TRABAJO FIN DE GRADO Título Evolución de los cuidados de enfermería en las Unidades de Medicina Intensiva Autor/es Cecilia Bello López Director/es María Angeles Gil Hervías, Salvador Peñalva Abrisqueta y Basilio Teja Ruiz Facultad Escuela Universitaria de Enfermería Titulación Grado en Enfermería Departamento Curso Académico 2014-2015 Evolución de los cuidados de enfermería en las Unidades de Medicina Intensiva, trabajo fin de grado de Cecilia Bello López, dirigido por María Angeles Gil Hervías, Salvador Peñalva Abrisqueta y Basilio Teja Ruiz (publicado por la Universidad de La Rioja), se difunde bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported. Permisos que vayan más allá de lo cubierto por esta licencia pueden solicitarse a los titulares del copyright. © © El autor Universidad de La Rioja, Servicio de Publicaciones, 2015 publicaciones.unirioja.es E-mail: [email protected] Universidad de La Rioja, Escuela Universitaria de Enfermería “Antonio Coello Cuadrado” Evolución de los cuidados de Enfermería en las Unidades de Medicina Intensiva Trabajo Fin de Grado Bello López, Cecilia Tutora: Mª Ángeles Gil Hervías Cotutores: Salvador Peñalva Abrisqueta y Basilio Teja Ruiz Lugar y fecha de entrega: Logroño, julio de 2015 Curso Académico 2014/15; convocatoria julio 2015 RESUMEN Debido a los crecientes requerimientos que exigen proporcionar una atención sanitaria de calidad, los cuidados de Enfermería han tenido que ir adaptándose para dar una adecuada respuesta que asegure dicha mejora, concretamente en el campo de los cuidados intensivos. Por esta razón, en el presente trabajo, se realiza una revisión bibliográfica con el fin de dar a conocer la evolución y factores de cambio que han propiciado la situación actual en el sector de los cuidados intensivos. Para ello, se expone en primer lugar el concepto de cuidado, así como el desarrollo histórico de la atención de Enfermería; para, posteriormente, dar a conocer los antecedentes, inicio y desarrollo de las Unidades de Medicina Intensiva a nivel mundial. Por último, se tiene en cuenta la actualidad de los cuidados intensivos y las competencias de Enfermería en este campo, centrándonos en España. Abstract Owing to the increasing requirements that demand providing a quality health care, nursing care has had to adapt in order to respond appropriately to ensure that improvement, particularly in the field of intensive care. Therefore, in this survey, a literature review is performed in order to report the evolution and change factors that have propitiated the current situation in the sector of intensive care. To do this, in the first place the concept of care is explained, as well as the historical development of nursing care; to subsequently, introduce the background, initiation and development of Intensive Care Units worldwide. Finally, the present intensive care and nursing skills in this field are taken into account, focusing on Spain. Palabras clave: cuidados Enfermería, cuidados intensivos, historia UMI, evolución UMI, Enfermería, Unidad de Medicina Intensiva, calidad atención sanitaria, registros informáticos. 2 INTRODUCCIÓN Los cuidados intensivos suponen un sistema de asistencia clínica, que se ocupa de los pacientes con alteraciones fisiopatológicas que hayan alcanzado tal nivel de severidad, que supongan una amenaza real o potencial para su vida y que al mismo tiempo, sean susceptibles de recuperación. Su objetivo es, por tanto, restablecer los valores mínimos vitales; y mantener o restituir las funciones indispensables para mantener la vida, como son: respiración, circulación, equilibrio ácido básico y electrolítico, función renal, temperatura y metabolismo. Así, las Unidades de Medicina Intensiva (UMI), son los lugares fundamentales donde se realiza dicha labor asistencial. Se trata de Servicios Centrales de carácter polivalente, que funcionan en conexión con el resto de servicios hospitalarios y del Área de Salud, y atienden a pacientes cuyo estado de salud es crítico, pero potencialmente recuperable. Para ello disponen de un diseño arquitectónico y equipamiento técnico característicos, así como de personal cualificado. Ahora bien, el papel de Enfermería cobra especial relevancia a la hora de alcanzar las condiciones óptimas en lo referido a la asistencia en salud, por lo que resulta de gran importancia tener en cuenta la práctica enfermera como coadyuvante con la sociedad con el objetivo de conseguir mejores condiciones de vida y salud. Es por ello, que se precisan unos cuidados de Enfermería de calidad, así como la capacidad de actuar con sentido crítico con el fin de distinguir los aspectos realmente importantes a la hora de llevar a cabo su actuación. Por su parte, la práctica de Enfermería en las Unidades de Medicina Intensiva requiere poseer un determinado campo de conocimientos, dominar un conjunto de habilidades y disponer de una serie de actitudes psíquicas y humanas, pues supone el trato con pacientes cuyo estado, en muchos casos, implica un punto de inflexión hacia la vida o la muerte. Aunque estos rasgos son comunes a la mayoría de las disciplinas clínicas, la integración conjunta de todos ellos puede proporcionar una aproximación al perfil profesional del enfermero/a que desempeñe su función en estas Unidades (1). Esto justifica la importancia de conocer todo lo referente a la historia de las Unidades de Medicina Intensiva y la evolución de los cuidados que Enfermería ha proporcionado en ellas a lo largo 3 de la historia, con el fin de conocer tanto los logros conseguidos como las prácticas desacertadas, lo que puede contribuir a la mejora de la calidad de los cuidados intensivos. Cabe señalar además, que todos los logros que han conllevado la evolución del cuidado intensivo parten de una base, justificando así la necesidad de remontarse a los primeros cuidados. De todos es sabido, que la especie humana se ha visto siempre en la necesidad de proporcionar cuidados de todo tipo a personas incapaces de valerse por sí mismas, por lo que puede decirse que la Enfermería, como actividad, ha existido desde el inicio de la humanidad (2). Sin embargo, existen varios antecedentes históricos que marcan las bases de los cuidados intensivos, siendo el más notable de ellos representado por Florence Nightingale en la Guerra de Crimea (1853-56). Cabe mencionar además, el elevado número de casos de insuficiencia respiratoria observados en las epidemias de poliomielitis que azotaron Europa y Norteamérica en los años 50-60, así como en las guerras de Vietnam y Corea; lo cual permitió advertir la ventaja que suponía agrupar a estos enfermos críticos y tratarlos en un área común. Sin embargo, la idea de concentrar a los enfermos críticos en una misma zona surge hace algo más de 30 años como consecuencia de los incipientes avances médicos que comenzaron a posibilitar el restablecimiento de un buen número de situaciones hasta entonces irreversibles. Es por ello, que esta práctica se extendió rápidamente a todo el ámbito de la patología grave en gran parte de los hospitales de todo el mundo, siendo inicialmente especialistas en diversas áreas (internistas, anestesiólogos, cardiólogos y neumólogos, entre otros) los que se ocuparon de atender al paciente crítico en estas nuevas Unidades. Años más tarde, el hecho de advertir la analogía entre las características fisiopatológicas y clínicas de pacientes de diversos orígenes, y la necesidad de asimilar nuevos procedimientos terapéuticos, justificaron paulatinamente la instauración de la Medicina Intensiva como una nueva área (3). 4 Objetivos General: Documentar y dar a conocer los avances, técnicas y procesos que se han ido implantando en las Unidades de Medicina Intensiva a lo largo de la historia, en lo que a la actuación de Enfermería se refiere. Específicos: 1. Describir el desarrollo histórico de los cuidados de Enfermería. 2. Recopilar datos sobre los factores que han propiciado el inicio y desarrollo de los cuidados intensivos. 3. Constatar la trascendencia de los avances y registros informáticos a la hora de desarrollar la actuación de Enfermería con mayor eficacia y eficiencia. 4. Conocer el diseño y equipamiento técnico actual de las Unidades de Medicina Intensiva en España, así como las competencias enfermeras requeridas en la actualidad. Metodología En cuanto a la modalidad del estudio, se realiza una investigación y revisión bibliográfica donde se interpreta y se lleva a cabo un análisis críticoreflexivo de la literatura consultada. Sobre las estrategias de búsqueda utilizadas, se recurre por un lado a archivos informatizados de bibliotecas y a bases de datos electrónicas, como son Dialnet y Scielo; utilizando los siguientes términos/palabras clave: unidad de medicina intensiva, cuidados intensivos, evolución en UCI, historia Enfermería, historia UCI, cuidados Enfermería, Enfermería en UCI, Enfermería intensiva, calidad de la atención sanitaria, indicadores de calidad en UCI, registros informáticos Enfermería, registros Enfermería UCI, y futuro UCI, entre otros. Para realizar combinaciones entre dichos términos se hace uso de los operadores booleanos “AND” y “OR”. De la misma forma, se recurre a otras alternativas de búsqueda electrónica que se complementan con las anteriores: 5 Búsqueda electrónica en la biblioteca virtual del Servicio Riojano de Salud. Búsquedas en libros electrónicos. Búsquedas a partir de citas bibliográficas, seleccionando citas de los documentos primarios cuyos títulos son considerados relevantes y no han sido localizados mediante las estrategias de búsqueda electrónica mencionadas previamente. Por otro lado, se consideran como posibles fuentes de información los siguientes tipos de documentos: Informes de administración pública, instituciones o sociedades científicas. Revistas médicas. Libros. DESARROLLO 3.1 CONCEPTO DE CUIDADO COMO OBJETO DE LA DISCIPLINA ENFERMERA El término „cuidado‟ cuenta con una amplia acepción; sin embargo, supone un acto indispensable para la supervivencia, por lo que ha sido una actividad implícita en la vida de los individuos desde el inicio de la humanidad. A pesar de ello, el acto de cuidar se ha convertido con el tiempo en la función principal de la profesión enfermera; pues a lo largo de la historia se ha ido haciendo necesaria esta figura que, en un principio, desarrollaba dicha actividad de manera natural y espontánea (4). Ahora bien, según Françoise Colliére: “cuidar es mantener la vida asegurando la satisfacción de un conjunto de necesidades”; “cuidar representa una serie de actos de la vida que tienen por finalidad y función mantener a los seres vivos para permitirles reproducirse y perpetuar la vida”. Por tanto, el cuidar supone una actividad sencilla que el ser humano practica de manera continua en su vida diaria, con el objetivo de cubrir sus necesidades fundamentales o básicas (5). 6 Sin embargo, el cuidado prestado desde la perspectiva profesional enfermera es diferente, pues en este caso, constituye una disciplina que engloba conocimientos de las ciencias físicas, biológicas y sociológicas; y de la misma forma, requiere poseer unos conocimientos, actitudes y destrezas determinados que se adquieren tras el estudio de la salud, el ser humano y la propia Enfermería. En definitiva, puede decirse que el cuidado constituye la función propia de dicha profesión; el cual ha de modificarse constantemente en función de las circunstancias y necesidades cambiantes de la sociedad (4). 3.2 DESARROLLO HISTÓRICO DE LA ATENCIÓN EN ENFERMERÍA Y EL CONCEPTO DE SALUD La evolución del cuidado enfermero está estrechamente ligada a la consideración del concepto de salud-enfermedad por la que se ha caracterizado cada momento histórico. El concepto de ayuda a los demás y la asistencia en salud de manera intuitiva, están presentes en todas las sociedades desde el inicio de la humanidad, lo cual queda reflejado en numerosos estudios antropológicos y arqueológicos; sin embargo, lo que denominamos como cuidado enfermero no aparece ligado al ser humano desde sus orígenes, ya que en esta época se entremezclaban distintas formas de cuidar, que con el transcurso del tiempo han dado lugar a las diferentes disciplinas. Sin embargo, la actividad de cuidar nunca se ha detenido, sino que ha ido variando al mismo tiempo que el contexto sociocultural en el que ha estado inmersa, hasta llegar al punto de convertirse en una actividad profesionalizada enmarcada actualmente en la historia universal como una profesión humanística. Así, los conceptos de salud, enfermedad y cuidado han ido variando a lo largo de la historia, viéndose definidos por diferentes valores, creencias, culturas y otros factores sociales que se han ido presentando en los diferentes periodos históricos. Por ello, para conocer dicha evolución, se toman como referencia las cuatro etapas descritas por Françoise Collière en su obra „Promover la vida, de la práctica de las mujeres cuidadoras a los cuidados de enfermería‟ (1982); las cuales son: doméstica, vocacional, técnica y profesional. Estas etapas no tienen límites temporales definidos, pero sí se corresponden con diferentes periodos 7 socioculturales en el mundo occidental y con cuatro concepciones distintas del cuidado. 