Napoleón Bonaparte. Santa Elena, 3 de marzo de 1817.

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"A pesar de todas las difamaciones, no tengo ningún miedo respecto a mi
fama. He librado cincuenta batallas campales, la mayoría de las cuales he
ganado. He estructurado y llevado a cabo un código de leyes que llevará mi
nombre a la más lejana posteridad. Me levanté a mí mismo de la nada hasta
ser el monarca más poderoso del mundo. Europa estuvo a mis pies. Siempre
he sido de la opinión de que la soberanía reside en el pueblo. De hecho, el
gobierno imperial fue una especie de república. Habiéndome llamado la
nación a dirigirla, mi máxima fue: la profesión está abierta a los inteligentes,
sin distinción de nacimiento o fortuna, y es por este sistema igualitario por el
que la oligarquía me odia tanto."
Napoleón Bonaparte. Santa Elena, 3 de marzo de 1817.
A) Clasificación del texto:
Para desarrollar la clasificación del siguiente texto, comenzaremos haciendo
referencia a la naturaleza del mismo, en este caso estamos ante un texto de
naturaleza histórico circunstancial, ya que son las palabras de Napoleón
Bonaparte escritas durante su exilio en Santa Elena.
Respecto a la situación espacio temporal del texto como viene indicado a pie
de página, fue escrito en la isla de Santa Elena el 3 de Marzo de 1817,
podemos decir que los hechos narrados en él, son coetáneos al momento en
que se escriben ya que el propio autor es el protagonista de los mismos,
mientras que respecto al lugar, los hechos narrados son los que ocurren en
la época napoleónica por toda Europa.
En referencia al autor diremos que se trata de Napoleón Bonaparte,
emperador francés, del que en el desarrollo del tema expondremos todo lo
referente a él.
Debemos situar el contexto histórico en el que situamos el texto, en primer
lugar respecto a la cuestión política nos situamos en el gobierno imperial de
Napoleón durante el cual gobernó de manera absoluta Francia y casi toda
Europa, aunque con la imposición del Código Civil. Socialmente estamos en la
consolidación de la sociedad burguesa de clases surgida de la Revolución
Francesa, económicamente nos mantenemos en una economía eminentemente
agraria pero que poco a poco va adoptando las formas propias de la
burguesía que se irá imponiendo con la revolución industrial que se está
desarrollando de forma paralela a estos acontecimientos y en cuestión
ideológica definitivamente asistimos a la imposición de la ideología burguesa.
Podemos decir que la idea principal del texto es la manera en que Napoleón
presenta sus logros como gobernante.
Para finalizar esta clasificación diremos que el autor es individual
(Napoleón) y el destinatario colectivo, y siendo las palabras de Napoleón
estamos ante un texto claramente subjetivo, público y con una finalidad
propagandística.
B) Desarrollo del tema “la época napoleónica” junto con las ideas del
texto
Para comenzar el desarrollo del tema debemos situarnos en la parte final de
la Revolución Francesa, cuando toma el poder tras la Convención, el
Directorio, gobierno en el que 5 miembros extraídos del senado dirigen la
política francesa, marcada ahora por el carácter moderado de los
gobernantes (girondinos), que se hacen con el poder tras la caída de
Robespierre.
Durante esta época la política exterior es la que sustenta un gobierno en el
que casi nadie creía, los moderados por creerlo demasiado laxo, y el pueblo
por creerlo demasiado conservador. En este contexto el ejército es el punto
de unión y de orgullo de todos los franceses, ejército mayormente popular
que está derrotando a las potencias europeas (Austria, Prusia y Rusia
fundamentalmente) y que se convierte en el referente del pueblo francés,
encarnado en sus dirigentes y especialmente popular es un joven general
llamado Napoleón Bonaparte, con el que el pueblo se siente identificado por
su origen humilde de hecho él mismo deja este dato claramente reflejado en
el texto, “Me levanté a mí mismo de la nada hasta ser el monarca más
poderoso del mundo”, Napoleón procede de una familia humilde francesa, el
participó en la revolución, destacándose como jacobino y fiel seguidor de las
ideas de Robespierre.
Al frente del ejército de Italia Napoleón consigue grandes conquistas,
destacando la batalla de Austerlitz, donde Napoleón vence al ejército ruso –
austriaco, además de conquistar gran parte de Italia. Estas importantes
victorias harán al joven militar cada vez más popular.
