condiciones>> para el
logro de nuestros objetivos al usar los recursos que ella nos
ofrece. Nosotros no podemos acceder a rendimientos que los
diferentes materiales no nos pueden ofrecer, con “engaños”,
289
con “mentiras”, con “negociaciones leoninas”, con
“intimidación”, con “chantajes”. Los ingenieros buscamos los
materiales más adecuados a las aplicaciones que queremos
darles y los experimentamos antes de adoptarlos
definitivamente.
Para construir una buena arma de fuego, una herramienta útil
para labrar la tierra, etc., se necesita acero de buena calidad,
tal vez, en aleaciones para máximos rendimientos; no se
pueden construir de caucho o chicle. ¡Eso es claro para mí! Y
ello me conduce a pensar que, el comportamiento en la
Naturaleza, de cada una de sus estructuras, materiales, las de
los seres vivos y las de nuestra misma especie, quizás, como
figuras muy elaboradas que somos, a partir de sus mismas
sustancias, nos volvemos solución prometedora, y al mismo
tiempo solución paradigmática, en el proceso evolutivo, no
sólo de la Naturaleza, sino de la Cultura humana. Y así
funcionan las condiciones éticas en nuestra vida, son, en un
momento dado horizonte de promesas y fecundidad, y en un
momento dado pueden convertirse en fuente de freno, de
bloqueo, de frustración humana. ¿Hemos llegado a considerar,
por ejemplo, para llegar al concepto de familia nuclear actual,
cómo han tenido que transformarse las formas de la estructura
familiar, partiendo de las costumbres más primitivas?. De la
misma manera, cuando la industria humana cambia en la
actualidad, lo hace para lograr objetivos inéditos. Por ejemplo,
el descubrimiento de materiales como la fibra de carbón, más
fuerte que el acero y más liviana, ha permitido la construcción
de aeronaves más fuertes y livianas, y por lo tanto, más
seguras. Cuando no tenemos un sentido ético claro, por
ejemplo, y por tal motivo, nos queda difícil defendernos de las
imposiciones perversas, de los condicionamientos que en
nuestro mundo son “filtrados” a través de los medios de
comunicación existentes, de las ofertas comerciales, de las
propuestas “técnicas”, etc., por quienes buscan seducirnos,
utilizarnos y apoderarnos de nosotros y de cuanto valor
produzcamos
290
En Ingeniería, hablando, no ya de aplicación de materiales, en
particular, sino del manejo de los procedimientos para hacerlo,
hemos desarrollado técnicas para la construcción de proyectos
complejos, para la construcción de grandes obras en las
cuales se enfoca la mayor atención en lo que se denomina la
ruta crítica y se tienen presentes la totalidad de las tareas a
realizar montadas en una red de procesos o acciones más
simples, cada una con sus propios objetivos. Desde la
fabricación de una camisa hasta la de un automóvil o una
aeronave mayor, todo debe estar claramente definido. El
programa de desarrollo del proyectil mar – tierra
norteamericano “Polaris” en la segunda mitad del siglo
pasado, se hizo mediante ese tipo de técnicas, con una
economía impresionante de recursos y de tiempo.
Esto lo pongo de relieve para entender cómo en no pocos
casos, los escollos financieros, el acopio de recursos humanos,
entre otros, con la adecuada preparación técnica y científica,
etc., se superan sólo con un adecuado enfoque de los retos a
enfrentar, de los paradigmas a superar, de de los problemas a
resolver, etc. Lo que pudiera ser un verdadero “laberinto” de
actividades, una “torre de Babel” de confusiones, pueden
quedar a descubierto, con plena claridad, luego de la elección
de los objetivos a alcanzar, de las “rutas” razonables a seguir,
de la planificación integral del proyecto, en su estructuración
técnica, etc. Y si esto lo decimos respecto del manejo de
procedimientos conocidos, con objetivos concretos a lograr
con los implementos disponibles dentro de la precisión
requerida, aunque tengan que ser aplicados con suma destreza
y cuidado, lo podemos decir para los objetivos de largo plazo,
que todavía no se sabe cómo alcanzar, y en que los caminos y
los implementos necesarios tienen que ser explorados y
desarrollados. Así se desarrollan los grandes proyectos de la
navegación espacial, cuyo aporte servirá, más adelante,
además, para la realización de otros proyectos que podrían
parecer demasiado utópicos, hoy, como el aprovechamiento de
ciertos recursos minerales, la colonización permanente de
planetas vecinos, etc. Si aceptamos, por ejemplo, que todo ese
291
“andamiaje” estructural y su infraestructura correspondiente
sólo tienen valor, en cuanto a su relación con los
requerimientos humanos, individualmente y colectivamente
considerados, aquellos proyectos tiene cien por ciento de su
justificación en lo mismo, en su valor humano, y para resolver
problemas humanos. Por ese camino nos vamos adentrando
en el campo de la Ética.
En la vida práctica cotidiana, no toda la gente se mueve
preparando mentalmente, de antemano, su movimiento para
evitar, en lo posible, afectar negativamente a otros o de
hacerlo, que sea positivamente. Esos tipos de afectación son,
en general, consecuencias sorpresivas de la mayoría de los
actos humanos. Todavía más, pocas vidas son manejadas por
sus dueños, conscientemente, de manera proactiva en la
consecución de sus sueños o propósitos más deseados. Pocos
tienen, incluso, el cuidado de <<provocar>> en su calidad de
vida, en su auto formación, los resultados que requiere su
preparación física y mental necesaria para afrontar sus retos
vitales. Sin embargo, el que ello no curra en la mayoría de los
casos, tampoco significa que el requerimiento de los
esfuerzos humanos para salir de sus “áreas de comodidad”
pueda ser pasado por alto si queremos que la Especie
sobreviva. Sólo aquellos que se percaten de ello y se
dispongan a dar los pasos requeridos para conseguirlo
<<merecerán>> sobrevivir. De allí la urgencia de superar las
barreras que nos impiden la comunicación de ese sentido de
urgencia necesario a todos los hombres. Y toda esa relación
del tema con un compromiso real de los seres humanos mejor
preparados, hace que cuando tomamos en la mano el tema de
la planificación del futuro, del tema político, estemos situados
realmente ante una extensión de la noción de ética aplicable a
la acción humana, a la vida humana, si se quiere,
colectivamente considerada. El liderar a la humanidad es un
compromiso vital con ella de aquellos que se han preparado
mejor en su vida, que han tenido mejores oportunidades de ver
por sobre las realidades cotidianas, y de allanar las
dificultades que le impiden a los hombres tener consciencia de
292
los retos que les depara el mundo en que viven para alcanzar
la plenitud de sus vidas. Todavía más, me atrevo a pensar que,
mientras contemos con limitaciones crecientes de recursos
naturales, en conjunto, como se da con los <<incrementos
incontrolados de población humana>> o con el
desencadenamiento de procesos como del <<calentamiento
global>> y otras afectaciones que la actividad humana ha
provocado sobre el ambiente natural, sin que llegáramos a
saberlo, más va a depender la vida humana de que logremos
hacerle entender a todos los seres humanos de todas las
culturas, que sólo los principios de la solidaridad, el esfuerzo
propio y la ayuda mutua, que nos permiten la estructuración
del <<trabajo en equipo>>, nos pueden conducir a <<puerto
seguro>>. Dentro de ese contexto, el problema de conseguir lo
más que se pueda con los recursos disponibles en bien
humano, es un típico problema ético.
Yo vivo con mi esposa, ambos de la tercera edad, en un barrio
que fue hasta hace unos seis meses, muy exclusivo de
Medellín. Estos días pasados (el 2 – o6 – 2009), un grupo de
residentes muy inconformes de mi barrio, liderados por la
vicepresidenta de la Junta de Acción Comunal, nos reunimos
con un funcionario de la secretaría de gobierno municipal con
el propósito de pedir acción contundente, dado que nuestro
barrio (mixto, residencial y comercial según las normas del
uso del suelo) se ha visto invadido por una cuantía poco
acostumbrada de negocios de cantina, bar – restaurantes,
como efecto de la presión de la oferta de los comerciantes de
un barrio vecino que se ha transformado, con aceptación de la
municipalidad, en una “zona rosa” –área turística y de
diversiones-, de la Ciudad y entre ellos, se han introducido,
aprovechando la laxitud de las normas de control, algunos
negocios que atentan contra la moral pública, dedicados a los
negocios de droga, y al comercio sexual sin la menor
discreción, con música y espectáculos abiertos al público de la
calle, tratando de llamar la atención y <<tomándose
prácticamente el espacio público de su sector>> sin el menor
respeto por su vecindario. Como consecuencia, además de los
293
escándalos propiciados por personas alicoradas y parejas de
poco pudor provenientes de toda la ciudad, de la bulla, de la
basura y el desorden cotidiano, todos los días y noches,
nuestras vías viven atestadas de gente y vehículos hasta altas
horas de la madrugada. Cada uno de nosotros expresó su
inconformidad; yo expresé la mía, particularmente contra ese
negocio de comercio sexual que nos afecta a mi esposa y a mí
muy directamente y recibí la siguiente respuesta del
funcionario, un funcionario público típico nuestro, ante mi
requerimiento personal: “Yo no hago juicios morales, hago
juicios políticos. Mis responsabilidades son políticas”. Vamos
a revisar el caso, y veremos si están violando alguna norma
legal de las que regulan su actividad; si resulta así
actuaremos”. En una polémica bastante diferente, la prensa de
la década de los setenta publicó alguna vez la expresión del
Dr. Alfonso López Michelsen, uno de los personajes más
controvertidos de la política colombiana contemporánea,
abogado competente y gran constitucionalista liberal, a quien
se le acusaba, entonces, de poner en práctica políticas
demasiado “manguianchas” en el control de ciertos negocios
ilícitos cuando era presidente de Colombia, respecto de su
entendimiento acerca de la responsabilidad que le competía
según su investidura. Recuerdo mucho la publicación de la
noticia y la conservo en mi memoria, aunque no guardé su
recorte. Decía más o menos: “Mi consciencia es la Ley”.
Las preguntas a las que me movió el curso tomado por la
evolución que tomaron esas industrias con el tiempo, el
poderío que alcanzaron sus empresarios, incluyendo entre
ellos a los movimientos subversivos que conspiraban,
entonces, abiertamente contra el Estado de Derecho, sobre el
verdadero sentido de responsabilidad de aquellas posturas, el
significado político de los actores, en este caso, al menos
legalmente, servidores públicos, y que quiero compartir con el
lector: ¿No posee, acaso, nuestro servidor público, un sentido
más profundo de su responsabilidad, que le comprometa a
fondo con los destinos del ciudadano, que no sea la mera Ley?
¿Y que sentido puede asumir su conducta cuando se enfrenta a
294
problemas que desbordan las ambiciones del orden legal?
¿No se sitúa acaso nuestra sociedad, aparte de su
institucionalidad legal, dentro de un contexto cultural que se
sobra en tradiciones, en información histórica, en
experiencias, en hombres de talento genial, en una
jurisprudencia respetable, frente a ese tipo de conflictos, en la
posición de una <<”cenicienta moral”>>, de una sociedad
“mendicante”, a la hora de enfrentar la realidad, tal cual se da
en una democracia representativa como la nuestra, por la
forma como funcionan en ella la Justicia y la administración
pública, sobre la base del entendimiento de que la Ley es,
incuestionablemente, producto de la <<voluntad popular>>, y
no de sus intermediarios, y que de allí se deriva, de hecho, la
realización del querer ciudadano? ¿O es preciso aceptar que se
siga insistiendo que es razonable romper de tajo con ese
patrimonio valioso de nuestra cultura, para atenernos
unicamente a los dictados de nuestra visión técnica del
Derecho, de nuestro concepto de legitimidad, que han sido
generados por la visión, exclusivamente positivista de nuestra
mentalidad moderna? ¡No nos olvidemos que en el planeta
tenemos naciones muy dignas y disciplinadas que no cifran
estas cualidades, propiamente en una detallada e injundiosa
constitución escrita, como es Gran Bretaña!
Un ingeniero amigo, quien comprometió la mayor parte de su
vida activa con Integral, una de las empresas de ingeniería
más prestigiosas de Colombia, me decía: “Hace treinta años
un contrato firmado para la construcción de una obra grande,
una carretera, una represa hidroeléctrica, o cualquier otra obra,
requería, como mucho, dos o tres folios. Un contrato de esa
índole hoy requiere, mínimo, cuatrocientos, quinientos, o más
folios, y ni así se ahorra uno problemas. La obra más exigente
en términos técnicos, es, primordialmente, un problema de
abogados, no de ingenieros; tienen que tenerse en cuenta los
detalles más inverosímiles”.
Comúnmente, cuando se habla de leyes, se habla de su
<<espíritu>>. Al menos cuando se habla de “espíritu de la
295
ley”, entiende uno que hubo motivos que la inspiraron. Sin
embargo, a menudo ese espíritu lo puede uno identificar en el
texto, en sus referencias, tal vez en los objetivos que busca, así
no sean muy ambiciosos. Pero en la experiencia cotidiana, a
menudo la interpretación de ese espíritu no es lo que más
importa. Es mucho más importante el cuadro descriptivo de
las consecuencias que tiene, algunas de las cuales puede ser la
de canalizar las actividades privadas, la de proteger los
derechos de un sector desvalido, mantener abiertas las
oportunidades de trabajo para población de sectores humildes,
etc. Y en ese sentido, así no tengamos la consciencia de ello,
podemos encontrar por medio de esa interpretación que dicha
ley tiene una dimensión, una proyección espiritual. Y ¿qué
decir de los intentos de tergiversarla, de minimizar su alcance,
de desfigurarla en su aplicación, o simplemente de
desconocerla o usarla perversamente para el exclusivo
beneficio? De la misma manera, el sujeto que hace eso
incursiona en los “espacios” del espíritu, aunque no tenga
consciencia de ello, o pretenda no tenerla. La ley sin espíritu
se convierte en un simple código regulador de la conducta sin
razón aparente. El que no se ponga en práctica la ley, o sea
burlada ésta por quienes aquella trata de “meter en cintura”,
cuando es de conocimiento común el bien que busca, es un
síntoma de desorden, de indisciplina social, y plantea un
conflicto entre quienes la ley defiende y la ley frena. Cuando
la ley se convierte en un código que nadie cumple, y todo el
mundo viola, no tiene sentido conservarla, mantenerla; no
tiene sentido, no tiene proyección, es letra muerta….o puede
ser un pretexto para que los interesados mantengan ciertas
“estructuras” ciertos “privilegios, por encima de la Opinión
Pública, tal vez del querer de la gente.
Cuando los conquistadores españoles llegaron a Mesoamérica,
consideraron que la proyección espiritual de las culturas maya,
azteca y demás, eran demoníacas, y se dieron a la tarea de
alterar la fe de los pueblos aborígenes, de quemar en lo
posible los códices donde estaba escrita su historia, donde se
podía conocer la visión de su cultura, el enfoque de su arte, su
296
visión cosmogónica, etc. Por fortuna, La recopilación de un
monje español de muchísimos ideogramas indígenas,
destinada a ayudar a la interdicción de su cultura, sirvió para
la interpretación de su cultura. El libro que los contenía, fue
salvado de los incendios desatados en la Biblioteca Nacional
de Berlín en los días finales de la caída del Tercer Rich en
1945 por un soldado ruso, estudiante de idiomas, que tomaba
parte en la ofensiva rusa contra los bastiones orientales de
Berlín, y él mismo logró más tarde descifrar el código de la
escritura maya. Luego, diversos antropólogos han hecho un
gran trabajo de interpretación en las inscripciones de sus
monumentos arquitectónicos, habiendo descubierto que en
tiempos que eran considerados, hasta hace poco, preclásicos,
más o menos, hace unos dos mil a dos mil quinientos años,
realmente existía toda una civilización de un nivel de
refinación y finura artísticas, dignas de ser tenidas en cuenta
en la época de su mayor esplendor, como dan testimonio
algunas obras de arte murales descubiertas en algunas
cavernas calcáreas.
En su obra “Azteca” (impresa en España por Printer, industria
gráfica S. A. Provenza, 388, Barcelona – Sant Vicenç dels
Otees, 1981), “bestseller mundial”, Gary Jennings, describe la
autobiografía de Mixtli o Nube Oscura, un azteca de estrato
culto, escribano en su lengua, y con una vasta experiencia en
la vida social, económica y política de su civilización, tomada
directamente de sus relatos transcritos por él mismo al
español y registrados por un grupo de escribanos españoles
por solicitud del rey Carlos, al Arzobispo de México, Fray
Juan de Zumárraga, quien deseaba información de primera
mano sobre las culturas americanas. En esa obra, que registra
el evento mencionado, sucedido alrededor de 1530, queda
muy clara la postura de las autoridades españolas respecto de
la cultura azteca, no menos radical, destructiva, y
descalificadora que la asumida frente a la cultura maya, tal
como lo expresa el autor, al mostrar el trato desobligante de
que fue objeto Mixtli, quien, luego de ser bautizado como
297
“Juan Damasceno”, fue ajusticiado, al persistir en la práctica
de sus costumbres ancestrales.
Pero la cultura moderna, con razones poderosas o no, no ha
sido más ecuánime con las tradiciones provenientes del
período final de la Edad Media: El ejercicio de la Política,
basada en el legado de la Ilustración, del pensamiento
positivo, se opone tajantemente al basado en las doctrinas del
escolasticismo. Al sacralismo propio de la sociedad medieval
se opone, con una hostilidad no disimulada, el secularismo de
la sociedad burguesa moderna, y ese clima difícilmente es
disimulado, entre nosotros, por los funcionarios públicos, por
los políticos, y en general por los detractores de las prácticas
políticas de la época colonial. En Colombia el orden
republicano le dio la espalda a trescientos años de cultura
española, pero no sólo eso: la flor y nata de la juventud
colombiana formada en la Expedición Botánica, nuestra
verdadera primera Universidad humanística y científica, “alma
mater” de nuestra nacionalidad, fue extirpada, -pasada por las
armas-, por el gran “pacificador” Pablo Morillo durante el
proceso de reconquista, a mediados de la primera década del
siglo XIX. Según el decir de Luis López de Mesa, con ello le
“decapitó” el espíritu al inmediato porvenir de Colombia. Así
nuestra dirigencia tenía que perder facilmente el rumbo.
Y ¿que pasa con las tradiciones, las estructuras de cultura de
nuestros pueblos aborígenes, otro de los grandes componentes
de nuestra población? Por dos razones, cuando hablamos de
las generaciones de “criollos”, expresión que distingue,
básicamente a los españoles nacidos en América, difícilmente
puede hablarse todavía de una cultura mestiza. Si la cultura de
los pueblos nativos fue satanizada por la cultura española,
todavía dentro del contexto de su fundamento escolástico,
pronto éste empezaría a resquebrajarse y se daría principio a
los profundos conflictos religiosos, que derivarían en terribles
enfrentamientos y mortíferas guerras, origen de las nuevas
rivalidades entre aquella línea de pensamiento y las líneas
modernas del pensamiento positivo. Consideramos de allí, que
298
las sociedades americanas han mantenido una separación casi
insuperable entre la sociedad institucionalizada, “criolla”,
cuasiaristocrática, que dirige políticamente el país, y sus
estratos mestizos, indígenas y de origen africano que no tienen
mayores ingerencias en ese papel; consideramos, además, que
el conocimiento científico de nuestros pueblos aborígenes y
afrodescendientes, es todavía cosa de la Academia, sin
consecuencias prácticas todavía para su desarrollo en términos
prácticos, ya que éstos se hallan aislados tras de dos líneas o
frentes de separación, una, mucho más tenue y permeada,
relacionada con las tradiciones españolas, renacentistas, que
los satanizaba y la última, la cuales no los sataniza:
simplemente se olvida de ellos.
Los pueblos aborígenes, pues, conservan sus costumbres pero
permanecen aislados dentro de fronteras o paradigmas
culturales que no logran permear sustancialmente, sino acaso
un poco al nivel académico, al nivel de la sociedad
<<dominante>> moderna, que impone sus directivas,
situación que se resuelve un poco anárquicamente a medida
que avanza el mestizaje de sangre. Y lo mismo se da en todo
el territorio “mestizo” de la América Española. Con un
agravante: La aparición de secuelas violentas, de los grandes
conflictos religiosos e ideológicos que nos han golpeado,
como lo que hemos vivido en Colombia por tantos años, y que
nos han conducido al encono de los conflictos y a diferentes
alineamientos de partidarios u opositores de las distintas
posturas típicas adoptadas por los actores políticos que
lideran dichos movimientos. Por otro lado, como ocurre en
Colombia, la aparición de los grandes exponentes de la
delincuencia agravan el problema con la imposición de sus
propias iniciativas, en establecer, en contra de cualquier otro
interés, su propio orden, en el territorio que dominan, en un
mundo que se mueve, por completo en la clandestinidad, que
se apoya en estructuras criminales exteriores, en los negocios
de drogas, en el comercio de armas, en la trata de “blancas”, el
comercio sexual, el juego y otros por el estilo.
299
Obviamente, su permanencia, su consolidación, predeterminan
órdenes nuevos, que sustituyen al orden convencional, a la
Ley, reduciéndoles su “espacio”, sólo a los lugares donde es
posible mantenerlos vigentes. Todos esos fenómenos se dan
en una dimensión que el pensamiento positivo occidental no
reconoce, o simplemente porque sus dirigentes pretenden
reservarse el monopolio, la exclusividad de pensamiento, sin
oposición, <<sin competidores>>. La estrategia de fomentar el
hedonismo, la vida por el placer físico, material como
expresión de la verdadera felicidad (dar “pan y circo” como
lo practicaban los romanos y muchos estrategas políticos
modernos) es, en el fondo, un mecanismo para evitar que la
gente tenga la opción, el tiempo disponible y la voluntad de
pensar, de ocuparse en aquello que, por naturaleza, le debería
corresponder: buscar la comprensión de los retos que le
reporta la vida en sus circunstancias particulares y enfrentarlos
con energía y decisión, empeñarse proactivamente en
procurar, por sí misma, el nivel de vida al que aspira.
Cuando ello ocurre, sin percibirlo la gente se vuelve
dependiente, débil, si es que no pierde toda posibilidad de vida
espiritual; pierde su capacidad de resistirse aún a las formas
menos sutiles de agresión, se vuelve perezosa, termina por
dejar de luchar por lo que quiere, se enferma. En las
sociedades urbanas modernas, con la agresividad que destila
su ambiente, esa enfermedad, la neurosis en sus diferentes
manifestaciones, se suma a las que ya nos habían afectado:
La esquizofrenia, producto del aislamiento, el abandono, y la
invasión de las actitudes típicas del pensamiento positivo; la
paranoia, producto de la agresividad creciente en la lucha por
sobrevivir, de la competencia de los poderes que buscan
monopolizar, el espacio natural y social para sí, con desmedro
del “espacio público” del ciudadano, en cuanto individuo, en
cuanto persona.
Pero por motivos no muy difíciles de entender, en nuestro
medio social, en nuestros sistemas educativos, permanece la
intención íntima, aunque no siempre seamos conscientes de
300
ello, de que se mantenga el control permanente sobre el
espíritu de las nuevas generaciones, por parte de quienes les
anteceden y de acuerdo a sus aparentes conveniencias.
En nuestras sociedades urbanas o afectadas fundamentalmente
por lo urbano, salvo los sectores sociales mejor dotados, con
mejores espacios privados disponibles, con instituciones
familiares más fuertes, con mejores instituciones educativas y
mejores opciones de empleo, en la mayoría de los casos los
jóvenes se “maduran” en la calle, con la urgencia de integrarse
a alguna de las pandillas juveniles de su barrio, donde, es lo
más seguro, termina iniciándose en la delincuencia, porque
solos o cobijados apenas por su familia carecen, por completo,
de la protección que requieren para conjurar las amenazas de
que cotidianamente son objeto. En nuestros sistemas
educativos convencionales muy poco controvertidos, con un
gran esfuerzo oficial se ha llegado a niveles de escolarización
juvenil sin precedentes, pero los jóvenes se levantan lejos del
contacto inmediato con sus exigencias vitales, que empiezan,
para todo ser vivo, con la necesidad de procurarse los medios,
las energía requerida para sostener la vida, del medio
ambiente, de su entorno. Nuestros jóvenes aprenden, “al
dedillo”, todo aquello que promueve su comodidad, su
satisfacción personal, pero no aprenden a trabajar para
conseguirlo; han asimilado la lección “revolucionaria”,
maoísta, de que el Poder está en el fusil, la lección
mercantilista, de que el poder está en el dinero, y se han
acostumbrado al “dinero fácil”, producto de la intimidación,
del abuso del más débil, del aprovechamiento de la adicción
del drogadicto para obtenerlo.
Ampliamente familiarizados, experimentados y manipulados
íntimamente, por la sutil seducción de la “Sociedad de
Consumo”, por una parte, y familiarizados, experimentados y
empujados violentamente por la exigencias grotescas y
caprichosas del orden “informal” impuesto tempranamente a
un alto precio humano por quienes los lideran, por la otra, se
ven obligados a soportar esas fuerzas, atractora la una y
301
represora la otra, que ante la debilidad de la familia y de las
instituciones que deberían protegerla y el abandono y falta de
liderazgo de los poderes oficiales, representan la única opción
que les queda a esos jóvenes, en la formación (o deformación)
y modelado de su carácter. Es así cómo la violencia se
transmite de unas generaciones a otras, se recrudece, se
desarrolla, se “tecnifica” se arma, se organiza y se transforma
en un poder que compite con las demás fuerzas sociales, e
intenta abrirse paso en medio de la “maraña” social, de la
confusión general, pretendiendo su propio derecho a la
“legitimidad” de permanecer, de perpetuarse, en <<igualdad
de condiciones y reconocimiento>>
que el orden
constitucional, que el mismo Estado.
Pero eso no es todo: Nuestros jóvenes, si hablamos de
Colombia, están sometidos desde una edad temprana en que se
forman sus hábitos básicos para toda la vida, a una cultura de
ciencia ficción importada que los intimida profundamente,
familiarizándolos con la muerte, causándoles pavor, miedo,
desesperanza, sentimientos de impotencia, incapacidad,
manteniéndolos, casi absortos en el asombro, bajo su dominio,
dirigida a su explotación comercial dada su capacidad de
hacer presión sobre los presupuestos familiares, dada sus
posibilidades de adicción, de engolosinamiento con <<toxinas
mecánicas>> capaces de simbolizar el pronóstico que puede
esperarnos de un destino, de un futuro infeliz, de un final
apocalíptico y sombrío, que los afecta, sin darse cuenta, con su
veneno letal: al sembrar en ellos el escepticismo, la
desconfianza, el espíritu pesimista. Así los llena de fantasías
terroríficas, de pronósticos de horror, de bestias asesinas
poderosas, de “juguetes” e implementos macabros, capaces de
transformarse en máquinas cada vez más inhumanas, en una
concepción de brutalidad de machismo, que parece querer
superar en los jóvenes toda posibilidad de experimentar amor,
ternura, piedad por los otros, por los que no son como ellos.
Y el cuadro deformativo de la consciencia, la “vacuna” contra
el optimismo, contra el entusiasmo por vivir, la esperanza de
302
un mundo mejor, se completan con un orden educativo que los
“castra” en su creatividad, les cierra horizontes, y los
“amaestra” para la “servidumbre” dentro de modelos de
comportamiento prefabricados y rígidos, dirigidos a resolver
una “demanda” de “mano de obra” dada, determinada por los
“mandos” de las estructuras jerárquicas establecidas
legalmente, so pena de su descalificación definitiva, de toda
opción de incorporarse a las fuerzas productivas legítimas, de
alcanzar su regeneración.
Esa no es sólo una apreciación personal original: En 2005,
cuando asistía a un seminario sobre la obra de Albert Einstein
en el Planetario Municipal de Medellín, una conocida
educadora austríaca, Mónica Lenz, respondió a la pregunta de
un asistente inquieto, porque en Colombia era muy pobres el
espíritu de emprendimiento, y el interés por la indagación y la
investigación científicas: “Los únicos planteles que conozco
en el país, que le abren un abanico bien amplio de opciones a
sus estudiantes, son los colegios manejados con base en la
pedagogía alemana; además, si queremos darle al estudiante
mejores herramientas para que sea dueño de sí mismo,
formémoslo en las matemáticas, en la Ciencia y en las artes,
especialmente en la música y la danza”. En los demás
planteles, el sistema educativo no forma el carácter, no
fomenta la independencia de expresión y búsqueda e iniciativa
del estudiante, sino, sólo que asimile la información que se le
quiere aportar, las directrices que se le quieren imponer.
Así, nuestros jóvenes no tienen de otra, en el mejor de los
casos, que aclimatarse, dócilmente, a los modelos de trabajo y
producción típicos de las estructuras burocráticas jerárquicas
vigentes, donde se va extirpando su capacidad de iniciativa, su
creatividad y su voluntad de emprendimiento, donde se
desarrollan sólo las habilidades que les interesan a quienes
controlan esas estructuras laborales, y donde recibirán su
sueldo para pagar la obediencia y el servicio prestado al
Sistema Económico, tal como se espera que sea prestado. O si
no cumplen el presupuesto, son abandonados y dejados de
303
lado, al albedrío de las fuerzas sociales presentes,
particularmente las que están por fuera de la Ley, interesadas
en capitalizarlos para sí, para acrecentar sus cuadros y huestes
de lucha, sometiéndolos al orden criminal que imponen, donde
deben comportarse como verdaderas máquinas “animales”,
como esclavos, para rendir hasta el desfallecimiento o hasta la
muerte. Este momento asistimos a un fenómeno que, siendo
suficientemente atentos, se percibe en las principales ciudades
de Colombia, alrededor de una actividad que, se supone,
debería ser la redención económica del país, ahora que la
economía globalizada depende en un todo y por todo de la
iniciativa extranjera: El turismo.
La política del Estado para mantener el balance comercial, se
enfoca actualmente en el fomento de las inversiones de capital
extranjero en Colombia. Y lo está logrando. Sin embargo, se
nota una peligrosa derivación del turismo hacia prácticas
indeseables, degradantes, como el turismo sexual, el turismo
para el consumo de drogas y alusinógenos, en un movimiento
que, a la vez que se deteriora sensiblemente la imagen de
seriedad del servicio turístico de la sociedad huésped en sus
principales ciudades, el negocio que mueve tal actividad se
traslada, cada vez más masivamente, de naciones en que se
había desarrollado tradicionalmente, a la nuestra. ¿Obra de
quién? ¿Con qué propósito? ¿Acaso para arrodillar al pueblo
colombiano, para borrar en su mente toda noción de dignidad,
para hacerlo más susceptible de conquista y explotación, para
reducir su determinación de luchar por su vida?
Por todos sus indeseables efectos, puede afirmarse que de la
clase de posturas políticas que excluyen la consideración de lo
moral,
no pueden esperarse más que sorpresas muy
desagradables: Puede quedar bloqueado, fundamentalmente,
nuestro desarrollo como sociedad, puede hacernos perder de
vista opciones demasiado valiosas de evolución cultural, a las
cuales tiene derecho toda, absolutamente toda nuestra gente.
Podemos estar labrando un futuro indeseable, quizás,
destinados a caer en manos de nuevos y extraños amos que
304
desdeñarán nuestros valores humanos fundamentales. Y para
el caso no podemos excusarnos, porque hemos heredado un
patrimonio común de experiencias y de sabiduría de nuestros
antepasados, de todas nuestras vertientes culturales, tanto las
nativas como las europeas, que es preciso conocer a fondo,
valorar e incorporar a nuestra cultura, una cultura, que
quisieran poseer muchos otros pueblos del Mundo, y que
representa una garantía de éxito para los proyectos políticos
nuestros que en él se apoyen. Experiencias que nos dan
lecciones de aquellas cosas que es preciso buscar, pero
también de los errores que es preciso corregir. <<No pueden
haber juicios políticos que se consideren a sí mismos serios,
si no se cuenta con posturas claras y responsables en el
campo de la Moral>>, de una moral, claro, que debe
componerse con la conjugación de todos los aportes de las
culturas que participan de la vida social. Igualmente
importante, es la articulación de los juicios políticos con los
juicios morales, científicos y técnicos. Sólo así resultan menos
confusas las implicaciones éticas de nuestros actos de
proyección pública.
Además, hay algo que es preciso entender, sea el que sea el
fundamento y las exclusiones que se le quieran dar al orden
social vigente: Desde que apareció el ser humano sobre la
Tierra, es el plano del Espíritu donde el Hombre, donde la
Humanidad, como un todo, se juegan constantemente,
determinan su futuro. Antes, la competencia por su espacio
vital, provenía de lo que podríamos llamar barreras físicas y
biológicas que se interponían en su camino, situadas en el
plano físico, material. De allí que al considerar las opciones
de conducta que nos sugiere la Ética, lo que percibimos es el
<<camino>>, la ruta, que <<convienen idealmente>> más, a
quienes son o serán afectados por la acción que emprendamos
que materialicemos, de transitar por ellos.
Y si consideramos los desarrollos que hoy están teniendo las
disciplinas que tienen qué ver con la tecnología digital y lo
que puede ser un efecto arrollador sobre todas las nociones de
305
tipo positivista, materialista, que se han manejado, al nivel
profano, en la vida cotidiana actual, este tema, que para
muchos podría parecer trasnochado, no lo es, y se coloca
como un tema de palpitante interés a la consideración de
cualquier persona inquieta:
En el léxico, ni siquiera técnico ya, sino de uso común en el
manejo de este tema, que considera la existencia de un plano
“virtual”, donde se manejan materias y tecnologías propias del
diseño de programas, de sistemas, de <<”caminos”>>
logísticos para el transporte electrónico de información, para
su conjugación, etc., objetos que son del llamado
<<“software”>>, ¿no se trata, acaso, de categorías que se
mueven ya en una dimensión diferente? Obvio que tienen su
conexión con los conjuntos y detalles físicos, de tipo
electrónico, que denominamos “hardware”, cuya operación,
finalmente, es la que manejamos, pero parece ser que la
interpretación de los resultados, se refieren a otros objetos que
esos detalles físicos quieren significar, y que se relacionan con
las observaciones con las que quienes desarrollaron la
psicología de la Forma o del “Gestalt” nos quisieron llamar la
atención, y que hemos tratado un poco más ampliamente atrás.
La pregunta es, si quienes se han compenetrado y
familiarizado profundamente con los desarrollos de los
sistemas electrónicos digitales, ¿caen en cuenta, que esas
técnicas nos están dando acceso a unos planos de la Realidad,
cuya existencia niega el pensamiento positivo clásico liberal
que impera en nuestro mundo burgués actual? ¿Podría
permitírsenos la pretensión de hacer comparaciones, entre la
que el pensamiento clásico escolástico denomina la “quinta
dimensión de la Realidad”, la dimensión espiritual, que otros
denominan el nivel de lo ideal, y lo que los especialistas en
Sistemas llaman el << “mundo virtual”>>? Y podríamos
seguir haciéndonos preguntas que deberán ser respondidas por
los especialistas en el tema, porque son de vital importancia
para el Género Humano y para entender mejor lo que va a ser
su porvenir:
306
¿Es acaso el “espacio virtual” – no un espacio ficticio,
ilusorio, sino <<real>>, aunque distinto del que
cotidianamente llamamos material, físico-, una <<extensión>>
del espacio de nuestra mente, en el cual hemos colocado las
<<criaturas>> que para nuestros propósitos hemos creado?
Criaturas en que “invertimos energía”, y que por lo tanto,
tienen el potencial de afectar el mundo físico, al ser
desarrollada? Si aquello es así, entonces podríamos entender
la Cultura como una megaestructura, quizás muy compleja,
que se arraiga en lo material a las infraestructuras que la
soportan.
Cuando veamos el tema de la Libro 6, que relacionamos con
la noción del Universo más actualizada de que se dispone hoy,
nuestro hogar, y de lo que es la naturaleza humana y lo que
son los apremios que aquel le impone, vamos a entender que
la discusión que de estas consideraciones se derive, no es una
discusión ni mucho menos vana, injustificada, “traída de los
cabellos”.
En mi indagación, he caído en cuenta de la pobreza de un
concepto ético basado solamente en criterios anteriores,
quizás muy antiguos, derivados de existencias humanas
bastante primitivas, que algunas personas consideran,
inclusive, demasiado lejanas de nuestra experiencia
contemporánea para servir como referencia en el estudio
crítico de las realidades humanas actuales. En mis diálogos
con amigos, incluso ingenieros, buscados para enfocar mi
trabajo, he sido advertido sobre lo inconveniente que resulta
asumir supuestas posturas éticas o morales cuyas reglas “nadie
pone ya en práctica ni afectan las decisiones que toma la
gente”, como producto que son de contextos limitado a
estructuras sociales dadas y a épocas históricas ya superadas.
De suerte que los conceptos aristotélicos de ética y los
conceptos modernos de <<viabilidad>> de los actos humanos,
obviamente, en los que hay que considerar la ayuda que presta
la tecnología para hacerlos posibles a quien los ejecuta hoy,
por ejemplo, se diría que nada tienen que ver, el uno con el
307
otro. <<Pero en ambos casos, la existencia de un <<orden>>
que es necesario <<respetar>> si queremos lograr nuestros
objetivos, la exigencia de que ello se cumpla, lo que sucede
cuando tomamos el “atajo”, el “camino” requeridos, y no
cualquiera otro, conducen a un <<sentido>> dado, y no
cualquier sentido, a tener en cuenta para cristalizar
efectivamente en realidad esos objetivos.
Ambas experiencias necesitan, para ser prácticas, con el
máximo beneficio humano posible, el hecho previo de una
indagación, una búsqueda, una investigación, y luego, la
obtención de una fórmula de conducta, que, estructuralmente,
plantea la necesidad de cierta coherencia, entre el punto de
partida, el procedimiento a desarrollar, o el <<medio>> y el
punto de llegada. En el trabajo científico de hoy, a menudo,
podríamos hablar de las “condiciones físicas y químicas” de
esos procedimientos determinadas por los factores naturales
que convergen en el mundo que habitamos para afectar
nuestra vida, la implementación que exigen, entre otras cosas,
lo cual tiene que ver con la naturaleza y propiedades de los
materiales dispuestos para esa implementación.
Pero hablando del ser humano, su naturaleza y su manera de
funcionar, ya es importante que tengamos consciencia de que
posee un cuerpo físico inmerso en el complejo mundo material
determinado por su contexto natural, el Universo y sus leyes, el cual, no sólo le sirve de hogar sino que sus realidades
físicas son consustanciales en la medida de las extensiones
corporales de los hombres en su conjunto-, siendo este el
principal beneficiario de los actos <<éticamente válidos>>. Es
en la condición ética de esos actos, en la que se fundamenta y
se mantiene su estabilidad óptima o sea su <<salud>>, dentro
de la infinidad de opciones beneficiosas o perjudiciales que
son posibles, dentro de ciertos rangos físicos, químicos y
psicológicos, digamos, fuera de los cuales su vida normal, y
con mayor razón su plenitud, podrían estar seriamente
amenazadas.
308
Cuando nos referimos al ser humano en el medio social
colombiano típico, familiar, donde priman todavía valores
éticos y morales ancestrales, cultivados entre otros por la
Religión, que se supone en la actualidad, son rectores de
conductas paradigmáticas que ya no son comúnmente
aceptadas, cuando no de otras culturas marginales y diferentes
de la “oficial”, reconocida como nuestra versión de la cultura
occidental, al hablar de ética y moral podemos estar
relacionándonos con el tema, desde la perspectiva de su
contenido, con su estructura lógico-racional propia, aunque
no sean actuales, y podría pensarse que nos estamos
refiriendo, sin claridad de consciencia, a un orden impuesto
por estructuras jerárquicas, sobre poblaciones humanas que
hoy se han ” liberado” de esa esclavitud, o al menos, de la
servidumbre a intereses jerárquicos representativos de las
clases dirigentes, y de las jerarquías religiosas.
Pero, ¿podemos estar seguros de que, en cualquier caso, hay
de por medio perversidad en la intención de aquellos actos de
“imposición”? ¡La calidad de vida de nuestras comunidades
campesinas ancestrales, en circunstancias en que no operaba
precisamente la anarquía, los niveles de convivencia dentro de
ellas, lo que demuestra la utilidad práctica de la formación del
carácter de los niños, en su seno, desde la primera infancia,
niegan ese carácter perverso de aquellos medios educativos,
de aquellos valores cristianos “impresos” y puede decirse que
son la esencia del sentido de vida de esas comunidades; se
trata, además, de la transmisión de un carácter tradicional muy
antiguo, no propiamente un capricho utilitario de corto plazo!
¿Permitían las circunstancias particulares alguna forma
diferente de inculcar, de persuadir acerca del valor de esos
principios? Todavía más, ¿podemos esperar hoy, una
respuesta que corresponda a la realidad de aquellos valores,
cuando llevamos, como ocurre en Colombia, cuatro o cinco
décadas de violencia, confusión y desorientación ciudadanas,
y más de doscientos de conflictos sin solución a la vista?
309
De allí que multitudes de sujetos humanos, entre nosotros,
así no tengan ni idea, de por qué lo hacen, defienden
anárquicamente sus derechos, aquellos que les ha inculcado el
medio social en que están viviendo, a través de la propaganda
comercial con sus “recomendaciones” y “asociaciones” con
estímulos “apropiados”, así sea la más disparatada, a través de
su experiencia cotidiana en cuanto a sus relaciones con las
instituciones sociales, con los vecinos, con sus empleadores,
con quienes los proveen de los recursos vitales, con sus
familias, a través de de las presiones de todo orden de que son
objeto, de las violentas, de las legales, etc.
Así han aprendido a desconocer sus deberes sociales, como
compensación de sus demandas, han aprendido a “defenderse”
de los efectos de la Ley y su poder, sobre sus propias
decisiones, han aprendido a no pagar sus deudas, a burlarse
del débil, han aprendido a buscar apoyo o a brindárselo a los
poderes que les permitan su prevalencia, su supervivencia, por
sobre toda otra consideración, entre muchas otras cosas, todo
lo cual alimenta el caos social en que vivimos, particularmente
en el medio urbano. Y para ello han aprendido a manejar
algunas “herramientas” que le reportan su soporte actual, su
poder, su autosuficiencia, su seguridad, como son, la
discreción, o la “ley del silencio”, el “fusil” como fuente de su
poder, la intimidación y la amenaza, como elementos de
presión, que, indudablemente son eficaces, pero que su
aplicación, como medios éticos y morales dejan mucho qué
desear. Para muestra un botón: La calidad de vida en los
conglomerados más densos de población en nuestro medio, las
terribles redes de delincuentes que se forma, entre nosotros,
llenando los espacios que deja el esfuerzo de las autoridades
en su lucha contra el Crimen. En la Sociedad sólo se logran
objetivos individuales, no los comunitarios, y tampoco los de
la Especie y la Cultura, por lo que no tienen una continuidad
real; de la mujer sólo son apreciados sus encantos, no su
capacidad maternal. En estadísticas publicadas hace poco en la
prensa local, se sostenía que sólo el 5% de las mujeres en edad
reproductiva aspiraban a una maternidad efectiva. Sus
310
ambiciones están orientadas a competir con el trabajo
masculino y a “disfrutar de una vida que les “pertenece”. El
disponer de dinero, así no se haya trabajado, es el objetivo
general; el fraude, la afición por el juego están a la orden del
día entre nosotros. Una conocida firma bancaria inglesa
abandonó sus proyectos entre nosotros, dadas las
consecuencias en su gestión de esa mala costumbre. Una sabia
sentencia popular nuestra ilustra semejante actitud: Le
recomendaba un padre su hijo: “Hijo, consigue plata
honradamente, pero si no es posible eso, hijo, ¡consigue plata!
Observando los resultados, podemos ver que los conceptos
establecidos de conductas “viables”, que generan costumbres,
hábitos de comportamiento, a su vez “cultura” que se
reproduce, en términos de su lógica interna tiene cierto
significado personal, individual, obedecen a ciertas razones,
pero para ser éticos o morales carecen de otras
consideraciones o dimensiones en su estructura que se
originan en la calidad de los recursos humanos que se ponen
en movimiento para su justificación. Particularmente nos
referimos a la connotación en términos emocionales. Además,
la ética y la moral tienen un sentido relacionado con la
experiencia estética, con el conocimiento de la belleza que
logra la consciencia del ser humano, con la capacidad de la
persona humana de percibir la armonía vital del su vida con el
entorno. Todo eso va mucho más allá de razones lógicas. Su
aspecto emocional resulta de la parte de naturaleza animal que
compartimos con ese reino. Muchos actos entre nosotros se
premeditan sin considerar el sufrimiento humano que generan,
y, a menudo, su ejecución da testimonio de la insensibilidad
de sus autores frente al dolor de sus víctimas. O cuando se
habla de terrorismo, es la generación intimidatoria de ese
dolor lo que se busca. Difícil prescindir de ejemplos como los
que nos presentan diariamente movimientos irregulares como
las Farc, que se financian en gran parte del secuestro y la
extorsión, y cuya política de acción bélica está orientada a
causar la mayor y más dolorosa sensación en sus víctimas para
amedrentarlas.
311
El sentido estético de los actos humanos aparece a partir de la
actividad del hemisferio derecho del cerebro, donde tienen
asiento su sentido artístico y estético, su visión poética, sus
posibilidades de expresión musical. ¡En la música, para tomar
un solo ejemplo, cuán pocas personas tienen la sensibilidad
desarrollada, “oyen” todas las notas del pentagrama musical!
Y es algo curioso; sin oír, porque era sordo, Bethoven logró
componer verdaderas obras maestras musicales, unas de las
más exquisitas del repertorio musical universal, lo que da a
entender que, a pesar de todo, lograba interpretar
correctamente las valoraciones de las frecuencias de las notas
y tenía plena consciencia de sus relaciones armónicas.
En una cultura utilitaria como la nuestra, lo que no es
funcional y no obedece a la lógica del raciocinio es
considerado superfluo y no merece atención. Y en nuestro
medio, pocos se enteran que ello afecta muy negativamente el
concepto que tenemos de nosotros mismos, nos conduce a
asumir posturas absolutamente inadecuadas para enfocarnos
en la consideración de nuestra naturaleza real, en cuanto
fenómeno humano que somos, sino que cercena nuestra
consciencia, le cierra la posibilidad de percibir aspectos
esenciales de la experiencia humana que nos daría variaciones
muy importantes en nuestras pautas de comportamiento social,
en comparación de las que conseguimos con nuestra usual
manera de interpretarnos a nosotros mismos. Puede decirse,
que en éste problema reside nuestra incapacidad para disponer
correctamente la utilización plena de los recursos humanos
con los que contamos, para hacer de nuestra economía, una
economía sana y poderosa.
Aunque su ambición no va hasta el propósito de generar una
consciencia aplicable a la solución de problemas prácticos
inaplazables, sino al disfrute de personas de la tercera edad de
un horizonte suficientemente amplio de visión cultural, vale la
pena considerar uno de los temas motivo de desarrollo en los
cursos de “saberes de vida” de Eafit, en asocio con “Centro de
312
Fe y Cultura, una de nuestras más prestigiosas instituciones
académicas locales, de nivel universitario. Explica así el
contenido de la temática escogida:
Nombre del curso: “Dilemas éticos”: “Análisis y discusión de
conflictos morales relevantes en el contexto cultural de hoy” y
explica el propósito del curso. Veamos la explicación del
Módulo 1. Individuo – sociedad, que se desarrollará durante
12 horas:
“La ética contemporánea trabaja un nuevo concepto de
persona moral diferente del tradicional concepto de hombre
bueno. En ella la construcción de una identidad es tarea moral
irrenunciable; pero esta identidad se configura al interior de
los procesos de socialización por los cuales está
irremediablemente condicionada. De cómo equilibrar esta
exigencia de una identidad personal en un difícil contexto
social tratará este módulo”.
Ya, sin siquiera empezar el curso, puede darse uno cuenta, por
qué razón el desarrollo de la identidad de las personas, en un
medio anárquico como el nuestro, sin una percepción
adecuada del porvenir, ya que carecemos de un sentido claro
de la vida, aunque sí, sobradamente percibido el de la muerte,
por carecer de la iluminación de liderazgos auténticos,
genuinos, se convierte en algo grotesco, imposible de
conjugar en un contexto social de cooperación, en un contexto
de democracia participativa, por qué razón, si esa tendencia no
logra ser cambiada, lo único que nos espera, es un futuro en
que sólo la Violencia, o lo que es lo mismo, la Guerra, en sus
peores niveles de degradación, serán lo que marque el
porvenir del Hombre, y probablemente, a muy corto plazo,
señale hacia su temprana extinción, en el demente holocáusto
de una guerra nuclear.
1.3.1. EL LENGUAJE,
EXPRESIÓN DEL CARÁCTER,
CAMINO DEL ENTENDIMIENTO
313
No es posible adentrarse en el tema del Lenguaje, sin
adentrarnos en un debate universal sobre la naturaleza
humana, que se ha dado muy claramente desde la época de los
pensadores griegos, como Aristóteles, Platón, Sócrates, luego
pasando por los romanos, entre ellos, Marco Aurelio, luego en
la época medieval con pensadores cristianos como Agustín,
Tomás de Aquino, luego, en su conjunto, con la experiencia
renacentista, en la época moderna con Pascal, Galileo,
Leibnitz, Spinoza, Diderot, Taine, Montaine, Darwin, Nitche,
Freud, Marx, entre muchos otros, con posturas muy claras
sobre sus consideraciones respectivas, para definir
concepciones del hombre muy diversas, sin que el debate
pueda decirse que haya podido llegar a su fin, pues no pueda
decirse siquiera que dispongamos, ahora, de opiniones
concluyentes sobre lo que es, realmente, el fenómeno humano.
Podemos, sin embargo, partir de consideraciones básicas,
como la importancia que en esta discusión le asignaron los
pensadores al ser del hombre como tal, al Universo como tal,
y como entidades separadas y distintas, como ocurrió en la
antigüedad, la introducción de una tercera entidad, Dios, como
se da con los autores cristianos, o tal como ocurre con el
pensamiento moderno, en que los diferentes autores le asignan
una dinámica específica, dados algunos motivos que éstos
consideran válidos para darle su significado, como el afán de
poderío (Nitche), el instinto sexual (Freud), el instinto
económico (Marx).
Ese debate no se da sin que las nuevas tendencias del
pensamiento, los nuevos descubrimientos sobre los que aquel
se motiva, suman a las viejas escuelas, a menudo en profundas
crisis. Sin embargo, de ninguna manera significa eso que las
primeras “verdades” reconocidas acerca del Hombre tengan
que quedar olvidadas y sepultadas para siempre, dada la
aparición de otras, de última generación que las descalifican,
que las descontinúan, que las archivan definitivamente. Más
bien se convierten en “piezas” de un rompecabezas complejo
314
que tienden a sustentar la idea de una <<totalidad>> que va
apareciendo con mayor claridad.
Y quedan claras dos posturas generales, en el fondo, que son
definidas a partir del momento en que Galileo puede
confrontar sus primeras experiencias científicas con lo que se
pensaba hasta ese momento respecto del sentido del Universo
y su relación con el Hombre: El Universo es antropocéntrico,
dentro de la interpretación antigua, personalizada
concretamente en Ptolomeo, y el Universo es heliocéntrico
(tiene su centro en el Sol), como pensaba Galileo. La
apreciación actual es diferente, en el sentido de que ha
cambiado, por completo, el conocimiento que tenemos del
Universo. Es importante anotar, que hasta hace muy poco
tiempo, antes de que la exploración astrofísica empezara seria,
sistemática y rigurosamente, con observaciones y aportes
teóricos como las de Hubble y Einstein, ni siquiera se pensaba
que el Universo traspasaba los límites de lo que se sabe hoy,
es nuestra galaxia, la Vía Láctea. Todo eso cambia, por
completo, la perspectiva humana en cuanto a la proyección de
su propia vida, a su sentido de responsabilidad frente a la
suerte que le corresponde en medio del Universo, que es su
hogar, a lo que él significa para sí mismo.
Para conocer el detalle de todo ese proceso en el tratamiento
de un complejo pero decisivo tema, de indeclinable
importancia para este trabajo, pero, por lo cual, se sale por
completo de nuestro objetivo, así sea de manera sucinta, es de
capital importancia la obra de Ernst Cassirer, Antropología
Filosófica, Fondo de Cultura Económica, México, 1963. En
esa obra, el autor nos conduce a un terreno más manejable del
misterio que ha representado hasta hoy el Ser Humano, en su
esencia, y concluye, que la clave para lograr abordar el tema,
sin que sea posible dilucidarlo totalmente, es la de considerar
la manera, el medio de que se vale el ser humano para
codificar y registrar en su cerebro toda percepción, todo
conocimiento de sí mismo o de su entorno: Sus sistemas de
315
codificación simbólica, ya que no parece tener otra manera de
acceder a la materia de su conocimiento.
Para describir lo que pasa en el fondo, usemos las palabras de
Cassirer: “…En lugar de tratar con las cosas mismas, en cierto
sentido, [el Hombre] conversa constantemente consigo
mismo. Se ha envuelto en formas lingüísticas, en imágenes
artísticas, en símbolos míticos, o en ritos religiosos, en tal
forma que no puede ver o conocer nada sino a través de la
interposición de este medio artificial. Su situación es la misma
en la esfera teórica que en la práctica. Tampoco en ésta vive
en un mundo de crudos hechos o a tenor de sus necesidades o
deseos inmediatos. Vive más bien en medio de emociones,
esperanzas y temores, ilusiones y desilusiones imaginarias, en
medio de sus fantasías y de sus sueños. “Lo que perturba y
alarma al hombre –dice Epicteto-, no son las cosas sino sus
opiniones y figuraciones sobre las cosas” (Idem. P.48).
“Desde el punto de vista al que acabamos de llegar, podemos
corregir y ampliar la definición clásica del hombre. A pesar
de todos los esfuerzos del irracionalismo moderno, la
definición del hombre como animal racional no ha perdido su
fuerza. La racionalidad es un rasgo inherente a todas las
actividades humanas. La misma mitología no es una masa
bruta de supersticiones o de grandes ilusiones, no es
puramente caótica, pues posee una forma sistemática o
conceptual; pero, por otra parte sería imposible caracterizar la
estructura del mito como racional. El lenguaje ha sido
identificado a menudo con la razón o con la verdadera fuente
de la razón, aunque se hecha de ver que esta definición no
alcanza a cubrir todo el campo. En ella, una parte se toma por
el todo: pars pro toto. Porque junto al lenguaje conceptual
tenemos un lenguaje emotivo; junto al lenguaje lógico o
científico el lenguaje de la imaginación poética.
Primariamente, el lenguaje no expresa pensamientos e ideas
sino sentimientos y emociones. Y una religión dentro de los
límites de la pura razón, tal como fue concebida y desarrollada
por Kant, no es más que pura abstracción. No nos suministra
316
sino la forma ideal, la sombra de lo que es una vida religiosa
genuina y concreta. Los grandes pensadores que definieron al
hombre como animal racional no eran empiristas trataron
nunca de proporcionar una definición empírica de la
naturaleza humana. Con esta definición expresaban, más bien,
un imperativo ético fundamental. La razón es un término
verdaderamente inadecuado para abarcar las formas de la vida
cultural humana en toda su riqueza y diversidad, pero todas
esas formas son formas simbólicas. Por tanto, en lugar de
definir al hombre como un animal racional lo definiremos
como un animal simbólico. De este modo podemos designar
su diferencia específica y podemos comprender el nuevo
camino abierto al hombre: el camino de la civilización” (Idem.
