LA CONSTRUCCIÓN DEL EROTISMO MASCULINO Y FEMENINO

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LA CONSTRUCCIÓN DEL
EROTISMO MASCULINO
Y FEMENINO
Ma. Teresa Hurtado de Mendoza Zabalgoitia
Ramiro Jesús Sandoval
L
os orígenes de la palabra erotismo proviene del dios Eros que en la mitología
griega era el dios del amor, de la atracción sexual y del “sexo”, Eros es hijo de
Afrodita y de Ares. El erotismo se puede definir como la capacidad que tiene
el individuo para el goce sexual, también puede ser una actitud ante la vida que
implica abrir los sentidos para experimentar sensaciones que provoquen goce,
bienestar, placer y búsqueda de experiencias, que se pueden compartir con una
pareja o bien, consigo mismo/a. El erotismo está constantemente cambiando,
dependiendo de factores sociales, culturales y personales, donde – hoy en día - la
mercadotecnia tiene una influencia importante.
El erotismo puede manifestarse de varias formas como: conductas auto - eróticas,
conductas heterosexuales, conductas homosexuales, fantasías sexuales, estímulos
visuales, búsqueda de nuevas formas de disfrute y satisfacción sexual. El erotismo
entonces, además de ser una construcción personal debido a la biología, las vivencias propias, el género al que pertenezca, la imagen corporal y la identidad, es una
construcción social que va cambiando de acuerdo a la “moda” o costumbres sociales y los guiones impuestos por la sociedad según el género al que se pertenezca.
La identidad, que es un elemento en la construcción del erotismo, incluye el
conjunto de roles que una persona realiza y que la hacen sentir única y definirse
como un individuo, que tiene un nombre propio, una identidad genérica, una
imagen corporal y la sensación de ser él o ella misma. Cuando se percibe el propio cuerpo y el de los demás de manera diferente a la que se tuvo en la niñez, es
porque se está despertando al erotismo y esto abarca varios aspectos: los genitales,
la persona cercana del sexo opuesto (generalmente), los pensamientos, acercamientos, tocamientos, juegos, etc., esta diferencia de concepción se enfoca, en
ese momento, mucho más a la sexualidad y principalmente a la genitalidad.
El despertar erótico comienza en la pubertad cuando los cambios en el cuerpo
de los niños y niñas, generados por el aumento hormonal de estrógenos y testosterona principalmente, hacen que el cuerpo cambie de forma, lo que implica
(Fuentes1996:189), “una reconsideración e integración de la nueva imagen del cuerpo, de
los nuevos sentimientos, deseos y conductas sexuales, de los roles de género a desempeñar de
la propia masculinidad y feminidad en un sí mismo que ofrezca un sentido de coherencia y
unidad en el proceso de búsqueda de la identidad”.
Profesora Asociada Interina B de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala, de la carrera de
Medicina, perteneciente al Programa Institucional de Estudios de Género, responsable del Programa de
Sexualidad Iztacala, Psicoterapeuta Sexual y Educadora en Sexualidad y Sexología re - certificada.
Profesor Titular B definitivo de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala, de la carrera de Médico Cirujano. Profesor del Monográfico de Sexualidad Humana de la carrera de Biología de la FES
Iztacala, responsable del Programa de Sexualidad de la Universidad Nacional Autónoma de México.
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Aún cuando la construcción del género comienza desde el nacimiento, hay
quienes afirman que desde antes, debido a las expectativas que los padres y madres de familia, tienen con respecto al Ser que está en formación, es en la adolescencia cuando las identidades y las relaciones de género transforman profundamente los significados para la persona y el entorno, debido a los cambios físicos
que ahora el cuerpo experimenta.
En un cuerpo ahora sexuado con un aspecto distinto y parecido cada vez más al
de los mayores, se generan cambios también en la actitud del chico y la chica adolescente, en donde el género va a jugar un papel muy importante, por ejemplo: el
varón adolescente hará todo lo que pueda y esté en sus manos para negar y alejarse
de lo socialmente entendido como femenino y tratará de demostrar y hacer todo
lo posible para incorporar una imagen fuerte y poderosa (Kaplan 1996:146).
