HACIA LA LIBERTAD DE ELECCIÓN El mercado único europeo de la electricidad COMISIÓN EUROPEA HACIA LA LIBERTAD DE ELECCIÓN El mercado único de la electricidad COMISIÓN EUROPEA Prólogo Cuando pienso en el progreso que ha experimentado el sector eléctrico desde la adopción en el año 1996 de la Directiva sobre el mercado único de la electricidad y la velocidad con que este progreso ha tenido lugar, creo que la Comisión y los Estados miembros tienen mucho de que enorgullecerse. Y no se trata solo de que, durante este periodo, los Estados miembros hayan puesto en práctica esta directiva, sino que además, el paisaje político y económico del sector eléctrico ha cambiado sustancialmente a lo largo de estos tres breves años. La Directiva sobre electricidad proporciona a los Estados miembros un amplio margen de elección a la hora de determinar la forma de liberalización de sus mercados. Las exigencias u obligaciones recogidas en esta directiva tienen más que ver con el resultado de la liberalización que con el modo en que ésta debe llevarse a cabo, aunque se establecen una serie de requisitos básicos. De hecho, en toda la Unión Europea, los Estados miembros han adoptado enfoques y estructuras que garantizan que la competencia por la generación y el suministro de energía eléctrica sea eficaz y dinámica. • Parece probable que los Estados miembros pongan en práctica un procedimiento de autorización para la generación por el cual cualq uier compañía puede construir y operar una nueva planta de generación siempre y cuando respete los criterios de autorización no discriminatorios establecidos por el estado miembro en cuestión. • El acceso de terceros se organizará, en casi todos los países, de acuerdo con tarifas reguladas. • Existe una clara y creciente tendencia hacia una separación total y eficaz de la operación del sistema de transporte con respecto a otras actividades del sector eléctrico. • Todos los países están comprometidos a someterse a sistemas de regulación eficaces diseñados por los reguladores independientes de más renombre. • Por último (y probablemente éste sea el aspecto más importante), prácticamente todos los países avanzarán más y a mayor velocidad de lo que exige la Directiva con respecto a la apertura del mercado, de manera que habrá más consumidores finales que puedan elegir su empresa de suministro eléctrico de lo que es legalmente necesario. De hecho, a partir de febrero y en adelante, más del sesenta por ciento de los consumidores de electricidad de la Unión Europea podrán comprar la energía eléctrica a cualquier proveedor de la Unión Europea. Y esta cifra aumentará rápidamente. El mercado europeo de la electricidad «el paisaje político y económico del sector eléctrico ha cambiado sustancialmente a lo largo de estos tres breves años» Igual importancia reviste la manera en que se ha tratado el tema del servicio público. Parece muy poco probable que en algún estado miembro se pongan en duda los requisitos básicos de la Directiva en lo que se refiere al servicio público. Todos los Estados miembros han perseguido enfoques que garanticen la prestación, e incluso la mejora, de estos servicios fundamentales en condiciones competitivas. En mi opinión se trata de uno de los elementos más gratificantes de este proceso. La creación de un mercado único de electricidad no consiste solo en la bajada de los precios; consiste también, o incluso más bien, en la mejora del servicio y en la protección de nuestros intereses por parte de la industria eléctrica, asegurando, por ejemplo, que las obligaciones de suministro universal y la protección de los más débiles continúan. Estos asuntos se han tratado y se seguirán tratando en el contexto de la Directiva. Aunque satisfactorio, éste es solo el comienzo. Debemos desarrollar un au téntico mercado interno, y un mercado interno en el que la electricidad generada por fuentes renovables desempeñe un papel importante y cada vez mayor. Mis dos prioridades para el año 1999 se asientan en estas dos áreas. En primer lugar, estoy decidido a que los sistemas y mecanismos necesarios para que el comercio de electricidad entre los Estados miembros sea sencillo y rentable se pongan en marcha rápidamente. Debemos crear un mercado único, no quince mercados eléctricos independientes liberalizados o parcialmente liberalizados. Así, la Comisión, los Estados miembros y la industria eléctrica europea deberán desarrollar, de manera conjunta, rápida y eficaz, sistemas de tarificación de transporte transfronterizo, mecanismos de pago y sistemas de gestión de flujo eficaces, por mencionar algunos. Trabajaremos duro para garantizar que se desarrollen de manera rápida y eficaz, y espero que tengamos éxito en esta empresa; de no ser así, deberemos proponer medidas comunitarias adicionales para resolver estas cuestiones. Yo no considero el mercado único como una opción, sino como una necesidad. Por último, debemos progresar más rápidamente en el desarrollo de la electricidad proveniente de fuentes renovables, contribuyendo así a la protección de nuestro entorno. En la actualidad, la electricidad generada por fuentes renovables es más cara que la generada por fuentes «tradicionales», al menos si excluimos los en su mayoría invisibles costes que estas fuentes tradicionales ocasionan al medio ambiente. Necesitamos políticas fuertes, imaginativas y con visión de futuro para aumentar el bajo nivel actual de uso de combustibles renovables como fuentes de electricidad en la Unión Europea y necesitamos, asimismo, reducir los costes. Yo pretendo proponer en un futuro próximo la adopción de una directiva enfocada a estos asuntos, y estoy decidido a asegurar su aprobación por el Consejo y el Parlamento durante el año 1999. Hemos hecho una salida excelente. Los ciudadanos europeos empezarán ahora a percibir los beneficios: precios más bajos para la electricidad (no solo en la industria sino también en los hogares), mayor uso de las fuentes de energía renovables y mejor servicio. Se trata de un proceso que no ha hecho más que empezar y que debemos perseguir con más ímpetu. Christos Papoutsi Miembro de la Comisión Europea 1 de enero de 1999 2 3 Índice página 5 Introducción página 7 La generación de electricidad y el mercado único página 8 página 9 