LA “MEMORIA HISTÓRICA” Y EL EJÉRCITO Para entender mejor este artículo conviene recordar que los que promueven la ley de la “Memoria Histórica” son los herederos ideológicos de esta tropa de la foto Vamos a centrarnos en lo que dice el título, es decir, que vamos a hablar del Ejército en sólo aquello relacionado con la llamada “Memoria Histórica”, es decir, en esa ley “zapatera” que sigue vigente sin que haya visos de ser suprimida. Pero como la generación espontánea no existe ni siquiera en política, es indudable que esta ley tiene unos antecedentes o bases lejanas que han desembocado en esa “Memoria” política que va contra la misma lógica. Los ataques a la dignidad del Ejército vienen de lejos, pero sorteamos estas piedras y nos metemos de hoz y coz en el tema elegido: la “Memoria…” Hemos visto anteriormente en “La Memoria Histórica y el Rey” cómo este monarca firmó esa ley cuando, de haber sido una persona digna y hasta inteligente, podría haberse negado. Si no lo hizo fue porque no sabía lo que firmaba o porque, aun sabiéndolo, le importaban un ardite las consecuencias. Desleal hasta la muerte. Ahora vamos a ver cómo el “Mando” militar pudo también haber parado esa ley antes de que apareciera sobre las sesteantes poltronas La firma real fue una triste prueba de deslealtad hacia un Ejército que, a petición de Franco, le había apoyado lealmente en su subida al Trono. de las Cortes para ser votada. Como ya llovía sobre mojado, las consecuencias de la imparable “Memoria Histórica” en el Ejército han sido desoladoras. Nosotros, que somos de los pocos españoles que nos hemos leído a fondo la Constitución del “Día de Inocentes de 1978”, también somos los de los otros pocos que hemos leído esa ley, artículo por artículo, apartado por apartado. Nadie nos puede tomar el pelo más de lo necesario. Y hemos sobrevivido al asco que la lectura nos produjo en su momento. Pese a algunos balbuceos hipócritas iniciales, esa ley está redactada exclusivamente para borrar de nuestra Historia, paisaje, memoria, libros, documentos… toda una época, arrasando con toda una generación de patriotas y arrastrando en ese alud de barro, la dignidad de un Ejército que se llamó de “la Victoria”, en el que sus “Mandos” sucesivos han acatado tan infame ley sumisamente y con los ojos bajos. Un poco duro ¿verdad? Pues nos hemos hecho sangre para decirlo de forma suave. Es indudable que, tanto el Jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD) como los tres Jefes de Estado Mayor del Ejército (JEMEs), estaban perfectamente informados del proyecto de ley de la “Memoria Histórica”. Después de leerse de cabo a rabo tal infamia, de haber mantenido la virtud del honor, que tanto en las viejas Ordenanzas como en las redactadas bajo la férula de la ministra Carmen Chacón, está por delante de la disciplina (Art.1º), deberían haber intervenido ante el presidente Zapatero para mostrar su indignación ante esa ofensa a media España y a la institución militar que se estaba gestando, exigiendo (exigiendo) intervenir ante la comisión de Defensa de las Cortes para exponer con luz y taquígrafos sus razones para el rechazo. De no haber sido atendidos, deberían haber presentado sus dimisiones irrevocables y, a continuación, convocar a la prensa para comunicar las razones de esta decisión, y dando publicidad a los términos cainitas de la maldita ley para que todo el Ejército supiera la humillación que se le venía encima. En las Reales Ordenanzas de la señora Chacón se les escapó un artículo en el que se cita al honor por delante de la disciplina Es indudable que el escándalo estaría servido, aunque el ejecutivo encontraría los necesarios sustitutos uniformados porque, ya lo hemos dicho, España es el país con más traidores por metro cuadrado. Pero la podrida ley iba a empezar con un escándalo, y no con la suavidad de la vaselina utilizada para sodomizar. Lo cierto es que no se hizo. El JEMAD (Félix Sanz) y los JEMEs siguieron en sus rentables puestos. Lógico, estaban bien domados, porque antes de la promulgación (en diciembre de 2007) de la ley de la “Memoria Histórica”, es decir, sin