el amor y la muerte en… - IES Sangonera la Verde

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EL AMOR Y LA MUERTE EN…
•
El amor en los tiempos del cólera,
como su título indica, es una novela
de amor; tiene incluso ingredientes
del género del folletín (como el
triángulo amoroso, las separaciones,
las cartas…); y como en toda novela
de amor, los amantes deben luchar
contra las adversidades para alcanzar
la dicha; pero en este caso esa lucha
contra la adversidad cobra una
trascendencia especial porque los
antagonistas son el tiempo y la
muerte; es la historia del desafío de
un enamorado contra un destino que
parece inexorable: la aventura que se
nos plantea es cómo los amantes
sobreviven hasta poder estar juntos en
un entorno en el que reina la muerte
y, sobre todo, cómo el amor es capaz
de mantenerse a pesar del paso del
tiempo, del deterioro físico, de los
desencantos de la vida, en suma, de
la vejez.
• Por eso la muerte aparece como
telón de fondo durante toda la
novela, como una amenaza
constante que, a la vez, es la que
da sentido a la lucha: la felicidad
final de los enamorados es tanto
más intensa cuanto más se
contrasta con el tiempo y las
dificultades que ha costado llegar
hasta ahí y, a la vez, con el poco
tiempo que les queda por delante
para disfrutarla.
•
La novela empieza con una muerte,
el suicidio de Jeremiah de SaintAmour por “gerontofobia” (es decir,
por miedo a la vejez en tanto que
incompatible con el amor), y se
insiste en la idea de fatalidad al
asociar los amores contrariados con
el olor a almendras amargas del
veneno empleado (“Era inevitable”
es la frase inicial de la novela).
Poco después asistimos a otra
muerte, la del doctor Juvenal
Urbino, que contrasta
significativamente con la anterior:
Jeremiah de Saint-Amour no tiene
edad para morir de viejo, pero ha
planificado su propia muerte; en
cambio, el doctor Urbino, que sí es
ya anciano y teme un cercano final
por causas naturales, viene a tener
una muerte absolutamente casual
(al caerse cuando intenta capturar a
su loro, que se había escapado).
• A todo ello se opondrán la suerte
y la actitud de Florentino Ariza: la
jugada del destino que supone la
muerte accidental de Juvenal le da
a él la oportunidad que ha
esperado durante más de
cincuenta años; pero si esa
oportunidad existe, es porque él no
teme a la vejez (mientras que
Jeremiah de Saint-Amour hace
alarde de voluntad frente al
destino eligiendo su final,
Florentino aplica esa voluntad a no
renunciar al amor); y frente al
declive del doctor Urbino, que da
su vida por hecha, él, con una
edad también avanzada, está
dispuesto a empezarla.
• Florentino gana su apuesta y al
final de la novela asistimos al
triunfo del amor sobre todas las
contrariedades a las que puede
enfrentarse, incluso la propia
proximidad de la muerte: la frase
final de la novela (ese “Toda la
vida” que da Florentino por
respuesta al capitán del barco
cuando le pregunta hasta cuándo
van a estar subiendo y bajando
por el río) no se contradice con la
escasa perspectiva de vida que
tienen los protagonistas, porque
la novela nos ha conducido a la
conclusión de que el tiempo que
estén juntos, por poco que sea,
valdrá más que los muchos años
de vida incompleta que han
llevado hasta entonces.
• El narrador sabe que el amor
auténtico está asociado a la idea de la
muerte, y que ésta es intransigente y
severa. Pero también que el amor se
filtra por entre las rendijas del tiempo
y puede llegar a instalarse en el alma
del enamorado, sobrepasando los
efectos devastadores de la muerte. El
amor, el gran protagonista de la
novela, habita en el corazón de un
personaje: Florentino Ariza , que se
presenta ante su eterna amada,
Fermina Daza, el día del entierro de su
marido, Juvenal Urbino. Ha esperado
mucho tiempo y, aunque a veces ha
temido que la muerte pusiera fin a sus
planes amorosos, no ocurre así , sino
que gana la partida el amor que siente
este telegrafista desmejorado y viejo ,
que, cincuenta años atrás, quedara
embelesado ante la figura de aquella
muchacha a la que veneró desde
entonces y para siempre. Con la
muerte de Juvenal llega el triunfo del
amor , el final de la larga espera.
Florentino demuestra que el amor es
más consistente que la muerte.
•
Por lo demás, la muerte está presente
en toda la novela en muy distintas
formas. Si el suicidio de Jeremiah de
Saint-Amour abre la novela, la felicidad
de Florentino al final se ve empañada
por otro suicidio, el de su última
amante, América Vicuña, que se
convierte así una víctima directa del
triunfo del amor. Por su parte, a Fermina
le crea una profunda angustia la noticia
de la pareja de ancianos que habían
sido asesinados a golpes de remo. En el
trascurso de la obra se nos habla de
diversas epidemias de cólera y de las
incontables guerras civiles del país; de
modo que los muertos son una
presencia física que rodea siempre a los
protagonistas (se habla de cadáveres
hediondos tirados en los charcos de las
calles o que pasan flotando en las aguas
del río, y ante los cuales la gente parece
permanecer impasible). Y no debemos
olvidar la preferencia de Florentino por
las viudas a la hora de elegir a sus
amantes: él sabía que estaba
predestinado a hacer feliz a una viuda.
