Sentencia T-792A/12 Referencia: expediente T-3.504.795

Anuncio
Sentencia T-792A/12
Referencia: expediente T-3.504.795
Acción de tutela instaurada por AAA
contra
el
Instituto
Nacional
Penitenciario y Carcelario INPEC.
Magistrado Ponente:
ALEXEI JULIO ESTRADA
Bogotá D.C., once (11) de octubre de dos mil doce (2012).
La Sala Octava de Revisión de la Corte Constitucional integrada por los
Magistrados María Victoria Calle Correa, Luis Ernesto Vargas Silva y
Alexei Julio Estrada, quien la preside, en ejercicio de sus competencias
constitucionales y legales, específicamente las previstas en los artículos
86 y 241 numeral 9º de la Constitución Política y en los artículos 33 y
siguientes del Decreto 2591 de 1991, ha proferido la siguiente
SENTENCIA
Dentro del proceso de revisión de los fallos de tutela proferidos por el
Juzgado Primero Civil del Circuito de Bogotá D.C, en primera instancia,
y la Sala Civil del Tribunal Superior del Distrito Judicial de la misma
ciudad, en segunda instancia, en la acción de tutela instaurada por AAA
contra el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (en adelante
INPEC).
En el presente caso, por estar involucrado un asunto que pertenece a la
órbita personal protegida por el derecho fundamental a la intimidad del
accionante, la Sala ha decidido no mencionar en la sentencia ningún dato
que conduzca a su identificación y ordenar a los jueces de instancia y a la
Secretaría de esta Corte que guarden estricta reserva respecto de la
intimidad del mismo.
I. ANTECEDENTES
El veinte (20) de marzo de dos mil doce (2012), el ciudadano AAA
interpuso acción de tutela para solicitar el amparo de su derecho
fundamental a la salud, el cual, en su opinión, está siendo vulnerado por
el INPEC.
De acuerdo con la solicitud de tutela y las pruebas obrantes en el
expediente, el accionante sustenta su pretensión en los siguientes
Hechos
1.- Expresa el señor AAA que es portador del virus de inmunodeficiencia
humana VIH.
2.- De igual forma, enuncia que el 22 de noviembre de 2006 fue
condenado a 45 años y 4 meses de prisión por homicidio agravado en
concurso con hurto calificado y agravado.
3- Afirma el peticionario que estuvo recluido en el patio “Nuevo Milenio”
del establecimiento penitenciario “la Modelo” de Bogotá, el cual está
destinado a albergar a aquellas personas que se encuentran privadas de la
libertad y padecen VIH-SIDA. En éste se les brinda a los internos los
servicios médicos y nutricionales necesarios para tratar dicho
padecimiento.
4.- Arguye el tutelante que el 5 de febrero del presente año lo trasladaron
al pabellón 4 de la cárcel “la Picota”, lo cual le ha generado un deterioro
a su salud, ya que no cuenta con los medicamentos, procedimientos y
dietas alimentarias necesarias para la atención de su enfermedad.
5.- Finalmente, alega que teme por su integridad personal, por cuanto si
se llegare a saber que es portador del VIH podría ser víctima de
agresiones psicológicas y físicas.
Solicitud de Tutela
Con fundamento en los hechos narrados, el ciudadano AAA solicitó se
ordene a la entidad demandada trasladarlo de nuevo al patio “Nuevo
Milenio” del establecimiento penitenciario y carcelario la Modelo de
Bogotá. Lo anterior bajo la consideración de que su traslado ha vulnerado
su derecho fundamental a la salud pues, en el patio “Nuevo Milenio” se
encuentran personas portadoras del VIH-SIDA y se prestan servicios
médicos específicos para su tratamiento mientras que, aduce el actor, el
pabellón 4 del establecimiento penitenciario y carcelario la Picota, al cual
fue trasladado, no cuenta con los servicios médicos necesarios.
