Colombia – Tier 2 - Espacios de Mujer

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Traducción No Oficial
----------------------------------Colombia – Tier 2
----------------------------------Colombia es un país de origen de hombres, mujeres y menores de edad víctimas de explotación sexual, y
un país fuente y destino de hombres, mujeres y menores de edad sometidos a trabajo forzado. Grupos
en alto riesgo de trata interna incluyen a desplazados internos, afrocolombianos, indígenas
colombianos, colombianos con discapacidades, y colombianos que viven en zonas donde los grupos
armados ilegales son activos. El tráfico sexual de mujeres y menores de edad colombianos se produce
en el país. Las autoridades reportaron altos índices de prostitución infantil en zonas de turismo y zonas
de grandes industrias extractivas y organizaciones no gubernamentales (ONG) informaron que la
explotación sexual en zonas mineras suele involucrar a grupos delictivos organizados. Las ONG
informaron que los colombianos transgénero y hombres colombianos que ejercen la prostitución son
explotados en la modalidad de tráfico sexual en Colombia. Víctimas de trata en la modalidad laboral en
Colombia se encuentran en la minería, la agricultura y el servicio doméstico. Menores de edad
colombianos que trabajan en el sector informal, incluyendo vendedores ambulantes, también son
vulnerables a la trata laboral. Menores de edad y adultos colombianos son explotados a través de la
mendicidad forzada en zonas urbanas. Grupos armados ilegales reclutan a menores de edad por la
fuerza para servir como combatientes e informantes, para cultivar drogas ilegales, o para ser explotados
en la prostitución. Los grupos criminales organizados obligan a los colombianos más vulnerables,
incluyendo a personas desplazadas, a la explotación sexual y los obligan a cometer actividades
criminales, sobre todo para la venta y transporte de narcóticos ilegales y sirven como vigilantes o
sicarios.
Mujeres y menores de edad colombianos se encuentran involucrados en tráfico sexual en todo el
mundo, particularmente en América Latina, el Caribe, Asia, y Europa Occidental. Hombres y Mujeres
colombianas son víctimas de trabajo forzado- incluyendo en el servicio doméstico - en América Latina y
en un grado más limitado, el norte de África. Durante el año, hombres colombianos fueron identificados
en casos de trabajo forzado en Argentina en la producción de muebles y canastas, y ventas ambulantes.
En una medida más limitada, los menores de edad de los países vecinos fueron sometidos a trata sexual
y laboral en Colombia. Colombia es un destino para el turismo sexual infantil de turistas extranjeros
principalmente de América del Norte, Europa y otros países de América Latina.
El Gobierno de Colombia no cumple plenamente con las normas mínimas para la eliminación de la trata
de personas; sin embargo, está haciendo esfuerzos significativos para lograrlo. Las autoridades
continúan realizando campañas de sensibilización y de investigación y enjuiciamiento de casos de trata
transnacional. Las autoridades aumentaron el número de investigaciones sobre casos de trata laboral y
reportaron seis condenas relacionadas con el reclutamiento de menores de edad por parte de grupos
armados ilegales en 2013, algunos de los cuales pueden haber involucrado el reclutamiento forzado de
menores de edad. El gobierno ofreció a las víctimas de trata transnacional asistencia de repatriación y
asistencia de emergencia a corto plazo y proporcionaron servicios a los menores de edad víctimas de
trata con fines sexuales y de reclutamiento forzado por grupos armados ilegales. El gobierno no ha
demostrado un progreso concreto en la identificación de las víctimas dentro de las poblaciones
vulnerables, la prestación de servicios especializados a víctimas y judicialización y condena a los autores
de casos de trata interna. Las autoridades no trataron todos los casos internos de tráfico sexual y de
reclutamiento de menores de edad por grupos armados ilegales como trata de personas, lo que afectó
los esfuerzos para evaluar con precisión los esfuerzos del gobierno para identificar y asistir a las víctimas
y para investigar y judicializar los casos de trata. Los gobiernos departamentales carecían de suficientes
fondos, personal, o de la coordinación interinstitucional para brindar servicios especializados adecuados
a las víctimas de trata. El decreto de asistencia a las víctimas, requerido por la ley de trata del 2005 e
inicialmente redactado en 2008, quedó pendiente.
