Acompañamiento pastoral de adolescentes

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Acompañamiento
Pastoral de Adolescentes
Exp
eriencias
Personas
Sabiduría
Procesos
Acompañamiento Pastoral de Adolescentes
A lo largo del año 2011 el MJS se propuso hacer camino y
escuela en el acompañamiento pastoral de adolescentes
y jóvenes.
Sabemos que es una de las tareas más importantes y
delicadas de todo educador salesiano, que está
profundamente arraigada en la tradición espiritual de
Don Bosco. Sin duda, es algo permanente, que no puede
reducirse a un tiempo corto, ya sea en su reflexión como
en su práctica.
Por eso, retomamos el tema con esta propuesta de
reflexión y práctica de acompañamiento, centrada
particularmente en los adolescentes.
Es un material sencillo pero que requiere “sentarse a
leerlo”, compartirlo y reflexionarlo en los equipos de
animadores. Sabemos que el acompañamiento es una
tarea personal que se inscribe en una misión
comunitaria; es uno solo quien acompaña a ciertos
adolescentes, pero es toda la comunidad educativapastoral la responsable que delega esa tarea.
Dos han sido las fuentes para elaborar estas páginas:
1) “Acompañar. El acompañamiento pastoral a los adolescentes en
la escuela”. Madrid, PPC de Oscar Alonso.
2) “Material de apoyo para los profesores de formación cristiana”,
del Colegio Maturana (Montevideo), 2011.
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Acompañamiento Pastoral de Adolescentes
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Cuatro aspectos del acompañamiento pastoral:
1-Espiritualidad:
La espiritualidad de que nos
habla el evangelio es un
proyecto centrado en los otros,
orientado a los demás, con la
intención puesta en aliviar el
sufrimiento ajeno y dar motivos
de vida y esperanza bajo el
soplo discreto del Espíritu.
Educar y propiciar la experiencia
espiritual de nuestros
adolescentes es educar la
dimensión de encuentro con el
Dios de Jesucristo, que afecta y
cambia a toda la persona, que
transforma radicalmente el
modo de ver y estar con los
demás. Ello implicará educar en
la escucha, en el silencio y en la
comunión.
2- Interioridad:
Sin interioridad es imposible
un proceso de adhesión a la
fe y corre gran peligro la
integridad de la persona. Es
necesario recuperar al
hombre interior y su
capacidad de reflexionar, disce
rnir, amar y optar en libertad
personal y en una solidaridad
comprometida.
3-Personalización:
Es el proceso por el que la fe se
va haciendo más consciente,
más libre y más comprometida.
La fe personalizada mantiene
viva la pertenencia eclesial y
estabiliza la vida de la persona.
4-Discernimiento:
La necesidad de distinguir entre
lo menos bueno y lo bueno,
entre lo más bueno y lo óptimo,
parece ser algo esencial,
constitutivo del ser humano
como ser orientado a actuar con
libertad y responsabilidad en
relación con Dios, si es creyente y
en relación
c o n s i g o
mismo, con
el entorno
y con los
o t r o s
aunque
no sea
creyente.
E l
discernimiento es
un estado de atención constante
a Dios y al Espíritu. Un estilo de
vida que invade todo lo que
somos y lo que hacemos.
4
Una tarea orientada a la realización de la persona
5
La sabiduría que viene de la experiencia del Espíritu
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e) Acompaña el proceso de maduración en la fe de los acompañados.
Para que el adolescente se vea y se viva a sí mismo “en proceso”; que
el adolescente crezca en el diálogo con la Palabra de Dios y en la vida
comunitaria.
f) Sabe orientar la búsqueda de sentido y la búsqueda de Dios.
g) Ayuda a quien encuentra a Jesucristo, para que vaya a los
hermanos a anunciar lo que ha experimentado y contemplado.
h) Es una persona con el don del discernimiento.
i) Es sacramento de la comunidad, es persona de Iglesia
j) Es animador de la vida de los grupos y guía en el camino personal
de cada uno de los miembros que los componen.