P. 48).
“Con nuestra definición del hombre como animal simbólico
hemos llegado a la primera etapa para investigaciones
ulteriores. Es necesario desarrollar ahora en algún grado esta
definición para dotarla de mayor precisión. Es innegable que
el pensamiento simbólico y la conducta simbólica se hallan
entre los rasgos más característicos de la vida humana y que
todo el proceso de la cultura se basa en estas condiciones.
¿Pero estamos autorizados para considerarlas como dote
especial del hombre, con exclusión de los demás seres
orgánicos? ¿No constituye el simbolismo un principio que
puede retrotraerse hasta una fuente mucho más honda y que
posee un ámbito de aplicabilidad mucho más amplio? Si
respondemos a esta cuestión en sentido negativo habrá que
confesar nuestra ignorancia en lo que concierne a muchas
cuestiones fundamentales que han ocupado perennemente el
centro de atención en la filosofía de la cultura. La cuestión
acerca del origen del lenguaje, del arte y de la religión no
encontrará respuesta y quedaremos abandonados frente a la
cultura como ante un hecho dado que parece, en cierto
sentido, aislado y, por consiguiente, ininteligible” (Idem. P.
50).
317
Se comprende que los científicos se hayan rehusado siempre
aceptar semejante solución. Han realizado grandes esfuerzos
para conectar el hecho del simbolismo con otros hechos bien
conocidos y más elementales. Se ha sentido que este problema
revestía una importancia extraordinaria pero, por desgracia,
pocas veces ha sido abordado con una mente enteramente
abierta. Desde un principio ha sido oscurecido y enturbiado
por otras cuestiones que pertenecen a un campo de las
discusiones completamente diferente. En lugar de
proporcionarnos una descripción y un análisis netos del
fenómeno mismo, el cambio de ideas en torno a este problema
se ha convertido en una disputa metafísica. Ha resultado el
caballo de batalla de los diversos sistemas metafísicos, entre
idealismo y materialismo, entre espiritualismo y naturalismo.
Para todos estos sistemas la cuestión del simbolismo se ha
convertido en un problema crucial del que parecía depender la
forma futura de la ciencia y de la metafísica” (Idem. P. 50).
Dentro de la perspectiva de la obra de Cassirer, este reconoce
que no está dentro de su interés abordar la solución de este
aspecto del problema: “No nos interesa en este lugar este
aspecto del problema, ya que nos hemos propuesto una tarea
mucho más modesta y concreta”. (Idem. P. 51), No
considerándola menos modesta ni menos concreta, sí es de mi
interés abordar este aspecto del problema, solamente por una
razón: Quiero encontrar aquí motivos suficientes para
desestimular las actitudes en sociedades como la nuestra, en
que estos aspectos de la personalidad del Hombre y de la
Cultura se desconocen y no se toman en cuenta, a la hora de
exacerbar la Violencia y la Guerra, como herramientas
políticas para fines materiales como la “toma del poder”,
ejercer la hegemonía política, el despotismo, etc. Yo me
atrevo a pensar que Cassirer asume una postura demasiado
modesta, demasiado humilde, si se tiene en cuenta que, sus
consideraciones de lo que es el hombre y lo que es el
lenguaje, pueden redundar, muy seguramente, en que la
cultura moderna se permita un giro de 180 0 en cuanto a sus
procedimientos políticos, y en cuanto a las posibilidades de
318
establecer un diálogo serio, un debate constructivo,
particularmente, entre los protagonistas de los conflictos
actuales y sus respectivas formas de pensamiento.
“…Trataremos de describir la actitud simbólica del hombre en
una forma más rigurosa, para así poderla distinguir de otros
modos de comportamiento simbólico que se dan en el reino
animal. No cabe duda de que no siempre los animales
reaccionan ante los estímulos de una forma directa. Los tan
conocidos experimentos de Pávlov nos proporcionan una rica
masa de pruebas empíricas por lo que se refiere a los
estímulos llamados “representativos”. En el caso de los monos
antropoides, un estudio experimental muy interesante llevado
a cabo por Wolfe ha puesto en evidencia la realidad de la
respuesta a las señales. Los animales aprendían a responder a
las señales sustitutivas del alimento de la misma manera en
que respondían al alimento mismo. Según Wolfe, los
resultados de diversos y prolongados experimentos de
aprendizaje han demostrado que en el comportamiento de los
monos antropoides tienen lugar procesos simbólicos. Robert
M. Yerkes, que describe esos experimentos en su último libro,
saca una importante conclusión general”.
“” Es evidente que [los procesos simbólicos] son
relativamente raro y difíciles de observar. Puede uno continuar
poniendo en duda su existencia, pero yo sospecho que en la
actualidad serán identificados como antecedentes de los
procesos simbólicos humanos. Abandonamos, pues, el tema
en una etapa de desarrollo de lo más incitante, en el momento
en que parecen inminentes descubrimientos de importancia
(Cimpanzees. A Laboratory Colony, New Haven, Yale
University Press, 1943, p. 189)””. (Idem. P. 52).
“Sería prematuro hacer ninguna predicción con respecto al
desenvolvimiento futuro de este problema. Hay que dejar el
campo abierto para futuras investigaciones. Por otra parte la
interpretación de los hechos experimentales depende siempre
de cierto concepto fundamental que debe ser esclarecido antes
319
que el material empírico pueda producir sus frutos. La
psicología y la psicobiología modernas parecen tomar en
consideración estas circunstancias. Creo altamente
significativo que no sean los filósofos sino los observadores e
investigadores empíricos quienes, en la actualidad, parecen
desempeñar papel directivo en la solución de este problema.
Nos dicen éstos que, después de todo, no es meramente
empírico sino en alto grado, lógico. Recientemente, George
Revés ha publicado una serie de artículos en los que parte de
la proposición de que la cuestión, tan apasionadamente
debatida, del llamado “lenguaje animal”, no puede ser resuelta
sobre la base de meros hechos de psicología animal. Quien
examine las diferentes tesis y teorías psicológicas con una
mentalidad limpia de prejuicios, tiene qué llegar a la
conclusión de que no es posible esclarecer el problema
refiriéndolo sencillamente a las formas de la comunicación
animal y a ciertas demostraciones obtenidas mediante la
domesticación y el aprendizaje. Todas ellas admiten las
interpretaciones más contradictorias. Por eso es necesario,
ante todo, encontrar un punto de partida lógicamente correcto
que nos pueda conducir a una interpretación natural y sana de
los hechos empíricos. El punto de partida lo representa la
determinación conceptual del lenguaje. En lugar de ofrecer
una definición ya hecha del lenguaje sería mejor acaso
proceder en el sentido de la tentativa. El lenguaje no
constituye un fenómeno simple y uniforme. Se compone de
elementos diferentes que ni biológica ni sistemáticamente se
hallan en el mismo nivel. Debemos intentar encontrar el orden
y las correlaciones de sus elementos constitutivos; por decirlo
así, tenemos que distinguir las diversas capas geológicas del
lenguaje. La primera y fundamental es, sin duda, el lenguaje
emotivo; una gran porción de toda expresión humana
corresponde todavía a esa capa. Pero existe una forma de
lenguaje que nos muestra un tipo muy diferente; la palabra ya
no es una mera interjección, no es una expresión involuntaria
del sentimiento, sino parte de una oración que posee una
estructura sintáctica y lógica definida. Es cierto que ni en el
lenguaje altamente desarrollado, en el lenguaje teórico, se ha
320
roto, por completo la conexión con el primer elemento
Apenas si podemos encontrar una frase, exceptuando acaso los
puros enunciados formales de las de las matemáticas, que no
lleve algún tinte sentimental o emotivo. En el mundo animal
encontraremos en abundancia analogías y paralelos con el
lenguaje emotivo. Por lo que respecta a los chimpancés,
Wolfgang Koelher nos dice que consiguen un grado
considerable de expresión por medio de gesticulaciones. La
rabia, el terror, la desesperación, el disgusto, la solicitud, el
deseo, las ganas de jugar, y la satisfacción son expresadas en
esta forma. Sin embargo falta un elemento que es
característico e indispensable en todo lenguaje humano: no
encontramos signos que posean una referencia objetiva o
sentido” (Idem. P. 52).
“”Se puede admitir como positivamente probado –dice
Koelher- que todo su juego fonético es enteramente subjetivo
y que sólo puede expresar emociones y jamás designar o
describir objetos. Pero poseen tantos elementos fonéticos
comunes también al lenguaje humano, que su falta de lenguaje
articulado no puede ser atribuida a limitaciones secundarias
(glosolabiales). Tampoco sus gesticulaciones de morro y
cuerpo, lo mismo que sus manifestaciones sonoras, designan o
“describen” nunca objetos (Bühler). (Zur Psychologie des
Schimpansen”, Psychologishe Forschung, I 1921,27)””.
“Aquí tocamos el punto crucial de todo nuestro problema. La
diferencia entre el lenguaje proposicional y el lenguaje
emotivo representan la verdadera frontera entre el mundo
humano y el mundo animal. Todas las teorías y observaciones
concernientes al lenguaje animal a las que se escapa el
reconocimiento de esa diferencia fundamental carecen de
significación. En toda la abundante bibliografía sobre la
materia no parece haber prueba de que ningún animal diera
jamás este paso decisivo de lo subjetivo a lo objetivo, del
lenguaje afectivo al lenguaje proposicional. Koehler insiste
enérgicamente que el lenguaje se halla definitivamente fuera
del alcance del mono antropoide. Sostiene que la falta de ese
321
recurso técnico inestimable y la gran limitación de esos
componentes tan importantes del pensamiento, las llamadas
imágenes, constituyen las causas que impiden que el animal
logre jamás un inicio de desarrollo cultural. A la misma
conclusión llega Revés. El lenguaje, afirma, es un concepto
antropológico que, por lo tanto, tiene que ser enteramente
descartado del estudio de la psicología animal” (Idem. P. 54).
A los fines de una exposición clara del problema hay que
distinguir cuidadosamente entre signos y símbolos. Parece un
hecho comprobado que se da un complejo sistema de signos y
señales en la conducta animal, y hasta podemos decir que
algunos animales, especialmente los domésticos, son
extremadamente susceptibles a ellos. Un perro reacciona a los
cambios más pequeños en la conducta de su dueño; alcanzará
a distinguir las expresiones de su rostro o las modulaciones de
una voz humana. Pero hay una distancia inmensa desde estos
fenómenos a la inteligencia del lenguaje humano”…..”Todos
los fenómenos descritos comúnmente como reflejos
condicionados no sólo se hallan muy lejos sino en oposición
con el carácter esencial del pensamiento simbólico humano;
los símbolos, en el sentido propio de esta palabra, no pueden
ser reducidos a meras señales. Señales y símbolos
corresponden a dos universos diferentes del discurso: una
señal es una parte del mundo físico del ser; un símbolo es una
parte del mundo humano del sentido. Las señales son
“operadores”; los símbolos son “designadotes”. Las señales,
aún siendo entendidas y utilizadas como tales, poseen, no
obstante, una especie de ser físico o sustancial; los símbolos
poseen únicamente un valor funcional” (Idem. P. 56).
“Si tenemos presente esta distinción podremos abordar uno de
los problemas más controvertidos. La cuestión de la
inteligencia de los animales ha constituido siempre uno de los
mayores rompecabezas de la filosofía antropológica. Se han
prodigado enormes esfuerzos, tanto de pensamiento como de
observación, para responder a esta cuestión; pero la
ambigüedad y la vaguedad del término “inteligencia” ha
322
impedido siempre una solución clara. ¿Cómo podemos
responder a una cuestión cuyo significado no entendemos?
Los metafísicos y los científicos, los naturalistas y los
teólogos han empleado la palabra “inteligencia” con sentidos
varios y contradictorios. Algunos psicólogos y psicobiólogos
se han negado en redondo a hablar de la inteligencia de los
animales. En toda la conducta animal no ven más que el juego
de un cierto automatismo. Esta tesis está respaldada por la
autoridad de Descartes, pero ha sido reafirmada en la
psicología moderna” (Idem. P. 57).
Yerkes, que ha estudiado el problema con especial interés, nos
habla en un tono más positivo. Está convencido de que, en lo
que respecta precisamente al lenguaje y al simbolismo, existe
una relación estrecha entre el hombre y el mono antropoide.
“Esto nos sugiere que acaso hemos dado con una etapa
filogenético primitiva en la evolución de los procesos
simbólicos. Hay pruebas abundantes de que varios otros tipos
de “procesos de signo”, diferentes del simbólico, ocurren con
frecuencia y funcionan efectivamente en el chimpancé.” (Prelinguistic Sing Behavior in Chimpancé” Science LXXXIX,
587.) Pero todo esto resulta definitivamente prelingüístico.
Según la opinión del mismo Yerkes, estas expresiones
funcionales son extremadamente rudimentarias y simples y de
una utilidad limitada, si las comparamos con el proceso
cognoscitivo humano. No hay que confundir la cuestión
genética con la cuestión analítica fenomenológica. El análisis
lógico del lenguaje humano nos conduce siempre a un
elemento de importancia primordial que no encuentra paralelo
en el mundo animal. La teoría general de la evolución de
ningún modo se opone al reconocimiento de este hecho.
Hemos aprendido, precisamente en el campo de los
fenómenos de la naturaleza orgánica, que la evolución no
excluye cierto género de creación original; hay que admitir la
mutación súbita y la evolución emergente. La biología
moderna ya no habla de la evolución en los términos que lo
hacía el primitivo darwinismo; tampoco explica sus causas de
la misma manera. Podemos admitir que los antropoides han
323
realizado un importante paso hacia delante en el desarrollo de
ciertos procesos simbólicos, pero tenemos que subrayar que
no han alcanzado el umbral del mundo humano. Penetraron,
por decirlo así, en un callejón sin salida” (Idem. P. 55).
“En resumen podemos decir que el animal posee una
imaginación y una inteligencia prácticas, mientras que sólo el
hombre ha desarrollado una nueva fórmula: una inteligencia y
una imaginación simbólicas” (Idem P. 59).
Enfoquémonos ahora en el lenguaje humano, uno de aquellos
sistemas simbólicos humanos de interpretación de la realidad.
Respecto de éste, afirma Cassirer: “…en los tiempos modernos
el hombre ha sentido una gran nostalgia por esa edad dorada en
la que la humanidad poseía un único lenguaje; se vuelve la
mirada a esa etapa primigenia como a un paraíso perdido. El
viejo sueño de una lingua adámica –del lenguaje real de los
primeros antepasados del hombre, una lengua que no se
compondría exclusivamente de signos convencionales sino que
expresaría, más bien, la verdadera naturaleza y esencia de las
cosas –tampoco se disipó por completo en el campo de la
filosofía. El problema de la lingua adamica siguió siendo
discutido seriamente por los filósofos y por los místicos del
siglo XII” (Idem. P 196).
“Sin embargo, la unidad verdadera del lenguaje, caso de que
exista tal unidad, no puede ser de tipo sustancial, sino que
debe ser definida como unidad funcional que no presupone
una identidad material - formal. Dos lenguajes diferentes
pueden representar extremos opuestos tanto en lo que se
refiere a su sistema fonético como a su sistema de partes de la
oración, pero esto no impide que cumpla con la misma
finalidad en la vida de la misma comunidad lingüistica. Lo
decisivo no es la variedad de los medios sino su adecuación y
congruencia con el fin” (Idem. P 196).
“..El habla humana no solo tiene que cumplir una tarea lógica
universal sino también una tarea social, que depende de las
324
condiciones específicas de la comunidad lingüística, por lo
tanto, no podemos esperar una identidad real, una
correspondencia unívoca entre las formas gramaticales y las
lógicas. Un análisis empírico y descriptivo de las formas
gramaticales se propone una tarea diferente y conduce a
resultados distintos que el análisis estructural que se nos
ofrece, por ejemplo en la obra de Carnal Sintaxis lógica del
lenguaje” (Idem. P. 193).
“Las nuevas teoría holísticas, que se van imponiendo desde
los comienzos del siglo XX, han recurrido a la vieja definición
aristotélica del organismo, han insistido en el hecho de que, en
el mundo orgánico, el todo es anterior a las partes. Estas
teorías no niegan los hechos de la evolución pero ya no
pueden interpretarlos en el mismo sentido que lo hicieron
Darwin y los darvinistas ortodoxos. Por lo que respecta a la
psicología, durante el siglo XIX prosiguió, con pocas
excepciones, las vías marcadas por Hume; el único método
que podía explicar los fenómenos psíquicos consistía en
reducirlos a sus primeros elementos. Se pensaba que los
hechos complejos no eran más que una acumulación, un
agregado de simples datos sensibles. La moderna psicología
de la Gestalt ha criticado y destruido esta concepción y ha
abierto así el camino a un nuevo tipo de psicología
estructural” (Idem. P 184).
“Para encontrar el hilo de Ariadna que nos guíe por este
complicado laberinto del lenguaje humano podemos seguir un
procedimiento doble: Tratar de buscar un orden lógico y
sistemático o un orden cronológico y genético. En el segundo
caso procuraremos reducir los diversos lenguajes y los varios
tipos lingüísticos a una etapa anterior relativamente simple y
amorfa. Intentos semejantes fueron llevados a cabo a menudo
por lingüistas del siglo XIX, al extenderse la opinión de que el
lenguaje humano, antes de que pudiera alcanzar su forma
actual, tuvo que pasar por una etapa en la que no existe forma
sintáctica o morfología definidas. Al principio se componía de
elemenentos simples, de raíces monosilábicas. El
325
romanticismo favoreció esta opinión. Guillermo Schlegel
propuso una teoría según la cual el lenguaje se desenvolvía a
partir de un estado anterior amorfo e inorganizado; de este
estado pasaba, en un orden fijo, a otras etapas más avanzadas,
de aislamiento, de aglutinación, y de flexión”. Sin embargo:
“Un lenguaje sin forma no sólo parece ser una construcción
histórica altamente dudosa sino una contradicción en los
términos. Los lenguajes de los pueblos menos civilizados, en
modo alguno carecen de forma; por el contrario, muestran casi
siempre una estructura muy complicada. A Meillet, un
lingüista moderno con un conocimiento amplísimo de las
lenguas del mundo, afirma que ningún idioma conocido nos
proporciona la más pequeña idea de lo que pudo ser el
lenguaje primitivo. Todas las formas de lenguaje humano son
perfectas en el sentido en que logran expresar sentimientos y
pensamientos humanos en una forma clara y apropiada. Los
llamados lenguajes primitivos concuerdan tanto con las
condiciones de la civilización primitiva y con la tendencia
general de la mente primitiva como nuestros propios lenguajes
con los fines de nuestra cultura refinada y elaborada” (Idem.
P. 193).
“Los psicólogos coinciden en subrayar que, sin una visión de
la verdadera naturaleza del lenguaje humano, nuestro
conocimiento del desarrollo de la psique humana será
fragmentario e inadecuado. Subsiste todavía una considerable
incertidumbre respecto a los métodos de una sicología del
lenguaje. Ya estudiemos los fenómenos en un laboratorio
psicológico o fonético o nos apoyemos en métodos
exclusivamente introspectivos, sacamos siempre la misma
impresión de que estos fenómenos son tan evanescentes y
huidizos que desafían todos los esfuerzos de estabilización.
¿En qué consiste entonces esa diferencia fundamental entre la
actitud mental que atribuimos a una criatura sin habla –un ser
humano antes de la adquisición del lenguaje o un animal- y
esa otra contextura de la mente que caracteriza a un adulto que
ha dominado su lengua materna? (Idem. P. 197).
326
“Cosa curiosa: es más fácil contestar a esta pregunta
sirviéndose de ejemplos anormales del desarrollo del
lenguaje” (Idem. P. 197). Respecto de esto, Casirer se refiere a
un caso clásico muy conocido de dos niñas ciegas y
sordomudas gracias a métodos especiales. “Este caso ilustra el
hecho de que con la primera comprensión del simbolismo del
lenguaje tiene lugar una revolución real en al vida del niño.
Desde este momento toda su vida personal e intelectual asume
una forma completamente nueva. De una manera general
podemos describir el cambio diciendo que el niño pasa de un
estado más subjetivo a otro estado más objetivo, de una
actitud puramente emotiva a una actitud teórica. Lo mismo
podemos observar en la vida de cualquier niño normal, aunque
en un grado mucho menos espectacular; el niño mismo posee
un claro sentido de la significación del nuevo instrumento para
su desarrollo mental. No se contenta con que le enseñen en
forma puramente receptiva sino que toma una parte activa en
el proceso del lenguaje, que es, al mismo tiempo, un proceso
de objetivación progresiva” (Idem. P. 197). “Aunque los dos
casos son bien conocidos y han sido tratados con frecuencia
en la bibliografía psicológica, creo conveniente traerlos a
recordación una vez más porque representan acaso, la mejor
ilustración del problema general que nos viene ocupando. La
señora Sullivan, maestra de Helen Seller, ha registrado la
fecha exacta en que la niña empezó a comprender realmente el
sentido y la función del lenguaje humano. Reproduzco sus
palabras” (Idem. P 59):
“”Tengo que escribirle estas palabras porque ha ocurrido algo
verdaderamente importante. Helen ha dado el segundo gran
paso en su educación. Ha aprendido que cada cosa tiene un
nombre y que el alfabeto manual es la llave para todo lo que
desea conocer….Esta mañana, mientras se estaba lavando,
deseó conocer el nombre del “agua”. Cuando desea conocer el
nombre de algo señala en su dirección y acaricia mi mano. Yo
deletreé, “a-g-u-a” y ya no pensé más en el asunto hasta
después del desayuno….Más tarde fuimos a la fuente e hice
que Helen tuviera la jarra bajo el grifo en tanto que yo daba a
327
la bomba. Mientras salía agua fría y llenaba la jarra deletreé
“a-g-u-a” sobre la mano abierta de Helen. La palabra que se
juntaba a la sensación del agua fría que caía sobre su mano,
pareció ponerla en marcha. Retiró la jarra y se quedó como
extática. Su cara parecía resplandecer. Deletreó “agua” varias
veces. Se inclinó hacia el suelo y preguntó por su nombre y
señaló hacia la fuente y, dando rápidamente la vuelta,
preguntó por mi nombre. Deletreé “maestra”. Al volver a casa
se hallaba muy excitada y aprendió el nombre de todos los
objetos que tocaba, de suerte que en pocas horas ha añadido
treinta nuevas palabras a su vocabulario. A la mañana
siguiente anduvo como una hada radiante. Volaba de objeto en
objeto preguntando por el nombre de cada cosa y besándome
de pura alegría…Todas las cosas tienen que tener ahora un
nombre. Adonde quiera que vayamos pregunta con ansiedad
por el nombre de cosas que no ha aprendido en casa. Se halla
ansiosa por deletrear con sus amigas y más ansiosa todavía
por enseñar las letras a cualquiera que encuentre. Elimina los
signos y las pantomimas que utilizaba antes en cuanto dispone
de palabras que los suplantan y la adquisición de una nueva
palabra le produce el mayor gozo. <Nos damos cuenta de que
su cara se hace cada día más expresiva”” (Idem. P 59).
“..También es éste un rasgo general en el desarrollo normal
del lenguaje. “Con el comienzo del mes veintitrés –dice D.R.
Major-, el niño ha desarrollado una manía de nombrar cosas,
de comunicar a otros sus nombres, o de llamar nuestra
atención sobre las cosas que está examinando. Mirará,
señalará o pondrá su mano sobre una cosa; dirá su nombre y
mirará a su compañero” (First steps in Mental Growth, Nueva
Cork, Macmillan, 1906, pp 321 s.)” Semejante actitud no será
comprensible si no fuera por el hecho de que el nombre tiene
qué realizar una función de importancia capital en el
desarrollo mental del niño. Si cuando está aprendiendo a
hablar, un niño no tuviera más que aprender un cierto
vocabulario, imprimir en su mente y en su memoria una gran
masa de sonidos artificiales y arbitrarios, nos hallaríamos en
presencia de un proceso meramente mecánico”….”Los
328
primeros nombres de que [el niño] hace un uso consciente
pueden ser comparados con un bastón con cuya ayuda un
ciego se va abriendo camino. Un lenguaje, tomado en
conjunto, se convierte en la puerta de entrada a un nuevo
mundo. Todos los progresos en este terreno abren una nueva
perspectiva y ensanchan y enriquecen nuestra experiencia
concreta. La seriedad y entusiasmo por hablar no se originan
en un mero deseo por aprender o usar nombres; marcan el
deseo de detectar y conquistar un mundo objetivo” (Idem. P.
199).
Con las anteriores referencias es posible entender, un poco
más, sobre el significado del lenguaje, como sistema
simbólico destinado entre otros usos, a darle al ser humano un
medio de representación ideal para reconocer las realidades
del mundo exterior, un punto de partida para elaborar su
propia representación mental estructural de lo que considera,
es la “forma” de ese mundo exterior. Pero no sólo eso. Por ese
camino podemos entender mejor quienes somos nosotros
mismos.
1.3.2 LA SOLUCIÓN VERBAL
DE LOS CONFLICTOS.
Cuando estamos hablando del Verbo, de la Palabra, del
Lenguaje, nos estamos refiriendo a lo mismo. Cuando
escuchamos algo, cuando decimos algo, quiere decir que
estamos ejercitándonos en el lenguaje de nuestro interlocutor,
en nuestro lenguaje, los que, decíamos arriba, son códigos
símbólicos por medio de los cuales expresamos cómo hemos
interpretado, codificado y almacenado en la mente nuestras
percepciones del mundo exterior. Aún dentro de la propia
cultura, especialmente si no existe un previo conocimiento
mutuo, es difícil para nosotros entender, con precisión, lo que
la otra parte quiere significar, y para ella, lo que nosotros
queremos significar con nuestras palabras.
329
Un ejemplo de conflicto, que podríamos considerar clásico,
aunque no produzca las tempestades emocionales de otros, es
el que se presenta entre las nociones de salud clásicas y las
nociones modernas de salud, de acuerdo con la manera de ver
la Realidad, desde el punto de vista de la Ciencia.
En la medicina tradicional, en general, los tratamientos se
enfocan hacia los síntomas. Como consecuencia, los
tratamientos están orientados hacia la eliminación de los
síntomas, logrado lo cual, se entiende que el paciente está
sano. Esa opinión se basa, directamente, sobre el hecho de que
los síntomas son la manifestación de una relación de causa y
efecto simple, entre un síntoma y una enfermedad. Un
medicamento, por ejemplo la aspirina, sirve para controlar los
dolores de cabeza, es cierto, pero si éste desaparece no
significa que el cuerpo esté ya sano. Esta afirmación estaría en
conflicto con los nuevos conceptos de salud, aunque no con la
opinión tradicional, y menos con la opinión actual común en
la gente. Sin embargo, esto no ocurre por falta de aspirina,
ocurre por algún motivo diferente que lo causa. Cuando ha
ocurrido un accidente, cuando el cuerpo tiene un órgano
deteriorado, por algún motivo, el intento de librarlo de la
causa puede justificar el uso de medicamentos, incluso si éstos
tienen efectos secundarios, los cuales pueden ser considerados
un mal menor, y si éste es considerado irrecuperable, dentro
de los términos de la experiencia médica en un momento
dado, su extirpación puede ser una solución razonable, según
los riesgos que corre el paciente de pagar un alto precio,
incluso con la vida. Ello se da en el caso de la próstata de
hombre, cuyo crecimiento o inflamación, puede dar origen a
infecciones malignas de consecuencias fatales. En otras
palabras, hay síntomas entonces hay enfermedad; no hay
síntomas entonces no hay enfermedad.
En la actualidad, la Salud, es un concepto un poco diferente.
Se sabe que para lograrla es preciso contar con un sin número
de factores naturales y humanos que convergen, se conjugan y
tienen posibilidades de articularse de muchas maneras
330
posibles para generar un resultado que no es algo simple, sino
inmensamente complejo, que no es otra cosa que un cierto
estado de <<equilibrio interno>>, de <<equilibrio con su
medio ambiente>>, que le confiere estabilidad, posibilidades
de permanencia en las circunstancias de ese medio ambiente,
que llamamos <<salud>>. Todos los organismos poseen
mecanismos internos que les permiten aprovechar
óptimamente ciertos recursos del Medio, <<procurárselos>>
y <<aislarse>> eficazmente de aquello que no les conviene,
implementar movimientos para eludirlo o desarrollar sistemas
defensivos para la lucha o su neutralización. Entonces, su
constante ejercicio hace que la salud se mantenga <<plena>>.
Cada organismo existente, y el nuestro es uno de ellos,
desarrolla aptitudes específicas para vivir en un rango propio
de condiciones físicas y psicológicas dadas; estas aptitudes
son la consecuencia de un desarrollo evolutivo, de lo
biológico, en el cual, la Naturaleza produce cambios en la
constitución de las especies y luego depura los resultados,
generando, en general, conjunto de seres con comportamientos
nuevos, con resistencia eficaz frente a otras condiciones
ambientales. Dentro de nuestra especie, la piel pigmentada,
por ejemplo, permite el equilibrio y la salud bajo condiciones
de intensa radiación solar; en cambio, la piel despigmentada
denota una mayor adaptación a ambientes de latitudes de
menos radiación solar. De la misma manera, las diversas
culturas humanas nos han deparado en sus evoluciones
históricas, verdaderas técnicas de higiene, de alimentación, de
ejercicio, e industrias que las implementan y nos permiten
practicarlas, de manera que podamos, dentro del nivel
alcanzado por nuestro conocimiento, unos niveles aceptables
de salud.
En este ejemplo concreto, las escuelas tradicionales y sus
conceptos,-verdaderas “formas”, “estructuras” mentales que
parten de maneras singulares de apreciar la Realidad-, se
entienden poco, tienen <<poca coincidencia, concuerdan
poco, si es que concuerdan>> con las modernas, cuyas
“estructuras” conceptuales difieren de las primeras. Y por
331
supuesto, la forma de actuar frente a los problemas de salud
difieren. En otras palabras, sus lenguajes técnicos son
diferentes y sus objetivos son expresados de manera diferente.
La solución de ese conflicto tiene que darse a partir del debate
entre ambas escuelas; reconocer y establecer claramente la
<<relación>> entre los respectivos puntos de partida de los
conocimientos de cada escuela, y de allí, deducir los puntos
fuertes y las debilidades de cada postura técnica. De allí se
deduce que, la economía del bienestar humano, con el tiempo,
va a descansar más en una alimentación más saludable, una
higiene más completa, que en una intervención constante de
los procedimientos médicos, como ocurre hoy, por el estilo de
las diferentes intervenciones quirúrgicas, y del uso masivo de
fármacos.
Así, al nivel clásico, en las diferentes culturas, se van
estableciendo sublenguajes en los que las personas expresan
sus realidades íntimas, sus experiencias diferentes, que
designan fácilmente, ya el origen social de la persona que
habla, el nivel de formalidad o informalidad de su
comunicación,
apareciendo
diferentes
clases
de
“malentendidos”, conflictos en la forma de percibir la
Realidad, “choques” entre “totalidades culturales diferentes”,
etc.; hay lenguajes vulgares, refinados, literarios, poéticos,
técnicos, profesionales, etc., y a veces es difícil, incluso,
expresar equivalencias entre uno y otro, de lo que se dice.
Hace unos sesenta años se hablaba acerca de la posibilidad de
establecer un lenguaje “universal” para facilitar las
comunicaciones humanas, el Esperanto, pero eso no paso a
mayores. Probablemente, lo que estamos apreciando con el
desarrollo de los medios de comunicación electrónica, sea,
precisamente, ese sueño, y ya, es posible que estemos
percibiendo lo que puede ser un horizonte inmensamente
prometedor en las comunicaciones entre los seres humanos.
El lenguaje ha sido usado de muchas maneras en la
comunicación: Para comunicar simplemente algo, pero
también para confundir al interlocutor, para tergiversar su
332
conocimiento, para esconder nuestras intenciones, para
manipular la Opinión, para atacar a nuestro contendor, para
ridiculizarlo, para exaltarlo, etc., con expresa intención del que
habla. Pero lo que éste dice, puede ser también interpretado de
manera diversa, incluso, contrariamente a lo que quien
hablaba quería expresar. Como puede verse, en el uso del
lenguaje y en la forma como se interpreta el uso que se ha
hecho de él pueden generarse, ya, los conflictos, aún cuando la
intención no sea provocarlos. Y no estamos hablando todavía
de situaciones físicas, que manifiesten todavía la existencia de
realidades conflictivas, de enfrentamientos físicos, de
posiciones de competencia que exijan una respuesta concreta
para contrarrestar las amenazas que esa situación exige, de
posiciones físicas,
plenamente identificadas como
contradictorias. Tampoco podemos decir, todavía, que
estemos en presencia de concepciones, de “estructuras”
mentales inamovibles, de “formas”, de “Gestalt” ideales en
conflicto, apenas de la probabilidad evidente de “colisiones”
entre los centros de emisión de los mensajes expresados y los
centros de su recepción. Esa situación, es precisamente la que
se resuelve en un debate, es la que merece la elaboración de
una salida dialogada, una conciliación “estructural”, la
búsqueda de una solución que satisfaga a las partes que
participan del debate.
Cuando los niños se desarrollan, desde sus primeros pasos,
empiezan a familiarizarse con los objetos que los rodean y con
la forma en que su madre y su entorno familiar se refieren a
ellos, con que los nombran. Así, la riqueza de su cultura va
siendo asimilada por el niño y su cerebro aprende a usar el
código de comunicaciones de su entorno cultural, y se
desarrolla en la medida en que almacena en sus diversas
memorias su experiencia y su conocimiento. Su lenguaje,
empieza siendo el lenguaje familiar, luego éste se va abriendo
a su entorno local, su vecindad, su comunidad, y se va
haciendo más amplio, más universal, hasta que logra un
razonable dominio de lo que se llama regularmente, su
“lengua materna”. Luego, aparece la necesidad, hoy día más
333
urgente, pero desde hace muchos miles de años, de
familiarizarse con otros lenguajes de todo tipo, como una
necesidad verdaderamente <<sentida>> para mejorar su
desempeño vital en una vida que desborda, regular y
cotidianamente, su entorno cultural original.
La necesidad de establecer puentes entre los hombres se
conoce también desde tiempos muy remotos. La diplomacia y
los protocolos no son otra cosa que mecanismos accesorios
para disipar malentendidos, allanar los escenarios para un
entendimiento óptimo. El cultivo del lenguaje, el registro de
todas sus acepciones, de su sintaxis, de su semántica, el
enseñar a usarlo correctamente, el alcanzar el virtuosismo en
su uso, son labores que “elevan” los niveles de expresión, la
base de conocimiento, la base experimental, de la cultura de la
comprensión mutua. Para el “gran público” eso no es todavía
tan obvio, no parece muy significativo ¡Pero no demora en
serlo! Ahora empezamos a aprenderlo de la experiencia que
nos ha deparado el desarrollo de los sistemas electrónicos de
comunicaciones. Y si, mediante los lenguajes clásicos, no
desarrollamos eficazmente las comunicaciones entre nosotros,
quienes accedan a los lenguajes de programación de sistemas
electrónicos van a ser los artífices, los señores, de un mundo
que apenas empezamos a sospechar, y, en relación al cual, los
demás seremos verdaderos ignorantes y analfabetas,
<<aislados>> de nuestras diversas culturas.
En la sociedad burguesa, para mucha gente en general, los
menesteres de la Cultura, entre ellos del desarrollo de unas
buenas comunicaciones no parecen tener un sentido muy
relevante, máximo que no dan rendimiento económico a corto
plazo. La poesía, las artes, la música, entre muchos otros, por
ejemplo, no pueden compararse, en “valor económico” con las
actividades productivas, cuya responsabilidad se descarga, en
este tipo de sociedades, en la actividad privada, en los
“negocios”. Ello parece muy normal, pero ya empezamos a
darnos cuenta que la limitada consciencia del aporte burgués
ha generado unos vacíos institucionales que generan <<”minus
334
valores”>>, o expresado en otra forma, cuya falta ha
conducido a la pérdida de la oportunidad de generar valor,
un valor, que hubiera sido obtenido, tal vez a mayor plazo, a
través de la optimización en el aprovechamiento de mejores
opciones de Trabajo y de
Producción, de un mejor
rendimiento de los recursos invertidos en ellos, de una
valorización de los recursos humanos, porque hubiéramos
tenido una mayor armonía social, y una mayor realización de
las personas en su actividad cotidiana, hubiéramos mejorado
los niveles y la calidad de vida generales muy por encima de
los actuales y, seguramente, dentro de costos sociales muy
diferentes a los actuales, con las diferencias de poder
adquisitivo humillantes y degradantes de hoy, con la pobreza
de consciencia, con la ignorancia que caracterizan a las clases
menos favorecidas nuestras, con los riesgos que enfrentan, con
el abandono de que son objeto, con la amenaza que
representan de mantenernos anclados, <<a todos>>, a su
propio atraso.
En los regímenes monárquicos anteriores, en la época
medieval, es cierto que podemos hablar, en general, de una
sociedad “feudal”, en la cual, poco había en común entre los
imperios, que los uniera culturalmente. Siempre cualquier
interés real, de cualquier señor, marcaba las fronteras sociales,
marcaba las prioridades en la paz y en la Guerra. Al cobijo de
los monasterios, de los monarcas, de los emperadores y
señores, de sus cortes, y de la capa social aristocrática que se
fue conformando en Occidente, y bajo su férula, se
desarrollaron, se propagaron internamente sin embargo, no
pocas de las culturas que hoy conocemos, como la cultura
francesa, la inglesa, la española, la holandesa, la germana, la
rusa, y otras, aunque hubo, claro, muchos casos de
sometimiento a la fuerza. La historia antigua es pródiga en
ejemplos. Alejandro en Grecia se destaca, los romanos
dominan gran parte del mundo conocido hasta su caída hace
unos mil seiscientos años. El tema principal de esa historia se
refiere a los conflictos que allí se suscitaron, y esa experiencia
se prolonga hasta entrado el siglo XX, con la Primera Guerra
335
Mundial que es una de las consecuencias típicas de la manera
de ser, de la manera de comportarse, de esas sociedades y sus
respectivas culturas. Nápoles y Sicilia, entre muchos
ejemplos, partes integrantes, hoy, a la nación italiana
pertenecieron al Imperio Aragonés, los Países Bajos (Holanda,
Bélgica y Luxemburgo), hoy independientes, pertenecieron al
Imperio Español.
Sin embargo, las clases aristocráticas, la nobleza y las cortes,
que se movían en la más alta esfera de lo que más tarde
asimilamos a lo “público”, una esfera en que el “trabajo” se
pagaba con rentas provenientes de tributos, con botines de
guerra, en general, con dividendos provenientes del uso del
poder político y no con “salarios”, con gastos de vida
propiamente pagados, al “estilo moderno”. ¡No!. Tampoco
vivían propiamente en la “holgazanería” del trabajo de los
siervos y esclavos. Su trabajo no pocas veces era de una
exigencia y un apremio intimidantes. Se dedicaba a la
administración de los menesteres e intereses de sus monarcas
y señores, marcados, como con “fuego vivo” por los conflictos
económicos, sociales y políticos que en las diferentes épocas
se suscitaban, por la urgencia de obtener los recursos
financieros para enfrentarlos y que, en la sociedad burguesa,
pasarían a ser los propios de los “espacios públicos”, donde se
resuelven, todavía los conflicto de los Estados.
Después del Renacimiento no era la Guerra la única
ocupación de aquellos “estratos altos de su época. La
promoción del Arte, como la Escultura, la Pintura, la
Arquitectura, las Letras, de disciplinas como la
Jurisprudencia, la Medicina, la Filosofía,
la Teología,
ocupaba mucha parte de su tiempo, que era tiempo de “ocio”,
igual que la participación de la vida universitaria, el
aprendizaje de la Cultura y sus disciplinas para capacitarse en
el ejercicio eficaz de sus responsabilidades. Y de esa labor
cultural, nace, finalmente la consciencia de Nación, lo que fue
cuajando en Francia, alrededor de la cultura local impulsada
por sus casas reales, y se institucionaliza, por vez primera en
336
la Historia, al constituirse la República, en tiempos de la
Revolución Francesa. Si algo caracteriza a la sociedad
burguesa es su visión a corto plazo enfocada en el lucro, y la
falta de consideración de un “espacio de trabajo útil” –el del
ocio-, que recibe menos atención. El “Laizez Faire”, -el
“Dejar Hacer”-, se convierte en una consigna revolucionaria
que deja un vacío político que en naciones <<modelo>> como
EE. UU. de América configuran, por analogía con las
sociedades monárquicas europeas, lo que muchos han resuelto
llamar una sociedad “feudal”, pero ya, donde el poder
soberano no es ejercido por monarcas, sino por los directores
de las grandes empresas de negocios.
En el mundo occidental, donde a pesar de todo, nunca
funcionaron prolíficamente como se esperó que funcionaran
las universidades públicas, destinadas a elevar el nivel de vida
popular, a sacar al pueblo de la ignorancia, es evidente que, al
menos en las naciones más avanzadas y ricas se empieza a
percibir su extraordinario efecto. Y eso redundará en una
Humanidad cada vez más consciente de sí misma, de sus
retos, y disponiendo, cada vez con más idoneidad, de un
patrimonio común, de una base cultural colectiva,
reconocidos, que crece con los desarrollos científicos, con los
redescubrimientos de nuestras raíces históricas, y a los cuales
han contribuido y siguen contribuyendo, los frutos
valiosísimos del ocioso trabajo de las universidades públicas,
de los científicos independientes o aquellos que aportan su
“tiempo de ocio” como lo están haciendo en las “idea gorras",
en los medios electrónicos. Ese es el sentido que puede verse
en el aporte espontáneo y filantrópico de muchos seres
humanos bien dotados, bien intencionados, en el trabajo
sistemático que se desarrolla en el sector de la tecnología
digital, que desarrolla constantemente el “software” y todos
los lenguajes y sistemas de lenguajes que han permitido la
vulgarización de todos los implementos electrónicos
dedicados hoy día a acercar a los hombres, unos a otros. Sólo
nos queda entender cuál es el uso que hemos de darles, que ha
de ser unirnos, a catapultarnos desde más arriba, hasta más
337
lejos, en nuestra visión del mañana, ayudarnos a resolver, no a
generar nuevos conflictos, donde quiera que estemos, que
vivamos, como ya se empieza a ver, en bien de la Humanidad,
en su conjunto.
Con ese trabajo, que ya se vuelve multitudinario, la tecnología
le ha permitido salir del anonimato a muchas personas,
profesionales, especialistas, autoridades en diferentes
disciplinas científicas y humanas, que buscan lanzar sus
propuestas “al aire”, sin preocuparse por propiedades
intelectuales, por “valores agregados” de ideas que solas, son
imposibles de hacer realidad, para conformar una “plataforma
de lanzamiento”, sin igual, literalmente para disparar a la
cultura humana a los cielos, disponible para toda la
Humanidad. En pocos años de experiencia, ya, en EE. UU. de
América y en Europa, las "mecas" de la “Gran Empresa”,
contemplan cómo el “valor agregado” de los millones de
pequeños aportes del ocio de sus ciudadanos, bien preparados
y dispuestos, supera con creces la millonaria inversión de sus
departamentos de investigación, sin exigir nada en
contraprestaciones a corto plazo.
Esta, de ninguna manera, es una postura extraña en el seno de
nuestras culturas tradicionales, sólo que en nuestro medio,
pocas veces se repite por el furibundo espíritu burgués de
nuestra sociedad. Sin embargo, no poca sabiduría popular
queda en la base de nuestra construcción de Nación, de
latinidad, en la que gran cantidad de filántropos, pensadores,
escritores, filósofos, artistas, músicos, pintores, escultores,
varones y mujeres insignes, vertieron lo mejor de ellos, y de
nuestra herencia, sin recibir pago justo, sin tener, en público
ni en privado el menor reconocimiento, sin que sus obras
hayan sido exaltadas suficientemente como ejemplos a seguir,
como representantes dignos nuestros frente al resto del
Mundo, como compromiso con la vida humana total. No digo
nombres, porque las omisiones serían dolorosísimas y
llenarían más folios de los que yo pudiera escribir con los
nombres que recuerdo. Sólo menciono dos de nuestras
338
mayores perlas donde se confunden todos ellos en su
anonimato, dichos populares que han quedado registrados sin
autor conocido, pero que sirven de referencia, como muchos
otros, cada vez que la confusión o las tentaciones de “satanás”
nos asaltan: “Obras son amores y no buenas razones”. “El
Mundo está rebozante de belleza cuando el corazón está lleno
de amor”.
1.3.3 LA CULTURA DE LA VIDA:
LA LIBERACIÓN DEL ESPÍRITU HUMANO
DE LAS GARRAS DEL PRIMITIVO ANIMAL
PREHOMÍNIDO.
Para el desarrollo de esta sección, nos apoyaremos en una obra
memorable de Ernst Cassirer, Antropología Filosófica. Es sin
embargo muy difícil abarcar en un pequeño espacio como éste
toda su compleja conceptualización acerca del Hombre. Sin
embargo tomamos unas referencias que consideramos de
importancia capital y que completan, en alguna medida, las
que ya hemos anotado.
En su capítulo “De las reacciones animales y las repuestas
humanas” de su “Antropología filosófica, Ernst Cassirer
plantea con una claridad poco común las diferencias entre el
comportamiento propio del animal y del Hombre.
Para Cassirer el animal posee un “lenguaje emotivo”, es decir,
que expresa emociones. Tiene una visión del Mundo
completamente subjetiva. El ser humano ha logrado
sobrepasar todo eso y ha llegado a tener un lenguaje simbólico
para relacionarse con el mundo exterior, en un proceso de
progresivo de objetivación. Aquí tocamos el punto crucial de
todo nuestro problema. La diferencia entre el lenguaje
proposicional y el lenguaje emotivo representa la verdadera
frontera entre el mundo humano y el animal” (Idem. P. 54).
339
“El principio del simbolismo, con su universalidad, su validez
y su aplicabilidad general, constituye la palabra mágica, el
“sésamo ábrete” que da acceso al mundo específicamente
humano, al mundo de la cultura. Una vez que el hombre se
halla en posesión de esta clave mágica está asegurado el
progreso ulterior. Semejante progreso no se encuentra
obstruido o imposibilitado por ninguna laguna del material
sensible. El caso de Helen Keller, que alcanzó un alto grado
de desarrollo psíquico y de cultura intelectual, nos muestra de
una manera clara e irrefutable que un ser humano no depende
en la construcción de su mundo humano de la cualidad de su
material sensible. Si fueran verdad las teorías del sensualismo,
si cada idea no fuera más que una copia tenue de una
impresión sensible original, la condición de una criatura ciega,
sorda y muda tendría que ser desesperada, pues estaría privada
de las verdaderas fuentes del conocimiento; sería, como si
dijéramos, un desterrado de la realidad. Si estudiamos la
autobiografía de Hellen Séller nos percatamos de que esto no
es verdad y, al mismo tiempo, comprendemos por qué no es
verdad. La cultura deriva su carácter específico y su valor
intelectual y moral no del material que la compone sino de su
forma arquitectónica, de su estructura arquitectónica. Esta
forma puede ser expresada con cualquier material sensible. El
lenguaje verbal posee una ventaja técnica muy grande
comparado con el lenguaje táctil [que fue por donde Helen
empezó a comunicarse], pero los defectos técnicos de este
último no destruyen su uso esencial. El libre desarrollo del
pensamiento simbólico y de la expresión simbólica no se
halla obstruido por el mero empleo de signos táctiles en lugar
de verbales. Si el niño ha conseguido captar el “sentido” del
lenguaje humano, ya no importa tanto el material particular en
el que este “sentido” se le hace sensible. Como lo prueba el
caso de Helen Seller, el hombre construye su mundo
simbólico sirviéndose de los materiales más pobres y escasos.
Lo vitalmente importante no son los ladrillos y las piedras
concretos, sino su función general como forma arquitectónica.
En el reino del lenguaje, su función simbólica general es la
que vivifica los signos materiales y lo “hace hablar”; sin este
340
principio vivificador el mundo humano sería sordo y mudo.
Con este principio, hasta el mundo de una criatura sordomuda
y ciega puede llegar incomparablemente más ancho y rico que
el mundo animal más desarrollado” (Ernst Cassirer.
Antropología Filosófica. Fondo de Cultura Económica.
México 1967).
“Surge otro aspecto importante de nuestro problema general:
El problema de la dependencia en que se halla el pensamiento
relacional con el pensamiento simbólico. Sin un sistema
complejo de símbolos, el pensamiento relacional no se
produciría y mucho menos alcanzaría su pleno desarrollo. No
sería correcto que el mero darse cuenta de relaciones
presupone un acto intelectual, un acto de pensamiento lógico o
abstracto. Semejante percatamiento es necesario hasta en los
actos elementales de percepción. La teoría sensualista solía
describir la percepción como un mosaico de simples datos
sensibles. Los pensadores de esta escuela no veían el hecho de
que la sensación misma no es en modo alguno un simple
agregado o haz de impresiones aisladas. La moderna
psicología de la Gestalt ha rectificado esa idea. Ha mostrado
cómo el proceso perceptivo más simple implica elementos
estructurales fundamentales, ciertas pautas o configuraciones.
El principio se aplica tanto al mundo humano como animal. Se
ha demostrado experimentalmente la presencia de estos
elementos estructurales –especialmente estructuras espaciales
y ópticas-, en etapas relativamente inferiores de la vida
animal. Por lo tanto, el mero percatarse de las relaciones no
puede ser considerado un rasgo específico de la conciencia
humana. Sin embargo encontramos en el hombre un tipo
especial de pensamiento relacional que no encuentra paralelo
en el mundo animal. En el hombre se ha desarrollado una
capacidad para aislar relaciones, para considerarlas en su
sentido abstracto. Para capotar este sentido no depende ya de
de datos sensibles concretos, de datos visuales, auditivos,
táctiles, kinestésicos; considera estas relaciones “en sí
representa el ejemplo clásico de este viraje
en la vida
341
intelectual del hombre. En la geometría elemental no nos
hallamos vinculados a la aprehensión de figuras singulares
concretas; no nos ocupamos de cosas físicas o de objetos
perceptivos, pues estudiamos relaciones espaciales universales
para cuya expresión disponemos de un símbolo adecuado. Sin
el paso preliminar del lenguaje humano no hubiese sido
posible esta conquista. En todas las pruebas que se han hecho
acerca de los procesos de abstracción o generalización de los
animales este punto ha resultado evidente”……”Si existen
algunas huellas de una distintio rationis en el mundo animal
están, por decirlo así, como encerradas en capullo; no se
desarrollan porque no poseen ese recurso inestimable e
indispensable del lenguaje humano, de un sistema de
símbolos” (Idem. P. 67)
“El primer pensador que tuvo una clara noción de este
problema fue Herder”. “Según Herder, -dice Casirer-, “el
lenguaje [humano] no es una creación artificial de la razón, ni
tampoco puede explicarse por un mecanismo especial de
asociación. En su intento para establecer la naturaleza del
lenguaje pone todo su acento en lo que llama reflexión.
Reflexión o pensamiento reflexivo es aquella capacidad del
hombre que consiste en destacar de toda la masa
indiscriminada del curso de los fenómenos sensibles fluyentes
ciertos elementos fijos, al efecto de aislarlos y concentrar la
atención sobre ellos”… ¿En virtud de qué medios se produce
este reconocimiento? Mediante una característica que él posee
para abstraer y que, como un elemento de consciencia, se
presenta ella misma claramente. Entonces, podemos exclamar
¡eureka! Este carácter inicial de conciencia era el lenguaje del
alma. Con esto se ha creado el lenguaje humano (Herder, Ubre
den Ursprung der Sprache, 1772, ed. Suplan, V. 34s.)” (Idem.
P. 68).
“…Todos los procesos de generalización o abstracción en los
animales, que han sido investigados y descritos con rigor,
muestran claramente la ausencia de este rasgo distintivo
342
subrayado por Herder. Mas tarde, su idea su idea encontró un
esclarecimiento y una corroboración inesperadas desde un
sector bien diferente. Investigaciones recientes en el campo de
la psicología del lenguaje han conducido a la conclusión de
que su pérdida o alteración grave causada por lesión cerebral
no es jamás un fenómeno aislado; semejante defecto altera
todo el carácter de la conducta humana. Los pacientes que
sufren de afasia u otras enfermedades parecidas no sólo
pierden el uso de la palabra sino que experimentan cambios
correspondientes en la personalidad que son difíciles de
observar en su conducta exterior, pues en ella propenden a
actuar de una manera perfectamente normal. Pueden cumplir
con las tareas de la vida diaria; algunos hasta muestran una
habilidad considerable en todas las pruebas de esta clase; pero
se hallan completamente perdidos en cuanto la solución del
problema requiere cualquier actividad específicamente teórica
o reflexiva. Ya no son capaces de pensar en conceptos o
categorías generales; habiendo desaparecido su captación de
universales se aferran a los hechos inmediatos, a las
situaciones concretas. Semejantes pacientes son incapaces de
ejecutar cualquier tarea que tenga que ser realizada mediante
la comprensión de lo abstracto, Todo esto es muy
significativo, porque nos muestra en qué grado ese tipo de
pensamiento que Herder llama “reflexivo” depende del
pensamiento simbólico. Sin el simbolismo la vida del hombre
sería la de los prisioneros de la caverna de Platón. Se
encontraría confinada dentro de los límites de sus necesidades
biológicas y de sus intereses prácticos; sin acceso al mundo
ideal que se le abre, desde lados diferentes, con la religión, el
arte, la filosofía y la ciencia”(Idem. P. 69).
Cuando Cassirer se refiere al mito y a la religión, en su
segunda parte, nos arroja mucha luz acerca del origen del
pensamiento mítico primitivo, prácticamente ubicado en época
muy temprana de la experiencia humana: “Precisamente en
éste último campo, en el campo legítimo del mito y de la
religión, la concepción de la naturaleza y de la vida humana en
modo alguno se halla desprovista de sentido racional. Lo que
343
desde nuestro punto de vista podemos llamar irracional,
prelógico, místico, constituye las premias de donde parte la
interpretación mítica o religiosa pero no constituye el modo de
interpretación. Si aceptamos estas premisas y las entendemos
debidamente –si las vemos a l misma luz que las ve el hombre
primitivo- las inferencias sacadas de ellas cesarán de
presentarse como alógicas, o ilógicas. En realidad, todos los
intentos de intelectualizar el mito, de explicarlo como
expresión alegórica de una verdad teórica o moral, han
fracasado por completo, ignoraba los hechos fundamentales de
la experiencia mítica. Su sustrato real no es el pensamiento
sino el sentimiento; el mito y la religión primitiva no son, en
modo alguno, enteramente incoherentes, no se hallan
desprovistos de “sentido” o razón; pero su coherencia depende
en mucho mayor grado de la unidad de sentimiento que de
reglas lógicas. Esta unidad representa uno de los impulsos más
fuertes y profundos del pensamiento primitivo. Cuando el
pensamiento científico pretende describir y explicar la
realidad tiene que emplear su método general, que es el de
clasificación y sistematización. La vida es separada en
provincias separadas que se distinguen netamente entre sí; los
límites entre el reino vegetal y el animal y el humano, las
diferencias entre las especies, familias y géneros son
fundamentales e imborrables. Pero la mentalidad primitiva los
ignora y los rechaza. Su visión de la vida es sintética y no
analítica; no se halla dividida en clases y subclases. Es sentida
como un todo continuo que no admite escisión, ni distinción
tajante. Los límites entre las diferentes esferas no son
obstáculos insuperables sino fluyentes y oscilantes; no existe
diferencia entre los diversos reinos de la vida. Nada [dentro de
ese conjunto] posee una forma definida, invariable, estática;
mediante una metamorfosis súbita, cualquier cosa se puede
convertir en cualquier cosa. Si existe algún rasgo
característico y sobresaliente del mundo mítico, alguna ley
que lo gobierna, es esta de la metamorfosis [¿Es acaso que
desde su perspectiva, tiene una percepción cósmica, una
consciencia de la totalidad, una visión de la vida que abarca el
amplio panorama de sus posibilidades a lo largo y ancho de
344
todo el espacio – tiempo - espíritu? “…”El tiempo mítico no
posee una estructura definida; sigue siendo un “tiempo
eterno”. Desde el punto de vista de la consciencia mítica, el
pasado nunca es pasado; se halla siempre “aquí” y “ahora”.