Respuesta de la entidad demandada
El INPEC consideró que, debido a que el actor nunca elevó solicitud de
traslado ante la administración, y a causa del carácter subsidiario de la
2
acción de tutela, ésta resulta improcedente en el caso en estudio. Por
tanto, argumentó que el procedimiento idóneo para obtener las
pretensiones del accionante es la realización de una solicitud de traslado
ante el INPEC por ser ésta la entidad competente para evaluar su
procedencia por razones de seguridad, disponibilidad presupuestal,
disponibilidad de cupos y situación jurídica del interno.
Decisiones judiciales objeto de revisión
Sentencia de primera instancia.
El nueve (9) de abril de 2012, el Juzgado Primero Civil del Circuito de
Bogotá negó la tutela promovida por el señor AAA debido a que existe un
mecanismo interno para lograr el traslado de los reclusos. Así, “la acción
de tutela en este sentido no es procedente para este despacho dado que
quien tiene la facultad de llevar a cabo el traslado de los internos es la
Dirección del Instituto Penitenciario y Carcelario “INPEC”, máxime y
teniendo en cuenta que la acción de tutela no está prevista para sustituir
la competencia de otras autoridades judiciales”. (Folios 22 a 31,
cuaderno 1).
Impugnación.
El tutelante solicitó que se revoque la sentencia de primera instancia al
considerar que el mecanismo de solicitud de traslado no resulta eficaz
para el caso sub examine, por lo cual acudió a la acción de tutela como el
único medio eficaz y oportuno.
En este sentido, afirma que uno de los requisitos para lograr su traslado
exige que éste haya permanecido recluido en el lugar de solicitud durante
un año o más, por lo cual considera que esperar todo este tiempo para
poder presentar su solicitud de traslado, necesariamente implica un
deterioro en su salud y un riesgo para su vida.
Además, señala que se encuentra en riesgo de ser rechazado por sus
compañeros del actual pabellón y que, de hacerse pública la información
sobre la enfermedad que padece, puede llegar a ser víctima de agresiones
físicas y verbales.
Sentencia de segunda instancia.
El diez (10) de mayo del presente año, el Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Bogotá –Sala Civil- confirmó la providencia de primera
instancia, por considerar que, dentro de las pruebas aportadas en el
3
proceso, no se logró acreditar que la entidad accionada hubiera negado el
traslado del interno o los tratamientos médicos pertinentes.
Pruebas recaudadas por la Corte Constitucional dentro del trámite
de revisión
Mediante auto del trece (13) de agosto de dos mil doce (2012) y auto del
veintisiete (27) de septiembre del mismo año, se solicitó al
Establecimiento Carcelario “La Modelo” de Bogotá, al Establecimiento
Penitenciario de Alta y Mediana Seguridad y Carcelario de Alta
Seguridad “La Picota” de Bogotá, y al INPEC, documentos e
información relacionados con el tema en estudio. A partir de éste se
recaudaron las siguientes pruebas:
- Informe del manejo que se da a la salud dentro de la Picota. (Folios
22 y 23, cuaderno principal)
- Copia de la historia clínica del peticionario. (Folios 24 a 41,
cuaderno principal)
- Informe expedido por el INPEC acerca de los requisitos para el
traslado de internos. (folios 43 y 44, cuaderno principal)
- Copia de Circular del 16 de enero de 1995 realizada por el INPEC.
(Folio 45, cuaderno principal)
- Copia de Resolución No. 001203 del 16 de abril de 2012 del
INPEC. (Folios 46 a 55, cuaderno principal)
- Copia de trámite para el traslado de internos. (Folios 56 a 82,
cuaderno principal)
- Informe sobre el pabellón “Nuevo Milenio” del establecimiento
carcelario “La Modelo”. (Folio 117, cuaderno principal)
II. CONSIDERACIONES Y FUNDAMENTOS
Competencia
1.- Esta Corte es competente para revisar el presente fallo de tutela de
conformidad con lo previsto en los artículos 86 y 241 de la Constitución
Nacional, el Decreto 2591 de 1991 y las demás disposiciones pertinentes.