Recomendaciones para Colombia:
Proporcionar a más víctimas de trata de personas acceso a protección y servicios especializados
mediante el aumento de la financiación para refugios y servicios de reintegración, incluyendo a los
gobiernos departamentales y organizaciones de la sociedad civil, en parte a través de la promulgación
de un decreto de asistencia centrado en la víctima y la designación de fondos para su ejecución;
Incrementar la identificación proactiva, investigación y judicialización de casos de trabajo forzado y los
casos de trata sexual interna; Considerar la creación de unidades de fiscalía regionales enfocadas en la
lucha contra la trata, para aumentar la capacidad de la policía judicial de investigar los casos de trata
interna; Crear mecanismos formales para identificar víctimas de trata entre las poblaciones vulnerables
del país, incluyendo colombianos desplazados, y poner en práctica estas medidas; Mejorar la
coordinación entre los funcionarios del ministerio de trabajo, la policía judicial, los fiscales y
trabajadores sociales para asegurar que los casos sean identificados y referidos para investigación penal
y que las víctimas reciban atención integral y oportuna; Fortalecer la capacidad del Comité
Interinstitucional anti trata para recopilar datos precisos sobre todas las formas de trata y coordinar los
esfuerzos nacionales contra la trata en asocio con la sociedad civil.
Judicialización
El Gobierno de Colombia continuó procesando casos de tráfico sexual transnacional, pero realizó
esfuerzos limitados en contra de los casos de trata interna. La ley 985 prohíbe toda forma de trata de
personas y contempla penas de entre 13 a 23 años de prisión, multas y sanciones que son
suficientemente severas y proporcionales a las prescritas para otros crímenes graves, como la violación
sexual. Los casos internos de tráfico sexual infantil fueron generalmente investigados como inducción a
la prostitución y el proxenetismo, y algunos de estos crímenes llevaron penas más bajas que la trata.
La Fiscalía General mantuvo 143 investigaciones abiertas por casos de trata transnacional, incluyendo 21
relacionadas con casos de trata en la modalidad de trabajo forzado. El número total de investigaciones
de trata interna y judicializaciones iniciadas por el gobierno colombiano en 2013 es desconocido, debido
a que los casos de trata interna fueron investigados utilizando otros delitos. El gobierno inició 44
judicializaciones por casos de trata transnacional, un aumento de 18 judicializaciones conocidas en
2012. El gobierno condenó a 11 traficantes transnacionales sexuales y a un traficante de trata sexual
interna en 2013, un pequeño aumento desde el 2012. La condena penal oscilo de ocho a 10 años de
prisión, con al menos dos traficantes condenados, que cumplieron su condena mediante prisión
domiciliaria y pago de multas. La Fiscalía General inició 1.160 nuevas investigaciones relacionadas con el
reclutamiento de menores de edad por parte de grupos armados ilegales; estos casos se trataron de 586
víctimas masculinas y 257 víctimas femeninas. Tribunales colombianos publicaron seis sentencias
penales por el reclutamiento ilegal de menores de edad por parte de grupos armados ilegales en 2013;
el rango de las penas no fue conocido, y no estaba claro cuántos de estos casos implicó reclutamiento
forzado o el uso forzado de menores de edad. No fue claro cuántas sentencias fueron proferidas por el
reclutamiento forzado de menores de edad en el 2012. En marzo de 2013, la Corte Constitucional
emitió un auto ordenando al gobierno aumentar los esfuerzos de aplicación de la ley en los casos de
servidumbre doméstica, pero las autoridades no informaron sobre ninguna investigación o
judicialización por esa forma de trata de trabajadores o condenas de otras formas de trata de
trabajadores que no sea el reclutamiento de menores de edad por grupos armados ilegales. La Policía
Nacional de Colombia realizó dos operaciones de aplicación de la ley contra la trata en conjunto con un
gobierno extranjero en las que se realizaron 11 detenciones, y una investigación cooperativa de trata
transnacional, dando como resultado cuatro capturas, dos de las cuales dieron lugar a condenas.