Libertad de elección para los clientes cualificados El acceso a las redes eléctricas página 11 La separación página 12 Altos niveles de calidad de servicio público del sector eléctrico europeo página 14 Una liberalización socialmente responsable página 15 Una regulación eficaz página 16 Una apertura justa del mercado página 17 página 18 página 19 página 20 Regímenes transitorios Fuentes de energía renovables: electricidad «verde» Un mercado único mas amplio que la UE Conclusión El mercado europeo de la electricidad INTRODUCCIÓN El mercado único de la electricidad dará progresivamente lugar a un mercado eléctrico competitivo y dinámico en el seno de la Unión Europea. Contribuirá así a la consecución de los tres objetivos que establece la política europea sobre energía, que hacen referencia a una mayor competitividad a través de un mejor servicio a los consumidores de energía, una mejor protección medioambiental y una mayor seguridad en los suministros de energía, todo ello a la vez que se garantiza la consecución continuada de los requisitos básicos del servicio público. La fecha del 19 de febrero de 1999 constituye un hito para el mercado único de la electricidad en la Unión Europea (UE). La producción de electricidad en la UE se ha basado durante décadas en el monopolio y en quince mercados nacionales independientes. Con el tiempo, y en gran parte debido al cambio tecnológico, se ha ido haciendo evidente que es posible permitir que se desarrolle la competencia en esta industria, como en cualquier otra, a la vez que se mantienen los objetivos fundamentales y básicos relativos al servicio y al interés general. Algunos países, como el Reino Unido y muchos de los escandinavos, adoptaron este cambio hace algunos años. Pero para la mayoría de los países de la UE, sin embargo, y para la UE en su conjunto, el 19 de febrero de 1999 marca la fecha en la que la competencia pasa a ser la norma, y no la excepción, en el mercado y la producción de electricidad en el seno de la Unión Europea. La Directiva comunitaria 96/92/EC 1 , adoptada por unanimidad por todos los países comunitarios el 19 de diciembre de 1996, ha provocado este cambio. La directiva permitirá durante un tiempo a todos los medios y grandes compradores de electricidad elegir libremente a sus proveedores de entre todos los de la Unión Europea. Esta directiva introduce de inmediato la competencia total entre las empresas generadoras y ya está conduciendo a considerables reducciones en los precios en toda la Unión Europea, para beneficio de las empresas y los consumidores. La Directiva sobre electricidad establece unas normas básicas que los Estados miembros deben incluir en su legislación. De acuerdo con el principio de subsidiariedad, se permite a los Estados miembros un gran margen de elección, siempre y cuando las diferentes opciones conduzcan a resultados económicos equivalentes. Esta directiva no impone una nueva y única estructura rígida, sino que establece las condiciones mínimas para que la competencia pueda desarrollarse de una forma justa y transparente. 1 OJ L 27,30.1.1997, p.31 ¿Para qué se ha creado un mercado único de la electricidad? • • • Para aumentar la eficacia mediante la introducción de fuerzas competitivas en el mercado de la electricidad. En la actualidad los niveles generales de precios varían considerablemente de un estado miembro a otro. Esto provoca distorsiones inaceptables e innecesarias en las condiciones competitivas del mercado único (ver figuras 1 y 2). Además, una mayor eficacia conduce a una bajada de los precios; esto es fundamental: la electricidad en la Unión Europea es más cara que en muchos países con los que comercia la industria europea, tales como los Estados Unidos y Australia. Los servicios públicos básicos, tales como el suministro de energía eléctrica a todos los clientes, la protección de las personas mayores y los discapacitados y la protección del medio ambiente, pueden darse en el mercado único competitivo. Es más, la competencia puede mejorar estos servicios si se adoptan las medidas necesarias. • • • • Un mercado interconectado requiere menos capacidad de reserva, y la capacidad de reserva es cara. La introducción de la competencia significa que los productores de electricidad tendrán que hacer un mejor uso de los recursos en el proceso de producción de electricidad; el derroche de recursos resulta tanto caro como contaminante. La introducción de la competencia significa que las empresas de suministro eléctrico deberán mejorar su servicio si quieren conservar a sus clientes y conseguir clientes nuevos. Unos precios más bajos para la electricidad se traducen en precios más bajos de producción para la industria europea, lo que a su vez se traduce en precios más bajos para los productos. 4 5 Figura 1: Los precios de la electricidad en la UE (consumidores domésticos de 3,300 KWh) Figura 2: Los precios de la electricidad en la UE (consumidores industriales de 50 GWh) Fuente: Eurostat. Nivel general de precios en julio de 1997 en ECU x100/KWh. No se incluyen los impuestos. La competencia es el motor que impulsa un mayor rendimiento, un mejor servicio y ganancias derivadas de la productividad, para conseguir reducir los costes de generación de energía eléctrica y los precios de ésta para los consumidores. La apertura de la producción eléctrica a la competencia constituye una herramienta importante para mejorar el rendimiento de la industria de la producción eléctrica y beneficiar así a los consumidores de electricidad. Antes, un proveedor monopolista podía amortizar cualquier gasto, con independencia de si había utilizado o no sus fuentes de energía de forma eficaz. Es muy probable que la introducción de la competencia provoque un cambio importante en este enfoque. Los productores dejarán de estar amparados por sus derechos exclusivos para generar y suministrar electricidad. Las fuerzas competitivas servirán de acicate para que los productores innoven y operen de la forma más eficaz y rentable con el fin de mantener a sus clientes y amortizar sus inversiones. La clave d e este cambio estriba en la innovación. La competencia obliga a los participantes en el mercado a innovar y a mantenerse competitivos. La innovación no conduce solo a una bajada de los