Problema jurídico
2.- En atención a lo expuesto, esta Sala de Revisión debe determinar si el
INPEC vulneró los derechos fundamentales del señor AAA al haberlo
trasladado del patio “Nuevo Milenio” del establecimiento penitenciario
La Modelo Bogotá, destinado exclusivamente a condenados portadores
del VIH-SIDA, al pabellón 4 de la cárcel La Picota de la misma ciudad
4
donde, según relata el actor, no cuenta con los servicios médicos
necesarios y no es un lugar exclusivo para personas que padezcan dicha
enfermedad.
3.- A fin de resolver el asunto, la Sala se pronunciará sobre (i) la
obligación del Estado de garantizar el derecho a la salud de las personas
que se encuentran privadas de la libertad, (ii) la protección especial hacia
las personas que padecen VIH-SIDA, para luego (iii) resolver el caso
concreto.
Obligación del Estado de garantizar el derecho a la salud de las
personas que se encuentran privadas de la libertad.
4.- Esta Corte ha establecido que las personas privadas de la libertad,
como consecuencia de una sanción penal, tienen una relación especial
frente al Estado comoquiera que están sometidas a un régimen jurídico
específico. Dicha relación se denomina “sujeción especial” y se refiere,
en primer lugar, a la restricción o limitación que ejerce el Estado sobre
algunos derechos de los internos; y, en segundo lugar, se trata de las
obligaciones que el Estado adquiere frente a la protección de aquellos
derechos que no se restringen.1
En cuanto a la limitación o suspensión de los derechos de los internos, se
entiende que sólo se puede realizar bajo los términos estrictamente
necesarios. De esta forma se garantiza el fin mismo de la pena
equivalente a la reinserción social del condenado y a la protección a los
derechos de los demás internos de la institución carcelaria. Así mismo, se
precisa que cualquier limitación adicional e injustificada a los derechos
de los internos, genera un exceso en las potestades del Estado y una
vulneración a los derechos fundamentales de los reclusos.
En este orden, bajo las reglas establecidas por la jurisprudencia2, el
Estado tiene la posibilidad de suspender temporalmente algunos derechos
como la libertad. Sin embargo, muchos derechos no pueden ser
suspendidos pero sí se puede ejercer sobre ellos una restricción de manera
controlada y ajustada a los principios de la razonabilidad y
proporcionalidad que garantizan una validez constitucional a tal
limitación3.
Véase en sentencias como la T-062/11, T-706/96, T-714/96, T-996/00, T-1096/04.
Sentencias T-686/06, T-185/09, T-062/11.
3
Sentencias T-868/06, T705/96.
1
2
5
5.- Aunado a lo anterior, existen derechos fundamentales que no pueden
ser sujetos a ningún tipo de restricción y, por el contrario, el Estado se
encuentra obligado a protegerlos conforme a la relación de sujeción
especial de los internos. En este sentido la Corte ha sido enfática en
establecer que los derechos de los reclusos son iguales a los derechos de
las personas que se encuentran en libertad, ya que se trata de derechos
que “como ciudadanos siguen poseyendo a plenitud quienes son
sometidos a tratamiento carcelario” (…); cuyo amparo es imperioso y
los cuales directa o indirectamente contribuyen al fin de reinserción
social que busca la pena”4. Por lo anterior, algunos derechos, como el de
la salud, se encuentran por fuera de limitación alguna y, por el contrario,
es obligación del Estado garantizar su protección sin importar la
condición del interno.
Así, la Corte Constitucional, en sentencia T-190 de 2010, estableció que
“algunos derechos no hacen parte de esta restricción jurídica, como lo es
el derecho a la salud, el cual junto con otro grupo de derechos,
permanecen incólumes y su goce debe ser especialmente garantizado”.