3.2.1 ETAPA DOMÉSTICA DE LOS CUIDADOS La etapa doméstica abarca aproximadamente desde la Prehistoria hasta el final de la Edad Antigua, periodo en el que la salud se concibe básicamente como el mantenimiento de la vida. Esta etapa se denomina doméstica, por ser la mujer la encargada del mantenimiento de la vida, salud y bienestar del grupo. Alrededor de cada mujer en la familia se entrelazaban las prácticas rituales que tendían a asegurar la vida, su promoción y continuidad; lo cual se debe a que, al ser esencial el parto para la supervivencia de la especie, todos los cuidados asociados (lactancia, cuidados perinatales) eran llevados a cabo por la mujer, asentando la base de la posterior división sexual del trabajo. Así, la figura femenina permanecía más tiempo en el poblado encargándose de los heridos y enfermos, con el objetivo principal de proporcionar atenciones encaminadas al mantenimiento de la vida frente a las condiciones adversas del medio. Para ello, se servía de elementos de la naturaleza como eran el agua para la higiene, pieles para el abrigo, y las manos como elemento de contacto con el que transmitir bienestar. Como consecuencia, estas medidas implantaron las bases de lo que hoy en día se conoce como cuidados básicos. En esta etapa, se interpreta la salud-enfermedad como una intervención sobrenatural, considerándolas como premio y castigo respectivamente, en función de las conductas humanas sociales. Ahora bien, para conocer la concepción sobre el cuidado y la enfermedad de los pueblos primitivos, podemos subdividirlos en dos grupos: las sociedades de tiempos remotos y las sociedades arcaicas superiores. En este sentido, se aprecian diferentes actitudes hacia los enfermos. Mientras en las sociedades menos avanzadas los enfermos eran sometidos a una muerte social, las más avanzadas los consideraban verdaderamente enfermos y se les contemplaba como personas en las que algo maléfico se había introducido como consecuencia de una falta o delito. Igualmente, consideraban las epidemias y 8 catástrofes como un castigo colectivo debido a una falta cometida por la comunidad. Tiempos remotos Los principales pueblos primitivos se asentaron en África, Amazonas, Australia y América Central. En esta época, el ser humano se refería únicamente a lo que podía observar, por lo que clasificaba como sobrenaturales determinados hechos a los que no encontraba explicación, siendo la enfermedad un ejemplo de ello. La incorporación de creencias en espíritus influyó mucho en el cuidado de la salud, del cual se encargaba la figura del sanador. Como la enfermedad se consideraba un castigo, esta se clasificaba en función de la falta cometida, y el diagnóstico y pronóstico dependían de la gravedad de la misma, los cuales se llevaban a cabo a través de la anamnesis, observación y adivinación. En cuanto al tratamiento, recurrían a remedios naturales, masajes, lavados, y ciertas formas de cirugía (como el caso de la trepanación), todo ello acompañado de ritos mágicos. Sociedades arcaicas superiores Por su parte, las llamadas sociedades arcaicas superiores, están situadas en el tiempo entre la Prehistoria y el Mundo Clásico; las cuales realizaron la llamada revolución Neolítica al comenzar a fomentar la industria, las artes, y la administración, entre otras. Constituyeron las primeras civilizaciones complejas y, como tales, dejaron los primeros textos escritos. Estas incluyen: Babilonia, el Pueblo Hebreo, el Egipto Antiguo, los pueblos orientales clásicos (China e India), y el Nuevo Mundo. En general, estas sociedades otorgaban un carácter sobrenatural a la salud y la enfermedad, considerando estas como designios de los dioses, y al enfermo como un individuo en pecado. El diagnóstico se realizaba partiendo del conocimiento del pecado cometido y el pronóstico dependía de la gravedad de este, siendo los encargados de establecerlo los sacerdotes y escribas, y en menor medida, los cirujanos y sanadores. La religión y la medicina aparecían combinadas, recayendo la responsabilidad de la salud pública sobre los sacerdotes, por ser considerados como intermediarios a través de los que Dios ofrecía curación. 9 Las figuras encargadas del cuidado, eran por lo general, los médicos o sacerdotes; sin embargo, la responsabilidad del cuidado en cada casa recaía sobre las madres o las hijas mayores de la familia. En lo referente al tratamiento de la enfermedad, se intervenía con oraciones y métodos empíricos recurriendo al reino animal y vegetal, así como a la cirugía y a la fisioterapia. De la misma forma, se sirvieron de masajes, baños, ejercicio físico y aplicación de yesos como medidas de tratamiento. Estos cuidados eran proporcionados en salas de curación, situadas generalmente junto a templos destinados a la oración y recuperación de la salud. Destaca la construcción de los primeros hospitales de la historia en la India, durante el reinado de Asoka (269-237 a.C.), lo que supuso la aparición de la figura del cuidador de los enfermos ingresados. Por último, merece especial mención el código de Hammurabi, elaborado por dicho rey babilonio en el año 1783 a.C., por tratarse de la primera reglamentación jurídica conocida para el ejercicio profesional. Este código regulaba aspectos relativos a prácticas médicas y quirúrgicas, además de circunstancias de robos, contratos comerciales, préstamos y rentas. Mundo Clásico Para finalizar con la etapa doméstica de los cuidados, se debe hacer referencia al Mundo Clásico. Este incluye a la Grecia Clásica y a la Roma Antigua, las cuales suponen la cuna de nuestra civilización en muchos aspectos. La Grecia Clásica comprende desde el año 330 a.C. al s. V d.C.; y por su parte, el periodo de la Roma Antigua abarca desde el año 735 a.C., hasta la caída del Imperio en el 473 d.C. En el Mundo Clásico, la división social en estamentos implicó una marcada diferencia en lo referente a los cuidados que cada uno de los grupos proporcionaba y recibía. Ambas sociedades se servían de la mitología para determinar los orígenes de los pueblos y, al mismo tiempo, para discutir sobre salud, enfermedad y práctica médica. De la misma forma, cultivaron la filosofía y las artes; y practicaron ritos religiosos y oraciones. Sin embargo, fueron los griegos los primeros en desarrollar una mentalidad técnica que diera una explicación natural a la enfermedad; lo cual fue posible gracias a las aportaciones filosóficas 10 de sus predecesores. Esto implicó la unión de médicos y posterior formación y expansión de escuelas de medicina técnica, en las que se impartían conocimientos sobre el ser humano. Los cuidados eran practicados por varios grupos, los cuales podrían ser considerados como los antecesores de las profesiones actuales dedicadas a la salud. Por su parte, las mujeres gozaban de independencia y su función principal era el cuidado de los niños y la asistencia en los partos. En cuanto a los métodos utilizados, los médicos comenzaron a recoger datos del paciente referentes a su entorno, lo que les permitió determinar enfermedades presentes en zonas concretas (enfermedades endémicas). Tras valorar las respuestas del enfermo, el médico realizaba un pronóstico de curación, y en función de este, establecía el diagnóstico. De la misma forma, practicaron reducción de luxaciones y fracturas sirviéndose de técnicas manuales e instrumentales y utilizando el opio como analgésico. Además de esto, proporcionaban tratamientos basados en intervenciones quirúrgicas y métodos naturales como dietas, ejercicios, masajes, música y cantos. Esta actividad se realizaba en los templos, tenderetes (tiendas de campaña) y oficinas médicas; y posteriormente, en hospitales o valetudinarias (estos últimos creados por los romanos). Cabe destacar la figura de Hipócrates de Cos (460 a.C.), por ser el médico más notable del mundo clásico; pues fue él quien negó el origen sobrenatural de la enfermedad. Esta figura estableció además el origen del juramento hipocrático, del cual recibe su nombre, y que implica la promesa ética de los sanitarios de su propósito de curar y aliviar a sus pacientes. 3.2.2 ETAPA VOCACIONAL DE LOS CUIDADOS La etapa vocacional comprende aproximadamente el periodo comprendido desde el inicio del mundo cristiano hasta el final de la Edad Media, en el que la salud es concebida meramente como un valor religioso determinado por la convicción de que la enfermedad era una grandeza otorgada por Dios. 11 Con la llegada del cristianismo, la enfermedad dejó de considerarse como algo negativo; pues suponía una oportunidad para redimirse de las faltas cometidas. De la misma forma, suponía una oportunidad de imitar la vida de Jesús, propósito que además implicaba la obligación de proporcionar cuidados y consuelo al enfermo. Así, el auge de la religión cristiana supuso un cambio en la concepción anterior acerca del cuidado, que comenzó a considerarse un deber sagrado y adquirió un enfoque humanitario que hasta entonces no había existido. Se estableció una serie de actitudes que la persona dedicada al cuidado debía tener, entre las que destacaban la obediencia y sumisión, actuar en nombre de Dios, y utilizar el cuidado como vehículo de salvación y comunicación con Dios. De la misma forma, se estableció una obediencia incuestionable a las figuras del sacerdote y del médico, considerados como estamentos de rango superior. Por su parte, aparece la figura de la mujer cuidadora, denominada por Collière como „mujer consagrada‟. En este colectivo se incluían viudas, diaconisas y matronas, las cuales proporcionaban auxilio a enfermos y menesterosos. Sin embargo, puede decirse que se daba mayor importancia a las actitudes mostradas por parte del la mujer dedicada al cuidado, que a sus conocimientos, los cuales eran prácticamente inexistentes; es por esto, que la práctica enfermera no requería ningún tipo de preparación, a excepción de la formación religiosa. En cuanto a las instituciones destinadas al cuidado, se inició la construcción de diferentes edificaciones, para lo que tomaron como referencia los hospitales militares romanos. En ellos se proporcionaba una atención más prolongada, destacando el hecho de visitar y asistir al enfermo. El primer hospital público cristiano de Europa se construyó en el año 394 y, posteriormente, este tipo de instituciones proliferó bajo el nombre de nosocomio (casa para enfermos). Alta Edad Media Este término hace referencia al periodo comprendido desde la caída del Imperio romano, en el s.V, hasta el inicio del s.XI; e implicó un retroceso a todos los niveles, pues supuso el estancamiento de ciencia y cultura, y la desaparición 12 del comercio y la industria (etapa oscura). Así mismo, se sucedieron numerosas guerras, epidemias y desastres naturales que asolaron diferentes territorios. Durante este periodo se continuó creyendo que la enfermedad era enviada por la divinidad como un castigo por haber pecado, y cuya curación debía ser de la misma forma otorgada por Dios. Así, los cuidados se basaban esencialmente en las obras de misericordia. Las figuras encargadas del cuidado eran principalmente la mujer del feudal, quien brindaba primeros auxilios y poseía amplios conocimientos de remedios caseros; y los monjes, en cuyas manos quedaron todas las ramas de conocimiento. El cuidado fue convirtiéndose en un deber primordial para este colectivo, que sin hacer distinción entre cuidados médicos y enfermeros, llevaba a cabo procedimientos como la aplicación ventosas, sanguijuelas, enemas, ladrillos calientes en el vientre, y paños fríos en la frente, entre otros. Durante los s. VI al XII, todos los monasterios contaban con una sala de enfermería, que sería la predecesora del hospital. Así, posteriormente, la asistencia al enfermo se realizaba en instituciones eclesiásticas, todas ellas hospitales cristianos situados junto a monasterios o catedrales que tenían las puertas abiertas para cualquier necesitado. Cabe destacar en este periodo, que la aparición del Islam supuso un importante cambio social y cultural, en el que también la medicina se vio envuelta; pues poseían amplios conocimientos en química, geología y botánica, que hicieron que la farmacopea progresara con la introducción de nuevos medicamentos o sustancias. Baja Edad Media Se denomina Baja Edad Media a la etapa que comprende la segunda mitad del periodo medieval, aproximadamente entre los años 1000 a 1500. Este periodo supuso el fin de la época oscura, pues se dieron importantes progresos en arte, arquitectura y medicina. Un hecho histórico significativo fueron las Cruzadas, expediciones realizadas por cristianos para arrancar los Lugares Santos de manos de los infieles. 