El acompañamiento ambiental
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Proceso con etapas de 11 a 14 años
Esta página y la siguiente deben ser leídas sin absolutizar las
afirmaciones. Solo se proponen algunas nociones muy generales para
encuadrar un etapa, pero son una demarcación arbitraria.
Hacemos esta aclaración para que la planificación del acompañamiento
responda a la realidad de los jóvenes y no a un modelo abstracto.
Es la etapa de los grandes
cambios, no solo por la
naturaleza de los chicos sino
también por lo que tiene que
ver con la escuela y el liceo,
que es un salto importante.
Cambian los
modelos; padres, familias
y personas
cercanas
dejan de
s e r
l a
referencia
fundamental.
Lo afectivo sigue siendo el
motor, el elemento definitivo
de las decisiones y las
pequeñas seguridades del
adolescente, y lo religioso
sigue siendo una experiencia
afectiva que liga a la persona
de Jesús. Es una afectividad
más razonable; se pasa a una
lógica más racional.
El desarrollo social pasa a ser la
gran preocupación, aunque a
veces carece de control, valores
y criterios. El grupo da
consistencia a las inseguridades
individuales y les hace “fuertes”,
les otorga una imagen de
prestigio respecto al resto.
Lo relacional y grupal es
fundamental también
para la experiencia
religiosa.
Es el momento de las
desmitificaciones y
transición de una fe
mágica a una fe razonable.
Primeras dudas, primeros
cuestionamientos y perplejidades incontestables de la
adolescencia. La huella emotiva
de lo vivido antes mantiene el
entusiasmo hacia la religión
pero se ponen en cuestión los
modelos anteriores.
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Proceso con etapas de 15 a 17 años
Se producen transformaciones que no sólo
afectan a las característica
físicas, sino a los aspectos
intelectuales, emocionales y
sociales, haciendo de esta
etapa uno de los períodos más
difíciles y apasionantes de la
vida. La manera de abordaje
será ayudar al joven a
encontrarse a sí mismo, saber
quién es y cómo es, qué le
gusta y qué le disgusta, qué
cree correcto y qué inmoral.
Proceso de individualización y
de búsqueda de identidad.
Desarrolla una actitud
tremendamente crítica.
El
elemento emocional se
encuentra muy presente en
esta etapa de la vida. Pasan del
pensamiento lógico limitado a
lo concreto, a una inteligencia
formal más flexible y abstracta.
*El grupo proporciona el
apoyo necesario para
enfrentar al mundo. En él se
encuentra la situación de
igualdad, junto a personas que
sienten sus mismos problemas
y preocupaciones, deseos y
gustos. Es un lugar seguro
donde construir la autoestima y
desde donde luchar por su
autonomía.
Ejerce la crítica al ámbito
religioso. Encuentra difícil
aceptar ya la imagen de Dios
que le habían presentado hasta
ahora. Surgen dudas sobre qué
creer y cómo. Cuando mira la
realidad de la Iglesia encuentra
cosas que no le gustan y su
respuesta natural es criticar. El
adolescente quiere vivir en
autenticidad y las dudas no
resueltas constituyen un
impedimento para su vivencia
religiosa.
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Desafíos para los acompañantes
De 11 a 14 años
De 15 a 17 años
– El acompañamiento debe
encontrar nuevas maneras de
acercarse a las realidades del
adolescente. Ayudarles en el
conocimiento real de sí mismos y
en la aceptación serena de su
historia, posibilidades y límites.
– Asentar los conocimientos
previos imprescindibles que
posibilite la vivencia cotidiana de
lo religioso.
– Tratar de facilitar en ellos una
aceptación alegre y gozosa de su
persona con todo lo que ello
implica, y la aceptación de los
demás con sus propias
cualidades complementarias a
las suyas.
– Fomentar valores como la
amistad, el perdón, el
agradecimiento y la apertura a la
trascendencia
– Ayudar a que aprendan a poner
nombre a sus sentimientos,
sensaciones, inquietudes,
pensamientos, ideas.