Las niñas por su parte, comenzarán a inclinarse por aprendizajes sociales entendidos como femeninos, entre los cuales se encuentra, el romanticismo, por
otro lado, intentarán cumplir con la imagen de ser la “niña buena” (según el contexto social que viva), pues socialmente es la conducta esperada.
La imagen corporal es una dimensión psíquica (Miranda 1994:513) “es un sentido emocional del sujeto frente a sí mismo y ahí está depositado sus sentimientos de orgullo o
disgusto consigo mismo, ya sea con la totalidad del cuerpo o con partes del mismo, y a partir
de esta imagen se establecen relaciones con otros de contenido erótico en términos de deseos y
fantasías del goce - sexual”. Al goce sexual se le conoce como erotofilia, se refiere a
una valoración positiva a los estímulos eróticos que hacen que la persona busque
los estímulos sexuales. Y cuando ocurre lo contrario, se encuentra involucrada la
culpabilidad sexual por no cumplir con los estándares sociales establecidos de lo
que debe ser una conducta sexual apropiada se llama erotofobia.
En este mismo aprendizaje se menciona (Béjar 2006:91) en un estudio realizado entre universitarias de Columbia College en Estados Unidos de Norteamérica
que “dos terceras partes de las entrevistadas tenían una imagen negativa de su propio cuerpo
y por ello rechazaban mantener relaciones sexuales, no disfrutaban de ellas o eran tímidas
durante las relaciones sexuales”. El cuerpo y la sexualidad de las adolescentes son
construcciones sociales vinculadas a los discursos que se establecen en las prácticas sociales de género, (Faur 2005:175) “desde la infancia y especialmente desde la
pubertad, los cuerpos femeninos son disciplinados para el embarazo y la maternidad y disociados de la sexualidad como fuente de placer”.
Independientemente de que sea la mujer quien tiene el órgano capaz de engendrar, que es el útero, los aprendizajes sociales y culturales de la maternidad
van más allá del hecho del embarazo; el territorio emocional también está cargado de este hecho con lo que representa en cada cultura. (Faur 2005:49) “Aquello
que en la infancia se venía configurándose en un plano simbólico, se inscribirá en la maternidad del cuerpo adolescente y a partir de ahí irá creando una nueva cadena de simbolizaciones acerca de la diferencia de género”, además en nuestra sociedad se dice que las
niñas al tener su primer menstruación se“hacen señoritas”, lo que además marca
un elemento cultural importante que es el cuidado de la virginidad y del himen,
en nuestra cultura mexicana.
En este sentido (Amucháustegui 2001:329) “La importancia de la virginidad femenina parece depender de la idea de que es un bien que será intercambiado por el matrimonio,
y por extensión por una futura seguridad económica de la mujer”.
La llegada de la primera menstruación (Fuertes 1996:201) “conlleva a mayor madurez social, mayor prestigio entre iguales y mayor autoestima, viéndose incrementada, igualmente la conciencia y reconocimiento del propio cuerpo”. Si en un niño o niña los tocamientos genitales antes eran con la finalidad de conocerse, en la pubertad, y para
el resto de la vida el significado tendrá un contenido de autoerotismo y búsqueda
de satisfacción. Aparece el deseo sexual como una necesidad a través de la cual la
persona reconoce sensaciones en su cuerpo que interpreta como “deseo sexual” lo
que lo llevará a buscar una experiencia, ya sea solo/a o compartida con otro/a, en
un aprendizaje a través de prueba y error; y se ponen en práctica comportamientos
vistos en la infancia de acuerdo a nuestras costumbres sociales reflejadas, a través
de las películas, televisión, hermanos mayores, padres, amigos, compañeros, etc.