En estas circunstancias, cuando Napoleón regresa a Francia tras sus
exitosas campañas es apoyado por el sector más moderado que deseaba un
poder ejecutivo fuerte pero también por el pueblo que lo aclamaba, este
aspecto queda también perfectamente reflejado en el texto, “Habiéndome
llamado la nación a dirigirla”, Napoleón, regresa al país respaldado por la
gran masa de población, que lo consideraba el héroe, que además llevaría los
logros revolucionarios, al pueblo, que hasta ahora estaba siendo el gran
olvidado y él siempre se presentó como el representante de la nación. De
hecho en el texto deja manifiestamente claro, su ruptura con los ideales
propios del Antiguo Régimen, donde la importancia social la da el nacimiento
y la cuna, y no los logros personales o las capacidades de cada uno, “mi
máxima fue: la profesión está abierta a los inteligentes, sin distinción de
nacimiento o fortuna, y es por este sistema igualitario por el que la oligarquía
me odia tanto."
Cuando el 18 de Brumario da el golpe de estado al directorio para hacerse
con el poder, Napoleón cuenta con el respaldo del pueblo francés.
Tras el golpe de estado Napoleón crea un nuevo sistema de gobierno llamado
consulado, en el que el poder ejecutivo recae en manos de 3 cónsules de los
cuales Napoleón se convierte en primer cónsul, además el poder legislativo
lo compone un senado elegido por sufragio universal, que saldrá de una lista
cerrada nombrada por el primer cónsul. Desde que llega al poder Napoleón
comienza a acrecentar su mandato y lo consolida en la Constitución del año
X cuando se nombra cónsul vitalicio, tras un plebiscito popular en el que
obtiene la abrumadora mayoría de la población, “Siempre he sido de la
opinión de que la soberanía reside en el pueblo”, con esta frase, Napoleón
defiende que siempre el poder en realidad reside en el pueblo, aun cuando él
poseía todo el poder de forma absoluta, pero justificado por ese plebiscito
por el que le otorgaba el pueblo de forma soberana esa potestad. Pero
Napoleón fue más allá en su concentración de poder, coronándose a sí mismo
emperador, en el famoso acto de coronación en el que le arrebata la corona
de las manos al Papa, para ponérsela él mismo, retratado para grandeza y
propaganda por su pintor oficial Jacques-Louis David, con este gesto
Napoleón muestra como su poder ha quedado por encima de la iglesia y de
cualquier otro órgano y como la soberanía del pueblo que le otorgaba el
poder está por encima de cualquier cosa. Pero el propio Napoleón es
consciente de que es difícil encajar esta defensa de la soberanía popular
con el nombramiento de emperador con poderes absolutos, de ahí que en el
propio texto se justifique diciendo: “De hecho, el gobierno imperial fue una
especie de república”, defendiendo así, que a pesar de la concentración total
de poderes, él siempre gobernó bajo los designios del pueblo y con su
aprobación.
Desde que llega al poder Napoleón inicia una política interior de pacificación
en la que se propone finalizar con las luchas internas, políticas e ideológicas
que se vienen sucediendo en Francia desde el inicio de la Revolución, ya que
piensa que es imposible el éxito de su política exterior con una Francia
dividida, a este apartado dedica todos sus esfuerzos, logrando la
reconciliación nacional y firmando un concordato con la iglesia que favorecía
esta paz interior. Fueron muchos sus logros en política interior, como la
creación de un ministerio del interior encargado del orden, y la extensión de
la enseñanza pública y gratuita a todo el territorio, pero destaca
sobremanera la imposición del Código Cívil, hecho que el mismo resalta en el
texto: “He estructurado y llevado a cabo un código de leyes que llevará mi
nombre a la más lejana posteridad”, este código de leyes del que habla
Napoleón, es el Código Civil que impone desde su llegada al poder, en el que
se recogían en forma de leyes todos los grandes logros revolucionarios. De
hecho en todos los países conquistados por él, se impone este Código Civil
para toda la población, de ahí que afirme que esto llevará su nombre a la más
lejana posteridad, pues la imposición de este cuerpo legislativo, suponía la
ruptura del Antiguo Régimen, y en realidad en todos los países donde estuvo
presente, a pesar del posterior retroceso que supuso la Restauración, nunca
se logró ya acabar con este sistema político e ideológico que llevó Napoleón
a casi toda Europa.
Respecto a la política exterior, fue sin duda a lo que Napoleón dedicó más
esfuerzos durante su gobierno, como hemos visto anteriormente, él cree de
forma real en los ideales revolucionarios y pretende extender estos por
toda Europa, pues su objetivo final será la creación de una Europa unida.