Mientras que la ley colombiana penaliza todas las formas de trata de personas, las estructuras
gubernamentales no lograron reflejar este enfoque integral. La recolección de datos se mantuvo fuerte
en los esfuerzos de aplicación de la ley contra la trata transnacional pero fue desigual en los esfuerzos
contra la trata sexual interna y el trabajo forzado. Como en años anteriores, un fiscal manejo todos los
casos de trata transnacional para todo el país y se enfrentó a una carga de trabajo significativa. El
gobierno asignó sólo un fiscal en Bogotá para supervisar los casos de trata interna en la ciudad, sin
reducción de la carga de trabajo previa. Fuera de Bogotá, los fiscales locales manejaron los casos de
trata interna, así como los procesos por otros delitos. Muchos de estos fiscales tienen sobrecarga,
financiación insuficiente, y carecían de conocimientos sobre trata de personas. Los oficiales de la policía
colombiana informaron que los trabajadores sociales y otros funcionarios que interactúan con las
potenciales víctimas de trata, como menores de edad en explotación sexual con fines comerciales, no
siempre refirieron estos casos a las autoridades para investigación penal. En algunos casos, esto se
debía a que los funcionarios creían erróneamente que era permisible bajo la ley colombiana para un
niño de entre 14 y 18 años participar de manera independiente en el comercio sexual; cualquier menor
de edad incurriendo en la prostitución a beneficio de un tercero, incluso si es un miembro de la familia,
es una víctima de trata. Las autoridades colombianas no consideraron el reclutamiento forzado de
menores de edad por parte de grupos armados ilegales como trata de personas, sino más bien como un
crimen de guerra. Los menores de edad que se ven obligados a participar en la actividad criminal por
parte de grupos delictivos organizados, así como los menores de edad ex combatientes que no
abandonaron los grupos armados ilegales antes de cumplir los 18 años, no fueron incluidos
explícitamente en la definición de trata bajo la ley, y las autoridades no investigaron estos casos como
trata de personas.
En 2013, cientos de funcionarios incluyendo fiscales, funcionarios judiciales, policía, e inspectores
laborales - recibieron algún tipo de formación sobre la trata de personas, en algunas ocasiones a través
de asocio con organizaciones internacionales. Las autoridades investigaron a un concejal y a un
empleado municipal en el departamento de Antioquia por su posible participación en la explotación
sexual comercial de menores de edad; estos funcionarios siguieron trabajando mientras la investigación
procedió. El gobierno no reportó ningún enjuiciamiento o condenas de los empleados del gobierno
cómplices de la trata de personas.
Protección
El Gobierno de Colombia proporcionó servicios a algunas de las víctimas de trata, pero la atención a
víctimas a largo plazo fue insuficiente y los servicios especializados financiados por el gobierno fueron
limitados y no fueron más allá de la atención de emergencia. Algunos funcionarios del gobierno, entre
ellos los funcionarios consulares colombianos en el exterior y los funcionarios de inmigración,
reportaron haber recurrido a los protocolos establecidos para identificar a las víctimas de trata. El
gobierno no proporcionó evidencia de emplear eficazmente los procedimientos formales para identificar
a las víctimas de trata entre las poblaciones vulnerables en el país, como los desplazados, los menores
de edad trabajadores, o personas que ejercen la prostitución.
Organizaciones de la sociedad civil criticaron la capacidad del gobierno para identificar y ayudar a
víctimas de trata dentro del país, en parte debido a la frecuente rotación del personal responsable de la
coordinación de servicios para las víctimas. El Ministerio de Relaciones Exteriores identificó 60 víctimas
colombianas de trata en el exterior a través de sus embajadas y una organización internacional, en
comparación con 38 víctimas identificadas el año anterior. De éstos, 34 fueron víctimas de explotación
sexual, 23 de trabajo forzado y tres casos fueron considerados por el gobierno de Colombia como trata
de personas en la que las mujeres se encontraban en matrimonios serviles y sometidas a la servidumbre
doméstica. Catorce fueron víctimas masculinas de trata laboral y cinco fueron menores de edad víctimas
de trata sexual. Cincuenta y cinco de estas 60 víctimas fueron repatriadas en colaboración con una
organización internacional. El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), una institución
gubernamental, informó la identificación de 158 menores de edad en la prostitución y nueve menores
de edad en trabajo forzado; el gobierno no identificó a estos menores de edad como víctimas de trata.
