Número de registro: 18446 Novena Época Instancia: Tribunales

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AMPARO EN REVISIÓN (IMPROCEDENCIA) 305/2004.
Número de registro: 18446
Novena Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: Tomo XX, Noviembre de 2004
Página: 1825
AMPARO EN REVISIÓN (IMPROCEDENCIA) 305/2004. SERVICIO CORMA, S.A. DE
C.V.
CONSIDERANDO:
CUARTO. Para el examen de los agravios propuestos inicialmente debe atenderse a los
principios que rigen el juicio de amparo contra leyes, de entre los que destaca el relacionado
con el carácter autoaplicativo o heteroaplicativo de toda disposición jurídica.
De acuerdo con las directrices instituidas en la Ley de Amparo, específicamente en sus
artículos 73, fracción VI y 114, fracción I, una norma de carácter general puede ser
combatida a través del juicio de garantías en dos aspectos fundamentales: con motivo de su
sola vigencia, es decir, en su carácter de autoaplicativa, o bien, con motivo de su primer acto
concreto de aplicación, esto es, en su carácter de heteroaplicativa.
El concepto de individualización condicionada o incondicionada de la disposición, se erige
como un factor objetivo y orientador para dilucidar el carácter de la norma en controversia;
permite advertir en cada supuesto en específico, si los efectos previstos en la disposición
legal impugnada se actualizan desde su sola vigencia, o si para tal efecto se requiere de un
acto o hecho jurídico diverso.
De esa suerte, si tal individualización en perjuicio del gobernado se presenta desde el
momento en que la norma entra en vigor, porque inmediatamente lo vincula a su observancia
creando, transformando o extinguiendo situaciones concretas de derecho, la disposición de
que se trate será autoaplicativa o de individualización incondicionada, puesto que las
obligaciones derivadas de ella nacen con ella misma y con absoluta independencia de que no
se actualice condicionante alguna; la Suprema Corte de Justicia de la Nación reiteradamente
se ha pronunciado en el sentido de que la ley tiene el carácter de autoaplicativa cuando, con
su sola vigencia, afecta de manera inmediata al gobernado, independientemente de que se
produzca o no un acto posterior de autoridad que la aplique de manera concreta, esto es,
cuando sus disposiciones resulten obligatorias desde el momento mismo en que entren en
vigor, o dicho en otros términos, que desde ese preciso instante obligan al particular cuya
situación jurídica prevén, a hacer o dejar de hacer, sin que sea necesario acto posterior de
autoridad para que se genere dicha obligatoriedad. En cambio, si la sola entrada en vigor de
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la norma no crea, transforma o extingue situaciones concretas de derecho en perjuicio del
gobernado y, consecuentemente, para tal individualización es necesaria la realización de un
acto que bien puede revestir el carácter de administrativo o jurisdiccional, e incluso
comprende al acto jurídico emanado de la voluntad del propio particular y al hecho jurídico
ajeno a la voluntad humana que lo sitúan dentro de la hipótesis legal, se tratará entonces de
una disposición heteroaplicativa o de individualización condicionada, pues la aplicación
jurídica o material de la norma, en el caso concreto, se halla sometida a la realización de un
evento determinado.
Las premisas sobre las que se sustenta el criterio diferenciador en comento encuentran origen
en la jurisprudencia P./J. 55/97, emitida por el Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena
Época, Tomo VI, julio de 1997, página 5, que establece:
"LEYES AUTOAPLICATIVAS Y HETEROAPLICATIVAS. DISTINCIÓN BASADA EN
EL CONCEPTO DE INDIVIDUALIZACIÓN INCONDICIONADA. Para distinguir las
leyes autoaplicativas de las heteroaplicativas conviene acudir al concepto de
individualización incondicionada de las mismas, consustancial a las normas que admiten la
procedencia del juicio de amparo desde el momento que entran en vigor, ya que se trata de
disposiciones que, acorde con el imperativo en ellas contenido, vinculan al gobernado a su
cumplimiento desde el inicio de su vigencia, en virtud de que crean, transforman o extinguen
situaciones concretas de derecho. El concepto de individualización constituye un elemento de
referencia objetivo para determinar la procedencia del juicio constitucional, porque permite
conocer, en cada caso concreto, si los efectos de la disposición legal impugnada ocurren en
forma condicionada o incondicionada; así, la condición consiste en la realización del acto
necesario para que la ley adquiera individualización, que bien puede revestir el carácter de
administrativo o jurisdiccional, e incluso comprende al acto jurídico emanado de la voluntad
del propio particular y al hecho jurídico, ajeno a la voluntad humana, que lo sitúan dentro de
la hipótesis legal. De esta manera, cuando las obligaciones derivadas de la ley nacen con ella
misma, independientemente de que no se actualice condición alguna, se estará en presencia
de una ley autoaplicativa o de individualización incondicionada; en cambio, cuando las
obligaciones de hacer o de no hacer que impone la ley, no surgen en forma automática con su
sola entrada en vigor, sino que se requiere para actualizar el perjuicio de un acto diverso que
condicione su aplicación, se tratará de una disposición heteroaplicativa o de individualización
condicionada, pues la aplicación jurídica o material de la norma, en un caso concreto, se halla
sometida a la realización de ese evento."
