Nº 32, agosto de 2014 Doctrina La problemática paralización de las ejecuciones tras la reforma del artículo 5 bis de la Ley Concursal por el RDL 4/2014, de 7 de marzo de su declaración de concurso, que había iniciado negociaciones a fin de obtener adhesiones a una propuesta anticipada de convenio. Una vez transcurridos tres meses desde esta comunicación, el deudor, hubiera o no alanzado las adhesiones necesarias para la admisión a trámite de la propuesta anticipada de convenio, debía solicitar la declaración de concurso dentro del mes hábil siguiente. Laura de la Luz Gurrea Martínez Abogada Economista y auditora I. Antecedentes Uno de los artículos que más modificaciones ha sufrido en los últimos años es, sin lugar a dudas, el actual artículo 5 bis de la Ley 22/2003, de 9 de julio, Concursal (en lo sucesivo LC), introducido originariamente como apartado 3 del artículo 5, mediante el Real Decreto-ley 3/2009, de 27 de marzo, de medidas urgentes en materia tributaria, financiera y concursal. En un primer momento, la finalidad de este nuevo apartado del artículo 5, era favorecer los convenios anticipados en el contexto de crisis financiera que azotaba el país y ante la frustrada experiencia previa en la consecución de los mismos. Para lograr este objetivo, se eximía del deber de solicitar la declaración de concurso –ex art. 5.1 de la LC– al deudor que, estando en situación de insolvencia actual, hubiera puesto en conocimiento del juzgado competente para el conocimiento Además de la finalidad esencial de la norma –obtención de mayor tiempo por el deudor para negociar las adhesiones a una propuesta anticipada de convenio–, la comunicación al juzgado ponía en marcha dos mecanismos protectores: por un lado, durante este plazo, era inviable la declaración de concurso necesario; y por otro, se evitaba la eventual calificación del concurso como culpable por solicitud extemporánea del mismo –ex art. 165.1º LC–. Posteriormente, con la entrada en vigor de la Ley 38/2011, de 10 de octubre, y la Ley 14/2013, de 27 de septiembre, de apoyo a los emprendedores y su internacionalización, se articuló como precepto independiente el artículo 5 bis (siendo derogando el anterior 5.3), extendiéndose el alcance y protección de la comunicación, además de a la negociación para obtener adhesiones a una propuesta anticipada de convenio, a los acuerdos de refinanciación susceptibles de homologación judicial (DA 4ª y art. 71.6 LC) y a los acuerdos extrajudiciales de pago a que se refieren los artículos 231 y siguientes de la LC. En este último caso, se introduce un nuevo mecanismo protector al deudor que pretende alcanzar con sus acreedores un acuerdo extrajudicial de pagos, cual es la paralización de ejecuciones hasta un plazo máximo de tres meses contados desde la publicación de la apertura del expediente. En este sentido, los acreedores que puedan verse afectados por el posible acuerdo, no pueden iniciar ni continuar ejecución alguna sobre el patrimonio del deudor www.dictumabogados.com Nº 32, agosto de 2014 durante el mencionado plazo, exceptuándose los acreedores cuyos créditos estén garantizados con garantía real, en cuyo caso, el inicio o continuación de la ejecución dependerá de la decisión del acreedor. Además, practicada la correspondiente anotación de la apertura del procedimiento en los registros públicos, respecto a los bienes del deudor, no pueden anotarse embargos o secuestros posteriores a la presentación de la solicitud del nombramiento de mediador concursal, salvo los que pudieran corresponder en el curso de procedimientos seguidos por los acreedores de Derecho público y los acreedores titulares de créditos con garantía real que no participen en el acuerdo extrajudicial. II. El nuevo mecanismo protector del artículo 5 bis: la paralización de ejecuciones En este escenario legal preconcursal, el deudor que ponía en conocimiento del juzgado competente que había iniciado negociaciones para alcanzar un acuerdo de refinanciación o para obtener adhesiones a una propuesta anticipada de convenio, podía ver perturbada sus pretensiones por el ejercicio de acciones individuales de los acreedores contra su patrimonio, dificultando cualquier posibilidad de negociación. Por este motivo, tiene especial importancia una de las novedades introducidas por el Real Decreto-ley 4/2014, de 7 de marzo, por el que se adoptan medidas urgentes en materia de refinanciación y reestructuración de deuda empresarial, esto es, la paralización de ejecuciones: (i) de bienes que resulten necesarios para la continuidad de la actividad profesional o empresarial del deudor, no pudiendo iniciarse ejecución alguna de bienes necesarios, y respecto a las que se estuvieran tramitando, quedarán suspendidas con la mera presentación de la resolución del secretario judicial dejando constancia de la comunicación; y (ii) las promovidas por los acreedores de pasivos financieros –con o sin garantía real– a los que se refiere la disposición adicional cuarta, siempre que se justifique que un porcentaje no inferior al 51 por ciento de pasivos financieros han apoyado expresamente el inicio de las negociaciones encaminadas a la suscripción del acuerdo de refinanciación, comprometiéndose a no iniciar o continuar ejecuciones individuales frente al deudor en tanto se negocia. El ámbito temporal que abarca la paralización comprende desde el mismo momento de la presentación por el deudor de la comunicación de inicio de negociaciones y hasta que se formalice el acuerdo de refinanciación previsto en el artículo 71 bis, se dicte la providencia admitiendo a trámite la solicitud de homologación judicial del acuerdo, o se adopte el acuerdo extrajudicial, o se hayan obtenido las adhesiones necesarias para la admisión a trámite de una propuesta anticipada de convenio, o tenga lugar la declaración de concurso; y, en todo caso, transcurridos tres meses desde la comunicación