Autoridades y una organización internacional identificaron 342 menores de edad desvinculados de los
grupos armados ilegales en 2013. De esta población, 228 eran niñas y 114 eran niños, entre ellos 227
menores de edad indígenas y 33 menores de edad afrocolombianos. El gobierno no informó cuántas
víctimas adultas fueron identificadas en el país.
Los funcionarios señalaron que la falta de lineamientos legales para la atención y protección de las
víctimas sigue siendo un reto significativo. La ley contra la trata expedida en el 2005 impuso un mandato
legal para la expedición de un decreto de protección de víctimas para asignar formalmente la
responsabilidad de servicios a las víctimas y para asignar fondos específicos. Este decreto fue elaborado
por primera vez en 2008, pero quedó pendiente al final del período del informe, aunque las autoridades
informaron que estaba en proceso de ser finalizado y que este debería proporcionar un presupuesto
para servicios a las víctimas a nivel local y una orientación clara para la identificación y asistencia a las
víctimas. Algunos funcionarios locales señalaron que, en ausencia de este decreto, no tienen el
mandato legal de proporcionar servicios dedicados a las víctimas de trata y no podían incluirlo en sus
presupuestos.
El gobierno proporcionó servicios de emergencia a las víctimas colombianas de trata explotadas en el
extranjero, así como los servicios para las víctimas de la trata interna de menores de edad, pero la
financiación para la asistencia especializada fue limitada. Funcionarios consulares colombianos
asistieron 60 víctimas colombianas de trata en el exterior durante el período del informe, en
comparación con 35 en 2012. Una ONG operó un centro de acogida de emergencia dedicado para
víctimas de trata, adultas, de ambos sexos, en la capital, y el gobierno colombiano proporcionó el
equivalente a aproximadamente $74.000 en fondos para apoyar el refugio, que sirvió de refugio
temporal a 46 víctimas colombianas explotadas en el exterior durante el año. El gobierno ofreció a una
organización internacional financiamiento adicional para servicios de repatriación y servicios de
emergencia a víctimas. Los gobiernos locales fueron responsables de la prestación de servicios más allá
de atención de emergencia, pero oficiales locales y organizaciones no gubernamentales, informaron que
los gobiernos locales no tienen una financiación específica o suficiente para proporcionar servicios
especializados.
Las organizaciones internacionales y las organizaciones no gubernamentales
proporcionaron la mayoría de servicios especializados a víctimas en Colombia; dos ONG informaron que
asistieron a un total de 46 víctimas de servidumbre doméstica en todo el país en 2013. Las autoridades
locales, ONGs y víctimas de trata todos afirmaron que la asistencia a víctimas financiada por el gobierno
no cumplía con las necesidades de las víctimas y que los servicios de reintegración, incluyendo asistencia
para la búsqueda de empleo, fue prácticamente inexistente. Los servicios para víctimas masculinas
fueron muy limitados, así como servicios especializados a las víctimas de trabajo forzado.
El ICBF operó centros que proporcionaron servicio de emergencia psicosocial, médica y servicios
jurídicos a víctimas menores de edad, de violencia sexual e informó que ha ayudado a 158 menores de
edad en la prostitución, aunque no reportó el número de estas víctimas que recibieron refugio
financiado por el gobierno durante el año. Las autoridades locales informaron que había una falta de
atención especializada para víctimas menores de edad de explotación sexual comercial más allá de la
atención de emergencia. En asocio con una organización internacional que recibe fondos de donantes
extranjeros, el gobierno asistió por lo menos 342 menores de edad reclutados por los grupos armados
ilegales y les proporcionó servicios médicos, psicológicos, y servicios de educación. De estas víctimas,107
menores de edad se quedaron en refugios temporales, 36 fueron puestos en hogares de acogida, 95
fueron remitidos a centros especializados para la atención operados por organizaciones no
gubernamentales y el ICBF, 84 fueron asignados a trabajadores sociales, y 20 fueron remitidos a otras
instituciones de protección. Las autoridades reportaron la falta de fondos y de personal calificado para
ayudar a estos menores de edad, y algunos funcionarios y ONGs informaron que los servicios
diferenciales, el trabajo de reintegración con las familias, y la formación profesional fueron inadecuados.