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Otro elemento que se presenta durante el despertar erótico es el reconocimiento de la excitación, (Miranda 1994:512) “el cuerpo tiene su propio lenguaje y
por ello el cuerpo sexual es la parte de la identidad del sujeto que lo identifica como un ente
sexuado y capaz de tener respuestas sexuales complementarias con un otro distinto, alguien
con quien se puede tener una experiencia de goce sexual”. Dicha excitación, responde en
tres niveles diferentes, el primero es generalizado, en donde se reconocen sensaciones en todo el cuerpo indicando que se está excitada/o, el segundo es a nivel
genital donde comienza el pene a tener erecciones en los varones y en las chicas
a humedecer sus genitales, y el tercero a nivel cerebral cuando se percibe una necesidad sexual y en consecuencia se busca hacer “algo” para lograr la satisfacción
erótica, haciendo caso a un llamado interno de respuesta: buscar las caricias de
una pareja, masturbarse, etc.
El despertar erótico puede marcar en forma importante a la persona de acuerdo a la reacción del entorno, como puede ser la familia, o la pareja, y vivirlo como
una experiencia positiva o negativa, cargando con culpas, miedos o angustias que
pueden repercutir para siempre en la persona. En cuanto a los cambios orgánicos
que aparecen en los varones están las erecciones que se presentan muy frecuentemente sin algún motivo aparente y pueden estar presentes en la escuela, atendiendo una clase, jugando, caminando, etc., lo que hace sentir al chico muy incómodo,
estas erecciones constantes se deben a que los testículos están produciendo cantidades exageradas de testosterona en oleadas.
En este despertar erótico comienzan a presentarse las características del erotismo masculino como ser más visuales que las mujeres, lo que los lleva a la búsqueda
y uso de la pornografía que es diseñada especialmente para ellos en donde se da
un erotismo más genitalizado y cumple con la realización de fantasías compartidas
por género, (Alberoni 1997:14) “en la pornografía masculina se imagina a las mujeres
como seres poseídos por el sexo, empujadas por un impulso irresistible a arrojarse sobre el pene
masculino, la pornografía imagina a las mujeres dotadas de los mismos impulsos que los hombres”. Otra característica masculina se da con los cambios en cuanto al crecimiento
y tamaño corporal tiene que ver con la necesidad de ser reconocido como grande y
poderoso, está el hecho que los adolescentes tratan de proyectar una imagen mayor
(Castañeda 2002:250) “el adolescente se sienta con las piernas abiertas, ocupando dos a tres
veces más espacio que una mujer”, siendo estos rasgos del lenguaje corporal los que van
conformando las característica masculinas del comportamiento sexual.
Es a través de esta escucha que la mujer despierta eróticamente, y son las palabras y el romanticismo lo que detona en su cerebro el imaginar situaciones que la
llevan a vivir su erotismo, (Alberoni 1997:163) “el amor romántico se describe como un
estado de continua felicidad, sin conflictos”, es por ello que a las mujeres les interesa ese
amor romántico porque significa la continuidad y la felicidad eterna.
Por los refuerzos sociales los erotismos masculino y femenino van tomando caminos distintos. Por otro lado la educación de las mujeres ha sido enfocada a dar y
no pedir, a priorizar los deseos del varón, lo que la coloca como un objeto que satisface al “otro”. Y la educación de los hombres por el contrario, ha sido encaminada a
merecer, y son supuestamente los que tienen la capacidad de “dar el placer a la otra”.
Estas situaciones hacen que tanto hombres como mujeres acaben perdiéndose de
muchas cosas placenteras de la vida.