Por otro lado, quien acude al amparo reclamando una norma en su carácter de autoaplicativa
y alega que la sola entrada en vigor de la disposición afecta su esfera jurídica, tiene la
obligación de demostrar fehacientemente, que se encuentra en el supuesto previsto por la
hipótesis contenida en la norma reclamada, pues sólo de esa manera creará plena convicción
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de que efectivamente la mera vigencia de la disposición le causa perjuicio; lo mismo sucede
tratándose de normas heteroaplicativas, cuyo reclamo obliga al promovente del juicio a
acreditar también de manera indubitable la existencia del acto perjudicial en que se actualizó
la hipótesis prevista en la disposición impugnada; concretización de los efectos de la norma
que no pueden inferirse a base de presunciones, sino que debe quedar plenamente probada.
La demostración indubitable en cada caso de la afectación que provoca la norma, ya sea por
su sola vigencia o bien por su aplicación, es inexcusable, tomando en cuenta que una eventual
concesión de amparo contra el dispositivo controvertido tendrá como efecto que se le despoje
de toda obligatoriedad en relación con el quejoso por todo el tiempo en que se encuentre
vigente, sin que por vía de consecuencia el peticionario se encuentre constreñido a acatarla ni
pueda serle aplicada por la autoridad responsable, ni por alguna otra.
En atención a la trascendencia apuntada, para que en un juicio de amparo pueda emitirse una
declaratoria de inconstitucionalidad de un precepto legal, debe quedar plenamente justificado
que el quejoso, por virtud de la disposición en controversia, verdaderamente resintió un
perjuicio en su esfera de derechos; por lo que, se reitera, la actualización de la norma no
puede quedar acreditada sólo a base de conjeturas y suposiciones y menos, afirmando que se
estará bajo sus supuestos, tal como lo indica la jurisprudencia publicada en el Apéndice de
1995, Octava Época, Tomo I, Parte Suprema Corte de Justicia de la Nación, que literalmente
explica:
"LEYES, AMPARO CONTRA. EL INTERÉS JURÍDICO PARA INTERPONERLO NO SE
ACREDITA CON AFIRMAR QUE SE ESTARÁ BAJO SUS SUPUESTOS. La
demostración de la afectación jurídica por un ordenamiento requiere que el quejoso acredite
estar colocado, desde su entrada en vigor, bajo los supuestos que dicha norma contempla
(cuando se reclama como autoaplicativa) o bien que su aplicación afecta sus intereses
jurídicos (cuando se impugna como heteroaplicativa); luego entonces, no es suficiente el
dicho del quejoso de que se colocará bajo su hipótesis y que, por tanto, se le aplicará, puesto
que aunque ello aconteciera sería hasta que ocurriese lo uno o lo otro, y no antes, que esa ley
afectara su esfera jurídica."
Sobre esa base, se toma en cuenta que de acuerdo con lo expuesto en su demanda de
garantías, la quejosa promueve el amparo reclamando los citados artículos 25 Bis, 98 Ter y
113 de la Ley Federal de Protección al Consumidor, en su carácter de autoaplicativos; dice
que, -y aquí conviene citarla textualmente- "... con su sola entrada en vigor afecta la esfera
jurídica de los gobernados que se ubican de manera general en la hipótesis que la ley
establece ..."; el carácter que le atribuye a la norma se corrobora si se toma en cuenta que el
reclamo lo hace dentro del plazo excepcional de treinta días que para combatir leyes de
naturaleza autoaplicativa prevé el artículo 22, fracción I, de la Ley de Amparo.
