Procuraduría de la Defensa del Contribuyente LOS DERECHOS DEL CONTRIBUYENTE DENTRO DEL MARCO DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES La reforma constitucional en materia de derechos humanos publicada en el Diario Oficial de la Federación el 10 de junio de 2011, trajo consigo una serie de modificaciones a nuestro sistema constitucional de gran riqueza y repercusión en la vindicación y tutela de los derechos fundamentales de las personas. Esta reforma, de gran trascendencia histórica, se dio bajo 5 ejes fundamentales: (i) el reconocimiento de los derechos humanos consagrados tanto en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (CPEUM), como en los Tratados Internacionales de los que México es parte; (ii) el establecimiento del principio de interpretación pro-persona de esos derechos; (iii) la creación de un nuevo sistema de control de constitucionalidad en materia de derechos fundamentales que involucra a todas las autoridades del Estado Mexicano en el ámbito de sus competencia; (iv) la postulación de los principios que integran y enriquecen los derechos humanos, de los que hablare más adelante y (v) finalmente el eje de la reformulación y el fortalecimiento de los organismos defensores de esos derechos. Resulta pertinente recordar que los derechos fundamentales son “aquellos derechos universales y, por ello, indispensables e inalienables, que resultan atribuidos directamente por las normas jurídicas a todos en cuanto personas…” es decir, aquellas libertades, facultades e instituciones relativas a bienes primarios reconocidos como elementos básicos de la dignidad humana, así, tenemos que los derechos fundamentales son exigencias primarias con pretensiones de legitimidad y por su importancia deben ser protegidas con especial ahínco por el Estado. Ahora bien, es indiscutible que uno de los deberes éticos y obligaciones constitucionales primarias de los individuos, es el pago de impuestos o contribuciones para sostener el gasto público y cumplir así con una responsabilidad básica de solidaridad social. Es el pago de los tributos donde los miembros de una sociedad se reivindican en su más alta dignidad de ciudadanos, al desprenderse de una parte de sus ingresos para contribuir a un bien mayor que los trasciende en lo individual y que es el de la propia viabilidad de la sociedad a la que pertenecen. El deber de contribuir es un concepto innato al de gobernado, de donde resulta obligado advertir, en correlación inmediata con este deber, la relevancia que adquiere el reconocimiento, defensa y tutela de los derechos fundamentales de los contribuyentes. El artículo 31, fracción IV de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece la obligación que tienen los ciudadanos a contribuir al gasto público en la forma proporcional y equitativa que dispongan las leyes, es decir, al deber constitucional de tributar le es inherente el derecho de hacerlo en forma justa, constituyendo un elemento básico de la dignidad humana y como tal, un bien primario que debe ser protegido como derecho fundamental. De allí la necesidad de reivindicar y postular los derechos de los contribuyentes como derechos fundamentales. Veamos antes de continuar algunos antecedentes históricos: Con independencia de que a nivel internacional surgieron los primeros documentos donde se tutelan los derechos fundamentales de los contribuyentes, tal es el caso de la Declaración de los Derechos Humanos del Hombre y del Ciudadano de 1789, la Declaración Universal de los Derechos humanos aprobada en 1948 y la Convención Americana sobre Derechos Humanos del Pacto de San José en 1978, a nivel nacional el primer reconocimiento de derechos propios de los pagadores de impuestos se da en el denominado “Bando de Hidalgo” promulgado en Guadalajara el 6 de diciembre de 1810 donde se estableció el cese de tributos, respecto de las castas que lo pagaban y toda exacción que a los indios se les exigía. 1 Procuraduría de la Defensa del Contribuyente En la Declaración de los Sentimientos de la Nación de José María Morelos y Pavón, del 14 de septiembre de 1813, se postula quitar la infinidad de tributos a los bienes o haciendas que más agobiaba al pueblo y que en su lugar se señalara a cada individuo un 5% de sus ganancias u otra carga que no oprimiera tanto. En dichos documentos se advierte la necesidad de erradicar los tributos exorbitantes a los que estaba sometido el pueblo mexicano y que impedían la generación de riqueza, así como el deber de contribuir al gasto público en beneficio de la sociedad. Ambos constituyen las primeras intenciones de tutela de los derechos de los contribuyentes en la historia de nuestro país. Es desde la Constitución Política de la República Mexicana promulgada el 12 de febrero de 1857 que se estableció en el artículo 31, fracción II, como obligación de todo mexicano la de “Contribuir para los gastos públicos, tanto de la Federación como del estado y municipio en que resida…” y