13 La concepción de salud, enfermedad y cuidado, continuó siendo la misma durante esta etapa; sin embargo, los recursos sanitarios e higiénicos no eran suficientes para cubrir las necesidades del aumento de población de las ciudades. En el s.XIV resurgieron nuevas epidemias de peste (peste negra), lo cual supuso una importante disminución de la población europea. Ahora bien, las Cruzadas, permitieron la fundación de tres tipos de organizaciones destinadas al cuidado: órdenes militares, supusieron la organización de los servicios de enfermería de forma jerarquizada y el transporte de enfermos; órdenes religiosas, que continuaron llevando a cabo el deber religioso de asistir al enfermo o desamparado, para lo que dependían de la mecindad; y, por último, las órdenes seglares, que atendían a enfermos o necesitados en la comunidad o en hospitales. Los hospitales por su parte, sufrieron una gran demanda debido a la propagación de enfermedades infecciosas, hecho que propició la aparición de varios grupos de trabajadores, destacando la figura del enfermero/a. Los hospitales continuaron funcionando de manera caritativa, y la presencia de la iglesia en ellos permaneció; sin embargo, se sucedió un periodo de decadencia causado por el hacinamiento y las malas condiciones en que se encontraban los enfermos, conocido como Época oscura de la Enfermería, que coincidió con el inicio del Mundo Moderno. Cabe decir, que en España esta Época oscura no fue tan notoria gracias al esfuerzo de las órdenes religiosas. De la misma forma, enfermeros/as expertos editaron manuales con el fin de instruir a las personas dedicadas al cuidado. Mundo Moderno El Mundo Moderno supone el paso de la Edad Media a la Edad Moderna (s.XV - XVIII), periodo caracterizado por una importante actividad intelectual que implicó una gran ampliación de conocimiento tanto en el campo científico como en el sanitario. En cuanto a las consideraciones de salud y enfermedad, destacan varias figuras: Paracelso, como iniciador de la farmacología; Jenner, con sus experiencias sobre inmunización de la viruela; o Morgagni, que expuso el origen de la enfermedad en tres áreas, entre otros. A pesar de todos los avances, el pueblo continuó considerando la enfermedad desde su aspecto 14 sobrenatural; siendo las más destacadas las relacionadas con la alimentación, el trabajo, las infecciones, la mujer y la infancia. Por su parte, el protestantismo privó a la mujer de labores fuera del hogar, por lo que la figura encargada del cuidado fue mayormente la mujer de vida alegre y, en muchas ocasiones, procedente de la cárcel, cuyo único interés era conseguir comida y alojamiento; por lo que sus aptitudes, conocimientos y organización eran nulos. Esta situación se vio propiciada también por la dispersión y cierre de conventos religiosos, provocando así el abandono del cuidado del enfermo. 3.2.3 ETAPA TÉCNICA DE LOS CUIDADOS La etapa técnica supone la época que abarca el final del Mundo Moderno y el Mundo Contemporáneo, periodo en el que la salud es concebida básicamente como la lucha contra la enfermedad, perdiendo de esta forma, la connotación religiosa de la etapa anterior. En el s.XIX, la situación sanitaria fue diferente en todos los aspectos a la del Mundo Moderno, lo cual se vio favorecido por el desarrollo de la medicina y por la toma de conciencia por parte de los reformadores sanitarios de las pésimas condiciones de la asistencia sanitaria; así como por el surgimiento de la clase proletaria, que demandaba el derecho a una buena atención médica. Ahora bien, el Mundo Contemporáneo se caracterizó por la revolución desde varios puntos de vista, destacando la explosión demográfica y el desarrollo científico. Se dieron un gran número de estudios, inventos y descubrimientos de útil aplicación tanto en medicina como en microbiología, destacando la penicilina como el descubrimiento más importante del siglo (descubierta por Fleming en 1928). La medicina se orientaba principalmente hacia la búsqueda del factor causal de la enfermedad, y la asistencia sanitaria tendía a ser curativa e individual, variando según la clase social del enfermo. La salud se concebía como un derecho inalienable del hombre, al que todo individuo tenía derecho; sin embargo, el elevado coste de la atención médica favoreció la aparición de 15 seguros que supusieron la base para la posterior creación de la Seguridad Social. Esta atención era dispensada en hospitales, los cuales comenzaron a ser construidos según un sistema de pabellones a partir del año 1783, abandonándose el diseño anterior de un bloque único. Estos fueron fundados por médicos, que asumieron su dirección adquiriendo cada vez un poder mayor, en detrimento del poder eclesiástico, lo cual no resultó tarea fácil. Sin embargo, el cambio más significativo fue la incorporación de la función docente en los hospitales, además de la puramente asistencial; a la que más tarde se añadió también la atención de auxilio a los pobres. Nueva concepción de la Enfermería La nueva concepción de Enfermería surge como consecuencia de la preocupación social por el establecimiento de diferentes sistemas de cuidados, lo que propició una actividad de Enfermería regida por principios. Por una parte, se esperaba de esta figura, una actitud maternal, mientras que por otra, los médicos exigían una mayor especialización en técnicas curativas. Finalmente, la actividad enfermera se basaba en la atención diagnóstica y curativa en los hospitales, siendo sus tareas principales: la medición de signos vitales, práctica de curas, administración de tratamientos, realización del aseo y, por último, el aporte de consuelo de espíritu. Cabe destacar un movimiento de interés público surgido en el s.XIX, cuyo objeto era el progreso de la Enfermería, el cual terminó ocasionando una serie de cambios que llevaron a una reforma estable de la Enfermería y a la profesionalización de la actividad de cuidar. Esta reforma fue conseguida principalmente por Fliedner, con la fundación del instituto Kaiserswerth); Fry, con la creación del instituto Bishopgate); y Nightingale, siendo ella la verdadera pionera de la profesionalización, iniciando las artes literarias en la disciplina, la organización de la profesión, y la educación formal de las enfermeras (destaca su obra literaria „Notas sobre Enfermería‟ publicada en 1859). 16 Inicio de la profesionalización del cuidado A mediados del s.XX, se inició el proceso de profesionalización de la actividad enfermera, basado en el gran desarrollo tecnológico de la atención sanitaria y en la proliferación hospitalaria. Esto implicó varios cambios para la figura del enfermero/a: acceso al conocimiento; inicio de la profesionalización, que implicaba preparación y titulación; alejamiento del enfermo, provocado por la incipiente tecnología; y pérdida de la identidad profesional asociada a la actividad de cuidar a la persona, que pasa a centrarse en el órgano en cuestión. En España, los comienzos oficiales de la profesión, datan del año 1857 con la Ley de Instrucción, donde se trata la formación del personal de Enfermería haciendo mención a los títulos de practicantes, matronas y enfermeras. Sin embargo, en el año 1952, tiene lugar la unificación de las tres titulaciones encuadrándolas bajo el título de ATS (Ayudantes Técnicos Sanitarios), lo cual resaltó el carácter técnico de la actividad de cuidar e implicó la elevación del nivel profesional. 3.2.4 ETAPA PROFESIONAL DE LA ENFERMERÍA La etapa profesional representa la situación actual de la Enfermería, cuya consolidación como disciplina se da a mediados del s.XX. La salud es ahora entendida como el equilibrio entre los individuos y su ambiente, lo cual implica un cambio en la orientación del cuidado enfermero, que supone la utilización de una metodología de trabajo y un cuerpo de conocimientos propios de la disciplina. Esto conlleva la necesidad de ampliación del campo de actuación enfermero; que en la actualidad integra un conjunto de actividades cuyo objeto es el de proporcionar un mayor bienestar, consiguiendo la adaptación de los individuos a su entorno. Por otro lado, los profesionales de Enfermería comienzan a preguntarse sobre su razón de ser, y tratan de abandonar la dependencia histórica de otras disciplinas. Surgen figuras con inquietud por investigar (Peplau y Henderson) que van empleando métodos de trabajo de carácter científico, y no tanto empírico; al tiempo que las enseñanzas son incluidas en la universidad. Todo ello implica el inicio de la etapa profesional de la Enfermería. En este punto, 17 destaca además el impulso de las asociaciones profesionales por su contribución al cambio, entre las que se distingue la Asociación Americana de Enfermería (ANA). Ahora bien, el colectivo de enfermeras investigadoras, comienzan a describir métodos de trabajo propios de la actividad profesional, lo que supone que la actividad de cuidar se convierta en una disciplina diferenciada de otras profesiones relacionadas con la salud. Sin embargo, se dan una serie de factores que, de igual manera, contribuyen a dicha profesionalización, como son: la creación de organizaciones profesionales que luchan por elevar la calidad de la profesión, destacando el Consejo Internacional de Enfermeras (CIE); la educación, fundamental para elevar el nivel profesional; la legislación, que implica un reconocimiento social más sólido; y, por último, una serie de factores sociológicos que engloban: la concepción del ser humano, los cambios en el concepto salud-enfermedad, y las diferentes formas de enfermar, depender y morir. De esta forma, la concepción tradicional que consideraba la Enfermería como una profesión auxiliar de la medicina, ha ido sufriendo un cambio, que ha supuesto una nueva definición de las actividades; complementándose con otras que permiten el desarrollo disciplinar. Así, la profesión de Enfermería se contempla ahora desde el fin último de proporcionar cuidados a la sociedad, función que se hace operativa a través de su actividad diaria. En este sentido, la actividad que Enfermería lleva a cabo, puede ser de tipo asistencial, docente, de administración y de investigación; para lo que posee instrucción y formación exigidas oficialmente y está legalmente autorizada para ello (4). 3.3 HISTORIA DE LOS CUIDADOS INTENSIVOS. ANTECEDENTES HISTÓRICOS Y ETAPAS A NIVEL MUNDIAL La historia de los cuidados intensivos, por su parte, constituye una experiencia relativamente reciente, cuyo desarrollo como tal, se inició durante la segunda mitad del s.XX. Sin embargo, existe una serie de descubrimientos científicos y procedimientos, que constituyen los antecedentes, y por tanto, la 18 base histórica de que hoy conocemos como cuidados intensivos. Los hechos principales son: Antes de Cristo Año 450: Hipócrates se sirve de vapores de hierbas medicinales para brindar anestesia o reducir el dolor en intervenciones quirúrgicas. 400: Platón emplea por primera vez el término anaisthesia. 54: Dioscórides utiliza el vino de mandrágora antes de las operaciones y punciones. Después de Cristo Año: 1200 R.Lull descubre el éter. 1300: Guy de Chaliac descubre las complicaciones derivadas de las bebidas hipnóticas (asfixia, congestión y muerte). 1542: Vesalio realiza las primeras intubaciones endotraqueales en animales. 1771: Priestley y Scheele descubren el oxígeno; y un año después, el óxido nitroso. 1831: Thomas Latta introduce la inyección intravenosa de NaCl en el tratamiento contra el shock. 1842: C.W. Long, H. Wells, Jackson y Morton (odontólogos y cirujanos) utilizan el éter junto con el N2O para aliviar el dolor de la cirugía (anestesia quirúrgica). 1883: Ringer perfecciona los métodos de resucitación líquida intravenosa. 1892: Mass reporta la primera RCP exitosa en seres humanos mediante masaje cardíaco externo. 1895: N. Cybulski descubre la adrenalina. 