El gobierno alentó a las víctimas a colaborar en las investigaciones y judicializaciones de trata, y 35
víctimas lo hicieron en 2013, en comparación con 21 en 2012. Algunas víctimas fueron renuentes a
denunciar su explotación o testificar contra los traficantes por temor a represalias - incluyendo de los
grupos delictivos organizados involucrados en la trata de personas - o la falta de confianza en el
gobierno. El gobierno no proporcionó protección y seguridad adecuada para las víctimas que
participaron en las investigaciones en todos los casos. No hubo informes de víctimas encarceladas o
sancionadas de otro modo por actos ilegales cometidos como resultado directo de haber sido objeto de
trata. Sin embargo, informes de prensa indicaron que una ex-víctima de trata seguía en prisión en
febrero de 2014 por el testimonio del padre de otra víctima, que ahora está siendo investigado por el
testimonio fraudulento contra la víctima en prisión, así como por haber estado involucrado en el tráfico
sexual de su hija. No existió un mecanismo jurídico especializado mediante el cual el gobierno ofreciera
una visa o la residencia temporal a las víctimas extranjeras de la trata. Las autoridades informaron que
podían proporcionar a las víctimas extranjeras de trata permiso temporal para permanecer en el país
durante el proceso de investigación, caso por caso; sin embargo, las autoridades no han informado
haberlo hecho y no identificaron a víctimas extranjeras en 2013.
Prevención
El gobierno mantuvo algunos esfuerzos de prevención durante el año; el comité interinstitucional contra
la trata se reunió mensualmente, pero no produjo resultados tangibles y no concluyó el borrador de la
estrategia 2013-2018 contra la trata o el decreto de protección de víctimas elaborado inicialmente en
2008. El gobierno permitió a las ONG una mínima oportunidad de hacer aportes a los proyectos de
políticas. A medida que el gobierno trataba a diferentes formas de la trata de personas como delitos
distintos, y desde diferentes entidades del gobierno fueron responsables de responder a estos crímenes,
el comité interinstitucional de lucha contra la trata no siempre fue eficaz. El gobierno también mantuvo
una comisión interinstitucional para la prevención del reclutamiento de menores de edad y la
explotación sexual, que organizó proyectos contra el reclutamiento y campañas de educación dirigidas a
los menores de edad en las zonas de alto riesgo. En asocio con una organización internacional, los 32
departamentos de Colombia tuvieron comités de lucha contra la trata, pero estos grupos mantuvieron
diferentes grados de actividad y actores de la sociedad civil señalaron que algunos existían sólo en
nombre. El gobierno continuó financiando una línea telefónica de trata operada por el Ministerio del
Interior, que dio lugar a 14 investigaciones que adelanto la policía judicial y 18 investigaciones
manejadas por fiscales. Las ONGs informaron que esa línea telefónica no siempre fue contestada, y los
miembros del personal no fueron entrenados adecuadamente. Las autoridades llevaron a cabo
campañas y eventos de sensibilización contra la trata, frecuentemente en colaboración con
organizaciones internacionales y, a veces con fondos de donantes extranjeros, en los 32 departamentos.
El gobierno continuó con la realización de talleres con la sociedad civil para los representantes de la
industria de hotelería y turismo centrado en la prevención de la explotación sexual de menores de edad.
El gobierno no reportó otros esfuerzos para reducir la demanda de actos sexuales comerciales o trabajo
forzado. Las autoridades investigaron y procesaron a un ciudadano canadiense por explotación sexual
comercial de un menor de edad, pero no condenaron a posibles infractores de turismo sexual infantil.
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