Rev. Arg. d e U r o l o g í a y N e f r o l o g l a Vol. 5 2 - N° 3 - A ñ o 1 9 8 6 LA HISTORIA CLINICA Dr. Puigvert, A. Durante casi 6 0 años de práctica médica he podido constatar el alto valor q u e para el m é d i c o , y q u é decir para el propio enfermo, tiene la i n f o r m a c i ó n q u e éste aporta acerca del malestar por el cual consulta, seguida del diálogo q u e establece el m é d i c o con el e n f e r m o y q u e a q u é l transcribe en la llamada desde ahora historia clínica, el resultado del primer contacto entre ambos. El diálogo d e s d e la a n t i g ü e d a d fue la primera relación q u e estableció el e n f e r m o con el "santón curador de la t r i b u " , tras el cual en ocasiones se producía el " m i l a g r o " de la curación del doliente. Esta relación del paciente con el sanador se reproduce a través de la Historia de la Medicina y constituyó, y sigue constituyendo, el primer eslabón para la c u r a c i ó n del enfermado. Tristemente, e n los últimos años el diálogo informativo del m é d i c o con el e n f e r m o parece sustituido por la tecnología q u í m i c a - a n a l í t i c a y físico-radiológica con la cual el carácter h u m a n í s t i c o de nuestro viejo oficio es deteriorado en perjuicio del enfermado, lo cual d e b e m o s corregir soportando cuantos informes, en ocasiones intrascendentes, q u e el e n f e r m o expone, a su manera informativa, al médico consultado, y éste debe estimar a su criterio la i n f o r m a c i ó n q u e recibe y a c o n t i n u a c i ó n esclarecer con el diálogo q u e d e b e establecer con el paciente. Este constituye el primer factor de la ética médica. Si bien la tecnología resultante de los avances de la física, la electrónica, la b i o q u í m i c a , etc., influyen en la vida cotidiana, de lo cual no se puede substraer la m e d i c i n a , el h o m b r e e n f e r m a d o siempre ha necesitado y c o n t i n ú a r e q u i r i e n d o la ayuda de otro h o m b r e q u e en f u n c i ó n de sanador pueda atenderle para corregir su dolencia, recuperar el estado de salud y, en todos los casos, a través de la atención fraterna q u e el doliente requiere y necesita, corregir su angustia, para lo cual s i e m p r e a c u d e a otro h o m b r e en búsqueda de ayuda y c o n s u e l o para sí y corregir su e n f e r m e d a d . Con el binomio h u m a n o del doliente con el galeno comienza la asistencia al enfermo, y a partir de este m o m e n t o el m é d i c o urólogo inicia su labor m e d i a n t e la recopilación de cuantos datos expone el enfermo, e intentar conocer la dolencia q u e aqueja a través de la i n f o r m a c i ó n q u e el propio e n f e r m o expone. Con los datos aportados por el paciente el médico transcribe el relato de la dolencia en la H. C., y en ésta destacará c u a n t o de interés cita el enfermado, en especial aquellos síntomas y signos por los cuales el doliente a c u d e en b ú s q u e d a de c u r a c i ó n para con ésta recuperar su bienestar. Ante todo debe quedar sabido q u e c u a n t o el m é d i c o transcribe en la H. C. no p u e d e ser divulgado libremente, pues Hipócrates ya consideró la i n f o r m a c i ó n del e n f e r m o c o m o " s e c r e t o " del cual son d u e ñ o s el e n f e r m a d o y c u a n t o más sus próximos e m p a rentados. El m é d i c o podrá utilizar los datos reseñados en la H. C. para propio estudio, y si pretende su p u b l i c a c i ó n relatará el caso clínico citando solamente el n ú m e r o de H. C., pero n u n c a serán señaladas las iniciales del paciente, pues a través de éstas podría ser revelado un secreto q u e pertenece al paciente y a sus allegados, pero no al m é d i c o q u e le atiende. El urólogo debe transcribir en la H. C. aquellos detalles q u e considere útiles expuestos por el e n f e r m o d u r a n t e el monólogo informativo del cual el m é d i c o recapitulará c u a n t o el e n f e r m o expone a su forma y manera, los trastornos q u e éste aqueja y el médico debe valorar a partir de esta recapitulación resumida en la H. C. A c o n t i n u a c i ó n , en el interrogatorio dialogante con el enfermo se esclarece c u a n t o éste ha expuesto en su monólogo. El médico además debe inquirir los a n t e c e d e n t e s familiares, próximos y lejanos, ambientales, propios del paciente