Senado de la Nación Secretaría Parlamentaria Dirección General de Publicaciones (S-1761/11) PROYECTO DE LEY El Senado y Cámara de Diputados,.. Artículo 1.- Modificase el artículo 288 de la ley 24.522 (t.o. por ley 26.086) el que quedará redactado de la siguiente forma: “Artículo 288.- Concepto. A los efectos de esta ley se consideran pequeños concursos y quiebras aquellos en los cuales se presente, en forma conjunta, las siguientes circunstancias: 1- que el pasivo denunciado no alcance la suma de QUINIENTOS MIL PESOS ($ 500.000.-) 2- que el proceso no presente más de VEINTE (20) acreedores.” Artículo 2- Modificase el artículo 289 de la ley 24.522 (t.o. por ley 26.086) el que quedará redactado de la siguiente forma: “Artículo 289.- Régimen aplicable. En los procesos previstos en el artículo anterior, se aplicarán las siguientes reglas: 1. No serán necesarios los dictámenes previstos en el artículo 11, incisos 3 y 5; 2. No será necesaria la constitución de los comités de acreedores. 3. Se designará una sindicatura clase “B”, conforme a las reglamentaciones vigentes; 4. Los edictos previstos en los artículos 27, 28 y 89 se publicarán por el plazo de 3 (tres) días. 5. El plazo previsto en los artículos 14, Inc. 3º y 88, último párrafo, no podrá exceder de los 10 (diez) días, contados a partir de que se estime que ha finalizado la publicación de los edictos previstos en el inciso anterior; 6. El plazo previsto en el artículo 34 será de 5 (cinco) días: 7. El plazo para la emisión del informe del artículo 35 será de 10 (diez) días, como máximo. 8. El período previsto en el artículo 43 será de 30 (treinta) días, pudiendo ser prorrogado por el juez en función de las circunstancias allí fijadas por un máximo de 15 (quince) días más. 9. No será aplicable el procedimiento previsto en el artículo 48. 10. El plazo fijado en el artículo 90 será de 5 (cinco) días. 11. El pago de la tasa de justicia se disminuirá en un 50% (cincuenta por ciento) respecto a los distintos supuestos previstos en la presente ley. 12. La liquidación de los bienes en la quiebra se realizará por venta individual, salvo que el juez, por resolución fundada, estime otro modo de realización. 13. La resolución judicial que determine la calificación de un proceso dentro de estas reglas, será inapelable. Si en el transcurso del procedimiento, se presentan situaciones que impliquen su modificación, el juez determinará las medidas de adecuación que estime pertinentes.” Artículo 3.- Incorporase como artículo 289 bis de la ley 24.522 (t.o. por ley 26.086) el siguiente: “Artículo 289 bis: En los supuestos en que el deudor sea una persona física que posea ingresos fijos provenientes de su trabajo en relación de dependencia, jubilación y/o cualquier otro tipo de retribución proveniente del sistema previsional, se aplicarán las mismas reglas previstas en el artículo anterior, aunque no se reúnan los recaudos previstos en los incisos 1 y 2 del artículo 288. Se prescindirá, en todos los casos, del informe del síndico previsto en el Art. 14, Inc. 12. En el supuesto de decretarse la quiebra, se afectarán al pago de los acreedores los porcentajes de dichas remuneraciones que no excedan el límite de embargabilidad. El juez podrá adoptar las medidas que estime pertinentes a los fines de simplificar los procedimientos y reducir los costos procesales.” Artículo 4: Comuníquese al Poder Ejecutivo. María J. Bongiorno.FUNDAMENTOS: Señor Presidente: a) Antecedentes El tratamiento de la insolvencia de los patrimonios sin gran envergadura es una cuestión que preocupó, desde antaño, a la doctrina comercial argentina, sobre todo desde la eliminación de institutos como el “concurso civil” o la “liquidación sin quiebra” previstos en normativas concursales ya derogadas hace largo tiempo (vgr. Leyes 4156 y 11.719). En el año 1995, la ley 24.522 impuso un régimen de “pequeños concursos y quiebras”, previsto en los artículos 288 y 289 que, en la práctica, no satisfizo los objetivos perseguidos, mereciendo la crítica doctrinaria y el impulso de su modificación en numerosas oportunidades. Se sostuvo que “no se ha previsto un régimen adecuado a la exigua magnitud que parece asignarle la legislación a estos concursos. Básicamente, se trata