precios, sino también a un mejor uso de los recursos energéticos. Este aspecto cobra vital importancia debido a las obligaciones que la Unión Europea contrajo en Kyoto con respecto al cambio climático. La liberalización, al incentivar la innovación y la adaptación a las necesidades de los consumidores, estimula a su vez las ganancias que se derivan de la eficacia y la productividad. Se percibirá también un ahorro en los costes gracias al aumento de las ganancias derivadas de la eficacia, y se espera una bajada de lo precios para los usuarios de electricidad que no podría darse en otras circunstancias. En aquellos países que ya han sufrido la liberalización los niveles de servicio también se han visto mejorados. Y por último, pero no por ello menos importante, ante la perspectiva de un mercado único de la electricidad en la UE, la competencia ofrecerá la posibilidad de utilizar la planta menos costosa y de reducir la capacidad de reserva necesaria para hacer frente a los valores máximos de demanda de cada país. La operación de un mercado único implica más puntos de venta y mejores interconexiones, por lo que la seguridad también se ve incrementada. La competencia es el motor que impulsa a las empresas de suministro eléctrico a operar de la forma más ahorrativa posible para mantener su margen competitivo con todos los beneficios previstos para los consumidores que esto conlleva. El mercado europeo de la electricidad LA GENERACIÓN DE ELECTRICIDAD Y EL MERCADO ÚNICO La liberalización total de la producción de electricidad en el marco de la Unión Europea se hace efectiva a partir de febrero de 1999. La generación es uno de los principales componentes en el coste de la electricidad. Es necesario reducir este coste si se pretende que los precios europeos desciendan al nivel de sus principales competidores. La Directiva introduce la competencia total y completa en la Unión Europea en lo que se refiere a la nueva capacidad de generación. Así, a partir de febrero de 1999, cualquier productor podrá construir una nueva planta de energía y generar electricidad en cualquier punto de la Comunidad, bien mediante un sistema de autorización o bien mediante un proceso de licitación. La Directiva permite a los Estados miembros elegir entre estas dos alternativas a la hora de ponerla práctica. En el caso de un procedimiento de autorización, cualquier empresa podrá construir y operar una nueva planta de generación siempre que cumpla los criterios relativos a la planificación y al suministro de energía que establezca el estado miembro en cuestión. En el caso del proceso de licitación, siempre que se detecte, de acuerdo con las previsiones a largo plazo sobre planificación que se realizarán de forma regular, la necesidad de una nueva capacidad de generación, se encargará a un organismo independiente la elaboración de un inventario sobre nuevos medios de producción, y la capacidad necesaria se asignará mediante un proceso de licitación. Así, los monopolios de generación de electricidad existentes hasta ahora en muchos Estados miembros se verán expuestos a la competencia. Aunque la Directiva ofrece a los Estados miembros la posibilidad de elegir entre estas dos alternativas para introducir la competencia en el terreno de la generación de electricidad, es un hecho evidente que casi todos los Estados miembros han optado u optarán por el procedimiento de autorización para la construcción de la n ueva capacidad de generación. La razón de esta tendencia que se está desarrollando en la Unión Europea es que este procedimiento representa el mecanismo más eficaz y transparente de apertura de la generación de electricidad a la competencia. En la UE se percibe una clara tendencia a los procedimientos de autorización para la construcción de nuevas centrales eléctricas, lo que garantiza un trato equitativo para todos los inversores potenciales. 6 7 LIBERTAD DE ELECCIÓN PARA LOS CLIENTES CUALIFICADOS El elemento clave de la Directiva es la capacidad de elección. Los medios y grandes consumidores de electricidad podrán elegir la empresa de suministro eléctrico que deseen. Este proceso se basará en un enfoque paso a paso que empezará con los más grandes consumi dores en 1999; para el año 2003 el mercado se liberalizará para todos los consumidores medios que constituyan al menos el 33% de cada mercado nacional. En un entorno competitivo los precios de la electricidad deberían bajar. La industria Europea será más competitiva en el mercado mundial, ya que el proceso de producción será más barato. Para que se pueda crear un mercado competitivo que funcione en la práctica, debe existir un número suficiente de consumidores que sean libres para comprar la electricidad a la empresa de suministro que deseen. Por otra parte, la liberalización debe producirse de forma progresiva. El cambio hacia la competencia requiere que se emprenda una reestructuración importante, que se pongan en marcha unos nuevos mecanismos y sistemas de comercio, y que transcurra el tiempo necesario para que las empresas se adapten al nuevo entorno competitivo. La Directiva equilibra estos dos objetivos exigiendo a los Estados miembros que abran sus mercados de una forma progresiva. La Directiva, por lo tanto, otorga a los Estados un amplio margen de libertad a la hora de decidir la velocidad a la que abrirán sus mercados y cómo se permitirá a muchos clientes («clientes cualificados») comprar libremente por toda la Unión Europea. No obstante, les exige que liberalicen al menos: Paso 1: El 26 % de la demanda nacional de electricidad a partir del 19 de febrero de 1999. Además, deberá permitirse a los consumidores de más de 100 Gw/h anuales que elijan la empresa de suministro eléctrico que deseen. Un gran astillero podría incluirse en esta categoría. Paso 2: El 28 % de la demanda nacional de electricidad a partir del 19 de febrero del 2000. En esta categoría podrían incluirse una fábrica de vidrio o una industria química. Paso 3: El 33 % de la demanda nacional de electricidad a partir del 19 de febrero del 2003. Un hotel grande o un hospital se podrían incluir en esta categoría. Mientras la Directiva obliga a los Estados miembros a liberalizar solo a los grandes clientes industriales en esta primera etapa, la mayoría de los