Napoleón basa su política exterior en sus exitosas campañas militares a las
que hace referencia en este texto: “. He librado cincuenta batallas
campales, la mayoría de las cuales he ganado”, lo que nos da pie a hacer
referencia a las mismas. Napoleón dirigió personalmente la mayoría de las
grandes campañas militares, de las que hemos hecho mención anteriormente
como el caso de Austerlitz, el gran éxito se basó en una gran inteligencia y
una revolucionaria manera de entender la guerra, con la aplicación de nuevas
estrategias de combate que se alejaban de las habituales campañas en
campo abierto propias del Antiguo Régimen, y que los países absolutistas no
fueron capaces de contrarrestar.
La política exterior napoleónica se basa en tres maneras de entender las
conquistas, por un lado la anexión directa de territorios conquistados, de
otro lado los estados aliados, con los cuales se firmaban pactos por los que
éstos quedaban al servicio del emperador. Y una tercera modalidad
consistente en estados vasallos o satélites mediante la que una vez vencidos
los estados se ponía en el gobierno alguien de la familia o un general cercano
a Napoleón para ejercer así el control del territorio pero bajo una
apariencia de situación independiente. De esta forma Napoleón consigue el
control de la práctica totalidad de Europa la cual además reorganiza política
y territorialmente, mención clara a este hecho hace en el texto el propio
emperador cuando dice: “Europa estuvo a mis pies”. Napoleón reorganizó
completamente el mapa europeo creando nuevos estados o modificando los
territorios de otros ya existentes, apareciendo así el reino de Italia, la
república de Westfalia, las provincias Ilíricas, la república Bátava o el Gran
ducado de Varsovia como algunos de los principales ejemplos de esta política
que mencionamos.
Mención aparte merece el caso británico, en realidad la guerra con Gran
Bretaña por parte de Napoleón no era igual que las continentales, de hecho
las islas británicas poseen un sistema político basado en una monarquía
parlamentaria de carácter liberal que nada tenía que ver con la monarquía
absoluta de las potencias europeas. El enfrentamiento en este caso fue por
una cuestión meramente económica fundamentalmente por el dominio de los
mares, a este fin dedicó Napoleón muchos esfuerzos con el desarrollo de un
bloqueo económico que pretendía ahogar la economía británica, pero que
finalmente no tuvo el éxito esperado.
Los problemas para Napoleón se empezaron a producir cuando decidió
embarcarse en la conquista de Rusia, cuando se adentró en el inmenso
territorio ruso, lo que al principio eran victorias, comenzaron a convertirse
en derrotas ante la llegada del invierno y las dificultades de luchar en las
durísimas condiciones que impone el clima ruso con temperaturas de más de
treinta grados bajo cero y varios metros de nieve. Las derrotas que
empiezan a afrontar los franceses en Rusia obliga al general a retirar
tropas del territorio español, que aun seguía provocando problemas de
control, lo que hace que estos aun se acrecienten más. El aumento de tropas
en el territorio oriental no se vio reflejado en victorias, por el contrario, en
el territorio español, gracias a la ayuda inglesa encabezada por el general
Wellington, también comienzan a sucederse los reveses militares.
El punto culminante se da cuando en Octubre de 1813 en Leipzig, en la
llamada batalla de las Naciones, Napoleón es derrotado por una coalición
europea formada por Rusia, Austria, Prusia, Gran Bretaña, Suecia, España,
Portugal y algunos estados alemanes. Tras esta derrota es exiliado a la isla
de Elba.
Tras una breve estancia en la isla consigue escapar, regresando a Francia
donde contando con el apoyo popular restablece su gobierno que durará 100
días, de ahí su nombre.
Pero finalmente tras esta breve etapa de gobierno, Napoleón es de nuevo
derrotado por una coalición de potencias europeas, en la batalla de
Waterloo, desterrado esta vez a una remota isla del Océano Atlántico, la
isla de Santa Elena, precisamente el lugar desde donde escribe este texto.
El fin del gobierno napoleónico y la llegada del sistema de la Restauración,
que volvió a reorganizar el mapa europeo y a restaurar a las antiguas
monarquías en sus tronos, con el objetivo de volver a implantar el sistema
del Antiguo Régimen, no supuso el olvido de los logros de la Revolución
Francesa que Napoleón había extendido por Europa. A pesar de que se
intentó acabar con el recuerdo de la figura del general y su obra, como él
mismo alude en el inicio del texto: “A pesar de todas las difamaciones, no
tengo ningún miedo respecto a mi fama”, no fue posible olvidar estos logros
y las leyes impuestas por el Código Civil, de esta formas no tardarán mucho
en aparecer por Europa (1820, 30, 48), las oleadas revolucionarias, que
fundamentadas en los ideales extendidos por Napoleón, sacudan Europa y la
liberen definitivamente del Antiguo Régimen, aunque para dar paso a un
sistema de poder controlado por la burguesía, donde de nuevo el pueblo será
el gran perjudicado.
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