necesidad de ley alguna previa, el 25 de septiembre del año anterior, en el 2006, este JEMAD ordenaba desmontar la estatua ecuestre del Generalísimo Franco de la Academia General Militar de Zaragoza siguiendo sumisamente (a lo mejor en vez de sumisión había entusiasmo…) la orden dada por aquel malencarado ministro que ponía en mangas de camisa medallas sobre los féretros de militares muertos en misiones en el extranjero. Esta sumisión le valió al general la recepción por internet de numerosas plumas blancas, La ausencia de esta estatua en la Academia Geneneral más alguna de verdad, metida en un sobre y por Militar de Zaragoza es todo correo normal. Se las tragó todas, quizá porque sabía un símbolo a la sumisión, a la que se las merecía. El desprecio a más de 60 cobardía y al desprecio de la promociones que pasaron por la General es absoluto. “Cúpula” militar a más de 60 promociones que pasaron por Él sirvió a España en el Ejército bajo el mando del esta Academia que fundó y Generalísimo Franco a lo largo de trece años ¿Habrá dirigió el Generalísimo Franco borrado de su Hoja de Servicios esos tristes años? Ya que no hubo reaños para rechazar dignamente las consecuencias de esa ley, estos y otros Mandos nos podrían haber evitado muchas humillaciones con unas briznas de inteligencia, porque toda ley, incluida el bodrio envenenado de la “Memoria”, tiene sus grietas. Leemos en la infame ley (vamos a agotar los calificativos) que “(…) la retirada no será de aplicación cuando [..] concurran razones artísticas, arquitectónicas, o artístico-religiosas protegidas por la ley (…). Cuando se quita un monumento, interviene también el ministerio de Cultura, que dictamina sobre su valor artístico y el histórico. Cuando se quitó, sin que se oyera aquel grito de otrora “¡A mi la Legión!” la estatua del comandante Franco de un acuartelamiento de la Legión en Melilla, la ministra de Cultura (insistimos que de presunta Cultura) dictaminó que no tenía valor artístico ni histórico. Nadie protestó, nadie presentó alegación alguna, y la estatua de uno de los fundadores de la Legión y del creador de la 1ª Bandera (en la que, por cierto, había combatido mi padre en el paso del Manzanares, la Casa de Campo y la Ciudad Universitaria) se fue a la basura donde ya se amontonaba la indignidad de los responsables de de la humillación. Pero lo triste es que nadie en el Ejército reacciona. Se cambia el nombre de una Residencia de Estudiantes en Barcelona por la presión de una separatista catalana y todavía estamos esperando un comentario dolido en publicación militar. Se Esta Residencia de estudiantes en entrega de forma vergonzosa, y hasta con fiesta y Barcelona, cambió su nombre todo, el Museo Militar de Montjuich sin haber (“Muñoz Grandes”) sin resistencia alguna, sólo por las hecho absolutamente nada para defenderlo. La presiones de una separatista prensa militar apenas si hizo un fugaz comentario. catalana En los espacios que dejó vacío uno de los mejores museos militares de España, no hay nada, ni hay proyecto para hacer na da. Se vació el castillo a puntapiés, a toda prisa para… nada. Bueno, para humillar al Ejército que al parecer es algo muy rentable. La idea inicial de una ministra socialista la acoge con entusiasmo Aznar, que ordena el desalojo de uno de los mejores museos del mundo, el del Ejército de Madrid, para encajarlo en lo que Bono dejó sin ocupar del alcázar de Toledo, y tan sólo una parte de él, de forma fría e impersonal, aplastado por la pesada losa de la “Ley de la Memoria Histórica”. Desaparecen en toda España auténticas obras de arte al destruir los escudos con el águila de San Juan, monolitos en recuerdo a los Caídos, Cruces de Caídos, placas de mármol o de bronce en recuerdo de héroes que nos precedieron, esos que se citan Los responsables de la entrega del Castillo de Montjuich, eliminando el Museo Militar, algún día deberán responder de tal vileza, aunque sólo sea ante la Historia, en estos artículos de las Reales Ordenanzas y que estos “Mandos” obedientes ignoran. Artículo 21. Tradición militar en los Ejércitos. Los miembros de las Fuerzas Armadas