Cuando el hombre comienza a levantar el intrincado velo de la
imaginación mítica se siente transportado a un mundo nuevo;
comienza a formar otro concepto de la verdad” (Idem. P.
255).] . Aún así, difícilmente podemos explicar la
inestabilidad del mundo mítico por la incapacidad del hombre
primitivo para captar las diferencias específicas de las cosas.
En este aspecto el salvaje muestra a menudo su superioridad
sobre el hombre civilizado, es capaz de captar mucho rasgos
distintivos que escapan a nuestra atención”….”La existencia
entera del hombre primitivo depende en gran parte de sus
dotes de observación y discriminación; si es cazador, tiene que
estar familiarizado con los detalles más nimios de la vida
animal, ser capaz de distinguir entre las huellas de diversos
animales. Todo esto es difícilmente compaginable con el
supuesto de que la mente primitiva, por su naturaleza y
esencia, es indiferenciada o confusa, una mente prelógica o
mística” (Idem. P. 125).
“Lo que caracteriza a la mentalidad primitiva no es su lógica
sino su sentimiento general de la vida. El hombre primitivo no
mira a la naturaleza con los ojos de un naturalista que desea
clasificar las cosas para satisfacer una curiosidad intelectual,
ni se acerca a ella con intereses meramente pragmáticos o
técnicos. No es para él ni un mero objeto de conocimiento ni
el campo de sus necesidades prácticas inmediatas. Estamos
acostumbrados a dividir nuestra vida en las dos esferas de la
actividad práctica [física] y teórica [espiritual] y al hacer esta
división facilmente olvidamos que existe, junto a las dos, otra
capa más baja. El hombre primitivo no es víctima de tal
olvido; sus pensamientos y sus sentimientos continúan
encausados en este estrato original. Su visión de la naturaleza
no es puramente teórica ni meramente práctica; es
simpatética; si descuidamos ese punto no podremos abordar el
mundo mítico” (Idem. P. 127).
345
Cuando Cassirer se refiere a la Historia, como un criterio para
entender a la naturaleza humana, advierte: “Después de todas
las variadas y diversas definiciones de la naturaleza del
hombre que se han presentado en la historia de la filosofía, los
filósofos modernos se vieron conducidos a menudo a la
conclusión de que esta cuestión es, en cierto sentido,
despistadota y contradictoria. En nuestro mundo moderno,
dice Ortega y Gaset, estamos experimentando un
derrumbamiento de la teoría clásica, griega, del ser, y en
consecuencia, de la teoría clásica del hombre” (Idem. P. 252).
“Hasta ahora nuestra lógica ha sido una lógica del ser, basada
en los conceptos fundamentales del pensamiento eleático [una
corriente filosófica presocrática que defendía la unidad e
inmortalidad del ser], pero no esperemos comprender con
estos conceptos el carácter distintivo del hombre. El
eclecticismo significó la intelectualizción radical de la vida
humana. Es hora de salir de este círculo mágico. “Para poder
hablar del ser del hombre tenemos que elaborar un concepto
no ecléctico del ser, así como otros han elaborado una
geometría no euclidiana. Ha llegado el tiempo para que la
semilla plantada por Heráclito produzca su gran cosecha”.
Habiendo aprendido a inmunizarnos contra el intelectualismo
somos conscientes ahora de una liberación del naturalismo.
“El hombre no tiene naturaleza, lo que tiene es… historia”
(Ortega y Gaset, Historia como sistema, ppee s., Madrid,
1941) (Idem. P. 253).
Hasta Galileo Galilei, vivíamos en un Cosmos estable, inerte,
eterno. Hoy hemos aprendido a vivir, dadas nuestras
evidencias científicas, en un mundo que se “mueve”, que
cambia, que se “mueve”, que se modifica. Pero…”Ya no
hablamos de un mundo de cambio absoluto como opuesto a
otro mundo de reposo absoluto. Ya no consideramos la
sustancia y el cambio como reinos diferentes del ser sino
como categorías, como condiciones y supuestos de nuestro
conocimiento empírico. Estas categorías son principios
346
universales; no se hallan confinados a objetos especiales del
conocimiento. Habremos, pues, de encontrarlos en todas las
formas de la experiencia humana. De hecho tampoco el
mundo de la historia puede ser comprendido e interpretado en
término de puro cambio. Este mundo incluye un elemento
sustancial, un elemento de ser, aunque no debe ser definido en
el mismo sentido que en el mundo físico [Hoy sabemos que el
mundo físico también cambia, evoluciona, aunque a un ritmo
mucho más lento que la cultura humana, por lo cual,
rigurosamente, deberíamos también allí, replantearnos nuestra
metodología de la investigación para un conocimiento del
mundo físico, más objetivo]. Sin este elemento difícilmente
podríamos hablar, como lo hace Ortega y Gaset, de la historia
como sistema. Un sistema supone siempre, si no una
naturaleza idéntica, por lo menos una estructura idéntica. De
hecho esta identidad estructural –una identidad de forma y no
de materia- ha sido siempre subrayada por los grandes
historiadores. Nos han dicho que el hombre tiene una historia
porque tiene una naturaleza. Tal era el juicio de los
historiadores del Renacimiento, por ejemplo Maquiavelo y
muchos historiadores modernos han mantenido esta idea.
Junto a la fluencia temporal, han esperado encontrar los rasgos
constantes de la naturaleza humana tras el polimorfismo de la
vida humana. En sus reflexiones sobre la historia universal
Jacob Burckhardt define la tarea del historiador como un
intento de establecer los elementos constantes, recurrentes,
típicos, porque tales elementos pueden evocar un eco
resonante en nuestro intelecto y en nuestro sentimiento”
(Idem. P. 253).
Así podemos contemplar lo que significa la evolución de la
vida humana, sin que se desconfigure su esencia, así podemos
comprender el fenómeno de la Cultura humana y de su
respectiva evolución. Y aunque vivimos en un mundo humano
atropellado, asaltado prácticamente, por fuerzas humanas que
ignoran los efectos de su poder, el daño que hacen por logros
muy inferiores a las pérdidas globales humanas, no podemos
perder nunca de vista el papel de esa Cultura en la redención
347
del Hombre, la urgencia de que jamás sea sepultada por la
marea caótica que aquellas producen.
La historia de la vida civilizada, la historia de cada vida que se
inicia en la niñez, nos muestran, como cada paso dado hacia
su madurez, hacia la recuperación de su iniciativa, hacia la
recuperación de su independencia y libertad, hacia la plena
realización, marca la diferencia, cada vez más patente, cada
vez más concreta, entre la vida del Hombre y la vida del
animal; valga decir, entre la vida del Hombre y las formas
características de la vida del prehomínido. Ya las reflexiones
de Cassirer nos han aportado una idea de las s implicaciones
de esas diferencias.
Hoy, se esgrimen no solo el fusil, sino la “pluma”, las “letras”
como si fueran “armas”, no precisamente instrumentos para el
diálogo y la conciliación, para consolidar la Razón, sino para
exacerbar los ánimos, para tergiversar las opiniones, para
alterar los ánimos y despertar las pasiones, para transformar a
los hombres en manojos de “nervios”, en instrumento dócil
para los más inescrupulosos propósitos. A menudo, nos
valemos del “animal humano” como mecanismo para alcanzar
los más terribles resultados en nuestra ruin e irresponsable
forma de “cultivar la muerte”, en nuestra forma más siniestra
y “baja” de redireccionar las energías humanas hacia el logro
de nuestros nefastos propósitos. En los propósitos de muchos
de nuestros dirigentes, de muchos de nuestros empresarios,
cabe todavía la intención de someter al hombre al “animal
humano”
que
llevamos
dentro,
y
aprovecharse
económicamente de ello. Estamos trabajando, no pocas veces,
en la dirección opuesta al “trabajo” que ejecuta la Naturaleza
en su labor evolutiva: Sacar al Hombre de su condición animal
para transportarlo a una nueva expresión vital que hemos de
aprender a manejar y a aprovecharnos de ella: Nuestra cultura
simbólica. Muchas de nuestras actitudes, que han generado y
fortalecido industrias, “negocios” tan importantes y masivas
como son hoy los de los estupefacientes, todas las formas de
explotación humana, etc., y de las “estructuras” económicas,
348
sociales, financieras y políticas que en ellos se han inspirado,
van a tener que ser “desactualizadas”, “desinfladas”,
“reducidas” y reemplazadas por otras.
En nuestro mundo moderno, en el que se conservan multitud
de formas de vida primitiva que, en sus propios afanes, se
confabulan, conspiran sin alcanzar plena consciencia del
efecto negativo que generan, del conflicto que suscitan, cada
vez con mayor vehemencia, frente a los deseos legítimos del
grueso de la Especie Humana por superarse día a día, se ve la
urgencia de adelantar una tarea colosal de desarrollo, de
actualización, de adaptación a modelos de vida más
prometedores. La discordia, la confrontación, la Guerra, el
sometimiento a órdenes extraños, la intimidación,
la
hegemonía, el exterminio, no pueden ser mecanismos
aceptables para acelerar el Cambio, según las referencias que
nos ha deparado la experiencia histórica, incluso, las
experiencias más relevantes, del siglo XX, como las vividas
por los pueblos sometidos al férreo control de los distintos
Estados planetarios, mal llamados “Repúblicas Populares”,
quizás, un cambio que puede haber sido implementado,
direccionado e impulsado de manera arbitraria, a la luz de las
actuales convicciones sobre lo que es el Hombre, en su
conjunto, y en contra de toda consideración al proceso natural
de la Vida. Una referencia de esa clase de arbitrariedades,
desde tiempos muy remotos, es expresada en el libro sagrado,
en la Biblia, que recoge nuestra sabiduría aprendida
ancestralmente, en la historia de Adán y Eva. Por desgracia,
no sólo Adán y Eva quisieron ser como dioses. El mundo
actual está plagado de seres deshumanizados, con el afán
incontenible de realizar, en perjuicio de sus semejantes, esa
clase de pretensiones.
La cultura de la Vida no está en contradicción, de ningún
modo, con la <<”liberación”>> del Hombre del lastre de la
esclavitud, de la fuerza de determinación, de la influencia de
su ancestro animal; no sólo eso, sino que, por el contrario,
forma parte de ella. La cultura de la Vida pasa por la
349
exaltación de la vida humana, por la consideración de nuevos
factores humanos, frente a los cuales, la vida emotiva, la
inteligencia emocional no dejan de ser muy importantes para
la consideración de los propósitos de la vida humana, sin
embargo, pierden el <<monopolio>> en términos de la
motivación de los actos humanos. En el mundo moderno y
secularizado (en contradicción con los mundos sacrales
anteriores), materialista, positivista, utilitarista a corto plazo,
inmediatista, la “promoción” de la Vida tiende a olvidarse de
la dimensión espiritual de los asuntos humanos; sus estímulos
se refieren particularmente a estímulos de carácter emocional,
a experiencias emocionalmente importantes, manipulan la
emotividad de las personas, la exacerban para inclinar sus
decisiones hacia situaciones imaginarias de poderío
económico, de comodidad, de aceptación, de capacidad de
seducción al género opuesto, entre muchas otras cosas. Por el
contrario, la práctica corriente del predominio de unos sobre
otros usa elementos de disuasión como el escarmiento, la
intimidación, el terror, que producen estados de depresión, de
desconfianza consigo mismo, etc., en el “enemigo”, que
estimulan la deserción de la propia defensa, la vacilación; la
autoestima, la grandeza, la virtud, el honor, la gloria, y otros
valores de orden espiritual prácticamente cuentan hoy muy
poco como <<valores agregados>> reconocidos comúnmente
como medidas de realización de la vida humana.
No podemos olvidarnos que el ser humano necesita
<<alimento espiritual>>, motivaciones espirituales, y no sólo
físicos. Necesita reconocimiento, disfrutar de un adecuado
sentido de pertenencia, saberse respetado, valorado, estimado,
amado por quienes le rodean, necesita saber que su aporte a la
vida del conjunto social en el que vive es valioso. Eso no se
consigue con su rechazo, su discriminación, su
desconocimiento, su exclusión, con su desprecio, con el
cultivo de la egolatría, con la siembra de los odio, de la
desconfianza, de la discordia, con el fusil; ¡se consigue con
altruismo, con consideración, con amor!
350
1.3.4 LA LIBERACIÓN DEL ESPÍRITU HUMANO
DE LA TIRANÍA, DE LAS HEGEMONÍAS,
DE LA DEPENDENCIA,
DEL DOMINIO INDISCRIMINADO DE LOS
HOMBRES PODEROSOS.
¡Cuantas propuestas leoninas de negocios oye uno durante su
vida, algunas, incluso, obvias, y quien las formula se queda
tan tranquilo (o la tomas o la dejas; si lo primero, caes en la
trampa)! La propaganda comercial entre nosotros está saturada
de ese tipo de propuestas, maquilladas hasta la desesperación.
La mayor parte de ellas tienden a establecer y consolidar una
situación de tiranía, de hegemonía, de dependencia, de
dominio indiscriminado. Y en general, cuando no se da el uso
abierto de la fuerza, que ocurre, particularmente, cuando quien
la usa no cree tener suficientes cortapizas, se busca mantener,
como fachadas, las apariencias de ecuanimidad y justicia, se
acude a otros artificios: Se tergiversa la verdad, se proyectan
imágenes ilusorias de valores inauténticos, que inducen a
decisiones erróneas, se usa el chantaje para encubrir el delito,
se intimida y se amenaza con un daño mayor a quien denuncie
un acto delincuencial o perverso.
En otras palabras, el desarrollo tecnológico, en unos campos,
como es el caso del desarrollo de las comunicaciones
humanas, determina, el atraso, la miseria en otros, como es el
caso de aquellos medios humanos manipulados por la
propaganda económica y política de muchas de las grandes
economías capitalistas, de muchos movimientos ideológicos o
religiosos, de muchas empresas criminales, interesados todos
en imperar sobre el género humano y lograr sus propios
presupuestos.
El objeto de muchos debates, en todos esos campos y otros, ya
desarrollados en un ambiente íntimo, entre pocas personas, dos o un poco más-,
y en ambientes abiertos y
multitudinarios, es el de “tomar el pulso” y no dejar de tomar
la iniciativa y el control del ambiente en que se desarrolla
351
cualquier conversación, para ejercer las presiones necesarias y
establecer el dominio de las discusiones. A menudo se busca
poner a los interlocutores en posiciones de dependencia total
en sus decisiones posteriores, atarlos a las conveniencias
propias, sin contar con las del interlocutor. No son debates
desprevenidos, destinados a producir resultados justos y
equitativos; son debates destinados a negociar condiciones
“gana – pierde”, donde el costo de las retaliaciones pueden ser
suficientes si los tratos no llegan a cumplirse. En tiempos de
elecciones es común que las “estructuras” de campaña que
manejan las candidaturas a los puestos públicos, manejan muy
“libremente” su contabilidad de los votos, su estrategia
publicitaria, sus fórmulas de persuasión de los ciudadanos, sin
tener en cuenta si sus actitudes, sus posturas, los conflictos
que suscitan, las expectativas que generan, son o no lesivas a
los derechos ciudadanos, si es que, íntimamente están
interesadas en un resultado justo y representativo de la
voluntad popular, o solamente en asegurar la viabilidad legal
de sus proyectos privados. Entre los colombianos se han
combinado desgraciadamente, y no pocas veces, técnicas de
manipulación y elementos de fuerza; los asesinatos de Jorge
Eliécer Gaitán en 1948, de Luis Carlos Galán y Álvaro Gómez
Hurtado en los últimos años, para no mencionar las centenas
de atentados contra personajes de influencia de facciones
políticas contrarias, y las consecuencias que generaron, como
es el caso de la aniquilación de movimientos enteros de
antiguos militantes de la Guerra, como era la Unión Patriótica.
Nadie duda de las implicaciones de esas fórmulas de acción
estratégica, sin contar que ello da una idea de lo que está
ocurriendo, hoy día, intimamente, en el interior de los que, se
considera, ambientes auténticamente democráticos, no solo en
nuestro medio, sino, además, en gran número de procesos
económicos sociales y políticos en otros Estados del Mundo.
Roger Fisher y William Ury, del Proyecto de Negocios de
Harvard, han elaborado todo un manual muy esquemático,
muy sencillo y práctico de “desarrollo gerencial”, muy útil
para adelantar negociaciones justas, -“Gana – Gana”-, y lo han
publicado con el nombre “Sí… ¡de acuerdo!”. Cómo negociar
352
sin ceder. Impreso por Editorial Colombia Nueva Noviembre
de l991. Es difícil trasmitir una idea clara del contenido
conceptual, ya que se trata de una larga lista de
recomendaciones prácticas. Sin embargo, según aparece
indicado en su Introducción y el respaldo de la publicación,
encontramos dos criterios de particular importancia:
… “las personas negocian aún cuando no caen en cuenta de
que lo están haciendo” (Idem. Introducción P. XIII).
….”Ofrecen una estrategia directa y decidida para proteger los
propios intereses y al mismo tiempo entenderse bien con las
personas a quienes mueven intereses contrarios”.
En términos generales podemos aducir, que, todas las
interacciones sociales que desarrollamos a lo largo de nuestra
vida, tengamos consciencia o no de ello, implican, de alguna
manera alguna forma de negociación, son responsables de
algún resultado que nos afecta a nosotros y a nuestros propios
intereses. Para asumir nuestra propia defensa, es preciso que
tengamos consciencia de ello. Y es necesario, antes de entrar
en cualquier proceso de negociación propiamente dicho, que
demos el paso de informarnos correctamente de las
circunstancias nuestras y de las circunstancias del interlocutor,
que han de servir de contexto a las posiciones de ambas partes
en la negociación, y que, según los mismos autores, habrán de
enfocarnos, en vez de las posiciones concretas asumidas por
cada uno, a la hora de adelantar la negociación.
1.3.5 LA LIBERACIÓN DEL ESPÍRITU HUMANO
DE LOS CONDICIONAMIENTOS,
DE LOS DETERMINISMOS DE LA CULTURA
Respecto de este aspecto, el futuro nos depara oportunidades
mucho más ambiciosas que las que teníamos los seres
humanos anteriormente. Los viajes se han constituido en la vía
para superar, con mayor propiedad los condicionamientos de
la propia cultura. Sin embargo, el sólo hecho de las
353
posibilidades que ofrecían
las conexiones aéreas, por
ejemplo, hace unos sesenta años, con aviones dotados de
motores “de explosión” o de pistón, con velocidades de
crucero de unos 300 kms. /h o un poco más, y con cupos que
difícilmente superaban los 80 a 100 pasajeros, si las
comparamos con las aeronaves de hoy, con motores de
turbina, con velocidades del orden de 900 a 1000 kms./h de
velocidad de crucero y con un cupo que fluctúa entre los 250 y
500 pasajeros, nos muestra las apabullantes diferencias. De la
misma manera, el crecimiento portuario, las dimensiones de
los buques y las facilidades portuarias, la infraestructura vial
ya existente, y la que se planea construir de acuerdo a las
exigencias cotidianas del Comercio, en todo el Planeta, lo que
están haciendo es “liberarnos”, de los determinismos de cada
una de las Culturas en que nos criamos, difuminando cada
vez más las fronteras humanas, globalizando cada vez más las
referencias de nuestra conducta.
Ello nos permite señalar, además, la labor que es menester
realizar para “liberar” a multitud de grandes y pequeñas
comunidades humanas de todo el Mundo, verdaderamente
“atrapadas” en sus “estructuras” culturales primitivas, y
necesitadas de abrirse y acceder a nuevos sistemas simbólicos,
sin perder el control sobre sus propias vidas, para enriquecer
su lenguaje, su pensamiento, sus medios de comunicación y
formar parte activa de las sociedades que se van constituyendo
a través de la proliferación de los ambientes urbanos y de las
relaciones entre ellos, al nivel de la vida planetaria.
Sólo que esas visiones de la Realidades han sido aprovechadas
por sectores muy importantes de la dirigencia de nuestras
sociedades occidentales, particularmente después de la caída
del Muro de Berlín, para anticiparse al hecho de la apertura
que tarde o temprano habría de venir con el tiempo en todas
las consciencias humanas, y establecer una nueva atadura
jerárquica capaz de cerrarle el paso a la realización de las
aspiraciones de todo el género humano, a favor del suyo
propio, del enriquecimiento y empoderamiento sin límites.
354
1.3.6 EL PENSAMIENTO UTÓPICO
COMO HERRAMIENTA PARA LA LIBERACIÓN
DEL ESPÍRITU HUMNO.
Los NIÑOS, DIOS, nuevas referencias futuristas, “atractores”
de primer orden para salir del estancamiento, del círculo
vicioso de la Guerra y de la Violencia.
Todo ello nos conduce a pensar en soluciones estratégicas de
largo plazo. Requerimos de la apertura espiritual de la gente,
lo que conlleva, al ejercicio de un efectivo proceso de
liderazgo social de nuevo (o quizás no tan nuevo) cuño.
La idea de un pensamiento utópico no es nada nueva. Muchos
autores señalan su origen en la obra de Platón, particularmente
en su obra “La República”, precisamente en la cual expresa su
opinión sobre un Estado que considera perfecto. En la
evolución de la idea hay otros puntos culminantes, uno, que
podríamos considerar consecuencia del Humanismo que surge
del proceso crítico de todas las nociones expresadas antes
sobre el significado del fenómeno humano en el
Renacimiento, y que recoge Tomás Moro en su obra “Utopía”
y entre los más modernos, la utopía marxista planteada en su
“Manifiesto Comunista”.
Sobre el tema, el mismo autor, del texto que sigue, Sergiocbg.
Yahoo. Monografías.com, se refiere a la definición del término
en que la Real Academia Española (de la Lengua), recoge de
manera magistral la noción:
Definición del concepto: Para comprender y asimilar las
implicaciones del concepto de utopía, es necesario conocer la
definición exacta. De este modo, es conveniente evitar los
matices subjetivos y las posibles connotaciones emocionales que
éste puede suscitar, partiendo de su origen etimológico y
analizando su evolución a lo largo de la historia. Así pues, la
Real Academia Española recoge y define brevemente esta
355
noción,
del
siguiente
modo:
Utopía o utopia. (Del gr. oυ, no, y τόπoς, lugar: Lugar que no
existe).
1.
f. Plan, proyecto, doctrina o sistema optimista que aparece
como irrealizable en el momento de su formulación.
Es decir, entiende la utopía como aquel plan, proyecto, doctrina
o sistema óptimo o conveniente, que aparece como quimérico
desde el punto de vista de las condiciones existentes en el
instante de su enunciación. No obstante, realizando un recorrido
más extenso y detallado por sus connotaciones sociológicas, las
utopías, concebidas como proyectos de ciudades ideales,
visiones de fundamento ético o estados de perfecto orden, son
también, al mismo tiempo, suscitadoras de ideologías activas,
imágenes estimulantes e inspiradoras de acciones concretas,
capaces de modificar la realidad existente. Por otro lado, las
utopías son, o por lo menos intentan serlo, sistemas racionales
capaces de concebir nuevos modos de organización social. En
cualquier caso, implican siempre una voluntad de trascender lo
existente y son, a la vez, una evasión del presente y una crítica
de ese mismo al compararlo con lo que podría ser. Por eso todas
ellas pretenden encarnar, como dice M. Buber, "la visión de lo
justo en un tiempo perfecto".
Por otro lado, como se deduce del comentario etimológico que
encabeza la definición de la RAE, la palabra utopía es un
vocablo de raíces griegas. Sin embargo, pese a lo arcaico de su
origen, no se empezó ha usar con el sentido que actualmente le
otorgamos, hasta que Tomas Moro la tomó como topónimo para
mencionar a la isla fantástica que imaginó en su célebre novela,
y en cuyo contexto estableció su modelo de estado ideal. A
partir de aquí, y debido a la gran importancia y difusión que esta
obra tuvo entre los intelectuales de la época, el término se
popularizó. Así, por una relación de semejanza, pasó de ser,
simplemente, algo que no se encuentra en ningún lugar, a
referirse a todas aquellas organizaciones, intenciones, proyectos
o doctrinas, que por su excesivo idealismo o su aparente
irracionalidad, resultan impracticables o imposibles de implantar
356
en la realidad y el contexto histórico en que se formulan. De este
modo, con el tiempo, ha acabado surgiendo, por contraposición
al ya conocido concepto de utopía, su opuesto: el de distopía o
antiutopía (aún no aceptado oficialmente, pero sí frecuentemente
usado por quienes conocen el tema), que pretende reseñarse en
la estructura social idealista que, en lugar de aportar el súmum
del bienestar, la justicia y la libertad, desemboca en el caos y la
sinrazón, provocando así la pérdida definitiva de los valores
morales y éticos imperantes hasta el momento.
Así se refiere a la obra de Platón “sergiosbg”, y la génesis de
su pensamiento que se confunde con un evento fundamental
de nuestra Cultura, cuando la transmisión de la experiencia
humana cambia de lenguaje simbólico, pasa de lo “mítico” a
lo “racional”:
“En este período de nuestra historia (s. VI a.C.), se origina, en la
región este del continente europeo, el nacimiento de la filosofía y
el pensamiento occidental. Concretamente en la ciudad jonia de
Mileto y más adelante en las principales polis de la antigua
Grecia, se produce el cambio ideológico que provoca la
transición del discurso mítico al discurso racional. Esta
renovación conocida tradicionalmente como el paso del mito al
logos, supone sin duda el inicio de nuestra cultura y la fuente de
saber que nos ha servido a lo largo de generaciones, como
axioma precursor de todo pensamiento científico y moral. Es por
ello, que debemos partir de esta célebre etapa para realizar el
recorrido por la utopía literaria.”
“El trabajo de los primeros sofistas y la evolución durante años
de las teorías y doctrinas formuladas en aquellos primeros siglos
de conocimiento racional unido a una época de bienestar y
estabilidad social, facilitó la consumación de grandes ciudades
estado (principalmente Atenas) que se autogobernaban bajo los
preceptos de la democracia. Así, en un entorno relativamente
favorable, fueron surgiendo los primeros grandes pensadores y,
con ellos, la aparición de los primeros clásicos de la literatura
357
universal. Cada vez más preocupados por la vida en sociedad y la
moral humana, fueron perdiendo interés por la observación de la
naturaleza y se implicaron cada vez más en los gobiernos de sus
ciudades. De este modo, en el 437 a.C. nace uno de los filósofos
con mayor peso de la antigüedad. Platón, discípulo de Sócrates y
miembro de una familia bien estante, elabora los primeros
diálogos escritos y deja para la historia la primera gran herencia
del conocimiento universal (cabe destacar "La República"),
rebatiendo la demagogia política y dudando de la honestidad de
la democracia ateniense.”
"La República" de Platón. Este clásico de la literatura antigua, es
la obra que refleja la concepción ideal del estado perfecto según
Platón. En "La República", expone todas sus reflexiones entorno
a la política de su tiempo, y propone una organización distinta
que acabe con las injusticias y asegure la estabilidad de la
nación. Debido a su nacimiento en la cultura que acunó la
filosofía y el arte del saber, este diálogo ha sido valorado y
estudiado desde su aparición en el s. IV a.C. por pensadores y
estudiosos de todos los tiempos y, por ello, puede considerarse
como la semilla de muchas de las tendencias políticas que han
ido surgiendo a lo largo de la historia. Esta crítica constante de la
obra, ha suscitado opiniones muy diversas entorno a su autor,
que ha sido acusado incluso, de promover el totalitarismo y la
tiranía de los gobernantes, así como de justificar el socialcomunismo o el fascismo del pasado siglo. Es indudable que su
riqueza conceptual, hace de "La República" un punto de partida
para las ideologías de la posteridad y seria erróneo dudar de las
influencias que haya podido tener en estas tendencias políticas,
pero antes de condenar o reprochar las afirmaciones que
mantuvo Platón en sus escritos, sería más prudente conocer el
contexto político y social que condicionó sus ideas, así como
algunos de los rasgos más trascendentales de su vida, que a buen
seguro influyeron en su modo de entender el mundo y ayudarían,
sin duda, a advertir el significado que el célebre filósofo
pretendió otorgar a su obra.” (Sergiosb. Yahoo. Monografías
.com).
358
El mismo autor se refiere así a otro de los trabajos cumbres del
pensamiento utópico:
“La utopía renacentista. El renacimiento fue un movimiento
cultural surgido en el s. XIV que se caracterizó por una ferviente
admiración del pensamiento clásico. Una etapa de nuestra historia
en la que los miembros ilustrados del arte y la cultura,
pretendieron una renovación completa en todas las dimensiones
del saber. Una renovación que más que basada o inspirada en los
modelos grecorromanos, adoptó íntegramente su pensamiento
imitando su arte y su concepción del mundo, dando lugar al
nacimiento del humanismo. Así, se propició el retorno al
idealismo de lo bello, volvieron a la vida las proporciones, la
serenidad y el equilibrio natural que habían definido en sus
tratados algunos de los más conocidos filósofos clásicos y, en
definitiva, se supeditó de nuevo la creación espontánea, al orden y
las leyes estéticas marcadas por los antiguos. No obstante, en este
clima renovador, surgen como es lógico, numerosos autores
descontentos con el rumbo de su sociedad. Eruditos personajes
que dedicaron su tiempo a intentar cambiar las cosas, ofreciendo a
sus semejantes nuevos modos de concebir el mundo. Así, después
de unos siglos de leve sequía cultural, y en pleno imperio
renacentista, se publicaron obras de vital importancia que
cambiaron el rumbo del conocimiento humano. Algunas de estas
obras fueron, por ejemplo, "La ciudad del sol" de T. Campanella,
publicada en 1623 o "La nueva Atlántida", que escribió F. Bacon
en 1627, pero probablemente, la que tuvo mayor repercusión entre
el público de la época, fue la "Utopía" de Thomas More, obra
ilustre que vio la luz en 1517.”
"Utopía" de Thomas More. Este clásico de la literatura utopista,
del mismo modo que el anterior, adquiere pleno sentido en el
contexto histórico en que fue creado, pues no es igual la ideología
de una mente contemporánea, que la ideología de una mente del s.
XVI, pero aún así y salvando las diferencias entre ambos
períodos, ésta conserva aún toda su vigencia en la actualidad.
Tanto es así, que no es posible analizar el pensamiento utópico en
su recorrido por el tiempo, sin conocer sus repercusiones, ya que,
más allá de las influencias que sin duda ejerció en posteriores
359
escritos y sin olvidar a los clásicos (entre los que cabe destacar a
Platón y en especial sus diálogos entorno a "La República") que le
sirvieron de precedente, supuso sin duda, el nacimiento de la
utopía moderna.”
“Por todo esto, y para comprender con la mayor precisión posible
el sentido que More quiso dar a la que fue sin duda su obra
maestra, es necesario conocer cuáles fueron los rasgos que
pudieron marcar o influenciar su vida y pensamiento.”
“Sir Thomas More nació el 6 de febrero de 1478 en Cheapside
(Londres). De pequeño entro de paje del cardenal Morton quien
recomendó su ingreso en Oxford (donde estudió literatura y
filosofía) y más tarde, en 1501, fue elegido miembro del
parlamento, para ocupar posteriormente importantes cargos en la
administración londinense. Aún así y pese a sus responsabilidades
públicas, More tuvo tiempo para cultivar sus inquietudes
religiosas y literarias, de este modo, en 1516, escribió su novela
más valorada: "Utopía".”
“Entre tanto, en Inglaterra, Enrique VIII sucedió a su padre,
Enrique VII. El nuevo rey fue coronado el 28 de ese mismo mes y
consiguió que More entrase a su servicio tras mediar con el
cardenal Wolsey, así, en 1517 fue nombrado miembro del
Consejo del Rey, teniendo que renunciar a sus otros cargos. En la
Corte se ganó el aprecio de los reyes, de los que obtuvo cada vez
más confianza. En 1529 sucedió como Canciller a Wolsey, quien
había sido destituido por oponerse al propósito de Enrique VIII de
anular su matrimonio con Catalina para poderse casar con Ana
Bolena. Thomas More contestó claramente al rey su desacuerdo
en la cuestión del divorcio, aunque como laico, creyó no deber
entrometerse en un asunto que estimó competencia de las
autoridades eclesiásticas. El Parlamento pronto se doblegó al
poder real y en 1533 sirvió como instrumento para forzar al clero
a presentar un acta de sumisión por el que delegó en el rey la
potestad legislativa en materia eclesiástica. Ante esta situación
More presentó su dimisión como Canciller, lo que le supuso la
pérdida de privilegios y cargos, además de la incomprensión por
parte de su familia. Ante la declaración del Papa, el Parlamento
360
aprobó el Acta de Sucesión otorgando un poder total al rey sobre
sus súbditos. Así, a More se le pidió presentarse a jurar el Acta el
13 de abril de 1534. Éste aceptó los derechos de sucesión que
fijaran el Parlamento y el rey, pero se negó a aceptar algo que
fuera contra la autoridad papal, como era la unión del rey con Ana
Bolena. Durante cuatro días estuvo custodiado por el abad de
Westminster, obstinado en desoír los consejos y amenazas de
amigos y enemigos, para ser encarcelado en la Torre de Londres.
Allí estuvo quince meses, escribiendo varias obras espirituales
con las que se preparó para el martirio. Sufrió además la
incomprensión de su familia, que vio cómo los obispos y doctores
del reino habían aceptado el matrimonio del rey. El 1 de julio de
1535 fue acusado de traidor por negarse a atribuir al rey su "justo"
título de jefe supremo de la iglesia de Inglaterra. En el juicio se
hizo cargo de su propia defensa, pero fue ejecutado el 6 de julio.
Su cabeza se colocó a la entrada del puente de Londres y tras ser
recuperada por su hija Margarita, fue sepultada en San Dunstand,
hoy día iglesia protestante. Su cuerpo primero fue enterrado en el
recinto de la Torre para luego ser arrojado a una fosa común
donde fue imposible localizarlo. Tras su muerte, Erasmo de
Rótterdam definió a More como el más santo de los hombres que
vivieron en Inglaterra. Tres siglos después, el 29 de diciembre de
1886, el Papa León XIII le beatificó. En el cuarto centenario de su
muerte, se promovió un proceso de canonización y finalmente el 9
de mayo de 1935 Pío XI le declaró santo.”
“More fue, por tanto, un concienzudo luchador que se opuso con
el poder de las ideas y siempre desde el lado del diálogo, a las
injustas y despóticas leyes que imperaban en su época,
revelándose incluso contra su propio rey y dando la vida por sus
convicciones ante todo un estado reprimido. Todo este conjunto
de vivencias y sinrazones, aportaron al pensamiento ya de por sí
destacado de More, una riqueza y una perspectiva de la realidad
existente, lo suficientemente amplia como para hacerle acreedor
de las carencias y virtudes del sistema político y la estructura
social en que vivió. Así, lejos de restar sumido y ante la
imposibilidad de alzar su voz para cambiar las cosas, decidió
plasmar sobre el papel su modelo de estado ideal, en la que ha
361
pasado a la historia como una de las obras cumbre del
pensamiento utópico.”
Y sobre la cumbre más actual del pensamiento utópico, de vastas
repercusiones en la vida del Planta durante todo el siglo XX, y
nuevas repercusiones anunciadas en nuestra América Latina para
el siglo XXI, afirma:
La utopía socialista. Sería imposible constatar el momento preciso
en que nació el ideal social-comunista, probablemente porque la
naturaleza de esta tendencia vaya ligada al pensamiento del
hombre desde el momento en que éste se constituye en sociedad.
Por ello, es necesario realizar un breve recorrido por la historia y
observar cuales han sido los precursores de las teorías que en el
siglo XIX K. Marx y F. Engels llevaron a la cumbre con sus
publicaciones.
Tras siglos de desigualdades y explotaciones obreras, en la edad
media empezaron a tomar forma las vagas ideas de constituir
comunidades donde la propiedad privada y los intereses
individuales quedaran definitivamente abolidos. Así con la
llegada del Renacimiento, Thomas More deja caer (como hemos
comentado en el apartado anterior), en su obra más conocida,
"Utopía", la posibilidad de suplantar el sistema de intereses
particulares, por una sociedad "comunitarista" capaz de fomentar
las relaciones fraternales y acabar con las desigualdades que
suscitaba el dinero y la propiedad privada. Nacía así la utopía
moderna y se daba comienzo a una tendencia política.
Más adelante, en el año 1764, Césare Beccaria (un autor hoy
prácticamente olvidado), escribía un libro de gran repercusión en
la época, titulado "De los delitos y las penas". Entre tanto, en
pleno auge de la Ilustración, ya habían ido surgiendo autores que
contemplaban en sus escritos ideas similares a las descritas. Así,
por ejemplo, Morelly, además de criticar los Estados de su
tiempo, teorizaba a favor de una sociedad en la que los bienes
estuvieran en común y aspiraba nada menos que a la abolición de
la idea misma de bien y mal. Así se empezaba a vislumbrar la
idea moderna social-comunista, predicando al mismo tiempo la
362
abolición de la propiedad privada y la abolición de toda moral
tradicional. Pero Beccaria era más realista y pese a confiar en el
estado comunista, centró su obra en una cuestión de la que hasta
el momento, pocos se habían percatado. El derecho de la sociedad
a castigar a los ciudadanos. Partiendo de la premisa que la justicia
genera inevitablemente injusticias, dio la palabra a los
delincuentes y propuso sustituir la pena de muerte y la tortura, por
los trabajos forzados. Este hecho parece no guardar demasiada
relación con el tema concerniente, pero fue el acontecimiento que
motivó por primera vez, la aparición de la palabra socialista en
Europa, como un calificativo peyorativo que definía, según las
figuras conservadoras de la época, la actitud de Beccaria.
De esta forma y sentadas ya las bases del movimiento, la
necesidad de realizar un proyecto razonable acorde con las
circunstancias del momento, unido a la consternación provocada
por los vagos resultados obtenidos por la Revolución Francesa
(había declarado la igualdad entre los hombres, pero no una
mejora en la vida de las clases trabajadoras), ocasionó la aparición
del socialismo utópico. Esta tendencia ideológica, fue encabezada
por autores como Saint-Simón (1760-1825), Charles Fourier
(1771-1837) y Robert Owen (1771-1858), que defendieron la idea
de constituir una sociedad emancipada, capaz de garantizar la
igualdad entre ciudadanos. Sin embargo, la iniciativa socialista de
estos personajes, que llegaron a aplicar sus tesis en pequeñas
comunidades, fue tildada de utópica por dos autores que pasarían,
con el tiempo, a encabezar estas teorías. Marx y Engels, años más
tarde, contestaron las propuestas del socialismo utópico,
considerándolo una simple fantasía de la sociedad futura que, si
bien eran útiles para amonestar las penurias de la época, eran
completamente irrealizables. Así, lejos de contentarse con una
crítica infundada, elaboraron un programa conocido con el
nombre de "Manifiesto Comunista", que promulgaba la teoría del
socialismo científico en sustitución del utópico.
Con todos estos avances en el pensamiento socialista, se llegó a la
culminación del ideal social-comunista, pretendido no como una
utopía irrealizable, sino como una revolución de los modos de
producción tradicionales, capaz de eliminar las desigualdades que
363
la propiedad privada y el capitalismo habían ocasionado a lo largo
de la historia.”
"El Manifiesto Comunista" de K. Marx y F. Engels: "Un espectro
se cierne sobre Europa: el espectro del comunismo. Contra este
espectro se han conjurado en santa jauría todas las potencias de la
vieja Europa, el Papa y el zar, Metternich y Guizot, los radicales
franceses y los polizontes alemanes. No hay un solo partido de
oposición a quien los adversarios gobernantes no motejen de
comunista, ni un solo partido de oposición que no lance al rostro
de las oposiciones más avanzadas, lo mismo que a los enemigos
reaccionarios, la acusación estigmatizante de comunismo. De este
hecho
se
desprenden
dos
consecuencias:
La primera es que el comunismo se halla ya reconocido como una
potencia
por
todas
las
potencias
europeas.
La segunda, que es ya hora de que los comunistas expresen a la
luz del día y ante el mundo entero sus ideas, sus tendencias, sus
aspiraciones, saliendo así al paso de esa leyenda del espectro
comunista con un manifiesto de su partido. Con este fin se han
congregado en Londres los representantes comunistas de
diferentes países y redactado el siguiente Manifiesto, que
aparecerá en lengua inglesa, francesa, alemana, italiana, flamenca
y
danesa."
“Con esta contundente declaración, iniciaban Marx y Engels el
Manifiesto
del
partido
Comunista.
Declarando
así,
definitivamente, la guerra al capitalismo y proponiendo al mundo
una alternativa distinta a la sociedad de clases.”
“Este revolucionario manifiesto, supuso entonces la consumación
de la utopía socialista que desde hacía años se había intentado
llevar a cabo. No obstante, lo verdaderamente significativo del
trabajo desarrollado por estos dos teóricos, fue el hecho de creer
en la viabilidad de su ideal y elaborar un proyecto serio y
científico, capaz de superar las carencias del socialismo utópico y
convertirse en una alternativa política factible.”
“Así en 1846, los gobiernos del viejo continente advertían la
consumación del comunismo y se esforzaban por contener a los
364
alentados ciudadanos que por fin veían una salida a tantos años de
sublevación clasicista, mientras que Marx y Engels seguían
aunando esfuerzos para provocar un impacto aún mayor en la
Europa
del
capital.
Sin embargo, no sería hasta medio siglo después cuando, por
primera vez, una revolución social como las pretendidas por
Marx, acogió su ideal socialista fundando la primera potencia
comunista de la historia. Fueron los bolcheviques, en 1917,
quienes tras derrocar del poder a los zares, instauraron en Rusia y
bajo la dirección de Lenin, un sistema político basado en las
doctrinas marxistas. El cambio social fue rotundo pero de nuevo
la avaricia de un líder sumió al país en una represión militarista
que marcaría el destino del siglo XX. Más tarde se extendería este
sistema por algunas naciones asiáticas e iberoamericanas, de las
que cabe destacar dos de las que aún se mantienen en vigor, China
y Cuba respectivamente. No obstante estos proyectos políticos
que tantas esperanzas despertaron entre el proletariado de
aquellos años, no funcionaron y sólo sirvieron para justificar las
injusticias de líderes totalitarios que acabaron arruinando la
economía y la libertad de aquellos estados.”
“Ante semejantes resultados, son muchos los que creen que el
fracaso se debió al carácter inviable del ideal, pero es más
probable que todo fuera debido a una mala aplicación de sus
principios. De todos modos, el socialismo científico que pasó a
manos de Marx (pues ha sido éste su máximo representante a lo
largo de la historia), tras la publicación de su mejor obra, "El
Capital", seguirá siendo una utopía mientras no llegue el
momento de su instauración tal y como lo quisieron sus
creadores.” (Sergiosbg. Yahoo. Monografías .com).
Ya planteados estos antecedentes históricos, pasemos a la
reflexión que le merece el tema a S. Spinsanti en su página web,
con título Utopía DicEs, y que se refiere, particularmente, al
efecto de la calidad de las instituciones que critica Tomás Moro
en su tiempo, y que, de alguna manera, logran bloquear el
desarrollo del pensamiento cristiano
y su ideal humano,
365
comportándose más bien como instrumentos de una sociedad
contradictora de ellos. Así, habla de la utopía como categoría
ideológica. Se que estas transcripciones son un poco largas, pero,
me parece que es muy importante conservar y transmitir, tan
intacto como sea posible, el mensaje del autor, cuyo estilo,
incluso, es ameno y dinámico:
“1. LA "UTOPÍA" DE SANTO TOMÁS MORO - De Optimo
reipublicae statu deque nova ínsula Utopia libellus vere aureus
nec minus salutaris quam festivos clarissimi disertissimi viri
Thomae Mori; con este título hizo su ingreso en la historia el
pensamiento "utópico". Esta obra fue publicada en Lovaina en
1516. Moro había confiado a Erasmo la misión de supervisar la
publicación. El escrito se presenta en dos tomos y en forma de
diálogo.”
“Moro, legado de Enrique VIII en una misión a Brujas, se
encuentra en Amberes con su amigo Pedro Gilles, que le presenta
a Rafael Itlodeo, compañero de América Vespucio en sus viajes.
Conversa con él acerca de sus navegaciones; pero inmediatamente
la charla se orienta hacia el problema central del primer tomo, que
es el que da su significado, espiritual y realista a la vez, a la
perspectiva utópica. La discusión versa sobre el tema de si es o no
oportuno para un hombre libre y docto tomar parte en el consejo
del rey. Itlodeo sostiene que no es oportuno, porque sus consejos
jamás serán escuchados, pues los reyes aspiran a aumentar sus
tesoros, sus reinos y su poder. Los consejeros de las cortes regias
tan sólo pueden dar orientaciones en este sentido. Por lo tanto,
sería empresa imposible y una auténtica locura el proponer en
tales organismos la adopción de normas o la institución de
entidades que limiten los poderes del rey, ya sea con respecto a
sus súbditos como frente a los demás reinos. Moro coincide en
este punto con Itlodeo. pero afirma que se debe evitar en los
consejos del rey una "filosofía académica convencida de que
cualquier cosa se adapta a cualquier lugar", y que es preciso
"esforzarse por caminos indirectos (obliquo ductu) para que lo que
no puedes transformar en bien, consigas al menos que no sea
366
malo". Pero Itlodeo se niega a extender hasta este punto la
cooperación al mal y rebate su principio: un hombre razonable no
puede tomar parte en el consejo de los príncipes, porque éstos
están dominados por la voluntad de poder. De esta forma se emite
un juicio radicalmente crítico sobre la sociedad cristiana existente:
ésta no es razonable y, por lo tanto, con mayor razón, no es
cristiana. Los mandamientos de Cristo están todavía más lejanos
de la práctica del mundo cristiano que los consejos razonables de
Itlodeo. La corrupción política tiene tales dimensiones, que ya ni
se puede proponer la reforma a fondo de todas las instituciones
vigentes. No existe otro camino que el de un cambio radical de las
instituciones: es preciso abolir la propiedad privada. Traduciendo
a Moro en un lenguaje posterior a él, se puede decir que la razón y
la fe postulan a una la revolución comunista.”
“El primer tomo del libellus aureus describe este cambio como
moralmente necesario, y el segundo lo presenta como
concretamente posible: la propiedad común existe y es una
realidad concreta en las nuevas tierras que se descubren en
Occidente. La isla de Utopía nace, por tanto, no ya bajo el signo
de la irrealidad histórica, sino bajo el de la posibilidad histórica.
Lo que la conciencia exige como moralmente necesario es
históricamente posible; surge la nueva figura de la potencialidad
histórica, es decir, la conveniencia o indicación de una realidad
hacia la que la sociedad humana tiende como hacia su telos
inmanente. Moro crea de esta forma no sólo un nuevo género
literario, sino una nueva forma de pensamiento. La utopía es el
futuro hacia el que la isla real de Inglaterra está orientada; la
esperanza que el mundo cristiano lleva en su seno. Amauroto, la
mayor ciudad de la isla Utopía, calca el modelo urbano de
Londres, así como las instituciones utópicas son la respuesta a los
problemas concretos ingleses (y a los de la cristiandad en general),
planteados en el libro primero. Utopía no es, pues, una fantasía,
sino un sondeo del potencial histórico de la realidad concreta, que
se propone como una solución a problemas reales, y que ha
madurado bajo la guía de la razón y de las indicaciones de la
experiencia.”
367
“Moro no sueña con los ojos abiertos; a nivel popular existía ya la
isla de Bragman de The Travels of Sir John Mandeville o la
deleitable tierra de Cockaygne (para nosotros Jauja), donde todo
es común a todos. La literatura popular y juglaresca del medioevo,
en su polémica contra los ricos y los poderosos, especialmente del
ámbito eclesiástico, habían mantenido una tensión hacia el cambio
social en el seno de la cristiandad feudal. Moro quiere proponer la
propiedad común como la solución de la ciencia y la razón al
problema del ordenamiento político. El uso vulgar de la palabra
"utopía" (corrientemente se emplea "utópico" como equivalente de
irreal) es profundamente erróneo y entraña una censura que la
cultura dominante aplica a la posibilidad cognoscitiva que nos
ofrece el concepto de utopía.”
“La utopía de Moro se presenta como la crítica de las instituciones
políticas de la cristiandad en nombre del cristianismo; esto no se
dice explícitamente, pero siempre aparece claramente manifiesto.
Moro quiere evitar aquellas instituciones que estimulan la
voluntad de dominio y de explotación del hombre por el hombre,
con lo cual hacen históricamente "imposible" el cristianismo.
Estas instituciones tienen por soporte, según Moro, la propiedad
privada. Quiere él demostrar que carecen de fundamento los
argumentos clásicos contra la propiedad común (a saber, que está
vacía de significado y, por lo tanto, anula la iniciativa humana, y
que dificulta el ejercicio de la autoridad, conduciendo así por su
propia naturaleza a la pobreza y a la anarquía). Es posible delinear
en torno a la propiedad común un sistema educativo que haga
explícitas las posibilidades latentes de la naturaleza humana. A los
argumentos de cuño realista, que se han usado después de
Aristóteles contra la propiedad común, Moro opone una
imaginación creadora, que no supone un hombre distinto sino
diversidad de instituciones sociales. El realismo de la fantasía
diseña una figura de sociedad alternativa.”
“El genio de Moro, su sonriente y severo humorismo, se
manifiesta en los detalles de la vida utópica, como el uso de
bacines de oro y el juego de piedras preciosas. La ironía revela
también el blanco real, que es una sociedad en la que el fausto da
368
la medida de la calidad del hombre. En Utopía, la propiedad
común se asocia al carácter democrático del poder político; la
elección popular es el fundamento de toda autoridad, incluso de la
autoridad vitalicia. Todas las ideas que dominarían la política
europea hasta nuestro siglo hacen su aparición en Utopía, porque
en ella se expresa un pensamiento que toma como medida no la
inmediatez de la política. sino su absconditum, es decir, la
posibilidad que lo fundamenta. Utopía es en este sentido la
perfecta antítesis del Príncipe de Maquiavelo. La razón puede
proponer un modelo suyo sin que lo tenga que recibir pasivamente
de la tradición política o de las instituciones vigentes y de las
costumbres que ellas presuponen y conservan.”
“El vigor de la intuición de Moro resplandece aún más si se
observa que esta profunda innovación se realizó sobre la base de
la tradición teológica. Moro se inserta en la cultura clásicocristiana en cuanto humanista y hombre de fe. Las referencias a
Platón son explícitas, lo cual es comprensible, porque Moro quiere
demostrar que el comunismo utópico se funda sobre la razón y la
verdadera filosofía. Pero las razones apremiantes que indujeron a
Moro al comunismo de los bienes proceden del deseo de una
sociedad, de un tipo de instituciones en las que la regla evangélica
sea históricamente "posible". Precisamente para proteger la
motivación cristiana de su investigación coloca delante la razón y
la filosofía.”
“De ahí que no se cite a Agustín; sin embargo, la referencia al De
Civitate Dei es un elemento estructural para la concepción de
Utopía. Lo que Agustín dice sobre la virtud cívica romana se
traslada a Utopía; el comunismo de los bienes se contempla como
el medio para animar el ejercicio de las virtudes morales, que
Agustín alaba en Roma, y se elimina lo que Agustín condena, que
es el dominio como último resultado de la práctica de aquellas
virtudes. Utopía verifica el concepto agustiniano de pueblo: coetus
multitudinis rationalis rerum quas diligit concordi communione
sociatus. El juicio de Itlodeo sobre los consejos del rey tiene como
fundamento una célebre sentencia agustiniana: remota itaque
justitia, quid sunt regna nisi magna latrocina”
369
“Moro interpreta la cultura tradicional sobre la base de una
problemática nueva y utiliza el patrimonio doctrinal común como
crítica de las instituciones de la cristiandad. El cristianismo
elabora aquí por vez primera un pensamiento propiamente
político, que se caracteriza como cristiano no solamente porque
limita la razón en nombre de la revelación, sino porque intenta
inventar las instituciones en función del bien espiritual de la
persona. Utopía es la crítica cristiana de aquel mundo institucional
que habría de llevar al capitalismo y a la sociedad burguesa antes
que ésta surgiera; y esto no en nombre del pasado y de la tradición
institucional, sino en nombre del potencial de la naturaleza
humana, que la historia está llamada a manifestar.”
“La misma vida de Moro expresa la síntesis de pensamiento que
anima su mentalidad. Moro acabará siendo miembro del consejo
de un príncipe, haciendo caso omiso de los principios indicados
por Itlodeo; pero sus consejos no serán seguidos, a pesar de que se
presenten con extremado respeto y con gran prudencia y realismo;
justamente como lo había previsto Itlodeo. Moro apela a la
libertad de su conciencia, sujeta únicamente a la ley divina, y
formula así el principio de libertad característico de la tradición
cristiana; muere mártir de la fe católica en el primado del Papa. De
esta forma se convierte en una de las figuras más universales y
significativas del cristianismo.”
“2. DESPUÉS DE TOMÁS MORO - Utopía abre una dimensión
nueva al pensamiento político; la alternativa utópica se contrapone
al pensamiento político realista. El positivismo de la politeia
aristotélica aboca al duro neopaganismo del poder, en el que
termina el humanismo italiano. Los dos filones, el del
pensamiento utópico y el del pensamiento realista, correrán
paralelos durante mucho tiempo. Tan sólo tres años separan De
Utopia de El Príncipe, que son dos arquetipos de orientaciones
contrapuestas. Hacia finales del siglo XVI la realista Razón de
Estado, de Botero, se contrapone a La República imaginaria, de
Ludovico Agostini; el contrapunto continúa en la casi
contemporaneidad del Leviathan de Hobbes con el Oceana de
Harrington, del Treatise on Government de Locke con las
370
"utopías" de Vairasse y de Fénelon. Los dos tipos de pensamiento
se enfrentan hasta que la síntesis marxista pueda creer que ha
fundido el pensamiento utópico y el realismo, presentándose como
la conclusión del uno y del otro.”
“Las "utopías" que siguen a la obra de Moro mantienen el carácter
fundamental de su De Utopia tanto en el género literario como en
su estructura figurativa. Se habla de islas existentes en un espacio
todavía no alcanzado por las exploraciones y se las describe
analíticamente en sus instituciones y en su modo de vida. Los
utópicos se oponen a los realistas porque consideran que las
costumbres humanas pueden modificarse con sabios
ordenamientos; el egoísmo, el individualismo y la voluntad de
dominio pueden ser desbancados por unas buenas instituciones, de
forma que resulte espontáneo y natural para el hombre hacer el
bien. Por el contrario, unas instituciones malas corrompen las
costumbres y falsifican la naturaleza del hombre. La abolición de
la propiedad privada y el comunismo de bienes constituyen para
éste la característica más destacada de las utopías. A la abolición
de la propiedad privada y al comunismo se dedican los diálogos
titulados: Lo Infinito, de Ludovico Agostini (escritos entre 1585 y
1590), en los cuales se habla de un Estado ideal y de una
"república imaginaria"; Reipublicae Christianopolis descriptio, de
Johann Valentin Andreae, teólogo luterano (1619); Ciudad del
Sol, de Tomás Campanella (publicada en 1623, pero escrita en
1602); Histoire des Severambes, de Denis Vairasse D'Allais,
publicada en París en 1667; Histoire de ale de Calejava ou Pile
des hommes raisonnables, de Claude Gilbert (1700); The Memoirs
of Signor Gaudenzio da Lucca, de Simón Berrington (1938):
Basiliade du célebre Pilpai (1753). de Morelly; La Découverte
australe par un homme volant, de Nicolás Restif de la Bretonne
(1798); The Constitution of Spensonia, de Thomas Spence (1801):
Traité de Passociation Agricole, de Charles Fourier (1822);
Voyage en learie, de Etienne Cabet (1834); Newsfrom Nowhere
(1896), que hasta en su título nos recuerda el De Utopia de Moro.”