1901: Landsteiner describe el sistema AB0 de grupos sanguíneos. En este mismo año, Igelsrud realiza la primera RCP exitosa en seres humanos con masaje cardíaco interno. 1913: Einthoven describe la electrocardiografía. 1914: A. Hustin emplea por primera vez sangre citrada para transfusión. 1931: Fleming descubre la penicilina. En este mismo año, Doglotti perfecciona la técnica de la anestesia peridural, ya introducida en 1921. 19 1956: Zoll lleva a cabo la primera desfibrilación interna exitosa en seres humanos. Los acontecimientos citados suponen las premisas principales en los avances cardiovasculares, respiratorios y neurológicos que se dieron desde la antigüedad hasta mediados del s.XX. Sin embargo, el campo de los cuidados intensivos cambia de forma constante, alcanzando cada vez un mayor perfeccionamiento que se ha ido forjando a lo largo de la historia; dentro de la cual pueden establecerse en tres etapas: Etapa primaria Esta primeria etapa abarca desde el inicio de la humanidad hasta mediados del s.XIX; y se ve caracterizada por el lento avance y el escaso desarrollo de la ciencia y la medicina humanas. Supone un periodo marcado por las guerras y epidemias, hechos que junto con el desconocimiento imperante, predominaban sobre el desarrollo científico y de los Sistemas de Salud Pública, lo que implicaba una reducida expectativa de vida para la población mundial. Etapa secundaria Esta segunda etapa hace referencia al periodo comprendido entre el descubrimiento de la anestesia quirúrgica, en la década de 1840, hasta la epidemia de poliomielitis que azotó Copenhague en 1952; siendo en este momento cuando surge la idea de intubar a los pacientes afectados de parálisis bulbar y ventilarlos con bolsas autoinflables. Esta etapa implica un importante desarrollo científico y tecnológico, lo cual se hace patente a través de los grandes avances en cirugía y anestesiología, el descubrimiento de la antibioterapia y los rayos X, los primeros intentos exitosos de reanimación cardíaca y respiración artificial, el perfeccionamiento de los sistemas docentes para la formación de médicos, enfermeras y personal auxiliar, la creación de especialidades médicas, y por último, el gran despegue de la farmacología. Sin embargo, este desarrollo trajo consigo el surgimiento de nuevas necesidades, ya que de la misma forma, se fueron identificando problemas para los que no se encontraba solución, siendo el principal de ellos el mantenimiento de la función respiratoria a largo plazo. 20 Etapa terciaria La última etapa comprende desde el año 1952 hasta nuestros días, es decir, desde lo que se considera como el inicio de la terapia intensiva, enmarcado durante la epidemia de poliomielitis de Copenhague. Este hecho generó la necesidad de figuras encargadas de garantizar una ventilación prolongada para mantener la función respiratoria de los pacientes; labor para la que se requirió la ayuda de monjas y estudiantes de medicina. Sin embargo, gracias al trabajo de ingenieros y médicos anestesiólogos, se crearon ventiladores mecánicos („pulmones de acero‟) que suplían el trabajo manual y garantizaban una ventilación a largo plazo, pudiendo hacerse frente a estos requerimientos, y solucionando de alguna manera el problema mencionado en la etapa anterior. Este hecho es por tanto vital para el posterior desarrollo de los cuidados intensivos; pues pronto se comenzó a publicar por toda Europa el trabajo de los daneses, y en consecuencia, se comenzó a aplicar la presión positiva intermitente (PPI) en pacientes con determinadas patologías respiratorias. Ahora bien, durante esta década y la siguiente, la medicina y, en especial, los cuidados intensivos, sufrieron un gran desarrollo; que se vio impulsado por el uso del marcapasos interno y externo, el redescubrimiento del masaje cardíaco externo, el desarrollo de la circulación extracorpórea, o trabajos como el de M.Zoll, en los que utilizaba la desfibrilación cardíaca con corriente directa. Cabe mencionar además, el surgimiento de la trasplantología, que supuso la síntesis de toda la complejidad de los avances científicos y tecnológicos aplicados al tratamiento del paciente crítico. Por su parte, la 2º Guerra Mundial (1939-1945) y la guerra de Vietnam (1955-1975), especialmente, aceleraron el aprendizaje de varios métodos de salvamento para los enfermos politraumatizados; a pesar de que ya durante la guerra de Crimea (1853-1856), Florence Nightingale advirtió la importancia y necesidad de concentrar a los enfermos graves en un área común en la que brindarles cuidados. Es por esto, que dichos acontecimientos pueden considerarse como precursores de las Unidades de Medicina Intensiva actuales. Todos estos aspectos crearon la necesidad de un trabajo multidisciplinar, y supusieron añadir a los objetivos iniciales en la atención al paciente grave 21 (reemplazar el volumen sanguíneo perdido y mantener las funciones respiratoria, renal y cardíaca, sirviéndose de diálisis, trasplantes y marcapasos) el de prevenir casos de insuficiencias irreversibles de órganos. Cabe destacar aquí al fisiólogo Walter Cannon, pues fue quien acuñó por primera vez el término homeostasis; describiéndolo como el proceso fisiológico que mantiene estables la mayoría de los sistemas del organismo. Es por ello, que tanto Cannon como Nightingale son considerados como los padres de los cuidados intensivos en la actualidad (6). 3.4 CREACIÓN DE LAS PRIMERAS UNIDADES DE MEDICINA INTENSIVA A NIVEL MUNDIAL Resulta evidente por tanto, que la creación y desarrollo de la ventilación mecánica acontecidos durante la década de los cincuenta en Copenhague, supuso de alguna forma el punto de partida que posibilitaría el comienzo y posterior desarrollo de la terapia intensiva. Cabe destacar además, que un hito para el desarrollo de este tipo de terapia fue el importante avance que se obtuvo en la detección, monitoreo y tratamiento de los trastornos del ritmo cardíaco; así como en los procedimientos de diálisis renal. Este desarrollo fue rápidamente impulsado a través de las numerosas prácticas y estudios llevados a cabo por toda Europa a partir de entonces; lo cual, a su vez, fue creando paulatinamente la necesidad de crear salas o unidades en las que poder llevar a cabo esta terapia intensiva (7). Así, la primera sala de cuidados intensivos conocida como tal, fue establecida en el año 1958 en la ciudad de Baltimore (Estados Unidos) por un anestesiólogo austríaco, Peter Safar; a la cual se refirió utilizando el término de „Intensive Care Unit‟. En ese mismo año, se creó también la primera unidad de cuidados intensivos en Nueva Zelanda. Estas salas se caracterizaron por el aislamiento del paciente, con el fin de facilitar su monitorización continua y, por tanto, el sostén de sus funciones vitales. Por su parte, la década de los sesenta trajo consigo una creciente evolución y diseminación de estas unidades, principalmente en los países más desarrollados de Europa, Norteamérica y Asia (Francia, Inglaterra, Alemania, 22 España y Japón, entre otros); así como esbozos de estas en países con menor desarrollo científico. En los inicios de esta década, se creó en Estados Unidos la primera unidad de cuidados intensivos coronarios; mientras que en Inglaterra, Alemania y Philadelphia (Estados Unidos), surgieron las primeras unidades de cuidados intensivos pediátricos. De igual manera, se dieron durante esta década una serie de avances científicos y médicos, entre los que se incluyen: desarrollo de los criterios de muerte encefálica, difusión de métodos de monitoreo del paciente grave (en especial el monitoreo electrocardiográfico), descripción del síndrome de distrés respiratorio, e introducción de una nueva modalidad ventilatoria, la „Positive End Expiratory Pressure‟ (PEEP). Por otra parte, en el año 1966 fue publicada la primera obra literaria dedicada a los cuidados intensivos, bajo el nombre de „Care of the critically ill‟; y dos años más tarde, Safar y otros establecieron la primera especialidad multidisciplinaria en cuidados intensivos, aún sin aprobación estatal. Por su parte, la importante expansión de estas unidades a nivel mundial, evidenció la necesidad de una mejor organización y formación de médicos y enfermeros para este tipo de actividad, así como de fomentar el trabajo interdisciplinario en ellas. Se comenzaron a expandir las empresas productoras de equipos, como ventiladores y monitores cardíacos, entre otros; y, de la misma forma, se dieron importantes avances en lo que al manejo del paciente grave se refiere, entre los que destacan: el uso del catéter de flotación que permitía el manejo hemodinámico del paciente grave (por Swan y Ganz en 1972), y el redescubrimiento de la „Continuous Positive Airways Pressure‟ (CPAP) (Gregory en 1973). Durante esta década, apareció además la descripción de una situación clínica muy relacionada con los cuidados intensivos, el síndrome de disfunción multiorgánica (SDMO) (6). Puede decirse, por tanto, que durante las últimas décadas, se ha dado una inmensa proliferación de estas unidades, que se han ido estableciendo en la mayor parte de hospitales de Europa, América y Asia. Esto ha supuesto la necesidad de equipos sanitarios que lleven a cabo su actividad de forma coordinada e interdisciplinar, en los que Enfermería juega un importante papel, que ha ido cobrando mayor relevancia con el paso de los años. Así, se ha hecho necesario que Enfermería busque continuamente estrategias clínicas encaminadas a conseguir cuidados de calidad dirigidos al bienestar y a la comprensión de los procesos de salud y enfermedad de los pacientes críticos. 23 Es por esto, que desde la creación de las primeras unidades de cuidados intensivos hasta el momento actual, el personal de Enfermería ha ido adquiriendo mayor autonomía, reconocimiento y formación, con el fin de desarrollar en ellas una actividad eficiente y de calidad. Fue en el año 1973 cuando, por primera vez, se exigió la certificación o titulación de enfermero/a para trabajar en unidades de cuidados intensivos. A partir de entonces, las sociedades de los diferentes países han ido definiendo la preparación y exigencias requeridas. Es importante, por tanto, conocer la apuesta a la vida que han supuesto, tanto la aparición de las salas o unidades de terapia intensiva, como el trabajo multidisciplinar que médicos, enfermeros y personal auxiliar han realizado en ellas, para la medicina y para toda la sociedad, cuyos resultados han marcado un punto de inflexión crucial en la historia de la medicina y del cuidado (7). 3.4.1 ORIGEN DE LAS PRIMERAS SOCIEDADES SOBRE CUIDADOS INTENSIVOS La creación de las primeras unidades de terapia intensiva, impulsó el origen simultáneo de varias sociedades nacionales e internacionales dedicadas a promover la calidad y consistencia en la práctica de los cuidados intensivos. Así, fueron instituyéndose diversas sociedades de cuidados intensivos en la mayoría de países desarrollados, que agrupaban a médicos de diferentes especialidades, predominando los anestesiólogos e internistas. En el año 1961, se dio un gran esfuerzo de organización creándose los cursos de Fellowships, y el nombre de Critical Care Medicine (Medicina de Cuidados Críticos), por parte de P. Safar en el manejo de la vía aérea, W. Shoemaker (cirujano) en la atención al politraumatizado, y M. Weil (cardiólogo) con su Unidad de shock e insuficiencia circulatoria aguda. Estos tres pioneros de los cuidados intensivos advirtieron de la necesidad de establecer objetivos multidisciplinarios comunes, por lo que en 1970 crearon la Society Critical Care Medicine (SCCM) en Estados Unidos; con la participación de veintiocho médicos de diversas especialidades. 24 Por su parte, un año más tarde, se estableció también en Estados Unidos, la American Association of Critical Care Nurses (AACCN); y, de la misma forma, se instauró la World Federation of Critical Care Medicine, con el fin de promover los estándares más elevados de los cuidados intensivos. Surgieron también la Federación Panamericana e Ibérica de Medicina Crítica y Cuidados Intensivos (1979), que agrupó a todos los países del continente americano junto con España y Portugal; y la European Society of Intensive Care Medicine (ESICM), que fue instaurada en Suiza en 1982 (6). 