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A fin de determinar si le asiste razón en cuanto a la naturaleza de las mencionadas
disposiciones, conviene traer a cuentas los citados preceptos que literalmente establecen:
"Artículo 25 Bis. La Procuraduría podrá aplicar las siguientes medidas precautorias cuando
se afecte o pueda afectar la vida, la salud, la seguridad o la economía de una colectividad de
consumidores:
"I. Inmovilización de envases, bienes, productos y transportes;
"II. El aseguramiento de bienes o productos en términos de lo dispuesto por el artículo 98 Ter
de esta ley;
"III. Suspensión de la comercialización de bienes, productos o servicios;
"IV. Colocación de sellos de advertencia, y
"V. Ordenar la suspensión de información o publicidad a que se refiere el artículo 35 de esta
ley.
"Las medidas precautorias se dictarán conforme a los criterios que al efecto expida la
procuraduría y dentro del procedimiento correspondiente en términos de lo dispuesto en el
artículo 57 y demás relativos de la Ley Federal sobre Metrología y Normalización; así como
cuando se advierta que se afecta o se puede afectar la economía de una colectividad de
consumidores en los casos a que se refiere el artículo 128 Ter o cuando se violen
disposiciones de esta ley por diversas conductas o prácticas comerciales abusivas, tales como:
el incumplimiento de precios o tarifas exhibidos; el condicionamiento de la venta de bienes o
de servicios; el incumplimiento de ofertas y promociones; por conductas discriminatorias y
por publicidad o información engañosa. En el caso de la medida precautoria a que se refiere
la fracción IV de este precepto, previo a la colocación del sello respectivo, la procuraduría
aplicará la medida a que se refiere el artículo 25, fracción I, de esta ley. Tales medidas se
levantarán una vez que se acredite el cese de las causas que hubieren originado su aplicación.
En su caso, la procuraduría hará del conocimiento de otras autoridades competentes la
aplicación de la o las medidas a que se refiere este precepto."
"Artículo 98 Ter. La procuraduría podrá ordenar el aseguramiento de bienes o productos que
se comercialicen fuera de establecimiento comercial cuando no cumplan con las
disposiciones aplicables, conforme al procedimiento que al efecto se establezca y que se
publique en el Diario Oficial de la Federación, y lo hará del conocimiento de las autoridades
competentes a fin de que adopten las medidas que procedan."
"Artículo 113. Previo reconocimiento de la personalidad y de la relación contractual entre las
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partes el conciliador expondrá a las partes un resumen de la reclamación y del informe
presentado, señalando los elementos comunes y los puntos de controversia, y las exhortará
para llegar a un arreglo. Sin prejuzgar sobre el conflicto planteado, les presentará una o varias
opciones de solución, salvaguardando los derechos del consumidor.
"Tratándose de bienes o servicios de prestación o suministro periódicos tales como energía
eléctrica, gas o telecomunicaciones, el solo inicio del procedimiento conciliatorio suspenderá
cualquier facultad del proveedor de interrumpir o suspender unilateralmente el cumplimiento
de sus obligaciones en tanto concluya dicho procedimiento."
Como se desprende de la transcripción, dichas normas establecen los supuestos en que la
Procuraduría Federal del Consumidor podrá aplicar medidas precautorias, así como los
efectos que produce en un proveedor de determinados bienes y servicios, el solo inicio del
procedimiento conciliatorio derivado de una reclamación presentada por el consumidor.