Estados miembros se están moviendo a mayor velocidad y, bien abrirán completamente sus mercados, bien irán un paso por delante de lo que exige la Directiva. De hecho, a partir del 19 de febrero de 1999, casi dos terceras partes de todos los consumidores europeos podrán elegir libremente su empresa de suministro eléctrico. Esto se refleja en las figuras 3 y 4. La primera ilustra la apertura de los mercados el 19 de febrero de 1999, día en que los Estados miembros deberán aplicar la Directiva, salvo Irlanda, Grecia y Bélgica, que disponen de un periodo adicional. La segunda figura muestra la situación para el año 2007, aunque parece muy probable que para esa fecha la liberalización haya progresado más rápido incluso. El mercado europeo de la electricidad EL ACCESO A LAS REDES ELÉCTRICAS Para que la competencia pueda funcionar en la práctica, los clientes cualificados deben tener acceso a la red eléctrica para transportar la energía que han comprado a los productores. El acceso al cableado eléctrico por parte de quienes no son sus propietarios (el llamado Acceso de Terceros a la Red o ATR) es fundamental para que el proceso de liberalización funcione. Para permitir el transporte de electricidad desde los productores hasta los clientes cualificados la Directiva exige a los propietarios y operadores de las redes eléctricas y a los operadores de los sistemas de transporte y de distribución que permitan el acceso a sus líneas a terceros. Para ello la Directiva ofrece tres métodos: el acceso de terceros regulado, el acceso de terceros negociado y el modelo de comprador único. Los estados miembros han optado por el acceso de terceros (ATR) regulado o negociado: ningún país utilizará el modelo de comprador único de manera significativa. Solo podrá negarse el acceso a las redes eléctricas cuando no haya suficiente capacidad para transportar la electricidad o cuando se de la situación de que el transporte impida el cumplimiento de las obligaciones relativas al servicio público. Operador del sistema de transporte El Operador del sistema de transporte (TSO, de Transmission System Operator) es la entidad responsable del funcionamiento de la red de transporte de alta tensión. La red de transporte de alta tensión es aquella a la que los grandes productores de electricidad envían su producción. Las importaciones y exportaciones de electricidad también circulan a través de la red de transporte. Las empresas de distribución empalman con esta red a través de subestaciones y transformadores que disminuyen el nivel del voltaje a niveles de distribución. Operador del sistema de distribución Los Operadores del sistema de distribución son las entidades responsables del funcionamiento de las líneas de distribución de medio y bajo voltaje. Las líneas de distribución son las que suministran electricidad tanto a los consumidores finales como a los hogares y comercios. 8 9 En la mayoría de los países hay un operador del sistema de transporte y varios operadores del sistema de distribución. Un operador del sistema de distribución es por lo general una empresa de distribución, lo que el usuario doméstico llamaría su «compañía eléctrica». En un sistema de acceso de terceros negociado, cada usuario de la red negocia los términos de su acceso con el operador del sistema. En el acceso de terceros regulado, las autoridades competentes fijan las tarifas, y éstas se aplican a todos los usuarios de la red. Estas tarifas son publicadas. No se exige a los productores de electricidad ni a los clientes cualificados que declaren cuánto pagan por la electricidad que transportan. Por lo general, se considera que el sistema de acceso de terceros regulado basado en precios publicados es el método de autorización de acceso a la red que conducirá a un mercado más competitivo. El sistema de precios fijados para todos no solo garantiza que no se discrimine a los competidores, sino que las empresas puedan planificar sus compras de electricidad con un conocimiento previo de unas tarifas transparentes. El hecho de tener que renegociar las condiciones y los precios de acceso al término de cada contrato supone también una carga adicional para las empresas. El ATR regulado es la opción por la que se han decantado la mayoría de los Estados miembros, tal y como se muestra en el gráfico que siguiente: El mercado europeo de la electricidad LA SEPARACIÓN La separación de las contabilidades aumentará la transparencia en la operación de las empresas eléctricas. Evitará las subvenciones cruzadas y permitirá a los reguladores garantizar que los propietarios de la infraestructura básica no cobren precios excesivos por los servicios de transporte. En Europa, la red de transporte ha estado en su mayoría en manos de empresas de electricidad integradas verticalmente que generan, transportan y venden la electricidad. Estas empresas son propietarias de un «servicio esencial», la red de transporte, que, de acuerdo con las nuevas normas, debe ofrecer las mismas condiciones a su propia empresa que a los competidores. No obstante, existe en realidad un claro riesgo de que esas empresas se sientan tentadas a discriminar a otras en favor de las de su propio grupo a la hora de permitir el acceso a la red. Para evitar esta discriminación, la Directiva exige a los Estados miembros que adopten tres medidas básicas: La separac ión de la gestión implica en la práctica garantizar que la gestión diaria de la red por parte del TSO no depende en modo alguno de los intereses comerciales de la empresa integrada verticalmente. Así: • Los encargados de la gestión del sistema de transporte no deberán ser miembros del consejo de administración de la empresa integrada verticalmente (la parte del transporte deberá actuar de manera independiente al resto de la empresa). • El operador del sistema de transporte deberá disponer de todos los medios y activos necesarios para mantener, desarrollar y gestionar la red, especialmente si la propiedad de la red está en manos de la empresa integrada verticalmente. • El operador del sistema de transporte debe garantizar que no difunde cualquier otra información comercial delicada de la empresa a otras partes de su propia empresa integrada verticalmente. Deben colocarse claras «murallas chinas» para evitar