al juzgado. Esta novedad no impide, sin embargo, que los acreedores con garantía real ejerciten la acción frente a los bienes y derechos sobre los que recaiga su garantía, sin perjuicio de que, una vez iniciado el procedimiento, este quede paralizado mientras no hayan transcurrido los plazos anteriormente referidos. En todo caso, quedan excluidas las ejecuciones que tengan por objeto hacer efectivos créditos de Derecho público, continuándose con la tendencia legislativa –a nuestro parecer, excesiva–, de sobreprotección del crédito público. III. La problemática declaración sobre la condición de “bien necesario” para la continuidad de la actividad empresarial o profesional del deudor El primer problema que plantea la paralización de ejecuciones de los bienes necesarios para la continuidad empresarial es determinar qué se entiende por “bien necesario”. De acuerdo con la definición dada por la RAE, es «necesario» todo aquello que “es de menester indispensablemente o hace falta para un fin”; por tanto, debe entenderse que un bien será necesario para la continuidad de la actividad cuando, si fuera eliminado, impidiera o dificultara gravemente la continuidad de la actividad empresarial, con independencia de si se encontrara afecto o no a la misma. Otro problema que se suscita es cuál es el juzgado competente para declarar si un bien resulta o no necesario para la continuidad de la actividad profesional o empresarial del deudor. En este sentido, los Jueces de lo mercantil y Secretarios Judiciales de Cataluña se decantan por atribuirla al juzgado de lo mercantil que conociera de la comunicación. De esta forma, determinan que si se inicia una ejecución tras la comunicación del artículo 5 bis o ésta ya estuviera en trámite, el deudor, para suspender la misma, deberá presentar el decreto del secretario judicial conforme con la presentación de la comunicación y, en caso de que el ejecutante cuestionara la necesariedad de los bienes y solicitara levantar la suspensión, podría exhortar al juez del concurso que conociera de la comunicación del 5 bis para que le indicase si los bienes son necesarios o no. Una vez recibido este exhorto, el juez mercantil requeriría información suficiente al deudor para poder decidir sobre esta cuestión, no dándose entrada al acreedor instante de la ejecución, salvo que se personara en el expediente, formulara alegaciones o solicitara la declaración de bien no necesario. www.dictumabogados.com Nº 32, agosto de 2014 Del mismo modo, igual trámite se daría en el caso de que, en la misma comunicación del 5 bis, el deudor solicitara la declaración de necesidad del bien. En sentido similar se manifiesta el Auto de 16 de junio de 2014, del Juzgado de lo Mercantil nº 1 de Granada, pero entendiendo que “es la propia comunicación y la declaración del comunicante (deudor) de que dichos bienes son necesarios los que producen los efectos señalados en el corto plazo que se determina, sin necesidad de entrar a valorar más al no establecerse un precepto que en tal sentido lo señale”. En sentido contrario, se posiciona el Juzgado de Primera Instancia nº 4 y de lo Mercantil de Jaén, en Auto de 25 de abril de 2014, que declara la incompetencia objetiva del juzgado mercantil para conocer del carácter necesario o no del bien, correspondiendo al juez de primera instancia que estuviera conociendo la ejecución . Esta decisión se fundamenta en la resolución en los siguientes términos: “al no haber concurso abierto, no contar con el título ejecutivo para valorar el carácter necesario del bien, no estar personado el ejecutante en este incidente, y que la nueva redacción del art. 568 LEC parece atribuirla al Juez de Instancia cuando dispone que no despachará ejecución cuando el demandado esté en situación de concurso o haya efectuado la comunicación del art. 5 bis de la LC respecto a los bienes necesarios para su actividad”. No obstante, este auto ha sido revocado recientemente por la Audiencia Provincial de Jaén (Auto nº 172/2014, de 26 de junio), al entender la Sala que ya que el Juzgado Mercantil es el competente para tramitar el expediente de comunicación, también debe serlo para determinar la necesidad o no del bien para la actividad del deudor. IV. Conclusiones Aparte de lo ya apuntado sobre la problemática suscitada en torno a la declaración de los bienes necesarios para la continuidad de la actividad profesional o empresarial del deudor, este nuevo mecanismo de protección en el marco preconcursal, sin lugar a dudas, contribuirá a mejorar el escenario del deudor a la hora de iniciar negociaciones para alcanzar un acuerdo de refinanciación de los previstos en el artículo 71.bis.1 y en la disposición adicional cuarta, un acuerdo extrajudicial de pagos, o para obtener una propuesta anticipada de convenio; pues propiciará una negociación más eficaz, evitando que los acreedores, en el momento en que tengan conocimiento de la situación de crisis por la que atraviesa el deudor, intenten ejercitar de manera apresurada la ejecución de garantías sobre determinados bienes, acelerando la situación de insolvencia del deudor. No obstante, hay que considerar también, que este apartado podría incrementar una mala praxis que, en algunos casos, se ha llevado a cabo por los deudores en el uso de esta norma, y es que, además de poder ser utilizada como una mera herramienta para ganar tiempo antes de presentar el concurso de acreedores, aun sin intención de alcanzar acuerdo alguno de los establecidos en el art. 5.1 LC, se podría utilizar como un mecanismo fraudulento para paralizar, con rapidez, las ejecuciones singulares. En definitiva, parece que la jurisprudencia menor, opinión que comparto, se está decantando por considerar que la competencia para declarar si un bien es o no necesario corresponde al juzgado de lo mercantil al que hubiera sido turnada la comunicación del artículo 5 bis LC. www.dictumabogados.com