• Cabe destacar tres elementos
simbólicos asociados con la
muerte que son claves en la
novela. En primer lugar, el
paralelismo que se establece en
varias ocasiones entre el cólera y
el amor.
• Un segundo elemento simbólico
destacable es el río como imagen
(siguiendo a Jorge Manrique) de
la vida que trascurre hacia la
muerte: cuando el final del viaje
río abajo se aproxima, Fermina
siente que volver a la ciudad (al
mar) “va a ser como morirse”; y es
entonces cuando Florentino le
pide al capitán que vuelva a
empezar el viaje río arriba, es
decir, hacia los orígenes, hacia la
vida.
• Finalmente, mencionaremos el
significado que cobra en la novela
la escritura como conjuro contra
el tiempo y la muerte: uno de los
rasgos más característicos del
personaje de Florentino es su
obsesión por escribir
continuamente; en cambio, su
oponente, el doctor Urbino,
apenas lo hace; finalmente, quien
vence es quien escribe.
(Obviamente está implícito un
elogio de la literatura como
refugio contra el paso del tiempo.)
• En lo que se refiere al amor en
particular, la novela constituye todo un
catálogo de distintas formas de amar.
Destacaremos las tres que son más
relevantes para el contenido global de la
novela: el amor romántico, el amor
matrimonial y el amor “de paso”.
• El primero está representado por la
inquebrantable fidelidad (espiritual) de
Florentino hacia Fermina; es “un
cataclismo de amor” que lo conduce a
locuras ridículas, como comer flores o
emborracharse con colonia, pero
también a otras “locuras” de
dimensiones heroicas como consagrar
una vida entera a recuperar a la amada.
Es un amor intenso sin el cual la vida
resulta inconcebible y por el que
merece la pena morir (cuando el padre
de Fermina lo amenaza con matarlo, él
contesta que “no hay mayor gloria que
morir por amor”). También Fermina vive
este tipo de amor cuando conoce a
Florentino
• Para Fermina Daza, el amor nació de la
simple curiosidad. Florentino no era el
tipo de hombre que hubiera escogido,
y a pesar de ello, suscitó en ella una
curiosidad difícil de resistir.
• Así terminó pensando en Florentino
como nunca se hubiera imaginado que
se podía pensar en alguien,
presintiéndolo donde no estaba,
deseando verlo. Los días los utilizaban
en pensar en el otro, en soñar con el
otro, en esperar cartas con tanta
ansiedad como las contestaban.
• No obstante, desde que se vieron por
primera vez hasta que él le reiteró su
determinación medio siglo más tarde,
no tuvieron nunca una oportunidad de
verse a solas ni de hablar de su amor.
• No se puede afirmar que el de
Fermina y Florentino haya sido
un noviazgo en el sentido que
comúnmente se le otorga a la
palabra, ya que la relación no se
basaba en el trato personal.
Cuando aparece este factor en la
relación, precisamente el día
del reencuentro después del
viaje del olvido, Fermina cae en
el abismo del desencanto y se da
cuenta de que su amor platónico
se transforma repentinamente
en una ilusión, una quimera, un
espejismo que se desvanece.
• Así , su carácter diferente hace que su
reacción ante la adversidad sea
distinta: más práctica y más temerosa
ante el mundo y la soledad, opta por
la seguridad, por la comodidad, por la
estabilidad que le ofrece el
matrimonio con el doctor Urbino (que
tampoco está exactamente
enamorado de ella), no solo por su
dinero sino, sobre todo, por su
cordura. La pareja, a pesar de los
altibajos habituales, cree vivir feliz
durante sus más de cincuenta años de
matrimonio, pero se insiste
repetidamente en ese dilema entre la
estabilidad y la auténtica felicidad; es
en el momento de la muerte cuando
Juvenal hace a su esposa la
declaración más apasionada: “Sólo
Dios sabe cuánto que quise”;
entretanto, lo que predomina en su
relación es la ternura y la costumbre.
• Frente al amor pasional de Florentino
que resiste al tiempo, éste es un amor
que se hace de tiempo. Juvenal , más
que enamorado de ella, queda
deslumbrado por los encantos de
Fermina y, tras una relación en la que
emergen frecuentes sombras de duda,
la pide en matrimonio. Comienza así
una vida matrimonial escasa de
emociones y vacía de profundos
sentimientos amorosos. La relación
del matrimonio es, en principio, el
reverso de lo que podría haber sido la
de Florentino y Fermina. El doctor
Urbino, el soltero más apetecido, que
todavía andaba respirando los aromas
de Paris y que tenía ya un prestigio
social y profesional, elige a una mujer
a la que lo único que le había ocurrido
en su vida había sido conocer a un
personaje extravagante y raro como
Florentino Ariza.