de igual forma como se hace en la Constitución de 1917, se establece esta obligación de manera condicionada, a sólo contribuir al gasto público en la forma proporcional y equitativa dispuesta por las leyes. Finalmente es hasta el 23 de junio de 2005 que se publica la Ley Federal de los Derechos del Contribuyente, en donde se hace énfasis en los derechos procedimentales, tales como: informar a los contribuyentes de sus derechos al inicio de cualquier actuación de las autoridades si se trata de fiscalización, el derecho a corregirse y la indicación del medio de defensa procedente; el ser tratado con el debido respeto y consideración por los servidores públicos y que las actuaciones de las autoridades fiscales se lleven a cabo de la manera que resulte menos onerosa, entre otros. Por su parte, la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha reconocido los derechos tributarios establecidos en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en el ya mencionado artículo 31, fracción IV, al verificar la constitucionalidad de las disposiciones legales que establecen gravámenes, dando forma a conceptos que rigen las relaciones que nacen con motivo de la actividad recaudadora del Estado, estos principios que derivan de nuestra Carta Magna son: el de proporcionalidad, el de equidad, el de legalidad y el de destino al gasto público. La tendencia de protección de los derechos tributarios debe ir evolucionando con el propósito de hacer más amplio y eficaz el acceso a la justicia y conseguir la prevalencia de los derechos consagrados constitucionalmente, por ello, la disposición contenida en el artículo primero Constitucional es trascendental. La evolución que estamos viviendo no conoce límites, por el contrario al consagrarse un reconocimiento tan amplio de los derechos fundamentales, día con día bajo las diversas interpretaciones que se realicen de la Constitución y de los Tratados Internacionales se irá vislumbrando la magnitud de la reforma constitucional. El reto de los Tribunales, especialmente de los Constitucionales y de los Observadores de derechos, como lo es esta Procuraduría, es enorme pues con sus actuaciones, criterios e interpretaciones tendrán que ir dando contenido y forma a la nueva tutela en materia de derechos humanos. Con la reforma constitucional y la adopción en nuestro país de la doctrina protectora de los derechos fundamentales de las personas, se instrumentó su construcción permanente, ya que no solo se integran a nuestro sistema jurídico los derechos reconocidos por los Tratados Internacionales, su dinámica e interpretaciones, sino que además se establece como imperativo para su exégesis el atender a los principios esenciales: de universalidad, de interdependencia, de indivisibilidad y de progresividad. 2 Procuraduría de la Defensa del Contribuyente A efecto de comprender su funcionamiento y trascendencia en la incorporación a nuestro orden jurídico, me permito hacer una breve referencia a cada uno de dichos principios: Universalidad: El principio de universalidad se encuentra íntimamente ligado a la naturaleza jurídica de los derechos fundamentales, pues se refiere al alcance de su protección, independientemente de que sean o no reconocidos por el orden jurídico nacional. Su objeto es ir más allá de la simple aplicación de la ley y pasar a su tutela supranacional. Interdependencia e indivisibilidad: La reforma constitucional reconoce a la persona como un ente integral, en consecuencia protege sus derechos en todos los aspectos, sin reconocer jerarquías o diferencias entre ellos, puesto que el ejercicio efectivo de algunos se convierte en la condición que posibilita la realización de otros. Los derechos fundamentales son interdependientes en tanto establecen vinculación entre ellos, y son indivisibles en tanto que deber ser observados como un conjunto. Así, el avance de uno facilita el avance de los demás y de la misma manera la privación de un derecho afecta negativamente al resto de ellos. Progresividad: los derechos fundamentales, son progresivos porque concretan las exigencias de la dignidad de la persona en cada momento histórico determinado; las necesidades personales y colectivas no son estáticas, por el contrario, aumentan según el progreso social, cultural, económico o industrial de la comunidad bajo una tendencia permanente a alcanzar mayores niveles de bienestar. La progresividad de estos derechos se advierte en el segundo párrafo del artículo 1° de la Constitución Federal, al establecer que las normas relativas a los derechos humanos se interpretaran de conformidad con la Carta Magna y con los Tratados Internacionales, favoreciendo en todo momento a la persona y brindándole la protección más amplia, lo que se ha dado en denominar principio pro homine o pro persona, y que se agrega a los cuatro ya señalados. Por lo tanto, con la reforma del artículo 1° Constitucional, se rediseñó la forma en la que todas las autoridades deberán