Pues bien, contrario a lo considerado por la parte quejosa, dichas normas tienen una
naturaleza heteroaplicativa en la medida que bajo el criterio objetivo de individualización
condicionada a que se hizo referencia, resulta que, para que esas disposiciones se concreticen
en perjuicio del gobernado y produzcan sus consecuencias de derecho, se requiere
necesariamente que se actualice el acto o hecho jurídico que las propias disposiciones prevén;
esto es, la individualización de los dispositivos se encuentra supeditada a la actualización de
diversas condiciones. Esas condicionantes son justamente las que se destacaron en la
transcripción mediante un subrayado, conforme al cual se desprende que, para que dichas
hipótesis legislativas cobren actualización con un eventual perjuicio para la parte demandante
se requiere que, en lo tocante a la facultad de la autoridad para decretar medidas precautorias:
·La quejosa, en el desarrollo de sus actividades, despliegue una conducta tal que afecte o
pueda afectar la vida, la salud, la seguridad o la economía de una colectividad de
consumidores;
·Perjudique a un grupo de consumidores en los aspectos establecidos en el artículo 128 Ter de
la ley en comento, precepto en donde además de citarse los señalados en el punto anterior,
agrega en esencia que se consideran casos particularmente graves aquellos en que se cometan
conductas que impliquen el aprovechamiento de la escasez, lejanía o dificultad en el
abastecimiento de un bien o en la prestación de un servicio; o cuando se trate de productos
básicos de consumo generalizado como alimentos, gas natural o licuado de petróleo, gasolina
o productos sujetos a precio máximo o a precios o tarifas establecidos o registrados por la
secretaría o por cualquiera otra autoridad competente; y la reincidencia en la comisión de
infracciones;
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·Incurra en prácticas comerciales abusivas tales como el incumplimiento de precios o tarifas
exhibidos, el condicionamiento de la venta de bienes o de servicios, la inobservancia de
ofertas y promociones, por conductas discriminatorias y por publicidad o información
engañosa.
Imposición de medidas provisionales que todavía queda sujeta a los criterios que en su
oportunidad expida la citada procuraduría; a la publicación en el Diario Oficial de la
Federación de las normas que rijan el procedimiento relativo como lo señala el artículo 98
ter, y a la instauración propia de uno de tales procedimientos o el previsto en términos de lo
establecido en el artículo 57 y demás de la Ley Federal sobre Metrología y Normalización, tal
como lo refiere el combatido artículo 25 Bis.
Por otro lado, para que cause afectación a la quejosa lo dispuesto en reclamado artículo 113,
es pertinente que se actualice la condición consistente en que algún consumidor presente una
reclamación en su contra para que, iniciándose el procedimiento conciliatorio, se suspenda la
facultad de la demandante, en su calidad de proveedor, de interrumpir o suspender
unilateralmente, el cumplimiento de sus obligaciones en tanto concluya dicho procedimiento.
Como puede observase, lo hasta aquí expuesto no hace sino destacar lo aleatorio que resulta
el eventual perjuicio que las normas reclamadas pudieran causar a la demandante pues, para
que llegara a ser sujeta de una medida precautoria como las previstas en los artículos 25 Bis y
98 Ter, de la Ley Federal de Protección al Consumidor tildados de inconstitucionales, se
requiere, en principio, que la autoridad expida los criterios a que la obliga el primero de los
citados preceptos; posteriormente, se necesita que el ente gubernativo decida instaurar,
precisamente contra la peticionaria, el procedimiento relativo, ya fuera el que debe publicarse
en el Diario Oficial de la Federación para decretar la medida prevista en el citado 98 Ter, o
uno en términos del artículo 57 y demás aplicables de la Ley Federal sobre Metrología y
Normalización, y no sólo eso, sino que se necesita que en uso de la facultad potestativa que le
confiere el término "podrá" establecido en ambas disposiciones, la autoridad decida,
potestativamente, aplicar una de tales medidas. Asimismo, en el caso del artículo 113, es
necesario que algún consumidor decida presentar una reclamación y que, además, ésta resulte
procedente, para posteriormente, iniciado el procedimiento conciliatorio, se obligue al
proveedor a seguir prestando o suministrando periódicamente el bien o servicio de que se
trate.
De ahí que dichas disposiciones, lejos de tener una naturaleza autoaplicativa, sean en realidad
heteroaplicativas, aserto que se corrobora si se toma en cuenta que si los actos o hechos
jurídicos que las normas prevén como condicionantes no llegaran a presentarse, en forma
alguna tales disposiciones habrán adquirido la individualización que el juicio de garantías
exige para que el afectado se encuentre en aptitud de controvertir su constitucionalidad, de
donde se requiere necesariamente de la actualización de aquélla para que, incidiendo los
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preceptos sobre la esfera jurídica del gobernado, éste se encuentre en aptitud de impugnarlos.