“El libro De Utopia de Moro es el arquetipo de toda esta literatura,
que se extiende a lo largo de más de tres siglos. En un lugar
371
desconocido, aunque real e histórico, existe una sociedad regida
por instituciones comunistas, en la que la naturaleza humana se
manifiesta de una forma más rica y mejor que como aparece en el
mundo conocido de las instituciones privadas.”
“No faltaron intentos concretos de poner en práctica la utopía. El
más significativo histórica y culturalmente (reactualizado por un
célebre drama de Hochwalder) es el que Lugón define "república
comunista cristiana de los guaraníes", es decir, las famosas
Reducciones llevadas a cabo por los jesuitas españoles para
impedir la explotación colonialista y esclavista de los indígenas
por parte de los amos españoles. El experimento duró más de un
siglo. entre 1612 y 1768. El sistema económico estaba fundado
sobre el comunismo integral y sobre el trabajo obligatorio para
todos. Las tierras, los edificios públicos, las casas, los
instrumentos de trabajo, los productos del trabajo colectivo eran
propiedad pública. No existía el dinero ni el comercio; los jefes de
barrio recibían de los almacenes los bienes de consumo para la
familia y los distribuían según las diversas necesidades. La
disolución de la Compañía de Jesús en los estados españoles puso
fin a las Reducciones comunistas del Paraguay. Mientras eran
dispersadas, un grupo de cuáqueros, la United Society of
Believers, guiado por Ann Lee, abandona Inglaterra y lleva a cabo
en las colonias inglesas de América un experimento comunista en
torno a Mount Lebanon, que dura hasta el 1950. Cabet intenta en
1847 realizar la Icaria en Nauwoo, Illinois, y John Humphrey
Noyes organiza en plan comunista la comunidad de Oneida junto
a Utica, en el estado de Nueva York. Refiriéndose a los Estados
Unidos, la socióloga R. M. Kanter ha examinado una muestra de
veinticinco comunidades de tipo utópico de los Estados Unidos
que no llegaron a buen término (es decir, que duraron poco) y
otras veintiuna que resistieron durante mucho tiempo. El kibbutz
israelita lleva en sí el influjo de la utopía. Pero también en años
más cercanos a nosotros la idea de un nuevo estilo humano
vinculado a un tipo diverso de instituciones a nivel de grupo
pequeño continúa ejerciendo su atractivo; pensemos en
Nomadelfia, de don Zeno Saltini. En 1960, surge en U.S.A. una
nueva comunidad utópica, inspirada en Oneida, Twin Oaks. La
372
influencia de la ciudad de la justicia pensada por Moro llega
incluso a afectar al hinduismo; Auroville, surgida en 1968 en la
India siguiendo las enseñanzas de Shri Aurobindo, es también un
nuevo testimonio de la presencia de la utopía.”.
¿Qué hacer frente a esa realidad?
Con los anteriores antecedentes me propongo avanzar en el tema
del pensamiento utópco que ha dejado en la historia rastros muy
elocuentes de lo que su exceso puede provocar. O que, en
realidad ha provocado. La fe en una Utopía, no dudo, mueve a
los hombres hacia la realización de sus sueños, expresada como
sea, ya como un camino al enriquecimiento, a la consecución del
poderío soñado, a la satisfacción de sus anhelos más íntimos. Sin
embargo hay en la lucha contra todo obstáculo, que se pone a
menudo en marcha, al impulso de la voluntad de movimiento, la
espectativa de una realización humana que representa algo mejor
que la situación presente, paradigmática que se desea superar.
Los planteamientos del pensamiento utópico tradicional se
refieren, en general, a un cambio de las circunstancias históricas
exteriores a las personas relativas, principalmente, al asunto
social, incluso. No parece referirse a cambios importantes en el
carácter humano. En la experiencia contemporánea, sin embargo,
como es el caso de la experiencia violenta tal como se da en
Colombia, es posible apreciar que la Violencia, asumida como
<<camino >> exitoso y sin cortapisas para acercar la realización
de sus sueños, masivamente por muchas y cada vez más personas,
nos conduce a la idea de que, de hecho, ese cambio de carácter se
está dando “espontáneamente” en la dirección contraria a la
deseada, y ya, quizás, no tiene mucho que ver, sólo con la
prepotencia de un sistema monárquico que sólo se preocupaba por
acumular tesoros y poder, como el que cayó con la Revolución
Francesa. Tiene que ver con una actitud general de muchos
conglomerados humanos, en especial en las grandes centros
metropolitanos, que han descubierto un camino fácil, sin la
exigencia de muchas responsabilidades, de alcanzar sus logros
individualmente, capitalizando a su favor el caos y la anarquía,
373
con resultados más que inciertos a largo plazo, haciendo caso
omiso de poderes que han dejado, a menudo, de ser públicos, para
transformarse en poderes privados usurpadores, dedicados
únicamente a su bien particular. Los conflictos de tierras, la
extinción de dominio de patrimonios gigantescos acopiados a
través del fraude en gran escala, del despojo sin tapujos,
pertenecen a esa categoría de problemas generados en un medio
caótico social cada vez más hostil, cada vez más intolerante, cada
vez menos inclinado a la cooperación, cada vez más desafiante
frente a cualquier tipo de autoridad, de cualquier tipo de liderazgo
como apreciamos hoy en el País, y que no difiere mucho de la
experiencia vivida en otras sociedades del Mundo.
Como problema práctico, técnico, científico, la falta de
consciencia del ciudadano común de esa realidad, y la angustiosa
búsqueda de oportunidades, que le obligan a contar solamente
con sus propios recursos, entre ellos la Violencia, va asumiendo
una forma y unas dimensiones amenazantes en el mundo de hoy,
particularmente en sociedades que tienen poco que ofrecerle.
Frente a los estragos económicos producidos por la famosa
“globalización económica” planetaria, una nueva potencia
mundial emerge de las “cenizas” de las sociedades arruinadas
cuya suerte yace en manos de la jerarquía económica capitalista
mundial: El Crimen Organizado, que desde el exterior anima a la
rebelión contra el orden social, implementa negocios de
explotación humana, implementa por doquier mecanismos de
competencia desleal y emprende su propia lucha subterránea por
el predominio mundial de su poderío y de su capacidad de control
económico. Y para muestra de esa experiencia, observemos lo que
la justicia colombiana “destapa” en muchos procesos judiciales de
narcotráfico, como el proceso 8000, los procesos de la
parapolítica, de la farcpolítica, observemos la lucha que libra en
esta época el Estado mexicano contra las “mafias” y los carteles
del comercio de estupefacientes, en donde uno puede apreciar que
los poderíos enfrentados no son “de cartón” sino eficaces y
armados hasta los dientes por los comerciantes de armas
clandestinos, y capaces de enfrentar con su fuerza armada y con
374
su capacidad corruptora, de igual a igual, a cualquier fuerza
pública del Planeta.
Quizás, la pregunta que debemos hacernos, al menos en primer
lugar, en busca del sentido que debe asumir nuestra tarea política,
no es: ¿cuál es la institución social, cual es el Estado “perfecto”,
el modelo “perfecto” de la institución que nos ha de regular, tal
como se dio entre los pensadores de la utopía clásica e histórica?
Sino, ¿qué clase de personas queremos ser, qué clase de personas
queremos tener a nuestro rededor? El desarrollo de la Cultura, el
precio que es preciso pagar para alcanzar nuevos estadios de
cultura, nuevas civilizaciones, exigen
para muchos seres
humanos cierto grado de renunciación a ciertos privilegios, a
ciertas dispensas a sus excesos, a ciertas expectativas respecto de
una vida cómoda y placentera, etc. El Amor, uno de los más
importantes motores para la vida, no es siempre hilaridad,
entusiasmo, relajo; exige también sus dosis de dolor, de sacrificio.
El pensamiento utópico aquí, pues, tiene desafíos diferentes,
propuestas diferentes qué hacer, y quizás formas diferentes de
presentación. Entre éstas últimas, cabe considerar lo que la
Ciencia ha aprendido en cuanto la expresión de las realidades
concretas del Universo, de las diferentes circunstancias concretas
que determinan el <<medio>> en que se desarrollan los diferentes
fenómenos naturales, incluso el fenómeno humano, y de cómo
son afectados por ellas. Las diferentes teorías utópicas se atrevían
a elaborar modelos teóricos especiales a realizar y han sido
innumerables los conflictos que han generado y las
susceptibilidades que han despertado en sus contradictores. Hoy
entendemos que esas soluciones pueden ser una simplificación
inaceptable de una realidad muy compleja, de innumerables
factores naturales y humanos que convergen para producir unas
circunstancias concretas en cada lugar del Planeta y en cada
momento histórico para afectar de manera singular a todas y cada
una de las personas, a todas y cada una de sus asociaciones de
manera singular. La Democracia ofrece una forma participativa
donde los componentes humanos interactúan, donde la Ciencia y
el conocimiento humanos están en condiciones de examinar los
375
componentes físicos del medio natural, pero también del medio
humano, dar recomendaciones para que el Hombre pueda
defenderse plenamente y aprovechar los recursos físicos y
psicológicos que estos medios le ofrecen para vivir plenamente su
vida. Pero, en todo caso, esos medios le plantean también muchas
y muy diferentes circunstancias que hacen que los seres
humanos sean también muy diversos, que, según su género, sus
experiencias, dónde vivan y cómo vivan deben desarrollar
habilidades y destrezas diferentes, practicar disciplinas diferentes,
hacer cosas diferentes, lo que hace necesaria, por ejemplo, la
especialización en el trabajo productivo, y lo cual provoca, en su
conjunto, la necesidad de la <<convergencia humana>> en las
sociedades, para su complementación, entre “iguales”.
En las sociedades modernas es muy difícil, para cada uno,
sobrevivir sin el concurso del esfuerzo de todos en conjunto. Más
difícil es buscar objetivos de realización personal, “utopías”,
personales, sin el apoyo de las comunidades. El medio social
anárquico, el medio social caótico propios de los diferentes
medios urbanos, que son, por otra parte, el punto de partida de los
proyectos políticos más importantes de desarrollo organizacional
a los niveles nacionales e internacionales en el Mundo de hoy, son
el escenario en el cual convergen los más diversos “atractores”
políticos, muchos de ellos contradictorios, en proceso de
competir, de forjar alianzas, de inclinar las balanzas del poder en
la dirección deseada, generando, a veces
expectativas
contradictorias, sembrando confusión en los receptores
ciudadanos, particularmente, cuando deciden asumir la opción de
buscar el monopolio del poder, el disfrute exclusivo de sus
dividendos. La verdad es que, en una sociedad donde reina la
armonía, el éxito de unos sirve de apoyo al éxito de los otros; el
fracaso de unos conduce, finalmente, al fracaso de los otros. La
ayuda mutua que es promovida a través del intercambio
económico y social ya no es importante solamente al nivel
individual. El aislamiento comercial por ejemplo, desde este
punto de vista, tiene para las naciones que han de soportarlo el
significado de la escasez, de una terrible tragedia.
376
En una sociedad compleja como la nuestra, dentro de aquellas
condiciones que imponen la anarquía y el caos, la conjugación de
las distintas fuerzas sociales se manifiestan haciendo que las
sociedades tengan que transformarse en algún sentido. Sin
embargo, ese sentido, en la mayoría de los casos representa una
verdadera incertidumbre. Pero hay algo más: muchos actores
humanos, cuya gestión, aunque aparentemente tiene alcances
privados inocentes, no deja de tener implicaciones políticas, por
lo tanto públicas, y sus <<motivos>> que afectan a las personas
que participan de la vida social, lo hacen, a menudo, de manera
negativa; buscan el desestímulo de sus “enemigos” políticos, el
ejercicio de algún tipo de represión, su reducción, su aniquilación,
su exilio, su exterminio, su confusión, su miedo y parálisis, su
explotación económica. La vida colombiana, por ejemplo, ha sido
afectada durante más de cincuenta años por problemas de
violencia abierta, desde el Estado y desde la base social, por
campañas políticas destinadas a la toma del Poder (no sólo de la
orilla de las “izquierdas”, sino de la orilla de las “derechas”), al
aprovechamiento de los recursos económicos que su ejercicio
proporciona, a la neutralización de las autoridades para
mantenerse en la impunidad, entre muchas otras cosas. Con base
en nuestra experiencia, podríamos dar testimonio de muchas
organizaciones ilegales, entre ellas, obviamente, infinidad de
bandas que perpetran diversas actividades delictivas,
movimientos revolucionarios, pandillas de contrabandistas y
narcotraficantes, cuya acción se lleva a cabo sobre la base del uso
indiscriminado de la fuerza pero también otros testimonios de
actividades que buscan sus objetivos con el mayor disimulo,
incluso, <<apenas>> cumpliendo las condiciones de una Ley
cuya aplicación, mal supervisada, ya ha sido suficientemente
tergiversada.
Una ilustración muy elocuente del problema lo plantea doña
Marta Lucía Restrepo, columnista de un quincenario de nuestro
barrio, “Vivir en el Poblado” primera quincena de agosto del
2009, año 19 No. 395, P 8, quien expresa su opinión en un
artículo que titula “Necesito que fumen bastante”, sobre el
consumo del tabaco y la industria que lo procesa. No transcribo
377
todo el artículo sino las partes que expresan básicamente su
opinión:
“Nada parecía mas sexi que tomar el cigarrillo entre el dedo
índice y el medio de la mano derecha, llevarlo hasta el lado
izquierdo de los labios, chupar, aspirar el humo con la boca
entreabierta, contener la respiración por unos instantes y luego
levantar un poco la cara, para lanzar el humo con elegancia”.
“.. Para los adolescentes de la generación de los setenta la primera
vez que podíamos fumar delante de los papás era como obtener
una patente de corso que simbolizaba una aproximación inicial al
mundo de los adultos”.
“…La fiesta se aguó cuando empezaron a divulgar resultados de
investigaciones que anunciaban que ese placer que producía cada
bocanada de humo era en realidad una adicción de las más bravas,
era una trampa mortal de oscuro pronóstico; que el sensual
enronquecimiento de la voz y esa progresiva dificultad para
respirar eran efectos adversos del cigarrillo”.
“Para millones de personas en el mundo, me incluyo entre ellas,
empezó entonces la quijotesca lucha contra las demandas de
nicotina del organismo. Esfuerzos fallidos, triunfos de corto plazo
y la sensación de que era imposible librarse de este seductor
carcelero. Muchos lograron ganar la batalla, pero millones de
personas aún la pierden a diario, porque la nicotina es una de las
sustancias más adictivas que hay…”
“Entonces, ahora liberada, me pregunto qué hay en la mente de
quien después de todo lo que se sabe del cigarrillo aún tiene como
objetivo conseguir tantos nuevos adictos a la nicotina como sea
posible, con el único propósito de obtener beneficio económico.
Qué extraña disociación guarda el cerebro de esos ejecutivos
impecables, que son buenos esposos y buenos padres, que a diario
van a sus oficinas para ver como idear la forma de hacerle
marrullas a la ley de los países en vías de desarrollo de todo el
planeta; cómo dirigir sus embates al público objetivo, es decir, a
378
los adolescentes, cómo lograr seducirlos para que queden
atrapados por la adicción de la nicotina”.
“¿Será que los directivos de la industria tabacalera fuman y
persuaden a sus hijos para que, aunque “el tabaco es nocivo para
la salud”, necesito que fumen bastante, todo lo que puedan, para
que nos ayuden a cumplir el presupuesto de la empresa?
Aquí es cuando se le ocurre a uno la catalogación de las distintas
formas de cultura, según sus objetivos reales, no aparentes, según
lo que pretenden construir en términos humanos; pero
simplificando, podríamos hablar de dos clases básicas de cultura:
La “Cultura de la Vida” y la “Cultura de la Muerte”
Y, casi como una respuesta, aparecen los comentarios de un gran
escritor colombiano, William Ospina, ganador del Premio
Rómulo Gallegos 2009 y escritor de la novela “El País de la
Canela”, en una charla con el también escritor y productor de
cine colombiano Víctor Gaviria, cedida para ser publicada al
mismo quincenario, muy amablemente, por el primero, y que, en
uno de sus apartes dice así, respecto de sus cuestionamientos a
nuestra historia y acerca del origen de su apasionamiento por este
tema:
“… Ha sido como una cadena fatal, un encadenamiento inevitable
porque fue un poema el que me llevó a interesarme por primera
vez en las historias de la Conquista de América: Las Elegías de
varones ilustres de Indias, de Juan de Castellanos, que conocí
hace 20 años. Desde cuando me picaron estas Elegías no me ha
bajado la fiebre por interrogar la Conquista y lo que la Conquista
nos dejó o produjo, que somos nosotros, finalmente nosotros
somos el resultado de la Conquista de América. A veces oigo a
algunas personas que dicen “cuando los españoles llegaron y nos
robaron todo”, igual podríamos decir que “cuando nosotros
llegamos y nos robamos todo”, porque nosotros somos lo uno y
somos lo otro, y como dice una hermosa estrofa de Boudelaire yo
soy la herida y el cuchillo, la bofetada y la mejilla, yo soy los
379
miembros y la rueda, soy el verdugo y soy la víctima. Para
nosotros es muy difícil reconciliarnos con nosotros mismos
porque tal vez no hemos acabado de rumiar esa idea de ser al
mismo tiempo los invadidos y los invasores o por lo menos el
fruto del encuentro de ambos. A mí me ha tocado deplorar todas
las atrocidades que se cometieron en la Conquista de América, en
la lengua que nos dejó la Conquista de América y que en esa
medida es irrenunciable para nosotros, tanto el elemento indígena
y la memoria ancestral de estas tierras que todavía tenemos que
interrogar, como la memoria europea que llegó y que ya es
también parte constituyente de lo que somos”, (Idem. P 12).
Nosotros, como dice Ospina, que vivimos en un mundo mucho
más complejo, su caos más abigarrado y su anarquía mucho más
arrogante y autosuficiente que aquellos que le sirvieron de hábitat
a quienes nos antecedieron, tenemos que enfrentar nuestro
particular reto vital para abrirle paso a nuestro proyecto de
cultura, a nuestro ordenamiento social futuro. En nuestra América
conquistada se realizó una controversia monumental, en que
intervinieron como actores de primer orden Fray Bartolomé de las
Casas y Ginés de Sepúlveda, tal vez, como una continuación del
gran debate cultural que significó finalmente el gran movimiento
renacentista, y que intentó en su tiempo poner orden en una
situación insostenible de maltrato humano, de aprovechamiento
servil de los “súbditos americanos”, reconocidos por la Corona
Española, allá en el siglo XVI, por parte de los jefes de la
Conquista. Y luego de quinientos años, no sólo se ha
interrumpido el debate, que en su tiempo conmovió a todas las
sociedades europeas y americanas, sino que no cesamos de sufrir
el deterioro de vida que nos genera nuestra propia inconsciencia,
acerca de los verdaderos retos globales que nos está planteando la
vida hoy, empezando porque nuestro interés se enfoca más en
aprovecharnos de la acción intimidatoria de los medios de fuerza
de que disponemos para doblegar el espíritu de resistencia de
quienes no están de acuerdo con nosotros, que en interrogarnos
mutuamente dónde están nuestras falencias, nuestras debilidades,
dónde están los obstáculos más importantes en nuestra brega por
380
realizar nuestras justas aspiraciones, dónde residen los riesgos de
nuestra supervivencia y crecimiento.
Pero lo económico es apenas lo más superficial de toda la
dinámica de interacción humana, aunque la cultura liberal de tipo
burgués que regula la vida en el mundo moderno en las
sociedades occidentales, tiende a enfocarse a sí misma y a
enfocar a <<toda>> la gente, alineando sus demandas en
términos de sus propios intereses, lo cual viene haciendo por
más de doscientos años a través de sus medios de comunicación,
con exclusión del reconocimiento a la legitimidad a cualquier otro
motivo, procurando hacer descansar la dinámica evolutiva de las
diferentes culturas, de sus “mercados”, como se suelen
denominar, únicamente en función de sus propias proyecciones,
haciendo que ese aspecto de la vida humana, allí mismo donde ha
sido sembrado y ha echado raíces el afán del << lucro>>, se
constituya éste como el motivo capital de la “lucha por la vida”,
en función del cual se miden y ponderan los significados de toda
explicación, todo valor, todo costo, toda posesión, todo precio,
todo patrimonio. Incluso, en función del cual la vida humana
misma se ha vuelto <<mercancía>>, y a la cual se le ha asignado
su propio valor.
Ese enfoque ha introducido en el mundo moderno profundos
desequilibrios, ha legitimizado motivos de inspiración para la
gestión humana, de otra manera considerados productores de
contracultura, de infelicidad, de dependencia, de destrucción. No
es que, solamente, <<el fusil>>, <<el dinero>>, hayan sido
introducidos subrepticia o abiertamente como fuentes
<<legítimas>>, reconocidas de poder en una sociedad “nueva”
que debería ser modelo de equidad, sino que en el ambiente de
caos, de anarquía iniciales, normales en cualquier medio
cosmopolita, del cual surgen nuevas formas de sociedad, como
ocurre en la Ciudad, en la Metrópoli, - donde <<se incuba>> la
nueva sociedad urbana del futuro en el Planeta-, y sus áreas de
influencia, esas fuerzas pretenden “tomarse todos los espacios” y
monopolizar el proceso evolutivo de la Cultura, a pesar del
mismo hombre.
381
Pero la Vida puede vivirse aún en medio del hambre y la
“pobreza”, pero no en medio del abandono del miedo y el
desamor. En el mundo actual, caótico, anárquico, como ya hemos
visto, hay diversidad de fuerzas, diversidad de motivos, que
convergen hacia los diversos escenarios de la vida humana, donde
impulsan a los seres humanos a la acción, una acción que se
enfoca, primero a acopiar los medios de vida básicos, pero
además, para buscar el equilibrio emocional, la felicidad, como se
identifica la satisfacción plena de las necesidades humanas. Según
Freud, la fuerza fundamental que impulsa al hombre a la acción
está marcada profundamente por la sexualidad. Profundicemos un
poco en esta consideración, y hagamos acopio de una nueva
faceta de la personalidad humana, que nos da testimonio de la
fuerza característica del dinamismo y la amplitud del horizonte
dinámico que anima la evolución de su cultura.
Del término <<eros>>, dice la enciclopedia Salvat: …”eros, ese
término ha sido empleado en psicología moderna para distinguir
la concepción griega y cristiana del amor. En la antigua mitología
griega, el eros representaba la pasión amorosa; en la concepción
cristiana el amor es esencialmente caridad (ágape); sin embargo
ambas concepciones no se excluyen entre sí puesto que parten de
principios distintos. El amor es a la vez eros (pasión) y ágape
(caridad), entendiendo como el eros, el amor natural y la caridad
como el amor personal. Sin embargo, se ha reservado el término
eros para designar el instinto de vida, y en ese sentido ha sido
utilizado por Freud.” (“Monitor”. Salvat de Ediciones Arrieta 25
Pamplona
1965. Tomo 6). Y respecto del Amor, allí
encontramos:
“amor, afecto por el cual busca el ánimo el bien verdadero y
quiere gozarlo. Así mismo es el fenómeno mediante el cual seres
de sexo opuesto se atraen mutuamente, sintiéndose impulsados a
emparejarse”.
“Considerado como la forma generadora de la vida, que une y
armoniza la naturaleza, el amor inspiró siempre la fantasía de los
hombres, penetrando también en el sentimiento religioso. En
382
todas las religiones existen personificaciones del amor que
expresan el concepto particular de los distintos pueblos acerca de
este fenómeno. El mito de Afrodita y el de Eros representan la
expresión del amor propia de la antigüedad clásica”.
“Referido a las relaciones interpersonales, el término amor
designa, además, la atracción física, la unión de intereses,
pensamientos y actos en torno a la persona amada y las
manifestaciones de afecto y estimación recíproca que constituyen
la base fundamental de los sentimientos de amistad, fraternidad, y
solidaridad”.
Entendido como fuerza Cósmica que une a todos los seres o
analizado en sus características fundamentales, el amor ha
inspirado en todas las épocas a artistas y poetas, siendo también
objeto de especulaciones filosóficas desde la antigüedad” (Idem.
Vol 1.P 294).
No solamente los asuntos económicos deben hacer diferentes a
los hombres. Diferentes para necesitarse mutuamente, diferentes
para apoyarse y mirar juntos el Futuro. El “Eros”, como dice
bellamente la columnista del Universo de Guayaquil, Ecuador,
Nelsa Curbelo el 18 de febrero del 2009, “El Erotismo está en el
Alma”. Pero el erotismo, tomado como expresión de vida humana
integral, vida sensible, emocional, racional, espiritual, y toda
proyección posible de ella, sin restricciones, que mediante el
Amor está unida al Universo, a su Creador. Es un artículo de
prensa memorable, profundo, elocuente. ¡Desde que lo conocí, lo
vivo cuando traigo a mi memoria el afecto que me inspiran mis
nietos y nietas! Lo siento como poema a la Vida. Dice así:
“Hace pocos días se celebró el día del amor y algunas
convicciones personales afloran con más fuerza”.
“María, desde la altura de sus 5 años amanece a la vida y baila.
No importa el ritmo, su cuerpo encuentra los pasos ancestrales,
esos que nacen de dentro, de la comunión con la música que cada
ser humano lleva dentro. Se entrega a la melodía con pasión, con
desborde, con gracia, con fluidez. Y aprende, aprende espacio y
383
tiempo, aprende silencios y palabras. La familia se escandaliza.
¿Quién le enseñó a bailar así? Las niñas no deben hacerlo. Y los
ojos de María se apagan. La alegría de vivir que la invade y que
hace que utilice la palabra feliz para describirse, de pronto se
transforma en vergüenza y timidez. Un cuerpo vacío de fantasías
es un instrumento mudo del que no sale ninguna melodía dice
Ruben Alves”.
“Son los ojos que la miran los que son torpes, groseros,
impúdicos, dueños de una sexualidad obtusa, que pone malicia
allí donde no la hay”.
“Es lo que sale de ustedes lo que los hace impuros, dice Jesús”.
“La pureza es una conquista, está adelante, no en el pasado de un
paraíso perdido, sino en el paraíso que construimos con ojos
limpios, lavados y vueltos transparentes por las lágrimas de los
sufrimientos que nos causa un mundo lleno de obscenidades”.
“Porque obsenas son las guerras, las matanzas, las explosiones de
violencia en los cines y en las pantallas de televisión”.
Obsena es el hambre que mata a miles de niños por día, obsena es
la riqueza que no se comparte, la naturaleza que no se respeta, la
contaminación de todo por todos”.
La obscenidad es una agresión, cosifica, despersonaliza. Hace de
la relación entre personas, sobre todo de la relación amorosa que
llega a expresarse en la unión sexual una cosa, una gimnasia, una
mercancía que se vende y se compra, es inmoral y patético”.
“El erotismo, en cambio, tiene que ver con el amor, que en su
expresión más plena se transforma en ágape. En compartir y
solidaridad con todos y con todo, en comunión y fusión total con
la vida, el cosmos, consigo mismo”.
“Para el Eros amar es entusiasmarse, es necesidad de la otra
persona que da sentido a la propia, es el ceremonial que agrega
384
belleza y que hace de la expresión sexuada del amor algo humano
y no mera gimnasia, o instinto”.
“El verdadero erotismo tiene ingredientes de juego, de libertad, de
placer, de expresión estética. Es la recuperación de la maravilla
que somos, que no se puede definir con dogmas, sino que parte de
la experiencia y a ella nos devuelve”.
“El amor es pura inutilidad, como Dios es inútil no sirve para
nada, solamente es”.
“Por eso Dios es Amor y cuando amamos somos Dios”.
“Hay en la Biblia un libro desconcertante, el Cantar de los
Cantares. El libro no habla de Dios, habla del hombre y la mujer
tal como son, han sido y serán al encontrarse en todos los lugares
y en todas las épocas. ¿Qué mejor significado religioso habría
qué buscarle? La mayor revelación bíblica es que Dios es amor.
No se ha dicho cosa más profunda de Dios ni del amor. En una
provocadora definición Osho dice que el amor es el encuentro
orgásmico de la muerte y la vida”.
“El miedo a la muerte es el miedo a amar”
¿No es esa maravilla, verdaderamente, un poema en prosa? Sus
palabras resumen y deben colmar toda espectativa del lector en
cuanto al sentido de todo este tema. Bueno, ya la Especie, lo
sabemos, está dividida en dos géneros que se complementan, en
cuya relación se dan experiencias complementarias, que producen
sensaciones complementarias, que generan expresiones eróticas
complementarias. Géneros que han conquistado su derecho a
expresarse sin tanta ambigüedad como antes, su inclinación por el
otro, que actúan ahora sin las dependencias, sin el sometimiento
que ataba a la mujer de los designios masculinos, entre otros, que
tienen sus propias percepciones complementarias de lo bello, de
lo agradable, de lo atractivo, de la felicidad, lo que hace fecunda
su mutua compañía, lo que le da sentido a los afectos mutuos, al
apego mutuo del uno por el otro, al Amor entre ellos. La
realización del Amor induce a los mayores esfuerzos por superar
385
el abismo que nos separa, y Eros nos inspira también en el afán de
buscar la satisfacción más allá de nosotros mismos, en general.
Eso nos induce al trabajo de trascender nuestros propios límites
para aprender a disfrutar en compañía y con lo que disfrutan los
otros. El amor conyugal, el amor paterno y materno, el amor filial,
son especies expresivas del Eros, que le dan solidez a la unidad
familiar, a la unidad social. La relación social marca una nueva
proyección del Eros, el nacimiento con la experiencia compartida
del espíritu de solidaridad. El ágape, experiencia mística del
Eros, cataloga experiencias de carácter místico, como las de Santa
Teresita del Niño Jesús, como la de San Juan de la Cruz,
expuestas en sus respectivas obras, como expresiones de
verdadero carácter erótico, en el sentido más amplio, más humano
del término, elevado a la plenitud humana, en su relación con
Dios. Vale la pena conocer algunas consideraciones de la
encíclica del Papa Benedicto XVI “Dios es Amor”, para entender
cuán humana es esa experiencia del Amor, y cómo le inspira al
Hombre cuando la asume y valora como una promesa de
realizaciones, de felicidad. Para el efecto, tomemos un resumen y
algunas de las consideraciones personales de Xavier Pikaza
Ibarrondo, publicadas en su “Blog de X. Pikaza”. Periodista
Digital. SLF B82785809 Avenida Asturias, 49, bajo – 28029
Madrid (España) Tif. (+34) 917321905. Dirección digital:
[email protected]. Copileft 2000. Tomo la
transcripción casi completa, del texto, porque quiero compartir su
contexto, sin quitarle ni una coma; sólo no trancribo las
conclusiones, que aluden directamente al documento papal, y que
podrían desenfocar un poco al lector de nuestro propósito:
“El 25 de enero del 2006 se hizo pública la primera encíclica de
Benedicto XVI (firmada en 15 de diciembre de 2005), que lleva el
título latino de Deus Caritas est (Dios es amor). Se trata de una
encíclica bien elaborada, desde una perspectiva filosófica y
religiosa, que interpreta el cristianismo como experiencia y
práctica de amor. Trata directamente de Dios, no de cuestiones
sociales; empieza con Dios, no con los hombres, y lo hace con
gran densidad reflexiva, como ninguna encíclica o documento
anterior de la Iglesia Católica lo había hecho” (Idem).
386
“He venido tratando en este blog de diversos temas relacionados
con el amor y en los últimos días me he concentrado en el
matrimonio, en los niños, como lugares donde el amor ha de
concentrarse de un modo especial. Voy a iniciar, dentro de poco,
el tema de la pobreza y de la respuesta que debe suscitar en los
cristianos. Pues bien, en este contexto, retomando el discurso de
Ratisbona (donde el Papa relacionaba religión y razón, y
comparaba cristianismo e Islam), quiero seguir reflexionando
sobre el tema del Amor (Dios – Amor), que está en la base de
todos los restantes, conforme a la visión del Papa. Lo haré
exponiendo la encíclica, para ofrecer, al fin, algunas reflexiones
conclusivas”.
“1. Números 2 -18: Principio
“La unidad de amor en la creación y en la historia de la salvación.
De manera sorprendente, Benedicto XVI asume y resuelve la
problemática de la dualidad del amor, que es, al mismo tiempo
eros y ágape (1) Por naturaleza, el hombre es eros, tanto en el
aspecto del erotismo humano, como en el sentido de búsqueda de
Dios. Por su hondura y radicalidad, la encíclica, que podría
titularse “el hombre es amor”, constituye el documento más
importante de la iglesia moderna sobre el tema. Es un documento
que asume plenamente la cultura “afectiva” de la humanidad, la
importancia del amor como elemento constitutivo de la vida
humana, (2) Por otro lado, la encíclica sabe que el hombre es
ágape, capacidad de acogida del amor de Dios, con todo lo que
este amor tiene de donación gratuita, de vida compartida” (Idem).
“En realidad, eros y ágape – amor ascendente y amor descendente
– nunca llegan a separarse completamente. Cuanto más
encuentran ambos, aunque en diversa medida, la justa unidad en
la única realidad del amor, tanto mejor se realiza la verdadera
esencia del amor en general. Si bien el eros inicialmente es
vehemente, ascendente – fascinación por la gran promesa de
felicidad -, al aproximarse la persona al otro se planteará cada vez
menos cuestiones sobre sí misma, para buscar cada vez más la
felicidad del otro, se preocupará de él, se entregará y deseará
387
<<ser para>> el otro. Así, el momento del ágape se incerta en el
eros inicial, de otro modo, se desvirtúa y pierde también su propia
únicamente y siempre, también debe recibir. Quien quiere dar
amor, debe a su vez, recibirlo como don (Dios es Amor)” (Idem.).
“Esta unión de eros y ágape, de búsqueda humana, y de presencia
divina, de unidad corporal y comunión personal se expresa, de
manera privilegiada en el matrimonio que, conforme a la visión
de Benedicto XVI constituye una expresión privilegiada del amor
completo, amor de Dios, amor humano. En este contexto, el
cristianismo asume toda la hondura de la revelación del Antiguo
Testamento” (Idem):
“La narración bíblica de la creación habla de la soledad del primer
hombre, Adán, al cual Dios quiere darle una ayuda. Ninguna de
las otras criaturas puede ser esa ayuda que el hombre necesita, por
más que él haya dado nombre a todas las bestias salvajes y a
todos los pájaros, incorporándolos así a su entorno vital. Entonces
Dios, de una costilla del hombre, forma a la mujer. Ahora Adán
encuentra la ayuda que precisa << ¡Ésta sí que es hueso de mis
huesos y carne de mi carne!>> (Gn2, 23)…El pasaje bíblico
concluye con una profecía sobre Adán: <<Por eso abandonará el
hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los
dos una sola carne>> (Gn 2, 24). En esta profecía hay dos
aspectos importantes: el eros está como enraizado en la naturaleza
misma del hombre, Adán se pone a buscar y <<abandona a su
padre y a su madre>> para unirse a su mujer; sólo ambos
conjuntamente representan a la humanidad completa, se
convierten en <<una sola carne>>. No menos importancia reviste
el segundo aspecto: en una perspectiva fundada en la creación, el
eros orienta al hombre hacia el matrimonio, un vínculo marcado
por su carácter único y definitivo; así, y sólo así, se realiza su
destino íntimo. A la imagen del Dios monoteísta corresponde el
matrimonio monógamo. El matrimonio basado en un amor
exclusivo y definitivo se convierte en el ícono de la relación de
Dios con su pueblo y viceversa, el modo de amar de Dios se
convierte en la medida del amor humano. Esta estrecha relación
entre eros y matrimonio que presenta la Biblia no tiene
388
prácticamente paralelo alguno en la literatura fuera de ella (Dios
es amor 11)” (Idem.).
“En este sentido, hallándose integrado en el mismo eros humano,
el matrimonio constituye un momento privilegiado del amor de
comunión personal, que se sitúa ya en plano de ágape. En el
ágape se unen el amor a Dios y el amor al prójimo, que terminan
apareciendo como un “único mandamiento”, un mismo camino de
realización humana, mirando básicamente desde Dios, que
purifica al hombre y le capacita para amar a los demás, de un
modo desinteresado, gratuito. De todas formas ambos amores se
unen, resultando inseparables. Si en mi vida falta completamente
el contacto con Dios, podré ver siempre en el prójimo al otro, sin
conseguir reconocer en él la imagen divina. Por el contrario, si en
mi vida omito del todo la atención al otro, queriendo ser sólo
<<piadoso>> y6 cumplir con mis <<deberes religiosos>>, se
marchita también la relación con Dios. Será unicamente una
relación <<correcta>>, pero sin amor. Sólo mi disponibilidad para
ayudar al prójimo, para manifestarle amor, me hace sensible
también ante Dios. Sólo el servicio al prójimo abre mis ojos a lo
que Dios hace por mí y a lo mucho que <<me ama>> (Dios es
amor)” (Idem).
2. Nums. 19 – 41. La caridad eclesial.
“Benedicto XVI quiere fundar toda la acción de la iglesia sobre el
principio fiel, pero lo es también para toda la comunidad eclesial,
y esto en todas sus dimensiones: desde la comunidad local a la
iglesia particular, hasta abarcar a la iglesia universal en su
totalidad. También la Iglesia en cuanto comunidad, ha de poner
en práctica el amor. En consecuencia, el amor necesita también
una organización, como presupuesto de un servicio comunitario
ordenado. (Dios es amor 20). Esto significa que la misma
organización de la Iglesia tiene que nacer y nace de su
compromiso caritativo. Conforme a una visión tradicional,
Benedicto XVI afirma que la iglesia cristiana posee y despliega
tres ministerios básicos: el de la palabra (anunciar el evangelio),
389
el del sacramento (celebrar la fiesta de Jesús) y el de la caridad (al
servicio de los necesitados)” (Idem).
“La Iglesia no puede ni debe emprender por cuenta propia la
empresa política de realizar la sociedad más justa posible. No
puede ni debe sustituir al Estado. Pero tampoco puede ni debe
quedarse al margen de la lucha por la justicia. Debe insertarse en
ella a través de la argumentación racional y debe despertar las
fuerzas espirituales, sin las cuales la justicia, que siempre exige
también renuncias, no pueda afirmarse ni prosperar. La sociedad
justa no puede ser obra de la Iglesia, sino de la política. No
obstante, le interesa sobremanera trabajar por la justicia
esforzándose por abrir la inteligencia y la voluntad a las
exigencias del bien. El Estado que quiere proveer a todo, que
absorbe todo en sí mismo, se convierte en definitiva en una
instancia burocrática que no puede asegurar lo más esencial que
el hombre afligido –cualquier ser humano- necesita: una
entrañable atención personal. Lo que hace falta no es un Estado
que domine y regule todo, sino que generosamente reconozca y
apoye, de acuerdo con el principio de subsidiaridad, las iniciativas
que surgen de las diversas fuerzas sociales y que unen la
espontaneidad con la cercanía a los hombres necesitados de
auxilio. La Iglesia es una de esas fuerzas vivas: el ella late el
dinamismo del amor suscitado por el Espíritu de Cristo. Este
amor no solo brinda a los hombres sólo ayuda material, sino
también sosiego y cuidado del alma, una ayuda con frecuencia
más necesaria que el sustento material. La afirmación según la
cual las estructuras justas harían superfluas las obras de caridad,
esconde una concepción materialista del hombre: el prejuicio de
que el hombre vive <<sólo de pan>> (Mt 4, 4; cf. Dt 8, 3), una
concepción que humilla al hombre e ignora precisamente lo que
es más específicamente humano (Dios es amor)” (Idem).
En esa línea ha separado y vinculado Benedicto XVI los dos
planos. (1) la sociedad civil ha organizado el plano de la justicia,
en forma estructurada, como un orden unitario. (2) La iglesia, con
otras organizaciones voluntarias, se sitúa en el nivel de la caridad
inmediata. Esa caridad no puede estar al servicio de ningún
390
sistema de ideológico, ni de ningún proselitismo religioso o
social, sino que ha de ser una expresión de la libertad de Dios,
del amor, del evangelio” (Idem).
Hace no más de ocho días, cuando ya había dedicado un buen
tiempo a la reflexión sobre el tema, me ocurre una experiencia
bien curiosa y bien sorprendente: Toda nuestra familia ha
observado en mi nieta Sarita, una inclinación muy singular al
baile, una afición particularísima a la música, por lo cual, me
identifico sobremanera con Nilse, la columnista de Guayaquil,
cuyo artículo de prensa sobre María he transcrito antes. Sarita es
hija de Margarita, nuestra hija y Juan, quienes la han conducido
con un respeto admirable con lo suyo, y lo cual le ha dispensado
la confianza suficiente para hacerse una niña muy abierta, muy
espontánea, muy sociable, siendo de apenas de unos dos añitos de
edad. Entonces, me hallaba cuidándola en su casa, mientras el
papá y la mamá atendían un evento de promoción de su negocio
de embutidos alemanes. Ya llegada la hora de dormir, y notándola
ya somnolienta, le pregunté: Sarita, ¿deseas dormir ya?,
¿apagamos el televisor? Y ella sin vacilar me respondió que sí.
Según las instrucciones de Margarita, levanté la sobrecama, la
doblé y la coloqué en su lugar, preparé el edredón que sirve de
cobija en la cama matrimonial, arreglé el espacio de Sarita en
mitad de la cama y ella se acomodó allí. Yo organicé mi espacio
sobre el edredón para dormir allí vestido, y vigilar el primer rato
de sueño de Sarita. Sin decir nada, Sarita se reincorporó y fue a
apagar la luz y se acomodó nuevamente en su lugar; en seguida,
yo me dispuse a cambiar mi camisa para que no se me arrugara,
por una franelilla blanca que Juan me había prestado para el
efecto, y de pronto me dice Sarita: “Abuelito, ¡por favor, no te
quites los pantalones! ¡Yo me quedé de “una pieza”! ¿De dónde
pudo sacar Sarita, una niña de dos añitos, con su inocencia
infantil característica, esa expresión tan espontánea, y tan
demasiado elocuente y significativa? Mis comentarios del caso
han despertado mucha hilaridad en la familia, pero yo no tengo
dudas de que se trata de algo demasiado serio, hasta el punto de
que lo traigo acá a colación. Apenas empieza a hablar algunas
frases claras, y ya tiene una intuición suficientemente clara acerca
391
de un tema que, en la mayoría de los adultos, es todavía algo muy
confuso y difícil de manejar, las manifestaciones del “eros” en
cada uno de nosotros. Yo pensaría que Sarita, igual que la
mayoría de los niños de su edad, demuestran una identidad mucho
más íntima con su Origen, (con Dios), con nuestra naturaleza
primigenia, mucha más sabiduría, una sabiduría verdaderamente
innata, que quienes hemos “madurado” o visto que se retuerce
nuestra consciencia cada día más, que se entumece, que se
“corrompe”, a medida que vivimos en un mundo de mentiras, de
engaño, de manipulación de meras apariencias. Saco entonces una
conclusión: En lo fundamental, tal vez tienen más los niños qué
enseñarnos a nosotros, que nosotros a ellos. Nelsa: ¡tu artículo
es una obra verdaderamente inspiradora y profunda!
Con todo lo anterior, prácticamente, ya hemos completado los
elementos esenciales de la <<arquitectura>> de la vida humana,
como un todo; como científicos, como técnicos, podríamos opinar
que tenemos en la mano una dotación de medios de los que nunca
antes pudimos disponer; nos es posible visualizar lo que
podemos conseguir con trabajo arduo y responsable; podemos
tener una visión de la vida contemporánea y observar cómo se
viene reduciendo y empobreciéndose en términos de su calidad, a
pesar de que en términos tecnológicos y económicos la
humanidad ha mejorado sus disponibilidades de medios de vida.
Ignorar los desastres históricos generados, el tiempo perdido, los
sufrimientos causados, las incalculables pérdidas humanas, por el
equivocado concepto de “establecer” organizaciones perfectas,
Estados perfectos, sociedades perfectas, etc., vistos así desde el
punto de vista de un solo hombre, por sabio y profundo que sea, y
esa ignorancia nos condena a seguirlos produciendo.
Para darle <<forma>> a una propuesta utópica sería plausible,
pues, hoy día, más que proponer un proyecto político concreto, en
los términos simbólicos en los que podría expresarse
ideológicamente, depositar nuestra confianza en una sociedad
democrática de participación abierta, en las posibilidades de la
interacción ciudadana, como expresión de una interacción
humana, en la amplitud y profundidad que a su naturaleza le sea
392
posible, y depositar su liderazgo en <<atractores>>, dos en
particular, que me llaman la atención, como referentes de singular
valor que pueden iluminar nuestra búsqueda en común, nuestros
proyectos personales y colectivos, ya que, sabemos, están al
alcance de todos, que nuestra vida tiene, de por sí, un atractor de
fondo que le da sentido y dinámica, nuestro Eros, que nos enfoca
en : <<nuestros niños>>, el más importante fruto de nuestra vida
amorosa, y en <<Dios>>, la máxima aspiración mística de nuestro
ágape, como verdaderas promesas, como grandes motivos, por
encima de otros que han sido puestos en primer plano en nuestro
tiempo, por encima de todo lo de más, como son el “lucro”, el
“dinero”, que pretenden ser expresiones de “todo” lo que es
valioso en la vida humana, que suelen ser presentados hoy como
los más eficaces “atractores” para el Trabajo, para el desarrollo
de la vida humana. Si así lo hacemos, la Cultura, movida y
dinamizada por el Amor, sería una empresa verdaderamente
prometedora y podría obedecer a las aspiraciones humanas de
cambio para mejorar sus perspectivas de vida saludable y
asegurar mejor nuestra permanencia en nuestro hogar común
planetario.
En el capítulo siguiente tendremos una reflexión sobre la noción
de Dios y las consecuencias que de allí se derivan. Por el
momento nos quedan algunas consideraciones sobre el
pensamiento utópico y sus aplicaciones:
Uno de los aspectos más relevantes en este tema es el de la
aplicación de las propuestas del pensamiento utópico en el campo
de la utopía social. Su aplicación inconsulta y arbitraria ha
causado sobre las personas y sobre las estructuras sociales sobre
las cuales se han proyectado, los más estruendosos descalabros,
han generalizado la ruina y la rebeldía por doquier. El siglo XIX y
el siglo XX, podemos decir, son los siglos de los experimentos
ideológicos, particularmente de orientación liberal y socialista. Y
si el siglo XIX puede llamarse el siglo de la introducción y
consolidación de los regímenes liberales y del Capitalismo en las
naciones occidentales, el siglo XX podría llamarse el siglo de la
introducción del régimen socialista y de su caída, probablemente
393
definitiva. Durante el siglo XX, los conflictos de poder, las
confrontaciones directas, internas -dentro de las naciones- y
externas, en lo internacional, condujeron al Mundo varias veces al
borde del holocáusto nuclear, a la opción de nuestra total
extinción.
El sacrificio humano producido por la colisión entre políticas
internas e internacionales de los Estados del Planeta afectados,
muy particularmente, la protagonizada por los promotores de los
pensamientos y las políticas de tendencia capitalista y socialista,
no tienen parangón en la historia humana, si acaso pueden
compararse con los conflictos religiosos que empezaron a
suscitarse en Europa del siglo XVI en adelante con el
rompimiento del eje cultural de la cristiandad, que
convulsionaron, por completo, a la sociedad europea, al
involucrar e incorporar a este gran conflicto de fondo, los
conflictos latentes entre los
intereses
de las diferentes
monarquías existentes, sus cortes, sus noblezas, suerte que se
resolvió con una cruenta guerra, que le dio gran impulso a los
movimientos migratorios hacia Norteamérica, la fundación de
numerosas colonias de diversos orígenes, y la pérdida de casi un
tercio de la población humana continental.
Las denuncias de Alexander Solsenitzin en su “Archipiélago
Gulag”, acerca de lo que ocurrió en la URSS desde la Revolución
de Octubre hasta finales del régimen de Joseph Stalin en 1955,
nos dice algo tan dramático y tan cruel, que no puede
parangonarse en su daño humano y en sus dimensiones ni siquiera
con las atrocidades cometidas por Hitler en la Europa ocupada,
entre 1939 y 1945.
Todo esto sucede, cuando aparentemente no hay fuerza capaz de
oponerse, cuando no parece haber suficiente madurez de criterio,
cuando no parece haber suficiente claridad en la consciencia
popular sobre sus derechos, sobre el valor patrimonial de su
capacidad, de su poder de decisión para actuar con independencia
y propiedad, sobre la exigencia de respuesta pronta y efectiva a
los retos que su vida le plantea, sobre la exigencia de una
394
voluntad humana recia para actuar sin vacilaciones, de resistirse
ante ese tipo de arbitrariedades.
Las bajas humanas, las pérdidas económicas, el deterioro del
carácter, de la personalidad humana, el crecimiento de la pobreza,
de la miseria, de la indigencia humanas, que pueden observarse en
ambas orillas de los conflictos del siglo XX, tanto de la capitalista
como de la socialista, en beneficio de unos cuantos privilegiados,
nos están diciendo que hay algo en esas prácticas que
científicamente, que técnicamente está equivocado, algo que no
puede seguir haciéndose como hasta ahora, porque el precio
resulta demasiado oneroso para la Humanidad.
Aunque nosotros hemos nacido, en general, en viejas sociedades
con una cultura propia, con un orden interno claramente
establecido, y en cuyo contexto ha sido modelada nuestra
personalidad, nadie puede negar que la constante interacción
social, la comunicación de experiencias diversas, etc., han hecho
que aquellas se renueven constantemente, que su orden y su
cultura evolucionen, y que las asociaciones humanas se den, de
hecho, dentro de contextos verdaderamente dinámicos. Si
apreciamos la diferencia entre las estructuras organizacionales de
la industria inicial decimonónica, la de mediados del siglo XX y
la actual, pueden apreciarse cambios fundamentales de carácter
conceptual, estructural y funcional, como ya lo hemos
considerado atrás. El aporte tecnológico de muchos hombres
especializados en distintos campos científicos, ha sido crucial en
esa evolución, logrando resultados espectaculares en términos
económicos y en la realización de objetivos prácticos que facilitan
la vida cotidiana. Es difícil de ignorar el aporte a ese desarrollo, a
la democratización de la vida cotidiana, a las posibilidades de un
mundo mucho mejor, de la economía digital, la “tecnología” por
antonomasia, pero de ninguna manera, la única de importancia. Y
una disciplina vinculada a esos eventos es la Ingeniería, en todas
sus especialidades.
Desde esta perspectiva, el problema de las aplicaciones del
pensamiento utópico a la solución de problemas humanos,
395
particularmente de carácter organizacional, de amplia aplicación
histórica a las grandes estructuras organizacionales de la Industria
Productiva, del Comercio, de las finanzas, etc., se convierte en un
problema de interés científico y técnico, obviamente, y de
ninguna manera a tener en cuenta, como un problema de solución
exclusiva y típica de la Ingeniería, sino un problema en que los
ingenieros pueden aportar sus propuestas, teniendo en
consideración todos los demás valores que hacen de los actos
humanos, de los proyectos humanos, algo plausible, digno de
llevarse a cabo, algo que puede llegar a cumplir positivamente los
cuestionamientos a que den lugar, algo que merezca el apoyo
general. En el área 5 de este trabajo le dedicaremos un espacio a
la consideración de la Ergonomía, una disciplina ingenieril
destinada a la evaluación económica del Trabajo, en sus
diferentes aspectos, que seguramente será desarrollada e
implementada en el futuro como un medio muy eficaz en la
medición de los aportes y en la evaluación del costo de los
productos del trabajo humano, dentro del contexto de la dignidad
humana, tal como es concebida integralmente dentro de nuestros
más exigentes pautas culturales.
¿Y qué pasa si tratamos de esta manera profesional el desarrollo
de la vida humana, en términos del enriquecimiento que
proporciona la experiencia cotidiana, no sólo de algunos
personajes privilegiados que reclaman para sí, exclusivamente, el
saber social total, sino de la ganancia en saber de todas las
personas que participan activamente de la vida social? Una de las
cosas que necesitamos hacer es propiciar la vulgarización, la
popularización, la generalización de proporciones mucho mayores
de la Cultura, de lo que lo hemos hecho hasta ahora. Ello se
alcanza con un intercambio cultural de la población más amplio,
profundo, íntimo, abierto, sincero, un diálogo más constante, sin
cortapizas.
De hecho, la vida social humana, aún dentro de contextos sociales
de larga historia, va incorporando otras estructuras con el tiempo,
empezando por la constitución de nuevas estructuras familiares
que se forman con parejas que llegan a la edad adulta, o
396
siguiendo en diferentes tipos de asociaciones más amplias, para
los fines diversos, ello se va dando espontáneamente. Esas
asociaciones conforman espacios limitados donde quienes
participan comparten aspectos diversos de su vida con otros. En
las comunidades digitales se dan motivos de integración muy
variados, como la afición a la fotografía, a los viajes, a la música,
a las motos, al cultivo de diferentes disciplinas, al intercambio
informativo, técnico, de experiencias profesionales, a diferentes
clases de arte, a la música, el cine, etc., como ya lo veíamos atrás,
pero abundan las asociaciones gremiales, sindicatos de
trabajadores, empresas productivas y de servicios múltiples.
Movimientos religiosos, políticos, etc. De esas asociaciones, de
las instituciones públicas, se constituye, finalmente, toda la red de
relaciones sociales. Si tenemos en cuenta las relaciones internas y
externas de todas esas asociaciones, puede verse que, frente a sus
componentes internos, representan un ámbito o espacio público.
Sin embargo, esas asociaciones, frente al contexto social exterior,
representan un espacio privado en términos del conjunto mayor.
La calidad de espacio público o privado, entonces, es algo
relativo, obedece al instinto gregario, a motivaciones de tipo
afectivo, a intereses que se encuentran y cuya realización parece
menester el trabajo en común, etc. De allí que en las diferentes
formas de asociación humana, cimentadas en motivos
reconocidos y que las hacen efectivas, se da una conjunción de
ambas calidades, de lo personal, de lo privado y de lo social, de
lo público.