6.- Sobre el derecho a la salud existe reiterada jurisprudencia de esta
Corte, en la cual se protege este derecho a personas que se encuentran
recluidas en los establecimientos penitenciarios y carcelarios. Dentro de
dichos fallos, por ejemplo, la sentencia T-185 de 2009 estableció que “el
derecho a la salud de las personas recluidas en Establecimientos
Carcelarios y Penitenciarios posee la misma connotación de fundamental
y genera la misma obligación Estatal de satisfacción, no sólo porque se
trata de un derecho estrechamente vinculado con el derecho a la vida y a
la dignidad humana, sino también por la relación especial de sujeción
del recluso frente al Estado y la ausencia de justificación para su
limitación dentro del marco general del derecho punitivo”.
De igual forma, se ha estipulado que el Estado tiene la obligación de
utilizar todos los medios necesarios para garantizar la salud en
condiciones oportunas, adecuadas, eficientes y continuas que mantengan
la vida del interno en un contexto digno y de calidad. Esta obligación se
genera, no sólo porque el Estado es el encargado de la organización,
dirección y reglamentación de la salud; sino también surge como
consecuencia de que los internos únicamente cuentan con los servicios
médicos que ofrece la cárcel a través de la EPS contratada.
Adicionalmente, la Corte en sentencia T-254 de 2005 estipuló que en
cuanto a “las personas que se encuentran recluidas en los diferentes
4
Sentencia T-185/09
6
Establecimientos Carcelarios y Penitenciarios, ya sea de manera
preventiva o por causa de una condena, surge para el Estado la
responsabilidad de la prevención, cuidado, conservación, tratamiento y
recuperación de la salud”.
En este orden de ideas, para garantizar el derecho a la salud, la prestación
de los servicios médicos debe darse de forma continua y oportuna, es
decir, en ningún momento se puede suspender o prestar de manera tardía
aquellos tratamientos médicos que se soliciten respecto de la evolución de
una enfermedad. Además, su prestación debe darse en todas las facetas de
la salud en las que se encuentre la persona, ya sea en la etapa preventiva,
reparadora o mitigadora de la enfermedad.
7.- De otro lado, el Estado no puede permitir que la protección del
derecho a la salud sea entorpecido por situaciones de tipo administrativo.
La Corte ha afirmado que los problemas administrativos y financieros no
pueden constituir una razón para negar la prestación del servicio médico
que requieran las personas reclusas en instituciones carcelarias. Por lo
tanto, “la garantía del derecho a la salud no puede estar sometida a
condiciones de tipo administrativo ni tampoco económico, menos aun
tratándose de personas que tienen restringido su derecho a la libertad”5.
Sobre este punto, existen diversas sentencias en las cuales se utilizan los
principios de la continuidad y efectividad para garantizar la protección
del derecho a la salud de personas privadas de la libertad. Dentro de ellas
se encuentra la T-825 de 2010 en donde se resolvió el caso de una
persona, interna en la Cárcel Villahermosa de la ciudad de Cali, que
solicitó el amparo a su derecho a la salud pues había trascurrido más de
un año desde que su médico tratante ordenó una cirugía del maxilar
inferior y, al momento de interponer la acción de tutela, la entidad
accionada sólo afirmaba que la autorización de la intervención quirúrgica
se encontraba en trámite. La Corte decidió conceder la acción de tutela, a
pesar de que el accionante ya se encontraba en libertad, para reparar el
derecho vulnerado.
En el caso citado, se sostuvo que “la continuidad en la prestación del
servicio de salud garantiza que el usuario a quien se le ha iniciado un
tratamiento médico tiene el derecho de reclamar su continuación sin que
le sea dado a las entidades prestadoras de salud oponer razones de
índole administrativo” y, finalmente, revocó la sentencia mediante la cual
se negó la acción de tutela y, en su lugar, concedió la protección del
derecho fundamental a la salud del accionante.