Lo anterior permite, en consecuencia, desestimar el agravio en que la recurrente sostiene que
es inminente el daño que le pudieren acarrear los dispositivos reclamados.
Casos análogos de normas heteroaplicativas en que se requiere de la actualización de la
condición prevista en ellas para que se ocasione perjuicio al quejoso, se encuentran en las
disposiciones que prevén una sanción a una conducta específica cuyo despliegue por parte del
peticionario aún no se ha dado y además resulta incierto, es decir, que ese comportamiento
puede llegar a materializarse o no, se encuentran inmersos en los siguientes criterios
jurisprudenciales del Alto Tribunal:
"Novena Época. Instancia: Pleno. Fuente: Apéndice 2000. Tomo I, Const., jurisprudencia
SCJN. Tesis 125. Página 158.
"BEBIDAS ALCOHÓLICAS. LOS ARTÍCULOS 16 AL 25, 40 AL 46 Y 54 AL 58 DE LA
LEY QUE REGLAMENTA SU VENTA, DISTRIBUCIÓN Y CONSUMO, REQUIEREN
DE UN ACTO CONCRETO DE APLICACIÓN PARA CAUSAR PERJUICIO A LOS
GOBERNADOS (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE TABASCO, VIGENTE A PARTIR
DEL 11 DE FEBRERO DE 1996). Los artículos 16 al 25, antes citados, regulan la solicitud
de licencias para el funcionamiento de establecimientos destinados a la venta y distribución
de bebidas alcohólicas en el Estado de Tabasco, los requisitos y trámites de esa petición, así
como las condiciones y plazos para la expedición de la licencia respectiva, su vigencia,
revocación y revalidación; por su parte, los artículos 40 al 46 de la propia ley establecen los
actos u omisiones que, para efectos de esa legislación, se reputan como infracciones
relacionadas con los establecimientos, venta, distribución y consumo de bebidas alcohólicas
en el propio Estado, así como las sanciones correspondientes; por otro lado, los artículos 54
al 58 del referido ordenamiento legal prevén hipótesis delictivas vinculadas con la venta y
distribución de bebidas alcohólicas, las penas respectivas que son de naturaleza corporal y
pecuniaria, y la medida de seguridad consistente en el decomiso de la mercancía. Por el
contenido de las hipótesis que tales disposiciones legales establecen, es patente que no causan
perjuicio a los gobernados por su sola entrada en vigor, sino que requieren de un acto
concreto de aplicación para que se actualice el perjuicio y, por ende, revisten el carácter de
heteroaplicativas. En efecto, respecto de los primeros numerales en cita, las exigencias que
establecen se actualizan cuando los interesados acuden ante la autoridad administrativa
correspondiente a efectuar la solicitud de licencia o revalidación de la misma; respecto de los
preceptos señalados en segundo y tercer lugares, la simple existencia legal de supuestos de
infracciones administrativas y de delitos relacionados con la venta y distribución de bebidas
alcohólicas, no afecta la esfera jurídica de los particulares, pues ello depende de que éstos
incurran en los ilícitos, así como de la actividad de las autoridades correspondientes, para que
se generen consecuencias que involucren al respectivo particular. Por lo tanto, siendo los
aludidos dispositivos de naturaleza heteroaplicativa, si no se acredita un acto concreto de
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aplicación, procede sobreseer, respecto de ellos, en el juicio de garantías.",
"Novena Época. Instancia: Segunda Sala. Fuente: Apéndice 2000. Tomo I, Const.,
jurisprudencia SCJN. Tesis 137. Página 173.