Con esa explicación, caemos en cuenta que, la solución al
problema de las relaciones humanas que muchos esperan ver
resueltos, mediante la aplicación, a “rajatabla” de los modelo
utópicos socialista o capitalista, a las diferentes sociedades
humanas, no es tan simple, y en ambos casos, el esfuerzo no ha
redundado en una solución, sino en la perturbación más o menos
seria, cuando no el bloqueo de la vida humana normal, a lo que se
llega por el impedimento del libre juego interactivo, y trocando la
apertura, el amor, la confianza, el afecto mutuo de las personas,
por el ensimismamiento, la desconfianza, el resentimiento, el
recelo, la exclusión, la falta de cooperación, la discordia, el deseo
397
de venganza, la envidia, la hostilidad, la explotación humana, la
violencia. Ello no ocurre solamente en el plano lógico – racional,
sin que se den afectaciones de carácter emocional, estético,
sensaciones frente a los caracteres éticos o morales, etc.,
pareciendo discordante, grotesco, indelicado, abusivo, contrario a
las “buenas costumbres”, es decir, frente a los valores presentes
en el contexto cultural. Para proyectos socio políticos utópicos, de
buena fe, vale la pena que nos hagamos conscientes de, en qué
medida, la “invasión” que se sucede, a veces involuntariamente,
de unos espacios en los otros, se debe a una falta de delimitación
clara de ellos, a la confusión existente en relación a la estructura
social que le sirve de contexto a los proyectos, etc. Es importante
entender que, en este caso, sólo un debate profundo, una
controversia encaminada a conciliar posiciones de parida,
objetivos, sentimientos, intereses, esquemas mentales, un diálogo
encaminado a arrojar luz sobre soluciones aceptables para todos, a
ilustrar sobre las particularidades en juego, pueden indicar cuán
éticos, cuán beneficiosos pueden ser aquellos proyectos,
individual y socialmente. Todas esas consideraciones pueden
economizarnos la gran mayoría de las dificultades que se manejan
cotidianamente en la política, en las relaciones humanas a todos
los niveles. Pueden, de la misma manera, servir de base a la
formación de una consciencia del buen trato, de la “buena
educación”, de una práctica diplomática aplicable en toda relación
social, algo que no es fingido, pero que sí aleja la grosería, la falta
de respeto tan común hoy día con las otras personas, algo así
como una nueva edición de la “urbanidad de Carreño”, destinada
a la mejorar sustancial, aparte de su contenido, de la calidad de las
relaciones humanas a todos los niveles.
Por último quiero referirme, un poco someramente, a un tema
relacionado con el pensamiento utópico y su positiva aplicación.
El tema de los pronósticos, de la profecía, de la “adivinación” del
Futuro, o bien, de su “provocación”; la definición de su “sentido”,
de las fuerzas dinámicas que se conjugan y, como efecto suyo,
conducen a él. ¿Somos los humanos eficazmente,
significativamente capaces de escoger nuestro futuro? ¿Es nuestro
398
mundo y sus fuerzas naturales y humanas más poderosas, los que
lo determinan?
En el mundo antiguo las personas, particularmente las más
ilustradas y sabias, tenían posturas diferentes para explicar esto.
El Oráculo en la antigüedad griega y de otros pueblos orientales,
era función del sacerdocio y encarnaba la respuesta que el ser
humano debía darle a los requerimientos de los dioses,
interpretados por sus “intermediarios”, que eran los sacerdotes, y
originalmente en las sociedades más primitivas, menos
evolucionadas, el patriarca del clan, que se transforma poco a
poco en el monarca, en el conductor del Pueblo, que reunía, antes
de que los poderes religiosos y seculares se separaran, esos
poderes juntos.
Los eventos naturales, el clima, las enfermedades, la suerte de las
guerras, el comportamiento de las dinastías gobernantes, estaban
entonces regidas directamente en el Oriente por los dioses y
podían ser expresión del “premio” otorgado o del “castigo”
propinado por un dios “debidamente” exaltado o glorificado”, o
de un dios “ofendido”, ante el cual, los “pecados” debían ser
“expiados”, la divinidad desagraviada. En los pueblos americanos
la interpretación cósmica de su lugar en el Universo, como es
palpable en las culturas maya y azteca, tenía una aplicación
práctica inmediata: el establecimiento de las estaciones de
siembra y cosecha de sus cultivos básicos como el maíz. Mientras
esa interpretación rindiera frutos eficaces, las técnicas adoptadas
para hacerlo tenían sentido y utilidad común.
Es obvio, que la interpretación del Futuro es un procedimiento
coherente con la madurez de la cultura que influye en la vida de
aquellos pueblos. Hasta que en la sociedad de la antigua Grecia,
en que el pensamiento humano empieza a ser expresado por
medio de signos con significado lógico, el pensamiento humano
se expresa exclusivamente en signos con significado mágico.
Esos cambios en la manera de pensar transforman, por completo
la forma de interpretar el Futuro. Entonces empieza a cuestionarse
399
el papel de los hombres en la construcción de su mundo, de su
sociedad, todo lo cual se va desarrollando a lo largo de los
planteamientos filosóficos de las diferentes escuelas. Es entonces,
cuando aparece Platón y formula en sus escritos su teoría del
Estado “perfecto”.
Entrada la modernidad, se desata una controversia profunda en
que se cuestionan la eficacia de la de los actos humanos, de la
Gracia (divina), y se traen a discusión elementos del pensamiento
semita que tienen que ver con la idea de la Predestinación de la
suerte humana. Los seguidores de la Reforma, Agustín, Tomás de
Aquino y los teólogos jesuitas asumen el ataque y la defensa de
las diferentes posturas asumidas por los pensadores de entonces
respecto del tema. La postura de los jesuitas, con su postura que
sostiene la existencia del “libre albedrío” humano, como medio
eficaz y legítimo en la escogencia de su camino, representa una
verdadera revolución
Y con el avance del conocimiento científico de la Realidad, que
nos ha proporcionado su modelo de trabajo es posible entender
que el Futuro es un poco de todas esas cosas; los seres humanos
podemos, efectivamente, escoger nuestro futuro, ¡Es verdad! Sin
embargo, no sólo nuestro futuro, sino nuestro presente y nuestro
pasado se pueden entender plenamente, si tomamos en cuenta que
se expresan fundamentalmente en términos de los factores
naturales y humanos que ya se han conjugado y que se están
conjugando constantemente en todos los lugares de nuestro
entorno planetario y que los están provocando. Si tomamos en
cuenta la variedad, casi infinita de especímenes humanos, en una
población que bordea los 6.700.000.000 de almas, en donde no
hay, ni siquiera entre gemelos, dos personas idénticas, y la
variedad más amplia todavía de circunstancias particulares que
cambian constantemente a lo largo de cada una de las vidas
humanas, podemos tener idea de la complejidad de hacer
pronósticos; como máximo, podemos afinar la probabilidad de
que tal o cual hecho se den, sin que sea posible llegar a la certeza
absoluta de que esa probabilidad sí se cumpla.
400
Sin embargo, dada la consciencia que ha ganado el hombre
moderno acerca de las opciones de que se den hechos, o mejor,
tendencias de sentido en que pueden suceder tales hechos,
sabemos con certeza que cuenta con un implemento formidable,
que, ya al llegar este principio del siglo XXI le ha proporcionado
un caudal de conocimiento colectivo –de dominio público-, de
extensión y profundidad gigantescos, y en pleno crecimiento, con
un espíritu inquisitivo y con una curiosidad activos dirigidos al
desvelo de todos los misterios que rodean nuestra vida, con una
dinámica insaciable, y con un afán de atenerse rigurosamente a las
condiciones dentro de las cuales ese conocimiento es válido. Esa
labor nos llena de confianza, de seguridad, de nuevas expectativas
en términos de futuro. Ese implemento, esa herramienta, que no
es ni mucho menos, como lo han especulado muchos personajes,
un nuevo sistema de pensamiento ideológico o religioso, con sus
propios valores éticos (universales), es su herramienta científica,
y su pensamiento, un pensamiento estructurado lógicamente, pero
no independiente, eso sí, con sus raíces bien puestas y bien
ancladas en el contexto de la cultura humana, con las limitaciones
que la madurez de la Cultura que le sirve de matriz le impone.
A pesar de esas limitaciones lo ha dotado de un pensamiento con
una estructura incomparablemente sólida, de un medio más
confiable para interpretar su experiencia y aprender de ella, de un
patrimonio de sabiduría acumulada que le permite una audacia sin
paralelo en sus proyectos económicos, sociales y políticos, con lo
que había sido posible antes en toda su historia.
Esta herramienta tiene aplicaciones insólitas y resultados
insólitos. Estamos escrutando el pasado de nuestro hogar
planetario que yace depositado en indicios casi ilegibles, del
fenómeno de la Vida, de lo más remoto de la historia humana, de
los más relevantes eventos naturales generadores de los distintos
ciclos evolutivos de las especies; hemos empezado a entender
algunos “accidentes”, como choques de cuerpos celestes con el
nuestro, que echaron a pique procesos completos de evolución de
la vida; cambios climáticos, con efectos vivificantes o
catastróficos, como el ocurrido hace unos 6.000.000 de años,
401
cuando la “banda transportadora, - verdadera estructura planetaria
de las corrientes marinas- se paró, y dio origen a una de las más
devastadoras extinciones de seres vivos del Planeta. La “Banda
transportadora le lleva calor a las regiones del norte de Europa y
al sur de las islas británicas, permitiendo la vida que, en las
mismas latitudes en otros continentes es prácticamente imposible;
además, es determinante de las condiciones de vida en todos los
océanos del Mundo, a donde conduce calor, nutrientes y vida
necesaria a los hábitats del planeta, que, de otra manera, serían
estériles. Con ramas como la Antropología, la Arqueología, y
otras disciplinas que le sirven de auxiliares, avanza en el
afianzamiento de conocimientos, en aspectos más y más remotos,
más y más complejos de la historia humana.
¿Y todo aquello para qué? ¡Porque la Especie Humana necesita
afinar su “brújula” para orientarse mejor en medio de la oscuridad
de la incertidumbre! Sabemos que las condiciones físicas de su
hábitat, tan pródigas en general, como han sido, han permanecido
casi sin cambio a lo largo de los períodos de tiempo en que la
Especie ha habitado la Tierra. Su suerte nos compete a todos, sin
dejar a nadie por fuera. Los medios de comunicación modernos
han de enlazar hasta los lugares más recónditos del Planeta y
usarse efectivamente para asegurarse de establecer una base de
conocimiento común, de Cultura, superiores, disponible para
aquellos pueblos que no poseen los medios para desarrollarse,
pero cuya contribución es vital para la Humanidad. Es importante
la apertura de muchas “wikipedias”, de muchas “ideágoras”,
especializadas y globales, para todos los niveles sociales, para
todos los ideales de aprendizaje que puedan resultar.
Sabemos también que, la influencia humana sobre el Planeta ha
adelantado procesos de cambio climático que empiezan a afectar
negativamente sus probabilidades de supervivencia globales.
Todavía más, el “calentamiento global”, aproxima muchas
regiones del planeta a condiciones físicas imposibles de soportar
por el ser humano en una ocupación permanente y queda, al
menos, una pregunta bien difícil de responder: ¿Qué ocurre si el
calentamiento global empieza a afectar gravemente el sistema de
402
corrientes marinas, solamente por la pérdida de hielo de los
casquetes polares? Ello podría estar precipitando la aparición de
dificultades insuperables para la supervivencia no sólo de la
especie humana sino de la vida, en general, dificultades que se
conocen a través de depósitos hallados en distintos lugares del
planeta que dan testimonio de lo ocurrido hace esos millones e
años, igual que a través de algunos vestigios, como los hallados
en algunos lagos de Norteamérica, cerca de la ciudad de Nueva
York, donde las aguas profundas contienen altos niveles de ácido
sulfídrico (H2S), gas ínmensamente tóxico, que dan testimonio de
cómo se acumuló en los mares hace 6.000.000 de años, y que,
pasando a la atmósfera, aniquiló la vida vegetal y animal por
doquier. En otras palabras, las perspectivas de futuro, si las cosas
siguen sin cambiar, nos obligan a reflexionar a todos los seres
humanos y a asumir posturas responsables frente a esos hechos,
sin excepción. Además, verdaderamente, nunca había estado la
Humanidad tan bien preparada para responder positivamente a
esos retos.
403
CAPÍTULO 2
DEL MITO A LA RAZÓN
Este capítulo, el último de mi trabajo, representa la culminación
de una tarea de reflexión de seis años de duración, toda una vida
de curiosidad y observación, animado por los estímulos propios
de mi entorno social, por lo que aprendí en mis años de pregrado
de la Escuela de Minas de Medellín, y a lo largo de mis años de
trabajo en la industria textil y en la industria agropecuaria de mi
país; por la experiencia vivida en mi entorno familiar, que me
brindó y me sigue brindando apoyo, amor, equilibrio emocional,
un sentido de la belleza, de las proporciones de las cosas, de la
armonía de la vida, en sus significados más sublimes, de los
términos, y todo relacionado con una memoria del hogar paterno
de significado inmenso para mí, de mi formación con los
hermanos de las Escuelas Cristianas, particularmente, con la guía
en asuntos científicos del Hno. Daniel de La Salle conocido
científico colombiano en la época de mi niñez, son lo que,
finalmente, me ha aportado un privilegiado lugar de observación,
una segura fuente de referencias de comparación, un caudal
inmenso de inquietudes, de experiencias que tengo en este
momento anhelo de comunicar, de compartir.
Es la culminación de una labor considerable, según mi opinión,
pero he logrado entender que debe ocupar el primer lugar en la
exposición conjunta del tema, ya que de otra manera, el trabajo
podría ser interpretado de muchas maneras diferentes, algunas de
ellas, seguramente, contradictorias con la verdadera intención que
me ha movido en su realización.
Yo no soy un erudito, quizás, ni siquiera una persona versada en
la Cultura. Soy una persona corriente, del común, con una visión
que dista, seguramente mucho, de aquellas visiones que provienen
de una gran experiencia en el campo del manejo económico, de la
política. Sin embargo tengo mi opinión y la expongo, tal como es,
como la expondría cualquier ser humano consciente de su plena
disposición de la libertad de expresión, con afán de aportar a la
404
construcción del mundo en que vivirá mi descendencia. Soy
ingeniero de carrera, empresario independiente toda mi vida,
hombre de campo, abuelo realizado de corazón. Todo ello afecta
mis enfoques de observación de la vida, de la Realidad, y me
permite, seguramente, gozar de la fortuna de haber nacido en el
tiempo en que nací, y en el tiempo en que he vivido, a pesar de
los contratiempos personales experimentados. De esa experiencia
he aprendido mucho y creo que sería egoísta de mi parte
guardarlo dentro de mí sin que otros puedan aprovecharlo para su
propio crecimiento, en un mundo cada vez más necesitado de
orientación, y que se ha “encogido” por razón del desarrollo
tecnológico de los medios de transporte y de las
telecomunicaciones. Quizás, este esfuerzo sea un recurso con el
cual yo pueda ayudar a enriquecer a otros, a enriquecer las
sociedades humanas que vendrán posteriormente, para que la vida
merezca más vivirse y disfrutarse.
Es un trabajo, en conjunto, desarrollado en mi tiempo libre, sin
afán de compensaciones, en un impulso que, finalmente entendí,
se ha desarrollado en un tiempo, en que la dinámica en la
evolución del pensamiento logra su mayor velocidad innovadora,
en que ha alcanzado su máxima capacidad de visión en la historia
humana, dentro del ámbito más amplio y más profundo en que la
libertad humana haya logrado expresarse nunca. Y ello no, sin
una alta dosis de sacrificio, de disciplina, de entrega a una tarea
que considero ligada íntimamente a mis compromisos vitales. Mis
cuestionamientos, pues, salen del fondo del alma, son genuinos,
no obedecen a un deseo de reconocimiento, ni al entendimiento de
que son plenamente justificados; pienso sí, que puedan abrirle, de
par en par, puertas que antes estaban apenas entreabiertas, al
desarrollo de facetas importantes de la personalidad humana, de la
Cultura, en los pueblos menos desarrollados del Planeta, o en
aquellos que han carecido antes de los medios para evolucionar
suficientemente. Con estas consideraciones, pasemos entonces a
continuar el desarrollo del tema:
2 .1.0 EL PRINCIPIO DE LA RAZÓN.
405
Una nueva edición de conflictos humanos, entre los mundos
seculares y los mundos de la Religión.
El Arte, la Poesía, el Teatro, la Música, la Danza, el sentido estético, la
Belleza, etc., son medios de expresión de experiencias humanas que
no se pueden racionalizar, como la Estética, el Amor, la Belleza, la
Armonía, el Equilibrio, la Grandeza, la Esperanza, la Paz, y toda la
gama que podamos imaginar de sensaciones que podamos
experimentar los seres humanos, ya que las consideremos positivas o
negativas. En mucha parte el Mito, la Magia, formas conceptuales que
los hombres han usado para acceder y explicar realidades objetivas que
han percibido, a su modo, que quieren comunicar, se expresan por ese
conducto. Son ellas, pues medios de expresión que estimulan la
aparición de diferentes emociones, que ejercen un poder de
<<resonancia>>, de reproducción de aquellas sensaciones en los
sujetos que logran entenderlas, percibirlas, a través de esos medios de
expresión. Sin embargo, y aunque todos aquellos medios de expresión
tienen la virtud de generar y extender en los ámbitos humanos donde se
cultivaban sus sistemas simbólicos, verdaderas y muy diversas
culturas, aparecen nuevos horizontes expresivos que sirven también
para construir cultura humana, para comunicar también experiencias,
aunque, esta vez, sin ser de superior valor y significado, por ser el
producto de madureces posteriores, como muchos podrían pensar,
hacen eso: introducir en la vida humana nuevos medios de expresión,
nuevos caracteres en su cultura, nuevas formas de mirar la Realidad, lo
que indudablemente encierra el potencial de enriquecer al Hombre,
pero que, paradójicamente, por la forma como el mismo hombre ha
valorado las diferencias de visión que el uso de sistemas simbólicos
diferentes le muestra, por el <<choque>> que ha experimentado su
consciencia ante su aparente contradicción, por el precio, que piensa,
tiene qué pagar por reconocer las limitaciones de su propia inteligencia,
ello ha sembrado su vida de paradigmas que no ha logrado superar, que
siembran en él depresión, envidias, complejos de inferioridad, dudas y
desconfianzas, que lo conducen a retos más brutales y primitivos para
triunfar sobre aquellos que pretenden imponer su superioridad: La
406
medición de fuerzas, y, más bien que ser promesas, se han
transformado en obstáculos para desarrollar una vida tranquila.
Podemos decir que con los griegos se cumple, en tiempos de una de
nuestras culturas madre, un proceso revolucionario que servirá de
cimiento para cambios fundamentales en el comportamiento humano.
Allí empieza algo diferente, que hoy es la base de la acción que
gobierna la mayor parte del mundo humano contemporáneo, aunque
paradójicamente no se ha extendido en su totalidad a los pensamientos
que predominan, en especial, en medio de multitud de pueblos que
permanecen aislados unos de otros, en diferentes lugares de la Tierra,
muchos de ellos en medios ambientes extremos, y que viven bajo el
influjo de primitivas culturas y bajo la presiones ambientales muy
severas: Empieza el “imperio” de la Razón.
Con ello es superado, entre nosotros, el paradigma del pensamiento
mítico, se hacen los primeros intentos de articular un discurso sobre la
base de <<conexiones lógicas>> entre unos esquemas mentales, entre
unos pensamientos y otros. La Razón sirve de base al nacimiento en
Grecia de la Filosofía, y dimensiona, por ahí derecho, el futuro de un
lenguaje que tendrá que ser “aclimatado” algunas decenas de centurias
después para hacer accesible a nuestra cultura el fundamento de otro
proceso revolucionario, que empezaría a cambiar dramáticamente
nuestra manera de pensar y que abriría expectativas antes impensables
referentes al conocimiento de la realidad: La Ciencia, y su nuevo
sistema simbólico de expresión, las matemáticas.
Leonardo Fibonacci (más o menos 1170 - más o menos 1250),
matemático italiano nacido en Pisa, llamado también Leonardo Pisani,
tiene el mérito de haber iniciado en Europa el renacer de las ciencias
exactas que conoció y aprendió de los árabes. A principios del siglo
XIII publicó una obra: “Liber Abbaci”, en la que registró un conjunto
de problemas que le fueron propuestos y que él resolvió a satisfacción.
Introdujo en Europa, por primera vez la numeración arábiga, que usaba
caracteres simbólicos de origen indio. Para hacer cualquier cálculo
aritmético, tal como lo hacemos hoy en día, habría sido, prácticamente
imposible, con el sistema de la numeración romana, cuya rigidez
apenas permite fácilmente operar la suma y la resta, restringiendo
407
inmensamente otras operaciones aritméticas, y quizás, limitando,
incluso a la imaginación, para producir avances en el cálculo como se
dio, más adelante con Guillermo Leibnitz (1646 – 1716) , quien, al
tiempo que Isaac Newton, descubrió, por ejemplo, el cálculo
infinitesimal.
Hay una serie de números que tiene el nombre de la “sucesión de
Fibonacci”, que encierra algo misterioso, algo así como una expresión
matemática de la armonía, de la belleza, de las proporciones
“perfectas”, la mayor economía posible, o estos conceptos en la mayor
plenitud alcanzable físicamente. En las páginas web A:\La naturaleza,
la razón de oro y los números de Fibonacci.mht, A:\Razón de Oro.mht
y A: \sucesión de Fibonacci, presenta el autor, de manera sencilla y
divertida un tema bastante serio, en el fondo. La razón de oro se llamó
también el número de la belleza de Fidias. Fidias, el escultor más
famoso de la Grecia antigua nació en Atenas hacia el año 431 antes de
Cristo. A él se le atribuye la autoría del Zeus olímpico, la Atenea de
bronce y la atenea del Partenón, de cuyo templo ayudó a la decoración.
A continuación transcribo los artículos mencionados, completos, ya
que para un lector del tema que nos ocupa pueden encerrar gran interés
de algo que puede ser motivo de investigación e indagación ulteriores;
parece ser un ejemplo de conexión entre conceptos que, aparentemente
no tendrían posibilidades de un análisis racional, pero que es
reconocido, parece, universalmente como una expresión racional de
perfección. Para entenderlo un poco mejor, podría comparar esto con
las medidas corporales de una mujer, 90 – 60 – 90, que simbolizan el
ideal en las proporciones de las medidas de un cuerpo femenino bello.
408
La naturaleza, la razón
y también Fibonacci...
de
oro,
Las
plantas
generan
nuevas
células en espiral,
como el patrón de
semillas en este
bonito girasol.
Las
espirales
aparecen
de
manera
natural
porque cada célula
se forma después
de un giro.
"Célula nueva, y
un
giro,
luego otra célula,
y otro giro, ..."
¿Cuánto se gira?
Así que, si fueras una planta, ¿cuánto girarías entre células
nuevas?
Si no giras nada, tienes una línea recta.
Pero es un mal diseño... quieres algo
redondo que se mantenga junto sin
huecos.
¿Por qué no intentas encontrar el mejor valor tú mismo?
409
Prueba distintos valores, como





0.75,
0.9,
3.1416,
0.62
etc.,
Recuerda, ¡estás intentando encontrar un patrón sin huecos
de principio a fin!
(Por cierto, no importa la parte entera del número, como 1. o
5. porque son vueltas completas que te ponen otra vez en la
misma dirección.)
Esta animación necesita un Reproductor de Flash. Lee más
abajo para saber cómo funciona la animación*
¿Qué has encontrado?
Si encontraste algo parecido a 0.618 (o 0.382, que es 1-0.618)
entonces "¡Enhorabuena, eres un buen miembro del reino
animal!"
Eso es porque la razón de oro (1.61803...) es la
mejor solución a este problema, y el girasol lo
sabe.
Prueba tú... debería parecerse a esto.
¿Por qué?
Porque si eliges un número que sea una fracción simple (ejemplo:
0.75 es 3/4, y 0.95 es 19/20, etc.), acabarás teniendo un patrón de
líneas que se juntan, y por tanto muchos huecos.
410
Pero la razón de oro (su símbolo es la letra griega
Phi, a la izquierda) es un experto en no ser una
fracción.
Es un número irracional (esto quiere decir que no
lo puedes escribir en fracción), pero es más que
eso... está tan lejos como se puede de ser una
fracción.
Sólo ser irracional no basta
Pi (3.141592654...) es irracional.
Pero está muy cerca de 1/7 (=
0.142857...), así que acabamos con 7
brazos.
e (2.71828...) también es irracional,
tampoco funciona porque está cerca
de 5/7 (0.714285...), así que al final
también tenemos 7 brazos.
Entonces, ¿cómo funciona la razón de oro?
Una de las propiedades especiales de la razón de oro es que
se puede escribir en términos de sí misma, así:
(con números:
1/1.61803...)
1.61803...
=
1
+
Esto se puede escribir con una fracción que no acaba nunca
(llamada una "fracción continua"):
Así que cae limpiamente entre fracciones.
411
Números de Fibonacci
Hay una relación especial entre la razón aúrea y los números de
Fibonacci (0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, ... etc., cada número es la
suma de los dos números delante de él).
Si tomas dos números de Fibonacci consecutivos (uno detrás del
otro), su cociente está muy cerca de la razón de oro:
A
2
3
5
8
13
...
144
233
...
B
3
5
8
13
21
...
233
377
...
B/A
1.5
1.666666666...
1.6
1.625
1.615384615...
...
1.618055556...
1.618025751...
...
Así que, igual que salen siete brazos de
manera natural cuando usas 0.142857
(1/7), suelen aparecer números de
Fibonacci cuando usas la razón de oro.
Prueba a contar los brazos en espiral las espirales "a izquierda", y después "a
derecha"... ¿qué números salen?
412
Crecimiento en espiral
Este
comportamiento
tan
interesante no sólo aparece en las
semillas de girasol.
Hojas, ramas y pétalos también
pueden crecer en espiral.
¿Por qué? Para que las hojas
nuevas no bloqueen el sol a las
hojas antiguas, o para que la mayor
cantidad posible de lluvia llegue a
las raíces.
De hecho, si una planta tiene espirales, la rotación tiende a ser una
fracción hecha con dos números de Fibonacci consecutivos, por
ejemplo:



Media rotación es 1/2 (1 y 2 son números de Fibonacci)
3/5 también es normal (los dos son números de Fibonacci),
y
5/8 también (¡sí, lo has adivinado!)
todas se acercan más y más a la razón de oro.
Y por eso los números de Fibonacci son muy
comunes en plantas. 1,2,3,5,8,13,21,... etc.,
aparecen en un número increíble de sitios.
Aquí tienes una margarita con 21 pétalos
(pero puede haber alguno más o menos, porque
alguno puede haberse caído o estar creciendo)
413
Ángulo de oro
Hasta ahora hemos hablado de "giros"
(rotaciones completas).
El equivalente a 0.61803... rotaciones es
222.4922... grados, o aproximadamente
222.5°.
En la otra dirección son 137.5°, llamados
"el ángulo de oro".
Así que, la próxima vez que pasees por un jardín, busca el ángulo
de
oro,
y cuenta pétalos y hojas para encontrar los números de
Fibonacci,
¡y descubre lo sabias que son las plantas... !
Ejercicio
Por qué no sales ahora al jardín o al parque, y empiezas a contar
hojas y pétalos, y mides ángulos a ver qué encuentras.
Puedes escribir los resultados de esta forma:
Nombre o descripción de la planta:
¿Las hojas crecen en espirales? S /
N
Cuenta un grupo de hojas:
¿Cuántas hojas (a)?
¿Cuántos giros completos
(b)?
Giro por hoja (b/a):
Ángulo de giro (360 ×
b/a):
414
¿Hay flores? S / N
Cuántos pétalos en la flor
1:
Flor 2:
Flor 3:
(Pero recuerda, aunque la naturaleza siga reglas matemáticas los
resultados no son perfectos siempre)
* Notas sobre la animación
Las semillas de girasol crecen desde centro hacia fuera, pero
en la animación es más fácil dibujarlas semillas más jóvenes
primero y después añadir las más antiguas.
La animación debería continuar hasta alcanzar al girasol - esto
serían 55 espirales a la derecha y 34 a la izquierda (números
consecutivos de Fibonacci). Simplemente no he querido que
tardara demasiado.
Las espirales no son parte del programa - aparecen de manera
natural cuando intentas poner las semillas tan cerca unas de
otras como sea posible manteniendo la rotación correcta.
La sucesión de Fibonacci es la sucesión de números:
0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, ...
Cada número se calcula sumando los dos anteriores a él.

El 2 se calcula sumando (1+1)
415



Análogamente, el 3 es sólo (1+2),
Y el 5 es (2+3),
¡y sigue!
Ejemplo: el siguiente número en la sucesión de arriba sería
(21+34) = 55
¡Así de simple!
Aquí tienes una lista más larga:
0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89, 144, 233, 377, 610, 987,
1597, 2584, 4181, 6765, 10946, 17711, 28657, 46368, 75025,
121393, 196418, 317811, ...
Para encontrar cualquier número de la serie se opera de la
siguiente manera:
La regla
La sucesión de Fibonacci se puede escribir como una "regla" (lee
sucesiones y series):
la regla es xn = xn-1 + xn-2
donde:



xn es el término en posición "n"
xn-1 es el término anterior (n-1)
xn-2 es el anterior a ese (n-2)
Por ejemplo el sexto término se calcularía así:
x6 = x6-1 + x6-2 = x5 + x4 = 5 + 3 = 8
416
Razón de oro
Y hay una sorpresa. Si tomas dos números de
Fibonacci consecutivos (uno detrás del otro),
su cociente está muy cerca de la razón aúrea
"φ" que tiene el valor aproximado 1.618034...
De hecho, cuanto más grandes los números de
Fibonacci, más cerca está la aproximación.
Probemos con algunos:
A
B
B/A
2
3
1.5
3
5
1.666666666...
5
8
1.6
8
13
1.625
...
...
...
144 233
1.618055556...
233 377
1.618025751...
...
...
...
Usar la razón de oro para calcular números de Fibonacci
Y es más sorprendente todavía esta fórmula para calcular
cualquier número de Fibonacci usando la razón de oro:
Increíblemente el valor siempre es un número entero, exactamente
igual a la suma de los dos términos anteriores.
Ejemplo:
417
Cuando usé una calculadora para hacerlo (con sólo 6 decimales
para la razón áurea) obtuve la respuesta 8.00000033. Un cálculo
más exacto habría dado un valor más cercano a 8.
Razón de oro
La razón de oro (el símbolo es la letra griega
"phi" de la izquierda) es un número especial que
vale aproximadamente 1.618
Aparece muchas veces en geometría, arte,
arquitectura y otras áreas.
La idea
Si divides una línea en dos
partes de manera que:
la parte larga dividida entre la
corta
Es igual que
el total dividido entre la parte larga
entonces tienes la razón de oro.
Adivinándola
Sólo hay un valor que hace que a/b sea igual a (a+b)/a. Probemos
un poco a ver si podemos descubrirlo:
Probamos a=7 y b=3, entonces a+b=10:
7/3 = 2.333..., Pero 10/7 = 1.429..., así que no
funciona
Probamos ahora a=6 y b=4, entonces a+b=10:
418
6/4 = 1.5, pero 10/6 = 1.666..., ¡más cerca pero
todavía no!
Probemos a=6.18 y b=3.82, entonces a+b=10:
6.18/3.82 = 1.6178..., y 10/6.18 = 1.6181...,
¡estamos muy cerca!
De hecho el valor exacto es:
1.61803398874989484820... (continúa sin repetirse)
Las cifras siguen sin repetirse. De hecho se sabe que la razón de
oro es un número irracional, y te hablaré sobre eso más adelante.
Calcularlo
Puedes calcularlo tú mismo empezando por cualquier número y
siguiendo estos pasos:



A) divide 1 entre tu número (1/número)
B) suma 1
C) ese es tu nuevo número, empieza otra vez desde A
Con una calculadora, sólo pulsa "1/x", "+", "1", "=", una y otra
vez. Yo empecé con 2 y saqué esto:
Número
2
1.5
1.666...
1.6
1.625
1.6154...
1/número
½=0.5
1/1.5 = 0.666...
1/1.666... = 0.6
1/1.6 = 0.625
1/1.625 = 0.6154...
Suma 1
0.5+1=1.5
0.666... + 1 = 1.666...
0.6 + 1 = 1.6
0.625 + 1 = 1.625
0.6154... + 1 = 1.6154...
¡Se va acercando más y más!
Pero llevaría mucho tiempo acercarnos de verdad, hay mejores
maneras y se pueden calcular muy rápidamente miles de cifras.
419
Dibujarlo
Hay una manera de dibujar un rectángulo
con la razón de oro:




Dibuja un cuadrado (de lado "1")
Pon un punto en la mitad de un lado
Dibuja una línea desde ese punto a
una esquina contraria (medirá √5/2)
Gira esa línea hasta que vaya en la
dirección del lado del cuadrado
Entonces puedes extender el cuadrado a
un rectángulo con la razón de oro.
La fórmula
Mirando el rectángulo que acabamos de dibujar, puedes ver que
tiene una fórmula sencilla. Si un lado mide 1, el otro lado mide:
La raíz cuadrada de 5 es aproximadamente 2.236068, así que la
razón de oro es aproximadamente (1+2.236068)/2 = 3.236068/2 =
1.618034. Es una manera muy fácil de calcularlo cuando lo
necesites.
Belleza
Muchos artistas y arquitectos creen que la
razón de oro da las formas más agradables y
bellas.
Este rectángulo se ha hecho usando la razón
de oro, parece un típico marco de un cuadro,
¿no?
420
Muchos edificios y obras
de arte usan la razón de
oro,
como el
Grecia.
Partenón
en
Sucesión de Fibonacci
Aquí tienes una sorpresa. Si tomas dos números de Fibonacci
consecutivos, su proporción está muy cerca de la razón de oro. De
hecho, cuanto más grande sean los números de Fibonacci, más
cerca del valor exacto.
Probemos algunos:
A
2
3
5
8
...
144
233
...
B
3
5
8
13
...
233
377
...
B/A
1.5
1.666666666...
1.6
1.625
...
1.618055556...
1.618025751...
...
El más irracional...
La razón de oro es el número más irracional. Este es el porqué...
Una de las propiedades especiales de la razón de oro es que
se puede escribir en términos de sí mismo, así:
(con
números:
1.61803...
=
1
+
421
1/1.61803...)
Esto se puede expandir en una fracción que no se acaba
nunca (llamada "fracción continua"):
O sea, encaja perfectamente entre fracciones simples.
Otros números irracionales están bastante cerca de números
racionales (por ejemplo Pi = 3.141592654... está cerca de 22/7 =
3.1428571...)
Otros nombres
La razón de oro también se llama sección áurea, media de oro,
número de oro, proporción divina, sección divina, proporción
áurea...La media y extrema razón.
2.2.0 RESPUESTA HUMANA A SUS RETOS VITALES.
Su sentido de la belleza, del equilibrio, de la armonía, de la
perfección.
Su sentido ético.
En la actualidad, esos sentidos dependen de que logremos reconciliar el
espíritu secular de nuestro tiempo con el espíritu, no sólo de la
Religión, sino de todas aquellas expresiones humanas de su realidad,
como son las artes, la Música, la Poesía, la Danza, el Teatro, el Cine,
las Letras, la Filosofía, etc.
En el mundo moderno, más de dos mil quinientos años después, de
aquellas obras maestras de la arquitectura griega, en las cuales hemos
constatado la presencia de ideales de perfección de escasa edición,
época en la cual se dan también otras manifestaciones de inmenso valor
artístico, científico, documental, filosófico, etc., no caemos todavía en
422
cuenta de cómo las percepciones de lo que es seguro, sabio,
transparente, fino, delicado, equilibrado, y la sensación de plenitud, de
paz, de satisfacción que promueven como producto de la experiencia
de los actos humanos, son elementos de juicio, de valoración que nos
dicen si son dignos de aprecio, si tienen poder de hacer el bien, ….si
son éticos.
En la introducción a éste capítulo hemos visto, cómo muchos
elementos de juicio y de valoración que le dan sentido a nuestra
consciencia y que hemos mencionado, provienen de muy diversas
fuentes culturales, a pesar de que, aparentemente, la maraña de
sistemas simbólicos en que se sitúan nuestras diversas culturas
deberían aislarnos y deberían generar valores diferentes, incluso
contradictorios en todas ellas y en todos nosotros.
Sin embargo, cabe preguntarse uno acerca de algo que parece muy
curioso: Si hubiéramos carecido de los avances del cálculo aritmético y
algebraico de origen arábigo, si hubiéramos desconocido el sistema
numérico de origen indio y hubiéramos tenido que atenernos al sistema
de numeración romana, ¿hubieran logrado los pensadores occidentales
desarrollar en su tiempo la Ciencia, y en la forma como lo lograron?
Es posible que la evolución de la ciencia occidental hubiera seguido
una ruta diferente, que hubiera exigido la aplicación de algún sistema o
lenguaje simbólico diferente, la conjugación de elementos de
composición diferentes, pero, sin duda, lo que hoy poseemos se lo
debemos, igual que ocurre en todos y cada uno de los aspectos de la
cultura actual, no sólo a nuestro trabajo, sino al trabajo de millones y
millones de seres humanos del más diverso origen. ¿Qué significa esto?
Que los seres humanos no somos autosuficientes, que los actos que
satisfacen profundamente al ser humano, hoy, son fruto colectivo del
esfuerzo conjugado de muchas acciones humanas, que bajo la capa de
la cultura formal, con sus maneras aparentemente singulares de
expresión, incluso, en lo más profundo del subconsciente yace un ser
humano universal, lleno de matices, fresco, auténtico, inmaculado, que
se identifica con la naturaleza que lo rodea, con aquella que lo ha
modelado, que le ha ofrecido su sustento. Ese ser humano universal
tiene necesidad, tiene avidez por interactuar con su entorno, por efectos
de resonancia, es receptivo, tiene el poder de vibrar espontáneamente y
423
recibir la energía que a través de sus propias vibraciones le transmite el
Cosmos y es capaz de hacer que su entorno vibre cuando él vibra por
efecto de su propia interacción; intuye un mundo que se está volviendo
cada vez más extraño para nosotros cuando “crecemos”, y que vemos
asomarse, sin embargo, desde el fondo del alma, cuando miramos a los
ojos transparentes, limpios, puros, frescos sinceros, sin escondites ni
dobleces, de los niños, aunque ellos sean incapaces todavía de
racionalizarlo, ese mundo se siente cuando nos volvemos niños y nos
atrevemos a ser poetas, artistas, pintores, músicos, y a gozar con
nuestras creaciones, cuando nos volvemos soñadores, o cuando
contemplamos el cuadro de una pareja de enamorados que avanzan
delante de nosotros, en un abrazo que quisiera fundir sus cuerpos en
uno solo. Es vital para cada ser humano, para la Humanidad, como un
todo, recuperar esas conexiones con el Universo, particularmente en su
actual hogar planetario; por ello es preciso invertir el proceso de
ahondar abismos entre los hombres, de promover la Guerra y la
Violencia, de fomentar las industrias que comprometen su integridad,
que lo deforman, que lo incapacitan, que lo perturban, que lo aniquilan,
de alimentar expectativas de poderes que pretendan su imperio sobre él
por la fuerza, por el engaño, por la intimidación, etc.
Es por eso que, invito a retomar el final del capítulo anterior, y
hacernos algunas preguntas, particularmente porque me siento
espantado al contemplar los graves daños causados por la violencia
desatada por muchos años en nuestro entorno patrio, por el deterioro
provocado por nuestras actitudes, por nuestra forma de actuar, en las
nuevas generaciones, en su visión de futuro, en la reducción de sus
oportunidades, en la semilla que estamos sembrando en la consciencia
de nuestros pequeños, la confusión, la desorientación, el miedo, el
terror que sembramos, incluso con negocios de vileza incomparable,
como cuando disfrazamos en los juguetes que les proporcionamos
nuestra codicia, nuestro afán de explotar su ingenuidad, la indiferencia
paterna, en pro de nuestro afán de lucro, cerrándoles la oportunidad de
un futuro digno, agrediéndolos, maltratándolos en provecho de su
debilidad, estimulando su espíritu creador, su imaginación para
perpetrar el mal ajeno, también en provecho propio, para perpetrar sus
venganzas, para desfogar sus odios.
424
En el mundo de hoy, invadido por millones de espíritus perturbados,
subproducto, cosecha desgraciada de las aberraciones de nuestra
conducta histórica, y amparado en valores mal entendidos y aplicados,
como el de la “libre empresa”, el “derecho de propiedad”, la “libre
determinación de los pueblos”, y otros clisés ideológicos, se aprecian
ya los resultados de la proyección de sus visiones maléficas, de sus
actividades “lícitas” que pocos se atreven a cuestionar, sobre millones
de seres humanos cuyo destino se ve cada día más y más amenazado.
El afán de confundir a la opinión pública, de manipularla, la
insistencia, no solamente en el afán de delinquir, sino de construir
redes de estructuras criminales capaces de amenazar y cumplir
impunemente sus amenazas, de paralizar la aplicación de la Ley, de
intimidar, de aterrorizar al ciudadano común para capitalizar a favor
propio su parálisis, la indecisión de las instituciones públicas, su
desconcierto en la acción defensiva del ciudadano, o la complicidad de
sus personeros con fuerzas oscuras, afectan, definitivamente, la
expectativa de lo que podemos esperar de muchos actos humanos que
esconden su “veneno” solapadamente debajo de una apariencia
inocente y legalista.
Esos actos, la mayoría de los cuales encubren la realidad de su
inclinación grotesca, monstruosa hacia el mal, desde que son
concebidos y, más todavía, actos perversos, indiferentes al daño que
procuran, y que colman la taza de del cinismo, cuando sus autores y
gestores se atreven a exigir, que sean mirados, que sean aceptados,
reconocidos, tanto como miramos y aceptamos lo mejor de nuestra
creación humana, que les otorguemos el mismo estatus, respeto,
acogida,
que aquellos que estimulan la vida, que ayudan a
consolidarla, en su plenitud, para todo el género humano, sin distingos
de clase social, de raza, de ideología, de religión, de cultura, etc., sólo
le están haciendo perder la fe en el Orden a legiones enteras de
personas, ya habituadas al delito en su calidad de subproducto de los
conflictos insolutos, de la guerra y la violencia, utilizados como armas
políticas, lo mismo que las esperanzas de la Sociedad de establecer y
consolidar un orden más justo y equitativo. Todavía más, sin reparar en
la amenaza global a la Humanidad, hay quienes empiezan seriamente a
labrar en nuestro hemisferio, en nuestra región, nuevas estructuras
425
militares, nuevas alianzas y poderíos, de “izquierdas” y de “derechas”,
a pesar de los deplorables resultados históricos que nos han deparado,
tanto las “derechas” como las “izquierdas”, destinados, esta vez, a
perpetuar el poder del Crimen, a consolidarlo, en vez de aprestarse a
combatirlo, a reducir a la mínima expresión posible su capacidad de
influencia política. Para mí, eso es prioritario, en términos de los retos
que nos impone la tarea de sacar adelante a nuestra civilización. Y esa
tarea, que nos compete a todos los ciudadanos, la tiene en sus manos y
la coordina legalmente el Estado.
Me atrevo a dudar, pues, que estemos haciendo todo lo que es posible
hacer, a pesar de los recursos materiales, técnicos y humanos de que
disponemos, que estemos creando las circunstancias adecuadas para
que todos los seres humanos estemos en posesión de la “brújula” que
necesitamos para orientarnos en medio de la incertidumbre que nos
acosa cuando pensamos en el Futuro. En un futuro que, quizás, cada
día que pasa está menos en nuestras manos de lo que nosotros mismos
quisiéramos. Todavía más, en América Latina, nuestra región, y estoy
aludiendo a América Latina, porque, a pesar de las diferencias, se
comporta como un espejo al cual se pueden asomar para contemplarse
las demás regiones del Planeta, la solución la estamos confiando
colectivamente, cada vez más a las estructuras económicas jerárquicas
globalizadas, a nuevas estructuras de carácter militar, a nuevas alianzas
estratégicas globales, cuyo poder de decisión está definitivamente
ligado a precedentes de nivel estratégico y global que regulan la
calidad en la relación de las grandes potencias, y que tiene muy poco
que ver con nuestros problemas políticos regionales. En cambio,
nuestra actitud ciudadana, nuestra responsabilidad frente al debate de la
cuestión, dejan demasiado que desear. ¡Definitivamente, los
latinoamericanos no nos estamos comportando, proactivamente, como
hombres libres que somos, en defensa de nuestros derechos, unos
derechos que, no solo están ya, en entredicho, sino que materialmente,
se encuentran seriamente amenazados.
Regresando pues a las inquietudes de finales del capítulo anterior,
preguntémonos:
426
¿Qué respuesta estamos dispuestos a darle, finalmente, los hombres, la
Humanidad, como un todo, a retos como ese, que se nos manifiestan de
manera cada vez más preocupante, más evidente? ¿Nos damos cuenta
que, con nuestra conducta, atenida a referencias que desconocen, por
completo, las exigencias éticas más profundas del orden universal, del
equilibrio de la Naturaleza, estamos alterando nuestro medio ambiente,
más allá de nuestras propias posibilidades de adaptación, de toda
posibilidad económica de recuperación? ¿Hemos considerado, acaso,
que estamos desperdiciando el potencial que la vida humana representa
para la conservación y proyección de la Vida, en general, de la misma
vida humana, en particular, prototipos fenomenológicos,
probablemente únicos en años luz a la redonda en nuestro universo
cercano, testimonios vivos de los mayores logros conocidos de la
Naturaleza, en sus procesos evolutivos y creativos? ¿Logramos percibir
el descalabro que representa el desperdicio inaudito, la destrucción
irracional, el mal uso que le hemos dado, por milenios, al recurso
humano, y que le damos hoy, al cambiar la integridad de su
extraordinario “dispositivo pensante”, el producto más formidable de la
evolución natural, por un magro rendimiento económico?
Otra pregunta clave podría ser: ¿La grandeza, el honor y la gloria de
quién buscamos cuando trabajamos? Acaso los del verdugo de turno,
del tirano, quien a la alternativa de renunciar a nuestros propios sueños
para dejarnos “utilizar”, solo ofrece esclavitud, servidumbre, muerte?
¿Qué puede significar para nosotros el “culto de los muertos”, la
“memoria de los antepasados”, que animan sin excepción, las
expresiones de amor filial imperecedero, por el reconocimiento a la
donación que hicieron de su vida y sus energías en pro de su
descendencia? Los hombres modernos, profundamente afectados por el
secularismo, por su estereotipada visión materialista de la realidad, no
nos dejamos conmover ya por la magia de esas expresiones del
“pensamiento primitivo”. Y no sobraría otra pregunta afín a ella: ¿Qué
puede significar la “vida eterna” para seres mortales como nosotros?
¿No serán, acaso, visiones complementarias del mismo proceso
psicológico? ¡Quizás en la embriaguez de nuestra sabiduría, de nuestra
prepotencia, hemos encontrado el motivo para atrevernos a usurpar la
autoridad y deponer al mismo Dios, acaparando el derecho a la
Grandeza, al Honor y a la Gloria que no nos pertenecen!
427
Lo que está pasando ahora con la Economía, con la Geopolítica, lo que
está dejando en limpio la evolución de la sociedad humana
contemporánea lo deja a uno con mucho qué pensar. Esta es mi
opinión, cuando miro hacia atrás y logro entender qué ha pasado con
mi propia vida, con los frutos de mi trabajo honesto, cuando siendo una
persona corriente, me preocupo por ser consciente de mi propio yo y
de mis propias circunstancias. Sé que soy una persona corriente, y por
tanto, mi testimonio podría repetirse en el mundo de hoy seis mil
setecientos millones de veces, en seis mil setecientos millones de
ediciones y versiones diferentes. Al menos un testimonio que busca la
luz en homenaje, incluso, de muchos otros, que por carecer de medios
de comunicación, o por haber sido silenciada su voz por la mordaza del
miedo permanecen todavía en el anonimato.
Aunque uno no puede imaginar siquiera el significado definitivo de ese
fenómeno actual que está empezando a suceder con la tecnología
digital, que representa la aparición, por primera vez en la historia
humana, de medios físicos que permiten, al menos a este nivel, la
aproximación masiva de las personas, de las diferentes culturas, con la
condición de que tengan acceso a esos recursos técnicos, me siento ya
íntimamente congratulado. ¿Acaso ese proceso que se ha iniciado ya y
que mencionan Don Tascott y Antony D Williams en su trabajo
“Wikinomics”, es el preludio, el precursor de un fenómeno masivo,
que haga “inteligente” todo “tejido humano” de vida en el Planeta,
digamos “total”, aunque suena un poco optimista, que habrá de
comprometer a las bases humanas de las diferentes sociedades del
planeta en su participación activa en la creación y en la formación de
una potencial “consciencia universal”, base de su desarrollo estructural,
del orden, destinada a fecundar con su saber, el trabajo de desarrollo
humano de las sociedades que quieran aprovecharlo?
Ya ese fenómeno ha empezado a producir frutos: Grandes empresarios
representantes del paradigma capitalista empiezan a reconocer el
singular valor económico creado y acumulado en el trabajo ya
realizado, bien sustentado científicamente, y aportado gratuitamente
por innumerables personas de los más dispares lugares del mundo
entero. La consecuencia, es que, han empezado a complementar sus
428
departamentos de investigación y desarrollo y aún a reemplazarlos, por
fuentes de información de suficiente calidad como para sustentar en
ella sus programas de innovación en todas las áreas de su actividad.
Ello nos conduce a otro cuestionamiento de singular significado:
¿Podemos esperar de otras fuentes de poderío, como los poderíos
políticos, no solo en grandes Estados sino en los Estados de todos los
tamaños, incluso en las más proclives estructuras como el crimen
organizado, como las organizaciones revolucionarias más
recalcitrantes, las diversas estructuras del pensamiento religioso
fundamentalista más intransigente, el reconocimiento a estas fuentes de
tecnología, de saberes múltiples al alcance de todos los pueblos, como
sustento eficaz de sus programas de desarrollo social, económico y
político, de sus proyectos de redimir a los pobres de la miseria, de
rescatar a los corruptos de su inmoralidad? Tendremos algún día la
participación masiva de todas esas fuerzas sociales en el plan de aunar
esfuerzos para ayudar a la Humanidad a superar sus paradigmas,
incluso los más difíciles?
Probablemente pueda parecer paradójico que esa tecnología de
avanzada se use masivamente para propagar el mal, el miedo, entre
otros, pero, ¿qué tal si los espacios de todo ese universo virtual (¿ o
real, en una dimensión, la dimensión del espíritu, que la actitud
secularizante, que el pensamiento positivista en su materialismo a
ultranzas, no reconocen o no quieren ver?), se va llenando, además, con
lo más granado del trabajo de muchos hombres visionarios, preparados,
inclinados hacia el servicio de los demás, conscientes de que la maldad
solamente se equilibra con exceso de bien? ¿Qué tal si ese espacio
llega a ser verdaderamente representativo del contenido del
pensamiento universal del hombre, en conjunto, de sus expresiones
artísticas, de su música, de su sentido estético, de sus aspiraciones, de
sus anhelos, de sus frustraciones, de sus conflictos, de sus sentimientos,
de sus actitudes; un “libro abierto”, un verdadero “Wikipedia”, una
“radiografía humana” de la consciencia humana, de su inconsciente, de
su alma, de sus frustraciones, de sus dolores, y muchos aspectos más
de su contextura física y espiritual? ¿Es utópico, acaso, pensar que
pueda ser una fuente de investigación básica de los caracteres de la
vida humana, ya sea enfocada en la vida de cierto grupo familiar, de
cierta aldea, de tal o cual vereda, de una región, de una gran ciudad, de
429
una nación, de un continente globalmente considerado en sus
conjuntos más simples o en sus identidades más diversas y
diferenciadas? ¡Desarrollado ese recurso, pienso, podría ser la fuente
de la savia que las diferentes sociedades del Planeta necesitan para
crecer y multiplicarse. ¿Que podría ser visto como un inmensamente
dilatado depósito de todo lo que enaltece al Hombre y apesta de él,
convertido en un potencial anárquico de inspiración de las más
atrevidas, disparatadas y contradictorias empresas que puedan ser
imaginadas? Sí, pero ¿dónde dejamos la inteligencia humana, la
instrucción y el aprendizaje dirigidos a no dejarse engañar, a no dejarse
intimidar, a no contentarse con cualquier cosa, lo que le ayuda a
escoger y a llevar a la práctica lo que más le conviene? ¡Eso sería
semejante a aprender de los viajes de exploración geográfica, no
exentos de peligros, con el objeto de hallar los caminos ideales, las
rutas propicias para las diferentes formas de acción humana! Sería el
compendio más transparente posible, de los lugares más relevantes de
encuentro, entre los hombres, según sus fines e intereses; sus
direcciones electrónicas serían las “ágoras”, esos lugares concretos
donde los factores humanos convergen masivamente para conjugarse y
concretar el significado, la personalidad que las estructuras sociales del
porvenir habrán de tener. Ese conjunto anárquico, inmensamente
abigarrado y complejo será, entonces, el “punto de partida”, de la tarea
transformadora de la Cultura, en todas, en conjunto, y en cada una de
las esferas en que, actualmente se divide o pueda dividirse la vida
humana, es el fin del imperio de las hegemonías, de la ortodoxia, a
favor de la heterodoxia; es el legítimo origen de la decantación de las
ideas que le dan vida a las diferentes clases de estructura social humana
posibles en un momento dado, de la rectificación de las posturas
ideales, inamovibles, e intolerantes, y que en sus excesos llamamos
peyorativamente “sectarismo” en Política, relacionado con tendencias
a la discriminación, a la aparición de las facciones, con el “fascismo”
de “derechas”, con el “desviacionismo” doctrinario de “izquierda”,
con las “sectas” en Religión. Sin embargo, y a pesar del mal uso que
pueda dársele, es el principio de la auténtica globalización de la cultura
y la vida humanas.
Lo más interesante es que cualquiera sea la consecuencia de esa
innovación social, se origina en aportes del “tiempo libre” de quienes
430
le han dado el impulso inicial. ¿Cuál ha sido su móvil? No puedo
saberlo con precisión. Por ahora, parecen haber sido ingenieros, físicos,
científicos de todas las disciplinas, especialistas, inspirados en la idea
de hacerse conocer y promover sus opciones de empleo; en otros casos
parecen ser aficionados interesados en compartir con otros sus
aficiones, romper de algún modo su aislamiento, buscar pareja,
compañía, …en fin, podríamos hablar de los móviles más diversos,
raro sería, con un mundo corrupto como el actual, que no pocos se
dedicaran a buscar oportunidades de aprovecharse de la ingenuidad de
otros, de comprometer indebidamente, de forzar con amenazas a otros
usuarios de los sistemas, riesgo para el cual, deberían prepararse
debidamente las autoridades para intervenir y mantener, no solo la
apertura, sino la disponibilidad del medio para todos los usuarios. Y
¿qué tal, si unos cuantos buscan, aunque sea comunicarse simplemente,
proyectarse socialmente, y realizarse como personas, interactuar,
enriquecer sus vidas, y la vida de otros, sabiendo que en sus puestos de
trabajo sólo se admite la parte de sus conocimientos aplicables y que
les aportan valor a los empresarios que los emplean? Parece ser tal la
calidad de gran parte de esos aportes que ya muchas grandes
corporaciones del mundo industrializado, como veíamos, los empiezan
a tomar en serio.
¿Qué puede representar esa opción para las naciones del Tercer
Mundo, sus Estados, y sus sociedades, tales como la nuestra? Se me
ocurre que esa opción empieza a llenar un verdadero vacío
institucional, no sólo típico de las sociedades burguesas que sólo
reconocen el valor agregado creado en el trabajo práctico de corto
plazo, o sea la creación de valor de los <<negocios>> en el cual se
visualiza cierta esterilidad y se le niega toda aplicación práctica a la
creación de valor en tiempos de <<ocio>>, que sólo dan rendimiento a
largo plazo, sino de sociedades pobres y quizás descuidadas, que
suelen preocuparse muy poco por la investigación científica.
Entre nosotros el tiempo libre se usa de muchas maneras: Mucha gente
descansa, recupera energías, se divierte, hace locha, practica sus
hobbies o aficiones, consume el “pan y circo” que le deparan sus
dirigentes para adormecer, desenfocar y desempoderar a nuestros
pueblos, y adueñarse, por ahí mismo, del espacio que usan para
431
usurparle al ciudadano el derecho a pensar por sí mismo, para “invadir”
los espacios públicos desde sus fueros privados, e invadir los fueros
privados desde sus fueros públicos, apoderarse de sus instituciones más
valiosas e inmovilizarlo cuando pretende actuar en las pocas que le
quedan a su disposición.