5
Sentencia T-190/10
7
En el mismo sentido, la sentencia T-190 de 2010 resolvió un asunto en el
cual, un interno había realizado la solicitud de una cita con médico
especializado en oftalmología. Sin embargo, la parte accionada afirmó que
el accionante no presentaba ninguna lesión que prestara mérito a la
atención solicitada. En consecuencia, ésta corporación estimó que “los
problemas de índole administrativo y financiero, no pueden constituirse
en excusa para el acceso a la prestación de un servicio médico requerido
por quien se encuentra privado de la libertad” y decidió revocar la
sentencia mediante la cual se denegó la tutela solicitada por el accionante
y, en su lugar, protegió su derecho fundamental a la salud.
De igual forma, en sentencia T-185 de 2009, se salvaguardó el derecho a
la salud de un recluso que solicitó una cita de control para tratar unas
lesiones que padeció a raíz de una herida de bala en su mano izquierda.
Allí, la entidad accionada excusó su demora en la atención médica en que
no había un convenio vigente con alguna institución médica que prestara
el servicio requerido. La Corte consideró que, “el derecho fundamental a
la salud del accionante fue vulnerado por la entidad demandada, al
dilatar los servicios de salud que aquél requería con ocasión de la
herida de bala en su mano izquierda, como quiera que con la actuación
de suspender la satisfacción de este derecho fundamental hasta que
fueran superados los inconvenientes de índole administrativo, se
transgrede el derecho a la vida digna del accionante, debido al
padecimiento de los dolores y a la ausencia de tratamiento de la herida
que sufrió”.
De los precedentes expuestos se concluye que el Estado, mediante las
instituciones penitenciarias y carcelarias, se encuentra bajo la obligación
de garantizar, de forma continua y eficaz, el derecho a la salud de los
internos. Ello implica que todos los servicios médicos deben prestarse sin
interrupciones u obstáculos de carácter administrativo o financiero.
Protección especial a las personas que padecen VIH-SIDA.
8.- La Organización Mundial de la Salud ha considerado el virus de la
inmunodeficiencia humana como una enfermedad catastrófica o ruinosa
cuyo padecimiento conlleva el deterioro progresivo y constante de la
salud.6 De ahí que las personas que padecen VIH, como condición de
Según publicación de la OMS, en la página http://www.who.int/topics/hiv_aids/es/, “[e]l virus de la
inmunodeficiencia humana (VIH) infecta a las células del sistema inmunitario, alterando o anulando
su función. La infección produce un deterioro progresivo del sistema inmunitario, con la consiguiente
"inmunodeficiencia". Se considera que el sistema inmunitario es deficiente cuando deja de poder
cumplir su función de lucha contra las infecciones y enfermedades. El síndrome de inmunodeficiencia
adquirida (SIDA) es un término que se aplica a los estadios más avanzados de la infección por VIH y
6
8
portador y en un estado controlado, o adicionalmente sufren del SIDA
(síndrome de inmunodeficiencia adquirida), en caso de que el VIH se
encuentre en una etapa avanzada y manifieste otras infecciones derivadas
del mismo; merecen una atención mayor por parte del Estado.
La jurisprudencia de esta Corporación ha señalado que “[l]as personas
portadoras del VIH o que padezcan sida son sujetos de especial
protección constitucional, por cuanto se trata de una enfermedad mortal
que causa el deterioro progresivo del estado de salud y que hace exigible
un trato igualitario, solidario y digno ante las circunstancias de
debilidad manifiesta en que se encuentran.”7
De igual forma, se consideran sujetos de especial protección debido a que
el Estado protege principalmente a las personas que por su condición
económica, física o mental puedan ser discriminadas por la sociedad y
deban ser resguardadas en razón al derecho de igualdad (art. 13 C.P.).
9.- Ahora bien, en cuanto a la protección al derecho a la salud de las
personas que padecen VIH-SIDA, la Corte Constitucional ha velado por
el suministro de medicamentos, complejos nutricionales y exámenes
médicos necesarios para su tratamiento, pues el incumplimiento o demora
en su prestación conlleva una afectación directa a la vida digna de
quienes solicitan estos servicios8.