ejercer el control de constitucionalidad, pues estableció la obligación para que las mismas en el ámbito de sus competencias, promuevan, respeten, protejan y garanticen los derechos fundamentales reconocidos en la Constitución y en los tratados internacionales de los que el estado mexicano es parte, de conformidad con los principios mencionados. Esto es, ahora cada tribunal del país puede estudiar de oficio si una ley o un acto es contrario a la Constitución y en tal supuesto, omitir su aplicación al resolver un caso en concreto. Asimismo, todas las autoridades están obligadas a interpretar cualquier disposición legal en materia de derechos humanos de la manera más favorable a las personas sin que esto implique una declaración de inconstitucionalidad. Asimismo, se establece un sistema no jurisdiccional de defensa de los derechos fundamentales, que funciona a través de organismos conocidos como “Ombudsman”, cuyas funciones comprenden la promoción y protección de los derechos de las personas, a fin de garantizar la imparcialidad y legalidad principalmente de los actos de la Administración Pública. El sistema Ombudsman es un sistema no jurisdiccional de defensa de los derechos fundamentales ya que los organismos que lo conforman aspiran a reivindicar la dignidad de la persona frente a las arbitrariedades de las autoridades, así dichas instituciones propugnan también por el reconocimiento, ejercicio y defensa de estos derechos. 3 Procuraduría de la Defensa del Contribuyente En México, el sistema no jurisdiccional de protección de derechos fundamentales surge en el año 1990 con la creación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. De manera concreta en el estado de Oaxaca por decreto del 15 de abril de 2011, se reforma su Constitución Política, disponiendo en su artículo 114, apartado A, la creación de la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca como Órgano autónomo del Estado con personalidad jurídica y patrimonio propio, cuyo objeto es la defensa, promoción, estudio y divulgación de los derechos humanos y la no discriminación, además de fomentar el respeto a la identidad y derechos de las comunidades y pueblos indígenas del Estado. Es en el año 2006 cuando se establece el primer ombudsman especializado en la materia tributaria, con la creación de la Ley Orgánica de la Procuraduría de la Defensa del Contribuyente, cuyo objetivo es proteger, defender y promover los derechos de los contribuyentes, garantizando su efectivo acceso a la justicia fiscal. La ley contempla procedimientos sumarios, como son las quejas y reclamaciones, cuya finalidad precisamente es preservar los derechos tributarios de todas las personas cuando estos resulten vulnerados por actos de autoridades fiscales federales, y de los cuales también pueden derivar Recomendaciones públicas. El inicio de las funciones de la Procuraduría de la Defensa del Contribuyente (1° de septiembre de 2011), se da en un momento trascendental para la evolución del Estado Mexicano, pues resulta contemporánea a su apertura, la reforma constitucional en materia de derechos humanos que mandata la obligación de todos los servidores públicos, federales, estatales o municipales, de los tres Poderes de la Unión, de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de las personas, incluidos los reconocidos por los Tratados Internacionales en los que México sea parte y bajo los ya antes mencionados principios. Para mejor comprensión de este papel, veamos ahora cuales son algunas de las principales diferencias que existen entre los tribunales jurisdiccionales y el ombudsman: La facultad de investigación es exclusiva del Ombudsman, pues la función del juez es resolver con carácter vinculatorio el conflicto, mientras que la facultad de investigación del Ombudsman le permite, a través de un procedimiento alternativo de protección de derechos, proponer, sugerir o recomendar soluciones a un conflicto. Por lo tanto el Ombudsman podrá ir más allá de la ley, cuando la norma o su aplicación impliquen claramente una vulneración de derechos fundamentales. Asimismo existe diferencia en la visión con que ambos enfocan las fallas legales toda vez que el Ombudsman tiene un campo de acción más amplio que el de los tribunales, pues no sólo auxilia en la identificación y solución de irregularidades particulares, sino que su actuación se extiende a casos sistémicos e incluso puede promover que las propias administraciones redireccionen sus prácticas o actuaciones. De igual forma hay divergencia en la aplicación del sentido común y el imperio ético del Ombudsman, ya que los tribunales resuelven fundamentalmente en apego a derecho y a través de interpretaciones normativas, mientras que el Ombudsman no está ceñido necesariamente a ello sino que descansa, en una parte importante, en la visión del pueblo o del gobernado sobre lo que resulta justo dentro del sentido común de cualquier individuo. Otra diferencia reside en la accesibilidad para los particulares, pues como el caso de la Prodecon, muchas veces los Ombudsman adoptan la forma de Procuradurías, ante las cuales cualquier persona puede acudir. Se trata de organismos divulgadores del derecho ante los que se puede solicitar el servicio, sin el auxilio de un abogado, para presentar su queja. 