Una de las características principales del erotismo femenino es la gran sensibilidad corporal y cierta “anestesia genital”, en donde está presente un factor biológico
importante que es la disposición anatómica de los genitales son más difíciles de ver
y algunos otros son internos que impiden cualquier posibilidad de conocerlos, esto,
junto con una educación restrictiva a no tocarse ni verse conlleva a que los genitales
se vayan “anestesiando” pues son órganos desconocidos, y ajenos al propio cuerpo de
la mujer.(Sanz,1999:30)
“En la mujer su erotismo tiende a ser más global, todo su cuerpo reacciona como un
órgano sexual y tiene más necesidad de estimulación táctil corporal y más estímulos propioceptivos, aunados a fantasías diurnas de relaciones de protección y de cercanía”.
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Los hombres en cambio, tienen una “anestesia generalizada” pero gran sensibilidad genital, en cuanto a la biología, los genitales masculinos están al alcance de la
vista y manos, y hay una constante referencia a ellos a través de la broma, el chiste,
albur, etc., lo que hace que tengan una presencia especial en su imagen corporal
que base en él su autoestima y el poder. (Miranda 1997:530) “El erotismo masculino
en contraste con las femeninas contiene imágenes de aumento de la sensación de poder, control y
admiración por parte de la pareja”.
Las diferencias anatómicas en cuanto a la disposición y facilidad de acceso
aunado a los aprendizajes sociales, la construcción personal del erotismo y las
diferencias de género hacen que el erotismo tome caminos distintos entre hombres y mujeres llevando a las parejas a no entenderse en el lenguaje y disfrute del
erotismo, generando inconformidad, incomodidad y preocupaciones, que – entre otros factores – impiden a cada individuo llevar una vida sexual sana.
Lo que pudiera hacerse para lograr un adecuado entendimiento eróticosexual entre hombres y mujeres, es que los hombres busquen generalizar sus sensaciones corporales y sus emociones para poder sentir en el resto del cuerpo y no
únicamente a través de la genitalidad; y para las mujeres lo ideal sería retomar
la sensibilidad genital, sobre todo la vaginal, esto se puede lograr a través de la
autoestimulación buscando el placer y la satisfacción y así incorporar en el mapa
mental los genitales para recuperar la sensibilidad y disfrute de ellos, y ambos tratar de conocer y entender a la otra parte y así lograr un equilibrio y mayor disfrute
en las relaciones sexuales. Es preciso promover en niñas y niños el conocimiento
de sus cuerpos, emociones y sensaciones de manera responsable, para ir logrando
jóvenes y posteriormente adultos eróticamente sanos que disfruten plenamente y
en forma responsable de una salud sexual dentro de la equidad de género.
Para finalizar, consideramos que el proceso de construcción del erotismo en
el hombre y la mujer (al ser tanto física como emocionalmente diferentes, con
ritmos y tiempos distintos, así como cargados de exigencias sociales desiguales)
inicia con el conocimiento de nosotros mismos, con la finalidad de gozar un autoerotismo; para quienes comparten en pareja, es esencial conocer el erotismo de
la otra persona para así disfrutar y gozar plenamente el erotismo en pareja.
Referencias
ALBERONI, Francesco. El Erotismo. Gedisa. España. 1997.
AMUCHÁUSTEGUI, Ana. Virginidad e iniciación sexual en México. Edamex.
México. 2001.
BÉJAR, Sylvia. Tu sexo aún más es tuyo. Planeta. España. 2006.
CAREAGA, Gloria. Sexualidades diversas aproximaciones para su análisis. PuegPorrúa. México. 2004.
CASTAÑEDA, Marina. El machismo invisible. Grijalbo. México. 2002.
FAUR, Eleonor. Género, sexualidad y derechos reproductivos en la adolescencia.
Paidós. Argentina. 2005.
FERNÁNDEZ, Juan. Varones y mujeres desarrollo de la doble realidad del sexo y
del género. Ediciones Pirámide. España. 1996.
KAPLAN, Lousise. Adolescencia el adiós a la infancia. Paidós. México. 1996.
MIRANDA, Raúl. El erotismo, Antología de la sexualidad humana. Porrúa. México. 1994.
SANZ, Fina. Psicoerotismo femenino y masculino. Kairós. Barcelona. 1999.
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