– Acompañar de modo
responsable el ocio, el tiempo
libre y los momentos festivos
– Fomentar la vida comunitaria.
– El acompañante tiene que ser
cercano y a la vez coherente.
– Apoyar y acompañar la toma de
decisiones en todos los ámbitos
– Fomentar los valores que
busquen el encuentro con el
otro, con el más necesitado, con
el diferente
– Suscitar el descubrimiento de
un Dios personal
– Acompañar experiencias
concretas: la duda u oscuridad, la
naturaleza, el sufrimiento y la
felicidad, el arrepentimiento.
– Educar el oído para escuchar
los clamores de nuestro mundo y
del propio mundo interior.
– Educar en el silencio y la
austeridad.
– Fomentar el componente
lúdico
– Fomentar experiencias para
que se relacionen con
compañeros de otra edad.
– Abordar el diálogo en torno a
temas que perecen interesarles y
dejarles formular sus preguntas.
– Ayudar al adolescente a
descubrir que pueden compartir
su fe en grupo.
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Propuesta
para el diálogo personal
Una experiencia para compartir
Presentamos a continuación una síntesis de un material
elaborado por el equipo de apoyo pastoral del Colegio
Maturana en el 2011. Agradecemos su trabajo y la
disponibilidad para compartir su propuesta.
Para que esta guía y sugerencias puedan ser ampliamente
aplicadas en todos los sectores de las presencias salesianas
en Uruguay, se ha hecho una selección y
algunas
adaptaciones del material original.
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Para el diálogo
personal (13-14 años)
Mateo 25, 14-30
El Reino de los cielos es como un hombre que partía al extranjero; antes llamó a sus
sirvientes y les encomendó sus posesiones. A uno le dio cinco bolsas de oro, a otro
dos, a otro una; a cada uno según su capacidad. Y se fue. Inmediatamente el que
había recibido cinco bolsas de oro negoció con ellas y ganó otras cinco. Lo mismo el
que había recibido dos bolsas de oro, ganó otras dos. El que había recibido una bolsa
de oro fue, hizo un hoyo en tierra y escondió el dinero de su señor. Pasado mucho
tiempo se presentó el señor de aquellos sirvientes para pedirles cuentas. Se acercó el
que había recibido cinco bolsas de oro y le presentó otras cinco diciendo: Señor, me
diste cinco bolsas de oro; mira, he ganado otras cinco. Su señor le dijo: Muy bien,
sirviente honrado y cumplidor; has sido fiel en lo poco, te pongo al frente de lo
importante. Entra en la fiesta de tu señor. Se acercó el que había recibido dos bolsas
de oro y dijo: Señor, me diste dos bolsas de oro; mira, he ganado otras dos. Su señor
le dijo: Muy bien, sirviente honrado y cumplidor; has sido fiel en lo poco, te pondré al
frente de lo importante. Entra en la fiesta de tu señor. Se acercó también el que había
recibido una bolsa de oro y dijo: Señor, sabía que eres exigente, que cosechas donde
no has sembrado y reúnes donde no has esparcido. Como tenía miedo, enterré tu
bolsa de oro; aquí tienes lo tuyo. Su señor le respondió: Sirviente indigno y perezoso,
si sabías que cosecho donde no sembré y reúno donde no esparcí, tenías que haber
depositado el dinero en un banco para que, al venir yo, lo retirase con los intereses.
Quítenle la bolsa de oro y dénsela al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le
sobrará, y al que no tiene se le quitará aun lo que tiene.
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Para el diálogo
personal (13-14 años)
Las siguientes preguntas podrían orientar la charla.
1. ¿Qué dones o talentos sabés que tenés y compartís con otros?
2. ¿Qué cosas te pueden sorprender que hacen otros por vos?
¿Y qué vos hacés por los demás?
3. ¿Sos de conversar con Dios tus cosas, experiencias, situaciones?