se sentirán herederos y depositarios de la tradición militar española. El homenaje a los héroes que la forjaron y a todos los que entregaron su vida por España es un deber de gratitud y un motivo de estímulo para la continuación de su obra. Artículo 23. Historial y tradiciones. Conservará y transmitirá el historial, tradiciones y símbolos de su unidad, para perpetuar su recuerdo, contribuir a fomentar el espíritu de unidad y reforzar las virtudes militares de sus componentes. Ya no hay héroes ni tradiciones ni Patrimonio ni Historia. Y estamos hablando sólo de aquello que afecta directamente al Ejército, porque la infame ley que ellos acatan y obligan a acatar a cara de perro, también clava en la espalda del Ejército con artículos en los que se les reconocen méritos supuestos a los bandoleros del maquis, para los que años antes el PP de Cataluña había pedido pensiones. Y se reconoce la bondad de los “internacionales”, hoy “brigadistas”, aquella vanguardia estalinista a los que pusieron en fuga nuestros padres, muriendo muchos en el empeño. O se glorifica a los Carabineros, cuerpo armado en otro tiempo, en el que se refugiaron chequistas y Estos bandoleros urbanos son los nuevos héroes que nos impone este sistema a puntapiés, gracias a una “Memoria Histórica” que la “Cúpula” militar acepta sumisamente y en silencio. emboscados criminales de la retaguardia. Hay que respirar hondo para poder soportar tanta cobardía, traición y vileza, términos suaves porque no queremos cegarnos con la ira. La traición a los que nos libraron con su sacrificio del “glorioso tiene paraíso” del Frente Popular dimensiones bíblicas. Alguien dirá que exageramos, pero retamos a un debate público a aquellos que justifiquen esta vileza, esta cobardía y esta traición. Les esperamos cuando y donde quieran. Cuando el PP ganó las últimas elecciones y nombró nuevo JEMAD y JEMEs, escribimos, con suerte diversa, al primero y al JEME del Ejército de Tierra pidiéndoles una intervención firme para En el IMPLACABLE 211 hemos sacado esta composición fotográfica con el JEMAD y el JEME de Tierra junto a su “asignatura pendiente” que el PP derogara la “Ley de la Memoria Histórica”. El almirante García Sánchez respondió con una amable tarjeta en la que no se citaba en ningún momento la razón de nuestra petición, mientras que el general Domínguez Buj se limitó a no responder a la carta. Y ahora vamos a templar los nervios, y de paso demostramos que unos “Mandos” con dignidad podían haber hecho mucho para que esta basura no cayera sobre el Ejército Y lo vamos a hacer por el sistema de la comedia, que resulta cómodo y eficaz. Así que suena el inicial redoble del “Tambor de Granaderos” y se alza el telón. PRIMERO Y ÚNICO ACTO Lujoso despacho del Presidente del Gobierno. Sobre su mesa de despacho, cuatro teléfonos, un diccionario de inglés-español sin estrenar, media docena de publicaciones de crucigramas pasados de fecha, un retrato de su abuelo, el leonés, porque tenía otro, pero de éste no había foto, una banderita de la 2ª república y una caja de galletas inglesas regalo del Gobernador de Gibraltar. Entra un militar perfectamente uniformado con una cartera de mano de buen cuero pero bastante usada, que ha sido introducido por el secretario del Presidente. Se trata del JEMAD. El Presidente permanece sentado. PRESIDENTE.-Buenos día general ¿cómo por aquí? ¿Teníamos programada una entrevista? Yo no recuerdo… JEMAD.-No, señor Presidente, no tenía cita previa P.-Bueno, usted dirá general… J.-Hablo mejor cuando estoy sentado. P.-Perdone, siéntese general. El general elige una silla y desprecia un sillón “traga sentados”. J.-Presidente, hemos estado leyendo el proyecto de Ley para la Memoria Histórica” y consideramos que es un grave error enfrentar a los españoles por hechos ocurridos hace 70 años… P.-Me sorprende… J.-Se sorprende y eso que aun no he terminado… Es un grave error, lo repito, pero es que en ese proyecto de ley se ofende de forma inadmisible al Ejército, se le humilla y se le convierte en cooperador de una política sectaria de partido. P.