2. modelo de industrialización, estructura social y ruralidad

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monetario no puede en exclusivo sostener las estrategias sociales de
subsistencia.
La célula principal de las estrategias de reproducción social serán
los hogares, como agregado social donde se produce y reproduce el
trabajo. Es allí donde las estrategias familiares invierten tiempo de
trabajo específico para producir fuerza de trabajo y donde se establece la disponibilidad de la misma. Investigar las condiciones
sociales donde arraiga un sistema productivo implica captar la
estrategia familiar y/o la organización del hogar como estructuradora de la oferta de trabajo y no solamente como una sobredeterminación de la estrategia del capital.
2. MODELO DE INDUSTRIALIZACIÓN, ESTRUCTURA
SOCIAL Y RURALIDAD AGROINDUSTRIAL
Los debates sobre la reestructuración tras la crisis de los años 70,
es decir, la transición del fordismo al posfordismo han tenido un
protagonismo indiscutible en los últimos años en las ciencias sociales 9. A través de la presente investigación sobre la agricultura industrial se busca abordar las cuestiones más amplias que la reestructuración plantea en, al menos, dos grandes problemáticas:
la
El debate sobre las formas de organización industrial tras la
crisis del modelo fordista, ^está emergiendo un nuevo modelo de desarrollo basado en la especialización flexible, la
puesta en valor de lo local, etc.?, ^en las sociedades del sur
de Europa ese modelo de desarrollo se manifiesta en unas
formas industriales difusas, innovadoras que permiten una
acumulación flexible?, ^qué procesos de trabajo y mercados
9 Existe un cier[o consenso en señalar que la crisis del 73, más allá de hechos coyunturales (subida de los precios del petróleo, etc.), fue una crisis eswcmral, en el sentido de que hace
aflorar los elementos críticos subyacentes o larvados en el modo de regulación fordiano hasta
ese momento vigente. La creciente internacionalización de los mercados, el vertiginoso y trepidante cambio tecnológico (electrónica, informática, telecomunicaciones y robótica), la complejidad de los escenarios de consumo y demanda, el sobregasto del Estado y la quiebra fiscal
del denominado Estado del Bienestar, la crisis del trabajo, la rigidez de los sistemas produc[ivos, etc., fueron las diversas causas explicativas dadas por los estudiosos de las ciencias sociales (Coriat, 1982; Leborgne y Lipietz, 1994; Palazuelos et al., 1990; Sabel, 1985; Bowles, Gordon y Weisskopf, 1989). Un excelente resumen de la literatura sobre la crisis, cenVada en los
aspectos más relacionados con las formas de producción y de consumo, puede encontrarse en
Boyer (1994).
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de trabajo definen esas nuevas realidades industriales?, ^cuáles son los actores sociales que intervienen en el proceso de
reestructuración en marcha, y cómo configuran sus estrategias de vida económica ante el mismo?
Los estudios de Alain Lipietz, dentro del modelo regulacionista, han destacado la variable espacial en el análisis de
los procesos de acumulación de capital (Lipietz, 1979). Su
teorización sobre los bloques sociales territorializados que
modelan una determinada estrategia de desarrollo regional
pone el acento sobre la importancia de los actores sociales
locales y de la acción social: "... un modelo de desarrollo es
por naturaleza un modelo `territorializado': las relaciones
sociales de un mismo tipo que prevalecen en el espacio social
tienden a difundirse de un sector de actividad a otro. Esto
ocurre porque el modelo se impone como un bloque hegemónico territorializado, un conjunto de comportamientos
culturales, sociales, de esquemas mentales, que se condensa
en compromisos institucionalizados a nivel nacional o regional" (Leborgne y Lipietz, 1994: pp. 348-349).
Si el modelo fordista fue asumido por el conjunto de las
regiones en los años 60 dotando a los territorios de una cierta homogeneidad, las décadas del posfordismo se van a
caracterizar por una diversidad en las formas de definir sus
opciones estratégicas de desarrollo. Los análisis territoriales
del mundo del trabajo, de la relación entre capitales, de la
intervención de las instituciones, de las formas de crecimiento urbano, en sus procesos de reestructuración tras la crisis
del fordismo, conforman, según Leborgne y Lipietz (op. cit.),
dos estrategias de desarrollo regional.