Pero hay entre nosotros un número de personas creciente que se
dedican, en su tiempo libre, a labores que tradicionalmente carecerían
de estimación popular y a las que sólo se les rinde homenaje en los
clubes muy exclusivos de los pintores, de los cultores de las letras, de
la poesía, de la música, del teatro de la filosofía, entre otros. Podríamos
llenar cuartillas con sus nombres, aunque permanecen al margen de la
vida popular cotidiana, en el anonimato, por un descuido garrafal de
nuestra cultura política. Efe Gómez, Fernando González, Carlos Vieco,
Luis A. Calvo, Débora Arango, Jorge Robledo Ortiz, son apenas unos
de los nombres que en este momento se me vienen a la memoria, de
muchos, muchos que merecerían como ellos estar aquí, en una galería
honrosa y fecunda, base del desarrollo de un pensamiento colectivo que
podría imprimir su personalidad en nuestros conciudadanos, en vez de
las culturas extranjerizantes, que desconocen la existencia de una
personalidad propia en nosotros. Una personalidad propia que ya
vemos caracterizada en Juanes, en Chaquira, en Fernando Botero, en
Rodolfo Llinás, sin dejar de considerar a muchos otros nombres, que
han sembrado la admiración y el favor de un mundo un poco extraño
que empieza a estimarnos a nosotros más de lo que nosotros nos
estimamos a nosotros mismos.
El sacar a la luz del día en un medio digital globalizado esa producción
del trabajo profesional y aún, de los tiempos de ocio de esos hombres
podría ser el primer paso de planes más amplios y ambiciosos para
nuestro desarrollo social y económico, podría prepararnos física,
mental y moralmente para el desarrollo de una consciencia pública,
elevar el nivel de nuestra cultura básica, y ser capaces de acortar las
distancias con el llamado mundo desarrollado y poner al día los aportes
de nuestro espíritu, que podría hacer más fecundo nuestro pueblo, más
fecunda, todavía, nuestra cultura occidental, nuestra cultura humana,
como un todo.
432
¿Podremos superar las ambiciones políticas de los grandes y pequeños
tiranos de nuestro tiempo, su megalomanía, su egolatría, seremos
capaces de ponerlos a pensar, así como les está ocurriendo a los
grandes jerarcas del Capitalismo, que vale la pena empezar a valorar lo
que los seres humanos podemos hacer en nuestros ámbitos de libertad,
cuando no se nos interponen barreras y restricciones arbitrarias, entre
lo que somos y podemos llegar a ser? ¿Podremos superar las
estructuras criminales dispersas por todo el planeta, que con multitud
de pretextos de todo orden, al amparo de la complicidad de autoridades
legítimas, de la vacilación de consciencias pobres y confusas, con el
apoyo de las gigantescas redes de distribución al nivel mundial que
mueven millones y millones de dólares de su mercancía, están tejiendo
una poderosa estructura comercial – militar de explotación humana,
capaz de competir en poderío con los estados más fuertes de la Tierra,
y que anteponen a todo propósito ético su irreductible y desbordado
afán de poder y lucro? En el sólo los EE. UU., se reconoce que el
poderío de esas bandas supera en unas doscientas veces el poderío de
las mafias italianas que en la tercera década del siglo pasado libraron la
famosa guerra del Wishky en el Oriente del País.
Puede decirse, que muy contados países han tomado en serio el reto de
luchar denodadamente contra el flagelo, que, incluso, llega a polarizar
en nuestro continente las relaciones políticas entre nuestros pueblos
hermanos y aún, a enfrentarlos en un conflicto que puede ser, por lo
que va corrido de los últimos dos años, el detonador de una gran
conflagración bélica de carácter global. Ese conflicto que, una vez más,
puede ser un “distractor” entrometido, como han sido la mayoría de los
retos políticos nacidos en los siglos XIX y XX, de la atención de las
naciones, y de las reales oportunidades evolutivas de la Sociedad, de
los recursos económicos, que de otra manera podrían ser invertidos,
mucho más productivamente, al servicio de la Cultura de la Vida, no de
la guerra, la violencia y la muerte.
Con la ilusión de que una visión más sensata de las relaciones
humanas, en términos globales logre neutralizar esos peligros,
adelantamos el tema que sigue. Una duda que me asiste es, si la manera
como irrumpen en su afán, los medios de fuerza en nuestro tiempo, nos
está anunciando que asistimos, en este momento, a la experiencia de lo
433
que pueden ser las últimas oportunidades que le quedan al sistema
democrático representativo en la efectiva defensa de la Libertad, de los
derechos humanos básicos de las “mayorías”, como fuente de su
legitimidad, de la función electoral como mecanismo legítimo para
acceder al Poder, etc. ¿Qué podemos esperar de un sistema
democrático que no ha logrado cerrarle el paso a la Guerra y a la
Violencia, a la manipulación abusiva de la “opinión pública”, de las
instituciones sociales, desde los más disímiles lugares, por las más
diversas razones, a la vulgar intimidación ciudadana, con los
argumentos del Poder, en el ejercicio de sus derechos esenciales, a la
toma del Poder, con el apoyo de las “mayorías” engañadas o
sobornadas, de un sistema casi indefendible de los poderes corruptores,
que lo asaltan insidiosamente, donde la representación se ha vuelto
cómplice de la suplantación de las soberanías ciudadanas,
principalmente cuando la experiencia le ha conducido al ciudadano a la
pérdida de su sentido moral, cuando el ejercicio poco serio del Poder le
ha socavado el fundamento ético a la Cultura, precisamente la que le
debería hacer más leal con sus “compañeros de viaje”, cuando el
fraude asume la última palabra en favor de los prevaricadores y no la
Justicia, a favor del ciudadano?
En este caso la participación ciudadana, la democracia participativa,
podría ser considerada como una forma utópica para fortalecerlo,
como un medio, para que la sociedad humana como un todo, en un
momento dado, en un lugar dado del Planeta y en cualquiera de las
sociedades humanas particulares, pueda disponer de las bases más
objetivas posibles para plantearse, planearse y realizarse, según las
aspiraciones potenciales ciudadanas, que han de servir de “directriz”,
del Estado y demás instituciones públicas; razones de ser
fundamentales, que han de ser de la economía pública, de la proyección
pública de las economías privadas, y no el objetivo que le impongan las
estructuras jerárquicas privadas que intentan dominarlas, los poderes
extraños que en un momento dado aspiren a controlarlas.
De ese modo un gran excedente económico, una gran riqueza de
recursos que hoy se dilapidan en ostentación, en la exhibición de
símbolos de poder, en la consecución del “estatus social” más
esplendoroso posible, del cual disfrutan unos pocos, al costo del
434
olvido, del abandono, del aislamiento y la exclusión generales, podría
invertirse con mayor justicia en el alivio del hambre, de la pobreza, la
angustia y la desesperanza extremas que la mayoría humana padece, a
pesar del avances en la tecnología.
Para lograr esos objetivos no es necesario “tomarse el poder” para
imponer a la fuerza el orden que se ha idealizado sobre la anarquía que
impera en la práctica, no hay que hacer la guerra al “Establecimiento”:
Hay qué complementar el liderazgo de los sistemas educativos,
públicos y privados, que ya empiezan a mostrar resultados positivos en
las actividades investigativas y docentes, con amplios sistemas
digitales en red, destinada, esta vez sí, a una sana interacción
ciudadana, entre sí y con las estructuras encargadas de su formación y
orientación, en todas y cada una de sus esferas de actividad existentes,
a proporcionar los espacios y escenarios idóneos para ventilar
constructivamente sus diferencias, para adelantar los debates que se
susciten, para discutir, en ambiente constructivo, las controversias y los
conflictos que surjan, comunicarse sus experiencias, etc.
Todo ello como ideal suena muy bien. Sin embargo, cuando pasamos a
la práctica, vamos a hallar no pocos obstáculos para una razonable
comunicación; comunicación, en la cual, los interlocutores difícilmente
logran, aún a niveles sociales muy altos, identificar los malentendidos
y las interpretaciones erradas de los mensajes percibidos, sea
cualquiera la intención del discurso del emisor, aún en los lenguajes
más llanos del habla cotidiana.
Por otra parte, es un hecho que el manejo de lenguajes,
particularmente, aquellos que se expresan en símbolos que nos acercan
intuitivamente a la Naturaleza, como es el caso de la música, del
manejo de las luces, las sombras y la decoración usada para ambientar
la escenografía en las obras de teatro, y muchos otros recursos
artísticos, el lenguaje de los fabulistas que inventan historias referidas a
viejas leyendas de sus pueblos y aldeas para ser contadas a los niños,
por medio, entre otras cosas, de objetos, de plantas, de animales, que
hablan y sienten como nosotros, nos muestran que no todas las vías de
acceso al exterior están “cerradas” al contacto directo, y son capaces,
incluso, de generar en respuesta actitudes aparentemente inéditas,
435
generar emociones, sin saberse cómo racionalmente, pero cuyos
resortes se encuentran probablemente en el fondo más recóndito del
inconsciente.
Esa dificultad se hace más patente que nunca, cuando pretendemos
explicar los mensajes míticos, los lenguajes de las religiones, por
medio de la lógica de la razón, por medio de la lógica que expresamos
regularmente a través del lenguaje hablado, de
lenguajes
rigurosamente racionales como las matemáticas.
El secularismo moderno entendido como un nuevo fenómeno humano,
extendido al nivel popular por extensión de las culturas urbanas
burguesas por todas las naciones del Orbe, con su rechazo hostil a los
mensajes “irracionales” y “emotivos”, al reconocimiento de que existe
alguna lógica interna en el pensamiento mítico, que los medios de
comunicación, como es todo el ceremonial en las reuniones religiosas,
sus referencias y alegorías a situaciones del pasado, a experiencias que
se renuevan y cuya recordación se celebra, etc., nos conducen a un
conflicto que permanece vivo entre el Mito y la Razón, afectando la
relación de inmensos sectores de población que todo lo siguen
explicando con la lógica de su lenguaje mítico y sus símbolos propios,
y los sectores de población escépticos, que han moldeado su manera de
pensar dentro del estrecho espacio de las perspectivas materialistas de
interpretación del Mundo, y los lenguajes limitados, prácticos, que
hablamos cotidianamente.
Esa realidad es más claramente percibida, en los contrastes que se
presentan entre las poblaciones mestizas, indígenas,
negras y
campesinas, con las poblaciones urbanizadas como la nuestra, ya muy
habituadas a comprender, por ejemplo, el valor de su vida, en términos
de su productividad y conforme a valores económicos, estrictamente
racionales. En el caso de las sociedades burguesas contemporáneas, el
lenguaje económico pretende acaparar exclusivamente para sí, el
interés global de la Cultura, pretende entender, en sus propios
símbolos, la totalidad del fenómeno humano, hacer que las prioridades
del orden económico que ella propone ocupe el primer lugar, y se
cumpla, por encima de cualquier otra, enfocarse y cifrar en los logros
económicos toda y la única posibilidad de realización humana. En
436
gran medida, ese propósito trasciende a todas las esferas culturales
actuales, pretendiendo cambiar el orden interno de toda estructura
social interferida, por el suyo propio, por su propia lógica económica,
que regula cualquier otra lógica social, incluso, termina haciéndolo con
el lenguaje local y el sentido de su palabra. Al hacer del lucro el primer
objetivo de la actividad humana, y de la usura, una de las
consecuencias de esperar, entonces la lucha por el enriquecimiento se
convierte en una nueva forma de lucha que produce, por sí misma,
resultados de orden político, que compite con otros poderes políticos y
el Capital, producto de la acumulación de riqueza, económicamente
entendida, se convierte en un instrumento de Poder, y un objetivo
humano esencial a conseguir en la lucha cotidiana. En ello se justifican
los conflictos económicos cotidianos las estrategias “de combate”, que
se transfieren del campo militar al económico, y el desarrollo de
estrategias semejantes a las de la lucha militar. Para entender la
importancia que se le da en nuestro ambiente a esto, me refiero a una
pregunta usual en nuestro medio, cuando alguien desea conocer e
ilustrarse sobre el nivel del éxito en la vida de una persona finada:
¿Cuánto vale la fortuna que fulano dejo?
En el fondo todo ese espíritu, es nuestra herencia del espíritu mercantil
del Mediterráneo, del Oriente, es toda la “forma” estructural del
“Mercantilismo” que, como una forma cultural con personalidad propia
pesa sobre nuestras cabezas, tal como lo entendían aquellos hombres
que lo construyeron paso a paso, incluso, sin saber que lo hacían, como
corolario de una activa vida artesanal, que se basa en la práctica del
intercambio comercial, como una industria que es desarrollada para
satisfacer necesidades humanas, que incluye el ejercicio de una gran
variedad de disciplinas complementarias diferentes que convergen en
los mismos propósitos, por las actividades complementarias de las que
la actividad principal derivaba seguridad y posibilidades de avanzar y
crecer, marco dentro del cual fueron tomando forma las grandes
compañías dedicadas a los préstamos financieros, las primeras casas
comerciales y financieras, pero que también es afectada por la
interferencia de los poderes militares que intentan controlarla, muchas
veces sin éxito, para deducir de allí tributos, y por los obstáculos
interpuestos por innumerables intereses extraños, como los de la
piratería, los de los contrabandistas, los de los ladrones y salteadores,
437
etc. La codicia y las ambiciones suscitadas entre aquellos que tenían
poder suficiente para hacer fortuna y capital, los intereses políticos a
que fueron dando origen, los intereses realengos, todo lo cual se
presentaba dentro de un ambiente regido por los códigos de honor
propios de un férreo orden jerárquico - militar, y dentro de un “status
quo” o equilibrio de fuerzas, de un equilibrio de poder que
constantemente, y por las más diversas razones se veía amenazado, le
fueron dando forma a ciertas costumbres, a ciertas categorías
económicas, cuya cuantificación, incluso, mediante herramientas
matemáticas simples, permitió alguna suerte de evaluación de las
actividades comerciales, de las tasas de interés, de los márgenes de
beneficio, de los precios, etc.
Ese fue el marco de la formación básica del producto humano europeo
renacentista que vino a América después de 1492. Un producto que, a
la luz de las experiencias acumuladas hasta hoy, acerca de su
desempeño, merece que se siga controvirtiendo, con miras a la
consecución de cambios en su áspera caractereología, por medio de una
acción educativa eficaz. Muchas son las justificaciones para explicar la
índole de los europeos que invadieron los territorios americanos. ¡Se
dice que salieron de las cárceles, como opción para merecer y alcanzar
su libertad! Pero no es cierto. España y Portugal, entre otros, se
vaciaron de parte sustancial de su población, como consecuencia de la
quiebra económica e institucional que significó la pérdida de sus
opciones imperiales, en favor del Imperio Británico. No sólo la larga
guerra de ocho siglos contra los moros explica el ímpetu indomable de
los “peninsulares” que vinieron a la conquista de América; el rigor y la
dureza de una lucha despiadada por un mendrugo de pan, hicieron de
la vida de aquellos pueblos curtidos que procedían de contextos
históricos mediterráneos, hombres rudos, cuyo coraje y temeridad
hubieron de ser “tallados” en sus personalidades, de manera radical y
contundente.
Pero ese contexto mercantil no sólo talla la personalidad de aquella
población indómita europea que nos antecede, a los pocos nobles que
llegaron y a la multitud plebeya, a esa población indómita que modela
el mundo americano a su saber y entender, que se mezcla con el
aborigen y que nos ha dado su vida a los americanos de hoy.
438
Ese contexto mercantil conduce finalmente a la dislocación de la
Cultura Occidental. No es tampoco, como muchos han hecho notar,
que sólo los hipotéticos abusos de una Iglesia inquisidora, que el
dogmatismo de su manera de pensar, hicieran que su prestigio
decayera y perdiera gran parte de su poder. Más bien se conjugaron
muchos elementos, uno de los cuales pudo ser ese, que, para la época
pudo llegar a ser un verdadero paradigma, una verdadera encrucijada
cultural, dado lo que ocurría por fuera. Pero otro factor importante fue
el siguiente: El paso de una vida austera y estoica al extremo, animada
por un pensamiento religioso, que se mueve fundamentalmente dentro
de un mundo simbólico de carácter mítico, a una vida cada vez más
relajada, y regalada, animada por un pensamiento cada vez más
racional, produce una “singularidad” en el eje de la Cultura, la crisis
que se plantea en Grecia entre el pensamiento mítico y la razón, con el
nacimiento de la Filosofía, se plantea de manera diferente en
Occidente, aproximadamente dos mil años después, y se da en las altas
esferas europeas entre el pensamiento religioso, que se expresa en sus
rituales tradicionales con un lenguaje de símbolos míticos y el
pensamiento secular que se expresa en consideraciones y en un
lenguaje racionales. Esta vez la crisis se precipita por dos detonadores
poderosos, que provocan la explosión de rebeldía contra la Iglesia: Dos
personajes muy influyentes, el monarca inglés que confunde un asunto
personal con un principio ético, vigente, muy importante, y asume la
actitud papal como un acto de intromisión en los asuntos internos de su
Reino; y un monje teutón que toma en serio un desliz moral de su
cabeza jerárquica eclesial, considerándolo una verdadera claudicación
de su ministerio, al tratar las Indulgencias como mercancía, en su afán
de obtener fondos para construir la basílica de San Pedro.
Estos fueron sin embargo, apenas los detonadores que desencadenaron
el derrumbe final del orden de toda una época, en cuyos escenarios se
había vivido por siglos la ignominia de la Inquisición, y el poder
absoluto, tiránico, de una institución monárquica de carácter jerárquico
y militar, con la cual interactuaba la Santa Sede, y, cuya práctica
política parecía ignorar los valores éticos y morales que le habían
inspirado desde su origen.
439
De la cascada de sucesos históricos que se desprenden de aquel
rompimiento del eje de la cultura, surge un poderoso movimiento
burgués, apoyado especialmente por plebeyos artesanos vinculados a
las diferentes organizaciones gremiales que los congregan, y por toda
la gama de practicantes de oficios complementarios. Dentro de esos
sucesos históricos merecen ser citados, particularmente las tres grandes
revoluciones burguesas de Occidente, cuyos efectos han sido
perdurables hasta ahora, y que, para bien o para mal, más bien que
decaer u opacarse, su influencia penetra, se extiende y se profundiza
en todos los rincones de la Tierra: La revolución social, con la
emancipación de la metrópoli inglesa de la Unión norteamericana, la
revolución política, en Francia, de donde provienen nuestras
instituciones republicanas y la revolución económica, la Revolución
Industrial, en Gran Bretaña, cuna de nuestras instituciones de carácter
económico.
Otro suceso que completa el cuadro para explicar la fisonomía de la
cultura burguesa actual, es la iniciación de la Ciencia como disciplina
francamente innovadora del pensamiento occidental. De allí surgen con
el estilo propio y con una fuerza dinámica formidable el pensamiento
moderno, la civilización contemporánea, la cultura y la sociedad
burguesa, con sus excesos y sus carencias, en un ambiente que se
opone, como cualquiera de las ideologías, con actitud de hierro, a toda
controversia que ponga en entredicho sus principios y propuestas éticas
propias. Cualquier desviación es considerada, desde entonces, una
amenaza, una traición, y conservar intacta la estructura arquitectónica
de su ideología y de las instituciones que en ella se basan, se han vuelto
prioridad de vida o muerte. Esa actitud conduce, entonces, a nuevas
formas de dogmatismo en los pensamientos sectarios y caldea las
relaciones entre los diferentes movimientos ideológicos. Y fue la
guillotina la que logró, en Francia, derrotar los ánimos disidentes,
donde dejaron sus cabezas millares de franceses en el llamado
“Régimen del Terror”.
Esa actitud se repite tajantemente en los movimientos políticos que
surgieron en los siglos XIX y XX. En la lucha política tienen valor,
como armas, no solamente la espada sino la pluma, y las discusiones
filosóficas en que se comprometen pueden sellarse, para demostrar su
440
razón, con una guerra civil victoriosa, o con una andanada de
poderosos argumentos en contra, de amenazas, o de oprobios. Esa
actitud, cargada de pasión sectaria, ha frustrado en gran parte la
relación de nuestros partidos políticos tradicionales en Colombia, el
Liberal y el Conservador, creo, explica el encono, tanto en la
aplicación práctica de la utopía marxista como en las reacciones de los
movimientos fascistas en Italia y nazi en Alemania con sus contendores
políticos.
Para ilustrar esa clase de postura, miremos, muy rápidamente, una muy
radical, que estos días (2 de septiembre del 2009) explica
didácticamente el History Chanel, a través de un corto metraje sobre el
origen del movimiento Nazi y el ascenso al Poder de Adolfo Hitler:
El pueblo alemán es bastante homogéneo y posee una cultura con
personalidad muy definida y diferenciada de otras. Tiene, por lo tanto
una estructura nacional bien perfilada. La consecuencia de la derrota en
la I Guerra Mundial y de las reparaciones de guerra, junto con el vacío
de poder y la poca experiencia en la práctica política democrática, se da
un vacío de poder con la consiguiente aparición de la anarquía, el caos
general, las disputas de los movimientos partidistas para tomar el
mando y una inflación galopante.
Aparece en escena Adolfo Hitler, antiguo cabo del ejército alemán,
quien es invitado a militar en el Partido Laborista Alemán, después de
una experiencia en el frente, durante la cual cuestiona la manera como
el Kaiser conduce las hostilidades y termina firmando el armisticio y la
rendición protocolizados en el Tratado de Versalles. Es un personaje de
recia personalidad, dominante, y tiene en absoluta estima los valores y
las virtudes que el considera, emanan de la “pureza” de la raza
alemana, mancillada por la inmigración extranjera, colocando a la raza
judía, como exponente de esa contaminación extraña, en la mira de sus
posibles retaliaciones. Una de las cosas que más lo indignan es el
efecto de la influencia extranjera en el costo de vida del pueblo alemán,
signo inequívoco de su maldad: Una hogaza de pan, a mediados de la
década de los veintes, llega en Alemania a la increíble suma de
500.000 marcos
441
En una actitud que parece describir así algo que no es singular, de
ninguna manera, ni es inédito, se aprecia la presencia, en su
consciencia, de una estructura colectiva cultural que ha modelado
profundamente su carácter, así como ha debido hacerlo con la
generalidad de ese pueblo. Es el fundamento de un nacionalismo
radical, cerrado, intolerante, y de su exacerbada xenofobia, en donde se
nota una postura exagerada, por no decir que paranoica, y las estirpes
judías y el Partido Comunista Alemán se ganan el “premio” de su odio,
de su fiero resentimiento. Su partido, que, aparentemente obedece a los
delineamientos de izquierda, como su nombre lo dice, Partido
Laborista Alemán, cambia de nombre y se transforma en el Partido
Nacional Socialista (Nazi), el cual, con el contexto aludido parece girar
automáticamente a la derecha, y empieza a preparar material y
mentalmente a la nación alemana para “sacudirse” aquella influencia,
aquel yugo inaguantable. En seis años, luego de ser canciller del Rich
en 1933, logra movilizar masivamente a su Nación alrededor de ese
odio y ese feroz resentimiento. Para conducirlo finalmente a la segunda
conflagración mundial que estalla el 10 de septiembre de 1939.
En este caso, dentro del contexto de una relación internacional difícil,
en un ambiente tan hostil como es posible preveer después de una
guerra, en la condición de perdedor, económica y militarmente
debilitada y sometida, por la fuerza de las circunstancias, a una
voluntad extranjera heterodoxa y corruptora, opone su temple
“vertical” de alemán “puro”, la ortodoxia inequívoca de su cultura
nativa.
Esa postura, y su relación con otros pueblos de culturas diversas,
personificadas, en este caso, en los Aliados, particularmente Inglaterra,
Francia y EE. UU., muy liberales, cuyas tradiciones culturales están
muy vinculadas, especialmente la de Francia e Inglaterra, con la
navegación y las viejas actividades mercantiles mediterráneas, con las
rutas marítimas de las “especias”, y en el plano de la vida económica,
con muchos nexos con empresas y personas del alto mundo de las
finanzas, por tanto muchos de origen judío, pueden llegar a mostrar su
paralelismo con el caso histórico de Martín Lutero, teutón, de perfil
irreductible, con el Papa Romano, de la familia Médicis, de criterio
laxo, ablandado por sus contactos con un mundo mercantil, habituado
442
a la transacción y al negocio. Y, en ambos casos, el desenlace de los
conflictos suscitados desestabilizó y sacudió con violencia al mundo
entero. Eso puede decirnos que este tema no es un “juego de niños”, no
es de poca monta.
Y en América Latina, con casi ciento cincuenta años de anticipación,
toda aquella historia tiene también sus repercusiones, porque, igual que
ocurre en Alemania de posguerra, (luego de la I Guerra Mundial), en el
contexto del vacío político que emerge con la derrota, en nuestro suelo,
de las fuerzas españolas, surgen movimientos doctrinarios de variada
tendencia, dirigidos por caudillos que salen, principalmente, de las filas
del ejército libertador, pero que se nutren del pensamiento hegemónico
de de sus homólogos europeos, trasladando a territorio americano, no
opciones diferentes para institucionalizar el orden entre nosotros, sino
el sectarismo político que caracterizará, entre nosotros, la lucha política
e ideológica en el futuro. Ello sucede porque aquel espíritu indomable,
con raíces históricas profundamente clavadas en la tradición
mediterránea, no sólo afecta a los próceres sino al pueblo raso, y carece
de un contrapeso que lo equilibre y lo reoriente, generándose un
ambiente anárquico, caldeado por las pasiones, las ambiciones
personales, los odios de clase, de sangre, por los resentimientos
surgidos de múltiples disputas históricas insolutas y, por desgracia,
con lo mejor de su juventud, con el semillero de su espíritu de nación,
cultivado con incomparable amor por José Celestino Mutis, en la
Expedición Botánica, verdadera “alma Mater” de nuestra cultura
frustrada, sacrificada en flor por las huestes de don Pablo Morillo, en el
cadalso.
Porque Colombia nació “decapitada” de lo más granado de su espíritu,
podemos, quizás, explicarnos que ninguna nación latinoamericana ha
tenido una experiencia tan violenta como la sufrida por Colombia
desde que logró su independencia en 1819. La Gran Colombia
solamente dura diez años; Ecuador se retira en 1830 y Venezuela en
1831, con lo que se consolida la separación. Y luego de ciento treinta
años de inestabilidad, y sucesiones hegemónicas de sus dos partidos
tradicionales, a partir de 1949 empieza la más brutal espiral de terror y
de violencia que nación americana alguna hubiera podido sufrir, ni
siquiera comparable a la experiencia de las dictaduras suramericanas de
443
finales del siglo XX, para culminar en la década de los sesentas, hasta
nuestros días, con el asalto de fuerzas de izquierda marxistas en busca
del Poder, y de autodefensas de derecha, habiendo degenerado de tal
manera el conflicto, que ambos, se convirtieron
en grandes
empresarios del crimen organizado mundial, declinando sus objetivos
iniciales en una verdadera empresa de enriquecimiento ilícito, aliados
entre sí y con otros grupos o carteles dedicados al narcotráfico, y una
orgia de destrucción de pueblos, de campos y de bosques, que dejan
hoy día más de 5.000.000 de personas desplazad contra su voluntad de
su lugar de origen, sin contar las pérdidas de vidas humanas, las
colosales pérdidas materiales, etc. El pueblo colombiano, pues, ha
pagado un precio muy alto en vidas, miseria, atraso,
desaprovechamiento de múltiples oportunidades de desarrollo y
progreso, y se ha tenido que ver a sí mismo, teniendo que depender de
la ayuda de potencias extranjeras más fuertes, que la apoyen en su
tarea de asegurar nuevamente su sostenibilidad y tomar nuevamente la
senda del desarrollo económico y social.
La movilización popular masiva de los colombianos del 4 de febrero
del año 2008 contra la Guerra, la violencia, el terrorismo y sus
secuelas, como expresión generalizada de rechazo a unos
procedimientos políticos inaceptables, y de unas aspiraciones populares
que van mucho más allá de los conflictos ideológicos tradicionales,
algo inusual en otros tiempos, deben hacerle caer en cuenta a sus
líderes que van a tener qué esforzarse en conducir a nuestra nación, a
nuestro pueblo, más allá de los conflictos que han animado la lucha
política tradicionalmente entre nosotros; que les va a ser preciso ser
capaces de trascender los paradigmas partidistas, y movimientos
hostiles de todo orden, para buscar, sin más distracciones, sin más
desenfoques, la realización de la hermandad nacional, luego de la
hermandad continental, ojala, cobijados por un mimo Estado
multinacional. Técnicamente esto es una utopía, pero con mucha
reflexión, con mucho diálogo, con trabajo arduo, con paciencia, un
buen liderazgo, y una buena dirección, tiene muchas probabilidades de
éxito. Y esto no ha de ocurrirnos sólo a nosotros. El mundo entero
tiene urgencia de ver resueltos los problemas fundamentales de las
relaciones entre los hombres, que podamos acoger con optimismo la
ruta que le señalen sus más destacados líderes.
444
Es importante que toda la gente, y particularmente la dirigencia de cada
país, de cada región, de cada Estado, entiendan su situación en relación
con los demás protagonistas planetarios de la geopolítica. Es muy
importante entender que las instituciones, en especial aquellas que se
constituyen y son soportadas por los regímenes económicos, sociales y
políticos, de carácter republicano, no son fruto del capricho de alguien,
si no de procesos históricos que podríamos calificar de colectivos, de
diferente orden, pero particularmente importante, procesos globales de
enorme trascendencia estratégica, que en Occidente vienen
desarrollándose desde el siglo XV.
Es indudable, que el orden global mundial está determinado, hoy día,
por el equilibrio estratégico – militar de unas pocas grandes potencias,
cuya actuación es mutuamente referida para evitar motivos de
enfrentamiento insolubles y confrontaciones peligrosas. De que ese
equilibrio se mantenga, al menos mientras se nos ocurre a los humanos
sustituirlo por algo mejor, depende, por completo, la suerte de la
Humanidad. Esa situación hace que el planeta pueda estar dividido en
bloques regionales, de naciones, situados bajo la influencia
preponderante de cualquiera de esas grandes potencias, orden, que por
uno u otro motivo, pueda ser cuestionado por alguien a quien se le
ocurra que debe ser cambiado. En realidad, no todos los Estados del
planeta aceptan que su soberanía tenga que estar relativizada de esa
manera, y asumen diversas actitudes, algunas de las cuales pueden
conducir a la confrontación militar en la esfera de la alta geopolítica
planetaria, por lo cual, el mover ciertas fichas estratégicas, puede
significar que se están dando pasos, en el campo de la política,
irresponsables, y discutibles éticamente, máximo si se juega con la
seguridad de sectores de población humana muy considerables.
Ese cuestionamiento podría hacérsele a la política de Adolfo Hitler y
fue lo que motivó el juicio de Nüremberg, a finales de la Guerra en
1945; es el cuestionamiento que podría hacérsele a la política
expansionista del movimiento marxista – leninista mundial de la
URSS, y a los crímenes que con ese móvil fueron y siguen
cometiéndose en el mundo entero; es el cuestionamiento que podría
hacérsele a los criminales del planeta que buscan su propio interés
445
económico, haciendo caso omiso del mal humano que provocan. La
heroína en Asia, la cocaína en América, los diamantes en África, son
ejemplos del soporte de algunos de los prototipos de esas empresas
criminales; es el cuestionamiento que podría hacérsele a los
responsables planetarios de una globalización económica, basada en la
realización estratégica de actividades competitivas antiéticas,
destinadas a controlar la economía mundial, para que funcione,
exclusivamente, según sus intereses. Igual que aquellos, podríamos
hacer muchos otros cuestionamientos.
Es posible, entonces, que cualquier cuestionamiento que llegue a
hacerse en términos de geopolítica, tenga inscritos, a su vez,
cuestionamientos a las posturas de los gobernantes, de los políticos, de
los empresarios privados, todos ellos dirigentes de este o de cualquier
otro país. Sin embargo, estaría viciado de impreciso, de mentiroso, si
no considera, si no tiene en cuenta los procesos históricos que les han
conducido a ellas. Respecto de esto vale la pena que nos hagamos una
reflexión: Entre las cosas que nosotros, usualmente, no nos
preguntamos, y sólo en cuanto a las amenazas suscitadas al nivel
geopolítico del siglo XX: ¿Qué sería hoy de nosotros, si EE. UU. no
interviene a favor de los Aliados (Francia y Gran Bretaña, en un
principio y luego la URSS), contra Hitler en la II Guerra Mundial?
¿Qué sería de nosotros, si los EE. UU., líder del Mundo Libre, no
hubiera intervenido decisivamente en la contención de de la política
expansiva de la URSS en todo el Globo durante la Guerra Fría? Yo
creo que los colombianos de ésta época, entendemos, más que
cualquier pueblo de la región la última cuestión, por efecto de la
experiencia vivida, íntimamente, como consecuencia de la inhumana,
insidiosa y despiadada campaña de destrucción de movimientos
subversivos como las Farc, secuela “caliente”, en nuestro medio, de la
Guerra Fría, y de otras iniciativas geopolíticas aplicadas en otras partes
del Planeta y definitivamente fracasadas, en un lapso de tiempo que no
supera los setenta años.
Todo lo anterior parecería una divagación extensa y sin mucho
sentido, si nos olvidamos que el mundo actual es producto de un
proceso de evolución histórica,
y, en particular, su vertiente
occidental, ha sido construida tal cual está hoy, sobre la base de
446
sucesos históricos que se desprenden de un fenómeno básico de esta
cultura, cuya última edición se refiere al rompimiento del eje religioso
(de origen mítico), y a la generación de un pensamiento secular,
materialista, positivista (de estructura racional), ajeno, por razones
obvias, a ciertas consideraciones éticas y morales.
Por otra parte, hemos de considerar, que la actuación de las personas,
aún en aquellas regiones del Mundo que se consideren libres de todo
orden hegemónico, de toda estructura totalitaria, de toda influencia
despótica, de toda tiranía, no es plenamente autónoma, no es
plenamente responsable. Además de aquellas estructuras de carácter
económico o militar diseñadas, en especial, para dominar a las
personas, para condicionar su actuación, es importante reconocer algo
que le abre horizontes a la evolución de la consciencia humana, que
permite su intercomunicación, reconocerse a sí mismas en relación con
su entorno social, pero que, paradójicamente, representa, en sí misma,
un paradigma, una limitación humana, limita el entenderse en términos
de referencias diferentes, proyectarse hacia horizontes más amplios:
Ese “algo” son las “Gestalt”, las “formas”, las estructuras sociales,
unas de tantas formas que existen, poseedoras, entre otras cosas, de sus
propios códigos simbólicos de comunicación, de sus propias
referencias históricas, referencia, a su vez, obligada, para entender la
“estructura” de la personalidad de la gente que nace y se desarrolla
dentro de ellas, entes reales, si nos atenemos al lenguaje científico con
el cual se han definido, punto de partida de la diferenciación de la
conducta de las personas, de los grupos de ellas. Podría decirse que,
son el obstáculo más importante de todo intento de masificación
humana en las ciudades, de la globalización económica. Actúan, aún,
desde el inconsciente, lo hacen actuar “irracionalmente” y controlan la
consciencia y la acción humanas. Es por eso, que determinan
profundamente nuestro comportamiento, nuestro sentido ético y moral,
aparte de sus sentidos más universales.
Como ejemplo, vamos a ver lo que ocurre en nuestra región. El orden
regional, por motivo de nuestra ubicación geográfica, querámoslo o no,
está gobernado, por razones explicables históricamente, según los
intereses, según los modelos éticos y morales, según los estereotipos
culturales, según los ideales y las propuestas de bienestar humano que
447
provienen del pensamiento anglosajón. Este es el contexto cultural
geopolítico dentro del cual nos movemos nosotros y se mueve nuestra
política. Obviamente no es una “camisa de fuerza”, es simplemente una
situación dentro de un proceso histórico dinámico sometido, como
todas las cosas humanas, al cambio. El mundo anglosajón no es, por su
estructura interna, un imperio, para ser más precisos, es el producto de
una cultura, es un producto de la historia violenta, tal como ha sido
vivida en Occidente los últimos doscientos años, es el fruto de una
solución estratégica global, hecha posible, dentro del espíritu de la
sociedad burguesa, tal como surgió de las tres revoluciones que le
dieron vida, y sobre las bases económicas construidas juiciosamente
sobre un poderío económico técnico y científico logrado con altas dosis
de riesgo, casi temerarias, con trabajo arduo y disciplinada orientación
hacia sus objetivos. Y de ello dan testimonio su espectacular desarrollo
industrial, y su desarrollo técnico y científico, con gigantescas obras de
ingeniería como, una verdadera maravilla técnica, la mayor obra
humana, según los entendidos, desde las pirámides de Keops: el canal
de Panamá.
Y después de la II Guerra Mundial y, cuando la Guerra Fría adquiere
su peligroso perfil de irremediable confrontación nuclear en territorio
europeo, ese pensamiento anglosajón se amplía hacia un pensamiento
más universal, que se extiende a la esfera de lo que en una época
amenazadora del siglo XX se llamó el Mundo Libre, cuyo eje de
liderazgo, realmente pasa, por naciones, como Gran Bretaña, Francia,
Alemania poshitleriana, Italia, Canadá, básicamente, para darle
“cuerpo” a una estructura geopolítica militar de grandes proyecciones
planetarias, la Alianza del Atlántico Norte, Otán.
Esas “formas” consistentes, pueden estar construidas con diferentes
estructuras lógicas y tener muy diversa naturaleza; Veamos algunos
ejemplos: Henry Margenau llama las formas desarrolladas y
estructuradas por medio del lenguaje matemático, y que expresan el
pensamiento científico, “construcciones interpretativas”; la teoría
organizacional, cuando se refiere a la estructura de las compañías que
desempeñan alguna gestión económica, con un modo de ser y con un
perfil consistente dado, lo llama “imagen corporativa” y ésta es,
generalmente, simbolizada con un símbolo de marca; los economistas
448
hablan de “estructuras económicas”, los sociólogos hablan de
“mitología” de “comunidad”, de “cultura”, de “ideología”, de
“religión”, de “Nación”, de Imperio, etc., los psicólogos hablan de
“personalidad”.
Pero, quizás, este no es un concepto propio solamente de la psiquis
humana. ¿Podría hablarse de una psiquis humana, emparentada con las
psiquis de las otras especies vivas? Yo no me puedo aventurar a
afirmas cosas semejantes pero sí puedo hacerme preguntas. ¿Obedecen
los individuos de los hormigueros, los termiteros, las colmenas de
abejas, las comunidades de animales gregarios, a órdenes que
provienen de “formas” rectoras ubicadas en un plano no “material”
(vuelvo a decirlo, esto también es un lenguaje simbólico)? Hay algunas
experiencias que conozco incidentalmente, que me parecen
sorprendentes, y que menciono, de paso porque pueden explicar
algunas formas de comunicación interespecífica, que podrían ser
explicadas mediante la aplicación de este modelo conceptual, aunque
desconozco estudios más específicos realizados en alguna parte, para
tratar de confirmar suficientemente este resultado con suficiente rigor
científico.
En la década de los noventas asistí a algunos cursos de crecimiento
personal. En ellos se hablaba de una “teoría del mono cien”, intentando
explicar la existencia de una “Consciencia Universal” que lograba
comunicar el conocimiento adquirido a los otros miembros de las
diferentes especies, cambiando la <<situación colectiva>> de la
especie frente al mundo exterior. Esta experiencia la conocí así:
Algunos soldados de una unidad de las fuerzas norteamericanas
acantonadas en una isla del Pacífico durante la Guerra con el Japón en
1945, observaron en la playa, cómo unos pequeños monos jugueteaban
y comían sobre las ramas de algunos árboles con frutos maduros sobre
la arena. Algunos frutos caían sobre la arena y eran tomados y
desechados por algunos animales, al observar que estaban cubiertos de
granos de arena. Eso sucedió por bastante tiempo. Sin embargo, algún
momento a algún monito se le ocurrió avanzar hasta la orilla del mar,
enjuagó su fruto, le quitó la arena y se lo comió; en seguida, otros de
ellos hicieron lo mismo. De alguna manera, otros soldados que
449
sirvieron en otra isla del pacífico vivieron la misma experiencia, y
constataron en su diálogo con los primeros, que todo había ocurrido
prácticamente al mismo tiempo.
En la experiencia científica, es común observar que algunas creaciones
científicas fueron hechas simultáneamente por cerebros situados a
distancias muy grandes y en condiciones que no permiten presumir
algún tipo de comunicación conocido. A Guillermo Leibnitz, nacido en
Leipzig (1646 – 1716), se le atribuye el desarrollo del cálculo
infinitesimal, lo que ocurrió al mismo tiempo que lo hizo Isaac
Newton, matemático, astrónomo, filósofo y físico inglés (1642 –
1727). ¡Y este caso no es único! Esta clase de experiencias pertenecen
a un campo del conocimiento, que podemos considerar, todavía, poco
frecuentado por la investigación científica.
Y ¿qué podremos decir, avanzando hacia las formas de organización
más simples, de los mundos de los respectivos mundos de las células,
de los virus, de las moléculas, de los cristales, de las sales y los
compuestos químicos y bioquímicos, de los átomos, y aún de las
partículas subatómicas que también parecen ser “compuestos”
complejos? ¿Qué ha hecho que en ciertas circunstancias y en cada una
de ellas, es posible esperar que los resultados se repitan? ¿Podemos
hablar de “Gestalts”, o “formas” diversas, de naturaleza diferente, con
diferentes órdenes y lógicas internas diferentes, que cumplen su “ley”
de darle personalidad propia a los “elementos” involucrados en sus
respectivas “áreas” de influencia y actividad?
Cuando me refiero a éstas cuestiones me estoy refiriendo a
conocimiento proveniente de experiencias enfocadas en una fuente casi
puntual en medio de la profundidad y amplitud de un Universo
dinámico que se expande aceleradamente y que se transforma,
invirtiendo cierta energía en entropía, mediante una ecuación que los
astrofísicos no han logrado definir ni aproximadamente. ¿Qué
podríamos decir de ese concepto de “Formas”, extendido, generalizado
a esos nuevos “espacios” que se nos abren al considerar la conjugación
de esa “quinta dimensión” con las otras cuatro? ¡Quizás la complejidad
del Universo puede hacérsenos casi infinitamente mayor de lo que
podemos observar por los telescopios, como una intrincada red de
450
fenómenos naturales, de orígenes en su mayoría desconocidos,
productos ellos de procesos que podrían obedecer a lógicas y a
“razones” profundas casi, en absoluto, inalcanzables por nosotros. Y
hay una inquietud que, al respecto, se me ocurre: ¿Es acaso todo aquel
bagaje de tecnología desarrollado alrededor de la Industria de las
telecomunicaciones en nuestro tiempo, apenas una modesta aplicación
de un inconmensurable potencial, del cual la Naturaleza dispone
naturalmente, y que, un día vamos a entender sustancialmente?
El “espacio”, no muy reconocido por quienes no se aventuran a superar
el paradigma del pensamiento positivista, al cual se abre la dimensión
espiritual de la vida humana (y por qué no de toda la Naturaleza, del
Universo en su totalidad, considerados en su integridad, como un todo
coherente), puede estar poblado de innumerables formas, por
innumerables estructuras; unas fuertes y pujantes y otras lánguidas y
vacilantes; unas de ellas creciendo y madurando y otras muriendo,
terminando su existencia.
Si asumimos una postura científica para abordar, así sea someramente,
el tema del comportamiento de los seres de la Naturaleza, de ese
mundo espiritual, es importante que, de alguna manera, estamos
tratando de expresar la realidad que buscamos expresar, en términos
que son realmente simbólicos, que apenas nos están proporcionando
una idea de lo que objetivamente está ocurriendo. Entonces, podemos
visualizar un mundo espiritual que, de alguna manera está
interconectado con el mundo físico por medio de innumerables
conexiones: Parece ser que, incluso, partículas subatómicas como las
“cuerdas”, contenidas en todo el tejido del que estamos compuestos
físicamente, se mueven en dimensiones más allá de las cuatro clásicas
(largo, ancho, alto y tiempo); parece ser que alguna forma de
resonancia se da entre las terminales de nuestro sistema nervioso
(nuestro cuerpo puede definirse como un gran sistema nervioso con su
estructura central, el cerebro, dotado de estructura ósea, músculos y
órganos internos, para poder sobrevivir aprovechando los recursos del
medio ambiente, y para poder moverse) y los orígenes externos que
generan los estímulos percibidos por ellos, cuando se producen
reacciones perceptibles. Si no hay esa resonancia significa que las
percepciones carecen de alguna forma concreta, definida, por lo tanto
451
no aportan la idea de un sentido, o este es ininteligible o
inidentificable.
Hay una pregunta que ronda en mi mente constantemente, desde hace
mucho tiempo. Somos en el fondo, aún dentro del concepto pobrísimo
que, en general, tenemos de nosotros mismos, seres extraordinarios,
demasiado complejos, pero…¿Para qué?
¿Qué es lo que se
<<“cuece”>> realmente dentro de nosotros? En la cultura popular de
mi pueblo tenemos una sentencia que describe sencillamente pero
profundamente el asunto: “Nadie sabe para quién trabaja”. Yo me
repito, a mi manera, esa pregunta, como lo he hecho una y otra vez:
¿El Poder, el Honor y la Gloria de quién estamos buscando, ¡estoy
buscando yo!, cotidianamente? ¿Por qué la Naturaleza nos está
dotando, nos está capacitando en una función de control sobre todo el
mundo vivo, sobre nuestro Planeta, que ya estamos ejerciendo, con
plenos poderes, pero sin ninguna responsabilidad? Y ¿qué podemos
decir de seres anteriores a nosotros en el tiempo, en los que vemos
formas singulares de comportamiento, algunos de cuyos caracteres
hemos aprendido a controlar para destinar conscientemente a nuestro
servicio? ¿Qué podemos decir de los mundos de las partículas
subatómicas, del átomo, de los compuestos minerales, de los complejos
compuestos bioquímicos, las moléculas, de los virus, de los cristales,
de los seres vivos superiores? ¿Qué hace que en cierta y en cada
circunstancia puedan lograrse los mismos resultados en la
experimentación? ¿Podríamos hablar, en propiedad, de la existencia de
“Gestalts”, de “Formas” diversas enlazadas o integradas de distinta
manera y en distintos órdenes, que cumplen su “ley” de darle
personalidad propia a los elementos que toman parte en sus esferas de
influencia y en su actividad?
Cuando me refiero a estas cuestiones me estoy refiriendo a
conocimientos provenientes de una fuente casi puntual, única,
singular, en medio de la amplitud y profundidad de un Universo
dinámico que se expande y se transforma aceleradamente. ¿Yo que
podría decir sobre lo que significa, en concreto, ese concepto de
“Formas”, como <<extensión>> hacia ese juego de nuevos “espacios”
que se nos abren al considerar la conjugación de una quinta dimensión
(y por qué no, además, de otras), a las otras cuatro clásicas? ¿Qué nos
452
está diciendo Jesús cuando afirma: “Yo soy el camino, la verdad y la
vida”? Esa afirmación tal vez nos está enfrentando a un misterio que
puede estar empezando a desvelarse.
Sólo en la Ciencia se está dando un esfuerzo suficientemente serio para
integrar las diferentes <<islas de conocimiento>> de todas sus
“construcciones interpretativas”. ¿Cuál es la medida real de nuestro
poder? La existencia del “área de comodidad” de la que hablan los
psicólogos puede estar ofreciéndonos pistas acerca de una <<economía
de energías>> o de un despliegue de energías “extra”, que no
podemos explicar, pero que nos permite vivir a mínimo costo, cuando
hemos hallado y asimilado una cierta manera específica de vivir. ¿En
qué medida somos, si acaso, apenas unos <<detonadores>> de
grandes reacciones cósmicas, en cadena, del movimiento de
estructuras naturales que “chocan” en procesos de mutua destrucción, o
que se conjugan, en un plan de mutuo crecimiento? ¡Vemos estrellas
que explotan, galaxias que se encuentran y aniquilan mutuamente,
gigantescos cúmulos de galaxias que se atraen unos a otros,….qué
significa todo eso?
En ese mundo espiritual poblado de innumerables formas de toda
índole y de todos los “tamaños”, tenemos conjuntos de estructuras que
crecen y se interconectan constantemente: Por ejemplo, el “cuerpo”
del pensamiento científico, otros que, además de eso, se desconectan y
menguan, o se regeneran como las estructuras económicas, sociales, las
personalidades, etc. En común, podemos reconocer algunas
propiedades importantes, aunque, pienso, que se trata de un tema que
merece, no un manejo tan somero como este, sino un análisis e
investigación profundos: Si nos referimos, por ejemplo, a la
ambientación de la “imagen corporativa” de una empresa productiva,
su construcción requiere de la inversión de trabajo, de energía. Cuando
ya se ha logrado la construcción de esa imagen en el público de
interés, -de la “marca”-, esa inversión de energía empieza a retribuir,
cuando ese público logra diferenciar y acoger, con más seguridad, los
productos que vienen marcados con el símbolo que la representa. En
la vida práctica, la trayectoria de las personas, de las instituciones, de
las naciones, de las culturas etc., dejan un <<rastro>> en la
consciencia humana, en su subconsciente, y éste siguen actuando
453
mientras dure, incluso después de la desaparición de sus gestores, a
través de las actitudes y acciones de los portadores de aquellos
“rastros”, de los generadores, de los repetidores de aquella clase de
resonancias. Hay ya disciplinas humanas que han incursionado en la
investigación de esos fenómenos psicológicos y ya se conocen
importantes aplicaciones en psicología, en un campo que se denomina
Psicología de la Forma, al cual ya habíamos aludido antes, pero falta
mucho por avanzar en campos de singular importancia como la
Antropología, la Sociología, la Economía, la Politología y otros.
Hay un punto que en mi concepto reviste demasiado interés, de que
nosotros dispongamos de un sistema de “sensores”, de nuestros cinco
sentidos, sensibles, a diferentes clases de afectación ambiental,
radiaciones diversas, a diferentes rangos de ella, por lo cual podemos
sentir o percibir, a través de la piel, el calor, las presiones ejercidas
sobre nosotros, podemos percibir por los oídos el efecto de las
vibraciones sonoras, por los ojos percibir el efecto de la luz, por las
papilas los sabores, por la nariz los olores, somos capaces de percibir el
dolor cuando nuestros tejidos se desgarran por acciones físicas, etc., y
en función de ellos, somos conscientes que hemos aprendido a conocer
nuestro entorno, desarrollar nuestra actividad consciente, pero al nivel
inconsciente conocemos muchos estímulos que nos es difícil
racionalizar pero que actúan sobre nosotros impulsándonos o
frenándonos a la acción, inclinándonos a algo que, incluso
racionalmente nos parece insólito, si no absurdo. Yo me pregunto,
¿acaso nosotros poseemos los enumerados y además muchos otros
centros de percepción del ambiente, centros que perciben conjuntos
simples o complejos de vibraciones, diversas especies o combinaciones
diferentes de modulaciones, que son identificadas, computadas e
interpretadas automáticamente y relacionadas con diversas
circunstancias, que merecen atención de nosotros y, eventualmente una
reacción? ¿Acaso somos así capaces de identificar Gestalts, -formas-,
que se comportan por así decirlo, como centros de “perturbación”
excitación o depresión, psíquicas, como podrían ser aquellos mundos
truculentos y sombríos que nos descubre el rock metálico y el agresivo
rap urbano?
454
Y queda un último aspecto por considerar, por ahora: Nosotros somos
una especie muy “moderna” en el árbol de la vida, las investigaciones
que se están adelantando en el conocimiento de los “lenguajes”
animales nos están mostrando cómo aquellos no son tan simples,
inconcientes e irracionales como lo hemos creído siempre, cada
especie, cada individuo, cada asociación de especies complementarias
en un hábitat, parecen desarrollar sus propios estereotipos de
comportamiento, modelados por los “Gestalts” que le dan forma a su
carácter y que hace que éste se transfiera de unas generaciones a otras.
Si nos corremos a las formas más simples de organización, hasta llegar
a las razones que diferencian el comportamiento de las moléculas, de
los átomos, de las partículas subatómicas, etc., podemos establecer
comparaciones con las que diferencian las personalidades de las
estructuras más complejas, vivas como nosotros. En otras palabras, la
química inorgánica y la química orgánica no son sino campos de
actividad técnica, en que la Naturaleza nos ha dado lecciones que los
humanos hemos entendido que nos permiten aprovecharnos de la
“personalidad” de esas estructuras para la más variada producción de
compuestos útiles. Pero eso nos ocurre a nosotros, aquí en nuestro
planeta. ¿Y qué ocurre en otras partes?
En el centro de nuestra galaxia, en medio de una de las congestiones
más notables de nuestro universo cercano, en unas condiciones
extremas impensables siquiera en nuestro contexto terrestre, han sido
detectadas moléculas complejas estables como la de sacarosa, la de
acetileno, entre muchos otros compuestos. Se pregunta uno: ¿Si esas
experiencias las vivimos en un mundo casi puntual, casi insignificante
por sus dimensiones en relación al conjunto total universal, si nos
damos cuenta que en nosotros influyen de manera inequívoca multitud
de “centros de perturbación” multitud de esas “estructuras” o Gestalts,
producto en mucha parte, de la actividad humana, pero también de la
Naturaleza, acaso no hemos de sospechar que no se trata de un
fenómeno exclusivamente local, sino que forma parte del conjunto de
los fenómenos naturales que suscitan en todo el Universo? ¿Acaso, más
allá de las fronteras de nuestra comprensión y actual capacidad de
observación, no será posible la existencia de otras “Formas”, o
“Gestalts”, interconectadas directamente con otros mundos físicos,
455
cuya influencia percibimos inconscientemente, con sentidos que
poseemos pero que son un misterio todavía, y “sustentadas” (si es que
eso es necesario) en una “materia” que no puede mantener la “vida” tal
cual la conocemos nosotros, y según entendemos, pero acaso sí, otras
formas de asociación estables en sus respectivas condiciones
ambientales? ¿Qué significan realmente las palabras de Jesús cuando
nos habla desde la posición propia de un liderazgo iluminado: “Yo soy
el Camino, la Verdad y la Vida”? ¿Tal vez la alborada de una nueva
“forma” de vida humana en el Planeta como consecuencia del influjo
espiritual de un “Gestalt” que ignoramos, que se anunció a través de los
profetas en un mensaje que no entendimos, que es rubricado con letras
de oro, dramáticamente, en la muerte de Jesús y en su resurrección, en
un lenguaje usado en la antigüedad para ungir a los reyes, a los dioses?
“”Después de oír las palabras de Jesús acerca del pan de vida, muchos
de sus discípulos dijeron: “¡Qué enseñanza tan difícil! ¿Quién puede
entenderla?”.
“Sabiendo Jesús que sus discípulos criticaban sus palabras, les dijo:
“¿Esto les hace tropezar en la fe? ¿Y cuando vean al Hijo del hombre
subir donde estaba antes? El Espíritu es el que da la vida; la sola carne
no sirve para nada. Las palabras que yo les he hablado son espíritu y
vida…” (Jn 6 60-69)” (Seminario Litúrgico Catequístico. Director P.
Jorge Melo ssp. Editor: San Pablo. Con licencia eclesiástica. Agosto 23
se 2009. Año 53 No. 2861 XXI domingo ordinario. Ciclo B).