Así mismo, ha reconocido la Corte que el mencionado virus genera un
estado de deterioro permanente en la salud de quien lo padece atacando el
sistema de defensas del organismo y dejándolo desprotegido frente a
cualquier afección que, finalmente, puede causar la muerte9, lo cual
justifica la urgencia y protección especial que se debe dar en la atención
y protección del derecho a la salud de la persona portadora del virus de la
inmunodeficiencia humana.
10.- Por otro lado, la jurisprudencia ha establecido que, en razón a que las
personas portadores del VIH son sujetos de especial protección, el estado
debe garantizar su inclusión en la sociedad sin ningún tipo de
discriminación o trato diferenciado. La Corte, en sentencia T-948 de
2008, afirmó que “La prohibición de discriminación tiene fundamento en
la protección que la Constitución le brinda a las personas que en razón
de su condición física son excluidos por el hecho de ser portadores de un
se define por la presencia de alguna de las más de 20 infecciones oportunistas o de cánceres
relacionados con el VIH.”
7
Sentencia T-948/08.
8
Sentencia T-183/04.
9
Sentencia T-271/95.
9
virus como el VIH o por padecer el sida. De esta forma la norma busca
proteger un grupo estigmatizado, del cual todos los seres humanos
podemos hacer parte, sin que a la fecha se conozca cura o vacuna
exitosa”. En efecto, bajo ninguna circunstancia se puede permitir la
discriminación de una persona portadora del VIH.
11.- En conclusión, cuando se trata de internos portadores del VIH, el
Estado posee la obligación de garantizar una mayor protección a sus
derechos fundamentales por cuanto, en primer lugar, se despliega una
relación de sujeción especial que, además de exigir derechos y
obligaciones entre las partes, limita a los internos a acceder únicamente a
los servicios médicos que le proporciona el establecimiento penitenciario
y carcelario donde se encuentra recluido. Y, en segundo lugar, el VIH es
considerado como una enfermedad degenerativa que torna a la persona en
un sujeto de especial protección al cual se debe garantizar su derecho a la
salud de forma continua y oportuna sin ningún obstáculo de índole
administrativo o financiero.
Finalmente, las directivas de los establecimientos carcelarios y
penitenciarios deben tener las medidas necesarias para evitar situaciones
de discriminación hacia los internos con VIH.
Caso concreto
12.- En el caso bajo estudio el señor AAA consideró vulnerado su
derecho fundamental a la salud debido a que fue trasladado del
Establecimiento Carcelario “La Modelo”, donde existe un pabellón
exclusivo para personas portadoras del VIH, al Establecimiento
Penitenciario y Carcelario "La Picota” en un pabellón que aloja todo tipo
de población carcelaria sin distinción alguna referente al estado de salud.
Dado que el interno no elevó solicitud de traslado, el INPEC consideró
improcedente el amparo constitucional y solicitó al juez de tutela negar la
presente acción, argumento efectivamente acogido en ambas instancias
para no conceder el amparo incoado.
13.- Antes de proceder a resolver el presente caso, esta Sala encuentra
pertinente aclarar que, aunque existe otro mecanismo por medio del cual
el actor podría solicitar su traslado, el asunto en estudio tiene la suficiente
relevancia constitucional para ser resuelto por el juez de tutela pues, en
primer lugar, se trata del derecho fundamental a la salud de un recluso
que se encuentra en una relación de sujeción especial frente al Estado y,
en segundo lugar, el interno es portador del VIH; situación de la cual
10
emerge un estado de vulnerabilidad manifiesta que exigiría impedir la
configuración de un perjuicio irremediable.