y su actividad, con lo cual completará lo expuesto por el doliente, más cuantas aclaraciones surgieren del monólogo. A c o n t i n u a c i ó n del t i e m p o informativo y del diálogo, el urólogo debe completar la H. C. m e d i a n t e la exploración física del enfermo, c o m e n z a n d o por la t e m p e r a t u r a , tensión arterial y 16 pulso; aspecto y color de la piel y mucosas, en especial la palpebral y en el istmo de las fauces; procederá a la p a l p a c i ó n y percusión a b d o m i n o l u m b a r , examen de los genitales, tacto rectal o vaginal, etc., con lo cual el urólogo p u e d e estimar ciertos detalles q u e c o m p l e t a r á n el informe monogal del paciente más los obtenidos por el diálogo. Este diálogo será repetido cada vez q u e el e n f e r m o a c u d e al m é d i c o en el-curso d e su dolencia y los resultados t e r a p é u t i c o s por a q u é l ' o b s e r v a d o s serán señalados. Para completar los datos obtenidos en el e x a m e n físico inicial y los informes aportados por el propio paciente, el m é d i c o requerirá la ayuda c o m p l e m e n t a r i a de aquellos m e d i o s f í s i c o - q u í m i c o s , analíticos, radiográficos, etc., necesarios y sólo los justos para esclarecer, c o n f i r m a r o descartar las posibles d u d a s diagnósticas, más la posible repercusión f u n c i o n a l o a n a t ó m i c a de la e n f e r m e d a d en el resto del organismo. Para alcanzar el diagnóstico definitivo, el pronóstico de posible d u r a c i ó n y consecuencias inmediatas de la e n f e r m e d a d , más las secuelas q u e pueda sufrir el individuo, es necesario el estudio c o n j u n t o de la información obtenida del m o n ó l o g o c o m p l e t a d o por el diálogo con el enfermo, q u e será repetido sin p r e m u r a por parte del médico, q u i e n dedicará c u a n t o t i e m p o sea necesario, y luego con los datos aportados por los e x á m e n e s q u í m i c o s e histobacteriológicos de la sangre y orina más los físicos, radiográficos, ecográficos, etc., con los cuales c o m p l e t a r á los recogidos por el diálogo, pero no de forma rutinaria y sin d i s c r i m i n a c i ó n . El m é d i c o urólogo solamente debe solicitar aquellos e x á m e n e s q u e p u e d a n estar relacionados con la supuesta e n f e r m e d a d , y según los datos aportados puede requerir otros exámenes c o m plementarios para alcanzar el diagnóstico, i m p r e s c i n d i b l e para establecer la o p o r t u n a terapéutica. Esta normativa f u n d a m e n t a l para la práctica m é d i c a general en los urópatas no puede ser soslayada a u n y c u a n d o el e n f e r m o consulta por síntoma tan objetivo c o m o la h i n c h a z ó n , dolorosa o no, de un testículo; m i c c i ó n lenta, difícil, dolorosa o frecuente; retención vesical de orina; dolor a b d o m i n o l u m b a r sospechoso de renal; emisión de orinas turbias, rojizas o hemáticas, etc., datos de singular interés q u e deben ser esclarecidos por el m é d i c o urólogo, y todos serán transcritos en la H. C. del paciente. Los síntomas que motivan la consulta, aparte de alteraciones generales inespecíficas, desde el punto de vista urológico, serán recordados al paciente los posibles trastornos m i c c i o n a l e s expuestos o no en su relato o sugeridos por el diálogo. El urólogo, al comenzar el examen físico del enfermo, éste será invitado a recoger por m i c c i ó n la orina en vaso de cristal para observar el color, el olor, la transparencia, la t u r b i d e z , la presencia de filamentos m u c o p u r u l e n t o s o coágulos, forma de éstos y el m o m e n t o de su emisión d u r a n t e la m i c c i ó n . En la mujer la orina debe ser recogida por sondeo uretral para eludir la presencia de posibles elementos vaginovulvares arrastrados por la m i c c i ó n , los cuales en el ulterior e x a m e n citobacteriológico e n m a s c a r a n los caracteres de la propia orina. Los síntomas más frecuentes q u e refiere el paciente y q u e el m é d i c o debe inquirir son las alteraciones en la m i c c i ó n ; polaquiuria, diurna y/o nocturna; su relación con el reposo, con la actividad del paciente y con la evacuación intestinal; la disuria o dificultad en la micción, a su inicio, d u r a n t e toda ésta o al finalizar la emisión; grosor y