"CÓDIGO FISCAL DE LA FEDERACIÓN. LOS ARTÍCULOS 91-A Y 91-B,
ADICIONADOS MEDIANTE DECRETO DE REFORMAS, PUBLICADO EN EL DIARIO
OFICIAL DE LA FEDERACIÓN EL 31 DE DICIEMBRE DE 1998, TIENEN EL
CARÁCTER DE NORMAS HETEROAPLICATIVAS.-Los preceptos mencionados son de
naturaleza heteroaplicativa, puesto que por su sola vigencia no causan perjuicio a la parte
quejosa, sino que es necesario un acto posterior de aplicación para que se acredite el agravio
personal y directo, pues el artículo 91-A define la conducta constitutiva de una infracción, al
establecer que se configura cuando el contador público que dictamine estados financieros, no
observe en su informe la omisión de contribuciones recaudadas, retenidas, trasladadas o
propias del contribuyente; a su vez, el artículo 91-B señala la sanción que debe imponerse por
la comisión de aquella conducta; por lo tanto, de la sola vigencia de dichas disposiciones no
deriva afectación a situaciones concretas de derecho, sino que se requiere de un acto de
aplicación, a saber, la emisión de una resolución de autoridad en la que se imponga una multa
al haberse cometido la infracción." y
"Novena Época. Instancia: Primera Sala. Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta. Tomo: XII, agosto de 2000. Tesis 1a. XIII/2000. Página 192.
"TELECOMUNICACIONES. EL ARTÍCULO 71 DE LA LEY FEDERAL RELATIVA, ES
HETEROAPLICATIVO.-Esta disposición autoriza a la Secretaría de Comunicaciones y
Transportes a imponer multas por tres distintos montos cuando se actualicen las diversas
hipótesis de infracción a que la misma se refiere. Por tanto, el mencionado artículo es
heteroaplicativo, en virtud de que para que la autoridad ejerza la facultad de que se trata, es
requisito indispensable que se den las eventualidades enunciadas en dicha norma, de tal
manera que si no se presentan las situaciones aleatorias indicadas, la secretaría de Estado
destinataria no está en posibilidad de actuar en el sentido previsto en el citado precepto legal.
En consecuencia, si la sola vigencia del artículo 71 de la Ley Federal de Telecomunicaciones
no causa ningún perjuicio, el amparo promovido en su contra es improcedente, en términos
de lo dispuesto en el artículo 73, fracción VI, de la Ley de Amparo."
Asimismo, se señaló entre otras razones que la entrada en vigor de las disposiciones no
ocasiona perjuicio por sí sola, porque todavía falta que la Procuraduría Federal del
Consumidor expida los criterios conforme a los cuales puede imponer las medidas
provisionales en comento (tal como lo especifica el reclamado artículo 25 Bis); y será hasta
que las expida cuando conforme a la naturaleza de lo que ahí determine, pueda establecerse si
esas nuevas disposiciones requieren o no de acto posterior que materialice su aplicación,
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atento a la tesis de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, citada por
analogía, cuyo texto y datos de identificación son los siguientes:
"Novena Época. Instancia: Segunda Sala. Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta. Tomo XVI, noviembre de 2002. Tesis 2a. CXLII/2002. Página 453.
"ORGANIZACIONES Y ACTIVIDADES AUXILIARES DEL CRÉDITO. EL ARTÍCULO
95 DE LA LEY GENERAL RELATIVA, APROBADA POR DECRETO PUBLICADO EN
EL DIARIO OFICIAL DE LA FEDERACIÓN EL PRIMERO DE JUNIO DE DOS MIL
UNO, ES HETEROAPLICATIVO.-El artículo 95 de la Ley General de Organizaciones y
Actividades Auxiliares del Crédito, entre otros aspectos, prevé que la Secretaría de Hacienda
y Crédito Público, considerando la opinión de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores,
dictará disposiciones de carácter general que tengan como finalidad establecer medidas y
procedimientos para prevenir y detectar en las organizaciones auxiliares de crédito, casas de
cambio y demás sociedades que desarrollen actividades en los términos del artículo 81-A de
la ley en cita, actos u operaciones que puedan ubicarse en los supuestos del artículo 400 bis
del Código Penal Federal (delito de operaciones con recursos de procedencia ilícita),
incluyendo la obligación a cargo de las sociedades de presentar a la secretaría, por conducto
de la referida comisión, reportes periódicos sobre las operaciones y los servicios que realicen
con sus clientes y usuarios, por los montos y en los supuestos que en dichas disposiciones de
carácter general se establezcan, y que su violación será sancionada con multa de doscientos a
cien mil días de salario mínimo general vigente en el Distrito Federal o del 10% al 100% del
monto de la operación de que se trate, conforme al procedimiento previsto en el artículo 88
de la ley en mención. En tal virtud, como la reforma al precepto citado en primer lugar,
aprobada por decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación el primero de junio de
dos mil uno, por su sola entrada en vigor, no vincula a los gobernados, sino que únicamente
puede actualizarse en su perjuicio, hasta que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público
emita las mencionadas disposiciones de carácter general, se concluye que el argumento
relativo a que el artículo 95 de la Ley General de Organizaciones y Actividades Auxiliares
del Crédito contraviene los artículos 22 y 31, fracción IV, de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, es inoperante, en tanto que la individualización de dicha norma
se encuentra condicionada a una actuación específica de la señalada Secretaría y del propio
contribuyente, la que aún no se efectúa."