4. ¿Piensas mucho en lo que desearías ser, lo que te “falta”,
ignorando los dones que recibiste?
Para hacer una propuesta diferente en la charla…
Una vez alguien le preguntó a otro….
De la siguiente lista ¿que palabra o palabras utilizarías para definir
tu relación con los demás?
HACIA.
Intento llegar donde otros llegan. Quiero ser como
los demás, olvidándome que somos diferentes, y que
cada uno es único y tiene su valor en esto.
CONTRA.
Mi vida está diseñada para hacer lo contrario de lo
que hacen todos, de lo que me dicen. “Yo contra el
mundo”
CON.
Vivo mi vida con otros, sabiendo diferenciar lo que
quiero, lo que hago, mis sueños, de lo que los demás
quieren, hacen o sueñan, pero tratando de
enriquecerme de estas diferencias.
ENTRE.
Vivo pendiente de lo que opinan los demás, de
caerles bien, sin poder tomar mis propias decisiones
pensando en como les puede caer o no.
PARA.
Vivo mi vida para los demás.
SEGÚN.
Dependiendo de cómo esté la cosa, iré con unos o
con otros, sin poder ser fiel a mí mismo.
SIN.
Me gusta vivir mi vida solo, sin nadie que me moleste,
sin nadie que me diga lo que tengo que hacer.
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Para el diálogo
personal (15-16 años)
Marcos 10, 17-22
“En aquel tiempo, cuando Jesús siguió su viaje, vino un hombre corriendo y se puso
de rodillas delante de El y le preguntó:
-Maestro bueno, ¿qué puedo hacer para conseguir la vida eterna?
Jesús le dijo:
¿Por qué me llamas bueno? No hay más que uno bueno y ese es Dios. Tu sabes los
mandamientos: No cometerás adulterio; no mates; no robes; no digas mentiras de
nadie; no engañes; respeta a tu padre y a tu madre.
El hombre le contesto:
-Maestro, todo eso lo he cumplido desde niño.
Jesús lo miró con cariño y le dijo:
-Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres, así tendrás un
tesoro en el cielo; luego ven y sígueme.
Pero cuando oyó esto, el hombre se afligió y se fue triste porque era muy rico.”
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Para el diálogo
personal (15-16 años)
Dios bueno, buen Jesús:
Soy una de aquellas personas,
a quien has salido al encuentro en el camino.
Me has contagiado la alegría de ser hermano de los jóvenes.
Contemplándote a ti, sueño con alegría el anhelo aquél del Reino de Dios.
Sé que el sueño del joven, transparente y lleno de energía,
habita en tu gran sueño de amor.
Por eso, hoy quiero orar trayendo al corazón,
cada uno de los rostros que acompaño por el camino.
Quiero orar por y con todos los rostros jóvenes que llevo en el corazón.
Traigo a mi oración a los jóvenes que luchan y buscan,
que caen y se levantan, que ríen y celebran,
que se emocionan y que a veces también se cansan.
Porque tengo la certeza de que a cada nombre le amas con pasión.
Que sienta alegría viéndoles crecer,
que no tenga miedo de corregir,
que no tema curar y consolar,
quiero ser tu profeta,
y dejar crecer en mí
la sabiduría que brota de tu corazón.
Espíritu Santo, que los jóvenes te encuentren
y se den cuenta de ti en su corazón.
Que viva este servicio empapado de su realidad
y ayude a plantar en lo cotidiano tu bendición.
Padre de la vida, que los jóvenes descubran a través de mí,
la alianza que has realizado con ellos.
Esa alianza de amor con tu pueblo,
que sueñas seguir realizando a través de sus rostros y su corazón.
Quiero saber ser fiel a esta alianza, como tú.
Fiel a la vida y fiel al amor.
Regálame percibir los clamores que brotan de su corazón.
Enséñame a escuchar su historia y a mirar su rostro con atención.
Que sepa discernir tu paso y tu invitación.
Bendice a los jóvenes que ya he encontrado
y a los que voy a encontrar. Amén.
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