Por un lado, aquellos territorios, cuyos actores sociales
han diseñado una flexibilidad defensiva, "... favoreciendo la
desregulación de la relación salarial, la ampliación del foso
entre los responsables de la concepción y los que se ocupan
de la ejecución, las formas más pobres de subcontratación, y
la formación de áreas urbanas fuertemente especializadas ..."
(Leborgne y Lipietz, op. cit., p. 360). Por otro lado, los que
han apostado por la flexibilidad ofensiva: "Han aceptado un
nuevo compromiso en los lugares de trabajo, intercambiando
la implicación de los asalariados, en la lucha por la calidad y
la productividad, por diversas garantías y ventajas sociales.
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Han sabido organizar formas de colaboración empresas/sindicatos/aparatos educativos/administraciones locales. La
densificación de las relaciones interempresariales ha permitido la consolidación de áreas urbanas que forman sistemas
productivos flexibles y diversificados" (Leborgne y Lipietz,
op. cit.: p. 360)10.
Las investigaciones de una serie de científicos sociales
(Mingione, op. cit.) señalan como especificidad de las regiones del sur de Europa el haber experimentado una transformación social y económica durante la industrialización de
posguerra, pero sin que pueda hablarse de una estructura
social modelada según los parámetros arquetípicos de la
sociedad industrial. Indicativo cuantitativo de ello es lo reducido de la expansión del empleo industrial. Estas regiones se
caracterizan por un desarrollo escueto de los factores asociativos de regulación (grandes empresas, sindicatos u otras instituciones reguladoras, estabilidad del empleo, desarrollo
vigoroso del Estado del Bienestar, etc.) dada la debilidad del
proceso de industrialización. Por ello se ha hablado de industrialización periférica o fordismo inacabado ".
En efecto, mientras las regiones del Norte vivían el apogeo
del esplendor fordista, estas regiones del Sur concentraban
desempleo, fuerte emigración, bajo poder adquisitivo, etc.
Esta situación ha definido una particular posición de las economías de las regiones del sur de Europa en relación a la
división internacional del trabajo.
10 La estrategia de flexibilidad defensiva está basada en un neo[aylorismo. Por el contrario, la flexibilidad ofensiva, según la define Lipietz, está basada en un modelo kalmariano,
denominación a[ribuida en honor a los acuerdos muy progresivos a los que Ilegaron capital y
trabajo en la empresa Volvo a mediados de los 70, en Kalmar (Suecia).
^^ No me extenderé en desarrollar las razones estructurales de la debilidad del proceso de
industrialización fordiano en las regiones meridionales. Pero indudablemente [ienen que ver
con la estructura social y las bases históricas conformadoras de es[as regiones. Ello ya había
sido observado muy agudamente, desde la cárcel, por Gramsci (1981): "En realidad, el americanismo, en su forma más lograda, exige una condición preliminar. la racionalización de la
población, o sea que no existan clases numerosas sin una función en el mundo de la producción" (p. 134). Esto no existía en la [radición europea, y especialmente en las regiones del Sur,
donde la existencia de grandes propietarios agrícolas ren[istas, "el número importante de grandes y medianos conglomerados urbanos sin industria" (p. l34), "mediana y pequeña propiedad
agrícola no en manos de campesinos cultivadores, sino de burgueses del pueblo o villorrio que
la dan en medianía primi[iva (o sea alquiler en especie) o en enfi[eusis" (p. 135), etc., constituían una "capa de plomo" (p. 135) que no "ha permitido una base sana a la industria y especialmen[e al comercio" (p. 136).
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Por ello, en estas regiones se "ha generado una progresiva
especialización de sus estructuras productivas hacia ciertos
productos y actividades industriales para las que las pequeñas empresas son especialmente aptas; la producción agraria
combina cultivos mediterráneos tradicionales con otros nuevos de ciclo corto, en donde la pequeña agricultura familiar
puede competir con las grandes empresas; y sus monumentos y sus playas atraen masas de turistas desde zonas masificadas a pequeños puntos turísticos" (Hadjimichalis y Papamichos, 1990: p. 127).
2a El objeto de esta investigación se enmarca en un tipo de ruralidad específico, la ruralidad agroindustrial, la cual está constituida por unas determinadas relaciones sociales que la
investigación debe definir. Frente a un pasado donde la figura del campesinado dotaba de homogeneidad a la sociedad
rural, la reestructuración encamina a las sociedades rurales
por caminos diferenciados, conformando realidades sociales
heterogéneas. Así, dependiendo de las relaciones sociales
constituyentes de lo rural habrá diversas ruralidades (Camarero, 1997).