este tipo de flujo de información. (i) Garantizar la separación de la gestión del operador del sistema de transporte. (ii) Garantizar la separación de las contabilidades de las actividades de transporte y distribución de otras partes de la empresa. (iii) Garantizar que se establecen los mecanismos necesarios para evitar que la información confidencial pase del operador del sistema de transporte a otras partes de la empresa. Las disposiciones de la Directiva relativas a la separación de la gestión y a la confidencialidad son cruciales para evitar que el operador de la red discrimine a los usuarios potenciale s del sistema de transporte. De cualquier modo, el papel regulador será compartido entre los órganos reguladores nacionales y las autoridades encargadas de la competencia, y la Comisión Europea, con arreglo a las normas de competencia de la UE. Una alternativa al enfoque de separación de la facturación y la gestión consiste en separar legalmente el operador del sistema de transporte de la empresa integrada verticalmente. Se convierte así en actividades distintas y se opera con total independencia de otras compañías eléctricas. Este enfoque es más eficaz a la hora de garantizar la ausencia de discriminación, y la mayoría de los Estados miembros han decidido adoptarlo. Éste se ilustra en la figura 5. 10 11 La separación de la gestión y la seguridad de que el operador del sistema de transporte no difunde información confidencial a otras partes del grupo es condición sine qua non para garantizar un acceso justo a todos los participantes en el mercado de la red. Se trata de una condición previa indispensable para que la competencia sea eficaz tanto en la generación como en el suministro. ALTOS NIVELES DE CALIDAD DE SERVICIO PÚBLICO DEL SECTOR ELÉCTRICO EUROPEO La electricidad es indispensable para los consumidores y para cualquier tipo de actividad económica. En todos los países europeos existen normas especiales para garantizar que se respetan las normas fundamentales sobre el servicio público en la industria eléctrica. Por lo general, estas normas garantizan unos precios justos para todos los ciudadanos y el respeto al medio ambiente. También protegen de manera especial a los más débiles, como los ancianos y los enfermos. La Directiva incluye medidas para garantizar que se tienen en cuenta estas cuestiones vitales en el marco de un mercado competitivo. La liberalización debe estar al servicio de los intereses generales de la sociedad; debe alcanzarse sin poner en peligro la prestación de los servicios públicos ni perjudicar a los consumidores. En último término, ambos imperativos (la liberalización y el interés general) pueden y deben coexistir. El fin último de ambos es servir y beneficiar a los ciudadanos de la UE. La liberalización y la protección del interés general no son imperativos opuestos. Por el contrario, el servicio público desempeñará y debe desempeñar un papel importante en cualquier mercado liberalizado. Este enfoque queda claramente reflejado en la Directiva sobre electricidad, que prevé un mecanismo que permita a los Estados miembros perseguir aspectos de interés general sin que ello limite, en circunstancias normales, el proceso de liberalización. En vista de esto, los Estados miembros pueden definir obligaciones relativas al servicio público en pro del interés económico general, de acuerdo con cinco categorías, relacionadas con cuestiones medioambientales, de seguridad, regularidad y calidad del suministro y política de precios. Los Estados miembros pueden adoptar las medidas que sean necesarias para alcanzar el cumplimiento de dichas obligaciones. Lo más importante es que las medidas y mecanismos que adopten los Estados miembros para conseguir estos objetivos no limiten el comercio y la competencia más de lo necesario. Éste es uno de los principios que establece el Tratado y que define la regla básica de que las normas sobre la competencia desempeñan un papel fundamental como impulsoras de la integración europea (y por lo tanto serán aplicadas), mientras que los servicios de interés económico general deben garantizarse suficientemente en el contexto competitivo. Los servicios públicos deberían adaptarse a los nuevos retos que plantean los mercados liberalizados, y no deberían usarse como pretexto para excluir a los mercados eléctricos de la competencia. Los servicios públicos pueden adaptarse al nuevo entorno. Los monopolios no son necesarios para conservar y cumplir los objetivos relativos al servicio público. Existen medios mucho menos restrictivos para alcanzar estos objetivos. El suministro de electricidad a los consumidores geográficamente aislados a precios razonables, la obligación de prestar servicios no rentables, la garantía de suministro eléctrico para los enfermos y discapacitados, los límites a la capacidad de las compañías eléctricas de suspender el suministro por impago, y un suministro eléctrico continuo garantizado son y seguirán siendo algunas de las obligaciones a las que se podrá hacer frente en el contexto de un mercado liberalizado. Los gobiernos pueden, por ejemplo, imponer a sus compañías de distribución de energía eléctrica la obligación de abastecer a sus clientes. El mercado europeo de la electricidad La liberalización es un instrumento para alcanzar la integración económica, pero los objetivos relativos al servicio público pueden y deben coexistir con esta meta. La Directiva hace especial hincapié en la prestación de servicios públicos, para garantizar que los objetivos relativos al servicio público no solo pueden alcanzarse en su totalidad en el contexto de un mercado liberalizado, sino que incluso pueden alcanzarse con más facilidad. En este sentido, una de los asuntos de mayor preocupación en los últimos años ha desaparecido. Los Estados miembros tienen la posibilidad de imponer estas obligaciones a todos los operadores de su país. La única restricción que exige la Directiva es que estas obligaciones sean objetivas y transparentes y que se impongan de acuerdo con criterios no discriminatorios a todos lo operadores por igual. La segunda categoría se refiere a la protección del medio ambiente. En algunos países se establecen restricciones medioambientales específicas para garantizar una producción