¿Es esa una nueva “forma” de vida que los humanos, a pesar de todo,
no hemos logrado entender, que marca, probablemente, un nuevo hito,
en la historia humana? De aquí puede salir un corolario sobre el que
trataremos adelante: ¡Hay más razones para creer en la existencia de
Dios que para negarlo! Es mucho más sensato dejar la ventana abierta a
la razón, algo distinto que dejar dominarnos por ella para que entre la
Fe, que dejarla cerrada para que nuestro ambiente interior no se “airee”
y no crezca.
La influencia de este mundo espiritual en la conducta humana es, pues,
de alta significación para el tema que venimos tratando, y este no es
456
simplemente un asunto de la Religión, u otros campos relacionados. Si
fuera posible tomar una radiografía de los móviles que impulsan a la
gente a actuar, no sólo de manera bondadosa sino perversa, en una
sociedad compleja y heterogénea como la nuestra en la actualidad,
veríamos la influencia de muchas estructuras que interactúan entre sí, e
incluso, que pueden hacer mucha presión, incluso determinar las
decisiones de los individuos. En nuestro mundo actual hay sectores
donde predominan influencias de estructuras de contextura mítica,
principalmente, en la base de las poblaciones que no han sido
“incorporadas” a la cultura moderna, puede ser el caso, en América, de
lo que queda de los pueblos aborígenes, ciertas poblaciones
campesinas, etc., hay sectores donde predomina la influencia de
estructuras de contextura muy racional, como en los sectores educados,
en los que llevan el liderazgo de la evolución cultural, etc. El
aislamiento, es lo que ha permitido a esos sectores de estratos sociales
de base, puedan mantenerse viviendo con sus costumbres ancestrales
casi sin cambios y sin mayores interferencias extrañas, precisamente
como no ocurrió, probablemente en Grecia y en la Europa del siglo
XV. Y, quizás, si no fuera por esta situación, los conflictos suscitados
entre ambas formas de pensar, entre ambas lógicas, podría conducir a
cruentos conflictos interculturales, muy difíciles de manejar, tal como
ha pasado en Colombia, en los casos en que el conflicto ideológico
interno ha llegado a afectar, por ejemplo, no sólo la vida en las
comunidades campesinas, desestabilizando, por completo, a las
sociedades tradicionales, sino la vida apacible de las comunidades
indígenas, causándoles no pocas molestias y un costo en vidas y
destrucción mayúsculo, sin que hubiera motivos para que fueran
involucrados en un conflicto que ni siquiera tienen por qué entender.
Durante no poco tiempo de mi vida de trabajo en el Campo, situado
más o menos, en las décadas de los sesentas y los setentas del pasado
siglo, en ganadería de carne, observé muy de cerca dicho conflicto. Yo
estaba afiliado a una organización gremial Fadegán (Federación
Antioqueña de Ganaderos) que había montado una asesoría técnica,
con personal muy bien calificado en el área de zootecnia, y me
proponía establecer en nuestra hacienda un núcleo de ganado de doble
fin (leche y carne), para iniciar un proceso de optimización del uso de
mi tiempo y del recurso suelo. El choque de ambos enfoques, el
457
técnico (universitario ) y el práctico (tradicional campesino),
terminaron por hacer impracticable el proyecto, máximo, cuando al
final, ya se daban los primeros síntomas de la interferencia violenta de
la Política, y las primeras avanzadas del cultivo de marihuana en la
región, en el cual se hallaban metidas las manos de la corrupción de los
“servidores públicos locales”, permitiendo que empresarios y pueblo
quedáramos indefensos, en medio de un conflicto que amenazaba
golpearnos despiadadamente y sumirnos en la más absoluta
incertidumbre.
Igual que ocurre en el mundo de los animales, donde cada “Gestalt”
específico entre en colisión y sin embargo se mantiene en equilibrio, en
cada hábitat a lo largo de las cadenas alimenticias, en el mundo
humano de hoy, la solución de los conflictos entre el mundo
contemporáneo, su pensamiento secular y el pensamiento mítico con su
lógica mágica, parecen todavía de difícil superación. Y entre las
diferentes estructuras ideológicas entre sí, igual. Son producto de las
contradicciones estructurales internas, de los sistemas simbólicos, que
ofrecen visiones diferentes de los mismos objetos que describen, pero
además de eso, las variadas y sorprendentes reacciones de toda índole,
de sentimientos, de miedos, de deseos, de aspiraciones de intereses y
de toda forma de actividad que surge de una personalidad tan compleja
como la humana. En todo el planeta se pueden encontrar ejemplos de
pequeñas contradicciones de alcances insignificantes, algunas otras
mayores, donde los choques y sus efectos no se superan rápida y
fácilmente, y dan origen a problemas relativamente pequeños, pero
cruentos, entre personas, con efectos que trascienden, sobre todo si hay
perjuicios, si hay vidas sacrificadas, etc., cuya solución legal es
obligatoria e intenta recuperar el equilibrio perdido. Hay conflictos
entre instituciones productivas, de servicio, de manejo, de toda índole,
en donde el equilibrio (económico) se puede romper, y su recuperación
exige un manejo adecuado y la intervención del recurso legal
disponible.
Sin embargo hay colisiones de dimensiones colosales que arrollan todo
a su paso y son superiores a toda posibilidad de control,
desencadenando energías inmensas contenidas, que pudieran tener otra
aplicación más constructiva. Las crisis económicas, como la ocurrida
458
en 2008 en EE. UU., que afectó a toda la economía mundial, y las
“pirámides” que han sido montadas en ese país y en Colombia, para
“captar” dinero y aprovecharlo, como ocurrió entre nosotros, con una
gigantesca masa patrimonial obtenida en una estafa, a gran escala, de
los ahorradores colombianos, para controlar la política de un país
mediano, como el nuestro, y adquirir un poderío económico suficiente
para manipular en beneficio propio su economía, pueden ser ejemplo
de ello. El tratado de Versalles luego de la I Guerra Mundial, con sus
consecuencias catastróficas, es otro ejemplo de acciones, en este caso
políticas, insuficientemente estudiadas, que precipitan, no sólo la gran
crisis económica de l929, sino la fuerza incalculable de una nación que
se recupera de su postración, provocada por decisiones codiciosas,
irresponsables, y aprovecha la ocasión que le depara una retórica
jactanciosa, autosuficiente e irresponsable, de su contraparte, para
cubrirse, y asestar sorpresivamente el golpe devastador de su
venganza: la II Guerra Mundial. Cuando hablamos de “Gestalts”, de
“Formas”, nos cuesta brega entender que son verdaderas estructuras,
verdaderos “cuerpos vivos”, que poseen su propia dinámica evolutiva,
que pueden conducir a civilizaciones formadoras de consciencias
humanas y hombres íntegros, o pueden destruir en corto plazo lo que
ha podido costar generaciones y generaciones de esfuerzos construir. Si
éstas son generadas dentro de los límites de la naturaleza humana, éstas
pueden ser observadas, analizadas, ponderadas, e impulsadas con sumo
tino, con suma cordura, con suma prudencia, con suma sensatez, para
que no se conviertan en una fuente de inmenso riesgo en su entorno
humano, y no lleguen a producir los mismos males que suelen resultar
de los incontrolables factores naturales, como las actividades
volcánicas, los terremotos, las inundaciones, los huracanes, etc., y, por
el contrario, logren aunar energías suficientes para defendernos mejor
de sus efectos.
¿Cuál es la medida real de nuestro poder, de nuestra fuerza de
voluntad, de nuestra decisión de crecer y de mejorar, de controlar, de
innovar, de buscar mejor sustentación para nuestra vida? Los
psicólogos hablan de un “área de comodidad” de la que mucha gente
no quiere salir. Es decir, gente que no encuentra objeción para que la
“costumbre”, para que el orden de la “forma” que es su cultura, no
evolucione. Pero ocurre que el soporte de la vida humana cambia por sí
459
mismo. Nuestro planeta es la parte visible de un “Gestalt” natural muy
poderoso, que, sin embargo, ya empieza a sufrir las consecuencias de
una actividad humana desordenada y desarticulada, que lo empuja a
una respuesta que puede ser inmensamente dañina para la adaptación
de futuras generaciones humanas en nuestro hogar planetario. ¿En qué
medida, apenas somos los <<detonadores>> de procesos naturales
inmensamente más poderosos que nosotros, como es el deterioro de los
casquetes polares terrestres, lo que puede “parar” la gran “Banda
Transportadora” de vida, que mueve las grandes corrientes marinas
cálidas y frías? Y en el Universo podemos observar ya, obviamente, sin
la intervención humana, gigantescas estrellas supernovas, que explotan,
que chocan y forman inmensas cascadas de materia incandescente,
galaxias enteras que colisionan, impresionantes cúmulos de galaxias
que son atraídos por otros, hacia un fin que se sale de toda ponderación
de lo colosal, etc. Todo ello lo menciono, porque es importante
entender que los humanos hemos nacido en un rincón paradisíaco y en
el momento adecuado, casi insignificante de ese inmenso
“maremagnum” de actividad a escalas inconcebibles para nosotros, que
es el Universo; porque es importante que hagamos todo lo posible por
conservarlo habitable para nosotros, para compartirlo, para hacerlo
acogedor y hospitalario. Es importante que nos demos cuenta que la
solidaridad entre nosotros, que el Amor, representan una innovación
real en nuestro modo de comportarnos; que los odios y la discordia,
apenas nos inducen a “emparejar” nuestro hogar con las catástrofes que
se dan en el Universo, y que, algún día, de alguna manera, pondrán fin
a nuestra existencia; es importante entender que tenemos que alejar de
nuestra presencia la duda de que somos incapaces de superar todas las
formas de pensar, todas las lógicas estructurales de nuestro
pensamiento, todos los sistemas simbólicos existentes, que un día nos
han permitido articularnos socialmente, en vez de comunicarnos ahora
nos separan, se han convertido en paradigmas para ser superados y
pueden ser susceptibles de una interpretación común que nos integre.
Sólo en el campo científico, se da hoy un esfuerzo, verdaderamente
serio, por conciliar diferencias de interpretación, y llenar lagunas,
buscar integrar las “islas” de conocimiento y “limar” las asperezas y las
contradicciones internas del conocimiento entre todas sus
“construcciones interpretativas”. Y ese ejercicio puede estimularnos y
460
ayudarnos a desarrollar las destrezas que necesitamos para llevar a
cabo la empresa en todas las demás esferas de la vid a civilizada. Será
entonces, cuando logremos incorporar, para el bien humano, como
nunca logramos hacerlo antes, toda la sabiduría que le ha permitido al
hombre llegar a donde ha llegado hasta ahora, y desarrollar las bases
culturales que le permitan catapultarse al futuro, de la misma manera
como lo ha soñado.
2.3.0 LA NOCIÓN DE DEIDAD
En las épocas más antiguas, nuestros antepasados adoraban a los
animales, a las plantas, a algunos objetos que eran considerados
sagrados, y a las grandes fuerzas de la Naturaleza. Los asiro - caldeos
tenían divinidades bienhechoras, como el sol, la tierra, los ríos, el
fuego, que eran ayudados por genios buenos, pero concebían también
genios malvados, demonios y dioses crueles, como el viento cálido del
desierto, los reptiles venenosos, los espectros nocturnos. En muchos
casos, los dioses eran temidos. Si no eran aplacados, podían
desencadenar poderosas fuerzas que llegaban a azolar campos y aldeas
enteros y generalizar la ruina y el hambre. Los sacerdotes y los
monarcas se constituyeron en los oráculos de los dioses, en los
auténticos intérpretes de su voluntad, en intermediarios entre los dioses
y los hombres. Cada cultura, cada pueblo tienen su propio panteón de
dioses, y cuando ocurren las invasiones de unos imperios por otros,
generalmente los panteones del vencedor se enriquecen con las
divinidades del vencido.
Olimpo, es el nombre que tienen varios montes de la Grecia Antigua.
El más famoso de ellos, tiene una altura de 2.911 metros y está
colocado entre Macedonia y Tesalia. Allí residían los dioses griegos.
Pero no sólo los griegos miran de manera muy especial a las altas
montañas. Es común en las culturas antiguas del Oriente cercano la
veneración, actitud muy singular hacia las montañas, cuyas cúspides se
cubren, a menudo de nubes, y donde las tormentas eléctricas se
manifiestan más a menudo. Abraham, natural de Ur, capital de Caldea
(o Mesopotamia), subió al monte para celebrar el sacrificio de su hijo
Isaac; Moisés (aproximadamente en el 1200 a. de C.) subió al monte
Sinaí a hablar con Dios y allí recibió las “Tablas de la Ley”.
461
En América, desde tiempos muy antiguos, se reconocen algunos
referentes que compendian lo que algunos pueblos consideran el ideal
de la vida humana y lo relacionan, no pocas veces, con la idea de la
perfección moral. Entre ellos están la “serpiente emplumada”, el
jaguar; son adorados también el Sol, como padre fertilizador de la
semilla, como procreador de la Vida, la Luna. Y, tal como hemos visto,
y como ocurre en los pueblos primitivos del Viejo Mundo, aparecen las
culturas totémicas. << “Tótem”>>, palabra tomada por las ciencias
antropológicas para uso científico, entre los indígenas de América del
Norte, significa signo, familia, tribu, y es aplicada a seres u objetos
con los cuales los seres humanos más primitivos, creen hallarse
vinculados por relaciones naturales, personales o de familia. En ese
contexto científico, tótem está relacionado con la palabra
<<“Fetiche”>>, de origen portugués, que significa encanto, suerte
echada, y, en consecuencia, objeto o acto mágico, es decir, portador de
una fuerza misteriosa capaz de actuar sobre los seres y sobre las cosas
(Marcel Simon. Cours D’Histoire Universelle. Tomo I . Talleres
Gráficos de la Compañía General Financiera S. A. Buenos Aires 1959).
Ya cuando aparecen las primeras culturas superiores, Mesopotamia en
Asia y Egipto, en el Norte de África, simultáneamente hacia unos
4.000 años a. de C., aparecen formas de personificación concreta de
esos ideales diferentes, por el eclipse que se va dando en las más
antiguas por el efecto de las más nuevas. Sus antepasados adoraban
animales, plantas y objetos que eran considerados sagrados pero su
panteón se va enriqueciendo con otras personificaciones. Poco después,
esos fetiches serán considerados como la forma visible de un espíritu
que es el dios.
Los dioses más primitivos del antiguo Egipto viven en familia o tríada,
-padre, madre, hijo-, y se les atribuyen legendarias aventuras guerreras
entre dioses que nos transmiten el eco de las viejas luchas entre clanes
y reinos primitivos.
Al producirse la unidad de Egipto, con la concentración del poder a
partir de Menes (hacia el año 3,299 a, de C.) los sacerdotes imaginan
entonces grandes dioses que colocan por encima de los dioses locales
como reyes de todo el país. Mas tarde, su dominio excede el de Egipto
462
y se extiende al mundo entero: tales son los dioses del universo
personificados en los elementos aire, cielo, agua y sol. Son
considerados como dioses buenos, justos y generosos, de manera que la
idea de dios coincide con la de perfección moral.
Más tarde se les atribuye a esos grandes dioses el nombre, el aspecto y
el carácter de algún antiguo dios local potente y victorioso. Así, el más
antiguo de los dioses universales el del aire y el del cielo, asume la
identidad de Horus, el halcón, pero este es eclipsado por Ra, el Sol, y
adoran también a Osiris, el Nilo, que dominan el panteón egipcio en la
época menfita. “Los egipcios son los más religiosos de todos los
hombres”, ha dicho Heródoto (probablemente 484 a 420 a. de C.),
historiador griego, llamado el Padre de la Historia. Sin embargo, los
egipcios no llegan a concebir la idea de un dios único y universal, lo
que sí se da entre los judíos.
Hasta el siglo XIX, sólo se conocía aquella información a través de los
historiadores griegos quienes visitaron el país más o menos en el siglo
V a. de C., en el tiempo de la dominación persa, y la admiraron como
lo hacemos nosotros hoy con la suya, y la consideraron la “madre de la
civilización”. El hecho de que ello hubiera ocurrido posteriormente a
los efectos de la influencia y las interferencias provocadas por los
pueblos vecinos y las modificaciones consecuentes, solamente
pudieron transmitir una idea incompleta y a veces inexacta (Idem.
Tomo I. P 23). Sólo cuando el sabio francés Champollion (1790 –
1832) logró descifrar los jeroglíficos egipcios, se tuvo acceso a la
historia escrita directamente por los egipcios, cuyos signos cubrían
muchos de sus monumentos.
El paso de la sociedad menfítica, con Menfis como capital, del 3.200 al
2.360 a. de C. aproximadamente, a la sociedad tebana, con Tebas como
capital, del año 2.100 al 1100 a. de C. aproximadamente, es descrito
por un sabio egipcio, en su obra, las Admoniciones:
“<<Las gentes del desierto sustituyen en todas partes a los egipcios.
Vienen los extranjeros; ya no hay egipcios en parte alguna. El país se
convierte en desierto; los nomos están devastados….Los nobles están
de duelo; los plebeyos se regocijan; cada ciudad dice: Vamos,
463
suprimamos a los poderosos de entre nosotros….El país se encuentra
en revolución (da vueltas) como el torno del alfarero. Los ladrones se
convierten en propietarios y los viejos (ricos) son robados.”
“<<Faltan todas las materias necesarias a los artesanos. Se penetra en
todos los lugares secretos. Los asiáticos trabajan en los talleres del
Delta. Ningún obrero (egipcio) trabaja ya; los enemigos del país han
despojado los talleres.”
“<<Los hombres disminuyen. En todas partes se ve al hombre derribar
a su hermano. Los muertos son arrojados al río; el Nilo es un sepulcro.
Las mujeres son estériles. Ya no nacen niños….Se huye de las
ciudades….”
“<<Los pobres del país se han vuelto ricos, mientras los propietarios ya
no tienen nada. El que no tenía nada se vuelve dueño de tesoros y los
grandes lo adulan.>>”
“<<Los que construían tumbas se han vuelto labradores; los que
remaban en la barca del dios (los sacerdotes) están bajo el yugo.
Actualmente no se navega hacia Biblos. ¿Cómo tendríamos para
nuestras momias los pinos, además de los productos con que se entierra
a los puros y los aceites con que se embalsama a los grandes?”
“Después de esta revolución las condiciones materiales y morales del
pueblo junto con el poder del rey fueron intensamente transformados.”
“Los faraones de la época tebana se convirtieron en propietarios de
toda la tierra cultivable y la dividieron entre los campesinos que
llegaron a ser propietarios libres…”Durante la revolución, como lo
dice el papiro de las <<Admoniciones>>, los secretos de los talleres
fueron robados y los artesanos no estuvieron desde entonces tan
estrechamente ligados a los talleres señoriales; cada uno pudo elegir
libremente su oficio según sus aptitudes y sus gustos y, en
consecuencia, los oficios se multiplicaron. Con instrumentos
rudimentarios, los artesanos egipcios fabricaban telas, muebles, vasos y
armas de rara perfección técnica. Los grabadores, pintores y escultores,
que han decorado los palacios, templos y tumbas, eran, en su mayoría
464
artesanos. Cada taller pagaba un impuesto en especie….” (Idem Tomo
I Ps. 29 y 30)
Sin ese testimonio nos quedaría difícil apreciar la forma traumática
como ese proceso de evolución de la cultura egipcia, y de los demás
pueblos antiguos, se da. Las invasiones, los cambios de dinastía,
generan toda clase de sentimientos, angustia, terror, frustración,
desesperanza, y cuántos más; en vano hemos de querer olvidarnos que
los afectos, los amores que han unido a los hombres a los suyos y a lo
suyo, les hacen felices, pero esos cambios históricos, rudamente
conseguidos, les exigen también cuotas de dolor, de sacrificio. De esa
antigüedad es difícil encontrar muchos testimonios como ese. La
historia moderna, casi una verdadera historiografía, se ha reducido a
conservar la memoria de los eventos bélicos más relevantes e
influyentes, relatos heroicos, fechas notables, personajes ilustres, y
poco de la vida cotidiana. Se dice que “la historia la escriben los
ganadores”, los que siguen siendo sus protagonistas principales; y los
perdedores solamente pasan al olvido. Pero en las artes hay quien los
haya dejado con sobrado genio, para matizar los fríos textos escritos de
la crónica histórica <<imparcial>>, periodística, incluso de la perversa
crónica “amarillista”, ajenos a toda consideración de la emoción
humana, particularmente si no es explotable económica o
políticamente: ¿Qué tal el Güernica de Dalí, sobre la revolución
española de la década de los treintas, en el siglo pasado?
2.3.1 LA DEIFICACIÓN DE LOS FENÓMENOS DE LA
NATURALEZA
Entre los pueblos más primitivos pobladores del continente europeo se
le rendía culto a la Naturaleza. Los eventos naturales como las
tempestades, la lluvia, el calor del Sol, el crecimiento de las plantas y
animales, y otros eventos, les parecía que fuera como la manera de
expresarte ésta, de hacer sus donaciones en frutos y animales y
descendencia, entre otras cosas, o de negarse a ellas, de premiar y de
castigar, según el caso, por el “buen” o “mal” comportamiento de los
hombres. Las religiones primitivas poseían un catálogo de rituales y
ceremoniales para comunicarse e interactuar con la Naturaleza. En
algunos casos, se practicaban los sacrificios humanos para propiciar su
465
buena voluntad, pagar el precio de los males causados, etc. Dentro de
éste culto pueden entenderse las diversas maneras como eran vistos,
por ejemplo, entre los celtas, ciertos valores como la fertilidad y
rituales como los rituales fálicos, a los que se hace referencia, incluso,
entre algunos novelistas actuales, y alrededor de cuyos temas giran los
dramas que allí se tejen, como se da en la novela “El Código Da Vinci”
de Dan Brown. Pero algo increíble: En medio de riquezas y
conocimientos nunca antes acariciados, nuestra cultura se regresa a
aquellos valores primitivos, con una diferencia: se precipita hacia la
incertidumbre, porque cree haber vencido a la Naturaleza, cree haberse
redimido de ella e insensatamente ha renegado de su tutela.
Luego de un periplo a través de unos 10.000 años de Civilización,
vemos cómo la cultura contemporánea produce una especie de
involución cultural, de regreso a aquellos valores primitivos, haciendo
caso omiso de valores, de conocimientos, que, por sí mismos, parecían
abrir horizontes absolutamente promisorios en la solución de los
problemas y retos que enfrentaba a la Humanidad. Uno se siente
extrañado de que no aparece por ninguna parte el afán de debatir
procesos económicos, sociales y políticos más diversos, que se
impulsan, como obedeciendo a criterios que, se da por sentado
automáticamente, son no sólo legítimos, consecuencia, por ejemplo, de
la práctica del principio de “Libre Empresa”, sino “bien” recibidos,
dada la “autoridad” de quienes los desencadenan o las consecuencias
concretas que traen, el replicar o el ejercer resistencia en su contra.
Como consecuencia de un proceso cultural demasiado complejo,
marcado por la anarquía, por los intereses inmediatistas de la gran
mayoría de las iniciativas no sólo públicas sino privadas, que tienen,
querámoslo o no, sus consecuencias en el orden político, y por lo tanto,
tienen, de alguna manera su influencia en el espacio público, es decir,
que nos afectan a todos, podemos apreciar cómo la Cultura evoluciona
de manera caprichosa, errática, como si los niveles superiores de
civilización alcanzados nada tuvieran qué ofrecer. Nuestra cultura
contemporánea, con todo su desarrollo técnico y aún científico, no ha
logrado ser entendida, en lo fundamental, como un proceso
degenerativo, en que se fomenta el regreso, el disfrute y el goce de los
valores sensibles, emocionales, de nuestra condición animal, al igual
466
que el regreso de las formas de culto primitivo de la Naturaleza, como
es el culto a la belleza femenina, pero sin serlo, con el problema
mencionado: que no se inscribe dentro de ese contexto de “totalidad”
que, de otra manera no solamente le aportaría a las personas una visión
de los estímulos, quizás de los disfrutes que ofrece para pagar, para
compensar justamente el precio por la función de la procreación
específica, que debería ser asumida de buena gana como fundamento
de los compromisos de la maternidad y de la paternidad responsables.
El milagro de que ello no sea visto así lo han realizado los
anticonceptivos. De no cambiar el sentido de ese proceso, sólo
quedaría esperar el recrudecimiento de la Guerra y la Violencia para
que se produzca fácilmente el accidente que ha de causar, finalmente la
extinción de la especie humana en un futuro no muy lejano. Pero
sigamos el tema del culto a la Naturaleza:
Ya hemos visto a grandes rasgos lo que pasa en Egipto, la primera gran
cultura superior del viejo Mundo, simultáneamente con Mesopotamia,
donde se construye también el primer imperio conocido en el Mundo.
El drama humano vivido allí se extiende a toda la historia human, hasta
la contemporánea, aunque “oficialmente” el dolor y el sufrimiento “de
la muerte”, sean olvidados como motivos poderosos de la dinámica de
la cultura, o cambiados por el “fervor” fanático profesado por una
causa cualquiera.
Cuando los europeos arribaron a La Española, en América en 1492,
creyeron estar en frente de pueblos salvajes sumidos en la superstición.
No estaban preparados para entender el contraste entre su visión
cristiana y renacentista, de un Dios único, y la visión totémica de los
indígenas americanos, semejante a la que tenían los pueblos primitivos
del Viejo Mundo, entre unos mil quinientos a cinco mil años atrás.
Inocentes absolutamente de lo que pasaba, para empezar a digerir ese
plato fuerte fue necesario que avanzara mucho la cultura occidental, y
entre la Arqueología, la Antropología y otras disciplinas afines,
empezaran a darnos una interpretación plausible de ese fenómeno. Hoy
día, podemos entender que cada cultura es un universo humano
completo, con su estructura interna, sus creencias, su lógica, su manera
de entender sus vínculos con el mundo exterior, su manera de ver el
467
futuro, su cosmogonía, su panteón de deidades, etc., en fin, lo que
podríamos llamar una “forma”, un verdadero organismo vivo, que
“anida” en las neuronas del lóbulo derecho de los cerebros humanos de
sus partícipes, que le imprime al ser humano un carácter específico.
Esa deificación no es, pues, un suceso aislado, intercambiable; es parte
de todo un estereotipo, de un modelo estructural, dentro de cuyo
espacio se mueve la gente, piensa, resuelve sus problemas cotidianos,
se proyecta al futuro, proyecta su vida, escoge su trabajo, sueña, etc.,
en donde la acción de las personas (o la omisión),-su hacer o dejar de
hacer- no es una simple gestión, según el concepto de los sociólogos,
sino referida a los demás componentes de su entorno social.
Una característica del pensamiento mítico es que le otorga una
personalidad humana al objeto de veneración y adoración, como un
animal, una planta, un fenómeno de la Naturaleza, etc., para poder
<<interactuar>>, dialogar en su propio lenguaje, con él, inspirarse en
él, además, ese objeto tiene un poder que no le permite, para sus
medios convencionales, ningún tipo de control humano, a no ser algún
ceremonial, una oración, un sacrificio (que puede ser con víctimas
humanas), un amuleto o cualquier otro <<fetiche>>, que tenga poderes
“mágicos” para lograrlo. Esa relación, a menudo requiere de la
intermediación de sacerdotes, de los líderes reconocido de la
Comunidad, que a menudo son las cabezas religiosas y civiles de ésta.
Esa intermediación es práctica; requiere una preparación especial, que
hace que se perpetúen las fórmulas, los rituales que se requieren para
conmover a las deidades o aplacarlas. Entre los primitivos pueblos
europeos, para el líder se vuelve imprescindible consultar el Oráculo
antes de tomar la decisión de emprender una guerra; entre los mayas,
esa consulta determinaba los días precisos en el año en que se debían
iniciar las siembras de maíz para lograr cosechas óptimas en el año.
Los registros del calendario maya son tan precisos, que se supone, ello
debió ser establecido con una rigurosa observación astronómica.
Ese objeto de adoración es el dios, en sí mismo, en el caso de un
animal, este es el “totem”, alrededor del cual se desarrolla la vida de la
comunidad humana a la que se refiera, y alrededor de cuyas cualidades
reconocidas, como base de un estereotipo de conducta ideal a seguir,
468
se desarrolla la cultura de la comunidad. Por eso ese tipo de sociedades
se llaman sociedades totémicas.
En los conflictos que se dan por la ocupación de territorios, por el
asalto a naciones extranjeras para someterlas y sacarles tributos, que es
lo que usualmente se llaman Imperios, el panteón de los dioses de los
pueblos sometidos generalmente se mantiene y pasa a ser parte del
panteón imperial, aunque se trata de dioses de menor categoría.
Desde la perspectiva de nuestra cultura, mucho más evolucionada, uno
puede observar que la visión del hombre primitivo carece de los
medios para alcanzar a trascender el objeto que lo inspira como un
dios. Lo que para él es un dios, para nosotros puede no pasar de ser un
signo, quizás un signo importante del fenómeno natural, del animal de
que se trate etc. Pero ello es comparable con el caso nuestro, de que
nos apeguemos a la idealización que hemos hecho de Dios, a su
imagen, sin lograr trascenderla. En los cuadros de Miguel Ángel, la
representación del Padre Eterno se cumple, por medio de la imagen de
un anciano venerable. Y muchos cristianos piensan que así realmente
debe lucir Él en el Cielo. Quizás esta es la razón, por la que los
musulmanes prohíben las imágenes de los santos en sus mezquitas,
para evitar la práctica de cualquiera de estas formas de idolatría.
Pero hay algo acá de importancia crucial: ¿Cómo puede percibir un
sujeto que llega a ser cuestionado en sus creencias por una persona de
una cultura extraña? Es muy posible que sienta el “choque” frontal
contra todo el esquema estructural de su cultura; es muy posible que
sienta una sensación automática de rechazo en contra de todo lo que
puede significar para él cualquier cuestionamiento de sus posturas, por
ejemplo, una de las más trascendentales, como es la manera de
concebir (o desconocer) a Dios. En este caso, dicho cuestionamiento
puede ser percibido como una forma de agresión, un desacato, una
ofensa, un desafío, una provocación, una invitación a respuestas
igualmente agresivas, según la animosidad que se despierta en el
interior de los personajes que interactúan. ¡El impacto es más fuerte si
se hace de manera descortés; y todavía es más fuerte si se ignora la
respuesta, sea cual sea ella, y el cuestionamiento no es tal, sino
469
directamente el asalto armado y el intento de someterle e imponer la
voluntad propia sobre la suya.
¿Qué es lo admirable o lo temible del objeto de culto, de una deidad en
determinada etnia primitiva? Los diferentes pueblos tienen en sus
panteones dioses buenos y dioses malos. Como científicos, podríamos
hacer un análisis racional del fenómeno; de hecho, sin embargo, ese
análisis distaría inmensamente del que haría un hombre cualquiera de
tal etnia, y lo propio sucedería si lo comparamos con las visiones de los
hombres de otra etnia diferente. Y esas diferencias de visiones pueden
ser fuentes de conflicto muy importantes. Vamos a tomar, como
ejemplo, y modelos para comparar, así sea de manera muy simple,
cómo se mira la actividad típica cotidiana para subsistir de un grupo
nómada pastoril del Asia Central y un pueblo sedentario y agrícola
como el mesopotámico. Para ser muy claros y sucintos, veamos la
implicación de la circunstancia mencionada en el concepto de la
<<Libertad>>:
El pueblo nómada funda su tarea diaria en la búsqueda del alimento
que requiere su ganado, generalmente pastos y otras hierbas. Para ello
requiere libertad de movimiento; su espíritu se nutre del conocimiento
y experiencia vivida en estos términos, de muchas regiones, de su
clima en diferentes épocas del año, de las especies disponibles, de sus
exigencias para prosperar en diferentes medios, etc. Toda restricción de
movimiento puede ser interpretada como una amenaza para disponer
libremente de lo que necesita, y así se expresa un concepto de la
<<libertad>> propio de su cultura, de su manera de vivir.
Por el contrario, la tarea diaria de un pueblo agricultor se funda en la
labranza de cierto terreno, en la siembra de la semilla, en la cosecha y
almacenamiento del producto. Para el agricultor la vida sedentaria
pierde el significado de limitación vital. La posibilidad de moverse
libremente a lo ancho y largo de extensos territorios lo dispersa; no le
preocupa no poder hacerlo. Es más, si tuviera que hacerlo no podría
concentrarse en lo que la agricultura le exige. Surgen entonces otros
retos y otras categorías de conocimiento que lo orientan a horizontes
nuevos que en pastor nómada ni siquiera sospecha: Diferencia mejor
las tierras productivas de las que no lo son tanto, aprende a regirse por
470
las estaciones de lluvias y sequía para asegurar mejor sus cosechas,
hace acopio de las aguas de riego, por medio de sus acueductos, que
conectan las fuentes con los campos de cultivo, etc.
Y el resultado es alentador: Cuando las poblaciones humanas crecen,
en la época de las heladas se vuelve la vida mucho más difícil y de
mayor escasez, los pueblos nómadas y sus ganados casi mueren de
hambre (de hecho, muchos de ellos se extinguieron) en las inhóspitas
estepas del Asia Central, y el único camino para sobrevivir que hallan
es el de atacar a sus vecinos mejor dotados y aprender a vivir del
pillaje. En cambio los agricultores pueden tener excedentes para la
época difíciles. Su concepto de <<libertad>> no es el mismo: Ellos
requieren poder desarrollar su creatividad y disponer de los medios
para adelantar sus labranzas sin tropiezo. La Humanidad encuentra así
un camino diferente para garantizar la vida humana sustancialmente, y
ese camino llega al umbral de sus posibilidades en la víspera de la
Revolución Industrial, unos ocho mil años después.
Las relaciones de los pueblos nómadas y los pueblos agricultores no
fueron nunca cordiales; la Historia nos refiere conflictos inmensos y
cruentos. Hoy día podemos entender que hubo de por medio falta de
entendimiento. Pero ni siquiera entre nosotros hemos logrado todavía
llevar a la práctica el resultado de nuestros descubrimientos en
psicología humana, ni hemos logrado desarrollar modelos de
diplomacia suficientemente delicados y comprehensivos para reducir al
mínimo los efectos negativos de los conflictos culturales. Para los
líderes de los pueblos agricultores, las costumbres nómadas llegaron a
tener el sentido y la condición de verdaderos paradigmas que tenían
que ser superados para encontrar una solución y llegaron a castigarlos
con el estigma del rechazo moral. Las nociones del zoroastrismo persa
del Bien y del Mal, están vinculadas al problema de aquellos
conflictos. La historia de Caín (agricultor) y Abel (pastor) del Antiguo
Testamento de nuestra Biblia, ilustran igualmente el “impase”. Pero
éste es una nueva clase de conflictos. Ya no se trata de la competencia
“horizontal”, entre etnias nómadas por sus medios de supervivencia,
por su espacio geográfico, se trataba entonces, de implementar una
nueva concepción del Trabajo, que permitirá una competencia
“vertical” o, en “profundidad”, en un espacio mínimo, una solución, en
471
este caso económica, que le da paso a economías inconcebibles antes,
de otra naturaleza; pero hoy, se trataría de encontrar una en la que se
basa una nueva innovación de la vida humana: las primeras
civilizaciones superiores de la historia; hoy se trataría de encontrar una
esfera de vida diferente que, mediante una novedosa configuración
económica interna, y una relación diferente con el Medio, le
garantizase una sólida sostenibilidad. Esto se dio seguramente paso a
paso. Pero cuando el último paso se dio, surgió, campante, una nueva
clase de “Gestalts”, de “formas” de civilización y cultura, cuya
evolución, a menudo, sucumbe, en un principio, por el embate de las
hordas “salvajes. Formas que difieren de las anteriores, en toda su
estructura interna, en su concepción de los dioses, en la lógica de sus
presupuestos, en el sentido de sus simbolismos, en su lenguaje, en sus
ideales, en su dinámica evolutiva, etc.
El que el ser humano no dependiera tan decisivamente de ciertas
fuerzas naturales, hace que gane en autosuficiencia y pueda aprovechar
recursos, en mayor escala, que antes no aprovechaba. Así, la ecuación
energética del Trabajo mejora. El espacio ya no es tan significativo en
el acopio de recursos productivos y los pueblos encuentran la manera
de asentarse en ciertos territorios, sumar a los recursos del suelo los
otros que necesita para que ese suelo de frutos óptimos, como es el
agua de riego, su trabajo de labranza, cuidados y cosecha, y
deduciendo el costo de su trabajo, que se resume en sus necesidades
alimenticias, vestido, cobijo, etc., y le quedan, aún, excedentes.
2.3.2 LA IMAGEN DE LOS DIOSES EN LA MENTE HUMANA
DE LA MODERNIDAD
Todo ello, sin embargo, palidece ante la ardua elaboración conceptual
del Dios Judío, del Dios cristiano, de Alá, que no son más que visiones,
desde los tres ángulos de esas tres culturas de la misma Divinidad; de
Dios, que pretende ser <<“destronado”>>, como todo aquello que
provenga de la “nefasta” Edad Media, si no “muerto” por la cultura
secular de nuestro tiempo, ni siquiera ya sustituyendo los valores del
“ideal moral” por otros valores, sino olvidándose, por completo, del
asunto, para reconocer, sin discusión, las pre - valencias que son
impuestas, de hecho, solapadamente, en la vida humana de la
472
actualidad, aparentemente en nombre de la libertad natural del Hombre,
de su auténtico derecho al “Libre Albedrío”, pero realmente apoyadas
en el engaño, en el encubrimiento, en la intimidación, en el uso abusivo
del Poder, entre otros, y supuestamente conquistados por los poderes
que gobiernan actualmente al Mundo, en Occidente y en las esferas de
dominio de su cultura, de manos de los sistemas monárquicos europeos
absolutistas, cuyos jerarcas alegaban ser soberanos absolutos, y que su
soberanía provenía directamente de Dios.
En nombre de aquellos “ideales morales” que hoy pretenden
desconocerse por “obsoletos”, que son base universal de la Sociedad
Justa, y que, olímpicamente se acostumbra hoy sustituirlos por razones,
incluso, supuestamente científicas, en términos de una interpretación
muy discutible del valor del pensamiento científico, es que pretendo el
enfoque de este cuestionamiento. Yo entiendo, y es lo que pretendo
comunicar, que lo científico, no sólo no sustituye lo ético, sino que lo
complementa y lo refuerza con su argumentación racional. Diría que en
la Ciencia, el ser humano ha encontrado una forma singular de
prolongar el campo de la ética por regiones insospechadas. Si bien la
Guerra ha sido la solución más expedita para los “poderosos” imponer
su voluntad a los más “débiles”, con sus maneras propias de usar, para
la intimidación el “desequilibrio” militar, o económico, o para
desencadenar, con relativa impunidad, la crisis, porque la guerra
también es el pan de cada día, entre nosotros, en el terreno de la
competencia económica, en los mismos términos de crueldad en que se
han librado siempre las batallas guerreras desde la antigüedad, no
obstante tiene a la luz de las consideraciones científicas una debilidad,
cada día más crítica: su irracionalidad. Y si no fuera por la fascinación
que despierta la “magia” de los “fusiles” en los corazones tímidos e
incapaces, y el “oro” en los corazones codiciosos, tales fetiches
carecerían, por completo, de valor y sería posible construir un mundo
muy diferente al que sufrimos en la actualidad.
Si no fuera por lo que pasa en nuestro tiempo con los ideales morales,
si no fuera porque siento, porque tengo la consciencia, de que ese
suceso ha afectado profundamente la sociedad de donde provengo, y
por lo tanto, me doy cuenta que me ha afectado profundamente,
también a mi, porque ha sido un espacio de donde yo he tomado la
473
inspiración para asumir la iniciativa en la búsqueda de principios
prácticos para actuar en mi vida satisfactoriamente, porque por ese
camino yo he hallado la paz y el sosiego conmigo mismo, si no fuera
porque es el lugar donde creo, el ser humano puede encontrar, a su vez,
la manera de inspirarse para proseguir su lucha, que no dudo va a ser
milenaria o más, por sus auténticas reivindicaciones, no lo trataría con
el énfasis que quiero hacerlo. Por eso acudo a las raíces de mi fe, de
mis esperanzas, y convoco a los seres humanos hipotéticamente
sensibles a estas experiencias, para que tomen consciencia de ellas y
sean respetuosos con muchos hombres que, como yo, han cifrado en
sus ideales morales las posibilidades de un mundo mejor.
Ese conocimiento de Dios, parte, entre los cristianos, del conocimiento
de los mismos hombres:
Según Joseph Pieper, la segunda parte de la Summa Theologica del
Doctor Común de la Iglesia, empieza así: <<Puesto que el hombre fue
creado a semejanza de Dios, después de tratar de El, modelo
originario, nos queda por hablar de su imagen, el hombre>>. Observa
Pieper que ello es evidente para Santo Tomás, pero no es evidente en sí
mismo. “Esta primera proposición de la Teología moral refleja un
hecho del que los cristianos de hoy casi han perdido la conciencia: que
la moral es, sobre todo y ante todo, doctrina sobre el hombre”.
Esa realidad era algo muy natural para la cristiandad de la Alta Edad
Media. La Moral y sobre todo su enseñanza perdieron después esas
perspectivas, por causas difíciles de entender, hasta el punto de que,
incluso aquellos textos de Teología moral que pretendían estar
expresamente escritos según el espíritu de Santo Tomás diferían de él
en este punto capital (Joseph Pieper, Las Virtudes Fundamentales.
Segunda edición, Ediciones Rialp S. A. Madrid 1980. P 11). Esta
afirmación es el fundamento de la actitud esencial del cristiano, poco
practicada hoy, pero plenamente reconocida popularmente hasta finales
de la Edad Media: Su amor al prójimo, debe entenderse inspirado y
realizado en los demás, por su amor a Dios. Por ello, aunque en nuestra
cultura actual parece éste un principio accesorio, desechable por
innecesario, superado por otos fundamentos “mejor sustentados”, es
474
<<el eje>> de la más precisa visión que podemos tener de nuestra total
realización.
Yo, en mi enfoque, no deseo perder ni poco, de esta perspectiva. Mi
deseo profundo es el de reivindicar el Amor, como fundamento de toda
perspectiva de felicidad humana. Y ese amor debe trascender todas las
fronteras de su intimidad, superar todos los paradigmas de sus esferas
de vida. Frente a mi convicción que no estoy dispuesto a ceder con
facilidad, ya que se trata de una decisión de fe, absolutamente personal,
íntima, confirmada y reforzada constantemente a través de mi
experiencia y del proceso de maduración de mi consciencia, quiero
colocar el escepticismo de las sociedades seculares, con la
irracionalidad de sus formas de hacer la Guerra y la competencia
económica. La existencia de Dios, cuya desaparición de los horizontes
humanos, me parece, nos está acarreando innumerables dificultades
para entender el significado del entorno en que vivimos y del
significado de la vida humana misma, opino, con todo respeto, debe ser
reivindicada. Coloco también frente a mí las actitudes, de matices muy
diferentes, que los humanos asumen ante su propia experiencia de la
presencia de Dios entre nosotros.
Mis tesis básicas, parten de la consideración de esas actitudes, que,
creo, son el fundamento de las “formas” que van perfilándose en las
construcciones estructurales de las sociedades humanas actuales,
afectando profundamente e, incluso, determinando toda la vida humana
en el Planeta. Esas actitudes van desde aquellas que provienen de la
más profunda de las experiencias místicas, cuyo testimonio en
Occidente tienen su mayor exponente en la fe de Santa Teresa de Jesús
y en la fe de San Juan de la Cruz, hasta los más extremos
escepticismos, que permiten la extensión, por doquier, de increíbles
aberraciones de la conducta humanas, a través del influjo del
pensamiento positivista moderno, con su racionalismo, con su
materialismo, con su ateísmo a ultranzas, con sus dogmatismos de
nuevo cuño, y su intolerancia renovados, y de la mano de un concepto
ético pobrísimo que les sirve de directriz, que señala al “lucro” como
máximo objetivo de la vida humana, capaz de asegurarle al hombre las
fuentes de su felicidad, cuando no es que desconocen completamente,
475
o pasan por encima de cualquier escrúpulo ético, con tal de cumplir sus
cometidos.
La actitud típica de la gente en las sociedades secularizadas, según se
extiende esa cultura, es de una franca oposición de sus posturas, frente
a los clisés de lo que parece ser, para ellas, el pensamiento religioso.
En concreto, entre nosotros (en Colombia), aunque públicamente se
reconoce el influjo, todavía muy fuerte, de la Iglesia Católica Romana
en bastantes comunidades regionales, en privado, se descalifican sus
doctrinas “trasnochadas” y sus percepciones y juicios, poco prácticos,
respecto de la situación general de la Sociedad, y su actitud muy pasiva
y permisiva. El respeto que se le brinda en público a instituciones
venerables, vetustas, como nuestra Iglesia, y la Iglesia Católica de toda
América Latina, que se ocupa de los más necesitados, que estimula en
los sectores mejor dotados de medios económicos a la “comunicación
de bienes” con los débiles y menesterosos, y que tiene a su haber
(como ocurrió en la región antioqueña) el haber liderado la
construcción de nuestras comunidades campesinas (que yo conocí y
viví de cerca), una sociedad articulada poderosamente en los principios
cristianos, pobres monetariamente sí, pero de un nivel de vida
infinitamente más alto que el de las prósperas economías urbanas
actuales, contrasta con la aprehensión y el recelo que despiertan sus
tesis sociales, en medio del juego que se presenta dentro los conjuntos
ideológicos que convergen hoy, para afectar de alguna manera la vida
humana. Lo que tardó casi cuatrocientos años para ser construido,
cuyos valores casi hubieran podido ser el fundamento de una nueva
nación, viene destruyéndose sistemáticamente en Colombia desde hace
casi cincuenta años. Esa destrucción empezó con las “guerras
ideológicas”, impulsadas por los espíritus ambiciosos y vengativos de
sus líderes políticos, entre los sectores liberales y conservadores del
país, y sigue avanzando con el desarrollo de las campañas políticas
propias de los movimientos de “izquierda” de carácter marxista, que le
apostaron a las posibilidades de su acción militar, lo que, como
consecuencia, provocó la aparición de las estructuras de “autodefensa”
privadas, actores que han caído finalmente en la tentación de apoyarse
en un nuevo polo del poder en el Mundo: El crimen organizado.
Entonces, hemos ido cayendo en nuevas formas de dependencia y
colonialismo, cuando no en altos niveles de impotencia ante poderes
476
extraños que no nos esconden sus expectativas de invasión, o que
pretenden copar nuestras instituciones para apoderarse de nuestros
recursos naturales y forjar sus propias grandezas.
Pero por la razón que sea, no se trata de aceptar aquí, sin más, el
cuestionamiento que se hace comúnmente en las esferas modernas,
desde la perspectiva de algunos sectores de Poder, supuestamente
apoyados en el pensamiento científico, en un esfuerzo hiper – racional,
para deshacerse de un “mito” de vieja data, como lo es el de la
existencia de Dios y la irracionalidad de las posturas religiosas, no sólo
del cristianismo sino de otras de ellas, frente al pensamiento
racionalista, positivista de hoy, obstáculos indeseables, para llegar a
afirmaciones que se han usado como justificación de las mayores
atrocidades, de los más perversos proyectos económicos sociales y
políticos que las mentes torcidas de muchos poderes humanos
megalómanos y codiciosos, amantes del Poder y sus beneficios, han
podido concebir. ¡El problema no es de racionalidades, el problema es
de “sensibilidad” es de “sintonías” con realidades que, muy
probablemente en nuestra todavía bastante “burda” experiencia
moderna, solamente experimentan algunos seres humanos
privilegiados! Por lo que tampoco se trata, sin más también, de aceptar
con argumentos confusos, indescifrables, unas supuestas realidades,
materialmente inexplicables, que, en el fondo, no pasan de ser más que
fantasías. Sin embargo, el pensamiento humano va madurado, y lo ha
conseguido lo suficiente, como para comprender que, entre esas
situaciones extremas hay mucha “tela qué cortar” y muchas claridades
qué descubrir. No es la Ciencia una nueva “deidad”, encargada de
aportar la sustentación básica del pensamiento profano contemporáneo,
los fundamentos indiscutibles de una nueva cultura que impone por las
vías de hecho, o por la fuerza, los valores del mercantilismo, o nuevas
ediciones del “derecho de conquista” tal como se practico en tiempos
de guerra, en otros tiempos de menos avance cultural, en sustitución de
la Ética, en sus diversas expresiones, tal como ha sido reconocida
universalmente, vía por la cual la especie humana accedió a la
Civilización, incluso la civilización racional, vía por la cual dio vida y
orden a las asociaciones humanas más diversas y fecundas conocidas
sobre la Tierra, como las diversas instituciones familiares, los clanes,
las tribus, las comunidades de vecinos, las sociedades de aldea, las
477
naciones, culturas enteras, y el moderno y mal comprendido Estado de
Derecho.
La Ciencia, por el contario, se está independizado hoy de ese tutelaje
que la ha obligado a depender de los presupuestos de investigación de
las grandes compañías mercantiles para apoyar sus innovaciones y su
capacidad de competencia, o que la ha atado a los intereses de ciertos
poderíos estatales para facilitar el desarrollo de sus ingenios bélicos,
sirviendo de “idiota útil” en el refuerzo de la capacidad militar de esos
Estados enfocados, no en el servicio público, sino en la represión de
sus propios pueblos y en la dominación extranjera. La Ciencia,
verdaderamente, ha venido
madurando y profundizando sus
indagaciones, su reflexión y su investigación, con su propia rigurosa
metodología, con su propio lenguaje, hasta el punto de haber alcanzado
terrenos que sólo habían sido transitados por personajes iluminados
como Lao Tsé (hacia 6000 a. se C.) Buda (aproximadamente 500 años
a. de C.), Confucio (551 a 479 a. de C), fundadores de culturas
milenarias, inspiradas en sus conceptos sobre la naturaleza humana y
sus necesidades, en sus ideales morales, y encontrando afinidades de
pensamiento, antes no imaginados siquiera. Obviamente, no se queda
atrás sobre sus indagaciones para descubrir el mundo mítico, “mágico”-, sobre el cual se basa nuestra tradición occidental, y sus
pensamientos religiosos, y cómo evoluciona nuestra visión de Dios.
La búsqueda de una explicación expresada en términos comprensibles
actualmente, no pretende quitarle nada a su significado simbólico
expresado en su lenguaje original a nuestra mitología. Solamente se
ocupa en hallar una “traducción” de sus mensajes, tan fiel, tan
claramente como sea posible. Siguiendo este derrotero, podemos
preguntarnos: ¿Qué ocurre en realidad cuando Abraham oye a Dios
decir en la mesa del sacrificio que ha construido en la montaña, al
levantar su mano armada para asestarle el golpe de gracia a su hijo
Isaac: “Detente Abraham, no mates a tu hijo…..”? ¿Por qué interpreta
Moisés la presencia de Dios que le habla, en la forma de una zarza que
arde sin quemarse? ¿Qué mueve, realmente a Mahoma, nacido en La
Meca (hacia 570 – 623), quien se siente inspirado por Alá para escribir
el Corán? ¿Cómo puede explicarse la experiencia de Bernardita en
Lourdes, Francia, la de los pastorcitos de Fátima, Portugal, y sus
478
respectivos contactos con la Virgen María? Estos son algunos casos
que tengo a mano para tratar de ilustrar lo que quiero decir. Y creo que
difícilmente puede hallarse una explicación más apropiada que la
aplicación de una analogía del problema que nos ocupa, con el
ejercicio de la Música: ¿Cómo es posible que una persona que no ha
oído nunca, pueda entender la experiencia de la armonía de los sonidos
musicales? ¿Cómo puede entenderse el juego de los diferentes
instrumentos, y conjuntos de ellos, en una orquesta sinfónica, el juego
de las diferentes partituras, de su director, cuando el reto es expresar el
mensaje que se propone dar el compositor con la obra interpretada?
¡Yo entiendo que todo lo que se oye en las expresiones musicales y en
los sonidos de toda suerte, hoy en día, son arte! Sin embargo, reconocer
todo eso como arte no significa que todas esas expresiones sean, en sí
mismas, igualmente bellas. Representan sí, estados diversos del alma
humana; algunas veces pueden mostrar el grado de su perturbación que
se experimenta, otras, cuán sublime es la experiencia que se desea
comunicar. La libertad de expresión, es una necesidad humana, pero
entiendo que, cuando esa libertad puede tener el poder de lesionar, es
razonable que se limite su área de influencia, se protejan los medios
sociales donde pueden darse esas lesiones, por ejemplo, donde hay
niños que se están formando, donde hay personas mayores que
necesitan sosiego, espacio íntimo para disfrutar personalmente, etc. Y
difícilmente podemos encontrar una orientación, acerca de lo que
debemos hacer, si prescindimos de los principios de la Ética y de la
Moral.
Ahora hay una disciplina nueva que intenta explicar las actitudes
humanas que se basan en su experiencia de Dios, teniendo en cuenta,
que hay un sector del cerebro sensible a los estímulos que pueden
generar su presencia, y que se sitúa en la región frontal del mismo: Se
llama Neuroteología.
Hoy, aún en el “mundo racional”, en el cual el secularismo está siendo
implantado como estereotipo de la cultura popular, sin Dios, en todas
las naciones del mundo, podemos encontrar rastros de los valores
éticos que le dieron vida, en un principio, siendo la manera de
comportarse de la gente un pálido reflejo de ellos, aunque en la
479
consciencia de la gente esos valores carezcan ya, por completo, de
validez, o hayan pasado, aparentemente al olvido.
Lo que, en un principio, se da como consecuencia del cisma protestante
en el siglo XVI, no empieza siendo el desconocimiento explícito de la
directriz, del liderazgo religioso ejercido por la Iglesia Católica
Romana hasta finales de la Edad Media. Tampoco se da un
rompimiento tajante, el desconocimiento de su doctrina, de su espíritu
dogmático, de su maquinaria de dominio y control de la vida popular
dentro de la cual se inscribe la institución de la Inquisición, de la
imagen de Dios que la inspira. Antes bien, los líderes de la separación
adoptan algunos de sus sistemas de represión, como lo es su propia
Inquisición. Hablaremos, en seguida, solamente de algunos aspectos
fundamentales, haremos referencia muy sucinta del tema, ya que será
tratado más ampliamente en otro capítulo de esta obra.
Particularmente, los principios que le dan vida al espíritu de las
instituciones económicas privadas y políticas públicas que nos rigen, se
originan en el pensamiento religioso que portan los antiguos colonos
puritanos que llegan al Nuevo Mundo para poblar a Norteamérica en el
siglo XVII, huyendo de las terribles guerras religiosas que asolan
Europa en ese tiempo. Esos colonos se acogen, para orientar su
conducta, a una visión más cercana a las doctrinas judaicas que a las
católicas romanas; su imagen de Dios es la de un Dios terrible, que,
como en las culturas arcaicas, exige, todavía que su indignación sea
aplacada con signos de sumisión humana. Reconocen el principio de la
<<Predestinación>>, que se impone como condición que determina
profundamente a la acción humana. Su doctrina, producto de una
visión impregnada sustancialmente por el efecto de las formas de vida
mayoritariamente dedicadas al comercio y al manejo de mercaderías,
del dinero y todo ese bagaje de experiencias, ve a ese principio de
predestinación influyendo en la calidad humana de los seres humanos,
diferenciándolos en dos bandos específicamente: Los <<ricos>>, o
“santos visibles”, líderes naturales del Mundo, o en camino de serlo; y
los <<pobres>>, o los condenados en vida. Y de la misma manera se
califica a los ciudadanos para hacerlos merecedores del voto. Allí nace
la fuerza de los empresarios temerarios y exitosos que se dedican, sin
perder tiempo, a desarrollar su capacidad creadora y a construir, con su
480
espíritu práctico, el emporio económico que es hoy los EE. UU. de
Norteamérica, y la depresión de los que consideran que tienen qué
sufrir una vida de privaciones, si no es que encuentran otros caminos,
caminos menos ortodoxos para hacerse ricos. Allí están, en parte, las
raíces de la sociedad burguesa contemporánea.