del mismo procedimiento con el aditamento de relevar a los deudores del cumplimiento de ciertas exigencias que se estimaron inconciliables con la importancia de la actividad emprendida o la cuantía del patrimonio” (BARREIRO, Rafael, Precisiones Acerca de Concursos pequeños, crisis “sistémicas” y consumidores endeudados en demasía, en Estudios en Homenaje al Dr. Osvaldo J. Maffía, Lerner Editora SRL., Córdoba, 2008, Pág. 571). El defecto fundamental de la legislación vigente es el hecho de que los parámetros fijados en el artículo 288 para acceder a los “pequeños concursos” (pasivo no mayor a cien mil pesos, no mas de veinte acreedores quirografarios, no mas de veinte dependientes), deben reunirse de manera alternativa para lograr ese objetivo, lo que ha dado lugar a categorizar como “pequeños” a procedimientos que, realmente, no revisten el carácter de tales. Con lo cual, la excepción se convirtió en una verdadera regla. Por otra parte, el monto del pasivo exigible ha quedado absolutamente desfasado, teniendo en cuenta que, desde la sanción legislativa, han transcurrido más de quince años. El dispendio jurisdiccional, para el tratamiento de estos procesos, ha resultado manifiesto, sobre todo porque las reglas previstas en el artículo 289 de la normativa actualmente vigente, no resultan, en sí mismos, situaciones diferenciadas en relación a las restantes pautas legales. Si a ello le sumamos un elevadísimo costo judicial, nos encontramos ante una situación que merece su reforma, como la casi totalidad de los autores especialistas en la materia, pregona en estos tiempos. b) Distintas posibilidades El tratamiento de este tipo de insolvencias patrimoniales podría realizarse desde diferentes ángulos. En la Primera Reunión de Profesores de Derecho Concursal, celebrada en Mendoza, en 2006, por ejemplo, se postuló un trámite diferenciado solo para personas físicas con ingresos fijos, que incluyera formularios preimpresos y simplificación de procedimientos y cargas injustificadas. Sin embargo, dentro de estos elencos, hemos tratado de conciliar las necesidades de una regulación diferente, dentro del esquema general planteado por la ley 24.522 –con sus modificaciones-. Ello en virtud de que, la adopción de procedimientos diferentes merecería un debate mucho mas amplio que se relacionara con la formulación de parámetros distintos para el acceso a los mismos y, además, con el desarrollo de las diferentes etapas. Sin embargo, procuramos modificar sustancialmente las cuestiones que se consideraban conflictivas, a los fines de establecer, realmente, un trámite diferenciado, que cumpla con los objetivos que este tipo de postulaciones debe perseguir, esto es, abreviación de plazos, simplificación de trámites y disminución de costos. c) Lineamientos del proyecto Se decidió establecer un régimen diferenciado para las personas físicas o jurídicas deudoras que posean un patrimonio de $500.000.- y no denuncien más de veinte acreedores. Se actualizó, de esa manera, el monto previsto en el vigente Art. 288 y, asimismo, se eliminó la cantidad de trabajadores como recaudo esencial de acceso al “pequeño concurso”, cuestión que ya había sido criticado previamente por la doctrina en la materia (BARREIRO, Rafael, op. cit., Pág. 573). Quedan comprendidas, de esta manera, las pequeñas y medianas empresas y las personas físicas individualmente consideradas que son los verdaderos destinatarios del régimen diferenciado. A lo largo del proyectado artículo 289 se puede ver, con claridad, la disminución de plazos procesales y de costos que se establecen. Las disposiciones resultan claras y la sola comparación con el texto normativo vigente denotan dichas características que, en general, no se hallan presentes en el régimen aplicable en estos días. En el inciso 13 del texto del artículo 289, se incorpora la posibilidad de que, a lo largo del proceso, los parámetros de acceso al trámite diferenciado se entiendan vulnerados. Se otorga al Juez del “pequeño concurso o quiebra” la facultad de modificar la calificación y adecuar los trámites procesales. Se prevé, de esta manera, una práctica que, lamentablemente, se verifica en las presentaciones concursales o falenciales, esto es, que se denuncien