Las apuntadas razones confirman que es inútil la tramitación de la demanda de amparo de
que se trata porque durante las sustanciación de juicio no podría acaecer algún evento que
pudiera alterar las condiciones descritas; la naturaleza de las disposiciones de referencia será
exactamente la misma tanto al inicio como al final, de tal modo que la decisión que aquí se
toma no variará con la que pudiere adoptarse en sentencia puesto que el carácter de auto o
heteroaplicativa de la norma jurídica no está supeditada a la voluntad del gobernado, sino
que, como quedó explicado, es el texto propio de la disposición el que determina su
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naturaleza. Asimismo, cabe decir que aun en el supuesto de que se ordenara la tramitación del
juicio y durante ese periodo eventualmente la quejosa llegara a demostrar la existencia de un
acto de aplicación de las disposiciones combatidas, ello no sería suficiente para considerar
procedente su reclamo habida cuenta que tratándose del amparo que se promueve contra
leyes con motivo de su aplicación, es requisito indispensable que el acto que materializa la
norma haya acaecido con anterioridad a la presentación de la demanda de garantías, lo cual
evidentemente no podría suceder en el caso porque al reclamar los preceptos por su sola
vigencia, sin dar noticia de una anterior aplicación, implícitamente se desprende que
cualquier acto que pudiera materializar los dispositivos será posterior a la presentación del
reclamo y, en esa hipótesis, el amparo es improcedente, atento a la jurisprudencia de la
Segunda Sala del Alto Tribunal, que literalmente expresa:
"Novena Época. Instancia: Segunda Sala. Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta. Tomo VII, enero de 1998. Tesis 2a./J. 65/97. Página 207.
"AMPARO CONTRA LEYES CON MOTIVO DE SU APLICACIÓN. SU PROCEDENCIA
REQUIERE QUE EL ACTO SEA ANTERIOR A LA PRESENTACIÓN DE LA
DEMANDA.-De conformidad con lo dispuesto por los artículos 21 y 73, fracción VI, de la
Ley de Amparo, la acción constitucional que se endereza en contra de leyes reclamadas con
motivo de su aplicación, debe presentarse dentro del plazo de quince días siguientes al en que
se dé el primer acto de aplicación que cause perjuicio a la parte quejosa. Esto pone de relieve
la exigencia de que el acto concreto que genere el perjuicio debe ser, necesariamente, anterior
a la presentación de la demanda, independientemente de que su demostración pueda
realizarse durante la sustanciación del juicio. Lo anterior se justifica si se toma en
consideración que la existencia del acto de aplicación, cuando se impugna una ley con motivo
de éste, constituye un factor necesario para la procedencia del juicio de garantías, por lo que
debe atenderse a la fecha en que se presentó la demanda de amparo, ya que, de otra manera,
no habría seguridad para las partes y la sentencia tendría que ocuparse de actos posteriores y
distintos a los que dieron origen a la promoción del juicio."
Por consiguiente, es infundado el agravio en que la recurrente sostiene que el Juez de Distrito
se encontraba obligado a sustanciar y resolver el juicio.
Lo que la quejosa pierde de vista es que el amparo debe tener un efecto práctico y
materializar sus efectos tanto en el mundo jurídico como en el fáctico, de tal manera que si en
un asunto se declara la inconstitucionalidad de una norma, ello obedece a que la protección
federal se verá efectivamente reflejada a través de la anulación de su acto concreto de
aplicación, o bien, extinguiendo las obligaciones que hubieren surgido a cargo del gobernado
con la sola vigencia del dispositivo violatorio de garantías.