De conformidad con los hechos expuestos y acorde con las pruebas
obrantes en el expediente, se procede a exponer las razones mediante las
cuales la Sala fundamenta su decisión:
14.- Como se expuso en la parte considerativa, el derecho a la salud del
señor AAA debe ser protegido por el Estado a través del establecimiento
penitenciario y carcelario en el cual se encuentra cumpliendo la pena
privativa de la libertad -La Picota-. Dicha obligación se justifica en la
relación de sujeción especial que existe entre ambas partes, así como en
virtud del estado de debilidad manifiesta que genera el virus de
inmunodeficiencia humana que porta el tutelante. A pesar del reclamo del
amparo, no obstante, la Sala concluye que se están prestando los servicios
médicos necesarios para tratar el VIH, pues:
- En la hoja de evolución del 2 de agosto de 2012 (Folio 3, cuaderno
principal), la psicóloga Nelly Paola Moreno Briceño manifiesta que el
interno se encuentra en buen estado de ánimo debido a que los exámenes
de control para el VIH reflejaron resultados satisfactorios.
- Los resultados de los exámenes médicos relacionados con el
seguimiento establecido para las personas portadoras del VIH (Folios 5 a
16, cuaderno principal) concluyen que la situación de salud del señor
AAA se encuentra bajo las condiciones normales que devienen del VIH,
es decir, hasta el momento no padece SIDA o enfermedades oportunistas
que generen un mayor riesgo a su salud.
- En el control de enfermería del 5 de julio de 2012 (Folio 18, cuaderno
principal), el peticionario manifiesta sentirse bien y la enfermera
concluye que el sistema se encuentra sin alteraciones. Además, la
enfermera realiza las recomendaciones pertinentes y hace entrega de
preservativos.
- En el control realizado por la trabajadora social, del 5 de julio de 2012
(Folio 19, cuaderno principal), se comprende que la salud del interno se
encuentra en buenas condiciones y se insiste en el tema del uso de
preservativos.
- En control del 3 de julio de 2012, realizado por la nutricionista y dietista
del accionante (Folio 20, cuaderno principal), se hacen algunas
recomendaciones en razón a su sobrepeso.
11
- Finalmente, en la historia clínica del 5 de julio de 2012 (Folio 17,
cuaderno principal) y del 2 de agosto del mismo año (Folio 4, cuaderno
principal) expedida por médico cirujano de la institución carcelaria consta
que se proporcionan medicamentos y seguimientos médicos al actor, en
razón a su condición de salud.
Esto quiere decir que el traslado de cárcel no ha implicado la interrupción
de los controles y tratamientos que se deben proporcionar para controlar
la enfermedad del interno. Sin embargo, los exámenes y conceptos
médicos corresponden únicamente a los meses de julio y agosto de 2012.
De ahí que resulte importante insistir en que dichos servicios no deben ser
interrumpidos o prestarse de manera tardía. Esto es, que los exámenes,
citas de control y medicamentos han de seguirse proporcionando en los
tiempos que considere el médico tratante para que no se genere un riesgo
inminente a la salud y la vida del peticionario. Por esta razón, estima la
Sala que debe advertir, en la parte resolutiva de esta providencia, a la
entidad accionada, que continúe con la prestación de los servicios
médicos de forma oportuna, ininterrumpida y eficaz.
15.- El señor AAA solicitó ingresar de nuevo al pabellón exclusivo para
las personas portadoras del VIH-SIDA que se encuentra en la cárcel “La
Modelo”. Sin embargo, esta Sala no encuentra una razón que justifique
dicha petición pues, analizados los resultados de los exámenes médicos
(Folios 5 a 16, cuaderno principal), se infiere que el estado de salud actual
del tutelante no permite concluir que es un riesgo para su integridad
convivir con la población general. De ahí que, mientras se continúe de
manera eficaz con los tratamientos médicos requeridos para dicho
padecimiento, no se genera impedimento o riesgo alguno para el actor.
16.- Ahora bien, el peticionario manifestó preocupación frente a una
posible discriminación por parte de los demás reclusos del pabellón
donde se encuentra interno. Al respecto, la Corte ha manifestado que el
Estado debe asegurar que no se realicen actos de rechazo hacia personas
portadoras del virus de inmunodeficiencia humana ya que, de ser así, se
vulneraría el derecho a la igualdad de quien se encuentra en una
condición física de especial vulnerabilidad. En el presente caso, no se
halló prueba alguna por medio de la cual se sospeche siquiera la
existencia de actos orientados a un trato diferente o discriminatorio hacia
el actor. Por ello no hay razones suficientes para afirmar que en este
aspecto se configure una vulneración a los derechos del señor AAA. Sin
embargo, como se analizó en la parte final de las consideraciones, es
deber de la cárcel “La Picota” crear un escenario en el que se prevenga o
se elimine cualquier tipo de discriminación que se presente hacia los
internos con VIH.