de energía eléctrica que respete el medio ambiente (este es el caso de Alemania, Dinamarca, Grecia y Austria), se fomentan esquemas para el uso de fuentes de energía renovables y son habituales los sistemas de calefacción y de energía mixtos. No existe una definición única para el concepto de servicio público en la Unión. En algunos Estados miembros, el concepto de servicio público no existe como tal. No obstante, existe una serie de disposiciones en casi todos los Estados miembros diseñadas para regular las actividades de las compañías eléctricas. Estas disposiciones están definidas bien como obligaciones de servicio público, bien como normas incluidas en los códigos de la red para garantizar la fiabilidad de la misma, o bien como normas generales para garantizar la protección del consumidor. Estas disposiciones pueden clasificarse en tres grandes categorías. La tercera categoría está relacionada con aspectos de seguridad en el suministro. Esto implica especificaciones técnicas para quienes están conectados a la red, el mantenimiento de la capacidad de reserva, la correspondencia entre el suministro y la demanda, la disponibilidad de capacidad para atender a la demanda, la garantía de combustibles primarios para la generación de electricidad y el mantenimiento de un sistema seguro y fiable. La Directiva proporciona a los Estados miembros un amplio margen de criterio a la hora de decidir qué objetivos relativos al servicio público se persiguen y cómo alcanzarlos. Sin embargo, los objetivos que los Estados miembros persiguen y los enfoques que eligen empiezan a ser cada vez más similares. La experiencia hasta la fecha revela que, a medida que avanza la competencia, los Estados miembros necesitan (y las empresas alcanzan) niveles cada vez más elevados en este ámbito. Es más, las empresas no solo deben cumplir los niveles mínimos legalmente exigidos por los Estados miembros, sino que además les conviene, desde el punto de vista comercial, sobrepasarlos. Este aumento continuado en la calidad del servicio público es uno de los objetivos que subyacen en la Directiva. La primera categoría se refiere al servicio universal y a la protección total del consumidor. A este respecto existen disposiciones específicas en la mayor parte de los Estados miembros (Bélgica, Alemania, Dinamarca, España, Grecia, Países Bajos, Austria, Portugal, Finlandia y el Reino Unido) que establecen las obligaciones de conectar a los clientes y de suministrar energía eléctrica a los consumidores de manera regular. Algunos Estados miembros (como Austria) disponen también que se debería cobrar a los consumidores precios razonables, mientras que en otros países (como Francia o Grecia) se aplican tarifas reguladas a los clientes cautivos. Además, en algunos países se establecen disposiciones especiales (como en el caso del Reino Unido) para proteger a los ancianos y a los discapacitados. Los servicios públicos deben adaptarse a los nuevos retos de los mercados liberalizados, y no deben usarse como pretexto para cerrar los mercados eléctricos de la competencia. 12 13 UNA LIBERALIZACIÓN SOCIALMENTE RESPONSABLE El mercado interno ha promovido el crecimiento y las oportunidades de empleo para el beneficio de los ciudadanos de la Unión. La reestructuración del sector eléctrico en Europa y su adaptación al nuevo entorno no deben por lo tanto considerarse como una amenaza. De hecho se trata de oportunidad. La entrada activa de nuevos generadores, por ejemplo, en nuevos mercados, traerá consigo oportunidades de empleo. Además, la posición competitiva de la industria que consume electricidad se verá mejorada como resultado de la liberalización, lo que proporcionará también oportunidades de empleo a medio plazo. No obstante, resulta evidente que la introducción de la competencia traerá consigo un cambio, y aunque este cambio es imprescindible e inevitable si Europa desea mantener y desarrollar los niveles de empleo en las industrias de la energía, esto traerá consigo una reestructuración. La experiencia hasta la fecha revela que una vez se haya introducido la competencia, las empresas nacionales que antes eran monopolísticas tenderán a reducir sus plantillas a medio y largo plazo, pero también aparecerán nuevas oportunidades de empleo, ya que los nuevos participantes en el mercado crearán nuevos puestos de trabajo. La Unión tiene una función adicional de ayudar a los Estados miembros a adoptar medidas para reducir las dificultades que surgen con este proceso. La Unión puede aplicar la experiencia de otros países que ya han sufrido la liberalización para ayudar a otros Estados miembros a definir programas para aumentar la conciencia de los empleados sobre las oportunidades de trabajo, ayudarles en su reciclaje e informarles y asesorarles sobre la reestructuración del sector eléctrico. El mercado europeo de la electricidad UNA REGULACIÓN EFICAZ Las nuevas normas para la aplicación de la Directiva están ya en marcha en casi todos los Estados miembros. Es fundamental que estas normas se apliquen de forma justa y equitativa mediante el establecimiento de mecanismos reguladores eficaces. Los operadores de los sistemas de transporte y distribución tienen en sus manos un monopolio perfecto. Los consumidores de electricidad no tienen en realidad más opción que utilizar la red que los conecta al sistema eléctrico para disponer de electricidad. Como consecuencia de esto, resulta fundamental que los operadores se sometan a una regulación cuidadosa; de no ser así, y de estar integrados verticalmente, estos operadores podrían discriminar de forma activa en favor de las empresas de su propio grupo, lo que limitaría una competencia eficaz. Del mismo modo podrían intentar cobrar precios excesivos por los servicios de transporte, lo que produciría beneficios monopolísticos. la competencia y la Comisión Europea, aplicando las normas de competencia de la UE. La propia Directiva exige a los Estados miembros que establezcan una autoridad para la resolución de conflictos independiente de las compañías eléctricas. No obstante, la mayoría de los Estados miembros han elegido establecer desde el principio un regulador que sea independiente del gobierno, pero en último término responsable ante éste. En cualquier caso, resulta