3.4.2 CREACIÓN DE LAS PRIMERAS UNIDADES DE MEDICINA INTENSIVA EN ESPAÑA Y RECONOCIMIENTO DE LA ESPECIALIDAD Al igual que ocurrió en el resto de países desarrollados, fue a finales de la década de los sesenta, cuando se estableció en España la primera unidad de cuidados intensivos. Fue la fundación Jiménez Díaz (Madrid), la primera en advertir la necesidad de agrupar a los pacientes críticos en un área especializada, surgiendo así dicha unidad en el año 1969. Sin embargo, se afirma también que el origen de la primera unidad de cuidados intensivos en España se remonta a 1963, en la Clínica de la Concepción de Madrid (8). De la misma forma, también durante 1969, el Hospital Sant Pau de Barcelona, incluyó entre sus instalaciones la primera unidad de cuidados coronarios. Por otro lado, una de las primeras unidades polivalentes que se desarrolló en España, fue la del Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca (Murcia), en el año 1970. Entre la década de los setenta y los noventa, se establecieron la mayor parte de unidades de cuidados intensivos en España; las cuales fueron dirigidas en sus inicios fundamentalmente por anestesiólogos e internistas y, en menor medida, por cardiólogos y neumólogos. Este desarrollo de la medicina y los cuidados intensivos, generó una demanda sanitaria que conllevó la necesidad de una atención específica y continuada de los enfermos, lo que propició el surgimiento de la especialidad de Medicina Intensiva, con un programa formativo propio. Así, a partir de la década 25 de los setenta, aparecieron los primeros postgraduados formados en programas específicos de Medicina Intensiva; siendo en el año 1979, cuando la especialidad obtuvo su reconocimiento oficial, a través de la Ley de Especialidades (Real Decreto 2015/1978) (9). 3.5 EVOLUCIÓN Y DESARROLLO DE LOS CUIDADOS INTENSIVOS EN ESPAÑA TRAS LA CREACIÓN DE LAS PRIMERAS UCI 3.5.1 PRIMERAS SOCIEDADES Y CONGRESOS SOBRE CUIDADOS INTENSIVOS Transcurridos dos años desde la creación de la primera unidad de cuidados intensivos en nuestro país, nace la primera sociedad española relacionada con este campo. En 1971 aparece la Sociedad Española de Medicina Intensiva y Unidades Coronarias (SEMIUC), que más tarde cambió su nombre por el de Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC), siendo esta su denominación actual (10). Esta sociedad fue creada como una asociación científica, multidisciplinaria y de carácter educativo; la cual está formada principalmente por médicos intensivistas, cuyo fin es conseguir una mejor atención al paciente crítico (11). Entre sus numerosas labores en la actualidad, destaca la formación complementaria de alto nivel que proporciona a médicos especialistas y residentes; además del apoyo que brinda en la producción de nuevo conocimiento científico especializado (10). Al mismo tiempo, Enfermería, por su parte, advierte de la necesidad de una formación especializada en relación con los cuidados intensivos, así como de la de crear una Asociación Científica a través de la cual promover dicha formación. Así, la primera reunión en la que participó Enfermería (menos de cien enfermeras), tuvo lugar en Madrid en 1974, durante el X Congreso Nacional de la SEMIUC. Dos años después, se celebró la segunda reunión en Barcelona, en la que participaron enfermeras exponiendo doce comunicaciones orales; siendo el tema del congreso el „distrés respiratorio del adulto‟. Un año más tarde, tuvo lugar la „III Reunión Anual de Enfermería de Cuidados Intensivos‟ en La Coruña; 26 en la que se celebraron dos Mesas Redondas, una conferencia y veintitrés comunicaciones orales. A partir de este momento, cada año se celebran, de forma paralela a los congresos de la SEMIUC, reuniones de Enfermería sobre temas de actualidad, en los que cada vez se consigue una participación mayor por parte de estos profesionales. Hasta el año 2004, se tiene constancia de veintinueve congresos. En 1978, durante la cuarta reunión anual celebrada en Valencia (IV Reunión Nacional de ATS de Medicina Intensiva y Unidades Coronarias), se originó una comisión encargada de realizar las gestiones necesarias para obtener el reconocimiento de la Sociedad de Enfermería Intensiva y Unidades Coronarias como Sociedad Científica. Tras un año de gestiones, el día 23 de Noviembre de 1979, se fundó finalmente la sociedad; y un año después, tras redactar unos estatutos que reglamentaran su funcionamiento y establecer una sede, se obtuvo la legalización como Sociedad Científica, bajo el nombre de „Sociedad Española de Enfermería Intensiva y Unidades Coronarias‟ (SEEIUC). Desde su fundación, el objetivo principal de la sociedad ha sido el de promover un plan de Especialización en Cuidados Intensivos, que cuente con reconocimiento oficial por parte del Ministerio, y que sea indispensable para trabajar en las unidades de cuidados intensivos; pues en 1979 unas encuestas realizadas por la propia sociedad, revelaron la necesidad de mantenerse al día para proporcionar una atención óptima a los pacientes. Se han elaborado para ello contenidos de conocimientos y habilidades, así como una metodología de enseñanza específica, y numerosos congresos, cursos de formación y publicaciones; sin embargo, hasta el momento, dicha Especialidad no ha sido reconocida de forma oficial (12). 3.5.2 SITUACIÓN DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE ENFERMERÍA INTENSIVA Y UNIDADES CORONARIAS A NIVEL INTERNACIONAL Durante la década de los noventa, se dio un notable interés por establecer relaciones internacionales, con el fin de obtener un mayor desarrollo de los cuidados intensivos a través del intercambio de experiencias. 27 Los primeros contactos se iniciaron con la Federación Mundial de Sociedades de Medicina Intensiva, a la que la SEEIUC se adhirió; quedando posteriormente admitida en asamblea general. A esta expansión, contribuyó además la Sociedad Española de Medicina Intensiva, brindando a la SEEIUC la oportunidad de participar en la organización de un congreso europeo (1992), y en otro mundial (1993); propiciando de esta forma la relación con enfermeras de distintos países europeos, América, Canadá y Australia. Destaca además, el congreso europeo „6th European Congress on Intensive Care Medicine‟ organizado por la Sociedad Europea de Medicina en Barcelona durante 1992; pues posibilitó las relaciones internacionales de la SEEIUC con el resto de participantes europeos. Este trabajo conjunto, sin embargo, no prosperó, debido a que determinados participantes acudieron a título personal y no como representantes de asociaciones, lo cual dificultó dicha actividad conjunta. Por último, cabe mencionar el „6º Congreso Mundial de Medicina Intensiva‟ que se celebró en Madrid en 1993, en el que participaron enfermeras de varios países europeos y americanos; y en cuya asamblea general, la SEEIUC fue admitida como miembro de la Federación Mundial de Sociedades de Cuidados Intensivos. De esta forma, pasó a ser la cuarta Sociedad de Enfermeras integrada en dicha Federación, junto con la Sociedad Americana, la Inglesa y la Australiana (13). 3.5.3 PROGRAMAS DE CALIDAD Y SEGURIDAD DEL PACIENTE CRÍTICO El objetivo de la medicina intensiva, implica brindar a los enfermos una asistencia sanitaria de calidad y que se ajuste a sus necesidades; sin embargo, además de cubrir las necesidades médicas del enfermo, deben considerarse también las expectativas de la familia, los profesionales, instituciones y de la sociedad en general. En este caso, existe un evidente interés por lograr una atención sanitaria de calidad; puesto que esta calidad cobra en el enfermo crítico un significado más intenso, ya que se trata de pacientes con un alto grado de vulnerabilidad. Este aspecto es algo que desde siempre ha preocupado a los profesionales, cuyo interés ha ido transformándose en una metodología de 28 trabajo que ha desembocado en la creación de medidores o indicadores de calidad. Así, la calidad asistencial puede definirse como „el grado en que los servicios prestados a un individuo y a la población aumentan la probabilidad de obtener resultados de salud deseables y coherentes con el conocimiento actual de los profesionales‟ (14). La búsqueda de calidad en las unidades de medicina intensiva, implica que tanto médicos como enfermeros/as trabajen conjuntamente en proyectos que busquen un óptimo nivel asistencial. Aquí, Enfermería alcanza un gran protagonismo, ya que sobre esta figura recae una de las condiciones fundamentales de estas unidades, como es la continuidad de los cuidados. Por otro lado, se debe tener en cuenta además la relación que se establece entre el paciente y el enfermero/a; ya que supone el vehículo a través del cual Enfermería lleva a cabo su actividad y del que, en gran medida, depende el éxito. Por su parte, la calidad en Enfermería supone alcanzar el máximo grado de excelencia en la realización de los cuidados, para lo que es necesaria la existencia de un proceso de mejora continuo, en el que cada profesional asuma la responsabilidad de evaluar periódicamente su actividad. Así, para que Enfermería sea capaz de evaluar su actividad son necesarias: una formación actualizada que le permita distinguir si los cuidados están basados en evidencia científica, la existencia de protocolos de actuación, y un registro completo de su actividad (15). Ahora bien, existen dos sistemas básicos de trabajo para evaluar y mejorar la calidad asistencial: el denominado como „por posibilidades de mejora‟, que comienza identificando y analizando los problemas, para más tarde proponer mejoras; y el conocido como „sistemas de monitorización‟, utilizado para detectar problemas y evaluar periódicamente aspectos relevantes de la asistencia, sirviéndose de un elemento básico denominado „indicador‟, que actúa como señal de alarma. Un indicador supone, por tanto, un instrumento específico con el que determinar criterios de calidad, al que le son aplicables todas las características 29 recomendadas en la construcción de criterios (objetividad, fiabilidad, relevancia, aceptabilidad, y comprensibilidad, entre otras). Por ello, es esencial que todo indicador cumpla los siguientes requisitos: validez, que implica cumplir el objetivo de identificar situaciones en las que se podría mejorar la calidad asistencial; sensibilidad, que supone detectar todos los casos en los que se da un problema de calidad; y especificidad, que implica detectar únicamente los casos en los que existan problemas de calidad. Existen antecedentes en relación al uso de estos indicadores como herramienta de mejora de la calidad, tanto en el ámbito nacional como en el internacional (16). En nuestro país, la primera experiencia data del año 1982, fecha en la que se implanta el primer Programa de Calidad en el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona (14). Dicho programa, se implantó teniendo en cuenta que el aspecto de la calidad asistencial no es únicamente responsabilidad de cada facultativo, sino también de la propia institución y de la dirección del centro. El programa se dirigió a la detección de déficits en las prácticas habituales del centro, y se planteó como una herramienta de monitorización y mejora de dicha actividad; para lo cual se solicitó la aceptación voluntaria del programa por parte del equipo sanitario. En el programa se reconoció además la necesidad de incorporar aspectos relativos a Enfermería, administración y servicios generales, con el fin de integrar todas las dimensiones del cuidado del paciente (17). A partir de esta experiencia, fueron introduciéndose paulatinamente programas de calidad similares en los hospitales españoles; así como en atención primaria, en atención socio-sanitaria, y en atención en salud mental. Durante estos años, la preocupación de los profesionales sanitarios por la mejora de la calidad en la asistencia al enfermo crítico, ha originado varias iniciativas, en muchos casos respaldadas por una Sociedad Científica (14). De esta forma, la SEMICYUC ha liderado en ocasiones el desarrollo de Políticas de Calidad y Seguridad del paciente grave; entre las que cabe mencionar el proyecto „Indicadores de calidad en el enfermo crítico‟, realizado en el año 2005 bajo la dirección metodológica de la Fundación Avedis Donabedian (FAD) de Barcelona (16). 30 El objetivo fue el desarrollo de indicadores clave en la atención al enfermo crítico; y como resultado se obtuvieron 120 indicadores de calidad, que han servido de referencia para un elevado número de hospitales de nuestro país. Veinte de ellos se consideraron básicos y aplicables a todos los servicios de Medicina Intensiva, estando la mayoría de ellos relacionados con seguridad y efectividad (14) (Anexo 1). En el año 2008, se realizó un estudio de cohorte, en el que se incluyeron ochenta hospitales españoles. Durante tres meses se estuvo comprobando el cumplimiento de cinco indicadores básicos; y, a pesar de que el grado de seguimiento de las variables era elevado, se comprobó que en la mayoría podía mejorarse su cumplimiento (10). Actualmente, la SEMICYUC colabora en un proyecto llamado „Safety Task Force‟, cuyo objetivo es definir indicadores consensuados, que permitan evaluar, junto con otras herramientas, la calidad y seguridad de las Unidades de Cuidados Intensivos de Europa (14). 