acreedores o pasivos mucho menores a los que, posteriormente, son comprobados, con el solo hecho de ingresar en el régimen diferenciado. Empero, la incorporación del artículo 289 bis es, realmente, lo novedoso del proyecto. Se siguen las sugerencias de importantes encuentros académicos (Primera Jornada de Profesores de Derecho Concursal, Mendoza, 2006) para prever una situación específica que se presenta en la práctica diaria, mucho mas usualmente de supuesto, como es, el concurso preventivo o la quiebra de personas que registran ingresos fijos, como ser, asalariados, jubilados, pensionados, etc. En tales hipótesis, independientemente de los bienes que compongan el patrimonio del deudor y puedan ser objeto de eventual liquidación, se prevé la afectación de sus ingresos a la satisfacción de los acreedores dentro del límite de embargabilidad de estas remuneraciones, recogiendo la práctica diaria de los tribunales de todo el país. Sin embargo, el último párrafo incorpora la facultad judicial de establecer las adecuaciones que estime correspondientes, para facilitar la simplificación de los procedimientos y la reducción de costos. De esta manera, se otorga a los Magistrados la potestad de tornar más sencillos aun los trámites, difiriendo a su leal saber y entender las medidas procesales que entiendan pertinentes. Son los jueces quienes tienen el trato diario de las insolvencias ventiladas ante sus despachos y, otorgarles estas facultades –en consonancia con el Art. 36 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación y similares normas rituales provinciales- provocará que adapten los procedimientos a las diferentes realidades de cada pleito. De este modo, los jueces provinciales podrán –mediante esta labor pretorianaaplicar esta ley nacional de acuerdo a las particularidades de sus territorios. No es lo mismo ventilar judicialmente el estado de cesación de pagos de una persona física asalariada de la Ciudad de Buenos Aires, que aquella que afecte a un empleado municipal de ciudades del interior jujeño, rionegrino o neuquino, por citar solo algunos ejemplos. d) Colofón El Derecho Concursal es una disciplina que se ha desarrollado científicamente en la República Argentina, en consonancia con los principales países europeos, a la vanguardia en materia legislativa (v.gr. España, Francia, Alemania). Numerosas obras doctrinarias y encuentros académicos se desarrollan constantemente a lo largo y a lo ancho del país, registrando cada vez más asistentes. La ley 24.522, sancionada en 1995, ha sufrido numerosas modificaciones. Desde aquellas acaecidas en 2002 (leyes 25.563 y 25.589) hasta la última, registrada en 2006, mediante la vigente ley 26.086. Todas ellas fueron parciales y resultaron “parches” para un sistema legislativo que ha merecido críticas desde variados sectores. Ninguna de estas normativas de reforma, modificó el sistema de los “pequeños concursos y quiebras” que, desde su propio nacimiento, se tornó impotente para cumplir con los loables objetivos para los que fue diseñado. Mediante el presente proyecto, intentamos dar respuesta a las necesidades de las pequeñas y medianas empresas y las personas físicas que deben acceder a los remedios legales y se encuentran con trámites excesivamente largos, absolutamente farragosos y claramente costosos, a la vez de provocar la saturación de los juzgados competentes en la materia, con un dispendio jurisdiccional manifiesto, señalado unánimemente. Sin perjuicio de ello, insto a mis colegas a generar un gran debate para los años próximos, como es el de definir una normativa concursal que, realmente, prevenga las crisis empresariales, que establezca mecanismos alternativos para la solución de los conflictos que éstas provocan y que, además, conjugue adecuadamente todos los intereses en pugna. Seguramente, debemos marchar hacia un nuevo Derecho Concursal argentino, producto de análisis mesurados y sin el apuro que caracterizó a cada una de las reformas que se produjeron hasta ahora. El consagrar el trámite diferenciado que se establece en el presente proyecto, tiende a ser una especie de “piedra angular” de este debate. Por todo lo expuesto, solicito la aprobación del presente proyecto de ley. María J. Bongiorno.-