Pero a medida que la autosuficiencia encuentra sustentación real, lo
que hace que la sensación de seguridad se generalice, va apareciendo
un perfil definido de nuevas actitudes, que determinan el “complejo de
superioridad” de aquellas culturas, no solamente en Norteamérica sino
en Europa, en relación a las demás culturas del Planeta. Esa actitud se
transforma en actitud arrogante, en soberbia excluyente, en relación al
resto de las culturas del mundo, predisponiéndose a construir un
poderío económico y militar, haciéndolas capaces de ejercer la
hegemonía política internacional. Ese espíritu culmina en la segunda
década del siglo XX, y se observa patente cuando es botado al agua el
trasatlántico insumergible Titanic, en el puerto de Liverpool, Gran
Bretaña, en el año de 1912, milagro de la tecnología de su época, y,
cosa dolorosa, hundido en la colisión con un iceberg en su viaje
inaugural hacia Nueva York, con un saldo de varios miles de muertos.
Y, ni hoy, el mundo donde la Razón dice dominar, logra salvarse éste
de la influencia del viejo pensamiento mítico, afectando todavía el
<<nervio>> de la vida moderna. Todos sabemos ya que la Economía y
el Poder son más cosa de psicología humana, de dinero y armas, más
bien, paradójicamente, que de decisiones razonables sensatas. La
“plata” y el “fusil” son ahora verdaderos <<“fetiches”>> de los que se
valen, no sólo los “ricos” sino los capos del crimen para instalar, contra
toda razón sus imperios, ya que son capaces de mover profundamente
a la devoción, a la veneración, a la adoración de los “ídolos” del
dinero, del poderío armado o militar, saltándose por encima, de la
más rigurosa de las lógicas de la Ley, del Derecho de Gentes, de los
sofisticados pactos o tratados internacionales, de toda jurisprudencia,
de los más avanzados estudios científicos, de la Moral, capaces de
desencadenar, desde el interior del alma humana, la “euforia de la
prosperidad”, el pánico, la catástrofe, la crisis, el caos, la desconfianza
total, cuya extensión y profundidad pueden ser completamente
481
inexplicables, en términos de razones, del más preciso de los lenguajes
técnicos, con los más avanzados cálculos matemáticos.
A pesar de ello, tenemos un síntoma alarmante, que empieza a afectar a
todas las sociedades humanas en el Planeta, sin distingos de ninguna
clase, de manera despiadada, haciéndole pagar un precio cada vez más
alto en términos de pérdidas de vidas, de pérdidas de recursos
naturales, deterioro del establecimiento agrícola e industrial,
destrucciones mayores en las ciudades, etc.: El calentamiento global, y
otros síntomas de cambios ambientales dramáticos. Entre ellos
podemos contar con la muerte masiva de las poblaciones de coral, la
devastación de bosques irrecuperables por lluvia ácida, la desaparición
paulatina de los casquetes polares, los glaciales y los nevados de todo
el Planeta, la parálisis de la “banda transportadora” de las corrientes
marinas, la muerte masiva de las especies del mar, lo que puede traer
condiciones ambientales imposibles para la supervivencia humana y la
consiguiente desaparición de nuestra especie.
Si los humanos reconocemos el valor de esas alarmas, aunque sea
solamente en la expresión rigurosa y fría de los datos científicos,
vamos a tener serios motivos para cambiar radicalmente nuestra
manera de comportarnos, o, simplemente, resignarnos a perecer.
2.3.3 ¿SON RAZONABLES LAS LUCHAS RELIGIOSAS,
DESDE EL PUNTO DE VISTA
DE LOS PRESUPUESTOS DE LA FE?
En el mundo actual tenemos que contar con muchos presupuestos de
fe. Es ley de la Naturaleza, de la Vida, de la vida humana. Cada ser
humano es en sí mismo, primero el producto hecho realidad de la
interacción de casi infinitos factores naturales y humanos que en cada
caso convergieron, y produjeron una síntesis única y diferente a
cualquier otra, una probabilidad de factibilidad entre incontables
opciones, unas muy pocas posibles y la inmensidad de ellas imposibles,
algo que un ingeniero, un científico, casi descartarían definitivamente
por insignificante; y segundo, una <<promesa>> específica, que
implica una <<visión>>, un <<papel>> en este mundo, un
<<destino>>, un <<reto>>, la exigencia de un <<propósito>>, y el
482
cumplimiento de una tarea a cumplir que trasciende sus circunstancias
y su “Gestalt”, o su “forma” actuales.
Es un <<recurso natural>>, no de nuestra propiedad, porque, aunque
haya todavía esclavos, unos 27.000.000 ( según la ONG Free te Salves,
publicada por Kevin Bales. El Tiempo. Domingo 13 de septiembre de
2009. P. 20), equivalente a más del 50% de la población total
colombiana, y el desarrollo de su verdadero potencial, está en el juego
de su vida, <<en plena y genuina libertad>>, para decidir por sí
mismo; aunque millones de adictos al alcohol, a los estupefacientes y
al tabaco se hayan convertido en un “mercado”, cautivo, seguro, que
nutre de fondos al Crimen en el Mundo; aunque ocurra, como dice el
director de la agencia PMA (Programa Mundial de Alimentos) de la
ONU, Josette Sheeram, de 1.020.000.000 de hombres aguantan
hambre en el Mundo, entre los miles de millones situados detrás del
umbral de la miseria, de la indigencia, incapaces de labrarse una vida al
menos digna, aunque la gran mayoría de la gente que trabaja empleada
por otros, haya tenido que enterrar sus sueños, porque cada vez una
mayor porciones de su tiempo tiene qué dedicarlo a producir para sus
patronos, olvidándose casi de su vida privada, de la crianza de sus
hijos, de toda posibilidad de crecer como persona, reconocer otras
opciones de vida, mejorar el nivel de ésta, etc.
Muchas de las grandes comunidades nacionales de hoy, empezaron a
nivel prehistórico como pequeños grupos familiares trashumantes,
transformándose posteriormente en grandes familias humanas,
estructuradas en forma de clan, de tribu, etc., con cultura propia. Es allí
donde nacen los valores religiosos, y es a partir de las diferencias de
concepción de Dios, de las diferencias de visión, de la práctica
religiosa, de los conflictos históricos suscitados con otros, lo que
genera actitudes encontradas con otras vertientes de carácter religioso.
La Fe, pues, es un asunto de decisión personal, pero perfilada dentro de
los términos de la Cultura y su contexto, y, digamos de su tradición.
Desde tiempos inmemoriales, sabemos, muchos pueblos humanos han
interactuado, intercambiando, tal vez canjeando diversos objetos, y con
ellos, <<poniéndose de acuerdo>>, diversos otros valores. Así se
inventaron los <<“medios de pago”>>, como la sal, el oro, y la
483
moneda; pero también intercambiaron creencias. Y más tarde, cuando
la vida fue mucho más compleja, ello generó, quizás, el caos,
principalmente en los mayores centros de actividad comercial, y
nuevas interpretaciones de la vida íntima de las diversas culturas. Y
con ello han surgido muchos motivos de contradicción entre los
intereses de sus líderes, enfrentamientos violentos y cruentos,
venganzas, distanciamientos,
recelos y profundas discordias y
divisiones; en ocasiones los abismos son cada vez más profundos, e
inscritos en ellos están los conflictos religiosos.
En el mundo de hoy, sabemos también que las viejas y profundas
heridas causadas en el alma humana por las antiguas guerras religiosas
no han cicatrizado suficientemente, y bastaría solamente una chispa
para incendiar continentes enteros y regar la tierra de sangre humana,
por motivos religiosos. Irresponsablemente, el manejo estratégico que
ciertos líderes mundiales le dan a la balanza internacional de los
poderes militares, se orienta a aprovechar la fuerza de esos conflictos
para desestabilizar esa balanza a favor suyo.
A mi manera de ver, el ingrediente religioso de cualquier cultura tiene
un valor que trasciende, por completo, la valoración que pueda hacerse
de él, en términos de su contexto social, aún al más largo plazo posible.
Es un patrimonio histórico invaluable que pertenece a los pueblos que
la han producido, y cuyo registro debe ser conservado, aún el de épocas
de todavía poca madurez de consciencia, porque nos conduce a un
mayor entendimiento del alma humana, de sus actitudes, de sus
inquietudes, de sus móviles, de sus dinámicas de crecimiento, etc.
Desde el principio de este trabajo nos hemos propuesto explorar en
busca de mejoras en nuestros medios de comunicaciones, encontrar la
fórmula para lograr el entendimiento, la concordia, la coherencia, en
todo el Planeta entre las diferentes “formas” de cultura. Porque se trata
de rescatar al Hombre, con su patrimonio cultural, que es lo que, en
todas partes le permite sobrevivir y desarrollarse. Porque es,
necesariamente el punto de partida, de cualquier intento de conciliar, y
de integrar la vida de los seres humanos, de construir tejido humano. Y
si de religiones se trata, si aspiramos a la posibilidad de llegar a un
presupuesto de fe único, a una empresa humana integral, si no
484
queremos violentar al ser humano hemos de partir, necesariamente, de
los presupuestos de fe concretos de que disponemos, del diálogo
ecuménico, de la mutua confianza, de la mutua voluntad. El camino no
es imponerla con el patrón de la ortodoxia, es perfeccionarla a través
del diálogo, del intercambio de experiencias, de decisiones
responsables. Algo que si se generaliza, puede conducir a una identidad
común entre los hombres, mutuamente referida. Y, ¿por qué no, si
cuando, hablamos de lenguas y hemos aprendido a construir “puentes”
para entendernos en diferentes lenguajes, hemos desarrollado la
Diplomacia, los diversos protocolos, en particular, qué diremos lo que
podemos hacer para que la comprensión de las diferencias, en general,
pueda ser una realidad, su conciliación sea algo mucho menos doloroso
que la Guerra?
Desde tiempos inmemoriales, aún en lugares muy difíciles, como la
Amazonía, pobladas por “salvajes”, abundan los pobladores que han
aprendido a entenderse con los pueblos vecinos en su propia lengua.
Muchos de ellos hablan cuatro y cinco lenguas diferentes. Entre
nosotros, en esas tierras, a pesar de las diferencias, de que no faltan las
pequeñas disputas, la gente nativa vive en paz, se ayuda mutuamente,
se comprende y se entiende, en medio de sus diferencias. ¿Por qué
nosotros, más cultos, más experimentados, más evolucionados, no
podemos hacerlo?
En el mundo viven actualmente 6.700.000.000 de seres humanos como
aquel individuo que describía un poco arriba. Pero, como ocurre con
nuestros pueblos salvajes de la Amazonía, tampoco viven solos.
Tampoco se aventuran, en lo posible, si no se sienten seguros, hacia lo
desconocido, a no ser que sean locos o irresponsables. Viven
vinculados, de alguna manera, a una casi infinita variedad de esferas
vitales, digamos de “Gestalts”, como familias, clanes, tribus, etnias,
comunidades locales, clases sociales, castas, naciones, partidos y
movimientos políticos diversos, grupos de aficionados, de amigos,
pandillas juveniles, bandas de delincuentes, gremios, asociaciones
profesionales, comerciales e industriales, sectas religiosas, iglesias,
religiones, culturas diversas, etc. Cada una imprimiendo en él su propio
carácter, y demandándole, en su interacción con él, su dosis de lealtad
y compromiso, en una variedad incontable de proporciones, el
485
sacrificio de sí mismo, si es preciso, con el fin de invertir las energías
posibles en sus respectivos objetivos.
Enredadas en un sinnúmero de conflictos insolutos, muchos de orden
histórico y otros nuevos, esas “Gestalts” se ven envueltas muchas veces
en movimientos erráticos y turbulencias sociales, sometidas a la
incertidumbre, consumiendo energías vitales para la vida humana, y
frustrando, en gran medida, el potencial específico de la Humanidad.
Esas “Gestalt”, o “Formas”, verdaderos organismos vivos, pueden
representar para sus integrantes, espacios cómodos -<<áreas de
comodidad>> como dicen comúnmente los psicólogos-, de donde
mucha gente no quiere salir a enfrentar el mundo exterior, a aprender
cosas nuevas, a “tallarse” con nuevas experiencias, …o a caer…a
morir. La destrucción masiva de comunidades campesinas, igual que
las reestructuraciones de las grandes empresas en Colombia, entre otros
procesos, ocurridos con motivo de la “globalización económica”, la
invasión del contrabando, el crecimiento de las actividades criminales,
etc., sin embargo, han generado entre nosotros, no sólo una gran masa
de migrantes al exterior, aproximadamente 5.000.000 de almas y unos
2.500.000 a 3.000.000 de desplazados forzados de sus antiguas
comunidades. Ello representa aproximadamente un 18% de la
población total.
¿Qué significa eso dentro del tema que estamos tratando? Muy
sencillo: Si bien es claro que la gente tiene qué salir de sus
comunidades de base, como la familia paterna, la aldea, etc., a buscar
qué hacer, en algún momento de su vida, igual como los bebés, que
tienen qué abandonar el seno materno cuando están maduros para
“nacer”, si esa salida es apresurada y traumática, y sin la adecuada y
suficiente preparación para hacerlo, puede generarle riesgos demasiado
grandes y muy serios, para su capacidad de control, incluso de su
propia vida; Manaos y otras ciudades brasileñas están pobladas, en
parte, en sus “fabelas”, con los residuos de pueblos amazónicos, como
los jíbaros, que han sucumbido ante el asalto armado del “hombre
blanco”, para arrebatarle sus tierras y su patrimonio económico.
Significa que la dinámica de la evolución cultural de la Humanidad, tal
cual sucede hoy, que está siendo provocada arbitrariamente y sin el
486
asentimiento o la contribución, en general, de aquellos a quienes afecta
más profundamente,
como sucede con los procedimientos de
centralización del poderío económico, por cuenta de la globalización
económica, o, como ocurre cuando a ciertos caudillos les parece que
los obstáculos humanos a sus empresas se vencen imponiendo su
voluntad a la fuerza, le está generando problemas a los seres humanos
y a sus estructuras sociales de apoyo, para defenderse adecuadamente
de los actos de agresión, de todo orden, en el Mundo. Esas
migraciones y esos desplazamientos, los niveles de miseria, la
esclavitud, que en proporción de la población humana total no es tan
relevante, sí lo es, porque hoy hay más esclavos que nunca antes en la
historia humana, lo es porque esas migraciones y esos desplazamientos
son la resultante de millares de actos de violencia, de la falta de
oportunidades de trabajo, y de muchos problemas más que afectan
primero a los más indefensos, entre ellos, los más desvalidos, los
ancianos y los niños.
En un mundo secularizado como el actual, en el que las diferencias en
la visión de Dios no es tan relevante, al menos frente a la postura de la
Razón, que cuestiona por completo aquello que no sea racionalizable,
en un momento dado, pensar en conflictos religiosos que se resuelvan
con la violencia, parece hoy algo absurdo. Hoy, cuando es preciso un
diálogo fecundo entre fe y razón, que permita rescatar al ser humano de
las garras de una sociedad sin ética, que está presto a aprisionarlo, a
quitarle su libertad, puede ser, mas bien, un crimen.
2.4.0 LA SUSTITUCIÓN, EN EL MUNDO SECULARIZADO
MODERNO,
DE LOS CONFLICTOS RELIGIOSOS
POR LOS CONFLICTOS IDEOLÓGICOS.
En un mundo en que la tecnología ha acortado las distancias
físicas, pero en que las actitudes humanas han profundizado las
distancias psicológicas, el que no hayamos encontrado una
solución práctica para resolver nuestros conflictos religiosos,
sino que hemos inventado, adicionalmente, los conflictos
487
ideológicos, hace que las cosas se nos compliquen más bien
que facilitársenos .
No es un capricho decir, que si la vida humana ya era bastante
embarazosa, con los conflictos históricos que se manejaban
anteriormente, a todos los niveles de la Sociedad, la posibilidad de los
espíritus inquietos de ciertos filósofos modernos, particularmente con
la irrupción de la Ilustración, de desarrollar sus propios modelos
teóricos ideológicos, o “Gestalts”, autónomos, perfectamente perfilados
y acabados, destinados a ser aplicados, como opción política,
complicaron, todavía más ese panorama embarazoso, particularmente
al nivel de los asuntos políticos.
Y eso sería algo jocoso y bastante curioso, y no dramático, si esos
intentos de aplicación, generalmente a “sangre y fuego” no hubieran
producido estragos de dimensiones pavorosas, tales como nos ha
tocado presenciar a los que hemos vivido en el siglo XX.
Cuado hablamos atrás sobre la Utopía, siendo el pensamiento de
Tomás Moro, su primer exponente, y siendo el modelo utópico
marxista, tal vez el primero que se intentó llevar masivamente, en
escala total y a cualquier costo, a la práctica, aprovechando la
coyuntura de una revolución triunfante, al tratar sobre su historia,
hemos tocado indirectamente el tema del drama de nuestro tiempo, ya
que la aplicación práctica de los modelos o “Gestalts” utópicos, motivo
importante de la historia contemporánea, son los ejemplos más
elocuentes de los resultados reales que pueden ser logrados, en la
aplicación de los modelos ideológicos, sin contar, de manera alguna
con sus contextos históricos y sociales. Es importante anotar que la
intención fue siempre solucionar problemas humanos y sociales
patentes y vividos dramáticamente por los hombres, pero su
establecimiento se hizo sólo a un alto costo humano, y sólo con un
éxito discutible.
2.5.0 ¿ES POSIBLE LA CONSTRUCCIÓN DE UNA ÉTICA
UNIVERSAL?
488
Las condiciones para que ello sea urgente ya están dadas: La fragilidad
de la vida humana, la fragilidad de la Vida, en su conjunto, son un
hecho incontrovertible; los rangos entre los límites de las condiciones
físicas que permiten la Vida y la vida humana son muy estrechos y
cada día, en las diferentes latitudes y longitudes del Globo se aprecian
ya los peligrosos desbordamientos de esos límites. A pesar de que a
niveles extraplanetarios, nuestro poder es todavía insignificante, la
Humanidad, en su conjunto, tiene ya el poder de cualquiera de los
factores naturales que afectan, por ejemplo, el clima terrestre; por eso
nos urge considerar seriamente el poder de autodestrucción global que
la actividad humana esgrime, sin entender su alcance potencial y el
riesgo de que sus efectos lleguen a ser irreversibles. Y si no lo
conseguimos, el precio puede ser demasiado alto: La extinción de la
Vida sobre la faz de la Tierra.
La idea de masificar las soluciones a los conflictos y problemas
humanos, sin contar con la realidad de las esferas de vida, las
“totalidades” en que se desarrolla y transcurre la vida humana, no sólo
puede ser un atentado contra la vida humana misma, como tal, sino,
verdaderamente una catástrofe de amplias proporciones. Obvio que la
visión global de los diferentes proyectos humanos tiene una urgencia
cada vez más notoria y relevante y que la economía de escala ofrece
ventajas incuestionables y hace más accesibles las soluciones que
ofrece la Técnica a públicos más amplios. Sin embargo, y, aún, por
tales motivos, uno de los aspectos técnicos de esas soluciones es el de
hacer claridad sobre su impacto en las vidas humanas según la manera
como éstas sean afectadas; otros motivos son la información, la
generación de una consciencia en los públicos afectados de su efecto
sobre ellos, el requerimiento de que esos proyectos sean el producto de
una interacción entre gestores y afectados, que quede bien establecida
la responsabilidad de los primeros, el costo económico y social y a
quién le corresponde pagarlo.
La apertura económica de 1994 decretada por el Dr. César Gaviria, de
triste recordación por sus devastadoras consecuencias sobre la
estructura económica de Colombia, podría servir de ejemplo de una
decisión unilateral, en este caso del Estado, que busca adaptar a la
estructura productiva colombiana con la economía internacional, cuya
489
economía trabajaba dentro de tenores de costos de producción
completamente desfasados, y que desde hace tiempo la hacen cada vez
más incompetente.
Es importante indagar, así sea a grandes rasgos, lo que ocurre
internamente: No solamente se dan profundamente conflictos de orden
político, sino social y económico, que afectan la estabilidad de la
estructura productiva. El país asiste, por ejemplo, a forcejeos sin
solución por conciliación entre patronos y sindicatos. Las presiones
mutuas terminan afectando los costos de producción a niveles
insostenibles y las cargas laborales y prestacionales desbordan todas las
expectativas. Los gestores en todos esos frentes conflictivos no buscan
esa conciliación, sino el dominio de la oposición, controlar totalmente
la situación. Así, se promueven alianzas estratégicas y no foros de
discusión, que, se sabe, desbordan las fronteras de los intereses
enfrentados y llegan a comprometer partidos políticos, altos
funcionarios, instituciones públicas, políticas de estado de dudoso valor
universal, etc., donde todos terminamos perdiendo. Cabe preguntarse si
en esas circunstancias hubiera sido posible la confección de acuerdos
prácticos para producir los efectos necesarios de adaptación a la
economía internacional, o, apenas nuevos privilegios a los sectores
diferentes de la Sociedad, dispuestos a mover las palancas necesarias
para conseguirlos. El hecho tozudo fue el decreto oficial, que logró,
finalmente su cometido, no sin que la sociedad colombiana pagara un
precio demasiado alto por ello.
Gran parte de esas alianzas estratégicas terminaron sirviéndoles de
soporte físico, de motivo, de referentes, de ejes de acción política local
concretos, a los seguidores nacionales, a los líderes y personeros, por
ejemplo, de los grandes movimientos ideológicos, partidos, grupos de
presión, con raíces en otros lugares del Planeta, para darle forma
material y justificación práctica a sus, causas, a sus luchas internas. El
gran conflicto del siglo XX, entre el Capitalismo y el Comunismo,
terminaron siendo los abanderados de los grandes conflictos entre
empresarios y trabajadores, por no hablar de otros igualmente difíciles
de resolver. Durante el siglo pasado era difícil entender cuál era el
verdadero móvil, cuándo en las campañas proselitistas, en el saboteo de
las actividades del transporte, en los paros sindicales, sólo por
490
mencionar unos poquísimos casos, las cosas eran manejadas con una
violencia mal disimulada, y vistas desde la perspectiva de los
movimientos de izquierda, en medio del estado de guerra proclamada,
en el caso del Estado colombiano, por el Comité Central del Partido
Comunista, como sólo uno de los medios de la lucha revolucionaria,
convocada y llevada a la práctica por todos los medios disponibles. En
esa lucha ideológica han sido usados esos medios como base de
apalancamiento de los medios de lucha revolucionarios, igual que toda
clase de conflictos sociales potencialmente desestabilizadores de la
Sociedad. Ello ha hecho casi imposible la limitación de la dinámica de
la generalidad de los conflictos sociales a su propia esfera, y la paz
social se alejaba, hasta hace muy poco, más y más de nosotros.
Teniendo en cuenta ese maremágnum, a primera vista y desde fuera,
pudo parecer la decisión de la apertura económica, una decisión
absolutamente acertada, sana, realista. ¿Acaso no es sano que la
autoridad del Estado reconozca la urgencia de adaptar la economía
colombiana a la economía global para acercarla a su mayor potencial
comercial con el exterior, y poner ante los ojos incrédulos de los
empresarios y otros sectores de la sociedad colombiana, las
condiciones que nunca llegaron a considerar y que debieron ser tenidas
en cuenta a la hora de planificar a futuro sus ingresos, sus estados de
pérdidas y ganancias y sus balances, a la hora de interactuar con la
economía internacional competitivamente?
Es un hecho contundente que nuestros conflictos internos económicos,
sociales y políticos, por ejemplo, como se dio entre empresarios y
trabajadores, impidieron que una sana política de compensaciones
económicas se hubiera abierto paso en las discusiones, en caso de que
se hubieran dado, generalmente bajo múltiples presiones. El aparato
productivo empezó a encajar los malos arreglos como costos
adicionales de operación, habiendo generado cargas insostenibles como
las que llevaron a la quiebra las compañías de navegación fluvial en el
río Magdalena en la década de los cuarenta y la de los Ferrocarriles
Nacionales de Colombia en la segunda mitad del siglo XX, como
consecuencia de las cargas prestacionales y pensionales impagables.
491
Puede decirse que el primer asalto ejecutado contra nuestra economía
por aquellas fuerzas oscuras que se identificaron incidentalmente con
algunos de nuestros conflictos internos, se dio con anticipación al
asalto de que fueron objeto nuestras grandes empresas como
consecuencia de la apertura económica y de la globalización
económica que se llevó a cabo durante la primera década del siglo
XXI. Por la misma época la guerra de rumores desatada por los
sectores revolucionarios de izquierda, daba por sentada la toma del
Poder por la guerrilla, dada la acción desencadenada en el
adoctrinamiento político en universidades e, inclusive, colegios de
secundaria, y la proyección en el tiempo que eso llegaría a permitir,
conjugando la actividad guerrillera armada con la actividad
revolucionaria de apoyo que podría ser desencadenada desde los
sindicatos y los centros educativos. Por otra parte, es un hecho
reconocido por multitud de comerciantes, como constaté
personalmente en uno de los medios en que me moví en alguna época,
que el contrabando cada vez más masivo, y la nueva actividad del
narcotráfico, con su costumbre de lavar activos, a partir, más o menos
de los años sesentas del siglo pasado, estaban haciendo añicos nuestra
estructura comercial, al hacer oferta de productos textiles al comercio
de menudeo, a una fracción de precios de las telas ofrecidas por las
textileras nacionales. En el caso de maquinaria de construcción, de
equipo agrícola pesado, de automotores, de herramientas, de dotaciones
para restaurantes o procesadoras de alimentos, entre muchos otros
casos, las ofertas de aquellos comerciantes furtivos podían ser más
bajas que las fijadas oficialmente por los fabricantes extranjeros, por
razón de la complicidad de éstos, ya que se saltaban la cadena de
distribución, incumplían la disciplina con los distribuidores locales
establecida con contratos vigentes de distribución, y les vendían a
aquellos, a precios de remate, porque compraban grandes saldos, de
mercancía de primera.
Todo ello ocurría, frente a un pueblo anonadado, indeciso,
desorientado, arrinconado e intimidado por los actores emboscados de
aquellos aciagos acontecimientos, en medio del silencio cómplice o
pésimamente informado de las ONG extranjeras, de las naciones que
manejaban a su antojo a la opinión pública internacional, a través de
una retórica sesgada incapaz de penetrar el sentido real de las luchas
492
desencadenadas en nuestro país, el poderío y el origen real de las
fuerzas disolventes enfrentadas a la legitimidad de nuestras
instituciones, la debilidad relativa de instituciones públicas, como las
nuestras, no sólo penetradas profundamente por aquellos actores y sus
organizaciones, sino afectadas de una debilidad económica crónica,
agravada posteriormente por los procesos absorbentes de la
globalización económica.
Protocolariamente nuestra nación fue descalificada; todavía hoy se le
reclama compostura en relación a los derechos humanos, y se persiste
en desconocer la situación política interna y los problemas que
enfrentamos como pueblo, que, igual que los africanos, sufre de
instituciones públicas todavía con una estabilidad precaria, enfrentadas
solitariamente a fuerzas superiores como las que ha generado allá la
inmensa, poderosa y corrupta industria de los diamantes, y sin el apoyo
estratégico de las naciones fuertes del Planeta. A eso se suman las
conspiraciones internacionales de origen político y aún criminal,
consideradas en los centros de Poder del Planeta, mientras no toquen
sus intereses, asunto interno de cada nación y que han producido entre
nosotros. internamente, una verdadera catástrofe social.
Así, lo que fuera un conjunto bien complejo de factores que estaban
afectando fundamentalmente las comunicaciones entre los actores de
nuestra actividad económica nacional, ello pareció hacer imposible una
salida concertada, requerida apremiantemente, y el Estado, mal o bien
aconsejado, tomó, alineado a la filosofía neoliberal, finalmente, una
decisión unilateral.
Pero es importante que hagamos, así sea un somero escrutinio de sus
consecuencias: ¿Sobre quiénes recayó, finalmente, la responsabilidad
del pago del colosal precio de semejante decisión? ¿Podemos, como
pueblo, seguir dándonos “pelas” como esa, y seguir dándonos el lujo de
comportarnos con la misma inconsciencia y de la misma, manera hasta
perder la totalidad de las prerrogativas propias de un pueblo libre,
dueño del ejercicio pleno de su independencia de gestión? ¿Es
suficiente o no la lección de esa experiencia para sentirnos movidos a
un cambio radical en nuestras actitudes frente a nosotros mismos?
493
Es evidente que al jefe del Estado y a su partido de gobierno les tocó
pagar un alto precio político. Sin embargo a los líderes de derecha e
izquierda, a los grandes empresarios y a sus asociaciones gremiales, a
los sindicatos y a todos aquellos que por su conocimiento, visión,
experiencia e influencia, les tocaba hacer un serio aporte a la solución y
no lo hicieron, nadie les ha pasado la factura por lo que deben. El
gigantesco costo económico lo pagó el pueblo colombiano entero, en
unas pérdidas patrimoniales invaluables, en la pérdida de valiosas
oportunidades de trabajo, y de puestos de trabajo ya vigentes, en la
pérdida de una porción muy importante de sus autonomías económica,
social y política, de su independencia como pueblo, duramente
conquistada en la Guerra de la Independencia, de su capacidad de
autogestión, de su control sobre su propio proceso vital.
Eso nos costó el querer vivir de espaldas a la Realidad, encerrados en
nuestras propias “pompas de cristal” aspirando o estando dispuestos a
recibirlo todo sin dar nada a cambio, ignorantes, en absoluto, de un
mundo exterior más codicioso, más agresivo y más posesivo que el
nuestro. Por eso nunca logramos unirnos, cerrar filas alrededor del
propósito común de asumir responsablemente el reto de dar una
respuesta colectiva contundente al problema. .
Por esa época, la retórica solapada de una dirigencia internacional, no
siempre libre de culpa, se ocupaba de estigmatizar una ciudadanía, la
nuestra, la colombiana, en generalizar la especie de que era merecedor
del escarnio público, de que estaba caracterizada por una condición
oprobiosa y deshonrosa de los naturales de nuestro país, como si
nuestras aberraciones hubieran sido todas el producto auténtico de
nuestra perversa creación, y no por la corrupción generada por unas
prácticas económicas, sociales y políticas derivadas de las inadecuadas
valoraciones éticas de la Realidad, y del desdén, del descuido, de la
despreocupación por aquellos “condenados en vida”, que no serían
invitados a compartir el pan en la mesa de los “santos visibles”.
Pues bien: Esos ciudadanos de Colombia supuestamente merecedores
del oprobio mundial, de su ostracismo, de su desconfianza, hemos
logrado realizar un giro político fundamental y avanzar decididamente
con nuevas esperanzas, apoyados en un liderazgo político casi heroico
494
que logró superar todo el escepticismo acumulado y arrastrado desde
tiempo atrás por una frustración tras otra; de un liderazgo democrático
muy original, casi autóctono, que rompió todos los esquemas
acostumbrados para el uso del poder político entre nosotros, de perfil
inédito, de nuevo cuño pero mucho más efectivo, que convocó y se
hizo fuerte con el apoyo ciudadano, que logró romper el cerco militar
al que nos tenían sometidos las fuerzas del desorden, habiéndonos
abierto horizontes insospechados, hacia un mayor y más firme control
político de nuestra suerte como pueblo, inaugurando un camino nuevo
que, quizás, pueda conducirnos al desarrollo de nuestra propia cultura
superior. Ese liderazgo, además, cambió por completo la cara de
Colombia frente a las otras naciones del Mundo.
Muchas de las mayores obras humanas más conocidas, y reconocidas,
están relacionadas con construcciones civiles, cuyos diseños han
exigido la consideración de complejos factores físicos que los afectan,
como la capacidad de carga de los suelos a través de las estaciones del
año, los riesgos sísmicos, la velocidad de los vientos y su dirección, la
resistencia y peso de los materiales usados, etc. Esos factores tienen
valores específicos que nos dicen la manera como las obras deben ser
construidas, y cuáles márgenes de riesgo deben ser tenidos en cuenta
para garantizar su disfrute y evitar el peligro de alguna catástrofe. El
trabajo creador de los ingenieros tiene qué ver con el aprovechamiento
en tales construcciones, en general, de los recursos técnicos y
científicos disponibles e ingeniarse los que no existen todavía. La
concepción de semejantes soluciones, se dan sobre el presupuesto de
un supuesto beneficio humano que es posible derivar de ellas.
Los proyectos civiles de desarrollo de infraestructura son cada vez de
mayor magnitud, Dubai, Japón, China, EE. UU., entre otros, albergan
algunos de los megaproyectos más importantes del Mundo, verdaderos
desafíos para la Ingeniería: Burj Al Arab, un gran hotel, con el edificio
más alto del Mundo; su altura es un secreto pero se calcula que tiene
casi 750 mts. de altura, en Dubai; el puente Akashi Kaikyo en Japón, el
puente colgante más alto del Planeta para unir dos islas del
archipiélago sobre el mar del Japón; la represa hidroeléctrica de las
“Tres Gargantas” en China, con una tapa de concreto de alta resistencia
de 2.309 mts. de larga y 185 metros de altura y una capacidad de
495
producción de 85.000 millones de kwh. por año, exigen que los
ingenieros introduzcan en sus ecuaciones básicas de cálculo variables
nuevas, en relación a la estabilidad sísmica, a la velocidad de los
vientos, a las condiciones de sustentación de los suelos en condiciones
extremas, efecto sobre el medio ambiente, modelos dinámicos nuevos y
técnicas operativas, de excepción, en la manipulación y colocación de
grandes piezas prefabricadas, en el diseño de materiales y
arquitectónico completamente novedoso, en su comportamiento y en
sus propiedades físicas, los buques de transporte llegan ya a las
500.000 toneladas de desplazamiento, ya se construyen aeronaves para
transportar 800 pasajeros, los camiones para transportar minerales, la
maquinaria para movimiento de tierra superan cientos de veces la
capacidad de las que se construían hace apenas cincuenta años. En
1903, en el canal de Panamá, una de las maravillas del Mundo, fue
posible para la ingeniería norteamericana superar a la ingeniería
francesa por ese factor, básicamente, por la mayor dimensión de sus
equipos de movimiento de tierra. Podría decirse, que, a la Ingeniería, le
está pasando igual que a otras disciplinas humanas: está viéndose
comprometida a responder con mayor eficacia y eficiencia a las
demandas de la vida humana.
Pero esa capacidad para sus proyectos alcanza ya en su escala, a las
magnitudes en inversión de energía de fenómenos como los grandes
ciclones, y otros fenómenos naturales. Ello significa que, en lo
sucesivo, los proyectos humanos, por razón de su escala física, deben
contar con su impacto en el medio ambiente, ya que ese impacto cada
vez es más significativo y esa será la manera de reconocer cómo deben
cumplir las exigencias técnicas (léase las <<exigencias éticas>>)
requeridas, si se quiere que, sumando sus ventajas y sustrayendo sus
inconvenientes según sus costos energéticos correspondientes, esos
proyectos sean verdaderamente beneficiosos y <<paguen>>, con sus
dividendos, los perjuicios ambientales que causen.
Podemos apreciar cuán delicado es el <<equilibrio ambiental>>, el
cual es muy importante que se mantenga, al menos, al ritmo de cambio
histórico que es posible observar científicamente en nuestro hogar
planetario, si miramos, por ejemplo, algunos de los efectos del
496
calentamiento global, fenómeno que estudiaremos un poco más
detalladamente en el Área 6 de este trabajo.
Se calcula que el incremento de 10 C en la temperatura del trópico
terrestre, puede reflejarse en 12 0 C en la temperatura de las zonas
polares. Ello ocurre, porque la reducción de la capacidad de reflejar
calor del hielo, al desaparecer éste, se reduce geométricamente en
proporción a su área desaparecida. Y, para que nos demos cuenta de la
cadena de acontecimientos que este suceso dispara, a corto plazo, en el
contexto de un proceso global bastante más complejo, sólo en tierra
firme, consideremos el derretimiento del “permafrost”, que es la parte
del suelo congelado bajo el nivel del terreno en las zonas de estepa, y
que sostiene, por ejemplo, en Alaska, carreteras, construcciones y otras
obras de infraestructura:
En gigantescas extensiones de bosque estepario, según Daniel Glick y
Peter Essick. (Marcas Geográficas. El Gran Deshielo. National
Geographic en Español. Septiembre de 2004. P. 25) los árboles
adaptados por miles de años a su ambiente estepario, están perdiendo
su sustentación y se está presentando un fenómeno que se llama
vulgarmente “bosque ebrio”; los árboles caen o se inclinan
peligrosamente hacia sus costados, muriendo en su mayoría o
perdiendo gran parte de su vitalidad; las construcciones tradicionales y
muchas de las grandes edificaciones que se han hecho en esos lugares,
para especificaciones como las anteriores, se escoran o caen, las vías
para el transporte de carga pesada, por ejemplo en Siberia y Alaska, se
vuelven intransitables, y requieren una reconstrucción muy diferente e
inabordable económicamente; al aumentar en el subsuelo la
temperatura, una gran masa de materia orgánica que se mantenía
intacta en suelos congelados, empieza a descomponerse y a generar
cantidades insospechadas de metano, uno de los gases más importantes
de invernadero. Los cambios de clima están moviendo a las especies
vivas de los diferentes ecosistemas existentes y cambiando demasiado
rápido el equilibrio biológico de los mismos; muchas enfermedades se
están haciendo más virulentas y sus agentes transmisores emigran, sin
control hacia otros lugares. Los bosques de coníferas de Norteamérica
están cayendo víctimas de una variedad de escarabajos que se alimenta
de sus hojas, y que era anteriormente controlado por el clima frío.
497
Pero otras situaciones diferentes pueden presentarse por causa del
calentamiento global, que no vamos a detallar pero que son igualmente
graves: Los Inviernos son más cortos en las zonas templadas y afectan
a las aves migratorias; en Europa se ha detectado que los poyuelos
nacen unas dos semanas después de que las orugas de las polillas de
que se han alimentado tradicionalmente, han cumplido su metamorfosis
y están pasando hambre. Los incrementos en los niveles del agua de
mar ya han desplazado en Polinesia a algunas naciones como Tavalu,
hacia otros lugares. El incremento esperado del nivel del mar de unos 6
metros más del actual, antes de 100 años, va a generar en países como
EE. UU., India China, Indonesia, Holanda, un desplazamiento del
orden de los 100.000.000 de habitantes hacia otros lugares (Idem. P
19). Eso representa una catástrofe humana incalculable. Pero en los
pronósticos puede irse más allá: El derretimiento de los casquetes
polares puede conducir a la parálisis de las corrientes marinas actuales.
“El colapso de la circulación termohalina sigue siendo una posibilidad
perturbadora” (Idem. P. 27). Estas no han existido por siempre en el
Planeta, pero su existencia no sólo ha hecho habitables ciertas regiones
del Mundo, como las islas Británicas, que tienen la misma latitud de las
frías regiones limítrofes entre E., UU, y Canadá, sino que le han
llevado vida y nutrientes a todos los mares del Planeta. Si esto ocurre,
se acaba la vida marina, crucial en la existencia del dispositivo natural
de transferencia de energía solar, que los científicos llaman el <<Ciclo
del Carbón>>. Si este se reduce o se acaba, en corto tiempo el Planeta
se volverá inhabitable, al menos para la mayoría de las especies
conocidas de plantas y animales, particularmente para las superiores.
Todos esos eventos tienden a agravar, a corto plazo, la suerte de los
seres humanos más vulnerables. Y lo más delicado es que, frente a los
esfuerzos de centralización desaforada de las estructuras económicas
jerárquicas del Planeta alrededor del monopolio de poder de los más
fuertes, en un proceso de globalización mal entendido, que no es eso,
“globalización” en el real concepto de la palabra, sino monopolización
de los poderes de decisión e imposición a la mayoría, la conquista de
los grandes “mercados” a costa de la economía artesanal y de la
autonomía vital de comunidades, de naciones, de regiones enteras del
Mundo, sin la menor posibilidad de que sus intereses y su voluntad
498
sean tenidos en cuenta. Estamos viendo cómo se genera, dentro de
amplios estratos populares, la desintegración social, el abandono total a
su suerte de toda autoridad, su vil explotación por los oportunistas de
turno, esta vez, en especial, por el Crimen Organizado, que mediante la
utilización de múltiples organizaciones de fachada, ha establecido, a
escala planetaria, conexiones clandestinas encubiertas para la
distribución de estupefacientes, de insumos para producirlos, de armas,
para el comercio humano, particularmente para su explotación sexual,
para reclutar personal y conformar sus cuadros militares, sus
estructuras sicariales, etc., una nueva especie de esclavitud que
aumenta en el mundo entero sin cesar, etc., desarrollando un poderío
que empieza a competir, con grandes opciones de triunfo, con la
mayoría de los Estados del Mundo, amenazando, no sólo la
independencia de esos pueblos a todos los niveles sociales, las pocas
opciones de trabajo que deja la globalización, sino llegando a controlar
fieramente los espacios que quedan libres, los recursos naturales, la
riqueza agrícola e industrial, el comercio, las finanzas, y a hacer bien
difícil la administración pública, ya que penetran la totalidad de las
instituciones públicas, para asumir, de cualquier manera, el poder total.
En la violencia que todo ese proceso está generando, y que no siempre
es un asunto aislado de la conspiración con fines expresos políticos, a
nuestra juventud le está tocando pagar un alto precio. Según Carmen
Gutiérrez Remolina periodista de El Colombiano de Medellín, en el
mundo entero se pierden cada año, algo así como 2.600.000 vidas de
jóvenes de edades entre los 10 y 24 años, por accidentes y por la
violencia. “Mientras los accidentes de tránsito son los responsables de
esas muertes al nivel global, en América Latina el principal verdugo es
la violencia, y, en la región, Colombia aporta la cuota más alta por esta
causa”. Y… “Sin juventud todos perdemos”.
“Pero, ¿qué significa para nuestras sociedades perder a tantos jóvenes?
“Para el sociólogo y docente en la Universidad Pontificia Bolivariana
(UPB), Javier Ignacio Muñoz, para la Sociedad esto tiene un alto costo
económico y social”
499
¡Muñoz aseveró que los demógrafos han constatado que en la pirámide
de edades de Medellín cada año falta una gran cantidad de jóvenes,
“que son una fuerza de trabajo, una energía, una inteligencia, una
vitalidad, un aporte que falta”.
“Cuando una persona que tiene un alto nivel de preparación, que la
sociedad ha invertido tanto en ella, muere abruptamente, es una pérdida
colectiva. Es una persona que le hace falta a su familia, que no está
construyendo país, que no aportará más a la economía, ni seguirá
aportando conocimientos”, explicó Muñoz”.
“Las razones de la mortalidad varían de acuerdo a la región, y las
características de cada sociedad”.
“Que en Colombia se presenten más defunciones por crímenes, se debe
a varias cosas, dijo Muñoz, la primera por un “lastre histórico” que la
sociedad carga y porque no se ha llegado a un nivel de ciudadanía que
permita convivir, valorar la vida del otro, y que el Estado haga
justicia”.
A lo que hay qué sumarle el conflicto político, la migración del campo
a la ciudad, el narcotráfico, la lucha por la propiedad de la tierra, y la
incapacidad de la sociedad por absorber oportunidades”.
El estudio fue completado por las universidades australianas de
Melbourne y Brisbane, el University College London (Reino Unido), la
Universidad de Ginebra (Suiza), y apoyado por la OMS (Organización
Mundial de la Salud de la ONU), y fue publicado por la revista The
Lancet.
Lo que ocurre en el centro de la región amazónica, donde convergen
tres fronteras, la de Colombia, Brasil y Perú, es una muestra dramática
de una empresa criminal gigantesca, que influye de manera
determinante en el desequilibrio de un ecosistema que es bien frágil, y
en las pérdidas de nuestro más valioso recurso en la región, el recurso
humano, y que ha podido ser controlada, y eso apenas parcialmente,
dentro de las fronteras colombianas, solamente mediante un arduo y
500
sostenido esfuerzo de las autoridades estatales colombianas, algo que
no ocurre, ni remotamente, más allá de nuestras fronteras.
“Desde los años setenta y ochenta, “Leticia y el Amazonas colombiano
son utilizados por los narcotraficantes para producir y sacar la
coca”….“Hace varios años, las mafias de traficantes peruanos y
brasileños controlan el tráfico de narcóticos. Su accionar lleva muerte a
la zona”….La Policía Nacional (Colombiana) tiene plenamente
identificadas tres bandas de delincuentes en Leticia y realiza controles
para contrarrestar el crimen”….”Leticia es la población que menos
problemas de tráfico y violencia tiene de la zona, sin embargo las
autoridades no se descuidan”.
Según el informe especial de El Colombiano del día 20 de septiembre
del 2009, titulado “El Amazonas en el triángulo de la Coca”, de
109.665 kmts. cuadrados, casi todas compuestas de bosques
impenetrables, en el departamento (del Amazonas) hay 541 has. de
sembrados ilícitos en cinco de sus nueve corregimientos. Según el
Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (Simici), en 2008,
se erradicaron manualmente 199 has. La elaboración se da en pequeñas
“cocinas” y laboratorios móviles, donde se procesa la pasta base o el
clorhidrato, que después se introduce en Brasil. En otro informe
especial anexo, en la misma fecha titulado “La guerra llegó por el río”,
se lee: “Según reportes de las de la autoridades locales, en 2008 hubo
31 asesinatos en Tabatinga. Y en lo corrido del 2009 van 24 muertes
violentas más. En todas hubo acción de sicarios”… ““En Caballococha
(Perú) se pueden comprar los insumos para preparar la pasta en las
ferreterías del pueblo y la coca la venden hasta en el parque principal, a
media cuadra de la comisaría”, dice José, poblador de la región”…. “El
problema es de tal gravedad en suelo peruano, que en Cuchillococha,
localizada a tres kilómetros del puerto de Caballococha, toda la
economía cambió. Desde hace tres años los indios tikunas dejaron la
pesca para dedicarse al cultivo y al procesamiento de la coca. Cultivo
que hoy defienden hasta con sus vidas”.
¿Podemos imaginar siquiera lo que será en un futuro cercano el mayor
pulmón verde natural del Planeta, si, este factor destructivo lo
sumamos a la destrucción del bosque amazónico del Matto Groso en
501
Brasil, para la ganadería y el cultivo de soya? ¿Cómo frenar un
proceso destructivo que se halla en manos criminales y proclives
intereses económicos sin compromisos con el Medio Ambiente, con el
bienestar de la Humanidad, sino sólo con su capacidad de generar
lucro? Si esas amenazas no son conjuradas por los medios de que
disponemos en la Región, si las autoridades latinoamericanas no toman
en serio el problema, nada raro sería que otras naciones que tengan
consciencia del perjuicio causado en su población consumidora, tome
la iniciativa, y los pocos derechos soberanos que nos quedan, y el
respeto que merezca nuestra dignidad, de “hombres libres”, bastante
ultrajada por el Crimen, la manipulación de la corruptela política, y las
disparatadas ambiciones políticas de no pocos caudillos regionales,
hagan que pierda, por completo, su significado.
Los capos de la Mafia, -el nombre que entre nosotros se le da a los
empresarios “criollos” del crimen-, y sus “Gestalts” o “totalidades” de
distinto orden, establecidas para garantizar el rendimiento económico
que buscan y un flujo financiero que mantenga su solvencia económica
global, para sus negocios, sus actividades y las empresas que impulsan,
se han transformado en una <<amenaza real>> para todas las
sociedades libres del Mundo, para la Humanidad, como un todo. Ello
ocurre, dado que han adoptado un modelo muy exclusivo de conducta,
una manera típica de estructurar alianzas y carteles, de comprometer a
sus socios de empresa, de pagar y cobrar sus deudas, de cobrarse sus
traiciones e infidelidades, de encubrir sus actividades y su vida con
gran sigilo y manteniendo su bajo perfil, dado que poseen su propio
código de honor que garantiza rigurosamente su cohesión y disciplina
con métodos brutales, dentro de una organización jerárquica –
paramilitar intransigente y absolutista, todo muy semejante en su
manera de operar a como operan las mafias sicilianas de mediados del
siglo XX, en Italia y en EE. UU. Ellos reclutan gente madura y niños,
y luego es casi imposible salir vivo de la organización, renunciar a los
cargos, y declinar compromisos adquiridos; en sus relaciones
exteriores, hacen caso omiso de cualquier valor ético que no le
convenga a sus intereses y capitalizan, exclusivamente a su favor y en
beneficio exclusivo de sus propios fines, cualquier acuerdo con el
exterior.
502
Funcionan de manera un poco similares a las organizaciones militares
estructuradas por las autoridades de los Estados socialistas del siglo
XX, y duplicadas a lo largo y ancho del Mundo, en forma de “ejércitos
populares de liberación”, para atacar a las débiles estructuras políticas
de naciones “democráticas” como la nuestra, para tomarse el Poder. Y
lo lograron, durante el siglo XX en casi la mitad del Planeta.
Por mucho tiempo, me consta, como en nuestro país, Colombia, fue
sembrada, con una propaganda intimidante y paralizante, la especie de
que semejantes fuerzas militares eran imposibles de derrotar. Las
campañas de propaganda en universidades, en colegios de secundaria,
el intento de estructurar células de lucha, “quintas columnas”,
principalmente destinadas a preparar el asalto final de la subversión, y
la extensión progresiva de las fuerzas guerrilleras, partiendo del
Magdalena Medio hacia el resto del país, anunciaban la caída definitiva
del Estado colombiano en manos de las fuerzas guerrilleras, como
Cuba, y en todos los medios juveniles se esperaba el hecho como algo
imparable.
En América Latina en varios países se cometió el error de confundir la
seguridad nacional con su desestabilización institucional, para darle
paso a regímenes militares, que, con su comportamiento autoritario,
apenas lograron que la población girara más a favor que a contra de la
conspiración marxista, aunque la pararon a un precio impagable en
naciones con alguna tradición democrática. En Colombia ha pasado lo
contrario: La experiencia vivida por décadas de violencia, en medio de
un Estado de Derecho confuso, vacilante, corrupto y pésimamente
administrado, nos aportó una lección diferente, su pueblo ha girado
hacia la derecha, y respalda hoy más que nunca, a regímenes políticos
que actúen sin vacilaciones y con determinación, contra aquellas
fuerzas conspiradoras que acariciaron un día el sueño de ser dueñas de
nuestra suerte. Hoy día, en Colombia, entendemos que es necesario
secundar la lucha denodada contra esas fuerzas desestabilizadoras, y la
preparación sicológica y material necesarias para avanzar en ella con
éxito, con programas destinados a fomentar el empleo, el trabajo
honesto, los negocios, el empresarismo y un liderazgo innovador de la
Sociedad, que llenen el “hueco”, el vacío dejado, no sólo por la guerra
y la violencia originadas allí, sino por efecto de una “globalización
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económica” adelantada, sin la menor consideración por las naciones
del Mundo y sus pueblos, fue adelantada, en pos de su monopolio del
poder económico, por unos cuantos líderes financieros planetarios,
quienes confiados en la autoridad que le conferían su experiencia y sus
conocimientos en el tema económico, se dedicaron a <<asimilar e
incorporar>>, lo más granado de la economía del Planeta a sus
propiedades y a sus organizaciones jerárquicas.
Este proceso requiere que se adelante un estudio muy profundo y
minucioso, que está fuera de mi alcance. Sin embargo, puedo aportar
un testimonio personal, que merecería un trabajo por fuera de esta obra,
que afectó las economías y las fortunas de muchas familias conocidas,
incluida la mía propia. Puedo asegurar, que el gran asalto de la
economía colombiana se inicia cuando los carteles de la droga, por allá
en los años setentas y ochentas, en la época de su mayor esplendor,
empezaron masivamente su “lavado de activos”, importando a
Colombia mercaderías de múltiple clase, como telas, herramientas,
maquinaria, juguetes, muebles, cigarrillos licores y muchas cosas más,
comprándoselas al por mayor, a las compañías productoras, que se
prestaron a negociar, en razón de los volúmenes de compra, a precios
más bajos que los usuales para sus distribuidores oficiales dentro del
país. La clientela local de empresas serias y honestas como Almacén
Universal de Medellín, como talleres de reparación de automotores,
empresas industriales, de transporte, etc., empezó a recibir ofertas de
menor precio que el precio oficial al menudeo de las mismas. Lo
mismo les ocurrió a los negociantes de telas y confecciones. A sus
almacenes empezaron a llegar desconocidos en actitud amenazante,
con portafolios de telas a menos precio y productos de confección a
precios más bajos que los nacionales.
Ese proceso se inició, pues, con el asalto a las economías locales a
través de “ofertas más competitivas” (léase “ofertas desleales”), en los
mercados internos, legalmente o a partir del contrabando, provocando
su quiebra en grande escala, y luego se dedicaron a comprar
ventajosamente cadenas enteras de empresas, para asegurar su dominio
y su control jerárquicamente, en perjuicio de nuestra independencia
social y política, de nuestras oportunidades de trabajo, de nuestras
504
oportunidades de negocios, de nuestra independencia económica, de
nuestro nivel de vida y nuestro bienestar.
Si las jerarquías de la Iglesia Católica Romana de finales de la Edad
Media, con sus deslices éticos, con su arrogancia, con su dogmatismo,
con su complacencia con los poderes temporales de los monarcas
europeos, se despertaran un momento hoy de su letargo mortuorio, y
pudieran ver el estrépito de la caída de los regímenes absolutos
absurdos, y pudieran ver el engendro político que generó la anarquía
resultante, por falta de una dirección idónea, tina y de altura ética
conveniente, no desearían otra cosa que volver a sus sepulcros. Porque
es de allí que ha surgido la Ilustración, el pensamiento positivo, con su
materialismo y su exclusión de todo pensamiento tradicional, de
disciplinas como la Filosofía, las Humanidades, etc. Es allí donde el
vulgo burgués independiente individualista y miope, pretendió
imponer su espíritu, esencialmente mercantil, en un Mundo que era
mucho más que eso. El debate renacentista sobre el Hombre nunca
llegó a su fin; simplemente se diluyó en medio de las luchas
ideológicas, cada una defendiendo su propia visión ortodoxa, su propio
modelo político, su propia concepción del Estado, del ciudadano, de la
Sociedad, y todo, enmarcado en un valor único y excluyente que le da
sentido al ciudadano, al trabajo, a los negocios, a la política, a la vida
humana: el principio del Lucro, lo que tenía que engendrar su
consecuencia: el problema de la Usura.
Por eso pienso, que todo lo que está pasándonos hoy es el producto de
colosales errores estratégicos de orden histórico y orden político.
Errores estratégicos que se originan en visiones demasiado cortas sobre
circunstancias que decían muchísimo más de lo que en ellas fue leído.
La actitud firme de Martín Lutero, tal vez un poco confusa, pero bien
cimentada en el espíritu vertical teutón y su categoría de las lealtades
humanas, aunque no produjo el mejor resultado, podría ser
reinterpretada en nuestro tiempo, y estoy seguro que resultaría ser de
gran valía para entender un poco mejor las experiencias que viven hoy
pueblos como el colombiano.
¿Puede una sociedad como la norteamericana, darse el lujo de las
ambivalencias morales, tal como aquella que le permitió a muchos de
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sus industriales y comerciantes ceder a la demanda de delincuentes
internacionales, para crecer un poco más, económicamente, sin
ensuciar su imagen comercial, o lastimar 
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