Para Marsden et al. (1993), las sociedades rurales del capitalismo avanzado deben explicarse como una unidad de producción y consumo. Desde el punto de vista de la producción
destaca que toda una serie de inversiones y estrategias del
capital buscan el espacio rural, como un lugar donde factiblemente podrá encontrarse una mayor flexibilidad (a todos
los niveles, laboral, productiva, residencial, etc.), y, por
tanto, para los procesos de valorización de capital, el medio
rural ofrece ciertas condiciones atractivas: predominio de la
pequeña empresa, negocios familiares, oferta de trabajo
barata y adaptable, etc. Desde el punto de vista del consumo
son sociedades "en que la menor importancia relativa que se
atribuye a la actividad productiva rural es acompañada por
un creciente uso del medio rural como espacio de ocio y de
residencia exógena" (Camarero, op. cit.: p. 13).
La tesis de la reestructuración rural de Marsden et al.
(1993) tiene un interés teórico relevante para esta investigación, al apuntar las tendencias de cambio social que vive la
sociedad rural, alejándose de las visiones campesinistas. La
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investigación de la agricultura industrial deberá relacionarse
con los procesos sociales que definen la nueva ruralidad (por
ejemplo, la movilidad inter-ocupacional de los trabajadores
agrícolas ha de entenderse por las posibilidades de empleo
diversificado que abre la reestructuración rural).
Sin embargo, los autores de la reestructuración al definir al
mundo rural como un espacio donde los sistemas productivos flexibles encuentran una mano de obra barata, adaptable,
etc., obvian explicar la estructura social que la genera, carencia que en esta investigación considero primordial abordar.
Es decir, al ser un modelo teórico donde lo rural no aparece
como un hecho social, sino como un espacio (Camarero,
1997), no aparecen las relaciones sociales donde toma forma
ese trabajo barato y flexible. La identificación mecánica del
espacio rural como un reservorio de mano de obra flexible,
impide la pregunta que a mi juicio es fundamental: ^qué relaciones sociales son constituyentes de lo rural como un espacio de trabajo a bajo coste e ideal para las prácticas laborales
del modelo de acumulación flexible? Solamente entendiendo
lo rural como un fenómeno definido por interacciones sociales, podrá acometerse la pregunta sobre el por qué la sociedad rural proporciona a los sistemas productivos flexibles, o
en el caso de esta investigación, a la agricultura industrial,
disponibilidad y vulnerabilidad de su fuerza de trabajo.
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Parte Primera
MARCO HISTÓRICO
Capítulo 3: "^Cómo fuimos atrapados?:
la transformación histórica
del trabajo agrícola
"^Cómo fuimos atrapados? ^Por qué las cosas parecen
ir siempre en contra de nosotros? ^Por qué no puede
haber ningún placer en la vida? Estoy tan cansado que
tengo la impresión de que nunca podré descansar lo suficiente. Estoy tan cansado cuando me levanto por la mañana como cuando me acuesto por la noche. A veces me
parece que esto no tendrá nunca un fin, ni siquiera un respiro. Un año parece que las cosas van a ser bastante buenas; pero ahorras un poco de dinero y siempre ocurre
algo"
(Agee y Evans, 1993) ^
"El hombre que se sentaba en el asiento de hierro no
parecía un hombre; enguantado, con gruesas gafas, con
una máscara de goma contra el polvo, que le tapaba la
nariz y la boca, era parte del monstruo, un engranaje más
en la máquina. El conductor no podía imponerse a la
máquina..., que iba en línea recta a través del campo,
rompiendo una docena de granjas y retrocediendo también en línea recta. Un cambio en los mandos podría
haber desviado al monstruo, pero las manos del conductor no podían hacerlo, porque el monstruo que construyó
el tractor y el monstruo que hacía servir se habían apoderado de las manos del conductor, se habían metido en el
cerebro y en sus músculos, le habían cubierto los ojos y
le habían empañado..."
(Steinbeck, 1981).
1z Este es un informe realizado en 1936 por dos periodistas norteamericanos, Agee y Evans,
para el Gobierno Federal sobre las condiciones de vida de tres familias de arrendatarios algodoneros de Alhabama, y que junto a"Las Uvas de la Ira" de John Steinbeck, publicada en 1939,
constituye ya un clásico de la literatura americana sobre la ruralidad de la Gran Depresión.
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