evidente que existe un compromiso claro y creciente en toda la UE frente a la necesidad de una regulación eficaz en este ámbito, a la vez que se pretende someter a las compañías a los menores trámites burocrático posibles. Este función reguladora la desempeñarán conjuntamente los reguladores nacionales, las autoridades encargadas de 14 15 UNA APERTURA EQUILIBRADA DEL MERCADO Los Estados miembros están abriendo sus mercados a diferentes velocidades. Algunos han elegido limitar la apertura a un mínimo del 26%, mientras que otros han elegido una apertura del 100%. Con el fin de garantizar que esta diferencia en el nivel de apertura no conduce a un acceso al mercado y una competencia injustos y desequilibrados, la Directiva incluye una cláusula(*) específica que permite a los Estados miembros avanzar más de lo que exige la Directiva a la hora de limitar el acceso a su mercado a los generadores de los Estados miembros que persiguen menores niveles de liberalización. Esta cláusula permite a los Estados miembros liberalizar más rápido de lo que exigen los requisitos básicos de la Directiva sin exponer su industria eléctrica a una competencia «injusta» por parte de los generadores de aquellos países que conservan mercados considerablemente protegidos. ¿ Cómo funciona esta cláusula? El país A liberaliza el 26% de su mercado, que cubre a todos los consumidores que compran un mínimo de 30 Gw/h anuales. Los consumidores que compran energía eléctrica por un valor inferior a esa cifra están obligados a comprarla a la compañía nacional de suministro eléctrico. El país B liberaliza a todos sus clientes. De acuerdo con la disposición aplicable de la Directiva, * de reciprocidad el país B puede impedir que los generadores del país A vendan a los clientes del país B, que ha liberalizado por encima del 26% que la Directiva establece como obligatorio. Así, los generadores de A no están en posición de acceder libremente a todos los clientes de B, mientras que la mayor parte del mercado en su propio país permanece cerrado. El mercado europeo de la electricidad REGÍMENES TRANSITORIOS La introducción de la competencia en el sector eléctrico se traducirá en una bajada de los precios de la electricidad. Estos precios más bajos podrían acarrear importantes dificultades financieras a los productores y proveedores que se enfrentan en la actualidad a costes basados en la situación que se daba antes de que se introdujese la competencia. Con la nueva legislación, estos proveedores y productores deberán garantizar el acceso a sus redes o competir con nuevos participantes en el mercado que no tienen que hacer frente a estos costes extras, llamados «costes de transición a la competencia». En inglés se les llama «stranded costs» (costes varados), porque no hay forma alguna de que una compañía eléctrica los recupere en un régimen de mercado competitivo. Estos costes pueden adoptar distintas formas, por ejemplo: • Obligaciones impuestas a las compañías eléctricas en el pasado, en virtud por ejemplo de razones sociales o medioambientales, que conducen a inversiones extraordinarias que no pueden ser recuperadas. • Contratos de compra de combustibles y energía con una duración que se prolongue más allá del año 1999, que tomaron como base el nivel de precios previsto antes de la liberalización y que resultarían demasiado caros en circunstancias competitivas. Los costes de transición a la competencia no son costes que resulten de una mala gestión de la compañía; deben estar claramente ocasionados por la transición a la competencia. Por lo general, estos costes «por encima del mercado» son el resultado de la política del gobierno, para, por ejemplo, favorecer unos combustibles frente a otros. Para hacer frente a esta cuestión, la Directiva prevé que los Estados miembros notifiquen los regímenes de transición a la Comisión. Tales regímenes pretenden compensar a las empresas por estos costes extraordinarios, limitando por ejemplo la apertura del mercado a nuevos participantes, favorecer el suministro de electricidad frente a ciertos combustibles o prestar una compensación financiera. De acuerdo con el principio de subsidiariedad, cada estado miembro puede decidir si desea o no establecer un régimen de transición y en qué medida. Del mismo modo, cada país puede decidir la forma en la que desea hacer frente a los costes resultantes. No obstante, cualquier decisión de este tipo se encuentra sometida al control de la Comisión, bien de acuerdo con la Directiva, bien de acuerdo con las normas de ayuda estatales. La Comisión ha recibido doce notificaciones. Deberán adoptarse decisiones individuales para el caso de cada país. 16 17 FUENTES DE ENERGÍA RENOVABLES: ELECTRICIDAD «VERDE» La electricidad procedente de fuentes de energía renovables, tales como la solar, la hidroeléctrica, la eólica y la biomasa, constituye un combustible limpio. En el proceso de producción, la emisión de CO2 es nula o, como en el caso de la biomasa, neutra. Las claras ventajas medioambientales que reporta la electricidad proveniente de fuentes renovables unidas a la cada vez mayor seguridad y diversidad de suministro han hecho de la promoción de la electricidad «verde» una prioridad. Esta promoción no debería afectar al comercio ni a la competencia del recién creado mercado único de la electricidad más de lo necesario. La participación de las energías renovables en la mezcla combustible debe aumentarse y se aumentará, ya que no contribuyen al efecto invernadero y constituyen fuentes de suministro seguras y naturales. El aumento del uso de la electricidad verde es una de las piedras angulares de un paquete de medidas que la Unión debe adoptar para cumplir las obligaciones internacionales que ha aceptado en relación con la lucha contra el efecto invernadero, especialmente en el protocolo de Kyoto. El objetivo de la Comunidad es aumentar el porcentaje de energía renovable en el suministro total de energía desde el actual 6% al 12% para el año 2010. En vista de esto, la Comisión pretende adoptar a principios de 1999 una propuesta de borrador para una directiva del Consejo y del Parlamento sobre nuevas normas para apoyar la generación de electricidad a partir de fuentes renovables. El principal objetivo de esta propuesta