• Ambos esposos viven un amor
domesticado, rutinario, salpicado de
crisis, pero, en cierto modo,
aderezado de felicidad resignada y
cómoda. De hecho, Fermina llega a
afirmar que, de tener que volver a
elegir a un hombre para vivir con él,
volvería a elegir a su marido entre
todos los hombres del mundo,
aunque no llega a entender el porqué
de esa elección. Lo elige porque con
esa elección opta por la seguridad y
el equilibrio, es decir , por algo que
podía parecerse a la felicidad. Y
cuando decide casarse, cierra todas
las puertas a todo lo que no sea el
precepto tradicional del “hasta que la
muerte nos separe”.
•
La fidelidad de Florentino hacia
Fermina deja de ser física (lo era, y de
forma sorprendente teniendo en cuenta
las compañías que frecuentaba) a partir
de que un encuentro furtivo en el barco
le hace iniciar una larga serie de
relaciones sexuales secretas. Esta vida
paralela al amor espiritual es tan
extremada como éste (llega a
contabilizar seiscientas veintidós
amantes, sin incluir las ocasionales).
Florentino Ariza llega a instruirse en lo
que el propio narrador denomina “amor
sin amor”.
• Al llegar a la conclusión de que nada
puede hacer contra la firme e inesperada
decisión de Fermina, comienza una serie
de aventuras amorosas que servirán de
bálsamo contra los estragos del desaire.
La fórmula consistirá en suplantar el
amor lírico por un amor de cama.
• Los remedios atenuantes del dolor
causado por los desdenes de Fermina
y , más aún, la boda de esta con el
doctor Juvenal Urbino, derivarán en
una sucesión de aventuras secretas.
De esa manera, Florentino sustituirá el
amor de un sueño imposible por un
amor buscado en unas cuantas
aventuras paliativas. Nuestro
personaje busca el alivio a los
desdenes de Fermina en otras mujeres
a las que convierte en amantes
ocasionales y objetos de una pasión
efímera y cumplen la función de
aliviar las penalidades de un amor no
correspondido.
•
Juvenal Urbino también llega a
tener una amante , la mulata Bárbara
Lynch. Esta infidelidad daña las
relaciones de los esposos, en la que ,
a partir de entonces aparecen celos,
sospechas, desconfianza y
sentimiento de culpa.
• Florentino , mientras , espera que
llegue la oportunidad de reconquistar el
corazón de su amada. Durante la
espera, ha muerto su rival amoroso,
pero también ha ocurrido algo mucho
más sutil e imperceptible: el tiempo ha
jugado su macabro juego de
destrucción y los protagonistas se han
convertido en viejos. Sin embargo, es
Florentino quien menos miedo tiene a
la vejez y a la muerte, porque su
propósito y su convencimiento pasaban
por el hecho de poder conseguir su
amor aplazado. Había una especie de
certeza, admitida desde el fondo de sus
propósitos: quien tanto estaba amando
no podía morir. Por otra parte, cuando
está a punto de sufrir un accidente
fatal, Florentino pensó con una lógica
curiosa que las casualidades no se
repiten , que no era posible que
murieran los dos hombres que habían
amado a Fermina del mismo modo con
sólo un año de diferencia.
• Una muerte cierra la novela antes
de que el triunfo del amor sea
definitivo, la muerte de América
Vicuña. Desde el punto de vista de la
estructura narrativa, este
acontecimiento, contado de manera
telegráfica como noticia, cierra el
círculo estructural del relato: la
muerte al principio y la muerte al
final de la novela. Y desde el punto
de vista argumental, hay que
considerar que la muchacha, como
hiciera Jeremiah de Saint-Amour,
también se suicida: parece como si
la consecución del amor definitivo,
durante tantos años soñado por
Florentino, tuviera que ser
presentada sin la duda de que
pudiera ser un amor compartido
por ellas dos, ya que se trata del
amor más deseado de todos , su
gran amor.
• Esas tres formas de amor que por
separado son incompletas, convergen
al final de la novela cuando los
enamorados vuelven a reunirse. Pero la
apoteosis no llega tan fácilmente
porque hay que encajar muchas piezas.
Florentino pone el tesón, la
perseverancia que impide que Fermina
se rinda al desencanto con la vida en
general, a su espíritu práctico y a su
falta de fe en la recuperación de un
amor juvenil.
• Por su parte, Fermina aporta
precisamente la cordura y el realismo
que impiden que Florentino intente
vivir el amor como cuando eran
adolescentes, algo que también hubiera
conducido al fracaso. Así, cuando se
dan el primer beso y cuando mantienen
por primera vez relaciones sexuales,
ambos están preparados para vivir el
amor de una manera totalmente
distinta y que les hará realmente
felices.
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