4 Procuraduría de la Defensa del Contribuyente El Ombudsman puede actuar como intermediario entre las autoridades y los ciudadanos, pues una de sus principales funciones es la de conciliar intereses en conflicto entre gobernados y autoridades, como un interlocutor imparcial. Su principal objetivo es lograr la resolución del conflicto sin tener que recurrir a procesos jurisdiccionales que pudieran resultar costosos tanto económicamente como temporalmente. Por otra parte los Ombudsman, a diferencia de los tribunales, carecen de poder ejecutorio, pero en contrapartida su campo de actuación es mucho más amplio; por ejemplo su actuación se extiende a casos sistémicos e incluso puede detectar de oficio violaciones a las prácticas administrativas y a los principios de buena administración. Por último, las atribuciones proactivas del Ombudsman en la defensa y protección de derechos fundamentales, lo facultan no sólo para defenderlos, sino también para promover esos derechos y su respeto. En el caso de la Prodecon esta facultad se concreta sobretodo con la referente a promover una nueva cultura contributiva. De lo anterior podemos advertir la importancia que reviste un defensor no jurisdiccional de derechos humanos en un sistema legal que se preocupa por el respeto de los derechos de los gobernados, y es ahí mismo en donde radica la importancia de la Procuraduría de la Defensa del Contribuyente que se incorporó a nuestro sistema jurídico como el Ombudsman fiscal por antonomasia, compartiendo la misma naturaleza que las defensorías del pueblo en la protección de los derechos fundamentales de la persona, pero específicamente en lo que se refiere a los derechos de los causantes, para lo cual nuestro nuevo Ombudsman se encuentra facultado para: Atender y resolver las solicitudes de asesoría y consulta que le presenten los contribuyentes por actos de las autoridades fiscales federales. Representar al contribuyente ante la autoridad que corresponda, promoviendo en su nombre los recursos administrativos procedentes y juicios hasta la total resolución de sus conflictos fiscales. Conocer e investigar de las quejas de los contribuyentes afectados por los actos de las autoridades fiscales federales por presuntas violaciones a sus derechos y, en su caso, formular Recomendaciones públicas no vinculatorias respecto a la legalidad de los actos de dichas autoridades. Denunciar ante las autoridades competentes la posible comisión de delitos, así como de actos que puedan dar lugar a responsabilidad civil o administrativa de las autoridades fiscales federales. Proponer al Servicio de Administración Tributaria las modificaciones normativas internas para mejorar la defensa de los derechos y seguridad jurídica de los contribuyentes. Identificar los problemas de carácter sistémico que ocasionen perjuicios a los contribuyentes, a efecto de proponer las Recomendaciones correspondientes. Fungir como órgano de interlocución al realizar con las autoridades fiscales, reuniones periódicas y extraordinarias con contribuyentes e instituciones especializadas, para detectar los problemas o temas de desacuerdo y proponer alternativas de solución. 5 Procuraduría de la Defensa del Contribuyente Y fomentar y difundir una nueva cultura contributiva realizando campañas de comunicación y difusión social respecto de los derechos y garantías de los contribuyentes. Para finalizar, quisiera dejar constancia ante ustedes, del compromiso de asumir el reto de esta Procuraduría de la Defensa del Contribuyente, como Ombudsman, de erigirse como el Órgano del Estado Mexicano que: postule, promueva, defienda, interprete y dé contenido y sustancia a los derechos fundamentales de los pagadores de impuestos. Ya decía Robespierre que “Los países libres son aquellos en los que son respetados los derechos del hombre y donde las leyes, por consiguiente, son justas” En efecto, los derechos de los contribuyentes deben ser garantizados como derechos fundamentales, al ser el contribuyente el sujeto débil de la relación jurídico-tributaria. Estos derechos son su defensa frente al abuso o ejercicio arbitrario de las facultades de las autoridades fiscales, por ello, el acto de contribuir debe ser protegido por los derechos del orden más alto, pues son los ciudadanos los que dentro del pacto social confían en el Estado para que administre eficazmente sus recursos económicos. A través de su reclamo se busca colmar los requisitos mínimos para una vida digna, por lo que exigir el respeto irrestricto de los derechos fundamentales de los contribuyentes, es exigir el respeto a la dignidad humana de los pagadores de impuestos. 6