consistirá en facilitar el acceso de la electricidad generada a partir de fuentes renovables al mercado interno de la electricidad, una vez exista en la UE una determinada «masa crítica» de electricidad proveniente de fuentes de energía renovables. Deben eliminarse las barreras al comercio, tanto legales como técnicas, entre los Estados miembros, con el fin de crear un mercado único para la electricidad generada a partir de fuentes de energía renovables. Con esta propuesta se pretende también crear un «terreno de juego» igualado, mediante el requerimiento de un nivel mínimo de consumo de electricidad proveniente de fuentes renovables en cada estado miembro. En segundo lugar, la propuesta contribuirá también a la consecución de los objetivos medioambientales de la UE sentando las bases, en términos del rápido desarrollo de la masa crítica de electricidad proveniente de fuentes renovables, de las medidas que la Unión deberá adoptar en un futuro en este campo. La Comisión impulsará la rápida adopción de la propuesta, ya que constituye un elemento básico del paquete de medidas que está preparando en el área de la finalización del mercado inte rno de la electricidad y la integración de las consideraciones medioambientales en la política energética. El mercado europeo de la electricidad UN MERCADO ÚNICO MÁS AMPLIO QUE LA UE La ampliación de la UE tendrá como resultado un mayor comercio de la electricidad, un mayor número de participantes en el mercado y una mayor seguridad en el suministro. El mercado único de la electricidad será, con el tiempo, más amplio que la Unión Europea. Noruega se integrará completamente en el acuerdo sobre el Área Económica Europea (AEE). Se espera que Suiza, que también se está liberalizando, participe en esto. Los países del este de Europa que hayan solicitado su ingreso en la UE participarán progresivamente en el mercado. Esto reporta beneficios y oportunidades adicionales y debe acogerse y alentarse. La países de la UE y sus vecinos han comerciado siempre con la electricidad, aunque por razones técnicas. Muchos de estos países, tales como Suiza, están sufriendo en la actualidad reformas similares a la Directiva sobre electricidad e incluso basadas en ésta. Estos países formarán parte integral del mercado único europeo de electricidad, ya que las disposiciones del Acuerdo general sobre aranceles aduaneros y comercio (GATT) les conceden un acceso no discriminatorio a los mercados europeos de esta área. Otros países, y en especial los países del este de Europa que han solicitado la adhesión a la UE, están considerando adoptar reformas similares. De hecho, la adopción de leyes compatibles con la Directiva sobre electricidad es un requisito previo indispensable para su entrada en la UE. En cualquier caso, una vez que hayan adoptado dicha legislación, estos países podrán participar en el mercado único de electricidad. No obstante, la colaboración por parte de la UE a la hora de preparar a los países candidatos para reestructurar su sector eléctrico de acuerdo con las exigencias de la Directiva es fundamental, ya que la integración de estos países en el mercado interno de la energía será una tarea muy delicada; esta integración es una de las mayores prioridades de la Comisión. Se está poniendo en marcha un programa de acción específico para estos países con el fin de hacer frente a este reto. El objetivo es compartir con ellos la experiencia sobre reformas de los países de la UE, prestando ayuda técnica y organizando talleres y reuniones bilaterales sobre los temas fundamentales que afectan a la liberalización del sector eléctrico. Resulta evidente que se necesita un amplio periodo de transición para que los países candidatos introduzcan estas importantes reformas. Cada país se enfrenta a problemas diferentes que requieren ser tratados durante este proceso. Con el tiempo, el mercado único de la electricidad se irá haciendo mayor que la UE. Esto solo puede beneficiar a la Unión Europea y a sus ciudadanos. Ayud ará a garantizar la seguridad en el suministro y proporcionará economías de escala crecientes, lo que conducirá a una bajada progresiva y continuada de los precios. Se trata de una oportunidad que la Comisión perseguirá durante los meses y años venideros. 18 19 CONCLUSIÓN Precios en descenso En la actualidad no hay más que motivos para ser optimistas con respecto al mercado único de la electricidad. Los Estados miembros no solo están aplicando la Directiva adecuadamente y en su totalidad, sino que están adoptando estructuras y enfoques que garantizarán que la competencia sea eficaz, y en algunos casos están liberalizando a un ritmo más rápido de lo que exige la Directiva. Los precios en Europa ya están empezando a descender, tal y como se observa en las figuras 7 y 8. Figura 7: % de modificación de los precios de 1998 comparados con los de 1994 para los consumidores domésticos (7.500 KWh). Precios en la moneda nacional/KWh, incluidos la deflación y los impuestos. Construir un mercado único real: la perspectiva futura La aplicación de la Directiva sobre electricidad no supone el último paso hacia la creación de un mercado único de la electricidad. La Directiva establece el trabajo preliminar para la liberalización de quince mercados eléctricos. Sin embargo, todavía queda mucho por hacer para alcanzar un mercado único de la electricidad. A este respecto, las barreras que obstaculizan aún el comercio intracomunitario deben identificarse y eliminarse. Es más, la Comisión, en estrecha colaboración con los Estados miembros y la industria eléctrica, debería establecer principios más coherentes respecto a las cuestiones no resueltas que dificultan el comercio transfronterizo. En este sentido resulta de vital importancia desarrollar sistemas arancelarios y mecanismos que faciliten el comercio y que permitan que el mercado único sea eficaz. Esta es el principal reto al que se enfrentará la Comisión, junto con las autoridades nacionales y las industrias de transporte y distribución europeas, durante los meses y años venideros. Figura 8: % de modificación de los precios de 1998 comparados con los de 1994 para los consumidores industriales (10 GWh). Precios en la moneda nacional/KWh, IVA excluido, deflación incluida. Fuente: Eurostat