3.5.4 EVOLUCIÓN DE LA ACTIVIDAD DE ENFERMERÍA En la misma medida que el ámbito de los cuidados intensivos fue avanzando, Enfermería, por su parte, fue evolucionando y adquiriendo una mayor formación y, en consecuencia, una mayor responsabilidad y autonomía. Este progreso se vio impulsado por el desarrollo de varios factores o instrumentos, entre los que se encuentran el lenguaje estandarizado enfermero, los registros enfermeros y su posterior informatización, y los informes de Enfermería al alta. 3.5.4.1 Lenguaje Estandarizado Enfermero El lenguaje estandarizado enfermero (LEE), es un instrumento que posibilita al sector enfermero integrar un marco teórico de identificación de problemas, intervenciones y resultados en el ámbito de los cuidados; lo cual, cuenta con un gran número de implicaciones en el caso de los cuidados intensivos, donde comenzó a ser utilizado en la década de los noventa. 31 La Norh American Nursin Association (NANDA) define los diagnósticos de Enfermería como “…juicio clínico sobre un problema de salud actual o potencial, de forma individual, familiar o comunitaria, que facilitan la elección de intervenciones y objetivos de enfermería, que la enfermera está capacitada para realizar”. Cabe mencionar además los objetivos Nursing Outcomes Classification (NOC), y las intervenciones Nursing Interventions Classification (NIC); los cuales están íntimamente ligados con los diagnósticos anteriores, y juntos (NANDANOC-NIC) componen el LEE. Ahora bien, el empleo del LEE evita que los problemas que Enfermería detecte sean descritos mediante un estilo „libre‟. La estandarización del lenguaje posibilita unificar objetivos e intervenciones enfermeras, además de facilitar la informatización de las actividades, y ser una herramienta para el desarrollo de la enfermería basada en la evidencia. Por ello, la unificación del lenguaje empleado, supone un aspecto destacado en la asistencia clínica, además de la valoración y el seguimiento de los cuidados (18). 3.5.4.2 Registros enfermeros y posterior informatización Otra de las herramientas que ha posibilitado el desarrollo de esta profesión en las Unidades de Cuidados Intensivos, son los registros de Enfermería; los cuales suponen una de las principales fuentes de información referentes a la situación de los pacientes. El uso de esta herramienta fue introducido por Florence Nightingale, quien consideró los registros de las órdenes médicas, como un instrumento esencial para el cuidado de los pacientes. Años más tarde, Virginia Henderson se sirvió del registro de los planes de cuidados como fuente adicional de información. En la actualidad, estos registros son considerados como documentos que avalan la calidad y continuidad de los cuidados; además de suponer un apoyo para evitar errores o repeticiones de procedimientos ya realizados. Por otro lado, permiten constatar el estado del enfermo en tiempo real, lo cual posibilita una pronta toma de decisiones acerca de tratamientos o cuidados. De la misma forma, esta información supone un posible respaldo legal frente a posibles demandas por mala práctica, por lo que es necesario que los registros sean 32 realizados de forma clara y reflejen el cumplimento de las normas de calidad asistenciales. Otra de las razones por las que es necesario que los registros sean claros y precisos, es la creciente labor investigadora de Enfermería, así como los estudios de control de calidad que periódicamente se realizan, los cuales hacen necesario el análisis de datos incluidos en dichos registros (19). La utilidad de los sistemas de registro, ha sido ampliamente demostrada en aspectos como la planificación sanitaria y la evolución de los servicios sanitarios, así como en la efectividad de la asistencia realizada. En medicina intensiva existen antecedentes de cómo estos registros han permitido disponer de información válida para el análisis de datos epidemiológicos referentes a determinadas poblaciones de pacientes. Así, registros como el ENVIN (Estudio Nacional de Vigilancia de Infección Nosocomial en Servicios de Medicina Intensiva) y el ARIAM (Análisis del Retraso en el Infarto Agudo de Miocardio), ambos desarrollados en el año 2004; se han integrado en la actividad de muchas UMI españolas (20). Ahora bien, durante los últimos años, han ido incorporándose sistemas de informatización clínica electrónica al trabajo de Enfermería; cuyo objetivo consiste en reproducir de forma electrónica los registros de “bolígrafo y papel” vigentes en la unidad. Entre los años 2001 y 2002 se configuraron varias aplicaciones informáticas que, con el paso del tiempo, se han ido convirtiendo en herramientas de trabajo básicas e imprescindibles, tanto en las unidades de críticos como en el resto de servicios sanitarios. La aparición de sistemas operativos con programas cada vez más potentes y de accesible manejo, han facilitado su incorporación al mundo sanitario. Durante estos años, se han realizado diversos estudios acerca de las diferencias entre el empleo de registros con base en papel frente a los registros informatizados. La mayor parte de dichos estudios, muestra un avance cuantitativo en relación a la mayor precisión, calidad y seguridad de los registros informáticos en comparación con los escritos en papel. Puede decirse, por tanto, que estas fuentes de información se caracterizan por ser más completas y eficaces, y por ajustarse más fielmente a la actividad de Enfermería. Sin embargo, hay también opiniones que, a pesar de considerar la utilidad del trabajo informático en relación a la consulta y al tratamiento de la información, estiman que resulta más adecuado el uso del registro manual (21). De la misma 33 forma, cabe mencionar que para un correcto control de los pacientes es preciso un detallado registro de los cuidados, lo cual puede aumentar la carga de trabajo no sólo en el aspecto estrictamente asistencial, sino también en el tiempo dedicado a registrar los datos pertinentes en el sistema informático que proceda (22). Cabe destacar en este punto, que en el año 2010 la SEMICYUC puso en marcha una plataforma de registros que hiciera posible disponer de información sobre la calidad asistencial, asegurando el cumplimento de los requisitos legales de un sistema de registro. Como se ha mencionado antes, ya se han incorporado los registros ENVIN y ARIAM, en la mayoría de hospitales españoles, y se tiene además previsto incorporar paulatinamente otros como el de muerte encefálica o el de parada cardíaca. Puede decirse, por tanto, que los registros enfermeros han constituido, desde siempre, un pilar básico en la asistencia clínica, permitiendo optimizar la atención que el equipo multidisciplinar proporciona al paciente crítico; aspecto que se ha visto recientemente automatizado e informatizado debido al desarrollo tecnológico (20). 3.5.4.3 Informes de Enfermería al alta Los informes de Enfermería al alta (IEA) en las unidades de intensivos, suponen un registro cuyo fin es garantizar la continuidad de los cuidados al alta o traslado del paciente. Esta herramienta comenzó a plantearse en año 1989 en la red de hospitales del antiguo INSALUD, por lo que su origen es relativamente reciente (23). Cuando el paciente es trasladado de UMI a una planta de hospitalización, continúa precisando cuidados, por lo que resulta imprescindible la comunicación entre los profesionales de ambos Servicios para asegurar la continuidad de cuidados y evitar errores por déficit de información; haciendo posible además, que los profesionales de planta asuman sin dificultad la responsabilidad del cuidado del paciente, permitiéndoles realizar su propia valoración de ingreso. Ahora bien, la herramienta más utilizada y eficaz para transmitir esta información es el informe de Enfermería al alta, definido por algunos autores 34 como „el registro utilizado para la derivación de pacientes entre profesionales que recoge la valoración sistemática del estado del enfermo y deja constancia de los cuidados que precisa‟. Sin embargo, existen otros procedimientos, como acompañar al paciente a planta o realizar una llamada telefónica a los profesionales de esta, que, de la misma forma, pretenden asegurar dicha continuidad en la asistencia al paciente (24). 3.6 ACTUALIDAD DE LOS CUIDADOS INTENSIVOS EN ESPAÑA 3.6.1 MODELO ESPAÑOL ACTUAL DE MEDICINA INTENSIVA En el año 1979, como se menciona anteriormente, la especialidad de Medicina Intensiva obtiene su reconocimiento oficial a través de la Ley de Especialidades; regulándose así legalmente la formación de médicos especialistas (MIR: médicos internos y residentes) en nuestro país, y estableciéndose un programa formativo MIR de cinco años de duración (10). Puede decirse, que el fundamento de su nacimiento se basa en un cuerpo de conocimientos científicos definidos y centrados en el enfermo crítico; además de en la necesidad de ofrecer a dichos enfermos un tratamiento cuyos requerimientos de personal, frecuencia de aplicación y tecnología, superan los ofertados en una Unidad de hospitalización convencional (9). De esta forma, la Comisión Nacional de Medicina Intensiva define la especialidad como “la parte de la medicina que se ocupa de los pacientes con disfunción actual o potencial de uno o varios órganos que representa una amenaza para sus vidas y son susceptibles de recuperación” (10). Sin embargo, un hecho clave de la medicina intensiva en España, fue la creación de la SEMICYUC (anteriormente mencionada), que se ha convertido en la principal Sociedad Científica responsable de la formación de médicos especialistas y residentes, favoreciendo la adquisición de conocimiento científico especializado y actualizado. Cabe mencionar entre sus aspectos docentes, el Plan Nacional de Reanimación Cardiopulmonar (1985), implantado en todo el estado español con el fin de formar tanto a profesionales de la salud como a la población en general; lo cual supone uno de sus logros más importantes. 35 Como resultado de esta actividad científica, surge además la revista „Medicina Intensiva‟, cuyo primer número aparece en el año 1976 y está actualmente incluida en MEDLINE; la cual representa a todas las sociedades de medicina intensiva de España, Portugal y Latinoamérica (9). Ahora bien, el modelo español actual de medicina intensiva se caracteriza por ser un modelo polivalente, lo cual, desde el punto de vista asistencial, implica una gran eficiencia, pues un único especialista es capaz de resolver la mayor parte de situaciones críticas del hospital durante todo el tiempo que se estime. Por su parte, la eficiencia de este modelo ha permitido que los intensivistas asuman en algunos casos tareas como la implantación de marcapasos definitivos, o el transporte secundario de riesgo, entre otras. De la misma forma, se contempla la extensión de los intensivistas al campo de las urgencias y emergencias en determinadas comunidades, obteniéndose resultados muy positivos. En este punto, cabe mencionar además el notable papel que realizan los intensivistas en el programa nacional de donación y trasplantes de órganos desde hace más de veinte años, en colaboración estrecha con la Organización Nacional de Trasplantes (ONT); universalmente reconocido como el más efectivo del mundo. Esto es así, debido a que en la mayoría de hospitales españoles, el coordinador de trasplantes es un médico intensivista (10). Los servicios de medicina intensiva están en prácticamente todos los hospitales y centros de España, tanto de carácter público como privado; los cuales son dirigidos en su mayoría por médicos especialistas en Medicina Intensiva. Según datos de 2010, se considera que actualmente existen en España unas trescientas Unidades de Medicina Intensiva, que comprenden un total de 3.500 camas con un tamaño medio de 12-15 camas por servicio; número que en algunas comunidades se ve duplicado o incluso triplicado. En estas camas se atiende anualmente a unos 240.000 pacientes, con patologías de origen médico, quirúrgico, traumático y coronario (9). El número y categoría del personal es muy variable. El personal de Enfermería, por su parte, tiene un importante papel en la plantilla sanitaria de 36 estas Unidades; ya que cuenta con una formación específica en intensivos. Por norma general, hay una enfermero/a por cada dos o tres camas, con una distribución de tres turnos al día. El personal de Enfermería está dirigido por una supervisora que depende jerárquicamente de la dirección de Enfermería. Además de esto, se requiere personal adicional, entre el que se incluye al personal auxiliar de enfermería, administrativos y técnicos especializados, entre otros; además del jefe de servicio, jefe clínico y médico adjunto (10). 