12
De conformidad con lo expuesto y acorde con las pruebas obrantes en el
expediente, la Sala estima que no existe una vulneración a los derechos
fundamentales del actor, puesto que en su historia clínica se demostró
que, a pesar de estar ubicado en un pabellón sin distinción conforme a su
estado de salud, actualmente cuenta con un tratamiento médico específico
para el VIH que garantiza su derecho a la salud; y asimismo, no se
demostraron actos de discriminación o riesgo en su contra. En este
sentido (i) constan seguimientos médicos específicos para el VIH con
fechas de julio y agosto del año en curso, (ii) la fase de la enfermedad que
padece no le impide, por el momento y mientras continúe con el
tratamiento médico, la convivencia con otros internos que no ostentan su
misma condición; y finalmente, (iii) no se encuentra evidencia que
demuestre discriminación por parte de los demás reclusos de “la Picota”.
En consecuencia, no se configura la vulneración a los derechos
fundamentales del señor AAA, por lo que se procederá a confirmar el
fallo objeto de revisión. Sin embargo, en la parte resolutiva se advertirá al
Establecimiento Penitenciario de Alta y Mediana Seguridad y Carcelario
de Alta Seguridad “la Picota” que debe continuar con el tratamiento
médico del actor, de forma permanente y oportuna. De igual forma, se
advertirá a la entidad accionada que debe generar políticas de tolerancia
dentro dicho establecimiento carcelario y penitenciario para evitar tratos
discriminatorios hacia las personas portadoras del virus de
inmunodeficiencia humana.
Por último, dada la relevancia de las pruebas recaudadas por esta
Corporación, considera la Sala de Revisión que es pertinente llamar la
atención del Juzgado Primero Civil del Circuito de Bogotá y la Sala Civil
del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá por no haber
solicitado las pruebas necesarias para fallar de fondo el presente asunto.
III. DECISIÓN
En mérito de lo expuesto, la Sala Octava de Revisión de la Corte
Constitucional, administrando justicia en nombre del pueblo y por
mandato de la Constitución,
RESUELVE:
Primero. CONFIRMAR el fallo proferido el 10 mayo de 2012 por la
Sala Civil del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá D.C por
las razones expuestas en la presente providencia.
13
Segundo. CONMINAR al INPEC para que advierta al Establecimiento
Penitenciario de Alta y Mediana Seguridad y Carcelario de Alta
Seguridad de Bogotá “La Picota” que debe continuar con el suministro
oportuno y eficaz de los servicios médicos especiales que requiere el
interno AAA por su condición de salud; además, que debe procurar un
escenario en el que se prevenga o se elimine cualquier trato
discriminatorio hacia las personas portadoras del virus de
inmunodeficiencia humana –VIH- o que padecen síndrome de
inmunodeficiencia adquirida –SIDA-.
Tercero. ORDENAR a la Secretaría de esta Corporación así como a
los jueces de instancia que conocieron de este proceso que tomen las
medidas adecuadas con el fin de guardar estricta reserva de la
identidad del peticionario.
Cuarto. LÍBRENSE las comunicaciones de que trata el artículo 36 del
Decreto 2591 de 1991, para los efectos allí contemplados.
Notifíquese, comuníquese, y cúmplase.
ALEXEI JULIO ESTRADA
Magistrado
MARÍA VICTORIA CALLE CORREA
Magistrada
LUIS ERNESTO VARGAS SILVA
Magistrado
MARTHA VICTORIA SÁCHICA MÉNDEZ
Secretaria General
14
Descargar