-¿Sectaria? No le entiendo, tenga en cuenta que usted está ahí porque aceptó el nombramiento y tiene la obligación… R.-Me da la impresión de que yo sé cual es mi obligación mejor que usted la suya, que es la de ser presidente de todos los españoles. Estoy aquí porque usted me nombró como mando de máxima categoría y responsabilidad militar en el Ejército, que por si se le ha olvidado, es la garantía de la unidad e independencia de España, y no para hacer de “corre ve y dile” de un partido que hoy desentierra el odio de una derrota de hace muchos años por motivos partidistas. P.-Creo, general, que se está usted expresando de forma incorrecta y no le voy a permitir que… J.-Presidente, no perdamos el tiempo. Vengo a decirle, después de consultarlo con los JEMEs, que el Ejército no aceptará esa ley que va contra sus más íntimos sentimientos, contra las Reales Ordenanzas y hasta la Constitución que, recuerde, en el artículo 14 dice que todos los españoles son iguales ante la ley, sin que les pueda discriminar, entre otras cosas, por opinión, condición o circunstancia personal o social. Aquí, en esa ley, se discrimina claramente a quien no opine como el partido en el poder. P.-General, me voy a ver en la necesidad de cesarle en su cargo, voy a llamar… J.-Veo que, como en otras ocasiones, ni me escucha. No es necesario que llame a nadie, contaba con este inútil cese cuando entré en este despacho, pero le recomiendo que me deje terminar, a ser posible sin interrupciones. P.-Bueno, yo… J.-Usted ha de saber que en el Ejército, que hasta ahora ha cumplido de forma disciplinada las órdenes, aun las más desagradable, le repito, en el Ejército no se cumplirá ninguna orden o ley que vaya contra su honor y su dignidad, ya he dado las órdenes pertinentes y reservadas a lo que antes eran Capitanías, y sepa también, que nosotros no reconoceremos como JEMAD o JEMEs al que se atreva a imponernos esa ley. El Presidente se pone en pie y el general le imita. P.-¡Lo que usted me dice es rebelión...! J.-Dejémoslo en desobediencia muy puntual, tampoco hay que exagerar. Lo que le pido, antes de que yo abandone este despacho y me marche a mi casa, es que piense y medite lo que va a hacer. Yo voy a reunir una conferencia de prensa donde pienso exponer las causas de mi dimisión, porque usted no me dimite, ya que mi dimisión ya la tenía su secretario sobre mesa. La ley es una barbaridad jurídica, y si tienen ganas de venganza, háganlo de otra manera, no echen a la basura a media España ni involucren al Ejército en sus caprichos de secta. P.-.Yo creo…. J.-Gracias por recibirme, pero, no lo olvide, no provoque un enfrentamiento con el Ejército ni en el Ejército, que hasta ahora ha sido leal, incluso con aquellos que no lo son. No apriete demasiado las tuercas y no se pase de la raya. Buenas tardes, señor Presidente. CAE EL TELON Meterse en el cerebro de Rodríguez Zapatero es tarea imposible porque dentro en aquella selva de rencor, estupidez e ignorancia, no hay caminos, pero vamos a hacer un esfuerzo e imaginemos lo que haría a partir del momento en que se cerrara silenciosamente la puerta por la que ha salido el general. Pero como estamos cansados del tema, lo dejamos aquí, cediendo al lector el privilegio de imaginar lo que iba a ocurrir después. Hay que aclarar, para evitar malos entendidos, que hemos elegido a dos actores, uno muy conocido, el señor Rodríguez Zapatero, histrión muy entrenado en estas lides de la farándula política, y a un general inexistente en esas fechas del PSOE en el poder, personaje imaginario que es sólo producto de nuestra fértil imaginación. Y para que tampoco nos tomen en el número de teléfono cambiado, queremos decir que nosotros que nacimos casi en un cuartel, estamos hechos del mismo barro con el que está fabricado nuestro Ejército actual, es decir, del profesional que se sacrifica incluso en misiones de “paz-guerrera” que no comprende; del que es patriota con más mérito que nosotros, porque en nuestros tiempos el serlo carecía de un mérito especial; del soldado que, al igual que en aquel poema del Cid, podríamos decir: “Dios que buen vasallo si obiera buen señor”. “von Thies”