3.6.2 DISEÑO Y EQUIPAMIENTO TÉCNICO DE LAS UNIDADES DE MEDICINA INTENSIVA Los Servicios de Medicina Intensiva en la actualidad, son generalmente Servicios Centrales de carácter polivalente, que dependen directamente de la Dirección Médica del Hospital y funcionan en conexión con el resto de servicios de este y del Área de Salud. Ahora bien, los pacientes que aquí son tratados, requieren de una atención mucho más especializada y permanente por parte de médicos y enfermeros/as, debido a su estado de carácter crítico e inestable. De esta forma, la UMI se caracteriza por disponer de tecnología de alta complejidad y de una infraestructura específica, cuyo fin es el de satisfacer las necesidades que los pacientes plantean, consiguiendo un menor número de complicaciones y una mejor calidad de vida. Es necesario que la UMI esté en constante interacción con el resto de servicios clínicos durante las 24 horas del día; sin embargo, su localización dentro del hospital debe estar protegida del flujo de visitas y personal de otros servicios, debido a la vulnerabilidad tanto de los pacientes como de los sistemas y equipos, aunque sí debe contar con vías de evacuación. Todas las áreas dentro de esta deben estar próximas, con el fin de optimizar los recursos administrativos y de personal. Los criterios de organización de estas Unidades se basan tanto en aspectos funcionales arquitectónicos, como en aspectos de prevención de infecciones intrahospitalarias; estructurándose así en cinco áreas básicas: área clínica, área de apoyo clínico, área de residencia médica y sala de estar de personal, área administrativa, y área de espera del público; cada una de ellas con sus correspondientes divisiones (25). 37 El área clínica, por su parte, es donde se encuentran el control de Enfermería y los cubículos de los pacientes, que suponen las unidades básicas de atención y su fin es ofrecer apoyo terapéutico individualizado a cada paciente, para lo que disponen de los siguientes elementos: Camas articuladas, con cabecera desmontable y colchón antiescaras Monitorización continua de electrocardiografía Monitorización arterial continua, invasiva y no invasiva Monitorización de presión venosa central y de presión de arteria pulmonar Equipo para mantenimiento de vía aérea Equipo para asistencia ventilatoria, incluyendo bolsas, ventiladores, fuente de oxígeno y de aire comprimido Equipo para realizar aspiración de secreciones Equipo de resucitación, incluyendo cardioversor, desfibrilador y medicación de emergencia Equipo de soporte hemodinámico, incluyendo bombas de infusión, dispositivos de calentamiento de sangre y filtros de sangre Monitores de transporte Equipo de control de temperatura Sistema de determinación de volumen cardíaco por minuto Registro de oximetría para los pacientes que reciban oxígeno Marcapasos transitorios Registro de capnografía para pacientes en asistencia respiratoria mecánica Ecógrafo a la cabecera del paciente Equipamiento para monitorización de presión intracraneal (26) Cada UMI, suele contar con dos o tres secciones especializadas que recogen a un conjunto concreto de patologías, diferenciándose así las Unidades Médico-Quirúrgicas Politraumatizados Polivalentes, y, por último, las Unidades las Unidades de de Neurocríticos Cuidados y Críticos Cardiovasculares. Referente a este aspecto, la recomendación general es que el número idóneo de camas se encuentre entre seis y doce, ya que esto posibilita la adecuada visión de los recursos humanos y un adecuado rendimiento económico (27). 38 3.6.3 COMPETENCIAS Y ACTUACIÓN DE ENFERMERÍA El concepto „competencia‟ implica una capacidad o característica personal relacionada con los resultados que se desean conseguir en una organización. En el sistema sanitario español, la competencia es definida como “la aptitud del profesional sanitario para integrar y aplicar conocimientos, habilidades y actitudes asociados a las „Buenas Prácticas‟ de su profesión para resolver las situaciones que se le plantean” (Ley de Cohesión y Calidad del SNS, Art. 42) (28). Con independencia del diagnóstico o el contexto clínico, Enfermería debe estar preparada para asistir a todos los pacientes internados en UMI. Es por ello, que se hace necesaria la construcción de un perfil del enfermero que lleve a cabo su actividad en dichas unidades, en el que se pongan de manifiesto las competencias requeridas y las habilidades que debe poseer para actuar en este sector. En las unidades de intensivos, el equipo de Enfermería debe ejecutar determinadas tareas, entre las que destacan: obtener el histórico del paciente, realizar exámenes físicos, ejecutar tratamientos prescritos, y orientar sobre el mantenimiento de salud, entre otras; para lo que se requieren habilidades de discernimiento, iniciativa, madurez y estabilidad emocional, además de estar cualificado para desempeñar este papel. Esto es así, debido a que el trabajo de Enfermería en estas unidades está caracterizado por actividades asistenciales y administrativas complejas, donde la toma de decisiones está estrechamente relacionada con el binomio vida-muerte del paciente. En este contexto resulta de vital importancia, por tanto, conocer las competencias y capacidades requeridas para proporcionar unos cuidados intensivos de calidad, entre las que destacan: Administración del cuidado de Enfermería: Enfermería tiene la función de organizar y planificar el trabajo a desempeñar, durante su propio turno y, en ocasiones, durante el siguiente. Por tanto, entre otras actividades, es competencia del enfermero supervisar la atención al paciente, así como responsabilizarse de tareas burocráticas y administrativas. Toma de decisiones: la naturaleza del trabajo de Enfermería en UMI, lleva implícita la necesidad de una toma de decisiones adecuada; 39 teniendo siempre en cuenta los recursos materiales y de procedimientos de que se dispone. Para alcanzar esta capacidad es necesario: conocer la institución y su misión, evaluar las necesidades de los usuarios, y realizar una planificación del trabajo que contemple los recursos viables, cronogramas de trabajo y participación de los diferentes niveles jerárquicos. La capacidad de toma de decisiones hace necesario además un pensamiento y juicio críticos, que garanticen una adecuada puesta en acción. Liderazgo: el liderazgo se considera como una de las principales habilidades, por la complejidad y demanda del trabajo de Enfermería en UMI. Cuando la situación lo requiere, la enfermera que se encuentra a cargo de un equipo, debe ser capaz de modificar o fomentar determinadas conductas en los miembros de su equipo, para lo que es necesario el compromiso, responsabilidad, empatía, habilidad para la toma de decisiones, sociabilidad y disciplina, entre otras. Esta figura, debe adaptar su estilo de liderazgo a las diferentes características de los miembros del equipo, reconociendo los distintos valores de estos, y buscando garantizar una asistencia que atienda a los objetivos establecidos. Comunicación y capacidad de relación interpersonal: otra habilidad esencial es la comunicación, tanto en el trabajo interdisciplinar como en la relación con el paciente. La habilidad comunicativa es fundamental para que se den interacciones adecuadas y productivas, además de definir la calidad de los cuidados de Enfermería. Aprender a comunicarse de forma eficaz es crucial para identificar y solucionar problemas, y para incrementar la eficiencia y organización de cada unidad de trabajo. Sin embargo, es un proceso complejo que precisa de unas habilidades que se pueden aprender y mejorar, entre las que destaca la escucha activa. Igual de importantes para llevar a cabo una labor humanizada, son otras habilidades sociales, como la empatía, asertividad, sensibilidad y capacidad de construir relaciones. Formación continuada: en la UMI, se espera que los profesionales sean capaces de identificar e intervenir ante las posibles alteraciones 40 fisiológicas de los pacientes, y de utilizar los recursos tecnológicos de los que disponen estos Servicios. Esta capacidad, por tanto, exige empeño y dedicación por parte del profesional, por lo que las actividades de formación continuada pueden considerarse como una forma de asegurar el mantenimiento de la capacidad de Enfermería para desempeñar la actividad asistencial esperada. Administración de recursos humanos: con relación a este punto, se considera que Enfermería debe ser capaz de suplir la demanda de atenciones requeridas por parte de los pacientes, propiciando al mismo tiempo unas condiciones favorables de trabajo. Para ello, estos profesionales necesitan conocer la capacidad y disposición del equipo sanitario, y adecuar este a las exigencias a las que debe hacer frente. Administración de recursos materiales: la administración de recursos materiales supone el conjunto de actividades de programación y distribución que Enfermería realiza con el fin de gestionar este servicio, decidiendo sobre los recursos más apropiados para la prestación de una asistencia de calidad. En la UMI, el enfermero adquiere un papel más relevante en la administración de estos recursos, debido a la complejidad de los casos que debe tratar, en los que se hace necesario adecuar la tecnología a los requerimientos sanitarios de los pacientes (29). Seguimiento de una metodología de cuidados: las características y requerimientos de los pacientes en UMI son diferentes a los del resto de Servicios, por lo que Enfermería debe tener conocimientos específicos de los cuidados que ha de realizar en estas unidades. Así, resulta imprescindible garantizar la seguridad del paciente para llevar a cabo unos cuidados de calidad; y para ello existen una serie de procedimientos, protocolos y guías clínicas adecuadas a cada situación que Enfermería debe conocer y manejar. Conocimientos básicos de calidad (Indicadores, estándares, documentación clínica, guías de práctica clínica,…): todo profesional que desarrolle su actividad en la UMI, ha de poseer ciertos conocimientos básicos acerca de los diagnósticos más habituales, el tratamiento de estos, y las técnicas realizadas en dicha unidad. 41 Gestión de documentos clínicos: la gestión de documentos implica organizar toda la información clínica referente al paciente, con independencia del centro en el que se le atienda. La importancia de una buena gestión radica en que de esta forma es posible: integrar toda la información referente a un determinado proceso asistencial en un mismo documento, facilitar la disponibilidad y manejo de la información, impulsar el empleo de la tecnología para la recogida de datos clínicos, y favorecer la comunicación interpersonal. Capacidad de trabajo en equipo: el trabajo en equipo “es la capacidad de participar activamente en la ejecución de una meta colectiva común, subordinando los intereses personales a los objetivos del equipo, complementando las competencias y la información con el resto del equipo, sumando voluntades en un marco de responsabilidad y compromiso compartido.” Cada miembro tiene opiniones y preferencias diferentes que pueden generar desacuerdos dentro del equipo, por lo que es preciso llegar a un consenso entre todas las partes para alcanzar el objetivo común, siendo precisas para ello habilidades tanto intelectuales como sociales (30). 