proyección del chorro de la orina; imperiosid a d miccional q u e puede ser c o n f u n d i d a con i n c o n t i n e n c i a en el hombre, con frecuencia en el período posoperatorio o verdadera por rebosamiento vesical; t a m b i é n débese identificar el goteo uretral posmiccional q u e expone algún paciente y la bifidez del chorro, a m b o s exponentes de alteración en el calibre uretral. El dolor miccional o estranguria, al c o m i e n z o , d u r a n t e toda la emisión o al finalizar ésta; en el h o m b r e la localización del dolor en región uretroperineal, en ocasiones hipogástricas, en otros l u m b o r r e n a l , y en la m u j e r en los genitales externos, en especial al finalizar la emisión. dolor q u e a la p a l p a c i ó n provoca, y descartar el dolor en p u n t o cistohepático. La e m i s i ó n d e gases ( n e u m a t u r i a ) d u r a n t e c o n f i r m a d a por el e x a m e n radiográfico. En la m u j e r m u l t í p a r a es f r e c u e n t e el dolor l u m b a r unilateral sin irradiación a n t e r o a b d o m i n a l , y en éstas la s i m p l e presión digital en la a r t i c u l a c i ó n sacroilíaca del lado del dolor l u m b a r suele despertar dolor oseoarticular, q u e facilita su e s t i m a c i ó n etiopatogénica. la m i c c i ó n será En la m u e s t r a de orina recién o b t e n i d a seré identificada la t r a n s p a r e n c i a y color, la r e a c c i ó n ácida o alcalina y el anillo d e e s p u m a en el vaso, i n d i c i o d e a l b u m i n u r i a ; c u a l q u i e r t u r b i d e z o p r e s e n c i a d e e l e m e n t o s m u c o p u r u l e n t o s será reseñada en la H. C., así c o m o la s u p u e s t a presencia de sangre identificada por el color de la orina y el m o m e n t o d e s d e el c o m i e n z o d e la emisión, d u r a n t e ésta o al finalizar la m i c c i ó n , signo d e singular interés q u e suele d e s c r i b i r el p a c i e n t e y c o n f r e c u e n c i a es observado por el urólogo, recogiéndola en tres vasos sucesivos. El dolor es s í n t o m a q u e sólo el p a c i e n t e p u e d e exponer, localizar y explicar su c a r á c t e r e i n t e n s i d a d , p u e s no existe n i n g ú n m e d i o para estimar la i n t e n s i d a d del dolor q u e aqueja el enf e r m o y la relación del dolor c o n las a c t i v i d a d e s o m o v i m i e n t o s de éste. C u a n d o el dolor a p a r e c e d u r a n t e la m i c c i ó n y su relación c o n los caracteres de la orina, éstos s e r á n identificados por el urólogo. La localización del dolor y/o su e x t e n s i ó n l u m b o a b d o m i n a l , o localizado al h i p o c o n d r i o d e r e c h o d e b e ser identificado con el El dolor h i p o g á s t r i c s en la m u j e r y su relación c o n la f u n c i ó n m e n s t r u a l y c o n el coito ( d i s p a r e u n i a ) , y en el h o m b r e dolor escrotal uni o bilateral y su relación sexual, es raro y poco trascendente; para esclarecer el p r i m e r o d é b e s e r e q u e r i r la c o l a b o r a c i ó n del ginecólogo. A s i m i s m o , por presión digital pretibial será i d e n t i f i c a d o el posible e d e m a q u e p u e d a estar a c o m p a ñ a d o d e oliguria d i u r n a , f r e c u e n te en a f e c c i o n e s c a r d i o v a s c u l a r e s q u e influyen en la f u n c i ó n renal. Estos y otros más informes q u e s u m i n i s t r a c a d a p a c i e n t e d e b e n ser recogidos sin prisa y reseñados en la H. C., d o c u m e n t o insustituible para la práctica del viejo Arte d e Curar, para lo cual el m é d i c o urólogo d e b e dedicar el t i e m p o necesario sin p r e m u r a s en su relación c o n el urópata. Este t i e m p o d e d i c a d o al e n f e r m o es beneficioso para éste y m u y útil para el urólogo. Bibliografía F r o u c h t m a n . R a i m u n d o ' " A s m a t o l o g i a c l í n i c a " . Edit D a i m o n . 1985 K r a y t m a n . M "El diagnóstico a través de la Historia C l í n i c a " . Edit Idepsa. 1983. Laín Entralgo, Pedro: "La r e l a c i ó n m é d i c o - e n f e r m o " . Edit. Revista de O c c i d e n t e . 1964. Palencia Oyarzábal, Ceferino: "El m é d i c o . T r a n s c u r s o H i s t ó r i c o " , Edit, Everest. S.A Rocha, Alfredo: "El m é d i c o d e f a m i l i a " . Edit. C i e n t í f i c o - m é d i c a , 1983. 17