En contraste, si no existe la individualización de la ley en perjuicio del gobernado, un amparo
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contra la disposición será inútil y no puede aceptarse que el quejoso pretenda obtener la
protección constitucional anticipada para hacerla valer en el momento en que llegue a
producirse el acto de aplicación del dispositivo. De ahí que si en el caso, el examen de
constitucionalidad de las hipótesis legislativas indicadas no tiene un efecto real, inmediato y
objetivo, ya que en la eventualidad de resultar contrarias a la Constitución Federal, la eficacia
de la protección federal dependerá de la actualización de hechos futuros y de realización
incierta, la declaratoria de inconstitucionalidad en esos supuestos no será otra cosa sino un
mero ensayo académico sin una razón real de existencia, lo cual es inadmisible en la medida
que atenta contra la naturaleza práctica del juicio de garantías, tal como lo establece la
jurisprudencia consultable en el Semanario Judicial de la Federación, Séptima Época,
Volúmenes 103-108, Sexta Parte, página 285, que literalmente explica:
"AMPARO, FINALIDAD Y NATURALEZA DEL.-El juicio de amparo es el instrumento
procesal creado por nuestra Constitución Federal para que los gobernados puedan hacer
proteger sus garantías constitucionales de las violaciones que al respecto cometan las
autoridades. Y ese instrumento no sólo debe ser motivo académico de satisfacción, sino que
también en la vida real y concreta debe otorgar a los ciudadanos una protección fácil y
accesible para sus derechos más fundamentales, independientemente del nivel de educación
de esos ciudadanos, e independientemente de que tengan o no, abundantes recursos
económicos, así como del nivel de su asesoría legal. Esto es importante, porque la protección
que el Poder Judicial Federal hace de las garantías constitucionales de los gobernados debe
funcionar como un amortiguador entre el Poder del Estado y los intereses legales de los
individuos, y en la medida en que ese amortiguador funcione, en vez de sentirse un poder
opresivo, se respirará un clima de derecho. Luego, los Jueces de amparo no deben hacer de la
técnica de ese juicio un monstruo del cual se pueda hablar académicamente, pero que resulte
muy limitado en la práctica para la protección real y concreta de los derechos
constitucionales real y concretamente conculcados. De donde se desprende que las normas
que regulan el procedimiento constitucional deben interpretarse con espíritu generoso, que
facilite el acceso del amparo al pueblo gobernado. En un régimen de derecho, lo importante
no es desechar las demandas de amparo que no están perfectamente estructuradas, sino
obtener la composición de los conflictos que surgen entre gobernados y gobernantes, y
resolver judicialmente sobre el fondo de las pretensiones de éstos."
En esa virtud, en coincidencia con lo considerado por el Juez de Distrito en el auto recurrido,
ante la notoria y manifiesta causa de improcedencia prevista en los artículos 73, fracción VI y
114, fracción I, en relación con el 145, todos de la Ley de Amparo, se impone confirmar el
desechamiento de la demanda de garantías; sin que sea obstáculo el hecho de que esta
decisión, se reitera, concorde con la del Juez de Distrito, discrepe de la emitida por el titular
de otro Juzgado de Distrito, dado que legalmente ese no es motivo, por sí solo, para revocar
un fallo, sino que se requiere de la exposición de los razonamientos pertinentes que respalden
la solicitud de modificación, lo cuales en el caso, como se demostró, resultaron infundados.
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AMPARO EN REVISIÓN (IMPROCEDENCIA) 305/2004.
Por lo expuesto y fundado además en los artículos 190 de la Ley de Amparo y 35 de la Ley
Orgánica del Poder Judicial de la Federación; se resuelve:
ÚNICO.-Se confirma el auto recurrido pronunciado el quince de junio del dos mil cuatro, por
el Juez Tercero Distrito en el Estado en el expediente 748/2004, formado con motivo de la
demanda de amparo promovida por Servicio Corma, Sociedad Anónima de Capital Variable.
Notifíquese como corresponde; anótese en el libro de gobierno; con testimonio de la presente
resolución, remítanse los autos correspondientes al lugar de su procedencia y, en su
oportunidad, archívese el toca.
Así lo resolvió el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Séptimo Circuito, por
unanimidad de votos de los Magistrados presidente José Manuel de Alba de Alba, Agustín
Romero Montalvo e Isidro Pedro Alcántara Valdés. Fue ponente el primero de los
nombrados.
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