42 CONCLUSIONES Finalizada la labor de investigación y revisión bibliográfica, se ha llevado a cabo una interpretación y un análisis crítico de la literatura consultada. De esta forma, se ha visto cómo, desde el origen de la humanidad, ha ido evolucionando el concepto de cuidado y su forma de aplicación; desde los métodos más primitivos hasta las prácticas más complejas y novedosas. Lo mismo ha ocurrido en el campo de los cuidados intensivos, en el que se aprecia una evolución de carácter sustancial, a nivel tanto práctico como teórico, si se tienen en cuenta sus precedentes históricos y los escasos medios con los que se contaba inicialmente. Ahora bien, tras la evaluación de los resultados, queda demostrado, de igual manera, el notable progreso de Enfermería en este campo, el cual ha sido posible gracias al trabajo y dedicación de diversas figuras que orientaron su vida hacia la consecución de este fin. Esto ha supuesto la adquisición de una mayor formación y autonomía por parte de Enfermería y, en consecuencia, de una mayor fuerza representativa en la toma de decisiones concernientes a este sector. Sin embargo, resulta evidente que la actividad enfermera ha de ir ligada a la médica, pues es necesario su trabajo conjunto para promover y desarrollar una atención sanitaria óptima; hecho que queda demostrado a lo largo del trabajo. De la misma forma, el modelo español actual de medicina intensiva, ha sido promovido por diferentes expertos, considerados como referentes por su vocación, habilidad, experiencia y colaboración con el resto de profesionales. Dicho esto, para ofrecer una mejora continua de los cuidados intensivos, resulta clave conocer toda la evolución referente a este campo; o, dicho de otra forma, para poder construir el futuro, es necesario conocer el pasado. 43 BIBLIOGRAFÍA 1. Servicio Riojano de Salud. Guía formativa Unidad docente de Medicina Intensiva 2014-2015 [Internet]. Logroño: Comunidad de La Rioja, Servicio Riojano de Salud; 2014 [citado 12 marzo 2015]. Disponible en: http://www.riojasalud.es/rrhh-files/rrhh/guia-formativa-umi-2014-2015-3844.pdf 2. Hernández Martín F., Del Gallego Lastra R., Alcaraz González S., González Ruiz J.M. La enfermería en la historia, un análisis desde la perspectiva profesional. Cultura de los Cuidados [Internet] 1997 [citado 15 marzo 2015]; 21 (2). Disponible en: http://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/5239/1/CC_02_05.pdf 3. Ministerio de Educación y Ciencia. Guía de formación de especialistas en Medicina Intensiva 1996 [Internet]. Madrid, Consejo Nacional de Especialidades Médicas; 1996 [citado 15 marzo 2015]. Disponible en: http://www.msssi.gob.es/profesionales/formacion/docs/Medicina_Intensiva.pdf 4. García Martín-Caro C., Martínez Martín Mª L. Historia de la Enfermería, evolución histórica del Cuidado Enfermero [Internet]. 2ª ed. Madrid: Harcourt; 2001 [citado 20 marzo 2015]. p. 159-185. Disponible en: http://es.scribd.com/doc/30180636/Historia-de-La-Enfermeria-evolucion-DelCuidado-Enfermero 5. Collière M.F. Promover la vida, de la práctica de las mujeres cuidadoras a los cuidados de enfermería. Madrid: Mc Graw-Hill Interamericana; 1993. 6. Caballero López A. et al. Terapia Intensiva. Tomo 1 [Internet]. 2ª ed. La Habana: Ciencias Médicas; 2006 [citado 2 abril 2015]. Disponible en: http://gsdl.bvs.sld.cu/cgi-bin/library?e=d-00000-00---off-0clnicos--00-0----0-10-0--0---0direct-10---4-------0-0l--11-hu-50---20-about---00-0-1-00-0-0-11-1-0gbk00&a=d&c=clnicos&cl=CL1&d=HASH019f65c28dd7917a1747f9af.8.pr 7. Gherardi C.R. Vida y muerte en terapia intensiva: Estrategias para conocer y participar en las decisiones [Internet]. Buenos Aires: Biblos; 2007 [citado 2 abril 2015]. Disponible en: https://books.google.es/books?id=X3bgVHsTL3UC&pg=PA15&lpg=PA15&dq=ori 44 gen+terapia+intensiva&source=bl&ots=dPRllTwJVB&sig=LYSNT16WNj7h5VkxE BvWvtu1tmQ&hl=es&sa=X&ei=_tI8VfioDeOt7AactIDgBw&ved=0CDIQ6AEwAg#v =onepage&q=origen%20terapia%20intensiva&f=false 8. Martínez Estalella G. Cuidados intensivos: necesidad de cuidados intermedios. Revista Enfermería Intensiva [Internet] 2002 julio [citado 8 abril 2015]; 13 (3). Disponible en: http://www.elsevier.es/es-revista-enfermeriaintensiva-142-articulo-cuidados-intensivos-necesidad-cuidados-intermedios13041044 9. González Díaz G., García Córdoba F. Modelos organizativos en Medicina Intensiva: el modelo español [Internet]. Murcia: Libro electrónico de Medicina Intensiva (Uninet); 2008 [actualizado 2 mayo 2010; citado 8 abril 2015]. Disponible en: http://intensivos.uninet.edu/04/0402.html 10. Junta Directiva de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC). Medicina intensiva en España. Revista Medicina Intensiva [Internet] 2011 marzo [citado 14 abril 2015]; 35(2): 92-101. Disponible en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0210- 56912011000200005&lng=pt&nrm=iso&tlng=es 11. Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC) [Internet]. Madrid: SEMICYUC; 2011 [citado 14 abril 2015]. Disponible en: http://www.semicyuc.org/temas/semicyuc/documentos/documento-oficial-de-lasemicyuc/semicyuc 12. Sociedad Española de Enfermería Intensiva y Unidades Coronarias (SEEIUC) [Internet]. Madrid: SEEIUC; 2011 [citado 15 abril 2015]. Fundación de la Sociedad. Disponible en: http://seeiuc.org/acerca-de- seeiuc/sociedad/historia/18-fundacion-de-la-sociedad.html 13. Sociedad Española de Enfermería Intensiva y Unidades Coronarias (SEEIUC) [Internet]. Madrid: SEEIUC; 2011 [citado 17 abril 2015]. Historia de la internacionalización. Disponible en: http://seeiuc.org/acerca-de- seeiuc/sociedad/historia/17-relaciones-internacionales.html 45 14. Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC). Indicadores de calidad en el enfermo crítico [Internet]. Madrid: SEMICYUC; 2011 [citado 20 abril 2015]. Disponible en: http://www.semicyuc.org/sites/default/files/actualizacion_indicadores_calidad_20 11.pdf 15. García M.P., López P., Eseverri C., Zazpe C., Asiain M.C. Calidad de enfermería en cuidados intensivos, estudio retrospectivo en pacientes de larga estancia. Revista Enfermería Intensiva [Internet] 1998 julio [citado 20 abril 2015]; 9 (3). Disponible en: http://www.elsevier.es/es-revista-enfermeria-intensiva-142articulo-calidad-enfermeria-cuidados-intensivos-estudio-13008747 16. Martín M.C., Cabré L.I., Ruiz J., Blanch L.I., Castillo F. et al. Indicadores de calidad en el enfermo crítico. Revista Medicina Intensiva [Internet] 2008 febrero [citado 22 abril 2015]; 32 (1): 23-32. Disponible en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?pid=S021056912008000100005&script=sci_arttext 17. Net A., Suñol R., Bohigas L., Delgado R. El control de calidad en el Hospital de Santa Creu i Sant Pau. Revista Médica Uruguay [Internet] 1986 [citado 22 abril 2015]; 86 (3): 294-302. Disponible en: http://www.rmu.org.uy/revista/1986v3/art9.pdf 18. Cachón Pérez J.M., Álvarez-López C., Palacios-Ceña D. El significado del lenguaje estandarizado NANDA-NIC-NOC en las enfermeras de cuidados intensivos madrileñas, abordaje fenomenológico. Revista Enfermería Intensiva [Internet] 2012 abril-junio [citado 27 abril 2015]; 23 (2). Disponible en: http://www.elsevier.es/es-revista-enfermeria-intensiva-142-articulo-el-significadodel-lenguaje-estandarizado-90133702 19. Herrero García T., Cabrero Cabrero A.I., Burgos Martín M.R., García Iglesias M., Fernández Herránz A.I. Control de calidad en los registros de enfermería. Revista Enfermería Intensiva [Internet] 1998 enero [citado 27 abril 2015]; 9 (1). Disponible en: http://www.elsevier.es/es-revista-enfermeria- intensiva-142-articulo-control-calidad-los-registros-enfermeria-13008733 46 20. Martín Delgado M.C., Gordo-Vidal F. La calidad y la seguridad de la medicina intensiva en España, algo más que palabras. Revista Medicina Intensiva [Internet] 2011 mayo [citado 28 abril 2015]; 35 (4): 201-205. Disponible en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?pid=S0210- 56912011000400001&script=sci_arttext 21. González Sánchez J.A., Cosgaya García O., Simón García M.J., Blesa Malpica A.L. Registros de enfermería: convencional frente a informatizado; unidad de cuidados críticos. Revista Enfermería Intensiva [Internet] 2004 abril [citado 28 abril]; 15 (2). Disponible en: http://www.elsevier.es/es-revistaenfermeria-intensiva-142-articulo-registros-enfermeria-convencional-frenteinformatizado--13062964 22. Alegría Capel A., Ruiz López F.J., Hernández Pérez F., Alemán Alemán M., Barcia Planes M.A., Bernal Valverde I. Registros de enfermería en UCI. Revista Enfermería Global [Internet] 2003 mayo [citado 30 abril 2015]; 2. Disponible en: http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=643309 23. Caamaño C., Sáinz A., Martínez J.R., Alonso M., Carro J. Evolución y valoración de la calidad asistencial del informe de enfermería al alta. Revista de Calidad Asistencial [Internet] 2004 octubre [citado 30 abril 2015]; 19 (6). Disponible en: http://www.elsevier.es/es-revista-revista-calidad-asistencial-256articulo-evolucion-valoracion-calidad-del-informe-13067879 24. Navarro Arnedo J.M., Orgiler Uranga P.E., De Haro Marín S. Informes de alta de enfermería de cuidados intensivos en España: situación actual y análisis. Revista Enfermería Intensiva [Internet] 2005 abril [citado 30 abril 2015]; 16 (2). Disponible en: http://www.elsevier.es/es-revista-enfermeria-intensiva-142- articulo-informes-alta-enfermeria-cuidados-intensivos-13074948 25. Slideshare [sede Web]. Slideshare; 2013 julio [citado 5 mayo 2015]. Implementación y funcionamiento en Unidad de Cuidados Intensivos. Disponible en: http://es.slideshare.net/gatocnbotas/implementacin-y-funcionamiento-en- unidad-de-cuidados-intensivos?related=1 26. Lovesio C. Requerimientos generales de una unidad de terapia intensiva [Internet]. Buenos Aires: Libro virtual IntraMed; 2001 [actualizado enero 2007; 47 citado 5 mayo 2015]. Disponible en: https://enfermeriaintensiva.files.wordpress.com/2011/02/requerimientos-de-ucilovesio.pdf 27. Servicio Madrileño de Salud. Organización del Servicio de Medicina Intensiva [Internet]. Madrid: Consejería de Sanidad, Hospital Clínico San Carlos [citado 7 mayo 2015]. Disponible en: http://www.madrid.org/cs/Satellite?cid=1142662298528&language=es&pagenam e=HospitalClinicoSanCarlos%2FPage%2FHCLN_contenidoFinal 28. Agencia de Calidad Sanitaria de Andalucía. Manual en línea de Práctica Avanzada de Enfermería para el Seguimiento Protocolizado del Tratamiento Farmacológico Individualizado de pacientes con Sedación Paliativa [Internet]. Andalucía: Consejería de Igualdad, Salud y Políticas Sociales [citado 12 mayo 2015]. Disponible en: https://www.juntadeandalucia.es/agenciadecalidadsanitaria/acsa_profesionales/ manual.asp?idManual=227 29. Henriques Camelo S.H. Competencias profesionales de los enfermeros para trabajar en Unidades de Cuidados Intensivos: una revisión integradora. Revista Latino-Am Enfermagem [Internet] 2012 enero-febrero [citado 12 mayo 2015]; 9 (1): 9 pantallas. Disponible en: http://www.scielo.br/pdf/rlae/v20n1/es_25 30. Guillén Salvador L.M. Competencias de enfermería en la Unidad de Cuidados Críticos [Trabajo Fin de Grado]. Almería: Universidad de Almería, Facultad de Ciencias de la Educación, Enfermería y Fisioterapia. Curso académico 2012-2013. 48 ÍNDICE Págs. 1. Resumen……………………………………………………………….…...........…2 2. Introducción………………………………………………………………………….3 2.1. Objetivos………………………………………………………………………..5 2.2. Metodología……………………………………………………………............5 3. Desarrollo 3.1. Concepto de cuidado como objeto de la disciplina enfermera……...........6 3.2. Desarrollo histórico de la atención en Enfermería y el concepto de salud…………………………………………………………………..………...7 3.2.1. Etapa doméstica……………………………………………..…………8 3.2.2. Etapa vocacional…………………………………………….………..11 3.2.3. Etapa técnica………………………………………………………….15 3.2.4. Etapa profesional…………………………………………….............17 3.3. Historia de los cuidados intensivos. Antecedentes históricos y etapas a nivel mundial………………………………………………………...………..18 3.4. Creación de las primeras Unidades de Medicina Intensiva a nivel mundial…………………………………………………………………….…..22 3.4.1. Origen de las primeras sociedades sobre cuidados intensivos………………………………………………………………...24 3.4.2. Creación de las primeras Unidades de Medicina Intensiva en España y reconocimiento de la especialidad…………………..…....25 3.5. Evolución y desarrollo de los cuidados intensivos en España tras la creación de las primeras UCI………………………………………………………………………..…...26 3.5.1. Primeras sociedades y congresos sobre cuidados intensivos……………………………………………………………….26 3.5.2. Situación de la Sociedad Española de Enfermería Intensiva y Unidades Coronarias a nivel internacional……………………..…....28 3.5.3. Programas de calidad y seguridad del paciente crítico……….….28 3.5.4. Evolución de la actividad de Enfermería…………………………..31 3.5.4.1. Lenguaje Estandarizado Enfermero…………………........31 3.5.4.2. Registros informáticos y posterior informatización…........32 3.5.4.3. Informes de Enfermería al alta……………………………..34 3.6. Actualidad de los cuidados intensivos en España………………………..35 3.6.1. Modelo español actual de Medicina Intensiva……………………..35 49 3.6.2. Diseño y equipamiento técnico de las Unidades de Medicina Intensiva………………………………………………………………….37 3.6.3. Competencias y actuación de Enfermería…………………………39 4. Conclusiones……………………………………………………………………….43 5. Bibliografía………………………………………………………………………….44 6. Anexos…………………………………………………………………………...…52 50 ANEXOS Anexo 1 51 52 53 54 55 56